Una interpretación actual
En el post anterior vimos cómo justifica Lucas que los gentiles fueran admitidos al bautismo sin pasar por la circuncisión y cómo quedaban dispensados de los preceptos de la ley de Dios revelada a Moisés. Lucas presenta un proceso en tres pasos: la intervención del Espíritu mediante los signos carismáticos, la interpretación concordante con las Sagradas Escrituras, y la aceptación de la comunidad. Terminábamos preguntándonos si estos sucesos narrados e interpretados por Lucas pueden servirnos como modelo para interpretar la situación actual de nuestras Iglesias.
Se me ocurren tres posibles objeciones: en la actualidad no presenciamos hechos tan extraordinarios como los que narra Lucas; nuestra cultura no acepta fácilmente la intervención directa de Dios en la historia suplantando la autonomía humana; y finalmente ¿cómo podríamos aplicar el esquema de Lucas a nuestra situación actual? Analicemos estas tres objeciones.
- ¿Fueron tan extraordinarios los hechos que narra Lucas?
La historicidad de aquellos hechos no responde a nuestros criterios actuales. ¿Son históricos el suceso de Cornelio y el de Pentecostés? Pentecostés es el suceso más destacado del libro de los Hechos: lenguas de fuego, glosolalia. ¿Sucedió realmente esta venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles? El hecho más importante en la vida de la Iglesia sólo lo narra Lucas. Juan, que escribe después que Lucas, dice que se apareció Jesús y sopló sobre los apóstoles comunicándoles el Espíritu Santo. El relato de Pentecostés parece una escenificación –según el género de las grandes teofanías– de la energía que sintieron los discípulos conforme a la asistencia prometida por Jesús.
¿Es histórico el episodio de Cornelio y del concilio de Jerusalén? Lucas atribuye a Pedro el primer bautismo de un gentil sin imponerle la circuncisión (Hch 15,14). Las cartas de Pablo no concuerdan con esta primacía de Pedro. Tampoco apelan a una decisión tan clara como la que Lucas recoge en el llamado concilio de Jerusalén, a pesar de que sería un argumento decisivo en su favor. Tampoco apela Pablo a estas intervenciones del Espíritu. Pablo desconfía un poco de estas manifestaciones extraordinarias, pero, como fariseo, tiene una gran formación en el estudio e interpretación de las Escrituras, y justifica la admisión de los gentiles como circuncisión del corazón.
Ni la narración de Lucas ni la interpretación de Pablo fueron la justificación previa que inició la admisión de los gentiles; sólo son justificaciones a posteriori de unos hechos que se impusieron porque la fe en Jesús se difundió más entre los gentiles que entre los judíos. Fueron estos signos de los tiempos los que impulsaron a buscar una justificación teológica o históric; y estos signos no fueron acontecimientos espectaculares sino los conflictos normales de una sociedad en evolución.
- ¿Interviene Dios en la Historia?
Una fuerte tendencia en la teología actual considera que Dios respeta plenamente la autonomía humana y por tanto no interviene en los acontecimientos históricos. La intervención de Dios en la Historia –elemento básico de los relatos de la Biblia– correspondería a la interpretación mítica de una cultura ya superada.
Sin entrar de lleno en este problema, quiero aportar la interpretación de Lucas sobre el modo en que Dios interviene en la Historia, al menos en las encrucijadas de la Historia de la salvación.
Después de la teofanía del Jordán, Jesús se retira al desierto. Es significativo cómo narra cada evangelista este pasaje.
Marcos dice que “el Espíritu lo impulsó hacia el desierto” (Mc 1,12). Mateo suaviza el verbo, y da un poco más de relevancia a Jesús como sujeto, al menos gramatical, de la acción “Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto” (Mt 4,1). Lucas introduce un cambio radical al proponer a Jesús como sujeto de la acción, aunque bajo la influencia del Espíritu: “Jesús, lleno de Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu (en tô Pneúmati) al desierto” (Lc 4,1). En Marcos el Espíritu es el sujeto de un verbo violentamente activo; en Mateo es genitivo agente de un verbo preferentemente persuasivo; en Lucas, el Espíritu es complemento circunstancial de causa (causa conjunta).
Lo mismo observamos en la asistencia del Espíritu ante los tribunales. Marcos dice “porque no seréis vosotros los que hablaréis sino el Espíritu Santo” (Mc 13,11); Mateo suaviza la expresión “sino el Espíritu de vuestro Padre hablará en vosotros” (Mt 10,20); Lucas deja al Espíritu en un segundo plano –como mero “apuntador”– “porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella hora lo que conviene decir” (Lc 12,12).
