Hemos presenciado el 7 de octubre un acto terrorista contra Israel, perpetrado por el brazo armado del grupo Hamas de la Franja de Gaza, que es también una forma convencional de organización civil de la sociedad que administran. La venganza del Estado sionista de Israel, dirigida por B. Netanyahu, está siendo tan asimétrica y desproporcionada que, según la misma ONU, representa un verdadero genocidio del pueblo palestino de la Franja de Gaza con muerte de miles de niños inocentes, de civiles y destrucción de gran parte de las casas.
Se ha vuelto un Estado terrorista.
Crece por todo el mundo una ola de fundamentalismo, asociado al terrorismo y, en su forma extrema, al genocidio.
Comencemos con el fundamentalismo.
El fundamentalismo no es una doctrina, es una forma excluyente de ver la doctrina. El fundamentalista está absolutamente convencido de que su doctrina es la única verdadera y todas las demás, falsas. No teniendo éstas derechos, pueden y deben ser combatidas. Cuando alguien se considera portador de una verdad absoluta no puede tolerar otra verdad y su destino es la intolerancia que degenera en desprecio del otro, agresividad y eventualmente guerra.
Es lo que ocurre con una parte del judaísmo llamada sionismo, que pretende un estado solo de judíos. Este dice que la tierra de Palestina fue entregada por Dios a los judíos y estos tendrían derecho a un estado exclusivamente de ellos. En función de eso, ocupan las tierras de la Cisjordania, expulsan a sus habitants árabes, quitándoles sus casas y todo lo que tienen dentro. El sueño del sionismo raíz se propone crear un estado judío del tamaño del de los tiempos del rey David. Una parte de los palestinos y de los árabes de la región creen tener un derecho secular y rechazan reconocer a Israel como Estado, por ser usurpador.
Declaran el propósito de defender y recuperar sus tierras expropiadas y para eso se arman y realizan actos de violencia, llegando al terror, como respuesta al terror que ellos sufren por parte de los radicales judíos desde hace 75 años.
¿Cuáles son las características del terrorismo?
Lo singular del terrorismo consiste en la ocupación de las mentes.
En las guerras no bastan los bombardeos aéreos, como podemos ver en los centenares de raids aéreos israelíes. Es preciso ocupar el espacio físico para imponerse efectivamente. Así fue en Afganistán y en Irak y ahora en la Franja de Gaza por parte del ejército israelí. En el terror, no. Basta con ocupar las mentes con amenazas que producen miedo, internalizado en la población y en el gobierno. Los norteamericanos ocuparon físicamente el Afganistán de los talibanes y el Irak de Saddam Hussein, pero Al Qaeda ocupó psicológicamente las mentes de los norteamericanos. Osama Bin Laden, que entonces estaba todavía vivo, el día 8 de octubre de 2001 afirmó: “A partir de ahora, los Estados Unidos nunca más tendrán seguridad, nunca más tendrán paz”.
Para dominar las mentes por el miedo al terrorismo se sigue la siguiente estrategia:
- (1) los actos tienen que ser espectaculares, en caso contrario, no causan una conmoción generalizada;
- (2) aunque odiados, deben provocar estupefacción por la sagacidad empleada;
- (3) deben sugerir que fueron minuciosamente preparados;
- (4) deben ser imprevistos para dar la impresión de ser incontrolables;
- (5) los autores deben permanecer anónimos (usar máscaras) porque cuanto más sospechosos, mayor el miedo;
- (6) deben provocar miedo permanente;
- (7) deben deformar la percepción de la realidad: cualquier cosa diferente puede configurar el terror. Un árabe en un avión fácilmente es visto como terrorista y son alertadas las autoridades. Después, se ve que era un simple ciudadano.
Formalizando: terrorismo es toda violencia espectacular, practicada con el propósito de ocupar las mentes con miedo y pavor. Además de la violencia, lo que se busca es su carácter espectacular, capaz de dominar las mentes de todos.
De modo general, el terrorismo es la guerra de los débiles, de los siempre dominados y humillados. En el límite, como actualmente en la Franja de Gaza, no les queda otra alternativa sino resistir y cometer actos de violencia. La resiliencia tiene sus límites.
