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Del amor y sus vivencias

Oscar Varela intentó repetidamente anteayer aclarar  que el origen del texto de un comentario suyo a lo de Légaut era de Ortega y Gasset. No sabemos por qué, tal vez por haberlo enviado repetidamente en un momento en que el sistema no respondía, ese comentario fue a  la carpeta del spam, de donde lo hemos recuperado. El valor del texto y el trabajo de selección hecho por Oscar merece su publicación como una nueva entrada. Muchos lo han pedido. Sirve como Anexo al Curso de introducción a Marcel Légaut 5,: De «la fe en sí mismo» al «amor humano».

AMOR DE ENAMORAMIENTO

El amor de enamoramiento —que es, a mi juicio, el prototipo y cima de todos los erotismos— se caracteriza por contener a la vez estos dos ingredientes: el sentirse “encantado” por otro ser que nos produce “ilusión” íntegra y el sentirse absorbido por él hasta la raíz de nuestra persona, como si nos hubiera arrancado de nuestro propio fondo vital y viviésemos trasplantados a él, con nuestras raíces vitales en él. No es sino decir de otra manera esto último agregar que el enamorado se siente entregado totalmente al que ama; donde no importa que la entrega corporal o espiritual se haya cumplido o no. Es más: cabe que la voluntad del enamorado logre impedir su propia entrega a quien ama en virtud de consideraciones reflexivas —decoro social, moral, dificultades de cualquier orden. Lo esencial es que se sienta entregado al otro,  cualquiera que sea la decisión de su voluntad.

Y no hay en esto contradicción: porque la entrega radical no la hace él, sino que se efectúa en profundidades de la persona mucho más radicales que el plano de su voluntad. No es un querer entregarse: es un entregarse sin querer. Y dondequiera que la voluntad nos lleva, vamos irremediablemente entregados al ser amado, inclusive cuando nos lleva al otro extremo del mundo para apartarnos de él.

Este caso extremo de disociación, de antagonismo entre la voluntad y el amor, sirve para subrayar la peculiaridad de este último y conviene, además, contar con él porque es una complicación posible. Posible, pero ciertamente poco probable. Es muy difícil que en un alma auténticamente enamorada surjan con vigor consideraciones que exciten su voluntad para defenderse del amado. Hasta el punto que, en la práctica, ver que en la persona amada la voluntad funciona, que “se hace reflexiones”, que halla motivos “muy respetables” para no amar o amar menos, suele ser el síntoma más inequívoco de que, en efecto, no ama. Aquel alma se siente vagamente atraída por la otra, pero no ha sido arrancada de sí misma—es decir, no ama.

Es, pues, esencial en el amor de que hablamos la combinación de los dos elementos susodichos: el encantamiento y la entrega. Su combinación no es mera coexistencia, no consiste en darse juntos, lo uno al lado de lo otro, sino que lo uno nace y se nutre de lo otro. Es la entrega por encantamiento.

AMOR MATERNO y AMOR DE AMISTAD

La madre se entrega al hijo, el amigo al amigo, pero no en virtud de la “ilusión”, del “encanto”. La madre lo hace por un instinto radical casi ajeno a su espiritualidad. El amigo se entrega por clara decisión de su voluntad. En él es lealtad —por tanto, una virtud que a fuer de tal posee una raíz reflexiva. Diríamos que el amigo se toma en su propia mano y se dona al otro.

sigue el ENAMORAMIENTO

En el amor lo típico es que se nos escapa el alma de nuestra mano y queda como sorbida por la otra. Esta succión que la personalidad ajena ejerce sobre nuestra vida mantiene a ésta en Levitación, la descuaja de su enraigamiento en sí misma y la trasplanta al ser amado, donde las raíces primitivas parece que vuelven a prender como en nueva tierra. Merced a esto vive el enamorado no desde sí mismo, sino desde el otro, como el hijo antes de nacer vive corporalmente de la madre, en cuyas entrañas está plantado y sumido.

