Pepe Blanco, me ha encantado tu comentario donde se demuestra cómo se puede habalar o escribir largo y tendido sin decir nada, bueno, o casi nada, ja,ja,ja. Aunque me ha gustado eso de las margaritas asesinas y las nubes huyendo despavoridas.
Un abrazo
¿Por qué os empeñáis todas en decir que son margaritas? ¿Habéis visto alguna vez alguna margarita? Son unas florcillas pequeñajas, que no levantan del suelo más de 10 ó 15 cm. ¿Desde dónde está tomada la foto, si son margaritas de las de toda la vida? Pudieran ser margaritas gigantes. Pero muy, muy gigantes. ¿Con qué objetivo, si no, se podría hacer esta foto en la cual un primerísimo plano sale igual de enfocado que el fondo que está a unos cuántos quilómetros -las nubes-?
Estás imágenes sacan de cada persona lo que muchos ríos de tinta son incapaces de sacar…
En la información está muchas veces la desinformación de lo que realmente vemos y que no damos opción a dejar que nuestos ojos visualicen…
La ausencia de algún objeto reconocible, impide apreciar la escala de la foto: no sabemos si se trata de alguna especie de raras margaritas o bien de alguna clase de palmeras un tanto escuchumizadas. En cualquier caso, parece tratarse de una planta difícilmente identificable para un habitante del norte de la península ibérica. Puesto que desconozco su nombre, y sólo en atención a la forma de las hojas (¿debería decir pétalos?) me referiré a ellas como los “vegetales-sombrilla”.
El otro elemento sobresaliente de la fotografía son las nubes. También respecto a ellas tengo que decir que desconozco su nombre. No sé si son cúmulos, cirros, nimbos o qué. Supongo que una interpretación plenamente sugerente de la fotografía exigiría identificar previamente la clase exacta de nube que le sirve de fondo. Renuncio a ello, aunque mi decisión empequeñezca mis observaciones. (Así es la vida: normalmente, no podemos saberlo todo, controlarlo todo. Aunque, en este, caso, si la foto va de plantas y de nubes, y desconozco el nombre de las plantas y el nombre de las nubes, en realidad, ¿qué podré decir de la foto? Lo razonable sería que no me atreviera a decir nada y, sin embargo, escribo este largo comentario. Así es la vida: con frecuencia, no sabemos los nombres de nada y, a pesar de ello, hablamos, hablamos, hablamos…, como si supiéramos los nombres de todas las cosas, como si lo controláramos todo, como si todo lo supiéramos)
Puesto que desconozco el nombre de las nubes, y sólo en atención a su aspecto general, me referiré a ellas como “fenómeno meteorológico amenazante”.
Una vez que he establecido las premisas básicas, otorgándole nombre a las cosas que aparecen en la foto, puedo intentar interpretarla.
Podemos suponer que la foto capta el momento previo a una tormenta. Pareciera, sin embargo, que los fenómenos meteorológicos amenazantes no consiguen amedrentar a los vegetales-sombrilla, que resisten bien. Incluso parecen arrostrar con fortaleza el peligro inminente. Encontrar situaciones de la vida que podrían expresarse con una foto así es una obviedad en la que no me detendré.
Aunque, ¿un peligro? ¿He escrito peligro? ¿Por qué peligro? A lo mejor los vegetales-sombrilla están encantados con la tormenta que se avecina. Tal vez en el lugar de la foto hace 24 meses que no llueve y los vegetales-sombrilla esperan ansiosamente que, por fin, estalle la tormenta, a ver si de una vez alguien o algo los moja y se refrescan un poco. Así es con frecuencia la vida: una situación que vista con unos ojos parece mortífera, vista con otra mirada, es vivificante. La fotografía no ofrece información suficiente para decidir cuál interpretación es, en este caso, la más atinada.
Pero la interpretación no sólo no se agota aquí, sino que se le puede dar la vuelta. ¿Cómo? Dándole la vuelta a las palabras. Y conste que esto no es hacer trampa. Así es la vida: nos equivocamos con las palabras, cambiamos sin querer los conceptos y ya la hemos liado para siempre, o para un buen rato.
He admitido, inconscientemente, que los vegetales-sombrilla son buenos, mientras que los fenómenos meteorológicos amenazantes son malos, pero bien podría ser al revés. (De ahí la importancia de nombrar las cosas por su nombre, cosa que casi nunca hacemos. Tal vez por principio sea imposible hacerlo y, si esto fuera cierto, entonces sería imposible saber nada con certeza. Algunos le llamarían a esto relativismo. A mí me gusta más llamarle deconstrucción, una “deconstrucción muy constructiva”)
Porque la verdad es que podríamos interpretar que lo que la foto refleja es alguna clase de margaritas-asesinas, amenazando con invadir el territorio de las nubes-que-huyen-despavoridas. Y esto no tiene por qué ser necesariamente un capricho de mi fantasía. A algunas personas no les sorprendería nada esta reacción del medio ambiente frente a los seres vivos. En apoyo de esta hipótesis, algunos afirmarían que el color verde de las margaritas denota sin lugar a dudas su origen alienígena y, por tanto, asesino y malvado, pues es un axioma habitualmente admitido que los otros, los de fuera, suelen ser malos.