Las cosecuencias de un genocidio
Tememos que, después de esta violencia genocida de Israel en la Franja de Gaza segando la vida de tantas víctimas inocentes, especialmente miles de niños y de mujeres (el 68%) y también de civiles, sucedan actos de terror contra los judíos o irrumpa un antisemitismo, semitismo que no debe ser identificado con el sionismo-raíz.
Dios nos libre de este horror que suscita el espíritu de venganza y la espiral de la violencia asesina.
Dada la virulencia que los países militaristas aplican a quienes se oponen a ellos, especialmente representados por los estadounidenses, es de temer que el terrorismo se vuelva una expression permanente en muchos países dominados. El terrorismo no nace por sí mismo. Es la explosión de una dominación y humillación tan desenfrenadas (violencia primera) que los que las sufren no ven otra alternativa sino rebelarse, algunos hacerse hombres-bomba y practicar actos de terror (violencia segunda).
La respuesta de los países dominadores es responder de forma más violencia todavía, haciendo guerras híbridas y absolutamente asimétricas con las armas más modernas, matando indiscriminadamente, arrasándoles a los dominados sus casas y cometiendo verdaderos genocidios, asesinando a niños y personas mayores que no tienen nada que ver con la guerra, destruyendo templos, hospitales, escuelas y centros de cultura. No es una guerra del fuerte contra el débil, sino crímenes de guerra y un genocidio real por parte del fuerte.
*Leonardo Boff ha escrito El doloroso parto de la Madre Tierra: una sociedad de fraternidad sin fronteras y de amistad social, Vozes 2021; Comensalidad y la cultura de la paz, Vozes 2015.
Traducción de MªJosé Gavito Milano
ATRIO es un Lugar de Encuentro, aconfesional y laico, para buscadores de sentido. Su acceso es libre y sin publicidad. Se mantiene y mejora gracias a la generosa ayuda de usuarios.
Este es comentario genérico, no es más que una digresión personal sobre las miserias y grandezas de la naturaleza humana. (Para ilustrar el tema de la guerra Hamás-Israel, es muy interesante el artículo https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2023-05-20/doctor-filosofia-maneja-arma-ia-poderosa-mundo_3633244/ ).
La obsesión por la utopía, con un desmesurado, narcisista y soberbio deseo de llegar a realizar aquí y ahora, lo difícilmente realizable, y que precisa su tiempo, va a acabar con la Humanidad.
Confundir los tiempos, incorporando a los objetivos existenciales presentes, la puesta en práctica de la sana utopía futura, es un gravísimo error histórico, que ya ha causado terribles catástrofes.
No es por casualidad que Némesis en la mitología griega, sea la diosa de la justicia, del equilibrio y de la mesura.
El verdadero héroe de toda la vida, ha sido el protector de los débiles y desamparados, el San Jorge que defendía a su pueblo enfrentándose al “dragón”, espada en la mano, y no con soflamas morales.
Ese protector-arquetipo, encarnado históricamente, por los Caballeros del Templo, que eran mitad monjes y mitad soldados. Y morían en la lucha, y mataban. Una contradicción más que hay trascender, para poder avanzar.
La realidad es cada vez mas compleja, y nuestra mente a pesar de que con el estudio se va ampliando, sigue siendo demasiado escasa, para tamaña labor.
Y lo que es peor, tiene una enorme capacidad de autoengaño, que el ego, utiliza constantemente, para reafirmar su autoestima.
“¿Cómo voy a ser tan lerdo, de haber estado setenta años, (en el mejor de los casos), estudiando y leyendo, y resulta que al final no entiendo nada?”. Y aquí entra el ego, manejando perversamente el autoengaño.
(Un inciso: yo cada vez creo más, que el arquetipo del “demonio” y de sus tácticas, está basado en el comportamiento del “ego” en la mente humana, y frente al “espíritu”).
Y se introduce en nosotros el reduccionismo, que es una especie de poda cognitiva, pero a lo bestia. (Es como la poda de la lechuga, que como te pases de la raya de exquisito, te quedas con un cogollito).
