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La Buena Noticia (14/21)

EL EVANGELIO. PRIMEROS PASOS (8)

77. Desde su anuncio, el Evangelio fue exhibiendo su contenido mediante la enseñanza y la praxis del Galileo

        En ese tramo de su incipiente andadura, llama la atención que no aparezca en el texto de Marcos ni una sola palabra relativa a templos, sacerdotes, liturgias…

        77.1. En el umbral del Proyecto de Jesús, lo primero: la fraternidad

        Es el primer paso; remarcado con insistencia y abierto con amplitud, como puerta de doble hoja (1, 16-20). A partir de ahí, él acudirá adonde se reúne la gente.

        77.2. No va a la sinagoga a orar, sino a enseñar (1,21b)

        La única vez que se habla de su intención de ir a orar, actúa solo, de madrugada y buscando un descampado (1,35).

        77.3. El Galileo señalizó su trayectoria siguiendo los lugares habitados

        Su enseñanza sorprende allá por donde pasa.

        77.4. No se atiene a la tradición

        77.5. Destaca su libertad

        77.6. No impone preceptos

        77.7. Tampoco discrimina

        77.8. Los excluidos sociales tienen cabida en su Proyecto

        77.9. No le importa quedar contaminado por la impureza legal

        La acogida lo merece. Para él, la cancelación del pecado no necesita sacrificios; requiere, eso sí, rechazo de la injusticia.

        77.10. El perdón humano adquiere categoría divina

        Permite recobrar la dignidad y la independencia.

        77.11. El Galileo sabía lo que se hacía invitando a indeseables a seguirle (2, 14).

        Come con descreídos ¡mientras los religiosos se quedan a la puerta! (2, 15-17).

 

78. ¿No se habrá equivocado? ¿Es esa nuestra manera de hacer?

        Él inauguró el tiempo de la fiesta. Las anquilosadas y caducas estructuras religiosas son inservibles como enclave de su Proyecto. El aldeano de Nazaret se ha granjeado la oposición y enemistad de los líderes religiosos. Están al acecho. La Ley dictada directamente por Dios le obliga también a él. ¿Es que no lo sabe?

 

79. El siguiente paso

        se enmarca en un contexto ocupado por un precepto fundamental de forzoso cumplimiento por todos sin excepción:

“Y resultó que un sábado pasaba él a lo largo de los sembrados, y sus discípulos empezaron a hacer camino arrancando espigas. Los fariseos le dijeron:
– ¡Oye! ¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?
Él les replicó:
– ¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los que estaban con él? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, sumo sacerdote, y comió de los panes de la ofrenda, que no está permitido comer más que a los sacerdotes, y le dio también a sus compañeros?
Y les dijo:
– El precepto existió por el ser humano, no el ser humano por el precepto; luego señor es el Ser Humano también del precepto”
(Mc 2, 23-27).

 

80. El evangelista compuso este relato

        con algunos rasgos carentes de concreción e indetectables en una lectura superficial del texto. Su análisis se impone como necesario para alcanzar la profundidad de su sentido.

        Más que un apunte temporal, la referencia inicial al “sábado” fija la atención sobre el inflexible precepto significado con la denominación de esta jornada. La cabecera de la narración: “Y Resultó…”, engancha con el tema del relato anterior dando la impresión de que la oposición de los rigoristas religiosos a la enseñanza y actuaciones de Jesús no parece que vaya a disminuir. La continuación “…que un sábado…” sigue en esa línea y pone sobre aviso al lector, adelantándole cómo será el plató y la tesitura absolutamente prohibitiva donde se desarrollará la acción.

 

81, El precepto del sábado estaba considerado como la ley más importante

        por ser la única que hasta el mismo Dios había cumplido, según cuenta el relato de la creación que aparece en la entrada del libro del Génesis:

“Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque ese día descansó Dios de todo su trabajo de crear” (Gen 2, 3).

        81.1. El relato de la creación en siete días (hay DOS relatos de la Creación)

        fue redactado varios siglos más tarde del que se colocó tras él. Esta permuta dio paso a una contradicción. El relato que encontramos en segundo lugar, el más antiguo, dice sorpresivamente nada más empezar y tras la narración que asegura estar toda la creación realizada:

“Cuando el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia a la tierra, ni había hombre que cultivara el campo…” (Gen 2, 4-5).

