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La “OBRA DE DIOS” al desnudo

        El desnudo –“sin ropa o con poca ropa” y considerado “indecente”–, tuvo y tiene mala prensa. Y peor, si esta es y se configura como “religiosa”, pese a que en el pétreo “Diario de Noticias” del Génesis se incrustaran frases de alabanza referidas a Dios quien, son su consentimiento y acción creadoras, reconociera “bueno” al mundo, y en conformidad con sus salvadoras intenciones. En tristes y desventuradas ocasiones, la misma obra de Dios –el mundo– artística por antonomasia, de los “desnudos” de Miguel Ángel, estuvo a punto de ser destruida o achabacanada, con bendiciones pontificias hipócritas y el consciente olvido de ser tan bello y significativo objeto de adoración y reconocimiento de la Divinidad.

        Como no podía ser de otra manera, en el “Opus Dei” –“Obra de Dios”– jamás habría de fomentarse el desnudo corporal, dejando aparte, y para otras asignaturas de culto y cultura, el correlativo a conductas y comportamientos.

        Y tal teología y espiritualidad es la que parece prevalecer y ser defendida por el Opus – oficialmente, “Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei”–, encarnados estatutariamente en los penúltimos tiempos “en el todavía Rector del Oratorio-Santuario de Torreciudad de Nuestra Señora de los Ángeles”. Para ello se le niega capacidad al obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, que es a quien canónica y legítimamente le corresponde, después de las más recientes determinaciones pontificias, al que se le “insta a rectificar o a llegar a un acuerdo”.

        Son muchos los cristianos de a pie a quienes, por laicos y laicas, es decir, sin las vestiduras y ornamentos sagrados, –por no ser ni estar a consagrados como sacerdotes–, se les hace correr estúpidamente el grave riesgo de escandalizarse, al despojárseles de la condición de “obra de Dios” de cuyo santo “pueblo” forman parte al menos en proporciones idénticas a las de los signados con títuloso, a veces, ociosos, pretencioso y antievangélicos.

       

        ¡Señor Rector del supuesto “Oratorio” de Torreciudad : no fomente  el falso e hipócrita convencimiento de ser usted y los suyos “obra de Dios”, más que lo sean los sacerdotes diocesanos o de las venerables Órdenes y Congregaciones religiosas, al igual que cualquier laico o laica, quienes –unos y otras– todos construimos piedra a piedra el edificio de la Iglesia, aun sin dejar de reconocer que algunos “privilegiados”, más que servirla, se sirvieron de ella para sus medros y presunta salvación en esta vida y en la otra.¡

        Comportamientos similares opuísticos descalifican radicalmente a la Iglesia, convertida en “negocio” con, o sin, el correspondiente morfema lingüístico del sufijo SA. de las “Sociedades Anónimas”, además de aportar puñados de pruebas de que la “Obra” es, parece y se presenta como libro de rezos.

        El “Opus “es –será– casi todo, pero no en exclusiva ni fundamentalmente, un estilo y fórmula de rezos, de ritos, de ceremonias y, sobre todo, de privilegios “divinos y humanos”. Es también un libro, pero solo y cuando todas y cada una de sus páginas coincidan con exactitud sagrada y unánime con las del santo Evangelio y no con las de otras fórmulas y síntesis pías, por muy “itinerantes” que sean y por numerosas, pulcras y ricas ediciones que de ellas se editen, lean y relean hasta memorizarlas con exactitud y reverencia.

        Y que conste que en el caso concreto de la pingüe Rectoría de Torreciudad de Nuestra Señora de los Ángeles, ni se trata ni es lo más importante y digno de admiración y sorpresa la tozudez “episcopal” del “Ordinario” titular de la diócesis Barbastro- Monzón, acreditado y experto en reclamaciones artísticas de la llamada ”La Franja” de la Provincia Eclesiástica Tarraconense y la “Generalitat”, su patrocinadora en menesteres tan cultos. A nadie se le ocurre dudar que detrás de la decisión del obispo se han dado cita efectiva decisiones de Congregaciones Romanas inspiradas “franciscanamente” por quien corresponde y actúa, por fin, en direcciones distintas a las de sus antecesores en la Sede Apostólica.

        ¡Señores Rectores de Oratorios canónicamente falaces: dejen de ser, actuar y comportarse como “Obra de Dios”, en exclusiva, e intégrense en la Iglesia y estilo de vida de verdad, al desnudo, con claridad, transparencia y pobreza, “en salida”, sinodal, como el papa Francisco, confraternizado de por sí, con el hermano Lobo, el hermano Sol, la hermana Agua, santa Clara… y  los moradores y moradoras del término municipal de Asís, en la región universal de La Umbría, con capital en Perugia, en el centro de Italia¡.

Un comentario

  • Juan A. Vinagre

    Confieso que no soy simpatizante del “Opus…”  Siempre me ha suscitado dudas y reservas… Su espíritu me parece más inspirado en la tradición, en el Vaticano I (creo que Pío IX también consideraba su concilio como obra de Dios), en la obediencia ciega y en un riguroso control… que en el Evangelio. La “Obra…”, en mi opinión, parece ignorar la libertad del amor evangélico. La “Obra…” -en cuanto obra, y aunque en algunos aspectos se barnice- parece ignorar algo fundamental en el Mensaje evangélico: la sencillez, la preferencia por los marginados y desposeídos, la transparencia, el servicio…

    Por eso estas preguntas: ¿Ese afán de ir por libre, con obispo propio, totalmente independiente de los obispos de las diócesis (algo contrasinodal?), como si el Opus fuera una “diócesis” supradiocesana,  es asumible hoy? ¿Esa “Torreciudad”, tan singular y en parte ostentosa; esas universidades elitistas (para ricos?); ese afán de introducirse en los dicasterios vaticanos, y desde allí dirigir-imponer criterios… con un espíritu tradicionalista -Vaticano I y sus “adenda”-; esa marginación de las mujeres en la Obra…(aunque se racionalice esa marginación); ese afán de poder -que no permite críticas ni cuestionamientos…-; ese afán por el dinero “para la Obra de Dios”…  es-son, pueden ser “Obra de Dios”? A mí me parece que una “obra” así no puede ser obra del Dios de Jesús de Nazaret. Me parece que esa Obra será “eclesial”, pero muy poco evangélica. Esa obra sirve el Evangelio en odres viejos… Con estas palabras no deseo presentarme como “enemigo” del Opus, sino formular unas preguntas que disuenan, y mucho, con el Evangelio. A la luz de éste, todos, todos necesitamos una profunda reconversión-renacimiento… También el Opus.

    ¿Empezar de un modo preferente por los ricos y poderosos es una buena estrategia de anuncio del Reino o es más bien caer en la tentación?