De «la fe en sí mismo» al «amor humano»
I. La fe en sí mismo (capítulo I de El hombre en busca de su humanidad)
1. Tal como indicamos en la entrega anterior, Légaut quiso dedicar un capítulo inicial, a modo de “obertura”, a la fe en sí mismo. Proponemos leer, para empezar, un resumen y una selección de fragmentos de este capítulo. Texto duro y exigente, pero capital.
2. Sin embargo, para captar lo esencial de la «fe en sí mismo» en otros términos (y dar así un respiro a los que siguen el curso, pues, como ya dijimos, Légaut no es fácil), citaremos unos textos muy breves, de otros dos autores, que apuntan a lo mismo.
Primero, un cantar de Machado:
- No extrañéis dulces amigos
que esté mi frente arrugada,
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entañas.
Y, segundo, una afirmación con algunos campos del «trabajo de la fe»:
- El combate por la igualdad y la libertad sociales, por los «derechos humanos», exige la misma lucidez y el mismo coraje que una obra de arte. O, recíprocamente, es tan exigente y difícil llevar a su cumplimiento el amor entre un hombre y una mujer como la justicia entre los pueblos (George Morel; ver Cuadernos de la diáspora 11, pág. 55)
Ambos fragmentos incluyen la metáfora del combate. Y, el «en guerra con mis entrañas» de Machado, ¿no tiene un tono tan dramático como los textos de Légaut?
Machado deja entrever la dureza de su vida espiritual, la dificultad de su lucha y combate consigo mismo tras la ligereza del poema. Porque alcanzarse, conocerse, trascender el yo superficial (que siempre desea lo que no tiene) y alcanzar el yo profundo no es un camino fácil; y, en él, la fe en sí mismo y en el otro es capital pues ella es la fuerza que lleva al hombre a afirmar el misterio de sí y del otro.
Sólo después viene la ligereza, la mesura, la discreción y el equilibrio, que son el fruto de la fe:
- Es el mejor de los buenos
quien sabe que en esta vida
todo es cuestión de medida:
un poco más, algo menos
Y también esto de Machado conecta con la afirmación de sí mismo que es la fe:
- Morir… ¿caer como gota
de mar en el mar inmenso
o ser lo que nunca he sido:
uno sin sombra y sin sueño,
un solitario que avanza
sin camino y sin espejo.
Quien dice «morir» dice todo lo que nombra la «carencia de ser». En el poema, la primera posibilidad, la de «caer como gota / de mar en el mar inmenso», no es la posibilidad que prefiere Machado (pese a que todo le lleva a ella). Tampoco Légaut se conforma con esta posibilidad, a la que llama la «resignación infinita», tanto la de las religiones milenarias como la de algunas filosofías cuya respuesta a la cuestión de qué es el hombre es una forma renovada de «fatalismo».
Machado deja abierta una segunda posibilidad en el poema: «ser lo que nunca he sido». Esta posibilidad suena a la «fe en sí mismo». Prueba de ello es que Machado, después, con imágenes que ahora no podemos comentar, describe una lucidez sobre sí, una integridad en la reflexión y una desnudez que es justo lo que la «fe en sí mismo» permite, esto es: ser «sin sombra y sin sueño», avanzar «sin camino y sin espejo».
II. «Nota sobre la fe» (1975)
Légaut, en un libro de 1975, , sintetizó de nuevo qué entendía por «fe en sí mismo». Lo hizo en la primera parte de una «Nota sobre la fe» que recomendamos especialmente.
En esta Nota están ya presentes los tres umbrales de la vida espiritual, según Légaut: (a) tomarse la vida en serio; (b) dar un carácter absoluto a los compromisos; pero, además, (c), caer en la cuenta de la forma ideológica de entender éstos, y, al mismo tiempo, rebasarla gracias a descubrir una exigencia fundamental de carácter absoluto, arraigada en la propia profundidad, que no consiste en una mera obediencia o cumplimiento de lo que se exige de forma general, sino que abre a una rara y singular combinación de riesgo y de fidelidad. Por ella, el hombre ya no encaja en ninguna casilla establecida.
Y terminamos este tema con una última observación. La preposición «en» de la fe en sí mismo tiene 2 valores: (1) uno mismo no es sólo el agente sino que es también el lugar donde se da la fe; y (2), uno mismo es, además, el término de la «adhesión» que es la fe, para la que Légaut usaba el verbo «desposar» (épouser).
La fe significa, para Légaut, que hay un absoluto en el hombre (incluido uno mismo), como sujeto y como término, y significa, además, que hay una búsqueda de la propia humanidad, o un paso del yo superficial al yo profundo, que no emprenderíamos o que no intentaríamos si, en cierto modo, no lo hubiéramos ya encontrado o logrado.
III. «El amor humano» (capítulo II de El hombre en busca de su humanidad)
El lector que Légaut deseaba encontrar adivinará, en este texto, el esfuerzo del autor por ser, por un lado discreto, y, sin embargo, por otro lado, hablar a fondo, de la experiencia humana del amor a partir de la suya propia y de sus más allegados. Tema habitual de poetas, cantantes y artistas, un campesino, ex matemático y creyente, se esfuerza por hablar de él, en el camino de su propia investigación y reflexión, a los setenta, sobre la condición humana. No es el texto habitual de un pastor, sacerdote, teólogo, filósofo o psicólogo. A poco que se conozca el marco de su vida, se adivina, en efecto, entre líneas, tan sólo una vida común, de esposo y de amigo de sus amigos, con los que ha hablado a fondo. La selección que ofrecemos es la mitad más o menos de su texto. Por esfuerzo de simplificar hemos suprimidos frases y párrafos enteros, donde abundaban los matices y las observaciones.
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GUÍA DE LECTURA Y AUTOEVALUACIÓN
Por Antonio Duato
El trabajo de presentación y síntesis que nos presenta Domingo de los dos primeros capítulos de la obra principal de Légaut no puede hacerse más claro y sencillo. Y creo que si uno entra en estos textos, con calma y paciencia, irá sacando punta y encontrando momentos de luz.
Pero estamos acostumbrados a mucha rapidez en este mundo de Internet. Nada de rollos. Y si pudiera ser con imágenes, una presentación o un video mejor…
Para el que no tenga tiempo o ganas de leer los textos propuestos, o como incitación a hacerlo, hago esta breve supersíntesis de la síntesis:
La película de lo vivido es la materia del trabajo interior o espiritual. De esto ya hablamos. No hay otro. Pero claro, de lo vivido –los “bienes de la vida” dice Légaut– hay muchos que “consumimos” y otros que nos interpelan por dentro. A estos últimos los llama “específicamente humanos”. Algo (una situación, un texto, un contacto…) que nos ha producido una intensa vivencia estética, o intelectual o religiosa, puede despertarnos a una fugaz realidad trascendental donde se va poder asentar el movimiento interior de fe en sí mismo.
Lo original de Légaut es que al hablar de estos bienes humanos, con capacidad de “llamar” hacia el interior y hacia lo más real, de manera explícita y valiente rompe con toda la tradición ascética de huir de “las pasiones”, de privarse de goces corporales para llegar a ser “interiores” o espirituales. Porque Légaut pone precisamente el amor y la paternidad como prototipos de bienes que nos llaman a no tener y “consumir” sino a salir de nosotros, a experimentar la carencia de ser y la afirmación del ser que fundamenta la fe… Y, aunque se puede hablar de amor de forma sublimada y espiritualizada, el amor del que parte Légaut para empezar el trabajo espiritual es el “primer analogado” del amor: el amor del enamoramiento, el que busca y exige el contacto corporal, el que llega al éxtasis de la unión física de la carne, el amor conyugal. ¿No valdrá la pena leer cómo pone Légaut en el instinto ese inicio de salir de uno, hacerse presente al otro y llegar a la fe en el otro?
A quien consiga leer más o menos a Légaut, a quien haya leído a otros autores y poetas que le hayan hecho penetrar en este misterio del amor (sobre paternidad hablará en otro capítulo), a quien haya descubierto momentos de impotencia y de fe suprema en la historia de sus propios amores y desamores, yo invito a seguir aportando palabras auténticas y personales sobre las experiencias profundas. Este taller está avanzando poco a poco, con testimonios magníficos.
- Se puede hablar de lo más íntimo con realismo, sin palabras dulzonas (“mermelada” llamaba Légaut a cierta literatura espiritual) pero con discreción y sin exhibicionismo. Si no negamos el instinto y nos alejamos de lo más material, si tampoco vivimos esas realidades como meros “consumidores”, si estamos atentos a las invitaciones más profundas que de allí se derivan… ¿acaso no estaremos encontrando una base muy firme para una verdadera espiritualidad laica?
- Y otra pregunta me viene que no puedo evitar: sin negar que el celibato –que priva al ser humano del amor conyugal y de la paternidad real– sea para alguien una opción o una necesidad, ¿es en teoría la mejor manera para llegar a una espiritualidad más sublime, como siempre se ha considerado en nuestra tradición?
Hola!
La Tesis (¡ja!) en torno a la heroicidad, salvación o felicidad, traída a un blog
tomó la forma de un galáctico bombardeo de asteriscos (*) fraseados.
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Todo este arsenal bélico es un tanteo de andar rondando al Asunto de la “espiritualidad” propuesta por Légaut.
Tanteo pendular o de bizqueo ya que el pájaro a atrapar, la “vida humana”, es inquieto y va saltando de generación en generación histórica, como de rama en rama.
Si lográramos trazar los vuelos y saltos que dio en el pasado –próximo y lejano-, estaríamos en mejores condiciones de prever el que está dando ahora, montarlo y alanzar con menos zozobra la azarosa rama en que hará estación futura.
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Este comentario no agrega conceptos nuevos al anterior.
Sólo intenta, por razones de “estilo-blog”, engavillar alguna cosecha de la “búsqueda espiritual” en que estamos empeñados.
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Esta Tesis de dinámica histórica acepta a Légaut, pero le obliga a un “looping” in-quietante de giro copernicano:
La fe en sí mismo, la esforzada tarea de concentración en ese sí mismo, el tocar fondo en la carencia de ser, de ser-capaz, en el pensamiento de Légaut, no es una tarea de “discurrir intelectual”, pero sí de “intuición y meditación intelectual”
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¿Qué diferencia hay con la mística tradicional, igualmente buceadora de la intimidad del sí mismo?
La diferencia está en la materia a tratar:
* La Mística tradicional acrisola al alma y a Dios en la intimidad del sí mismo.
* La Espiritualidad legautiana con-sagra la materia de la vida cotidiana diasporada en la banalidad mundana.
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¿Qué coincidencia hay con la mística tradicional?
La coincidencia está en que ambas tienen el mismo punto de llegada:
* El sí mismo, la Conciencia, la Intimidad, uno vocablo: el SER.
No será el Ser como Cosa (Antigüedad); pero es el Ser como Cosa pensante (Modernidad)
Pero siempre COSA; siendo que la “vida humana” no es una Cosa entre las Cosas, sino un “quehacer espiritual” con las cosas.
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La dinámica espiritual de Légaut es “centrípeta”: busca centrarse en “Sí mismo”:
* Todo el YO depurado por la “carencia de ser” y con-sagrado por “la fe en sí mismo”.
Resulta así que ese Sí Mismo es el LUGAR PRIVILEGIADO de la transfiguración de la Realidad.
