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VIVIR LA UTOPÍA Y LA ESPERANZA DE JESÚS DENTRO DE UN MUNDO INJUSTO 2

3. La utopía de Jesús de Nazaret: El Reinado de Dios para los pobres y los pecadores.

 Los cristianos hemos recibido la tradición de Jesús de Nazaret: un modo de estar en la realidad que se nutre de la experiencia de la irrupción del Reino de Dios como acción liberadora y escatológica de Dios, dirigida preferente­mente a los pobres, y desde ellos a todo Israel. Las viejas esperanzas del pueblo de Israel estaban a punto de verificarse, y el Reino de Dios irrumpía como una buena noticia. La causa de la vida de Jesús, su pasión creyente, la ha resumido sumariamente el evangelista Marcos: *Después de que Juan hubo sido entregado, vino Jesús a Galilea predicando el evangelio de Dios y diciendo: “Se ha cumplido el plazo, el Reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed la buena noticia”+ (1, 14-15). Y quiero hacer notar el carácter de buena noticia que tiene el anuncio de Jesús.

 Como dirá J. Sobrino, Jesús vivió al servicio de una utopía ansiada en medio del sufrimiento de la historia que invierte el orden del mundo tal y como lo expresan las bienaventuranzas (cf. Mt 5, 3-6.11-12; Lc 6, 20-23). Su predicación sobre el Reino de Dios tiene que ver en mayor o menos grado con las esperanzas y expectativas judías para el futuro: regreso del destierro[1], prosperidad renovada y abundante[2], eliminación de incapacidades y taras[3], la restauración del paraíso[4], alianza renovada[5], resurrección de los muertos, etc. Algunas de esas esperanzas ya se estaban realizando. Ocurrían cosas que otras generaciones habían anhelado ver (cf. Mt 12, 41-42; 13, 16-17). Algo nuevo acontecía con Jesús de Nazaret (cf. Mt 9, 14-17). El Reinado de Dios se hacía presente: ciegos recobraban la vista, cojos andaban, incluso había muertos que resucitaban; a los pobres se les anunciaba la buena noticia (cf. Mt 11, 2-6) y el reinado de Satanás era destruido (cf. Mt 12, 24-29). Otras veces, sin embargo, el Reinado de Dios aparecía en la predicación de Jesús como «una especie de ideal utópico para el futuro de la tierra: los últimos serán primeros; los humildes serán exaltados; los despreciados están en condiciones de entrar en el Reino. Presente y futuro (del Reino) forman parte de la tradición de Jesús de tal manera que es inevitable una especie de «ya-todavía-no» en su vivencia del Reino de Dios[6].

Sus discursos sobre el Reino de Dios no son fruto de una lección aprendida en la sinagoga o de una teoría asumida, sino de la experiencia vivida a lo largo de su trayectoria histórica. Toda la historia de Jesús (su comportamiento, su mundo de valores, sus palabras, etc.) sólo se explica desde aquello que constituye su más profunda verdad: vivir seducido por la experiencia del Reino de Dios y del Dios del Reino. Así su experiencia de Dios forma parte inseparable de su experiencia del Reino. Y se hace verdad en su vida aquello que más tarde recogerá el evangelista: *buscad primero su Reino y su justicia, y todo esas cosas se os darán por añadidura+ (Mt 6,33).

Los cristianos no podemos prescindir de esta tradición de Jesús en aras de un cristianismo sin expectativa utópica menos proclive a servir de refuerzo religioso a las ensoñaciones totalitarias de los mesianismos intrahistóricos. Si lo hacemos nos habremos quedado sin la guía de búsqueda del Dios vivo que nos legó Jesús. Sin empatía con la fe de Jesús en la irrupción del Reino de Dios y en el modo histórico como acontece, su seguimiento es un desvarío e inverosímil el acceso a su Dios y Padre del Reino.

 

3.1. Otro mundo es posible

          J. D. G. Dunn recuerda que la expresión más nítida de la esperanza de Jesús son sus propias prioridades vitales: llevar la buena noticia a los pobres y llamar a los pecadores»[7]. Y J. I. González Faus comenta: «es decir: cambiar la situación de unos y cambiar el corazón de otros»[8].

