Fin del mundo o Parusía: he ahí la alternativa. Pero dicho así suena muy extraño, lo reconozco. Ya nadie pierde el sueño por un improbable “fin del mundo”, aunque siempre queda por ahí gente interesada en conjunciones de astros y predicciones de Nostradamus, pero nadie se molesta ni siquiera en refutarles. En cuanto a la “Parusía”, ¿quién sabe lo que significa?
Pero creo que no está de más reflexionar sobre esos viejos términos del vocabulario y del imaginario cristiano tradicional. Bien entendidos, nos hablan de aquello que nos inquieta y alienta a todos los seres humanos, sean cuales fueren la lengua y las creencias. Esas imágenes y términos vuelven a hacerse especialmente presentes al final y al comienzo de nuestro año litúrgico. Aclaro de paso que el año litúrgico cristiano no empieza el 1 de enero, como el año civil, sino el primer domingo de Adviento, que viene a ser el cuarto antes de Navidad, es decir, el pasado domingo 28 de noviembre. Todos los calendarios han sido siempre bastante enredados, menos enredados, sin embargo, que la vida, y mucho más enredados que las órbitas del sol y de la luna, señor y señora del tiempo en la Tierra. Y, justamente, todos los calendarios, civiles o religiosos –¡qué más les da al sol y a la luna!–, han querido ofrecer pautas y guías para orientarse en la vida, para sostener el mundo en pie por la siembra y la cosecha, por el pan y la palabra, por la faena y la fiesta.
Pues bien, los cristianos abrimos el año litúrgico con un tiempo que llamamos Adviento, que viene de Adventus y significa lo mismo que el término griego Parusía. Antiguamente, designaba la venida o la visita del emperador. Los emperadores rara vez se hacían ver, pues aquel a quien se ve y se oye a menudo pierde pronto su halo divino (es lo malo que tiene, por ejemplo, que el papa viaje mucho y aparezca en la televisión; es lo peor para aquellos que quieren que el papa siga siendo emperador divino). Y cuando, acaso una vez en la vida, los habitantes de una ciudad (nunca de una pobre aldea campesina) iban a recibir la solemnísima visita del emperador, lo esperaban y lo celebraban con fervor, y luego todo seguía igual o peor
Aunque las palabras nos traicionan, los cristianos no esperamos la venida de ningún emperador. De ningún emperador esperamos nada, hasta que deje de serlo. Esperamos a Jesús, el condenado por el emperador y su prefecto. Lo condenaron porque dijo: “¿Quién es el emperador? El no manda sobre nosotros, por mucho que oprima a los pobres campesinos, a los pobres artesanos y pescadores de Galilea. El poder solo es de Dios, pero el poder de Dios, sabedlo bien, es lo contrario de todos los poderes: es indigente como un gran amigo, es vulnerable y frágil como una enamorada, pero ahí reside su poder liberador; el poder de Dios solo es liberador, y todo poder que no libera no viene de Dios y no merece obediencia”. Así habló y se condujo Jesús, y por eso le colgaron. Pero sus discípulas y discípulos dijeron: “Dios estaba con el crucificado y el crucificado está con Dios en el cielo. Y de allí vendrá cuando Dios lo vuelva a enviar en el tiempo de la consolación, de la restauración universal”.
A eso llamaron y seguimos llamando Parusía de Jesús, y le rezaron y le seguimos rezando en arameo: Marana tha! (“Ven, Señor!”). Claro, es una forma de hablar, un lenguaje metafórico, como toda teología. La Parusía no es el retorno del que se fue (¿a dónde se fue?), no es la venida del que no está (¿dónde está? ¿de dónde viene?), no es (ni será) un hecho empírico y observable como tal en el espacio y en el tiempo (¿qué ojo o qué aparato pueden observar al “resucitado” o a Dios?). La Parusía es la cercanía de Dios que consuela y restaura. La Parusía no es la venida futura de Jesús como Cristo majestuoso de lo alto de los cielos, sino su presencia plena en el corazón de la vida y del mundo, en ti. Confía en que Dios está con todos los crucificados, como lo estuvo Jesús; confía en que Jesús está contigo, porque está en Dios. Y grita desde el fondo de tu ser: Marana tha. Pero hazlo de tal forma que, al rezarle, lo hagas presente o te des cuenta de que lo está, porque para eso es la oración, no para que Dios venga y obre, sino para mejor encarnar su presencia.
Y para eso celebramos los cristianos el Adviento: no para ponernos a la espera de algo que vaya a suceder, sino para hacer que suceda lo que esperamos. Celebramos el Adviento para esperar como Jesús, más que para esperar a Jesús: nuestra auténtica esperanza de Adviento consiste en realizar más plenamente el Adviento, la Parusía, la cercanía sanadora de Jesús, en hacer que aparezca y crezca la presencia oculta y aún fragmentaria de Dios, la consolación de los afligidos, la liberación de todas las criaturas oprimidas, la restauración del mundo. No esperamos el fin del mundo, sino su restauración.
