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Sobre el Curso de Introducción a Marcel Légaut

Tras una pausa por Semana Santa y Pacua, ya está la 11ª ENTREGA, sobre la FE EN DIOS
Índice de todo el contenido relacionado con el Curso ya publicado.

  • Esta es la página metodológica del Curso-Taller que se actualiza de vez en cuando para comunicar novedades y recibir comentarios generales sobre el Curso.

  • OBSERVACIONES:

    1. El curso-taller sigue teniendo una buena acogida. Muchos lo están siguiendo, aunque tal vez no al ritmo semanal. Exige lectura lenta y reflexión. Y para ello tiempo
    2. Este curso seguirá en ATRIO, a disposición de todos, por tiempo indefinido.
    3. Queremos un taller activo. Son importante las intervenciones de los participantes que sigen a las entregas de materiales.
    4. Pero otras personas leen y se aprovechan del surso sin participar en el dinamismo del taller. Algunas han hecho consultas sobre el cuerso por correo directo a atrio@atrio.org
    5. Adverdtimos que esta vez no hace falta una inscripción formal para intervenir.
    6. No se envían materiales por correo individual para poderlo seguir a distancia.
    7. Simplemente se recoge lo que sobre el tema se irá publicando aquí abajo todos los martes.

     

    COMENTARIOS:

    1. Aquí, en esta entrada metodológica que se actualiza de vez en cuando, se pueden dejar comentarios a todo el curso-taller, no a una entrega concreta: impresión general, desarrollo de la materia, paracer sobre los comentarios…
    2. Si alguien, respecto a otros cursos, se siente retraido al ser un aula abierta y no tener un espacio más restringido para los inscritos y plenamente identificados, puede decirlo…

    48 comentarios

    • oscar varela

      Hola!
      Cuelgo lo prometido en Comentario a la Entrega 8 del Curso – Oscar.
      ·········
      “Introducción a un ‘Don Juan’ – parágrafo –DON JUAN, UN HÉROE– Ortega y Gasset (OCT6,136-7)
      (Artículos publicados en El Sol, en junio de 1921)
       
      “Ante todo, Don Juan no es un sensual egoísta. Síntoma inequívoco de ello es que Don Juan lleva siempre su vida en la palma de la mano, pronto a darla. Declaro que no conozco otro rasgo más certero para distinguir un hombre moral de un hombre frívolo que el ser capaz o no de dar su vida por algo. Ese esfuerzo, en que el hombre se toma a sí mismo en peso todo entero y se apresta a lanzar su existencia allende la muerte es lo que de un hombre hace un héroe. Esta vida que hace entrega de sí misma, que se supera y vence a sí misma, es el sacrificio —incompatible con el egoísmo.
       
      No ha visto el verdadero Don Juan quien no ve junto a su bello perfil de galán andaluz la trágica silueta de la muerte, que le acompaña por dondequiera, que es su dramática sombra. Se desliza junto a él en el sarao; con él escala la celosías del amor; entra a su costado en la taberna, y en el borde del vaso que bebe Don Juan castañetea la boca esquelética del mudo personaje. Es la muerte el fondo esencial de la vida de Don Juan, contrapunto y resonancia de su aparente jovialidad, miel que sazona su alegría. Yo diría que es su suprema conquista, la amiga más fiel que pisa siempre en su huella. De modo parejo, cuando hacemos camino nocturno la luna, mundo muerto, esqueleto de estrella, paso a paso nos acompaña y apoya en nuestro hombro su pálida amistad.
       
      La leyenda de Don Juan, más bien que una broma, es un terrible drama. La inminencia constante de la muerte consagra sus aventuras, dándoles una fibra de moralidad, y presta a sus horas como una vibración peligrosa de espadas.
       
      Así empieza a dibujarse claramente la trascendencia simbólica de este ilustre calavera.
       
      El hombre animoso está dispuesto a dar su vida por algo. Mas ¿por qué algo? ¡Paradójica naturaleza la nuestral El hombre está dispuesto a derramar su vida precisamente por algo que sea capaz de llenarla. Esto es lo que llamamos el ideal. Más o menos, somos todos sobre el área de la vida cazadores de ideal. Para vivir con plenitud necesitamos un algo encantador y perfecto que llene exactamente el hueco de nuestro corazón. Cuando nos parece haberlo hallado, nuestro ser se siente tan irremediablemente atraído por él, como la piedra por el centro de la tierra y la flecha por el blanco a que aspira. Este símil del ideal como un blanco y nuestra existencia como una flecha no es mío: tiene clásico prócer abolengo. En el comienzo de su Ética, dice Aristóteles: «Busca el arquero con la mirada un blanco para sus flechas, ¿y no lo buscaremos para nuestras vidas?» Bajo tal metáfora pierde la Ética el cariz pedantesco que en nuestro tiempo ha tomado, y parece convertirse en una noble disciplina deportiva, que puede resumir sus imperativos así: ¡Hombres, sed buenos arqueros!
       
      Siglo tras siglo ha ido la humanidad ensayando un ideal tras otro; siglo tras siglo, con la aljaba al flanco, ha ido disparándose a sí misma hacia ilusorios horizontes. Un momento le parecía hallar en tal cosa, luego en tal otra, la fisonomía del ideal, de lo perfecto y suficiente, y apasionada se ponía a su servicio, pugnaba por realizarlo y, cuando era menester, sabía morir en el afán. La religión y el poder político, la ciencia y la justicia social… ¡cuántas cosas no han sido un momento para los hombres blanco de su entusiasmo, meta de su frenesí!… Mas pasada la hora primera, la humanidad comprendía su error, notaba la insuficiencia del ideal propuesto y variando la ruta, incansable, ponía la proa hacia nueva costa imaginaria.
       
      La historia nos presenta en su amplísimo panorama la peregrinación de nuestra especie por el vasto repertorio de los ideales y certifica que fueron, a la vez, encantadores e insuficientes. ¿No es cierto que la historia toda, mirada bajo cierto sesgo, adopta una actitud donjuanesca?”
      ··········

    • oscar varela

      Hola!
      AMOR EN STENDHAL – Ortega y Gasset (OCT5, parágrafo V, págs.577-5881)
       
      El «enamoramiento» es, por lo pronto, un fenómeno de la atención.
       
      En cualquier momento que sorprendamos la vida de nuestra conciencia hallaremos que el campo de ella se encuentra ocupado por una pluralidad de objetos exteriores e interiores. Esos objetos, que en cada caso llenan el volumen de nuestra mente, no están en confuso montón. Hay en ellos siempre un orden mínimo, una jerarquía. En efecto, siempre hallaremos alguno de ellos destacado sobre los demás, preferido, especialmente iluminado, como si nuestro foco mental, nuestra preocupación, lo esfumase en su fulgor, aislándolo del resto. Es constitutivo de nuestra conciencia atender algo. Pero no le es posible atender algo sin desatender otras cosas que, por ello, quedan en una forma de presencia secundaria, a manera de coro y de fondo.
       
      Como el número de objetos que componen el mundo de cada cual es muy grande y el campo de nuestra conciencia muy limitado, existe entre ellos una especie de lucha para conquistar nuestra atención. Propiamente, nuestra vida de alma y de espíritu es sólo la que se verifica en esa zona de máxima iluminación. El resto —la zona de desatención consciente, y más allá, lo subconsciente, etc.— es sólo vida en potencia, preparación, arsenal o reserva. Se puede imaginar la conciencia atenta como el espacio propio de nuestra personalidad. Tanto vale, pues, decir que atendamos a una
      cosa, como decir que esa cosa desaloja un cierto espacio en nuestra personalidad.
       
      En el régimen normal, la cosa atendida ocupa unos momentos ese centro privilegiado, del cual es expulsada pronto para dejar a otra su puesto. En suma, la atención se desplaza de un objeto a otro, deteniéndose más o menos en ellos, según su importancia vital.
       
      Imagínese que un buen día nuestra atención quedase paralizada, fija en un objeto. El resto del mundo quedaría relegado, distante, como inexistente, y, faltando toda posible comparación, el objeto anómalamente atendido adquiriría para nosotros proporciones enormes. Tales, que, en rigor, ocuparía todo el ámbito de nuestra mente y sería para nosotros, él solo, equivalente a todo ese mundo que hemos dejado fuera merced a nuestra radical desatención.
       
      Acaece, pues, lo mismo que si aproximamos a los ojos nuestra mano: siendo tan pequeño cuerpo, basta para tapar el resto del paisaje y llenar por entero nuestro campo visual. Lo atendido tiene para nosotros ipso facto más realidad, más vigorosa existencia, que lo desatendido, fondo exangüe y casi fantasma que aguarda en la periferia de nuestra mente. Al tener más realidad, claro es que se carga de mayor estima, se hace más valioso, más importante y compensa el resto oscurecido del universo.
       
