En pañales sobre un pesebre I
12. Breve relato del nacimiento de Juan
El alumbramiento de Juan fue narrado por Lucas con solo la primera línea (Lc 1,57) de un amplio relato (Lc 1, 57-80) integrado por:
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- lo que el nombre del niño dio que hablar,
- un himno de bendición puesto en boca de Zacarías y
- una breve nota final alusiva al desarrollo del niño hasta su autonomía.
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13. El nacimiento de Jesús
De ahí, pasó el evangelista a hablar del nacimiento de Jesús. Este nuevo texto sobresale, a diferencia del asignado a Juan, por la abundancia de reseñas dando cuenta de las circunstancias que rodearon el feliz acontecimiento. Tan copiosa información conlleva el riesgo de ser entendida como fruto de un riguroso trabajo de investigación histórica, haciendo perder de vista que el evangelista ha introducido tal cantidad de detalles solo con intención de ponerlos al servicio de la pedagogía social seguida desde el inicio de su escrito. El Lector tendrá la responsabilidad de encontrar la clave de lectura que explica este acopio de datos usado por Lucas para dar envoltura y sentido a su relato.
En el conjunto se distinguen dos partes. La primera informa sobre las circunstancias que rodearon al nacimiento. La segunda se explaya con la repercusión que tuvo el suceso en unos determinados personajes que trabajaban por aquellos lugares.
13.1. La primera sección se lee así:
“Por aquel entonces salió un decreto de César Augusto mandando hacer un censo del mundo entero. Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judá, a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse en el censo con María, la desposada con él, que estaba encinta.
Mientras estaban ellos allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada (Lc 2,1-7).
13.2. El relato comienza con una coordenada temporal caracterizada por su imprecisión: “Por aquel entonces” (lit.: “Por aquellos días”; ἐν ταῖς ἡμέραις ἐκείϝαις).
Pero, ¿qué días? Porque no hay referencia cercana alguna a la que poder asociar tales jornadas. La única información aportada por Lucas previamente ha sido el parto de Isabel, cuyo embarazo se produjo unos seis meses antes del de María (Lc 1,26.56). Pero ni un solo dato. Si acaso, el único apunte temporal es el alusivo a que Herodes, fallecido el 4 a.d.n.e., estaba aún reinando (Lc 1,5).
Durante más de trescientos años, las comunidades adheridas al Proyecto del Galileo no manifestaron interés alguno en conocer el día del nacimiento de Jesús. Estimaron que el saberlo no tenía utilidad alguna para sus vidas. Quienes tenían en su mano el poder pensaban de otro modo. La fecha aceptada hasta hoy por la tradición fue establecida por interés del imperio romano para sustituir a la celebración de la fiesta del ‘sol invictus’, el día que conmemoraba la llegad del solsticio de invierno, cuando las horas de sol vuelven a ganar tiempo a la oscuridad de la noche.
La vaguedad ayudaba a Lucas a esquivar el rigor, aunque solo le valía hasta cierto punto, cosa que ocurre en este inicio de su relato: “…salió un decreto de César Augusto mandando hacer un censo del mundo entero”. Y es que el evangelista no pretendía hacer un reportaje, sino aportar elementos para hacer reflexionar a sus comunidades. El censo, una decisión política del emperador César Augusto, también conocido como Octaviano, abre la perspectiva desde la que hay que comprender este relato. Este emperador ocupó el trono imperial desde el 27 a.d.n.e al 14 d.d.n.e. Durante más de tres décadas el pueblo judío estuvo bajo su control. Lucas habla de un censo que afectaba a todo el territorio bajo control del imperio romano; este es el sentido del término griego articulado ἡ οἰκουμένη (‘la tierra habitada’, traducido por: ‘el mundo entero’).
13.3. El evangelista ha abierto su relato advirtiendo que Jesús va a nacer condicionado por las decisiones políticas de quien tiene bajo su poder a todo el mundo conocido
El dato que aporta a continuación: “Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria”, más que servir para establecer una fecha aproximada sobre el parto de María, revela la orientación pedagógica seguida por Lucas.
Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande (37 a.d.n.e al 4 a.d.n.e.). Nos situamos, pues, en un período indefinido no alejado de su muerte, el año 4 a.d.n.e. El territorio de Palestina fue reino vasallo de Roma bajo el poder de ese rey y el de su hijo Arquelao, que retuvo el trono hasta el 6 d.d.n.e.. En esta última fecha, César Augusto depuso a Arquelao y Palestina pasó a convertirse en provincia romana bajo el gobernador de Siria, nombrado ese mismo año: el senador Publio Sulpicio Quirino, que incluyó a Palestina en el censo, necesario para pagar impuestos a Roma. La diferencia de más de una década entre el nacimiento de Jesús y el censo llevado a cabo por Quirino sorprende e invita a buscar el objetivo pretendido por el evangelista al querer asociar en el mismo tiempo dos hechos tan distanciados.
13.4. A medida que avanza su texto, Lucas va dejando huellas de hacia dónde se dirigen sus intenciones
El siguiente apunte: “Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad” obliga a pensar en desplazamientos multitudinarios en dirección a diversas localidades (Lucas llama ciudad a cualquier tipo de población). Este movimiento de la totalidad de las personas hace suponer que nadie reside en el lugar adonde debe acudir. La ambigüedad se manifiesta de nuevo con la expresión ἕκαστος εἰς τὴν ἑαυτοῦ πόλεως (“cada uno a su ciudad”), que no especifica si se trata del lugar de residencia o el de nacimiento. Aunque la alusión a un tráfico generalizado conduce a pensar que los obligados por el censo salían del lugar donde se hallaba su domicilio habitual hacia otro diferente. Ahora bien, tal cosa no concuerda con el objetivo del censo de registrar las propiedades de cada individuo en el emplazamiento donde estas se hallasen o en la ciudad más importante de su zona.
13.5. El siguiente paso del texto ofrece una pista decisiva
El foco se centra sobre José, que aparece en escena como uno más de los integrantes de esa circulación multitudinaria: “También José…”. Pero antes de entrar a puntualizar su lugar de salida y el de llegada, Lucas hace un inciso aportando un dato sobre su ascendencia, incluido con el propósito de marcar la obligatoriedad de la ruta a seguir por él: “…por ser de la estirpe y familia de David…”. Pero este inciso nada tiene que ver con la realidad de los hechos. Lo contrario significaría pensar que el censo estaba organizado por tribus. Sin embargo, esa es la absurda idea que maneja el texto: “subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén…”. El nombre de David se escribe por segunda vez (se citará tres veces en el relato) asociándolo a su lugar de nacimiento (“a la ciudad de David”), del que informa cómo se llamaba: “…que se llama Belén” (nombre también repetido dos veces). En Belén desemboca la intención de Lucas. Todo el engranaje compuesto por Lucas a raíz de la decisión de César Augusto se ha desinteresado de sus contradicciones con la realidad histórica hasta el punto de pretender hacer verosímil que José tuvo la obligación legal de viajar hasta Belén.
Belén está situada a unos ocho kms. al sur de Jerusalén. En tiempos de Jesús contaba solo con unos cuantos cientos de habitantes. La partida de José hacia Belén por la simple y sola razón de pertenecer al linaje de David (“…por ser de la estirpe y familia de David…”) parece querer asegurar a ingenuos que todos los descendientes de David, ¡desde hacía más de novecientos años!, habían nacido necesariamente en esa pequeña población.
