El autor de este grito tiene 78 años. Hace tres años escribió una carta personal al papa, abriéndole su corazón sangrante. Ante la falta de respueta, la ha hecho pública y circula ahora por todo el mundo. Ha hecho bien, porque su análisis es muy certero y debe ser compartido. Nosotros la publicamos ahora -aunque Oriol Domingo hace dos meses que dio noticia de ella en La Vanguardia– , una vez que hemos podido disponer de la traducción íntegra del texto. No para ahondar la herida sino para urgir remedio.
CARTA PERSONAL de Henri BOULAD SJ AL PAPA BENEDICTO XVI .
Santo Padre:
Me atrevo a dirigirme directamente a Usted, pues mi corazón sangra al ver el abismo en el que se está precipitando nuestra Iglesia. Sabrá disculpar mi franqueza filial, inspirada a la vez por “la libertad de los hijos de Dios” a la que nos invita San Pablo, y por mi amor apasionado por la Iglesia.
Le agradeceré también sepa disculpar el tono alarmista de esta carta, pues creo que “son menos cinco” y que la situación no puede esperar más.
Permítame en primer lugar presentarme. Jesuita egipciolibanés de rito melquita, pronto cumpliré 76 años. Desde hace tres años soy rector del colegio de los jesuitas en El Cairo, tras haber desempeñado los siguientes cargos: superior de los jesuitas en Alejandría, superior regional de los jesuitas de Egipto, profesor de teología en El Cairo, director de Caritas-Egipto y vicepresidente de Caritas Internationalis para Oriente Medio y África del Norte. Conozco muy bien a la jerarquía católica de Egipto por haber participado durante muchos años en sus reuniones como Presidente de los superiores religiosos de institutos en Egipto. Tengo relaciones muy cercanas con cada uno de ellos, algunos de los cuales son antiguos alumnos míos. Por otra parte, conozco personalmente al Papa Chenouda III, al que veía con frecuencia. En cuanto a la jerarquía católica de Europa, tuve ocasión de encontrarme personalmente muchas veces con alguno de sus miembros, como el cardenal Koening, el cardenal Schönborn, el cardenal Martini, el cardenal Daneels, el Arzobispo Kothgasser, los obispos diocesanos Kapellari y Küng, los demás obispos austríacos y otros obispos de otros países europeos. Estos encuentros se producen con ocasión de mis viajes anuales para dar conferencias por Europa: Austria, Alemania, Suiza, Hungría, Francia Bélgica… En estos recorridos me dirijo a auditorios muy diversos y a los media (periódicos, radios, televisiones…). Lo mismo hago en Egipto y en Oriente Próximo.
He visitado unos cincuenta países en los cuatro continentes y he publicado unos treinta libros en unas quince lenguas, sobre todo en francés, árabe, húngaro y alemán. De los trece libros en esta lengua, quizá haya leído Usted “Gottessöhne, Gottestöchter” [Hijos, hijas de Dios], que le hizo llegar su amigo el P. Erich Fink de Baviera.
No digo esto para presumir, sino para decirle sencillamente que mis intenciones se fundan en un conocimiento real de la Iglesia universal y de su situación actual, en 2007.
Vuelvo al motivo de esta carta, intentaré ser lo más breve, claro y objetivo posible. En primer lugar, unas cuantas constataciones (la lista no es exhaustiva):
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1. La práctica religiosa está en constante declive. Un número cada vez más reducido de personas de la tercera edad, que desaparecerán enseguida, son las que frecuentan las iglesias de Europa y de Canadá. No quedará más remedio que cerrar dichas iglesias o transformarlas en museos, en mezquitas, en clubs o en bibliotecas municipales, como ya se hace. Lo que me sorprende es que muchas de ellas están siendo completamente renovadas y modernizadas mediante grandes gastos con idea de atraer a los fieles. Pero no es esto lo que frenará el éxodo.
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2. Seminarios y noviciados se vacían al mismo ritmo, y las vocaciones caen en picado. El futuro es más bien sombrío y uno se pregunta quién tomará el relevo. Cada vez más parroquias europeas están a cargo de sacerdotes de Asia o de África.
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3. Muchos sacerdotes abandonan el sacerdocio y los pocos que lo ejercen aún –cuya edad media sobrepasa a menudo la de la jubilación– tienen que encargarse de muchas parroquias, de modo expeditivo y administrativo. Muchos de ellos, tanto en Europa como en el Tercer Mundo, viven en concubinato a la vista de sus fieles, que normalmente los aceptan, y de su obispo, que no puede aceptarlo, pero teniendo en cuenta la escasez de sacerdotes.
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4. El lenguaje de la Iglesia es obsoleto, anacrónico, aburrido, repetitivo, moralizante, totalmente inadaptado a nuestra época. No se trata en absoluto de acomodarse ni de hacer demagogia, pues el mensaje del Evangelio debe presentarse en toda su crudeza y exigencia. Se necesitaría más bien proceder a esa “nueva evangelización” a la que nos invitaba Juan Pablo II. Pero ésta, a diferencia de lo que muchos piensan, no consiste en absoluto en repetir la antigua, que ya no dice nada, sino en innovar, inventar un nuevo lenguaje que exprese la fe de modo apropiado y que tenga significado para el hombre de hoy.
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5. Esto no podrá hacerse más que mediante una renovación en profundidad de la teología y de la catequética, que deberían repensarse y reformularse totalmente. Un sacerdote y religioso alemán que encontré recientemente me decía que la palabra “mística” no estaba mencionada ni una sola vez en “El nuevo Catecismo”. No lo podía creer. Hemos de constatar que nuestra fe es muy cerebral, abstracta, dogmática y se dirige muy poco al corazón y al cuerpo.
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6. En consecuencia, un gran número de cristianos se vuelven hacia las religiones de Asia, las sectas, la new-age, las iglesias evangélicas, el ocultismo, etcétera. No es de extrañar. Van a buscar en otra parte el alimento que no encuentran en casa, tienen la impresión de que les damos piedras como si fuera pan. La fe cristiana que en otro tiempo otorgaba sentido a la vida de la gente, resulta para ellos hoy un enigma, restos de un pasado acabado.
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7. En el plano moral y ético, los dictámenes del Magisterio, repetidos a la saciedad, sobre el matrimonio, la contracepción, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el matrimonio de los sacerdotes, los divorciados vueltos a casar, etcétera, no afectan ya a nadie y sólo producen dejadez e indiferencia. Todos estos problemas morales y pastorales merecen algo más que declaraciones categóricas. Necesitan un tratamiento pastoral, sociológico, psicológico, humano… en una línea más evangélica.
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8. La Iglesia católica, que ha sido la gran educadora de Europa durante siglos, parece olvidar que esta Europa ha llegado a la madurez. Nuestra Europa adulta no quiere ser tratada como menor de edad. El estilo paternalista de una Iglesia “Mater et Magistra” está definitivamente desfasado y ya no sirve hoy. Los cristianos han aprendido a pensar por sí mismos y no están dispuestos a tragarse cualquier cosa.
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9. Las naciones más católicas de antes –Francia, “primogénita de la Iglesia” o el Canadá francés ultracatólico– han dado un giro de 180º y han caído en el ateísmo, el anticlericalismo, el agnosticismo, la indiferencia. En el caso de otras naciones europeas, el proceso está en marcha. Se puede constatar que cuanto más dominado y protegido por la Iglesia ha estado un pueblo en el pasado, más fuerte es la reacción contra ella.
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10. El diálogo con las demás iglesias y religiones está en preocupante retroceso hoy. Los grandes progresos realizados desde hace medio siglo están en entredicho en este momento.
Frente a esta constatación casi demoledora, la reacción de la iglesia es doble:
– Tiende a minimizar la gravedad de la situación y a consolarse constatando cierto repunte en su facción más tradicional y en los países del tercer mundo.
– Apela a la confianza en el Señor, que la ha sostenido durante veinte siglos y será muy capaz de ayudarla a superar esta nueva crisis, como lo ha hecho con las precedentes. ¿Acaso no tiene promesas de vida eterna?
A esto respondo:
– No es apoyándose en el pasado ni recogiendo sus migajas como se resolverán los problemas de hoy y de mañana.