      Cuando la atención se fija más tiempo o con más frecuencia de lo normal en un objeto, hablamos de «manía». El maniático es un hombre con un régimen atencional anómalo. Casi todos los grandes hombres han sido maniáticos, sólo que las consecuencias de su manía, de su «idea fija», nos parecen útiles o estimables. Cuando preguntaban a Newton cómo había podido descubrir su sistema mecánico del universo, respondió: Nocte dieque incubandopensando en ello día y noche»). Es una declaración de obseso.
       
      En verdad, nada nos define tanto como cuál sea nuestro régimen atencional. En cada hombre se modula de manera diversa. Así, para un hombre habituado a meditar, insistiendo sobre cada tema a fin de hacerle rendir su secreto jugo, la ligereza con que la atención del hombre de mundo resbala de objeto en objeto es motivo de mareo. Viceversa, al hombre de mundo le fatiga y angustia la lentitud con que avanza la atención del pensador, que va como una red de
      fondo rascando la áspera entraña del abismo. Luego hay las diferentes preferencias de la atención que constituyen la base misma del carácter. Hay quien, si en la conversación surge un dato económico, queda absorto, como si hubiese caído por un escotillón. En otro irá la atención espontáneamente, por propio declive, hacia el arte o hacia asuntos sexuales. Cabría aceptar esta fórmula: dime lo que atiendes y te diré quién eres.
       
      Pues bien: yo creo que el «enamoramiento» es un fenómeno de la atención, un estado anómalo de ella que en el hombre normal se produce.
       
      Ya el hecho inicial del «enamoramiento» lo muestra. En la sociedad se hallan frente a frente muchas mujeres y muchos hombres. En estado de indiferencia, la atención de cada hombre —como de cada mujer— se desplaza de uno en otro sobre los representantes del sexo contrario. Razones de simpatía antigua, de mayor proximidad, etc., harán que esa atención de la mujer se detenga un poco más sobre este varón que sobre el otro; pero la desproporción entre el atender a uno y desatender a los demás no es grande. Por decirlo así —y salvas esas pequeñas diferencias—, todos los hombres que la mujer conoce están a igual distancia atencional de ella, en fila recta.
       
      Pero un día este reparto igualitario de la atención cesa. La atención de la mujer propende, a detenerse por sí misma en uno de esos hombres y pronto le supone un esfuerzo desprender de él su pensamiento, movilizar hada otros u otras cosas la preocupación. La fila rectilínea se ha roto: uno de los varones queda destacado, a menor distancia atencional de aquella mujer.
       
      El «enamoramiento», en su iniciación, no es más que eso: atención anómalamente detenida en otra persona. Si ésta sabe
      aprovechar su situación privilegiada y nutre ingeniosamente aquella atención, lo demás se producirá con irremisible mecanismo. Cada día se hallará más adelantado sobre la fila de los otros, de los indiferentes; cada día desalojará mayor espacio en el alma atenta. Ésta se irá sintiendo incapaz de desatender a aquel privilegiado. Los demás seres y cosas serán poco a poco desalojados de la conciencia. Dondequiera que la «enamorada» esté, cualquiera que sea su aparente ocupación, su atención gravitará por el propio peso hacia aquel hombre. Y, viceversa, le costará una gran violencia arrancarla un momento de esa dirección y orientarla hacia las urgencias de la vida. San Agustín vio sagazmente este ponderar espontáneo hacia un objeto que es característico del amor. Amor meus, pondus meum: illo feror, quocumque feror. («Mi amor es mi peso: por él voy dondequiera que voy».)
       
      No se trata, pues, de un enriquecimiento de nuestra vida mental. Todo lo contrario. Hay una progresiva eliminación de las cosas que antes nos ocupaban. La conciencia se angosta y contiene sólo un objeto. La atención queda paralítica: no avanza de una cosa a otra. Está fija, rígida, presa de un solo ser. Theia manía («manía divina»), decía Platón.
       
      Sin embargo, el enamorado tiene la impresión de que su vida de conciencia es más rica. Al reducirse su mundo se concentra más. Todas sus fuerzas psíquicas convergen para actuar en un solo punto, y esto da a su existencia un falso aspecto de superlativa intensidad.
       
      Al propio tiempo, ese exclusivismo de la atención dota al objeto favorecido de cualidades portentosas. No es que se finjan en él perfecciones inexistentes. (esto puede ocurrir; pero no es esencial ni forzoso). A fuerza de sobar con la atención un objeto, de fijarse en él, adquiere éste para la conciencia una fuerza de realidad incomparable. Existe a toda hora para nosotros; está siempre ahí, a nuestra vera, más real que ninguna otra cosa. Las demás tenemos que buscarlas
      dirigiendo a ellas penosamente nuestra atención, que por sí está prendida a lo amado.
       
      Ya aquí topamos con una gran semejanza entre el enamoramiento y el entusiasmo místico. Suele éste hablar de la «presencia de Dios». No es una frase. Tras ella hay un fenómeno auténtico. A fuerza de orar, meditar, dirigirse a Dios, llega éste a cobrar ante el místico tal solidez objetiva que le permite no desaparecer nunca de su campo mental. Se halla allí siempre, por lo mismo que la atención no lo suelta. Todo conato de movimiento le hace tropezar con Dios, es decir, recaer en la idea de él. No es, pues, nada peculiar al orden religioso. No hay cosa que no pueda conseguir esa presencia
      permanente que para el místico goza Dios. El sabio que vive años enteros pensando en un problema, o el novelista que arrastra constantemente la preocupación por su personaje imaginario, conocen el mismo fenómeno. Así Balzac, cuando corta una conversación de negocios diciendo: «¡Bueno, volvamos a la realidad! Hablemos de César Birotteau».  
       
      También para el enamorado la amada posee una presencia ubicua y constante. El mundo entero está como embebido
      en ella. En rigor, lo que pasa es que el mundo no existe para el amante. La amada lo ha desalojado y sustituido. Por eso dice el enamorado en una canción irlandesa: «¡Amada, tú eres mi parte de mundo!»
       

    • Equipo Atrio

      Vamos a publicar en una entrada aparte el texto que ha publicado Oscar aquí y que, por dificultades con el sistema ocupado en ese momento (a veces hacen trabajos en la máquina que lo aloja en nuestra mafrugada, que es hora válida aún para Oscar) quedó incompleto. Pero es muy interesante y vale la pena comentarlo.

    • mªpilar garcía

      ¡¡Gracias Oscar!!
       
      hay que perderse un “ratico” en el…  descubrir con atención su profundo contenido,  comprender así,  lo que de verdad llamamos ¡amor!
       
      ¡Gracias! mª pilar
       
       

    • ana rodrigo

      ¿Vaya comentario! Bien merecería haberse convertido en post.
      Hará falta tiempo para digerir, tras su reflexión pertinente, este tema tan bien logrado por Oscar.

      Oye, Oscar,  (ya te lo he dicho en otra ocasión) ¿por qué no escribes siempre así de clarito? Cuando utilizas tu escritura encriptada me cuesta trabajo seguirte. Sospecho que tienes tanto para decir que por eso recurres a tu sistema habitual de dar algo así como  titulares.

      Cuando encuentre tiempo, entraré a leerte con detenimiento. Gracias. Un abrazo

    • ELOY

      Concuerdo con Antonio Duato: el último comentario de Oscar Varela bien merece un “post” propio para poder ser objeto de debate.
      Si lo merece, ¿Porque no se hace?.

    • oscar varela

      Hola!
       
      EL AMOR HUMANOMarcel Légaut.
       
      Es mejor que alerte a los compañeros del Taller y a los Maestros de este Curso,
      que los textos no  me dejan tranquilo. Más bien disconforme.
       
      Leo en la “super-síntesis”:
       
      – “el amor del que parte Légaut para empezar el trabajo espiritual es el “primer analogado” del amor: el amor del enamoramiento, el que busca y exige el contacto corporal, el que llega al éxtasis de la unión física de la carne, el amor conyugal”-
      ·········
      Tratemos de ver qué es eso del “amor de enamoramiento
      El  texto de la “super-síntesis” nos aclara, además, que hay “otros” al decirnos que éste es el principal entre otros que se emparejan o analogan. OK.
      ·········
      Lo que yo aprendí es un poco más complejo; y es esto de Ortega y Gasset en OCT4,471-476).
      Por su extensión lo cuelgo en Curso de Introducción a Marcel Légaut – general (el de los Pasillos)
       
      (ayer no pude ingresarlo – no entraba en la Página, sin embargo, sí entró el Texto en el otro Post.

      ahora tampoco entró. ¿Será que es automático rechazar más de 2 o 3 comentarios? Yo no llevo la cuenta)
       
      ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • oscar varela

      AMOR DE ENAMORAMIENTO
       
      El amor de enamoramiento —que es, a mi juicio, el prototipo y cima de todos los erotismos— se caracteriza por contener a la vez estos dos ingredientes: el sentirse “encantado” por otro ser que nos produce “ilusión” íntegra y el sentirse absorbido por él hasta la raíz de nuestra persona, como si nos hubiera arrancado de nuestro propio
      fondo vital y viviésemos trasplantados a él, con nuestras raíces vitales en él. No es sino decir de otra manera esto último agregar que el enamorado se siente entregado totalmente al que ama; donde no importa que la entrega corporal o espiritual se haya cumplido o no. Es más: cabe que la voluntad del enamorado logre impedir su propia entrega a quien ama en virtud de consideraciones reflexivas —decoro social, moral, dificultades de cualquier orden. Lo esencial es que se sienta entregado al otro,  cualquiera que sea la decisión de su voluntad.
       
