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JESÚS DE NAZARET HOY 4

Volver a Jesús: tarea urgente en el cristianismo actual 2

Publicamos hoy la segunda parte de la Segunda conferencia en el Aula de Teología de la Universidad de Cantabria, 4 de noviembre de 2010. En la primera parte, J.A. Pagola había hablado de estos 2 puntos: 1. Algunos hechos en la Iglesia actual y 2. Volver al Jesús el Cristo. En esta última parte del ciclo José Antonio propone líneas de acción sacadas de su exposición.

3. Algunas líneas de acción

Voy a ofrecer cuatro líneas, dentro de las cuales caben muchas más cosas que luego podemos ir comentando.

  1. 1.    Introducir en el cristianismo actual la verdad de Jesús

Me parece que es lo primero. Dar pasos hacia mayores niveles de verdad, en nuestras vidas, nuestros grupos, nuestras comunidades, nuestras parroquias, nuestra Iglesias diocesanas y, naturalmente, también en las instancias centrales de la Iglesia. En este sentido, voy a desarrollar dos pequeños puntos.

  • Poner la verdad de Jesús

      Nos hemos de atrever a discernir qué hay de verdad y qué hay de mentira en el cristianismo actual. Qué hay de verdad y de mentira en nuestros templos y en nuestras curias, en nuestras celebraciones y en nuestras actividades pastorales, en nuestros objetivos y nuestras estrategias… Y no cerrar los ojos, no resignarnos a vivir un cristianismo sin conversión. No podemos vivir en una Iglesia sin que se respire un deseo de conversión. Ni dejar pasivamente que se vaya perdiendo el recuerdo de Jesús entre nosotros, en nuestro país.

¿Hasta cuándo vamos a poder seguir sin hacer un examen colectivo de conciencia en la Iglesia, a todos los niveles? Hemos comenzado el siglo XXI sin hacer un examen. Celebrando un jubileo muy hermoso y que ha hecho mucho bien, pero sin empezar el siglo XXI preguntándonos ¿dónde estamos?, ¿cómo estamos? y ¿hacia dónde queremos ir? ¿Por qué no se promueve en la Iglesia una revisión honesta, sincera, de nuestro seguimiento a Jesús?

Todos decimos que una persona sólo se convierte y renueva cuando reconoce sus errores, sus pecados; sólo entonces le es posible volver a su verdad más auténtica. ¿Y cómo podrá, esta Iglesia tan querida, esta Iglesia de Jesús, dar pasos hacia su conversión si no reconocemos los errores y pecados que hay entre nosotros? No tenemos que tener miedo de poner nombre a nuestros pecados; y no se trata de echar las culpas unos a otros, muchas veces para justificar, cada sector, nuestra propia mediocridad. Es un error doloroso pensar que la Iglesia se va a ir convirtiendo a Jesús sólo con criticarnos, descalificarnos y condenarnos unos a otros. Así no se avanza hacia la conversión al Evangelio.

Lo que necesitamos todos es reconocer y cargar con el pecado de la Iglesia; no todos tenemos la misma responsabilidad pero, de alguna manera todos somos cómplices; sobre todo con nuestra omisión, nuestra pasividad, nuestro silencio y mediocridad. El pecado de la Iglesia está en todos, en nuestros corazones y en las estructuras, en nuestras vidas y en nuestras teologías, y todos y todas estamos llamados a la conversión.

  • Cuestionar falsas seguridades

      En estos momentos, poner verdad en la Iglesia es también poner en crisis falsas seguridades que nos impiden escuchar la llamada a la conversión. Hoy es muy difícil escuchar una llamada seria en ese sentido; yo estoy muy atento y no oigo ni la palabra; en Cuaresma se habla de la conversión, pero sólo dura hasta la Pascua… y luego, hasta el año que viene.

Es peligroso vivir con la conciencia de que somos la Iglesia santa de Jesús, sin revisar mínimamente si le estamos siendo fieles o no, y hasta qué punto. Es peligrosa nuestra convicción de que tenemos una misión única, y luego no preguntarnos si estamos realmente escuchando al Espíritu de Jesús para ver a dónde nos envía hoy. Y me parece peligrosa esa seguridad inconsciente de creernos que ya estamos proclamando a Jesús y su mensaje, sin ser una Iglesia oyente de la Palabra –como decía el gran teólogo Karl Rahner-. Es un error creer que Dios tiene que llevar hoy a cabo su misión salvadora en el mundo ajustándose exactamente a los caminos que nosotros le tracemos, sin revisar si están o no viciados por nuestra cobardía y nuestra mediocridad. Y es un error pretender contar con la bendición de Dios, incluso para mantener y desarrollar, muchas veces con buena voluntad, nuestros propios intereses eclesiásticos.

¿Por qué nos sentimos tan seguros? ¿Por qué condenamos con tanta facilidad el pecado en el mundo y somos tan ciegos para ver nuestro propio pecado? ¿Por qué Jesús se va a identificar con nuestra manera, poco fiel a veces, de vivir tras sus pasos? ¿Por qué va a confirmar nuestras incoherencias y nuestras desviaciones del evangelio? ¿Por qué va a estar Cristo a nuestro servicio si nosotros no estamos al servicio del Reino de Dios? ¿No seremos ciegos que quieren conducir hoy, a otros ciegos?

2.  Recuperar la identidad de seguidores de Jesús

Aquí también voy a apuntar solamente dos aspectos.

  • Nuestra verdadera identidad

      Hemos de recuperar y cuidar nuestra identidad irrenunciable, que es la de ser seguidores y seguidoras de Jesús. ¿Y qué es esto en concreto? A mi juicio es caminar, en los años venideros, hacia un nivel nuevo de existencia cristiana. Pasar, en la historia del cristianismo, a una nueva fase en la que sea un cristianismo más inspirado y motivado por Jesús y más estructurado para servir a su proyecto del Reino de Dios, un mundo más humano, fraterno, dichoso…

      Si ignora a Jesús, la Iglesia vivirá ignorándose a sí misma. Si ignora a Jesús, no podrá la Iglesia conocer lo más esencial y decisivo de su tarea, de su misión. Si no sabe mirar la vida, si no sabe mirar a las personas y al mundo con la compasión con la que miraba Jesús, la Iglesia será una Iglesia ciega, que cree verlo todo con una luz sobrenatural y privilegiada pero que, sin darse cuenta, se puede estar cerrando al único que es, como dice San Juan, la luz verdadera que ilumina –no sólo a la Iglesia- sino a todo hombre que viene a este mundo.

      Y si no escucha la voz del Padre, como hacía Jesús, si no escucha el sufrimiento de la gente como Él, la Iglesia será una Iglesia sorda. Creerá escuchar como nadie la verdad de Dios sobre el ser humano, pero será una Iglesia que no puede comunicar la Buena Noticia del Dios encarnado y revelado en Jesús.

  • Nueva relación con Jesús

      Recuperar nuestra identidad de seguidores de Jesús significa buscar una nueva relación con Él. La conversión que se nos pide hoy significa, en concreto, una calidad nueva en nuestra relación con Jesucristo.

           Una Iglesia formada por cristianos que se relacionan con un Jesús mal conocido, vagamente captado, confesado sólo de manera abstracta, un Jesús mudo, del que no se puede escuchar nada especial para el mundo de hoy, un Jesús apagado, que no seduce, que no llama, que no toca a los corazones… es una Iglesia que corre el riesgo de irse apagando. Una Iglesia sin Jesucristo sería una Iglesia acabada.

      Necesitamos una Iglesia marcada por la experiencia de Jesús; impulsada por creyentes que tienen conciencia de vivir desde él y para su proyecto del Reino de Dios. Cristianos y cristianas que pertenecen a Jesús y que, sólo por ser de Jesús, pertenecen a la Iglesia y están en ella contribuyendo humildemente a hacerla más fiel a él.

      ¡Qué necesidad tenemos de cristianos y cristianas que, en todos los niveles de la Iglesia, vayan introduciendo entre nosotros a Jesús como lo mejor, lo más valioso, lo más atractivo, lo más amado…! ¡Jesús, nuestro Maestro y único Señor!

      Y no importa dónde está cada uno y qué responsabilidad tiene porque a todos se nos invita a colaborar en una tarea difícil pero apasionante, atractiva; la tarea de ir pasando, en la historia del cristianismo, a una fase nueva, más fiel a Jesucristo. Todos podemos contribuir a que en la Iglesia se le viva y se le sienta a Jesús de una manera más intensa y nueva. Todos podemos hacer que, allí donde nos movemos, la Iglesia sea un poco más de Jesús, y que su rostro sea más parecido al suyo.

    3. Hacia una nueva figura de Iglesia

      No es fácil decir qué pasos concretos tendríamos que dar. Naturalmente no es una tarea de un teólogo, de una persona o de otra… Va a tener que ser un aunar esfuerzos. Yo voy a señalar dos aspectos.

  • Importancia decisiva del relato evangélico de Jesús

      Creo que hemos de recuperar la importancia decisiva que tuvo, en el nacimiento de la Iglesia, la experiencia que se vivió, en medio del Imperio, de unos pequeños grupos que se reunían a escuchar la memoria, el recuerdo de Jesús, recogido en los evangelios.