– La aparente vitalidad de las Iglesias del tercer mundo es equívoca. Según parece, estas nuevas Iglesias atravesarán pronto o tarde por las mismas crisis que ha conocido la vieja cristiandad europea.
– La Modernidad es irreversible y por haberlo olvidado es por lo que la Iglesia se encuentra hoy en semejante crisis. El Vaticano II intentó recuperar cuatro siglos de retraso, pero se tiene la impresión que la Iglesia está cerrando lentamente las puertas que se abrieron entonces, y tentada de volverse hacia Trento y Vaticano I, más que hacia Vaticano III. Recordemos la declaración de Juan Pablo II tantas veces repetida: “No hay alternativa al Vaticano II”.
– ¿Hasta cuándo seguiremos jugando a la política del avestruz y a esconder la cabeza en la arena? ¿Hasta cuándo evitaremos mirar las cosas de frente? ¿Hasta cuándo seguiremos dando la espalda, crispándonos contra toda crítica, en lugar de ver ahí una oportunidad de renovación? ¿Hasta cuándo continuaremos posponiendo ad calendas graecas una reforma que se impone y que se ha abandonado demasiado tiempo?
– Sólo mirando decididamente hacia delante y no hacia atrás la Iglesia cumplirá su misión de ser ”luz del mundo, sal de la tierra, levadura en la pasta”. Sin embargo, o que constatamos desgraciadamente hoy es que la Iglesia está en la cola de nuestra época, después de haber sido la locomotora durante siglos.
– Repito lo que decía al principio de esta carta: “¡SON MENOS CINCO!” –¡fünf vor zwölf!– La Historia no espera, sobre todo en nuestra época, en que el ritmo se embala y se acelera?
– Toda operación comercial que constata un déficit o disfunción se reconsidera inmediatamente, se reúne a expertos, intenta recuperarse, se movilizan todas sus energías para superar la crisis.
– ¿Por qué la Iglesia no hace otro tanto? ¿Por qué no moviliza a todas sus fuerzas vivas para un aggiornamento radical? ¿Por qué?
– ¿Por pereza, dejadez, orgullo, falta de imaginación, de creatividad, quietismo culpable, en la esperanza de que el Señor se las arreglará y que la Iglesia ha conocido otras crisis en el pasado?
– Cristo, en el Evangelio, nos pone en guardia: “Los hijos de las tinieblas gestionan mucho mejor sus asuntos que los hijos de la luz…”
ENTONCES, QUÉ HACER?… La Iglesia tiene hoy una necesidad imperiosa y urgente de una TRIPLE REFORMA:
1. Una reforma teológica y catequética para repensar la fe y reformularla de modo coherente para nuestros contemporáneos.
Una fe que ya no significa nada, que no da sentido a la existencia, no es más que un adorno, una superestructura inútil que cae de sí misma. Es el caso actual.
2. Una reforma pastoral para repensar de cabo a rabo las estructuras heredadas del pasado.
3. Una reforma espiritual para revitalizar la mística y repensar los sacramentos con vistas a darles una dimensión existencial, a articularlos con la vida.
Tendría mucho que decir sobre esto. La Iglesia de hoy es demasiado formal, demasiado formalista. Se tiene la impresión de que la institución asfixia el carisma y que lo que finalmente cuenta es una estabilidad puramente exterior, una honestidad superficial, cierta fachada. ¿No corremos el riesgo de que un día Jesús nos trate de “sepulcros blanqueados”?
Para terminar, sugiero la convocatoria de un sínodo general a nivel de la iglesia universal, en el que participaran todos los cristianos –católicos y otros– para examinar con toda franqueza y claridad los puntos señalados más arriba y los que se propusieran. Tal sínodo, que duraría tres años, se terminaría con una asamblea general –evitemos el término “concilio”– que sintetizara los resultados de esta investigación y sacara de ahí las conclusiones.
Termino, Santo Padre, pidiéndole perdón por mi franqueza y audacia y solicito vuestra paternal bendición. Permítame también decirle que vivo estos días en su compañía, gracias a su extraordinario libro “Jesús de Nazareth”, que es objeto de mi lectura espiritual y de meditación cotidiana.
Suyo afectísimo en el Señor,
P. Henri Boulad, s.j.
Graz, 18 de julio de 2007
[Traducción de Maite Lesmes]
Si al final llegamos al abracadabra. Precisamente todo el grupo de Jesús quedó estructurado según una jerarquía, llámala como quieras y el grupo giró en torno a (los de Pedro, los de Pablo, Pedro y los otros, hablo de memoria pero no hay que ser muy lince). Y así lo entendieron ellos de una manera natural. No podemos congelar al grupo en los primeros meses y luego lo que viene como si no existiera. Y eso obviando la percepción de inminencia de la irrupción del reino que vivían todos y que Jesús no desmintió. ¿Cómo estructuras algo que va a durar un telediario? El fundamentalismo consiste en pretender leer en los escritos algo que prefigure lo que llegaría a ser el grupo de seguidores de Jesús. Entonces fue entonces y luego llegó el después. Nadie sabía qué iba a pasar y se fueron organizando sobre la marcha. Como todo hijo de vecino. Como Dios les dio a entender, nunca mejor dicho. Y eso, en todo grupo humano, conlleva una estructura, como no puede ser de otra manera. Algunos pretenden una especie de angelical disposición y pasta en el grupo de seguidores de Jesús. Está claro que no. Como todos. Y como todos, o los proyectos se organizan, estructuran, se exige responsabilidades o se van a paseo. Una iglesia o grupo de Jesús, o de seguidores de Jesús o comunidades o póngase la etiqueta que se quiera sin una estructura y responsabilidad y organización habría durado lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Un poco de sociología y psicología no vendría mal que para algunas cosas echamos mano de la racionalidad y la ciencia y para otra parecemos leguleyos. Los discípulos de Jesús eran en primer lugar humanos corrientes. Lo lógico es que emularan lo que había.
… Y los sueños, sueños son.
Lali, muy bien, a ver si cerramos ya este capítulo del origen de la ICAR tal como existe ahora.
Jesús vivió en una comunidad de iguales, de hombres y mujeres y donde no había nigún clérigo.
Baya follon, no se donde está el lio, pero no me preocupa averiguarlo.
Hay una frase del padrenuestro, que es como unguento para nuestras batallas. “Perdonanos nuestras deudas, asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Pues eso, pido disculpas donde las haya de pedir, y como dice Sarrionandia. Sonriamos…
Hola Lali!
¡Mirá que sos “pilla” ¿eh?
Oscar.
Agradecería que alguien mencionara algún texto del Nuevo Testamento donde el término iglesia, que en lengua griega servía para denominar a cualquier asamblea civil, vaya asociado o identifique a una estructura jerárquica.
Un saludo a todos
Lali
Teófilo Liberto, sólo me habrás leído en el foro de Castillo, y ocasionalmente, hace micho tiempo, en el de Masiá.
Segundo, yo recurro al CVII en aquello que supuso como univesalizable y aprovechable para nuestro tiempo, como es el que la Iglesia esté atenta a los signos de los tiempos. Lo repito por enésima vez, el CVII ha quedado obsoleto en muchísimas cosas que dijo y en muchísimas que no dijo y que en nuestro tiempo la Iglesia debería decir. Así que deja retarme con tus baterías de preguntas y exigencia de citas conciliares.
Porque está claro que no dice nada de muchas cuestiones, por eso se necesitaría otro concilio que las debiera someter a reflexión entre otras razones porque la historia y la sociedad han recorrido más “kilómetros” en 50 años que todos los 20 siglos de la historia de la Iglesia mientras que la Iglesia se ha convertido en estatua de sal.
De ahí la necesidad de lo que el Concilio dijo sobre ponerse al día en cada momento y, claro, no vamos a estar convocando concilios cada cuatro años. Si la Iglesia tuviese una estructura de participación democrática, no harían falta tantos concilios, sólo necesitaría estar con los ojos abiertos y el oído atento a los cambios e inquietudes sociales nuevas. El CVII no puede ser la última palabra de la Iglesia y desentenderse de lo que está ocurriendo día a día ni mucho menos los concilios son palabra de Dios.