      Y no hay en esto contradicción: porque la entrega radical no la hace él, sino que se efectúa en profundidades de la persona mucho más radicales que el plano de su voluntad. No es un querer entregarse: es un entregarse sin querer. Y dondequiera que la voluntad nos lleva, vamos irremediablemente entregados al ser amado, inclusive cuando nos lleva al otro extremo del mundo para apartarnos de él.
       
      Este caso extremo de disociación, de antagonismo entre la voluntad y el amor, sirve para subrayar la peculiaridad de este último y conviene, además, contar con él porque es una complicación posible. Posible, pero ciertamente poco probable. Es muy difícil que en un alma auténticamente enamorada surjan con vigor consideraciones que exciten su voluntad para defenderse del amado. Hasta el punto que, en la práctica, ver que en la persona amada la voluntad funciona, que “se hace reflexiones”, que halla motivos “muy respetables” para no amar o amar menos, suele ser el síntoma más inequívoco de que, en efecto, no ama. Aquel alma se siente vagamente atraída por la otra, pero no ha sido arrancada de sí misma—es decir, no ama.
       
      Es, pues, esencial en el amor de que hablamos la combinación de los dos elementos susodichos: el encantamiento y la entrega. Su combinación no es mera coexistencia, no consiste en darse juntos, lo uno al lado de lo otro, sino que lo uno nace y se nutre de lo otro. Es la entrega por encantamiento.
       
      AMOR MATERNO y AMOR DE AMISTAD
       
      La madre se entrega al hijo, el amigo al amigo, pero no en virtud de la “ilusión”, del “encanto”. La madre lo hace por un instinto radical casi ajeno a su espiritualidad. El amigo se entrega por clara decisión de su voluntad. En él es lealtad —por tanto, una virtud que a fuer de tal posee una raíz reflexiva. Diríamos que el amigo se toma en su propia mano y se dona al otro.
       
      sigue el ENAMORAMIENTO
       
      En el amor lo típico es que se nos escapa el alma de nuestra mano y queda como sorbida por la otra. Esta succión que la personalidad ajena ejerce sobre nuestra vida mantiene a ésta en Levitación, la descuaja de su enraigamiento en sí misma y la trasplanta al ser amado, donde las raíces primitivas parece que vuelven a prender como en nueva tierra. Merced a esto vive el enamorado no desde sí mismo, sino desde el otro, como el hijo antes de nacer vive corporalmente de la madre, en cuyas entrañas está plantado y sumido.
       
      Pues bien: esta absorción del amante por el amado no es sino el efecto del encantamiento. Otro ser nos encanta y este encanto lo sentimos en forma de tirón continuo y suavemente elástico que da de nuestra persona.
       
      ATRACCIÓN SEXUAL
       
      En la atracción sexual no hay propiamente atracción. El cuerpo sugestivo excita un apetito, un deseo de él. Pero en el deseo no vamos a lo deseado, sino al revés: nuestra alma tira de lo deseado hacia sí. Por eso se dice muy certeramente que el objeto despierta un deseo, como indicando que en el desear el no interviene, que su papel concluyó al hacer brotar el deseo y que en éste lo hacemos todo nosotros. El fenómeno psicológico del deseo y el de “ser encantado” tienen signo inverso. En aquél tiendo a absorber el objeto; en éste soy yo el absorbido. De aquí que en el apetito no haya entrega de mi ser, sino, al contrario, captura del objeto.
       
      AMOR PASIONAL
       
      Tampoco hay entrega verdadera en la “pasión”. En los últimos tiempos se ha otorgado a esta forma inferior del amor un rango y un favor resueltamente indebidos. Hay quien piensa que se ama más y mejor en la medida que se esté cerca del suicidio o del asesinato, de Werther o de Otelo, y se insinúa que toda otra forma de amor es
      ficticia y “cerebral”. Pegarse un tiro o matar no garantizan lo más nimio la calidad ni siquiera la cantidad de un sentimiento. La “pasión” es un estado patológico que implica la defectuosidad de un alma. La persona fácil al mecanismo de la obsesión o de estructura muy simple y ruda, convertirá en “pasión”, es decir, en manía, todo germen de sentimiento que en ella caiga. Dejemos de creer que el hombre está enamorado en la proporción que se haya vuelto estúpido o pronto a hacer disparates.
       
      Lejos de esto, fuera bueno establecer como tema general para la psicología del amor este aforismo: siendo el amor el acto más delicado y total de un alma, en él se reflejarán la condición e índole de ésta. Es preciso no atribuir al amor los caracteres que a él llegan de la persona que lo siente. Si ésta es poco perspicaz, ¿cómo va a ser
      zahorí el amor? Si es poco profunda, ¿cómo será hondo su amor? Según se es, así se ama. Por esta razón podemos hallar en el amor el síntoma más decisivo de lo que una persona es. Todos los demás actos y apariencias pueden engañarnos sobre su verdadera índole: sus amores nos descubrirán el secreto de su ser, tan cuidadosamente
      recatado. Y, sobre todo, la elección de amado. En nada como en nuestra preferencia erótica se declara nuestro más íntimo carácter.
       
      No es, pues, la pasión culminación del afán amoroso, sino, al contrario, su degeneración en almas inferiores. En ella no hay ni encanto ni entrega. Los psiquiatras saben que el obsesionado lucha contra su obsesión, que no la acepta en sí, y, sin embargo, ella le domina. Así cabe una enorme pasión sin contenido apreciable de amor.
       
      GÉNERO LITERARIO más que FUERZA ELEMENTAL y PRIMITIVA
       
      Esto indica al lector que mi interpretación del fenómeno amoroso va en sentido opuesto a la falsa mitología que hace de él una fuerza elemental y primitiva que se engendra en los senos oscuros de la animalidad humana y se apodera brutalmente de la persona, sin dejar intervención apreciable a las porciones superiores y más delicadas del alma.
       
      Sin discutir ahora la conexión que pueda tener con ciertos instintos cósmicos yacentes en nuestro ser, creo que el amor es todo lo contrario de un poder elemental. Casi, casi yo diría que el amor, más que un poder elemental, parece un género literario. Y claro está que es excesiva e inaceptable si pretendiese ser la última, mas yo no pretendo con ella sino sugerir que el amor, más que un instinto, es una creación y, aun como creación, nada primitiva en el hombre. El salvaje no la sospecha, el chino y el indio no la conocen, el griego del tiempo de Perícles apenas la entrevé. Dígaseme si ambas notas: ser una creación espiritual y aparecer sólo en ciertas etapas y formas de la cultura humana, harían mal en la definición de un género literario.
       
      AMOR DE CARIÑO
       
      Como del hervor sensual y de la “pasión”, podíamos separar claramente el amor de sus otras pseudomorfosís. Así de lo que he llamado “cariño”. En el “cariño”—que suele ser, en el mejor caso, la forma del amor matrimonial— dos personas sienten mutua simpatía, fidelidad, adhesión, pero tampoco hay encantamiento ni entrega. Cada cual vive sobre sí mismo, sin arrebato en el otro; desde sí mismo envía al otro efluvios suaves de estima, benevolencia, corroboración.
       
      RAREZA DEL ENAMORAMIENTO
       
      Lo dicho basta para imbuir un poco de sentido a esta afirmación: Si se quiere ver claro en el fenómeno del amor, es preciso ante todo desasirse de la idea vulgar que ve en él un sentimiento demótico que todos o casi todos son capaces de sentir y se produce a toda hora en torno nuestro, cualquiera que sea la sociedad, raza, pueblo, época en que vivimos. Las distinciones que las páginas antecedentes dibujan reduce sobremanera la frecuencia del amor, alejando de su esfera muchas cosas que erróneamente se incluyen en ella. Un paso más y podremos decir sin excesiva extravagancia que el amor es un hecho poco frecuente y un sentimiento que sólo ciertas almas pueden llegar a sentir; en rigor, un talento específico que algunos seres poseen, el cual se da de ordinario unido a los otros talentos, pero puede ocurrir aislado y sin ellos.
       
