Este es otro ejemplo de lo que esperamos de quienes nos visitan y forman parte de esta comunidad de búsqueda espiritual. Una reflexión hecha desde ATRIO y para ATRIO. Que resume lo que en este lugar se está expresando y propone avanzar en el mismo sentido de búsqueda personal. Gracias, Héctor.
La crisis hace política, intenta cambiar gobiernos, destruye empleo. La crisis apunta al cambio y el cambio apunta a la crisis. Economistas, intelectuales, políticos de todo el mundo advierten que nuevas crisis se sucederán si no se pone mano a una reforma total y completa del sistema económico actual. Dicen que esa reforma exige un cambio de mentalidad.
El tema se ha hecho eco en Atrio. “Se impone urgentemente un cambio de mentalidad”. “La mentalidad del medio ambiente puede echar a perder el esfuerzo de los grupos”, nos decía Marcel Légaut. La mentalidad cerrada del Obispo José Ignacio Munilla no encaja con la mentalidad de los curas vascos ni con la mentalidad de la mayoría de los españoles. Por otra parte José Mª Castillo nos decía hace poco que el conjunto de modos de vida y costumbres, la cultura que conforma nuestra sociedad, apunta a su fin. De acuerdo: “Hay que cambiar esta mentalidad consumista, reduccionista, capitalista, retrógrada, perversa que nos atenaza”. ¿Por dónde empezamos?
En estas notas no prometo ni sugerencias ni soluciones. Sólo unas reflexiones a las que vengo dándoles vuelta últimamente ante el panorama devastador que la crisis está dejando por todas partes. Si la mentalidad lleva a la crisis, habrá que hacer algo. Yo voy a insistir preferentemente en nuestra actitud personal ante el cambio. Pero permitidme antes que os diga cómo veo yo el embrollo este de crisis, mentalidad y cambio.
- 1. ALGO DE HISTORIA Y DE PREHISTORIA
Nadie sabe y nadie podrá nunca saber cómo comenzó todo. Teilhard de Chardin intenta un esbozo de la irrupción gloriosa del pensamiento en la evolución de la vida. Millones de años habían venido preparándolo todo. Los más fundamental fue que desde el principio la mente del individuo se encuentra con la mente del otro.
¿Y qué pasó después?
A diferencia de los mamíferos más cercanos, nacimos sin que tuviéramos preparado un medio específico, acomodado a la especie como lo tenían ellos. No existía un medio que facilitara nuestra supervivencia. El mamut venía al mundo en su medio propio y a las pocas horas de nacer ya podría sobrevivir en circunstancias normales. Igualmente el búfalo, los felinos y ¿cómo no? los primates y hasta los homínidos, que nos precedieron. Existía una relación biológica entre ellos y su medio. Como si el medio supiera lo que necesitaban para sobrevivir. Sólo que esta dependencia era al mismo tiempo su gran limitación
Los primeros humanos, sin embargo, llegamos a la existencia con la única arma de la mente. No había un medio específico humano esperándonos. Había que construirlo. Todo seguía lo mismo pero todo se veía diferente. Apareció el peligro de forma más clara. Surgió el miedo, la emotividad, el deseo de huir. Surgió la individualidad. La diferencia con el otro. Ya sentían, ya sufrían, ya lloraban como los niños cuando nacen…Fue la épica del nacimiento de la humanidad. Estábamos abiertos al mundo entero. No estábamos allí sólo para sobrevivir, para satisfacer nuestras necesidades. Era algo nuevo
- 2. MENTALIDAD: CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD
Ya tenemos inteligencia ¿Qué es entonces lo que llamamos mentalidad? Es lo más elemental del colectivo humano. Es la elementalidad de su existencia, de su experiencia cotidiana. Es physis, es supervivencia. La mente no vale para combatir el medio, ni para huir de los predadores. No es un arma arrojadiza. Sí, estábamos preparados para vivir en cualquier parte del mundo pero el mundo no tenía un triste rincón preparado para acogernos. Nos quedamos solos frente a un medio adverso. No solos porque allí estaban los otros: la socialización que se producía ante las exigencias externas fue convirtiendo al medio en algo nuestro, en un medio humano.
Para ahorrar energías y hacer la existencia más llevadera había que adaptarse y cambiar lo que fuera posible. Uno se fijaba en lo que hacía el otro. Frotaba dos palos sin parar y surgía el fuego. Se fijaba como lo hacía, empezó a hacer lo mismo, la repetición terminaba en habitualidad y en institucionalización. De la vida diaria fue surgiendo una manera de hacer las cosas juntos, de conocer la realidad pensando “colectivamente” y esto serviría de referencia a la mente individual. Aquello era una formulación social y objetiva de la realidad, algo necesario para asegurar la permanencia del grupo. Así fue naciendo una mentalidad adaptada ya al lugar y al momento.
Así fue para el hombre de las cavernas al final de las épocas glaciales. Así fue también para el hombre de la revolución agrícola que acabo imponiendo su sello en la naturaleza. Se trataba de sobrevivir y para ello hacía falta amasarse con el medio y con los demás, convertirse en masa con las exigencias físicas y sociales que se imponían. La mentalidad ‘amasa’. Es urgente que ante una emergencia todo el grupo reaccione de la misma manera.
- 3. ¿ENTONCES UNA MENTALIDAD PUEDE CAMBIAR?
La mentalidad desde un punto de vista sociológico no es algo permanente, sólo vale aquí y ahora ante este medio concreto. Ante un medio cambiante surgen nuevas interpretaciones colectivas de la realidad. El cambio se sucede y se reproduce desde la realidad misma: no viene de fuera y cada paso tiene componentes dialécticos que luchan entre sí y vienen a lograr una realidad nueva. El hombre actúa sobre el medio y el medio cambia al hombre. Esto no es el determinismo materialista que se atribuye a Marx. La filosofía de Marx fue suplantada por los marxistas que la convirtieron en palanca para sus fines revolucionarios. La dialéctica de Marx no equivale al determinismo. La filosofía del auténtico Marx (1844) es dialéctica, cambio desde dentro en lucha con el medio.
Pienso que la mentalidad es a la sociedad lo que la mente es al individuo. Quizás no sea tan simple. Lo dejo a los expertos pero creo que para entendernos vale. Veo ‘salir’ el sol. Yo sé que el sol no sale, ni se levanta hasta el zenit, ni se pone, pero la mentalidad que poseo –que me posee– basada en la experiencia cotidiana me hace verlo así.
Peter Berger y Thomas Luckman en su obra clásica sobre el tema tratan de evitar la palabra ‘Mentality’ que se presta a confusión. Ellos hablan de ´Social Construction of Reality’, o sea de una construcción de la realidad llevada a cabo de forma colectiva, reuniendo los valores esenciales para la vida, las preferencias, los principios básicos para la convivencia. La consecuencia es que la elementalidad del grupo viene a encarnarse en la mente del individuo. Yo no renuncio a mi entender personal de la realidad pero termino filtrándolo todo a través del entendimiento colectivo.
Lógicamente cuanto le decimos a alguien que tiene que cambiar su mentalidad si quiere que lo admitan en un empleo, por ejemplo, estamos usando el término mentalidad en un sentido psicológico, algo así como el carácter o modo e ser. La mentalidad de que hablamos aquí tiene siempre un valor sociológico, es la mente del colectivo.
Los cambios de mentalidad se han ido sucediendo a lo largo de la historia al enfrentarnos con nuevas realidades. Hace unos 5.000 años nos llegó desde oriente el invento humano más determinante para la consolidación del hombre como especie. Este cambio influyó directamente en el crecimiento de la población: Fue la agricultura que iba a dejar atrás el nomadismo. Fue el invento que más cambios sociales ha provocado. Se puede decir que existió una humanidad antes y otra después de la revolución agrícola de finales del Neolítico. Con la agricultura la naturaleza comienza a batirse en retirada ante un humano que necesitaba tierras de labor imperiosamente. Este modelo de cambio se va repitiendo a lo largo de la historia.
