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El programa de Jesús (19)

EL PADRE NUESTRO

(Segunda parte. Peticiones para la comunidad)

15. Anhelo universal: Reconocimiento, Soberanía y Designio del Padre

         Las tres peticiones iniciales presentadas al Padre en beneficio de la humanidad han quedado plasmadas en la primera parte de este modelo de oración:

         La primera ha sido referida a su identidad, a su Nombre:

         Pide que todo ser humano vaya desechando la idea de Dios como un ser desconocido, alejado y sobrecogedor, y acabe reconociendo su identidad a través de la experiencia de la fraternidad. Él es “el Padre”, quien, sin interferir en la libertad, ofrece la inigualable posibilidad de alcanzar la plenitud humana.

         La segunda, a su Soberanía:

         Reclama que se abandone la búsqueda de la seguridad en el dios dinero y la sumisión al dominio aplastante de los poderosos, aceptando como única Soberanía el Reinado del Padre.

         La tercera, a su Designio:

         Solicita que la humanidad global rechace los planes criminales de los dueños de la tierra y se acoja al Designio establecido por el Padre de una vida feliz en igualdad, donde cada persona ocupa el lugar que le corresponde: el principal.

 

16. El primer anhelo de la comunidad: Pan

         Una vez mostrados sus deseos para el universo humano, la comunidad expresa para sí misma sus anhelos. Lo hará a través de cuatro peticiones. En ellas destaca el uso abundante del pronombre personal de primera persona en plural: “nosotros”, que se repite hasta en ocho ocasiones. Ese empleo revela no solo al sujeto colectivo que ora, sino que lo pedido responde a sus propias necesidades. La primera de esas peticiones se lee del siguiente modo:

“Nuestro pan del mañana dánoslo hoy”

         La versión oficial recita: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Este enunciado ramplón siembra dudas nada más leerlo. Su repetición no logra sino corroborar la endeblez del pedido. Ese carácter insustancial emana del desacierto de una traducción que parece haber puesto el acento en la preocupación de la comunidad por conseguir a diario el alimento más básico y común. Tal intranquilidad choca de frente con la realidad de una sociedad alternativa donde reina la felicidad de haber alcanzado la justicia. Su oposición a la enseñanza del Galileo resulta evidente:

“Conque no andéis preocupados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Son los paganos quienes ponen su afán en esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero que reine su justicia, y todo eso se dará por añadidura” (Mt 6, 31-33).

         La formulación de la petición aparece diáfana y no presenta dificultades: δὸς ἡμῖν σήμερον (“danos hoy”). Está construida con tres elementos: un imperativo (δὸς; ‘da’) del verbo δίδωμι (‘dar’); el dativo del pronombre personal de primera persona en plural: ἡμῖν (‘a nosotros’) y el adverbio: σήμερον (‘hoy’). Esta expresión (“danos hoy”) se lee en el texto original al final del enunciado: Τὸν αἄρτον ἡμῶν τὸν ἐπιούὸσιον δὸς ἡμῖν σήμερον; la versión oficial, en cambio, la coloca al principio. Como el resto de peticiones, esta refleja:

    1. Conocimiento de lo que se demanda,
    2. necesidad de poseerlo,
    3. confianza en alcanzarlo y
    4. disposición a recibirlo.

 

17. Interpretando la premura del ‘HOY’

         A todo ello se añade una nota específica: La solicitud descarta la espera; requiere que no haya demoras. La comunidad lo exige con urgencia, al momento: “HOY”.

17.1. Pan vital como programa de vida

         El objeto que reclama representa una necesidad vital: “Nuestro PAN” (Τὸν ἄρτον ἡμῶν; lit.: ‘el pan de nosotros’). En aquella cultura, el pan no estaba considerado como acompañante de la comida, era la comida fundamental. El término ‘pan’ (ἄρτος) alude al alimento diario imprescindible para la vida; de ahí la pronta respuesta exigida: “danos HOY”. Compartir el pan genera lazos de amistad y cohesiona hasta el punto de saciar con un superávit capaz de solventar definitivamente el problema crónico del hambre en el mundo (https://www.atrio.org/2010/09/2690/; https://www.atrio.org/2010/11/la-semilla-de-la-igualdad-12/), algo incompatible con la ambición que cierra el paso a la lógica. Compartir el pan resulta tan esencial que no puede caer en el olvido de los adheridos al Programa de Jesús (https://www.atrio.org/2010/11/la-semilla-de-la-igualdad-14/). El pan es figura del Proyecto; un Proyecto liberador. Así se descubre en el relato de la mujer sirofenicia (https://www.atrio.org/2010/10/la-semilla-de-la-igualdad-10/). La comunidad autora del cuarto evangelio transmitió su experiencia hablando del Galileo como alimento que proporciona la Vida. Manifestó lo que vivían: Que la adhesión a su persona y su Proyecto elimina el hambre de una vez por todas:

“Yo soy el pan de la vida. Quien se acerca a mí nunca pasará hambre y quien me presta adhesión nunca pasará sed” (Jn 6,35).

         Los cerriles discípulos se habían negado a entenderlo y a adherirse a su Programa durante todo el tiempo que estuvieron junto a él. Él les reclamó renunciar a sus ambiciones de poder e incorporarse con sinceridad a su Proyecto. Ellos se cerraron en banda y Jesús, el amigo de Nazaret, les invitó por última vez en la cena de despedida a comprometerse con él en su tarea (https://www.atrio.org/2019/06/la-cena-segunda-parte-invitacion-alcompromiso/).

17.2. Un pan perdurable

         Cuando en la oración del Padre nuestro Jesús anima a la comunidad a pedir el pan: “Danos hoy NUESTRO PAN…” no se refiere a un chusco ordinario, sino al específico que ellos conocen y les corresponde. ¿Cómo entender el significado del pan en esta petición? El texto original griego califica al pan con un término sorprendente: τὸν ἐπιούσιον, al que hicimos alusión en las notas introductorias a estos artículos sobre el Programa de Jesús: https://www.atrio.org/2022/03/el-programa-de-jesus-0/.

         La versión oficial rebaja el profundo sentido de la petición hasta trivializarlo al traducir el adjetivo articulado τὸν ἐπιούσιον del siguiente modo: Danos hoy nuestro pan DE CADA DÍA”.

         Este extraño término, τὸν ἐπιούσιον, lo encontramos exclusivamente en la oración del Padre nuestro de Mateo y Lucas (11,3), pero ¡en ningún otro texto escrito en lengua griega! Esto conduce a pensar, como hizo Orígenes en el siglo III, que el adjetivo fue inventado por la fuente de ambos evangelistas a partir del participio ἐπιοῦσα, del verbo ἔπειμι (‘avanzar’, ‘adelantarse’), usado para decir ‘mañana’, ‘al día siguiente’ (ἡ ἐπιοῦσα ἡμέρα).

         Jerónimo de Estridón tradujo τὸν ἐπιούσιον: en el Padre nuestro de Mateo por “supersustancial” (“Panem Nostrum supersubstantialem da nobis hodie”) y en el de Lucas por “cotidiano (“Panem Nostrum quotidianum da nobis hodie”). El bandazo de una a otra traducción es signo inequívoco de que Jerónimo no supo dar con el significado de esta palabra desconocida. Él mismo confirmó este hecho con ocasión de traducir el texto de un evangelio apócrifo, ahora perdido: el llamado evangelio de los Hebreos o de los Nazareos. Al parecer ese texto se escribió en siríaco con los caracteres propios de la lengua del escriba, el hebreo. Este dejó escrito el término: ‘mahar’; מחר en correspondencia al adjetivo τὸν ἐπιούσιον, lo que sirvió a Jerónimo a salir de dudas y dar con su significado en la oración del Padre nuestro. Así lo expresó:

         “In Evangelio, quod apellatur secundum Hebreos, pro supersubstantiali pane reperi mahar, quod dicitur crastinum, ut sit sensus: panem Nostrum crastinum, i.e. futurum, da nobis hodie” (“En el evangelio llamado ‘según los Hebreos’ se encuentra mahar, que quiere decir ‘de mañana’, en lugar de supersustancial; de manera que el sentido resulta así: Danos hoy el pan de mañana, esto es, el del futuro”).

         Y a continuación añade:

        “In Hebraico Evangelio secundum Matthaeum ita habet: Panem Nostrum crastinum da nobis hodie, hoc est, panem quem daturus es in regno tuo, da nobis hodie” (“En el evangelio Hebreo según San Mateo se dice: Danos hoy el pan de mañana, esto es, danos hoy el pan que vas a darnos en tu reino”).