Las expresiones “lleno de Espíritu Santo” y “en Espíritu” son características de Lucas, y quizás nos faciliten una manera de entender la intervención de Dios en la Historia. Otras veces describe Lucas a sus personajes como “lleno de Espíritu y de sabiduría”, es decir, lleno del Espíritu que se manifestaba en la sabiduría con que hablaba. En todos estos casos el sujeto de la acción es el hombre, pero impulsado internamente por el Espíritu. La acción de Dios no suplanta la autonomía humana, sólo la impulsa; y este impulso es tan interno que a veces los traductores dudan si escribir ese “espíritu” con mayúscula o con minúscula, porque no queda claro si se trata del espíritu humano, o de Dios que es Espíritu.
- ¿Cómo aplicar el esquema de Lucas en la situación actual de nuestras Iglesias?
No entro aquí en justificar la revelación progresiva de Dios en la Historia, y por tanto también en nuestros tiempos. De hecho, la revelación del Nuevo Testamento anula la palabra eterna e inalterable de Dios en el antiguo Testamento.
Nuestra aplicación actual de las narraciones de Lucas sería descubrir, como hizo él, la intervención de Dios en los acontecimientos que estamos viviendo. Estos acontecimientos no tienen que ser espectaculares, como probablemente no lo fue la venida del Espíritu Santo sobre Jesús en el Jordán, ni sobre los apóstoles, ni sobre Cornelio. Pueden ser acontecimientos normales, ejecutados libremente por nosotros mismos, pero vistos como impulsados por el Espíritu que dirige la Historia hacia su plenitud. Estas interpretaciones de Lucas podrían entenderse, con palabras del Vaticano II, como atención a “los signos de los tiempos”.
Creo que nuestra teología tradicional se encuentra en una situación semejante a la de aquellos judeocristianos que condenaban la admisión de los gentiles sin pasar por la circuncisión y sin la aceptación de la ley mosaica. Si aplicamos el esquema que emplea Lucas para justificar la admisión de los gentiles, tendríamos: la atención a unos acontecimientos que pueden ser interpretados como impulsados por el Espíritu; la coherencia de esta interpretación con los textos inspirados de las Sagradas Escrituras; y finalmente la aceptación de la comunidad.
En cuanto a los acontecimientos que parecen impulsados por el Espíritu, algunos historiadores y algunos teólogos dicen que estamos viviendo “un cambio de época”, una “nueva era axial”, un “cambio de paradigmas”. No podemos detallar aquí qué cambios se están produciendo, pero podríamos sintetizarlos en la superación de creernos el único camino de salvación; y este cambio –tan radical como la aceptación de los gentilcristianos– parece estar impulsado por el Espíritu
Las iglesias cristianas, al menos en el ámbito europeo, pierden aceleradamente fieles, especialmente jóvenes, mientras que éstos se comprometen espontánea y generosamente con las ONGs. El ethos de nuestra época valora cada vez más la igualdad fundamental de las diversas culturas y religiones. La teología descubre la revelación de Dios en la interioridad de los grandes fundadores religiosos y ve en todas las religiones un camino de salvación y de plenitud. El desarrollo cultural se identifica más con la espiritualidad que con las religiones.
Estos cambios son producidos colectivamente por políticos, científicos, filósofos, y por el pueblo en general, y muchos teólogos los consideran más coherentes con el espíritu del evangelio que la rígida institucionalización de nuestras iglesias.
De los tres pasos del esquema de Lucas nos faltaría el consenso de la comunidad. Algo inició en este sentido el concilio Vaticano II, pero jerárquicamente se ha producido un retroceso. Tengamos en cuenta que Pablo tuvo que enfrentarse con los judaizantes y con el mismo Pedro. Lucas narra los hechos cuando ya se ha impuesto la admisión de los gentilcristianos. Nosotros estaríamos en la situación de Pablo, que se esforzaba para que se produjera esta admisión.
La jerarquía es el servicio que facilita la unidad del pueblo de Dios en el espacio y en el tiempo. El profetismo, es el carisma que impulsa los cambios necesarios en las encrucijadas de la Historia.
“El Espíritu Santo, tras oírse un ruido del cielo, como de un viento recio que ha resonado en toda la casa donde se encontraban, y verse unas lenguas como llamaradas, que se repartían posándose encima de cada uno, les ha llenado del Espíritu Santo y han empezado a hablar en el lenguaje de Dios, que el Espíritu les ha sugerido, diciéndoles esta maravilla de Dios: a ese Torres Queiruga, ponédmelo en fuga.” (Hechos 2, 1-11)
¡Oh prodigio, qué gran milagro! El Espíritu divino ha descendido de lo alto y ha soplado en las yemas de los dedos del papa (la llamada Conferencia Episcopal Española, salida del dedo papal) en España y ¡ale hop! ha salido, por obraygracia del Espíritu Santo, que el teólogo Torres Queiruga es un burdo hereje más a añadir a la tan abultada lista de la SantaInquisición. Laus Deo.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/30/actualidad/1333129050_185722.html
Otra intervención ‘de Dios’ en la Historia, otro ‘signo de los tiempos’ que evidencia cómo la divina asistencia del famoso imaginario Espíritu a la ICR es un cuento infantil inventado para proporcionar poder a la ICR, es decir, a sus jerarcas.