Los desajustes entre la narración y la evidencia histórica siguen su tránsito hasta desembocar en lo que Lucas desea transmitir con su pedagogía. Y el texto saca a flote nuevas incoherencias. La inscripción en el censo para el pago de impuestos correspondía en exclusiva al padre de familia, dueño también de su esposa. Incluso en el hipotético caso de que se hubiera requerido la inscripción de otro miembro familiar bajo la tutela del padre o marido, este contaba con plena autoridad para registrar a esa otra persona. Pero Lucas insiste en la exposición de hechos irreconciliables con la realidad de aquel tiempo: “…para inscribirse en el censo con María…”. María no necesitaba acompañar a José en su viaje a Belén ni siquiera en el caso de que este hubiera estado obligado a inscribirse en dicha población.
13.6. Un inmediato apunte aumenta la discordancia:
El texto afirma de nuevo, como si no lo supiera ya el Lector, la relación existente entre José y María: “…la desposada con él…”. Lo extraño no está en la reiteración, sino en su significado. El participio de la voz pasiva ἐμνηστευμένη (‘desposada’, ‘comprometida’) del verbo μνηστεύω (‘solicitar en matrimonio’, ‘desposar’) fue utilizado anteriormente en Lc 1,27 señalando el vínculo previo al matrimonio entre María y José. Esta precisión innecesaria indica que la relación entre ellos se mantenía en un estado previo al matrimonio y, por tanto, la jovencita María dependía aún de la autoridad paterna. Viajar con su novio sin haber llegado al matrimonio carecía de sentido por razones de la logística del censo y no entraba ni con calzador en el cauce de la lógica y legalidad judías.
13.7. Y por si faltaba alguna incongruencia, el texto termina esta presentación añadiendo unas condiciones completamente desfavorables y desaconsejables para que la jovencita se arriesgase en un viaje de norte a sur de Palestina: “…que estaba encinta”
Curiosamente, además, es la primera vez que el texto habla del embarazo de María. Pero en este este último dato confluye todo el conjunto de anotaciones inverosímiles encadenadas por el evangelista. No tardará en descubrir adonde quería llegar con tantas indicaciones poco atinadas.
13.8. El imaginado viaje a Belén ha concluido
Belén fue el destino pretendido por Lucas con esta narración. La joven María, la última mencionada en la presentación del relato, continúa teniendo el protagonismo. Su embarazo había llegado a su final. En Belén tendrá lugar el acontecimiento central del relato: “Mientras estaban ellos allí le llegó el tiempo del parto…”. Se cumplía así lo anunciado por el mensajero Gabriel: “Mira, vas a concebir en tu seno y a dar a luz un hijo…” (Lc 1,31) y, al mismo tiempo, otra parte de su anuncio: “…y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado”.
Marcos no mencionó ni una sola vez en su evangelio el nombre de Belén. En el temprano tiempo en que redactó su texto, el pueblo de Belén no tuvo relevancia alguna para el primer evangelista ni para las primeras comunidades. Los lideres de la institución religiosa judía habían extendido la idea de que el Mesías habría de ser un sucesor de David, un dogma que Jesús echó abajo en cuanto tuvo la oportunidad:
“Mientras enseñaba en el templo, abordó Jesús la cuestión preguntando:
¿Cómo dicen los letrados que el Mesías es sucesor de David? David mismo, movido por el Espíritu Santo, dice:
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
Mientras hago de tus enemigos estrado de tus pies (Sal 110,1)
David mismo lo llama Señor; entonces, ¿de dónde sale que es sucesor suyo?” (Mc 12, 35-37).
13.9. Sin embargo, una tradición ajena a Marcos buscó relacionar de alguna manera a Jesús con ese rey nacido en Belén (I Sam 16,1)
Y encontró en un texto con carácter mesiánico del profeta Miqueas el fundamento que necesitaba: el Mesías habría de nacer en Belén:
“Y tú Belén de Efrata,
Pequeña entre las aldeas de Judá,
De ti sacaré el que ha de ser jefe de Israel:
Su origen es antiguo, de tiempo inmemorial” (Miq 5,1)
13.10. Mateo no dudó en incorporar a su texto esa tradición sin importarle encajarlo forzadamente aún a costa de parecer contradictorio:
“Cuando se despertó José, hizo lo que le había dicho el ángel del Señor Y SE LLEVÓ A SU MUJER A SU CASA; sin haber tenido relación con él, María dio a luz un hijo y él le puso de nombre Jesús.