Para lo cual se han de emplear todas las técnicas espirituales posibles, en torno a una fundamental: el Retiro espiritual.
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Yo salgo a la calle y me pregunto: ¿Quién y cuántos están en condiciones de hacer y perseverar en esas técnicas de “Retiro”?
Me pregunto además: ¿Alguna vez el Ser humano conviviente tuvo tales condiciones facilitadoras?
Y más me pregunto: ¿Es necesario ese “Retiro espiritual” para lograr la felicidad y cumplimento de Ser humano?
Me respondo con un ¡jamás! y un ¡no está adscripto a ese “Retiro de clausura”! respectivamente.
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¿Y entonces? ¿Dónde está la Solución, la Salvación?
Como siempre, la Solución está en el Problema.
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El Problema es que se hubo vuelto a invertir todo el capital de la vida humana
* si bien ya No a Templos sagrados de Dioses
* pero SÍ a un Sí mismo concentrado en lograr la perfección e irradiarla “misionalmente” al banalizado mundo.
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La Solución que la Tesis propuesta aportaría podríamos llamarla: LOGÍSTICA ESPIRITUAL.
¿Qué quiere decirse con esto?
Muy simple:
La LOGÍSTICA es:
* el conjunto de TÁCTICAS
* organizadas por una ESTRATEGIA
* para que en el LUGAR preciso y en el TIEMPO justo
* se encuentren los ELEMENTOS NECESARIOS,
* sin Sobras ni Faltantes
* a fin de lograr hacer LO QUE HAY QUE HACER.
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Y esto que suena tan estrambótico es lo que cualquier hijo de vecino hace en cualquier cosa que hace, e.d. “LO QUE ESTÁ HACIENDO”, sea lo que sea. Porque, radicalmente y para todos, Vida humana es “tener que hacer, haciendo”, bajo pena de muerte. La vida no tiene ni paradas ni esperas; nos urge y es urgente. Tarea que nos”centrífuga” al afuera.
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Esta tesis justifica, “da razón”, de una Heroicidad “democrática”; al “alcance de la mano” de todo ser humano que viene a este mundo sin haber sido consultado, y que se encuentra teniendo que “hacer”, vivir su vida.
Porque el Objeto de la Aventura ya no son los Objetos “hazañosos” consagrados por la Mitopeia, sino “el esfuerzo y el ánimo” de ella. Nadie está privado de ellos; son el don recibido (El Reino a la mano de todos).
¿Qué mayor Aventura que la de vivir? No cualquiera, sino la que nos ha tocado en “suerte”.
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– “Aprendiendo a vivir se va la vida”- invita a pensar el grafity escrito en la culata de algún camión andando por las rúas.
¡Vayamos tras él! ¡Vamos todavía! – Oscar.
Permitidme que añada una breve reflexión, que pienso puede ser útil, sobre algo que yo misma expresé en un comentario anterior cuando dije: “¿Puede sustituirse hombre por ser humano? Depende, habrá casos que sí. Pero cómo resultaría “El ser humano en busca de su humanidad” algo inimaginable, pienso, en la mente del autor”.
Pues bien, eso creo que es así, según pienso, porque partir del ser humano, el fin que se le intuye a Légaut al leer aunque sólo sea deteniéndonos en el enunciado de su libro, pareciera como que tal momento en la vida del ser le hubiera sido del todo insuficiente para llevar a ultimidad su propósito. Pensemos que la expresión ser humano completa desde el punto de vista existencialista no lo es en el plano de la realidad humana. Ésta no parte del ser, sino que como se concibe hundiendo sus raíces en la materia estructurada, pienso que ante la dificultad de referirse a la estructura humana, él opta por hablar con el término hombre y llevarlo en su recorrido pasando por el ser donde ahí sí es obligada la diferenciación específica y terminar en la realidad humana donde lo característico de ella es, justo, la inespecíficidad.
No es más que un intento de reflexionar en voz alta. (no quisiera que me volviese a salir la letra en negrita) disculpad.
Vaya que trasnochadores sois!! Yo me acuesto muy temprano a eso de las diez y media cuando por lo visto aquí la tertulia está en sus momentos más álgidos. Pero todo tiene su explicación y es que yo me levanto siempre, desde hace mucho tiempo, a las cinco o cinco i media lo más tarde con el fin de disponer de tres horas de lectura antes de comenzar el trabajo, es algo sumamente beneficioso porque no os podéis llegar a imaginar qué grata es la lectura a esas horas
Con respecto al tema que nos ocupa veo que ya lo habéis enderezado como era de esperar. Sólo me referiré puntualmente a algunas equívocas interpretaciones para que cerrado el asunto, lo cual es aconsejable, se deba a la justeza de ellas. Por ejemplo decirte Ana, amiga mía, que no veamos a quien persuade para asumir de forma natural el estilo propio de autor el cual se estudia como alguien a quien se le considera idólatra de él en lugar de ver en ello el simple respeto que se le debe en su forma o modo de hacer. (No es en él sino en su hacer)
El otro punto a aclarar es para el amigo Rodrigo y es el hacerle notar que al referirme al aforismo del árbol y del bosque, no era en el sentido que lo interpretas sino todo lo contrario.
Dado por supuesto superado el leguaje del autor, su mensaje, es decir, lo esencial, no que se descalificase sino simplemente que no se llegase a él por el hecho de que la atención la absorbiera el simple vocablo. Algo que ya Ana prudentemente ya vio y yo entendí como que sólo pretendía hacer un apunte de reflexión personal sin incidencia alguna y sin prolongar más el asunto.
Muy buenos días, y un abrazo a todos/as.
Pues sí, querida Asun, parece que somos un grupito el que estamos sentados al mismo tiempo a la mesa camilla, (y si es con brasero por estas latitudes, mejor). Seguro que Oscar estará con el ventilador y esperemos sin el agua que le moje los pies.
Un abrazo.
Asún
El Gobierno ha aceptado -por fin!!!- reajustar su estrategia en Ciudad Juárez. Aunque muchos critican el nuevo plan, yo soy de la idea de esperar a ver efectos antes de criticar. Veremos. Un abrazo
¡Vaya , Ana, estabas ahí! Siempre la misma, clara y contundente. Buena chica. Un abrazo.
Querido Antonio, gracias por darme alguna de las luces que yo no descubrí en este capítulo del amor conyugal.
No creo que sea cuestión de gustos las diferentes valoraciones que podamos hacer tú y yo, sino de lo que a cada uno le diga según sus circunstancias y experiencias personales.
Gracias, Antonio, y un abrazo.
Querido Rodrigo:
Acabo de leer tu comentario, que te agradezco de veras. Me ha extrañado la interpretación que se podía tomar del mío. Ni por asomo he pretendido tomar partido en contra de Ana, ni pensaba en ella, ni en tantos otros amigos de Atrio. Hablaba en general y siempre según mi modo de ver las cosas, cuando decía eso que copias y transcribo de nuevo completo: “ Creo que la primera dificultad estriba en la falta de experiencia de vida, de interioridad y de apertura a favorecer a hacerse uno con el escritor en la lectura”, algo que además ya se había dicho antes.
La verdad es que coincido con Ana en varias cosas, por ejemplo, la dificultad del lenguaje de Marcel L., y la mirada que deja entrever en sus escritos, aunque quizá sin pretenderlo, es la de un hombre, aparte del uso universal que hace del término. Cosa que respeto, porque lo que importa a medida que se entra en su lectura es, como dice Mª Luisa, su hondura.
Espero y así lo deseo que Ana lo haya interpretado acertadamente. A veces las mujeres no somos tan suspicaces. Nuestra lógica es flexible e intuitiva para bien y para mal, pero es así. De todas formas te honra tu sinceridad, si así lo interpretaste.
Un abrazo a los tres, Ana, Mª Luisa y Rodrigo.
P.D.- Por cierto cómo responde la Autoridad de Ciudad Juarez ante la demanda de protección a los defensores de derechos humanos que solicitamos? Gracias, Rodrigo de nuevo. Puedes pedir mi e-mail a Atrio, si lo deseas.
Querido Rodrigo, me ha sorprendido tu comentario interpretándome, y te agradezco cómo lo has hecho. Nunca tuve intención, como dices tú, de hacer bulla, pero si hubiera querido aclarar lo que dije y lo que quise decir no lo hubiese hecho tan bien como lo has hecho tú. Especialmente agradezco el cariño y la delicadeza con que los has hecho para las tres implicadas.
En el ambiente en el que estamos participando en este curso, es muy difícil “mosquearse” y menos con unas buenas amigas como lo son Asun Y Mª Luisa.
Lo que sí quiero añadir y afirmar es que, en este caso, el árbol no me está impidiendo ver el bosque, porque, lo señalé desde el primer momento, lógicamente cada cual es hijo o hija de su tiempo.
Estoy siguiendo este curso y a este autor con sumo interés, estoy reflexionando profundamente sus escritos desde el Primer día, lo que no me impide decir cuándo algo no me gusta, lo cual creo no desmerece para nada mis reflexiones y los beneficios que me está proporcionado y mucho menos desmerece al autor. Aunque a mi no me gusta idolatrar a nadie y seguiré diciendo cuando algo no me guste.
Un abrazo cariñoso.
Hola!
Pensaba considerar el uso que Légaut hace de algunos “términos” interesantes que “precisan” su pensamiento.
Pero reconozco y agradezco el sano consejo de Sarrionandia cuando dice:
-“no nos conviene zambullirnos en esas aguas filosóficas que nos apartarían y muy lejos del tema”-
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Iré directamente, entonces, a otro aspecto de Légaut, que me parece el más importante para nosotros.
Sigo con “La fe en sí mismo”
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Luego, en otro comentario, me meteré con “El amor humano”.
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Mi “Tesis” (¡ja!) intenta analizar la realidad “heroica” del Ser humano.
En definitiva el Héroe es uno que sale airoso de una situación mortal (salva salvando): El Salvador.
Y que sirve de ejemplo a los secuaces, que en su memoria hacen lo mismo, de generación en generación.
El Héroe, no pasará mucho tiempo en que haya de ser considerado Dios (Sagrado – Santo).
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Mi consideración tiene 3 pasos conceptuales, pero surgidos de momentos históricos.
1º) El arrasamiento del heroísmo (Darwin) Siglo XIX
2º) La exacerbación del heroísmo (Légaut) Siglo XX
3º) Acceso a un nuevo lugar del heroísmo (quijotesco ensayo laico, orteguiano) Siglo XX y XXI
1º) ¡SE ACABARON LOS HÉROES! (La teoría darwiniana).
* Las ciencias naturales basadas en el determinismo habían conquistado el campo de la bilogía.
* Darwin cree haber conseguido aprisionar lo vital dentro de la necesidad física. La vida desciende a no más que materia., la fisiología a mecánica.
* El organismo, que parecía una unidad independiente, capaz de obrar por sí mismo, es inserto en el medio físico, como una figura en un tapiz.
* Ya no es él quien se mueve, sino el medio en él.
* Nuestras acciones no pasan de reacciones.
* No hay libertad, originalidad.
* Vivir es adaptarse.
* Adaptarse es dejar que el contorno material penetre en nosotros, nos desaloje a nosotros mismos.
* Adaptación es sumisión y renuncia.