      Sí, enamorarse es un talento maravilloso que algunas criaturas poseen, como el don de hacer versos, como el espíritu de sacrificio, como la inspiración melódica, como la valentía personal, como el saber mandar. No se enamora cualquiera, ni de cualquiera se enamora el capaz. El divino suceso se origina sólo cuando se dan ciertas rigorosas condiciones en el sujeto y en el objeto. Muy pocos pueden ser amantes y muy pocos amados. El amor tiene su ratio, su ley, su esencia unitaria, siempre idéntica, que no excluye dentro de su exergo las abundancias de la casuística y la más fértil variabilidad.

    • oscar varela

      Hola!
       
      CIUDADELA (1940-1943) – Antoine de Saint Exupéry (1900-¿1944?)
      Editorial Goncourt –Bs. As.- (1968) Capítulo VIII, págs. 50-52

      (resaltados por Oscar)
      ·············· 
      “He comprobado que se equivocaban acerca del respeto. Porque yo mismo me he preocupado exclusivamente de los derechos de Dios a través del hombre. Y ciertamente, sin exagerar su importancia, he concebido al mendigo mismo como un embajador de Dios.
       
      Pero los derechos del mendigo y de la úlcera, del mendigo y de su fealdad honrados por ellos mismos como ídolos, no
      los he reconocido.
       
      ¿He circundado yo algo más repelente que ese barrio de ciudad construido en el flanco de una colina y que se deslizaba como una cloaca hacia el mar? Los corredores que desembocaban en las callejas vertían por bocanadas blandas un hálito apestoso. La gentuza emergía de esas profundidades esponjosas para injuriarse con voz gastada y sin cólera verdadera, a la manera de esas burbujas blandas que estallan regulares en la superficie de las mareas.
       
      He visto allí a ese leproso, riendo largamente y enjugándose el ojo con un lienzo sórdido. Era, ante todo, vulgar, y se
      presentaba a sí mismo por bajeza.
       
      – Mi padre decidió el incendio. Y esa turba apegada a sus pocilgas mohosas comenzó a fermentar, reclamando en nombre de derechos. El derecho a la lepra en el moho.

      Es natural -me dijo mi padre—, porque la justicia, según ellos, consiste en perpetuar lo que es.
      Y gritaban su derecho a la podredumbre. Pues creados por la podredumbre, pertenecían a la podredumbre.
       
      -Y si dejas multiplicar los camanduleros –me dijo mi padre-, entonces nacerán los derechos de los camanduleros. Que son evidentes. Y nacerán cantores para celebrártelos. Y te cantarán cuán grande es la patética de los camanduleros amenazados de desaparecer.
       
      “Ser justo … —me dijo mi padre—, es preciso escoger. ¿Justo para el arcángel o justo para el hombre? ¿Justo para la
      llaga o para la carne sana? ¿Por qué escucharía yo al que viene a hablarme en nombre de su pestilencia?
      “Pero lo curaría a causa de Dios. Porque también es morada de Dios. Pero no según su deseo, que es sólo deseo expresado por su úlcera.
      “Cuando lo haya limpiado y lavado y ensenado, entonces su deseo será otro y renegará de sí mismo tal como era. ¿Y por qué serviría yo de aliado a aquel que él mismo renegaría? ¿Por qué le impediría, según el deseo del leproso vulgar, nacer y embellecerse?
      “¿Por qué tomaría yo el partido de aquel que es, contra aquel que será? ¿De lo que vegeta contra lo que está en potencia?
       
      —La justicia mía —me dijo mi padre— consiste en honrar al depositario a causa del depósito. En el mismo grado que
      me honro a mí mismo. Porque refleja la misma luz. Por muy poco visible que sea en él. La justicia estriba en considerarlo como vehículo y como camino. Mi caridad consiste en ayudarlo a parirse a sí mismo.
       
      “Pero esa cloaca que se vuelca en el mar me entristece con su podredumbre. Dios está ya tan manchado allí… Espero
      de ellos el signo que me mostrará al hombre y no lo recibo.
       
      – Sin embargo, he visto a tal o cual —dije a mi padre— compartir su pan y ayudar al más podrido que él, a descargar
      su saco o compadecerse del niño enfermo….
       
      —Ponen todo en común —respondió mi padre- y de esta papilla hacen su caridad. Lo que llaman caridad.. Comparten. Con este pacto que también hacen los chacales alrededor de la carroña pretenden celebrar un gran sentimiento. ¡Quieren hacernos creer que existe allí un don! Pero el valor del don depende de aquél a quien se lo dirija. Y aquí, el más bajo.
       
      Como el alcohol al ebrio que bebe. Así, el don es enfermedad. Pero yo doy la salud, corto pues esta carne…, y ella me odia.
       
      —Llegan —me dijo aún mi padre—, en su caridad, a preferir la podredumbre… Pero, ¿si yo prefiero la salud?
       
      —Cuando te salven la vida —me dijo mi padre—, no agradezcas jamás. No exageres tu reconocimiento. Pues si el que
      te ha salvado espera tu reconocimiento, es bajo, porque ¿qué cree? ¿Haberte servido? Es a Dios a quien ha servido guardándote, si sirves para algo. Y tú, si expresas demasiado intensamente tu reconocimiento es que careces a la vez de modestia y de orgullo. Porque lo importante de lo que ha salvado no es tu pequeño azar personal, sino la obra en la que colaboras y que se apoya en ti. Y como está sometido a la misma obra, no tienes que agradecerle. Su propio trabajo lo recompensa por haberte salvado. Es su colaboración en la obra.
       
      “Careces también de orgullo si te sometes a sus emociones más vulgares. Y le adulas en su pequeñez haciendo de ti su
      esclavo. Porque si fuera noble rehusaría tu reconocimiento.
       
      —No veo en él nada que me interese —decía mi padre— sino una admirable colaboración mutua. Me sirvo de ti o de
      la piedra. Pero ¿Quién agradece a la piedra por haber servido de cimiento al templo?
       
      “Pero ellos no colaboran en otra cosa que en ellos mismos. Y esa cloaca que se vuelca en el mar no es nodriza de cánticos, ni fuente de estatuas de mármol ni cuartel para las conquistas. Se trata para ellos de pactar lo mejor posible para utilizar las provisiones. Pero no te equivoques. Las provisiones son necesarias: pero más peligrosas que el hambre.
       
      “Han dividido todo en dos tiempos, carentes de significado: la conquista y la satisfacción. ¿Has visto al árbol crecer y una ,vez crecido prevalerse por ser árbol? El árbol crece, simplemente. Te lo digo: los que por haber conquistado se hacen sedentarios ya están ya muertos …
       
      La caridad según el sentido de mi imperio es la colaboración.
      ·················

    • oscar varela

      Hola compañeros!
       
      Acá, por el PASILLO.
       
      He salido un rato
      Me quedé pensando…
       
      … en lo que acá nos está pasando:
      “vernos atentos”
      el uno al otro
      como que nos fuéramos
      aproximando.
       
      La nada fácil garúa de Légaut
      tal vez sin saberlo
      nos está empapando.
       
      Hago silencio y escucho:
      ········
      Fico Sánchez Peral  12-Febrero-2010 – 0:47 am
      ··············
      Asun  12-Febrero-2010 – 0:45 am
      ···········
      pepe sala  11-Febrero-2010 – 23:09 pm
      ··········
      Kaláa 11-Febrero-2010 – 22:38 pm
      ····
      Fico Sánchez Peral  11-Febrero-2010 – 21:42 pm
      ·········
      Carmen (Almendralejo)  11-Febrero-2010 – 20:46 pm
      ·······
      Carmen (Almendralejo)  11-Febrero-2010 – 20:38 pm
      ·······
      Fico Sánchez Peral  11-Febrero-2010 – 19:55 pm
      ········
      Kaláa  11-Febrero-2010 – 17:13 pm
      ········
      M. Luisa  11-Febrero-2010 – 10:46 am
      ········
      Gabriel Sánchez  11-Febrero-2010 – 1:26 am
      ·········
      Fico Sánchez Peral  10-Febrero-2010 – 22:19 pm
      ·········
      Kaláa  10-Febrero-2010 – 22:19 pm
      ·········
      M. Luisa  10-Febrero-2010 – 17:40 pm
      ········
      Fico Sánchez Peral  10-Febrero-2010 – 15:11 pm
      ··········
      M. Luisa  10-Febrero-2010 – 13:08 pm
      ·············
      Kaláa  10-Febrero-2010 – 11:34 am
      ·········
      Fico Sánchez Peral  10-Febrero-2010 – 10:46 am
      ·········
      Fico Sánchez Peral  10-Febrero-2010 – 10:39 am
      ·········
      oscar varela  10-Febrero-2010 – 2:10 am
      ·······
      Sarrionandia  09-Febrero-2010 – 22:34 pm
      ·········
      oscar varela  09-Febrero-2010 – 17:07 pm
      ········
      Sergio Zalba  09-Febrero-2010 – 16:05 pm
      ··········
      ana rodrigo  09-Febrero-2010 – 13:15 pm
      ·········
      Josefina G.C 09-Febrero-2010 – 10:39 am
      ··········
      Sarrionandia  09-Febrero-2010 – 2:35 am
      ···········
      Y entonces, ensimismado para compartirles
      siento como un escalofrío
      no se vaya a repetir
      -cuando llegue el momento-
      lo que ya les hube copiado:
       
