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Cuatro tesis sobre las mujeres en las religiones

En este día del sentimental (y comercial) Día de la Madre, nos parece oportuno reflexionar sobre la consideración secundaria y dependiente que de la mujer tienen casi todas las grandes religiones, a partir de la conferencia pronunciada por el autor en el pasado Día de la Mujer.

      Agradezco a la Concejalía de la Mujer de Alcorcón la invitación a participar en las actividades culturales programadas con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora con la conferencia “Las mujeres en las Religiones: mayoría silenciosa y silenciada”. Es, sin duda, la mejor demostración de que la causa de la emancipación y de la igualdad (no clónica) de las mujeres no es sólo asunto de mujeres sino de todos los ciudadanos y ciudadanas, comprometidos en la lucha contra las discriminaciones de género.

      La elección del tema, tan poco frecuente en efemérides de este tipo, por parte de la Concejalía refleja una especial sensibilidad por analizar críticamente aquellos espacios en los que las mujeres se sienten más discriminadas, olvidadas e invisibilizadas, cuales son las religiones. Ahora bien, el análisis de las religiones no puede hacerse de manera unidireccional y unívoca. El hecho religioso es lo suficientemente complejo como para que lo despachemos con una serie de afirmaciones planas o gruesas. Tiene muchas capas y admite no pocos matices, también en su relación con las mujeres. Bien puede hablarse de la dialéctica de las religiones en este y en otros campos. Es innegable que las religiones han ejercido –y siguen ejerciendo, en buena medida- una función alienante, especialmente en su relación con las mujeres, y legitimadora del orden establecido. Pero no es menos cierto que han sido, son y seguirán siendo en el futuro fuerzas y cauces de liberación, también de las mujeres. Los orígenes de las religiones constituyen el mejor ejemplo de ello y la relación igualitaria de sus fundadores con las mujeres me parece emblemática de lo que deberían ser hoy.

      Creo que a la relación de la religión con las mujeres le es aplicable lo que dijera Marx (1818-1883) de la religión en general en uno de sus escritos de juventud, Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel (escrito entre finales de 1843 y enero de 1844): “La miseria religiosa es, por una parte, la expresión, de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de un mundo carente de espíritu. Es el opio del pueblo”.

      En esta conferencia, que quiere ser programática, voy a proponer las que llamo “cuatro tesis de Alcorcón sobre las mujeres en las religiones”, que enuncio así:

      1. Las religiones nunca se han llevado bien con las mujeres –tampoco hoy-, que son las grandes olvidadas y las grandes perdedoras.

      2. Sin embargo, las mujeres son las más fieles seguidoras de los preceptos religiosos, las mejores educadoras en las diferentes fes y las que, por paradójico que parezca, mejor reproducen la estructura patriarcal de las religiones.

      3. Pero cada vez es mayor el número de mujeres que se rebelan contra las religiones, sin abandonar el espacio religioso, se organizan autónomamente, se apartan de las orientaciones morales que les impone el patriarcado religioso y viven la experiencia religiosa desde su propia subjetividad, sin tener que pasar por la mediación de los varones.

      4. De esta rebelión ha surgido en todas las religiones una nueva forma de pensar y de reformular las creencias y las prácticas religiosas: la teología feminista.

      Desarrollo a continuación estas cuatro tesis.

 

      1. Las mujeres son las grandes olvidadas y perdedoras de las religiones

      a) Las mujeres en las religiones no son reconocidas como sujetos morales: se las considera menores de edad que necesitan guías espirituales varones que les conduzcan por la senda de la moralidad, les digan lo que es bueno y lo que es malo, lo que pueden y no pueden hacer, sobre todo en materia de sexualidad, de relaciones de pareja y en la educación de sus hijos. Las normas morales a cumplir por las mujeres –alejadas, cuando no contrarias, la mayoría de las veces, a las de los fundadores y fundadoras- son dictadas por los varones, que se las imponen como de obligado cumplimiento.