He aquí otro ejemplo: El imperio romano se extendía por todo el mundo conocido. En la orilla más oriental del Mediterráneo hay un pueblo que ha tenido que sufrir toda clase de atropellos. Los romanos lo controlan todo. Los tratan como esclavos. Ese pueblo tiene sus tradiciones y creencias forjadas durante cuarenta años viviendo como nómadas en el desierto. Esperan un enviado de Dios que les lleve a recuperar el reino perdido, el Reino de Dios. Jesús de Nazaret llega en ese momento con un mensaje que a la mayoría les resulta confuso y no entienden. Habla de un cambio y al mismo tiempo representa una amenaza para las instituciones sagradas. Terminó siendo rechazado por el templo y por el imperio. Un grupo de seguidores recoge su mensaje y se siente responsable de conservarlo y extenderlo. Crean sus propia instituciones pero casadas en la mentalidad imperante, adaptándose así al medio en el que se fueron extendiendo.
Esta vez el medio adverso se impone a los seguidores de Jesús que se sienten amenazados frente al imperio. Había que adaptarse, aceptar las imposiciones del emperador, repensar las antiguas creencias para asegurar la supervivencia del grupo humano. El credo de Nicea fue así un paso en esa adaptación costosa resultando en una masificación, una mentalidad que seguiría dominando nuestras mentes por miles de años. Las fuerzas internas de la creación fruto del Amor eterno del Creador, que respeta la libertad y las iniciativas de los hombres, asumía así el riesgo de que la relación con Él, que brota espontáneamente del corazón de todo humano, se fuera socializando humanamente con todas las consecuencias. Aparecen unos ritos, un lenguaje de lo divino, los ornamentos sagrados, las catedrales, unos símbolos ambiguos, una jerarquía que llevaba a interpretar la realidad en una forma determinada. “Se fue perdiendo el vínculo directo con lo más Grande desde lo más íntimo” (Légaut).
Las religiones nacen todas en un medio social y para sobrevivir tienen que aceptar una mentalidad ya existente. Por esto decía Zubiri: “Dios ha querido que el hombre sea humanamente religioso: no solamente que sea él, el que tenga una religión, sino que la tenga y llegue a ella humanamente”. –esto quiere decir que los elementos extraños que existen hoy en la Iglesia vienen a ser efecto del proceso sociológico de la inculturación.
No aguantamos que nuestros obispos insulten nuestra sensibilidad comparando la tragedia de Haití con la penosa situación espirituales que viven los españoles dando la espalda a la iglesia. Los obispos sinceramente lo ven así, lo creen así, lo sienten así porque para ellos desde su mentalidad restringida a su propio ámbito, ven a Dios a través del color de un cristal que es distinto de cómo nosotros los vemos, Se trata de un choque de mentalidades.
El caso de Galileo no fue meramente una trágica incomprensión entre la ciencia y la fe, sino un choque de dos mentalidades incapaces de reconocerse como tales y aceptarse. El hecho de que tuvieron que pasar 359 años entre la condenación de Urbano VIII y la rectificación de Juan Pablo II nos indica claramente que los cambio de mentalidad son extremadamente lentos.
A quienes quieran seguir hurgando sobre el tema de la mentalidad les recomiendo el trabajo que me ha facilitado mi entrañable amigo Germán Marquínez Argote, figura central del llamado “Grupo de Bogotá“, e intérprete celoso de la filosofía de Zubiri: El concepto de mentalidad en Zubiri.
- 4. LA “MASIFICACIÓN” HECHURA DE UNA MENTALIDAD.
Una mentalidad, como hemos visto, es el resultado del esfuerzo humano para sobrevivir en un medio adverso. Esto nos convierte en masa, una masa que nos hace ver las cosas distintas de lo que son. Lo que hace falta es saber ser personas independientes y libres en el medio sociológico para valernos de nuestra manera propia de ver las cosas.
Somos como la gota de agua en la masa líquida que la rodea: en el mar, por ejemplo, en una preciosa laguna, en un río. Esa gota de agua tiene existencia propia y se puede independizar de la masa. Le va bien moverse con las demás gotas juntas de una parte a otra para ir más lejos; sólo dentro de la masa puede llegar allá lejos y ser útil. Si la gota se quedara sola correría el riesgo de evaporarse, de desaparecer. Sólo cuando recobra su identidad y se separa puede ser eficiente y llevar a cabo la finalidad de su existencia, llegar a la raíz de una planta, refrescar los pies de alguien junto a la playa, convertirse en lágrima de una madre que llora por su hijo.
La comunión con la mentalidad que nos abriga es buena, nos ayuda, mientras no perdamos nuestra independencia. La masificación solo hace daño cuando la masa nos usa para consolidarse y estancarse, repito y estancarse, sin dejarnos ser nosotros mismos como personas.
Muchas veces tenemos que luchar contra un sistema injusto que ha dejado de ser válido en la sociedad: la sociedad de consumo por ejemplo, el abuso de derechos humanos dentro de la iglesia. No nos podemos callar cuando se desprecia oficialmente la dignidad de la mujer o se condena la libertad de expresión desde una sede episcopal. La mentalidad no es el problema. Yo diría que la mentalidad es inocente por sí misma y sólo nos hace mal cuando nos falta coraje para prescindir de ella: No podemos renunciar a pensar por nuestra cuenta. Si no lo hacemos la masa se estanca. Si la apoyamos en lo que tiene de negativo nos hacemos negativos con ella.
- 5. JESÚS NOS LIBERA
Jesús se planteó todo esto muy en serio.
Según nos cuenta Marcos (3, 7-12) ”…una enorme muchedumbre procedente de Galilea, y de Jerusalén, de Idumea, de Transjordania y las comarcas de Tiro y Sidón, una enorme muchedumbre que se había ido enterando de todo lo que hacía acudió a él”.
La ‘enormidad’ de la masa informe y la detallada lista de localidades diversas de donde proceden reflejan la masificación de una mentalidad que no deja avanzar el plan de Jesús. Los grupos sociales sólo buscan sus propias soluciones ante la opresión y la miseria. El pueblo de Israel quiere apresurar el cambio y ofrece a Jesús el liderazgo. Para ellos estaba claro que era el líder que necesitaban. Allí estaban las multitudes de todas partes. Una inmensa masa, como el mar de Galilea, se extendía a sus pies. No hay compromiso en las multitudes. No abandonan la sumisión. Buscan sus propios intereses.
Ellos no sabían que Jesús iba mucho más lejos que todo eso. Él hablaba del Reino de Dios para todos los hombres, buscaba el cambio, cambiar el rumbo de la humanidad y poner a todos los hijos de Dios en camino hacia las expectativas del Padre. Era el mensaje de la justicia, del amor universal, de la libertad, de la igualdad de todos los hombres y sólo en ese contexto se podía enfocar las expectativas de Israel.
El pueblo hebreo era una masa amorfa de reclamaciones y exigencias históricas en donde nada más que sus expectativas figuraban. El mensaje del Reino que predicaba Jesús no era el de ellos. ¿Cómo empezar a buscar gotitas de agua que se separaran de esa inmensa masa? Necesitaba ir sacando personas comprometidas que desde la adhesión personal a su persona llegarían a entender su mensaje.
(Salvador Santos, Un paso, Un Mundo, 146).
La táctica de Jesús fue clara. Para salir de la masa hay que ser persona, sentirse persona, comprometerse con alguien. Había que crear una relación de amistad. Invitó a los que él quería y les llamó por su nombre. Que eran doce fue sólo un número representativo simbólicamente de las doce tribus de Israel. Sólo desde una relación de amistad se puede ser independiente, llegar a ser la gotita de agua que puede cambiar un mundo.
Al paralítico de la mano seca que Marcos presenta al principio del mismo capítulo Jesús le pide, que abandone la sumisión a ley de los herodianos y los fariseos: “extiende la mano” (3,1-7). Aquel hombre ya había dejado de ser masa. Ahí empieza el cambio, es como el grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto. Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado. Por eso podemos decir que el cambio está al alcance de la mano. Por ese camino iremos llegando a lo que describe preciosamente Enrique Martínez Lozano:
“Somos uno con la gente buena y sabia que vive en cualquier parte del mundo. Somos uno con aquellos que son capaces de abrazar la totalidad del mundo con su corazón de amor y sus dos brazos de acción compasiva. Tenemos la suficiente paz, alegría y libertad para ser capaces de ofrecer la ausencia de miedo y la alegría de vivir a todos los seres que viven a nuestro alrededor. Sabemos que no estamos solos. El amor y la alegría de los grandes seres que están presentes en el mundo nos están ayudando para no dejarnos caer en la desesperación y para mostrarnos el camino de la comprensión, la compasión y la acción correcta”.