      -“Me da pena en este instante romper esta amistad que, lección tras lección, habíamos formado. Poco a poco íbamos logrando una de las cosas más gratas de la vida, una habitualidad. Me había acostumbrado a ustedes y ustedes se habían acostumbrado a mí y todos nos habíamos acostumbrado a este salón. Poco a poco veía yo cómo día tras día cada uno de ustedes había hecho de una determinada silla su sitio consuetudinario; es decir, que nos habíamos creado algo estable. Y eso es –ya lo veremos alguna vez- el verdadero sentido del mundo. Nos habíamos creado un pequeño mundo para los lunes y hasta el micrófono y yo habíamos llegado a ser compadres.”- (OCT9,229)
      ············
      ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • Equipo Atrio

      Hola, Oscar:

      Me gustaría tener tiempo para seguir más tus intervenciones, que sigo considerando uno de los activos más importantes de ATRIO, por su carácter estimulador.

      La descripción que hiciste de esta entrada resumen del curso, que se va cambiando de fecha y “re-fritándose” a medida que avanza el curso, es exacta y coincide con nuestras itenciones.

      En muchas otras cosas también aciertas. Si hay que contestar a algo de fondo, ya lo he hecho y lo seguiré haciendo. Pero tengo pendiente estos datos que pedías:

      Dices: (las cursivas)
      La cantidad de visitas a Atrio:
      a) ¿El “contador” registra c/entrada de usuario a Atrio.org o también acumula visitas por c/hilo? (S/N)

      El contador de visitas indica los que han entrado en ATRIO, hayan visitado uno o varias entradas, durante unos segundo u horas, siempre que no hayan dejado inactivo su contacto por más de una hora. En ese cuso al volver a pedir algo, se cuenta como nueva entrada. En enero, las visitas así consideradas fueron 89.750. Los archivos (entradas y otros) en esas visitas, 528.991 y las veces que se hizo un hit (golpe de ratón) fueron 898.893.

      b) ¿Distingue el “contador” entre “sólo visita” y “visita con comentario”? (S/N)

      No, que yo sepa

      c) ¿Hay registro de los “usuarios” que ingresan de visita? S/N)

      En nuestra base de datos, sólo de los que envían comentarios. Pero el programa de estadística recoge, no sé dónde, los datos de cada visita, su actividad y su IP, del que se deduce origen.

      d) ¿Hay registro de los usuarios “repetidos”? (S/N)

      Sí. Lo da la estadística, al señalar que los que entraron en el mes de enero distintos fueron: 30.364. O sea, que de todas las visitas del mes 59.386 fueron repetidas en el mes, sin especificiar quién de los 30.364 repitió una sola vez o accedió todos los días.

      e) ¿Hay Cantidad (exacta o estimada) de “usuarios” visitantes (ranking de audiencia)

      Generalmente el ranking de audiencia lo da la cifra de “visitantes únicos” del mes. Curiosamente en este indicador fue mayor en los 4 últimos meses de diciembre que en Enero. Aumenta cuando hay temas puntuales de mucha actualidad, como la carta de los párrocos vascos. En Enero no hubo tema de actualidad, pero sí mayor actividad de los usuarios normales.

       
      Se trata de un “tic” propio de los que hacemos Programas radiales. Los Productores de blogs ¿también?
      (si pueden y si tienen tiempo)

      Como te veo un experto-aficionado y como te considero plenamente integrado en el NOSOTROS de Atrio, te envío por correo a parte, todos los datos recibidos del servicio de estadística en Enero. Y, si quieres, podría darte la dirección de la página con claves de acceso, para que saques más partida de este recurso y nos ilustres a todos de vez en cuando. De verdad, con todo corazón, te siento plenamente próximo y no andamos con reservas o “pillerías”.

    • Kaláa

      Pues si seré yo cateta….
      Venga que Légaut  fué en busca de  razones  al monte,  porque  estaba cansado de razones trigonométricas que no le sirvieron para nada.  A partir de los catetos … se dijo y se lo impuso como reto,  porque conocía  a Pitágoras  que sostenía lo de los catetos…
      Saludos.

    • oscar varela

      Hola Pepe Sala!

      Te digo:
      con la Trigonometría (que no es asunto de andar midiendo las dimensiones del trigo-cereal),
      pasa como con las filosofías y teologías:
      casi nadie las entienden.

      Y ¿sabes por qué?

      Porque no se les dijo previamente que era un “jueguito” mental ¡vaya uno a saber para qué! ¿no?
      ··········
      Trigonometría: acá, en Arentina, también los estudiantes se tiran de los pelos.

      La tal “asignatura” la enseñan en la Escuela por el espacio de aprox. un trimestre.

      Algunos pendejitos han venido a golpearme la puerta y les dije:
      – “Vení mañana con una hoja y un lápiz”-
      ··········
      Entonces les dibujé el “círculo trigonométrico”.
      En 30 minutos de reloj, se iban conociendo “toda” la “Trigonometría”.
      ··········
      Tengo un amigo (compañero de Programa radial) que se especializa:
      * Donde ve una solución, él le encuentra diez problemas.

      ¡Hay gente e Instituciones así!

      Bueno, un abrazo. – Oscar.

    • pepe sala

      Buena observación… que me honraría si yo me la creyera:

      “”La razón no era sólo de “estilo”, reconocible también en el compañero Fico y en otr@s compañer@s.
       
      La razón de fondo tenía que ver con la expectativa sobre la pre-venida fama de un Légaut “laico”.””

      Mi capacidad, amigo Oscar, está a años luz de la capacidad de Legaut. ( a quien jamás había oído nombrar hasta éste curso ” taller” y por lo tanto lo mejor que puedo hacer es no hablar de lo que no conozco.)

      La dicisión de no participar en este curso se debe simplemente a que estoy demasiado ocupado para intervenir como merece un tema tan interesante. Y yo jamás hablo de lo que no estoy debidamente informado. Tampoco tengo tiempo para informarme como es debido del tema; por lo cual, había decidido abstenerme hasta que leí la intervención de Sergio. Como de lo que cuenta Sergio sí que entiendo un montón, me animé a dar un pasito cuidadoso.

      Mi mente no es matemática, como la de Legaut, y creo que me sería imposible entender los razonamientos de una mente matemática, por muy ” laica” que sea.

      Intento ayudar a mi hijo en los asuntos matemáticos ( que le traen por la calle de la amargura) y se lo pongo cada vez más difícil. Anda liado con eso de los xenos y los coxenos y no somos capaces de entender casi nada. para salir del paso y no morir en el intento, le he dado una explicación que creo no le va a servir demasiado, salvo para mandar a tomar por el culo a las jodidas matemáticas. Le expliqué el asunto de ésta manera:

      -Xeno:  significa teta, y teta que mano no cubre, no es teta, es ubre.

      -Coxeno: significa cojones en lengua gallega.

      Estoy casi seguro de que no aprobará el examen de matemáticas, pero al menos he conseguido que no le de tanta importacia a lo que no le servirá de nada en su difícil vida.

      Estoy ,también, casi seguro de que he desviado nuevamente la idea principal del curso; aunque si se mira bien ( que es como mejor se ve) tampoco  Legaut se anduvo con demasiados remilgos cuando se largó a cuidar cabras, como el Pastor del Gorbea, teniendo una cátedra de matemáticas en la Universidad de París.

      Algunos estamos más jodidos de la azotea de lo que realmente queremos admitir… ” unos estamos por poco y otros por poco no están”, cantaba en la reja un loco.

      Tengo un gran placer de haberme podido entender contigo, Oscar, a pesar de nuestras difíciles comienzos.

      Buenas noches. ( mañana llega mi nietuca… ¡¡ aupa!!!

    • Kaláa

      Aprovechando la inaguración de este …..pasillo
      Gracias Oscar,  por este nuevo apoyo.  Sin duda es de confianza.
      Me gustan las divagaciones y desconcertarme  hasta preguntarme …donde estoy.
      Saludos.
       
       

    • oscar varela

      CHARLAS EN EL PASILLO:
       
      1ª) Hola Domingo Melero!
       
      Nos explicas el trabajo que “en serio” te demanda el Curso.
      Percibo que nos arrimas a Légaut con el cuidado de no “imponer-te-nos”, como “ el entendido”.
       
      En los asuntos humanos, la tarea crítica consiste en potenciar al Autor facilitando al Lector:
      no en “suplirlos” [que es una forma imperceptible de “suprimirlos” con la erudición]. Gracias!
       