      Hoy, en la medida en que avanza la investigación de los primeros momentos del cristianismo, se empiezan a clarificar muchas cosas. Siempre hemos dicho que la gran figura fue San Pablo con sus cartas, pero resulta que sus cartas apenas las entendía nadie. La gente, los cristianos del puerto de Corinto eran analfabetos; no había pergaminos ni códices. Ahora que tenemos sus cartas impresas en el NT, las leemos, las explicamos, pero los primeros cristianos no. Influyó San Pablo, sin duda alguna, pero el que verdaderamente influyó fue ese Jesús, recordado en comunidades y grupos muy pequeños. Recordad que en el evangelio de Mateo aparece, en labios de Jesús, esta frase: Donde dos o tres –no más- se reúnan en mi nombre, allí estoy yo. Ésa es la experiencia que se vivió.

      Se calcula –los datos no son fiables- que hacia final del siglo II había solamente unos 25.000 cristianos, dispersos por el Imperio en grupos muy pequeños. El centro era Jesús, recordado en los evangelios. Y cuando el Imperio se fue desmoronando y corrompiendo, se vio que allí había unos grupos que sabían vivir la vida de otra manera más humana, y emergió el cristianismo. Como podría emerger en medio de esta sociedad.

 

      Los evangelios no son libros didácticos, que exponen una doctrina académica sobre Jesús. Tampoco son unas biografías redactadas fríamente para informarnos con detalle de la trayectoria histórica de Jesús. Lo que se recoge fundamentalmente en los evangelios es el impacto causado por Jesús en los primeros que se sintieron atraídos por él y respondieron a su llamada. En los evangelios encontramos la experiencia que vivieron con él los discípulos y discípulas, lo que marcó sus vidas y las orientó hacia su seguimiento.

      No deberíamos olvidar que, en cualquier época, los evangelios son para los cristianos una obra única. No podemos equiparar, a la ligera, los evangelios con todos los demás libros de la Biblia por el hecho de que todos sean Palabra de Dios. Eso es cierto, pero en los evangelios hay algo que sólo en ellos podemos encontrar: la memoria bendita de Jesús, tal como era recordado, con amor y con fe por sus primeros seguidores y seguidoras. ¡Qué pena que todavía hoy haya cristianos que sólo conocen los evangelios de lo que les suena de los predicadores y tienen la idea de distintos fragmentos… un milagro, una parábola, la navidad, la semana santa… y que en nuestros pequeños grupos y comunidades no estemos reavivando nuestra vida en torno al relato evangélico de Jesús!

      Los evangelios, precisamente porque fueron escritos para generar nuevos creyentes y nuevos seguidores, son, antes que nada, relatos de conversión. Y piden ser escuchados, estudiados y meditados, en actitud de conversión. Los evangelios invitan a un proceso de cambio, de seguimiento a Jesús, de identificación con su proyecto. Y en esa actitud de conversión, sostenida dominicalmente, los evangelios han de ser leídos, predicados, comentados, meditados, repensados y guardados como lo mejor que tenemos de Jesús. Sus evangelios guardados en el corazón de cada creyente y en el corazón de cada parroquia, de cada comunidad cristiana.

      Me parece que, un punto de partida y de arranque para ir creando otro clima, son estos grupos de Jesús.

  • Génesis permanente de la Iglesia

      Creo que los creyentes y las creyentes que se pongan de verdad en contacto vivo con el relato de Jesús en los evangelios, serán los que conocerán la experiencia de sentirse reengendrados con Jesús a una nueva forma de vivir su adhesión a él. Porque, ¿qué se aprende de los evangelios? No se aprende fundamentalmente doctrina; se aprende un estilo de vivir, el estilo de vivir de Jesús. En los evangelios se aprende una manera de estar en la vida, un modo de habitar el mundo, un modo de interpretarlo, de tratarlo; una manera de crear la historia haciéndola mejor.

      Lo primero que se aprende de Jesús no es doctrina, sino su manera de ser, su manera de amar, de confiar en el Padre, de preocuparse por el ser humano. Y yo entiendo que ese esfuerzo por aprender a pensar como Jesús, a sentir como él, a amar la vida como él, a vivir como él, a compadecernos de los que sufren como él, a esperar en el Padre como él… tenemos que clavarlo en el centro de la Iglesia, empezando por clavarlo en el centro de los grupos, de las pequeñas comunidades cristianas y de las parroquias.

      Eso es lo primero que hemos de cuidar. Ahí se puede ir gestando una nueva Iglesia. En estos momentos no podemos dedicarnos a cosas accidentales, secundarias; tenemos que ir a lo esencial.

      Hemos de concebir a la Iglesia como una realidad viva, que está en génesis permanente, engendrándose permanentemente del Jesús recordado en los evangelios. No tenemos que pensar que la Iglesia ya está hecha y ahora la tenemos que adaptar a estos tiempos. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la que le da cuerpo a Cristo; por eso la Iglesia, en cada época, en cada momento y en cada país tiene que irse gestando y naciendo de Jesús.

      Por eso, nuestra tarea primordial no es ser fieles a una figura de Iglesia y a un cristianismo del pasado, desarrollados en otros tiempos, para otras culturas. Lo que nos ha de preocupar hoy no es repetir el pasado; aprender del pasado sí, pero vivir el presente y abrirnos al futuro. Lo que nos tiene que preocupar es hacer posible hoy el nacimiento de una Iglesia y de unas comunidades capaces de reproducir con fidelidad la presencia de Jesucristo y capaces de actualizar su proyecto en la sociedad actual.

    4. Reavivar la esperanza

      Soy muy consciente de que, en estos momentos, la Iglesia no necesita sólo crítica, ni mucho menos; no necesita sólo verdad, necesita también aliento para reavivar su esperanza. Pero la esperanza no va a nacer de discursos, de palabras, de estímulos. Creo que necesitamos construir unas nuevas bases que hagan posible la esperanza; una esperanza realista, desde una perspectiva cristiana, sólo se puede fundamentar en el Dios encarnado en Jesucristo.

      No sabemos cuándo ni cómo ni por qué caminos actuará Dios para seguir impulsando su reinado; lo que no podemos hacer es mirar al futuro sólo desde nuestros cálculos y previsiones. La Iglesia no puede disponer de su destino, no puede fundamentar su porvenir en sí misma; nuestra esperanza está sólo en Dios. Sólo Dios salva, y Dios seguirá incansable, llevando adelante su proyecto de salvación en el mundo. Dios seguirá haciendo realidad, dentro y fuera de la Iglesia, con nosotros o sin nosotros, su plan de salvación. Dios no se echa atrás, la secularización moderna no pone en crisis a Dios, y nuestra mediocridad no va a bloquear su acción salvadora. Dios es Dios, y no se nos tiene que olvidar. El Dios de Jesucristo es nuestro mayor potencial de esperanza.

      ¿Qué hemos de hacer nosotros?

  • Preparar nuevos tiempos

      Creo que la esperanza se vive y la viven los que están ahora preparando nuevos tiempos; no los que están como espectadores que sólo se lamentan, se quejan, gritan, discuten… y no aportan más. Sólo los que están tratando de abrir nuevos caminos son los que nos van a traer esperanza.

      Todos, aunque sea de manera humilde, podemos ir empujando, paso a paso, a la Iglesia a ser más de Jesús de lo que hoy es. Habrá que inventar recetas, pero muchas recetas se quemarán. Habrá que seguir muchos caminos errados para ir descubriendo cuál es el camino acertado. Hace pocos meses leía lo que decía un teólogo de París: es fácil que la Iglesia necesite todo un siglo para acertar a situarse y a situar el mensaje y el Espíritu de Jesús en la sociedad moderna. Un siglo… bien pensado, no es nada; han pasado 50 años desde el Concilio…

      Habrá que empujar a la Iglesia, habrá que inventar recetas… pero, sobre todo, hemos de promover otro clima; solamente en otro clima será posible vivir con más esperanza. Necesitamos respirar de manera nueva el evangelio; se nos está pidiendo movilizarnos, para replanteárnoslo todo desde una fidelidad nueva a Jesús. Dios es insondable, Dios es una gran sorpresa; yo estoy convencido de que al cristianismo le esperan grandes sorpresas todavía. Jesús no ha dado todavía lo mejor; yo no lo veré, pero lo intuyo.

      ¿Cómo se puede preparar esto? ¿Cómo se puede preparar el futuro y tener esperanza cuando parece que no hay futuro? No hay recetas concretas, pero hay caminos de búsqueda, aunque no nos demos cuenta. Abramos los ojos: hay parroquias muy humildes, que no son las grandes catedrales, que están en la periferia, en las que hay un clima nuevo, donde se hacen gestos y se viven compromisos que apuntan hacia un estilo nuevo y más convincente de seguimiento a Jesús. Y hay grupos y plataformas que están llevando a la gente a un camino de mejor calidad humana, y de calidad evangélica más auténtica.

      Hay una manera nueva de percibir el evangelio, hay una conciencia cada vez más viva de ser seguidores de Jesús. Yo ya sé que iniciar caminos nuevos de conversión nos está exigiendo a todos mayores niveles de fe y de amor a Jesús. Pero hay caminos que ya se pueden ir abriendo de manera germinal; quizás muchos quedaremos quemados en el camino, pero no importa. Jesús dijo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no será fecundo. Necesitamos personas que se quemen; su vida tendrá alguna pequeña y humilde fecundidad. Preparar germinalmente nuevos caminos.