* Darwin barre los héroes de sobre la faz de la tierra.
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2º) ¡LOS HEROES, ESA RAREZA! (elitismo legautiano)
* Llamamos fe en sí mismo a esta afirmación del hombre acerca de él mismo.
* Ella es la piedra angular de su humanidad.
* La fe en sí mismo es la adhesión total del hombre a sí mismo cuando se confronta consigo mismo.
* La fe en sí mismo es la afirmación incondicional, establecida por el hombre adulto, del valor original de su propia realidad considerada en sí misma.
* No tiene más contenido intelectual que esta afirmación desnuda.
* Demasiado raramente, esta fe es cuando se ha tomado la vida en serio.
* [Se da cuando] se corresponde sin dejarse llevar por los determinismos sociológicos
* Gracias a su íntima concentración y a su integridad espiritual.
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3º) ¡LO COTIDIANO: LA HEROICIDAD AL ALCANCE DE LA MANO! (quijotesco ensayo laico, orteguiano)
* Podrán a nuestro vecino quitarle la aventura, pero el esfuerzo y el ánimo es imposible.
* La aventura -vaho de un cerebro en fermentación- disloca el orden material; es una irrealidad.
* La voluntad de la aventura, sin embargo es real y verdadera
* El Ser humano es el afán de reformar la realidad.
* Pero ¿no es él una porción de esa realidad? ¿no vive de ella? ¿no es su consecuencia?
* ¿Cómo hay modo de que lo que no es –el proyecto de una aventura- gobierne y componga la dura realidad?
* Tal vez no lo haya, pero es un hecho que existen seres humanos decididos a no contentarse con la realidad.
* Estos seres humanos llamamos héroes. Porque ser héroe consiste en ser uno, uno mismo.
*Cuando el héroe quiere, no son los antepasados en él o los usos del presente quienes quieren, sino él mismo.
* Y este querer él ser él mismo es la heroicidad.
* Una vida así es un perenne dolor, un constante desgarrarse de aquella parte de sí mismo rendida al hábito, prisionera de la materia.
* Nada impide el heroísmo – que es la actividad del espíritu-, tanto como considerarlo adscrito a ciertos contenidos específicos de la vida.
* Es menester que dondequiera, subsista subterránea la posibilidad del heroísmo, y que todo hombre, si golpea con vigor la tierra donde pisan sus plantas, espere que salte una fuente. Para Moisés, el Héroe, toda roca es hontanar.
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¡Vamos todavía! – Oscar.
Me parece estupendo que la propuesta de leer a Légaut como compañero de búsqueda de una espiritualidad laica, previa a cualquier pertenencia religiosa, esté encontrando reticencias y desacuerdos. Se ha señalado desde lo difícil y a veces abstruso de su escritura hasta la falta de originalidad, diciendo que no es sino expresión de una generación y de una época. Lo más importante es mantener la capacidad crítica. A pesar de todo, los que proponemos este curso-taller vamos a seguir ofreciendo materiales e invitando a la lectura y al comentario.
Entro ahora en el diálogo suscitado, como uno más.
Quisiera hacer dos aportaciones a lo suscitado sobre la relación escritor-lector (Oscar) y sobre el capítulo 2º “El amor humano” (Ana).
1. Légaut escribía sus libros con trabajo y reflexionó mucho sobre esa tarea que se había impuesto y que para él representaba un ejercicio de darse y hacerse presente a un posible lector a quien (como bien dice Oscar) su escritura le ayudase a leer lo que estaba surgiendo en su propia vida. Tal vez algún día Domingo nos ofrezca algún texto sobre esto que creo se publicó en Cuadernos de la Diáspora. Pero en resumidas cuentas es esto: él no escribe literatura ni piensa llegar a la masa, sino que escribe, con la mayor autenticidad posible, sobre lo vivido por él, con la esperanza de que alguna vez alguien encuentre en eso que escribe luz para leer su propia vida. Supone por tanto que dentro del posible lector debe estar ya pujando de otra manera lo que el escritor escribe.
En un grupo de lectura que tenemos quincenalmente en Valencia, leiamos la última vez este párafo del libro “Llegar a ser uno mismo”:
Para que realice por completo su objetivo, un libro de este tipo, que toca algo esencial del hombre, no tiene necesidad de aportar nada nuevo. Le basta… con que lo que en él se describe… ayude a que el lector lo descubra en sí mismo o, también, con que le permita adquirir mayor conciencia de ello, haciendo así su vida más real, clarividente y vigorosa.
La calidad de la lectura de un libro que trata sobre lo esencial del hombre está vinculada con la calidad de la escritura. Ambas calidades recapitulan todo lo que humanamente vivieron el autor y el lector en la medida en que las actividades de escribir y de leer, que son particulares de cada uno, hacen que ambos estén presentes a sí mismos.
2. Respeto y tomo nota de lo que dices, Ana, sobre el capítulo del amor humano. Unas observaciones.
Dejo aparte lo del lenguaje de connotación masculina. Si se hubiera tratado de un autor vivo, se podría haber hablado con él para usar expresiones que incluyesen mejor al ser humano femenino, como hicimos al traducir a Vito Mancuso. Hoy parecería un anacronismo traducir así a Légaut. De eso no digo nada más.
Pero quiero señalarte lo que decía en mi super-síntesis: el interés de este capítulo para mí está en que el ser humano encontrará llamadas y luces interiores “en la historia de sus propios amores y desamores”, y esto es común a cualquier componente de una pareja, sea ésta del tipo que sea. Claro que hay parejas que se rompen después de haber vivido un amor e incluso un gran amor. Cada uno, en cada circunstancia deberá decidir. Y no será Légaut quien diga que debe la pareja permanecer unida ni por ley, ni por costumbre, ni por el bien de la prole ni por fe conyugal. Este último concepto, sin embargo, es muy rico y yo no he encontrado en ningún otro sitio un análisis más profundo de ese no llegar a la total unión con la persona amada, de esa soledad propia y de esa infranqueabilidad de la otra persona por motivos más profundos de los circunstanciales o corregibles que él señala bien. En ese contexto es donde habla de fe conyugal, como prototipo de cualquier fe en el(la) otro(a). Y ésta es necesaria y surge tanto en los momentos de mayor enamoramiento como en los de crisis y ruptura. A mí este capítulo, superando detalles que se le pueden escapar de sus vivencias masculinas, me parece de los más clarificadores como base de espiritualidad laica. Pero es que lo he leído varias veces y tal vez sea Légaut un “fetiche” mío, cuyo valor y eficacia no se pueden generalizar. Sobre gustos…
Queridas Asún y María Luisa
Antes que nada, un abrazo lleno de cariño. Siempre me enriquezco con sus comentarios.
Asún, por lo poco que le conozco -prácticamente, sus intervenciones en Atrio- yo no diría que a Ana Rodrigo le falta de experiencia de vida, de interioridad y de apertura a favorecer a hacerse uno con el escritor en la lectura. Supongo que no te diste cuenta que el comentario de María Luisa era motivado por un cometario previo de Ana.
Y -según entiendo- Ana no se refiere a cada vez que el autor usa hombre (como cuando dice el hombre en busca de su humanidad, que es la frase que se ha utilizado para considerar que el comentario de Ana es inoportuno). Se refiere específicamente a los textos sobre el amor conyugal, en los que Ana considera que a veces usa hombre en el sentido de ser humano, y a veces usa hombre en el sentido de varón.
Según recuerdo, una de las características que nos decían del autor era la precisión de sus términos, en los que siempre un término tiene el mismo significado. Al parecer, en este caso concreto no es así; aquí si se da un significado multívoco.
Ahora, no creo que haya que ponerse a la defensiva (no lo digo por tí Asún, sino por lo que entiendo es el mensaje de Ma Luisa). Supongamos que el autor en efecto tiene un uso del lenguaje que ya ha sido superado por la mayor comprensión de los efectos del patriarcalismo en el idioma. ¿Lo descalifica en cinjunto (el bosque)? ¿Desmerece su búsqueda interior? ¿Es que acaso es inuestionable? Creo que la respuesta es no. Sería -como ya lo advertía Antonio, y como creo que lo entiende Ana- una muestra más de que el autor fue profundamente un hijo de su tiempo. Y eso no demerita en nada su existir en su tiempo.
Perdón por el excursus… creo que ni Ana pretendía hacer gran bulla de este señalamiento, ni creo que valga la pena hacerlo crecer. Pero sí me chirria cuando se hacen afirmaciones sobre la interioridad de una persona sólo por un comentario. SE QUE NO FUE TU INTENCION, querida Asún…pero será una de mis obsesiones…no podía dejar pasar sin señalar que el efecto concreto me parece inmerecido para Ana.
Bueno, vuelvo al silencio
Con cariño sincero para las tres Ana, María Luisa y Asún
Rodrigo
Mª Luisa, comprendo tu temor de no penetrar ajustadamente en la realidad Marcel Légaut, poniendo como obstáculo su lenguaje y estilo. Creo que la primera dificultad estriba en la falta de experiencia de vida, de interioridad y de apertura a favorecer a hacerse uno con el escritor en la lectura.
A modo de intuiciones, su exposición sutil, entretejida con hondura en los recuerdos de un hombre espiritual “laico” de su tiempo, que busca conscientemente la unificación y sentido del su sí mismo, creo que transmite lo común y universal de su experiencia y también deja huellas suficientes del hombre que es para no perderse en las profundidades que despliega.
Como mujer, también casada y con hijos, de un aquí y ahora concretos, puedo comprender al hombre que me habla, nos habla, en un aquí y ahora también concretos. El hombre que me habla lo hace liberado de las cargas conyugal y paternal del modo en que la sociedad de su tiempo erige como las correctas. La fuerza que lo impulsa como hombre, el ser humano que tiene dentro, ejerce una atracción tal, que se presenta en su núcleo, libre de las envolturas y condicionantes en la que se nos acomoda fácilmente la propia biografía. Al escribir emprende el “viaje” de su vida interior sin vehículo, en soledad, al ir des-cubriéndose sin complementos, ni adjetivos, que le son secundarios. Puedo adivinar una gran mujer y familia que le quiere y acepta tal como es, en su desnudez y en todo su potencial y riqueza.
En cuanto a lo que parece cuestionar Antonio sobre cuál sería el estado de espiritualidad más sublime, no me atrevo a ser categórica, porque conozco de todo en ambos casos. Si embargo, encuentro más personas, que han tenido experiencia conyugal, y especialmente paternal y maternal, abiertas al desprendimiento y entrega real. Su espiritualidad no sé si llamarla sublime, simplemente son coherentes con lo que piensan, sienten, dicen y hacen.
Gracias Mª Luisa, por haberme puesto en marcha. Ya nos dirás. Saludos para todos.
Siento de veras que, ya de entrada, no se asuma de forma natural el estilo propio de Legáut y que antes de adentrarnos en la profundidad del pensador ya un simple árbol nos prive de ver el bosque. Era algo que, en efecto, me temía. Sin embargo tras la advertencia de Antonio en la que señaló que el término “hombre” valía tanto para el varón como para la mujer en la expresión del autor, pensé que, tal vez eso evitaría cualquier inesperada reivindicación, la cual si bien ésta es justa y necesaria también debe ser oportuna.