      En el imaginario patriarcal religioso, muy marcado por la influencia de los clérigos, las mujeres son consideradas tentadoras, ligeras de conducta, amorales, etc. Esa imagen se ha elaborado a partir de determinados textos sacados de algunos libros sagrados escritos en lenguaje patriarcal, considerados válidos en todo tiempo y lugar, y leídos con ojos fundamentalistas y mentalidad misógina.

      b) Las mujeres casi nunca son reconocidas como sujetos religiosos. En no pocas religiones la divinidad suele ser masculina y tiende a ser representada sólo por varones. De lo que Mary Daly concluye, creo que certeramente: “Si Dios es varón, el varón es Dios”. Así, los varones se sienten legitimados divinamente para imponer su omnímoda voluntad a las mujeres. Precisamente porque sólo los varones pueden representar a Dios, sólo los varones pueden acceder al ámbito de lo sagrado, al mundo divino; sólo ellos pueden entrar en el sancta sanctorum; sólo ellos pueden subir al altar, ofrecer el sacrificio, dirigir la oración comunitaria en la mezquita, presidir el servicio religioso en las sinagogas (con algunas excepciones). Sólo los varones pueden ser sacerdotes en la Iglesia Católica, imames en el islam y rabinos en el judaísmo ortodoxo. Las ordenaciones sacerdotales de mujeres son declaradas inválidas por la autoridad eclesiástica y la oración comunitaria de los viernes presidida por mujeres es calificada de profanación de lo sagrado. En la Iglesia católicas, las mujeres pueden consagrar su vida a Dios, pero, en razón de su sexo, no pueden representar a Dios. En las mezquitas las mujeres suelen estar deparadas de los hombres -¿para no contaminar?-, son colocadas en la parte superior tras una celosía, e incluso a veces tienen que entrar por una puerta distinta de la de los hombres.

      c) Las mujeres difícilmente son reconocidas como sujetos teológicos. Las instituciones religiosas suelen ponerles todo tipo de trabas para el estudio y la docencia de la teología, para la interpretación de los textos sagrados, para la reflexión sobre la fe, etc. Y cuando deciden u osan pensar la fe y hacer teología desde sus experiencias de sufrimiento y de lucha, e interpretar los textos de sus respectivas religiones desde la propia subjetividad, suelen ser acusadas de entrar en un terreno que no les corresponde y de caer en el subjetivismo. En la mayoría de las religiones la teología está escrita con caracteres masculinos.

      d) La organización de las religiones se configura la mayoría de las veces patriarcalmente: todos los sacerdotes católicos y todos los imames son varones; el Dalai Lama es varón; la mayoría de los rabinos y de los lamas son hombres. Y así sucesivamente. Por ello, las religiones bien pueden definirse como perfectas patriarquías.

      e) Las mujeres acceden con dificultad a puestos de responsabilidad en las comunidades religiosas. El poder suele ser detentado por varones. A las mujeres les corresponde acatar las órdenes. Lo que tiende a justificarse tanto por el discurso androcéntrico de las religiones apelando a la voluntad divina: es Dios quien encomienda el poder y la autoridad a los varones y la obediencia a las mujeres.

      f) Las religiones legitiman de múltiples formas la exclusión de las mujeres de la esfera pública, de la vida política, de la actividad intelectual, del campo científico, y limitan sus funciones al ámbito doméstico, a la esfera de lo privado, a la educación de los hijos e hijas, a la atención al marido, al cuidado de los enfermos, perdonas mayores, etc. Cualquier tipo de presencia de las mujeres en la actividad política o social es considerado ajeno a la “identidad femenina” (¿?) y un abandono de su verdadero campo de operaciones, que es el hogar., con la consiguiente culpabilización

      g) Las religiones ejercen la violencia contra las mujeres de distintas formas: violencia física, violencia simbólica, violencia religiosa.

      h) La mayoría de las religiones niegan a las mujeres el reconocimiento y el ejercicio de los derechos reproductivos y sexuales:

      – Las mujeres no son dueñas de su propio cuerpo, que es controlado por los confesores, directores espirituales, esposos, etc.

      – A las mujeres no se les permite planificar la familia: deben tener los hijos y las hijas que Dios quiera, los que Dios les mande, no los que ellas libremente decidan.

      – No pueden ejercer la sexualidad fuera de los límites impuestos por la religión (matrimonio, heterosexualidad). La práctica de la sexualidad fuera del matrimonio o con personas de otro sexo es prohibida y condenada expresamente.

      – Son consideradas impuras por la menstruación.

      – Si deciden interrumpir el embarazo, incluso ateniéndose a la ley, son acusadas de pecadoras y criminales y se pide para ellas incluso penas de cárcel. En la condena y criminalización del aborto coinciden los líderes religiosos, por ejemplo, del catolicismo y del islam.