  • Trabajar la conversión y el cambio

      Yo creo que se necesitan unas actitudes nuevas. Voy a señalar dos.

      Primero: Creo que hemos de aprender a vivir cambiando; no a vivir repitiendo, sino cambiando. Esto quiere decir aprender a despedir lo que ya no evangeliza, lo que no abre caminos al Reino de Dios, para estar más atentos a lo que está naciendo, a lo que vemos que abre los corazones de los hombres y mujeres de hoy a la Buena Noticia de Dios. Y, sin darnos cuenta, estamos ya despidiendo formas de pastoral y evangelización preparadas para una situación de cristiandad que hoy ya no existe. Ciertamente se están dando pequeños pasos hacia una fe nueva. Aprender a vivir dando pasos, no sencillamente esperando la extinción, mirando a ver quién es el último para que apague la luz…

      Segundo: Hemos de aprender, poco a poco, a darle forma al cambio. Yo conozco ambientes donde es posible experimentar nuevos lenguajes para comunicar la Buena Noticia de Dios. Y conozco ambientes en donde se puede empezar a dialogar con personas más alejadas. Hoy es muy difícil trazar fronteras, ¿quién está dentro? ¿Quién está fuera? ¿Quién cree? ¿Quién no cree? Yo me muevo entre grupos de “buscadores” –los llamamos así- que me salen diciendo: José Antonio, esto que yo vivo, ¿será fe?

      ¿Qué es creer? La gente anda muy perdida, tenemos que dialogar, tenemos que contagiar la pequeña fe que tiene cada uno. Hay parroquias donde ya es posible otra convivencia, donde es posible, y se está haciendo ya, una acogida nueva, una amistad cristiana nueva. Hemos dicho cosas sublimes de la comunidad cristiana, de la comunión, teorías… pero necesitamos ser amigos y amigas, estrechar lazos de amistad en nuestras parroquias y comunidades.

      Hay lugares, ámbitos, parroquias, donde es posible dar nueva responsabilidad a la mujer. En realidad hay pocas cosas que no puede hacer hoy la mujer, sólo dos: presidir la Eucaristía y presidir el sacramento de la Reconciliación. Prácticamente todo lo demás podría quedar en manos de la responsabilidad de mujeres. Si no lo hacemos, no es por el Derecho Canónico, que lo permite, sino por nuestra pereza, nuestra insensibilidad, nuestra torpeza…

      Creo que en estos momentos tenemos que dedicar mucho más tiempo, mucha más oración, mucha más escucha del evangelio, mucha más atención y energías a escuchar muchas llamadas, carismas nuevos, vocaciones nuevas, caminos nuevos de conversión. Al comienzo todo es frágil, todo es pequeño; nosotros tenemos la suerte de poder sembrar sin ver la cosecha. Es una gozada, sembrar y no cosechar. En el evangelio sólo está la parábola del sembrador; no está la que querríamos nosotros, la parábola del cosechador…

      La Iglesia no ha tocado fondo todavía. Todavía vamos a experimentar mucho más el carácter vulnerable y frágil de la Iglesia. Y vamos a poder compartir la condición de perdedores junto a otros sectores olvidados en esta sociedad, que son perdedores. En la Iglesia vamos a estar entre los últimos; eso no es una desgracia, sino que puede ser una verdadera gracia. Una Iglesia con poco poder, una Iglesia frágil, vulnerable, donde la gente descubre, cada vez más que hay pecado. No es una desgracia, es caminar con más verdad. Vamos a estar entre la espada y la pared. Vernos mal no es malo, puede irremediablemente dirigirnos hacia el evangelio y hacia Jesucristo. Jesús lo anunció, posiblemente pasando por Magdala, una pequeña ciudad donde se encontró con María; esta ciudad era famosa por las conservas, los salazones; había mucha sal que se traía del mar Negro y la sobrante, la mala, estaba amontonada por las calles, abandonada… Jesús dijo en alguna ocasión: fijaos en la sal, cuando pierde su sabor, todo el mundo la pisotea…

      No nos defendamos mucho porque, si muchas veces el mundo actual nos está pisoteando, es, en parte, porque no encuentra en lo que nosotros le ofrecemos como sal, el sabor que necesita el mundo para creer en la Buena Noticia de Jesucristo. Yo creo que lo importante es seguir caminando como dice la Carta a los hebreos, fijos los ojos en Jesús que es el que inicia y el que consuma nuestra fe.

Muchas gracias.

 

27 comentarios

  • ana rodrigo

    Las primeras comunidades cristianas se reunían para celebrar la memoria de Jesús, sin más impedimentos que la coherencia de su vida con el mensaje recibido.
     
    Yo pienso que el gran impedimento para mantener viva la memoria de Jesús es la esclerotización de las formas en la transmisión de su memoria. Las celebraciones eucarísticas son meros ritos mágicos, en los que Jesús se transustancia, en los que el clérigo es un varón, protagonista y centro de la atención del público, en que este clérigo se convierte en portavoz de Dios a través sus criterios, de sus carencias o, incluso, de su ignorancia teológica, en las que la asamblea no es comunidad, sino agrupamiento de espectadores pasivos sin acceso a la palabra.
     
    De ello se deduce que lo que debiera ser el mejor momento para el conocimiento de Jesús y su mensaje, ha conseguido poner a Jesús en el lugar de un asistente más, puesto que es el clérigo el que tiene la verdad de la voluntad de Dios, Jesús se quedaría, en el mejor de los casos, en un personaje interpretado por una sólo persona, el clérigo, que convierte su mensaje en sermones morales, especialmente de moral sexual. El mensaje real del evangelio se domestica para adaptarlo a lo que los dirigentes de le Iglesia han ordenado que sea. A la comunidad cristiana no se le da la oportunidad de compartir sus criterios, sus inquietudes, sus proyectos y su conocimiento de Jesús.
     
    En conclusión, mientras la comunidad de creyentes no sea la protagonista y responsable de mantener viva la memoria de Jesús, y mientras sea una casta, la sacerdotal-masculina, la única intérprete de la misma, la transmisión y el efecto levadura del mensaje subversivo y revolucionario del Evangelio, estará en los márgenes, no en los templos. Algo es algo.

  • mªpilar garcía

    Estimado h. cadarso:
     
    Disculpa, he estado alejada del ordenador.
     
    Mi pensamiento es; que para presidir, una celebración de creyentes en Jesús y su Mensaje; no es necesario ser sacerdote, ni papa, ni obispo; como hoy (hace años ya) está “montado”.
     
    Las celebraciones, deberían poder presidirlas, personas de la comunidad, que esta misma elija por su vida, compromiso, servicio, formación.
     
    Los cargos, no serían vitalicios, ni tendrían poder sobre la comunidad, si esta no se lo otorga.
     
    Cuando fuere necesario, habría nuevas personas responsables, elegidas por la comunidad, para esos puestos donde se requiere una entrega mayor, una dedicación constante, una preparación más profunda.
     
    No se trata de “gustos” se trata de servicios, con fecha de “caducidad” así, se evitarían, los sueños posibles de “mando” o cualquier otra forma de “poder”.
     
    Tal cual funciona nuestra iglesia desde hace ya… siglos; las posibles mujeres que pudieran acceder a estos “puestos de poder” harían con toda seguridad lo mismo que ellos.
     
    Tendrían que aceptar las órdenes vigentes, los fastos, las vestiduras galanosas… los ritos desfasados y nada evangélicos.
     
    Conozco un obispo al otro lado del “charco” que es servidor cercano, trabajador incansable; que unge y envía, a cuantas personas de la comunidad, ejercen algún servicio hacia ella.
     
    Los reviste de “compromiso” los bendice y los envía.
     
    Esto por el tiempo que esas personas puedan, o la comunidad quiera; y comprobando, que su trabajo de verdad es un auténtico ¡Servicio!
     
    Soy una persona, que la “consagración” u ordenación de los sacerdotes, haciendo de ellos personas “más consagradas que el resto” nunca me ha parecido lógico, y sobre todo, nada especial.
     
    Toda persona que se entrega al servicio del bien común, dentro de una comunidad, está ya consagrada, por el hecho de haber sido nombrado y enviado.
     
    Nunca he visto (bueno, en mi niñez y poco más) a los sacerdotes, diferentes del resto de creyentes; ni su labor especial.
     
    Es una manera de servir a la comunidad “diferente” pero nada más.
     
    Para mí, toda persona es consagrada, por el hecho de llevar en sus entrañas, grabado ese: ¡Soplo, aliento de Dios! (cada cual lo sentirá de manera diferente)
     
    No entro en los sacramentos… todos tienen una explicación lógica;  más natural, cuando se contemplan, desde la vida de Jesús.
     
    El otorgado por la jerarquía de la iglesia poder; ha encumbrado estos cargos, al tiempo que los ha alejado del resto de creyentes, convirtiéndolos, en una carrera eclesial, más que en servicio, que es lo que debe ser.
     
    Como en todo, siempre hay honrosas excepciones.
     
    mª pilar
     

  • Héctor Rodríguez Fariña

    Tarea urgente en el cristianismo actual. Pagola  establece un vínculo entre el cristianismo actual y  los primeros cristianos que convivieron con Jesús. Las primeras comunidades cristianas,  al igual que nosotros hoy,  se esforzaban  por entender y vivir de acuerdo con el mensaje de Jesús. Ellos también buscaban  una realidad compleja que les resultaba difícial entender.
    Pienso que ese embrión comunitario, que creció en torno a Jesús y que ha llegado hasta hoy a través de la historia, debe ser esencial,   para mantener una base común aún para los que nos unimos en torno a Atrio. 