JESÚS NACIÓ EN BELÉN DE JUDEA en tiempos del rey Herodes” (Mt 1,24 – 2,1).
13.11. Juan aludió indirectamente en su evangelio a esta tradición, aunque pasó de largo ante ella:
“¿Es que el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice aquel pasaje que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?” (Jn 7,41b-42).
13.12. Lucas, sin embargo, elaboró su narración dando pasos, inconsistentes desde el realismo histórico, hasta concluir que Jesús nació en Belén: “…y dio a luz a su hijo primogénito”
El termino griego πρωτότοκος (‘primogénito’) está usado haciendo referencia a la legislación religiosa sobre el primero de los engendrados. Estos debían ser consagrados a Dios, que los consideraba de su propiedad: “El Señor dijo a Moisés: – Conságrame todos los primogénitos israelitas: el primer parto, lo mismo de hombres que de animales, me pertenece” (Ex 13,2). De ello dará cuenta Lucas (Lc 2,22b-24) en un posterior relato.
13.13. Toda la carga de la acción está concentrada en la joven María
Lucas solo dio un papel principal a José para justificar el viaje a Belén. Ahora, en el momento más importante, es ella la que interviene con el recién nacido. Este exige toda su atención. La decisión que adopta con él tiene más importancia de lo que aparenta a simple vista. En ella se centra la enseñanza del evangelista: “…lo envolvió en pañales”. El pensamiento de Lucas presentando a Jesús “en pañales” coincide con el del autor anónimo del último libro del AT: Sabiduría. El evangelista quiere dejar a sus destinatarios una lección inolvidable sobre la condición de quien llevará hasta su término la Salvación: nacerá como cualquier otro; nadie ha tenido un comienzo diferente. Esa es la disertación de tinte político del autor del libro ‘Sabiduría’ con quien armoniza Lucas:
“También yo soy un hombre mortal, igual que todos,
hijo del primer hombre modelado en arcilla;
en el vientre materno fue esculpida mi carne;
tardé en cuajar diez meses, masa de sangre,
de viril simiente y del deleite cómplice del sueño.
Al nacer, también yo respiré el aire común,
Y al caer en la tierra que todos pisan,
estrené mi voz llorando, igual que todos;
Me criaron con mimo entre PAÑALES.
NINGÚN REY EMPEZO DE OTRA MANERA;
idéntica es la entrada de todos en la vida e igual es la salida” (Sab 7,1-6).
13.14. Lo primero a destacar en Jesús es su pertenencia al colectivo humano
Es uno más. Lo descubre su menuda y frágil presencia. No hay manera de reconocer en él a quién abrirá la época soñada, el camino a la Liberación. En el contexto del imperio dominante bajo la potestad de César Augusto, ese recién nacido es poca cosa, un ser sin importancia colocado en un lugar que llama la atención: “…y lo acostó en un pesebre…”. Ese emplazamiento, por debajo del que le correspondería como ser humano, ha sido el elegido por María que sigue llevando el peso de la acción. Un recién nacido puede estar en brazos; sobre la madre o el padre acostados; junto a ellos encima de una manta tendida en el suelo… Pero Lucas ha elegido un pesebre como rincón simbólico. Su especial diferencia respecto a cualquier otro objeto de uso familiar corriente ayuda a reconocer en el recién nacido allí colocado al futuro Salvador. Jesús nunca fue reconocido por el pueblo judío como el Mesías esperado. Lucas pensó en el pesebre para hacer reflexionar. El hecho y la intención pedagógica del evangelista cuenta con reminiscencias en el AT:
“Conoce el buey a su amo, y el asno el pesebre del dueño;
Israel no conoce, mi pueblo no recapacita” (Is 1,3).