Y realizamos el gran milagro de hacer sencillo y comprensible, lo que es complejísimo e inaccesible para nuestra mente.
Y para compensar el vacío de tanta ignorancia autoprovocada, ponemos en práctica, lo del refrán: “A mal Cristo, mucha sangre”. Si falla la cognición, mete mucha emoción.
Por eso todas las ideologías, (que son catecismos abreviados de “como ser feliz en la vida, en cuatro sencillos pasos”), son tan emocionales y moralistas.
Julián Marías, lo explicaba mucho mejor que yo:
“El estado de incertidumbre y desorien-tación, “el no saber a qué atenerse” conduce con frecuencia, cuando el hombre se abandona a él, a la angustia.
Cuando lo quiere evitar sin superarlo, cuando pretende obrar como si supiera, pero sin saber, y sobre todo sin esforzarse por saber, cae en el fanatismo.
El fanático se echa tierra en los ojos y trata de anular su confusión intelectual con una confusión emocional. Es el calamar que, para no ver que el agua está turbia, descarga su tinta. Angustia y fanatismo son dos de las dolencias capitales de nuestro tiempo”.
La gran diferencia entre el “santo” y el “santurrón”, no está en la “cantidad” de su bondad, sino en su “calidad”. En su verdadera capacidad de discernir la realidad.
El “santo” es más “racional”, y el “santurrón”, es más emocional.
Por eso en general, los verdadero “santos”, o humanos-modelos nuestros, los seres humanos normales, es su extraordinaria capacidad de penetración de la realidad.
Y por eso Jesús, en lo poco y malo que nos ha llegado de su ideario, es el santo de los santos. Es tan admirable humanamente, que no me extraña que hasta le divinizaran.
Solo una breve reflexión -sin perderme en lo teórico, más bien tirando hacia lo práctico-, a propósito de los comentarios de los amigos Isidoro y Santiago. Cuando escribo, mi intención es, a partir de la historia -pasada y presente-, mirar hacia el futuro a ser posible (a ser posible) con un pensamiento al menos algo innovador. Vamos en marcha abriendo caminos nuevos -reconociendo algunos valores del pasado, aunque necesiten una restauración, conscientes de que no todo tiempo pasado fue mejor-; pero sin intención de instalarme o de ir a contracorriente. Prefiero progresar -aún con riesgo de equivocarme- que instalarme en un pasado estático, que en sí ya es un error, pues va contra la realidad dinámica. Respecto a las palabras de Isidoro: “acabar con la injusticia social es un problema técnico-económico-psicológico, y no moral de buenos y malos”, yo me expresaría de esta otra forma: “Acabar con la injusticia social es en primer lugar un problema jurídico, filosófico-axiológico, ético y social, en el que en el fondo se halla el concepto del hombre, cuya primacía y dignidad no permite maltratos o abusos. Todos los hombres debemos ser iguales -no desiguales- ante la Ley. La libertad también para todos, pero libertad con ética, si no sería libertinaje. Una libertad sin ética -que es lo que está ocurriendo en información, en economía, en medicina, en política etc. no es, no merece el nombre de libertad. Formar para mejorar y madurar como personas es la mejor empresa y “terapia”… (Escribiendo estas líneas me viene a la memoria un libro bastante reciente de J. A. Marina y J. Rambaud: “Biografía de la Humanidad”, donde se estudia la lucha por la consecución de derechos humanos…)Y al amigo Santiago le diría que eso de que “Dios siempre resistió la violencia y la guerra” hay que aplicárselo al Dios del Reino anunciado por Jesús de Nazaret, pero no siempre al Dios V. T. (Piensa en el Pentateuco, en Josué y Jueces etc. ¿No se halla aquí una de las raíces político-religiosas de lo que viene sucediendo entre Israel y Palestina? Lo cual nos plantea el tema de en qué consiste la revelación auténtica. En la Biblia no todo es palabra de Dios, ni mucho menos. Los ultras judíos son quizá los que más abusan de la Ley… y quizá también los que peor entienden la revelación. Su dios, que es un dios antropomórfico, no es el Dios de los profetas ni el de Jesús. Este conflicto paslestino- israelí, (patestino dominado también por los ultras de Hamás) tiene raíces muy antiguas…, más fundadas en el “ojo por ojo” que en otra cosa. Probablemente Jesús y Mahoma se entenderían mejor que hoy israelitas y palestinos. Lo que hace ver más clara nuestra obcecación que nuestro deseo de convivencia respetuosa. A los dos, un abrazo.