      Nos das una clave interpretativa, ahora, en tu item:
      “1- Légaut quiere partir de lo real. Por eso escoge partir de esta constatación: no es tan fácil amar al prójimo.”-
       
      Acá te reiteraría mi duda acerca del “acierto” de la elección de Légaut en cuanto al camino tomado por él.
       
      Fijate que ese “no es tan fácil” (de lo constatado en “lo real”) nos lo va transformando textualmente en “es inverosímil” para terminar en un “es imposible”.
       
      Considero que lo que te planteo es más pregunta que conclusión, puesto que estamos en los pró-dromos del Curso, y enigmas como estos, nos los irás de-velando.
      ··········
      2ª) Hola Fico!
       
      Por lo que acabo de decirle a Mingo, verás que –a mi modo de ver y entender- tu decir:
      – “No sé…, me pierdo.”-
      es acertada.
       
      No creo que estés perdido, sino tan sólo que has tomado “otro camino” al que tomó Légaut ante la misma cuestión:
      – “no es tan fácil amar al prójimo.”-
       
      Por el momento voy prefiriendo “tu” camino.
      Pero estamos en un Curso que vale la pena y ya nos irán de-velando estos intrígulis.
      En todo caso, más de una vez se aprende por rebote.
      ··········
      3ª) Hola Kaláa!
       
      Estimo que has tomado el mismo “camino” que Fico.
       
      Reclamas la presencia de las “circunstancias” como decisorias e ingredientes en la “vida” de Légaut.
      ·········
      ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • oscar varela

      Hola!
       
      Dos cosas:
       
      UNA: No sé dónde preguntar lo siguiente (¿puedo usar el Pasillo/Cartelera del Taller?):
       
      La cantidad de visitas a Atrio:
      a)       ¿El “contador” registra c/entrada de usuario a Atrio.org o también acumula visitas por c/hilo? (S/N)
      b)       ¿Distingue el “contador” entre “sólo visita” y “visita con comentario”? (S/N)
      c)       ¿Hay registro de los “usuarios” que ingresan de visita? S/N)
      d)       ¿Hay registro de los usuarios “repetidos”? (S/N)
      e)       ¿Hay Cantidad (exacta o estimada) de “usuarios” visitantes (ranking de audiencia)
       
      Se trata de un “tic” propio de los que hacemos Programas radiales. Los Productores de blogs ¿también?
      (si pueden y si tienen tiempo)
      ············
      DOS: la reaparición del compañero Pepe Sala en este Curso-Taller.
       
      Ya hube señalado –cuando se anunciaba- la importancia que le otorgaba a la presencia del compañero.
       
      La razón no era sólo de “estilo”, reconocible también en el compañero Fico y en otr@s compañer@s.
       
      La razón de fondo tenía que ver con la expectativa sobre la pre-venida fama de un Légaut “laico”.
       
      Pensaba en el “Lema” de Atrio.org –“Lugar de encuentro de lo sagrado y lo profano”.
       
      Entonces me dije: -“esta es la oportunidad de equilibrar el plano inclinado del Atrio hacia la Vereda/Calle profana”.
       
      La reciente intervención “profana” de Sergio Zalba destrabó a Pepe Sala, confirmando mi sospecha y esperanza.
       
      Ojala me equivoque, pero vislumbro, sin embargo, dos estorbos:
       
      * uno para los No-creyentes en dios.
      * otro para los No-intelectuales (entrenados en peripecias de precisiones y distingos)
      (el intelectual es como el peluquero: corta el pelo; solo que el intelectual todavía lo corta en cuatro)
       
      Marcel Légaut es ambas cosas –y a rabiar, según mi parecer hasta el momento-: “Creyente” y “Pensador intelectual”
      ··········
      En cambio a mí personalmente me estimula el desafío vocacional en que justifico mi vida:
      “traductor” (entre el “creador” y el “usuario”).
      Mal, regular o bien vivencié a fondo el Templo y la Vereda/Calle.
      Lo recibí gratis de la vida. Intento devolverlo gratis.
      Veremos qué sale (mientras acá el verano los mandó a todos de vacaciones y no me hacen trabajar).
       
      Coincido con un Atrio:
       
      * No con Puerta que abra hacia el Templo sagrado
      * Tampoco con Puerta giratoria,
      * sino con Puerta que abre a la Vereda/Calle profana.
      ··············
      ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • oscar varela

      Hola compañeros!
       
      A los 12 años de edad empecé mis estudios Industriales. Doble escolaridad: Teoría y Taller.
      A los 15, el “Taller” lo podía cumplir trabajando efectivamente en una Empresa. Ingresé a un Taller con Máquinas-herramientas, especialmente “torno” ¡Cuánto lo añoro! Es la “Máquina-Herramienta” por excelencia.
      A los 18 años empecé Ingeniería, mientras seguí en el Taller, que a ese momento le habíamos alquilo al que fuera “Patrón”.
       
      De los 19 a los 30 años de edad hago paréntesis “tallerístico”.
       
      De los 30 a los 64 años trabajo en el feliz y esforzado Taller que es la Obra – Construcción (rechazando ofertas tentadoras de gerenciar oficinas técnicas).
      De los 70 años mi Programa radial es “Taller de ciudadanía”.
      ········
      ¿A qué viene todo este chamuyo?
       
      Viene a que este Post (genérico) parece haber sido creado como los “alrededores” de todo Taller que he vivenciado.
      Es Vestuario, Baño, Pasillos, Oficina y –sobre todo-, Comedor o Lugar de Mate y/o Merienda.
      En todos: “chamuyo” – “Tertulia”
       
      Hube tenido muchos compañeros de Taller y Obra, que por indicación médica no tenían que venir  a trabajar. Pero los tenías ahí, fijos, todos esos días “al cuete”.
       
      Nos habíamos “habituado” a vernos, a chichonear, pavear, “llenando” los espacios en que “ocupábamos” las horas de c/día, meses y –con algunos, años.
      ··············
      ¿Cómo no emocionarme cuando el Sr. Melero nos remite a la pág. 135 de C.de la D nº5, donde Miguel de Unamuno, para hablar definitivamente de su compañera la llama “mi costumbre”. Los gauchos de mi Pampa me enseñaron a llamarla “querencia”; lo que uno quiere; que, en el decir de don Atahualpa Yupanqui es “donde uno está” (“Los caminos son caminos en la tierra nada más. Muchas veces uno está donde uno quiere, muchas veces sin pensar. ¿A qué le llaman distancia? Eso me habrán de explicar”).
      ··············
      ¿Cómo no emocionarme con la perspectiva de repetir lo que, cuando –ya hace muchos años-, leyendo yo con avidez las cosas de Ortega y Gasset, al final del Curso (1948-49) en doce lecciones “Sobre una nueva interpretación de la Historia Universal – Exposición y examen de la obra de A. Toynbee”, me topé con esto:
       
      -“Me da pena en este instante romper esta amistad que, lección tras lección, habíamos formado. Poco a poco íbamos logrando una de las cosas más gratas de la vida, una habitualidad. Me había acostumbrado a ustedes y ustedes se habían acostumbrado a mí y todos nos habíamos acostumbrado a este salón. Poco a poco veía yo cómo día tras día cada uno de ustedes había hecho de una determinada silla su sitio consuetudinario; es decir, que nos habíamos creado algo estable. Y eso es –ya lo veremos alguna vez- el verdadero sentido del mundo. Nos habíamos creado un pequeño mundo para los lunes y hasta el micrófono y yo habíamos llegado a ser compadres.”- (OCT9,229)
      ··········
      ¡Gracias! A.Duato, Domingo Melero, Sarrionandia, Kaláa, Miguel A.Pérez, Antonio Vicedo, Fico Sánchez Peral, Gabriel Sánchez, Cármen Favard y a los compañeros de Entregas anteriores a la 3ª.
       
      ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • oscar varela

      Hola Redacción de Atrio!

      Parece que también “re-fritan”; quiero decir “actualizan” en el mismo Post. OK!

      1º) ¡Albricias y felicitaciones por haber batido el record de visitantes!

      2º) Es de apreciar la “cintura maleable” de n/Maestros; especialmente la de D.Melero, quien tal vez no se imaginaba que el Curso se le iba a co-implicar con el feedback de un Taller. ¡Genial!

      Me pregunto si “Mingo” no aprovechará la “pilla” coyuntura para no entregarnos el “Programa-Marco” del Curso y la “Tempo-duración” del mismo (¡ja ja ja!).