Pues bien: esta absorción del amante por el amado no es sino el efecto del encantamiento. Otro ser nos encanta y este encanto lo sentimos en forma de tirón continuo y suavemente elástico que da de nuestra persona.

ATRACCIÓN SEXUAL

En la atracción sexual no hay propiamente atracción. El cuerpo sugestivo excita un apetito, un deseo de él. Pero en el deseo no vamos a lo deseado, sino al revés: nuestra alma tira de lo deseado hacia sí. Por eso se dice muy certeramente que el objeto despierta un deseo, como indicando que en el desear el no interviene, que su papel concluyó al hacer brotar el deseo y que en éste lo hacemos todo nosotros. El fenómeno psicológico del deseo y el de “ser encantado” tienen signo inverso. En aquél tiendo a absorber el objeto; en éste soy yo el absorbido. De aquí que en el apetito no haya entrega de mi ser, sino, al contrario, captura del objeto.

AMOR PASIONAL

Tampoco hay entrega verdadera en la “pasión”. En los últimos tiempos se ha otorgado a esta forma inferior del amor un rango y un favor resueltamente indebidos. Hay quien piensa que se ama más y mejor en la medida que se esté cerca del suicidio o del asesinato, de Werther o de Otelo, y se insinúa que toda otra forma de amor es ficticia y “cerebral”. Pegarse un tiro o matar no garantizan lo más nimio la calidad ni siquiera la cantidad de un sentimiento. La “pasión” es un estado patológico que implica la defectuosidad de un alma. La persona fácil al mecanismo de la obsesión o de estructura muy simple y ruda, convertirá en “pasión”, es decir, en manía, todo germen de sentimiento que en ella caiga. Dejemos de creer que el hombre está enamorado en la proporción que se haya vuelto estúpido o pronto a hacer disparates.

Lejos de esto, fuera bueno establecer como tema general para la psicología del amor este aforismo: siendo el amor el acto más delicado y total de un alma, en él se reflejarán la condición e índole de ésta. Es preciso no atribuir al amor los caracteres que a él llegan de la persona que lo siente. Si ésta es poco perspicaz, ¿cómo va a ser zahorí el amor? Si es poco profunda, ¿cómo será hondo su amor? Según se es, así se ama. Por esta razón podemos hallar en el amor el síntoma más decisivo de lo que una persona es. Todos los demás actos y apariencias pueden engañarnos sobre su verdadera índole: sus amores nos descubrirán el secreto de su ser, tan cuidadosamente recatado. Y, sobre todo, la elección de amado. En nada como en nuestra preferencia erótica se declara nuestro más íntimo carácter.

No es, pues, la pasión culminación del afán amoroso, sino, al contrario, su degeneración en almas inferiores. En ella no hay ni encanto ni entrega. Los psiquiatras saben que el obsesionado lucha contra su obsesión, que no la acepta en sí, y, sin embargo, ella le domina. Así cabe una enorme pasión sin contenido apreciable de amor.

GÉNERO LITERARIO más que FUERZA ELEMENTAL y PRIMITIVA

Esto indica al lector que mi interpretación del fenómeno amoroso va en sentido opuesto a la falsa mitología que hace de él una fuerza elemental y primitiva que se engendra en los senos oscuros de la animalidad humana y se apodera brutalmente de la persona, sin dejar intervención apreciable a las porciones superiores y más delicadas del alma.

Sin discutir ahora la conexión que pueda tener con ciertos instintos cósmicos yacentes en nuestro ser, creo que el amor es todo lo contrario de un poder elemental. Casi, casi yo diría que el amor, más que un poder elemental, parece un género literario. Y claro está que es excesiva e inaceptable si pretendiese ser la última, mas yo no pretendo con ella sino sugerir que el amor, más que un instinto, es una creación y, aun como creación, nada primitiva en el hombre. El salvaje no la sospecha, el chino y el indio no la conocen, el griego del tiempo de Perícles apenas la entrevé. Dígaseme si ambas notas: ser una creación espiritual y aparecer sólo en ciertas etapas y formas de la cultura humana, harían mal en la definición de un género literario.