         Con esa misma expresión recitan en la actualidad el Padre nuestro en árabe los cristianos de Egipto diciendo: “Nuestro pan del mañana…”.

         “El pan del mañana” hace referencia al banquete de desbordante alegría, esplendoroso e inigualable, presidido por el Padre como celebración de la plenitud humana y la Vida definitiva. La comunidad expresa así su deseo de vivir a diario ese festejo conmemorativo de la fraternidad universal alcanzada. Lo que la comunidad pide se traduce en esfuerzo por hacerlo realidad y disfrutarlo en el presente: “HOY”. El Padre no pondrá pegas al pedido de la comunidad:

         “O es que si a uno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a ofrecer una piedra?” (Mt 7, 9).

 

18. El segundo anhelo de la comunidad: Deudas y Perdones

         La segunda solicitud destaca por su longitud. Contrasta con la concisión de las otras seis y llama la atención porque presenta una actuación de la comunidad relacionándola con la petición. Dice así:

 “y perdónanos nuestras deudas, que también nosotros perdonamos a nuestros deudores”             

         Como hemos indicado, las peticiones de la comunidad en el Padre nuestro responden a sus más intensos deseos. Y la sinceridad de los deseos se avala con el trabajo por conseguirlos. La especial formulación de esta segunda solicitud se distancia de las demás. En este caso, la petición se presenta respaldada con una tarea realizada con anterioridad por el colectivo. Muestra, de ese modo, su urgencia y la disposición de la comunidad a recibir lo solicitado.

         A pesar de ser más larga, esta petición está construida con parquedad. Mateo se ha servido de solo tres elementos: un verbo usado dos veces: ἀφίημι (‘perdonar’, ‘pasar por alto’), el pronombre personal de primera persona: plural ἡμεῖς (‘nosotros’), repetido hasta en cuatro ocasiones, y dos términos procedentes de una misma raíz: ὀφείλημα (‘deuda’) y ὀφειλέτης (‘deudor’). Armoniza, por tanto, con la fisonomía extractada del resto de peticiones.

18.1. La Concordia es superior al Conflicto

         A simple vista, parece, sin embargo, estar alejada de la alegría solicitada en la anterior: “el pan del mañana dánoslo hoy”. Incluso se diría que invita a recitar con la cabeza gacha, encogidos en señal de reconocimiento de la culpabilidad. Puede pensarse que existe un corte abismal entre la alusión a la celebración del banquete universal (“el pan del mañana”) y la humillante declaración de una responsabilidad por compromisos incumplidos. Esas son percepciones muy superficiales. En este punto se incrementa el tono festivo. Sobresale el alborozo. No hay sitio para la indignidad ni la tristeza Se reclama la cancelación de deudas; ¡la publicación inmediata del decreto de AMNISTÍA!

 18.2. La AMNISTÍA como DICHA

         Aquí no se habla de pecados, sino de deudas y deudores. El acento recae sobre débitos adquiridos que generan un déficit existencial a resolver obligatoriamente. Las responsabilidades individuales y colectivas que conllevan tales deudas interfieren la vida comprometiéndola severamente. La largura de esta petición aporta la clave para ser entendida. La comunidad pide ser beneficiaria de la amnistía final. Se reclama disfrutar YA su apasionante y apoteósica experiencia de haber sido liberados de la carga. Ha quedado resuelto el compromiso de las devoluciones (“perdónanos nuestras deudas”). Se acude al Padre con la seguridad de que la petición será aceptada. La comunidad disfruta de la vida definitiva. La acredita con la presentación del más reconocido aval: “que también nosotros perdonamos a nuestros deudores”.

         Como acreedora, la comunidad ha dejado a cero el pasivo de sus deudores. Su comportamiento muestra su disposición a que sean saldadas sus propias deudas. El perdón aproxima; se opone a la ruptura y mide el nivel de generosidad. Perdonar al deudor (ὀφειλέτης) resulta condición que garantiza estar preparados para aceptar la liquidación de la propia deuda (ὀφείλημα). Mateo lo declara explícitamente al finalizar la exposición del Padre nuestro:

 “Pues si perdonáis sus culpas a los demás, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestra culpa” (Mt 6, 14-15).