        81.2. La idea de otorgar carácter sagrado al sábado y obligar al absoluto descanso

        nació durante el destierro de los habitantes del reino de Judá en Babilonia. En aquella situación alejada de su tierra, al carecer de un rey, instituciones, templo y signos externos diferenciadores, la nación tenía el riesgo de ir perdiendo identidad a marchas forzadas. De modo que se absolutizó el precepto que obligaba al descanso en el sábado. Con la paralización de toda actividad se mostraba así la libertad y el señorío del pueblo. Para sacralizar el precepto, una escuela de escritores que intervino en la composición de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento (el Pentateuco), denominada por sus características literarias Escuela Sacerdotal, elaboró el relato de la Creación en siete días, haciendo del sábado un día en el que Dios descansó de su colosal tarea.

        Ese día de descanso obligado fue registrado como jornada festiva y liberadora del trabajo para todas las personas y animales:

“Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso dedicado al Señor, tu Dios; no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que vive en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos, y el séptimo descansó; por eso bendijo Dios el sábado y lo santificó” (Ex 20, 9-11).

        La institución religiosa dimensionó el precepto hasta la exageración estableciendo con minuciosidad un interminable número de tareas prohibidas y reduciendo alocadamente la movilidad de las personas a límites cercano a la pasividad. El sábado, que había de ser un día festivo y liberador, se convirtió entonces en una atadura agobiante e inaguantable.

 

82 Con esa portada y sin ningún preámbulo, entra en escena el Galileo

        El texto da a entender que camina sin tener en cuenta las restricciones de pasos a dar en día de sábado: “…pasaba él a lo largo de los sembrados…”. Sigue adelante con su plan de llevar su anuncio, el Evangelio, a las ciudades, pueblos y aldeas donde habitan las gentes: “Vámonos a otra parte, a las poblaciones cercanas, a predicar también allí, pues para eso he salido” (Mc 1, 38). Los campos sembrados por donde transitar entre una población y otra superaban la distancia máxima a recorrer durante ese día, fijada en 2000 codos, algo menos de un kilómetro. Aunque ir en zigzag bordeando los sembrados acortaba la ruta, el texto deja suponer con lógica que el Galileo rebasaba con mucho ese trecho. Al no mencionar de entrada al grupo de amigos, descarga en él la responsabilidad de actuar libremente sin atenerse a las limitaciones de movimientos establecidas por el precepto. La transmisión de su mensaje urge. Ninguna ley sagrada puede demorarlo.

 

83. ¿Qué van haciendo los discípulos?

        Pero el texto no se centra en la extensión de lo caminado por el Galileo, sino por lo que los discípulos andan haciendo. Ellos lo acompañan. Marcos los nombra a continuación igualmente en movimiento, aunque con algo entre manos. La mención previa de “los sembrados” (τά σπόριμα) sirve de base para plantear el común comportamiento del grupo. Una lectura equivocada puede valorar inapropiado un proceder ordinario y habitual en un caminante: “y sus discípulos empezaron a hacer camino arrancando espigas”. Acertamos con el sentido auténtico al descubrir el fundamento y la finalidad de su actividad. Hallamos la clave de lectura en la fórmula: “hacer camino” (ὁδὸν ποιεῖν). Lo que hacen es el camino, trasladarse con Jesús de pueblo en pueblo para anunciar el Evangelio a sus habitantes. “Arrancando espigas” (τίλλοντες τοὺς στάχνας) habla de una manera usual de facilitar la marcha emprendida. Coger una espiga e ir mordiendo cada grano era un nodo acostumbrado de hacer más llevadera la marcha. No se realizaba por la necesidad de comer sino con el fin de distraer el hambre y acortar la distancia.

 

84. Son observados minuciosamente

        Los omnipresentes vigilantes del exacto cumplimiento de los preceptos andan ojo avizor. E intervienen a la mínima: “Los fariseos le dijeron:”. Del enunciado parece deducirse que estaban todos los fariseos y que no perdían ojo ni a los campos sembrados. Marcos ha elaborado adrede su redacción. Pero no para fijar la historicidad de un suceso, sino para servirse de hechos habituales de la época con el fin de transmitir la idea pretendida por él.

