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RELEYENDO A JUAN LUIS HERRERO DEL POZO 5

¿Resurrección? Me ha tocado a mí introducir este artículo de JL Herrero, precisamente sobre uno de los temas más difíciles de la fe cristiana. Me resistía a hacerlo pero no he podido negarme a colaborar en este proyecto, coordinado por Héctor Fariñas, de invitar a la lectura de textos de Juan Luis. Mi intento consistirá en ofrecer mis reflexiones personales a la luz del artículo que sigue, reflexiones que no tienen por qué ser compartidas.

Para llegar a conclusiones sobre el tema que nos ocupa, le daré más espacio a los preliminares que a la resurrección en sí misma, puesto que la resurrección es el colofón final de todo un trayecto vital, sin el cual se entendería aún menos, si cabe, la resurrección.

Tengo que confesar que cuando leí el libro de Juan Luis, comencé por el capítulo de la resurrección, primero porque es lo que menos he entendido nunca, y después porque pensé que esta cuestión debería haber sido para Juan Luis el más difícil de desmitificar, máxime cuando San Pablo y la Tradición cristiana lo han considerado el corazón de la fe. Y así comienza JL Herrero este artículo “Tema delicado donde los haya”. Eso no le impidió afrontar esta cuestión llegando a afirmar; “De ahí no puede depender nuestra fe”.

Muchos han afirmado que si no existiese la muerte, seguramente no existirían las religiones, ni necesitaríamos a dios alguno. No va muy desencaminada esta afirmación, dado que la resistencia a la muerte y, con ella, a reducir a la nada toda nuestra existencia vivida, ha sido desde los tiempos más remotos de la Humanidad. Hasta los animales huyen del peligro de muerte y /o de posible sufrimiento que ellos perciben desde su propio instinto. Al instinto de no morir, los seres humanos le añadimos la necesidad de supervivencia más allá de la misma muerte. Esto, trasladado a las religiones, toma otra deriva relacionada con mundos más allá de lo material, con dioses existentes fuera de nuestro alcance, con mitos, con creencias, o con fe que avalen esa intuición o necesidad humana de que nuestra muerte no sea el punto final.

Es por todo eso por lo que me pregunto, vivir para resucitar ¿no restará sentido a esta vida terrena que es la única que conocemos? ¿No dará más sentido la manera como la vivió Jesús que proyectarla tal cual más allá de la muerte? Nuestro anhelo de eternidad daría una respuesta negativa a esta pregunta. Todas las religiones han creado su propio cielo para después de la muerte aunque no hablen de resurrección aunque sí de reencarnación.

La fe cristiana tiene su origen en una persona real. Jesús era humano como cualquiera de los seres humanos, vivió, amó, sufrió y murió, pero también creyó en Dios, además en el mismo Dios de la religión en la que nació, el Dios de Israel. Por tanto estamos hablando de un ser humano religioso. En cambio no dedicó su vida a construir templos, a practicar ritos o a vivir desde o para aquella religión fosilizada con la que se encontró. Ni siquiera creó una nueva religión; más bien lo que hizo fue humanizar a ese Dios. Al proclamarse hijo de Dios y, desde “quien me ve a mí, ve a mi Padre” indicó a sus seguidores, que o bien la fe religiosa tenía sentido en función de unos valores que involucraran a un creyente en Dios, o, de lo contrario, esa fe era un absurdo en sí misma.

 Sus seguidores no entendían nada, y nada entendieron las autoridades religiosas de la época que, además, ordenaron su muerte sin más contemplaciones, a través de un juicio sumarísimo, como hereje.

Pero tras la muerte de Jesús algo fuerte les ocurrió a su discipulado cuando comenzaron a entender al Maestro. Será 70 ó 90 años después de la muerte y la resurrección cuando nos consta  por escrito su vida, su muerte y su resurrección. Y será el inicio de una larga trayectoria de teología cristiana presentada como indiscutible,  que interpreta  desde el comienzo, la resurrección de Jesús, como si se tratara de un hecho histórico, y por tanto, constatable y verificable. Está claro que fue desde los maravillosos, sugerentes y convincentes relatos de las apariciones como se llegó a la certeza de la resurrección, pero no es menos cierto que esos relatos fueron pensados desde la fe de sus entusiastas seguidores y seguidoras. Quienes lo escribieron evidencian estar fascinados  por la trasformación que se había producido en sus inmediatos seguidores y de sus fieles seguidoras.  Esa fe en Jesús y en su resurrección les abocó a una entrega incondicional al mensaje que habían visto y escuchado del Maestro. Ese mensaje vivificante no podía morir, y aquí entra el mito, maravilloso mito, que comprometía sus vidas enteras en la línea del Maestro, hasta el punto que se decía “mirad cómo se aman” y hasta el límite de comprometer su propia vida luchando por esta causa.

Dice Juan Luis: “La realidad de la resurrección de Jesús es real, sin que sea un hecho histórico empíricamente verificable aunque sí espiritualmente posible.” La fuerza que tuvo esa fe de que Jesús y su mensaje no habían muerto ni debían morir, produjo esa transformación espiritual-religiosa en todas aquellas personas que, como dice Juan Luis, hizo real un hecho imposible de constatar empíricamente.

Por tanto, nos adentramos en el mundo de la fe, respetable para todo tipo de interpretaciones, desde la resurrección real-física-material, hasta la resurrección espiritual-experiencial-esperanzadora de que nuestra vida, nuestro buen hacer, nuestro compromiso por humanizar la sociedad y las personas no desaparece con nuestra muerte, sino que queda aquí entre los beneficiados de nuestros actos, empujando la humanidad hacia su realización plena.

En este punto cada cual puede posicionarse donde decida libremente. Habrá muchos para quienes su fe en la resurrección de Jesús tal cual se ha aceptado por la Iglesia les resulte vivificante, y habrá quienes no lo necesiten para poder, desde la fe en le Jesús de la historia, seguir sus pasos en su compromiso vital, dando vida a otros y dejando vida tras de sí. Y esto sí que es válido y valioso para cualquier ser humano. Dice Juan Luis, “la formulación bíblica de aquella experiencia espiritual pascual de sus discípulas/os de la que arranca el cristianismo (y, por consiguiente, también mi espiritualidad personal), exige ser repensada (¿algo extraño en una cultura tan distinta a aquella?).”
PD. Tengo que reconocer que la Resurrección, como mito, es de lo más hermoso que se ha escrito en toda la literatura religiosa de todas las religiones.

* * *

¿Jesús resucitó? ¡Claro, como todos!

ATRIO, 08-Abril-2007    Juan Luis Herrero del Pozo

Así reza uno de los epígrafes de “Religión sin magia”. Tema delicado donde los haya porque la formulación bíblica de aquella experiencia espiritual pascual de sus discípulas/os de la que arranca el cristianismo (y, por consiguiente, también mi espiritualidad personal), exige ser repensada (¿algo extraño en una cultura tan distinta a aquella?). Lo que intento explicar es, en buena parte, algo ya adquirido en muchas teologías actuales, pero también constituye, creo con toda la cautela de una hipótesis de trabajo, un paso sugestivo adelante. Es Domingo de Pascua y quiero meditar en voz alta el sustrato sistemático de lo que anoche celebré. Y, dada mi parquedad emocional la computadora no es para mí un lugar de efusiones sino de reflexión.

1. En primer lugar, más que la repetición de lo trillado me preocupa que los agnósticos y ateos no se estrellen, una vez más, contra un muro dogmático y su Dios “milagrero” que realizó en Jesús aquel portento de pura sobrenaturalidad sin anclaje en “lo natural”. Para mí -y no es el momento de extenderme en ello- desde el “mito” preñado de sentido de la “creación” todo es natural y humano y “sólo cuanto más humano es más divino”. Lo que no quiere decir que sólo lo empíricamente verificable sea real. Salvo para los materialistas, claro.

2. La realidad de la resurrección de Jesús es real, sin que sea un hecho histórico empíricamente verificable aunque sí espiritualmente posible. Los “testigos” lo formularon – no tenían más remedio en su cultura- bajo el ropaje literario de ‘apariciones’ o visiones físicas. Como experiencia espiritual subjetiva de aquellos seguidores el filósofo J.A. Marina diría que no es universalizable, es decir, no es demostrable, del mismo modo que no lo son las apariciones de Lourdes (¡ni a golpe de milagros, por descontado!). Puede ser plausible y de gran carga vital (’por sus hechos los conoceréis’) pero no fuerzan el asentimiento que siempre se puede suspender.

3. La representación clásica de Jesús resucitado ‘esperando’ a que, al final de los tiempos, todos resucitemos con él tampoco forma parte del núcleo de nuestra apuesta creyente sino de su revestimiento mítico ¿Qué sentido inteligible tendría afirmar que después de la muerte, cuando ha concluido para cada uno el tiempo y se abre la eternidad, todos salvo Jesús habrán de esperar al final de los tiempos, hasta el valle de Josafat? Quien muere ya está en el final de los tiempos. De ahí que la resurrección de cada uno se solapa con su propia muerte: nuestra cotidianeidad ¡está poblada ya de nuestros seres queridos resucitados!

4. Es acrítico y pueril identificar resurrección con revivificación de un cadáver. Nuestros despojos mortales en su materialidad celular pueden pudrirse, ser quemados o acabar en la panza de un pez y éste en el de otro. Todas nuestras células se transforman, es decir, dejan de existir como tales irreversiblemente: ni Dios las puede devolver a la vida que fueron (no hace falta exigir a la fe que el círculo devenga un cuadrado).

5. Por consiguiente, lo de menos es lo del “sepulcro vacío” y que no se podrán encontrar jamás los restos mortales de Jesús. De haber sido sometido al proceso de momificación como un faraón podría en teoría ser encontrado y nuestra creencia cristiana no tendría porqué sufriría menoscabo ¿Qué diablos me importa lo que se dice estos días sobre la tumba del Maestro? ¡Y menos aún si se casó con la Magdalena y tuvieron un vástago!

6. Que Jesús haya resucitado no sería un acontecimiento insólito. Casi todas las culturas han contado con su eventualidad. De ahí no puede depender nuestra fe. Incluso, si se reflexiona sobre la hipótesis que propugno lo de Jesús no tiene porqué ser una excepción milagrosa.

7. No es que resucitemos todos porque Jesús resucitó. Otra cosa es que la experiencia de su resurrección dé SENTIDO Y HONDURA a su muerte y a la nuestra.

8. La hipótesis que manejo en mi libro -por supuesto no empíricamente sino filosóficamente como mejor comprensión de la muerte y del  “más allá”- afirma que la corporeidad, no en su sustrato celular que desaparecerá sin remedio, sino como constitutivo del ser humano- se va ‘trasvasando’ e integrando nuestra dimensión espiritual y es la sustancia de nuestra construcción como persona. Es decir, el cuerpo se va haciendo cada vez más “cuerpo espiritual”, “pneumatikós” (y no precisamente en la comprensión espiritualista tradicional de Pablo de Tarso, si es que ge la suya). La barrera de inteligibilidad de esta hipótesis no es superior al intento de explicación dualista neuronas-mente inteligente, cuerpo-alma, incluso permite reducir lo dual a lo uno (sin entrar en la dialéctica de lo Uno y lo Múltiple que es otro tema ya mencionado en este foro).

