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Deconstrucción de Jesucristo

Alguna vez he contado la historia siguiente: Hace ya bastantes años, Rafael Calvo, el fundador de Fe Adulta, convocó un encuentro informal de cristianos. Se introdujo el acto con unas pequeñas ponencias. En una de ellas un señor muy mayor perteneciente a la comunidad de santo Tomás, afirmó: Yo estoy convencido de que Dios es un espíritu que nos ayuda a ser buenos.

Yo pensé: tantos años de reuniones, lecturas, reflexiones, eucaristías, para acabar diciendo semejante simpleza.

He recordado este suceso porque desde hace tiempo vengo asistiendo a procesos en los que teólogos con abultados currículos ponen poco a poco en cuestión a la Iglesia y por tanto su doctrina y emigran a otros campos o bien formulan una doctrina distinta. En algunos casos no son capaces de abandonar también a Jesucristo pero, naturalmente, han de reformular su figura y el resultado es tan simple e inaceptable como el del señor recordado más arriba.

Lo he vuelto a pensar al leer el artículo publicado en ATRIO por Manuel Ossa Conversando con NN en torno a Jesús.

Para él Jesús fue “un hombre abierto a todos, sin prejuicios religiosos ni temor al qué dirán, de una bondad y un talante compasivo que le hizo pasar por la vida mirando el bien de los más desfavorecidos devolviendo dignidad a quien la sociedad devastaba y desclasaba. Jesús estaba por la vida en plenitud y no por la legalidad vigente y el rigorismo moral. Era un gestor apasionado de la reconciliación entre hermanos….” “Como Jesús fue consecuente hasta el final lo mataron…”

Un retrato con el que no se puede sino estar de acuerdo: un militante humanista de gran categoría moral pero en definida, ¿de dónde viene su importancia? Ossa lo resume así: “Jesús fue un hombre como nosotros en el que el espíritu que anima y moviliza la materia había realizado por adelantado la mutación definitiva de lo humano individual”.

He vuelto a pensar: después de un curriculum que el autor coloca al comienzo de estudios, de trabajo pastoral, de clases magistrales, de publicaciones

¿Cómo se puede definir la figura de Jesús con una frase tan simple que apenas se entiende?

Reducir a ella la enorme complejidad y riqueza de la vida y las palabras de Jesús separándole en primer lugar de toda referencia religiosa es una lamentable simplificación. Parece que Jesús fue sólo un activista de la unidad y la reconciliación de los humanos pero que fracasó en su empeño.

Pero quiero añadir otra cosa. Dice el autor que Jesús “pensó en una sociedad nueva de todos y para todos… El la soñó como el ´reino de Dios`” .

Pero el reino de Dios no es una sociedad nueva. Jesús comienza diciendo que el reino de Dios se acerca y más tarde afirma que el reino de Dios está en medio de nosotros pero en realidad, salvo algunas curaciones, nada pasa en Israel y menos en el resto del mundo. El reino de Dios es que, por la venida del Espíritu, todo está recorrido por la transcendencia de Dios, cada acontecimiento, para quien sabe verlo, es una parábola de Dios y a la vez una promesa final. , Es un concepto religioso y no social ni político. Pero esta ya nos llevaría a otros temas.

24 comentarios

  • Antonio Llaguno

    Hace muchos años, siendo yo profesor de la Universidad Politécnica de Madrid (De una asignatura nada filosófica ni teológica: Electricidad Industrial) asistí a un curso sobre métodos y técnicas de enseñanza donde afirmó, el profesor, que la síntesis es uno de los estados más elevados de obtención del conocimiento, sólo un paso por debajo del más sublime que es la creación.

    Los ingenieros sabemos que una de las cosas más difíciles que existen en nuestro campo es hacer mecanismos o encontrar soluciones que funcionen y que sean sencillos y que cuanto más complicamos una máquina o un dispositivo es más difícil llegar a algo que funcione satisfactoriamente.¿A donde quiero llegar a parar?

    A que pienso que una de las cosas más complicadas que existen hoy en el mundo de la religión es encontrar interpretaciones de algo que no conocemos sino por testimonios de parte (La vida, obra y naturaleza de Jesús de Nazareth, a quien conocemos exclusivamente por lo que transmitieron algunos de sus amigos y otros, que ni siquiera lo conocieron, pusieron por escrito) que se acerquen a lo que cada uno de nosotros hubiera vivido si se hubiera encontrado en la piel de uno de sus apóstoles. Y además porque para sentir como ellos sintieron, deberíamos ser personas de su tiempo y no del nuestro.

    Es por eso que todos los esfuerzos de personas que honestamente se acercan al misterio de Jesús de Nazareth con honestidad y sin prejuicios son, para mi, siempre bienvenidas y tiendo a pensar que encierran una parte de la Verdad.

    Mi forma de ver las cosas es que siempre me ha gustado una teología o una religión (ya se que son cosas distintas) un poco como la poesía de Juan Ramón (Hay que jorobarse lo cursi que ha sonado eso): Desnuda. Despojada de artificios y oropeles. Reducida a su más profunda esencia. Para luego construir sobre esa esencia mi propia forma de vivirlo lo más plenamente que me sea posible.

    Por eso me gustan tanto las personas que tratan de llegar a esa “esencia” y desconfío de quienes tratan de revestirla obligatoriamente de determinados atributos.Y por eso envidio tanto a personas como Salvador o el propio Carlos que tienen tan claras algunas cosas que yo no puedo más que dudar.Supongo que estamos en estados diferentes de adhesión a la doctrina formal de la Iglesia Católica y de la interpretación que hace ella del mensaje de Cristo.