CONCLUSION
Al llegar aquí yo sigo creyendo que el cambio es necesario y posible pero no soy ni mecanicista ni determinista. Los cambios vienen sólo de dentro. Pero no esperando a que sucedan sino en continuo contacto con el Galileo y su menaje. Comprometidos con lo que creemos, responsables de la suerte de los demás, despertando dentro de mi y de cada uno de los que me rodean esa mentalidad distinta. Mi mano está seca, inactiva, indiferente, pasiva. Jesús acércate y dime que extienda mi mano para comprometerme con el cambio.
Eres maravillosa, Josefina. No te olvidaré. Tengo confianza en que cuajen los proyectos que algunos amig@s tenemos entre manos. Yo también estoy necesitando demasiados años para hacerme joven, pero estoy decidida a ser una de aquellas personas a las que Jesús se refería cuando dijo: “Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reinado de Dios con fuerza” (Mc 9,1). Lo tenemos al alcance de la mano, ¿verdad, Héctor?
Un beso
Lali
Lali, Asun,cuando hace unos años aprendí el verbo “desaprender” me propuse llevarlo a la práctica para ayudarme aprendiendo otras, y a pesar de los disgustos, pues no es fácil despues de tantos años… de perfecta obediencia, sumisión, etc.,lo conseguí y ahora me siento mucho mejor conmigo misma y sigo en la tarea en la medida de lo posible, asumiendo mis limitaciones e intentando ser la gotita en el océano.
Ah¡ Lali si algún día, mientras todavía vamos, no tardando mucho por aquello de que los años no pasan en balde, llevas a la práctica lo de ir a Senegal a trabajar con Mompo, cuenta conmigo ¡por favor¡
un abrazo,
Josefina
Me alegra leerte de nuevo, Honorio. Verás, lo de los melones es una forma de hablar. Podía haber dicho cría de conejos o exportación de cangrejos. En cualquier caso, lo decía en el sentido del que tú hablas, es decir, generando empresas que aportaran soluciones a la situación que allí se vive. Si te fijas, antes de los puntos suspensivos que daban entrada a la frase de los melones, decía: “conectar con algunas mujeres que quieran que trabajemos juntos”. Estaba pensando concretamente en Yaye Bayem Diouf y su organización de mujeres. Estoy convencida de que lo tenemos al alcance de la mano.
Asun creo que tienes mucha razón cuando hablabas de “desaprender”. Al leer ese verbo he pensado en la necesidad de desaprender las ideas que la religión nos ha metido en la cabeza. Pienso que sin sus ideas y su lenguaje seríamos más receptivos al mensaje laico del evangelio.
Pepe, ¡mundial eres tú! Que sepas que te leo hasta en aquellos artículos que, como el de Pío XII, no intervengo por razones de principios. No me interesan obispos ni cardenales ni papas. No espero nada de ellos ni de la doctrina que predican. De ti, no me pierdo una coma. A mi juicio, no considero tan importante creer en Dios como creer a Dios. Si todos los que dicen creer en Dios apostaran sin reservas por la libertad, la justicia y la igualdad, se acababan las diferencias entre creyentes y ateos. Hablaríamos el mismo lenguaje y… otro gallo cantaría.
Un abrazo
Lali
Honorio, siempre certero, sabes apreciar lo apreciable y desechar lo desachable.
Comparto contigo y con Vicente Ferrer que lo que la gente necesita es vivir de los frutos de su trabajo, sin especulaciones engañosas ni cantos de sirenas financieras
Aupa el Atleti
Lali: Me lo preguntaste hace tiempo, efectivamente me llamo Honorio. Tu historia de Mompo también me ha conmovido, por el diálogo espiritual que se ha tejido entre tú y él, y porque aquí me relaciono a veces con sonrisas, a veces con broncas, con la comunidad de senegaleses católicos y musulmanes que me rodean.
Héctor: Gabriel Sánchez, el seráfico diácono uruguayo, ha traído a colación por aquí el fenómeno de las órdenes mendicantes en la Edad Media. Aquel fenómeno pudo haber provocado un cambio profundo de mentalidad y de la forma de leer el evangelio en su época, pero quizá esta aurora prometedora abortó por culpa de…
Hoy necesitamos también cambiar la mentalidad ambiente, y aquella experiencia nos podría servir de ejemplo. En la medida en que seguimos cada uno el impulso del Espíritu que sopla dentro de nosotros estamos provocando ese cambio de mentalidad. Yo me siento diferente del mundo que me rodea, seguramente muchos de vosotros sentís lo mismo. Es todo lo que podemos hacer, seguir el impulso del que habla dentro de cada uno de nosotros, romper amarras, trabajar unidos, crear un clima de diálogo unos con otros. También con los que se dicen creyentes y piensan diferente de nosotros. Admiro tu forma de dialogar y responder, y pediría a todos que tengamos ese mismo talante de Héctor con los que piensan diferente de nosotros. Aquí no sobra nadie, solo sobran las palabras malsonantes y las descalificaciones sistemáticas.
Tendríamos que copiar de Mompo y Lali. Y a propósito, Lali, si vas a Senegal, yo preferiría que fueses a crear empresas agrícolas rentables, que creen trabajo y riqueza; lode los melones está muy bien, pero el problema de Senegal es el hambre y la supervivencia.
Dicho de otra manera, tal vez, más asimilable? Para que este cambio de mentalidad a la que no pocas veces invocamos que se produzca en alguien o en algo (entidad) sea posible, es imprescindible que se produzca primero una conmoción que reconfigure el horizonte de nuestra mirada pues es él el que da figura a la mente. Este horizonte puede ser real y no serlo si es real nuestra mente no actúa sola sino con todo nuestro ser. Sin embargo, esta integridad se disocia si ese horizonte es fruto de una construcción, porque entonces a él dirigimos nuestro ojo pero no nuestra mirada.
La razón, amigo Héctor, no es de nadie y mucho menos mía, el afirmar que la mentalidad no depende de nuestra voluntad es la expresión de una opinión, eso sí, mía, pero fruto de experiencias, observaciones y sobre todo estudio. La razón, como dije aquel día, nos la da las cosas al ir en su busca. Por eso la razón no es mía ni tuya ni de nadie es un tipo de intelección última y posterior a la del logos afirmativo. Es una intelección en “marcha” en “búsqueda” en “lanzamiento intelectivo”etc.
El escrito último que me diriges me hablas de Berger y Luckman sin embargo, en el anterior hablabas de Zubiri y éste, como también debe saber Argote, habla poquísimo, como los otros, de la mentalidad. De sus tres volúmenes dedicados a la intelección humana, sólo en el tercero y nada más salpicando dos o tres página, lo cual pienso que lo haría solamente con la intención de disipar la confusión que tal concepto ha representado.
Después me fijaré en lo que dices sobre la sustitución del término en cuestión sociologicamente hablando desde la perspectiva de los autores que me nombras.
Pero déjame primero, para evitar interpretaciones erróneas que siga mi manera de ver el tema de la mentalidad para situar bien en qué sentido digo que un cambio de ella no depende de nuestra voluntad sin más. Depende más que nada del modo cómo tiene cada cual de enfrentarse con la realidad. La mentalidad es la forma como queda estructurada la intelección a partir del modo de habérnoslas con lo inteligible.
No se trata de lo que nos mueve a inteligir porque si tenemos en cuenta que etimológicamente “mens” procede de una raíz indoeuropea que significaba entre otras cosas el ímpetu, el ardor, la pasión, etc., expresa solamente, por decirlo así; un movimiento anímico. Pero en tanto simple movimiento esta pasión no es sin más algo mental. El movimiento mismo, dice Zubiri será mental tan sólo si lleva como momento suyo alguna manera de intelección de la trayectoria y del término de este movimiento. Es decir la fuerza de la “mens” le viene del momento intelectivo y recíprocamente la intelección es “mens” sólo cuando es moción intelectiva.