Es probable que Jesús, siguiendo el género apocalíptico de aquella época, esperara literalmente el fin del mundo, es decir, la destrucción de la Tierra por un cataclismo cósmico. Luego los cristianos asociaron la Parusía con ese fin del mundo y el juicio universal y la separación eterna de los buenos y de los malos, todo ello suficiente para hace temblar incluso a los mejores. Además, los cristianos se fueron sintiendo cada vez más cómodos en el imperio romano o en otros imperios: el mundo estaba bien como estaba, y más valía que no llegara la Parusía con el fin del mundo. Ambas razones –el miedo al juicio y la cómoda instalación en el mundo imperial– hicieron que muy pronto los cristianos dejaran de desear la Parusía y que, en vez de rezar para que llegara (Marana tha!), empezaron a rezar para que no llegara. “Si no llega el fin del mundo, es gracias a los cristianos”, decían.
Pero ¿qué significa “fin del mundo”? No se trata del fin del cosmos. Es muy incierto que alguna vez se vaya a producir el fin físico del universo cósmico. Este pequeño planeta nuestro verde y azul sí, ciertamente desaparecerá: dentro de 4 ó 5 mil millones de años, el sol habrá consumido el hidrógeno y, convertido en una gigante roja, engullirá la Tierra. Pero el mundo seguirá. Y tal vez el tiempo, al igual que el espacio cósmico, sea “infinito”, sin comienzo ni fin determinados. Los físicos dudan acerca de si el universo acabará o no volatilizado dentro de una cantidad de años equivalente aproximadamente a 10 elevado a la ciento veinteava potencia.
De ese fin cósmico del mundo sólo saben los físicos, y apenas si saben algo. Pero no es ese fin el que Jesús anunciaba y deseaba. Jesús anunció, deseó y promovió el fin del mundo cruel e inhumano del Imperio y de Mamón (y también del Templo). Y proclamó, encarnó y anticipó un mundo nuevo en este mundo, el mundo bueno y bello de Dios y de todos los seres en la Tierra y en el cosmos. Es el fin del mundo inhumano y la Parusía de Dios en la nueva creación: he ahí la más bella tarea de nuestra esperanza. La otra alternativa es muy triste y posible, y ya está en marcha. Es es el tercer sentido de la expresión” fin del mundo”: el fin de un mundo habitable, y tiene infinitos nombres, por ejemplo: Haiti, Palestina, Sahara, Somalia, Congo… Una de dos: o seguimos destruyendo el mundo como morada de Dios y de todas las criaturas, o damos cuerpo a la Parusía de la nueva creación, la Parusía de la humanidad de Dios en la carne de Jesús, nuestra carne, la carne del mundo.
¿QUIÉN?
¿Quién escucha a quién cuando hay silencio?
¿Quién empuja a quién, si uno no anda?
¿Quién recibe más al darse un beso?
¿Quién nos puede dar lo que nos falta?.
¿Quién enseña a quién a ser sincero?
¿Quién se acerca a quién nos da la espalda?
¿Quién cuida de aquello que no es nuestro?
¿Quién devuelve a quién la confianza?
¿Quién libera a quién del sufrimiento?
¿Quién acoge a quién en esta casa?
¿Quién llena de luz cada momento?
¿Quién le da sentido a la Palabra?.
¿Quién pinta de azul el Universo?
¿Quién con su paciencia nos abraza?
¿Quién quiere sumarse a lo pequeño?
¿Quién mantiene intacta la Esperanza?
¿Quién está más próximo a lo eterno:
el que pisa firme o el que no alcanza?
¿Quién se adentra al barrio más incierto
y tiende una mano a sus “crianzas”?.
¿Quién elige a quién de compañero?
¿Quién sostiene a quién no tiene nada?
¿Quién se siente unido a lo imperfecto?
¿Quién no necesita de unas alas?
¿Quién libera a quién del sufrimiento?
¿Quién acoge a quién en esta casa?
¿Quién llena de luz cada momento?
¿Quién le da sentido a la Palabra?.
¿Quién pinta de azul el Universo?
¿Quién con su paciencia nos abraza?
¿Quién quiere sumarse a lo pequeño?
¿Quién mantiene intacta la Esperanza?
(Letra y música: Luis Guitarra)
Maddi: En clave de esperanza, terminamos por sintonizar o por lo menos por hablar un mismo lenguaje; tu lectura e interpretación del evangelio me encanta y me parece muy correcta. Y yo tampoco entiendo por qué el personal no se decide a leer como dios manda…a no ser que en ello le vayan intereses no del todo claros…
Te quedas quizá un poco corta al dejar de lado el juicio final…A lo mejor deberíamos traer a cuento qne en opinión de algunos Jesús también se equivocó y dió por muy próximo el fin del mundo…Pero de todas maneras tu lectura del término fin del mundo como fin de una época es muy verosímil.
A mí me da la impresión de que todo el mundo tiene su idea de la dichosa Parusía; los comunistas sueñan con su Paraíso comunista, los anarquistas lo pintan algo diferente, quién más quién menos todos hablan de una “utopía”, y la literatura vuelve una y mil veces al Paraíso perdido que esperamos reconquistar…Y es que, ¿qué sería esta asquerosa vida sin esperanza? ¿A qué viene reírse de la Parusía que cuenta el evangelio hace dos mil años, si nosotros tenemos también nuestra Parusía en versión siglo XXI?
Sí, Oscar: recordamos, necesitamos y echamos de menos a tod*s est*os atrienses…
Y Javier Renobales…
A propósito Oscar Varela, me gustaron tus dos últimos comentarios en el apartado de la Semilla de la Igualdad 16, me hicieron pensar, pero que no se me diga a mí solamente que soy dificil de entender.
Que J. Arregi no me tome encuenta esta intrusión.
