Que se adornan de arroyos,
de aguas que serpenteándole
se visten de plata al caer el alba,
Bordeados de centenarios árboles,
que se arropan en ese
cálido aroma evaporado
de los manantiales,
reverdeciendo en las pleitesías
y sumisión de ese otoñal
tiempo…
De las piedras como puentes
entre margen y margen,
en las rocas reverdecidas,
en esa prolongación por de musgo
verde y olor a oliva.
Hojas coralinas ensortijadas,
depuesta en aquellos libres golpes
de timón, rosa austral
participadora invernal
en esa tala de las ramas
sin prominencias,
de las mortecinas
ramas,
en las hojas
sin ramas esparcidas.
Tiempo cumplido… caer, norir… para volver a empezar.
Paz ,ante la desnudez y el frío que vendrá, antes del nuevo germinar.
Siempre en camino, siempre en constante renovación.
mª pilar
Es la naturaleza maestra y sabia
Permaneciendo fiel en lo que es.
Deja vestirse de exuberancia,
De sombras cálidas, con alegría y gozo.
Y muestra su desnudez humilde
Al morir sus formas, ya exhaustas,
Que nuevos brotes serán.
Desmoronándose el vacío del “colorido” ego,
Que se diluye hasta desaparecer,
Fluye sin obstáculos lo que somos y es,
Cauce de la fuente de la que emana
Toda agua., toda vida, toda paz.
Que viene y va a su origen
En él siempre renaciendo, siendo.
Nada es neutro
En demasía van dejando huella las cosas.
Discretamente pasan, pero quedan, nos transforman.
Tan sólo vemos cuando impactan.
Y nos sacude en silencio atento,
Convirtiéndonos en testigos de su común secreto.
Por intervalos nos envuelven nebulosas,
Que se agarran insistentes al vacío.
Ocultando la esencia de las cosas.
Y se inflan nutriéndose
De prejuicios y de formas.
Nos distraen y desorientan
Estemos tristes o contentos,
Zambullidos en efervescencia “loca”.
Y no nos dejan ver…
Si mis párpados cierro
y mi interior,
sin horizonte,
contemplo
¡Cuanta maravilla
descubrir puedo!
Frondosidad de vida,
flores de vivencias,
murmullo de agua viva,
colorido de sentimientos..
Rincones hay en la selva
que pocos contemplan
porque no se miran.
En nuestra propia selva,
también escondidos,
quedan rincones,
sin contemplar
porque tampoco
se miran.
PARAJES
Que se adornan de arroyos,
de aguas que serpenteándole
se visten de plata al caer el alba,
Bordeados de centenarios árboles,
que se arropan en ese
cálido aroma evaporado
de los manantiales,
reverdeciendo en las pleitesías
y sumisión de ese otoñal
tiempo…
De las piedras como puentes
entre margen y margen,
en las rocas reverdecidas,
en esa prolongación por de musgo
verde y olor a oliva.
Hojas coralinas ensortijadas,
depuesta en aquellos libres golpes
de timón, rosa austral
participadora invernal
en esa tala de las ramas
sin prominencias,
de las mortecinas
ramas,
en las hojas
sin ramas esparcidas.
Tiempo cumplido… caer, norir… para volver a empezar.
Paz ,ante la desnudez y el frío que vendrá, antes del nuevo germinar.
Siempre en camino, siempre en constante renovación.
mª pilar
Es la naturaleza maestra y sabia
Permaneciendo fiel en lo que es.
Deja vestirse de exuberancia,
De sombras cálidas, con alegría y gozo.
Y muestra su desnudez humilde
Al morir sus formas, ya exhaustas,
Que nuevos brotes serán.
Desmoronándose el vacío del “colorido” ego,
Que se diluye hasta desaparecer,
Fluye sin obstáculos lo que somos y es,
Cauce de la fuente de la que emana
Toda agua., toda vida, toda paz.
Que viene y va a su origen
En él siempre renaciendo, siendo.
Nada es neutro
En demasía van dejando huella las cosas.
Discretamente pasan, pero quedan, nos transforman.
Tan sólo vemos cuando impactan.
Y nos sacude en silencio atento,
Convirtiéndonos en testigos de su común secreto.
Por intervalos nos envuelven nebulosas,
Que se agarran insistentes al vacío.
Ocultando la esencia de las cosas.
Y se inflan nutriéndose
De prejuicios y de formas.
Nos distraen y desorientan
Estemos tristes o contentos,
Zambullidos en efervescencia “loca”.
Y no nos dejan ver…
Si mis párpados cierro
y mi interior,
sin horizonte,
contemplo
¡Cuanta maravilla
descubrir puedo!
Frondosidad de vida,
flores de vivencias,
murmullo de agua viva,
colorido de sentimientos..
Rincones hay en la selva
que pocos contemplan
porque no se miran.
En nuestra propia selva,
también escondidos,
quedan rincones,
sin contemplar
porque tampoco
se miran.
El otoño, tiempo de despojarse….tiempo de vivir su desnudez y su particular belleza…Gabriel
Exhaustas las hojas…son el botín de un naufragio que es devuelto a la orilla.
Ssaludos.