    Somos una comunidad en búsqueda,  dotada de características nacidas  de los avatares que se han venido sucediendo en estos dos mil años. Sabemos que Dios se nos ha comunicado desde acontecimientos como la Ilustración. Aquellos filósofos nos advirtieron del exagerado fideismo en el que nos habíamos metido.  Descubrir que la razón era tan sagrada como la fe fue un gran paso. La razón era también revelación.

    Nos fuimos dando cuenta de que el lenguaje de la heteronomía no correspondía con la vivencia de la autonomía tal como irrumpió en el siglo XVI. No podíamos seguir pensando en  Dios, como un ser poderoso, fácilmente irritable y siempre  temible, de acuerdo con el modelo humano. No podíamos seguir esperando por la felicidad eterna en los patios celestiales, si nos portábamos bien. Fue lo que Lenaers llamaría una despendida al mundo de arriba.  Los sigos XVI y XVII dieron a luz una humanidad nueva pero que al mismo tiempo no podía romper con el pasado.

    Con estos parámetros hemos tenido que enfrentarnos a nuestra  comunidad cristiana actual que se sigue identificando  con la iglesia nacida de Trento, Tesalónica y Nicea  y que desemboca en la jerarquía, el Vaticano y las iglesias vacías.
     
    Creo que es por estas veredas por donde camina Pagola. Decidme si me equivoco.  Se trata de recuperar nuestra  identidad de seguidores de Jesús.   Pienso que el recuperar un sentido de comunidad profundo que nos vincule al mismo Jesús debe ser esencial. La realidad es compleja, dice José Antonio  y por eso a los largo de la historia hemos estando viéndola y viviéndola de distintas maneras.

    Hoy seguimos buscando esa misma realidad y mirándola con los ojos de nuestro tiempo pero sin renunciar a ella.  Renunciamos a lo que somos, a nuestros errores, a nuestra falta de compromiso con Jesús. Queremos seguir buscando juntos  lo que Jesús espera de nosotros.

    La Iglesia actual  no puede arrogarse el derecho a ser  ella sola la elegida por un  dios que se hace depender de ella para poder comunicarse con cada ser humano.  Esa Iglesia tiene que cambiar pero también cada uno de nostros.  Un abrazo Héctor

  • Gabriel Sánchez

    Eugenio, me gusta lo que parece que quieres decir…esta bien asumir y entender lo que hacemos mal, que a veces es mucho, pero también el tratar de hacer de construir, de no rendirse y continuar…en la construcciòn de un mundo más justo, humano y fraterno, camino del Reino…y alentandonos, guiandonos, corrigiendonos y esclareciendonos…comunitariamente unos a otros,  sin mirar para atras y con las manos puesta sobre el arado, eso te entendí y eso me gusta Eugenio.- desde un Montevideo, muy calurso, que huele a playa y al Iodo de mar.- Gabriel

  • Carmen (Almendralejo)

    José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete…Gracias, nos conocemos de Atrio, y creo que cuando ambos estamos aquí ya tenemos algo en común ¿No?
    Haces bien en no callar, y decir lo que piensas…
    Quizás no me he explicado bien o quizás me has entendido a la primera, o quizás será lo más acertado, es que aquí casi el 90% saben por donde respiro, y que no es en aquella orilla donde no existen verdades absolutas.
    Sigo recordando la respuesta de Jesús a Pilatos “la Verdad” ¿Cual es la verdad? ni encontrándola de frente la sabremos.
    De ahí que quienes dicen tener la absoluta verdad sobre D*s, y sobre todo el “magisterio” “la ciencia” de D*s, y la aplican en base a que son unos futuribles elegidos divinos ya desde el vientre materno, me haga decir lo que digo y que es esto.
    Que ni son elegidos por D*s, ni son consagrados por D*s, ni son el rostro visible de D*s.
    Y aún menos son, los que pueden decir nada absolutos o verdadero porque se han cargado lo más preciado de D*s, que es el amor incondicional sobre toda persona humana sin que tenga que ver nada su sexo, genero o sexualidad.
    Que son más sinceros que yo, dudo que crean lo que dicen por detrás, o crean lo que dicen por delante, cuando les creemos, cuando están en los pulpitos o cuando están de copas con las amistades, o dando sus charlas previo pago de una entrada.
    Esto es como la mujer del cesar… y si creo algo hay que ser coherente con lo que se cree.

  • eugenio

    Es un error doloroso pensar que la Iglesia se va a ir convirtiendo a Jesús sólo con criticarnos, descalificarnos y condenarnos unos a otros. Así no se avanza hacia la conversión al Evangelio.
    Lo que necesitamos todos es reconocer y cargar con el pecado de la Iglesia; no todos tenemos la misma responsabilidad pero, de alguna manera todos somos cómplices; sobre todo con nuestra omisión, nuestra pasividad, nuestro silencio y mediocridad. El pecado de la Iglesia está en todos, en nuestros corazones y en las estructuras, en nuestras vidas y en nuestras teologías, y todos y todas estamos llamados a la conversión. “
    Disculpen mi falta de creatividad para expresarme pero quiero expresar públicamente en este foro y en otros, mi propia complicidad, pasividad, silencio y mediocridad como miembro “activo” de la Iglesia Católica.  Simplemente no encontré mejores palabras que las que me facilitó  Pagola. Espero no molestar a los miembros más activos del foro.  Gracias a todos por su LUZ.

  • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

    Carmen, no nos conocemos, creo, pero tampoco es imprescindible para lo que te digo. Me digo, ¡calla, Ignacio!, y digo, !habla!A mí me parece necesario que los más críticos, hombres o mujeres, vayan un paso por delante de los demás en lo que ven mal, o muy mal en la Iglesia, a la luz de lo mucho que sabemos del Evangelio de Jesús, y de Jesús mismo. Y se lo debemos agradecer, aunque sus palabras nos duelan. Pero hay una máxima del pensamiento que te expongo: los otros que no piensan como yo, (como tú), no son necesariamente menos sinceros en la fe, menos fieles a Jesús, o más interesados en preservar su buena vida… Quizá sí, quizá no, veamos en cada supuesto, pero no lo presupongamos de todos los demás. En este presupuesto se  vicia la búsqueda de la verdad y del bien. Y perdona si no te he entendido, o, sin más, por meterme a torpe consejero entre cristianos. Paz y bien.  

  • Carmen (Almendralejo)

    Yo sigo igual, ni contigo ni sin tí…
    La Iglesia tal cual no tiene sentido alguno porque no debe existir ningún privilegio ni por tener estudios, ni por ser “consagrado” y aún menos por nacer con testiculo y pene.
    Haber cuado se habla desde quienes tienen otra manera de ver a Jesús con la propiedad con al que Jesús vivió.

    Nunca hizo honor a su sexo, ni a su estómago, ni a su fronteras como pueblo escogido, de lo cual disintió cada vez que alguien (Casi siempre una mujer) le exponía un dolor o problema de vida.
    Seguir con todo lo demás es dar cancho a esta ICAR, porque en definitva a esta le conviene tener a ciertos Pagolas, Arreguis etc, para seguir en el candelero.
    A estos les van la movida, pero no así que la gente saliese en masa y les quedansen sus parroquias vacía, y muchos más los sacerdotes, pero claro estos no lo harán solo se prestarán en privado a disentir de el celibato, del tema de la mujer etc.
    En fin, ser progres pero viviendo como dioses

  • Gabriel Sánchez

    Estimado y aprecidado hermano Honorio…Existe un viejo problema que arrastramos de sde el siglo IV…y es que alguien confundio el camino y entendio que doularquia (servicio), era Jerarquia (poder)…debemos recuperar…los carismas y los ministerios que el Espíritu no ha dejado de suscitar en el pueblo de Dios para el Servicio de las  Comunidades…Gabriel

  • h.cadarso

    María Pilar: Con los líos estos de que los de la iglesia anglicana admiten a mujeres al  sacerdocio, y que Roma invita a los sacerdotes  anglicanos que no estén de acuerdo a hacerse católicos, a mí, excura católico casado y con hijos y nietos,  se me ocurrió hacer el camino contrario, es decir, apuntarme a la iglesia anglicana y que me permitan ejercer como sacerdote. Pero luego me lo pensé y decidí que no, que no me interesa ser parte de la jerarquía, ni de la anglicana ni de la católica,  que prefiero seguir siendo  uno más del pueblo de Dios.
    No, no se trata de desear el sacerdocio, se trata de aceptarlo como una responsabilidad y como un servicio al pueblo de Dios, si la comunidad cristiana nos lo pide,  desde una absoluta identificación con los mismos derechos y obligaciones de todos los creyentes y de todas las personas. Y eso es algo a lo que creo que no deberíamos renunciar, ni vosotras ni nosotros.