          El Reino de Dios excede cualquier realización humana de la utopía porque es de Dios. Pero lemas escatológicos como «revertir la historia» (I. Ellacuría), «que la vida sea posible» (J. Sobrino), «que el mundo llegue a ser un hogar para el hombre» (E. Bloch) o «otro mundo es posible» (movimiento alterglobalizador), expresan hoy metafóricamente algo semejante a lo que Jesús quiso evocar con la metáfora del Reino de Dios. La recepción de la tradición de Jesús está reclamando hombres y mujeres alentados por la expectativa de una utopía sin contenido definido ni definitivo (entrevista la llama P. Ricoeur) y universalizable (hasta alcanzar a los muertos, como J. B. Metz ha insistido en multitud de ocasiones), capaz de alimentar permanentemente una ética de la convicción que motiva, a su vez, una ética de la responsabilidad, y se deja acompañar en todo momento por la esperanza. La tradición de Jesús de Nazaret invita revestirse con el talante activo y movilizado de quienes son inspirados por los anhelos y requerimientos de algún acontecimiento futuro histórico y mundial de interés universal. Por ejemplo: el final del hambre en el mundo, el cese de las prácticas xenófobas y racistas, un desarrollo sostenible, la paz regional y mundial, la liberación de las minorías culturales y étnicas o el despliegue real de la tradición de los derechos humanos, etc.

3.2. Otro corazón humano es posible

          Jesús de Nazaret no se hizo ilusiones con los seres humanos, pero tuvo ilusiones sobre las posibilidades del corazón humano, cuando se deja trabajar por la misericordia de Dios o por su Espíritu. Jesús que desconfía del ser humano (cf. Jn 2,25; Mt, 7,11), les propondrá a los hombres como proyecto antropológico la Bondad absoluta del Padre celestial (cf. Mt 5,48). Jesús de Nazaret desenmascara constantemente la ceguera y la hipocresía de los seres humanos, que constituyen manifestaciones de la mentira radical instalada en su corazón. Y, sin embargo, les llama a «ser buenos del todo como el Padre celestial» (Mt 5, 48) o «misericordiosos como el Padre es misericordioso (Lc 6, 36). La proximidad de Dios a los seres humanos hace que otro corazón humano sea posible. Jesús supo conjugar un realismo absoluto con una gran esperanza en el hombre. «Quizás por eso, -dirá González Faus- nadie ha sacado de los seres humanos dosis de generosidad y bondad como las que ha sacado Jesús de sus seguidores: por esa sabiduría nada ilusa pero esperanzada, subversiva de valores oficiales y contracultural, inmisericorde en su lucidez sobre las oscuridades del corazón humano, pero ilusionada por las posibilidades de ese mismo corazón. Una sabiduría que es, en definitiva, la sabiduría del amor, que se confunde con la fe, y que lleva a esperar siempre y luchar siempre.»[9] Este corazón nuevo será la condición de posibilidad de otro mundo nuevo.

 

3.3. La alianza con los pobres y el combate contra Mammón y los poderes diabólicos.

           El Dios del Reino adviene a una historia en la que las fuerzas negativas de la creación (los dinamismos diabólicos representados por el Maligno) y el pecado tienen poder. Su irrupción en la historia supone contradicción y conflicto con la realidad presente. «Al reino -como enfatiza J. Sobrino- se le opone el antirreino, y al “Dios de vida” se le oponen las “divinidades de muerte””[10]. Las acciones de Jesús, sus milagros y curaciones, constituyeron auténticas interrupciones del circuito del mal que avasalla la vida de los hombres y, muy singularmente, de los pobres y de los débiles. En Jesús de Nazaret el Dios del Reino emprende su lucha contra el Maligno y contra los ídolos de muerte, representados por Mammon. Entre el Abba del Reino y Mammon (cf. Mt 6, 24) existe una antinomia irreconciliable. Todo el que está aliado con Mammon está excluido de la familiaridad con el Padre del Reino porque “nadie puede servir a dos señores”. La antinomia Abba-Mammon se actualiza históricamente dentro de la alianza de Dios con los pobres o de la parcialidad de Dios por los oprimidos. El Padre de Reino asume la lucha de los pobres contra los ídolos de muerte como propia, de modo que se convierte en la lucha divina por la vida de los pobres, la lucha emprendida por el Dios del reino contra los orgullosos, los poderosos y los ricos (cf. Lc 1, 51-53)[11].

           Como ha escrito recientemente el papa actual: «Ante el abuso del poder económico, de las crueldades del capitalismo que degrada al hombre a la categoría de mercancía, hemos comenzado a comprender mejor el peligro que supone la riqueza y entendemos de manera nueva lo que Jesús quería decir al prevenirnos ante ella, ante el dios Mammon que destruye al hombre, estrangulando despiadadamente con sus manos una gran parte del mundo.»[12]