9. Sin extenderme más, esta hipótesis me consuela y me aclara la tensa contradicción de la vejez: progresivo e inexorable deterioro físico acompañado (aunque libremente) de un crecimiento como persona. ¿A que más de un vejete lo comparte? Pues eso, la hipótesis es plausible porque da sentido.

En estos momentos ¡están resucitando los pobres que se están muriendo ‘crucificados’!
La muerte no es la ‘última’ palabra. Los verdugos no la tendrán sobre las víctimas por mucho que todos seamos responsables de la ‘penúltima’.

55 comentarios

  • Gabriel Sánchez

    A ver Pepito, tu afirmación sobre la la expeculación es exacta ni tu, ni yo, por lo que lo que se afirme para ti o para mi es cuestion de Fe…Tu tendrás la tuya y yo la mia…

    Un sistema desordenado, tiende al desorden, sólo bajo la acción de un sistema ordenado, puede el universo, volver al ciclo desorden-orden-desorden…Por lo que es obvio, que existe una tendencia universal negaentropica…Un abrazo querido hermanito…y a ver si superas tu visión…fundamentalista de la fisica.- Gabriel

  • M. Luisa

    Sólo decirte, Pepe,  que  la filosofía se  sirve   de la ciencia  en el sentido que  ésta,  según avanza pone en crisis muchos conceptos de aquella haciéndola evolucionar. Yo,  que no me atrevería jamás  a reducir a mi manera,  para entenderlo, el  principio de indeterminación  recuerdo  sin embargo que lo traje a colación aquel día  para, simplemente,  fortalecer la idea  que expresaba sobre  la realidad física de las cosas,   la cual decía es indefinible. Tú,  como arquitecto estoy segura que conocerás  ampliamente los detalles y  todo el alcance  científico de tal principio  pero yo  en su valoración me serví de él   para actualizar conceptos.
     
    Por otra parte ahora  me viene a la memoria  que la conversación la   mantenías con el amigo Gabriel  a quien desde aquí le mando un saludo.

    Buenas noches, Pepe,  y no te preocupes.

  • pepe blanco

    Hola Mª Luisa.
     
    No querría haberte molestado aludiéndote en un comentario dirigido a otra persona. Hace días que pienso si escribir un comentario, que necesariamente tendría que ser algo extenso, sobre el principio de indeterminación de Heisenberg, que tan de moda parece haberse puesto en Atrio. Eso sí, manipulándolo y abusando de él hasta hacerle decir al pobre Heisenberg cosas que, con seguridad, nunca se le pasó por la mente decir; solamente para intentar aclarároslo un poquito, en la medida de mis posibilidades. Pero me pasa lo mismo que a ti, que tengo muy poco tiempo. Así que tendrá que esperar. Pero cuando lo escriba, si lo escribo, me dirigiré personalmente a ti, por si te vale de desagravio.
     
    Un saludo cordial

  • M. Luisa

    He notado, Juanel,  en tu último comentario, un poco de desplante y altivez hacia mí. No me parece mal  si eso  compensa  de algún modo  el agobio que,  según tú,  tiempo atrás hubiera  yo podido  ocasionarte a causa de un diálogo que se cortó.
     
    En cualquier caso, ya te digo no me lo tomo a mal, lo que ocurre es que  el tiempo del que dispongo  no dará  lo suficiente  creo como para   que  puedan quedar   despejadas las cuestiones que me planteas. Pero  sepas  amigo  que las  atiendo  con gusto aun después de haber desistido  en  realizar  estos días un trabajo    que realmente me ilusionaba.
     
    Entrando ahora  al fondo del asunto   parece ser   que, en algo sí con respecto a la realidad  coincidimos, pues  según  entiendo  dices que  la realidad  es aquello que se percibe por los sentidos  y sin pretensión alguna de definirla a este nivel  lo que sí  de entrada podemos decir   es que si la sentimos es  porque estamos  instalados en ella, aunque   no nos demos cuenta. Si no fuese así habría que pensarla  y  eso es lo que ha sucedido.    Como somos  seres   racionales   mejor  pensarla  con  lo cual al situarla     más allá de nuestra  aprehensión, la realidad se nos ha ido de las manos.   Esta ha sido la tendencia que ha prevalecido en la historia. La razón,  nota distintiva del hombre  ha venido operando en solitario desde antiguo, sin darnos cuenta de que,  al final la razón en efecto  se da en nosotros  pero quien nos la da son las cosas reales previamente  sentidas. Existe una hilaridad  entre los sentidos y la verdad. Hay que recuperar esta conexión.
     
    Hasta aquí supongo que te darás cuenta, y ahora doy paso a otro de tus interrogantes, que tratándose del sentir  no debe resultar   extraño que dijera  que los animales   comparten la realidad con nosotros. Lo sorprendente para ti fue  que luego  añadiera   que éstos  no se mueven en la dimensión de ella.
     
    ¿Qué quieres decir entonces? ¿En qué dimensión se mueven? Me preguntas. Pues bien, por sus estructuras, el animal,  el modo de habérselas con las cosas  le abre  a un medio  en el cual  siente la realidad  pero en  forma de estímulo. Estar en un medio es estar limitado  dimensionalmente respecto a la realidad, es lo que les ocurre a los animales.
     
    El hombre, en cambio, por sus estructuras   no está solamente abierto a un medio sino que está abierto a un  campo  y a un mundo; es el campo de lo real y  el  mundo de lo real. Tenemos ciertamente un medio  que, en cuanto aprehendido humanamente,  es lo que forma el campo de realidad. Y  a su vez  éste está trascendentalmente abierto al mundo  y ahí es  donde se da  el carácter dimensional de la realidad, es decir,    en cuanto ésta está sentida  por nosotros  intelectivamente. Un ejemplo que tal vez clarifique las ideas: Los sentimientos lo son porque son de realidad, sin ella no existirían y  según dice un amigo, sólo sentimentaríamos.
     
    Ya ves, Juanel,  cuánto discurso, eso sí sin la teoría de  cuerdas por en medio  pues  yo de eso no entiendo  y todo ello a  riesgo de que  alguna voz irrumpa llamándome la atención, pero en fin yo he cumplido.
     
    Déjame decirle, si acaso,  aquí mismo a Pepe Blanco que lo mismo que he hecho contigo  que ha sido responderte,  hice con él, al interpelarme,  no hace muchos días  reservándome para ello  tiempo de mi trabajo.  No me parece, pues,  correcto que  sorteándome   entonces,  me mencione   a su capricho   en comentarios  con otras personas.
     
    Saludándoos,   a los dos, cordialmente,  sólo me resta deciros  que  por un tiempo no  me será posible intervenir.

  • oscar varela

    Hola!

    ¿Cuál será esa R”EALIDAD” que se hace tan esquiva de defino-conocer, no?

    Yo voy notando que a medida que pasan los años-culturales
    el ser humano se va alejando de los “mundo/datos” sensibles con su parafernalia de inicialidad del conocimiento (los sentidos sensibles con su “nisi prius fuerit in sensu“).

    Cada vez más lo que decimos conocer
    * lo conocemos “de palabra
    * un poco menos “de imagen” (fotos o filmes)
    * casi nada (en proporción al volumen de n/conoc. actuales) “de tactu-visu“.

    Esto me pone en la pista de que el ser humano vive desde un mundo “de opiniones

    Ese mundo en hacemos n/vida es casi una Novela dramática de contrastes.

    No hay que ir nada lejos para percibirlo:
    ¡Acá! Esto es Atrio.org … y lo que pasa en tu casa … y lo que a c/u le pasa consigo mismo.

    ¿Tal vez, no?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Juanel

     
    Hola Mª Luisa
    Te explico porqué percibí en tu escrito una realidad diferente a la mía, que es para mí la que dices cuando la defines como aquella que percibes por los sentidos. Pero en tu escrito decías “las bestias forman, desde luego, parte de la realidad pero no parece sin embargo que se muevan en la dimensión de ella” ¿me quieres decir entonces en qué dimensión se mueven? Y además añades “la dimensión de la realidad le concierne al ser humano” Vamos a ver, yo conozco de la realidad más que las 4 dimensiones espacio- temporales y puedo aumentar a 11 por ser las necesarias para el desarrollo de la teoría de cuerdas, a éstas ¿añades de tu cosecha la dimensión humana?, o la dimensión de la realidad se refiere al universo conceptual del hombre, o el término dimensión tiene otro campo semántico que desconozco. Para aclararlo más que son dos realidades distintas dices que “el hombre se cierra a la realidad dándole forma de mero estímulo …. por los sentidos”, esta es la primera realidad; para la segunda dices: “(el hombre ) a veces se abre a ella para responsabilizarse a lo que la realidad le llama, es decir, a su propia formalidad” Perdona pero la propuesta de que la realidad llama a responsabilizarse de algo, nada tiene que ver con la primera, nada, y si tiene algo que ver me lo explicas, cuando quieras, como quieras y cuando te apetezca, y si no quieres pues tampoco pasa nada y tan amigos.
    Saludos cordiales

  • Carmen (Almendralejo)

    Por qué cuesta tanto hablar de la propia fe, de cuanto Jesús ha marcado en la vida única y personal de cada un* de l*s que aquí participamos, para intentar arrimar la brasa a la sardina propia con los argumentos de otras personas que ya pasarón, que tuvieron su entender o forma de ver, pero que solo son simple eslabón de la cadena que sigue creciendo pero no para quedarnos en el número X, sino que empecemos a decir y contar desde el nº que hacemos en ella.

    ¿Filosof*s, antropólog*s, teólog*s y cada persona sabe de la vida de Jesús, y aún más de D*s que cualquiera de l*s que aquí estamos sin tener que retrotaernos a cien años luz.

    Todo lo escrito está dejado con unos intereses de aquel tiempo, siguiendo la misma cuerda, en interés de lo que hasta hoy nos llegó.

    Mejor es hablar con palabras que podamos entender, aquellas que nos habla desde el corazón, y dejarnos seducir en la palabra sencilla y que balbucea lo que no necesita traducción.
    ¡Es lo que pienso, pero bueno, también puedo estar muym muy equivocada…!

  • M. Luisa

    Hola  Juanel,    ya viste   ayer mi  buena disposición hacia ti, sin embargo por más vueltas que le doy a tus preguntas , la verdad, no sé muy bien por donde cogerlas,   y aunque me adviertes que tus esquemas mentales  se escoran hacia el materialismo-ciencista, eso   no me ayuda    en nada,  al contrario me confunde si cabe  todavía más. No parece, pues,  que tus preguntas  las haya podido suscitar mi modesto comentario de ayer
     
    Jamás yo he intentado explicar la realidad  a nadie, ni mucho menos añadirle  conceptos a mi medida,  ni  tampoco  hablar de  la resurrección como si  de  un hecho  positivo se tratase. Se me eriza el pelo sólo de pensarlo.  Yo simplemente  con respecto a la realidad, siempre  me he limitado  a través de mi experiencia y siguiendo, no  un   esquema mental,  sino  una línea  apropiada de pensamiento  a describirla.  Y a describirla por supuesto,   a través de las cosas  con las que convivimos los humanos. Pero yo nunca he hablado de realidad alguna  que no pueda, tocar, ver, oír, oler, saborear,  experinciar, etc.,  y  no soy como tú, por cierto, materialista.
     
