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¡De todo dogmatismo, singularmente del político Merkosy, líbranos Señor!

Empiezo por precisar que empleo el término “dogmatismo” en su doble acepción: Por una parte, como actitud acrítica, sinónimo de irracionalidad y, por otra, como actitud adoptada de manera que no se pueda revisar. (Esta es consecuencia de la deformación de la ideología o del pensamiento metafísico).

Es una actitud, además, interesada (movida casi siempre por la avaricia extrema). Es reduccionista, simplificando las realidades más complejas y globales. Cerrada en su posición, no atiende a otras ideas (siempre aconsejables en situaciones difíciles y de incertidumbre, en un mundo irremediablemente global). Y con un efecto bumerán letal, al conseguir el efecto contrario al deseado inicialmente. Letal, no sólo para ella, sino para quienes de ella dependen, directa o indirectamente.

Este es el caso de Angela Merkel, neoconversa desde 1990, con la reunificación alemana. Ella ha sido y es la que ha asumido, en esta crisis de la eurozona, un protagonismo excesivo e impropio, convirtiéndose de facto en presidenta de la Comunidad E., haciendo buena la sentencia de su paisano J. Habermas: “La conciencia alemana de ser especiales se regenera de hora en hora”.

“Así el trágala, el gigantesco supositorio de austeridad, lanzado por el duo Merkozy, afirma, J. Maraña, supone un claro finiquito a la idea de Europa conocida hasta ahora. Ha ninguneado a las Instituciones comunitarias para constituir de hecho un directorio que pretende imponer a los demás socios un modelo ideológico, político, económico. Convirtiendo la eurozona en un protectorado franco-alemán del que formarán parte exclusivamente quienes se sometan a la llamada “regla de oro del déficit”. Así se autoproclaman “salvadores” del Euro, países, por cierto, que jamás cumplieron la disciplina presupuestaria de Maastricht, como sí hizo España. Decretan ahora unas condiciones estrictas y de aplicación urgente los mismos que actuaron con una lentitud y torpeza incomparables en la gestión de la crisis griega, origen de buena parte de los actuales males de la eurozona”. Y azuzan el miedo al abismo para imponer sus políticas económicas a los 15 miembros del € y, y muy especialmente, a esos vecinos del sur”.

Si hacemos un poco de historia, realmente el desencadenante de la desconfianza hacia la eurozona fue el descalabro fiscal de Grecia. Pero fueron los errores cometidos después, en sucesivas reuniones del eje Merkozy y otras muchas Cumbres europeas, los que transformaron un pequeño incidente en una incontrolable amenaza para el futuro de toda Europa. Es evidente que los responsables directos fueron los que, desde su posición dogmática, se cerraron en banda a admitir otras ideas, otros consejos de los expertos de la Comisión europea, “otras alternativas”, u otras soluciones válidas en otras partes, como en la Reserva Federal. (Recuerdo que, Obama, decepcionado, después de reunirse con Merkel, vino a decir que le faltaba “política” y “creatividad”).

Pero, siendo esto cierto, la mayor sinrazón se cometió en Deauville, en otoño del 2010, cuando por la playa y de negro, los Merkozy emponzoñaron los mercados con una amenaza a los compradores de deuda pública, conminándolos a aceptar una potencial quita en los bonos de Estados del €. El estigma, en forma de etiqueta obligatoria para todas las nuevas emisiones a partir de 2013, colocaba a países como España en un grupo de potenciales morosos, a pesar de que nunca han reestructurado su deuda desde finales del S. XIX. Este irresponsable despropósito de Deauville degradó la calidad de la deuda de los países del €, mucho más que cualquier nota de las agencias de calificación. La zona € se colocaba a la altura de naciones que desgraciadamente apenas disponen de capacidad para financiarse (como Belice, R. Dominicana o Granada.)

Estos grandes errores parecía que iban a resolverse en la Cumbre Europea de mañana 9, en Bruselas, después, una vez más, del acuerdo Merkosy, el lunes en París, para endurecer el control de las cuentas públicas.

Pero, el martes 6, nos despertamos con el mazazo de la nota, de la agenda norteamericana Standard-Poor’s, en la que ponía en duda la calidad crediticia de la eurozona, incluyendo esta vez también, claro efecto bumerán, a los seis países aparentemente más confortables (Alemania, Francia, Holanda, Austria, Finlandia y Luxemburgo). “Merkel ya está contaminada, aunque no se lo crea”. Entre los argumentos que presenta están: Primero, la jaula de grillos que es Europa, en la que es imposible un acuerdo, con la consiguiente desconfianza en los mercados. Segundo, Europa se encuentra en las puertas de una recesión económica que se consumará en el 2012.

También el día 6 aparece como noticia (después de la euforia del plan presentado por Mario Monti en Italia que llenó de lágrimas las palabras de su ministra de Trabajo) que “el secretario del Tesoro de EEUU, Timoty y Geithner se va a entrevistar con los líderes europeos con la amenaza de pérdida de la máxima calificación a orgullosas potencias económicas como Alemania o Francia” asentados siempre en la comodidad egoísta de sus tres Aes como tres ases de la baraja de este juego financiero. Que está bien que Merkel no quiera eurobos, que no quiera contaminarse con otros países, ni ceder parte de su solvencia, para así emitir deuda y hacerlo, avariciosamente, más barato. Pero también nos explica, con toda evidencia, que los caminos individuales no van a ninguna parte.