Por supuesto también a Gabriel Letelier, pero de él tengo la suerte de tener alguna noticia a veces….
Y Letellier.
¡Vamos atrienses! ¿ de quiénes más, que hace rato no nos oímos?
Que los recordamos, que los llamamos, que nos necesitamos.
¡Vamos todavía! – Oscar.
…Y Asun
Hola!
¿Qué será de:
Fico,
Herrero del Pozo,
Lali
…
y tantos otr*s,
-los atrienses los conocen más que yo-,
que andaban y andan peleando su propio “fin del mundo”?
¡Hay que IR TODAVÍA! – Oscar.
Honorio, yo diría incluso que hablamos de diferentes temas. El artículo de Arregi hace referencia a parusía y fin del mundo como parte del “imaginario católico tradicional”, de ahí que los que compartís ese imaginario sintonicéis más que otros.
A mí me ponen parusía y fin del mundo y lo que me viene a la cabeza no es miedo y destrucción sino esperanza, la expectativa anhelante que se refleja en Mt 24,3. ¿Cómo se pasó de la esperanza al pánico? Este es un tema interesante sobre el que me gustaría hacer algunas consideraciones.
Uno de los factores decisivos fueron las diferentes traducciones, primero del griego al latín y luego a las lenguas vernáculas. Sería interesante saber lo que el texto original decía en arameo… pero lo desconozco. Haciendo una transcripción de andar por casa podemos decir que ahí se nos habla de “parusía” y “suntelia tu eonos”. Esto se tradujo al latín como “adventus” y “consumationis seculi” y al español como “venida” y “fin del mundo”.
Así pasamos de lo que literalmente sería fin de una era, de un periodo largo e indeterminado de tiempo (eon), al fin del siglo (saeculum) lo que para los romanos del tiempo de Cristo era el tiempo que se tardaba en renovar una generación, un periodo estimado de 110 años según la convención de la época (de ahí la interpretación errónea de los primeros cristianos).
Claro que rendidos ante la evidencia traductores posteriores afinaron y buscaron el equivalente en las lenguas vernáculas. Y así tradujeron eon y seculum como “mundo”, porque para ellos estaba claro que ahí se estaba hablando de algo más que de un periodo de tiempo más o menos largo. Ahí se estaba hablando de una era, una época con lo que ello conlleva de manera de vivir (de ahí la diferencia que se establece en el catolicismo entre vida religiosa y vida en el siglo).
La equivalencia entre “época o era” y “mundo” se nos hace evidente cuando hablamos, por ejemplo, de la época franquista o de la época victoriana. Ahí no hacemos referencia sólo a un periodo de tiempo sino a todo un sistema de valores, a todo un “mundo”.
Lo que pasa es que en español común, como ocurre en los idiomas de nuestro entorno, mundo y Tierra se utilizan indistintamente. De ahí que el fin de una época, de una era, de un mundo, pasó a ser la destrucción del planeta con todo lo que en ella existe… imagen aterradora para cualquier mente… que así quedó fijada en el imaginario tradicional católico.
Sin duda esta idea terrorífica era completamente ajena a Jesús y a sus primeros seguidores, por una cuestión que en antropología salta a la vista. La cuestión es que ellos, como todos los pueblos ligados a la tierra, tenían un concepto circular, cíclico, del tiempo, y no lineal como el que nosotros tenemos. Para ellos, al igual que hoy en día para las culturas indígenas, el tiempo era concebido de acuerdo con el ciclo de las estaciones que eternamente vuelve a repetirse. De ahí que en el apocalipsis (otra de esas palabrejas que convendría aclarar) se hable de alfa y omega, de principio y fin como de una sola cosa, porque en un sistema circular el final de algo coincide con el comienzo de lo siguiente, algo incomprensible en una concepción lineal del tiempo donde principio y fin son opuestos.
Bueno, no sé si he aclarado algo o la he liado más… en cualquier caso lo que he intentado aclarar que la idea del fin del mundo tal y como se expresa en el evangelio no tiene nada de aterrador sino todo lo contrario se relaciona con la promesa de un tiempo en que toda la humanidad vivirá con justicia y armonía, un tiempo en el que el mensaje de Cristo será entendido y asumido universalmente.
Podemos decir que el mundo de Jesús, el mundo que sus primeros seguidores conocieron desapareció durante la generación siguiente cuando tras la caida del Templo la religión judía fue prohibida y la mayoría de la población masacrada o desterrada. A mí me resulta evidente que actualmente estamos viviendo en otro cambio de era, el mundo que conocieron nuestros abuelos, tan similar al de los suyos, no es en absoluto el mundo que conocemos ahora, y todo cambia a un ritmo vertiginoso. Hace muchos años me encontré con alguien que me dijo que esto se debía a que vivíamos en el tiempo del cumplimiento de la profecía, así que decidí investigar por ahí.
Y encontré una solución al enigma que hasta el día de hoy me satisface tanto espiritual como intelectualmente y que me encanta porque me impele hacia nuevos e infinitos horizontes. Pero comprendo que no partimos de los mismos presupuestos ni tenemos las mismas inquietudes, por lo que cada cual debe hacer su reflexión y seguir su propio camino de búsqueda. Ese es territorio sagrado. Por mi parte estoy encantada de poder compartir con vosotros, en pocos sitios aguantarían semejantes chapas…
Así que, amigos, que Dios reparta suerte… traducción libre de aquello de: “Que el Señor Jesús derrame su gracia sobre todos.”