Nunca cambiarán: siempre tendrán quien alimente su poder con estos cuentos llenos de pensamiento mágico inventados para ello hace cerca de 2.000 años.
Como tan bien has expuesto y definido, Gonzalo, jerarquía y profecía, dirección e iluminación en la iglesia católica no se contraponen, no son antagónicas, sino funciones complementarias desde el comienzo…La Iglesia rechazó, desde el principio, el gnosticismo, a “los iluminados” que profesaban una doctrina particular y secreta porque este carisma no era el privilegio de unos “pocos” ,sino de la iglesia como comunidad eclesiástica, que fue donado por el mismo Cristo …Por eso Pablo habla de los profetas pero, a la vez, el mismo ordenaba obispos, empezando por su discípulo Timoteo y desde el principio, desde el siglo I, ya Clemente, el 3er sucesor de Pedro, hablaba de la multiplicidad de la existencia de obispos…Si Cristo quiso perpetuar su mensaje de amor hacia la humanidad, puesto que el iba a morir muy pronto, tenía que darle ambas cosas: dirección y carisma…Dirección para la estabilidad del mensaje, para que no se corrompiera, para que perdurara como signo de salvación para TODOS, para judíos y gentiles, para buenos y malos, para ricos y pobres, para creyentes y no creyentes,…… y carisma a través del Espíritu para conducirnos interiormente a la santidad…a la perfección de la caridad….. objeto de la venida del Hijo y anhelo constante del Padre..Lucas, como bien dices, expuso en su bien redactado e investigado evangelio esta realidad que estamos viviendo desde entonces….pues hay un carisma magisterial vivo en la iglesia de Cristo que va a persistir hasta el final, pues no depende de los defectos, ni de los pecados de los humanos, sino que que está por encima de ellos, y que nos pertenece, entonces, a nosotros, ponerlo al alcance de la mentalidad contemporánea para que TODOS puedan llegar a comprender la profundidad y perfeccion del amor del Padre, que se plasmó maravillosamente en Cristo muchas gracias por tu artículo de Santiago Hernández
Pretende Gonzalo Haya que nosotros estaríamos en la situación de Pablo. No lo creo así.
Pero ¿de donde se lo saca el autor del post por qué estaríamos en la situación de Pablo? No lo dice.
Pablo hace 2.000 años estaba inmerso en una cultura plagada de pensamiento mágico y ello en una teocracia, y nosotros no; nosotros tratamos de atenernos a la Realidad.
El pensamiento mágico era azuzado/manipulado por los poderosos, en aquella teocracia, para manejar a sus súbditos como a borregos: el emperador era divino, para los romanos, y Yavéh intervenía en todo, para los judíos. Era pues una mentalidad totalmente diferente a la nuestra.
Si estuviéramos en la situación de Pablo el rey, que nos endilgó como Jefe de Estado el dictador católico Franco, Caudillo de España por la gracia de Franco y sus secuaces, ese rey digo, sería divino y su gobierno sería dirigido, iluminado o inspirado por Dios.
Y la dictadura del capital que nos gobierna disfrazada de ‘democracia’ sería una teocracia, como en la situación de Pablo, donde a los dioses, también a Yavéh, se les atribuía una intervención directa en todo.
De ninguna manera pues estamos en la situación de Pablo, en nada.
Además Pablo, quien al parecer no convivió con Jesús, al cual parece que ni siquiera conoció, tenía como misión construir, prácticamente de la nada, una comunidad/ecclesia, y ello en un mercado de la salvación lleno de leyes muy complicadas para conseguir de Dios la tan ansiada salvación (como destino tras la muerte a un lugar arriba en el mundo celestial sobrenatural): para lo cual Pablo aprovechó hábilmente lo que mejor le pareción aprovechar de Jesús; y otras cosas no, como por ejemplo Romanos 13, 1 y 2).
Por el contrario nuestra situación es bien diferente, pues nuestra actividad se dirige, no a conseguir esa salvación, sino a conseguir la felicidad de nuestras personas queridas, de cuantas más personas puedan recibir nuestra acción para ser más felices, y la nuestra propia, aquí y ahora.
Y no tenemos que construir una Iglesia, pues la ICR está ya requeteconstruida desde sus cimientos hasta lo más alto de su esbelta cúpula de la pirámide de su estructura dictatorial con pretendidos -y falsos- poderes divinos.