    Por ejemplo me cuesta mucho dar forma a la condición de Cristo como Dios o divinidad. No digo que la rechace pero me rechina mucho y me cuesta adherirme a ella.¿Significa eso que estoy equivocado? Pienso que no. Nadie se equivoca cuando duda. Se equivoca uno  (O acierta) cuando toma partido, no mientras decide que partido tomar. Lo aprendí cuando fui árbitro, y lo peor es que no tenía tiempo suficiente para tomar esas decisiones como me gustaría. Por eso (Y por alguna otra cosa más relacionada con la educación del público que ve espectáculos deportivos) lo dejé.

    Por eso para mi es tan importante el proceso de búsqueda y algo que de lo que me ha abierto un poco más los ojos las recomendaciones que me ha hacho el boss sobre las lecturas de Legaut y Grotendieck: Y es que además de las escrituras, de la tradición y del magisterio de la Iglesia existe una fuente de conocimiento de Dios importantísima y que es la propia llamada que Dios le hace a cada uno, la propia “experiencia de lo numinoso” que diría Eliade.

    Todos tenemos de eso y cada uno lo recibe de una forma concreta, aunque todos reciben de Dios una  cantidad de Dios mismo. Lo difícil es interpretarla y ser coherente con ella.Yo supongo que al igual que ese señor mayor de la comunidad de Santo Tomás al que se refiere Carlos, estoy en ese camino. A donde me lleve, no se.Dios quiera que sea un buen sitio.

    • Santiago

      Antonio Ll creo -como tu -que TODOS recibimos suficiente gracia pero “en distinto grado” en orden a la consecución del Bien ultimo como meta final y total de nuestra vida.

      Como dices no siempre podemos discernir correctamente y por si mismos “como” y “de que manera” podemos acercarnos más a lo que constituye la esencia de nuestra vida y lo que le da su “verdadero” sentido..

      Es por eso que necesitamos, no sólo de la inspiración interna, sino  de los “medios externos” que nos ofrece Jesús al dejarnos como legado Su Palabra oral y escrita y el don de “lo sacramental” para abreviarnos y acelerar nuestro encuentro con El.

      No importa cómo es este encuentro porque en estos “signos” existe el encuentro  crucial que es Cristo mismo. Y es eso lo que buscamos todos con constancia y es ese encuentro al que somos todos llamados.

      Un abrazo

      Santiago Hernández

  • M. Luisa

    Hola Isidoro, al leerte deduzco que tu comentario de ayer  te lo indujo  el último mío aunque no comprendo por qué me eludes ¿Sigues pensando que compito contigo?  Yo ya no sé que hacer para mostrarte que yo como tú expongo mi pensar  sin ánimo alguno de convencer a nadie, pero tampoco me dejo fácilmente  contentar cuando noto una cierta insuficiencia en tus planteamientos.  Comienzas tu comentario de ayer definiendo  lo que para ti consiste la deconstrucción. Dices:  La deconstrucción, es necesaria especialmente cuando por la perversión nominalista, diversos conceptos están inflados, con toda una serie de oropeles y adherentes que desnaturalizan la realidad del concepto.  Doy por hecho que no vas a creer que los dos definimos por igual el término  deconstrucción.

    Ya di mí versión, pero vuelvo a repetir que lo que se deconstruye no es la realidad  a la que el concepto apunta  sino precisamente éste en su proceso de actualización para dotarlos de sentido real (físico-experiencial) en todo tiempo.  El  concepto por sí mismo no tiene realidad alguna,  le viene otorgada  sí por las cosas en cuanto reales, dotadas conceptualmente de sentido. Pero cuando los conceptos históricamente dejan de tener sentido de realidad, es  cuando se hace necesario el proceso de deconstrucción. El deconstruccionismo no es destrucción sino restitución.  Por otro lado, lo crucial del nominalismo no estuvo  en  que los conceptos estuvieran  inflados, su perversidad, como dices, para pensar en su deconstrucción no está por considerar inflados sus conceptos, sino por considerar las cosas nombradas  como simplemente sustanciales  desproveyéndolas  de todo su constitutivo dinamismo. 

    Percibo que lo dominante para ti  es el pesimismo montado sobre la idea de que el ser humano es torpe, limitado, somos pobres de entendimiento,  etc., etc.,  rara vez, mejor dicho, nunca desde el punto de vista de su capacidad.   

    • Isidoro García

      Amiga M.Luisa, yo ni te eludo, ni pienso que compites conmigo. ¡No tendría sentido!. Aquí cada uno ponemos lo que se nos ocurre que creemos que puede ser de utilidad o interés a algún lector, (ni siquiera a la mayoría, y menos aún a todos), y punto más.

      Lo que sucede es que yo cada vez estoy mas en una posición de no disputa o debate, pues eso me agota mucho la energía, que cada vez siento más escasa. Y por eso envidio tu combatividad y afán de polémica, y envidio tu dinamismo en eso.

      Yo haciendo de la necesidad, virtud, cada vez creo menos en la crítica a los demás, ni de su comportamiento, ni siquiera de sus ideas. (“El prudente debe huir de ser un registro de faltas ajenas. En estos asuntos el que más escarba, más se enloda” Gracián). Y lo digo yo, con mi historial de criticón… aunque arrepentido.

       

      Dices que soy pesimista en cuanto a la naturaleza mental humana, y es verdad. Leer un poco sobre todos los sesgos y trampas psicológicas, con los que la “sacrosanta” razón se autoengaña, y nuestra extraordinaria capacidad de autodelirio racional, cuando estamos dominados por las emociones, (que es siempre), me hace ser realista.

      Por eso la gente en general creo que no mentimos, simplemente nos autoengañamos. Tú ya lo sabes. Aún a riesgo seguro, de que me enmendarás la plana, creo que de eso trata lo de la razón sintiente, de Unamuno y de tu querido Zubiri.

      Decía el orador Gonzalo Álvarez: Cuando presentamos algo oralmente o por escrito, está sonando en nuestra cabeza una melodía que la audiencia no puede escuchar. 

