Mañana, jueves 27 de enero, la UNED investirá como Doctor Honoris Causa al profesor Hans Küng. Es el reconocimiento de una Universidad Estatal, en nombre de la sociedad española, a un teólogo que sin haber sido excomulgado está en las antípodas de lo que se llamaría la “teología oficial”. En este artículo se exponen los puntos que tanto el profesor Tamayo, como muchos de nosostros, le debemos a este creativo teólogo, que estuvo en los primeros años de su carreta universitaria tan cerca del papa actual.
Hans Küng ha dedicado más de cincuenta años al quehacer teológico en diálogo crítico con los saberes de nuestro tiempo. En 1957, con apenas 28 años, publicó su primera obra teológica, que causó un gran impacto en el panorama teológico mundial, tanto protestante como católico, y que no ha perdido vigencia La justificación. Doctrina de Karl Barth y una interpretación católica. Era su tesis doctoral. El propio teólogo evangélico Barth, compatriota suyo, le felicitó por el rigor y la objetividad con que exponía su pensamiento y por la correcta interpretación del mismo en torno a un tema en el que las divergencias entre católicos y protestantes parecían insalvables. Su última obra acaba de aparecer en castellano: Lo que yo creo (Trotta, Madrid, 2011). En ella recoge las nueve conferencias pronunciadas durante el semestre de verano primavera de 2009 en la Universidad de Tubinga ante cerca de mil participantes. El doctorado honoris causa que le concede el 27 de enero la UNED, está más que merecido. Mucha han sido las lecciones que he aprendido de él como maestro, colega y amigo. He aquí algunas.
1. Dios. Küng plantea el problema de Dios siguiendo los pasos del pensamiento moderno europeo a través de algunos de sus principales filósofos y sistemas de pensamiento. En diálogo con ellos y atento a sus críticas, responde con tres síes a la pregunta por la existencia de Dios: sí a la realidad como alternativa al nihilismo, sí a Dios como alternativa al ateísmo, sí al Dios cristiano, que se revela en Jesús de Nazaret. Analiza también las concepciones de Dios en las religiones no cristianas, el judaísmo, el islam, el hinduismo, incluyendo la idea de Dios en las religiones chinas y la religiosidad no-teísta del buddhismo.
2. Jesús de Nazaret. La cristología de Küng es una de las más innovadoras y mejor fundadas de las últimas décadas, que ha contribuido a recuperar al Jesús histórico y a reformular e interpretar la doctrina sobre Jesús de Nazaret en perspectiva histórica y en el contexto de los nuevos climas culturales. A la pregunta por la verdadera imagen de Cristo responde que el Cristo real, que no es un mito, sino un personaje, cuyo contexto socio-cultural, mensaje, conflictos con las autoridades políticas y religiosas, muerte y nueva vida analiza con rigor exegético.
3. La Iglesia. Küng se pregunta si la Iglesia puede apelar razonablemente a Jesús y si está fundada en el Evangelio. A partir de ahí elabora una eclesiología crítica que parte de la Iglesia real encarnada en el mundo, y no de una Iglesia ideal que se encuentre en las abstractas esferas celestes de la teoría teológica y subraya su índole carismática como parte de su estructura fundamental. La Iglesia no se encuentra al mismo nivel que el reino de Dios, sino a su servicio.
4. El diálogo ecuménico. El teólogo suizo va en busca de las convergencias entre catolicismo y protestantismo. Y lo hace hablando como católico ante el espejo del Evangelio, deseando que los hermanos protestantes se hagan más evangélicos, y así reencontrarse no en torno a la figura del papa, sino en torno al Evangelio. Tras leer su tesis doctoral, Barth no pudo menos que preguntarse si todas las guerras de religión, las luchas teológicas y las divisiones no habían sido un inmenso error. ¡Llevaba razón!
5. La unidad de las iglesias cristianas. Las iglesias cristianas no deben encerrarse en el estrecho círculo de su propia confesión, cayendo en un confesionalismo excluyente. Han de abrirse al ecumenismo en todos los terrenos. La unidad de los diferentes cristianismos no se logra con el retorno de una iglesia a otra, y menos aún con la sumisión o rendición de todas a una. Se consigue a través de la mutua aceptación y de la conversión de todas a Jesús de Nazaret y a su mensaje liberador. Los acuerdos doctrinales deben ir acompañados de prácticas ecuménicas.