Ya expresé de la necesidad del término en el contexto en el que se mueve la experiencia profunda de la que nos habla Légaut. Piénsese por ejemplo en la similitud de los enunciados “El hombre en busca de su humanidad” y el “El hombre y lo divino” de María Zambrano. Reflexiónese.
¿Puede sustituirse hombre por ser humano? Depende, habrá casos que sí. Pero cómo resultaría “El ser humano en busca de su humanidad” algo inimaginable, pienso, en la mente del autor.
Saludos cordiales
Hola!
En la Naturaleza, el viviente vive en su medio. Se distingue de él, pero difícilmente se lo puede separar.
La adaptabilidad de una especie viviente esta sumamente restringida y comprometida.
El viviente está donde “tiene” que estar, o no estará.
El viviente es “inocente” desde luego y de cabo a rabo;
tendrá piel o cáscara, pero no tiene “vestido”; anda siempre desnudo.
Pero hay un viviente extraño; extrañado de la Naturaleza: el ser humano.
El ser humano es una im-probablidad biológica; no “en-caja” en ella.
Es, digamos, un fugitivo y peregrino errante, como ibn Battuta.
Lo primero que habría que decir de este Ser humano sería, por lo tanto:
que NO está adscripto a un único medio de vida. No tiene “UN” Mundo.
Por el contario, al Ser humano se le ha complicado la subsistencia
porque se encuentra con “DOS” Mundos: el de “fuera” y el de “dentro”.
El Ser humano es esencialmente “bígamo” o “biándrico”; en fin, un “andrógino”.
(esencialmente –dije-; y, a veces, prácticamente también).
Ese Mundo interior del Ser humano no puede, por definición, estar en el exterior.
Para estarlo, necesita re-vestirse en sucesivas capas o vestimentas.
La primera es el rubor de la vergüenza, cuya función es “cubrir” la inocencia.
Luego vendrán los demás vestidos: los que nos confeccionamos y otros que nos confeccionaron.
(Dejo, para quien quiera pensarlo más, a esa última vestimenta genérica que nos arropa: La Sociedad)
Toda esta cansadora perorata va sólo a mostrar que uno de los vestidos con que
el mundo interior del Ser humano alterna con su mundo exterior es la Lengua que él habla.
En la Lengua que él habla (o escribe) encontramos al Ser humano que habita en su interior.
(a veces, también, con la intención de despistarnos para que no nos enteremos metiendo las narices donde no debemos).
Por lo tanto, el modo de decir o “estilo” es muy importante (“el estilo es el hombre”).
Nota: Tú Fico, no tienes gran problema porque tienes un “estilo” muy bien depurado. No creo equivocarme si digo que “te has leído todo”, no sólo lo que leerás de Légaut. Y te agrego algo: en tu lectura de Légaut has des-cubierto (¡otra vez el vestido y la desnudez!) un Libro, que no es solamente el que Légáut escribió, sino el que tú lees. Toda “lectura” es colaboración, y -como decía J.L.Borges: “el Libro se constituye cuando encuentra a su Lector”. Y me atrevo –ahora sí sólo atrevimiento- a que todo lo que lees no te sirve tanto de materia de conocimiento cuanto de “disparador” de tu riquísimo “mundo interior”. Discúlpame si me equivoco; pero es que eso, que me parece ser “tu Estilo”, es de lo que todos tenemos un poco (sino, no lo percibiríamos).
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Entonces, para acercarme –aprojimarme- a Légaut, sus “escritos” (entiéndase “el uso personal” que él hace del lenguaje palabras elegidas –terminología-, giros, sintaxis, ordenamiento del Discurso –textos y contextos, etc., en fin la manera de erosionar su Ideoma) es importante para des-cubrir el mundo interior que habita e intenta trans-scribir-nos.
Pasaré por alto lo ya varias veces señalado: lo difícil y largo de des-cubrir a un in-novador Légaut por parte de Domingo Melero y de Antonio Duato; necesitando éste último hacer una super-síntesis de la síntesis de aquél.
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Brevemente enuncio las sospechas que me hace concluir en que Légaut es importante de re-pasar (tranqui y sin grandes apuros) porque es algo que “nos-ha-pasado”. Puede que a algunos les esté pasando todavía. Y también habrá quienes no quieren que les pase jamás: Pensar por su propia cuenta la vida a su cargo. Nuestra coyuntura humana está mostrando que este último conglomerado no sólo es mayoritario sino que no tiene ni el más mínimo escrúpulo de imponerse, sea como sea.
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Terminología subyacente en Légaut y su tiempo:
* oposición entre “ser” y “tener”
* preponderancia del “ser” sobre el “estar”
* anidamiento de todo concepto en la idea del “ser pensante”.
* puja por salir a otro concepto adecuado a “dar razón” de la vida humana.
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Se me están haciendo un poco largos los Comentarios ¿no? – ¿Qué hacer, entonces?
Por ahora seguiré ¡yendo todavía! – Oscar.
Aprovecho que me queda una tercera intervención.
Efectivamente. tiempo y espacio de E. Kant a E. Tolle pasando por H. Bergson. vienen a ser teorías tan diferentes como los primates y los humanos. pero creo que no nos conviene zambullirnos en esas aguas filosóficas que nos apartarían y muy lejos del tema.
M. Legaut trabajó concienzudamente su vida social y religiosa, en discusiones grupales primero y en profunda y exigente meditación personal despues, llegando en cierto momento de madurez a compartir esos resultados con quienes quisieran escucharle.
Nada extraño tiene que su testimonio, prácticamente burgués, poco parecido tenga, por ejemplo, con las novelas de Kundera.
Cada cual es cada cual y hace sus cadacualadas!
Querida Ana: ventaja en sentido jerárquico no, pero sí en sentido de anticipación, por haber llegado antes a probar y digerir unos descubrimientos a los que otros llegamos después y apenas empezamos a descubrir si nos gustan o no. Tú misma lo dices: lo bueno es compartir experiencias. ¿Cuáles?, pues las que tenéis los que llegasteis antes, con los que aún no las tenemos porque llegamos después.
Es más, si miramos un poco hacia afuera, unos más por tener mayor formación y otros menos por tenerla menor, pero todos tenemos en nuestro entorno personas que llegaron después (y otras aún por llegar, es ley de vida), a las que uno podría iluminar parte de su trayecto compartiendo con ellos alguna de sus experiencias. Por ejemplo, a mi nivel, Légaut me resulta sumamente enriquecedor, mientras que para otros, veo que no tanto. Y seguramente sus próximos estarán a un nivel parecido al suyo y no podrán compartir con ellos lo descubierto en Légaut, porque quizá no les descubra tanto. Pero yo sí con los míos (o eso creo, si estuvieran interesados) porque a mi sí me descubre mucho. Te aseguro que en mi ambiente, el descubrimiento de Légaut -si quisieran conocerlo- sería un acontecimiento que podría revolucionar la iglesia.
Entiendo que es normal que se produzcan esas primeras impresiones en lo que solo es un curso de iniciación a Légaut y, más aún, que a quienes están a un nivel más alto se les ocurran objeciones que yo aún no alcanzo a detectar, pero –me parece a mi- que no por ello conviene menospreciar lo que Légaut pudiera significar, aún hoy, para la gran mayoría de la gente. Es algo muy común en la iglesia, que en elitistas (por minoritarias) distinciones sobre si son galgos o son podencos…, se nos pasen desapercibidas las mejores oportunidades sin que la mayoría llegue a saber ni que existen. Entre eso por un lado y la jerarquía por otro, asfixiando o escondiendo lo que no le conviene que se sepa… y la casa sin barrer. Claro que quizá cuando esto deje de ser iniciación y le hinquemos el diente a fondo lo veamos de otra manera.
Oscar: no me chafes el descubrimiento que me he comprado veinte libros y me los pienso leer con gusto y con calma ¡a la salud de todos los presentes!
Hola!
Sarrionandia: es verdad “que en esa época Henry Bergson era el molde literario de todo Francia”, junto a Maurice Blondel.
Bergson tuvo la genial intuición de separar drásticamente lo que desde Kant venía en pareja: el espacio y el tiempo.
Bergson asegura que esa pareja es sólo una figuración del “Registro Civil” de matrimonios. Pero que ni el divorcio merecen, pues jamás se hubo “consumado”.
El “espacio” es un conjunto de puntos, de cualquiera de los cuales se puede pasar a otro cualquiera
El “tiempo”, en cambio, es irreversible, tiene una “dirección”, y cada momento de él es insustituible, irremplazable, una verdadera “creación”, que no se puede repetir y a la que no se puede volver.
El órgano facultado para percibir este “tiempo” que es “duración” [metafóricamente no sería una contigüidad de puntos –como el espacio-, sino una continuidad “espesa”, e.d., con el “espesor” del Hoy, formado por el Mañana y el Pasado (de ahí sus trabajos sobre la Memoria), la adecuada “facultad” es la “intuición”, no el pensamiento.
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También Blondel es una fuerte reacción al positivismo reinante a principios del S. XX, al que declara en bancarrota para comprender la realidad humana, que no es Cosa pensable sino “Acción”.
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Es de notar que ambos, Bergson y Blondel, pertenecen a la misma generación (nacidos en 1859 y 1861 respectivamente). No sólo eso, sino que sus idearios tendrían que esperar dos generaciones (aprox. 30 años como “zona” de fechas) para entrar en “vigencia” social. ¡Qué casualidad! justo el tiempo en que aparece la del Mentor y de n/Légaut mismo (1900).
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En cuanto al Hablar y Escribir de Légaut, comparado con Bergson y su molde literario, ahí sí que “¡nada que ver!”.
Bergson es un poeta consumado (Premio Nobel de Literatura de 1927); mientras que Légaut –a mi criterio-, se enreda como puede. Tal vez llegue a dar buena cosecha de uvas, y un prometedor y manso vinito.
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De todas maneras me quedaría analizar desde la perspectiva del Pensamiento las ataduras y encarcelamientos en que se encuentra Légaut para lograr expresar “significativamente” su experiencia de vida, que, como tú dices de Bergson: “para nosotros, ya resultan arcaicos”.
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Gracias, que ¡Vamos todavía! – Oscar.
Querido Fico, ¿ventaja? ¿Con relación a qué? ¿Con relación a quién? Yo creo que en la evolución personal cada cual sabe desde dónde parte, por dónde camina y cuál es la meta que persigue.
Tampoco depende del tiempo, la vida te sacude en un momento determinado (como creo que es tu caso) y en muy poco tiempo puedes dar un giro de enorme magnitud después de haber “vivido” lasgos años sin pena ni gloria.
Lo más enriquecedor de estas comunicaciones en atrio o en cualquier otro lugar, es el compartir experiencias, porque es de las experiencias propias y/o ajenas, de donde se aprende. Incluso determinadas teorías, si no han bebido previamente en experiencias vividas, suelen ser o repetición de lo que otros han dicho o suelen quedar vacías de vida.
Un abrazo, amigo, me alegro que te encuentres tan agusto en este foro.
Esto cada vez me gusta más, diálogos cruzados cada vez más suculentos… Me parece que me vais a ver por aquí largo tiempo. Lo bueno es que me llevais mucha ventaja, con lo cual -si me soportais- hay combustible para rato hasta que os alcance. Gracias.