      Esa “melodía”, es la cosmovisión personal de cada uno, con los conocimientos, creencias y emociones que la biografía personal de cada uno, ha esculpido en su mente.

      Por mucho que nos empeñemos, todo lo hacemos cuestión personal, y en eso consiste la subjetividad humana, pues aunque pensemos que el conocimiento debería ser objetivo y neutral, todos nos identificamos con nuestras ideas, y las hacemos integrantes de nuestra persona, y especialmente más, el que se dedica a reflexionar.

      Entre personas equilibradas y maduras, el diálogo se debería concebir como un proceso de aprendizaje mutuo, como parece que decía Habermas. ¿Pero quién es equilibrado y maduro?. Yo, desde luego, no.

       

      (En ese sentido, yo tengo mucha esperanza en la inteligencia artificial, que puede ser ese anclaje de objetividad, donde amarrar nuestra subjetividad constituyente.

      Lo que pasa es que mucho me temo, que cuando empiecen a chocar sus dictámenes con nuestra subjetividad egoica, empezaremos a luchar contra la I.A., con múltiples pretextos.

      Diremos que es peligrosa, que se puede equivocar, que es antihumana, que esto y que lo otro.

      Yo creo, que muchas de las múltiples y variadas críticas a la I.A., en el fondo profundo, van por ahí: el ego, es sibilino y demoníaco, y tiene muchísimos recursos para engatusar y engañar a la razón lógica, que en el fondo es mucho mas tonta de lo que se nos ha hecho creer: cuando la razón lógica va, hace mucho tiempo que el ego, está volviendo).

       

      Entrar al trapo a todo el que te discute, es un grave error vital, característico de las personas querulantes. La querulancia es un exceso de inseguridad personal, bajo capa de autoafirmación, y un claro síntoma neurótico. Y es un derroche de energía que muchos no nos podemos permitir.

      Decía la famosa y recientemente fallecida juez del Supremo USA, Ruth Ginsburg, que el mejor consejo para un matrimonio feliz, era hacerse el sordo. Y en eso “copiaba” a nuestro Gracián, que como buen jesuita recomendaba a todos practicar el hacerse el tonto.

      Nadie entiende de verdad a nadie, y por ello, nadie convence a nadie. Y por eso, todo diálogo, aún con muy buena voluntad, no deja de ser una sucesión de monólogos.

      Como seguía diciendo Gonzalo Alvarez: Existe un desequilibrio insalvable entre la información en poder de unos y de otros, lo que imposibilita la comunicación.

      Leía hace poco una frase que me pareció muy lúcida, y que retrata nuestra situación: “Nadie nota tus lágrimas, nadie nota tu tristeza, nadie nota tu dolor, pero todos notan tus errores”.

      Y más todavía en los tiempos actuales de redes sociales, que “democratizan” la cultura. Hemos extrapolado perversamente, el sentido de la democracia, y la igualdad de las personas, del campo de la política, al de la Cultura.

      Y hoy día, todo el mundo ha leído una serie de libros, y se ha especializado más o menos en un tema. Y nuestra mente nos autoengaña con la gratificante idea de que si sabemos algo de un tema concreto, eso nos otorga sabiduría para todos los demás.

      Como decía uno, “lo peor de leer un libro, o varios, es quedarse dentro, cuando lo cierras”. Por eso la lectura es una actividad que entraña peligros. Apilando los libros y subiéndose a ellos, podemos observar lo que hay al otro lado de la pared, pero si nos caemos de lo alto, nos podemos romper una pierna.

       

      (Naturalmente, todo esto no va contigo directamente M. Luisa. Como ves, no puedo evitar la digresión y el desparrame, y acabo en los cerros de Úbeda.

      Para mí, lo único bueno del “falso” diálogo, no es contestar puntillosamente al otro en los detalles de sus ideas y metáforas, sino en dejar fluir la inspiración que te brota al leerlo.

      Yo creo, M. Luisa, que eres demasiado racional, y no te permites ese “flujo” personal, y por eso siempre comentas contestando a otro.

      Y eso te hace hiper reservada, y celosa de tu intimidad, y es la razón por la que después de tantos años, yo no sepa realmente nada de lo que piensas personalmente de cualquier tema existencial y cultural. Solo te “abandonas” un poquito, en el tema político).

       

      (Y así, sin darte cuenta, poco a poco se van haciendo los comentarios, como el soneto que encargó Violante).

      • M. Luisa

        Ay, Isidoro, difícilmente nos encontraríamos si cada uno fuera a su bola! Como suele decirse. Y esto no solo en lo tocante al enunciado de la página de Atrio en la que escribimos, sino sobre todo en lo que respecta a la vida humana misma.

         

        Si empecé como empecé mi comentario anterior fue porque lo que a ti se te “ocurrió” (definir el concepto de deconstrucción) por mi parte ya lo había definido desde el  principio, precisamente  para tener un posicionamiento claro en el punto de partida dialogal.Esto aunque tú no lo quieras ver nos vincula dialogalmente. Para mí sí que no tiene sentido que cada cual hable de sus ocurrencias. Diría que los autores de los artículos  lo que pretenden  es que en torno al contenido que ofrecen se desarrolle reflexiones razonadas no espontáneas  que por lo demás multiplicándolas pueden hasta hacernos perder el núcleo principal.

         

         

        Dices que eres realista, más bien diría que, al reducir la realidad a objeto de estudio psicológico eres  claramente objetivista.

         

        Sigo leyéndote y veo  que dices  que te sientes agotado, y yo añado   sin motivo alguno!   Porque rotundamente  estoy  a mil leguas  de  querer provocar polémica alguna. Esto que tu no lo veas a mí no es que me agote, es que me entristece y mucho!