      – Las mujeres no pueden utilizar métodos anticonceptivos, porque eso implica poner obstáculos a la vida.

 

      2. Sin embargo, las mujeres son las más fieles seguidoras de las religiones.

      Hay quienes hablan de que la orientación femenina hacia la religión es innata, más aún, genética, que las mujeres son por naturaleza más crédulas y, por eso, son más asiduas a las actividades religiosas. Quienes así piensan o razonan, se olvidan de que tradicionalmente ha sido a las mujeres a quienes más se ha inculcado el sentimiento religioso. Se trata, por tanto, de un proceso inducido, que responde a una determinada educación y aprendizaje.

      Las mujeres son las mejores transmisoras de las enseñanzas religiosas a sus hijos en la familia y a los niños y niñas en los espacios religiosos a través de las catequesis. Ellas son también las que mejor reproducen la organización patriarcal y la ideología androcéntrica y las que más practican las religiones.

 

      3. Rebelión de las mujeres

       En las últimas décadas asistimos a una auténtica rebelión de las mujeres en el ámbito de las religiones, tanto a nivel personal como colectivo, tanto en el interior de las religiones como en la sociedad.

      a) A nivel personal, transgrediendo conscientemente las normas y orientaciones en materia de sexualidad, relaciones de pareja, planificación familiar, opciones políticas, etc.

      b) En el interior de las religiones, creando movimientos y asociaciones de mujeres que ejercen su libertad de organización y funcionan autónomamente al margen de los varones e incluso enfrentadas con las autoridades religiosas.

      c) En la sociedad, participando activamente en los movimientos feministas y en las organizaciones sociales como expresión de la convergencia en las luchas por la emancipación de las mujeres y como forma de comprometerse con los sectores más vulnerables de la sociedad.

      d) La rebelión de las mujeres dentro de las religiones constituye uno de los hechos mayores y de más profunda significación en la historia del fenómeno religioso, que tiene importantes repercusiones políticas y sociales. Supone un avance en la lucha por la emancipación de las mujeres y por la liberación de los marginados y excluidos. Por eso la rebelión feminista de las mujeres creyentes debe ser apoyada no sólo por los colectivos y las personas religiosas, sino por todos los ciudadanos y ciudadanas comprometidos en la lucha por la emancipación de los pueblos sometidos a las distintas formas de opresión.

 

      4. Teología feminista

      Fruto de esta rebelión ha surgido una nueva manera de vivir y de pensar la fe religiosa desde la propia subjetividad de las mujeres: la teología feminista, que:

      a) Parte de las experiencias de sufrimiento, de lucha y de resistencia de las mujeres contra el patriarcado y sus diferentes manifestaciones.

      b) recupera la memoria de las antepasadas que trabajaron por la libertad;

      c) Reescribe la historia de las religiones desde la perspectiva de género dando voz y protagonismo a las mujeres silenciadas por el patriarcado religioso.

      d) Utiliza las categorías de la teoría de género para analizar críticamente las estructuras patriarcales y los discursos androcéntricos de las religiones.

      Conclusión

      . En el siglo XIX las religiones perdieron a la clase obrera porque se colocaron del lado de los patronos que los explotaban y condenaron las revoluciones sociales que luchaban por una sociedad más justa y solidaria. Los trabajadores dieron la espalda a las religiones porque se sintieron traicionados por ellas.

      . En el siglo XX las religiones perdieron a los jóvenes y a los intelectuales por sus posiciones integristas desde el punto de vista filosófico y cultural.

      . En el siglo XXI, si continúan por la senda patriarcal por la que ahora caminan, perderán a las mujeres

111 comentarios

  • ana rodrigo

    Querido Justi, qué grato encontrarnos por este atrio de encuentro, debate, discrepancia y enriquecimiento personal mutuo.
     
    Tienes razón que las religiones nacieron en unos contextos sociales determinados, que la historia cual río en movimiento, no se ha estancado y ha seguido su curso, mientras que las religiones en la mayoría de los aspectos se quedaron en el pasado y en alguna otra  “cosilla” se va moviendo a remolque de los acontecimientos pero siempre con retraso a como evoluciona la sociedad. Son reliquias de un pasado incrustadas en un presente en el que parte de la sociedad no puede digerir, como dices te ha pasado a ti y a tantas otras personas.
     
