Cada elemento, en su identidad individual, construyendo armónica belleza de conjunto sin cansarse de servirnos de espejo a quienes provocamos o sufrimos los monstruosos desequilibrios humanos.
Su marea sube y baja, rindiéndose
en pleitesía en la templada arena
de la playa.
El mar no necesita primaveras,
para que le nazcan flores,
¡No! el mar sale a pescar
de su entrañas aquel
fluir de sal y brea,
que le deja dibujar
ese suspiro de mar y perlas.
El mar no necesita primaveras,
para que en la comisura
de sus labios, la flor
tiña de olor a la pradera,
y todo él se pregunta
¿Por qué la montaña se vela
del olor y de su presencia?
Se encierra de flores pequeñas:
de blanco vestido, y de tez
morena, eternas margaritas,
de sonrisas coquetas,
que con los rizos
de la mar serena juegan, juegan…
¡Sí y no! Amor y hojas
en candilejas.
De campanillas lanzadoras,
de sus flechas,
rendidas gimen, el elixir
que sin arcos al corazón
va directas.
Piedras que del césped no podéis
coger la menta, el color
de la esperanza que nace
de la buena tierra,
Dile, piedra gris, cuanto
su seno guarda, el pozo de mar,
la sal y la brea que te sella,
¡dile! dile al mar que me visto
de flor,
del agua que en mi seno
golpea, y que la luna y el sol
retratan en mí, el seno,
de su belleza…
Dile, que la montaña si necesita
del mar su primavera.
Cada elemento, en su identidad individual, construyendo armónica belleza de conjunto sin cansarse de servirnos de espejo a quienes provocamos o sufrimos los monstruosos desequilibrios humanos.
Un mar buscando otro mar…
Un color que se encuentra a sí mismo…
Los dos siguen buscando…
a que te topes con ellos
y contigo mismo…
Sin duda una buena… paleta de color.
Saludos.
EL MAR NO NECESITA PRIMAVERAS
Su marea sube y baja, rindiéndose
en pleitesía en la templada arena
de la playa.
El mar no necesita primaveras,
para que le nazcan flores,
¡No! el mar sale a pescar
de su entrañas aquel
fluir de sal y brea,
que le deja dibujar
ese suspiro de mar y perlas.
El mar no necesita primaveras,
para que en la comisura
de sus labios, la flor
tiña de olor a la pradera,
y todo él se pregunta
¿Por qué la montaña se vela
del olor y de su presencia?
Se encierra de flores pequeñas:
de blanco vestido, y de tez
morena, eternas margaritas,
de sonrisas coquetas,
que con los rizos
de la mar serena juegan, juegan…
¡Sí y no! Amor y hojas
en candilejas.
De campanillas lanzadoras,
de sus flechas,
rendidas gimen, el elixir
que sin arcos al corazón
va directas.
Piedras que del césped no podéis
coger la menta, el color
de la esperanza que nace
de la buena tierra,
Dile, piedra gris, cuanto
su seno guarda, el pozo de mar,
la sal y la brea que te sella,
¡dile! dile al mar que me visto
de flor,
del agua que en mi seno
golpea, y que la luna y el sol
retratan en mí, el seno,
de su belleza…
Dile, que la montaña si necesita
del mar su primavera.
Las maravillosas serranias de Minas, tiene lugares como estos, en donde el alma se espanda en distancia, color y ocasos refulgentes…Gabriel