         

        Para finalizar, sí que te enmendaré la plana como dices pero no por lo que tu piensas sobre si los humanos nos mentimos o nos engañamos,  eso tú lo sabrás mediante tus estudios de psicología. Sí que te corrijo en cuanto esta disyuntiva  no estaba en el pensamiento de Zubiri al escribir su trilogía sobre la inteligencia humana de más de mil páginas y muy recomendable para asumir los retos  impuestos por la postmodernidad. La metáfora de los  gigantes del pensamiento  que aquí tanto se saca a colación  no significa que hay que subirse a sus hombros  para ver lo que con sus ojos miran, sino que se sube a sus hombros  para ver más y mejor más allá de sus ojos.¿Por qué te digo esto?  Porque mi estimación por ti juzgada, no es hacia Zubiri, como  con tanta ligereza  afirmas,  sino por las herramientas que nos ha dejado en su noología (estudio de la inteligencia) para explorar y sondear el futuro y en ello coinciden tantos y tantos autores contemporáneos en sus diferentes formas naturalmente.

         

         

  • Santiago

    La deconstrucción no será “mala” cuando construimos “algo mejor”..

    En el caso de Jesús de Nazaret, la “deconstrucción” de que habla Carlos B en su artículo es para despojarlo de su verdadera identidad como Persona divina que asumió nuestra naturaleza humana. Jesús nunca fue una persona “ordinaria” y “corriente”.. Entonces esta deconstrucción es “destructiva” y “tendenciosa”…

    Pero Jesús, ES el Hijo de Dios verdadero, el Hijo del hombre,  el Mesías prometido y ésta es la Verdad que predicaron todos los Apóstoles y por ella dieron su vida y también es la Verdad que Pablo predicó en Atenas, en el Areópago, que “anunciaba divinidades extranjeras. Porque anunciaba a Jesús y la Resurrección” (Hechos 17:16-34)  “Jesucristo teniendo naturaleza de Dios , no por usurpación, ya que era igual a Dios, se anonadó a sí mismo tomando la forma de esclavo, hecho a semejanza de los hombres..y presentándose como hombre” ( Filipenses 2:6-9)  No podemos construir un Jesús a nuestro “antojo”. No podemos deconstruirlo.

    Podemos rechazarle a El con su divinidad y por tanto no creer en el Jesús-Dios del Evangelio, pero no es justo deformar y tergiversar Su verdadera identidad tal y como ES y como claramente aparece en el contenido y en el mensaje de  la Palabra viva reflejada en los textos..

    Un saludo cordal
    Santiago Hernández

  • Isidoro García

       La deconstrucción, es necesaria especialmente cuando por la perversión nominalista, diversos conceptos están inflados, con toda una serie de oropeles y adherentes que desnaturalizan la realidad del concepto.

    • Isidoro García

      La mente humana es muy corta, y por nuestra torpeza natural, solo sabemos hacer malabarismos con dos o tres pelotas a lo sumo. Pero a falta de habilidad real, somos maestros en el marketing y el autobombo.

      El lenguaje es una selva exuberante de creatividad y significados, pero también es muy traicionera. Por eso Wittgenstein decía que la filosofía es luchar contra el embrujamiento que el lenguaje hace de la inteligencia.

      Con nuestro atavismo imitativo de primates, comprendemos muy bien lo que hay que conseguir, pero generalmente no sabemos cómo se hace, así que pronto aprendemos muy bien, a hacer como que estamos haciendo.

      Y eso genera indirectamente toda una inflación de los conceptos, con elementos que les son ajenos, pero que los “engrandece”. Es el reino del eufemismo como masaje para la autoestima. ¡Muera la verdad, antes que reconocer que somos unos inútiles!.

      Por eso la deconstrucción, en cuanto tiene de clarificación, y de rayos X, para contemplar el “rey desnudo”, no gustan nada a muchos. Pero como decía uno en Twiter, para hacer las cosas como todo el mundo, ya está todo el mundo.

      Con ese principio profundo como base, en el mundo de la cultura, reina el principio de las capas de cebolla: añadimos sucesivas e interminables número de capas cognitivas sobre un significado original, y así acabamos llegando a donde antes ni hubiéramos soñado llegar.

      De esa manera hay que deconstruir todo. Hay que llegar hasta el núcleo original, y desechar todo lo adicionado inútilmente. Dicen por ahí, que la sabiduría es dar importancia solo a lo que en realidad la tiene. Y esa es la gran diferencia con la erudición, que es acopiar y acopiar, y parece que todo vale lo mismo.

      Y habría que hacerlo con Jesús, con la religión y con la Iglesia, y con todo. Pero hay muchos intereses emocionales en el camino, y no nos atrevemos a abrir las ventanas al aire fresco, porque para nosotros sería demasiado alto el peligro de pulmonía.

      Nuestro instinto de conservación nos lleva a la supervivencia de una pieza, y es que quizás la Verdad, esté muy sobrevalorada, sobre todo por nosotros los pobres humanos, que no tenemos la capacidad de distinguir la auténtica piedra preciosa, del trozo de culo de vaso.

      • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

        Mira, Isidoro, sólo por la nota de relativismo creativo que aportas a la reflexión, ya es un gusto leerte. Saludos.