Amigo Juan Antonio, cuando digo que acabar con la injusticia general, es un problema técnico-económico-psicológico, y no moral de buenos y malos, es porque yo, (¡iluso de mí!), parto de que todo el mundo, a excepción de un mínimo porcentaje de alienados, (los psicópatas graves), desean en principio el bien a todo el mundo.
Lo que sucede es que discrepamos en discernir y decidir cómo mejor hacerlo, por eso es un problema cogntivo. Yo no creo que, excepto esos enfermos graves, la gente haga malas cosas, sino que están equivocados, en cuanto a la realidad natural del egoísmo.
El ser humano es un integrante del Universo, y por ello está sujeto imperativamente a las Leyes del mismo, que actúan en nosotros mediante fuertes impulsos telúricos y profundos, (el “drang”, y el “trieb” alemanes, que podemos denominar como “el destino”), y que no podemos eludir, entre otras cosas porque ni siquiera somos conscientes que existen. (Ilusamente creemos que la voluntad es consciente y voluntaria)
La voluntad, según Schopenhauer, es el sustrato íntimo intangible, que da cohesión a la totalidad de las cosas y los seres del mundo.
Desde la ley de la gravedad, hasta el eterno devorarse sin sentido de unas especies a otras en el que consiste la vida animal, “todo es voluntad”. (Google)
Y este “destino cósmico”, nos impulsa hacia el egoísmo, que por ello es algo natural. Lo primero que tenemos que hacer los humanos es sobrevivir, y que sobrevivan nuestros hijos y familiares. Y lo segundo que tenemos grabado en nuestras mentes, es el deseo de ser felices al igual que los nuestros.
Ahora bien, si no tenemos claro que lo que realmente nos conviene a cada uno, es vivir nuestra vida en un ambiente justo, pacífico y no rodeados de dolor y sufrimiento ajenos, entonces nos pasamos de rosca, y empezamos a realizar acciones injustas.
Por ello, no hay humanos buenos y malos, sino humanos que estamos imperfectamente desarrollados, y con grandes carencias cognitivas sobre lo que nos conviene de verdad para ser verdadera y egoístamente felices.
Por eso la felicidad tiene tres variantes, como ya decían los griegos, y como el jamón: el baratillo, el “ibérico”, y el “pata negra”.
La felicidad “baratilla”, es el placer, que es un sucedáneo animal, y se manifiesta a través del hedonismo, en el que el bienestar depende casi exclusivamente de vivir una vida con experiencias placenteras.
Pero la verdadera felicidad humana, y nuestro máximo objetivo es la eudaimonia griega = el bienestar o la vida buena; o el “florecimiento humano”, o la “prosperidad”.
En el modelo eudaimónico, el bienestar no solo se logra mediante el placer, (que no se rechaza con medida), sino principalmente a través de la actualización del potencial humano.
Y por última está la felicidad “pata negra”, la cósmica, el “gozo” interno y profundo, con que el universo nos gratifica, en función del grado de integración del ser humano en el Universo y sus Leyes.
El “espíritu” personal, es lo que nos conecta con el Universo, y con sus Leyes Cósmicas superiores, y la conexión y armonía con ellas, nos procura gratuita y automáticamente el “gozo”, que es la felicidad “pata negra”, mientras que la propia felicidad humana es la “ibérica”, y el placer hedónico, es la felicidad “de oferta”.
Es esa falta de conexión auténtica con el Universo, lo que nos impide dejar libre nuestra naturaleza humana, que de suyo, es benigna y empática.
(Perdón por el rollo. Yo se que todas estas cosas ya las sabes tú, Juan Antonio, y muchos lectores, pero siempre es bueno ponerlas, porque quizás a alguien le sirva para algo).