         La comunidad ha de pedir sabiendo que disfrutar el beneficio de la amnistía no se logra mediante movimientos hacia adentro o hacia arriba; exige la horizontalidad, la reconstrucción de puentes destrozados y el allanado de caminos tortuosos; facilitando el paso y la aproximación. Por esta vía podemos descubrir de que deudas y deudores habla el texto.

18.3. Las deudas:

         La deuda de la comunidad presenta también un perfil apaisado. No es un descubierto frente al Padre como acreedor. Se trata de un grandioso e histórico déficit de fraternidad

         La deuda humana es monumental. Resulta imposible su devolución. La comunidad la reconoce y trabaja por evitar su progreso. En él se incluyen los muertos diarios por hambre, las multitudes sin acceso al agua potable, las mujeres desplazadas de su sitio principal, su dominación y la violencia ejercida contra ellas, los niños explotados con trabajos inhumanos, la extensión inacabable de la miseria, la acumulación de la riqueza en manos de unos pocos, la desprotección social, las desigualdades… La deuda se genera y engorda sin freno a causa de la neutralidad y la pasividad. La comunidad admite su responsabilidad al renunciar a la ambición y poner a rodar a la sociedad alternativa. A partir de aceptar la Soberanía del Padre trabaja por evitar el progreso de la deuda y espera una amnistía. La sinceridad del cambio de posicionamiento se muestra con su fidelidad al Proyecto. La deslealtad a los compromisos contraídos con el Nuevo Pacto acumula un débito adicional que constituye una rémora al desarrollo de la vida de la sociedad alternativa o reinado de Dios:

El que se exima de uno solo de esos mandamientos mínimos y los enseñe así a los hombres, será llamado mínimo en el reino de Dios; en cambio, el que los cumpla y enseñe, ese será llamado grande en el reino de Dios: porque os digo que, si vuestra fidelidad no se sitúa muy por encima de la de los letrados y fariseos, no entráis en el reino de Dios” (Mt 5, 17-20) (https://www.atrio.org/2022/04/el-programa-de-jesus-7/).

 18.4. Los deudores:

         En los adheridos al Programa de Jesús ha habido un cambio de actitud, ahora actúan como el Padre: perdonando. Con esa actitud de perdonar al deudor se parecen a Él. El perdón borra límites, fronteras y deformaciones. Abre todo el espacio al amor sincero. Perdonar demuestra la mejor disposición a ser perdonado. Los deudores de la comunidad han sido presentados previamente como sus enemigos, aquellos que pretenden su destrucción:

“Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos” (Mt 5, 44-45) (https://www.atrio.org/2022/05/el-programa-de-jesus-y-13/).

 

19. El tercer anhelo de la comunidad: mantenerse ¡alertas!

         Ahora bien, perdonar no significa aceptar las condiciones de quien se ha declarado enemigo. La mejor manera de aniquilar la sociedad alternativa se produce mediante la atracción. El chantaje y la invitación a cambiar de vida adaptándose al orden establecido representan el peligro a evitar. De ese riesgo trata la tercera petición para la comunidad:

“y no nos dejes ceder a la tentación”

         Tras las anteriores solicitudes y deseos que marcan el trayecto de la comunidad, aparece una petición que, a diferencia del sentido positivo de las anteriores, comienza con una negación de fuerte carácter: μή (“No”). Asociado a ella, la acción del verbo: εἰσφέρω (‘llevar’, ‘traer’, ‘conducir’), usado en subjuntivo: εἰσενέγκης (‘lleves’, ‘conduzcas’), adquiere sentido negativo y manifiesta impedimento y rechazo. La petición habla del trayecto señalado por el Padre a la comunidad y de un extravío a esquivar. A ese envite a adentrarse por el desvío o ruta equivocada se le llama en el texto original: πειρασμός (‘prueba’, ‘tentación’). A simple vista parece indicar que es el Padre quien conduce a la comunidad a pasar por esa prueba de lealtad. La literalidad del texto dice: “No nos conduzcas hacia tentación”. Esta lectura está refutada claramente en Sant 1, 13:

“Cuando uno se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; lo malo a Dios no lo tienta y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y lo seduce”.