  • Gabriel Sánchez

    Es de reconocer lo que dice José Antonio…necesitamos reeditar el seguimiento desde el Jesús que nos fue trasmitido, que es Él que es…la base son los evangelios, que son mucho más que la lectura, incluso que la necesaria contextualización histórica para entenderla, es la Palabra de Dios a los Hombres…Es presencia de Jesús obrando a través de su logos (palabra), en el corazón del creyente…lo transforma, si a nuestras celebración las llenamos de trapos, pero no de apertura de corazón al Espíritu de Jesús…estaremos haciendo una preciosa teatralización, pero nada más…
     
    Necesitamos despojarnos de todo esta de más desde la Casulla, hasta los ritos repetidos hasta el hartazgo, recurrir a una liturgia que haga que Jesús entre en el corazón de quienes celebramos y para eso, para volver esa acción del Espíritu significativa, necesitamos abrir el corazón…vincular, esa palabra con la vida cotidiana, nuestros signos deben ser claro, sencillos transparente, volver a la espiritualidad de la fuentes que son las primeras comunidades cristianas…Claro no olvidar que somos Asamblea Santa y Pecadora como la humanidad…y que nos equivocaremos, por eso aquello no mires nuestros pecados (oscuridades, incoherencias y miserias), sino la Fe de tu Iglesia…que es decir de la comunidad de comunidades que somos los creyentes…
     
    Pero el evangelio, importa ese proceso doloroso de conversión, importa ese proceso de conflicto, en el todo resuma conflicto, hasta la compasión escandaliza, como cura en sábado, como toca al leproso, como abre los oídos con su lengua en el sordo…todo escandaliza, conflictua…El otro aspecto es el comunitario, desde el margen…las comunidades…que recogieron esa fuente rica e inagotable que el Espíritu nos re presenta una y otra vez y que tan magistralmente…lo dijo Jose Antonio…y a mi esas palabras…les aseguro me hicieron en medio de un calor de más de 30 grados sentir calosfríos…
     
     
    “…Lo primero que se aprende de Jesús no es doctrina, sino su manera de ser, su manera de amar, de confiar en el Padre, de preocuparse por el ser humano. Y yo entiendo que ese esfuerzo por aprender a pensar como Jesús, a sentir como él, a amar la vida como él, a vivir como él, a compadecernos de los que sufren como él, a esperar en el Padre como él… tenemos que clavarlo en el centro de la Iglesia, empezando por clavarlo en el centro de los grupos, de las pequeñas comunidades cristianas y de las parroquias….
     
     
    Creo que hemos de recuperar la importancia decisiva que tuvo, en el nacimiento de la Iglesia, la experiencia que se vivió, en medio del Imperio, de unos pequeños grupos que se reunían a escuchar la memoria, el recuerdo de Jesús, recogido en los evangelios…
     
     
    La Iglesia no ha tocado fondo todavía. Todavía vamos a experimentar mucho más el carácter vulnerable y frágil de la Iglesia. Y vamos a poder compartir la condición de perdedores junto a otros sectores olvidados en esta sociedad, que son perdedores. En la Iglesia vamos a estar entre los últimos; eso no es una desgracia, sino que puede ser una verdadera gracia. Una Iglesia con poco poder, una Iglesia frágil, vulnerable, donde la gente descubre, cada vez más que hay pecado. No es una desgracia, es caminar con más verdad. Vamos a estar entre la espada y la pared. Vernos mal no es malo, puede irremediablemente dirigirnos hacia el evangelio y hacia Jesucristo.”
     
    Que más se puede agregar, excepto repetir las dichosas palabras de Dolores Aleixandre…”Ahí esta todo la poesía y el sentido de nuestras vidas”…Con cariño, muriendonos de calor…y tratando de hallar lugares frescos…(no nos mandan algo de nieve)…Gabriel

  • Leí con gran interés los cuatros artículos de la conferencia de Pagola así que los comentarios que les acompañan.  Es verdad que se dice muchas cosas y que la fe que nos abre sobre Jesús, la Iglesia, nuestra vida y nuestro mundo no tiene una sola ventana. Volver a entender mejor “el vivir’ de Jesús así que “el vivir” de la gente con la cual compartió y se comunicó me parece ser un buen camino para entender mejor “el vivir” de la Iglesia en su compartir y en su comunicación con “el vivir” del mundo de hoy. Comparto totalmente con Pagola y la gran mayoría de los teólogos liberados de los esquemas vaticanos que “el vivir” de Jesús debe volver al centro de todo lo que se llama “Iglesia”. Igualmente importa entender mejor la vida de las primeras comunidades cristianas para, así, entender mejor el sentido de la verdadera conversión. Una cosa es ser bautizado y otra ser convertido. Jesús nos llama a todos y a todas a la conversión, no a una iglesia sino a una nueva manera de ser y de vivir.
    Estamos muy lejos del Estado del Vaticano, de la Curia romana con sus Secretarias y sus doctrinas. Estamos lejos de una jerarquía encerrada en una ideología común, alineada sobre la persona del Papa, afán de zapatos finos y descansando sobre la infalibilidad de su pensamiento   y la certidumbre de ser Cristo sobre la tierra. Estamos lejos también de una sacramentación que se substituyó al “vivir” de los compromisos humanos como la justicia, la verdad, la compasión, la solidaridad, la misericordia… Ser cristiano, en el concepto actual, es cumplir con los sacramentos. Pienso que hay que volver a pensar todo este esquema de los sacramentos así que lo de la práctica religiosa.   “El vivir” de Jesús puede ayudarnos a entender mejor lo que es ser cristiano o cristiana en un sentido verdadero. ¿ No seria así una nueva manera de descubrir “el culto que agrade a Dios”?
    Feliz ano nuevo a todos y todas que se implican en esta búsqueda del camino de la verdad, de la libertad, de la paz y de la vida.

  • mªpilar garcía

    Como mujer, me pregunto:

    ¿Por qué tanto afán, por entrar en las altas esferas de “esta” jerarquía eclesial?

    ¿De verdad creen, que cambiarían algo su estructura, comportamiento, “enseñanzas” a seguir?

    ¿No sería más de lo mismo?

    Aquellas personas que han sido perseguidas, castigadas, anuladas dentro de las “filas” eclesiales; han abandonado la “atadura perversa” que supone, obedecer, callar, aceptar.

    Han tenido que ¡¡¡salir!!! de ella, para poder seguir el sentido responsable de su conciencia en libertad.

    Dentro… ¡¡¡No había como!!!

    No quiero, ni deseo, ni aspiro… a un lugar-puesto, donde no puedo expresar, ni vivir, mi experiencia personal, tal como se va manifestando en mí, desde el Mensaje de Jesús.

    Para seguir haciendo ¡¡¡lo mismo!!! sin esperanza de cambio:

    ¿Que sentido tiene? no lo puedo comprender.

    mª pilar

  • Antonio Vicedo

    ana rodrigo. Las propuestas de  Jesús que nos ofrecen como testimonios y mensajes suyos los evangelios, no tenían, ni tienen por qué ser consideradas ofensivas ni faltas de inocencia, si por ello entendemos actitud condenatoria hacia cualquier persona o grupo humano. Lo que sucedió y sigue sucediendo  es que un simple rasguño en la piel es el mejor testigo de la calidad de la sal o salmuera, que tanto da, y provoca de inmediato el escozor y el consiguiente rechazo. Si el cuerpo eclesial, o  estructura eclesial,  no presentara tan generalizados rasguños y hasta heridas tan profundas de incoherencia evangélica, y en consecuencia no tuviera que percibir escozores y dolor ante palabras y actitudes que le afectan, podría concluirse que aquel de quien proceden no tiene por qué ser molesto o rechazable, incluso condenado a muerte por ser una auténtica amenaza. Pero,  estando las cosas como están desde hace siglos y con la que está cayendo de divergencia entre lo que las evangelios presentan de Jesús y lo que se dice y se practica en su Iglesia,  cuando alguien en, o desde su relación con ella,  no levanta reacciones como las que Jesús recibió de parte de los religiosos de su época, es porque no participa de la misma actitud adoptada por Jesús respecto al poder religioso o misión confiada por Jesús a los suyos. Respecto a las actitudes apostólicas testimoniales, sean de mensaje o de prácticas, Jesús explicitó a los suyos, según ellos entendieron en sus relatos, que el siervo no es más que su amo, ni el discípulo más que su maestro y que, si a el le habían perseguido, (quienes a sus perseguidores representaran y actualizaran en lugares y tiempos) también los perseguirían a ellos, y por ello los declaró dichosos, si por su causa y mintiendo, fueran como Él perseguidos y condenados. Está fue desde el principio la mejor credencial apostólica y lo ha seguido siendo hasta nuestros días. Los sistemas de poder no se andan con bromas con la sal ni la luz cristianas,  porque en ellas constatan la verdadera y eficaz amenaza para su sistema de poder falso, injusto, opresor  y mortal, a la par que idolátrico y blasfemo.
    Tal vez las formas de condena y ejecución hayan sido hipócritamente disimuladas, pero en el fondo hay perfecta coincidencia con la efectividad con que se cebaron con Jesús: Quitarlo de en medio y desacreditarlo ante las gentes que podrían encontrar en Él a su Salvador, no para la otra vida, que poco les importa a los poderes mundanos religiosos,  o no, sino aquí en los tiempos y los lugares concretos de las vidas humanas. Llegados a este término, creo que todo depende de aquello en lo que Él nos empezó a ofrecer seriedad y verdad: la ENCARNACIÓN; SU HUMANIZACIÓN como epifanía de  SU AMOR SIN LÍMITE,  aspectos que también quedan muy claros en la confesión de  fe apostólica y eclesial. Agradezco a José Antonio la profundidad de sus conocimientos  sobre Jesús y la claridad con la que intenta ofrecerlos a las gentes y con el agradecimiento le adjunto el deseo de que, no se quede por encima de los más pequeños a los que el Padre se complace en revelar lo que oculta a sabios y entendidos y que, para mí tengo que es,  eso que Jesús nos muestra de hacer SUYA NUESTRA CAUSA.

