Aunque este artículo ya está publicado en su excelente blog, que recomendamos vivamente (consultad el perfil del autor), Jairo nos ha dado su expresa autorización para publicarlo y someterlo a comentario en ATRIO. Todos tenemos que aplicarnos la lección que tan finamente nos da el autor. Pero ATRIO se atreve a interpretar que no es lo mismo el ejercicio de la libertad de opinión incluso en el interior de la Iglesia, como ya recomendaba Pío XII, y el ejercicio de la sistemática acusación de herejía o cisma a quienes ejercen esa libertad de expresión con buenos modos.
¿Existen católicos “no cristianos”?
Pues parece que sí, puesto que existen católicos de faca al cinto que arremeten contra todo lo que se mueve.
Los hay y los ha habido siempre a lo largo de nuestra historia. Pero ahora muchos de ellos pululan por Internet como “blogger” o como comentaristas y arremeten contra cualquier viento nuevo sin compasión ni modales.
Y lo hacen de forma reiterada, consciente, violenta, frecuentemente embozados en seudónimos y datos falsos. Es uno de los fenómenos actuales que más me llaman la atención.
Sin embargo los cristianos somos, ante todo, personas libres porque libres nos creó el Creador y porque a liberarnos vino el Señor. He aquí algunas pruebas:
- “El Señor es Espíritu y donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad” (2Cor 3,17).
- “Hablad y obrad como quien debe ser juzgado por una ley de libertad” (Sant 2,12).
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“Pero ahora, al morir a la ley, a la cual estábamos sujetos, hemos quedado libres para servir a Dios no conforme a la letra de la vieja ley, sino conforme a la nueva vida del Espíritu” (Rom 7, 6).
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“Cristo nos ha liberado para que seamos hombres libres… Los que queréis ser justificados por la ley quedáis desligados de Cristo y separados de la gracia. Nosotros aguardamos la justicia esperada por la fe, mediante la fe del Espíritu… Lo que importa es la fe y que esta fe se exprese en obras de amor… Pero si os mordéis y devoráis los unos a los otros, llegaréis a destruiros mutuamente… Pues si os dejáis conducir por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son bien claras: lujuria, impureza, desenfreno, idolatría, supersticiones, enemistades, disputas, celos, iras, litigios, divisiones, partidismos, envidias…” (Gal 5,1 y ss).
Los supuestos católicos de armadura y pica demuestran muy poco respeto a la libertad. Por ahí ya empiezan a descalificarse como cristianos.
Si no te gusta un articulista, no lo leas. Si una opinión te parece contraria a la verdad, aporta la tuya con respeto.
¿Por qué ese afán de dar espadazos a diestro y siniestro?
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“No apaguéis el Espíritu, no despreciéis el don de Profecía. Revisadlo todo y quedaos sólo con lo bueno” (1Tes 5,19).
Y toma sólo lo que hoy puedas digerir:
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“Os di a beber leche, no alimento sólido, porque no lo podíais soportar; ni podéis todavía, pues aún sois carnales. Desde el momento que hay envidias y discordias entre vosotros, ¿no es porque aún sois carnales y vivís a lo humano? Porque cuando uno dice: «Yo soy de Pablo», y otro: «Yo de Apolo», ¿no procedéis de una manera puramente humana?” (1Cor 3,2).
Pero hay más. Para los cristianos es básica la omisión de juicio:
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“No juzguéis y no seréis juzgados” (Mt 7,11). “Así pues, nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones del corazón, y entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca” (1Cor 4,5).
No todos vemos lo mismo, ni hemos adquirido los mismos conocimientos, ni tenemos el mismo desarrollo personal. ¿Quién te dice a ti que ése que escribe o habla no lo hace desde lo mejor y gratuitamente? Sólo eso merecería un delicado respeto:
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“Nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (He 4,20).
Sin embargo, estos “católicos de papel” prefieren cualquier papel doctrinal, por apolillado que esté, a la Escritura y descargan sus arcabuces verbales contra sus hermanos por saltarse no sé qué canon, número del catecismo o superada interpretación.
Olvidan que todo compendio doctrinal requiere permanente actualización, que los papeles y cuadrículas son tantos que es imposible mantenerlos al día. Así nos encontramos con que parte del Catecismo oficial se ha quedado obsoleto (hay puntos y temas de urgente reforma), que la Liturgia tiene gazapos escondidos en la rutina (en contra de los que todavía afirman que “lex orandi, lex credendi”: todo lo que se ora hay que creerlo; al parecer, aunque sea erróneo), que la selección del Leccionario es inapropiada para nuestros días (no lo digo yo, lo dijo el Sínodo de Obispos en octubre 2008), etc.