        Los representantes del rigorismo religioso están a verlas venir. Y han cogido al vuelo la maniobra del grupo acompañante del Galileo. Y se dirigen a él, como responsable, avisándole seriamente: “¡Oye!”. Reclaman toda su atención porque no se explica tan grave infracción de la ley sagrada llevada a cabo por todo el colectivo de discípulos. Una cosa es abstener de realizar las consabidas prácticas de piedad y otra el quebrantamiento irresponsable de la Ley del sábado. Según los religiosos, tal proceder devalúa el mensaje de Jesús. Él debe dar cuenta del pecaminoso comportamiento: “¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?”. La forma impersonal ἔξεστιν: “está permitido” del compuesto ἔξ-ειμι (‘ser licito’, ‘estar permitido’) posee un fuerte carácter jurídico. Es la usada también con la primera pregunta a Jesús en el relato del impuesto al César: “¿Está permitido (ἔξεστιν) pagar el tributo al César o no?” (Mc 12, 14). Los fariseos no están interesados en el motivo ni la finalidad de la andadura de Jesús con sus amigos. Están únicamente atentos al quebrantamiento de sus normas. La acción ilegal detectada por los religiosos incumplía una de las tareas vedadas en su interminable registro de trabajos prohibidos. Los escrupulosos y estrictos representantes de la ortodoxia consideraban que coger una espiga para ir masticando el grano durante el trayecto por los campos ¡equivalía a segar!

 

85. Jesús no se acobardará. Les plantará cara

        Pero evitará entrar en una discusión sobre la casuística legal. Obró con su acostumbrada inteligencia y fue directo a demostrarles la falsedad de los fundamentos de su autoridad, echando por tierra el pretendido valor absoluto de la Ley Sagrada. Lo hará con aplomo, ingenio y sin agresividad, dirigiéndoles dos preguntas. Ambas están referidas a un mismo hecho descrito en el AT y se distinguen por su hondo calado.

 

86. Hace preguntas ingeniosas

        La primera hace uso de la indirecta al sacar a relucir dicha circunstancia:

¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los que estaban con él?”.

        Jesús saca a colación una circunstancia referida a David. El texto del AT que narra este acontecimiento se halla en I Sam 21,1ss. Los religiosos fariseos tenían idealizado al protagonista de esta historia. Según sus creencias, el futuro Mesías sería necesariamente un sucesor suyo. David no aparece solo en la citada narración, un grupo de personas le acompañan. Se da una correspondencia entre David con sus acompañantes y Jesús con sus amigos. Aunque difieren en la finalidad de sus movimientos. David anda huyendo del rey Saúl que busca quitarle la vida. Jesús, en cambio, anuncia la vida que proporciona la llegada del reinado de Dios.

        La afilada entrada de la pregunta “¿No habéis leído nunca…?” deja perplejos a los vigilantes fariseos. Ellos han leído el AT de cabo a rabo. Se saben de memoria los textos. Y los repiten sin cesar. El Galileo no duda de que conocen el hecho en cuestión. Pero emplea la sutileza con intención de descubrirles su incapacidad para interpretar esas líneas del libro de Samuel. Por mucho que hayan pasado sus ojos por ellas, se han quedado en la literalidad. Jesús hace uso de su fina ironía buscando sacar a relucir la falsedad de los intocables planteamientos de los religiosos, y desautorizarlos. El tema expuesto al análisis trata del trance por el que pasa David con sus compañeros de huida y cómo lo superaron. Todo aquel grupo andaban sufriendo el mismo aprieto: La necesidad: “¿…lo que hizo David cuando TUVO NECESIDAD y sintió hambre, él y los que estaban con él?

        La segunda pregunta destaca la grave infracción de la Ley cometida por David y sus acompañantes para superar el contratiempo:

¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, sumo sacerdote, y comió de los panes de la ofrenda, que no está permitido comer más que a los sacerdotes, y le dio también a sus compañeros?”.