Respecto a la tradición, hay que tomarla como tal tradición, es decir, la respuesta que coyunturalmente la Iglesia dio a la sociedad de cada época y, como acabo de decir, nuestra sociedad no tiene nada que ver con la sociedad del la Edad Medio, ni siquiera de hace cien o cincuenta años.
Lo de atar y desatar ya te lo ha contestado muy bien Fico.
Para Fico Sánchez Peral:
Creo, a propósito de la sugerencia para que también cambien algunas cosas de las altas instancias episcopales, vaticanas en general, e incluso papales, que sí, que puede que tengas razón, no lo discuto ni lo desapruebo; muy al contrario, la necesidad de reforma de la Iglesia es para todos: de manera que cuando Benedicto XVI, en su condición de vicario de Cristo, desea confirmar en la fe a sus hermanos cristianos de la Iglesia universal y lo trata de hacer poniendo como eximio ejemplo a Francisco de Asís, debe sentirse interpelado por el poverello de Asís, quien tuvo una relación muy particular y radicalmente desposesiva, permítaseme el neologismo, con la pobreza y el poder (riquezas y abuso del poder, aunque sea y haya sido poder sagrado, han sido dos nefandas constantes en la historia de la Iglesia católica).
Con todo, centrándonos, como por lo demás debe ser para este hilo de controversias, en el texto del jesuita Henry Boulad, vuelvo a poner de manifiesto que estoy de acuerdo en su diagnóstico. Y en las soluciones que plantea, puede que también, al menos en parte. Por ejemplo, en contra seguramente del parecer de no pocos católicos adscritos a una celosa fidelidad al Magisterio, yo me he comprado los últimos libros traducidos y publicados en español del cardenal italiano Carlo Maria Martini, y me los he leído creo que con aprovechamiento espiritual (y deben ser ya por lo menos diez obras las que tengo del ilustre biblista y cardenal jesuita, en mi pequeña biblioteca personal). Y no me han escandalizado en absoluto, pues no abrigo ninguna duda sobre que el cardenal es un hombre de Dios, providencial para miles de creyentes por su testimonio de cercanía pese a su timidez personal y a su condición de príncipe de la Iglesia. Digo que no me han escandalizado porque en esos libros, amenos, que no son tanto tratados de teología especulativa cuanto debates muy conversacionales y distendidos sobre la realidad y el estado de la fe católica en la actualidad, el emérito obispo italiano defiende la necesidad de revisar la moral sexual, la exclusión de los divorciados de la comunión eucarística, la posibilidad de ordenar a viri probati…
Es más: no es necesario recordar como cosa obvia que yo no tengo recetario alguno de remedios contra los “males” actuales de la ICAR (templos e iglesias cada vez más vacíos, lenta deserción de muchos, seminarios y noviciados vacíos, secularización interna…), sólo que me gustaría que los posibles remedios a todos esos males de la ICAR viniesen más de propuestas como la que nos convoca aquí Y cuyo autor es el jesuita Henry Boulad, que de las propuestas y movidas de los simpatizantes de la FSSPX o la FSSP, que siguen muy mosqueados porque no toleran que los fieles hayan generalizado el recibir la comunión en las manos y no en la boca, y arrodillados. Pero es que resulta, Fico Sánchez Peral, que en efecto las autoridades de la Iglesia, según los documentos de esas mismas autoridades, en efecto prefieren que los fieles comulguen de esa manera al parecer más piadosa, sobre todo en los tiempos que corren, en que se han denunciado muchos abusos litúrgicos, reales y supuestos.
De modo que una cosa es lo que se desea, lo que se prefiere, lo que cada fiel incluso imagina que pudo haber hecho el mismísimo Jesús, y otra muy distinta lo que el Magisterio enseña y propone. Por ejemplo, sabido es que en la Última Cena, los discípulos de Jesús allí convocados (y digo discípulos y no doce apóstoles porque en esa reunión pascual y festiva debió haber también mujeres) estaban sentados a la mesa, o debían estar ligeramente escorados unos con otros, o igual tendidos en el suelo. Así las cosas, ¿por qué algunos pretenden hacer un drama de la recepción de la sagrada comunión en las manos y no en la boca? ¿Es que acaso es más digna la boca que las manos? Además, ¿por qué el sacerdote que celebra y consagra sí puede y debe tener plena potestad para alzar con sus manos la hostia que se consagra, en tanto el laico debe conformarse con que el sacerdote deposite en su boca a Cristo mismo? ¿No es una forma de reflotar el secular clericalismo todo ello? Me temo que sí. Pero ya ves, es lo que los obispos y el Papa al parecer prefieren.
Perlas del ínclito JFtamames:
¿” Cómo se puede tener la desverguenza de crear el caos más absoluto y venir a decir que la Iglesia está en el siglo XVII?”. Pregunto: ¿Es más desvergüencia opinar o llamar sinvergüenza a los opinadotes?
“No quiero relatar todas las estupideces que he escuchado en las homilias, oraciones inventadas al calor del espíritu, las discusiones entre si se consagran barras de panaderia o pan acimo, si, para ser maduro, un cura ha de experimentar el amor humano, usando de coballa a la catequista de turno, “ ¡Cuidado con la calificación que le das a las catequistas!!!! eh? Son personas adultas y pueden tomar las decisiones que crean oportunas, no son cobayas, eh?. Además, machista, ¡vaya genio que nos visita en atrio!. ¿Has pensado alguna vez si lo que tú dices son más estupideces que todos los curas juntos en sus homilías?
“Y qué decir de las alineaciones constantes con los poderes políticos más aberrantes de cientos de religiosos, laicos y curas.” ¿A quién te refieres, a Rouco, a los obispos, al Papa? Si es así, estoy de acuerdo contigo, aunque me temo que no van por ahí los tiros.
A Luis Troyano
Querido Tocayo: evidentemente, se trataba de una broma y así se encabezaba el texto, que venía cerrado con la expresión “un abrazo jocoso” para resaltar que se trataba de una simple sonrisa ante la repetición de la críptica informática, pero no intentaba ser una contestación a tus serias agumentaciones.
Tú me mereces un respeto verdadero..y tus ideas también, así que no te enojes por una parvedad.
Un abrazo sincero y “serio”.
Querido Teófilo:
Acabo de ver que mi entrada ha salido justo detrás de la tuya. Déjame recordar que tu cita -si estuviera completa- terminaría con algo asÍ como: “… y lo que desatáreis en la tierra quedará desatado en el cielo…”. ¿Y para cuando el verbo desatar? ¿ No sería posible desatar unas cuantas cosas de esas que hoy se consideran tan bien atadas, si tuvieran algo más de valor y congruencia evangélica y menos ataduras a los errores de la jerarquía eclesiástica de otros tiempos?
Saludos. Fico.
Bien. Por fin alguién dice la verdad, toda la verdad, de una vez. La sistemática aplicación de las interpretaciones del Concilio Vaticano han provocado el llamado invierno eclesial. ¿Desde cuándo esto es una realidad? Desde hace más de 30 años. Pero lo que se propone es poner a cero el contador. Se dice, con toda deportividad y sin miedo al rídiculo: El lenguaje de la Iglesia es obsoleto, anacrónico, aburrido, repetitivo, moralizante, totalmente inadaptado a nuestra época. VENGA YA. La mayoría de las comunidades parroquiales ha hecho lo que han querido con todo a todas horas. Y de ahí el fracaso actual. ¿Cómo se puede tener la desverguenza de crear el caos más absoluto y venir a decir que la Iglesia está en el siglo XVII? Con 78 años ya se podía ser más coherente aunque sólo sea con las evidencias históricas.
Lo que si me atrevo a decir es que ABURRE el eschar la culpa a la Iglesia de Roma de las miserias personales. BUEN INTENTO por manipular la realidad pero NO lo tragamos. No quiero relatar todas las estupideces que he escuchado en las homilias, oraciones inventadas al calor del espíritu, las discusiones entre si se consagran barras de panaderia o pan acimo, si, para ser maduro, un cura ha de experimentar el amor humano, usando de coballa a la catequista de turno, las llamadas a la acción y el desprecio a la contemplación. Y qué decir de las alineaciones constantes con los poderes políticos más aberrantes de cientos de religiosos, laicos y curas.