6. Las mujeres como sujetos morales, eclesiales y teológicos. Las iglesias cristianas no pueden seguir enrocadas en concepciones teológicas que inferiorizan o consideran menores de edad a las mujeres, ni en los modelos organizativos jerárquico-patriarcales, que las excluyen del ejercicio de los ministerios y de las funciones directivas. Deben ser reconocidas como sujetos morales, eclesiales y teológicos y, en cuanto tales, con el protagonismo que tuvieron en el movimiento de Jesús y en el cristianismo primitivo.
7. El diálogo interreligioso. Ninguna religión puede reivindicar el monopolio de la verdad, ni de la ética, ni de la liberación. A su vez, toda religión tiene una verdad originaria que, además de verdad teórica y recto conocimiento, se torna verdad en la praxis, el recto comportamiento y la actitud ética. Las religiones pueden proporcionar un horizonte global de sentido, incluso ante el dolor, la culpa y el sin-sentido, dar un sentido último a la vida frente a la muerte, garantizar valores supremos y motivaciones profundas e impulsar la protesta contra las situaciones injustas. En ese horizonte se sitúa la necesidad del diálogo interreligioso.
8. El proyecto de ética mundial. Küng es pionero en la propuesta de una ética mundial en la era de la globalización, en la que han de converger las religiones y las ideologías seculares, en torno a las siguientes tareas: defensa de la vida, trabajo por la paz, protección del medio ambiente, cultura de la no violencia, de la solidaridad, de la tolerancia, de una vida veraz, de la igualdad y la colaboración entre hombres y mujeres. Propone una ética mundial para la economía y la política, que critica las situaciones realmente existentes, presenta alternativas constructivas y racionalmente realizables, así como impulsos para su realización. En esta ética han de converger las religiones y las ideologías seculares.
9. Renuncia a servir al sistema romano. Küng nunca se vio tentado de entrar al servicio del sistema romano. Si lo hubiera hecho, como lo hicieron otros colegas suyos, dice, habría tenido que decir sí y amén a muchas cosas en contra de su conciencia y habría vendido su alma por el poder de la Iglesia.
10. Libertad, verdad y veracidad. ¿Qué derroteros sigue la vida de Küng? Él mismo responde: “Continúo resistiendo en aras de la verdad, teniendo la libertad en alta estima, avanzando en la investigación y luchando por una Iglesia que no se considere a sí misma infalible”. ¡Y que sea veraz, compasiva y solidaria!
Hans Kung es un teologo excepcional, sobre todo en sus atisbos para orientar a profundizar en las Verdades de la Fe, lastima que es flojo en asentar dichas verdades.
Excelente la sintesis de Juan Jose…Kung ha dicho cosas…en el entorno de la inspiración del cincilio, que hoy todavía no son comprendidas por muchos…Habra que permtir que la persepeción colectiva y especialmente la eclesial de la revelación vayan descubriendo aspectos que hoy se escapan a muchos, entonces la teólogia de Kung, sera mucho más comprendida eclesialmente.- Gabriel
Leí este artículo en El Correo y me gustó. Son conocidos los esfuerzos ecuménicos de Hans Küng reflejados en sus estudios, como el que se publicó en su libro “El Cristianismo, Esencia e Historia” en 1994, hace ya más de 15 años (antes del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, las guerras de Iraq y de Afganistán), que se introduce como un “estudio exhaustivo sobre el cristianismo que ahonda en el análisis de sus fundamentos con el fin de crear un espacio para el diálogo ecuménico que favorezca la paz mundial, por el cauce de la concordia entre las religiones.” La búsqueda de lo que une en lugar de lo que separa. Y otro libro anterior, “El Cristianismo y las Grandes Religiones”, escrito a partir de conferencias-coloquio que se celebraron en la Universidad de Tubinga en 1982 y que fueron inspiradas “por la necesidad de entablar, desde el cristianismo, un diálogo abierto y sin prejuicios con las tres religiones – islam, hinduismo y budismo.” Fue mucho antes de que Zapatero lanzara lo de la “Alianza de las Civilizaciones”. Resulta muy difícil a la Iglesia institucional y jerárquica de retornar orígenes del cristianismo, que son los más auténticos y más fáciles de entender, con frases como “Mi reino no es de este mundo”, que es lo mismo que decir “mi reino no es el Vaticano”. El reino está en el corazón y el alma de las personas, cuando se dan la paz el uno al otro en la misa, cuando se admite que jóvenes de distintas religiones son educados en la fraternidad, sin segregaciones. He tenido un compañero judío belga y otro amigo protestante alemán y seguro que podría tener como amigo a un musulmán “de buena voluntad”. A todos hay que poder decir: “la paz está contigo”… Y los cristianos, que dejan de ir a misa o se borran del registro del bautismo porque algunos sacerdotes han hecho cosas deplorables, no lo han sido nunca de verdad, porque dan más importante a la persona del sacerdote que celebra la misa que al significado transcendental de la eucaristía. Han renunciado a sentarse a la mesa de la comunión de los cristianos, como lo hizo Jesús con sus apóstoles compartiendo el pan y el vino antes de su muerte. ¡Como le cuesta a la Iglesia retornar a sus orígenes! ¡Cómo le pesa su historia!