Oscar, celebro que la riada fuera de menor cuantía. Eres un auténtico flotamundos, esa es la vida de la gente de mar, se sube y se baja con las olas y el viento, pero eso es navegar ¿no?
Saludos.
Estoy contigo, Fico, en que el esfuerzo lo vemos como necesario, mientras no percibamos realmente como regalo lo que somos. Parece que tengamos que ganarnos por méritos propios y esfuerzos voluntariosos lo que en realidad nos viene ya dado, tú mismo así lo expresas, “no hay don sin esfuerzo”, que nos ha calado hasta los huesos. Es natural dada la educación que recibimos.
Así es comprensible que pueda pensar que soy yo la que ha llegado a una evolución x en diferentes etapas, pero si es así, el ego religioso o espiritual, como quieras, puede que se esté regodeando pero que muy a sus anchas, pues no hay nada que alcanzar. Sencillamente se trata de estar alerta y poner consciencia en el todo ya es y dejarlo fluir sin resistencia egoica, aceptando y acogiendo todo lo que es, si es que de nuevo el ego no nos la juega, pues es un escurridizo, que se las sabe todas. De ahí el estar alerta y poner atención sin nada que tener que demostrar, o baremos que medir. Y aún así te la pega millones de veces.
Lo que cuentas de Tomás de Aquino es ejemplo de lo que intento decir. De forma singular cada cual puede haber vivido la experiencia de apropiarse del saber y hasta de Dios mismo. Es la evolución de un yo que nunca se siente satisfecho y por la que seguramente se tiene que pasar hasta percatarse en un caer en la cuenta de su error, de no parar de chocar contra un muro que él mismo levanta. Un constructo mental insaciable a modo de compartimentos estancos que impide “ver” y separa de la Realidad, en la que todo es y somos.
No hay nada que conseguir, Fico, porque todo está bien, tampoco vale hacer comparaciones ni prejuzgar, porque ¿Quién es en realidad el que lo hace?
Un fuerte abrazo
Los seguí todos Ana, de eso ya hace tiempo y estoy de acuerdo con lo que allí se debatió, es más sobre esta cuestión yo no he tenido nunca ningún problema. Y para cuando llegue el tema de la paternidad tampoco porque en mi caso lo voy a entender como maternidad pues de ella si tengo experiencia. Lo que ocurre es que en el caso de Légaut el tema hay que cogerlo en toda su hondura.
Ya tendré oportunidad de hacer alguna aclaración, si llegase el caso más adelante pues a la tarde salgo para Barcelona.
Sobre lo que me dices de la letra en negrita me parece extraño pues siempre primero hago el borrador en el escritorio. En fin miraré a que es debido, ahora he de dejarlo.
Un abrazo, amiga.
Pequeñas aclaraciones:
Querido Oscar, recuerdo una traducción del evangelio que decía “el verbo se hizo carne y plantó su tienda entre nosotros”, y veo que tú sigues como en una tienda y preparada para la visita del agua, en este caso no purificadora, sino todo lo contrario.
Pues sí, Oscar, la expresión “el ser humano” no deforma ni trastoca para nada el concepto que se quería expresar en otro tiempo (yo esto ya lo considero histórico) con el término hombre.
Mª Luisa, respeto tu opinión, pero he reflexionado, estudiado y debatido tanto sobre este tema, que ya no “discuto” con nadie sobre esta cuestión. Si no has seguido estos debates en años anteriores, puedes verlo en los post (creo que fueron cinco sobre este tema) que atrio me publicó y que tuvieron una concurrencia importante, donde se clarificaron muchas cosas y cayeron bastantes rutinas y prejuicios. Espero que cada cual vaya descubriendo por sí mismo/a esta cuestión.
Lo de la letra negrita suele ocurrir cuando se escribe directamente en la ventana de atrio y automáticamente sale negrita.
No sé porque esta vez me ha salido la letra en negrita, no vayáis a pensar que era para enfatizar.
Aprovecho para decirle a Oscar que me alegro mucho de que el agua no haya ido a más. Por suerte todavía…
Vamos, Oscar, encantas con tu buen humor y el todavía a pesar de las aguas invasoras. ¿De qué estás hecho?
Estoy con lo que decís Ana y tú, Oscar, sobre el lenguaje de Légaut. Cuesta un montón entenderlo, todo tan profundo y subliminalmente alargado en finezas. Quizás es como dice Joxema, un estilo para el momento actual ya en fecha de caducidad, pero que en su día tuvo sus repercusiones por su enjundia.
Creo que en el amor (conyugal y paternal) intenta dar una visión universal en tanto en cuanto hace ir madurando a la persona, pero lo enfoca y transluce desde la mirada del hombre varón.
Un fuerte abrazo en el vamos todavía!!!
Querida Ana, si se comprende adecuadamente lo que con el enunciado El hombre en busca de su humanidad” quería expresar Légaut no queda espacio para que luego basándose en ideas ajenas a él se quiera modificar su personal y singular expresión. En mi opinión si se tradujese el término “hombre” por el de “ser humano” ya no podría tener sentido su enunciado y por tanto el desarrollo consiguiente de la Obra.
“El hombre en busca de su humanidad” nos está diciendo que el ser humano no es plenamente humano porque si lo fuera ya no tendría sentido ir en busca de su Humanidad, es decir, de su “realidad”.
Como en último término es de la realidad de lo que nos habla Légaut por eso pienso que es en la neutralidad de ella tanto para el hombre como para la mujer lo que ha de satisfacer el espíritu de femineidad de las mujeres.
Vaya! Esta es mi opinión.
Un abrazo
Querida Asun:
Creo que hablamos de lo mismo y vamos al mismo sitio, pero cada uno recorre su camino personal a su tiempo y con sus pies. Me iluminas parte del mío –y no poco- con tus comentarios, pero estarás conmigo en que si hemos llegado donde estamos, no ha sido por no hacernos preguntas, sino por profundizar en ellas y depurarnos a la luz de las respuestas halladas, lo cual también conlleva pruebas, fallos, riesgos…, para, al final, llegar a la des-apropiación, puro vacío…, en definitiva a la Fe en sí mismo y no como algo ganado, sino como don gratuito. A uno se le hace evidente la desproporción entre el esfuerzo realizado y la magnitud infinita del don recibido, de ahí la gratuidad; pero estarás conmigo en que aunque no haya relación de proporción entre el esfuerzo realizado y el don recibido, el esfuerzo es necesario. No hay don sin esfuerzo, y aunque no se llegue a él “gracias a”, salvo casos extraordinarios en los que no entraré ahora, tampoco se llega a él “antes de”, ni “en vez de”, sino “después de”. Tú has llegado a un punto de evolución en el que asumes serenamente lo que me describes; y yo estoy un poco más atrás y aún me cuesta serenarlo; digamos que estoy cerca, en esa zona en la que ya se ve la meta y uno trata de agarrarla, pero una vez alcanzada no se la apropia (no se vive el resto de la vida con la cinta de la meta en la mano), es más no pretendo manosearla, sino entenderla como punto de partida de otra etapa nueva y desconocida, pero déjame que la acaricie un poco (¡me ha costado tanto llegar!) y luego sigo camino. Voy yendo, espérame que ahora llego.
-Salvando las distancias- es parecido al: “Todo esto es como paja…” de Tomas de Aquino, dicho al final de sus días en relación a su obra teológica (¡Summa incluida!), si se pretendía considerar su personal evolución espiritual a través de ella, como religiosidad adecuada para caminar hacia Dios. Él mismo reconocía humildemente que, “por fin, había alcanzado y aceptado el desconocimiento de Dios”; para lo cual de poco o nada servía la ingente obra teológica de toda una vida (¡Enorme testimonio de honestidad intelectual!). ¡Pero ojo!, sin que de ello deba deducirse que pueda preconizarse, de salida, el abandono del estudio y la reflexión (el hacerse preguntas) para lanzarse directamente (puesto que “no va a servir de nada”…, puesto que a lo que se va a llegar es a la desapropiación y a la “pura nada”…) a lo que alguien llamó el “desconocimiento prematuro de Dios”. Eso que tanto gusta (¡y no me refiero a ti!) a demasiadas organizaciones religiosas “progres” y “carcas”: mantener a sus “fieles” en la desinformación selectiva, practicando tan peculiar (y cínico) fomento de la lectura y el estudio religioso, que más que motivarlos disuade de ellos, como posible fuente de “intoxicaciones” que les descubrirían el engaño y desmontarían el “corralito” en que están metidos. Nada, nada; es mejor que sigan en Babia: “Tú confía en mí y haz lo que yo te diga, que con eso te salvas”, y que sigan en el limbo de los manejables. No, no; cada cual deberá recorrer, con saludable esfuerzo, su camino de aprendizaje y evolución, hasta descubrir su modo personal de ir llegando a todo eso que conduce a la Fe en sí mismo y lo que venga después….
Tiiiieeeeeeeempo!!!!
Bueno, como ves, una vez más me alargo demasiado y me voy por los cerros de Úbeda.
Finalmente, déjame decir que partimos (al menos yo y me temo que unos cuantos más…) de una religiosidad tan ¡…..! (me ahorraré calificativos) que ahora hay que hacer un esfuerzo titánico para desasirse de semejante lastre; no te extrañe que los caminos y los modos de caminarlos de algunos pasen por donde pasan. Dame tiempo, te entiendo y estoy de acuerdo, solo es que lo ando con mis pies, que acostumbran a dar dos pasos adelante y uno atrás…
Saludos.
Hola Fico y ana rodrigo!
Gracias por preguntar sobre mis problemitas acuáticos. Ciertamente que son una dificultad y –a medida que los años vayan pasando- se pueden ir acrecentando los temores … de viejos, nomás ¿qué le vamos a hacer?
Las inundaciones acá son “mansas”. No arrastran. El agua sube; y después baja. Todo pacíficamente.
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La experiencia es interesante. Porque no es que uno se inunda, sino que vive inundado. Quiero decir que hay que andar como las vírgenes prudentes: las estanterías, circuitos eléctricos, en fin TODO por sobre la línea de inundación (aprox. 1,50 mts.) Porque acá al “esposo” lo llamamos “inundación”. Para esto se aprende a “leer” en los “signos del tiempo”. Quien haya frecuentado a Pagola sabe de qué estoy hablando, pues él pinta a un Jesús viviendo esta cotidiana vida de facilidades y dificultades, que “alumbran” a todo el que llega a este mundo.
············
(Lali puede hacerse la panzada exegeteando el sentido del joánico decir: “et habitabit in nobis”, explicándonos que el verbo “habitar” es el mismo que el usado en qué se yo dónde (en la “divina” carpa del desierto), que en hebreo se dice “shekinah”).
············
Si se fijan bien, ya conté que con mi familia solíamos campamentear en carpa. Bueno acá es una carpa, pero de ladrillos, porque el “habitar” es siempre precario, e.d. in-seguro; lo cual condice con la vida humana, que nadie tiene comprada, ni asegurada, ni al contado ni a plazos. Y menos “para siempre”.
···········
Aunque Légaut se retuerce como un marrano queriendo explicar lo in-explicable para los seres humanos (¿ves ana cómo me esfuerzo en usar este cuchiflito de “ser humano”?), para los seres humanos de nuestro tiempo.
Las verdades que él dice son verdades de otro tiempo, no del nuestro, que no vive con fe viva, sino con fe muerta la “presencia o embebimiento en Dios”. Légaut es un esforzado por resucitar una esfumada (no matada) fe.
