La crisis económica tiene una relación muy estrecha con la crisis demográfica, cuyo alcance tiene también dimensiones planetarias. Y ésta a su vez depende de la libre decisión de la mujer respecto a los hijos que quiere tener.
Se estima que, de seguir por el camino anterior a la crisis en la evolución de la tasa de natalidad, España tendrá a finales del siglo XXI una población de 10 millones de habitantes; las estrecheces que está ocasionando la crisis contribuirían a agravar esta caída de la natalidad: con la que está cayendo, ¿quién se decide ahora a tener hijos?
Sabemos de sobra los remedios que propone la derecha y con ella la rama más inmovilista de la ICAR para atajar esta caída en picado de la natalidad: reprimir el aborto, reprimir el acceso de la mujer al empleo, impedir que la mujer participe en la toma de decisiones a nivel familiar e institucional.
Mientras los países del Tercer Mundo padecen superpoblación y una tasa de natalidad excesivamente alta, en los países ricos se dan dos situaciones diferentes. Hay países con un alto nivel de renta per cápita y un desarrollo social en los que la protección a la familia y la igualdad hombre-mujer permiten a la mujer compatibilizar empleo de calidad con maternidad –pensemos en los países escandinavos y otros similares– que tienen una tasa de natalidad razonable. Pero en aquellos en que la mujer tiene serias dificultades para acceder al mercado de trabajo y la familia no cuenta con una protección mínima, –pensemos en los países de la Europa mediterránea– la tasa de natalidad ha descendido hasta niveles alarmantes como el que tenemos hoy en España.
Es decir, no es la riqueza o la pobreza lo que condiciona las tasas de natalidad, sino la capacidad de la mujer para decidir autónoma y libremente el número de hijos que desea tener. La receta es sencilla: dejar a la mujer autonomía, capacidad de decisión, y proporcionarle todo el apoyo para que tenga justo los hijos que desea, que muy probablemente serán en la proporción de 2,1 por mujer.
Sobran razones y situaciones que ponen a la mujer española muy lejos de esa igualdad y de esa capacidad de decisión deseable. Hay un lenguaje machista en todo el tratamiento del problema de la crisis. Se habla de parados, se dice que el desempleo se ceba en los hombres. No es cierto en términos absolutos, pero es importante subrayar que las mujeres en situación de desempleo tienen un nivel de formación muy superior a los hombres, y sin embargo el paro femenino supera ampliamente al de los hombres.
Se olvida también que los hombres tienen una cobertura de desempleo de un 52% y las mujeres solo de un 35%. El caso más sangrante es el de las empleadas de hogar, cuyo régimen de Seguridad Social no prevé ninguna clase de cobertura para cuando se queden en paro.
El ritmo de subida de las pensiones de jubilación no contributivas se mueve en el caso de los hombres a un 6% anual, en el caso de las mujeres a un 3%.
En las medidas de choque que contempla el Gobierno frente al desempleo se contempla la posibilidad del trabajo a tiempo parcial. La Unión Europea intentó completar esta fórmula con la famosa Directiva de las 65 horas que no prosperó; en todo caso, no son pocas las empresas que “muy diplomáticamente” exigen a sus operarios sobreesfuerzos de horas extraordinarias sin límite, seguramente con la intención de reducir la plantilla.
Esta obsesión por rebasar las ocho horas de trabajo conlleva automáticamente una sumisión de la mujer al hombre. Porque una persona que trabaja más de 40 y más horas semanales necesita que alguien le espere en casa para ponerle las zapatillas a su llegada del trabajo. Si uno de los dos, el marido o la mujer, trabaja 40 y más horas, el otro/a estará condenado a permanecer en el hogar. La solución no está en que unos pocos trabajen a tiempo parcial y otros pocos sin límite de horas, con un mínimo de 40. La solución que traería la igualdad de sexos en el trabajo sería la semana de 35 horas para todos. Una solución así nos permitiría aprovechar el capital humano de las mujeres en el terreno de la producción y el capital cuidador de los hombres, que es muy importante, en la construcción de una familia y una sociedad con futuro.