Estos católicos en celo -o lo que sean- se comportan como los apóstoles antes de su conversión:
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“Pero los samaritanos no lo recibieron porque iba camino de Jerusalén. Al ver esto, los discípulos Santiago y Juan dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió: No sabéis de qué espíritu sois, porque este Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos” (Lc 9,53).
O, lo que es peor, se muestran como los nuevos fariseos:
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“Los guardias respondieron: «Nadie habló jamás como habla este hombre». Los fariseos les dijeron: «¿También vosotros os habéis dejado engañar? ¿Ha creído acaso en él algún jefe o algún fariseo? Esa gente que no conoce la ley son unos malditos»” (Jn 7, 45). “A algunos que, pensando estar a bien con Dios, se sentían seguros de sí y despreciaban a los demás, les dirigió esta parábola: Dos hombres fueron al templo a orar; uno era fariseo y el otro publicano” (Lc 18,9).
¿Qué más dijo el Señor de los fariseos?
Los que escriben o comentan en los “blogs” o en cualquier foro -virtual o real- con los bolsillos cargados de pólvora y los ojos cegados de ira olvidan una verdad evidente: la vida del hombre sobre la tierra es progresiva -individual y colectivamente- como lo es la revelación del Espíritu. Al menos lo es nuestra capacidad de descubrirla:
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“Muchas cosas tengo que deciros todavía, pero ahora no estáis capacitados para entenderlas. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará a la verdad completa. Pues no os hablará por su cuenta, sino que os dirá lo que ha oído y os anunciará las cosas venideras” (Jn 16,12).
Olvidan igualmente que la “doctrina oficial”, ciertamente muy valiosa, constituye la señalización conocida y recomendada para un momento dado. Pero nada impide que se puedan descubrir nuevos caminos y luces, accesos anteriormente ocultos.
Apedrear a los buscadores sinceros porque hablan lenguas nuevas es tan necio como negarse a usar los inventos recientes o desechar los descubrimientos científicos. Me gusta preguntar: ¿Qué hubiera sido de los israelitas sin los exploradores o los profetas?
Y por último, olvidan un valor básico para cualquier cristiano: la prioridad de la Paz. Somos discípulos de un pacifista. Lo que no quiere decir que seamos flojos, débiles, vencidos, ni cobardes.
Todo lo contrario. Para ser pacifista, para salir a la palestra armado solamente con el deseo de hacer el bien, hay que ser muy fuerte, muy profundo y muy cristiano.
Después de tantas “guerras de religión” y “abusos contra las personas” con los que hemos deshonrado a la Iglesia, por fin Juan Pablo II nos lo dijo muy claro: “La fe se propone no se impone”, por muy reluciente, excelsa e irrevocable que nos parezca nuestra fe particular. Ni tú, ni yo, ni nadie, tenemos derecho alguno a “excomulgar” a quien no se expresa como yo pienso, digo o practico. Proponer es lo nuestro, nunca imponer. Y menos con las envenenadas armas de la injuria, la maledicencia, la difamación o la calumnia.
Si lo que éste o aquél afirman haber descubierto no te hace bien, pues sigue tu camino y tu conciencia.
Desde luego yo nunca pretenderé imponerte lo que escribo. Si escribo es porque deseo hacer el bien. Es más, porque muchas personas me confirman reiteradamente que les hace bien lo que escribo. ¿Negaré a otros escritores católicos, estudiosos, teólogos, escriturarios, etc. esa misma recta intención?
No creo que se pueda ser católico sin ser cristiano, a pesar de los violentos de todas las épocas. Aunque nuestra intención sea erradicar el error y el supuesto mal que vemos en ojo ajeno, nunca podemos pretender arrancarlo violentamente.
Lo dice el Evangelio y lo olvidan, incluso, muchos guías espirituales:
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“¿Quieres que vayamos a arrancarla? Les contestó: ¡No! No sea que, al recoger la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Dejad crecer juntas las dos cosas hasta la siega” (Mt 13,28).
¿Qué doctrina oficial avala entonces a ésos que no se separan de la guadaña?
Muchos, demasiados católicos, olvidamos nuestras señas de identidad y hacemos el ridículo más sonoro.
El signo por el que empezó a reconocerse a los cristianos fue aquella rotunda admiración: “¡Mirad cómo se aman!” [1].
Hoy día, cualquiera que surfee un poquito por páginas religiosas podría decirnos: ¡Mirad cómo se insultan, juzgan y apedrean! ¿Por qué? Porque olvidamos el Evangelio y negamos el Espíritu.