    Si me entretuve   ayer en un   análisis   antropológico, breve y fugaz donde los haya,   fue  precisamente porque en el artículo de portada,  Ana  hace   referencia  al instinto de muerte animal  como   punto de partida para   sustentar  desde ahí  la  presunta necesidad de supervivencia de los seres humanos y así enlazarlo como lo hizo  con el tema de la resurrección. Este planteamiento  aunque pueda sernos  útil en  cualquier   argumentación al uso,   esconde  a mi modo de ver un  error gravísimo  y muy  oscuro todavía al pensamiento. No es que el ser humano haya de añadir al instinto de muerte animal   una necesidad de supervivencia  más allá de la muerte  porque  entonces sí,  como  la propia Ana  reconoce, ahí  es donde  se abre  el   expedito  espacio a las religiones y los consiguientes mangoneos.
     
    La posibilidad de la resurrección  y todo cuanto en su    entorno   podamos decir   de ella,   nos viene dada  fundamentalmente por la realidad  misma ofrecida a los seres humanos en la  existencia,   y  nosotros  en tanto realidad  que somos, ser capaces de   actualizar su contenido     para  así  darle    inteligibilidad  en cada época.
     
    Saludos cordiales

  • pepe blanco

    Hola Gabriel Sánchez,
     
    – Me dices: “finalmente tu no estas Pepe en condiciones en absoluto de afirmar lo que paso o no paso, si es realidad o no, sino de especular sobre el punto…”
     
    ¿Y tú sí lo estás? ¿Estás en condiciones de afirmar lo que pasó? ¿Lo afirmas? ¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué lo sabes? ¿Tienes algún automóvil de esos que salen en las películas que te permita regresar al pasado y ser testigo de lo que sucedió con Jesús?
     
    – Leo con sorpresa que citas a Priogine. Cómo son las cosas, yo también he pensado citarlo en algún momento. Y lo citaré algún día, pero no creo que te gusten nada algunas de las cosas que decía, ni lo que se puede elucubrar a partir de las cosas que decía.
     
    En cualquier caso, lo que me parece de verdad asombroso es que afirmes que “Entonces el universo es entropico…tiende al desorden…Por lo que afirmar…categoricamente que un fenomeno no es posible es un mito y no una realidad”.
     
    Aunque no me resulta fácil entender cabalmente lo que quieres decir, entiendo que quieres decir que del Segundo Principio de la Termodinámica se sigue que no se puede afirmar categóricamente la posibilidad o imposibilidad de ciertos fenómenos.
     
    Si es eso lo que has querido decir, tengo que decirte que, en una facultad de Física, suspenderías la Termodinámica con un cero, pues si algo se puede afirmar a partir del Segundo Principio, es precisamente la posibilidad o la imposibilidad de cualquier proceso: si aumenta la entropía del universo, entonces es posible. Si disminuyera la entropía del universo, entonces sería, literalmente, imposible.
     
    – Naturalmente, todo eso poco parece tener que ver, de entrada, con una hipotética resurrección de Jesús. No obstante, si Jesús resucitó podemos suponer que es imposible que su resurrección disminuyera la entropía del universo, pues eso iría en contra del que, hasta el momento, es, probablemente, el más potente postulado de la Física, que ni la Relatividad ni la Mecánica Cuántica han modificado en lo más mínimo. Y si Jesús resucitó y su resurrección aumentó la entropía del universo, entonces no habría dejado de ser –desde el punto termodinámico- un proceso como otro cualquiera, sólo que todavía no identificado en sus variables termodinámicamente relevantes.
     
    – (Y, por cierto, pienso que estaría bien que dejarais de manipular a vuestro antojo el principio de indeterminación o de incertidumbre de Heisenberg. Esto no lo digo sólo por ti. También por Mª Luisa y otros participantes que lo han mencionado recientemente. Lo que vosotros mencionáis no es el Principio de indeterminación de Heisenberg, sino el principio de indeterminación de Gabriel Sánchez o el de Mª Luisa o el de… Por supuesto, estáis en vuestro derecho de formular vuestro personal principio de indeterminación. Pero es el vuestro, no el de Heisemberg. El de Heisenberg dice lo que dice, vale para lo que vale y se refiere a lo que se refiere. Y no tiene nada que ver con la manipulación que soléis hacer de él.)

  • Asun

    Gracias, Pepe S. por este relato tan lleno de vida. Detenerse observando a  los seres vivientes se aprende de nuestras propias necesidades, que nos hacen ser lo que ya somos, de lo que nos une en todo tiempo y lugar.  Vernos en el otro para a su vez verse reconocido en nosotros.

    Un fuerte abrazo.  

  • M. Luisa

    Te comprendo querido amigo, yo también a veces me he sentido  y me siento agobiada, pero estás en lo cierto,  necesitamos  pararnos de vez en cuando. Cuántas veces mi agobio consiste,  al contrario que el tuyo en la espera silenciosa de alguna pregunta que no se produce. Y todo  porque me doy cuenta   precisamente de la dificultad que entraña el  osar meter en un simple comentario una idea  que sostiene  el peso de cinco volúmenes.
     
    Por eso mismo, ahora,  te doy las gracias  pero  así que pueda atenderé a tus preguntas
     
    Un abrazo

  • Juanel

     
    Hola Mª Luisa
    Sí, te he leído demasiado aprisa y soy culpable sabiendo que leerte requiere “dos lupas” porque sé que, si mal no recuerdo, tus esquemas de pensamiento son distintos a los míos.
     
    Me gustaría para aclararme que me dijeses lo que entiendes tú por “realidad” y su contenido, en palabras que pueda entenderte, porque te recuerdo que mis esquemas mentales están muy escorados hacia el materialismo-cientista. Me gustaría disipar las dudas que tengo sobre la realidad que explicas no tiene nada de “meta”-física, sino sólo física, porque a mí me parece que deduces de ella proposiciones que escapan de su contenido. Recuerdo que tiempo atrás te dije cosas fuera de tono y te pido disculpas, y con razón te cabreaste conmigo. Al poco tiempo dejé de intervenir en el foro, me sentía agobiado y necesitaba descanso. ¿Influyó tu respuesta? bueno en parte sí, fue como la gota que colmó el vaso.
     
    Saludos cordiales amiga MªLuisa y un abrazo

  • pepe sala

    “Katia” no era una gata de las que se podría decir que era preciosa. Un extraño cruce entre siamés y gato callejero le daban un aspecto que se parecía poco a cualquiera de la razas ” puras”.
     
    Pero..¡¡ qué gran cazadora de ratones y topos !!  Era asombrosa cumpliendo su cometido de limpaidora de roedores del jardín, taller y patio.
     
    Un día cualquiera me llamaron a un trabajo de fontanería en una casa de campo. La señora era muy mayor y tenía pánico a las ratas que invadían su casa cada noche. La pobre mujer no conseguía dormir por el miedo y no sabía cómo salir de tan complicada situación que le estaba minando la salud.  Vivía sola.
     
    Se me ocurrió prestarle a mi gata “Katia” durante una semana para que ahuyentase  a los bichos de sus temores. Llevé la gata a la casa ( distante unos 5 km. de la mía) y la pusimos comida para que se quedase tranquila haciendo su trabajo.
     
    Al día siguiente, ” Katia” estaba en mi casa ( a saber cómo habría llegado entre montes y carreteras) y, la pobre, no sabía qué hacer para complacernos. Se retorcía en el suelo como una culebra y maullaba de una forma lastimosa. Enseguida me di cuanta de que la gata había creído que la abandonamos porque ” no se habría portado bien”. Nos costó un tiempo consolarla a base de cariño y caricias multiplicadas.
     
    Durante un tiempo ” Katia” multiplicó sus esfuerzos y cada mañana nos ponía en la puerta sus trofeos de trabajo. LLegó a ponernos 10 ratones en una sola noche. Los ponía exactamente alineados y exactamente paralelos entre sí. Todos ellos sin la cabeza.
     
    Bueno, no creo que Katia creyese en la resurrección ni en la reencarnación. “Katia” se sintió  ESTIMULADA porque creyó que nos había fallado de algún modo y nosotros le pretendíamos castigar echándola de nuestro lado. Difícilmente hubiéramos podido recuperar la confianza en sí misma y en nuestro cariño si, por su propio sentimiento de culpa irreal, le hubiésemos amenazado con castigos.
     
    Los animales no temen a la muerte.  Lo que más le puede dañar a un animal es la falta de cariño y comprensión y la negación de una simple caricia.
     
    ¿ A qué viene ésto?… Bueno, puede que me esté volviendo ” metafísico”.
     
    Salu2

  • M. Luisa

    Ya lo creo amigo Juanel que sería estupendo hasta incluso  extraordinario el que yo, pobre de mí,  pudiese probarte  la realidad de la resurrección!
     
    Pero  esto dicho así, junto  con las preguntas que me haces no parece desde luego  algo  que pueda venir derivado de mi comentario  anterior,  más bien pienso  que son preguntas  hechas por  cuenta propia como resultado, tal vez,  de haber leído con demasiada precipitación mi escrito. Si te detuvieras  un poco más en su contenido   ya te digo yo que podrías  aceptarlo sin ningún temor  porque en él no aparece ni pizca de sombra  metafísica.
     
    De todas maneras,  Juanel, así que encuentre  un espacio  libre  te responderé.
     
    Saludos

  • Juanel

     
    Mº LUISA, perdona por mi intromisión en tu comentario. Sólo dos preguntas. ¿es suficiente para dar sentido a la resurrección el sentir la realidad y abrirnos a ella, añadiéndole el hondo deseo de plenitud? Quiero decir, ¿es suficiente para incorporar la resurrección como un hecho a la realidad? La segunda pregunta: ¿qué quieres decir con lo de “responsabilizarse a lo que la realidad llama, es decir, a su propia formalidad”?
     
    Creo recordar que tienes un sistema de pensamiento complejo y que no me resulta fácil seguirte. Pero sería estupendo que pudieses probar que la resurrección sea tan real como la vida. Claro que si tu sistema está dentro de la metafísica, entonces es muy probable que no pueda aceptarlo. ¡Ah! Que yo no lo acepte carece de la más mínima importancia, pues yo no creo conocer la Verdad ni siquiera que mi sistema de pensamiento lleve a ella, sino que es mi modo de ver las cosas junto a otros sistemas con un grado de validez en principio semejante, mientras no se demuestre lo contrario.
     
    Para mí, mi creencia en la resurrección la fundamento en Jesús exclusivamente, porque él es evidente que creía en la resurrección y yo le doy credibilidad a todo cuanto él creía. Porque mi fe me dice que mi Dios es justo el Dios de Jesús, y pretendo acercar el mío tanto como pueda al suyo y en el tema de la resurrección también.