Me parece un craso error empeñarse en mantener y expandir el pensamiento mágico que imagina que Dios interviene en el mundo (intervendría entonces Dios también por ejemplo en dirigir los tsunamis, terremotos, inundaciones, hambrunas …etc. y demás tragedias colectivas e individuales que matan a tantos millones de personas, y en expandir el sida, el cáncer …etc.).
¿Qué sentido tiene empeñarse en que un imaginario Espíritu Santo intervenga soplando, iluminando, inspirando, dirigiendo, llamando, inundando, llenando … a quien mejor nos parezca en cada momento …? Ninguno, a mi modesto modo de ver.
Sólo sentirse infantilmente protegidos por una imaginaria acción de Dios, a modo de un ángel de la guarda o providencia que vela por nosotros … algo para niños muy pequeños.
Es un engaño pretender que Dios gobierna la ICR o elige al papa católico: es directamente falso, un invento de los papas y quienes les adoran interesadamente para expandir la multinacional católica.
Es el mismo engaño que pretender que el emperador romano era divino.
Y el mismo que pretender que Jesús era divino, que era Dios: sólo tiene utilidad esa pretensión para proporcionar poder a los que inventaron esa divinización: los que querían proporcionar poder a la comunidad/ecclesia que dirigían.
Unas preciosas pinceladas de Gonzalo que ponen de realce la armonía del variado colorido, incluidas las sombras, del amplio campo humano de las religiones y no religiones.
Desde esta perspectiva, queda en jaque mate el recurso casposo al “dios recurso” , y queda concretado en el ser humano la grandeza de la conjunción conciencia, libertad y responsabilidad con su propio entorno natural,
Además, clarifica el hecho y las consecuencias del principal acontecimiento en el que el movimiento iniciado por Jesús, el Mesías, y sus discípul*s: LA ENCARNACIÓN: no sólo como CONTENIDO (Dios se anonada y se muestra HIJO del HOMBRE), sino por las circunstancias concretas en y por las que se convierten en real TESTIMONIO para toda la Humanidad.
Desde esta perspectiva, intuida por muchos y aquí claramente explicitada por Gonzalo, cobra sentido y realismo aquella noble grandeza de TODO SER HUMANO en el que se aúnan el barro de la evolución, con la sublimidad del ser IMAGEN y SEMEJANZA del DIOS REAL, del que tenemos que seguir afirmando que : “Ni ojo lo vio, ni oído lo oyó”, porque el Universo, y nosotros, principalmente en ella, solo somos SU ACCIÓN (ENERGÍA) y su IMAGEN y SEMEJANZA en tomar conciencia de ello y, desde nuestra libertad relativa, asumir también la relativa responsabilidad de cuanto hacemos, omitimos y consentimos.
El maravilloso entramado entre la disponibilidad de la NATURALEZA y la condición inalienable de SUJETO de cualquier ser humano, es un reconocimiento de ese orden en el que, la vida y el quehacer de cada órgano, igualmente dignos, valiosos y necesarios, en TODO el CUERPÒ SOCIAL, participa de la dignidad de LA CABEZA y la concreta y realmente manifiesta.
Cómo manifiesta su fulgurante resplandor aquel modo de entender por Jesús a DIOS como PADRE , y proclamar que Él y TODOS LOS SERES HUMANOS, no estamos en la vida para SER SERVIDOS solamente, sino principalmente para SERVIR a l*s demás hasta la total entrega por el AMOR.
En la práctica de ese amor humano, dondequiera y por quienquiera que se concrete como real, allí está el mejor modo de PRESENCIA y ACTUACIÓN DIVINA, pues del AMOR ESENCIAL, somos INMAGEN y SEMEJANZA,y en su práctica, nada más y nada menos, seremos reconocid*s como DISCÍPUL*S de JESÚS y religios*s al modo como Él le manifestó a la Samaritana (Ju, IV, 23-24) que el Padre quería recibir CULTO AUTÉNTICO, desde ya.
Hola!
Muy lindo trabajo de Gonzalo!
Todo parece apuntar a una “Nueva Antropología”,
que comprenda que la “Vida humana” es siempre “re-novación”;:
que la de hoy
no es “la misma” (¡al carajo con la “identidad” del Ser!)
que la de ayer.
Tal vez “don Pascual Pont” anda en algo parecido ¿no?
¡Vamos todavía! – Oscar.
Una primera aproximación a la relación historia y Dios… y el Espíritu.-
http://www.redescristianas.net/2009/03/19/rumbo-a-una-nueva-comprension-de-diosgabriel-sanchez-montevideo-uruguay/
Gabriel