Habría que equiparar los permisos de maternidad y paternidad, que serían iguales, intransferibles y con la misma parte obligatoria. Habría que universalizar la educación infantil desde 0 años, esta sería una de las inversiones más rentables. Se elogian políticas de promoción del autoempleo femenino, mediante la concesión de “microcréditos”. ¿Y por qué no se les conceden a las mujeres créditos como a los hombres, en absoluta igualdad de condiciones?
Unas notas al margen sobre la situación laboral de la mujer en el Tercer Mundo. En el organigrama de ayudas al Tercer Mundo, ´sería de justicia que las entidades que promueven esas ayudas las condicionen a una superación de la esclavitud y las desigualdades que padecen las mujeres de ese Tercer Mundo. Pero nada de eso está previsto.
Atrio dedica amplio espacio a la problemática de la mujer en el mundo moderno. Aún así, quizá se echa de menos un enfoque de esa problemática desde la perspectiva del triángulo “MUJER-HOMBRE-HIJO/A”. Parece como si el tema de la natalidad y la demografía se lo dejásemos para que se explayen a su gusto el capital, las religiones con sus mitos y antiguallas, y… Y termina por resultar un tanto aburrido y miope seguirles el rollo con sus peroratas sobre el aborto, los anticonceptivos, las familias numerosas con las que no sé qué dios bendice a no sé qué santos acaudalados y a algunos pobres de solemnidad y a las mujeres del Tercer Mundo… De vez en cuando sería bueno desarrollar una teoría sobre natalidad y demografía con un serio intento de racionalidad…
Recogemos aquí propuestas presentadas en un debate interno de Izquierda Unida, presentadas por María Pazos, desde el ángulo de visión de la natalidad, la igualdad de sexos y la crisis económica.
Honrio, y por qué no se exige que las empresas tengan guarderías para hijo e hijas de sus empleados, sin que se tengan que decir que estas estén con la madres.
Porque estas generaciones de mujeres de atrás han estado como nani-abuelas, ahora somos mayoría las mujeres que trabajamos, y por lo tanto no podremos quedarnos con niet*s , es decir que se pensarán aún más aquello de tener si quiera un solo hij*.
Muy bueno cuanto dices, amigo
Si ustedes se toman la molestia de pinchar en Internet “natalidad a nivel mundial”, podrán leer que en Niger nacen al año 51 bebés por cada mil habitantes; en Marruecos, 20; en Ghana, 21; en Indonesia, 18; en Irán,17 en los Emiratos Arabes Unidos, 16; en los países nórdicos 10, en España 9, en Italia 8…
Al ritmo que vamos se calcula también que en el siglo XXII el planeta se estabilizará en 10.000 millones de habitantes.
Ya ves, Ana Rodrigo, la influencia del Islam no es tan fuerte como podría parecer, el personal decide el número de hijos de espaldas a la religión, no tienes más que mirar a Irán y a los Emiratos Arabes…los dos países musulmanes, pero con niveles de natalidaad bien diferentes.
De acuerdo, el flujo de inmigrantes y su índice de natalidad relativamente alto garantiza el mantenimiento de los niveles de población en Europa. Aunque no olvidemos que las mujeres inmigrantes asimilan rápidamente los métodos de planificación familiar que encuentran aquí…
Pero no podemos dejar la solución demográfica para España y para Europa en manos de las mujeres inmigrantes, eso sería como abandonar a la mujer europea a su suerte, renunciar a la batalla por su libertad y por sus derechos, lo que debemos desear es que la mujer europea y todas las mujeres puedan elegir libremente sus opciones en cuanto a la maternidad. Decir que las inmigrantes nos van a arreglar el problema es tanto como dejar que las cosas sigan como están.
Y otra cosa: la batalla por la liberación de la mujer se plantea sobre todo en su acceso al mercado de trabajo en igualdad de oportunidades con el varón. Lo cual requiere como contrapartida inexcusable compartir los trabajos del hogar en igualdad de condiciones con el hombre, y contar con las ayudas sociales oportunas para atender a los hijos. Lo cual requiere a su vez que caminemos resueltamente a la jornada laboral de 35 horas semanales. Y punto.
Parece como que nos escaqueamos de estos planteamientos, que nos cuesta coger al toro por los cuernos. ¿O serán visiones mías?
Creo que el gran problema que tiene la humanidad y el Planeta, es el creciente e imparable aumento de la población mundial, con los siguientes agravantes.