Repetimos lo mismo que nuestro Señor censuró: el fanatismo, el rigorismo humano y la rigidez de una religión miope que se apega a lo secundario (letra, rito, doctrina y tradición) y olvida lo principal (el amor, el Espíritu y el camino a la plenitud). Nos lo dejó clarísimo en su testamento:
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“Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros; igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros” (Jn 13,34).
Cuando oigas o leas palabras nuevas, interpretaciones distintas, voces inéditas, tómalas o déjalas, cuestiónate o sigue por la senda de lo trillado. ¡La elección es tu derecho!
Pero no acuses a nadie de hereje o de enemigo. Antes de descalificar, agredir o matar relee el martirio de san Esteban:
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“Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios». Ellos, lanzando grandes gritos, se taparon los oídos y se lanzaron todos a una sobre él; lo llevaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo” (He 7,56).
¿No hacemos hoy lo mismo?
A esos católicos inmovilistas de agresión rápida y verbo ofensivo les recordaré:
“El cristianismo es Camino que hay que caminar, Verdad que hay que descubrir y Vida que hay que desarrollar”.
El inmovilismo es contrario al cristianismo: “Jesús le dijo: «Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos»” (Mt 8,22).
La prueba final es breve y rotunda:
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“Por sus frutos les conoceréis” (Mt 7,20).
Si se apedrean entre sí o apedrean a otros, ni católicos ni cristianos; sólo violentos y agresivos homínidos. Confundir religión con violencia -sea en el grado que sea- es una de las mayores degradaciones de nuestra historia y la negación de nuestra identidad.
[1] Tertulliano, Apologeticum, 39
En realidad lo que ha sucedido esta compulsión de poder y de dinero, que necesariamente hace a muchos conservadores de lo peor…es decir de la injusticia y de la explotaciòn y por supuesto de aquellas formulas que tienen al pueblo no libre, sino quieto…han por siglos intentado aquietar el cristianismo y domesticar al Espíritu, pero creanme, no podrán…el sopla donquiere y nadie sabe adonde va…Gabriel
“Muchos, demasiados católicos, olvidamos nuestras señas de identidad y hacemos el ridículo más sonoro.
El signo por el que empezó a reconocerse a los cristianos fue aquella rotunda admiración: “¡Mirad cómo se aman!” .
Hoy día, cualquiera que surfee un poquito por páginas religiosas podría decirnos: ¡Mirad cómo se insultan, juzgan y apedrean! ¿Por qué? Porque olvidamos el Evangelio y negamos el Espíritu.”
Teniendo en cuenta esos “plurales” el texto queda en su justo lugar. Cosa que las reflexiones finales parecen contradecir inexplicablemente.
El Reinado del que hablaba Jesús era de un mundo de vivos no de muertos. Los que insultan y apedrean se instalan del lado de la muerte, de la separación, la no-vida, donde la sal ya no sala, la levadura se esparce fuera y no queda resquicio de luz. Oscuridad, monotonía e insulsez de “cadáveres delirantes” en sus “sepulcros blanqueados”. Con lo des-cansado que es des-cargarse de yugos y pesados fardos, respirar hondo y amar la vida que es y somos.
Con mis mejores deseos…
Pues sí, INA, con otros muchos, vamos con que el DIOS cuya realidad adoptamos libremente por Fe, lo consideramos inabarcable desde nuestra condición relativa desde la que nos movemos conforme a nuestras capacidades y posibilidades por el horizonte de todo lo que es y puede ser abarcable.
No nos impide esta actitud de fe en Dios enrolarnos con todos aquellos que ,con capacidad y posibilidad, se preocupan de ellos mismos y de todo lo que, no siendo ellos mismos, es o puede ser fuera de ellos.
Sólo el absurdo puede ser barrera infranqueable para la libertad racionable.
Lo que sí sucede, y a ello hay que atenerse por exigencias de coherencia, es que a la actitud de fe hay que acompañarla, para que no sea una pura entelequia, con una actitud práctica que se avenga a l ajuste de las relaciones adecuadas entre lo abarcable y EL INABARCABLE.
Y aquí entran las motivaciones en las que nuestra libertad razonable, acepta la realidad del INABARCABLE que, para los seguidores de Jesús, no son otras que las que Él asumió en su humanidad, proclamó en su mensaje, y nos ofrecieron los testigos que con Él convivieron. Motivaciones, por lo demás, que se concretan en que nos realicemos como personas, seres conscientes, libres y responsables en la relatividad y, como tales, consideremos a los restantes seres humanos en nuestras interrelaciones, próximas y universales.