    Y es que es difícil digerir ciertas cosas que atentan contra el más elemental raciocinio. Quizá una cuestión intragable, a efectos práctico, es que todas las religiones han sido obra de hombres, desde la perspectiva masculina y desde intereses poco confesables como es que desde el poder que dan los dioses a sus intermediarios hayan sometido y despreciado a la mitad de la humanidad que somos las mujeres. Así que no es extraño que las mujeres en las religiones estén donde siempre estuvieron en otras épocas. Para los hombres de religión no existimos como sujetos sino como predicados  de los que se dice, a las que se les dice, pero ellas no pueden decir, en resumen, sometidas a su voluntad (dicen que es voluntad de Dios, ja)
     
    Si la religión fuese un apartado minúsculo en la sociedad, apenas tendría trascendencia el que luchemos para que las mujeres podamos hablar en las religiones. Pero como las religiones impregnan con sus ideas y sus prácticas los entresijos de grandes sectores sociales, por eso es tan importante no marginar este campo de trabajo.
     
    La teología feminista no es algo bonito, es algo necesario y, además, es revolucionario, porque aquello que los hombres le han hecho decir a los dioses, ahora vienen las mujeres teólogas y destapan tanta falsedad interesada para que las mujeres estén calladas y al servicio sus señores respectivos. Este trabajo yo diría que es más cosa de mujeres que de hombres, si bien yo conozco teólogos que ya se lo piensan a la hora de hacer exégesis y decir lo que los textos “sagrados” dicen que decían a los hombres y a las mujeres. Por eso no debemos tirar la toalla y debemos de valorar la importancia social que tiene el desenmascarar los mensajes machistas y patriarcales que los hombres de religión nos han presentado como Palabra de Dios.

  • Hola, os saludo a todas-os, a alguna os conozco,
    y con interés he leido este post de Tamayo sobre la mujer en las religiones,
    y me gusta el cartel de ATRIO, como lugar de encuentro de lo sagrado y lo profano.
    Ciertamente que este artículo está más perfilado desde lo sagrado que desde lo profano. Cuando las grandes eligiones se fundaron, las crearon, el status de la mujer no era el de hoy, de ahí que toda la consideración que de la mujer hacen esté viciada de inicio. Y que yo sepa, no ha habido en ninguna de las religiones una adecuacióna actualizada a la perspectiva  de la mujer en el tiempo de hoy. Basta ver la subordinación de la mujer en la Iglesia Catóclica, y los velos de las musulmanas…Tampoco creo se haga la renovación necesaria, las jerarquías religiosas son reacias a ello. Hay intereses creados que sustentan el tinglado de las Religiones
     Muy bonito lo de la Teología de la Mujer, pero queda en eso…en planteamientos.
    Me gusta más hablar de la mujer desde lo profano, desde la razón, desde la biología, desde los derechos
    humanos. El aroma que desprenden los  textos bíblicos, también los modernos, es de alcanfor.
    Hagamos un encuentro,  mujeres y hombres, y a discernir  sobre nosotros, desnudos,  profanos, mundanos de este mundo, y no como mundanos celestiales, reconozcamos ese manto mitológico, históric0 y sagrado que esconden el paisaje real…Los hombres ya no somos ni guerreros ni cazadores, y vosotras,  mujeres, no sois solamente la  que pare y la administradora del hogar, ni la que llena de flores los altares.
    Tengamos un encuentro, de igual a igual, escondiendo por un rato los textos sagrados..
    La verdad está en nosotros,  y es de igualdad, de dignidad. ¿Nos miramos en el espejo de nuestra realidad profana?
    Un abrazo a todas-todos 
    (Un abrazo, Ana Rodrigo. Creo que Pablo quiso actualizar el Evangelio para los “gentiles”. Para los gentiles de  su época. También creo que quiso temporalizar la fe, origen de la Iglesia Temporal Romana.
    Cierto que no nos vale su Evangelio, hoy somos otros los gentiles.
    Y después de él pocos se han atrevido a actualizarlo.
    Como ves, estoy fuera de los sagrado,
    me olvidé de lo que de niño me contaron,
    de mayor no lo digerí,
    tampoco un rayo me ha derribado del caballo,
    me desenvuelvo mejor desde el sentimiento,
    desde lo  profano.
    Perdona mi intrusismo,
    quería sólo saludarte, pero sin atrio,
    lo encuentro para mi un poco alto.
    Vosotras-os, entonais mejor la voz. Un beso)
    Justi

     

  • ana rodrigo

    Querida Mª Luisa, ese, creo yo, que ha sido el problema de la Iglesia, que ha construido una teología más desde Pablo que desde el evangelio. Es más fácil evadirse hacia los cielos y a un Dios extra-terrestre, que a un Jesús que pateó los caminos al lado de la gente más débil y más sufriente.
     