Considero a Hans Küng un gran sembrador y algún dia su semilla germinará en esa tierra árida y pedregosa que conocemos como la ICAR. Entre tanto, tendría que ser un punto de encuentro para la multitud de esfuerzos dispersos en el resto de la cristiandad. Habría que pasar de las palabras a los hechos, poniendo la primera piedra a algún tipo de organización ecuménica, en paralelo con la ICAR, cuya única guía y referencia fuera el Jesús de Nazaret histórico. Hay que abandonar las batallitas en defensa de tradiciones religiosas y dogmas inamovibles, para concentrarnos en la aproximación histórica a la personalidad de aquel Galileo que, veinte siglos después, sigue presente en nuestras vidas. Sería fantástica una unidad de acción entre cristianos marginados por Roma, protestantes y ortodoxos. Combinando ciencia, teología y amor fraterno tendría que ser posible atraer al redil a la oveja perdida vaticana y hacer más visible al pueblo la llegada del Reino de Dios. El encuentro con el resto de las otras grandes religiones, proféticas y no proféticas, sería mucho más sencillo.
Muy acertado y merecido homenaje al viejo profesor; SUIZO, que no alemán, que se pronuncia algo así como “janskín” y no “janskún” ( como, veces, he tenido que escuchar). Bueno, la laudatio (laudación, acariciameiento, enjabonamiento…) le corresponde a otro, no a mí. Y seguro que lo hará mejor. Por cierto señor J.J. Tamayo, el Sr. Hans es uno de los mejores frutos de la cultura occidental, que no “oriental”, ni “amerindia-africana” u otras que tal. No se olvide Sr. J.J. de las bondades de la cultura occdental, que no es la única, pero es de las que mucho y más tienen que ofrecer. La prueba latiene ahí a su lado… ¡Vivan Hans y la cultura occidental!
Cuando lees a Hans Kung, “casi” todo lo demás parecen meras copias, su trilogia:
El Judaísmo, Pasado presente y futuro (2004);El Cristianismo Esencia e histori (2004);El Islam Historia, presente y futuro… Son los tres pilares donde se recoge el mejor tratado sobre estas tres religiones.
Sin decir que en el tema de Mujer escribió un pequeño libro La Mujer en en el Cristianismo, que sin sir algo excepcional se recoge cosas muy acertadas.
Quizás sea aquí, en el tema de la mujer donde casi nadie con no sea Mujer se pringuen como verdaderamente hubiese sido necesario y desde muchas años atrás.
Pero bueno ya sabemos que todo aquello que “las minorías” o las clases menospreciadas consiguen no lo hacen por las cabezas o pesonajes lumbreras sino por las reivindicaciones y las insintencias que se hace desde aquellas bases.
Tan solo decir de este hombre que fue crédulo y tibio al comienzo de reinado de B.XVI, se creyó aquella milonga que le contarón en aquella entrevista y casi le dejó neutralizado por cierto tiempo.
Sobre los Honoris… Hay muchos que se han dado y otros que nunca se darán, unos inmerecidamente, y otros merecidamente nunca se recogerán…
Esto es como los Nobel, y el Obama se lo dieron por ser negro y estar de presidente en ese estado imperial
Descubrí a Hans Kung, allà por los ’63 del siglo pasado con una frase suya, escrita en la Hoja diocesana, en relación al CVII que me gustó.