Nos lo concretó El en el encargo de AMOR MUTUO del que nos dio pleno testimonio.
Mucho avanzaríamos en humanismo relacional, si nos respetáramos como necesariamente capacitados y sujetos activos para optar con libertad plena en nuestra actitud de fe positiva o negativa sobre la realidad de LO INABARCABLE, y nos ofreciéramos el testimonio práctico de nuestra coherencia con aquella opción, sin prescindir del ajuste requerido por lar relaciones con las realidades abordables humanas, o no.
Mi querido (¿es masculino?) INA, si pudiésemos tocar y ver a Dios, ya no seríamos humanos, lo específico de Dios es que es el trascendente, y por tanto no puede entrar en nuestras coordenadas. ¡Si Dios hubiese entrado en nuestra dimensión, ya no sería Dios!
Los y las seguidoras de Jesús creemos que él fue el que más nos humanizó a Dios (según el título del libro de Castillo Humanización de Dios) y yo, por lo menos, creo válido un Dios que nos humanice pues este mensaje ya es válido en sí mismo. Y quien se atreva a decir otros atributos o cualidades de Dios, creo que será fruto de su imaginación. Yo poco más me atrevo a decir de Dios y cada vez menos.
Leí el otro día un artículo de Pepe Castillo escrito para la revista Iglesia Viva sobre la teología de S. Pablo que me dejó impactada y que os recomiendo no os lo perdáis. Según lo que yo deduje parece ser que fue S. Pablo el que retomó a su Dios del judaísmo, el Dios todopoderoso, y se puso a decir cosas de Dios que Jesús nunca dijo. Jesús vivió para los y las demás y dijo que quien le ve a él ve al Padre. Jesús salvó a quienes le rodeaban del hambre, de las enfermedades y de sus miserias, la teología posterior “se cebó” en la salvación eterna. Jesús murió en coherencia con su su vida, pero la teología posterior centró su atención en su sacrifico expiatorio para satisfacer a un Dios que exigía el sacrificio de su Hijo.
Conclusión, se ha ido haciendo una teología intocable que no sólo nos ha ocultado al Dios de Jesús, sino que nos ha ocultado al mismo Jesús, como afirmó el Vaticano II. Así que “sólo sé que no sé nada” como diría aquel sabio al que se le atribuye la frase.
Pues a mi no me gusta entrar en calificativos y calificaciones, mucho menos en descalificaciones personales, en temas sobre quién posee la verdad y quién anda más errado, y así y todo, en alguna ocasión alguien se ha dado por atacado y por ofendido por mí. Así que no seré yo la que tire la primera piedra.
Yo sí suelo ser contundente con líneas de pensamiento, creencias y aseveraciones, y cuando no me gustan las critico y las argumento. Lo que suele ocurrir es que el autor de esa línea se lo toma a título personal como si fuese a él o a ella a quien ataco. Es difícil el uso adecuado del lenguaje y somos difíciles los seres humanos con nuestras susceptibilidades y prejuicios.
Es cierto que el anonimato y los niks en internet dan para mucho, y lo que yo he leído en el blog de Masiá (no suelo frecuentar muchos más blogs), creo que jamás nadie se hubiera atrevido a decirlo a rostro descubierto. Hasta que consiguieron su objetivo que todo el mundo sabe cuál ha sido, silenciarlo en España. Lo cual quiere decir que lo que escribimos tiene su efecto, unas veces para bien y otras se puede hacer mucho daño.
Pero dado que esto es lo que hay, y que hay quien se cree con autoridad suficiente para señalar y condenar herejes, no nos queda otro remedio que no caer en la trampa y seguir adelante, en búsqueda, si vernos atados a nada ni nadie que no sea aquello que creemos es válido desde nuestro criterio.
La historia de la Iglesia está llena de capítulos condenatorios y de inquisidores incendiarios, en este tiempo los medios tecnológicos nos dan unas herramientas muy poderosas por lo que de globalización proponen, pero también dan cobijo a muchos cobardes y agresores. Real como la vida misma. Las piedras existen, están en nuestro camino, allá cada cual con lo que hace con ellas.
emilio galindo agilar ya dijo eso ultimo que dices de las claves de dios en las religiones,en todo lo demas solo te digo que tienes razon. lo digo desde mi lugar como joven méxicanoque mira y escucha a tantos paisanos mios pro cristeros que confunden mis intentos de dialogo con ataques y otras cosas….
