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La Nota de los obispos vascos

 Tras no pocas dudas, me decido a escribir sobre la Nota publicada por los obispos de Pamplona, Bilbao, San Sebastián y Vitoria tras la declaración de alto el fuego permanente, general y verificable por parte de ETA. Lo hago como ciudadano de este pueblo y como miembro de esta Iglesia. Sé que el asunto es inmensamente delicado, por todo el dolor acumulado, e infinitamente complejo, por todos los factores en juego. Sé también que todo lo que yo diga sobre esta cuestión o cualquier otra es parcial y, por supuesto, discutible.

Pero son demasiadas las heridas del pasado que hay que curar y demasiadas las heridas del futuro que hemos de evitar. El País Vasco no es el ombligo del mundo, ni ETA es ahora mismo nuestro problema más grave, ni el conflicto político es nuestra cuestión principal, pero es demasiado importante lo que nos traemos entre manos en este bendito pueblo –y justo en este momento– como para que callemos por miedo a errar. O para que nuestros obispos hablen tan a la ligera.

Su Nota me ha decepcionado profundamente. Seis líneas, justamente seis, ¿y para decir qué? Que manifiestan su “anhelo y esperanza de paz”, que “exigen la disolución definitiva de ETA”, y que “piden al pueblo cristiano intensificar su oración”. Y nada más. Ningún elemento de análisis, ningún criterio de juicio, ninguna pauta de acción. Ninguna aportación a la reflexión, ninguna invitación a la responsabilidad, ninguna llamada a la reconciliación. Ninguna luz, ninguna emoción, ningún aliento. Seis líneas escritas como a desgana y para salir del paso. Leí la Nota y me dije: “Mejor hubieran hecho en callar. Pero no, callar no era posible. De modo que mejor hubieran hecho en hablar de otro modo”. Apunto, pues, con todo el riesgo, unas reflexiones sobre lo que echo de más y lo que echo de menos en la Nota de nuestros obispos.

  •             1. La Nota elude la cuestión principal: ¿Qué nos toca hacer a todos para que este alto el fuego sea el definitivo, es decir, para que no haya más víctimas? Ya llevamos 12 muertos desde la ruptura del último alto el fuego, contando solo los muertos por ETA –que no sé si es buena contabilidad; me parece que no–. ¿Qué harías tú si tu vida estuviera en juego, o si estuviera en juego la vida de quien quieres más que a ti mismo/a? Por supuesto, no es posible hacer todo lo deseable, y no es lícito hacer todo lo factible. Entre lo deseable factible y lo factible lícito, ahí se abre nuestra incierta franja de acción. Y ahí no sirven declaraciones éticas abstractas. Menos sirven aun intereses espurios, sean personales o colectivos. El criterio es ese equilibrio inestable entre el mal menor y el bien mayor, y la pregunta es: ¿Cuál es, en este preciso momento y lugar, el mal menor que puedo tolerar para conseguir un bien mayor, y cuál el bien menor con el que me habré de conformar para evitar un mal mayor? Ése es el criterio, y no los Diez Mandamientos ni la Constitución, con perdón. El criterio es salvar la próxima vida en peligro, que puede ser la tuya o la de la persona que más quieres, y la cuestión es a qué acto positivo de riesgo y generosidad estás tú dispuesto/a para salvarla, y para que no se sume un muerto más a la larga lista, y tengamos que seguir lamentándonos. Nada de eso sugieren los obispos.
  •             2. “Manifestamos nuestro anhelo y esperanza de paz”, empiezan diciendo. Hemos de reconocer esta expresión de esperanza, por tímida y desganada que sea, cuando lo que más han abundado son manifestaciones de desencanto, a veces por un miedo de futuro más que comprensible, a veces por unos intereses de partido más que discutibles. Sólo habrá solución si tenemos esperanza, y agradezco a los obispos que hayan pronunciado esta simple y poderosa palabra: esperanza. La esperanza puede ser engañosa, pero sin ella no hay nada. La esperanza es engañosa cuando es abstracta, vacía. Es poderosa cuando es concreta, sincera, activa. Y la expresión de esperanza de la Nota episcopal me parece tan abstracta y descarnada, tan indolente y desangelada, que me parece vacía.
  •             3. Nuestros obispos dicen a continuación: “Reiteramos la exigencia moral de su disolución definitiva e incondicional”. Pero ¿es que hacía falta decirlo siquiera? Desde sus primeros asesinatos de ETA, llevamos cuarenta y tres años pidiendo su disolución, y los obispos vascos más que nadie. Llevo desde los 15 años deseando la disolución de ETA. Pero la “disolución” se ha convertido, en los últimos meses, en una consigna de partidos, y nuestros obispos se han plegado a la consigna. Y me temo que no por repetir más la consigna vamos a llegar antes a la disolución deseada por todos. Por otro lado, ¿pensaban realmente nuestros obispos que ETA iba a declarar su disolución definitiva? ¿Tan mal informados están acerca de lo que ha sido y es ETA, acerca de la historia de los movimientos terroristas que en el mundo han sido? ¿Tan ignorantes son, por ejemplo, de la historia de Irlanda y del IRA, que aun siendo tan diversa a nuestra historia, es la más parecida? La disolución de ETA –y de todas las dictaduras, todas– es la meta, sí, pero también es una tarea, una tarea compleja que aún va a ser larga, una tarea que va a exigir mucho más que consignas y que mera fuerza, una tarea que ha demandado hasta hoy y va a seguir demandando paciencia, prudencia, destreza, flexibilidad y mucha grandeza de ánimo. Virtudes todas políticas y evangélicas. ¿No lo saben aún nuestros obispos?
  •             4. Añaden que la disolución ha de ser “incondicional”. He aquí otra consigna, que nuestros obispos en su Nota se han limitado a corear. ¿Conocen acaso los obispos algún acto humano, algún acto político, algún acto eclesial que sea realmente incondicional? Me gustaría mucho conocerlo si existiera. Claro, no hay que ser ni ética ni políticamente muy avezado para ver que ETA no ha de imponer ningún marco político para el País Vasco como condición para su disolución. Pero la vida está llena de condiciones, la política no digamos, y el fin de ETA también, nos guste o no. Y procurar el máximo de condiciones humanas, penitenciarias, jurídicas, democráticas – sólo democráticas, sí, pero plenamente democráticas, ¡y cuán lejos estamos de ello!–, eso no es ceder al chantaje, sino ser sabios. ¿O es que la sabiduría consiste solamente en saber ceder y negociar con el régimen chino, el régimen marroquí, el régimen israelí o el régimen ruandés de Kagamé, sólo porque son poderosos o ricos o tienen buenos aliados? ¿Y no saben nuestros obispos que el Estado del Vaticano tiene relaciones y “negocios” directos o indirectos con todos esos regímenes terroristas, saltándose todas las consignas y diciendo que “hay lo que hay”? Hay un objetivo sagrado que vale por muchas condiciones: evitar la próxima muerte, el próximo duelo, la próxima tregua. Y también: curar las heridas, reconciliar la sociedad, convivir humanamente. Y eso vale más que todas las patrias y que todas las constituciones.
  •             5. Los obispos dedican la mitad de la Nota, justo la mitad, a pedir “al pueblo cristiano que intensifique en estos momentos su oración a Cristo y a María”. Y así terminan. Perdón, pero eso me parece un insulto a la oración y a los cristianos. Y una ofensa para Jesús y María. ¿Piensan nuestros obispos que hay violencia en el País Vasco y en el mundo, o que hubo un terremoto en Haití hace un año, porque no oramos bastante? ¿Piensan que la paz depende de Cristo y de María y que ellos, el hijo asesinado y la madre traspasada, ponen como condición nuestra oración?