  • Juanel

     
    JAVIER y LUIS, perdonad que me dirija a vosotros y no hacerlo en general, ¿os molesta? Es que decís que os gusta o elegís la reencarnación en lugar de resurrección. A mí no me gusta. No me gustaría verme atrapado en el cuerpo de un ciervo asustadizo y elegante. Tampoco volver a nacer en el cuerpo de “otro” hombre, y digo otro porque necesariamente nace en otra sociedad, otro ambiente, otras relaciones. No me gustaría tampoco verme convertido en un “espíritu” si logro como decís salir de la rueda sin fin de reencarnaciones. Lo que a mí me gustaría es tener una segunda oportunidad, no de vivir “otra” vida sino la mía propia, con mi memoria, mi biografía y mi identidad o personalidad intacta, incluso con mi cuerpo de carne y hueso, biológico, tal como soy para reconocerme con facilidad y que mis conocidos y amigos me reconozcan sin esfuerzo. No me gusta que me cambien a otra cosa al menos sin mi consentimiento. Por supuesto quisiera un cuerpo sano, vigoroso, en plenitud de facultades físicas y mentales.
     
    ¿Por qué? Pues porque no he tenido tiempo ni oportunidad para conocerme y conocer a los que se relacionaron de algún modo conmigo, todo lo que hubiese sido necesario. ¡El tiempo se nos escapa tan rápido! Me gustaría haber podido conocer mi vida con el máximo detalle y la de las personas que he querido o las que me han interesado, para explicarme los desajustes, las equivocaciones, los errores, ……., para repararlas. Me gustaría reconciliarme con aquellos que se enfrentaron alguna vez contra mí, o dejaron de hablarme, incluso con los que me hicieron daño, para pedirle explicaciones pues nunca conseguí saber sus razones. También para pedir perdón a quienes yo les hice la puñeta intencionadamente o no. Quisiera comprender todo lo mío y lo de las personas que me rodearon para que pueda surgir entre nosotros la empatía mutua y podamos de verdad amarnos.
     
    Y yo creo que todo esto puede darse si resucitamos en el Reino de justicia, paz y amor anunciado por Jesús, en donde todo secreto será imposible de mantener oculto, y donde tendremos una segunda oportunidad para reconciliarnos y amarnos entre todos sin exclusiones, en ese mundo nuevo con un nuevo Cielo y nueva Tierra tan plenamente humano. Y yo creo que algún día todo esto llegará cuando el hombre haya alcanzado el final de la historia y vencido todo el mal y la muerte, la mía y la de todos, por la implicación profunda de Dios.
     
    A unos les parece mejor la reencarnación a otros la resurrección ¿qué más da? En definitiva sólo se trata de elecciones, pues la VERDAD sobre el más allá si lo hubiere, ¿quién puede saberla?

  • M. Luisa

    La resistencia a la muerte  ciertamente puede haber  sido uno de los factores  que impulsara a  los  seres humanos  a la necesidad religiosa de un dios  y el anhelo de supervivencia más allá de la muerte. Sí, en efecto, esto parece lógico. Sin embargo  puede verse la cuestión desde otro punto de vista. No  que desde una  resistencia a morir hayamos de fabricar un dios y una religión  y  además reforzando dicha  tesis  reflejándonos  en el comportamiento animal. Creo que el incentivo  a de bascular en otra dirección.  En una dirección en donde  más que  vernos conducidos por nuestros  temores  sea  por el  hondo sentimiento  de que un día ya no estaremos  y  que en este simple estar en que ha consistido la vida   no habremos  podido  alcanzar  una  comprensión cabal  de todo cuánto se nos ha sido dado en la existencia.
     
    Para ver con un poco  de claridad lo que quiero decir, es menester en primer lugar  darnos cuenta  de que,   los animales no es que   huyan del peligro de  muerte  porque ellos  no responden a significaciones  de realidades  sino meramente a signos.   Ellos huyen al responder a una serie  de estímulos en afección como por ejemplo,  les afecta el dolor-olor- sonido-miedo-  huída… huyen  y  todo ello como final de un proceso el cual como  término del mismo  la realidad  sentida por ellos  les ha  quedado adaptada   en  forma de estímulo. Algo de esto recordé   días atrás cuando dije que   las bestias forman, desde luego, parte de la realidad  pero no parece  sin embargo que se  muevan  en la dimensión de ella. La dimensión de realidad le concierne al ser humano
     
    Nos podemos  preguntar y qué relación  guarda todo esto con el tema que nos ocupa? Pues  yo creo que bastante  porque si reparamos en esta distinción caemos en la cuenta de que por experiencia  y  también  por la misma situación en la que se encuentra hoy  el mundo,  son más las veces que  el ser humano  se cierra a la realidad  dándole  forma de mero  estimulo  dentro del proceso mismo del sentir el cual compartimos con el animal,    que no las veces que se abre a ella  para responsabilizarse  a lo que la realidad le llama, es decir a su propia formalidad.
     
    Y tras este farragoso  preámbulo llega  el momento   de  preguntarnos ¿No será que nos estimula más una teoría sobre la resurrección  puesto que en ella se nos dice que hay otra vida  y tal seguridad es  a la vez estimulante, para seguir viviendo estimulados?  O   contrariamente   si el ser humano siente la realidad  de un modo real, el hecho de vivir sintiéndola sin comprenderla cabalmente,   no será  por tanto  ese hondo deseo de plenitud  lo que da sentido a la resurrección?
     
    Muchas gracias Ana, un abrazo

  • Luís Troyano

    “Supongo que el Dalai Lama habla de creencias, no de certezas, en esto de la reencarnación o de la resurrección …”
     
    Los maestros tibetanos hablan de certezas, porque han explorado el mundo del espíritu, y cuando hablan lo hacen desde lo que han experimentado. Soy yo el que se los cree.
    Desde la vida han podido ver la muerte. Porque vida y muerte es una dualidad, y el que alcanza la realización ultima, esta mas allá de toda dualidad.

  • Luís Troyano

    Javier Renobales Scheifler:

    Debes de saber que el budismo lo que propugna es escapar de la rueda del nacimiento y de la muerte, yo simpatizo con el budismo, y se íntimamente, que a medida que mas lo conozca en profundidad, seré mas budista.
    Pues bien, cuando alcanzas la iluminación ultima, con palabras caseras te lo digo, ya no tienes porque aparecer en este mundo de sufrimiento, te reencarnas si quieres, pero para ayudar a tus semejantes, o hermanos. ¿Dónde está la resurrección?. Mueres y ya no hay cuerpo, eres espíritu con el Espíritu.
    Como “aviso a navegantes” digo que se puede ser budista y cristiano, simultáneamente. Otra cosa son los dogmas de “obligada creencia”.

  • Luís Troyano

    Ana Rodrigo:
     
    Todo lo metafísico está mas allá de lo físico, o sea, de lo objetivo. Pero tienes razón, desde mi pobre punto de vista (y lo digo de verdad), en que lo subjetivo no tiene porqué ser indemostrable, con esto me rectifico.
    Lo subjetivo puede demostrarse pero por apreciación intersubjetiva, únicamente.
    Es decir, por ejemplo: los maestros en las subjetivas matemáticas, son los que aprueban o rechazan. Los que dicen que es valido o no, en su campo.
    Por esa regla de tres simple, lo único que vale de la teología, es lo consensuado por los teólogos…, Creo que este consenso es: que no saben nada de Dios…

  • Javier Renobales Scheifler

    Luis Troyano,
     
    ¿Reencarnación en lugar de resurrección? ¿Cuántas veces? (hijo mío, nos preguntaba el confesor, cuando éramos más pequeños)
     
    No puede haber un número infinito de reencarnaciones, supongo que en eso estamos de acuerdo.
     
    Tras la última reencarnación, una vez conseguida la meta que persiguen las reencarnaciones ¿no crees que habrá resurrección de la persona que tú mismo serás cuando mueras?
     
    Supongo que el Dalai Lama habla de creencias, no de certezas, en esto de la reencarnación o de la resurrección …

  • Juanel

     
    A lo largo del día y sobre todo en el momento fuerte de la oración yo tengo la sensación de que Jesús está a mi lado. Sé que “Jesús vive”. Ni siquiera me deja cuando yerro o peco, está ahí mirándome, y siempre digo que es mi mejor amigo, mi compañero. Esta experiencia subjetiva o espiritual mía se la cuento a mi mujer, a los amigos que comparten mi fe, a vosotros,… porque sé que la entendéis, pero no se me ocurre contarla a los que no comparten mi fe. Yo no baso mi fe en estas experiencias espirituales subjetivas personales, soy demasiado materialista- cientista para pasar a verme y mostrarme a estas alturas como un místico iluminado. Mi fe tampoco se basa en unos principios (amor, justicia, paz….) o en los valores que defendió Jesús de Nazaret como maestro de ética. Yo lucho por la causa del Reino por mi fe en Jesús y no al revés aunque también, pues la causa del Reino potencia la fe en Jesús. Mi fe se basa en una persona histórica, que vivió en la Judea del siglo I, verificable empíricamente tanto como cualquier otro de su tiempo. Por esto puedo hablar con los que no tienen fe sobre Jesús y a partir de él sobre mi fe.
    Si la vida y obra de Jesús puede investigarse y comprobarse mediante documentos históricos, tanto o más fiables que otros documentos de antigüedad similar, pues yo quisiera que fuese tan empírica o históricamente verificable la resurrección de Jesús como su muerte. Es decir que el relato de la vida de Jesús histórico no acabara en la cruz sino en la resurrección. ¿por qué? ¿qué añade la resurrección como hecho histórico a la vida de Jesús y a la fe? ¿no basta con la experiencia espiritual? Pues no, si interpreto la resurrección como irrupción de la trascendencia en la vida cotidiana me resulta no sólo un milagro, sino un hecho supermágico.
    Para mí la resurrección histórica añade un adelanto de la plenitud humana (no de la trascendencia de Dios), como algo real verificable empíricamente, que sucederá en el futuro, al final de la historia humana en este mundo nuestro. Los relatos evangélicos de la resurrección de Jesús son demasiado eficaces como descripciones narrativas para descartarlos como no históricos. Yo creo que lo que nos cuentan no es una experiencia espiritual subjetiva y menos una exaltación colectiva de revivificación de la fe en Jesús crucificado, sino una serie de hechos históricos que los descoloca totalmente. Si el problema es la nula credibilidad científica, pues opino que debemos hacer un esfuerzo con la Ciencia para que puedan tener estos hechos históricos la posibilidad de no contradecirla y no cargarnos la interpretación empírica de la resurrección que es la más próxima a lo que allí ocurrió. Si mi fe en Jesús se basa en la persona histórica de Jesús la resurrección también tiene que serlo, pues con ello confirma que el Reino de Dios será una realidad empírica en el final de la historia humana.
    Apunto que científicamente podría haber ocurrido un lapsus temporal, es decir, un traer el futuro al presente, pues el juego con el tiempo no está en contradicción con la Ciencia. Si el objetivo de la Ciencia es el conocimiento y control completo de nuestro entorno y a esto añadimos el mandato de Dios en el Génesis de dominar la Tierra, pues quizás en el futuro lo consigamos y podamos jugar entonces con el tiempo efectuando lapsus o saltos temporales. Ahora no son posibles pero ¿quién puede negar científicamente y con seriedad que en un futuro lejano no podamos hacerlo?