        La exposición fecha el suceso en tiempos de Abiatar, hijo de Ajimélec, cuando en realidad tuvo lugar siendo este último el sumo sacerdote. Y omite decir que David se presentó a Ajimélec con engaños para conseguir que le diera los panes que le pedía. David ocultó que huía del rey Saúl; afirmó, sin embargo, que este le había encargado una misión secreta: “Este (Ajimélec) salió ansioso a su encuentro y le preguntó: ¿Por qué vienes solo, sin nadie contigo? David le respondió: El rey me ha encargado un asunto y me ha dicho que nadie sepa una palabra de sus órdenes y del asunto que me encargaba. A los muchachos les he citado en tal sitio. Ahora dame cinco panes, si los tienes a mano, o lo que tengas” (I Sam 21, 2-4).

        Jesús fue al grano. Para referirse a la violación de la Ley consumada por David, utilizó el mismo verbo precedido de negación que habían usado los religiosos para hablar de la infracción de los discípulos: οὐκ ἔξεστιν (“no está permitido”). No se centró en el precepto del sábado, se dirigió al meollo de la Ley. El idealizado David había infringido gravemente la Ley mediante embustes, extendiendo además su delito a quienes le acompañaban. Y, a pesar de la gravedad de su tropelía, nunca fue reprobado por ello. Si David se saltó la Ley a causa de la necesidad y nunca fue declarado culpable, sino que le colocaron en el pedestal más encumbrado, el asunto tiene una doble lectura: La primera revela que la tradición religiosa tiene un fuerte déficit a la hora de interpretar los textos sagrados. La segunda indica que, al no advertir desafuero en la acción de David, los religiosos han reconocido implícitamente que la Ley tiene un valor relativo y la necesidad humana se sitúa por encima de ella. Jesús justifica de ese modo la libertad de acción de sus amigos. El Proyecto al que están adheridos, el anunciado por el Evangelio, rebasa con creces toda ley sagrada; su finalidad es acabar con la necesidad del ser humano.

 

87. Los representantes de la religión callan ante la lógica de Jesús

        ¿Qué responder? Se habían volatilizado sus aires de superioridad. Tal vez hacen gestos de disimulo. La falsa autoridad de que presumen ante la gente solo es pura hojarasca. Ahora sobresale su profunda ignorancia. ¡Toda la vida dándole vueltas al AT sin haberse dado cuenta de algo tan esencial! El sobresalto derivó en mutismo.

 

88. Pero Jesús no dejó ahí la cosa

        Redondeó su argumentación, volviendo al tema del sábado para aportarles el auténtico sentido del precepto que según ellos sintetizaba toda la Ley:

“Y les dijo:
–  El precepto existió por el ser humano, no el ser humano por el precepto; luego señor es el Ser Humano también del precepto”.

        El texto original escribe tres veces en este final del relato el término griego σάββατον (‘sábado’). Al no estar referido al día de la semana, sino a la Ley que obligaba bajo penas graves al descanso con exclusión de toda actividad, se ha traducido por “precepto”.

 

89- Esta declaración de Jesús consta de dos partes:

        una interpretación del sentido de la Ley y una consecuencia salida de dicha interpretación.

En primer lugar, la afirmación:

      “El precepto existió por el ser humano, no el ser humano por el precepto” usa el sentido general para referirse al ser humano (ἄνθρωπος) y a la obligación impuesta por la Ley. El Galileo no relaciona la Sagrada Ley con Dios. Habla de su establecimiento en un formato impersonal (“EXISTIÓ por el ser humano…”; ἐγένετο: ‘sobrevino’. llegó’). La Ley está al servicio del ser humano. La exigencia legal ha de responder a su necesidad. La existencia del precepto está justificada solo como prestación de ayuda para cubrir un vacío. El descanso reivindica la fiesta. Descarta el trabajo como método de dominación e identifica la libertad como conquista. Lo contrario: “…no el ser humano por el precepto” supone a una humanidad sometida por el precepto. Y la sacralización de la Ley impide cualquier escapatoria. Anula la libertad abriendo solo una salida al ser humano: la obediencia.