En cuanto a la sustitución al término mentalidad que usan los sociólogos que mencionas la encuentro muy apropiada más que nada porque pienso que reafirma cuanto llevo dicho. “Construcción social de la realidad” es una fórmula que expresa precisamente un determinado modo de habérselas con la realidad. El horizonte de la realidad, es ahí, el social.
Ahora bien, para mi desgracia me hablas de la actual mentalidad católica, pero pienso que ahí es donde podemos ver con más claridad lo que vengo diciendo porque si la mentalidad es propia de la razón y lo es porque estructuralmente la razón es un movimiento intelectivo en marcha entonces para hallar el límite de esta marcha de la iglesia católica que por serlo más que intelectiva es racionalista, hemos de retroceder desgraciadamente hasta Trento.
Sin embargo mientras haya búsqueda habrá voluntad de verdad por eso es por lo que decía que la voluntad no es nuestra sino de la Verdad que nos sale al encuentro.
Un cordial saludo
Hector, tú lo haces posible desde tu primera reflexión del artículo. Nada sobra. Todo está bien. Creo que lo importante es comunicar, salir de uno mismo, no tratando de coincidir en las formas. Creo que eso es lo de menos, porque lo auténtico va emergiendo a su manera, y como ves no nos impide poder encontrarnos en la no-diferencia que es y somos, descubriendo al Mompo que llevamos todos dentro.
Un fuerte abrazo.
Mª Luisa, me encanta leer tus comentarios y siempre aprendo mucho de ellos.
Casi estoy a punto de darte la razón en lo que dices que el cambio de mentalidad no depende de la voluntad. Ahora bien, nota que mi pasado está más cerca de la sociología que de la filosofía y la psicología. La mentalidad se puede enfocar indistintamente desde esos tres ángulos y de ahí que a veces uno no sabe de qué se está hablando.
Berger y Luckman influyeron muchísimo en mi manera de pensar hace ya casi 30 años y ellos no usan ni una sola vez la palabra “mentalidad” para evitar confusiones. El término que usan aunque suena un tanto confuso contiene maravillosamente lo que ellos piensan: se trata de una “construcción social de la realidad”. Para un sociólogo es muy difícil poder admitir que algo que puede durar hasta 2000 años (en el caso de la actual mentalidad católica apostólica y romana) se pueda cambiar por un acto de voluntad. Un botón de muestra es todo un Concilio Vaticano II que apenas pudo arañar un poquito por fuera el herrumbre de tantos años.
¿Cómo es posible afirmar entonces que el cambio está al alcance de la mano y de la voluntad? ¿Qué intentó cambiar Jesús entonces? El no estudió sociología pero observaba a la gente. La mentalidad que acorralaba a su pueblo producía un efecto y
eso sí se puede cambiar, es la masificación que no nos deja pensar por nuestra cuenta, que crea pereza porque es mejor pensar como los demás. Jesús observaba que sólo cuando piensas por tu cuenta te separas y extiendes la mano y entonces llegas a ser tú mismo. La mentalidad es sólo “forma mentis” como la llama Zubiri y la mente sigue y debe seguir buscando la realidad sobrepasando la mentalidad. Es la gotita de agua que no sé si ayuda para entenderlo, a mi me sirve. La gotita de agua debe salir de la masa para ser ella misma y hacer su trabajo. No hace falta gastar energías cambiando la mentalidad que es sólo un ‘medio de transporte’ para el grupo social. Lo nuestro es ser nosotros mismos sin dejarnos aplastar. Jesús sabía que aquella masa amorfa le iba a quitar la vida cualquier momento. Por eso le urgía poner la base del cambio para el futuro.
El no quería crear nuevas mentalidades, ni muevas masas sino que cada uno fuéramos ‘fermento’ en medio de la sociedad. Como Mompo, Lali
Gracias por la oportunidad de autoformación, son contenidos que iluminan nuestro caminar con el Pueblo de Dios en la misión que tenemos de colaborar en la regeneración de la sociedad. De nuevo gracias.
Querida Lali a ti dedico este breve comentario por si el anterior mío se pudo interpretar mal. También a mí me llegó en lo más hondo tu emotivo relato, además por la edad que creo nos distancia ¡cuánto yo no explicaría en este sentido! Pero entender que esto es posible y que este hecho se da en los seres humanos nos obliga a discernir el porqué no se da en todos. Ojalá todos fuésemos Mompo.
Un abrazo
Creo que ya te lo dije una vez, Lali:
¡¡ERES MUNDIAL!!
¿Cuanta filosofía, teología, metafísica…se necesitaría para comprender ésto que nos comentas?:
“”¡Regalo! ¡Regalo! Lo cogí emocionada. Quise pagarle, pero no lo consintió. Repetía: ¡Regalo! ¡Regalo! Mompo regalo. Tengo grabadas sus palabras. Cada vez que las recuerdo me pongo a llorar. Mompo, que no tiene nada, regala.””
Mompo tiene mucho, mi querida Lali, y seguro que sabe perfectamente a quien hace ” regalo, regalo”…
Seguro que tú comprendes perfectamente la famosa frase de la sabiduría popular: ” es tan pobre que no tiene más que dinero”.
¿ Con qué dinero se puede pagar una sonrisa como la de Mompo? ( yo tengo la gran suerte de disfrutar de sonrisas parecidas.) ¿ Qué dinero pagaría un regalo de quien “nada tiene”… y casi todo le sobra?
¡¡ Dios!!…si de verdad hubiese Dios, tendría la sonrisa de Pombo, la generosidad de quien nada tiene y nada necesita y la delicadeza de personas como Lali que nos regala tanta sensibilidad en cada mensaje.
Bueno… que éste no es mi estilo y me van a tomar por un sentimentalista de tres al cuarto. Procuraré que no se vuelva a repetir… tengo que mantener mi estatus de jabalín, cueste lo que cueste.
Querido Héctor yo sí creo que debe haber un fundamento filosófico que sustente el enfoque de cualquier significación religiosa. Y no creo que sea la única que piensa así, porque recuerdo que no hace mucho, en el portal de entrada, apareció un artículo que hacía esta misma recomendación.
Dices que quizás no hacía tanta falta el aspecto teórico de tu escrito, pero si se lee atentamente tanto el tuyo como el de Argote no se concluye tan fácilmente que el cambio de mentalidad dependa de nuestra voluntad.
Un cordial saludo
Quisiera tener tiempo para hablar con cada uno de vosotros personalmente pero hoy sólo os quiero decir esto: Estáis completando y mejorando con mucho mi trabajo. Hay muchas cosas más que podía haber dicho, pero me encanta que las estéis diciendo vosotros mucho mejor que yo. Siento no poder comentar personalmente vuestras aportaciones por falta de tiempo.
Tengo algo que decirle a Jftamames (18 de Enero) por recordarme la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Efesios, que, como tú, yo solía leer con el mismo fervor, hace ya mucho años. Me alegra que seáis mucho los que rezáis cada día el Oficio. Os admiro y os respeto por ello. Lo veo como una de tantas maneras de pensar respetables dentro de la Iglesia, pero así mismo dejadnos sitio a los demás ¿cómo no? No rezamos el oficio, tenemos otras tareas, pero desde nuestros puestos como laicos tenemos una misión propia, ayudar a los demás a ver y apreciar que la distancia entre lo ‘sagrado’ y lo ‘secular’ no sea tan grande. Quizás un día descubriremos juntos que de las manos del padre salió todo como una sola y maravillosa Creación, todo Sagrado pues la siguen sosteniendo sus manos.
Ahora, eso sí, mientras no podamos aceptemos juntos esas verdades, respetad a los demás. Sólo esto le pedimos al Obispo “y mártir” JI Munilla, que no imponga su mentalidad sagrada a nadie, ni a sí mismo. Igualmente le pedimos a JM Castillo que respete la mentalidad de Munilla, pero que siga ayudándonos a todos a ver que una mentalidad no es un producto final “per omnia secula seculorum”, por muy “sagrada” que parezca, ya que no es más que una camino para seguir buscando la verdad.