Otra llamada de atención de quien NO SE SIENTE CONTESTADO por el Papa. Yo creo que podrían formar una Asociación de Afectados por la Jearquía para poder ser una iglesia de una vez. En habiendo tantas y siendo todas verdaderas, ¿por qué no se expirementa con la creación de la MetaIglesia?. Teniendo un mensaje verdadero y nitido, ¿cuánto tardaríamos en pasarnos todos a ella?
El título era “SOS POR LA IGLESIA DE HOY” y la lectura propuesta una carta de Henri Boulad al papa, ¿no? ¡Pues eso!
Vaya lío se ha montado a costa del Vaticano II. Os cuento mi particular visión.
Al inicio de los años 80 y sin más interés que el normal de un laico de entonces por saber del concilio, estuve suscrito durante cinco años a la edición semanal en castellano de L’Observatore Romano (espero que nadie desconfíe de él como fuente, ¿no?). Me lo tomé con mucho interés y eso que era un trabajón, pues eran los tiempos en que (mientras yo criaba cuatro hijos pequeños) numerosos obispos y teólogos –muchos de los cuales habían asistido al concilio- se dedicaban a dar discursos sobre su personal lectura del contenido de los documentos conciliares, desde la visión de quienes habían sido testigos del clima y el espíritu de apertura en el que se habían concebido. Al principio estaba bien, pero progresivamente se fue invirtiendo la tendencia (algo debió hacerla cambiar desde dentro, ¿no?), hasta que, continuamente, llegó a haber en todos los discursos –como si se hubieran puesto de acuerdo- la misma música de fondo: la de ir diluyendo la presunta apertura hasta hacerla desaparecer y acabar convirtiendo los documentos en algo meramente técnico, destinado a acabar olvidado en una estantería, para uso exclusivo (con todo mi respeto) de ratones de biblioteca. Acabé decepcionado, aburrido y triste y me dí de baja.
Veinte años después, tuve el privilegio de conocer -y la suerte de llegar a ser su amigo- de uno de los dieciséis sacerdotes que, en su día y con buen criterio, la Conferencia Episcopal Española (con una lucidez y honestidad que hoy ya no se dan en ella) envió al Concilio como oyentes, con el fin de que, a su regreso, recorrieran las órdenes religiosas, conventos, seminarios y universidades católicas españolas, transmitiendo no sólo lo técnico del mínimo común consensuado reflejado en los documentos, sino el clima y el espíritu de apertura con que Juan XXIII convocó el concilio y con el que se pretendía que fueran concebidos sus documentos. Y así lo hicieron, solo que -¡sorpresa!- fue tal el alubión de reacciones en contra, críticas, descalificaciones, presiones y denuncias que hubieron de soportar de los propios centros en los que daban sus conferencias (tal era el clima de sumisión a la doctrina oficial reinante, que ni un concilio podía con ellos), por su ¡diabólico aperturismo!, que quince de ellos acabaron secularizados por no poder soportar por más tiempo aquella presión. Sólo quedó sin secularizar mi amigo, que evitó las coacciones al conseguir hacer una licenciatura en Económicas, lo que le permitió ser economistas de profesión y sacerdote por vocación, sin que su honesto modo de serlo le costara su sustento.
Esos dos flashes configuran mi visión del concilio como -no solo- algo obsoleto, sino también como algo inútil y hasta falseado. ¿En qué documento conciliar dice lo del clima y el espíritu de apertura y todo lo de bla, bla, bla…? Pues en todos los periódicos de la época y en el de la experiencia personal vivida por quienes fueron testigos de su presencia en el concilio y en el de quienes les conocimos y nos tomamos la molestia de seguir el antes, el durante y el después del concilio. Es evidente que en los documentos solo está el mínimo común consensuado por las familias de poder mayoritarias presentes en el concilio; la opinión del resto se ha hecho desaparecer, como tantas otras cosas en esta iglesia. Por eso el título (SOS por la Iglesia) tiene tanta razón y la carta de Henri Boulad también. Y por eso me siento más cerca de las opiniones de Mª Pilar y Ana Rodrigo que de las de Teófilo.
Saludos. Fico.
Ana Rodrigo:
He leído un buen número de comentarios tuyos en Atrio, pero también en otros foros. Y creo recordar perfectamente que en más de una ocasión también tú esgrimes y exhibes el apoyo al recurso del Concilio para soñar con otra Iglesia posible, pongamos, siempre necesitada de reforma. Y como resulta que en uno de tus comentarios para este hilo afirmas que Jesús de Nazareth, a quien la Iglesia católica y el cristianismo todo proclaman como el Cristo, el Mesías, en realidad no quiso fundar iglesia alguna -lo cual puede ser posible, no soy experto en la materia, aunque sí católico que va en la barca de Pedro, no fuera de ella-, yo únicamente me permito recordarte algo que seguramente sabes, a saber, esa tesis, más plausible o menos, no está en la doctrina del Concilio Vaticano II. Como prácticamente ninguna de las reivindicaciones de la plataforma otra Iglesia posible y demás adjetivos y sueños afines: democratización de la Iglesia, acceso de la mujer al ministerio ordenado, posibilidad de clebrar la Eurcaristía sin presbíteros válida y legítimamente ordenados…
Habría que convocar otro concilio, o varios más, para ver si cuelan esas propuestas. Aunque dudo mucho que acaben colando, la verdad, pues en los concilios el 99% del peso y de la autoridad doctrinal va a seguir recayendo en los pastores, en los obispos, en comunión con el Papa. Y en comunión con los concilios antecedentes, es decir, con la Tradición viva de la Iglesia, cuyo garante -o guardián supremo- es el Papa.
En definitiva, en la Iglesia está todo atado y bien atado. ¿Acaso para cumplir la exhortación del propio Jesús de Nazareth que cita el evangelista Mateo -ya sé que exegetas hay que afirman que esas palabras no son ni pueden ipsisima verba de Jesús sino añadidos posteriores, a la luz de la experiencia pascual-, referida a los apóstoles, con Pedro a la cabeza: “Y cuanto atéis en la Tierra será atado en el Cielo” (…)
Es eso. Creo que por respeto a los demás foristas debemos dejar zanjado este asunto.
A ver amigas y amigos
En las entradas de María Pilar y Luis aparece ANTES DE SU COMENTARIO una serie de textos de programación. Es un error del sistema, no es algo que escriban ni Luis ni María Pilar.
Luego Ana Rodrigo hizo un chiste sobre ese error -y lo reiteró posteriormente, aunque ya había ocasionado una malinterpretación de comunicación- a lo que le siguió Sarrionandia “que bueno el chiste”.
Entonces… Luis y María Pilar; nadie afirma que el cotenido de las ideas de ustedes sean un chiste. Se ha extrapolado un error informático para arremeter una vez más contra la jerarquía católica, no contra ustedes (salvo un caso, del que hablo en el siguiente párrafo)
Sarrionandia, me parece un golpe bajo que siendo tú una de las personas que hizo de un error informático un chiste, agredas ahora a María Pilar y Luis calificándolos de chistosos. Supongo que no me cotestarás, como acostumbras no contestar a ninguna de mis preguntas, como la que has dejado de lado respecto de lo que viste en los talleres sobre no violencia en el foro social en Madrid.
Los interesados podrán leer mañana (horario argentino actual; 8:25 pm)
El chiste está, desde el principio hasta el fín, en el copete informático que precede a los comentarios de Mª Pilar y Troyano, no en el contenido de los mismos. Pero parece que no han advertido la coletilla y se enojan por sentir que menosprecio sus apreciaciones. Superemos los malentendidos y sonriamos.
En mis comentarios, para nada había chiste; porque en mí, lo que hay, es verdadero dolor, por como camina esa parte importante de mi iglesia; y sigo adelante, me temo que desde la diáspora.
Me siento en paz, y sigo siempre en camino llena de esperanza, algún día, habrá un nuevo amanecer.
mª pilar
Siento, que se leen muy deprisa los comentarios, sacando conclusiones, que poco o nada tiene que ver con lo expuesto.
Personalmente, cuando digo iglesia, dado quien tiene el poder, da las normas, castiga, silencia, amenaza, se extravía o no cambia; como cita el art.