AMOR DE CARIÑO

Como del hervor sensual y de la “pasión”, podíamos separar claramente el amor de sus otras pseudomorfosis. Así de lo que he llamado “cariño”. En el “cariño”—que suele ser, en el mejor caso, la forma del amor matrimonial— dos personas sienten mutua simpatía, fidelidad, adhesión, pero tampoco hay encantamiento ni entrega. Cada cual vive sobre sí mismo, sin arrebato en el otro; desde sí mismo envía al otro efluvios suaves de estima, benevolencia, corroboración.

RAREZA DEL ENAMORAMIENTO

Lo dicho basta para imbuir un poco de sentido a esta afirmación: Si se quiere ver claro en el fenómeno del amor, es preciso ante todo desasirse de la idea vulgar que ve en él un sentimiento demótico que todos o casi todos son capaces de sentir y se produce a toda hora en torno nuestro, cualquiera que sea la sociedad, raza, pueblo, época en que vivimos. Las distinciones que las páginas antecedentes dibujan reduce sobremanera la frecuencia del amor, alejando de su esfera muchas cosas que erróneamente se incluyen en ella. Un paso más y podremos decir sin excesiva extravagancia que el amor es un hecho poco frecuente y un sentimiento que sólo ciertas almas pueden llegar a sentir; en rigor, un talento específico que algunos seres poseen, el cual se da de ordinario unido a los otros talentos, pero puede ocurrir aislado y sin ellos.

Sí, enamorarse es un talento maravilloso que algunas criaturas poseen, como el don de hacer versos, como el espíritu de sacrificio, como la inspiración melódica, como la valentía personal, como el saber mandar. No se enamora cualquiera, ni de cualquiera se enamora el capaz. El divino suceso se origina sólo cuando se dan ciertas rigorosas condiciones en el sujeto y en el objeto. Muy pocos pueden ser amantes y muy pocos amados. El amor tiene su ratio, su ley, su esencia unitaria, siempre idéntica, que no excluye dentro de su exergo las abundancias de la casuística y la más fértil variabilidad.

 

[Fragmentos de un Artículo de José Ortega  y Gasset PARA UNA PSICOLOGÍA DEL HOMBRE INTERESANTE, (Obras Completas T4, 467-480).Ed. Rev. de Occ. 4ª edición). La selección y los subtítulos son de Oscar Varela para el portal ATRIO.org]

 

17 comentarios

  • Kaláa

    Paso a paso…
    Andaba yo pensado en la manera tan estudiada …que tiene Oscar de dejar que él rio ocupe su sitio,  dejándole explayarse el  tiempo que necesite.
    Estudiado y  conocido tiene  a este rio que acostumbra a ocupar temporalmente su casa y que llama manso.
    Mientra   aquí estábamos preparados para recibir un temporal huracanado,  para nada manso, alerta  máxima.  Nada de recibirlo tan alegremente, a ser posible que no ponga los pies en casa.  Deseamos que Xynthia se marche cuanto antes  con su aire fresco.
    Hoy Chile despertó sobresaltada y todos despertamos  otra vez con un  recuento de muertos…
     
    Saludos.

  • Carmen (Almendralejo)

    Gracias Oscar, Amig*s de Atrio, por estas palabras sobre el amor, y sobre todo por algunas definiciones como:

      “Muy pocos pueden ser amantes y muy pocos amados….