Cuando te embalas por las alturas cósmicas, empeñado en no aceptar más realidad que aquella se pueda acceder por la ciencias y algoritmos (a veces llamas “leyes de la naturaleza”) parace que te libras y nos libras de la responsabilidad de ser conscientes de la realidad (una ilusión) o tener una voluntad, que sería capacidad de elegir (“iluso de tí, como si pudieras decidir algo en tu vida concreta o algo que pueda hacer acercarse la sociedad a un bien más común a todos”)
Yo sigo al menos confiando en que cada vez se descubra lo que quieren mantenernos oculto incluso en esta sociadad de la información.
Por ejemplo hace falta personas que descubran estos cálculos con que el ejército israeli establece sus objetivos que bombardear, eligiendo la mera probabilidad de acabar con un terrorista aunque tengan que moriri cientos de inocentes como “efecto colateral”.
Eso me permite dejarme llevar de la indignación y gritar fuerte contra los sionistas fanáticos que creen que esa es su tierra prometida y Yvaeh les ha manadado estrellar a los enemigos de Israel contra los muros.
Esta tarde me he leudio despacio esta información:
MASACRE PROGRAMADA: Una fábrica de asesinatos en masa
Amigos Juan Antonio y Santiago, ese repensar al ser humano, para entenderlo, es fundamental. Lo que no se entiende, no se atiende (eficazmente). Yo, en mis archivos de coleccionista-Diógenes, tengo un archivo titulado “Repensando el presente-futuro”, y ahí guardo entrevista de filósofos, etc.
Pero ese repensamiento, ha de ser disruptivo. No nos sirven los planteamientos actuales, que claramente han fracasado, y nos tienen atascados en un callejón sin salida, y llorando por los rincones.
Decía E. O. Wilson, que “el verdadero problema de la humanidad es el siguiente: tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales, y tecnología “divina””. Y para resolver ese problema humano, claramente la mera buena voluntad, y el buenismo, no son suficientes.
Hay que apoyarse en un método, en un sistema de referencias, en un modelo fidedigno de la naturaleza humana. Si no se hace así, no salimos de un moralismo bienintencionado, pero inútil e ineficaz. (Mi madre me decía que era “como llenar el camino de huellas”).
Muchas veces, desde este foro se nos insta a poner los pies en el suelo, dejarse de entelequias y divagaciones y ser prácticos y visualizar hechos y datos de las desgracias humanas, para no perderlas de vista.
Y yo no puedo estar más de acuerdo, en el fondo. Pero lo que nos falta no es información, sino qué hacer con ella. Porque una acumulación de hechos y datos, si no nos conducen a deducir o inducir un análisis correcto de la cuestión, y unas soluciones prácticas, solo nos produce indigestiones mentales, y ansiedades emocionales.
Hay que ser “prácticos”, y para las cosas prácticas, está la Ciencia. Porque cuando veo que la solución que se propone a los problemas y males del mundo, es que todos seamos buenas personas, no puedo dejar de pensar que, no solo que es un lanzar proclamas y sermones al aire, donde se las lleva el viento.
Y lo peor es que como pensamos que esa es la única solución, ya no pensamos en otras alternativas, aunque no sea más que por si por casualidad, se nos ocurre algo distinto… Porque acabar con la injusticia general, es un problema técnico-económico-psicológico, y no moral de buenos y malos.
Las personas que cometemos injusticias, en mucha parte estamos psicopatizadas estructuralmente, (algunos de nosotros, son enfermos psicópatas). Y la manera de evitar esa injusticia es luchar contra esa psicopatización.
¿Cómo?. Ese es el tema en el que deberíamos reflexionar.
Yo hace poco, hablaba de la teoría de que si no encontramos el camino de reconectar nuestra persona con el Espíritu del Universo, eso nos genera un malestar tan fuerte que es la causa principal de la psicopatización general de la sociedad.
¿Y como reconectarnos?. Lo primero, es discernir donde está el verdadero problema. Mientras sigamos con el justicierismo ambiente de catecismo ideológico político-religioso, tratamos un cáncer con antigripales.