Un salto desde Tamames a Asun y Lali. (19 de Enero) porque habéis mejorado mi texto con mucho acierto. Yo di demasiado espacio al aspecto teórico, sociológico e histórico de la mentalidad. Quizás no hacia falta tanto. Zubiri y Argote lo hicieron mejor. Sé que dejé casi en la sombra lo más importante: la acción de Jesús asistiéndonos en el cambio cuando nos convertimos en masa.
Lali dio en el clavo. Ciertamente es maravilloso que Jesús “Siendo un hombre normal y corriente, reflexionara hasta el punto en que lo hizo, que se decidiera a actuar como lo hizo, que diera forma a su proyecto con aquella pandilla de amigos de tan escaso nivel”.
Desde luego él es ese hombre admirable que sigue a nuestro lado con el mismo amor con que les animó a ellos porque la tarea que nos toca a nosotros es tan ingente como lo fue la de ellos.
Si ellos pudieron nosotros podremos porque como dice Asun ahí esta Jesús: “Dejando fluir lo que ya está y es en nosotros: la dignidad y la fuerza sagrada de la Vida, de todo Lo que Es. La transformación surge de manera natural, no hay que hacer voluntarismos, ni esfuerzos descomunales de compromiso, porque se desvanecerán enseguida, sino que se trata más bien de ser coherente con lo que se es, sin ofrecer resistencia, sin poner pensamientos ni turbulencias mentales, dejando ser sencillamente lo que somos.”
Abrazos a todos Héctor
Lali, a mí también me hace vibrar tu experiencia, la mirada y el desprendimniento del otro. Qué fácil lo hacen…Cuánto que aprender o mejor “des-aprender”…
Un fuerte abrazo y ya sí buenas noches.
Tengo un amigo. Se llama Mompo y es de Senegal. Tendrá unos sesenta años. Se sienta en un pequeño puesto del mercadillo y espera. Poca gente le compra porque tiene poca mercancía. Habla muy poco español. Cuando me ve aparecer con mi carro de la compra se levanta y me saluda efusivamente. Me da la impresión de que me espera impaciente y se alegra mucho al verme. Nuestra conversación es muy pobre: ¿Cómo estás? Bien, bien. ¿Tú bien? Sí, bien, muy bien. Bien, bien… No sabe mucho más. Pero, ¡amigo!, su sonrisa es internacional. Se entiende en todos los idiomas. Es espléndida como ese cuerpo grande suyo.
El otro día miraba los pañuelos colgados de su puesto y él se dio cuenta de que uno de ellos me gustaba. Lo cogió, me lo puso en la mano con fuerza y me dijo: ¡Regalo! ¡Regalo! Lo cogí emocionada. Quise pagarle, pero no lo consintió. Repetía: ¡Regalo! ¡Regalo! Mompo regalo. Tengo grabadas sus palabras. Cada vez que las recuerdo me pongo a llorar. Mompo, que no tiene nada, regala. Pienso que a nosotros, que lo tenemos todo porque hemos expoliado a los que no tienen nada, para llegar a ser como Mompo sólo nos vale la posibilidad de generar el cambio que está, como dice Héctor, al alcance de la mano.
Pienso si debo hablar con algunas buenas amigas y amigos, pocos, porque son pocos, e irnos a Senegal con Mompo, conectar con algunas mujeres que quieran que trabajemos juntos y… lo mismo plantamos melones por las arenas cercanas a la playa…
A veces sueño que eso, sencillamente eso, es el proyecto de Jesús.
Me ha alegrado mucho leerte, Asun.
Un beso
Lali
Gracias por la reflexión que nos haces. Me incluyo en lo que voy a decir y aunque pueda no parecerlo lo hago con cariño.
“Mi mano está seca, inactiva, indiferente, pasiva. Jesús acércate y dime que extienda mi mano para comprometerme con el cambio”.
Estas tus últimas palabras, Hector, reflejan lo sumergidos que estamos aún en la mentalidad colectiva heredada y así adquirida de lo religioso y político-social. No movemos “ficha” si no nos mueven otros. Esto viene a ser el caldo de cultivo para que las cosas en el fondo sigan como están.
Nos hacen creer que es así siempre desde fuera y de arriba abajo, quitando importancia o ignorando la autonomía personal. Acaso no terminan las predicaciones de apariencia actualizada, pues parecen que conecten con la realidad, diciéndonos todavía: “pidamos al Señor que nos lo conceda”, “Que el Señor nos lo conceda”.
Sin quizá pretenderlo tenemos un paso adelante y el otro aún sin despegar atrás, titubeando y vacilando antes de entrar de lleno en “terreno desconocido”. Jesús hace a aquel paralítico (o aquella sociedad) confiar en él/ella mismo/a y por él/ella mismo/a actuar en contra de la Ley, si ésta no hace bien a la persona, sino que la reduce y aleja de lo que realmente es.
Jesús no busca ni quiere la dependencia de la persona, sino que viva la inmediatez en su relación consigo mismo, con todos los demás y con la Divinidad, en una no-diferencia. Dejando fluir lo que ya está y es en nosotros: la dignidad y la fuerza sagrada de la Vida, de todo Lo que Es. La transformación surge de manera natural, no hay que hacer voluntarismos, ni esfuerzos descomunales de compromiso, porque que se desvanecerán enseguida, sino que se trata más bien de ser coherente con lo que se es, sin ofrecer resistencia, sin poner pensamientos ni turbulencias mentales, dejando ser sencillamente lo que somos.
Entonces, al “ver” se dará lo que dice Lali:” Basta querer, un grupo de amigos decididos, la lealtad entre ellos y el servicio que hace iguales a los que carecen de todo. Me anima pensar que si él lo hizo, nosotros podemos continuarlo”. Aquí y ahora, es decir, siempre.
Un abrazo a todos.
Acabo de leer este articulo del amigo Héctor (Hola Héctor) y me parece que acierta en el planteamiento. Para mí ha dejado encima de la mesa un tema sobre el que debatir a fondo.
Desde mi punto de vista, el cambio está a nuestro alcance, lo tenemos en nuestra mano. Esperar que el cambio proceda de fuera es de ilusos.
Lo que me fascina de Jesús es que:
1. Siendo un hombre normal y corriente, reflexionara hasta el punto en que lo hizo.
2. Que se decidiera a actuar como lo hizo.
3. Que diera forma a su proyecto con aquella pandilla de amigos de tan escaso nivel.
4. Que aceptara la lección de una mujer como la siro-fenicia cuando se equivocó con ella insultándola.
5. Que fuera leal y coherente con su proyecto hasta la muerte.
El planteó de ese modo la salida. No hacen falta grandes organizaciones, ni jerarcas, ni conquistar ningún imperio, ni creer un doctrinario ni siquiera ser religioso. Basta querer, un grupo de amigos decididos, la lealtad entre ellos y el servicio que hace iguales a los que carecen de todo. Me anima pensar que si él lo hizo, nosotros podemos continuarlo.
Un abrazo a todos. Uno especial para ti, Héctor
Lali
Eso sol, la cultura dominantes, se trago la experiencia de cambio, pero el planteo…era revolucionario…Gabriel
¡Uy Gabriel! pues a mí esa frase y viniendo de quién viene me chirría un montón. Más adelante se refiere a los Dominicos como ejemplo ¡qué! ¿nos hacemos unas Cruzadas con neoTemplarios?¿montamos una neoinquisición?. Muy mal rollo hermanito.
Voy a partir de reciente palabras de Benedicto XVI, más allá de lo que lo amen o lo odien, les pido que piensen en el significado del planteo que se hace…y del significado sin restringirlo solamente a la Iglesia…y hablando de la necesidad de reformular…mentalidades, culturas y cambios civilizatorios… “El Papa Benedicto XVI habló hoy sobre la necesidad de un “movimiento de renovación” hacia una mayor “coherencia evangélica” como el que tuvo lugar en el siglo XIII, gracias a las órdenes mendicantes.”