      3º) Considero que lo que está intenando Atrio.org es algo in-sólito:

      a) traer una “rareza” (ni best seller ni Premio Nobel)

      b) que el participante sea discípulo y maestro en alternacia dialogal.
      ········
      ¡Suerte! y ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • isidro mendez carranco

      GRACIAS, ANTONIO, POR LA ATENCION QUE HAS TENIDO EN INVITARME A ESTE CURSO, LO ESTOY SIGUIENDO DESDE ESTA PAGINA.
      ESPERO ASIMILARLO PARA COMPARTIRLO.
      COMO CON EL CURSO DE “OTRO CRISTIANISMO ES POSIBLE”, AUN LO ESTAMOS SIGUIENDO CON JOVENES QUE SE HAN INTERESADO.

    • Asun

      Hola Oscar,

      ¿No sería que los trabajos manuales le reconducían a su centro vital y fluía mejor lo que se barruntaba en su interior ?, porque no le convence seguir distraído con la enseñanza de las matemáticas y huyendo de lo que le atrae misteriosamente y le acecha continuamente? Poder ir al unísono en lo que se es, cuerpo, psique y espíritu sin compartimentos estancos? Lo que le facilitará ir desenmarañando y devanando poco a poco en sus escritos como el de 1980 “Llegar a ser uno mismo’’? En el estilo y contenido? Me atrevo a sugerir.

      Su formación religiosa le dejó huella y le fue modelando de forma singular, pues era persona de vida interior. Deja a un lado los mapas religiosos y se va adentrando en el territorio universal de lo espiritual. El equilibrio encontrado en la soledad buscada se ajusta y compensa en la interrelación de los grupos siempre en búsqueda por caminos vitales propios, conocidos, bastante explorados. Dejar fluir y compartir lo que les une y se identifica en Jesús.

      Oscar, parece ser un ser humano que entra y sale de sí en el continuo trato con la vida. Ya poco le sorprende, pero sorprende sorprendiendo a la Vida que es y somos. ¿Qué te parece? ¿Nos aproximamos?

      Y tú, Oscar, ¿quién dices es Jesús? Me encantaría lo compartieras, si no ahora, en otro momento. Habrá infinidad de ocasiones llenas de sorprendentes sorpresas.

      ¡Vamos todavía! Buenas noches.

    • Asun

      Oscar, ¿no sería que los trabajos manuales le reconducían a su centro vital y fluía mejor lo que se barruntaba en su interior ?, porque no le convence seguir distraído con la enseñanza de las matemáticas y huyendo de lo que le atrae misteriosamente y le acecha continuamente? Poder ir al unísono en lo que se es, cuerpo, psique y espíritu sin compartimentos estancos? Lo que le facilitará ir desenmarañando y devanando poco a poco en sus escritos como el de 1980 “Llegar a ser uno mismo’’? En el estilo y contenido? Me atrevo a sugerir.

      Su formación religiosa le dejó huella y le fue modelando de forma singular, pues era persona de vida interior. Deja a un lado los mapas religiosos y se va adentrando en el territorio universal de lo espiritual. El equilibrio encontrado en la soledad buscada se ajusta y compensa en la interrelación de los grupos siempre en búsqueda por caminos vitales propios, conocidos, bastante explorados. Dejar fluir y compartir lo que les une y se identifica en Jesús.

      Oscar, parece ser un ser humano que entra y sale de sí en el continuo trato con la vida. Ya poco le sorprende, pero sorprende sorprendiendo a la Vida que es y somos. ¿Qué te parece? ¿Nos aproximamos?

      Y tú, Oscar, ¿quién dices es Jesús? Me encantaría lo compartieras, si no ahora, en otro momento. Habrá infinidad de ocasiones llenas de sorprendentes sorpresas.

      ¡Vamos todavía! Buenas noches.

    • oscar varela

      Hola Asun!

      Gracias, muchacha! ¿Tenés algún minuto para mí?
      •••••••••••
      Légaut –pienso yo-, tuvo que aprender a escribir. Si lo logró no, ya me hube expresado. Pero creo que es Mingo quien por ahí dice (no sé ahora dónde), que Marcel escribía robándole horas al descanso merecido después de sus rudas tareas de campesino. No lo niego, pero no estoy cierto de que sea así. Porque Légaut –pienso y repito- era un “tipo” intelectual, quiero decir: in-satis-fecho y, además, valiente; lo que se dice: un tipo “íntegro”.

      Un tipo así no “escribe” cuando se sienta en el “escritorio”. No. Escribe mientras va leyendo. ¿Leyendo qué? ¡Ahí está el punto! Leyendo las cosas que le van a pasar, porque no le con-vencen satis-factoriamente las cosas que le han pasado.

      Y eso es, precisamente “lo que le pasa”: que tiene que hacer algo para saber lo que le pasa. Ese “hacer algo” en un tipo como Légaut es “pensar-se”, meterse dentro de sí, “en-si-mismar-se”. Y se encuentra con el maravilloso espectáculo de ese “mundo interior”, que estruja, acaricia y también araña.

      Los quehaceres “manuales” le vienen de perilla para no perderse en el laberinto de las “meras” ideas.

      Allí él se “lee” a sí mismo. “Necesita” –como los pulmones el oxígeno-, él leerse a él mismo. ¿Cómo es eso? ¡Ah! parece que la cosa del “yo” o del “uno mismo” es más rica y complicada de lo que habitualmente creemos. Sin embargo es de clavo pasado el encontrar diciéndo-nos: “yo me pregunto …” ¿Qué significa esa “duplicación que fundamenta el diálogo de un “yo-que-no-sabe” preguntando indubitablemente a un supuesto “yo-que-sabe”, y por eso le pregunto.

      Todo Intelectual de buena casta es una vaca; ya lo dije: un “rumiante”

      Si todo esto te resulta un poco extraño y complicadísimo, lo dejo ahí.
      ••••••••••
      ¡Gracia y desgracia la del tipo intelectual, no para! Es un poco como nos decía Chesterton del “loco”; al revés de lo que creemos –nos decía-, el loco no es el que “perdió la razón”, sino el que la tiene en demasía, ¡dale que dale!, no para. Va por la vereda y detrás de él viene alguien caminando; él piensa que lo está siguiendo; acelera; le parece que el otro también; … termina huyendo y a los gritos.

      El remedio a la locura (piénsese en el “consumo”) es la tesis fundamental de Saavedra en el Quijote el hombre “discreto”.
      ••••••••••••
      Repito ahora: “Si todo esto te resulta un poco extraño y complicadísimo, lo dejo ahí”. Pero quien no lo “deja ahí” es el intelectual. Y Légaut lo es: ¡no lo deja ahí! Sigue, sigue y per-sigue. ¿Qué? Tal vez ni él mismo lo sepa a “ciencia cierta”. Pero toda su vitalidad humana esta al servicio de la “Búsqueda”. En torno a Légaut no se puede con-vivir sino con ese “espíritu”: “GRUPOS HUMANOS DE BÚSQUEDA”.
      ••••••••••
      No te me pierdas, Asun, ya vamos llegando.
      ••••••••••
      Ese “rumiante” de Légaut, mientras se-interpreta (se-lee) va “tomando nota”; e.d., “ESCRIBE”. Lo que hará en el “Escritorio” será pone “negro sobre blanco” o “en letras de molde”. Claro que no es mera máquina de escribir … seguirá –mientras escribe-, “rumiando”.
      ••••••••••
      Ya termino (por ahora).
      Ocurre que en tiempos de Légaut –más si nos atenemos a su “formación profesional”-, no se disponía de un hábito de leer y escribir esos “mundos interiores” más que los “religiosos”. Cuestionado ese “mundillo”, los aledaños “laicos” no habían sido “domesticados”… salvo en el mundillo de la “novela”. Pero el del Arte y Sentimental era de-preciado.

      Y aquí tenemos a un Légaut –y tanto otros-, “náufrago” en su mundo interior buscando decirse, a sí mismo y a los de almas gemelas buscadoras. Braceando inventos –palabras, giros, grupos, etc.-, decidores de ellos mismos

      No creo que hayan cambiado mucho las cosas desde entonces. No hemos avanzado casi nada en las “técnicas” de la “comunicación sentimental”. Y tal vez, por el contrario, se nos hayan ido acumulando, en torno, una ingente cantidad de maleza que, por momentos, pareciera sentirnos en una selva, que nos devora el pánico de su dios Pan.
      •••••••••
      ¿Y ahora qué?
      Si tienes apuro, perdoname, vas sonado conmigo; salvo que te estés ahogando; que no lo creo.

      Tú escribes:
      – “Entonces os pregunto ¿quién decís es Oscar?”-

      1º) ¿me preguntas a mí quién es Jesús (para mí, por supuesto)?
      2º) ¿te preguntas a ti y/o a los atrienses quién es este tipo llamado Oscar?

      ¡¿qué bolonqui, no?!

      Igual nos invitamos a ¡Ir todavía! – Oscar.

    • Asun

      “Pero como no es “por completo”
      Me quedaría por decir dónde los he puesto
      En mi re-novado paisaje vital propio”.