  • ana rodrigo

    Mi querido y admirado Honorio, nada de lo que has dicho me ha molestado, tú sabes decir muy bien lo que piensas y yo soy una asidua lectora de todos tus ponderados y sabios comentarios.
     
    En este último, en concreto, lo firmo en lo que dices sobre la mujer. Ya dije que lo de Pagola me suena a sermón, sin comprometer nada que incomode a la Jerarquía. Decir que lo de la mujer en la Iglesia es pecata minuta porque, total, sólo son dos cositas en las que no puede participar, es como medir la situación por el número, en cuyo caso las mujeres hacemos muchas más cosas que los curas: lavar manteles, barrer y fregar los templos, dar catequesis, poner y quitar flores, leer, cantar, vestir santos y vírgenes y no sé cuántas cosas más. ¡Por favor…! La discriminación de la mujer en la Iglesia, sólo por el hecho de ser mujer, es de auténtico escándalo en una sociedad en la que toda aquella mujer que está capacitada y quiere, puede acceder a cualquier tipo de actividad. En realidad, poner paños calientes a situaciones impresentables, es seguir con más de lo mismo. y quien diga las cosas por su nombre, ¡fuera, a las tinieblas exteriores!
     
    En el post que hoy ha colgado atrio sobre los teólogos (creo que le ha faltado mencionar a las teólogas) heterodoxos, es muy elocuente. Copio y pego el final del mismo: “Cuando impera un sistema de pensar -en realidad, de no pensar- estrictamente regulado por los cánones de la ortodoxia, quien quiera medrar en su escalafón no tendrá otro recurso que callarse. La perfecta ortodoxia llevada al extremo daría sobresaliente al silencio y notable a la repetición de papagayo; un aprobado por los pelos a quien insinúe tímidamente preguntas prohibidas. Y, desde luego, un suspenso a todo disentir, por muy fiel, responsable, inteligente, meditado y ponderado que sea”.
     
    Mientras no haya libertad de investigación teológica y mientras no se actúe desde esta libertad dentro de la Iglesia, la teología no avanzará, será un disco rayado, repitiendo siempre lo mismo. Este tipo de religión será un fósil, muerto como todos los fósiles, incapaz de inyectar vida a una sociedad siempre en un devenir vital. La jerarquía seguirá echando culpas a la sociedad laica, hedonista, y fuente de todos los males, y así no tendrá nada que ofrecer a esta sociedad. Da grima escuchar lo que ciertos obispos le dicen a la sociedad.

  • pepe blanco

    Feliz año nuevo.
     
    No sabía dónde colgar esta nota sobre el video que nos ha recomendado Luis Troyano. Me ha parecido que podía ser oportuno colgarlo en este hilo, que también va sobre Jesús, igual que el video.
     
    Comparto parcialmente las reservas de Atrio respecto a la tesis del video, tesis que a estas alturas ya no es nueva ni sorprendente. Sin embargo, tengo que decir que, de entrada, cualquier historia no-oficial de Jesús (siempre que se mantenga dentro de los límites de la realidad y de lo razonable, claro) siempre me parecerá más creíble que la historia oficial de divinidad encarnada -en sentido estricto- muerta y resucitada, historia que, simplemente, me parece no-creíble.
     
    Lo que me parecería muy sorprendente es que hubiera personas a quienes les resultase más increíble que Jesús hubiese acabado sus días en Francia o en Cachemira, o en cualquier otro lugar, más increíble eso que que se trate de Dios encarnado, asesinado y resucitado, como asegura la tradición cristiana. En fin, el poder de la educación y del entorno cultural.

  • h.cadarso

      “Hay pocas cosas que no pueda hacer hoy la mujer, En realidad, sólo son la Eucaristía y el sacramento de la reconciliación”.
      Pues yo diría, Pagola, que estos dos pequeños detalles alejan totalmente sus propuestas del evangelio y de la modernidad en que creemos que debemos movernos. Yo diría que al dar por buenas o simplemente “tolerar” estas dos limitaciones consagramos la superioridad de la casta sacerdotal sobre el Pueblo de Dios, la figura piramidal de la Iglesia de siempre, la sumisión de la mujer en este organigrama de siempre…!tantas cosas que no están en el evangelio!
      Creo que es la misma apreciación que hace Ana Rodrigo, aunque con mejores maneras que yo. (A propósito, perdona Ana por lo de la izquierda del otro día; a mí de siempre me duele la burla que hacen por ahí del millón de votos que en España no votan al PSOE y casi casi los tiran a la basura, pero reconozco que tenía que haberme expresado con más cortesía…). Mi amigo Oscar Varela también creo que va por esta línea.
      Yo estaría de acuerdo con Pagola en evitar planteamientos y afirmaciones que crearían conflictos innecesarios. Pero una cosa es eso y otra cosa intentar justificar y dar por buenos y evangélicos usos y estilos como el de la casta sacerdotal y el rol de la mujer en la iglesia en los que tanto tenemos que corregir y lamentar…Pagola habla de pecados a reconocer y superar; ¿por qué no empezamos por éste mismo? ¿O lo dejamos para el siglo XXII?
      Y luego está otra laguna que ya he comentado en otro lugar: en este siglo, entre nosotros, tenemos a Jesús viviendo el evangelio. Tenemos a Suu Ki, a Nelson Mandela, a Vicente Ferrer, a Martin Luther King, a miles, millones de personas que están viviendo el evangelio. Mirar única y exclusivamente al Jesús histórico que nos cuentan los evangelios me parece salirse de nuestra circunstancia…Pagola debería quizá recurrir también a estos personajes que hoy, aquí, entre nosotros, intentan vivir el evangelio.
     

  • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

    He seguido con mucho interés el texto de estas conferencias. Evidentemente es Pagola en toda su pureza, y yo lo agradezco. La clave de volver a Jesús, como Cristo de Dios, y su anuncio de los caminos que acercan el-al Reino, desde ayer y para siempre, parece elemental. Y sin embargo bien discutida. Mi aportación en este sentido es que le doy vueltas a por qué en la Iglesia, la gran teología católica y el magisterio, se resisten con uñas y dientes a hablar de “Jesús”. A lo sumo, como Jesucristo, y casi siempre, como Cristo y Dios. Parece igual, pero no lo es, porque terminamos hablando mil veces de Dios y su Cristo sin saber de Jesús. Hablo de la razón teórica, no entro en intenciones.
     
    Esto me ha llevado a observar un detalle sustancioso y muy equívoco. Es este. La gran teología dice, “el Jesús histórico no es el Jesús real”, y nos referimos a que  los estudios histórico-críticos de las fuentes cristianas conocen al Jesús de quienes ya tienen fe en él y su primera “teología”: los evangelistas y las comunidades primitivas. Luego el llamado Jesús histórico no es exactamente el Jesús real, el que vivió y murió como hombre en Palestina, y que nos es desconocido con detalle y concreción para siempre. Cierto. A continuación, estos mismos añaden que el Jesús histórico no es el Cristo de la fe, el confesado en la Iglesia como Hijo de Dios, de la misma naturaleza que el Padre, segunda persona de la Trinidad. Más aún, que sin esta confesión de fe, el Jesús histórico no “se tiene de pie” ni para el creyente ni para el investigador. No es posible.
     
     Y entonces mi conclusión sobre lo que la “gran” teología está presuponiendo muy equívocamente, a mi juicio: entre el Jesús histórico y el Jesús real hay “el mismo tipo de diferencia” que entre el Jesús histórico, el que se puede “pergeñar” críticamente en  los Evangelios, y el Cristo de la fe del Credo. Las dos distancias pertenecen al mismo orden o clase de conocimiento y hay que salvarlas a la vez y siempre con la fe. (Insisto en que me parece un supuesto epistemológico muy equívoco que nececesitaría ver aclarado). Y por eso concluye la “gran teología”: los estudios sobre el Jesús histórico, como el Jesús de Pagola, son inaceptables, o, para otros, insuficientes desde su misma pretensión histórica. Ya he dicho el supuesto: lo de que es “el mismo tipo de diferencia”. Estoy convencido de que aquí hay una grave falta de lógica entre una diferencia y la otra. Pertenecen en cuanto estudios sobre Jesús a ámbitos y propósitos muy distintos en el conocer humano. Si no se reconoce esto no me extraña que al final no se sepa muy bien qué hacer con el Jesús de Dios en la teología y el magisterio. Paz y bien. 

  • oscar varela

    Hola!
     
    En unos pocos años
     
    Jesús fue “pagolizado”.
     
    ¿Y ahora?
    ··········
    Al que lo “des-pagolice”
     
    y lo vuelva a “jesusuar”
     
    ¡gran “des-pagolizador” será!
    ···········
    ¡Vamos todavía!
     
    ¿A dónde? ¿A “des-pagolizar”?
    ¡No digamos tanto, pero tal vez José Antonio estará el primero, o casi!
     
    Oscar.