Cuestión que comparto plenamente…Entendiendo que la reforma de las ordenes mendicantes nos remitió a lo esencial, dejo huellas en la espiritualidad y en la psicología colectiva, pero también…formuló pautas de cambios de mentalidad-cultura-civilización…tales que tienen sus vertientes políticas, económicas, sociales…por ejemplo…Las famosas casas franciscanas, o lo conventos autogestionados…como signos para la humanidad toda.-
Implican un cambio en la forma de percibir la realidad (mentalidad), cambia la forma de comunicarnos entre nosotros y con la realidad toda- y de interactuar y expresarnos en esa realidad (cultura) y que pudo haber conllevado a un cambio profundo de nuestros objetivos para intentar transforma la realidad (cambio civilizatorio)… Y todo esto que fue ahogado por una mentalidad-cultura dominante, que tomo como ejes el poder…el tener y el ser más que los otros…
Es importante entender porque esta reforma empieza en el campo de lo sentimientos, para extenderse al campo de la conciencia y ese cambio… de las ordenes mendicantes, nos remite a lo esencial del hombre…se intenta “ser”…desde una forma de “sentir”…que nos lleva a una forma de “pensar” y a una forma de “percibir-entender” y finalmente a una forma de “actuar”…que tiene que ver con el desprendimiento de lo que no nos es esencial…y de la relación comunitaria…en la que se crece en la conexión entre lo más grande y lo más intimo…conexión que si se pierde es del lado del hombre…y que necesariamente pasa, por algo que le es esencial al hombre, la comunidad…la comunicación (que escucha y que entrega)…Porque siempre lo grande, nos remite a “otros” el arrobamiento en la contemplación…o cualquier otro tipo de espiritualidad sirve…como la plantea Pablo 1Co 14 , 2-4 …Es decír, lo que nos enseño (según mi modestísimo entender)Jesús de Nazareth es liberar a esa pulsión elemental de todo lo creado…que es la necesidad de trascender en la autodonaciòn total…a los “otros”…El nombre clave de ese cambio…de mentalidad-cultura-civilizatorio…que Jesús propuso, es PASCUA…
La donación total…que es el único camino de la vida que le da sentido, trascendencia y hace posible la felicidad…impulsada por un sentimiento maestro…fuente de todo lo que existe en el Universo…EL AMAR…y esto transforma a los “otros” en nuestro absoluto… Que son sujetos… lugar…ámbito…vinculación de lo intimo con lo absoluto…Tal vez como Elías, cuando huyendo por el desierto en busca del Sinai…hagamos de nuevo el camino inverso que hicimos como cultura, para rescatar en ese Monte Santo (El otro, los otros, el prójimo Universal) el contacto con el ABSOLUTO QUE MUCHOS LLAMAMOS DIOS…EN LA BRISA SUAVE…DE LA VOZ DE LOS HERMANOS…REDITANDO EL MISTERIO DE LA NUEVA ALIANZA…CON JESUS DE NAZARET…NO EXISTE PALABRAS MAGICS, SU CONVOCACIÒN NO ES NI EL TRUNO, NI EN LA TORMENTA, SINO EN LA BRISA SUAVE DE AMARNOS UNOS A LOS OTROS (Cfr. Juan 13,35) Este sencillo itinerario que nos vinculará de una manera nueva…si la hacemos mentalidad-cultura-Civilización – CAMBIARA EL ROSTRO DE LA HISTORIA…HUMANIZANDOLA-NOS… Gabriel
-¿Por qué, si el Dios en quien intentamos creer es VIVO y de VIVOS y los que aquí reflexionamos no estamos aún muertos, ponemos tanta preocupación en defender u oponernos al cambio?
LA VIDA es CAMBIO PERMANENTE o deja de ser tal VIDA ¿Es que no nos queda claro aquello de: -“Dejad a los muertos que entierren a sus muertos?” ¿O aquello otro de: -Por qué buscáis aquí al MUERTO, si está VIVO, porque HA RESUCITADO?
Más que freno, esta haciendo falta, desde hace siglos, orientar bien el volante o el timón en pos del MAESTRO que nos ha dicho esperarnos en los HERMANOS.
Y para que no andemos con distingos, nos aclara que es en TODOS, con predilección de los más pequeños.
Vengo pensando desde ayer cómo podría plantear de forma sencilla la complejidad filosófica aunque necesaria que subyace en el escrito que sobre la mentalidad según Zubiri nos habla el escrito de Marquínez Argote el entrañable amigo de Héctor.
Y lo vengo pensando porque es algo cuya experiencia conozco de cerca.
Veamos, si fijamos nuestra atención en el ejemplo aquel donde dice “ver este papel y afirmar que es verde no es cuestión de mentalidad. La mentalidad aparece tan sólo cuando se va en profundidad allende del campo (el campo del logos, (esto es mío) para saber cuál es el fundamento del verdor.
Pues bien ésta formulación dicha así no deja de sernos familiar cuando en el trato con los demás por querer ir más allá de algo en lo que, de entrada, coincidimos, es decir en este caso coincidimos con el verde que afirmamos conjuntamente y de forma lógica, de pronto como digo al intentar ir más allá del verde afirmado y según sea la actitud de los demás respecto a esta intención descubriremos o se nos manifestará el modo cómo los demás, lejanos o cercanos, se afronta con la realidad. Por eso ayer con respecto a este problema hable de impotencia porque si volvemos ahora a la fórmula expresada del verde la cosa se complica cuando nos preguntamos qué cosa es en realidad, en el fondo la cosa, es decir, en su fundamento cuya impresión de ella es el verde. Esta pregunta podemos hacérnosla o no y entonces al existir esta posibilidad nos pone de relieve los dos modos de afrontarnos con la realidad. Por eso la cuestión de la mentalidad y su problematismo (perdón por la palabreja) no aparece al principio sino cuando vamos en busca de la razón de las cosas.
Lo dejo aquí porque estoy ansiosa de ver si ya ha comenzado el curso de Marcel Lègaut.
Un saludo cordial a todos
A ver, Pepe Sala, se vuelve a mirar al espejo y ve todas esas cosas desagradables que dice: el coñazo debe ser otro asunto suyo no resuelto. Ánimo que usted puede. Ni en latín ni en arameo: no hago atiendo a tonterías.
Esa manía de considerar coñazo toda idea que contradiga las propias. Es la libertad; esa cosa funesta…
Hola!
Comparando ponencias:
1º- Héctor Rodríguez Fariñas, 18-Enero, “El cambio al alcance de la mano”:
– “Los cambios vienen sólo de dentro.
en continuo contacto con el Galileo y su mensaje.”-
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2º- Gonzalo Haya, 13-Enero, “Mi punto de apoyo: mi conciencia y el mensaje de Jesús”:
– “Nuestras costumbres están cambiando.
Si todo cambia ¿dónde me apoyo?
[en] lo que dice mi conciencia y el ejemplo de Jesús.”
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Pareciera como que hay:
* coincidencia de sensibilidad (comunidad)
* “valoración” de la vida personal. (diversidad)
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Estamos ante almas sensoras de ese nuevo tiempo.
Aparecen pensamientos, escritos y gestos tan sencillos como valientes de los animosos.
Nos entusiasman e intentamos seguirlos.
¡Vamos todavía! – Oscar.
Luis una cosa es la vidilla y otra cosa “caricaturizar” cmo el jftamames.Otra cosa es Miguel que va de buena fe,pero creo que a veces no le entiende ni dios.
Miguel Gonzalez:
“Curioso proceder: en un foro de debate se contrastan ideas. No es un sitio para andarse con prejuicios ni notajuntos y no te leo. Digo yo.”
Cierto, Miguel, los contrarios le dais “vidilla” a estos foros, que de lo contrario pueden ser aburridos.
Efectivamente, Miguel González, tengo mucho trabajo en casa y fuera de casa también.
Por lo tanto, deja de dar el coñazo de una puta vez. Ya tengo bastantes cucarachas en el local donde trabajo como para tener que limpiar también de cucarachas la pantalla de mi ordenador cuando llego a casa.
Capicci?… o te lo tengo que decir en latín?
“Se fue perdiendo el vínculo directo con lo más Grande desde lo más íntimo” (Légaut).