    Y,  El amor tiene su ratio, su ley, su esencia unitaria, siempre idéntica, que no excluye dentro de su exergo las abundancias de la casuística y la más fértil variabilidad…”
     
    Es verdad, que ser Amante, condiciona no solo al acto sexual, sino al contenido entero que abraca esta palabra, y que para ser Amante hay que concebir en un*s mism* todas las cualidades restantes:

    -Terneza  (nos permite ser como niñ*s)
    -Afectividad  (es la levadura del amor)
    – caridad  (No convoca a la humanidad con el mundo)
    – Fidelidad  (su imagen, se hace icono, entre todas ellas)
     
    -Sensibilidad (hacernos sentir que estamos Viv*s, y que nuestras miopías desaparecen el universo tiene otra visión nueva)
     
    – Pasión (fusiona cada uno de lo sentimientos anteriores y posteriores… se acumulan fluyen fundidos, es una eclosión, torbellino inédito con imágenes… “¡la mística guarda mucho de esto!”
     
    – Entusiasmo (declaración, visualización del mapa de su figura)
    – Elegancia  (amar sin miedo…
    – Sonrisas  ( jugar con la química… sin retraimiento
    – Originalidad (no existe el día anterior)

    Vuelvo a coincidir, que para ser amados, sobre todo debemos sentirnos libres, ante esa persona que nos Ama, nos ama para

    Crecer, y hacernos crecer unidas, y sin coartar nuestra  libertad, y es que esta persona no hace ser y sentir como ese “Yo” nuestro otro yo, que nos escucha, y que sabe más de nuestra personalidad que un* mism*s.

    Y sin embargo,  actuamos frente a ella, con la libertad de ser una misma persona, puesto que es eso en realidad, lo que nos hacer y permite sentir y decir que de verdad ¡Somos amad*s!

    El amor, es así… también es caprichoso y como no, pero a la vez si este lleva un tanto por ciento alto de Amistad, es seguro que se da aquello de, Amar y sentirnos amad*s

  • Gabriel Sanchez

    Pd. me llega de a capitulos, lo que esta muy bien.- Gabriel

  • Gabriel Sanchez

    Que te parece si vos te traes a Ortega y yo al fraseario de Galeano-Rosenkoff y Viglietti y hacemos tanto de Vanguardia, pa Rodrigo, sigue en pie lo del mate, con un sorvito de caña, pa la humadad.- Gabriel

  • oscar varela

    Hola!

    Rodrigo Olvera!
    Tus palabras me hanhecho bien.
    Muchas Gracias, compañero!

    Gabriel Sánchez!
    La inundación nos resultaba muy extraña
    porque bien que el Río Paraná viene bajando al tope
    Y las lluvias son récords en años;
    no había sin embargo el viento sudeste, que es el enemigo, pues es el que tapona la salida a nuestro común Estuario del Río de la Plata.

    Hoy nos enteramos que hubo un Terremoto (de Esc. Richter, intensidad 6 -es bastante)
    ¿Dónde?
    A 300 km. de Ushuaia -Tierra del Fuego 
    y a 21 Km de profundidad.

    Para llegar a modificar nuestro común del Río de la Plata
    tuvo que haber recorrido la gigantesca masa de agua (llamad Marea)
    estimo que 3.000 km.

    Me acordé de Leonardo Boff.
    ·······
    Aun así lo extraño nos persigue pues la masa de agua apenas bajó 20 cm. en todo el día.

    No tenemos problemas, pero sigo pensando en Boff.
    ········
    ¡Gracias por estar ahí!

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Gabriel Sanchez

    Oscar tenes razòn con los hueso calados por tanta agua y el clima que cambio…que bien nos vendría un matecito y acordarnos de aquella vez, en que la patrona nos dijos si heeee…te invito a recordar juntos, tengo una caña de Ancap y una yerba sin palitos, que es una hermosura venite y aprendemos a ser viejo juntos, de paso, nos acordamos de tanta historia que anda por ahí y que hoy la relatan los libros…y que de repente de a ratos yo y vos vivimos, dale que ya pongo a calentar el Agua….Un abrazo y vamos todavìa…Osquitar que no ni no.- Gabriel