           El “materialismo reaccionario” imperante trivializa, como hizo el régimen nazi, el mal que deshumaniza a millones de seres humanos y les hace sentir que están viviendo en el infierno como endemoniados. Si el capitalismo, como decía W. Benjamín, es una religión y el dinero su dios, la religación con el dinero nos idiotiza (en el sentido griego del término) a los ciudadanos y ciudadanas de las democracias del mundo desarrollado. La fanfarria del dinero se filtra en cada grieta de nuestra existencia pública y privada. El dinero se ha convertido en “el sacramento de la sociedad burguesa” o en el signo visible de la gracia invisible. El dinero es el factor determinante de toda la realidad, tiene poder omnímodo para determinar, para bien y para mal, el destino de los individuos, de los países, las culturas y continentes enteros. Su ausencia, su falta es más definitiva que su presencia o posesión. “Fuera del dinero no hay salvación”, es el axioma soteriológico que recorre el mundo globalizado. La suerte de la vida está completamente en sus manos. La crisis económica que padecemos ha venido a ratificar, si todavía albergábamos alguna duda, que la economía global de mercado se ha convertido en un “Gran Casino Total” donde dios es Money/Mammón. 

 

3.4. La esperanza de Jesús: contra toda experiencia.

          Jesús de Nazaret fue un perdedor momentáneo, descalificado como “utópico” por quienes mandaban entonces. Su defensa del Reino de Dios le hizo aparecer como heterodoxo, alternativo, blasfemo, loco, subversivo… Su muerte en la cruz, la propia de un sin-ciudadanía o sin-papeles acusado de un delito de alterar el orden (la pax romana), fue el precio que pagó por ser fiel a la utopía del Reino en medio de una sociedad apática e indiferente ante el sufrimiento de las gentes. No soñó despierto, sino que, despierto, es decir, sabiendo la que se le venía encima, dijo que había que soñar/esperar en el Reino de Dios. Incluso cuando todo aparecía aparentemente perdido (cf. Jn 11,53), toma la decisión de subir a Jerusalén (cf. Lc 9,51). Lúcidamente, fiel a su Dios hasta el final. No como un kamikaze. Allí experimentará el fracaso, el abandono de sus amigos, el veredicto de inocencia a favor de las Tinieblas, la utilización de la justicia de Dios en contra de la trasparencia de su propia vida y el silencio del Dios del reino: ¿se habrá cansado en vano y su vida la habrá gastado inútilmente? (cf., Is 49,4; Mc 15,34). Será la noche (Jn 13,30)[13]. Jesús de Nazaret esperó contra toda experiencia que en aquella noche oscura de la injusticia y la ignominia irrumpiera definitivamente el amanecer del Reino de Dios, propiciado por su fidelidad a la “utopía” divina hasta el extremo del sufrimiento y de la muerte: «si el grano de trigo, no muere no produce fruto».

 

3.5 La esperanza recobrada de sus discípulos.

          La esperanza de los discípulos brota de la resurrección de Jesús: con ella estalló la alborada del Reino. Su esperanza en el Reino es una esperanza recobrada y con las señas de identidad del Crucificado. Su luz llega hasta el lugar de los muertos y alcanza su pasado personal y el de sus causas humanas. «Las utopías serían al fin de cuentas la última astucia de la evolución si sólo existiesen ellas y no existiera Dios» (J. B. Metz), que resucita a los vencidos por la muerte injusta. Esta esperanza no garantiza ninguna progresión ascendente de la historia, aunque advierta que existe en ella permanentemente una posibilidad inédita de ascenso humano. El Espíritu del Crucificado se ha derramado sobre ella y ya no podrá ser desalojado jamás, aunque pueda ser momentáneamente derrotado. Pero su fecundidad histórica posee el tiempo y el estilo del fermento. «El “’plazo” de la eficacia no existe en la aventura de la gratuidad» (J. L. Segundo) y la utopía del Reino se espera y se trabaja como don de Otro. El fracaso de tantas causas justas, como ha presenciado el siglo pasado, ha servido para recordar que la esperanza cristiana lleva consigo, desde su misma matriz, las señales de sus derrotas. Es una esperanza crucificada. El impulso del Espíritu ha sufrido un sinfín de quebrantos.

           La memoria crucis desbarata cualquier entusiasmo o fe ciega en las posibilidades de su éxito histórico. Pero, al mismo tiempo, desenmascara los disfraces del presente post-utópico y las pretensiones mesiánicas del capitalismo democrático. La constatación de los fracasos históricos de la utopía de una sociedad justa y reconciliada no se percibe como una llamada a la retirada del frente de la construcción de la historia. Despertarse del sueño idealista no ha de suponer necesariamente la caída en los brazos del pragmatismo ciego y de la ideología de la inevitabilidad, que degeneran siempre en indiferencia. Ello supondría pasar del sueño de un pensamiento sin pasión a la pesadilla del pensamiento sin compasión. El fracaso de la utopía no se debe considerar como histórica o metafísicamente inevitable. La promesa de Dios está vigente no sólo como aliento para las situaciones de desánimo, sino como llamada a procurar su viabilidad histórica. Los cristianos han de enfrentarse con la construcción social de la realidad con el entusiasmo de la ejemplaridad evangélica. Pero también con la intención de alcanzar sus objetivos históricos viables. Les pertenece no sólo la ingenuidad de la paloma, sino también, y en la misma dosis, la astucia evangélica de la serpiente (cf. Mt 10, 16).