    Hoy leíamos en el evangelio la despedida de Jesús, pero al mismo tiempo ese mismo Jesús deja abierto el futuro a lo que vaya diciendo el Espíritu. Desde el momento que la Iglesia ha cerrado con los dogmas ese devenir que pronostica Jesús, ha cerrado un inmenso campo a la teología de “investigación”.
     
    Así que Pablo dio su versión, desde un desplazamiento desde el judaísmo más que desde su conversión, apañó una densa teología en todos los campos de la fe, y en concreto, dio un mensaje sobre las mujeres totalmente contrario al de la praxis de Jesús, y eso es lo que ha prevalecido en la Iglesia, la exclusión de la mujer en todo lo decisivo en la construcción de la Iglesia. Como tantas veces se ha dicho, la Iglesia es una cosa de hombres pensada para las mujeres. Y mientras esto no cambie, la Iglesia seguirá cojeando del 80% de sus componentes, que somos las mujeres.

  • M. Luisa

    No se en que hilo nuestra amiga Ana y tampoco  recuerdo con qué  fin  nos remite a la lectura que sobre el problema de la cristología de Pablo habla en I. Viva J. M. Castillo.

    En cualquier caso como dispongo de la revista  mencionada hoy muy de mañana he leído parte del artículo  y lo que he extraído de él es muy significativo si lo considero como apoyo aclaratorio  a mis anteriores comentarios.

    Conforme iba leyéndolo me acordaba del ¡atrévete a pensar! de J.M. castillo y de cuánta razón alberga  esta exclamación. Pues bien  recuerdo (ahora estoy escribiendo fuera del Ordenador) que  en uno de mis escuetos  comentarios de más abajo  decía algo así como que la mentalidad es cosa del pensamiento, es  decir, ésta  no aparece en una u otra forma sino cuando nos ponemos a pensar. ¿O no entramos realmente en un problema al  ponernos a  pensar  qué sea en realidad algo en profundidad cuando en el decir fenoménico todos hemos coincidido en afirmar  por ejemplo que este algo es verde? El problema surge pues a este nivel de profundidad. Pero es que  además este problema  puede  derivar en otro que es el que surge cuando por el hecho de consistir  precisamente en  problema delegamos a otros el trabajo de pensar estableciéndose en el entorno cultural  una determinada mentalidad  que marca y aquí es donde  entramos en la cuestión de Pablo.
     
    J. M. Castillo lo explica muy bien, sin embargo yo sólo me fijaré en lo que aquí me interesa  destacar  y es que   “…en la teología de Pablo, el punto de partida del cristianismo no es  jesús, sino el Señor exaltado por el Dios de la tradición israelita. Lo que, en última instancia, significa que la cristología de Pablo arranca de una convicción (idea) determinante: no conocemos a Dios desde jesús sino que conocemos a Jesús desde Dios”.
     
     Si ahora vuelvo la atención sobre  lo dicho anteriormente se ve que, así como cuando alguien (o la ciencia misma) se  pone a pensar qué sean  las ondas magnéticas o el fotón,  para no perderse en la búsqueda,  antes ha de haber sentido-percibido el verde en su verdad fenomenológica así en una teología  que para su constitución según Pablo  no mostró interés alguno por informarse sobre la vida terrena de Jesús, estaba, con todo, por lo que se ve necesitada de lo más fundamental y por tanto  expensa a perderse en la búsqueda.
     
    Porque como dice Castillo lo más chocante  es que Pablo llega a confesar que el conocimiento de Cristo “según la carne” no le interesa  (2 Cor 5, 16) Entonces claro que no conocemos a Dios desde Jesús, sino  que conocemos a Jesús desde  Dios.  Este planteamiento paradójicamente nos cierra a la conversión de la que por cierto  tanto nos  habla Pablo y es  que para que  se produzca, los dos momentos que incluye   la conversión, éstos  no pueden  trastocarse. Y todo parece indicar que en lo tocante a este aspecto  es lo que ha ocurrido en la teología paulina. 
     