  • M. Luisa

    Si dices, Isidoro, que la deconstrucción ni es buen ni mala ¿Por qué se nos impone?   Como decía en mi primera intervención, lo que se deconstruye no es la realidad  a la que el concepto apunta, sino  éste en su proceso de actualización para precisamente dotarlos de sentido real (físico-experiencial) en todo tiempo. Digo esto porque lo que empuja imponiéndose no tiene nada que ver con las ideas, Isidoro, (convicciones duras de pelar)  sino con la realidad objetivada en ellas, que irreductiblemente se va abriendo paso por sí misma, calando o no, ya se verá,  pero mostrándose en  su riqueza.   No tiene esto parangón ninguno  con el ejemplo de desmontar un reloj, pues su intención, como indicas,  puede ser o para limpiarlo o para cambiar alguna pieza.   Pero luego, una vez hecha esta operación, como dices, hay que volver a montarlo en su orden y lugar, para que cumpla el fin por el que ha sido ideado. Por muchas piezas que se renueven su sentido está fijado de una vez para siempre, cumplir su finalidad, es decir, marcar las horas y  esto sí que es seguir las instrucciones-mecánicas- operativas   que se tiene de la idea de un reloj…..  Dices, Isidoro, Este Reino de Dios, es un concepto religioso, y dices bien. Pero diferenciemos como dije al principio entre Reino y Reinado. Decía que si bien este está en construcción, el Reino se ajusta a una idea ya fijada (la religiosa) por lo que entonces las categorías   de una u otra perspectiva  no pueden ser las mismas.  Si la trascendencia (como coincidimos el otro día)  es de las cosas en su horizontalidad dinámica, es decir dentro de su propio dinamismo,  será, por tanto, la trascendencia,  una categoría anclada en lo mundanal. En cambio hablar de   “lo” trascendente  por su verticalidad misma es una categoría tremendamente religiosa. No hay duda  Isidoro de que tú inviertes los término y así se hace imposible la comprensión. Recuerda que ya alguien decía en el siglo pasado  que  de “lo” trascendente  no se puede hablar y, por tanto, es una categoría que  no se le puede atribuir  ni a lo natural ni a lo cósmico  pues de ello sí se puede hablar.  

  • Carlos

    No cabe duda de que Isidoro argumenta y escribe bien -demasiado largo en mi opinión- pero al final creo que se doctrina solo es una versión actualizada del panteísmo clásico. Yo prefiero vivir moverme y existir -y confiar- en un Dios personal que en la naturaleza, por muy civilizada que se la presente.

  • Juan A. Vinagre

    Estoy bastante de acuerdo con la reflexión que hoy nos ofrece Isidoro, y también con algunas otras que siguen, pero sin caer en reduccionismos.

    Jesús de Nazaret es -para mí- alguien muy, muy singular, enviado por Dios-Padre-Abbá. Personalmente Jesús sintonizó mucho con el ser humano, y en el anuncio del Reino -que es AMOR y SERVICIO, con sentido de FAMILIA-  se identificó de modo especial con los más necesitados. Su concepto del Reino empieza con un compromiso con el “aquí y ahora” concreto, de cada día. Pero no se queda ahí: el Reino de Dios Padre tiene un sentido trascendente. Va más allá del “aquí y ahora”.  Mas como ese “aquí y ahora” tiene demasiados lastres, nuestro compromiso debe llevarnos a ser fermento de transformación, personal y social. Cosa-misión nada fácil.  El frágil y débil y contradictorio e incoherente factor humano desbrava la fuerza de lo que deberíamos ser: fermento de cambio que transforma…, de modo que  frecuentemente somos más bien un factor ácimo. Por eso el cambio va tan lento y se retrasa tanto… Si no somos auténticos seguidores, con testimonio veraz, si lo entendemos mal y lo deformamos, no seremos nunca buena levadura… Por eso cabe la pregunta: dado este tipo de factor humano que somos,  ¿será que el Reino de Dios va para largo…, tanto que más bien parece una Utopía, realizable lentamente, al ritmo, en nuestra escala tan lenta, de nuestra evolución madurativa?  (Hoy, siglo XXI, seguimos cometiendo las mismas atrocidades que hace dos-tres mil años; hoy seguimos adorando ídolos -poder, dinero, patrias, etnias…- como hace…)

    Por otra parte, esta gran Utopía, que es, pese a todo, algo real (es mi convicción), no debe llevarnos a concebir o identificar lo trascendente como una mera “idealización” o sublimación… La Realidad, que nos trasciende, va más allá de nosotros: De nosotros, factor humano muy limitado para entender, y que además yerra mucho, sin ser muchas veces consciente de sus yerros…  (Ante lo Trascendente, si lo entiendo, no es Dios.)  ¿Comprendo bien lo que esto significa?  Deconstruir es algo normal -inevitable y bueno- en nuestra condición humana.  Lo malo -el gran yerro- se produce cuando nos oponemos a deconstruir o cuando nos excedemos o nos desviamos en la deconstrucción…, y no somos conscientes de ello… La verdad que libera quizá sea esa toma de conciencia. Cosa nada fácil en muchos muchos casos. Demasiados. Por eso, en temas humanos importantes, cuesta tanto entendernos y consensuar y respetarnos y convivir…  

    • Isidoro García

      La deconstrucción, no es ni buena, ni mala. Es como desarmar un reloj, para limpiar sus piezas, sustituir las rotas, y para eliminar las inútiles.

      Pero luego, realizado esto, hay que volver a montarlo en su orden y lugar, para que funcione.

      Y en el caso de una idea mas o menos obsoleta, para reconstruir su sentido, y su utilidad práctica, cuando estos se han ido perdiendo con el paso del tiempo.

      Citaba yo hace días una frase del Bergoglio, de 1987: «Hay una perplejidad en el agotamiento de categorías de interpretación que ya no sirven para interpretar los acontecimientos del hoy. Nuestra actualidad histórica rebasa las ideas existentes. Por eso son ideas que ciegan, que no ven”.

      Dices José Antonio: “Por eso el cambio va tan lento y se retrasa tanto…” (…) “¿será que el Reino de Dios va para largo…, tanto que más bien parece una Utopía, realizable lentamente, al ritmo, en nuestra escala tan lenta, de nuestra evolución madurativa?”.

      Yo prefiero creer que el cambio va lento, si partimos de la idea previa de que todo lo tenemos que hacer los humanos, que estamos aquí solitos y abandonados en el Universo, ante un reto que claramente nos supera.