  • Santiago

    Pepe Blanco,   yo tambien creo que la Resurreccion es el triunfo de la esperanza trascendente y por tanto del mensaje salvifico, que fue el proposito del encuentro de Cristo con nuestra humanidad….Siempre he admirado la forma en que te expresas que refleja tu cultura y tu pensamiento….Sobre todo estoy de acuerdo de la importancia de la mistica….Ya los misticos experimentales como Teresa de Avila, Juan de la Cruz y Taulero, ponian a la mistica como la etapa final del desarrollo normal de nuestra espiritualidad….Por lo tanto, TODOS estamos llamados a esta etapa contemplativa donde nos uniremos con el Misterio…Si es que la misma vida y su comienzo es un misterio…tambien lo misterioso llega a su climax en esta union final..La mistica es el potencial que llevamos dentro desde que nacemos hasta que morimos….Que lleguemos o no a esta contemplacion de lo sagrado no nos impide NO aspirar a ella…Y es verdad – es decir- hay un SI a tu primera pregunta…es el hecho (no la hipotesis) de la Resurreccion lo que alimenta la mistica de los cristianas y no al reves…Porque este hecho -como hemos visto- fue narrado y vivido por la primitiva iglesia desde el mismo dia en que ocurrio…la comprobacion palpable fue en el cuerpo del Resucitado..las apariciones no fueron alucinaciones por la presencia de un fantasma…porque ocurrieron a diferentes personas…en diferentes situaciones…en un grupo de 500..en un fariseo, doctor de la ley mosaica y perseguidor de los cristianos….los incredulos testigos no formularon ninguna hipotesis, sino que comprobaron por ellos mismos la realidad, palpando, viendo, compartiendo con el Resucitado..y se transformaron por eso en predicadores del triunfo de la Resurreccion….y por eso fueron perseguidos y murieron martires…
    A pesar de ello, la persona de Cristo, aunque historica, es el motivo VERDADERO de nuestra  la FE, de la fe de los cristianos…No se niega ni la existencia de su Persona, ni los acontecimientos que sucedieron mientras vivio en este mundo…Pero SI podemos aceptar su divinidad o no…En esto consistia la predicacion apostolica, en predicar la verdad de la identidad de Cristo, como persona divina…Los 4 evangelistas canonicos y las epistolas de S. Pablo, que recogen la tradicion oral apostolica por escrito, no variaron para nada su sobrio y sencillo estilo despues de la muerte de Cristo, expresando la misma sinceridad cuando narran el hecho de  Resurreccion de Cristo que cuando describen las bodas en Cana de Galilea…Ellos narraban una verdad ya conocida en la iglesia…y no querian, ni podia deformarla…querian exponerla como existia desde el principio….Por eso la iglesia mantuvo que solo estos manuscritos eran lo que eran dignos de creerse y de leerse porque reflejaban mejor la verdad del mensaje…un cordial saludo   de Santiago Hernandez 

  • Gabriel Sánchez

    Bien mi querido ingeniero, o arquitecto no recuerdo que eres… Te dire…entiendo tu impronta cultural…que considera inferior al comentario por estar más abajo, sin embargo, debería saber que todo depende del punto de referencia, tal vez lo que tu consideras más abajo, propio de tu punto de referencia cultural, no sea el abajo, sin este a la misma altura…
    Luego ya que te interesa el pensamiento de Benedicto XVI…te lo cuento…
    “Si por una vez podemos utilizar el lenguaje de la teoría de la evolución la resurrección de Cristo es la mayor mutación, el salto más decisivo a una dimensión totalmente nueva jamás ocurrido en la larga historia de la vida”, afirmó Benedicto XVI

    Ahora supongo que te interesa el mio…bueno voy a tratar de ilustrartelo con el pensamiento de algunas personas con las que coincido…

    La resurrección revela todo el vigor de esta vida sacrificada.
    Ella no fue vencida; fue introducida en la suprema plenitud de la vida divina. La resurrección representa la realización de lo que el Reino de Dios significa. El proyecto de Jesús no fracasó, ni permaneció como mera promesa y profecía: se realizó en el crucificado. Por eso ahora es el Viviente, el que tiene las llaves de la muerte y del infierno’ (Ap 1, 18). Con otras palabras, Cristo aparece como el vencedor de la muerte; lejos de exaltar la cruz y el sufrimiento, vino a destruir su imperio. Si Cristo murió y resucitó fue para ser señor tanto de los vivos como de los muertos (Rm 14, 9). La redención de Cristo es una victoria y restablece el señorío de Dios sobre su creación dominada por fuerzas siniestras. No es, en primer lugar, una expiación, un rescate o una reparación. Es una liberación de la, muerte hacia, el reino de la vida y de la libertad. (Leonardo Boff – http://www.redescristianas.net/2006/04/20/via-crucis-de-la-resurrecionleonardo-boff/

    Esta situación mayoritaria de la humanidad hace del recuerdo del crucificado algo connatural y exige ese recuerdo para que la resurrección de Jesús sea buena noticia concreta y cristiana, y no abstracta e idealista. Por otra parte, son estos crucificados de la historia los que ofrecen la óptica privilegiada para captar cristianamente la resurrección de Jesús y hacer una presentación cristiana de ella. Esto es lo que pretendemos hacer a continuación: concretizar cristianamente algunos aspectos de la resurrección de Jesús desde su realidad de crucificado, lo cual, a su vez, se descubre mejor desde los crucificados de la historia. (Jon Sobrino)
    Hablo desde mi fe en la resurrección y, por tanto, primariamente a los que tienen una fe en la resurrección, pero quizá mis confidencias puedan prestar alguna ayuda a quienes no creen en la resurrección ni en un “más allá” de esta vida para cada uno de nosotros. Porque yo tengo una fe profunda (a la vez que humilde y temblorosa), pero no una seguridad fanática de la “Resurrección” en general, y menos aún de mi propia resurrección.
    Trataré, pues, de explicar cómo vivo yo (creyente en Jesús de Nazaret y en el Dios en que él creía y a quien llamaba “Padre querido”) cómo vivo yo -repito- la cercanía de mí muerte, ante la que no quiero cerrar los ojos.
    * * *
    Y, en primer lugar, quiero decir que creo en la resurrección de Jesús de Nazaret con mucha mayor fuerza y firmeza de lo que creo en mi propia (futura) resurrección. Y además me parece que soy sincero cuando digo (y creo experimentar) que la resurrección de Jesús me importa mucho más que mi propia resurrección. Tengo en esta última una humilde y modesta esperanza que me da paz y gozo, pero no un afán angustioso de que tenga lugar.(José Maria Diez-Alegria)…

    Un naturalista afirma que lo que la ciencia obtiene no son las cosas mismas sino las relaciones que existen entre las cosas. Fuera de estas relaciones no hay una realidad que conocer. Emilio Morselli va más lejos y afirma que lo único que el hombre conoce son las relaciones que se dan entre los hombres y las cosas. (Fragmentos de la monografia de Mario Bunge “El conocimiento cientifico- epistemologia” http://ateosteistas.com/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=295:epistemologia&catid=36:articulos-&Itemid=65

    Obviamente el autor de la monografia, lo plantea como una corriente epistemologica que yo comparto en parte… 
      El metodo cientifico supone la observación y experimentación, de acuerdo al principio de incertidumbre de Heisenberg, la interacción que supone la observación y experimentación cambia la realidad que estudia…Por lo que las leyes que pretenden esplicar toda la realidad, explican solamente, aquello que tenemos la capacidad de percibir de la realidad…

    En un brillantisimo y pedagogico artíuculo El lenguaje y la teoria del Caos, de Natalia Bondarenko Pisemskaya
    http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1012-15872007000200004&script=sci_arttext
    Veamos lo que nos dice…
    En el nivel macroscópico, la nueva interpretación del segundo principio de termodinámica (descubierto por Carnot y Clausius e introducido por Boltzmann y Gibbs), la cual anuncia el principio de degradación irreversible de energía en cualquier parte del Universo donde haya trabajo y transformación.
    2. En el nivel microscópico, el descubrimiento de la doble identidad del quantum de energía, dividida entre corpúsculo y onda, hecho por Max Planck, el cual demuestra el desorden constitucional de todo ser físico.
    3. En el nivel cosmológico, la expansión del Universo, evidenciada por el desplazamiento hacia el rojo de la luz emitida por las galaxias, descubierta por Hubble. Una irradiación isótropa fósil confirmaba que la expansión del Universo es fruto de una catástrofe inicial De esta manera se derrumbaron los tres pilares fundamentales del positivismo y la idea del Universo mecánico, ordenado y eterno quedó desplazada por la del Universo desorganizado en expansión, cuyo origen fue una catástrofe primaria y cuyo fin es inminente…Igualmente, Prigogine estableció que el desorden no sólo precede al orden sino que también es posterior a él, ya que todo sistema, de acuerdo con el segundo principio de la termodinámica, tarde o temprano se desintegra. Entonces el universo es entropico…tiende al desorden…Por lo que afirmar…categoricamente que un fenomeno no es posible es un mito y no una realidad, sobretodo, si podemos mediante lo entregado por los testigos, e incluso por quienes creemos en la resurrección hoy…los efectos que causa…pero no estudiarlo en el sentido cientifico es una temeridad en el actual estado de la ciencia…Luego…un mito es parte de la realidad…finalmente tu no estas Pepe en condiciones en absoluto de afirmar lo que paso o no paso, si es realidad o no, sino de especular sobre el punto…Finalmente, la persona no es sólo interioridad, es un ser social y lo humano, se humanice en relación con otros, ese es el principio de la comunidad…es el mensaje de Jesús, que vivo, para predicar el Reino…que es sobretodo una transformación de la persona, su realidad y sus relaciones…Y finalmente el tema lenguaje, el lenguaje, es importante porque con ello nos comunicamos…claro a menos que para este mal que los seres humanos nos comuniquemos en Resumen como te gusta a ti…Yo con Boff, Sobrino y Diez-Alegria, creo en la resurrección…Un abrazo a todos- APROVECHO PARA DECIR, QUE BUENA PARTE DE LA MOTIVACIÓN DE LA LUCHA Y DE LA VIDA…EN ESTAS TIERRAS, TIENE QUE VER CON LA ESPERANZA DE QUE LA JUSTICIA Y LA VERDAD VENCERAN, LA RESURRECCIÓN FORMA PARTE DEL SER PROFUNDO DE MUCHOS GRANDES LUCHADORES Y CIERTAMENTE LOS QUE INTEGRAN LAS COMUNIDADES DE BASE Y CIERTAMENTE LOS TEOLOGOS D ELA LIBERACIÓN …Gabriel

  • ana rodrigo

    Luis Troyano, dices: “Sabes mejor que yo, que todo lo metafísico es subjetivo, por indemostrable. Luego puede ser algo, verdad para unos y mentira para otros. Es cuestión de creencias, ese terreno pantanoso e inseguro”.
     