    ¿Cómo ha sido esto posible y cómo se puede entonces  hablar de conversión? A mi modo de entender y según lo explicado más arriba es porque  se  ha ido  directamente al conocimiento de Dios, es decir a la idea  sin habernos  parado previamente  en la  intelección de su realidad mediante  Jesús. La  Intelección que Jesús nos trae es lo que hace posible la conversión a otro modo de intelección en profundidad que es el conocimiento. El proceso es el mismo que el explicado respecto del color verde.

    En fin estoy algo cansada… otro día miraré cómo enlazo estas ideas con el problema abierto en este post. Estoy segura que guarda relación.
     

    Saludos 

  • Miguel González

    Sobre la mujer en las religiones y fuera de ellas había, en verdad, mucho que hablar y variedad de posturas y matices. Seguro que no han aflorado ni todos los matices ni todas las posturas. Lo que sí ha “circulado” son otras opiniones de mujeres que no había visto por aquí. Y, además, hay unas cuantas verdades de Perogrullo:

    – Lo que ha ocurrido durante milenios con respecto, entre otras cosas, a las relaciones hombres-mujeres no es previsible que desaparezca en dos tardes. Suponer que los últimos 50 ó 100 años pesan más que los milenios anteriores ya son ganas de hacer piruetas en la cuerda floja.
    – El reparto de papeles y la diferenciación no cabe interpretarlos sino en términos de “inteligencia de madre natura”, como bien ha argumentado Agustín, por activa y por pasiva.
    – En ese contexto están de más la culpabilización y las piedras. Culpabilizar a cualquier persona por hechos del pasado remoto aplicándole los criterios de interpretación de la realidad actuales  es un error, un disloque impropio del mayor nivel de conciencia del hombre moderno.
    – Hay que tener muy mala fe o estar cosido de feminismo extremo (la cara “B” del machismo) para interpretar la metáfora “niña llorona” (o “niño llorón” que también los hay, ¿quién no lo ha sido alguna vez?) como trivialización del maltrato femenino o “de género”. La mayoría de las personas, principalmente maestros, padres, educadores, pero también el común de los mortales, conoce bien el sentido (incluso pedagógico) que encierra esa expresión, salvo los que pretenden llevar a su molino toda agua, previamente enturbiada.
    – Es inútil pensar en una organización con voluntad de pervivencia que no esté jerarquizada. A Jesús le llamaban sus discípulos “Maestro”, no se dirigían a Él como “chús, el colega”.
    – No basta con cambiarle el nombre a cosas para que dejen de operar los arquetipos internos.
    – ¿Quiere eso decir que abogo por la supremacía del macho sádico sobre la pobre víctima mujer? Ese es el discurso del feminismo radical, no el mío.
    – Quien quiera entender, entienda.

  • oscar varela

    Hola!
     
    He aquí una “mujer en la religión”, la Hermana Martha Pelloni.
    Es de destacar la sencilla fuerza de su claridad.

    Aprovechar, además, para ponerse a considerar si la “religión” no es sino la “seriedad” de lo que hacemos y nos pasa, e.d, de la vida humana
    ¡Vamos todavía! – Oscar.
    ·················
    “Como Coordinadora de la Red de Infancia Robada, portadora de una Documentación, me encuentro en la obligación de hacer un llamado de urgencia a la Justicia de Santiago del Estero por la demora que lleva el enjuiciamiento de la jueza de Familia: Dra. Nilda Tames de la ciudad de la Banda (Santiago del Estero-Argentina).
     
    En el año 2009 tuvimos conocimiento de la entrega de “Bebés”  mediante Escritura Pública realizadas en casas de familia por parte de la Jueza Nilda Tames.
     
    Además esta jueza permitió salir de la provincia sin la debida comunicación al Ministerio Público a los bebés.
     
    En la Asamblea Permanente de Derechos Humanos  de Buenos Aires, fue presentada una copia  de los expedientes con los trámites irregulares realizados  por la jueza.
     
    Esta documentación llegó a mis manos en forma anónima .
     
    Hace años que a nivel Nación está prohibida por Ley  la Adopción realizada con Escritura Pública.
     
    El fundamento primordial es el motivo de no ser un bien material que se compra y vende mediante escritura…es una persona con nombre y apellido biológico.
     
    Esto no significa estar en contra de la Adopción , sino defender la identidad biológica de toda persona que nace.
     
