Se marchó el verano dejando
sus huellas tras de sí,
los recuerdos de las algarabías
de niñ*s con palas,
de castillos de arenas…
Ellas quedan plasmadas
pero no eternas ni divinizadas
tan solo están ahí, en un lapsus
de tiempo y a la espera
de aquella ola,
tan solo quiere ser borrada
en ese eterno movimiento
fluvial, doradas por ese de yodo,
sazonada por aquella sabrosa sal,
y perfumada por esa resinosa
brea.
No se han adormecido
en la placida arena, tan solo
han reflejado ese a dios del verano
en la arena, esos pasos seguros
de que volverá a pisar su arena.
El agua, rodea con círculos
a estas despedidas en huellas
ve como se marcha firme
sin mirar atrás, porque sabe
que aunque desaparezcan
sus huellas, abra quien
remplace, mañana a esas
otras huellas,
con otros sueños, con más años,
con diferentes enamorad*s…
Sin embargo, volverá estas y otras
muchas huellas, para adornar
a la playa de esas
y bellas huellas.
Como perenne testimonio de su existencia y acción que unen pasado y presente, aunque se cante: – Caminante, no hay camino …, pasadas huellas recuerdan de que hubo pasos donde ya este no se ve, para que podamos seguir dando los nuestros con esperanza.
Cuando ya el causante de las huellas es pura usencia material, allí quedan ellas relacionando pasado y presente con futuro.
De vez en cuando se hacen visibles
Las huellas de lo que somos en el propio caminar,
Pero nos da miedo mirar hacia atrás-adentro,
Sentir la vacuidad de aquello que creemos ser.
Cuando el yo de formas se difumina.
El vértigo aparece ante un umbral incierto
Donde, sin embargo, sólo hay consciencia, silencio, paz.
Las huellas, al permanecer, serenan.
Los reflejos del yo completo se unifican
En las sombras que surgen de la luz.
Humilde, se espejea en el agua
Lo sin forma, haciéndose uno con ella.
Con la Vida.
En el puro estar de la presencia.
DEJANDO HUELLAS
Se marchó el verano dejando
sus huellas tras de sí,
los recuerdos de las algarabías
de niñ*s con palas,
de castillos de arenas…
Ellas quedan plasmadas
pero no eternas ni divinizadas
tan solo están ahí, en un lapsus
de tiempo y a la espera
de aquella ola,
tan solo quiere ser borrada
en ese eterno movimiento
fluvial, doradas por ese de yodo,
sazonada por aquella sabrosa sal,
y perfumada por esa resinosa
brea.
No se han adormecido
en la placida arena, tan solo
han reflejado ese a dios del verano
en la arena, esos pasos seguros
de que volverá a pisar su arena.
El agua, rodea con círculos
a estas despedidas en huellas
ve como se marcha firme
sin mirar atrás, porque sabe
que aunque desaparezcan
sus huellas, abra quien
remplace, mañana a esas
otras huellas,
con otros sueños, con más años,
con diferentes enamorad*s…
Sin embargo, volverá estas y otras
muchas huellas, para adornar
a la playa de esas
y bellas huellas.
Son piés que avanzan decididos, abandonando trás de sí hormas ….que buscan abrazar sus piés desnudos .
Saludos.
Como perenne testimonio de su existencia y acción que unen pasado y presente, aunque se cante: – Caminante, no hay camino …, pasadas huellas recuerdan de que hubo pasos donde ya este no se ve, para que podamos seguir dando los nuestros con esperanza.
Cuando ya el causante de las huellas es pura usencia material, allí quedan ellas relacionando pasado y presente con futuro.
Si elegimos el camino verdadero, nunca desapareceremos aunque ya no estemos
De vez en cuando se hacen visibles
Las huellas de lo que somos en el propio caminar,
Pero nos da miedo mirar hacia atrás-adentro,
Sentir la vacuidad de aquello que creemos ser.
Cuando el yo de formas se difumina.
El vértigo aparece ante un umbral incierto
Donde, sin embargo, sólo hay consciencia, silencio, paz.
Las huellas, al permanecer, serenan.
Los reflejos del yo completo se unifican
En las sombras que surgen de la luz.
Humilde, se espejea en el agua
Lo sin forma, haciéndose uno con ella.
Con la Vida.
En el puro estar de la presencia.
El mar parece borrar nuestra huellas, sin embargo, ni aún el más pequeño gesto de amor, es borrado…Gabriel