¡Bien por Légaut!
El vinculo directo, no interesa a un clero que quiere –intermediar- “para salvarnos…” Esta innecesaria intermediación, además la cobran con la pretensión de un control sobre la vida del creyente.
-Ama y haz lo que quieras-. ¿Quién lo dijo?.
Me pregunto porque hay quien se hace sacerdote, y no dentista, por ejemplo. Sobran sacerdotes y faltan maestros del espíritu.
Pepe Sala seguro que tiene mucho trabajo sin salir de casa.
Pues no hay problema, mi querida Ana:
“”Pepe Sala, me temo una plaga…, “”
Recuerda que hace pocos meses me tuve que enfrentar a una plaga de cucarachas. Llevo más de un mes sin ver ni una.
Los fontaneros tenemos muchos recursos en cuestiones de arquetas fecales, atascamientos de tuberías ( y cerebros) y en técnicas de limpiezas de superficies.
Al fin y al cabo, la pantalla de los ordenadores, también son superficies. Todo se andará, en caso de plagas indeseables.
Un abrazote y ten siempre presente que aquí tienes un jabalín que SI TE “AJUNTA”.
Siempre he dicho que me identifico en l parábola de aquel* enferm*, que fue introducido en la casa por el tejado…
Iba en parihuelas llevad* por amig*s, est*s les introdujeron por una rendija del tejado para que se pudiera curar.
Atrio, no es ni más ni menos que esas parihuelas, esos brazos de amig*s que sienten lo que yo siento, que necesitan entrar auque sea de noche y por la rendija más estrecha en aquel lugar donde la Verdad permanece muy elevada para acceder por un*mism*.
Sería imposible caminar hoy sin aquellos andadores que ayer nos facilitaron erguirnos.
Gracias Héctor y Gracias a Atrio y cada persona que sigue poniendo su trama en esa tela fina con la cual nos sostenemos
Sinceramente, tu tarea jfTamames la veo con dificultad…
Así que como cuando veo pardo, echo mano de la gafa, también cuando leo pardo, recurro a la gramática parda. Te explico los pasos:
-Recurro al asistente…
-Le introduzco las palabras y… Abracadabra!
Aviso- Tómese el contenido a discreción….
Saludos.
Gracias, Francisco Javier, por la aclaración.
ANA,la fraee “si no te gusta…” no iba referida a tí iba referida al jftamames en el sentido de que si no le gusta leer los post de ATRIO que le parecen una mierda que no los lea.
Pues sí, lugares como Atrio ayudan a avanzar y no a retroceder que es lo que se está pretendiendo con esas zancadas preconciliares. Al menos no toda la Iglesia es ICAR ni todos los curas son Rouco. Hacen mucho ruido y parecen muchos pero son menos de los que ellos mismos imaginan, hacen el ridículo y regalan portadas a la prensa. España no es Polonia, el camino es Francia donde el laicismo es la normalidad, se reza en casa o en las Iglesias, los curas son curas y no politiquillos fundamentalistas.
Como lo de “reaccionario”, otro prejuicio; o peor, un juicio sumarísimo. Es bastante triste: la izquierda política decreta que o ella o el desierto y la izquierda eclesial parece que ha aprendido ciertos tics que la afea sobremanera.
ana rodrigo es hasta graciosa: resulta que unos venimos aquí a catequizar y perdemos el tiempo ¿y los otros a qué vienen? No tengas miedo: se trata sólo de la palabra.
Curioso proceder: en un foro de debate se contrastan ideas. No es un sitio para andarse con prejuicios ni notajuntos y no te leo. Digo yo.
Pues sí, Francisco Javier, lo que pasa es que me gusta leeros porque siempre me aportáis riqueza y frescura en la línea en que se habla en este post.
Cosa que no ocurre con estas dos personas.Intentaré dejar de perder el tiempo leyendo tales rollos.
Gracias, Héctor, una buena reflexión. Y muy oportuna en este momento en atrio cuando, como dice Mª Luisa viene a ser “un llamamiento a la reflexión con el fin de atemperar los impulsos reaccionarios que últimamente frecuentan por aquí.”
Ciertamente el devenir de la humanidad es la conjunción por una parte de factores externos y por otra de factores derivados de la mente individual así como de la interacción entre distintas mentes. Y gracias a esta peculiaridad del ser humano somos capaces de ser motores para bien o para mal del lo que ocurre sobre el planeta tierra.
De ahí la contraposición de fuerzas cuando entra en juego la subjetividad de cada individuo o de una colectividad. Diríamos que hay una cierta inercia a seguir avanzando, al mismo tiempo que a quedarse parados o a querer poner puertas al campo.
La tentación de adaptarse al medio y quedarse ahí, inmóviles, es muy fuerte, (por algo la pereza la clasifican como pecado capital), pero la energía intrínseca a la inteligencia humana nos incita a avanzar, a superar lo ya encontrado o conseguido, nos despiertan de la modorra de la comodidad, del inmovilismo, de mirar atrás. La inteligencia humana no se concibe al margen de un dinamismo constante.
El futuro es de quien lo persigue, no de las estatuas de sal. Los seres humanos tenemos la posibilidad de soñar, de crear nuevas realidades, de buscar horizontes más humanos. La energía positiva es la que mueve el mundo.
Estoy de acuerdo que el jftamames lo único que hace en sus comentarios es una constante “caricatura” de lo que se escribe.Si no te gusta lo que escriben te abstienes de leerlo y tan frescos.
Pepe Sala, me temo una plaga…, ya ves, venga sermones y semones… ¡con lo bien que caerían en otros pedregales! o lo que sea. Aquí estáis cargando el ambiente hasta la intoxicación… Cierto Miguel, no aguanto el tipo de discursos como el tuyo o el de Tamames, ¡qué le vamos a hacer! Atrio es otra cosa… y si venís a “convertirnos” a base de sermones, vais a perder el tiempo en toda regla. Aquí nadie catequiza a nadie, a ver si os enteráis, somos mayorcitos ya.
Muchas gracias por tu elaborada y fundamentada reflexión, Héctor.
La mentalidad, como manera de entender el mundo y posicionarnos en él es algo que tomamos del medio en el que nacemos y nos educamos y que encuentra eco en el propio corazón. Esta es la manera “personal”, en la que participan el discernimiento, la libertad y la voluntad para posicionarnos y entender el mundo. El mismo movimiento que parte de nosotros hacia eso que recibimos permite que analicemos lo que nos es dado, lo juzguemos y nos posicionemos frente a ello; esa mentalidad evoluciona, necesariamente cambia, pues se trata de una dinámica constante y atenta. Pero también puede resultar fatigosa o arriesgada.
Hay otra forma de posicionarse frente a lo que nos es dado, sobre todo si es, digamos, lo generalmente admitido en el medio social al que pertenecemos, se puede tomar en bloque, colocárnoslo como un corsé y dedicar nuestra atención a otra cosa. Es mucho más cómodo y siempre habrá modelos a los que acogerse sin deshacerse mucho la sesera y sin correr grandes riesgos, aparentemente al menos; esa mentalidad cambia mucho más lentamente, se resiste al cambio, incluso, aferrada a viejos moldes que han funcionado es reticente a la pérdida de lo conocido.
Estos son los dos extremos, aunque luego cada cual puede tener diferentes gradaciones en diferentes temas, por lo que la variabilidad es enorme. Sin embargo creo que pueden reconocerse también mentalidades cercanas a ambos extremos…
Por otra parte, todo cuanto existe cambia constantemente, qué decir de la vida, que si se para se llama ya muerte. El cambio es la señal de la vida y, sin embargo, con demasiada frecuencia nos aferramos a los viejos esquemas por miedo a una nueva situación que quizá no controlemos o comprendamos igual.
Yo creo, porque lo veo así en la sociedad que vivimos, que muchos de los viejos esquemas no funcionan: no es cierto que el progreso sea ilimitado, está destruyendo el planeta; no es justo nuestro sistema social basado en el liberalismo que provoca exclusión y pobreza; la religiosidad dirigida del catolicismo basada en dogmas y preceptos no sirve ya a personas adultas y libres si no es capaz de ayudar a despertar la espiritualidad que habita en cada corazón humano. Todo esto necesita cambiar y lo está haciendo.
