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El Mediterráneo se conmueve

Javier R. Castillo ha escrito un texto dedicado a su hija y me envió copia. Lo leí y me pareció que era un texto que nos podía llegar a todos y especialmente a los que nos movemos por ATRIO. Es un texto breve, pero sustancioso. (Ventaja que sea breve, según Gracián).

 

Conozco a Javier R.  (Rodriguez) Castillo, desde los primeros años de la década de 1960, en los tiempos de la Universidad. Javier vivió en primera fila los acontecimientos del Febrero Compostelano de 1968, y participó muy activamente en la formación de los primeros grupos clandestinos en la Universidad. Desde hace más de cuarenta años ha venido ejerciendo su profesión de abogado intentando ser fiel a sus principios a favor de las gentes del mar (llegó a embarcarse con ellos en algunas “mareas” y colaboró en aquellos tiempos a poner en marcha la UGT del Mar) y de los trabajadores de tierra.

El 14 de Enero algunas noticias sobre el movimiento popular que se ha producido en Túnez, hacían referencia “a un joven licenciado”. No figuraba su nombre. Las consecuencias de la inmolación de ese joven licenciado, se dejan notar hoy en numerosos países: Túnez, Egipto, Libia, Bahrein, Marruecos, ARGELIA, Yemen, Irán…  

Javier dice en el su correo:  

               A mi hija:

               EL MAR BLANCO –tal vez por su luz o por ser en su día Luz con su potente faro en Alejandría, no lo se– MEDIO, por su situación geográfica, como llaman los árabes al Mediterráneo, se conmueve.

             Como sabes, hace apenas unos días los noticieros daban cuenta de la inmolación de un joven tunecino. En nuestra ceguera, en nuestro “ensimismamiento” occidental, quiero y te pido –obviándote los detalles y pormenores de su vida, que existen, que son reales, de carne y hueso– que por lo menos recuerdes su nombre: Mohamed Bouzizi. No olvides el hecho y su significado, pero como gratitud, tampoco su nombre.

             Recuérdalo por su nombre, en su caso el de su profeta, y por su apellido. Nunca te refieras a él como un tal Mohamed, un tunecino y mucho menos, con el resabio español despectivo, de un moro.

             El respeto ajeno, no el prejuicio, te hará ser solidaria con el dolor de los demás, no como frase o pose, sino como vivencia íntima y crónica de nuestra existencia humana. y así, te respetarás a ti misma.

             La noticia ocurrió cuando leía  una crónica del cineasta chileno, Littin, quien, prohibida la entrada en su país por el dictador Pinochet, decidió dar testimonio de la represión en que vivían sus compatriotas y regresando clandestinamente a Chile, rodó siete mil metros de celuloide para atestiguar al mundo lo que allí ocurría.

                La crónica refiere en uno de sus capítulos, hermosamente escritos por García Márquez, cómo en la ciudad de Concepción, un humilde minero, Sebastián Acevedo, después de intentar inútilmente que alguien intercediera para que la NI (Central Nacional de Información) –organismo de represión política similar al que existió aquí en el franquismo, la Brigada Político Social, -BPS– dejara de torturar a su hijo y a su hija detenidos, se echó encima un cubo de gasolina en el atrio de la catedral y se convirtió en un hoguera humana.

              Sé que comprendes las distintas circunstancias en que ocurre un hecho y otro, pero lo que sí es coincidente es el dolor y la desesperación, frente a la cerrazón y la intransigencia a ultranza. 

             Solo son dos ejemplos, pero hay mas, muchos mas. Espero que ello te lleve a discernir lo que es la firmeza de la imposición, el dolor de la desesperación, la cordura de la demencia.

             Te preguntarás, al igual que muchos ¿Cuántas veces más habrán de ocurrir hechos como estos para darnos cuenta de nuestra locura? No lo se. 

             Tal vez cesarán cuando la humanidad logre rescatar del hombre lo mejor de él, aquellas fuerzas  que vencen la destrucción y nos reducen a la nada. Es todo lo que podemos hacer. No es poco”.

              Por supuesto no me refiero al “hombre nuevo del socialismo”, a ninguna teoría científica ni a ninguna concepción religiosa. Muchos más modesta ha de ser la cosa.