 


[1] Is 49,5-6.22-26; 56,8; 60,4.9;66,30; Jer 3,18; 31,10; Ez 34,12-16; 36,24-28; 37,21-23; 39,27; Sof 3,20;Zac 8,7-8; Tob 13,5; 14,5-6; Eclo 36,11-15;Bar 4,37; 2 Mac 1,27.29.

[2] Dt 30, 1-10; Is 29, 18; 35, 5-6; 42.

[3] Is 29,18; 35,5-6; 42,7.18.

[4] Is 11,6-8; 25,7-8; 51,3; Ez 36,35;

[5] Is 44,3-4; 59,20-21; Jr 31, 31-34; Ez 36,25-29; 39,28-29.

[6]cf., Dunn, J. D. G., El cristianismo en sus orígenes I. El Jesús recordado, Verbo Divino, Estella (Navarra) 2009, 444-560.

[7] Cf., o.cit., 995.

[8] cf., Otro mundo es posible…desde Jesús, Sal Terrae, Santander 2010, 26.

[9] Ibid. 242; cf.., 199-242.

[10]Sobrino, J., Jesucristo Liberador, Trotta, Madrid 1991, 239

[11]cf., Pieris, A. El rostro asiático de Dios, Sígueme, Salamanca 1991, 150.160.

[12]cf., Ratzinger, J. Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Primera Parte. Desde el Bautismo a la Transfiguración, La Esfera de los Libros, Madrid, 2007, 127-128.

[13] c.f., González Faus. J.I., o. cit., 243-248.

16 comentarios

  • Gabriel Sánchez

      Honorio, una aclaración, la cita de Javier sobre Benedicto, refiere a su libro Jesús de Nazareth y este se publico por lo menos,  durante su pontificado…

     Pero la Iglesia, a través de su Magisterio, ha condenado el capitalismo salvaje y el neoliberalismo reiteradamente…

    El topico interesante es este de enteder la realidad…existe un presupuesto epistemologico básico, la realidad…es más compleja que nuestra capacidad de conocer, apenas, “conocemos una parte de ella”… y por nuestra naturaleza (el ser parte de la realidad), al conocerla, interactuamos con ella y la modificamos (de una manera o de otra)…Hablar sobre la existencia de una voluntad universal o la inexistencia de ella, en puridad es una cuestión de Fe…Fe quien dice que existe y Fe quien dice que no existe, porque no hay formas absolutas de verificar una u otra afirmación…
    Si indicios, el estudio de los fenomenos, que se estan revelando cada días más complejos, nos hablan de un orden…Boff, habla de vacio cuantico…y en un articulo habla justamente de esa energia universal que todo lo rodea y que vibra en una determinada frencuencia…y el entendia que esa energia que existe incluso en el espacio profundo, es un fenomeno que manifiesta una voluntad que esta detras de toda la realidad… y que algunos llamamos Dios…el acusar de ilusoria tal hipotesis, implicaria el poder probar cientificamente que esto no es verdad, de lo contrario podrá ser una postura filosofica, o una postura de Fe…pero nada más….Gabriel

  • Josemi

    Hola,
    Entre el halo místico de algunos y el conocimiento, también, místico-filosófico de otros, no salimos del atolladero, todos parecen que han sido inspirados por Espíritu Santo, o, como dicen por ahí, Dios les ha hablado y les ha dicho las famosas Verdades reveladas. A mi, la  verdad, y al común de los pobres humanos que deambulamos por este terrenal mundo, poco nos interesa lo que pueda decir un texto, escritura o libro, por muy sagrado que sea, que ni se sabe quién lo escribió ni con qué fin, ni falta que hace.

  • Josemi

    Qué cosa, siempre estamos dando vueltas a lo mismo, desde diferentes conocimientos, de diferente forma, intentamos entender la realidad para intentar huir de nuestras fobias y ansiedades, de lo que no comprendemos. Unos creando dioses, otros desde la filosofía, otros desde la interpretación textual, otros desde la política, otros desde la ciencia, eso sí todos con pretensiones de superioridad. Pero sólo es una forma de escapar de nuestros miedos, de nuestro conflicto.
    Un saludo

  • M. Luisa

    Llego a este hilo como un  lugar recurrente  en donde las cosas se resitúan  de nuevo.    pues vengo de otro en donde   al parecer  alguna voz  disidente rehuía  hablar de la realidad pensando que quienes  dicen estar  marchando ya por   ella   deben verse  envueltos en sus  efectos por una especie de halo místico.
     