No es el pueblo llano, que sigue caminando aun cuando no esté de acuerdo con esos comportamientos, y sigue con la mirada en el Maestro, y añora el verdadero espíritu de su Mensaje.
Muchas personas, no estamos en la misma sintonía que ellos, y piden, esperan un cambio necesario y profundo.
Hay quienes están felices en ella, y la defienden, “acusando” de manera muy poco digna, a los que no piensan igual; en esas posturas, podemos ver claramente, que algo no funciona; ellos lo hacen, insultando, con sibilina ironía.
Sigo diciendo, como siempre (creo que no he cambiado mi mirada ni mi queja) que hay una iglesia en camino, que trabaja sin descanso; está alimentada de la Fuente misma, y es, la que salva, renueva, siembra, libera, llena de esperanza a cuantos acuden a ella.
Sé, porque las conozco, personas admirables que siguen en la brecha, pero jamás serán reconocidos por las autoridades eclesiales; los admiro, quiero, apoyo, y sintonizo plenamente con todas ellas, me siento unida a ellas con todo mi ser, las quiero con todo mi corazón, mi hija mayor es una de ellas.
Espero haberlo dejado claro de una vez, sería bueno leer con paz, y contestar después, sobre todo, sin despreciar las miradas diferentes.
mª pilar
Luisito, tus comentarios que siempre fueron cristalisnos, estan como los de pilar un tanto hermetico…(tono de humor)…
Creo que existe un problema la mirada sobre lo que es la Iglesia debe ser màs basta…, con mayor hondura y extención…me parecio…que sólo Joxema, planteo esto…por ejemplo, la experiencia de comunidades populares de Españas… y las Ceb´s de latinoamerica, justamente he estado comentando una riquisima ponencia de una teóloga Mexícana, Mariana Gómez Álvarez Icaza, que nos muestra otra mirada de otra Iglesia…Gabriel
Teófilo Liberto, dices:
“Ana Rodrigo:Mucha gente de iglesia echa constantemente mano del Concilio “.
Y yo digo, pues hazle las preguntas a esa gente, no a mi. Creo que debemos hablar con propiedad.
Uffffffff! pero ¿qué os pasa a algunos?. Yo no veo por ningún lado que haya cachodeo. Se inició con una broma, no del texto, sino de algo accidental al margen del texto, pero yo creo que los comentarios están siendo serios. ¡Tranquilizaros n poco, por fa.!
Ana Rodrigo:
Mucha gente de iglesia echa constantemente mano del Concilio para casi todo: el Concilio para justificar tal reforma; el Concilio para justificar la legitimación moral de la anticoncepción, para respaldar los derechos civiles de los homosexuales, para democratizar la ICAR… Y sin embargo, yo no logro encontrar por ningún lado de sus 4 Constituciones, 9 Decretos y 3 Declaraciones, ni rastro o asomo de todas esas bases doctrinales, eclesiales, cristológicas y pastorales que, según el parecer de algunos, sustentarían esa otra Iglesia. Es simplemente esto; sin ánimo alguno de personalizar mis reservas.
Por lo demás, me parece bien tu postura crítica actual, más allá de que yo mismo la comparta o no, puesto que es, me creo, una posición que nace del ejercicio individual de la libertad de conciencia, de credo, de ideología… Ese sagrario me parece digno del máximo de los respetos.
Sarríonandia:
“Ojo al parche y menos chistes!”
Creo notar un cierto aire de amenaza. ¿Pero que te has creído?. Censor pequeñito. Ya no podéis imponeros con el terror. Exterior el de la Inquisición, interior el de el infierno. Ahora no os queda más que el chirriar de dientes…
Sarrionandia:
¿Dónde ves el chiste?. En lo que digo.
Ahora si que me río, “las puertas del infierno”. “Hamos anda…”
Nada es blanco del todo, ni negro del todo. Y nadie tiene la verdad racional al cien por cien. Pero estamos hablando de la Iglesia real, igual que se ha hablado del comunismo real. Pero es que ni en teoría el cristianismo de ayer y de hoy, es aceptable para la razón.
A lo sumo podéis salvar los “auténticos” muebles…
Los primitivos cristianos gnósticos, si que tenían algo salvable. Pero vosotros no.
El cristianismo ha sido la luz opaca de Occidente. De una manera muy diferente, nos hubiese ido con los neoplatonicos, y siguiendo a gente como Plotino.
Aprended al menos a “hacer mutis por el foro”.
A los chistosos, Troyano y Mª Pilar, les contesto en serio.
Contra la Iglesia no prevaleceran las puertas del infierno.
Para eso tienen que desaparecer todas las caricaturas de iglesia. Borrar estas caricaturas es rescatar la auténtica Iglesia que subyace como obra espiritual debajo de la exteriorización de autoritarismo y sometimiento.
Ojo al parche y menos chistes!
Bueno, van quedando claras (para mi que soy nuevo en esta plaza) las posturas: parece que el objetivo que algunos persiguen es que desaparezca la iglesia para que resplandezca la “vanguardia” de los seguidores de Jesús. Jesús, laico, dicen, como si ese término tuviera algo que ver con Jesús que no puso en cuestión en ningún momento el sistema teocrático de su tiempo. Entre otras cosas porque era el ámbito de comprensión de la realidad de su época. Pretender trasladar al pasado las categorías mentales de hoy es un fracaso para la inteligencia. Criticar actitudes pasadas sobre, por ejemplo, las mujeres es gratis pero no tiene ningún merito. Cada época tiene su afán. Curioso que quienes en otras materias critican la interpretación literal de las escrituras se agarren al enlucido de querer trasladar literalmente ciertas palabras de Jesús (y su circunstancia, el ámbito local y temporal) que a ellos les parecen ecos y trasunto de ideologías políticas actuales. El mundo en el que Jesús vivió no tiene nada que ver con nuestro mundo actual.
O sea que, si no he entendido mal, para que reine Jesús en el mundo debe desaparecer la Iglesia de la que, por otra parte, no dejan algunos de considerarse parte integrante con mayor legitimidad que sus dirigentes. Vuelta al birlibirloque si no al abracadabra. Sueñan con una Iglesia puesta al día, que visto lo visto quiere decir: una Iglesia que utilice eufemismos y oxímoron. Una Iglesia que acepte sin rechistar cada nueva ocurrencia, moda o modismo que inventen los más “creativos” del lugar. O mucho peor, que acepte la faramalla ideológica del buenismo imperante y de los lobbys. Menudo futuro. Se reprocha a la Iglesia que rectifica tarde pero no se dice nada de quienes han tenido que rectificar cada poco al descubrir que la ocurrencia de hace un par de años quedó obsoleta poco después.
En la Iglesia, como en toda organización, hay una corriente mayoritaria que es la que, con toda lógica, marca los destinos de la organización. Y hay minorías que se marchitan siglo tras siglo sin ver en la práctica lo que ellos consideran más apropiado. Ley de vida.
Es simple: la Iglesia se hizo grande y por lo tanto, cuanto más gatos, más ratas. Por eso existe lo esotérico y lo exotérico, la vía general y las vías particulares, el plan A y el plan B. Una organización mastodóntica como la Iglesia es ocioso pensar que puede transformarse de la noche a la mañana según el gusto de una minoría de iluminados, pasando olímpicamente por encima de los derechos de la mayoría.
Vamos a ver Teófilo Liberto, ¿dónde he dicho yo que el Concilio responda a todas las preguntas que me formulas? Creo haber dicho que el Vaticano II queda totalmente obsoleto en este momento.
También he dicho que, en su momento, el Concilio supuso una novedad que ahí se quedó, como una reliquia, pero que no supuso una apertura de la Iglesia a esos nuevos aires anheló Juan XIII, también he dicho que haría falta un nuevo Concilio.
Nota aclaratoria: En otra época creí en el Vaticano II, hoy tengo otro concepto de lo que pudiera o debiera ser un Concilio, pues si los obispos y cardenales están y son como son y están, poco novedoso esperaría de lo que allí dentro se pueda cocer. Otra cosa sería la presión que ejerceríamos quienes no estuviésemos allí y que, quizá, se planteasen determinadas conclusiones antes de sacarlas como doctrina oficial.
Hola!