  • mªpilar garcía

    José A. Pagola ¡grita sin cesar! y es bueno que así vaya sucediendo.
     
    Son  necesarios,  los gritos de “cuantos más mejor” que vayan sembrando inquietud, deseos de conversión.
     
    Para retomar el sentido que Jesús vivió, su mensaje, su experiencia de Dios Abba; solo hay un camino, y es:
     
    ¡¡¡Conversión!!!
     
    La iglesia jerárquica en las alturas, tiene una labor muy complicada.
     
    Hay que desmontar tanta rutina, adoraciones a cientos de imágenes, novenas, rosarios, santuarios que sanan, templos llenos de riquezas…
     
    Vestimentas de sus príncipes, obispos, etc.
     
    Ritos vacíos de contenido evangélico, enseñanzas de temas, que nada tienen que ver con el Mensaje de Jesús; rutinas, Eucaristías con un lenguaje incomprensible y mágico.
     
    Pero hay un camino mucho más efectivo y dinámico, la:
     
    ¡¡¡conversión personal!!!
     
    Como la de Zaqueo; eso sería un camino extraordinario para cuantas personas pasen al lado de las ya convertidas, porque entonces de verdad a su lado se respira ¡Vida!.
     
    Quiero comentar, que a veces, no siempre recoge el fruto de lo sembrado, quién sembró la semilla; el campo es una cosa, y las personas somos más duras de pelar.
     
    Abandonar nuestras costumbres, cuando lo nuevo a lo que nos enfrentamos es, radicalmente opuesto a nuestros hábitos, no es tarea nada fácil.
     
    Primero, porque siempre ponemos por delante:
    “nuestras miserias e incapacidades”
     
    Ese comienzo no es bueno, lo primordial es, comprender qué me llama a  ese cambio; conocer cuales son mis “ataduras y excusas” y aun con ellas a cuestas, si decidimos tomar el camino que se nos ofrece desde Jesús, (u otro espíritu de “luz”):
     
    Solo hay un camino, coger el toro por los cuernos, y dar el salto, cueste lo que cueste, tropecemos cuantas veces tropezásemos; hay que levantarse y seguir adelante.
     
    No hay escusas, hay reconocimiento de lo que hago mal; arreglarlo si es posible y aprender del error o fracaso y con nuevos ánimos seguir adelante.
     
    Las personas asentadas en el “solo cumplimiento de algunas normas” dirán lo que quieran, nos insultarán, nos querrán echar fuera:
     
    ¿de donde? si la mayoría de los seguidores de Jesús, aceptamos las consecuencias,  seguimos en paz, buscando siempre vivir lo más parecido a su proyecto y vida.
     
    En el camino de la vida, muchas veces, lo sembrado… no sabremos jamás, si alguna persona salió aliviada, renovada, impulsada al cambio…
     
    Nuestro cambio= conversión, tiene que expresarse en todas nuestras actuaciones:
     
    “en el trabajo, en la casa, en nuestras relaciones personales, en la diversión, en el compartir, en el estar cerca de los que más sufren, en la lucha por la justicia en todas las estructuras de la vida”.
     
    Las vivencias íntimas, de fe, experiencia de Dios (le llamemos como cada cual sienta) es eso, ¡personal! y si alguien siente esa “llamada” puede preguntar, buscar, experimentar.
     
    Así, es posible, la universalidad de pensamientos, pareceres, maneras de seguir cada cual su camino.
     
    Para mí, es bueno, que haya Pagolas dentro de las lineas clericales de la iglesia/s; pero es más necesario, que los cambios se multipliquen, en las perosnas todas, en todos los niveles de la vida.

    Ahí, es, donde puede mepezar, la posibilidad de un mundo mejor:
     
    ¡¡¡Para todas las personas que habitamos este plenta!!!
     
    mª pilar

  • A.Fueyo

    Las reflexiones de JA Pagola , que tan excelentemente nos reflejan la muy atractiva imagen de Jesús, su compasión, su misericordia, su pasión por los últimos, a mi gustarían que fueran también analizadas desde nuestra débil voluntad, causa de nuestra lejanía de ese ideal que nos ofrece ; le pediría que profundizara ante ese hecho real que creo que a todos nos sucede, que no es suficiente con contemplar la imagen de Jesús para cambiar ( tomando en negativo la preciosa oración del padre Arrupe, “Invocación a Jesús Modelo” ) pues como decía el P-H Kolvenbach (13 nov 2007, en el aniversario del nacimiento del padre Arrupe) , “ los hombres tenemos una extraordinaria capacidad de inventiva para poner barreras al paso del Espíritu,….minimizamos el evangelio por causa de nuestro egoísmo desenfrenado…..; y es que a nosotros “nos da miedo gastar la vida “, como decía la oración de Lluís Espinal,s.j( quién sí que la gastó pues murió en Bolivia a manos de un escuadrón de la muerte)
    La vivencia del cristianismo en su radicalidad requiere sin duda un largo peregrinaje, nada fácil, “inmersos en una sociedad de consumo, llena de distracciones interminables”, como ya hace años describía Mario Cuomo , en un artículo comentado por Antonio Duato en Iglesia Viva (nº 242-junio 2010), donde afirmaba…” que requiere una lucha de toda la vida para comprenderla más completamente y para vivirla más sinceramente, para traducir la verdad en la experiencia y para practicarla tanto como creerla”
    Algunos no dejaremos de dar gracias a Dios al habernos encontrado – a través de sus libros- con excelentes maestros, como por ejemplo el cardenal Carlo María Martini, a mi juicio el mejor comunicador del hecho cristiano por su capacidad de integrar la invitación a seguir el camino de Jesús partiendo de nuestra mediocridad, recomendándonos que debemos “resistir, tener paciencia…pues la vida cristiana es lucha incesante, sin tregua”( en “Encontrarnos a nosotros mismos” pp 181-186, PPC) que le lleva a aceptar, en silencio orante , ese misterio que es la Iglesia, formada por hombres y mujeres que en tantas ocasiones somos muy poco ejemplares, y que le lleva a decir: “ Señor, no damos la talla, pero confiamos en ti, en tu fuerza. ¡Sabemos que eres tú el que envía obreros dignos de tu mies, que no somos nosotros quienes los fabricamos” (en “Para vivir la Palabra”,p.359; ed. PPC )

  • Asun

    Estoy con la autenticidad también Joxema y con lo que apunta Iñaki en cuanto a la felicidad. Y en cuanto a sembrar y cosechar, Pepe, creo que ya está todo dado en la semilla. Lo que habría que hacer es cuidar la tierra, al ser humano en toda su potencialidad, don  y bondad cubriendo todas sus necesidades como nos gustaría hacer con nosotros mismos. Sí llama la atención, Ana. Gracias a los cuatro.
     
    Me parece excesivamente larga la exposición en su conjunto, además de confusa, a veces,  poco cercana y entusiasta, por ser de fondo convencional, a pesar de intercalar  autocrítica clerical abundante. Lo que admiro y agradezco. Pero viene a ser, con notables diferencias, más de lo mismo. Como siempre una de cal y otra de arena, sin despegar totalmente, por ejemplo, cuando dice que de los Evangelios “no se aprende fundamentalmente doctrina”…tratando de dar aliento a los que han sido confundidos por sus mismas enseñanzas. Realmente así  lo siento.
     
    Lo siento enormemente. No pone el texto la confianza en el ser humano que somos, en un caer en la cuenta de lo que ya es, en que no hay nada que conseguir fuera de uno mismo, porque ya todo es. Y es que nos  lo enturbia constantemente la propia Iglesia: Nos llena de cargas y pecados, yugos que hay atar y bien atar para seguir amarrados.
     
    En cuestiones de egocentrismo colectivo , otro ejemplo: “¿Y cómo podrá, esta Iglesia tan querida, esta Iglesia de Jesús, dar pasos hacia su conversión si no reconocemos los errores y pecados que hay entre nosotros?”  El protagonismo concedido por los siglos de los siglos al pecado y a la culpa como a la conversión, rutinariamente litúrgica, muestra la actitud egocéntrica permanente de la propia Iglesia, la que le da sentido y con ello se retroalimenta una y otra vez permaneciendo todos en la ignorancia de quien somos, nuestra verdadera identidad. Pero esto parece que no interesa.???
     
    Esto convence más:: “¿qué se aprende de los evangelios? …. se aprende un estilo de vivir, el estilo de vivir de Jesús. En los evangelios se aprende una manera de estar en la vida, un modo de habitar el mundo, un modo de interpretarlo, de tratarlo; una manera de crear la historia haciéndola mejor”.
     
    Sin embargo, seguir la dialéctica de sentirse  pisoteado, perdedor y de ser los últimos, de quemarse etc…es fomentar de algún modo el protagonismo del ego sufriente, el dolorismo, el ego voluntarista, la dualidad en suma,  la separación con el mundo del que somos parte, en el que vivimos y experimentamos nuestra verdadera identidad no-separada de los otros, de todo, de Dios.
     
    Volver a Jesús es ser Jesús, el genuino y auténtico,  sin parafernalias, ni creencias abstractas. No se necesitan para ello tantas alforjas, tantos cuestionamientos. El mismo Jesús, hay que decirlo abiertamente, libera al hombre de la religión, en cuanto que no le dejaba ser lo que es, ser en toda su dignidad, confiar en toda su humanidad. Jesúys desea con anhelo adorar en espíritu y en verdad, en lo que se hace en y a cada ser humano,  en ser el suspiro y expresión de Dios mismo, del Misterio entretejido de Lo Que Es.