    Pero pensar así es un gravísimo error porque sólo desde la perspectiva de la realidad misma se dan las condiciones para cambiar las cosas y el mundo.    Además,  visitando esta mañana el post de Salvador Santos,  él mismo reconoce  que no hay misterio en la realidad  pues ya nos ha sido  descubierta, entre otras cosas, añado yo, porque  desde siempre generación tras generación hemos  andado, caminado y marchando en y por ella. Fuerzas interesadas dominadoras  han hecho creer que lo había, me refiero al misterio,  pero eso es algo en lo que no me voy a detener, pues aquí diariamente  ya se  viene ventilando estas cuestiones.
     
    Ahora bien,  lo interesante del caso es que nos demos cuenta  que la manipulación histórica  no  tiene nada que ver con la realidad.  La realidad sigue intacta y  seguiremos  en ella con muchas posibilidades. La manipulación histórica ha operado  a nivel de ser, es decir  a nivel de  presencia, la cual es  condición indispensable   para la percepción humana.
     
    Por eso no hay nada perdido,  la perversión  es cosa de la percepción  y lo que necesitamos ahora,  como dice Ellacuría es “revertir la historia”
     
     

  • h. cadarso

      Curioso e inesperado el texto de Ratzinger que cita Javier Vitoria…Pero me da la impresión de que eso lo decía antes de ser elevado al Pontificado…En todo caso, no se pueden pedir peras al olmo, no podemos pedirle a la Iglesia real que sea la Iglesia ideal que soñamos, solo que mantenga en nosotros el impulso que nos empuja a trabajar por construir esa Iglesia, esa Humanidad, ese Mundo que creemos que es posible…La Iglesia será siempre un saco de pecados, y una llamada de Jesús a construir su Reino. Es decir, una utopía evangélica…
      El texto de Javier Vitoria ha provocado testimonios y discursos vuestros llenos de espiritualidad y de evangelio, gracias a todos. Es como si el conferenciante hubiese despertado en todos unos sentimientos y vivencias que no acertábamos a expresar. Esa utopía que nunca vemos cuajar en una realidad palpable, pero que sentimos que ya es de alguna manera real…No somos quizá lo que somos en realidad, somos lo que deseamos, somos aquello por lo que luchamos y nos jugamos la vida…La medida de nuestro ser es nuestro corazón, es la fe y el coraje que ponemos en la búsqueda del Reino de Dios.

  • Josefina G.C.

    Buenos dias Guillermo, si el Reino no es de este mundo de aquí y ahora mientras hay VIDA ¿de donde es entonces?, Él vino para traer VIDA y VIDA en abundancia para TOD*S, por que seguir insistiendo en que su Reino no es de este mundo? de que mundo pues? del mundo de los muertos?, dejémosles que dencansen en paz y trabajemos para la abundancia y dignidad de TOD*S  las y los vivientes AQUÍ Y AHORA.  

  • Guillermo

    El mundo es injusto porque lo hemos hecho injusto.El Dios del Reino y su proyecto histórico, lo llevó a romper con tradiciones y costumbres, a violar la ley por el amor, a privilegiar la vida del hombre sobre el rito y el culto. Esa praxis era el desafío humano. Si Jesucristo, orientó el proyecto del Padre hacia la gente, las masas, al pueblo en su dolor y en su historia, no dejó de lado lo más importante el anuncio del Reino “que no es de este mundo”, pues no está supeditado ni puede interpretarse con conceptos, con ideologías, con estrategias humanas, pues somos caminantes y estamos de paso,debemos de buscar  buscad antes que nada que Dios reine en nuestras vidas y todas las demás cosas que tanto nos preocupan se irán ajustando a la verdadera voluntad de Dios.

  • mªpilar garcía

    Profundo, claro, real, hermoso; cuanto nos expresa y explica Javier Vitoria.
     

    Seguir este camino que el Maestro nos dejó; hay que hacerlo, desde la libertad.
     

    Libertad de pensamiento: desde su Palabra.
     

    Libertad de seguimiento: haciendo (dentro de nuestras limitaciones) lo que El hizo.
     

    Madurando desde la vida que a cada paso nos interpela, porque las “cosas” no están bien.
     

    Con valentía, porque hay que caminar “contra” la  corriente establecida, muy alejada del verdadero Mensaje que Jesús nos dejó.
     