      El voluntarismo y el esforzadismo, que es muy propio de la megalomanía moderna de la razón, y que se traduce en un “moralismo” ascético de santos y héroes, es un puro dislate real, condenado a una eficacia muy limitada.

      Es verdad que la acción moral-cultural, ayuda a la evolución personal, pero muy lentamente, y solo en el relativamente pequeño porcentaje de personas que en sus circunstancias personales, han sido favorecidos en la lotería de las circunstancias favorables para su auto-realización personal.

      Por ese camino no vamos muy lejos, y menos con la urgencia de los graves problemas de supervivencia que nos acechan.

      Pero el Universo provee, y en el último salto evolutivo (por ahora), de hace 200.000 años, nos ha dotado de una guía y un motor del cambio hacia el despliegue de nuestra naturaleza humana, (el “espíritu”).

      Pero este último salto evolutivo, contiene un germen de esperanza: que pronto llegará otro más definitivo.

      Y estamos a la espera de ese próximo salto evolutivo, que nos humanizará plenamente, y que esperemos que se dará pronto.

      Pero como se retrase mucho, quizás tengamos que intervenir directamente, por las bravas, y acabar nosotros mismos de auto-reconfigurarnos, mediante la manipulación genética o mediante la manipulación neuronal, que tanto miedo dan a muchos, y con razón.

      Cuando tienes la pierna gangrenada, hay que tener el valor y la decisión de apretar los dientes, morder el palo, y auto-amputarla sin miramientos. Será la hora de los valientes.

      • Juan A. Vinagre

        Amigo Isidoro: Esta vez no puedo compartir algunas cosas que dices, como, por ejemplo:

        -Las  deconstrucciones no son ni buenas ni malas…  Yo creo que no hay deconstrucciones neutras. Unas son oportunas, necesarias, buenas, y otras son innecesarias o malas… Limpiar un reloj -sobre todo si es viejo- es cosa buena. Revisar ideas o “constructos” antiguos es bueno y necesario…  Actualizar, en principio, es bueno.  (Me estoy preguntando si tú has querido decir otra cosa, pues me cuesta pensar que tú mantengas ese neutralismo…)

        -“La megalomanía moderna de la razón” hace tiempo que está superada.  (A no ser en algunos o muchos “megalómenos privados”, que van por libre…)

        -Y respecto a los “moralismos ascéticos”, ¿no es mucho decir -así en general- que “son un dislate”?

        -Un último comentario en torno al “Universo como Reino de “Dios”.  “En él nos movemos, existimos y vivimos”.  Supongo que sabes que hay físicos que hoy reclaman la “vuelta” a la hipótesis del “éter”, que Einstein, a partir de sus ecuaciones, consideró innecesario. Y lo reclaman porque, al rechazarlo, los físicos han tenido que recurrir a la materia y a la energía oscuras para poder explicar ciertos fenómenos del Universo. Pues bien, ese  éter (algo etéreo, inmaterial), que hoy reclaman algunos físicos, da sentido no solo a algunos fenómenos del Universo, sino también a esas palabras que citas de Pablo: En él nos movemos, existimos y somos…  Ese éter sería algo inmaterial-espiritual, indetectable, pero real, que inunda todo el Universo y lo energiza y sostiene… Ese éter sería algo así como el combustible que no contamina y da vida.  Algunos físicos se preguntan si esa energía, indetectable (hasta hoy), tendrá algo que ver con una fuente de energía primaria, inagotable, que se autogenera, como un primer motor…  Nada más, Isidoro. No sé si me he metido en un embrollo, es decir, en el misterio que nos envuelve. Pero en él nos movemos, aunque sea a tientas…

  • Isidoro García

       Yo quiero dar mi opinión u ocurrencia, sobre la naturaleza del Reino de Dios que predicaba Jesús.                                                                                                  Como realmente no sabemos exactamente lo que ocupaba la mente de Jesús, y sin tener en cuenta su posible o no, naturaleza divina, lo que es claro es que Jesús, poseía mucha sabiduría sobre la realidad del Universo y de todo.

    • Isidoro García

      Y lo debo hacer desde el punto de vista de un naturalismo trascendente.

      Por ello hay que partir de una base para mí clara: el Universo es el Reino de” Dios”. “En él nos movemos, existimos y vivimos”. 

      Todo en él, está regido por un conjunto de leyes, generados por una Inteligencia poderosísima, que puede ser de la naturaleza que sea, (exterior o interior al mismo), pero lo que está claro es que es de una categoría absoluta o semiabsoluta, lo que podríamos definir coloquialmente como “divina”.

      Jesús, cuando predicaba el Reino de Dios, lo que estaba es haciendo una proclama de esperanza al ser humano, que no está huérfano y solo, arrojado en un mundo hostil, (aunque nos lo parezca), sino que es un integrante de un sistema maravilloso y complejísimo, que desde su inicio se encuentra en un proceso de evolución, hacia su desarrollo completo, que se inició latente, en el “huevo cósmico” inicial, y que posiblemente sea eterno.

      (Ya sé que este Universo posiblemente tenga fin programado, pero ¿quién sabe si no será uno de infinitos Universos que surjan uno de otro indefinida y eternamente?).

      Pero bajando los ojos un poco hacia tierra, a la gran peripecia del ser humano, amarga y dolorosa, Jesús posiblemente nos daba una esperanza: todo acabará bien.

      Y hay fuertes indicios de este aserto que no es solo uno más voluntarista y buenista. Jesús señalaba que dentro de nosotros reside “algo”, que el Universo nos ha colocado ahí, en nuestra naturaleza, que es el reloj, el motor, y la guía del proceso de evolución de las conciencias, que el Universo Inteligente, ha colocado al primer ser vivo inteligente, (que sepamos nosotros), como una forma normal de expansión de la Inteligencia en el Universo.