13.15. Lucas concluye como narrador esta primera parte del relato aportando la razón de que su madre lo acostara en un pesebre
No se trata de desatención, sino de estar fuera de los lugares de acogida: “…porque no había sitio para ellos en la posada”. El evangelista avisa con su lección. Niño, pañales y pesebre, en el exterior de la posada, solo significan igualdad con las multitudes de quienes, necesitados de libertad y de vida, habitan excluidos y saturados de dificultades en la periferia de una sociedad hipócrita e injusta.
Lucas es el más “histórico” de todos los Evangelistas. Su primera declaración en los primeros versículos de su Evangelio siguen siendo válidos pues el mismo dice que entrevistó a testigos oculares que eran ministros de La Palabra y que esta investigación fue “diligente” para demostrar la solidez de la doctrina cristiana. Es improbable que esta afirmación sea falsa puesto que los mismos testigos repetidamente validan el Evangelio de Lucas a través de TODO el siglo I. La arqueología bíblica confirma las 2 obras de Lucas: el Evangelio y Los Hechos de los Apóstoles. Y así Lucas en Lc 3:2 identifica perfectamente los títulos de gobierno de Anás y Caifás aunque Anás no era Sumo Sacerdote oficialmente. Existe comprobación arqueológica de 84 “acontecimientos” en los últimos 16 capítulos de los Hechos. Lucas nombra 32 países, 54 ciudades y 9 islas de aquélla época y geografía sin equivocarse.
Dos inscripciones descubiertas en 1871 y en 1935 respaldan la veracidad de Lucas en Hechos 21:28 en el caso del “gentil” en el Templo de Jerusalén. Y que Iconio se encontraba en Frigia (Hechos 14:6)
Es por eso que el historiador A.N. Sherwin afirma que “es absurdo” actualmente rechazar la “historicidad básica” del libro de los Hechos de los Apóstoles -dándole autoridad a LUCAS como historiador- aún en mínimos detalles. Y el historiador del Asia Sir William Ramsey escribe que el libro de los Hechos es una autoridad en “topografía, de la antigüedad y de la sociedad de entonces del Asia Menor en el siglo I AD. Inscripción en Delphi revela,“extra-biblia”, que Pablo estuvo en Corintio en el 50 AD por la llegada de Galión a Corintio (Hechos 18:11-17) y las excavaciones en Corintio, Atenas, Filipo, y Éfeso comprueban los viajes y relatos de Pablo.
San Lucas es fundamentalmente real, fidedigno y verídico en sus 2 obras: el Evangelio y los Hechos. El describe lo que el recibió de fuentes autorizadas testificales. No existe invención. La historia, los testigos, la arqueología y el consenso de la fe de la Iglesia lo respaldan.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Hola Oscar Voy a tus preguntas:
1. El prólogo de Lucas continúa tras la parte que citas: – dando el nombre del personaje a quien se dirige: “excelentísimo Teófilo” – e indicando la finalidad de dirigirle a él sus dos libros: “para que compruebes la solidez de las enseñanzas (λόγων) con que has sido instruido”. Lucas hace uso del vocablo griego λόγος, un término técnico empleado por los evangelistas para hablar del mensaje o Proyecto de Jesús. Lo emplea aquí para precisar cuál es el objetivo pretendido por él al enviar al tal Teófilo el único ejemplar de su obra. El destinatario del escrito de Lucas es un experimentado Lector (https://www.atrio.org/2011/11/excelentisimo-teofilo/), formado en el género literario ‘evangelio’. Sabe bien que el texto que recibe no es una crónica y que el uso de datos imaginados al redactar estos primeros capítulos tiene solo la finalidad de servirse de ellos como fórmula, aceptada entonces, para transmitir un mensaje. En este relato, esos datos irreales conducen a la declaración del cumplimiento de una profecía, aunque corrigiéndola. El nacimiento del esperado Mesías nada tendrá que ver con la grandiosidad de las promesas tradicionales. Lucas presenta dos claves pedagógicas para entender el nacimiento. Están indicadas con dos acciones: “lo envolvió en pañales” y “lo acostó en un pesebre”. La primera indica su condición humana; la segunda, la señal que lo identifica como el portador de la Salvación. El Lector transmitirá el mensaje a la comunidad con lealtad. Él no engañará a la asamblea. Desvelará el Proyecto distinguiéndolo del medio imaginado que lo transporta. El fraude consiste, por el contrario, en elevar a verdad hechos irreales desinteresándose de identificar el verdadero mensaje.
