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Meditación sobre Irak

            Es evidente que la guerra de Irak no ha sido, primordialmente, una guerra de religión. Pero nadie duda, a estas alturas, de que la religión ha jugado un papel importante en esta guerra. En ella ha sido determinante la “razón de estado” (M. Weber). Pero, como bien dijo el mismo Weber: todo esto, “desde el punto de vista religioso, aparece casi irremediablemente sin sentido”. Y no sólo sin sentido, sino sobre todo la mayor aberración que se puede cometer.

           La fe religiosa no se defiende a cañonazos. Ni las herejías se destruyen con bombas y misiles. Todo lo contrario: cuando las creencias religiosas se sienten amenazadas, por eso mismo se hacen más fuertes y se radicalizan hasta el fanatismo de quienes dan su vida por la fe. Los talibanes son hoy más radicales y fanáticos que antes de empezar la guerra. Se puede discutir quién ha perdido esta guerra, si la cosa se mira desde el punto de vista de la “razón de estado”. Pero si todo esto se piensa desde el punto de vista de la “razón religiosa”, sin duda alguna, quien ha perdido la guerra ha sido el poderoso invasor cristiano. Para nadie es un secreto que, como religión, el islam está hoy más fuerte y tiene más fuerza de expansión que el cristianismo.

            Y aquí empieza mi meditación. Es un dolor indecible, un horror, una vergüenza, que hayan muerto más de cien mil criaturas inocentes, ¿para qué? A eso hay que sumar los mutilados, los desplazados, los huérfanos, las gentes sin casa, sin familia y sin futuro de los que nadie se acuerda y en los que nadie piensa, ¿para qué? Más de cinco mil soldados muertos, que son otras tantas familias destrozadas, ¿para qué? ¡Y todo esto se ha hecho, de una y otra parte, en nombre de Dios! Sadam Husein era una tirano. Pero, para acabar con una tiranía, ¿ha sido necesaria tanta brutalidad y tanta sangre? ¿Y nos quejamos de que haya cada día más gente que no quiere saber nada de Dios y menos aún de la religión, de sus teólogos y sacerdotes? Siento en mi piel un frío de muerte cuando leo y releo la plegaria que miles de “Círculos presidenciales de oración” han rezado, día y noche, durante la guerra, en Estados Unidos, : “Señor, ten nuestras tropas en tus manos amorosas. Protégelas como ellas nos protegen. Bendícelas a ellos y a sus familias, por las acciones altruistas que realizan, por nosotros en nuestro tiempo de necesidad. Esto te pido en el nombre de Jesús, nuestro Señor y Salvador. Amén”.

            Estoy seguro de que quienes rezaban esta oración, ponían en ella lo mejor de su buena voluntad. Y así expresaban su fe y sus convicciones religiosas. Pero, por eso mismo, todo este penoso asunto me da mucho que pensar. Pienso que la religión es un excelente instrumento de engaño, que, hábilmente utilizado por los mentirosos que tienen poder, puede resultar letal para los débiles. Me da miedo pensar que yo también puedo estar utilizado este patético instrumento de engaño. Y pienso, sobre todo, que todos necesitamos purificar nuestras propias ideas religiosas. Es muy fácil ahora culpar a Sadam o culpar a Bush.  ¿Qué conseguimos con eso? ¿No es más sensato ponernos todos a purificar nuestras creencias  religiosas, nuestras xenofobias y el racismo visceral que muchos de nosotros llevamos inoculado en la sangre de nuestras ideas?

            Karen Armstrong termina así su excelente libro “La Gran Transformación”:

“El sufrimiento resquebraja un tipo de teología racionalista y limpia. La visión terrorífica y confusa de Ezequiel era muy distinta de la ideología más racionalista de los deuteronomistas. Auschwitz, Bosnia y la destrucción del World Trade Center revelan la oscuridad del corazón humano. Hoy en día vivimos en un mundo trágico donde, como sabían los griegos, no hay respuestas sencillas; el género de la tragedia exige que aprendamos a ver las cosas desde el punto de vista de otras personas. Si la religión trae algo de luz a nuestro mundo roto, necesitamos, como sugería Mencio (el gran místico de las Upanishadas, en el mundo de los Vedas), ir en busca del corazón perdido, del espíritu de compasión que se halla en el núcleo de todas nuestras tradiciones”.  

8 comentarios

  • osvaldo

    es terrible!
       pensemos en una Iglesia que bendice armas de ejércitos terroristas, coloniales, imperialistas. ejército que van por el botín como la conquista española y aún portuguesa en américa. Casi, uno piensa toda la riqueza de Europa, toda, toda, se cimentó con la sangre de indios. hasta cuántos descuartizaron con  torturas y trabajos forzados, para llevarse el oro y la plata ?y cuánta Iglesia bendiciendo y defendiendo eso. menos mal que siempre hay algún bartolomé de las Casas, un oscar Romero y un Ignacio Ellacuría, un Casaldáliga, un Proaó y un Enrique angelelli, y tantos otros que todos conocemos! Y la iglesia para ricos, qué sentido tiene? puede llamarse cristiana? alguien se imagina al opus dei denunciando las torturas del franquismo, las dictaduras militares en nuestros países, el hambre que generan sus sistema, banqueros, milicos…no se trata de simplificar. pero hay que estar bien alerta para que no nos cambien más bisutería por plata…con el verso delevangelio…

  • Carmen (Almendralejo)

    ELIAS CANETTI

    «Para los historiadores, las guerras vienen a ser algo sagrado; rompen
    a modo de tormentas saludables o por lo menos inevitables que,
    cayendo desde la esfera de lo sobrenatural, vienen a intervenir
    en el decurso lógico y explicado de los acontecimientos mundiales.

