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El antropoceno: una nueva era geológica

Las crisis clásicas conocidas, como por ejemplo la de 1929, afectaron profundamente a todas las sociedades. La crisis actual es más radical, pues está atacando a nuestro modus essendi: las bases de la vida y de nuestra civilización. Antes se daba por descontado que la Tierra estaba ahí, intacta y con recursos inagotables. Ahora ya no podemos contar con una Tierra sana y abundante en recursos. Eso terminó; degradada y con fiebre no soporta más un proyecto infinito de progreso.

          La crisis presente desnuda la engañosa comprensión dominante de la historia, la naturaleza y la Tierra, que coloca al ser humano fuera y encima de la naturaleza con una excepcional misión, la de dominarla. Hemos perdido la noción de todos los pueblos originarios de que pertenecemos a la naturaleza. Hoy diríamos que somos parte del sistema solar, y de nuestra galaxia, que a su vez es parte del universo. Todos surgimos a lo largo de un inmenso proceso evolutivo. Todo está alimentado por la energía de fondo y por las cuatro interacciones que siempre actúan juntas: la fuerza de la gravedad, la electromagnética y las nucleares débil y fuerte. La vida y la conciencia son emergencias de este proceso. Nosotros los humanos representamos la parte consciente e inteligente de la Vía Láctea y de la propia Tierra, con la misión no de dominarla sino de cuidar de ella para mantener las condiciones ecológicas que nos permitan llevar adelante nuestra vida y la civilización.

          Ahora bien, esas condiciones están siendo minadas por el actual proceso productivista y consumista. Ya no se trata de salvar nuestro bienestar, sino de salvar la vida humana y la civilización. Si no moderamos nuestra voracidad y no entramos en sinergia con la naturaleza, difícilmente saldremos de la situación actual. O sustituimos estas premisas equivocadas por otras mejores o corremos el peligro de autodestruirnos. La conciencia del peligro no es todavía colectiva.

           Es importante reconocer un hecho del proceso evolutivo que nos perturba: junto con la gran armonía coexiste también la extrema violencia. La propia Tierra en sus 4,5 mil millones de años de existencia ha pasado por varias devastaciones. En algunas de ellas perdió casi el 90% de su capital biótico, pero la vida se mantuvo siempre y se rehizo con renovado vigor.

          La última gran devastación, un verdadero Armagedón ambiental, ocurrió hace 67 millones de años cuando en el Caribe, cerca de Yucatán en México, cayó un meteoro de casi 10 Km. de extensión. Produjo un tsunami con olas del tamaño de edificios altos y un temblor que afectó a todo el planeta, activando a la mayoría de los volcanes. Una inmensa nube de polvo y de gases fue lanzada al cielo, alterando durante decenas de años el clima de la Tierra. Los dinosaurios, que habían reinado soberanos en la Tierra durante más de cien millones de años, desaparecieron totalmente. La era mesozoica, la de los reptiles, llegaba a su fin y comenzaba la era cenozoica, la de los mamíferos. Como si fuera una venganza, la Tierra produjo una floración de vida como nunca antes. Nuestros antepasados primates surgieron por esta época. Somos del género de los mamíferos.

          Pero he aquí que en los últimos trescientos años el homo sapiens/demens  está llevando a cabo una embestida poderosísima sobre todas las comunidades ecosistémicas del planeta, explotándolas y canalizando gran parte del producto terrestre bruto hacia los sistemas humanos de consumo. La consecuencia equivale a una devastación como las de antaño. El biólogo E. Wilson dice que la humanidad es la primera especie en la historia de la vida en la Tierra que se ha vuelto una fuerza geofísica destructiva. La tasa de extinción de especies producida por la actividad humana es cincuenta veces mayor que la que existía antes de la intervención humana. Con la aceleración actual, dentro de poco –continúa Wilson– podremos alcanzar la cifra de hasta diez mil veces más especies exterminadas por el voraz proceso consumista. El caos climático actual es uno de sus efectos.

          El premio Nóbel de Química de 1995, el holandés Paul J. Crutzen, aterrorizado por la magnitud del actual ecocidio, afirmó que hemos inaugurado una nueva era geológica: el antropoceno. Es la edad de las grandes diezmaciones perpetradas por la irracionalidad del ser humano (en griego ántropos). Así termina tristemente la aventura de 66 millones de años de historia de la era cenozoica. Comienza el tiempo de la oscuridad.

          ¿A dónde nos conduce el antropoceno? Toca reflexionar seriamente.