En fin, que la culpa de tanta duda interpretativa la tiene el señor o la señora que hizo la foto, por no haber incluido en ella más información relevante.
Nubes de algodón y margaritas al sol,
Cielo azul, y tallos verdes para una y mil flor…
Entre azul y verde, blanca hojas y amarillo
es el botón,
Ojitos curiosos tiene mi nube, aquellas
investigadoras nubes,¡Nubes de algodón!
Margaritas engarzadas al verde listón,
una ciegas y otras mirando al naciente sol,
mientras ríen, burlonas la nubes de algodón,
Y entre nubes y margaritas hay otra luz
Más grande que el sol…
enajenado está, la mañana del manto azul,
bordados de anhelo y sueños,
de toda ilusión,
oído en tierra, se oye un tic, tac, toc,
¡Si, no, si, no, siiii…!
me dice la bella flor, mientras celosa mira
a la nube de algodón
¡Hola amor! cubierta de sombra
resguardada en el cielo azul,
allí donde habitan las hojas bellas
de la blanca flor,
de donde gira y parte el dorado
corazón…
¡Nubes de algodón y margaritas al sol,
Cielo azul, y tallos verdes
para una y mil flor…!
Es un cúmulo de preguntas que tengo en la cabeza.
Si, no, si no….. Margaritas.
Qué hermoso bosque
Qué inusual belleza
Sólo por el cielo
Se descubre la Tierra
Gracias, Ana. Me alegra que te haya entretenido alegremente leer mi comentario, como me entretuve y me divertí yo escribiéndolo.
Un abrazo.
Pepe Blanco, me ha encantado tu comentario donde se demuestra cómo se puede habalar o escribir largo y tendido sin decir nada, bueno, o casi nada, ja,ja,ja. Aunque me ha gustado eso de las margaritas asesinas y las nubes huyendo despavoridas.
Un abrazo
¿Por qué os empeñáis todas en decir que son margaritas? ¿Habéis visto alguna vez alguna margarita? Son unas florcillas pequeñajas, que no levantan del suelo más de 10 ó 15 cm. ¿Desde dónde está tomada la foto, si son margaritas de las de toda la vida? Pudieran ser margaritas gigantes. Pero muy, muy gigantes. ¿Con qué objetivo, si no, se podría hacer esta foto en la cual un primerísimo plano sale igual de enfocado que el fondo que está a unos cuántos quilómetros -las nubes-?
Las margaritas desnudas, engalanadas, se yerguen,
Esperando las caricias del aire que las remueve.
Sólo conocen el cielo, él es su amigo del alma,
y los ojos que las miran en todas sus pinceladas.
De vez en cuando se asombran con nubecillas delgadas
Que se estiran y se encogen en su tejido de lana.
“¿Por qué me miráis así? Me abrazáis con la mirada”.
Dice el sol que se ilumina y le hierven las entrañas.
“Ponte, ponte, aquí cerquita, que un beso no cuesta nada”.
Al paseante le dicen con soledad en el alma.
Si belleza es lo que ves, mira quién te la regala.
Es tu espejo del anhelo que en lo más hondo te canta.
Estás imágenes sacan de cada persona lo que muchos ríos de tinta son incapaces de sacar…
En la información está muchas veces la desinformación de lo que realmente vemos y que no damos opción a dejar que nuestos ojos visualicen…
La ausencia de algún objeto reconocible, impide apreciar la escala de la foto: no sabemos si se trata de alguna especie de raras margaritas o bien de alguna clase de palmeras un tanto escuchumizadas. En cualquier caso, parece tratarse de una planta difícilmente identificable para un habitante del norte de la península ibérica. Puesto que desconozco su nombre, y sólo en atención a la forma de las hojas (¿debería decir pétalos?) me referiré a ellas como los “vegetales-sombrilla”.