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Sé que me expongo temerariamente a calificar a este buen hombre, pero lo veo cada vez más retorcido; quiero decir a su exposición “escrita”; de la “oral” parecería que no tanto; pero de su vida concreta -¿qué quieren que les diga?- no se me disipan las dudas: con las amistades, con los vecinos, con los hijos, con su “Marguerite”.
············
Este “laico” sigue siendo –hasta ahora, para mí- un “lego” al que su Mentor lo convenció de no hacerse “monje”.
Lo cual no es en su detrimento, porque era el signo heroico de su generación (como “curas obreros” y una enorme proliferación de “Institutos de laicos consagrados y consagradas”), pero no le veo –hasta ahora-, capacidad de inspirar “espiritualidad” al mundo de hoy.
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Veremos cuando Melero nos enfronte con ese Asunto de la “espiritualidad”, que es, en definitiva a lo que creo va tendiendo este Curso. Y eso sí será mucho más interesante e importante de debatir. Por ahora me suenan tortuosos ringorrangos de eso llamado “conciencia” o “interior”, con el agravante de una estructura terminológica incomprensible aun para los “entendidos” como Domingo Melero, que parece no saber cuántas vueltas darle para hacérnoslo digerible.
Mientras tanto no hemos perdido remada y avanzamos gozosos con o sin inundación.
¡Vamos todavía! – Oscar.
La dificultad expresiva de Legaut (hablador y escritor) es muy relativa.
Recordemos que en esa época Henry Bergson era el molde literario de todo Francia y Bergson fue quien puso valla al esencialismo racionalista y abrió la puerta al existencialismo y al fenomenologismo que, para nosotros, ya resultan arcaicos.
En otro orden de cosas, he leído “El Amor Humano” de Lègaut y tengo que reconocer que lo he encontrado muy raro, diría que no me ha gustado nada.
He echado en falta el que no tuviese en cuenta que el amor conyugal para vivirlo como él propone, debería ser por ambas partes de la pareja, cosa no siempre coincidente en la misma concepción de amor. Y no digamos cuando una de las partes diverge hasta la imposibilidad total de encuentro.
Aunque estaba preparada para enfrentarme a la palabra hombre como genérico, me está resultando insufrible en general, pero de manera especial cuando él, al hablar de la pareja heterosexual utilice indistintamente hombre con los dos sentidos, de genérico y de varón. Yo creo que no se traicionaría el decir de Légaut si se tradujese el término hombre por el de ser humano.
Perdonad mi sinceridad, pero así lo veo.
Hola!
Atento a las palabras que, como al acaso, dijera Domingo Melero en un “comentario” suyo en este Post:
– “El Légaut oral era un tipo con humor, picante, divertido. El Légaut escrito, es otra cosa”-,
voy a tratar de averiguar con cuál de los Légaut estamos tratando en el Curso
·········
Melero, entonces, nos distingue:
* un Légaut “escritor”, y
* un Légaut “hablador”.
··········
1º) EL HABLADOR:
Cualquiera de nosotros puede tener algunas ideas sobre algo. Bien.
Si ahora intentamos “decirlas” para que los demás nos entiendan ¿qué nos pasa?
nos pasa que el montón de ideas se nos agolpan en la mente pugnando por ser dichas.
El resultado es contrario: nos quedamos “mudos” y con la mente “en blanco”.
Para poder “decir” algo hay que ejercer una “selección”, que motiva nuestra pre-ferencia cordial.
El resultado: al Hablar, hablamos de “algo”, y también del Ser humano que somos.
Pero sólo desde “un ángulo” o “enfoque particular” en vista de “a quién” hablamos.
El Hablador es, necesariamente, un “acotamiento” de nuestro Ser humano,
el cual queda latente, al fondo, como garante del Narrador.
2º) EL ESCRITOR:
Muy bien, ya ordenamos lo que tenemos que decir, pero el otro no está ahí.
Si habláramos no nos escucharía, “las palabras vuelan” (verba volant).
Entonces nos ponemos a escribir para que permanezca lo que queremos decir (scripsi manent)
Acá, la escritura tiene que restringirse a describir largamente
lo que con un ”vistazo” quedaría mejor dicho y entendido.
La escritura suple a duras penas la “ausencia” del oyente y de las circunstancias motivadoras.
El Escritor es un “acotamiento” del Hablador, y mucho más del Ser humano,
el cual, ahora se nos ha alejado más aun.
············
* El Ser humano es un animal capaz de formular símbolos: los del lenguaje. Habla.
* El Hablador es el que a ciertas horas del día siente ganas de expresarse narrándonos algo que ocurrió o imaginó.
* Al ponerse en tensión creadora adquiere una segunda naturaleza: se convierte en Escritor.
El Hablador (Narrador) es el otro yo del Escritor, así como el Escritor es el otro yo del Ser humano con vocación literaria.
La cosa será todo lo estrambótica que se quiera, pero es.
············
Fotos y videos ayudan muchísimo a conocer al Ser humano, Légaut en n/caso.
Pero los tales nos llegan acotados en “poses” (¡decí whiski!), y en “respuestas” al periodista.
Los escritos, con las restricciones supradichas, nos contactan más firmemente.
Pero acá, el Légaut “escritor” se nos muestra difícil de entender. Y no sólo por la Materia que trata,
sino por la falta de estilo –creo yo.
Por eso hay un Domingo Melero que “escribe” casi tanto como el mismo Légaut al seleccionar fragmentos.
Y nos lo dice claramente: -“El Légaut escrito, es otra cosa”-
···········
Domingo termina la frase que comentamos con un: -“Así somos”.
Vivir es un ir viviendo, como parece querer decir Légaut en Notas sobre la fe (págs. 67-68):
– “De esta forma, el hombre se introduce paso a paso en el descubrimiento del sentido propio de su vida.
Cuanto más avanzamos por este camino, tanto mejor entrevemos la cohesión interna de lo vivido en el pasado, de la que no tuvimos conciencia entonces, al mismo tiempo que presentimos mejor la cohesión de las formas en que tendremos que vivir en el futuro.
Se capta así la unidad fundamental de la propia vida, su unicidad y, finalmente, la soledad en la que ésta se desarrolla; soledad inviolable en la que, sin embargo, los otros pueden estar presentes.
············
Este Curso, entonces, más nuestros Hablares de Taller y los Escritos que intentamos van trabajando sobre nuestras propias vidas, con lo cual se va logrando la espectativa de Légaut y de los Maestros Domingo y Antonio.
Por eso: ¡Vamos todavía! – Oscar.
Querido Oscar, como dice Fico, espero y deseo que las pérdidas no hayan sido demasiadas, aunque las incomodidades y los trastornos no habrán sido pocos.
Por aquí en Andalucía también hay mucha gente que lo está pasando muy mal. Parece el diluvio que no cesa.
Tenemos otro atriero en Tenerife, Héctor, ¿Cómo estás tú y tu familia? ¿Os ha afectado el temporal?
Un abrazo fuerte para cada uno.
Hola Fico,
Creo entender que llenas de conflicto el vano “intento de profundizar”. Lo expresas muy bien con “voy delante a atrás” Lo que se nos regala ya es y está ya ahí, si no oponemos resistencia, cosa difícil como indicas, porque cuando parece estar en el umbral a punto de hacerse real en nuestra realidad perceptiva, entonces el yo protagonista y repelente que cree todo saber lo paraliza y lo frustra. Es una cíclica resistencia contradictoria a lo que “parece que anhelamos”, pero que en realidad queremos apropiarnos sintiéndonos como dioses …
En la desapropiación del “regalo acogido“, al ser pura nada y vacío, no hay nada que intentar, ya todo es, el ego y su centro desaparecen, no hay disquisiciones mentales, su alimento.
La novedad no la hacemos nosotros, nos viene dada.
Un abrazo y hasta siempre.
Oscar, ¿cómo estás?, ¿estáis bien tú, los tuyos, la casa, vuestras cosas…? ¿Te entró 1,30 de agua y lo dices así, como si nada? ¿Se puede ayudar en algo?Perdona por la broma tonta de la piragua. Como lo contabas sin darle importancia me lo creí y de ahí la broma. En el año 94, recién salido de un cáncer de pulmón me entró 1,50 de agua en la nave donde tenía el despacho y fue terrorífico, lo perdimos todo… Y tu lo cuentas como quien se fue de excursión? Anda, dinos algo.
Un fuerte abrazo junto a los tuyos.
Querida Asun: voy de delante a atrás (como los cangrejos). Lo que dices al final del primer párrafo, lo de “…la seguridad en la lucidez de ser un espacio vacío real… nos sustenta en la plena aceptación y nos hace descansar en todo Lo Que Es” (genialmente expresado), es a lo que habitualmente llego y en lo que “termino” asentándome (luego: es término, no llegada), pero no deja de ser chocante que nos llene la pura nada, y como, además, entre el llegar y el asentarse hay un espacio, por eso el persistente intento de explicar lo imposible, las dudas, impotencias, contradicciones… y por eso me complico demasiado al tratar de expresar las diferencias entre lo que pienso y lo que siento, mezcladas con lo que al subconsciente –que va por libre- le plazca.
Ahí debe ser cuando el ego –vanidosillo él- se crece y me la juega; que no deja de ser contradictorio que, el intento de profundizar lo aproveche para complicarme la vida. No me gusta reconocerlo porque suena a huida (de ahí, quizá, la vanidad), pero por eso tardo en aceptar lo que intuyo y siento sin un penúltimo intento de repensarlo un poquito más… Y ahí vienen las dudas… Por eso es mejor, a veces, ir directamente a la des-apropiación que tú dices; quizá el deseo de entender más, llegar más lejos, sí tenga su poquito de posesivo y por eso me falle la cosa; pero sí es cierto que si hay desapego sí llega la Fe en sí mismo. ¡Y qué gusto cuando llega!, aunque por ahora aún no sea estable; ya lo iremos puliendo.
Y volvemos a la casilla de salida, a lo de que: “…hay algo que nos hace avanzar… nos impulsa desde el interior… que nos sobrepasa… y es infinitamente mayor…” y no sigo por ahí por no ponerme “mermeladoso”, pero no me digas que no es tentador y fuerte el deseo de profundizar un poquito más ¿no? Bueno, pues eso.
Los versos de María Corbí lo dicen genial: “…eres una dimensión diferente…” que no comentaré para no estropearlos.
Gracias y buenos días a todos.
Hola Fico,
Sigo con mucho interés tus reflexiones en alto. Gracias, das mucha vida a este hilo.
Lo que comentas en tu primer comentario (lo de las etapas), que, a mi modo de ver, a pesar de las dificultades aparentes (se llega a salir de ellas, de los paréntesis, pero sin méritos propios, están sobre todo en nuestra mente), hay algo que hace avanzar a pesar de ellas o mejor dicho con ellas, pues lo que nos impulsa desde el interior a ser fiel a lo intuido, y como atracción que nos sobrepasa en profundidad y amplitud es infinitamente mayor. Hablas de saltos en el vacío, pero más que dudas de saltos en el vacío, creo, es la seguridad en la lucidez de ser un espacio vacío real, pura nada, lo que, sin embargo, nos sustenta en la plena aceptación y nos hace descansar en todo Lo Que Es.