  • Hola Domingo
    “Veo que con Ortega ocurre lo mismo que con Légaut en bastantes comentarios. Es fácil detectar enseguida lo que es de época, lo que está superado, lo que falta, aquello que no cuela sin más desde un “pensamiento políticamente correcto”… Y veo que se deja de lado hacer lo difícil: estar abierto, recoger (quizá masticando un poco) aquello que hace pensar, aquello en lo que uno no había caído en la cuenta, aquello que el otro dice y que uno, un poco, ya pensaba pero no había desarrollado y le lleva a otra cosa que entonces propone al resto…”
    Me parece una valoración inexacta e injusta

    Mira por ejemplo mi participación en este hilo o entrada. Justo lo dividí en dos, para que quedara claro -al menos yo creí que quedaría claro- que a) una cosa era señalar los aspectos que a mí me parecen inaceptables pero producto de una época (no por ser “políticamente correcto” decir que son inaceptables, sino por ser actitudes que han causado demasiada injusticia real en el mundo) y otra cosa era b) la reflexión que me ha provocado sobre mi propia experiencia;

    Pareciera -quizá me euivoco- que sólo hay apertura y reflexión (masticar, rumiar) cuando se está de acuerdo con el autor propuesto (“aquello que el otro dice y que uno, un poco, ya pensaba pero no había desarrollado”). Parece -quizá me equivoco- que te resulta bastante dificil de llevar el que haya tanto cuestionamiento/desacuerdo con un autor que por tu propia experiencia te es muy cercano. Lo cual  claro que es comprensible, pero a ser sincero es lo que me ha mantenido sin comentar sobre Légaut

    Hola Oscar
    Solo una aclaración -que quizá no es necesaria pero más vale que sobre y no que falte. Para mí la cosa no es decosas antiguas vs cosas nuevas. No todo lo antiguo es superado; ni todo lo nuevo es conveniente. Disfruto mucho el tango (sobre todo los de Mastropiero jajajaja) ; y concuerdo mucho (pero no en este texto) con Ortega. Ortega en muchas cosas es más oportuno a nuestro tiempo que mucho de lo que se lee en ciertas universidades mexicanas.
    Y junto con muchas personas de Atrio, estoy agradecido de que nos traigas su presencia a nuestros intercambios.

    Saludos cordiales a ambos
    Rodrigo

  • Lali

    A Domingo Melero:
     
    La cita que mencionas sobre la amistad se halla en Eclo 9, 10b. En 6,5-17 de ese mismo libro aparecen otras reflexiones sobre los amigos.
     
    Un saludo
    Lali

  • Julián Leirbag

    Lo que, en principio,  Ortega y Gasset,  por medio de una lectura superficial, de mi parte, es que alarga o acorta una cuestión nada menos filosófica: si el amor es uno y único, y nos replantea en su análisis “formas del amor”, si así es digno de interpretarlo aunque me queda una duda que el autor indicado no me saca, pues el amor no se encierra a lo fenoménico como para decir “el fenómeno del amor”, “fenómeno amoroso”, etc. ya que, creo yo, el amor también es lo que no se manifiesta de aquello mismo que resta como misterio. Hay  un sentido de búsqueda de la “esencialidad” (esencia) del amor que en su “fenomenización orteguiana” entraña lo abstracto con las distintas vivencias personales, la cultura, la religión, la sociedad, por ejemplo, podrían alumbrar más su consideración. ¿Qué conceptos tiene un japonés acerca del amor con respecto a un español, argentino, griego, africano…? Si esto es amor y aquello otro no es, ¿cuáles son las personas que sostienen esos juzgamientos?  Dentro de la pluralidad de filosofías existentes y visiones, hoy por hoy, pretender excluir un elemento de otro, una parte de las realidades humanas como si no tuvieran nada que ver con el amor, me temo que yo no podría entender qué es lo que la gente entiende bajo el término amor…En el el decir y en el vivir de la gente también hay mucho que aprender acerca de lo qué es amor a no ser que recurramos en un mundo ideal donde el amor es por sí mismo algo que existe y a patrir del mismo sentenciamos que esto sí es amor y lo otro no, etc.