El descenso de la natalidad va en dirección inversa al grado de desarrollo de los países, de las familias, de las mujeres así como de las mayores expectativas que la madre y/o el padre tienen para el futuro de su hijo o hija. Por tanto los países subdesarrollados y los inmigrantes en los países ricos, son los que aumentarán la población en el inmediato futuro. Esto es un hecho, no entro a juzgarlo.
Las políticas natalistas en España, por ejemplo, ha llegado tarde para las autóctonas, las mujeres españolas, que no se exponen a ser madres sabiendo lo que les espera de falta de ayuda social, económica, educativa, con lo que supone (como recordaba el Papa), la doble jornada.
Si son las mujeres inmigrantes las que suben la tasa de natalidad en los países europeos, habrá que ir educando a la sociedad para la convivencia den una sociedad plural y multiétnica, de lo contrario, la xenofobia está servida. Ya algún político ha avisado a las mujeres en la campaña catalana…
Además los países más empobrecidos no tienen recursos para acceder a los medios anticonceptivos, por tanto son poblaciones jóvenes que emigrarán a donde puedan resolver su vida.
En los países musulmanes la contracepción está prohibida y, por tanto la población mundial musulmana se irá multiplicando indefinidamente. La vida de las mujeres en la mayoría de gobiernos de los países, musulmanes, les importa un bledo. Mujeres que, por otra parte, y mayoritariamente, es lo único que hacen, tener hijos y cuidar el marido y el hogar.
Las mujeres y los matrimonios católicos que siguen las normas de la jerarquía católica, tienen todos los hijos que Dios les da, son las únicas familias numerosas en los países católicos…
Sólo son datos que dan que pensar.
Repito mi comentario, que algún error, ha evitado su reproducción.
venía a decir a Sarri:
Los hijos de un matrimonio “evangélico”, proyecto de vida comun, soñado y hablado entre una pareja que se ama, plantea en primer lugar los derechos del “nascituro”. ¿Podrán ser cubiertos?.
Difícil y aún imposible en muchísimas parejas en nuestra economía, que no pernmite a muchos hombres y mujeres no poder ser personas.
Aparte están lo esmbarazos no deseados de adolescentes “sin hacer”, y cuyo problema, cae como un fardo pesado en la mujer, ya que el progenitor se va de rositas.
No hay nada comparable al momento que el padre tiene por primera vez en sus brazos a su hijo, mientras la mujer, colmada física y psicológicamente, olvida sus dolores y fatigas, y se ve realizada como persona y como amante´única de un único.
Esta realización plena, hace frente a las necesidades del pequeño ser indefenso.
Y aquí entramos en la sociedad que formamos, y no encuentran el eco económico,ni la ayuda que hace posible, el armónico crecimiento de esa misma sociedad que necesita también cuidar su economía en base a su crecimiento
También la crisis económica acarrea este problema.
Tratándose de un matrimonio auténtico, de amor y problemas compartidos; (Sarri, ¿esto es lo que entiendes por “evangelio”,Buena noticia?) el problema no es sólo de la mujer, es de la pareja, es de su hogar y proyecto de vida.
No entro en los embarazos provocados por la frivolidad y falta de madurez de adolescentes, que están aún “por hacer”, pero que hacen un hijo que no desean, y entonces el problema , “lo tiene la mujer”, mientras el progenitor se va de rositas.
¡Cuántas veces, la procreación, previamente tiene que plantearse las necesidades del nascituro!. Y esto en pareja, en comunión.
Nada enorgullece más y lleva el amor hasta el sacrificio , que el deseo consumado de “ser padres”.