              Mañana, con esta mentalidad, con este tenue pulso de humanidad, tal vez estemos en condiciones de intentar acercarnos algo al mundo árabe y a Misrr (Egipto) haciéndolo un poco más próximo a nosotros. Si en algo contribuimos  ¡Alhamdu Lillah! (¡Alabado sea Dios!).”

 

6 comentarios

  • Asun

    Pues llevas razón, Eloy, cada vez conmueve más esta sencilla carta.  Para llevarla dentro.  Muchas Gracias. 

     Un abrazo.

  • pepe sala

    De acuedo con Guillermo.
     
    Y añado que:
    “La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste
    en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”
    Charles Bukowski
    ———

    El VATICANO es un estado Democrático?…. Pues a poner las tiendas de campaña en la Plaza de San Pedro.

  • ELOY

    Guillermo, “mª pilar garcía” y Gabriel Sánchez, son de agradecer  vuestros comentarios. 

    Las gracias del “post”, “mª pilar garcia” hay que darselas a Javier R. Castillo, autor de tan estupenda carta a su hija.

    La releo y me asombra cada vez más la sensibilidad que desprende en cada expresión, en cada frase, en cada matiz.  

    Lástima que mientras el dictador Gadafi baña en sangre la pacifica lucha de sus ciudadanos, la  Unión Europea no haya acertado a poner de inmediato en marcha actuaciones eficaces que colaboren a parar el horror que están viviendo los ciudadanos libios de manos de sus propio dirigentes.

    ¡Cuanto me recuerda el comportamiento del dictador Gadafi al de la Junta Militar Birmana en sus peores tiempos de opresión!. 

    Y China y Rusia, con  la fuerza de su inmenso poder,  ¿será verdad que ponen obstaculos para apostar firmemente e implicarse en favor de una solución de paz inmediata en Libia, que detenga la masacre dirigida por Gadafi contra su pueblo? 

  • Gabriel Sánchez

    Bienaventurados los arrinconados, Bienaventurados los desesperados, Bienaventurados los luchan por un mundo mejor…Gabriel

  • mªpilar garcía

    ¡Gracias Eloy! Es hermoso este mensaje.

    Si nos sirve, a cuantas personas deseamos esta cordura humanizada, para que desaparezcan todos los explotadores de la tierra, y entre la justa distribución de los bienes, que en distintos lugares del mundo poseen.
     

    Que no abramos las puertas a los tiranos, para conseguir sus riquezas, si estas, no benefician al país del que proceden.
     

    ¡Cuanto dolor existe en esta hermosa tierra!

     
    ¡Cuanta injusticia! Por la avaricia incontrolable de algunas personas.
     

    No les importa el precio, las vidas que se llevan por delante para conseguirlo, la pobreza de sus gentes, la humillación, por hacerlos vivir sin derecho alguno.
     

    Es algo, totalmente inexplicable,  hoy, que esto siga sucediendo.
     

    Mañana, (pienso) si no se para esta matanza hacia sus propios pueblos; todos los países que reciben  su petróleo (u otros bienes que ellos poseen) y el suministro baja, o se paraliza:
     

    ¿Cual sería nuestra postura? ¿Nos pondríamos de su lado, aunque nuestras calefacciones tuvieran que estar apagadas, nuestros coches se quedaran en los garajes, etc. etc.?
     

    ¿Seríamos capaces de “sufrir” un poquito a su lado, y seguiríamos denunciando, que todas estas personas tiranas tienen que desaparecer, y que todos los habitantes de la tierra, deberíamos ayudarles en su grito?
     

    Ummmm… seria bueno pensar un poquito de que lado estaríamos.
     

    ¡Gracias por el art.!

    mª pilar

  • Guillermo

    Creo que los occidentales hemos sido y somos responsables de ese ”ensimismamiento”. Por qué nos sorprendemos  que en esos países, no tan lejanos, se quiera vivir en libertad y en democrácia, se quiera tener un salario justo, se quiera acceder a alimentos. Estaban ahí, nos aprovechábamos de sus recursos energéticos, de su turismo, nos parecían simpáticos de visita y tolerábamos regímenes que a ellos les oprimían y a nosotros nos beneficiaban, pero no reparábamos en sus necesidades, no nos importaba, esa es la triste realidad.