😉
Luciano: “¡Marana Tha!- ¡Ven señor!, Transforma mi vida, solo mi vida, lo demás vendrá por añadidura, hoy quiero gozarte.” Me gusto mucho tu comentario pero nunca habia escuchado, ni me habia cuestionado acerca de sus “fracasos”. Me gustaria meditar en ellos y, como dices tu, reflejarme y acompañarlo. Gracias, gracias a todos por su luz.
Este hilo de la Parusía nos ha servido para exponer cada uno “nuestra” visión del tema, y las fuentes en que cada uno apoyamos esa visión nuestra personal. Pero me pregunto si hemos intentado contrastarla y enfrentarla con las visiones de los otros. En realidad, la visión que presenta Arregi de la Parusía creo que muchos la dejan de lado. El hace una lectura del evangelio que a mi entender no tiene nada de fantasmal ni de asustaniños…Se puede responder a Arregi que su visión, tan positiva y esperanzadora, no es la visión oficial de la iglesia católica; se le puede decir que hace una lectura del evangelio incorrecta. Pero derivar el tema a supuestas posturas de la ICAr en relación a la venida de Jesús y al fin del mundo es desviarse del planteamiento que nos hace Arregi.
Quizá el problema fundamental es que cada uno leemos el evangelio y lo interpretamos a nuestra manera. Todas las lecturas son respetables porque detrás de cada lectura hay una persona a la cual debemos respeto. Pero tal vez unas lecturas son más acertadas que otras. Indudablemente, leer con una mentalidad de siglo XXI textos escritos hace casi dos mil años presenta unas dificultades y requiere unas precauciones y una documentación muy fuerte. Ocurre que los maestros que deberían enseñarnos a leer y entender la Biblia y el evangelio tienen miedo a explicarnos cómo tenemos que entenderla y leerla. Tal vez Arregi debería haber dicho algo sobre esto en su texto, y no dar por supuesto que vamos a aceptar, así por las buenas, su lectura y su interpretación. Amigo Arregi, los de Atrio no somos sus alumnos de la universidad de Deusto o de Sebastopol, somos ciudadanos de a pie, y leemos todo lo que nos cae en la mano…Y por ahí andan sueltos muchos maestros de chichinabo…
A mí me va la lectura y la interpretación de Arregi, que tiene motivos para estar bien enterado del tema. Y me parece muy apropiada para un seguidor de Jesús.
Gracias Joxe Arregi:
A veces necesitamos palabras que nos centren la vida, muchas veces pensamos en esas palabras evangélicas, Parusía, Fin del mundo, Adviento, etc. Encadenamos al Jesús hombre, a la inoportunidad de haber dicho palabras que no se cumplieron, ante la Divinidad del mismo Jesús ¿ Como es esto nos preguntamos?, ¿ puede equivocarse tan rotundamente, anunciando algo que no se cumplió?, ¿ Donde queda la divinidad ante semejante desacierto?. Podríamos hacernos tantas preguntas…
Exegetas, Teólogos, todos buscan la respuesta razonada o Teológica a cada hecho evangélico que no tuvo cumplimiento en el tiempo entendido por el ser humano, a los fracasos que el mismo Jesús asume con sus propios apóstoles.
Mc 8,18 ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?
Nadie da una respuesta certera, ni cierta, dan su respuesta, cada cual la que estima conveniente, son estos claroscuros de la palabra, lo que desespera al hombre que busca la razón en las palabras incumplidas de Jesús, en sus fracasos, en sus palabras finales: “Dios mío, Dios mío porque me has abandonado”.
¿Es su humanidad la que acaso se muestra?, ¿ Su divinidad donde está?, preguntas que nos permiten a cada uno de nosotros penetrar en el personaje, acompañarlo, tratar de comprenderlo, vernos nosotros mismos en él, con nuestros errores, con nuestra cruz a cuestas, tan frágiles como realmente somos.
-¡Marana Tha!- ¡Ven señor!, Transforma mi vida, solo mi vida, lo demás vendrá por añadidura, hoy quiero gozarte, aquí, donde estoy, en mi familia, amigos, trabajo. El fin de mi vida llegará, pero ahora, -¡Marana tha!-
Por mí encantado, Maddi.
Si no te lo paso por aquí es porque luego me llenan el correo con spam. Lo hice en una ocasión y me avallasaron con propagando de viagra y cosas similares… no se qué habrán notado en mí ciertos propagandistas jejeje…
Abrazotes.
También a mí Pepe Rodríguez me parece fuente fiable y me encanta su web (ya la conocía). Creo que acierta bastante. Por cierto, no incluye a los adventistas en su lista, sí a los TJ que serían de los 20 grupos que cita el único que cree en la parusía como suceso histórico. Esto me ratifica en que se trata de dos cuestiones independientes.
Si Antonio me pasa tu email te contaré algunas cosillas que no me parece oportuno comentar en foro público.
Un abrazo.