      El Universo, no se despliega por la voluntad de sus elementos componentes: va solo, como un reloj, porque es el Reino de “Dios”.

      Un Universo Inteligente no solo “sabe” y “quiere”, desarrollar un maravilloso sistema de materia inanimada, (trillones de Galaxias impresionantes), ni un extraordinario sistema de vida biológica complejísima, sino que además sabe y quiere desarrollar un gigantesco sistema inteligente, y en ese sentido “divino”, (una “Noosfera” teilhardiana), un superordenador inteligente coordinado, en el que nuestra pequeñez intelectual, es solo una miserable punta de alfiler, como esa misérrima semillita que será origen de un gigantesco árbol.

      Nosotros, aquí en este rinconcito perdido del Universo, somos una parte pasiva, (la originaria), de ese proceso semi-infinito de Creación y Desarrollo.

      Por eso Jesús, creo yo, lo que nos estaba mandando un mensaje de esperanza: ¡Tranquilos, que estáis en el carril, y que ineludiblemente, seguiréis la ley de Dios, la gran Corriente del Universo, el Viento cósmico irresistible!.

      ¡No os comais el coco, con responsabilidades, que ni están a nuestro alcance, ni nadie Inteligente nos va a exigir, sabiéndolo!

      ¡Solo dejaros llevar tranquilamente por el controlador del proceso de desarrollo y despliegue de la naturaleza que Os he dado, y confiad, que lo que os dirigirá e impulsará a hacer la Ley de Dios!.

      Es justamente, cuando no sabemos que tenemos dentro esa guía, o cuando no lo escuchamos bien, o cuando tenemos alguna patología interna, cuando no leemos el libro de instrucciones de que disponemos, y nos ponemos  a improvisar, con nuestra razón, (maravillosa como instrumento, pero fatal para comprender las leyes del Universo), y desviamos el tiro.

      Hoy día muchos psicólogos entienden la neurosis, y sus muchos efectos perjudiciales, como producto de como la cosmovisión personal, insuflada por la cultura vigente de la época, nos impide seguir el “instinto” natural que tenemos dentro. Ese es el origen del “malestar de la Cultura” de que hablaba Freud.

      La inteligencia de que disponemos, nos hace confiar demasiado en nuestras aptitudes. Es un riesgo natural de toda creatividad: el errar el tiro. Y hay que seguir intentándolo, pero siempre con mucha autocrítica y mucha reflexión para comprender nuestros errores.

      Jesús, con las parábolas del tesoro escondido y de la gran perla, nos señalan que debemos de dejar de picar neuróticamente, aquí y allí, y desenterrar el tesoro y disfrutarlo gozosamente.

       

      Este Reino de Dios, es un concepto religioso, en cuanto a que es “natural”, “cósmico”, y por ello “trascendente”. (Aunque para el que sea mas conservador, y mas “prudente” con lo religioso, pueda no ser Trascendente).

      No es un concepto teórico, sino real y visible. La evolución de las consciencias, (que estudiaban Gebser, Wilber, entre otros muchos), es algo muy real.

      Y como señalaba en otro hilo hace poco, estamos a la espera inminente de un nuevo salto evolutivo emergente, que posiblemente ya lo hará universal y visible claramente. Jesús lo estaba anunciando hace dos mil años, y lo señalaba con el dedo: Está al caer.

  • M. Luisa

    Ya en otros lugares ha salido el tema de la deconstrucción y creo que  del término se le hace un mal uso. Lo que se deconstruye no es la realidad  a la que el concepto apunta  sino precisamente éste en su proceso de actualización para dotarlos de sentido real (físico-experiencial) en todo tiempo. 

    • M. Luisa

      …Iba a seguir mi anterior comentario ciñéndome al artículo, pero al leer el de Isidoro me surgen urgentes cuestiones.

      ¿Predicaba Jesús el Reino de Dios o Él mismo caminaba  en su “Reinado” en construcción?   En el primer caso la idea de Reino de Dios como formulación cerrada permite todo tipo de doctrinas que es de donde ahora, nos damos cuenta, llora la criatura. En cambio, el Reinado de Dios apunta a algo que está por hacer, es obertura que posibilita  su construcción desde la facticidad  misma de lo real. No hace falta ir a “lo” trascendente (sobrenatural) son las cosas mismas en cuanto reales las que trascienden …

       

      • Isidoro García

        Dices, M.Luisa, “No hace falta ir a “lo” trascendente (sobrenatural) son las cosas mismas en cuanto reales las que trascienden …”.

        Y en mi planteamiento naturalista, lo trascendente no es lo sobrenatural. Lo sobrenatural es lo Trascendente, que es el objeto de las religiones deístas y teístas.

        Por ello llevas razón de que lo trascendente, son las cosas reales, que “trascienden”, en el sentido de que nos sitúan a nosotros en la maravilla del Universo.

         

        Por otra parte, en mi opinión, “el Reinado de Dios apunta a algo que está por hacer”, o más bien que está por completar.

        Si dicho Reino, fuera “la evolución plena de las conciencias”, en el sentido de completar la implementación plena de la naturaleza humana latente, a dicha evolución que se ha ido realizando a lo largo de la historia, (primitiva, mágica, mitológica, racional e integral), le queda el último escalón evolutivo, que es el de su utilización universal, y fácil, sin problemáticas, ni dificultad alguna.

        Llegar al estadio ideal de que ser un buen humano, no nos cueste ningún esfuerzo, como no le cuesta esfuerzo al perro, ser un perro.

        No hemos venido a este mundo a sufrir y esforzarnos para ser un humano, sino para gozar de la naturaleza con que el Universo nos ha dotado.