  • ana rodrigo

    Querido Oscar, alabo tu honestidad y tu elegancia al contarnos un equívoco o error que hubo.

    Estas cosas no sólo nos pasan a quienes hemos cumplido ya unos cuantos añitos, en la juventud se suelen cometer errores más gruesos.

    Un abrazo, amigo, y ánimo que todavía queda camino por recorrer.

  • oscar varela

    Hola!

    Acá en Argentina es madrugada y quiere salir el sol.
    Lo veré cuando salga porque estuve toda la noche levantando otra vez mi casa.

    El domingo, zafamos, al fin; pero ahora ya empieza a entrar mansamente en este Pueblito, que es casi como una palangana: cuando rebasa los bordes de endicamiento ya se escuchan las sirenas y los bomberos salen a socorrer.

    No es nada grave. Ésta será la 34 inundación de 1,30 mts en casa por el lapso de 25 años. Estaré confinado por uno o dos días a este acogedor cuarto que, por suerte, tiene esta salida al mundo, que es Internet.

    Así fue que subí y me puse a mirar los Comentarios de los Compañeros y del Maestro del Curso.
    Tengo que agradecerles porque voy aprendiendo a que uno se va poniendo viejo.
    ···········
    A propósito, cabría decir -aunque no acá, pero, vaya-, que la casa la levantamos con mi hijo casado y con 3 hijos él, de los cuales 2 mellizos. Él y yo. Toda la demás familia aun no se despertó. Así de tranquilas son estas cosas desagradables. Pero es nuestra verdad, nunca mejor dicha que la de “náufragos”.
    ···········
    Les decía, entonces que el aprender a hacerse viejo es una ciencia que conviene trabajar, ya que no estudiar porque no la enseñan en ningún lado; y no creo que sea por difícil ni imposible, sino porque los seres humanos no nos empeñado en construirla. Más bien la tendencia es contraria; la de ocultarla en algún hermoso geriátrico.

    Pero yo he aprendido de a poco a crearme un lugar (ya que el tiempo iba a ser lo que me iba a sobrar) un espacio lo más vital posible. Atrio.org va siendo, tal vez, uno de esos lugares.

    Además, el 9 de marzo comenzaré un Curso intensivo anual de Guía de Turismo con salida laboral, ya que la zona lo viene requiriendo. Estoy entusiasmado con ello. Son vitaminas de vida.
    ·········
    En cuanto al corte y pega también es cierto, pero no por vago sino por considerarlo un aporte, ya que mi cabeza funciona selectivamente. La cosa está patente en este caso, ya que no hube “colgado” los textos de Exupéry y de Ortega en los Post de Entregas, sino en lo que me pareció ser los alrededores del Taller; supuse que también podría haber una “Biblioteca” de consulta. No creo que eso esté errado. Lo que sí parece que lo estaría es la falta de actualización de la Biblio. Por eso creo que es otro signo de que uno se va poniendo viejo.
     
    Lo interesante de esto es que yo lo comprendo, pero no me arrepiento porque es lo que voy siendo sin disfraces. ¿Dónde se habrá visto una vejez “atrayente”? ¿Qué le voy a hacer si no sé bailar el Rock como los jóvenes? Pero no desmerezco el Tango. ¿Qué es viejo? ¿Y qué le vamos a hacer? También mi generación vio la vejez de los que se iban antes, los ante-pasado.
    ·········

    No sé si esto es “llegar tarde”, como dice sucederle al compañero Fico. Mi caso no lo veo “tardío” sino el justo tiempo de la vejestud. Circunstancia que re-asumo sin engaños, Tranquilo y feliz porque es lo que AHORA tengo y ofrezco por si a alguien de la edad que sea le pudiera servir.
    ··········
    Bueno, me resta agradecer a Atrio.org y a los compañeros la posibilidad de hacer no tan dramática este salir a trabajar remando.