” La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”
( ELOY aportó la frase que me gusta tanto utilizar)
Mi querida Maddi, si los DATOS que aportan un teólogo católico concuerdan con los que suelo informarme por otras fuentes, no tengo nigún problema en asumirlos como validos. ( mi preferido en cuentiones de sectas y demás es Pepe Rodriguez. Hace muchos años que comencé a seguir sus libros con aquel que se titula LAS SECTAS HOY Y AQUÍ. Luego vendría las MENTIRAS DE LA IGLESIA CATOLICA, etc.) Te invito ( os invito) a que entres en éste enlace:
http://www.pepe-rodriguez.com/
El tema de las sectas no lo agota la información de Pepe Rodríguez y mucho menos la autodefensa de la ICAR, quien se considera libre de sectarismo.
Para mí son todas las religiones muy parecidas y todas ellas las considero perjudiciales para la sociedad.
Como tengo perfectamente claro que estoy en abrumadora minoría no me queda más remedio que asumir la realidad. Cada cual se busca su propio ” clavo ardiendo” para sobrevivir . Perfectamente respetable.
Pero lo que ya no es de recibo , ni es tan asumible, es que cada religión ATEMORICE a la sociedad con diferentes fórmulas pseudoespirituales. Que cada cual se invente los cocos, los ángeles, dioses o demonios que le parezcan necesarios para su propia vida. Pero que nos dejen a los demás formar a nuestros hijos-as, amigos y conocidos sin influencias tan terroríficas.
Las sectas ( las apocalípticas y las otras también) siempre están rondando ( “como león rugiente”) alrededor de los sufrimientos de familias con algún problema. Todos tenemos épocas problemáticas en las familias y con nuestros hijos-as. En cuanto detectan el problema se lanzan sobre sus víctimas metiéndoles en problemas mucho peores de solucionar y, en ocasiones, sin posible solución.
Cuando un joven, una pareja, un matrimonio está con dificultades ( a veces por defunción) es muy fácil canalizarles al ” consuelo divino”. Luego viene el desconsuelo, el diezmo y la SUMISION al jefe de la secta. Y lo mismo me da cualquiera de las modalidades, incluida la católica, para tu tranquilidad, Maddi.
El problema social no es pequeño, y creo que los Gobiernos deberían tener mucha más atención respecto al problema. Sin embargo, los Gobiernos, continúan subvencionando millonariamente a las religiones y mirando para otro lado ante claras actitudes delictivas de las sectas.
” la explotación del hombre por el hombre” es un delito.
Saludos, pues y a ver cuando cae ése ” cafelito”…
🙂 Seguramente con un cafelito las mismas palabras se entenderían de otra manera…
Bien, te respondo a lo que planteas. Básicamente estoy de acuerdo contigo. No conozco mucho a los adventistas, y lo poco que he visto no me ha dado buen rollo. A los que conozco bien es a los Testigos de Jehová porque una parte de mi familia lo es. Por lo que he leído en ese artículo se parecen mucho, cosa lógica ya que parten de la misma base.
De todas maneras ¡ojo! con las fuentes que nos informan. La web de teologoresponde es confesional católica línea oficial, donde se plantean si uno puede o no comulgar si tiene pensamientos impuros… ya ves de qué pelo. En fin, amigo, yo no buscaría información de Euskaltel en la web de Telefónica, al menos no sólo ahí. El hecho de que una parte se erija en juez y establezca los criterios sobre qué es y qué no es una secta, aplicándolos de una manera en unos casos y de otra diferente cuando les toca a ellos, nos deja ver claramente lo sesgada que está la información. Con estos grupos de una manera y con las demás religiones de otra, la cuestión es utilizar medias verdades para descalificar a cualquiera que les pueda hacer sombra.
El estereotipo del sectario, del adepto crédulo al que sacan los cuartos (o que nos quiere sacar los cuartos), la ridiculización del que cree de manera diferente, no deja de ser una sutil forma de persecución. Hay un libro muy bueno de un antropólogo, Joan Prat, titulado “El estigma del extraño”, donde entre muchas otras cosas dice lo siguiente:
… la vida de un monje Hare Krishna y un monje benedictino de Silos son objetiva y estructuralmente similares por no decir idénticas; lo que cambia de forma radical es la mirada cultural con la que enjuiciamos a uno y a otro. El primero —el benedictino— está legitimado, mientras que el segundo —el devoto de Krishna— carece de esta legitimidad social. Y es la existencia o no de esta cobertura social lo que determinará unas actitudes diferentes hacia uno y otro.
En fin, Pepe, seguro que tú recuerdas el estereotipo del rojo masón con cuernos y rabo que nos pintaban en tiempos no tan remotos… de cuya amenaza nos había librado la santa cruzada…
Para nada quiero decir que adventistas o TJ sean como los comunistas, nada que ver en cuanto a los grupos en sí, pero los mecanismos del poder (religioso o político) que se utilizan para demonizarlos o ridiculizarlos sí que tienen cierto paralelismo, o al menos yo así lo veo.
Y asustar… pues ha sido un recurso ampliamente utilizado… y no sólo por la religión… aún recuerdo las noches sin dormir pensando en el infierno lleno de calderas donde había un reloj que decía SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE… Desde luego, nada que ver con la parusía, con creer o no en la vuelta de Cristo… 😉
Parusía, Adviento, la venida (¿futura?) de Jesús.
Yo no sé distinguir futuro de presente en esta venida de Jesús, y me pregunto qué se quiere decir con eso.
Tal como lo entiendo, es dar lugar en nosotros a la presencia del amor como señal inequívoca de esa Realidad de la que, para los cristianos, Jesús dio testimonio y que llamó abba.