Mi respetada Mª Luisa:
Dices: ( y , al menos yo no pretendo dicutir con nadie, pero me encantan las cosas claritas y el chocolate espeso:
“”En cuanto a esas nuevas herramientas que reclama INA naturalmente que las hay.””
¿ Serías tan amable de mostrame algunas que provengan de las enseñanzas católicas, apostólicas, romanas?
Agradecido de antemano, un saludo cordial.
No me gustan las discusiones y siempre las evito, pero he de decir en honor a la justeza de las cosas que en efecto la agresión y también la indeferencia me ha dolido ver que muchas veces irrumpe de entre aquellos/as que se afirman abiertos y progresistas. En cuanto a esas nuevas herramientas que reclama INA naturalmente que las hay.
Vaya preocupación que tengo… estoy ” casi de acuerdo” con Miguel González… Sobre todo despues de conocer ciertas paginas webs, ciertos programas y programadores y ciertos blogs CATOLICOS ,coño !!!:
http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/menudo-enemigo-se-han-buscado
No lo había leído: interesante lo que dices INA. Experiencias sobre lo que sugieres (o al menos lo que a mi me sugiere) parece que las hay. No muchas, pero alguna hay. Interesante lo de la vuelca de tuerca después de que algunos pretendan tener la solución sobre la evolución de este proyecto que se llama mundo o vida o universo, repartiendo culpas a diestro y siniestro y estigmas de principio a fin.
El artículo va bien hasta que trastabilla al identificar a católicos inmovilistas con agresión rápida. O sea, correcto con el aviso pero incorrecto echar el puro sólo a un sector. Precisamente es lo contrario, los de la agresión rápida no han sido los católicos inmovilistas sino los demasiado “movidos”. Otra cosa es el mundo del ciberespacio donde si un blog es de un signo recibirá pedradas de los lectores del otro signo y viceversa. Nada nuevo bajo el sol.
El pacifismo es otra de esas cosas que no basta con decir: muchos llamados pacifistas no eran en la práctica sino unos espantapájaros en manos de la extinta Unión Soviética en su lucha contra occidente. Esto no es teoría: es sabido que la URSS utilizó el movimiento pacifista como caballo de Troya para debilitar al otro bloque. Así, muchos que se apellidaban pacifistas eran cómplices de la carrera armamentística de los hermanos socialistas, sí, esos que terminaron pidiendo con entusiasmo la entrada en el club capitalista. Hablar de otra cosa es seguir bajo el síndrome de Estocolmo, después de lo que ha llovido.
Y luego está el baile de San Vito: que si inmovilistas que si progres, que si conservadores o avanzados, etc. Etiquetas para jugar a buenos y malos. Todo debe evolucionar pero el problema es hacia donde. No toda evolución es igual de válida ni todo cambio es a mejor. Con dos dedos de frente, basta.
Buenos días!
Al respecto de la Iglesia Católica Romana… ¿nos hemos parado a pensar lo poco que ha avanzado en el conocimiento de Dios desde los tiempos de Jesús?
Jesús quiso poner a Dios a la altura de todos, hacerlo Universal, pero poco a poco se ha ido reduciendo la accesibilidad a Dios a unos cuantos privilegiados.
Y me pregunto ¿qué es lo que se defiende tan a capa y espada?. ¡Si la teología es con mucho la ciencia o conocimiento que menos ha avanzado en 2000 años!.
¿Qué sabemos de Dios? Practicamente nada. Hacemos juicios de valor diciendo que es Misericordioso, que es bondadoso, que es amor… Pero NADIE sabe realmente, físicamente (y no me refiero a qué cara tiene) cómo es Dios.
A nivel de comunicación con Dios estamos en mantillas (literalmente a dos velas). Hablamos con Dios, mucho, como si fuera la ventanilla donde solicitar todo lo que queremos, pero ¿eso eso Dios? ¿es un “genio de la lámpara?
Otros utilizan la contemplación, para abrirse a Dios, pero nadie puede decir si Dios se comunica y cómo. Todo es pura intuición.
Hace falta dar una vuelta de tuerca. Buscar a Dios. Si Dios está, ¡se le tiene que poder tocar!
Reclamaría que hubiera, por ejemplo, un CRISTIANISMO CUANTICO, que avance en la busqueda de Dios, que colabore con las otras ciencias para dar con nuevas herramientas que nos permitan interaccionar con Dios.
Y no me vengan con que Dios es inabarcable, que sólo se puede entender desde la fe,…
¿Y si la clave estuviera más cerca de las personas que son capaces de crear la vida?… ¿Y si hubiera claves de Dios en todas y cada una de las religiones?…