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Pepe Sala

    Mi experiencia sobre los auntos amorosos esta muy en desacuerdo con lo que dice esa “pareja” tan famosa: Ortega y Gaset.
     
    Bien es verdad que los ” brutos” no complicamos tanto las cosas amorosas ( cuando tenemos edad de aprovecharnos no tenemos tiempo y cuando nos sobra el tiempo nos falta la buena edad), pero de eso a no tener capacidad de amar y conocer lo que significa el amor hay un abismo.
     
    Los fontaneros, por ejemplo, tenemos un concepto del amor un poco mas elevado que los albagniles. ( los albagniles diran lo contrario, seguro); pero el verdadero AMOR es capaz, por si mismo, de pulir la ” brutalidad instintiva” de fontaneros, albagniles  e, incluso pastores de cabras. Al menos eso creo y conozco algun caso.
     
    Por supuesto que no estuve de acuerdo con mi amigo el albagnil el dia que comentamos los asuntos del amor, mientras comiamos el bocata en la obra.  Dijo esto:
     
    “” no le des mas vueltas, fontanero
    el verdaro amor  es
    el que entra por el agujero””
     
    Si ya digo yo que con albagniles no sepuede razonar cosas tan complicadas como el amor…el acemila seguro que se enamora de los agujeros del ladrillo que esta colocando y tendra a su ” hermano pequegno” destrozaito…
     
    Buenos dias,pues.
     

  • Domingo Melero

    Como esta semana no tengo que preparar una nueva “entrega”, voy a intervenir en los hilos de comentarios. Procuraré ser breve (aunque lo veo difícil) ya que Antonio me lanzó una puya al respecto al final de la entrega 6. Pido excusas si lo breve me hace demasiado contundente.
     
    Veo que con Ortega ocurre lo mismo que con Légaut en bastantes comentarios. Es fácil detectar enseguida lo que es de época, lo que está superado, lo que falta, aquello que no cuela sin más desde un “pensamiento políticamente correcto”… Y veo que se deja de lado hacer lo difícil: estar abierto, recoger (quizá masticando un poco) aquello que hace pensar, aquello en lo que uno no había caído en la cuenta, aquello que el otro dice y que uno, un poco, ya pensaba pero no había desarrollado y le lleva a otra cosa que entonces propone al resto…
     
    Óscar, con estos fragmentos de Ortega, ha hecho lo mismo que otras veces. Por ejemplo, con un texto de St. Exupéry (de “Ciudadela”). Aporta unos materiales, pero sin trabajar o elaborar el enganche con el curso/taller y sin apuntar o esbozar, al menos, cómo engancharía esto de Ortega (en este caso) con lo que plantea la entrega correspondiente de Légaut. El simple “copy/paste” (cortar y pegar) no vale a la hora de presentar un trabajo en un curso/taller. Lo siento.
     
    Diré algo sobre lo de Ortega de Óscar en relación con Légaut 5. Ortega hace una descripción y una tipología de los “amores” (estemos o no de acuerdo en cómo la haga), pero de forma estática, como el naturalista que hace un inventario. Légaut, en cambio, habla sólo de uno de ellos (el amor humano) y plantea un camino, un itinerario, y no “de perdición” (como la peli). Escoge, por tanto, gracias a situar las crisis y los pasos en un camino de “confianza” a “fe” (etc.), afirmar una posibilidad de crecimiento, de avanzar. En este caso, del “amor naciente” al “amor adulto”. El paso del tiempo puede ser que no destruya ni desgaste sino que ayude a afinar. El licor del amor puede entonces tener un efecto más duradero pero menos perceptible y excitante que al comienzo (“El amigo nuevo es como el vino nuevo; añejarse ha y beberáslo con suavidad” se dice creo que en el Libro de la Sabiduría, y lo glosa Juan de la Cruz, que en sus textos no reflejaba los conflictos tipo “mayo del 68” de su ajetreada vida). El amor es fuego de muchas maneras.
     