Pero ese Adviento que se celebra ahora es atemporal, no es futuro, ni es solo en esta época del año. Ahora la tradición nos lo recuerda, pero, en realidad, es algo que ocurre en cada uno de nosotros en cada momento, tal como lo ha expresado Carmen con sus palabras siento la certeza de que Dios no me ha creado, sino que ha querido concretarse en mí, y en todo lo que existe.
Pienso también en ese libro recomendado por Rodrigo en otro hilo (que he pedido a los Reyes Magos), el en que Tolsoi afirma que el reino de dios está dentro de nosotros, como lo decía Dostoievsky por boca de Cósimo en Los hermanos Karamazov. ¿No es eso lo que anuncia la parusía?
“para eso es la oración, no para que Dios venga y obre, sino para mejor encarnar su presencia”…
Mi fé ha ido creciendo y cambiando a lo largo de los años y en este momento siento la certeza de que Dios no me ha creado, sino que ha querido concretarse en mí, y en todo lo que existe. Sé que habita en mí, bajo capas de inseguridad, miedo, incoherencias y tristezas no resueltas. No necesitamos esperarle , o buscarle, o llamarle, sino dejarle ser en nosotros y en el mundo. No ponerle obstáculos…ese fue el mensaje de Jesús de Nazareth, ese es el Reino que espero ayudar a construir.
Con TODOS MIS RESPETOS, Maddi, entiendo y OPINO que hay ciertas cosas que ya se salen de lo que se supone ” normal” ante un razonamiento medianamente LOGICO.
Por ejemplo :
http://www.teologoresponde.com.ar/respuesta.asp?id=271
Cada cual puede buscar ” el reino” que crea conveniente; pero el mismo derecho deberíamos tener quienes buscamos REPUBLICAS IGUALITARIAS .
Así evitaríamos visionarios, sumos sacerdotes, sacerdotes y sacerdotisas menores, Reyes y príncipes a quienes se les suponen grandes privilegios por el mero hecho de nacer reyes o príncipes.
Y no olvidemos que los Reinos suelen estar saturados de chupópteros, también llamados ” la nobleza”.
O sea, Maddi, que como siempre te he respetado y siempre te he tenido en gran estima, no entiendo tu llamada de atención hacia mi supuesta falta de respeto.
Y el respeto no creo que se demuestre por un calificativo más o menos afortunado. Es mucho más respetuoso con el conjunto de la sociedad NO ASUSTAR A LOS DEMAS con supuestos fines del mundo apocalíticos ni tratar de dejar en la estacada a quienes no sean cristianos obedientes en el ” Dia de la ira” y la supuesta batalla de Armagedón.
Bien está para películas de terror; pero yo creo que ya está bien de aterrorizar a los demás enseñando semejantes barbaridades como si de verdad vayan a ocurrir.
No insulten nuestra inteligencia, Maddi, que éso sí es una verdera falta de respeto.
Un abrazote y ya te veré algún día con el ” cafelito” en ristre…
A ver, Pepe, para empezar un respeto ¿vale?
La parusía, el advenimiento de Cristo no sólo lo esperaron los primeros cristianos. Cuando esta idea dejó de tener fuerza entre los católicos surgió el Islam que conquistó muchísimos territorios hasta entonces cristianos. Para aquellos cristianos que aceptaron el Islam, el advenimiento de Muhammad cumplía con sus expectativas del retorno, si bien no de manera completa. El Corán seguía apuntando a un día de la Resurrección (yawm al-Qiyāmah) o Día del Juicio en que Cristo volvería… http://www.islamenlinea.com/content/view/126/123/
Pero en la iglesia en general el advenimiento de Cristo como suceso histórico y el establecimiento del reinado de mil años que seguiría al Juicio pasaría a ser una creencia marginal, y los que creían en ella perseguidos por la mismísima Inquisición. Conforme la tradición de la Iglesia iba cobrando mayor protagonismo que las enseñanzas del libro sagrado, el abuso de poder llegó a extremos insospechados que llevaron a teólogos como Lutero a instaurar la Reforma.
Una de las principales características de las Iglesias Reformadas ha sido y sigue siendo la lectura y estudio del texto sagrado, tanto individual como en familia o en congregación. Esta obligación religiosa hizo que saber leer fuera algo obligatorio para todas las personas (incluidas las mujeres). Por ejemplo, una vez leí que en Finlandia una persona no podía casarse si no sabía leer, … je, je ¿os imagináis el resultado? claro, 100% de alfabetización
Pues de esos que sabían leer, de entre estas personas acostumbradas a leer y a reflexionar sobre el texto sagrado, libres para interpretarlo de manera “poco convencional”, incluso “herética” será de donde se levantarán las voces que en el s. XIX dirán que el tiempo del cumplimiento de la profecía había llegado. Me gustaría aclarar que estas personas no eran chifladas ni ávaros proselitistas, sino eruditos estudiosos de la Biblia… como William Miller, Josef Wolff y muchísimos otros cuyos nombres están recogidos en los libros de la época.