Desde entonces lo he seguido. Y ahí tenemos un hombre valiente que ha pasado su calvario (hay que leer los dos volúmenes de sus memorias). Ha rendido al máximo el talento que el Señor le dio.
Confiemos, pero no demasiado, que la “i”nstitución, en minúscula, reconzca el valor que tiene de su gran teólogo. Pero las envidias, los narcisismos, la cerrazón mental de funcionarios eclesiásticos- que no eclesiales- dudo que lo hagan. Con todo el reconcomiento por “El Pueblo de Dios” creo que lo va a vivir como suficiente.
Gracias, Mª Luisa, por recordar el lugar civil y universitario -Aula Magna- donde se le acogió en Barcelona, al negarse el arzobispado a que presentara sus memorias en un local eclesiástico.
He empezado a leer su último libro, donde se le presenta como pensador y teólogo “universal” (adjetivo más apropiado que católico).
Escribe en el prólogo:
“Escribo para personas que se hallan en proceso de búsqueda…, para todos aquellos aquellos que viven su fe y, además, quieren dar razón de ella. Para aquellos que, lejos de limitarse a “creer”, desean “saber” y esperan, por tanto, una interpretación de la fe que esté fundada filosófica, teológica, exegética e históricamente y tenga consecuencias prácticas.” (p. 9)
En la solapa del libro se dice que va a hablar de su fe personal, concentrada en preguntas de resonancia kantiana, pero que toda persona puede hacerse: “¿qué puedo creer?, ¿en qué puedo confiar? ¿qué puedo esperar?, ¿cómo puedo configurar mi vida?”
Tras leer los dos primeros capítulos, os invito a saborearlo, es una delicia.
A H. Küng le vengo leyendo desde hace años, es un teólogo, para mí extraordinario. Muchas veces he pensado en la decepción que se llevaría al ver que su encuentro con su amigo Ratsinger hace unos años no diera los frutos deseados. Ciertamente como dice Maite, cuando vino a Barcelona el aula Magna de la Universidad se abarrotó, yo estuve allí y el ambiente ofrecía admiración hacia él pero a la vez disgusto por no haberle permitido, desde el arzobispado, dar su conferencia en una Iglesia de la ciudad. Igual sucedió unos años antes cuando vino Leonardo Boff, pero en este caso el párroco se arriesgó y le abrió las puestas de su Iglesia, la del Pino, creo recordar, en el barrio gótico…en fin, es una pena que a los mejores se les trate así.
Una gran alegría, por este reconocimiento.
Una tristeza, hacia esta iglesia ciega y sorda, con los profetas que ensanchan la mirada, la ponen en su centro natural, lógico, para que las mentes piensen, maduren, se liberen de tanta paja y polvo, que el viento se lleva sin dejar rastro de… ¡Vida!
Cuantas personas extraordinarias, pasan por nuestras vidas sembrando una esperanza real y auténtica, desde el Mensaje de Jesús; anclado en la vida cotidiana, donde de verdad puede germinar y conseguir una vida más justa, cordial, auténtica.
Mi abrazo gozoso por todo lo bueno que “va” recibiendo, a pesar de la ceguera de los de “casa” y su dureza de corazón.
mª pilar
Celebro este reconocimiento de la universidad civil al mejor teólogo actual que conocemos. Pocas mentes tan bien amuebladas como la suya, de ahí que al leerle no sólo se aprende a pensar; se comprende a los filósofos desde la modernidad, permite depurar la fe, se olvida uno de los círculos estrechos para abrirse a lo que nos afecta a todos los humanos.
El título en francés de “Lo que yo creo” es “Confiar en la vida”. La vida no sólo en sentido existencial, a H. Küng le ha importado siempre la vida del planeta, los DH de todos, una ética mundial consensuada, lo común de todas las religiones, la superación de toda barrera, morir con dignidad… La suya es siempre una visión amplia de la realidad, contraria a la mentalidad pacata y parroquial de quienes lo consideraron un teólogo no católico (sería mejor considerarlo teólogo sin más, o teólogo ecuménico…), le prohibieron enseñar (cuánto mejor les hubiera ido si se hubieran atrevido a aprender de él), incluso hablar (recuerdo que en su 75º aniversario, en Barcelona incluso, al presentar su primer libro de memorias y prohibírsele hablar en un local de la ICAR, se llenó el salón de actos civil que le ofrecieron), lo mismo que en su presentación en Madrid en el Chaminade, a que asistí . Y es que no se puede impedir al sol que caliente.