Finalmente, es aquí donde cabe señalar la deformación ideológica de Merkel al confundir y “reducir”, de hecho, su ideología política neoliberal en pura economía neoliberal. Confusión que lleva inexorablemente a la pérdida de las virtudes, si las tuviera, del partido político neoliberal al que pertenece. Es el triunfo del poder financiero incontrolado y quizá ya incontrolable sobre la política. Es la “irracionalidad racional” de toda economía utópica, que sigue creyendo en “la mano invisible” de los mercados, esencialmente financieros, puramente especulativos, no productivos. Mientras tengan plena libertad, tela que recortar, deuda que crear y financiar y distancia que cubrir entre ricos y pobre ¡a jugar! pues, el juego es solo suyo y las reglas también.

A Merkel desgraciadamente le ha pasado lo que a Greenspan y sus “burbujas”, pues, ´”él, siendo presidente de la R. F., más que cualquier otra persona, fue responsable de permitir que los cerdos corretearan libremente”.

En esta situación de “kaput”, mañana 9, termina la “esperada” Cumbre, sin saber, visto lo visto, qué poder esperar: ¿Asunción de responsabilidades imperdonables? ¿Cambio de estrategias? ¿Cómo? …En los milagros no creo ¡Que Dios nos pille confesados!

3 comentarios

  • Comparto básicamente, amigo Argudo, tu ánálisis por certero y  oportuno, dada la imediatez de la cumbre de Bruselas, de los días 8-9.
    Creo que sigues en la línea de Benjamín Forcado, en “Los causantes invisibles de la crisis” (Atrio 28-XI-11), si bien tú te limitas específicamente a la crisis europea, dando por sabido que hoy no puede haber crisis, sino es global. Por eso aquí me reafirmo  en mi comentario hecho entonces.
    Comentario que fue objeto de excesivos elogios de parte de Gabriel Sánchez, cosa que le agradezco, pero que a la vez me autoriza a hacerle, con el debido respeto, unas puntualizaciones a su último en esta Webside.
    No entiendo su primera objeción al “parecerle una mirada que circunscribe lo hechos a la coyuntura y no apunta a las causas históricas…”. Tratándose de la crisis europea  y el proceso concreto monopolizado por Merkel, que ha llevado a la cumbre del 9, creo es un análisis pormenorizado en la aportación de datos reales y por lo tanto válido, aunque nunca suficiente, claro.
    Tampoco entiendo a qué viene la afirmación de “pensar que se pueda construir historia sin ideología es una ideología”, pues Argudo sólo habla de “DEFORMACION ideológica o del pensamiento metafísico”  como la causa del dogmatismo.
    Mi asombro es mayor cuando leo “hasta la matemática tiene su axioma, que al fin y al cabo es un dogma”, afirmación tan apodíctica y la vez  parcial que vendría a justificar precisamente lo que se quiere denunciar aquí, a saber,” la política” exclusivamente económica neoliberal de Merkel, así como cualquier otro tipo de dogmatismo. Recordemos que el primero que habla del dogma EXCLUSIVO de las matemáticas y también de la lógica, es E. Kant, y lo hace precisamente para refutar todo tipo de dogmatismo, desde el platónico hasta el cartesiano.  (Cfr. Crítica de la Razón Pura). Argudo no habla aquí de “dogma”, sino del “dogmatismo económico neoliberal de Merkel”.
    Como puntualización menor, tampoco entiendo lo de “un análisis excesivamente frío”, cuando es un análisis que empieza con una exclamación y termina con otra….. Y justamente en este punto, es donde sí tengo que hacer una réplica  a Argudo, pues, no creyendo en los milagros como él, tampoco creo en la “oración de petición”, ni tampoco en la “confesión”, como él sí parece creer. Yo, hoy 12, sólo veo como salida, el actuar, aunque sólo sea desde el poder de la impotencia, único camino real de esperanza, que todavía hoy nos marca un personaje histórico universal como, sin duda, es Jesús de Nazaret. Minetras haya quien crea en el hombre y en su humanidad habrá esperanza.

  • Gabriel Sánchez

    Con gran respeto por el escritor, me parece un análisis, en primer lugar excesivamente frío…con una mirada que circunscribe los hechos a la coyuntura y no apunta a las causas históricas, que hacen de la situación actual, el desenlace lógico de dinámicas utilizadas desde hace muchísimo tiempo…para no dar una lata que todos me han escuchado decir, recurro a otro analista económico y periodista de un artículo que salio en su columna del WASHINGTON POST….
    http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4606
    La gran pregunta de que lado están¿¿???…no hay lugar en este tiempo para las atildadas reflexiones del centro…hasta la matemática tiene su axioma, que al fin y al cabo es un dogma, pensar que se puede construir historia sin ideología, es una ideología…En fin lean Harold Meyerson , que lo dice mejor que yo.- Gabriel
     

  • sarrionandia

    Bonita manera de decir que explicar lo inexplicable equivale a aclarar misterios en su imposibilidad más imposible!