En el caso de los americanos, Miller and company, al no ver sus seguidores cumplidas sus expectativas de la manera que esperaban siguieron reinterpretando la profecía y dividiéndose… y de ahí vienen los adventistas, segundoadventistas, tetigos de Jehová, etc. cruelmente estereotipados entre nosotros como “chiflados” y demás lindezas…
Serán también personas que compartían esta esperanza las que verán en las enseñanzas de Bahá’u’lláh el cumplimiento de sus expectativas y formarán las primeras comunidades bahá’ís en Occidente… El aspecto profético no es ni de lejos el más importante en mi religión, pero históricamente ha tenido gran peso. Los primeros bahá’ís de origen chiita vieron cumplidas con la revelación de Bahá’ulláh sus expectativas de la vuelta del Qaim, los de origen sunnita vieron el cumplimiento de la vuelta del Mahdí y de Cristo al igual que los de origen cristiano, los judíos vieron en él la voz de aquel que habló desde la zarza ardiente… Vamos que cada uno lo conectó con lo más sagrado de su alma… podríamos decir que entraron en el sancta sanctorum… pero no sólo en el caso de las personas que provenimos de religiones “proféticas”, por ejemplo, los bahá’ís chinos dicen que la Fe (bahá’í) es Tao… flipé el día que se lo oí decir a uno de ellos.
Hoy en día somos entre 5 y 7 millones de chiflad*s de todos los pueblos y naciones del planeta, con la plena seguridad de que en lo más sagrado todos somos uno (aunque ponernos de acuerdo a veces nos cueste un triunfo), y de que estamos aquí para materializar el Reino de Dios en la Tierra, más que nada porque es lo que toca en este momento histórico concreto. Evidentemente el Reino no lo vamos a establecer sólo nosotros… el desarrollo de una sociedad justa y feliz es la causa común de la humanidad y necesita de la colaboración de todos. El cielo ya ha hecho su parte, ahora nos toca a nosotros ponernos a ello, desarrollar comunidades acogedoras en las que todos sus miembros se sientan apoyados e impulsados a realizar sus más elevadas aspiraciones; desarrollar una organización mundial donde todos, mujeres y hombres por igual, tengan voz y voto en la toma de decisiones y puedan ostentar cargos de responsabilidad (nunca vitalícios), donde eliminemos prejuicios e ignorancia, colaborando con todo lo que se mueve en ese mismo sentido… que dicho así suena fácil, pero que no os podéis imaginar lo difícil que puede llegar a ser cuando en la misma pequeña comunidad se encuentran personas de diferentes orígenes, cada una de su propia casa, con maneras absolutamente diferentes de estar en el mundo, donde no todos damos el mismo significado a las mismas palabras… pero bueno, ese es ahora mismo el reto de la sociedad en general, cada vez más y más diversa…
En resumen, que creer en el advenimiento de Cristo como suceso histórico no conlleva ninguna maldad intrínseca. El error, en todo caso, serían las interpretaciones literales que provocan miedo, angustia, que nos empequeñecen… algo tan erróneo como decir que lo que no entiendo, o aquello a lo que mi mente no llega no existe.
Y que aquí una servidora convencida de lo anteriormente expresado no ha encontrado mejor manera de seguir siendo cristiana que siendo bahá’í…. y que mis amigos, si realmente lo son, tendrán que asumir que eso es así y no intentar persuadirme de lo contrario… aunque si queréis podemos discutir el tema mientras el tono sea respetuoso.
Creo que es interesante la perspectiva de Joxe…la venida del Esperado…en realidad…Es la venida del Reino…Pero para que esa venida del Reino se haga realidad, han puesto a trabajar a los hombres…Parece que esa idea de que magica y romanticamente el Reino nos caera encima, no es la idea Cristiana…hay una necesidad de esfuerzo, de pelea entre el trigo lucha por el espacio entre el trigo y la cizaña que quiere ahogarlo…El reino nace de la vinculaciòn de personas que buscan, comparten y proponen una forma de vinculaciòn asociada al amor, a la justicia, a la verdad…a la vida…
Hay una hermosa parabola que nos ilustra mucho sobre este punto… en el capitulo 13 de mateo por boca de Jesús se despliegan una serie de parabolas sobre el Reino…en los versiculo del 24 al 36, se usan imagenes que tiene que ver con semilla, que evoca a lo potencial, a lo que esta por crecer…asociado aquello que lo ahoga la cizaña…la injusticia, la muerte, el poder opresor…y el trigo lucha por espacios para crecer…también se evoca la pequeñez de un grano de mostaza…el grano más pequeñito (eso me lo enceño Carlitos del Mies)…y sin embargo lleva en si la potencialidad, pero necesita del trabajo, de la tierra, del sudor…o la imagen de una mujer que amasa poniendo levadura en la masa….todos imagenes que convocan al esfuerzo humano, a la potencialidad del Reino presente aqui y ahora en nuestra historia…Pero a partir del versiculo explica para sus discipulos las parabolas….
]Después, despidiendo a la multitud, entró en casa. Se le acercaron los discípulos y le dijeron: —Explícanos la parábola de la cizaña.[37]Él les contestó: —El que sembró la semilla buena es este Hombre;[38]el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los súbditos del Maligno;[39]el enemigo que la siembra es el Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles.[
La semilla buena es los que son del reino…y la cizaña los que lo rechazan…y el fin del mundo es la siega…momento de recoger frutos…hora de plenitud del Reino…En definitiva para ser ciudadano del Reino…se debe ser semilla que lucha por valores del Reino, libertad, justicia, solidaridad, vida…Los que lo rechazan prefieren al Dios dinero que conlleva oprimir y explotar al hermano…Esa siega que es el fin del mundo, es para muchos de nosotros, el sentido de nuestro vida…la motivaciòn de nuestra luchas y esfuerzos y el sueño de un mundo…en justicia y plenitud…Bueno…esperemos que en este planeta…, porque como va la cizaña que no quiere dejar de emitir gases y de contaminar y destruir…escapaz, quien sabe…Gabriel
La lectura de Arregi, me provocó la esperanza del bien todavía no construido, y la exigencia de “seguir en el tajo”, de arrimar el hombro, en la parusia.