    Preparados para cuanto nos toque aceptar, asumir; desde una opción fiel, a cuanto nos dejó, como ¡estilo de vida!.
     

    No es comprensible, la dureza, conque la alta jerarquía, “castiga” “ataca” “persigue” “denuncia” todo pensamiento, enseñanza, ¡Vida! de las personas que no se dejan “atar”, y siguen fieles, en aquello que ellas han experimentado.
     

    Lo viven, desde la “escucha” interior de esa Palabra liberadora; especialmente, para aquellas personas que sufren, los desmanes de todo poder y riqueza extrema.
     

    Me encanta la cita que nos ha mencionado Rodrigo de D. Samuel.
     

    Estamos convencidos, gozosos; por estos profetas de la Palabra de Jesús y su vida; todas ellas, han tenido que vivir, en la “oscuridad” casi calladamente, para poder seguir en su trabajo, lucha, experiencia de liberación de los empobrecidos de esta tierra, esquilmada sin piedad por los poderes que mueve ese Mammon, que todo lo pudre y contamina.
     

    Gracias por ofrecernos estos trabajos tan exquisitos y esperanzadores… porque:
     

    ¡Siguen existiendo profetas! a pesar de las dificultades y persecuciones.

    mª pilar

  • Rodrigo Olvera

    Quiza venga a cuento de esta entrada, o quiza no. Pero me suenan las palabras de Samuel Ruiz
     
    Europa está equivocada con la Teología de la Liberación ; creen que es marxista. No. La teología es lo último, primero hay que responder frente a la realidad. Pondré un ejemplo:
    Salgo a la puerta y encuentro a un hombre prepotente que está dando patadas a un niño y lo va a matar. ¿Qué tengo que hacer? ¿Me pongo a pensar con qué tipo de teología debo hablar a ese hombre para que sea eficaz mi palabra? Cuando yo termine de hacer esa reflexión, ya lo mató. Antes de cualquier reflexión, tengo que hacer una opción: interponerme, decirle que está matando al niño. Lo que no puedo hacer es sentirme ajeno y decir “a mí que no me importa que lo mate”. Como ser humano y como cristiano no puedo pasar de largo ante la persona mal herida, como en la parábola del buen samaritano, como el sacerdote y el levita, a quienes importa más el templo que atender al hombre tirado en el camino por miedo a contaminarse con lo impuro. La reflexión es un paso subsiguiente. Lo primero es la opción, la teología es el resultado, no el inicio de nuestro trabajo”.

  • Antonio Vicedo

    ana rodrigo
    01-Febrero-2011 – 13:11 pm
    ( -Y es que, aunque sea casi una rutina el decirlo, Jesús echa las raíces de su compromiso en ese Dios que se preocupa por todo lo que haga sufrir y preocupe a los humanos así como por su felicidad y realización plena.    ….   . (Si alguien considera que me equivoco en esta apreciación, por favor, que me lo diga, leí dichos estatutos con bastante, digamos, repulsión).)
    En este comentario ana, aparte de la ratificación que haces de la profundidad y claridad del artículo de Javier, plasmas maravillosamente en los párrafos que cito entre paréntesis  como se ha concretado la incoherencia evangélica  práctica en la estructura eclesial, sobre todo en lo que afecta al ejercicio del Ministerio: teología, normativa, litúrgia y “espiritualidades”.
    Me adhiero a cuanto expones  desde mis vivencias en las que he podido contemplar y participar de las consecuencias  que tal proceder ha ido imponiendo, en complicidad más consciente que no, con las exigencias de este sistema de poder que tanto ha frenado y frena la realización del Reino de Dios y su Justicia a nivel de Humanidad.
    El desarrollo de los acontecimientos religiosos, también católicos eclesiales, da la impresió de que su programación,  en el pasado próximo y presente,  coincide con lo que pude saber de conclusiones estratégicas de planificación cultural en la reunión del grupo Bilderberg en Basilea, finales de los sesenta, como respuesta técnica al Informe Rockefeler.
    Según los planificadores a favor del apoyo a la globalización capitalista liberal, lo alienante de las religiones tenía que sustituir plenamente cualquier brote de caracter promocionante de las personas de nivel social medio bajo.
    Campo de batalla se designaban: Los Movimientos Obreros Católicos; la teología de la Liberación y las de Encarnación social; las comunidades de base y, más ampliamente,  las no deseadas consecuencia de apertura eclesial provenientes del Concilio Vaticano II.
    Y en ello estamos.
    ¿Estarán ahora sugiendo ráfagas del soplo del Espíritu en  el campo árabe para sacudir la complicidad complaciente religiosa con el sistema violento e inhumano de poder y de sus víctimas?