    La pregunta que me hago es por qué la Jueza ocultó al Ministerio Público, los trámites que figuran en los expedientes.
     
    Esto lleva a pensar que hubo compra-venta de bebés mediante Escritura  Pública.
     
    Ante la falta de diligencia y celeridad en el Consejo de la Magistratura por la no convicción de quienes deben administrar Justicia; es  necesario socializar el tema antes que todo quede en la nada como suele acostumbrarse muchas veces cuando se trata de “Poder”
     
    La sociedad de Santiago del Estero  debe conocer la realidad de lo que está ocurriendo desde hace muchos años con los Niños de la Pobreza .Son sus Hijos
     
    Cuando se conoce la verdad, el pueblo se compromete con la defensa y se organiza con  “Poder Social “ que exige Justicia
     
    Por la Red de Infancia Robada : Hna. Martha Pelloni – DNI : 4.091.820

  • ana rodrigo

    Querido INA, tengo la percepción de que en algo he fallado en mi último comentario dirigido a ti. Ya sabes que yo suelo ser muy clara y muy explícita y a pesar de ello procuro no ser conflictiva ni hiriente. Algunas veces lo consigo y otras no.
     
    Cuando hablé de tufo, me refería a que los derechos en general. y en este caso el derecho a la igualdad, están al margen y por encima de religiones e ideologías políticas. Los derechos son o no son, no hay vericuetos ni atajos para solapar un derecho bajo ni siquiera buenas intenciones.
     
    Yo no creo que debamos aspirar a ser mejores que los hombres, yo lo que pido es que se nos den las mismas oportunidades para poder ser cada cual lo que queramos o podamos ser. “la igualdad porque sí” debería ser la igualdad en sí. Lo que a partir de ahí cada una seamos, ya entraría en la categoría de ser humano, con sus aciertos y sus defectos, no en la de ser mujer u hombre.
     
    Los primeros hombres feministas  (y muchos en la actualidad) comenzaron creyéndose que lo eran porque ya “le ayudaban” a sus mujeres en las tareas domésticas, pero esto está totalmente superado. El hombre feminista es aquel que ve en la mujer a un ser humano como él mismo, que la mujer no tiene que hacer méritos para que se le reconozca como tal, que no tiene que hacer el doble para que se le reconozca la mitad, que el reconocerla igual no es el premio a ser “buena chica”, que el ser igual está al margen y por encima de cualquier merecimiento. Yo me desgañito para poder transmitir este concepto tan elemental y se ve que no lo consigo.
     
    Otra cosa distinta es que haya hombres y mujeres inteligentes, hombres y mujeres menos inteligentes, hombres más o menos listos y mujeres más o menos listas, buenas, malas o regulares. Es que son dos dimensiones completamente distintas: la esencia de ser mujer y los accidentes de ser cada cual como sea.
     
    Si yo quiero ser inspectora de Hacienda tendré que demostrar mi cualificación profesional para tal trabajo, pero a mí no deben impedírmelo por ser mujer. Esto aplicado al sacerdocio es muy elocuente: no me dejan ser sacerdotisa por ser mujer, no por mis merecimientos. Creo que estos dos ejemplos pueden aclarar lo que quizá yo no sepa explicar.

  • MARISA-EL TALLER

    Pepe que bien por tu esperiencia familiar, paero tu y yo savemos que eso no, es por lo jeneral; seria muy largo de explicar, pero no, podemos vivir en los mundos de yupy. Queda mucho por delante y como no, vijilemos perdemos lo andado; sobee todo ahora que con la crisis, se justifica todo.

  • M. Luisa

    Se me ha olvidado decir  que mi último comentario venía al hilo de lo dicho por mí anteriormente y no en relación a los comentarios intermedios que, ya se me perdonará, aún no había leído

  • M. Luisa

    Si de lo que se trata es  de analizar  críticamente aquel espacio donde la religión pensada como legitimadora del orden establecido   ha dejado a la mujer en una situación alienante, sobre esta cuestión   lo que se habrá  de hacer en principio  es conferirle a la religión su realidad propia  y no ver en ella sino la plasmación del hecho religioso en sí como signo de liberación igualitario para todos los seres humano.

    Esto nos sitúa  frente al  reconocimiento del carácter intangible y profundo  de su realidad y al mismo tiempo  frente a la nuestra como   misterio.  

  • INA

    Saludos otra vez:
    Por mayoría aplastante… me la enmiendo.
    Lo siento.