    No añado ahora, cómo, diez años después de HBH, Légaut habla del “acercamiento y acogida del otro”, camino de llegar a ser uno mismo, incluyendo la serie de posibles relaciones del ser humano.

  • Ahora, sobre el bosque y no los árboles que señalé:
    Si hago caso a Ortega y Gasset, habré de confesar que no he amado nunca. Pues nunca amar para mí ha implicado carecer de voluntad.
    Si me hago caso a mí y a como me cuento a mí mismo mi experiencia (la memoria siempre es una construcción subjetiva), habré de decir que siempre que me he enamorado, tal enamoramiento es consecuencia de encontrar una persona en la cual se da al mismo tiempo lo que Ortega separa: cariño, pasión y atracción sexual.
    Nunca que me he sentido enamorado ha surgido tal enamoramiento de la nada; sino de esta extraordinaria mezcla de cariño, pasión y atracción sexual.
    ¿A quién le haré caso? 😉

  • “el amor, más que un instinto, es una creación y, aun como creación, nada primitiva en el hombre. El salvaje no la sospecha, el chino y el indio no la conocen, el griego del tiempo de Perícles apenas la entrevé.”
    Vaya con la xenofobia!!!
    Claro, Ortega es hijo de su tiempo y es él-con-su-circunstancia. Y esta aberración -desde nuestra comprensión actual- es un buen ejemplo de ello.
     
    Otra insufrible
    Es muy difícil que en un alma auténticamente enamorada surjan con vigor consideraciones que exciten su voluntad para defenderse del amado. Hasta el punto que, en la práctica, ver que en la persona amada la voluntad funciona, que “se hace reflexiones”, que halla motivos “muy respetables” para no amar o amar menos, suele ser el síntoma más inequívoco de que, en efecto, no ama. Aquel alma se siente vagamente atraída por la otra, pero no ha sido arrancada de sí misma—es decir, no ama.
    O sea:  mujeres abusadas, nada de defenderse del amado, porque eso no es amar.
     
    Saludos cordiales

  • Gabriel Sanchez

    …hablando de ideas de otro…”A menudo, en el debate filosófico y teológico, estas distinciones se han radicalizado hasta el punto de contraponerse entre sí: lo típicamente cristiano sería el amor descendente, oblativo, el agapé precisamente; la cultura no cristiana, por el contrario, sobre todo la griega, se caracterizaría por el amor ascendente, vehemente y posesivo, es decir, el eros. Si se llevara al extremo este antagonismo, la esencia del cristianismo quedaría desvinculada de las relaciones vitales fundamentales de la existencia humana y constituiría un mundo del todo singular, que tal vez podría considerarse admirable, pero netamente apartado del conjunto de la vida humana. En realidad, eros y agapé —amor ascendente y amor descendente— nunca llegan a separarse completamente. Cuanto más encuentran ambos, aunque en diversa medida, la justa unidad en la única realidad del amor, tanto mejor se realiza la verdadera esencia del amor en general. Si bien el eros inicialmente es sobre todo vehemente, ascendente —fascinación por la gran promesa de felicidad—, al aproximarse la persona al otro se planteará cada vez menos cuestiones sobre sí misma, para buscar cada vez más la felicidad del otro, se preocupará de él, se entregará y deseará « ser para » el otro. Así, el momento del agapé se inserta en el eros inicial; ” No importa el mensajero, sino lo que dice…y vamos todavía Osquitar.- Gabriel

  • Kaláa

    El andar con idea de otro… y que se suba a la cabeza…. es estar enamorado
     
    Oscar,  parece ser que el hechizo funcionó por casualidad, o las circunstancias propiciaron que quedaran prendidos  por los pelos y de manera transitoria,   tus interesantes fragmentos .
    Recuerdo que Ortega y Gasset también  calificó el enamoramiento,  como un estado de imbecilidad transitorio.
    Menos mal que sólo es cuestión de un tiempo  el andar con pájaros en la cabeza….
    Saludos.