    Yo pienso que lo metafísico no tiene porqué ser siempre subjetivo, y lo subjetivo no tiene porqué ser indemostrable. Aparte, están las creencias, pero no domino estas materias como para que alguien me pida explicaciones a lo que acabo de decir, puesto es como que me parece que esto puede ser así.
     
    Respecto al tema de la resurrección, he dicho todo lo que pensaba (no lo qque sé, que no sé nada) sobre el tema, me complace leeros  pues me gustan muchas de vuestras reflexiones, que aprovecho para agradecéroslo.

  • Luís Troyano

    Sergio Zalba:
     
    Muchas veces discutimos a partir de una expresión, porque cada cual entiende de forma diferente esta expresión.
    Así, resurrección de Jesús, yo lo asocio al sentido que le da la ortodoxia oficial Católica, y entonces no lo encuentro razonable ni plausible.
    Me parece muy razonable tu posicionamiento, frente al materialismo. Este materialismo nos dice que con la muerte todo se acaba, y tu ves plausible que no, que haya algo mas. En esto coincidimos plenamente. Lo que ocurre es que donde tu pones resurrección, yo pongo reencarnación. Pero por muy plausibles que sean resurrección y reencarnación, no dejan de ser creencias.
    Yo personalmente me creo a los tibetanos, con su profundo y milenario saber. En concreto he leído dos veces “ El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte” de Sogyal Rimpoché”, con prologo del Dalai Lama, y es lo que mas razonable encuentro. En el libro pormenoriza los pasos que damos tras la muerte, impresionante…
     

  • pepe blanco

    Gracias Asun, por hacer que me sienta por lo menos algo comprendido.

    Escribí mi primera intervención en este debate porque el tema de la resurrección de Jesús me parece paradigmático de lo que vengo queriendo decir.

    – ¿Es la hipótesis de su resurrección lo que alimenta la mística de sus seguidores o es la mística de sus seguidores lo que alimenta el discurso sobre su resurrección? Naturalmente, desde el cristianismo oficial se afirmará lo primero: la resurrección postulada de Jesús es el manantial de la fe auténtica, de la fe no vana (en esto, San Pablo fue muy claro).

    – Sin embargo, la mística de muchos millones de seres humanos, alimenta un discurso diferente sobre lo que sucede después de la muerte: al menos desde algún punto de vista, el discurso sobre la reencarnación de los seres vivos parece más equitativo que el de la resurrección, aunque no está exento de problemas lógicos. Por ejemplo: se puede entender que un malvado se reencarne en un murciélago, o que una malvada se reencarne en una asquerosa tarántula. Lo que ya no se ve tan claro es que una medusa pueda reencarnarse en una buena mujer o un sapo repugnante en un buen hombre, salvo que otorguemos a los bichos cierta capacidad ética, lo cual, a mí personalmente, se me hace difícil de asumir.

    – La mística de muchos otros millones de personas alimenta un discurso para el más allá lleno de huríes, dátiles y miel.
    – La mística de Juan Luis Herrero, si no estoy equivocado, parece elaborar un discurso sobre la corporeidad espiritual, del que habló en el pasado largo y tendido.

    En fin, que cada vez veo más claramente que es precisamente la capacidad mística de los seres humanos el manantial de todos esos discursos y otros muchos. Discursos sobre los cuales seguiremos discutiendo, pues tan universal como la necesidad de los seres humanos de verbalizar su mística, parece serlo también la tendencia a convertir esas verbalizaciones en ontología, en cosa cierta, real, inevitable, sin caer en la cuenta que no tienen más valor que el de una metáfora más o menos expresiva o sugerente.

  • Luis Cobiella Cuevas

    Alguna vez he pensado que no resucitó Jesús porque no tropezamos con él: que no resucitó para estar escondido, ni custodiado, ni en custodia.
    Pienso de fijo que sí resucitó porque nos tropezamos con él, según dijo: está en los que tienen hambre, les falta hogar, carecen de justicia, y allí está (más de 2000 años lleva) esperando que se le atienda. Quien cree a Jesús cree que es una buena razón para resucitar: ser atendido en su necesidad. Él lo dijo: “lo que hagáis me lo estáis haciendo a mí”; otra cosa es que quien no crea a Jesús no crea eso.

  • Sergio Zalba

    Para mí, estimado Luis, decir que “Jesús resucitó, como todos…” no es una cuestión de creencias, sino de plausibilidad.  Ante la imposibilidad de demostrar tanto el acabamiento del ser como su continuidad al momento de la muerte, me resulta más razonable pensar en lo segundo. A eso llamo -quizá impropiamente- ‘resurrección’.

  • Asun

    Hola Pepe,
     
    Como explicas en este segundo comentario, entendí el primero, aunque como se ha visto ha creado cierta confusión.
     
    El  “más profundo sentir” del que hablas creo, como dices, que es lo importante junto con la vida a modo coherente a la que impulsa. El cómo se verbalice tiene la importancia que queramos dar a las ideas y formas de expresar que de ello se desprenden, y parece que es  a esto, lo de menos, a lo que le estamos dando demasiada meticulosidad fatua, a  veces, con enfrentamientos y polémicas inútiles. Un rizar los rizos.
     
    El “más profundo sentir” genuino se queda sin palabras y sin argumentos,  no hay posesión alguna, no tiene nada que justificar,  ni ser justificado,  porque todo ya se es dado en ese sentir, no dejando nada fuera en el todo regalado.
     
    Un abrazo.

  • Luís Troyano

    ANA:
     
    Sabes mejor que yo, que todo lo metafísico es subjetivo, por indemostrable. Luego puede ser algo, verdad para unos y mentira para otros. Es cuestión de creencias, ese terreno pantanoso e inseguro.
    Si a mi me dicen que Jesús resucito, como todos. Me parece una mentira tonta, pero allá cada cual.
    Por lo demás tu post, sin compartirlo todo, me parece muy acertado. Sobre todo, lo que dices del miedo a la muerte, que nos hace ser religiosos, porque la religión nos ofrece, el “bálsamo de fuerabras”, contra esta muerte.
    Un afectuoso saludo

  • pepe blanco

    Lamento que las dos personas que han aludido a mi comentario inferior (el de más abajo, cronológicamente anterior a este) hayan obviado lo que, para mí, era la idea central del mismo:

    ¿No es lo importante el “más profundo sentir” de las personas? ¿No es eso mucho más importante que cómo verbalicen ese profundo sentir? ¿Será el más profundo sentir de Benedicto XVI diferente al más profundo sentir del Dalai Lama, o al más profundo sentir del imán “mayor” de la Meca? (es un decir, no sé si hay un imán “mayor” en la meca)

    Si sus más profundos sentires no son iguales, ¿qué es lo que los diferencia? ¿Acaso las palabras son anteriores al más profundo sentir, de tal forma que tienen la potencia virtual de provocarlo, de autentificarlo, de validarlo como profundo sentir?

    ¿No es mucho más sencillo postular que es justo al revés, que lo primero es ese “profundo sentir”, que en un momento posterior busca desesperadamente alguna verbalización para ofrecerse, para comunicarse a los demás? 

  • Gabriel Sánchez

    horror…iletrado….

  • Gabriel Sánchez

     En primer lugar lamento que mi humilde intervención haya hecho que dos personas que aprecio y respeto, hayan cruzado argumentos…Pero Pepito, es mi más profundo sentir el que puse en esas conceptualizaciones y palabras, con honestidad y sinceridad, sin intención de imponer, ni de descalificar las ideas de otro…

    Con la misma honestidad, te dire que parto muy humildemente (como iletrada sudaca que soy), de que el postulado modernista de que la ciencia, explica el universo…muy humildemente lo digo, creo que esta superado…Gabriel

  • Héctor

    No dejo de dar vuelta esto días a algo que yo entiendo como  instrumentalización de la resurrección.
    La teología clásica y el hecho mismo de la revelación  se basan en los dos pilares de la profesía y los milagros. Cuando el argumento profético va perdiendo fuerza y los milagros son cada vez más rebatidos por la ciencia hace falta un milagro muy grande  que nadie pueda rechazar.  Ese milagro sería por lo tanto el gran argumento de la fe y de toda la religión, la resurrección de Jesús.

    San Agustín dijo alguna vez que el revuelo que se armó alrededor de la resurrección de Lazaro había dado más valor al suceso  milagroso  que al hecho portentoso de que Lazaro había sido creado. El Obispo de Hipona intuía que en el hecho creador había una profundidad que se había perdido. 

    Para Jesús la experiencia vital de la creación era arrolladora. Sentirse en las manos del Padre cada instante de su vida le llevaba a afirmar “el Padre y yo somos una misma cosa”. Como nosotros.

    La creación no se nos viene dando desde fuera como una verdad acuñada por el mundo de lo religioso, pero se trata de algo nuestro.  Es una vivencia experimentada de nuestra limitación, nuestra precariedad, nuestra propia realidad humana e histórica. Nuestra finitud no se cierra sobre si misma, sino que se abre hacia el trascendente, hacia el infinito y ahí aparece la limitación del lenguaje:  Dios, Padre, Madre, Creador, Sustentador del universo,  el que mantiene mi vida cada instante para que yo pueda existir, la tensión dialéctica entre el UNO y lo múltiple.
    La muerte como dice Juan Luis es la puerta abierta para que esa tensión a la plena unión con el Padre alcance plenitud. Ya no puedo ver la vejez con tristeza, como la experiencia final de mi finitud, sino como las últimas vueltas del camino antes de que se abra la puerta para encontrar en ella el rostro sonriente y los brazos extendidos del Padre que me espera.

    La resurrección no se entendería bien sin el sentido profundo de la creación.

    No obstante la predicación que hemos oído durante estos días se basa más en el suceso extraordinario de la resurrección que en la realidad profunda que la rodea. La resurrección sería algo así como una herramienta más de la teología

    “El milagro de la resurrección es el más importante que obró Jesucristo, la prueba más clara de su divinidad, y el principal fundamento de nuestra fe. Así escribía San Pablo a los corintios: ‘Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, y vana vuestra fe’ (I Cor. 15, 14).

    Los evangelios por lo tardío de su composición  incluyen ya esa argumentación:  Hay que cuidar el sepulcro ‘no vayan sus discípulos y le hurten, y digan a la plebe: ha resucitado de entre los muertos; y sea el último engaño más pernicioso que el primero’. (Mt. 27, 63-66).  Engaño pernicioso porque iba a demostrar que Jesús sí que era el hijo de Dios.

    Me siento más a gusto con la exposición de Juan Luis, y con todo lo que nos habéis dicho estos días. Gracias a todos los que en Atrio nos habéis ayudado a ver la resurrección desde si misma, desde Jesús, y desde el encuentro Con el Padre.

    Gracias a Ana María, Asun, MAR Medina, Josema Sarrionandia, Antonio Duato y todos los que habéis cooperado en este proyecto de  revivir las intuiciones profundas y únicas de Juan Luis.
    Abrazos para todos de
    Héctor

  • Juanel

     
    Es muy difícil para mí pensar que los relatos sobre la resurrección de Jesús no son descripciones de hechos empíricos históricos, sino escenificaciones inventadas para explicar experiencias subjetivas o espirituales mediante imágenes simbólicas. Su técnica literaria resulta demasiado eficaz, convincente e impresionante, para que sea simplemente inventada. Si estos relatos lo son, entonces ¿qué escena de los evangelios podrá salvarse de no ser un puro invento literario?