    Como soy limitada y bastante situada en mi manera de ver las cosas, pido perdón, si he podido herir sensibilidades, aunque mi intención en un principio es otra, la de ayudar a abrirnos a la propia autonomía en la pluralidad. Muchas gracias.

  • Carmen (Almendralejo)

    Claro como bien dice Pepe Salas, sembrar y no segar… En definitiva no recoger  trigo, no moler o no comer, vivir como los ascetas o dar esa cara de modestia, que para nada es una virtud de Jesús.
    Si leemos las veces que se encuentra en la sinagoga o con los maestros, él habla y lo hace con autoridad sin que esa modestia le importe un carajo.  
    Jesús no habla de tibieza o de no entrar en conflictos hasta con padres, con un*s mism*, Jesús habla con la autoridad de hablar todo lo que siente sin que importe el juicio venidero.
    ¿Y esto para la persona que no tiene pan o que tiene hambre?
    Los Pagola… Disienten pero al final no están en aquella dicotomía, siguen el modelo patriarcal que ellos de un modo critican pero que no dice que deben acabar porque están desfasados y van contra la Ley Natural y Divina…
    No dicen donde que es mentira cuanto se ha hecho en nombre de D*s, que se ha adulterados los estudios de la Palabra en corte y pegas y según interesaba.
    Que las religiones son solo un come coco donde los burgueses de estas pasan a idiotizar al burgo o fomentar un tipo de gente según convenga a estas, de ellas.
    Que nadie puede decir que es iluminado, y a la vez ir en contra de la Justicia más simple como es no discriminar, no insultar a la inteligencia y sobre todo no difamar, que es lo que han hecho durante siglos.
    Y por supuesto, tampoco dicen nombres claro y altos, que predican una cosa y viven como dioses, al  imagen de todo juicios, y con toda impunidad ante los ojos de D*s, y de el pueblo.
    Que son en definitiva como el ministro de hacienda de Luis XIV, que al morir proclama “: “me he pasado la vida sirviendo al Rey y no a Dios. Hoy me presento delante de Dios con las manos vacías”
    Ese servicio a la ICAR, es igual que al tal Luis, porque no proclaman una verdadera justicia o revolución donde la persona que está apartada sigue estando, y ellos de un modo u otro se someten a la misma censura, más o menos suave pero nunca desde la ruptura total de estas religiones que nos están llevando nuevamente al caos, tanto la católica como la musulmana, en ese mercadeo y templo
    ¿Quién tiene más, y quienes son la verdad?
     

  • ana rodrigo

    A mí me pasa que cuando leo a Pagola veo que tiene razón en todo lo que dice, pero tengo la impresión (quizá sea una cuestión totalmente subjetiva) de que no dice todo lo que sabe o lo que le gustaría o lo que debería decir. Tengo la impresión de que después del palo que le dio la jerarquía a raíz de su libro sobre Jesús, se ha quedado algo noqueado. Sus propuestas son buenas, pero son “inofensivas”, inocentes. Él es un hombre que sigue en la estructura eclesiástica y esto le encorseta de tal forma que le impide hablar claro.
     
    Me explico. Claro que la Iglesia deja mucho que desear, claro que la Iglesia debe convertirse al mensaje de Jesús, cuál de las diversas “iglesias” o formas de iglesias, pero en qué debe convertirse, qué es lo que debe dejar con toda urgencia.
     
    ¿Qué entiende la sociedad cuando escucha la palabra iglesia, acaso piensa en esos pequeños grupos que desarrollan su actividad en las catacumbas o en la Jerarquía eclesiástica?. Aquí es donde hay que mojarse. El proyecto alternativo de Jesús a una sociedad es la humanización en todos los sentidos, y esto la sociedad no lo ve en la única iglesia visible y omnipresente como es la de la Jerarquía. Una Jerarquía que constantemente está riñendo a todo el mundo, que habla de si misma en nombre de Dios, pero que casi nunca habla de Jesús, que no ofrece una praxis de austeridad e igualdad con la gente de la calle, no digamos con los barrios marginados de cualquier ciudad el mundo occidental, que se ha especializado en espectáculos multitudinarios, pero que está lejos de la gente, ahí encumbrada en escenarios y parafernalias que nada tienen que ver con la sociedad alternativa en valores.

  • pepe sala

    Me váis a permitir disentir de Pagola desde la barrera. A veces desde el ” tendío” se ven las cosas más claras. ( estoy bastante de acuerdo con lo que dice Iñaki S.S.)
     
    Yo encuentro a Pagola muy equidistante, falto de verdadero compromiso y tímido ante sus superiores jerárquicos. Sus razones tendrá y serán muy respetables, pero las cosas no se solucionan con medias tintas cuando han llegado a lo que se vive actualmente en la sociedad eclasiástico-social.
     
    La frase cumbre que me ha llevado a la conclusión ( además de lo que entiendo en el conjunto del mensaje-conferencia) es ésta:
     
    “”Es una gozada, sembrar y no cosechar.””
     
    Será una ” gozada”, pero es una falta absoluta de compromiso con quienes confían en sus guías espirituales. Pagola goza de gran prestigio y tiene muchos seguidores-as. No puede DESPARRAMAR la siembra y echarse a dormir esperando que otros recojan la supuesta cosecha. Si se siembra es para cuidar el terreno sembrado, pasar la hazada para oxigenar la tierra, arrancar las malas yerbas que ahogarán con seguridad lo sembrado, regar, podar y entresacar, etc, etc, etc.
     
    Y finalmente RECOGER el producto del esfuerzo compartiendo la cosecha con amigos, familiares y transeuntes. Es una gozada regalar una bolsa de productos de la huerta cuando el esfuerzo ha producido tanto ( el ciento por uno, dicen por ahí) que es imposible consumir todo lo cosechado.
     
    Conclusión: que es mejor no sembrar nada si se tiene la intención de desparramar la simiente y dejarla sin el consiguiente trabajo hasta la cosecha.
     
    Al menos éso creo desde mi posición de hortelano experimentado y desde mi ” tendío” en asuntos de religión.
     
    Saludos, pues.

  • Iñaki S:S,

    Al humilde pueblo soberano parece que se nos multiplican las tareas. Tenemos que salir en socorro de instituciones financieras y estados mál gestionados, a base de apretarnos el cinturón. Impuestos, rebaja de pensiones, subidas de precios, … ¡Cuanto sacrificio para tanta y tanta gente!. Ahora, si no he entendido mal, JA Pagola parece darnos a entender que hemos de ser los cristianos de base quienes salvemos a la ICAR.  Es decir, parece darse por sentado que los de arriba, es decir, los poderes fácticos tanto económicos como religiosos, no van a moverse un ápice de sus privilegiadas poltronas. ¡Pues va a hacer falta mucha ilusión y esperanza para echarles un capote!.
    Y resulta que si creemos a  Hans Küng…”Jesús goza de mayor estima fuera de la Iglesia que dentro”. Y la ICAR sigue erre que erre con sus obsesiones. En lugar de volver humildemente al Jesús histórico,   insiste en el mito de una Sagrada Familia maravillosa en la que, como nos recuerda Tamayo…”el padre no es padre, la madre es virgen y el hijo es Dios”¿?. ¿Puede ser un ejemplo para la inmensa mayoría de familias de hoy? Unas familias atrapadas en un día a día frenético entre el trabajo, hijos, abuelos, nietos, consumismo,  estrés,  etc.,  sin saber como colmar las ansias de felicidad que revolotean  en su imaginación. ¿Cómo una Iglesia que lee todos los días el Evangelio no es capaz de regenerarse desde la cabeza?. ¿Donde está escrito que quien escandalizare al la gente sencilla, mejor haría si se atara una rueda de molino y se arrojara al mar?.
    Me gusta el artículo de JA Pagola y creo entenderle, pero echo de menos el que no nos hable de la felicidad como gancho hacia el  seguimiento de Jesús. Una felicidad que nada tiene que ver con la más conocida en nuestro primer mundo, ruidosa, superficial y excluyente. El Jesús que ha venido a decirnos que lo divino está en lo humano, nos habla de una felicidad mucho más universal al alcance incluso del quienes tienen dificultades para llevarse algo a la boca. Es una felicidad intima que brota al ayudarnos unos a otros en nuestras propias debilidades y miserias.  Una felicidad que puede alcanzarse viviendo con menos y disfrutando del placer que reporta el ser un poco compasivos y solidarios. Nada de moralina piadosa. Se trata mas bien de caminar hacia una búsqueda eficaz de la felicidad más autentica. ¿Y si fuéramos un poco más egoístas en la caza del “ciento por uno”?.

  • Sarrionandia

    Lo que Pagola reclama, por activa y por pasiva, es autenticidad, algo que escasea cada vez más en nuestro mundo, en nuestra cultura y en nuestras rutinas inconscientemente egoístas. Hacer lo posible en el sentido de conversión reclamado no es apreciar y admirar lo bien que habla Pagola, sino traducir en convicciones personales y en actuaciones consiguientes. Pasar del pensamiento gregario y mimetista medieval y del utilitario del racionalismo al personal y al transpersonal que hoy sólo alborea y cuyo día luminoso espera nuestro compromiso humilde y real!