El cambio no sólo está al alcance de la mano, somos caminantes y no nos detenemos. El cambio es constante y nos alcanza, lo queramos o no. Más nos vale estar despiertos y alerta, no vaya a ser que el esposo llegue y no tengamos aceite para la lámpara.
Saludos cordiales
Kaláa me ha tocado trabajar y meditar el Oficio de ayer.
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Efesios
(Cap. 2, 2–5, 2: Funk 1, 175-177)
EN LA CONCORDIA DE LA UNIDAD
Es justo que vosotros glorifiquéis de todas las maneras a Jesucristo, que os ha glorificado a vosotros, de modo que, unidos en una perfecta obediencia, sumisos a vuestro obispo y al colegio presbiteral, seáis en todo santificados. No os hablo con autoridad, como si fuera alguien. Pues, aunque estoy encarcelado por el nombre de Cristo, todavía no he llegado a la perfección en Jesucristo. Ahora, precisamente, es cuando empiezo a ser discípulo suyo y os hablo como a mis condiscípulos. Porque lo que necesito más bien es ser fortalecido por vuestra fe, por vuestras exhortaciones, vuestra paciencia, vuestra ecuanimidad. Pero, como el amor que os tengo me obliga a hablaros también acerca de vosotros, por esto me adelanto a exhortaros a que viváis unidos en el sentir de Dios. En efecto, Jesucristo, nuestra vida inseparable, expresa el sentir del Padre, como también los obispos, esparcidos por el mundo, son la expresión del sentir de Jesucristo.
Por esto debéis estar acordes con el sentir de vuestro obispo, como ya lo hacéis. Y en cuanto a vuestro colegio presbiteral, digno de Dios y del nombre que lleva, está armonizado con vuestro obispo como las cuerdas de una lira. Este vuestro acuerdo y concordia en el amor es como un himno a Jesucristo. Procurad todos vosotros formar parte de este coro, de modo que, por vuestra unión y concordia en el amor, seáis como una melodía que se eleva a una sola voz por Jesucristo al Padre, para que os escuche y os reconozca, por vuestras buenas obras, como miembros de su Hijo. Os conviene, por tanto, manteneros en una unidad perfecta, para que seáis siempre partícipes de Dios.
Si yo, en tan breve espacio de tiempo, contraje con vuestro obispo tal familiaridad, no humana, sino espiritual, ¿cuánto más dichosos debo consideraros a vosotros, que estáis unidos a él como la Iglesia a Jesucristo y como Jesucristo al Padre, resultando así en todo un consentimiento unánime? Nadie se engañe: quien no está unido al altar se priva del pan de Dios. Si tanta fuerza tiene la oración de cada uno en particular, ¿cuánto más la que se hace presidida por el obispo y en unión con toda la Iglesia?
Pero este Igancio, ya se sabe no estaba en el momento de la SUPERCONSCIENCIA UNIVERSAL y pertenecía al MOMENTO DE IRA CONTENIDA DE LA RELIGIÓN INMADURA, ese estado evolutivo de conciencia débil que no TRASCIENDE al Totalmente Tonto que NI habla, ni se encarna, ni sufre, ni padece. Ese Inefable al que no llegan más que unos pocos y que amenazan a los demás con arrinconarlos por hablar de cosas tan burdas como el aborto y la mentira del socialismo.
Pero está más clara la lectura de hoy que os recomiendo.
Pero ya se sabe que quien salva es Buda, el que interpreta es Zubiri y quien nos dirige es la progresia universal, amén. Yo me quedo con los paletos que rezan con la Iglesia Católica.
Aprende a leer Pepe Sala que estamos colaborando desde hace años en acoger a los tocados por los comportamientos sectarios de algunos grupetes que no saben seguir a Jesucristo sin mencionar a escrivas y arrupes. Fuera esa Iglesia de dos colores, vendida a los poderes de este mundo. Vale ya de compromisos con el poder y la gloria mundanas.
Gracias Héctor por intentar hacer, con este esplendido escrito, un llamamiento a la reflexión con el fin de atemperar los impulsos reaccionarios que últimamente frecuentan por aquí. Creo sin embargo y con una pena inmensa que va a ser tarea inútil.
El escrito que nos remites de Zubiri sobre la mentalidad o la estructura de nuestra mente no tiene desperdicio, yo me adentré en él para poder comprender lo incomprensible, lo triste es que a la vez que entras en su comprensión y agradeces su lucidez te hundes al comprobar el poco o nulo alcance que tiene todo ello para quienes ya se hallan a gusto con su forma-mentis de pensar.
Un cordial saludo, amigo
Seguro jfTamames que te ha tocado hoy también la cocina…
Va a ser que eses modos sean debidos a que no te resignas al trabajo de maritornes.
La igualdad es lo que trae nos baja los humos para subirlos a otros.
Sabes que existen las cocinas inteligentes?, lo hacen todo, no molestan, no protestan.
Claro! Pero al contrario estas exigen un nivel altisimo, no está al alcance de cualquiera…
Si al final va a ser ese el motivo de tanto berrinche.
Saludos.
Primera lectura: cambio. Abracadabra. Algunos conjuran esa palabra mágica como si todo cambio fuera siempre a mejor. Pero no: todos los días vemos cambios a peor. “No hay nada tan mal que no pueda empeorar”, dicen otros. La palabra “cambio” es equívoca, a pesar de que a los políticos les fascine tanto. Una vez, en cierto lugar de cuyo nombre no debo acordarme, la oposición se presentó a las elecciones con esa palabra en ristre: “por el cambio”, pero resulta que la gente estaba muy contenta de cómo funcionaba su pueblo y votaron mayoritariamente a los que había en el gobierno municipal. Se asustaron con eso de que con “el cambio” quedaran peor y no se aventuraron hacia nadie sabía bien qué, con eso del cambio. ¿No tenían nada que ofrecer y dejaron su suerte en manos de la magia? ¿Si hubieran formulado propuestas concretas les habría ido mejor? Aprendices de brujos.
Pues eso: que hacia dónde va el tren. Esta sociedad no les gusta a algunos y dicen eso de que nada permanece excepto el cambio. Elemental, desde Heráclito: todo fluye. Muy bien. Eso ya lo sabíamos pero ¿hacia dónde queremos ir? ¿A la sociedad celeste? No, eso está descartado. ¿Entonces? ¿Confusión de planos? Cambio, pero que cambien otros que están anclados en el pasado, dice nuestro autor. Venga, modelos, vías, caminos, destinos.
Claro si pintamos el asunto de color de rosa, pues qué bien. Pero el mundo no ha sido nunca ni pinta por los colores rosa. Hablamos del mundo, pues. Nunca estará del todo bien, siempre será mejorable, pero hay caminos que conducen a un futuro mejor y otros que no, que ni flores; que ni por pienso.
O sea.
Venga, tío… vete a dar el coñazo a tus amigos:
http://diario-de-una-prelatura.blogspot.com/
Aquí se hablan cosas mucho más serias y el nudo de tu corbata no está a la altura de las circustancias de ATRIO. ( por cierto, a ver si aprendes a hacer el nudo a una corbata… ¿ o te lo hace tu mujer?. Joder, con el Tamames, vaya garrapata que nos ha caido por aquí.
¡¡¡Echate jueraaa!!!
Más madera. Se coge la última aportación que a uno le gusta de la ciencia, le añade un Zubiri, se le mezcla con un parde palabras de Jesús, justo las que quedan vivas tras un estudio de las fuentes, y ¡zas! aparece la pretensión de una Nueva Era de Consciencia Universal que Nos Lleva a Todos a la Espiral del Amor del Totalmente Uno Inefable. Pero eso NO es otra religión. NO. Es la católica. Lo que pasa, eh, lo que viene pasando es que semos muy torpes los hombres carnales frente a los hombres espirituales, científicos y supraconscientes. Yo que vosotros me monto una asociación y me forro. La de sectas que dicen la mitad de lo que aquí se escribe y vaya lujos que llevan los “verdaderos creyentes”.