    Odio ese respeto de los historiadores por lo sucedido sólo porque ocurrió,
    sus falsas reglas deducidas a posterior!, su impotencia que los induce
    a postrarse ante cualquier forma de poder.»

    Estos historiadores serán quienes digan las grandes mentiras de la Historia, porque ellos tambien han comido de la mano que mece la cuna…

  • María

    ¿Cómo saber el número de muertos en la guerra de Irak si sólo nos mecionan a “nuestros soldados” caídos?  Tal vez ahora podamos saber las dimensiones de destrucción y masacre  de esta guerra que nunca debió realizarse.

    ¿Se van por fin? En los periodicos se ven primeros planos  marchando para casa, pero siempre queda el temor de que ahora “los mandemos”” a hacer la guerra a otro país de nombre parecido.

    ¿Quien controla a la OTAN? La mantenemos todos,  pero ¿a quien rinde cuentas de sus actuaciones? ¿A nuestro presidente? Pues los ojos bien abiertos, no vayamos elegir a otro que vuelva a meternos en la siguiente guerra por un plato de lentejas (unas clases en Georgetown o lo que sea). Hay que asegurarse de ello. Antes de hacer una guerra, ya que  el pueblo la paga con dinero y lágrimas, que consulten a la poblacion mediante un referéndum.  ¿No se puede poner en nuestra Constitucion una disposición o enmienda así?

  • mªpilar garcía

    Me uno a Gabriel y Oscar, limpiemos nuestro corazón…
    mª pilar

  • Carmen (Almendralejo)

    No creo que este sistema capitalista y neolibarla, no es una de las religiones que ha nacido de una parte oscura del corazón Gabriel…
    Estas religiones que han invadido el globo terraqueo, todas y cada una de ellas, han ido colocando sus cagaditas para que esta pirámide del capital se pusiese en la parte de la balanza a fin a ellas.
    Siempre han apoyado al dictador, y las dictaduras de una u otra forma, o porque ellos estaban detrás atizandoese látigo opresor, o porque han mirado para otro lado, para seguir con sus privilegios mientras la pobalción y muchas grandes minorias, mientras l*s niñ*s morian, las mujeres morian y ancian*s morian.
    Estos viejos no querían morir sin dejar esos privilegios de poder y hegemonía.
    Hoy, han levantado la voz para decir ¡Basta ya! de esta oprosión contra la clase obrera ¡no! estas religiones son las manos ejecutadoras y recadauradoras de esos impuestos.
    Basta con ver, lo que el Ranziguer Z del vaticano intenta hacer cobrar para oir esa sartas de burdas mentiras sobre el lobo y las almas de caperucitas de la feligresía.

    Claro está que nosotr*s con nuestro trabajo dentro de esa mole, acrecentamos esos conceptos de humillación y poder de hobre santo y capacitado sobre l*s demás ¿Lo vemos, lo aceptamos? ¿…? nos gusta y el ego es muy grande

  • oscar varela

    Hola!

    – “¿No es más sensato ponernos todos a purificar
    * nuestras creencias  religiosas,
    * nuestras xenofobias y
    * el racismo visceral
     que muchos de nosotros llevamos inoculado en la sangre de nuestras ideas?
    “-

    Mucho pedir ¿no?

    Sin embargo es lo que intenta Atrio.org

    ¡Cuidemos esa intención!

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Javier Thomson

    Irak es una sin razón más, de las muchas que suceden por los intereses de estados, gobiernos, líderes políticos, imperios económicos. Unas son más evidentes y sensibilizan más a la opinión pública, otras se realizan en la impunidad y en el oscurantismo, las actuaciones geo-estratégicas de Rusia es un ejemplo claro de ello.
    Vincular la guerra de Irak  con un enfrentamiento religioso es fantasear sobre un hecho trágico y cruel. Irak fue una guerra comercial y nada más, el régimen de Sadam era el menos islámico de toda la región y a pesar de ser una férrea y despiadada dictadura, no mayor que la de sus vecinos de esa zona del mundo, existían algunos derechos consolidados que la diferenciaban del resto de los países del Golfo Pérsico.
    Las guerras de religión, salvo para quienes utilizan ese pretexto, que esconde otros mucho mas concretos y humanos,  para soliviantar los ánimos de los fanáticos, no existen.

  • Gabriel Sánchez

    Sin lugar a dudas, el sistema capitalista neoliberal, es una de las religiones nacida de lo màs oscuro del corazon humano…Gabriel