Manuel Fraijó cita en el País de hoy las siguientes palabras de Hegel: que los grandes hombres no son solo los grandes inventores, “sino aquellos que cobraron conciencia de lo que era necesario”. Yo añadiría que una persona es aún más grande cuando son capaces de expandir sus conocimientos cual agua de riego que empapa tierras sedientas.
El concienzudo trabajo de H. Küng ha sido el punto de arranque de tantos teólogos y teólogas que directa e indirectamente se han beneficiando y se están beneficiando, no sólo por lo que Küng ha aportado, que ha sido mucho, sino por la sintonía que muchos y muchas tienen, tenemos, con la racionalidad y sentir común de tanta gente que queremos y deseamos la actualización del mensaje de Jesús a nuestro tiempo, a nuestra sociedad y a nuestras exigencias de fundamentación de lo que se nos dice y no quedarnos en eso de que hay que creerlo porque lo dice la Iglesia. Leer los libros de Küng es como encontrarse en un pozo de sabiduría y buen hacer, tienes sensación de que te puedes fiar al cien por cien de lo que estás leyendo.
Albricias por el nuevo doctorado, que contrarresta noticias acongojantes. Como la postura vaticana frente a la discrepancia de los obispos de Japón con la catequesis, misas y sacramentos de los “kikos” en aquel país. O el congreso de Roma en que se lamentaron el abandono del latín en las parroquias, la comunión de pie y en la mano, las misas con celebrante y fieles a igual nivel. Por lo que reclamaron un “Syllabus” contra los propósitos de protestantizar doctrinal, litúrgica y pastoralmente la ICAR. Resultan ilustrativas las noticias de la web Chiesa, que se difunde también en castellano.
Albricias por el nuevo doctorado, frente a noticias acongojantes. Como la postura vaticana cara a las discrepancias de los obispos del Japón con la catequesis, misas y sacramentos de los “kikos” en aquel país. O un congreso romano donde se lamentaron el abandono del latín, la comunión de pie y en la mano o las misas con celebrante y fieles a nivel igual. Reclamaron un Syllabus frente a los errores difundidos tras el Vaticano II y supuestos propósitos de protestanlizar la ICAR doctrinal, litúrgica y pastoralmente. Es bueno seguir las informaciones de la web “Chiesa”, que tiene versión en castellano.
Estoy leyendo su última obra: “Lo que yo creo”. Es un ameno resumen de las más profundas convicciones a las que a llegado después de toda una vida entregada al estudio y a la causa de Cristo. Recomiendo su lectura. Es penoso que la Iglesia ya no le considere como un teólogo católico.
Con esta cita, incluyendo de mi parte los paréntesis sustitutorios-explicativos (-), concreto mi comentario y mi plena adhesión a lo que Kung ha representado y representa de carisma teológico para la HUMANIDAD.
“- 6. Las mujeres como sujetos morales, eclesiales y teológicos. Las iglesias cristianas no pueden seguir enrocadas en concepciones teológicas que inferiorizan o consideran menores de edad a las mujeres (a las PERSONAS ADULTAS), ni en los modelos organizativos jerárquico-patriarcales (de PODER AUTORITARIO de DOMINIO o PATERNALISTA), que las excluyen del ejercicio de los ministerios y de las funciones directivas. Deben ser reconocidas (TODAS LAS PERSONAS) como sujetos (de DERECHO TODAS y de HECHO LAS ADULTAS) morales, eclesiales y teológicos y, en cuanto tales, con el protagonismo que tuvieron en el movimiento de Jesús y en el cristianismo primitivo (en PLENA COHERENCIA CON EL TESTIMONIO y MENSAJE de JESÚS en el NT).
Me parece que el artículo, del que adjunto enlace, firmado por el Decano de Filosofia de la UNED, que publica hoy EL PAÍS, complementa bien la visión que en el suyo nos da Juan José Tamayo en ATRIO.
Enlace:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/mirada/critica/necesaria/Hans/Kung/elpepiopi/20110125elpepiopi_12/Tes