Pero cuando la afirmación del sí mismo se separa del Misterio y confía en su propia valía de “ser”, la roca, ahora desvelada ilusoria e inconsistente, que creíamos ser se desmorona en un sin sentido. Es la inercia del ego que no da su brazo a torcer, está siempre al acecho y la inseguridad que procuce nos delata. Por tanto, siento, más bien que creo, que la fe en sí mismo se da en tanto en cuanto hay des-apropiación: no hay nada de qué apropiarse ni motivo para desear hacerlo.
Siguiendo la línea de Domingo Melero copio estos versos de Marià Corbí, en Más allá de los límites. Meditaciones sobre la unidad, CETR, Barcelona 2009, pp.131-132. Para dejarlo sentir en el espacio vacío y atemporal de la no-separación de todo lo que Es y somos.
«Penetra en tu propio interior y descubre lo que no eres.
Ninguna otra cosa tiene importancia.
Te basta con saber lo que no eres.
No necesitas saber lo que eres; porque lo que eres no puede ser descrito más que como la negación de todo.
Todo lo que puedes decir es: “no soy esto, no soy aquello”.
No eres nada imaginable…
No eres el cuerpo, ni los pensamientos, ni los sentimientos, ni las opiniones, ni el tiempo y el espacio, ni ser o no ser, ni esto o aquello.
No eres un fenómeno entre otros.
No eres objeto ni sujeto.
No te busques en la identificación o en la oposición a algo.
Eres una dimensión diferente…
Abandona la idea de que eres lo que piensas ser y no habrá un foso entre ti y la Realidad. Has creado ese foso al creerte separado, porque te crees “algo”.
No tienes que atravesar ese foso, te basta con no crearlo.
Todo eres tú, todo es tuyo.
Cuando “yo soy una individualidad” se va, “yo soy todo” llega».
Un abrazo a todos y Buenas Noches.
Hola! (envío por cuarta vez)
Entrega 5ª. Viene pesadita la cosa ¿no? No podemos decir que no nos lo habían avisado:
– “Texto duro y exigente, pero capital”, que nos hace recordar el choque previsto por Juancito: “Duro es este discurso” (sklerós logos)
Así que … bueno: “El calavera no chiya” reza un aforismo porteño.
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Agradezco a “Mingo” haber empleado la barata tipología que presenté (pimponeo – vectoreo);
pero mucho más me importa lo dicho por él al final de su comentario:
– “El Légaut oral era un tipo con humor, picante, divertido.
– “El Légaut escrito, es otra cosa.
– “ Así somos”-
y que quisiera comentar, pues se trata de Marcel Légaut, objeto del Curso;
pero también de nosotros, expresado magníficamente en ese “Así somos”.
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Excursus 1º:
Tal vez interese otra figura tipológica: el “chanfle” (significando en Argentina: “oblicuo”).
* El “pimponeo” abarca la realidad “de punta a punta” estrujándola. (imagen: línea horizontal)
* El “vectoreo” la enfrenta taladrando-la hasta “sacarle viruta” (imagen: línea vertical)
* El “chanfleo” la va recorriendo a tramos, sobándola mientras la penetra (imagen: línea oblicua)
Este “tipo” es sumamente interesante y digno de describirlo partiendo de la crística fórmula de “inocente como palomas y sagaces como serpientes”.
A mi parecer, este tipo es el predominante en personalidades como la de Jerónimo José Podestá, de desarrollo sobresaliente cuando una otra personalidad con preponderancia “vectorial” se le aparea en compañía; me refiero a Clelia Luro.
Los “chanfleados” difícilmente lleguen a ser considerados “mártires”, porque su actuación no suele ser “de impacto publicitario”. Tal sería el caso de Helder Cámara y tantísimos otros des-conocidos del “público”.
Quede esto acá.
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Excursus 2º:
Breve reflexión en torno a “modo de sentir cada cual su vida”; en este caso: “la mía”.
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Esta noche pasada (velando armas) por amenaza de inundación en mi casa (entraría aprox. 1,30 mts de altura), lo comentábamos en el Cumple de Gabriel Sánchez, del que se ocupó Atrio.org en su flamante PASILLO.
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Esta casa-quinta en zona de Delta-isleño (un Paraíso), luego de 20 años, terminó siendo nuestra vivienda permanente.
Pero su origen tiene connotación directa con la temática tratada en El pensamiento operatorio o el tabú de pensar
Jaume Patuel, 03-Febrero-2010.
Antes de comprar esta casita, salíamos con la familia a campamentear en carpa.
No se trataba de “contemplar” la Naturaleza, sino de habérselas sin los “confores” ciudadanos.
Nota cómica: Yo trabajaba toda la semana en Obras, donde era clásico el rápido “asadito” de los mediodías. Lo cómico radicaba en que al llegar el fin de semana, la familia “ciudadana” expresaba sus ímpetus de gozo expansivo diciendo: -“¡Por fin un ‘asadito’!”-
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La compra (fue un trueque) y la cuasi radicación de los “finde” (en Argentina se apocopa así a los “fines de semana”) en esta casa-quintita fue decidida “pedagógicamente”.
¿Un parecido, en miniatura, a lo de Légaut?:
* por un lado, sí: “leer” la vida propia, situado en otro con-texto circunstancial.
* por otro lado, no: no huíamos del otro “texto” ciudadano, sino que lo ampliábamos vitalmente.
Se trataba de la “circunstancia” de que los hijos crecen y uno es responsable de ofertarle los mejores elementos a n/alcance para que él mismo pueda armarse el rompecabezas de su “perspectiva” sentimental, e.d., “su” vida.
Acá aprendió todo lo que es “Botánica” concreta, que como hobby estudiaba con un viverista alemán en la City. Desde podas, injertos, plagas, etc., hasta clasificación de especies, escribiendo articulitos en la hoja de comunicación del Pueblo, aconsejando semillas, tiempos de plantación y cosecha, como tratamiento de los suelos con “nitrofosca” [sus 3 componentes fundamentales: Nitrógeno (NI) para las folias– Fósforo (P) para flor y fruto – Potasio (K) para troncos y ramas]
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Otro emprendimiento fue el bote (el que tantas veces utilizamos para salir a trabajar cuando nos inundados, y muchas más para remar por los riachos del Delta), ese bote de 1,50 x 4,50 mts y 180 kg. de peso, fue:
a) diseñado; b) calculado “insumergible” utilizando la Ley arquimédica; c) cortado en chapa de 1,8 mm; d) armado mediante soldadura eléctrica; e) Tratado con pinturas epoxis de dobles componentes, etc. etc. y f) “botado” festivamente en ceremonial “ad hoc”.
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He aquí un ejemplo de cómo mi “vectorial” modo consiste en re-asumir las circunstancias que me impone, precisamente el “logos concreto” de seguir viviendo.
“Mi vida” es la verdadera “trascendencia” de mi YO; como también “mi vida” es la verdadera y misma “trascendencia de “mi Mundo o Circunstancia”. El diálogo concreto de Yo y Circunstancia (trato) es …
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Perdón, pero esto se hizo demasiado largo. Dejo en suspenso mi concordancia con Légaut en torno a este punto.
Pero, en el próximo comentario deberían, antes, quedar planteadas mis dudas en torno a:
* un Légaut “oral”
y
* un Légaut “escrito”.
Asunto fundamental y previo en este Curso.
Ya veremos – ¡Vamos todavía! – Oscar.
¡Hala!, otra vez me sale “el chino”. Voy a probar a entrar ahora desde Google a ver si no sale. Si sigue saliendo no sé que hacer, no pienso aprender chino…
Por cierto, Luis Troyano, gracias por la recomendación del libro de Eckahrt Tolle, tomo nota.
¡Cuanta razón tenéis los dos: Gabriel y Oscar! Lo que pasa es que no es lo mismo descubrir un enfoque de Légaut que confirma unas intuiciones primeras, aclara y descubre otras y abre puertas y perspectivas nuevas que nos lanzan a un esfuerzo de crecimiento ilusionado, que -descubierto todo eso- poder considerarlo como ya consolidado en uno mismo.
Voy más lejos: no sé si solo me pasa a mi, pero me veo incapaz de retener tantísimo como descubro en Légaut, tanto en sentido intelectual como en lo vital y me incomoda tener la sensación de que voy a rachas, a empujones, como veleta; el rumbo de mi vida -y si no el rumbo, sí los acentos- dependen del contenido y la duración del libro que esté leyendo. Y cuando empiezo el siguiente los acentos cambian, algunos de los anteriores se mitigan (muchos hasta desaparecen) y nacen otros; y tiene uno la incómoda sensación de que lo que va quedando es como un barniz sólo superficial. ¿Será siempre así?
Entonces, lo que hago es dejar que me interpele lo que leo, empiezo por contrastar si mi itinerario histórico se corresponde con lo que leo; celebro lo que sale confirmado y renovado, pulo lo que no, y trato de adoptar –empezar a vivir- lo nuevo que descubro. Pero con Légaut todo es tan rico, tan profundo, tan ancho, tan alto y tan amplio que las impotencias se multiplican. Y ¡ojo!, que por ahora nada me “traumatiza”, al contrario, es como quien ha encontrado el tesoro escondido y loco de ilusión no se quiere perder ni una gota.
¡Ojo!, y eso que esto solo es un curso de iniciación. ¿Qué será cuando uno se meta a fondo? ¿Qué pasará el día que el curso se acabe y me vuelva a quedar solo, sin alguien con quien compartir inquietudes y consultar dudas? Sí, ya sé que siempre me las he apañado –más o menos- bien solo, pero no es lo mismo.
Mira si tendré esa sensación, que para asegurar el tiro –la continuidad de la fuente- no fuera que os adelantarais y luego se agotara (me da vergüenza contarlo…, me siento un poco “oportunista” por haber acaparado las existencias sin avisar) hace quince días me compré los veinte libros de Légaut que me faltaban (o sea: casi todos). ¡Yo!, que siempre he odiado las seguridades, voy y me lo compro todo para estar seguro de que podré rumiarlo sin interrupciones. ¿Será esto que aún estoy más adherido a la confianza que a la Fe en sí mismo? Me temo que sí, ¿pero…? Seguirán las impotencias y contradicciones… O quizá es que todo se da revuelto y hoy me siento más cerca de aquella porción esencial de mi humanidad que, entre los escombros, tanto de mi azarosa experiencia religiosa como los de mi asquerosa salud de hierro… me descubren que voy siendo invulnerable (quizá eso sí sea Fe en sí mismo) y –por ahora- me regodeo más en el gusto por vivir (cosa nueva para mi) a la vez que toco y siento mis fundamentos, que en la Fe en sí mismo.
Bueno, ya sabéis que soy lento y llego tarde a todo, necesito rumiarlo mucho pero, ya iremos llegando (¡vamos todavía!).
Realmente es difícil entender a Lègaut. A ver si soy capaz de “traducir” lo que dice sobre la fe en sí mismo con un lenguaje más asequible.
Yo creo que con este título querría decir lo que en términos clásicos podría ser, descubrirse, encontrarse con uno/a misma, tomar conciencia de la propia identidad, verse a sí mismo como la misma persona que se mira al espejo y descubre su aspecto físico.