  • Asun

    Muchas gracias por esta maravilla, Ana, y a Juan Luis que lo hace posible desde sus cuestionamientos. Francamente no tenía intención de intervenir tras la claridad de los artículos, pero el enlace e intervención de Luis, entre otras cosas,  lo ha motivado.
     
    En la época mítica en la que nacen las religiones se conciben tres planos de existencia, el cielo, el mundo terrestre y el infierno. Los humanos están bajo las influencias de fuerzas celestes e infernales. Lo que le ocurre al hombre está determinado desde fuera de él. Así es creído y aceptado con sus correspondientes consecuencias en la vida diaria y así se explica la excepcionalidad de las apariciones e intervenciones del Resucitado,  expresada  por los discípulos con comprensiones asequibles a sus contemporáneos.
     
    Jesús no está tampoco libre de todas estas cosmovisiones, vive con ellas, las reinterpreta desde su experiencia lúcida y una vida coherente con su nueva percepción de toda la realidad, por cierto, no separada de nada, tampoco de lo que es el sentir popular. En la nueva conciencia de Jesús todo es y está integrado, pero es en el hombre, en la propia vida,  en su  saber estar con y en los otros y no en acciones externas a él donde sitúa su sentido primordial,  su ser esencial. Seguramente su propuesta de vida, de poner las cosas en su sitio,  se las tiene que ver con otras maneras de entender la vida, jerarquizada e inamovible,  que de principio asumen  y se aferran a que no puede ser autónoma ni libre a las influencias de los astros ni a los poderes religiosos-político-sociales varios  que mantienen el orden establecido.
     
    Mientras tanto su efecto renovador, como dador de vida permanente,  en sus seguidores es impactante hasta al punto que le viven, experimentan vivo todo él, su vida y su mensaje. Luego vienen todas las comparaciones y asimilaciones posibles con otras culturas y creencias en lo oscuro que muere y renace inagotablemente, desde fuera de uno mismo.  Si, por otra parte,  estos símbolos y signos, creencias ultraterrenas  forman parte de la vida cotidiana, tanto más se entiende que se apliquen a un Jesús Celestial como la respuesta final de todo “lo que es”, empezando con y por  él y terminando por y con él.
     
    El poder y la influencia externas al hombre y a su realidad, como subconsciente colectivo,  está vigente aún, lo sacro como inalcanzable y todopoderoso,  sigue teniendo primacía, como no puede ser de otro modo para el que no llega a verse y reconocerse  en  todo Jesús, como el espejo humano y divino de lo que todos somos.
     
    A pesar de la traducción posterior magnificada y alejada que se hizo del paso por la vida sencilla de  Jesús haciendo el bien, esa fue, en todo caso,  un paso adelante, una apertura a la cosmovisión predominante de la época,  que a lo largo de la historia ha tenido y sigue teniendo retrocesos con tímidos avances. Ahora somos conscientes que las  “fuerzas exteriores”  que mueven los hilos nos  son mucho más próximas,  en esta interrelación con todos y todo, pero parecen condensarse en las  ranuras reticentes a mayores aperturas que apuntaba la modernidad y hoy  pos-modernidad.
     
    El que vive en El que vive, como por ejemplo expresa con sencillez Mariana, no es una “moda” que pasa en acontecimientos sacros anuales y litúrgicos, es un compromiso de vida a la inversa, de atracción permanente, es confianza y alegría, es  humildad y aceptación de todo un Misterio en el que somos y todo es, Es.

    Un abrazo a todos.

  • Rodrigo Olvera

    Y por supuesto, no ha habido ocasiones anteriores en que Pepe Blanco se refiera de manera derogatoria a Gabriel.
    http://rodrigolverab.blogspot.com/2010/07/de-escudos-y-espadas.html

  • Rodrigo Olvera

    Interesantísimo un análisis del discurso del comentario de Pepe Blanco respecto del comentario de Gabriel (supongo que se refiere a ese comentario, pues es el que más se acerca al número de 67 líneas)
     
    Blanco tiene la minuciosidad de informar el número (in)exacto de líneas del comentario, pero no el nombre del autor del comentario (a quien se refiere como “autor del comentario inferior”).
     
    Quienes tienen alguna experiencia en juicios con jurado, saben que la despersonalización es una técnica discursiva básica para mover a simpatía/antipatía emocional. Si se es el abogado defensor, se reitera insistentemente el nombre del defendido. Si se es el fiscal acusador. se utilizan expresiones despersonalidas como “el acusado” “el sospechoso” “el criminal”.
     
    Esta misma técnica es ampliamente usada en el debate ideológico, no sólo desde la derecha sino también en ciertos sectores de izquierda. Los “nuestros”  siempre tienen nombre y apellidos, SON PERSONAS. Los “otros” son conceptos, abstacciones (sobre todo mediante la generalización: los rojos, los catolicos, los musulmanes, etc). O.. “el autor del comentario inferior”.  Des-personalizar siempre ayuda a des-calificar.
     
    Blanco tiene la claridad de que “comentario inferior” puede ser interpretado como una expresión derogatoria y soberbia. Aclara por ello que sólo quiere significar que se refiere a comentario previo, de más abajo. Aun así, DECIDE utilizar y reiterar “comentario inferior”. Pudo elegir no usar una expresión ambigua (habiendose dado cuenta de la ambigüedad antes de oprimir el botón de enviar comentario. Eligió no sólo usarla, sino reiterarla. Parece una mala juagada (pretendidamente inteligente) de tirar la piedra y esconder la mano. Claro, puede ser que sólo lo parezca (así como Juan Luis y “el autor del comentario inferior” parecen ser buenas personas) y realmente todo ésto sea inintencional.
     
    🙂

  • pepe blanco

    Las 67 líneas de un comentario inferior (quiero decir, de más abajo, anterior cronológicamente a éste) se pueden resumir en esto:

     –         Cuando se escribió el evangelio de Marcos, aún vivían contemporáneos de Jesús
    –         El texto del evangelio sobre la resurrección no relata un mito, sino un acontecimiento histórico
    –         Dicho acontecimiento marcó un antes y un después en la historia del cosmos y en la historia humana.
    –         No obstante, como eso es muy difícil de entender, mejor decir que es un misterio.
    –         La creencia que mantiene algunos en ese acontecimiento histórico, 2000 años después, parece mostrar de alguna manera su realidad
     
    Es decir, cristianismo del de toda la vida en estado puro.

    Creo no equivocarme si afirmo que el autor del texto propuesto, Juan Luis Herrero, también reivindicaría, con el conjunto de sus reflexiones, cuando menos un jesuanismo en estado puro.

    Aunque no los conozco personalmente, los dos – Juan Luis Herrero y el autor del comentario inferior- parecen buenas personas.

    ¿No refleja esta situación, una vez más, lo que algunos defendemos acerca de la irrelevancia de cómo verbalicemos nuestros personales estados místicos? ¿Qué es más importante, lo que a uno le sucede o cómo lo verbalice? ¿Lo que sucede en el interior de Juan Luis Herrero es diferente de lo que sucede en el interior del autor del comentario de más abajo?

  • Mariana Núñez

    Ana, amigxs de Atrio: no creo que Jesús haya vuelto a la vida, por cierto; tanto como que su voz que me habita es el eco de antiguas memorias de infancia que me preocupo y ocupo de recrear. Sin embargo, qué bueno es para mí haber conocido a Jesús: he modelado mi vida entre sus palabras y gestos; he encontrado el sentido de mi vida buceando en la suya y en cada preciosa vida que he encontrado a mi paso.
    Mariana

  • Santiago

    Coincido con Gabriel en su valiosa aportacion a este tema tan central al cristianismo…La historia no puede basarse en la ciencia..no se experimenta con la historia…La historia,  principalmente, se basa en testigos..es en el testimonio fidedigno de los testigos como se comprueban y se prueban que los hechos ocurrieron..No hay duda alguna de la narracion de los testigos de la Resurreccion, todos coninciden y todos defendieron esta verdad hasta el final de sus vidas, aun aceptando el martirio..Los Evangelios no terminan con la muerte de Cristo….lo que sigue despues es lo mas sorprendente y lo mas interesante…Lo que mas llama la atencion es que los apostoles estaban “muertos de miedo” y, al principio,  “no creyeron” a las mujeres..ni querian aceptar tan facilmente un hecho que escapa a toda posible imaginacion, porque nadie ha dicho nunca que la Resurreccion de Cristo, o sea la glorificacion o espiritualizacion de Su cuerpo, pertenece a nuestra dimension..Ellos vieron otra realidad que escapa a la fisica, pero que fue percibida claramente por los sentidos humanos..Pero  fue preciso ver comer a Cristo, estar cerca de EL otra vez, e inclusive tocar su cuerpo, para aprehender esa nueva realidad.
    En verdad, no hubo una “parada” en el tiempo, en los acontecimientos que sucedieron a la muerte de Cristo..hubo mas bien una sucesion de hechos que no se detuvieron, puesto que los Apostoles se transformaron de cobardes, al abandonar a Cristo en shock e incredulidad, en ardientes predicadores para precisamente proclamar este hecho crucial…que el Crucificado habia vuelto, para ya no morir jamas…Y Pedro en su primer discurso ante el pueblo judio, habla de “la resurreccion del Ungido” que es no es otro que Jesus…como consecuencia ese dia se bautizaron 3 mil almas (Hechos 2-24 y sig) Pero la iglesia primitiva desde el PRINCIPIO confiesa la Resurreccion ya que en el bautismo morimos al pecado y “resucitamos” con Cristo….Y Pablo de Tarso escribe todavia mas cerca del hecho de la Resurreccion, pues su cristologia es anterior a la redaccion del evangelio de Marcos. Pablo recoge el testimonio del kerygma primitivo de la iglesia cuando usa estas palabras en su Primera Epistola a los Corintios: “Porque os TRANSMITI, en primer lugar, lo que a mi vez RECIBI: que Cristo murio por nuestros pecados…que fue sepultado…y que ha RESUCITADO al tercer dia y que fue visto por KEFA (Cefas)..y luego por los DOCE…Despues fue visto por mas de QUINIENTOS HERMANOS de una SOLA VEZ, de los cuales LOS  MAS quedan aun ahora, (aunque) algunos YA MURIERON…Despues fue visto por SANTIAGO, luego por TODOS LOS APOSTOLES…..despues de todos…fue visto tambien POR MI…que no soy digno de ser apellidado APOSTOL, puesto que persegui a la Iglesia de Dios” (1 Corintios 15. 1-10) (los parentesis, la mayusculas y los puntos suspensivos son mios) El hecho de la Resurreccion de Cristo -como Su vida, Su doctrina, Sus milagros- pertenecen a la historia del Pueblo de Dios…forma parte de esta proclamacion primitiva y fue hecha y transmitida por los que estaban mas cerca de Cristo…sus mas intimos, los que tuvieron el privilegio de vivir con EL hasta el final…son ellos los que, con conocimiento de causa, nos legaron la fe en el Crucificado… que tambien fue el Resucitado….un saludo cordial   de Santiago Hernandez

  • ana rodrigo

    Luis Troyano, ¿Realmente has leido en este post “mentiras metafísicas?