             Notas como ésta hacen irrelevante la palabra de los obispos en nuestra sociedad. Pero eso no es lo peor. Desacreditan a la Iglesia y desactivan el fermento del Evangelio en el mundo. Y eso es lamentable.

Para orar

 Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.

Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.

            (Llamada “oración de San Francisco”)

52 comentarios

  • pepe sala

    Sin entrar en más comparaciones intercontinentales  ( creo que hemos ido muchos más europeos a América que americanos a Europa en el transcurso de los tiempos) voy a tratar de aclarar algunas cosas:
     
    1ª: Yo soy un tipo muy moderno, Josemi, y no pierdo de vista el futuro. Pero tengo perfectamente claro que el futuro se debe FUNDAMENTAR en nuestro pasado. Y a poder ser no llegar a tiempos de hace 2000 años, teniendo a la vuelta de la esquina el FUNDAMENTO que rige nuestra sociedad actual. ( Rey impuesto por un dictador, ICAR con el mismo poder, o más, que adquirió en una dictadura y bajo mantos imperialistas, medios de conunicación que sólo y exclusivamente cuentan la feria según les convenga a los poderes.)  Alguien tendrá que dar la otra versión de las cosas y SIEMPRE hay más de una versión. Me tocó, Josemi, y pienso continuar mientras no me ataque el ” elchaimer” ése tan jodido.
     
    2ª: Volviendo al comunicado de los Obispos tenemos la prueba del algodón que demuestra mi afirmación primera. Dicen:
    “”Tras haber conocido la declaración efectuada por ETA, manifestamos nuestro anhelo y esperanza de paz, y reiteramos la exigencia moral de su disolución definitiva e incondicional.””
     