        • M. Luisa

          Gracias Isidoro, me he pasado un buen rato pensando cómo poder finamente contradecirte, incluso ahora que me das la razón en algo. Por ejemplo, casi  al empezar me dices: “Por ello llevas razón de que lo trascendente, son las cosas reales que “trascienden” No,no, no, las cosas trascienden por ser  ellas mismas reales,  no por ninguna entidad ontológica que las preceda, como han venido haciendo las religiones.  Por eso es importante si queremos acercar posiciones ponernos de acuerdo con los conceptos. No se pueden manejar arbitrariamente.

          En nuestro caso no es lo mismo manejar conceptos desde la  perspectiva del Reino ya dado que al parecer es la tuya que del Reinado en construcción, la propuesta por mí. En el Reinado que se está construyendo sí que nos movemos, existimos y vivimos sin estar  sujetos a ningún ideal. Nos movemos entre cosas  reales que nos reifican trascendiendo.

          Por otro lado tampoco es que esté de  acuerdo en esto que dices que el Reinado apunta más a algo que está por completar que a su construcción misma. En lo primero a mi modo de ver ya se está pensando en algo sobrenatural que lo complete,   por ejemplo en las religiones la teleología ha cumplido históricamente este fin. Ahí es donde precisamente sería oportuno hablar de “lo” trascendente, pero tocando con los pies en la tierra, es decir, en una metafísica intramundana  es lo real del mundo atravesando las cosas lo que les confiere  dinamismo propio, lo que las hace trascender.

          Por otro lado, no me parece adecuado que para hablar de la deconstrucción se ponga el ejemplo del reloj porque no es lo mismo deconstruir tecnicismos que al respecto ya me he pronunciado que  desmontar las piezas que componen un reloj… En fin, Isidoro gracias por tu interés, un cordial saludo.

          NOTA. Ahora cuando pulse veré   si he seguido bien las instrucciones que me diste sobre las separaciones entre parágrafos.  ¿?

  • Santiago

    Muy de acuerdo con vuestros comentarios, José I., José Miguel, Alberto ….y a Carlos B. muchas gracias por la claridad conque abordas este tema de “tanto interés”…para el mundo porque el cristianismo cambió una era y construyó una nueva civilización que elevó el nivel cultural, moral y social  del universo.

    El desatinado empeño en “deconstruir” a Cristo que ES Jesús de Nazaret, presentándolo como un “simple profeta humanístico” o como “un predicador itinerante” o como un “revolucionario socialista” etc etc no es más que un intento de negar “a priori” lo trascendente y lo sobrenatural en Cristo, Persona divina, que asumió nuestra naturaleza humana en el Misterio del Amor..

    Para realizar esa “deconstrucción” histórico-teológica se empezó negando a los Evangelistas el derecho a ser los autores de sus obras,, situando a los evangelios en el siglo II, tergiversando su contenido, sacándolos de su contexto histórico original, interpretándolos en otra “clave” no-evangélica como por ejemplo en clave “marxista”,…. traduciendo erróneamente el griego y el hebreo bíblico etc etc El interés principal -especialmente  desde el siglo XVIII empezando con Strauss, Bauer y ahora con los “modernistas” – es quitarle autoridad a los textos evangélicos y neotestamentarios desposeyéndolos “a priori” de todo elemento sobrenatural que afirme la verdadera filiación e identidad de Jesucristo, como Hijo del Padre eterno tal y como aparece en las fórmulas trinitarias del Evangelio y como lo proclama Su Vida, Muerte y Resurrección. Todas estas “deconstrucciones” y “reconstrucciones” de Cristo han fracasado y “no encajan” en el contexto de la Escritura  puesto que no son más que la proyección interna de humana fabricación, intelectual y volitiva. Sólo la fuerza de la Verdad de las narraciones originales de los testigos son las que se ajustan a los dichos y hechos de Cristo, tal como ellos “lo recibieron” y de la misma manera “lo transmitieron”

    Un saludo cordialSantiago Hernández  

  • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

    Pero si con el Reino de Dios no pasa nada en el mundo, tal vez es que Jesús se haya equivocado en su espera, no que sea un concepto religioso. Por qué concluimos que es, sin más, un “concepto religioso”. Al fin y al cabo no faltan relatos de sus signos bastante concretos algunos… luego si no pasa nada, lógico pensar que se ha equivocado, ¿no? Yo, desde luego, prefiero pensar que se ha equivocado a que se se trate sin más de un concepto religioso. No me interesa demasiado si esto era todo. Creo que no, que hubo más en su intelección histórica, así lo leo por fuentes fiables. Algo más como propuesta, empeño y esperanza. Pienso. Un saludo. 

  • José Miguel Lertxundi

    Estoy  de acuerdo con el artículo. Hay que tener fe para afirmar una cosa o la otra. El Jesús histórico no es en NADA y para NADA  lo que afirma Manuel Ossa, ese es un Jesús de una determinada fe, sí de una fe idealizada, como lo es el Cristo trascendente, lo que pasa es que este sí tiene una importancia, la resurrección es la reunión del espíritu con el cuerpo en un estado inmortal, no estando ya sujeto a la enfermedad ni a la muerte, eso sí cala, eso sí es lo que importa, lo distinto, el Jesús humano, ecologista, feminista, liberador político, de la igualdad y redentor de los pobres, QUE NO ES CIERTO, solo una fantasía, no hubiera interesado a nadie, y en su época hubo muchos mesías similares e incluso más osados y trasgresores, y doy fe de ello y que me dedique una parte de mi vida a estudiar y  a enseñar el Nuevo Testamento. Acabo con el creador del cristianismo de Pablo de Tarso “Si Cristo no hubiera resucitado, vana  seria nuestra predicación, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

  • Alberto Revuelta Lucerga

    “Por favor, no retoque mis arrugas. Me ha costado años conseguirlas”, lo pidió Ana Magnáni al director de una de sus últimas películas. Lo mismo pienso sintiéndome cuando leo y oigo artículos y homilías.