Me adhiero totalmente a las palabras de Honorio, porque coincido en sus sentimientos, y no podría explicar los míos mejor.
Es bueno que vivamos en espera…nza.
” Cada cosa a su tiempo, y los nabos en Adviento”.
La parousía fue uno de los argumentos principales que utilizaron tanto Juan el Bautista como su primo hermano Jesucristo.
Todos los Apóstoles , incluído el de los gentiles Pablo de Tarso, utilizaron el argumento hasta aburrir a sus contemporáneos.
Todos ellos esparaban la parousía inmediata y, al menos, en poco tiempo. Tanto es así que creían firmemente que ellos mismos la experimentarían. El desarrollo del primer cristanismo hizo enorme hincapié en el asunto del ” fin del mundo” y el consecuente arrebatamiento de quienes se convirtieran la cristianismo. Los judíos sufrirían el ” tiempo de la ira”; pero los cristianos conversos serían slavados de la destrucción. Han pasado más de 2000 años; ¿ no es hora ya de rendirse a la evidencia de los hechos? ( de los NO hechos)
Semejante argumento intimidatorio fue perdiendo fuerza al paso de los años sin que la famosa parousía se realizase. Así pues, la Iglesia se vió obligada a cambiar el discurso y hoy en día casi nadie cree en el famoso ” fin del mundo” y su parousía correspondiente. Quedan algunos chalados que intentan mantener el miedo con la ” sana intención” de hacer proselitismo y quedarse con lo que tienen los nuevos conversos-as. A fin de cuentas ¿ para qué quieren riquezas terrenales si llega el ” fin del mundo”? ( Ver hitoria de Ananías y Safira)
En definitiva, que el rollo de la parousía está tan desfasado en el tiempo y la historia que no llego a entender a personas INTELIGENTES hablando de semejante cosa.
Mañana hablaremos del sexo de los ángeles y pasado mañana de la ” inmortalidad del cangrejo”. Yo prepararé una extensa conferencia que hable de la influencia que tienen las cagadas de las gaviotas sobre el litoral cantábrico. Será muy ” interesante”…
Buenos días, pues.
Discutí hace dos domingos con el cura por su homilía. “Usted habla de esperar la venida de Jesús como meros espectadores, como quien ve los toros desde la barrera…Pero en realidad Jesús nunca nos dejó, nosotros mismos prolongamos la presencia y la acción salvadora de Jesús en el mundo…Y pedirle que venga es comprometernos a continuar su acción salvadora”. Pues no, el cura no estaba de acuerdo conmigo.
Arregi, me has aclarado definitivamente esa dichosa venida de Quien nunca se ha ido, gracias.
Tantas Venidas de Jesús, en Navidad, en la Epifanía, para el Juicio final, en mi opinión significan simplemente que el Reino de Dios está en construcción y que tenemos que reavivar constantemente nuestras ganas de terminar esa construcción.
Cuando la humanidad ¡toda!
Llegue a estar de verdad humanizada…
¡¡¡Todo llegará a su plenitud!!!
José Arregui nos lo descubre, como en un juego de palabras y momentos jugosos; solo hay que aprender a buscar.
La Escritura a “la letra” mata toda esperanza de sorpresa constante, en el devenir de la historia, la personal y la humana.
Estamos en camino, intentando crecer, despojarnos de los añadidos, tomando el manjar fresco y siempre a punto, de el auténtico orden de la creación.
mª pilar
Mi bisabuela decía que vivíamos en el tiempo del fin del mundo… También recuerdo que unas mujeres mayores me hablaron de que habían oído a sus mayores decir que Cristo habría vuelto cuando hubiera un camino sobre otro y en cada puerta una tienda…
Es una de esas cosas misteriosas que siempre me han provocado curiosidad. ¿Cómo es que Cristo dice que estará con nosotros hasta el fin del mundo (Mt 28) siendo que el fin del mundo es su advenimiento que sólo podrá ser percibido por las señales que da? (Mt 24)… digo yo que si ya está es absurdo que vuelva… y además, si los discípulos le conocían (porque se había quedado con ellos) ¿para qué necesitaban señales de su venida? Es una cosa bien extraña, y que parece tener su importancia porque aquel junto al que estaba acabó el libro diciendo: Amén, Ven Señor Jesús…
Volviendo al artículo, me pregunto si no va a ser que esto que dice Arregi de la presencia de Cristo en los corazones no va a referirse a eso que decía Jesús de que estaría con nosotros hasta el fin del mundo… que para eso no hace falta más señal que la evidente… pero, si bien eso es cierto, esa no es la parusía de la que habla Mt 24.
Adviento o Parusía. Partida o Llegada.
Dios ni va ni viene: El es eternamente inmutable.
Somos nosotros los que andamos dando vueltas, yendo y viniendo. Tendremos que descansar en el cementerio (o en los aires si creman nuestro cadáver) para saber el resultado de nuestro destino.
Mientras tanto esperemos contra toda esperanza que llegaremos a ser felices. Gracias a Dios!