      Confiesa Oscar a José de Jesús y en fin a todos en Atrio.
      Entonces os pregunto ¿quién decís es Oscar? Porque realmente a todos sorprende en este mundo virtual su continuo cuestionamiento y creatividad en el ir haciendo su vida.

      Gracias y vamos todavía!!

    • oscar varela

      Hola José de Jesús Molina Perales!

      Estamos iguales.
      O, tal vez yo un poco peor.
      ••••••••
      Dices: – “yo dejé atrás por completo mi vinculación con la Iglesia y con Jesús Dios”-

      Nota: ese “por completo” lo matizas (ahora sí: “por completo”) con – “sin que al presente reniegue de lo que fui ni de lo que hice como cristiano”-

      Salvado este punto voy a mi situación “peor” a la tuya:

      A la des-vinculación de Iglesia y Jesús Dios, agrégale a mi cuenta “Dios” a secas.
      ••••••••••
      Pero como no es “por completo”
      Me quedaría por decir dónde los he puesto
      En mi re-novado paisaje vital propio.
      •••••••••
      Tal vez el “cuadro” de tu vida no sea tan “solitario” como –a veces-, creemos ¿no?

      ¡Vamos todavía! – Oscar.

    • José de Jesús Molina Perales

      He leído las recomendaciones de Antonio para leer a Legaut y la introducción de Melero, que incluye tres citas textuales del autor cuyos escritos servirán para el análisis, la reflexión y el intercambio de experiencias personales relativas.

      Me ha enganchado la valentía del autor para dejar el camino tranquilo de la profesión y lanzarse a la vida azarosa de pobreza, trabajo manual, matrimonio, crianza de hijos por puro fidelidad a sí mismo y a los ideales originales del cristianismo, así como a su posterior entrega a dar conferencias y describir sus experiencias por escrito. Por sólo eso me merece admiración y respeto.

      Mi experiencia de vida me ha enseñado que todos estamos llamados a tomar posición personal responsable ante la fe y las creencias, para realizarnos actuando congruentemente con ellas. He aprendido, asimismo, que tal descripción general de la existencia, difiere según las circunstancias y las características de cada individuo, de manera que, puestos en marcha, cada cual puede llegar a sentir que va solitario por su propio atajo.

      A mis setenta y ocho años por cumplir en unos días más, pienso que mi vida también ha sido un tanto cuanto “folklórica”, como califica Legaut a la suya. Pero encuentro una diferencia radical entre ambos. Él fue cristiano toda su vida. En cambio yo dejé atrás por completo mi vinculación con la Iglesia y con Jesús Dios; sin que al presente reniegue de lo que fui ni de lo que hice como cristiano. En consecuencia, no sé hasta qué punto tendrá sentido para otros, y sobre todo para mí, participar en el intercambio de experiencias abierto por Atrio. Será cuestión de seguir leyendo los escritos de Legaut y las participaciones que aquí se publique, para decidir si algo puedo aprender (eso es seguro que ocurriría) y si puedo contribuir con algo de mi cosecha.

    • Héctor Noel José R.

      Listo para el curso!!! Saludos desde Oaxaca, México.

    • Alan Goodridge

      Primera vez que me registro a hacer un curso con Uds. Con mucho interes y expectación.

      Gracias y bendiciones,
      Alan

    • GRACIAS. DISPUESTA A CONOCER A MARCEL.

    • Kaláa

      Y dando los pasos…, dispuesta también a probar este nuevo método.
      El vehículo interesante, sistema de inyección y comprimido… y bla,bla bla. Adaptado a los tiempos de hoy. Cabe de todo.

      Quiero decir que me apunto al viaje.

      Saludos.

    • Olga Lucia

      Aqui estoy de nuevo. Gracias por avisarme de este nuevo curso. El del P. Roger fue grandioso y este que esta anunciado desde la laicidad y el entendimiento con Jesus, se que me va ser gran crecimiento espiritual, el que se vera proyectado en mi compromiso comunitario.

    • Mauro Kano

      Vou arriscar e enfrentar o desafio de fazer este curso. Infelizmente, não pude prosseguir com o “Outro cristianismo é possível”, na correria do dia-a-dia. Mas o tema da espiritualidade atuante tem me achado muito a atenção.
      Um prazer poder compartilhar com todos vocês.

    • Paulo Roberto Rodrigues

      Agradeço mmais esta boa iniciativa de Atrio. Muito tem me ajudado as reflexões sobre um outro cristianismo possível. Vivendo numa cidade com mais de um milhão de habitantes, com a beleza e os desafios próprios desta vida urbana, pergunto-me como seguir os passos de Jesus, vivendo sua boa nova. Acredito que estas conversasw com Marcel Légaut poderão iluminas meus passos.
      Um abraço, cheio de gratidão a toda equipe deste novo curso.
      Paulo

    • Izide

      Obrigada por estare sempre oferecendo possibilidades novas.
      Participei dos outros com muito interesse e deste também.
      Obrigada Antonio Duarte pelo seu comentário, ou partilha de vida que fez na introdução.

    • Lidia Medellin Tapia

      Gracias, por la invitaciòn al curso , participè en el curso anterior de R.Lenaers, estuvo muy interesante , en el nuevo curso , no conozco al autor , pero si estoy interesada en participar , soy asesora de grupos apostòlicos y esto me sirve mucho , sobre todo, para acompañar a los jòvenes , actualmente estamos en constante movimiento , nuestros paradigmas tambien hay que cambiarlos con bastante movilidad , sobre todo en el camppo de la teologìa y la espiritualidad .Un saludo fraternal . Hermana Lidia medellìn Hija de la Caridad de San Vicente de paùl .

    • wilson

      Gracias por avisarme del nuevo curso el cual seguiré atentamente. Mi voz de animo en la labor que realizan de llevar conocimiento y reflexión teológica. Para mi ha sido de gran ayuda como seguramente ha sido para muchos hermanos. Reciban mi cordial saludo desde Colombia.

    • Betty Witthaus

      Sr. Antonio Duato:
      Deseo participar del curso de Michel Légaut, autor que desconozco, pero que despierta muchas expectativas por la dimensión espiritual que Uds.presentan.
      Ya he participado del curso de R.Lenaers, que fue tan importante para mi experiencia de fe y que he compartido con algunos amigos.
      Gracias por vuestro trabajo que enriquece tanto otras vidas.
      Mi profunda gratitud y saludos fraternales,desde Mendoza, – “la tierra del buen sol y del vino”-en Argentina.

    • MAR Medina

      Espero poder participar en este curso con vosotros. La primera vez que oí hablar de Marcel Légaut fue en este foro de Atrio, gracias a Antonio Duato, y ahora propone un curso basado en la experiencia y la obra de este sugerente buscador espiritual. Magnífico. Gracias

    • Vicente Torres

      Mil gracias por su invitación.Sin duda en curso será de una gran importancia y ayuda.

    • Jordi Morrós

      Saludos a todos.

      Espero poder seguir el curso.

      En otro apartado del portal ya he colgado un poco de explicación sobre mi “background” respecto a Marcel Légaut.

      Hasta pronto.

    • Héctor Rodríquez Fariña

      Oir con el corazón,
      hablar con el alma en la mano,
      sentirle a él cerca,
      y juntos podremos recitar
      una vez más:

      “Mil gracias derramando
      pasó por estos sotos con presura
      y, yéndolos mirando,
      con sola su figura
      vestidos los dejó
      de su hermosura”.

      Gracias por este regalo del nuevo año
      Héctor

    • Ma. Luisa Freznillo Solís

      Muchas gracias por la información de este curso de espiritualidad. Espero nuevamente recibir la iluminación tan especial como en el de Lenears. Saludos y felicitaciones por su compartir.

    • Gracias

      Gracias, no conozco al autor pero ya estoy llena de espectativas, el año nos regala este encuentro desde la dimención espiritual. Beaqtriz

    • Alice Méndez

      Estoy deseando que comience este curso, ya que el de R Lenaers fue algo muy movilizador, tan así que lo he impreso y en estas vacaciones de verano en el sur, lo he recorrido nuevamente.
      Gracias por seguir alimentando nuestros espíritus.

    • José Luis Díez

      Gracias por el aviso sobre este nuevo curso. Estoy seguro de que será harto provechoso, como ya lo fuera el de Lenaers. Hasta pronto.

    • Gabriel Sanchez

      Estamos aqui, perdi el comentario de Melero, muy interesante Antonio… Gabriel

    • Guillermo Cedeira Cedeira

      Gracias por el aviso sobre el nuevo curso Marcel Légaut. Espero que será, no lo dudo, tan interesante como todos los programados por ustedes
      Espero poder seguir puntualmente el mismo y aportar mis comentarios.-Gracias por avisarme como lo han hecho
      Un saludo afectuoso desde Santiago de Compostela.-Guillermo

    • Elena González

      Gracias! Espero poder articipar