  • Otro texto que nos acerca del misterio del Reino de Dios y de su advenimiento con Jesús, primero nacido, semilla de la raza nueva, del hombre nuevo, de la humanidad nueva. Yo comparto el comentario de Ana Rodrigo que pone de relieve el hecho que se habla mucho de Dios y bien poco de Jesús en los documentos oficiales y añadiría yo, en las predicaciones. La iglesia institucional ganaría mucho al mirarse ante lo que dice Javier Vitoria:
    “En Jesús de Nazaret el Dios del Reino emprende su lucha contra el Maligno y contra los ídolos de muerte, representados por Mammon. Entre el Abba del Reino y Mammon (cf. Mt 6, 24) existe una antinomia irreconciliable. Todo el que está aliado con Mammon está excluido de la familiaridad con el Padre del Reino porque “nadie puede servir a dos señores”. La antinomia Abba-Mammon se actualiza históricamente dentro de la alianza de Dios con los pobres o de la parcialidad de Dios por los oprimidos.”
    Gracias a ATRO para compartir tantas reflexiones que alimentan el espíritu y motivan los compromisos.

  • Gabriel Sánchez

    Otro aspecto importante es que en esta lucha por el Reino, entre Mammon y el Papito de Jesús…no existe instituciones, ni extructuras, ni acciones humanas, que en estado quimico totalmente puro, no se mezclen la Cizaña y el trigo, no sea que queriendo arrancar la cizaña arranquemos el trigo (Mt. 13,29-30), por eso junto a los Trujillos y Sodanos, crecieron en la Iglesia “oficial”…Mons. Romero, Mons Samuel Ruiz, Mons Pironio, Mons Parteli…como dicen los zapatistas en su comunicado hubo muchos más de los que estaban del lado del pueblo que los Mariciales…etc…

    Seguramente expresarndo esa opcion y esa comunión con el Magisterio legitimo de la Iglesia (que no es imposición, sino pro posición) El brillante hermano Vitoria, escribe…

    “Como ha escrito recientemente el papa actual: «Ante el abuso del poder económico, de las crueldades del capitalismo que degrada al hombre a la categoría de mercancía, hemos comenzado a comprender mejor el peligro que supone la riqueza y entendemos de manera nueva lo que Jesús quería decir al prevenirnos ante ella, ante el dios Mammon que destruye al hombre, estrangulando despiadadamente con sus manos una gran parte del mundo.»[12]“… No descartemos a nadie, Con cariño Gabriel

  • Gabriel Sánchez

    “Jesús de Nazaret esperó contra toda experiencia que en aquella noche oscura de la injusticia y la ignominia irrumpiera definitivamente el amanecer del Reino de Dios, propiciado por su fidelidad a la “utopía” divina hasta el extremo del sufrimiento y de la muerte: «si el grano de trigo, no muere no produce fruto».”
     
    Es en la experiencia de Getsemani, en donde descubrimos el camino para que el Reino…que esta en medio de nosotros se desate…y se visibilice…con claridad ante los hombres…
     
    Coincidimos con cada palabra escrita por Vitoria, agregamos, que tal vez, se debe entender el Reino…como una construcción de encuentro, en donde Dios nos convoca a con el ir transformando el barro de la historia, esto como bien lo marca Vitoria, pasa por sentimientos, actitudes y opciones humanas, que se concretan en acciones colectivas, que nos vinculan en el amor y en la justicia… (El papa dirá que la justicia es la minima medida de la caridad-amor)…
     
    Pero en esa tarea el hombre tiene un auxiliar presente y actuante en la historia a través de obrar desde el corazón humana y en el corazón de la historia…Que es el AMOR QUE SALE DEL CORAZÒN DEL PADRE Y DEL HIJO…que nos vincula y nos ayuda a ir concretando ese camino de desplegar en Él , el Reino ya presente…Esto pasa por opciones concretas, de construcciones colectiva…como bien decía Leonardo, lo que nos une es simbólico, lo que nos separa, fragmenta, hace pesar la opciones y el bien personal, por sobre las necesidades y bienes generales, son dia bolicas…Por ejemplo que es construir el Reino en la Latinoamérica de Hoy, luchar por la liberación de los pueblos, por la justicia alimentaria, por la no mercantilización de los seres de la creación…por la soberanía alimentaria…Son las ceb´s y otro tipo de emprendimientos eclesiales queremos ser  un signo…de esa vinculación que queremos vivir…signo que evoluciona y camina…que se transforma , convierte y purifica en la acción, en la lucha y muchas veces en la martirio…Eso implica un construir el Reino en Él, en la lucha cotidiana, junto con todos los hombres de buena voluntad, creyentes o no, cristianos o no…Por esto, ninguna actitud u acción que el hombre realiza…es neutral, se esta con Mammon o con el Abba de Jesús…como bien nos dice Vitoria…Una reflexión teológica esta de Vitoria que nos obliga a leerla, con la razón y con el corazón…Pensando y orando a la vez…y por ella desfilan nuestras opciones, nuestras acciones, nuestros compromisos y nuestras luchas…Ojala…Dios nos de fuerza, para optar por el en nuestra vida concreta y no por Mammon, que nos llama hoy instalarnos en la comodidad y en el máxima autocomplacencia…y en la máxima indiferencia…Con cariño para todos…entiendo que ATRIO, también es una opción comunitaria en donde tratamos de alguna manera de vivir…la realidad del Reino…Nos abrazo a todos desde Montevideo, que esta precioso, soleado, lleno de flores, de pájaros y de olor al yodo y salitre del Mar…Gabriel