Y luego hay que intentar ir ampliando nuestra conciencia, reestructurando conocimientos viejos y nuevos, a un nuevo nivel.
Y eso se hace estudiando la realidad, y escuchando a nuestro espíritu personal, o el que crea en el Dios teísta, escuchándole a Él, no a sus autonombrados portavoces, que aunque bienintencionados muchas veces son humanos que están alienados por tradiciones históricas.
No hace falta escuchar al Espíritu, solo a través de ellos, suponiendo que es bien interpretado por unos señores en Roma. ¡Anda que a lo largo de la Historia, no han cometido errores clamorosos, en cuestiones morales y de costumbres!
Ese mismo Espíritu, en formato fractal personal, lo llevamos dentro nosotros y nos habla a nosotros personalmente, y nos conoce perfectamente, porque está dentro de nuestra mente.
Y lo mismo pasa con la Modernidad laica. El racionalismo imperante, como en la práctica amputa en su modelo toda la parte de la mente inconsciente y las emociones, es fundamentalmente voluntarista: Todo lo hacemos racionalmente, y hacemos lo que queremos.
El pensamiento antiguo y tradicional, estaba limitado por su falta de conocimiento científico de la realidad. Y eso le lleva a reduccionismos muy fáciles de entender, pues se guía sobre todo en lo intuitivo.
Pero el mundo está lleno de realidades contraintuitivas. Las cosas no siempre son lo que parecen exteriormente. Hay causas ocultas, y muchas otras que no queremos aceptar, porque va en contra de nuestra ideología, que hemos adoptado.
Pero las ideas, y más aún las ideologías, (que son sistemas de ideas de otros), están para cambiarse, si así lo estimamos conveniente. Nosotros elegimos nuestras creencias e ideologías, no ellas a nosotros.
Por ejemplo, como no sabemos que pasa por la cabeza de Menganito, parece claro que si hace una cosa es porque quiere hacerlo plena y racionalmente. Si una persona está alcoholizada es porque le gusta demasiado el vino, y por ello bebe demasiado: es un vicioso moral y por ello la solución es “convertirse” y que cambie de conducta.
Ese planteamiento hoy día es inútil, y absolutamente inasumible. Y esos planteamientos morales, nos conducen a un callejón sin salida, de estar sermoneando y lamentándose contínua y neuróticamente.
Hay un Blog de ciencia, “La Nueva Ilustración Evolucionista”, que se inicia con un epígrafe del antropólogo Derek Freeman, en el que indica que la mirada del ser humano, desde la nueva perspectiva científica evolucionista, augura una nueva revolución cultural similar a la de la Ilustración del s. XVIII:
“A la luz de la evolución, la historia humana por primera vez se vuelve inteligible, y el comportamiento humano comprensible, como nunca antes.
Predigo con confianza, que debido a que se basa en conocimientos científicos, perfectamente probados, eclipsará con creces, a la Ilustración del s. XVIII”.
Es realmente absurdo, que la Ciencia del comportamiento humano adecuado, la Moral, ignore los conocimientos de la Psicología moderna, y siga en manos de prejuicios antropológicos religiosos, que fueron válidos en épocas pasadas, sin estudios serios sobre los temas.
La sabiduría humana, consiste en saber que puentes hay que quemar, y que puentes hay que seguir utilizando.
Si la Religión y la Modernidad laica, quieren ser útiles de verdad a la sociedad, deben humildemente reconsiderar muchos de sus planteamientos acerca de la naturaleza humana, y adaptarse de verdad a la Ciencia.
Mientras no lo hagan de verdad, están engañando y engañándose. Como un ciego guiando a otro ciego, que los dos caerán al hoyo.
No existe ninguna razón que justifique el terrorismo provocado con el objeto de destruir lo que se odia…por muy malo que parezca…Dios siempre resistió la violencia y la guerra…
De ahí la violación en grupo de mujeres, la decapitación y la quema viva de bebès, los horribles asesinatos grabados en video, los secuestros de infantes y personas mayores etc que revelan una nueva forma patológica de la conducta humana llevada hasta el paroxismo del mal por el mal. De otra manera sería difícil de explicarlo.