    ¿ Dónde les queda las exigencias morales para pedir exactamente lo mismo a otros terrorismos? ¿ Acaso los delitos de lesa humanidad del franquismo no requieren alguna exigencia moral por parte de los santos varones? ¿ Acaso han pedido la ” disolución definitiva e incondicional” del franquismo y del Valle de los Caidos, por poner un solo ejemplo?
    NOOOOO, y por éso alguien tiene que decirlo alto y claro asumiendo que los jóvenes– a quienes se les ha contado con pelos y señales la historia de Napoleón Bonaparte, la del Imperio Romano y griego, la Reconquista del Cid Campeador y la Contrarreforma religiosa para igualar los nombres femeninos y que todas se llamen María, etc, etc; pero nadie les ha contado la verdadera historia de sus abuelos-as y alguien lo tendrá que hacer– me tilden nuevamente  de carrozón anclado en el pasado y expandidor de odios sociales. Alguien lo tendrá que hacer y no veo yo demasiado interés en que se conozcan las barbaridades tan recientes como las de ETA.  ETA es un producto que parió el franquismo. No parece muy lógico pedir las desparición incondicional del “hijo” a la vez de seguir fortaleciendo  a los ” padres de la criatura”.
     
    3ª: Estoy convencido de que en caso de que ETA tenga intención de ” abandono incondicional”, se le pedirá que haga más cosas. Lo que sea, pero estoy casi seguro de que se le exigirán pasos casi imposibles de cumplir.
    Puede que, para resarcir el dolor  y el tan elevado compromiso de la lucha antiterrorista, se les exija que todos y todas se pongan tizas en el culo y vayan hasta Madrid escribiendo 888888…….888888…… Y cuando hayan llegado que vuelvan hasta Bilbo y hasta Gipozcoa y Gaztei, limpiando los ochos con la lengua. Aún así habrá quien asegure que faltaba alguien del ” entorno de ETA” y mientras no aparezca a cumplir la penitencia el Gobierno no cambiará su postura . Todo antes de DIALOGAR, que éso del diálogo está muy mal visto socialmente, oiga.
     
    Pues no entiendo cómo pueden educar a los alumnos en éso tan denostado de la Educación para la ciudadanía… Pues yo seré muy carrozón y anclado en el pasao, pero seguiré educando a mis hijos y nietos en el DIALOGO para tratar de solucionar los conflictos. Espero no estar fuera de la Ley por semejante convicción y me vayan a llevar a la Audiencia Nacional por pertenecer al ” entorno de ETA” si solicito DIALOGO  para tratar los conflictos.
     
    Pues éso.

  • Josemi

    Vamos por partes monsieur.

    No le voy a relatar lo que significó y significa Francia para la mayoría de las personas que aquí arribaron desde los más recónditos países, en donde encontraron libertad, igualdad de oportunidad  y seguridad para sus vidas, son muchas las generaciones de inmigrantes las que se han integrado y las que forman parte de la ciudadanía francesa desde generaciones sintiendo orgullosos de su país. Si quiere libertad, igualdad y fraternidad mire nuestra constitución de varios siglos y su desarrollo y compare con la de otros países.

    No estoy de acuerdo, por eso de que muchas veces el problema son los políticos, en el caso de las expulsiones a los gitanos, aunque debo de decir que la lucha contra inmigración ilegal es una demanda de toda sociedad democrática y más cuando conlleva delincuencia, y esto ha pasado con los inmigrantes gitanos. Hay que buscar debilitar las estructuras de control radicales y fomentar las moderadas, si cuando un inmigrante llegan, tienen “estructuras organizativas” moderadas y radicales, y las moderadas les ayudan mientras que las radicales tratan de controlarlo, la mayoría se inclinarán por las moderadas volviendo moderados a la gran mayoría de los nuevos inmigrantes. Por el contrario, actualmente ocurre lo opuesto. Los países radicales de origen fomentan estructuras radicales aquí que se van organizando, creciendo, y excluyendo, convirtiéndose en una bomba de relojería. Eso sucede con las nuevas generaciones de inmigrantes de origen musulmán y africano que se enclaustran en ghetos en las cités en donde desarrollan la cólera que los jóvenes de estos lugares les inculcan en origen, con el efecto de grupo, su falta de integración, y su nivel de educación un poco limitado, su visión de la realidad es diferente de la que tenemos y se pueden imaginar fácilmente cosas peores de la realidad, generalizar la discriminación imaginándose que todo el mundo la practica. Esto genera que una parte de la población tenga miedo al extranjero, o miedo a estos jóvenes desocupados de las “cités”, que se traduce en una discriminación al nivel de los empleos y del alojamiento.

    En Francia tenemos un sistema sanitario bueno y una educación gratuita pagada con buenas becas, el acceso a la vivienda es un hecho, etc. Y es falso  que no haya tejido social en Francia en el que se puedan desarrollar un inmigrante recién llegado con las mismas ventajas que un francés nacido allí. Pero es necesario un control para el bien de todos pues puede estallar el sistema de bienestar social.

    El estado laico es el triunfo de Europa. Es precisamente su neutralidad lo que permite el estado de bienestar y la Igualdad, Libertad y Fraternidad. El atraso de España se atribuye normalmente a la dictadura pero también influyó el tener un estado obsesionado con la religión. Si los nuevos inmigrantes quieren un estado musulmán ya hay varios en el mundo, pero no lo habrá aquí.