La consecuencia

        de considerar la Sagrada Ley como asistente del ser humano es la declaración de la supremacía de este. El Evangelio anuncia la implantación de dicha autoridad. Los adheridos a su Proyecto se distinguen por su libertad. Si anteriormente se hablaba del ser humano en general (ἄνθρωπος), ahora, refiriéndose a quiénes han optado por la libertad que ofrece el reinado de Dios, se les denomina con la fórmula característica usada por Jesús para hablar de sí mismo: ὁ υἱὸς τοῦ ἀνθρώπος (lit.: ‘el hijo del hombre’) indicando su inigualable dignidad y señorío:

        “…luego, señor es el Ser Humano también del precepto”.

 

90. El grupo de amigos de Jesús le acompañaba haciendo el camino con plena libertad.

6 comentarios

  • carmen

    Salvador.Por fa.Mándame los siguientes capítulos por correo.Gracias. Y Feliz Navidad.

  • Cristina

    Acercarse a los veintisiete escritos componentes del Nuevo Testamento siempre ha supuesto para los lectores y estudiosos de todos los siglos de la Era Cristiana un riesgo de insospechadas consecuencias. La razón no es otra que la centralidad absoluta de una figura, de un personaje singular, el carpintero galileo Jesús de Nazaret, que impregna cada uno de sus capítulos, desde la genealogía inicial del Evangelio según San Mateo hasta las imágenes impactantes y las promesas recogidas en el libro del Apocalipsis. Una figura, que como tantas veces se ha expuesto, no puede dejar indiferente a nadie.

    Ello explica el hecho de que, partiendo de los llamados Padres Apostólicos, y pasando por los Padres Griegos y Latinos de la Antigüedad, los grandes pensadores y maestros medievales, los reformadores protestantes del siglo XVI y sus adversarios católicos romanos, hasta llegar a los grandes teólogos y exegetas de todas las denominaciones cristianas que han vivido y escrito en esta Edad Contemporánea en la que hoy nos encontramos, se hayan prodigado estudios, tratados y publicaciones de muy diversas tendencias y orientaciones ideológicas o doctrinales con la pretensión de explicar, de profundizar la realidad del Nazareno, de su mensaje, de su obra, y de manera muy especial, de cuanto se refiere a su pasión, muerte y (para los creyentes cristianos) resurrección, ascensión y las promesas de su parusía. Nadie ha dicho la última palabra en lo que toca a la exégesis del Nuevo Testamento y la figura de Jesús. De lo que se creyó o lo que se enseñó en el pasado más remoto y más reciente queda un testimonio histórico patente, Pero hay estudios serios y normas concretas que los “profesionales” dominan, En breve haré la diferencia entre traducción e ínterpretacion de estudios “profesionales” con los comentarios de Salvador.

  • carmen

    Hola Salvador.Sigo leyéndote.Ya no digo ni mu. Todo lo que puedo decir lo he dicho. Feliz Navidad.

  • oscar varela

    Buen día! Algo insólito pasó la semana pasada.
    112 Comentarios y ninguno del Autor.
    ¿Raro, no?
    O, tal vez, no tan raro………………
    El detonante -nos decía A.D- fue este Comentario:“Este texto posee un notorio carácter subjetivo en la que se refleja o proyecta el proceso histórico. Más bien una obra literaria. Puede ser, en parte, narrativo, cuando está relacionado o emana de un hecho, circunstancia o proceso histórico determinado, en función del cual argumenta el autor.” Sin negar dicha opinión de la Profesional en estos Asuntos,le hemos pedido las PRUEBAS científico-profesionales.
    Pueden ser interesantes. Mientras esperamos recordemos que ATRIO hace 3 meses hizo un raconto de la Tarea emprendida por el Autor:https://www.atrio.org/salvador-santos/

    • oscar varela

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      ¿Raro, no?
      O, tal vez, no tan raro
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      Este texto posee un notorio carácter subjetivo en la que se refleja o proyecta el proceso histórico. Más bien una obra literaria. Puede ser, en parte, narrativo, cuando está relacionado o emana de un hecho, circunstancia o proceso histórico determinado, en función del cual argumenta el autor.” 
       
      Sin negar dicha opinión de la Profesional en estos Asuntos,
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