Ni tampoco la venganza justifica bombardear hospitales pediatrics, provocar un éxodo masivo de ciudadanos indefensos, lanzar a la miseria a miles de inocentes, no importar el numero milenario de muertos, no acceder a un compromiso para un acuerdo de paz, persistir en la venganza sin tregua.
Todo es señal de un olvido e indiferencia a nuestra obligación de amar sin medida y sin importarnos la condición, una resistencia al perdón mutuo de la ofensa, una lucha por el egoísmo y exclusivismo personal, un rechazo a la piedad connatural que nos llama al socorro de nuestros hermanos..
Este triste conflicto Hamás-Israelí no es más que el signo de los tiempos que estamos viviendo actualmente. Un aviso del deterioro moral y gradual de nuestra sociedad mundial que parece avanzar cada vez más y que nos llevará por este camino al colapso total de toda una civilización que es la nuestra.
Solo abundar en la reflexión de L. Boff. Abundar en la reflexión -y también en algo más práctico y activo-, que nos leve a REPENSAR (por ahí se empieza), porque en ello va nuestro futuro y tal vez nuestra vida. Necesitamos repensar una vez más -con mejor tino y eficacia- nuestro presente, y nuestro pasado, pues siguiendo el sistema establecido y “consagrado” (por unos pocos) se incuba y se repite la historia de los horrores (odios, exilios, venganzas, guerras feroces e irracionales… -no digo inhumanas porque son creadas por el hombre, lo que en parte también nos define-, que hacen imposible la convivencia y la paz. Una paz humana basada en la dignidad-igualdad -no en los privilegios que crean clases, y unos pocos se atribuyen como inherentes a su “ser”. ¿Acaso poco conscientes de que así están proclamando el fin de la historia del progreso como seres HUMANOS? El verdadero progreso humano es el INTERNO, que se refleja en un mayor control del ego, en la convivencia social, en los valores (no votados sino compartidos y respetados) que se transmiten. Que se refleja en la PAZ social y en una libertad con ética. Un sociedad, que crea clases y estructuras desiguales que discriminan o excluyen, no es humana. Podrá componerse de personas humanas; pero esa sociedad, como tal, no es humana, es decir, no está humanizada. Y en una sociedad así, cabe de todo… Por eso, decía antes que necesitamos REPENSARNOS COMO HUMANOS. Hemos avanzado en tecnología, pero aún muy poco en progreso verdaderamente humano. Y en ese proceso, la tecnología puede cegarnos, yendo unos tras lo más rentable, y otros tras lo más fácil y más grato al sentido, sin apenas consciencia de lo que arriesgamos como humanos, de lo que somos y estamos llamados a ser. La tecnología -y algunas de muestras tradiciones “consagras”- pueden ser nuestro opio… Pueden impedirnos ver-concienciar eso que podemos llegar a ser. La verdadera plenitud humana del tiempo y de la Historia aún no ha llegado a la tierra. Y esto porque los opios -de una u otra clase- nos tienen secuestrado-seducido el pensamiento, racional y emocional, que nos impide ver más lejos… No sigo más la línea de esta reflexión. Solo repetir que nos hacen falta repensar lo que hemos sido, lo que estamos siendo y lo que estamos llamados a ser, si maduramos… Y tras ese repensar nuestra historia, pedir perdón todos -sin exclusión de nadie, nadie-por nuestras ciegas e inhumanas flaquezas, que tanto nos degradan como humanos. No podemos seguir viviendo como híbridos, injertos de salvajes y de humanos. Si queremos madurar y sobrevivir, no podemos seguir así por los siglos de los siglos… Ya es hora de que aprendamos de los pocos sabios que en el mundo son y han sido.Necesitamos -insisto- tomar consciencia de que debemos REPENSARNOS para poder mejorar como humanos. Repensarnos para facilitar un gran cambio en el modo real de vernos: Somos una familia de Humanos a medio humanizar, conscientes de que debemos -¡YA!- darnos más velocidad en ese camino de humanización! Para poder ser más eficaces en el futuro es preciso RENACER a un hombre nuevo con un programa nuevo de humanización.