[Traducción de MJG]

7 comentarios

  • No soy académico. Vengo leyendo, sin embargo, a Leonardo Boff desde hace más de treinta años. Con más asiduidad desde que él aborda temas globales, particularmente los ecológicos, con un enfoque algo “periodístico”. No veo que se oponga al Pl Teilhard, sino más bien lo complementa, a mi modo de ver de lector. Lo cita seguido e inclusive hay un libro suyo en la línea del sabio francés, titulado “El Evangelio del Cristo Cósmico”. Noto que en sus artículos de corte ecológico que publica Servicios Koinonía y en otros sitios, es reiterativo. Lo que me perturba un poco de su artículo que se comenta, son los dos renglones finales, en los que da por terminada una era y apunta a otra y cuando dice que comienza la de la oscuridad, el tiempo de la oscuridad, pues. No creo que el gran pensador sea pesimista. En algún otro artículo, ha advertido, si he de entenderlo bien, que determinadas informaciones pueden servir para sacudir conciencias , hacer reflexionar y motivar a la acción. Trágico planteamiento, no “visualizamos” lo que pueda ocurrir, pero es de recordarse que un poeta alemán ha dicho que, entre más grande el peligro, más cercano está lo que salva. Si se traduce al “cristiano”,  podría decirse que entre más grande el peligro, más cercano está Quien salva. Claro, salva pero no sin nosotros y allí etá el detalle.  Silviano. http://www.silviano.wordpress.com

  • Siendo que los saturnianos tengan un giro energético inverso a los terráqueos, resulta que los excrementos terráqueos se convierten en alimento para los saturnianos y a la recíproca. Visualicemos entonces un encuentro entre saturnianos y terráqueos para terminar acá y allá con el problema del hambre. Eso haría que las sucesivas crisis afectarian más a los banqueros y financistas que a los laburantes y, de esa forma, el eje de los acontecimientos sociales giraría noventa grados haciendo que el futuro se convirtiera en la ceca de la cara actual.

  • M. Luisa

    ¿Acaso el resultado de este panorama que  Boff, sin descanso,  nos hace tomar conciencia,  no ha sido producido por el ser humano haciendo su vida?
     
    La vida humana en su ambigüedad incluye varias formas de ser y una de ellas la de la irracionalidad  ha sido, siguiendo el escrito,  la que nos ha conducido hasta aquí. Claro que  al hablar de vida humana en tanto humana  se da por hecho su carácter racional, el cual se  contrapone  al irracional propio de los animales y por eso se descarta. Sin embargo,  bien mirado,  lo irracional entra dentro del área de lo humano siempre y cuando nuestro punto de mira  queda objetivamente preso y por ello no alcanza  a ver  la realidad. Es un modo de ser  camuflado y  subsumido   por la  vida humana la cual, si se tomara    desde  su realidad propia,  esto no sería posible. Y desde esta perspectiva es desde donde  a la hora de la verdad el ser humano puede enfrentarse con la realidad  cara a cara.   Ella ahora es la que con toda su crudeza  se nos hace presente  en ese porvenir que nos espera.  Lo que define, pues,  este porvenir es su carácter de realidad que estaba ahí pero no lo hacíamos presente.
     
    Nota: lo irracional se inscribe dentro del dualismo cuando no es lo posible lo que nos motiva  sino lo potencialmente factible.

  • Oscar Varela, ¡fenomenal! Estamos en el mismo canal. ¡Suerte!

  • oscar varela

    Hola!

    Estimo que estamos ante un Boff

    1º) “abatido”;

    2º) anti-teihlardiano

    ¿Y si tiene razón?

    Yo estoy viendo “el mismo Canal”.

    Me surge la misma  pregunta que ante la Tradición religiosa:

    ¿Y ahora qué hago?

    Cada vez me está más confirmado que

    la VIDA humana – no el SER humano:

    vive “de” lo POR-VENIR
    (que él tiene que HACER venir; por eso la Vida humana es Drama)

    No vive “de” Lo que Le PASÓ
    aunque viva “con” Lo que Le PASÓ.

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

    P.S.: valdría repasar “completa” la afamada (¿?) como desconocida Tesis de José Ortega y Gasset:

    – “YO, soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo“-

    Es el Amor de Comprensión el Quehacer salvífico del ser humano.

    – “En suma: la reabsorción de la circunstancia es el destino concreto del hombre”- (1913/14)

  • Josemi

    Que duda puede haber de hechos contrastados como que los efectos provocados por el cambio climático suponen una huella indeleble en la historia del planeta. En un siglo hemos agotando los combustibles fósiles que tardaron millones de años en formarse. Las talas masivas de arbolado han provocado la pérdida del suelo fértil, que producto de una creciente erosión está dañando los mares. Hemos alterado las épocas de floración, la genética de animales y plantas, los comportamientos migratorios de las aves; hemos expoliado los bosques, esquilmado los océanos, saqueado las montañas en busca de minerales, extinguido especies, desarrollado sistemas de destrucción masiva capaces de acabar con todo rastro de vida en la Tierra, incluida la nuestra propia.
     
    En fin, adiós al Holoceno y hola  al Antropoceno.

  • Gabriel Sánchez

    Y la necesidad de crear un cambio civilacional que comienza hoy, con una pregunta personal, que puedo hacer yo…para luchar contra la destrucción masiva…mucha gente lo esta haciendo, tal vez unidendonos…Pero lo de Leonardo, clarisimo, consiso y veraz…Estamos siendo el elemento geologico que destruya lo grandes equilibrios que sostienen la vida como la conocemos.- Gabriel