Los “motivos” (chinadas electrónicas iniciales) que inteligentes compañeros encontraron para “dis-culpar-me” ante sí mismos y, además, lograr convencer a Antonio Duato, no alcanzan a justificar-me.
Por el contrario, me sumen en dos vergüenzas:
1ª La “negra” humorada de mi chiste.
2ª) La de tener que “explicar-lo”.
De seguido, vayan las dos vergüenzas entrelazadas y mi pedido de disculpas:
··········
“Contenido” de la Carta:
1- Presentación del Autor
2- Mapeo estadístico del “campo” observado
2,1- La realidad problemática (10 items)
2,2- Las soluciones propuestas (2 items)
3- Análisis y Rechazo de las Soluciones propuestas
4- Aportación de Solución
4,1- los ámbitos plenos y verdaderos (3 items)
4,2- el “lugar” puntual (1 item)
············
Ad 1-: ¿qué es de semejante Autor luego de 3 años?
Ad 2-1: la problemática se restringe a lo “religioso”, nada de “mundo”
Ad 2,2 : “infantilismos”.
Ad 3-: mapeo sin “diagnóstico” efectivo.
Ad 4,1-: puras “re-formas”; nada “re-volucionario” ante la profundidad de la “crisis”
Ad 4,2-: el (los) lobo(s) convocando a las ovejas (lo más “negro” del chiste)
············
¡Bórrenme conjuntamente con las chinadas!
Esta vez ¡no voy todavía! – Oscar.
Luís Gonzalez Morán:
Me decepcionas tocayo, pensé que un hombre de Iglesia culto, tendría algo que oponer a mis argumentos, aparte de la sorna. No me vale tu broma. Supongo que no estás de acuerdo con lo que digo. Me gustaría saber. –Por que-.
Me parece que te escapas por la tangente.
Ah, que se me olvidaba:
En uno de tus comentaris de este hilo, Ana Rodrigo, afirmas que “Jesús no fundó ninguna Iglesia”. Es una hipótesis o tesis que conozco, defendida por algunos exegetas más o menos críticos o independientes. No la voy a discutir, porque yo no soy en modo alguno exegeta, sólo que tú debes conocer, como conozco yo msmo, que esa no es doctrina del Concilio Vaticano II. Asi, te recuerdo lo que se afirma al inicio de uno de los documentos conciliares de los considerados menores, el Decreto “Inter Mirifica”. Con referencia a la función de la Iglesia, se afirma que (sic) “La Iglesia católica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo para la salvación de todos los hombres, y por ello mismo obligada a la evangelización” (…).
Afirmaciones como la anterior recorren prácticamente todos los documentos del Concilio Vaticano II. De modo que lejos de mi intención el rechazar, ni siquiera en lo estrictamente intelectual, mucho menos en lo personal, a todos los investigadores y en general cristianos de a pie que, como el modernista A. Loisy, en efecto afirman que Jesús de Nazaret no fundó ninguna iglesia. Sin embargo, esa no es la enseñanza del Concilio Vaticano II, tan citado por no pocos progresistas, lo cierto es que no termino de comprender con qué intención.
Saludos.
Broma va…
Estoy totalmente de acuerdo con la primera parte de las últimas aportaciones de Mª Pilar García y Luis Troyano: qué fuerza expresiva…
Un abrazo jocoso…
Ana Rodrigo:
Ese modelo de Iglesia universal con el que sueñas (Iglesia católica, apostólica y romana, es decir, ICAR) puede que sea evangélico y, por ende, fundamentable en los Evangelios; sin embargo, a la luz de los documentos del Concilio Vaticano II, es un modelo inviable, inviable por cuanto no hay textos de ese conclio que lo puedan fundamentar. Cítame uno solo posible para fundamentar que la índole del gobierno de la Iglesia debe ser democrática y no piramidal, jerárquica. Cítame un solo texto en el que la novedosa insistencia en la noción de Iglesia como Pueblo de Dios suplante la noción de Iglesia como estructura jerárquica gobernada aí pues por los jerarcas, por los pastores legítimamente ordenados. Cítame uno solo en que pueda fundamentarse una reforma de la doctrina moral católica (favorables al aborto, la contracepción, el divorcio, el reconocimiento de la moralidad de los actos homosexuales…). Cítame uno solo en el que la Iglesia predique de sí misma que la revelación cristiana, cuyo depositum fidei subsiste en la ICAR, se conserva en plenitud en la ICAR, reconozca que todas las tradiciones religiosas son igual de válidas. Cítame uno solo en el que, al calor de celebrar el diálogo con la modernidad, la apertura a los signos de los tiempos, etcétera, los padres conciliares acepten de buen grado el ateísmo moderno, la increencia y el paganismo. Cítame uno solo en el que o con el que pueda fundamentarse la legitimidad de las aspiraciones de la mujer a poder ser ministerialmente ordenada un día. Etcétera.
Con la relación anterior no pretendo dar lecciones de teología, de eclesiología, de pastoral ni de cristología a nadie, sino poner de manifiesto que ese sueño de Iglesia democrática y todos los demás atributos, puede qe sea estupendo, mangnífico, muy cristológico, muy evangélico; sin embargo, no puede ser fundamentado a la luz de la doctrina del Concilio Vaticano II; en realidad, no puede nacer a la luz y el abrigo de la doctrina de ningún concilio ecuménico, o sea, que sería abortado desde la fidelidad a la Tradición viva de la ICAR, cuyos maestros autorizados siguen siendo los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, nos guste más o menos que sea así, pero es que es así.
Tampoco afirmo que me convenza y guste completamente que sea la ICAR como la he descrito, pero ya a estas alturas de mi vida comienzo a creer darme cuenta de que hay cambios que nunca se van a dar en la ICAR, siento ser así de claro o de derrotista, o las dos cosas.
Si para volver a la verdadera esencia del Evangelio, y sobre todo, a lo que Jesús vivió, dijo, hizo…
Tiene que “morir” la iglesia tal cual hoy está, pues ¡¡que así sea!!
Jesús por aquellos caminos de Galilea, no instituyó una nueva iglesia, ni partido político, ni nada de nada.
Jesús sintió en sus entrañas el dolor de su pueblo, de manera extrema; especialmente inflingido por la casta sacerdotal y política, ya que son dos en una.
Y gritó hasta la extenuación, que eso que ellos llamaban ley, mandatos, preceptos… ¡¡¡No era para nada “la voluntad de su Dios” !!!
Comenzó a explicarles el Mensaje liberador de tanta sin razón, que tristemente recaía de manera más cruda, en el pueblo sencillo y explotado.
E invitó a toda persona que quisiera escuchar, y seguir…
Y maravilla, quienes le comprendían mejor, eran precisamente los que nada poseían…
¿Será que ellos no tenían otros dioses a quien seguir, y no tenían que falsificar el deseo impreso por el mismo Creador, a cada vida nacida de sus manos?
Al tener los ojos limpios y el corazón anhelante de sabia nueva que los liberara, estaban dispuestos…
Pero llegaron los seguidores, que como entonces, se sienten especialmente llamados (los altos cargos) porque llamados a ser buenas personas somos todos.
No hay señores y siervos en el proyecto del Creador, eso es cosa de los humanos, que nos gustan los títulos, más que a un niño una golosina…
Repito con serena paz, si para volver a la:
¡¡Buena Noticia de Jesús!! las iglesias, sean cuales fueran, tienen que “morir” ¡¡Bendita sea la hora!!
De sus cenizas, renacerá una ¡Vida Nueva! un ¡Nuevo Amanecer! guiado de verdad, por el ¡Espíritu que Jesús nos dejó!
mª pilar
Ja,ja,ja, la metáfora se empeña en no desaparecer… ¿Seguimos con ella, ahora en el post de Luis Troyano?
En mi comentario anterior quise decir creó donde dice creo.
Antonio, gracias por explicarnos para qué sirven estas cositas nuevas tan útiles.
Yo me pregunto. ¿Qué necesidad hay de lanzar un SOS por la Iglesia. Ello significa que se necesita la tal Iglesia. ¿Para que?. Para que de sentido a la vida del –creyente-. Para fortalecerle su identidad, en lugar de darle los medios para que sea capaz de vivir con sentido, sin necesidad de pensar en una vida eterna post mortem.