2. Los hechos irreales de que se sirve Lucas no tratan de engañar, sino de ser útiles para transmitir la AUTÉNTICA NOTICIA.
3. Los datos que han servido como vehículo de la enseñanza han sido descubiertos como tal en este artículo.
4. Esa ha sido la utilidad de tales datos. 5. Esa pregunta general queda ahí abierta a responder por quienes se sientan interpelados. Un abrazo
Pues voy con mi puzle, poquito a poco. Algo voy entendiendo, me refiero en profundidad.
Y si algo tengo meridianamente claro es que no son relatos históricos, ni tampoco lo pretenden. Tratan de explicar a la gente del pueblo, la idea de la transcendencia del mensaje de Jesús. Y como son de religión judía, pues se basan en historias de los textos que ahora llamamos antiguos testamento. Que a su vez, también son historias. Es decir, siguen en los parámetros de su cultura. Más lógico no puede ser.Quién quiera leer algo de historia de los judíos, hay por ahí un señor que se llama Claudio Josefo. Interesante, aunque no sé yo tampoco si todo lo que cuenta no está teñido de mil colores diferentes. Pues como todos los libros de historia.Me encanta la Navidad. Huele a azúcar, a frío, a ropa de abrigo, a familia…sobre todo a familia. La pienso celebrar todo el tiempo que pueda. A mis nietos les cuente la historia del bebé que se convirtió en un señor muy bueno con el paso del tiempo. Que su mamá se llamaba María y su papá José. Y que hasta los borreguicos se alegraban al verlo por lo bonito que era . Y una estrella grande se quedó en el cielo, para darle luz por la noche.
No creo que sea nada malo y lo encuentro precioso.Sin embargo, lo de la crucifixión, que será más real, paso de largo. Es que no me gusta en absoluto.Y que cada cual celebre lo que le guste celebrar.Gracias Salvador. Me encanta.
¡Hola!
Hola!
NAVIDAD: el Texto evangélico (Lucas 2,1-7):
“Por aquel entonces salió un decreto de César Augusto mandando hacer un censo del mundo entero. Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judá, a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse en el censo con María, la desposada con él, que estaba encinta.
Mientras estaban ellos allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.”
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1- Al inicio de su evangelio dice Lucas:
“… he resuelto yo también, después de investigarlo todo de nuevo con rigor, ponértelo por escrito en forma conexa …” (Lc 1, 3)
2- ¿Por qué, entonces, en el Texto ‘navideño’ (Lc 2,1-7)
– expone FAKE NEWS al rojo vivo?
3- Estos son los DATOS ‘manipulados’:
a) Coordenadas temporales imprecisas “Por aquel entonces …”
b) Censo aludido ocurrió “una década después”.
c) Censo “de propiedades”, no de personas ¿a qué tanta migración”?
d) Un “José” ¿descendiente de David?; es inverosímil.
e) Inscripción censaria: del varón; María no estaba obligada.
f) Viajar con el “Novio” (no “Esposo” todavía): un sin sentido en esa cultura.
g) ¿A qué hacer traquetear a una embarazada?
4- ¿No son un conjunto de anotaciones inverosímiles encadenadas por el evangelista?
¿Adonde quiere llegar con tantas indicaciones poco atinadas?
5- ¿Seguiremos con FESTEJOS de CULEBRÓN?
Gracias!