Que la foto nos recuerde
del bosque o selva
su esplendor,
es cosa grata,
viendo al fuerte tronco
del entorno dominador.
Ello pone en claro
que es la razón de la fuerza
Ley de vida,
donde abundan los pequeños
y los grandes escasean.
Pero , si de humanos se trata,
es la fuerza de la razón
la que pone en claro
que nunca los pequeños
alcanzarán su talla
a la sombra del que acumula
por lo que sus raíces chupan,
o su ramaje capta.
Buena foto alarma,
para el quehacer anti sistema,
de intentar meter sierra
y convertir en madera,
a tantos gordos troncos
que por ciudades o aldeas
engordan o engordaron
a costa de miseria ajena.
Ya había quedado clara la especie en tu primer mensaje. Solo era una libre aportación lírica, si se me permite, como se le permite a otros. Tanta precisión, en este caso. me abruma Pepe. Tampoco es un “viejo árbol despoblado”, !amos, digo yo!
Pocos van quedando como el de la foto
A UN OLMO SECO
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Te miro, viejo árbol despoblado
y no dejo de pensar en ti,
como ese paraguas mágico
de hojas escarlatas,
irregulares e irrepetibles
unas de otras, ni el mismo
color y tamaño,
cada una de ellas denticulada
de distintas formas.
Tienes garras en tus nervios,
que se adhieren
en ese césped carmesí,
sin miedo,
A ser doblegado en la tormenta,
en los duros inviernos
donde las soledades arrecia.
Tan solo dejas caer displicente
y sin orgullo aquellas
tus hojas caducas,
aquellas que una vez
te vistieron de verde
esperanza,
Ahora pueblan una alfombra
granate, sus venas han depositado
ante tus pies cada gota de aquella
sangre venerada,
toda tu antesala está cubiertas
de ellas, todo tú despoblado
de ellas te hacen aún más
inmenso y grande.
Te sigo mirando del revés,
y creo verte como el paraguas
más bello del bosque,
tejido ese tu suelo nupcial.
de los intensos colores
carmesíes.
Que la foto nos recuerde
del bosque o selva
su esplendor,
es cosa grata,
viendo al fuerte tronco
del entorno dominador.
Ello pone en claro
que es la razón de la fuerza
Ley de vida,
donde abundan los pequeños
y los grandes escasean.
Pero , si de humanos se trata,
es la fuerza de la razón
la que pone en claro
que nunca los pequeños
alcanzarán su talla
a la sombra del que acumula
por lo que sus raíces chupan,
o su ramaje capta.
Buena foto alarma,
para el quehacer anti sistema,
de intentar meter sierra
y convertir en madera,
a tantos gordos troncos
que por ciudades o aldeas
engordan o engordaron
a costa de miseria ajena.
Ya había quedado clara la especie en tu primer mensaje. Solo era una libre aportación lírica, si se me permite, como se le permite a otros. Tanta precisión, en este caso. me abruma Pepe. Tampoco es un “viejo árbol despoblado”, !amos, digo yo!
Pocos van quedando como el de la foto
Por más que Antonio Machado escribiese un poema hermoso en honor a UN OLMO SECO, la foto nos muestra un hermoso ROBLE en otoño.
” altu eres, fuerti estás, pero mala hormiga te anda al pie”
Le decía un pastor al enorme roble que estaba siendo atacado en sus raices por las insignificantes hormigas.
El de esta foto tiene buena salud, afortudadamente.
A mi me evoca a la naturaleza, replegandose sobre ella, para ir creando desde adentro la belleza que eclosionara en primevera.- Gabriel
A UN OLMO SECO
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Kaláa, que sean dos cintas amarillas alrededor del roble aquel… Precioso ese recuerdo de los guateques, de la inocencia de los 16 años,
DEL REVÉS
Te miro, viejo árbol despoblado
y no dejo de pensar en ti,
como ese paraguas mágico
de hojas escarlatas,
irregulares e irrepetibles
unas de otras, ni el mismo
color y tamaño,
cada una de ellas denticulada
de distintas formas.
Tienes garras en tus nervios,
que se adhieren
en ese césped carmesí,
sin miedo,
A ser doblegado en la tormenta,
en los duros inviernos
donde las soledades arrecia.
Tan solo dejas caer displicente
y sin orgullo aquellas
tus hojas caducas,
aquellas que una vez
te vistieron de verde
esperanza,
Ahora pueblan una alfombra
granate, sus venas han depositado
ante tus pies cada gota de aquella
sangre venerada,
toda tu antesala está cubiertas
de ellas, todo tú despoblado
de ellas te hacen aún más
inmenso y grande.
Te sigo mirando del revés,
y creo verte como el paraguas
más bello del bosque,
tejido ese tu suelo nupcial.
de los intensos colores
carmesíes.
Le falta la cinta… el abrazo de una cinta amarilla
Saludos.
Arraigado a la madre tierra, fuerte, esbelto, hermoso…
¡¡¡Dando vida!!!
mª pilar
Arrimadito a aquel roble,
arrimadito a aquel roble,
di palabra a una morena .
El roble será testigo
de que ella me dijo si
y ella será mi cadena.
¡¡ aupa Cantabria!!