Este es el meollo de la cuestión. Cuando no necesitamos de la iglesia para que nos proteja psicológicamente, entonces es cuando podemos leer los evangelios con autentica libertad. Y entonces es cuando damos primacía al criterio propio al leer las supuestas palabras atribuidas a Jesús. Cuando estas palabras resuenen en nuestro interior, es cuando las hacemos nuestras libremente. Entonces no hay imposición ni condicionamiento. Porque ejercemos el criterio propio que nos ha dado Dios.
Creo que fue en un libro de Thomas Merton, que leí, donde este anunciaba, <b>el fin de las religiones</b>. Efectivamente, creo que las sociedades más evolucionadas son las primeras que se desenganchan de las religiones <b>prerracionales</b>, a favor de la espiritualidad laica, que no entra en conflicto. Ni con la racionalidad, ni con la ciencia.
Todo que no sea esto que apunto, es pretender salvar el molde de creencias. Y desde mi punto de vista, está errado y está condenado al fracaso. No nos vale más que Jesús, y aún así. Tan solo, para quien le valga libremente.
Comenzamos a alejarnos en Occidente, de la religión autóctona, hace siglos ya, cuando eclosionó la racionalidad, de la que ya disfrutaban los sabios griegos de la antigüedad. Y en la medida en que la media de habitantes de donde sea, sea la racionalidad, la Iglesia y las religiones prerracionales en general, están obligadas a retroceder.
Han tenido tiempo los hombres de Iglesia, para el necesario aggiornamento, no lo han hecho quizá, porque eso seria tanto como hacerse el harakiri, como colaborar a su propia desaparición como casta. Porque la nueva espiritualidad (que es tan vieja como el mundo), no necesita de sacerdotes…
Miguel González, eso de: “mucha gente lo ha buscado en montañas lejanas”, me suena, ¿fue el insigne Aznar el que la pronunció frases tan brillantes de buscar las cosas por las montañas? Menos mal que no dijo “montañas nevadas”.
Pues sí, hijo, cada cual busca lo que cree en conciencia que debe buscar, ¡qué le vamos a hacer! Jesús lo buscó todo en la calle, en la p. calle, unto a los desgraciados de este mundo, él fue un laico que andaba con los laicos, no creo ninguna iglesia, y fueron los sacerdotes los que le condenaron por hereje.
¿Dónde andan los altos jerarcas de la ICAR? En palacios y más palacios, creyéndose ser los intermediarios con conexión directa con Dios y con la exclusividad del Espíritu Santo, hablando en nombre de Dios, cuando Jesús le dijo a su discipulado que no llamasen a nadie padre ni maestro, que sólo había uno que era el Dios.
Para quienes tengan dificultad en encontrar versiones impresas de los documentos finales de Medellín, aquí los pueden ver en versión electrónica
http://www.ensayistas.org/critica/liberacion/medellin/
“…no se llegó a estrenar… La cosa quedó en algún parchecillo en las ceremonias religiosas, pero no se profundizó en su teología, en el aggionamiento de la Iglesia (a la vista está), en leer los signos de los tiempos, el Pueblo de Dios etc. etc.”
Un matiz, querida amiga. Dicho así, borra de un plumazo los 15 años más interesantes de la experiencia eclesial católica en América Latina, por ejemplo.
Teófilo. De acuerdo contigo en que se idealiza al Concilio Vaticano II. ¿Te has dado una vueltecita por los documentos de la Conferencia de Medellín?. Siempre me han parecido más interesantes. Y aún Medellín nos queda ya taaan lejos.
Perdón.
Sobre todo a Oscar.
Efectivamente no había leído los previos de Ana y Sarrionandía.
Acababa de borrar el texto extraño en los comentarios de Pilar y después de Héctor. Y me quedé un rato pensando qué querría decir Oscar con lo de chiste.
Perdón de nuevo. La próxima vez leeré todo con más calma, si llego a ello…
Teófilo Liberto, es que el Vaticano II, que en su momento sí fue novedoso, no se llegó a estrenar, por eso ya queda obsoleto. Según mi criterio, en este momento para lo único que serviría podría ser como nexo entre el preconcilio y el Vaticano III, o el africano I, o el asiático I, o el americano I….
La cosa quedó en algún parchecillo en las ceremonias religiosas, pero no se profundizó en su teología, en el aggionamiento de la Iglesia (a la vista está), en leer los signos de los tiempos, el Pueblo de Dios etc. etc.
Si ahora se celebrase otro concilio sobre esta base del Vaticano II, claro que habría que revisar la moral católica, el reconocimiento de la dignidad de la mujer en todos los aspectos, la religiosidad popular, el sinsentido de que los “pastores” sean jerarcas, la centralización de la Iglesia como monarquía absoluta y absurda, la participación democrática del pueblo en la elección de párrocos, obispos y Papa, el que los responsables del Pueblo de Dios estén con los pobres de facto no sólo en teoría, y así sucesivamente.
Mi querido Antonio, es una lástima que hayas borrrado el error informático que salió, sin ella quererlo, en el comentario de Mª Pilar. Era ahí donde estaba el chiste.
Claro, la gente que ha entrado después de haberlo borrado no entenderá de qué hablamos.
Se trataba de que antes del comentario de Mª Pilar había salido uno de esos textos informáticos ilegibles y que yo lo utilicé como metáfora del lenguaje que utiliza la ICAR. En lo demás no hay chiste alguno, por supuesto.
Ánimo y buen humor, junto con mi abrazo.
Casi sin asomo de duda, muy cierto que en Europa la práctica religiosa está en declive: seminarios y noviciados cada vez más vacíos; iglesias cada vez más vacías, pese al “espejismo” de zonas en las que no parece tan grave la crisis, y zonas en las que los tradicionalistas católicos parecen mantener más encendida que mortecina la antorcha de la fe y la doctrina íntegras, o integristas, según se mire; procesos de secularización que parecen imparables; lenta decersión de sacerdotes, religiosos, seglares; aumento de la indiferencia hacia el cristianismo y la ICAR de un número cada vez mayor de bautizados, algunos de los cules buscan en las aguas más eclécticas y al parecer acogedoras de secas, movidas de la Nueva Era, pentecontales, agnosticisms varios…
Con todo, como no podía ser de otra manera, el seguro que sabio jesuita Henri Boulad, de origen egipciolibanés y de rito melquita, apela a una cierta traición al espíritu del Concilio Vaticano II como causa desencadenante, siquiera en alguna medida, de la situación actual. Y la verdad, a mí ya es que esa permanene apelación a algo así como el espíritu del Concilio traicionado, como intento de diagnostiar y explicar todos los males que aquejan ala ICAR hoy por hoy, o me desconcierta o me saca de mis casillas, es decir, de mis esquemas. Diré que estoy releyendo los documentos del Vaticano II, sin prisa, con pausa, pero estoy en ellos. Y lo que vuelvo a encontrarme poco a poco, a medida que avanzo en mi lectura, no es esa Iglesia “comprensiva” con la práctica de la homosexualidad, por ejemplo, ni determinada a creer al margen de la doctrina oficial, al margen del pastoreo de los obispos y del Papa (repasen, por favor, “Lumen Gentium” 25 y 37). El Vaticano II, concilio eminentemente episcopal y más pastoral que propiamente doctrinal, a mi juicio no vale para alentar y mucho menos fundamentar ninguna de las subrepticias o entreadivinadas sugerencias que lanza en su no obstante sugerente artículo el ilustre jesuita egipciolibanés.
Para mí que la Iglesia del Concilio Vaticano II es la “Iglesia de siempre”, con el añadido de una serie de importntes novedades acaso no suficientemente expuestas, valoradas y defendidas en y por la Tradición y el Magisterio, sólo que tampoco absolutamente novedosas: concepto de Iglesia como Pueblo de Dios; exhortación a la libertad de conciencia y de credo -aunque sin silenciar y preterir que la Iglesia católica es la fundada por Jesucristo, y que las otras iglesias y comunidades hermanas separadas no gozan de esa misma distinción, si bien dones salvíficos se encuentran, en mayor o menor medida, en todas ellas-, diálogo más entusiasta y confiado con el mundo, con los signos de los tiempos; acento en el sacerdocio universal de los fieles, de todos ls bautizados, aunque sin por ello obviar ni remotísimamente, ni un ápice diríamos, la centralidad del sacerdocio ministerial, la plenitud del orden episcopal, la obediencia de los fieles a toda la dctrina y al Papa y los obispos en comunión con él.