  • ana rodrigo

    Continuación:
    Así que habrá que olvidarse ya de la Iglesia oficial (quienes aún no lo hayan hecho) como fuente de actualización y puesta en obra del mensaje de Jesús, o como dice Hans Küng, dejemos de creer en la Iglesia, pero no dejemos de luchar contra todo aquello que en la Iglesia oculta el alma y la esencia del evangelio: salvar al ser humano, éste que está entre nosotros y entre nosotras, salvémoslo de sus penurias y sufrimientos, lo otro, todo lo demás…., vendrá por añadidura.

  • ana rodrigo

    A este texto no se le puede pedir ni mayor claridad, ni mayor precisión.
     
    Como dice Sarri, creo que es un texto inscrito plenamente en la Teología de la Liberación.  Creo que el mensaje de Jesús y su vida fue y es un mensaje inserto al cien por cien en lo humano y en todo aquello que le afecte a los seres humanos en esta vida humana. Estamos cansados de decir y de escuchar que Jesús vivió más en esta vida que en la otra, sus preocupaciones fueron hacer visible a un Dios que era padre-madre y que quería para sus hijos e hijas lo mejor en esta vida, aunque esta vida plena y casi utópica tuviese su origen en una energía casi inasequible para nuestras posibilidades humanas.
     
    Y es que, aunque sea casi una rutina el decirlo, Jesús echa las raíces de su compromiso en ese Dios que se preocupa por todo lo que haga sufrir y preocupe a los humanos así como por su felicidad y realización plena.
     
    Dos mil años después observamos todo tipo de parches, de atenuantes, de justificaciones y de esfuerzos para sacar su mensaje de este mundo deshumanizándolo, y llevarlo lejos, al cielo, a la otra vida, a ese Dios que nadie ha visto ni oído. Observamos que a la teología que ha querido encarnar y hacer palpable la realización de esa sociedad alternativa propuesta por Jesús, la TL, se la tacha de comunista (en el sentido más despectivo del término), a los teólogos que la mantienen, se les condena y se les desacredita, y a quienes murieron por hacerla posible se les margina en el olvido vaticano.
     
    Mientras tanto se ensalza a personas con relevancia social como Juan Pablo II o san Josemaría, en vida casi se canoniza ya en san Kiko y, si se descuidan, hacen santo un pelín al mismísimo Maciel. Todos ellos han dejado como legado una religión espiritualista que es lo que gusta en las altas instancias vaticanas. Hay una inflación de Dios y una ausencia de Jesús, como si Jesús les incomodase demasiado. Creo que ya dije que en los estatutos de los kikos no aparece ni una sola vez la palabra Jesús; las palabras que más aparecen son “obispo”, “párroco”, “papa”, “palabra”, “Iglesia”, “catecumenado” etc., una sola vez la expresión “nuestro señor Jesucristo”. (Si alguien considera que me equivoco en esta apreciación, por favor, que me lo diga, leí dichos estatutos con bastante, digamos, repulsión).

  • Sarrionandia

    Si se habla de seguir a Jesús, obviando el olvido de la Jerarquía; este artículo de la Utopía del Reino es un profundo estudio de lo que significa seguir a Jesús. Y lo interesante del caso es cómo toma -además del Evangelio- la inspiración de la Teología de la Liberación y de otros teólogos sospechados por la Curia Romana, (Qué pueden significar Sobrino y Moltmann para Ratzinger?). Y lo más interesante es cómo el planteo del Reino trasciende tiempo y espacio y lleva si no a la identificación sí a una estrechísima relación de lo divino y lo humano, Somos dioses, según los viejos salmos de Israel! Eñ Reino es el Misterio de la Bienaventuranza!