El otro elemento sobresaliente de la fotografía son las nubes. También respecto a ellas tengo que decir que desconozco su nombre. No sé si son cúmulos, cirros, nimbos o qué. Supongo que una interpretación plenamente sugerente de la fotografía exigiría identificar previamente la clase exacta de nube que le sirve de fondo. Renuncio a ello, aunque mi decisión empequeñezca mis observaciones. (Así es la vida: normalmente, no podemos saberlo todo, controlarlo todo. Aunque, en este, caso, si la foto va de plantas y de nubes, y desconozco el nombre de las plantas y el nombre de las nubes, en realidad, ¿qué podré decir de la foto? Lo razonable sería que no me atreviera a decir nada y, sin embargo, escribo este largo comentario. Así es la vida: con frecuencia, no sabemos los nombres de nada y, a pesar de ello, hablamos, hablamos, hablamos…, como si supiéramos los nombres de todas las cosas, como si lo controláramos todo, como si todo lo supiéramos)
Puesto que desconozco el nombre de las nubes, y sólo en atención a su aspecto general, me referiré a ellas como “fenómeno meteorológico amenazante”.
Una vez que he establecido las premisas básicas, otorgándole nombre a las cosas que aparecen en la foto, puedo intentar interpretarla.
Podemos suponer que la foto capta el momento previo a una tormenta. Pareciera, sin embargo, que los fenómenos meteorológicos amenazantes no consiguen amedrentar a los vegetales-sombrilla, que resisten bien. Incluso parecen arrostrar con fortaleza el peligro inminente. Encontrar situaciones de la vida que podrían expresarse con una foto así es una obviedad en la que no me detendré.
Aunque, ¿un peligro? ¿He escrito peligro? ¿Por qué peligro? A lo mejor los vegetales-sombrilla están encantados con la tormenta que se avecina. Tal vez en el lugar de la foto hace 24 meses que no llueve y los vegetales-sombrilla esperan ansiosamente que, por fin, estalle la tormenta, a ver si de una vez alguien o algo los moja y se refrescan un poco. Así es con frecuencia la vida: una situación que vista con unos ojos parece mortífera, vista con otra mirada, es vivificante. La fotografía no ofrece información suficiente para decidir cuál interpretación es, en este caso, la más atinada.
Pero la interpretación no sólo no se agota aquí, sino que se le puede dar la vuelta. ¿Cómo? Dándole la vuelta a las palabras. Y conste que esto no es hacer trampa. Así es la vida: nos equivocamos con las palabras, cambiamos sin querer los conceptos y ya la hemos liado para siempre, o para un buen rato.
He admitido, inconscientemente, que los vegetales-sombrilla son buenos, mientras que los fenómenos meteorológicos amenazantes son malos, pero bien podría ser al revés. (De ahí la importancia de nombrar las cosas por su nombre, cosa que casi nunca hacemos. Tal vez por principio sea imposible hacerlo y, si esto fuera cierto, entonces sería imposible saber nada con certeza. Algunos le llamarían a esto relativismo. A mí me gusta más llamarle deconstrucción, una “deconstrucción muy constructiva”)
Porque la verdad es que podríamos interpretar que lo que la foto refleja es alguna clase de margaritas-asesinas, amenazando con invadir el territorio de las nubes-que-huyen-despavoridas. Y esto no tiene por qué ser necesariamente un capricho de mi fantasía. A algunas personas no les sorprendería nada esta reacción del medio ambiente frente a los seres vivos. En apoyo de esta hipótesis, algunos afirmarían que el color verde de las margaritas denota sin lugar a dudas su origen alienígena y, por tanto, asesino y malvado, pues es un axioma habitualmente admitido que los otros, los de fuera, suelen ser malos.
En fin, que la culpa de tanta duda interpretativa la tiene el señor o la señora que hizo la foto, por no haber incluido en ella más información relevante.
NUBES DE ALGODÓN…
Nubes de algodón y margaritas al sol,
Cielo azul, y tallos verdes para una y mil flor…
Entre azul y verde, blanca hojas y amarillo
es el botón,
Ojitos curiosos tiene mi nube, aquellas
investigadoras nubes,¡Nubes de algodón!
Margaritas engarzadas al verde listón,
una ciegas y otras mirando al naciente sol,
mientras ríen, burlonas la nubes de algodón,
Y entre nubes y margaritas hay otra luz
Más grande que el sol…
enajenado está, la mañana del manto azul,
bordados de anhelo y sueños,
de toda ilusión,
oído en tierra, se oye un tic, tac, toc,
¡Si, no, si, no, siiii…!
me dice la bella flor, mientras celosa mira
a la nube de algodón
¡Hola amor! cubierta de sombra
resguardada en el cielo azul,
allí donde habitan las hojas bellas
de la blanca flor,
de donde gira y parte el dorado
corazón…
¡Nubes de algodón y margaritas al sol,
Cielo azul, y tallos verdes
para una y mil flor…!
Fragmento….sin clasificar.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
Ileva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Saludos.
Atracción celestial de la vegetación -para arriba o para abajo? Cuestión trascendental!