La sociedad, que es una entelequia, tiene que hacerse realidad, en la ayuda y posibilidad del “multiplicaos”
Gracias, Joxema y Gabriel, por vuestras observaciones desde ese otro lado del charco. Por mi parte, Joxema, querría subrayar el contenido o trasfondo profundamente evangélico que tiene este problema que tú prefieres ver desde el plano de la sociología. Defender y reivindicar la libertad y el derecho de la mujer para elegir y diseñar su proyecto de maternidaad me parece profundamente evangélico, me parece una página paralela a aquella de la hemorroísa a la que Jesús curó, de la mujer adúltera a la que no condenó, de todas las páginas del evangelio en las que aparece una mujer frente a El. Y lo que lamento es que desde los púlpitos no se digan de la mujer cosas como las que dice este blog, sino solo mandamientos, prohibiciones, anatemas y demás despropósitos…lamento que se diga que el hogar es tarea exclusiva de la mujer, como se ha dicho desde un avión estos días pasados, o que limiten las prédicas a hacer recomendaciones sobre el preservativo, los anticonceptivos y el pecado del aborto, lamento que se pida que no ejecuten a una mujer cristiana y se calle cuando se trata de defender la vida de Sakineh, la iraní a la que se pretende apedrear por adúltera… No me preguntes, Joxema, si para ser madre la mujer debe escoger este o aquel modelo de familia, biparental, monoparental, monoloque sea. He dicho desde el principio que debe ser dueña de sí misma y decidir libremente, o sea que a esas preguntas no tengo respuesta, nadie tenemos derecho a responder, solo ella. Y será la única manera de que elija una solución acertada.
Tengo tres, cuatro hijos, si cuenta una allegada por circunstancias que no son de este lugar: todos/as trabajan, dos de ellas tienen dos hijos, uno espera el primero o primera, la cuarta tiene tres. Mi caso es una muestra, Joxema, de esa misteriosa cifra de 2,1 hijos que apunto en el artículo. Se calcula que los europeos en situación económica normal andan por esas cifras en cuanto al número de hijos. Pero a lo mejor no son las cifras ideales, no sé..
Vale, Gabriel, la crisis económica va por esos derroteros en vuestro hemisferio. Ahora bien, ten en cuenta que el tema que yo propongo es la salida a esa crisis, y mi tesis es que el tratamiento respetuoso y según derecho de la mujer y su maternidad es parte importantísima de la solución y la salida de esa crisis. El poeta Louis Aragón decía que “la mujer es el futuro del hombre”.
Grandioso, Honorio!
Visto que prefieres la sociología al evangelio, podrías decirme cuantos son 2,1 hijos por mujer? Son 2 y un décimo o hay que esperar a que la mujer nº 10 tenga 3 hijos manteniendo que las 9 anteriores tengan sólo 2 y así siempre cada 10 mujeres? Y, en todo caso, las 10 mujeres tipo pueden ser solteras, casadas, jóvenes, viejas, hetero o homosexuales?
Viste que el evangelio no tiene los problemas que tiene la sociología?
Y esperá a que Gabriel vuelva con las que se ha dejado en el tintero!
Voy a hacer una primera aproximación al tema, porque lo escribe una persona honesta y lucida como Honorio y porque si bien aún el efecto de los ajustes no se han hecho sentir en la vida cotidiana, cuando estos entren en vigencia si que lo harán…no obstante si ya se vislumbra el problema de la contracción, que entre otras cosas empuja hacia arriba el desempleo…analiceremos en mi próxima intervención más en detalle mi discrepancia con el apreciado Honorio, sobre los aspectos demográficos que el señala…Pero quisiera compartirles un primer pensamiento, que completare más tarde o mañana…con detalle…En Latinoamérica hoy nadie vive con el salario de 40 horas semanales y si bien los gobiernos progresistas han intentado devolver poder adquisitivo, hoy esto en casi todo el continente esta en franco retroceso porque los organismos multilaterales de crédito, imponen sus dinámicas del máximo lucro al capital, máximo ajuste al trabajo…incluso se ha abierto camino, una suerte de tercerización creciente, como forma de asociar los capitales privados…a las empresas del Estado…tratando de eludir el control popular…Hoy en donde mandan los organismos multilaterales de crédito, las ocho horas…terminan no alcanzando, el ajuste se profundizará, por el simple hecho de que la contracción económica genera más crisis, no menos…En Resumen…podemos reducir la población a la mitad y el problema se agravaría, no se solucionaría…porque…porque toda línea productiva…sea cual sea, necesita ser comercializada y si el consumo baja notoriamente debido a la contracción salarial, para generar más ganancia para el capital…(esta es la verdadera causa del problema)…el llamado circulo keynesiano se rompe…continuaremos…En la próxima intervención intentaremos explicar porque si no se cambia el sistema…antes…la tragedia se lanzara hacia un pozo sin fondo…Gabriel