Es cierto que las cositas que pasan ahí adentro es difícil verbalizarlas. Esta experiencia sólo ocurre en la edad adulta, son momentos que no se sabe cómo se llega, tampoco se sabe a dónde llegas
Desde que nacemos se pone en marcha la lucha por la supervivencia: alimentación, dormir, protegerse del medio climatológico, ser queridos y querer, trabajar, ganarse la vida, formar una familia, etc.
Perdón por la broma, pero hace tiempo había una publicidad en una emisora de radio local que decía: “nacer, crecer, vivir y después…lápidas Rodríguez Martínez”. A veces la vida se reduce a un programa automatizado previamente por la sociedad o el ambiente en el que vivimos y en el que nos vemos envueltos y nos dejamos empujar como autómatas, somos como los robots que se les programa y… ¡a funcionar!
Lo difícil es hacer uso de lo específico del ser humano, utilizar la conciencia o darse cuenta de que esta facultad es la que nos sitúa en la realidad y ante la realidad propia. El cuándo y el cómo ocurre esto su pongo que dependerá de cada persona y sus circunstancias. Ahora bien, cuando esto ocurre, la vida cambia totalmente, en el sentido de que se entra en otro tipo de proceso vital, nos configura nuestro ser y estar desde otra perspectiva diferente al simple “vegetar”.
Ahora vamos a por el amor…
Fico Sánchez Peral:
“Y, ¡ojo, que no discuto la Fe en si mismo!, solo digo que no llego aún, aunque a ratos la siento y la vivo, pero no siempre.”
De pasada por el foro, me detengo en tu frase. Esto tiene miga. Por lo que explicas se deduce que vives experiencias espirituales esporádicas. Para consolidar esas experiencias, es necesario un trabajo espiritual también.
Te recomiendo el libro. “El poder del Ahora” de Eckhart Tolle Edt. Gaia. Es una enseñanza la del autor, que la escribe desde su propia experiencia. Sin que esté adscrito a tradición religiosa alguna. Creo que te podría ayudar a vivir establemente la divinidad.
Sería quimérico pensar que la experiencia de búsqueda hacia la propia plenitud pudiese desembocar de igual modo como cuando se quiere ir tras un objeto que al alcanzarlo se posee o se tiene. En esta empresa sucede todo lo contrario no es la voluntad la que nos pone en marcha, sino la propia realidad que nos fuerza a realizar ese “vacío” propio de lo personal.
Desde nuestra propia realidad estamos impelidos hacia “lo otro”, como si todo lo otro nos faltara para ser una realidad plena.
Sólo la realidad es fuente de posibilidades para la realización personal. Las posibilidades en cuanto poder me refiero y por tanto lejos de aceptar como poder el fracaso de una potencia concebida como facultad, (Gabriel, felicidades). En la búsqueda no ocurre como antes que mantenidos en la creencia nos hallábamos divididos, por un lado lo que creíamos y por otro lo que sentíamos, sino que en la marcha la persona forma toda ella una unidad, descubriendo su estructura esencial. Ya señalé en alguna reflexión hace tiempo que la trascendencia no es cuestión de razonamientos sino que si de ella podemos hablar es sólo debido al carácter sentiente de la naturaleza humana.
Un cordial saludo a todos
Hola “yoruga” Gabriel Sánchez!
El que hayas cumplido años y seas mayor de edad
no me impide decirte. “¡andá con pies de plomo!”-
Me refiero a lo de Fico. Para mí está muy, pero muy clarito y habla mejor que nosotros el “castellano”.
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Tu parte de razón tenés; pero estimo que la “dificultad” no viene de Fico sino del Asunto o Materia que estamos tratando y que Légaut nos trae.
En estos “ambitos” de reconditeces todo se nos va en la sutileza de los en-foques.
Mientras unos ponen el “foco” y se “fijan” en un rincón; otros andan por el subsuelo o las terrazas: Pero todos andamos “es-clareciendo” esa rarísima cosa (que no es cosa) que dieron en llamar -desgraciadamente- “conciencia”.
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Disculpá si te molesto; pero te aseguro que, desde que te deschavaste como un jovato, no será la última vez
¡Vamos todavía! – Oscar.
Querido Tocayo de que parte de China eres…tu idioma no alcanzo a comprenderlo…En la segunda parte que hablas en castellano, creo que las dudas del salto al vacio, tiene que ver con la impotencia del ser…justamente allí es donde nos casamos con el Eterno, en el reconocimiento de nuestras impotencias radicales…Gabriel
¿Habéis visto qué bien hablo inglés? ¡Ojo! no empecemos como hace días con los “chistes” que luego se lía la cosa. Es que me he cambiado de navegador y no sé por qué sale eso. Saludos.
Me referiré por ahora sólo al apartado de Fe en sí mismo.
Légaut, de manera progresiva, va trascendiendo niveles: el del instinto, los sentidos, la grandeza de lo humano… y nos va abriendo puertas de acceso a otros superiores, donde la persona se va descubriendo y realizando…, hasta llegar a la Fe en sí mismo.
Lo que pasa es que me resulta (me refiero a mi, conmigo mismo, mismamente…) un tanto especulativo hablar de ello intelectualmente, como si sólo por haberlo descubierto “hace media hora” ya fuera algo consolidado; cuando, por una parte, las etapas, no sólo, se dan desordenadamente mezcladas, sino que también hay algún paso atrás y momentos de cierta ambigüedad y contradicciones varias. Y además, uno avanza por ellas no con la seguridad que da el conocimiento de causa, sino a base de saltos en el vacío, más por fidelidad a uno mismo y a Dios, que por estar seguro de lo que hace.
Es más, en mi caso (y eso es motivo de que al final me cueste -no: entender, que sí lo entiendo- encarnar la fe en mi mismo) hace muchos años que, tal decisión (el salto en el vacío), llevó aparejado asumir como parte natural de su propia entraña, que el estado natural en el que iba a vivir era la inseguridad. Resonaba ¡y resuena aún a diario en mi!, el pasaje aquel del evangelio: «Id… sin alforjas, sin dos túnicas, sin sandalias, sin bastón…», que yo entendí como: ¿acaso es otra cosa –misión aparte- que proclamar la excelencia de vivir en la inseguridad de la confianza en Dios? Y por eso me tiré hacía él sin paracaídas y así llevo quince años. Por eso me cuesta ahora encarnar (sólo porque ahora lo descubro y lo entiendo) la fe en mi mismo. Todavía resuenan en mi demasiado reales, ¡porque lo son!, las dudas del salto en el vacío hacia mi mismo y hacia Dios. Eso es lo que, sin ser consciente de ello, me descubre a posteriori que eso debe ser –digo yo- algo originado por la Fe en si mismo, pero a priori no me acostumbro a darlo por hecho. No llego a que se arraigue en mi y forme un solo cuerpo conmigo; como mucho a desear desposarme con su misterio.
Y, ¡ojo, que no discuto la Fe en si mismo!, solo digo que no llego aún, aunque a ratos la siento y la vivo, pero no siempre. Pero bueno, aunque me crea contradicciones no sufro por ellas, pues en el fondo me remiten de nuevo a algo cercano a la carencia de ser que, esta sí y aún no sé por qué, me hace más fácil el paso de la confianza a la fe en mi mismo. No tanto como afirmación incondicional… que me suena a demasiado seguro (todavía confianza…) pero si como algo más naturalmente inalcanzable y que me viene dado, no tanto logrado por la voluntad.
Bueno, como veis, todavía voy algo liado, pero por ahí andamos. Ya lo iremos puliendo. En otro momento le hincaremos el diente a lo del amor…, que también tiene tela.
Abrazos. Fico.
Hay en un aspecto que entiendo cultural, que descompone el amor Eros, del amor Agape…(por usar terminos que el Papa uso en su enclica Dios es Amor), y entiendo que forma parte de la misma pulsión… porque el verdadero Amor…evoluciona como lo hacen todos los sentimiento humanos…y lo que ayer fue pasión, hoy sera conteplación, autodonaciòn y compartirse…pero no como cosas separadas, sino unidas…y la carencia del ser…nos refiere a un amor… que nos descubre que el absoluto habita, entre nosotros…Gabriel
Para Óscar (para su comentario del 14/2 en la Entrega 4). Me parece muy útil la distinción que haces entre pimponeo y vectoreo, que me ha parecido entender esta vez.
Opino que responde, sobre todo, a estilos y a forma de ser de las personas; o, en una misma persona, a diferentes momentos, estados de ánimo y formas de expresión. En esta Entrega 5 cito, por ejemplo: primero, unos versos de Machado de tipo “pimponeo” (a la unamuno, a la légaut); luego otros de tipo “vectoreo”; para terminar con otros que no sé si son de un tipo o de otro, pero da igual. Todos ellos ayudan y son contrarios/complementarios. El Légaut oral era un tipo con humor, picante, divertido. El Légaut escrito, es otra cosa. Así somos. Saludos…
El propio conocimiento sería la depuración del yo superficial para abrirse al yo profundo: al yo sin sombra y sin sueño. Los fantasmas del sueño y las sombras de la vigilia magnetizan nuestra atención para desviarla de la realidad y esta aplicación adecuada de la atención puede ponernos en camino hacia el propio conocimiento.
Ese conocimiento, sin sombra y sin sueño, puede ir revelándonos que nuestra esencia es el amor, amor conyugal, amor progenitor y amor humano sin exclusiones.
Desarrollar estos dos puntos es más tarea de poesía que de sicología.
El amor humano:
Es la explicación más completa y veraz, que ha caído en mis manos. (no había leído a ML)
Como el dice, por falta de formación humana, este es un reto, muy lejos de la realidad que nos rodea…
No hay culpas, hay, costumbres, “siempre” fue así…
No se trabaja la hermosa posibilidad del encuentro fecundo, donde ambos dos llegan a realizarse en plenitud llegando así a su libertad personal…
Ante la ausencia de llegar a esa realidad, de trabajo, descubrimiento de la grandeza que cada ser lleva implícito en el…
Puede llegar una situación, de “espera” por si llega la “luz personal” de… que merece la pena el trabajo de encuentro y realización personal y entre ambos.
Si aun así no llega, se toman la riendas firmemente.
Se vive por el bien de las “otras personas” que ya son parte de la familia; aseguir adelante, poniendo cuanto sea posible para no dejar cualquier oportunidad de descubrir el bien supremo ahogado en la costumbre… Y…
“La paciencia y la presencia silenciosa, equidistante de la debilidad y de la dureza, son las únicas actitudes adecuadas.” (ML: en el amor humano)
Sobre la Fe:
Descubrimiento del sentido propio de su vida. Soledad inviolable, en la que los otros pueden estar presentes.
Impotencia ante lo que queremos ser y lo que somos.
Adhesión total de la persona, cuando se confronta consigo misma, es limpia, se concentra sobre si, reflexiona y se comprende.
No siempre está a su alcance, pero ciertamente en momentos extremos, de verdad le favorecen, al ponerle ante sí misma.
Esta experiencia de fe, conduce a alcanzar la realidad de Dios, de forma distinta y se purifica la concepción de “hombre criatura de Dios.. .”
Cambia por completo la idea de obedecer, seguir estructuras…
Todo se va renovando a lo largo de todo camino de toda la vida, se “desaprende” para crecer y liberarse.
He copiado algunas de sus palabras, porque lo expresan con claridad meridiana.
mª pilar