De modo que para mí que el quid de la cuestión no es tanto esa supesta infidelidad de la ICAR al Concilio cuanto una más o menos supuesta infidelidad de la ICAR al Evangelio. Sin embargo, dilucidar si ello es así o no es un trabajo que sobrepasa con creces mis competencas y la propia oportunidad de la reflexión del jesuita del Próximo Oriente que nos ocupa.
Antonio
Lee con un poco más de calma. A mí me ha pasado lo mismo que a Oscar: Ana Rodrigo y Sarrionandia fueron los que hablaron del chiste en el comentario de Ana Pilar; y aunque Oscar y yo vemos que hay humor, no vemos ningún chiste. Y claro que no lo vemos, porque tú ya lo borraste.
Entiendo que el clima que se respira en las últimas semanas en Atrio facilite el estar con la guardia en alto y a la defensiva, pero así es dificil promover el encuentro; no?
Un abrazo Antonio. Y que bueno que publicas la traducción de Maité. Yo había ya leído esta carta hace tiempo, creo que en Redes Cristianas. Pero me parece bien que la reproduzcas acá.
Rodrigo
Esta vez sí que se me escapa ya totalmente el humor de Oscar Varela, al calificar este post como humorístico.
¿Nos lo puedes explicar, Oscar?
¿Está el chiste en el contenido?
Puede que tú y muchos más consideren un “chiste” el que un papa se plantee siquiera esas cuestiones.
Otros, incluido tú, tuvieron constancia de que hubo un tiempo en que un papa dejó, por sorpresa, que aire fresco entrara en la Iglesia. No fue un chiste, sino una realidad, trémula aún, abortada cuando empezaba el proceso de renovación. Ese sí que fue un aborto de trascendencias enormes.
¿Es que no es posible que hoy alguien como Boulad o como Clelia o como Lenaers sigan pensando que otra Iglesia es posible?
——
Ha habido una introducción de texto de htm en algunos comentarios, que ya he borrado. No sé a qué se debe. Si ocurre otra vez, reporten enseguida consignando el procedimiento con que se ha esrito o copiado el comentario.
Por un momento creí que se debía a esos botones de formato que aparecen arriba. Sirven para introducir negritas, cursivas o subrayados.
El procedimiento es sencillo. Seleccionar palabra y dar al botón correspondiente (empezando por la izquierda) para que haga negrita, cursiva o itálica y subrayado o underline. Mejor no usar los otros botones por ahora.
¡Vamos todavía a hacer un ATRIO mejor y más amable!
El inmovilismo de la Iglesia se debe al miedo a que se destape… ¿que? El cofre de Pandora. Conocéis bien la historia de aquel cofre. Zeus tenía miedo a que los humanos que ya conocían el fuego siguieran descubriendo más y más. Estaba preocupado porque si se hacían más poderosos, podrían quitarle su trono en el Olimpo. Ideó un plan: encerrar en un cofre la astucia y el engaño, la imaginación, la posibilidad de seguir inventando más y más cosas, su visión del mundo y de los humanos, los secretos de la vida. Le entregó el cofre a una esclava, Pandora, y le exigió que nunca lo abriera por nada del mundo o le podrían suceder muchas desgracias.
Qué pasó después con el cofre de Pandora ya lo sabéis.
Lo que nos interesa aquí es la actitud de ese personaje mítico Zeus que como todos los dioses del olimpo era sólo reflejo de lo que realmente pasaba en el mundo a todos los poderosos. El poder tiene poder para todo menos para combatir el miedo a que un día todo cambie y se sepa toda la verdad.
¡Dios Santo, qué de cosas no encierra ese cofre que tan celosamente guarda la Jerarquía Eclesiástica! No es el miedo a perder el poder, sino a que todo quede al descubierto.
Es el instinto de supervivencia lo que no les deja enfrentarse con la Realidad. Para sobrevivir hay que mantener cerrado el Cofre de Pandora, pase lo que pase. Por eso no hay más alternativas al Vaticano II.
Holassssssss!:
* Redacción Atrio.org (difusión)
* Sr- (¿-a, o -ita?) Lesmes (traductora)
* Sr. Boulad (emisor)
* Sr. Benito 16 (destinatario)
* Sres comentaristas (¡risueños!)
··········
¡Por fin un post “humorístico”!
··········
Tal vez sólo falta, y se lo agrego (¿puede ser?)
El “contenido” (objeto)
¡Un gran chiste!
··········
¡Vamos todavía! -Oscar.
Tal vez algunos creerán que los sueños de este jesuita van en la dirección que ellos preconizan. Pero no siempre es así. Esa mano no encaja en ese guante.
Precisamente la mística es un camino que buscan muchos de quienes han abandonado la práctica religiosa, que en España ha sido y es mayoritariamente católica. Modernizarse quiere decir también entender el papel de le religión en su sentido más profundo. La misión de la Iglesia no es suplantar o emular a los partidos ni a las ONG. La Iglesia tiene una función, un lenguaje, unas prácticas, unos ritos, etc., que no pueden ser llevados a cabo por ninguna otra organización. Algunos pretenden vaciar a la Iglesia de todo eso como si se tratara de lo más prescindible de la religión y van errados. La Iglesia tiene entidad propia y satisface o debe satisfacer anhelos, necesidades íntimos de trascendencia que ninguna otra organización puede cumplir. Primero las ideologías pretendieron ser un cauce para ocupar y sustituir el espacio de la religión y luego algunos grupos dentro de la Iglesia (o en sus márgenes, nadie sabe ya) pretenden que la Iglesia deba ser una organización más a la par de tantas otras de tipo social o político porque en el cambio social está el meollo de la función de la Iglesia. No es eso lo que se deduce de los tres años de vida pública de Jesús por mucho que algunos pretendan darle la vuelta.
Y claro, como el camino de la mística se ha dejado de lado por obsoleto, mucha gente lo ha buscado en montañas lejanas. Porque forma parte de su entraña. Demasiados movimientos de Iglesia han confundido estar a la altura de la gente corriente con asimilar el lenguaje deslavazado e inmediatista de la masa. Y claro, en realidad todos buscamos algo más. Algunos, confundiendo el rábano con las hojas, hablaron desde ciertas atalayas de ser “contemplativos en la acción política”, lo que es sino una desafortunada frase que no conduce a ninguna parte y deja de lado una veta importantísima. Estamos ante otro oxímoron. Vivimos una época en la que los eufemismos y los oxímoron han pasado ha suplantar la realidad. Tal es así que si no los utilizas serás tachado de cavernícola.
Toda organización está obligada a actualizarse en muchos sentidos. De cajón. Pero eso no quiere decir que deban hacerlo sólo en la dirección que algunos creen.
Muy bueno el chiste de Mª Pilar!
Me parece que la pastoral y la informática se parecen en remachar asuntos solamente comprensibles a los expertos programadores y que resultan chino básico para el resto, excepto para los chinos. Alguien cree que el papa habrá leído la carta de Boulad? Ahí está la gracia del chiste.
Sonrie, Dios te ama!
Mª Pilar, supongo que la primera parte de tu envío será algún error informático, pero queda gracioso pues podría interpretarse como una metáfora del lenguaje que utiliza la ICAR-institución desde sus altas jeraquías y desde los púlpitos de algunas parroquias en el sentido de que o nadie las entiende, o nadie las escucha, o le importa un bledo porque no hablan el lenguaje de la gente de a pié, lo que el Concilio decía acerca de los signos de los tiempos.
Por fa!, Antonio, no lo borres…ja.ja.ja.
¡¡Totalmente de acuerdo!! El sueño que acaricio… y de momento no veo posibilidad alguna de que este “despertar” ocurra en la iglesia.
No perder jamás la esperanza, y estar dispuesta a apoyar, trabajar, sembrar… desde los nuevos paradigmas ya formulados por personas valientes que caminan en esta dirección.
mª pilar