  • Luís Troyano

    Me subleva, lo siento, los circunloquios que realizan creyentes cultos, para explicar lo inexplicable.
    La ciencia del futuro está por desarrollarse. Pero hasta hoy. ¿Quien puede creer, que un cadáver perfectamente muerto, resucite…?
    Jesús no resucito, podemos estar seguros. Lo que ocurre es que como a otros “dioses”, lo incluyeron los autores de los evangelios, en el panteón de los dioses solares.
    El enlace que copio aquí, es muy ilustrativo…
     

     
    Para reconocer a Jesús, como un maestro iluminado, no es necesario enredarse en tonterías metafísicas, hay gente que las puede seguir…
    Aunque hoy, con un simple clic…, podemos acceder a verdades ocultas por milenios…
    Cada vez será mas dificil, enredar con mentiras  “metafisicas”.

  • Sergio Zalba

    Aún habiéndolo leído varias veces e incluso habiéndolo conversado con Juan Luis, nunca logré comprender del todo su hipótesis de ‘espiritualización del cuerpo’.  Pero no me parece demasiado relevante.
     
    Sí, en cambio, me parece extraordinariamente relevante el pensar que una supuesta revivificación corpórea de Jesús no aumenta en absoluto ni mi admiración por él,  ni mi voluntad de seguimiento, ni mi aceptación de su cualidad salvífica (que no es, precisamente, del pecado original).
     
    Así pues, ¿para qué sostener lo inadmisible por la razón, si con lo plausible (resurrección vital/existencial en sus seguidores) alcanza?
     
    Gracias Ana por tu trabajo. Me ha dado mucho gusto leerlo.

  • Carmen (Almendralejo)

    Gracias J. Luis, y gracias Ana por cuanto dices sobre ese capítulo del libro de J.L “Religión sin Magia…
    Es curioso que precisamente, es lo más mágico que suele parecer de todo cuanto se nos relata de la vida histórica de Jesús, hombre que sufre el peso injusto de una Ley, partidista y sectorial de ambos bandos, el romano y el judío.
     
    Y no es menos curioso que los relatos donde la muerte asoma, y donde Jesús participa como dador de vida, es por imperativo de un ser querido que se niega a ver muerta a esa persona amada.
     
    Hay muchas losas que ciertamente nos queda en aquel lugar donde nadie te reclama, ni tan siquiera nos hacemos participe de aquellas muertes, ya sea porque preceptivamente no se puede actuar, o ya sea porque ni siquiera somos conscientes de aquello que ha sucedido.
    Marta reprima a Jesús que Lázaro ha muerto porque Jesús no había llegado a tiempo, porque se entretuvo mientras aquella persona amada estaba agonizante, y aún así es curioso como Marta sale al encuentro de Jesús aún a pesar de saber que su hermano yacía en la tumba tres días.
    Ni siquiera esto bastó para que ella buscase dar vida a quien nada quedaba de ella en su cuerpo… El amor lo consigue todo, y el amor es la salvación y quien no Resucita
     
    “…Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús le dijo: Tu hermano resucitará…”( Juan 11. 17– 27)
     
    Mª la de Magdala consigue que Jesús no quede invisibilizado y muerto detrás de ninguna piedra, junto a otras mujeres es ella quien realmente consigue visibilizarnos y traernos la Resurrección de Jesús. Para mi creo que es la que realmente consiguió no morir de dolor y soledad, y su AMOR logró el milagro de devolvernos a Jesús tal cual se le conoce hoy.
    Realmente, coincido con J. Luis en que somos resucitado Tod*s, como lo fue Jesús…
     
    MARÍA…
     
    María seducida en la hora se bebe el reloj,
    ella despierta mece en su regazo
    aquel dolor…
    Y penetra en la ley trenzando la gracia,
    de aquella mujer que se hace niña,
    para creer en el amor.
    María espera en su dolor a que el señor
    del tiempo pase, y decline sobre sus sueños
    la lúgubre voz…
    Para que duerman en su sien la hora,
    y despierte vivo su corazón,
    María corre en la mañana, acallando
    el sin vivir, pero escuchando
    el latido de aquel otro corazón…
    María, tú que no duermes
    y que a la luz despiertas ¡Dime!
     
    ¿Quién colmo aquel frasco, quién
    demolió el muro entre la muerte
    y la vida de quien más amó?
    ¿Qué manos son las que más anhela
    descubrirte resucitado amor?

  • Gabriel Sánchez

     Lo escrito por Ana esta embevido en una delicada ternura, que uno se figura que es propia de su ser profundo… Desarrolla el tema con maestria y deja la opciones en lo que haya que optar, manifico ana…yo diria  que se adivina una vida comunitaria muy rica…

    El tema. uyyyyyyyy es como el AMOR, todo el mundo lo vive, pero explicarlo o sistematizarlo, lleva a errores, es una experiencia mistica, que cambia nuestra forma de ver la realidad y de sentirla….

    La primera cosa es que lo Jesús plantea (en mi humilde parecer), es algo que se apoya en su experiencia vital, en su cultura, en su tiempo, sin embargo, si seguimos su desarrollo va más allá usando las mismas categorias, Reino, Padre, las Bienaventuranzas, despliega desde ellas un cierto sentido inedito y nuevo…Lo mismo hace con la cena Pascual…cambia su sentido, la transforma en algo nuevo…e inedito, pero sin nunca perder conexión con la vida y la realidad cotidiana…

      Pero esto de la Resurrección, una categoria que los fariseos tenian perfectamente clara, es replanteada con rasgos ineditos, cuyo sentido, deberemos ir descubriendo…y que tienen como pistas la reación de quienes fueron sus testigos…Y que parece diferenciarse en su impacto y vuelo por ejemplo de la de Lazaro…

    La primera cosa que conviene marcar, es que el evangelio de Marcos fue escrito, seguro en el 50 dc, tal vez antes,  Jesús fue crucificado en el 33 o 34…y eso lo separa del acontecimiento en si, entre 15 y 17 años…aún habia testigos vivos de los hechos…

    Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María de Santiago y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. El primer día de la semana, muy temprano, cuando amanecía, llegaron al sepulcro. Se decían: —¿Quién nos moverá la piedra de la entrada del sepulcro?  Alzaron la vista y observaron que la piedra estaba movida. Era muy grande Al entrar al sepulcro, vieron un joven vestido con un hábito blanco, sentado a la derecha; y quedaron sorprendidas. Les dijo: —No os espantéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. No está aquí, ha resucitado. Mirad el lugar donde lo habían puesto.  Id ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de ellos a Galilea. Allí lo verán, como les había dicho.[  Ellas salieron huyendo del sepulcro, temblando y fuera de sí. Y de puro miedo, no dijeron nada a nadie  El primer día de la semana por la mañana resucitó Jesús y se apareció a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue a contárselo a los suyos, que estaban llorando y haciendo duelo.  Ellos, al escuchar que estaba vivo y se le había aparecido, no le creyeron. Después se apareció con otro aspecto a dos de ellos que iban caminando por el campo. Ellos fueron a contárselo a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron. Por último se apareció a los Once cuando estaban a la mesa. Les reprendió su incredulidad y obstinación por no haber creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: —Id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad (Mc. 16, 1-15)
     
    Toda la tradición oral y escrita que poseemos nos habla, lo que parece congruente, de que los discípulos entendieron que la muerte de Jesús de Nazareth, había terminado con sus sueños del Reino y que era definitiva…usando un figura literaria que usa con mucho más maestría que yo Dolores Aleixandre, diríamos que desanimo, miedo, incredulidad, son las palabras que llenan la escena del anoticiamiento de la Resurrección a los discípulos…Marcos insisten con que las fuentes que atestiguan la Resurrección  son más de una…las mujeres primero y dos de  ellos que iban caminando por el campo (parece referirse a los discípulos de Emaus) y tampoco les creyeron…
     
    Algo les aconteció, que cambio radicalmente su actitud…no parece que este evangelio apenas 15 o 17 años después de los acontecimientos, puedan ser parte de un mito…sin embargo coincido en que lo que ocurrió, abarco toda la historia humana y más, por lo que podría llamarlo transhistórico y también creo que algo esencial se activo en el cosmos y en la naturaleza humana, que hasta entonces, era potencial, sin embargo, esto implica plantear un antes y un después…que no se si puede ser empleado en el acontecimiento de la Resurrección…que podríamos llegar a entender como totalizante y no temporal…No obstante, intentar aprehender el misterio, en categorías racionales, es empobrecerlo, lo racional, es apenas, nuestra comprensión de la realidad, que tiene muchos más aspectos…
     
    Lo que es cierto, que hoy aquí 2000 años después, quienes intentamos ser sus seguidores y creemos en su Resurrección que nos lleva a leer su vida y nuestras vidas, con una Luz diferente…podemos decir que somos la comprobación fáctica de que la  Resurrección es un acontecimiento determinante…., y quienes vivieron esa experiencia de encuentro con el Resucitado   y la  contaron, trasmitiéndola, tal como ellos la percibieron…no parece haber en la comunidad cristiana primitiva…fecha en la parece ser escrito este Evangelio… que todavía estaba la comunidad de Jerusalén y tal vez contemporáneo al concilio de Jerusalén, una elaboración mitológica…más bien parece aquello que los testigos reconocieron como su experiencia…Después cada uno tiene la libertad de interpretar esto como sienta-piense-crea mejor…
    Con cariño por todos.- Gabriel

  • mªpilar garcía

    ¡Gracias Ana! Por como nos has presentado el cap. de José Luis.
     
    Siempre esperanzador lo que José Luis nos ofrece; recordarlo, es estimulante y aligera nuestro “equipaje”.
     
    ¡Gracias a ambos!
    mª pilar

  • josé luis

    Ana, me han gustado mucho tus palabras salidas de un corazón rebosante de sana espiritualidad. Me acojo a tus palabras, gozo y descanso en ellas y a la vez, ante este gran misterio sigo a Jesús de Nazaret como mi gran referente humanoreligioso tanto en el como entendía la vida como también la muerte. Un fuerte abrazo y Felices Pascuas.

  • Sarrionandia

    Gracias Ana, tu artículo es tan palpitante como la más fresca vivencia: además sin machismos ni feminismos: al pan pan y al vino vino!
    Primero que todo, creo que el tema no es difícil de entender sino imposible. En la imposibilidad de ser entendidos se unifican Dios y el Hombre y la Encarnación es el prólogo de la Resurrección.
    De hecho, la vida no tiene historia: la vida es!
    Lo que nosotros experimentamos como historia de la vida es un simple paréntesis temporal en la eternidad viviente, es la condición para que podamos aceptar o rechazar el misterio de la libertad. Dios ofrece la vida y este ofrecimiento es eterno, pero como nuestra aceptación no puede ser eterna (esto es lo que nos contradistingue de Dios) entonces se crea al tiempo/espacio para que nuestra aceptación o rechazo sea sempiterno.