19.1. Cuidar el seguimiento fiel para no aflojar

         El sentido equivocado de una lectura literal arranca de una idea proveniente del AT. En esos libros se consideraba que Yahvé actuaba como conductor del pueblo. Pero esta petición está lejos de ese criterio; lo que manifiesta es el apoyo del Padre al deseo de la comunidad de ser leal al Programa de Jesús y no flaquear ante el atractivo de rutas engañosas. La traducción que seguimos se ajusta a ese significado: “y no nos dejes ceder a la tentación”.

         El término griego πειρασμός (‘prueba’, ‘tentación’) se escribe aquí sin artículo. Se trata de múltiples maneras de buscar un único objetivo: Que la comunidad desista de seguir la ruta marcada por el Programa de Jesús. Esa única finalidad permite traducir en forma determinada: “la tentación”. El vocablo aparece solo dos veces en Mateo. Además de aquí, se lee en Mt 26,41 también en boca de Jesús y dirigido a los discípulos. El momento es delicado. Están en Getsemaní. La detención del Galileo está a las puertas. Los discípulos siguen con sus propósitos de hegemonía política. Él les conmina a salir de esos sueños: “Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación”.

19.2. Superar los momentos de flojera

         Jesús enseñó a los discípulos desde su experiencia. Él había superado la prueba con éxito. Desechó las ideas de abandonar su Proyecto y emprender otros caminos. Mateo lo expuso sin usar el término ‘tentación’ (πειρασμός); lo hizo con el verbo πειράζω (‘poner a prueba’, ‘hacer una tentativa’, ‘tratar de engañar o seducir’), que empleó en otras cuatro ocasiones siempre refiriéndose a actuaciones de colectivos religiosos oponiéndose al Programa de Jesús (16,1; 19,3; 22,18.35).

19.3. Las causas tentadoras: el Poder y el Dinero

         Mateo dio las pistas respecto al modo en que se presenta la tentación: Surge en momentos de cierta debilidad. Se presenta con argumentos resbaladizos, aunque de aparente solidez. Ilusiona con promesas para incautos. Justifica y garantiza el provechoso resultado de su seductora propuesta. Encandila con la posición de privilegio a obtener en caso de aceptación de su oferta. El poder y el capital se muestran fascinantes como objetivos capaces de corromper la más firme de las voluntades. El texto de Mt 4,1-11 explica en tres pasos las atractivas proposiciones presentadas a la consideración del Galileo para que este abandonara su Proyecto y se decantara por la supremacía del poder y el capital.

    1. Incitación a asumir el poder presentándolo como la mejor, más fácil y directa solución para resolver el problema de la necesidad humana.
    2. Sugerencia de poner toda la confianza en Dios. Él dará solución a los problemas. La reflexión y la responsabilidad resultan innecesarias. La inacción cobra protagonismo y al poder se le deja hacer la tarea que le corresponde.
    3. Empuje a la consecución de la hegemonía política y económica. Reconocimiento y aceptación del sistema injusto que destaca por el atractivo irresistible de su esplendor.

         La petición al Padre es reflejo fiel de una aceptación incondicional de la libertad y fraternidad que la comunidad disfruta. Como consecuencia, es expresión del rechazo de las vías que plantean de mil maneras la vuelta a la esclavitud.

 

20. El cuarto anhelo de la comunidad: Liberar del Embaucador universal

         La tentación tiene su origen en quien Mateo llama “El Malo”. A él se refiere con la petición que cierra “el Padre nuestro”:

“sino líbranos del Malo”

         Esta última solicitud no se halla aislada. Está unida a la anterior, la referida a la tentación, mediante la conjunción adversativa ἀλλά (‘pero’, ‘sin embargo’; ‘sino’) tras oración negativa. La tentación no parte del pensamiento, procede de fuera del ser humano. Actúa con maniobras seductoras tratando de impedir la andadura de un Proyecto que pone en evidencia sus engaños y su maldad. Su actuación se dirige principalmente a los adheridos a ese Proyecto. Para Mateo, esas tentativas son cosa del “Malo”. Le denomina así: ὁ πονηρός (“el Malo”) para denotar su perversidad y su oposición al “Bueno” por excelencia:

“Por consiguiente, sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo” (Mt 5,48).

20.1. Los variados nombres del Malo

         “El Malo” trata de fortalecerse ganando adeptos. La comunidad, habiendo experimentado la dicha de una calidad de vida inigualable, pide lo que desea: estar más unida al Padre como mejor manera de escapar de sus garras. Mateo lo expresa con el empleo de un verbo griego: ῥύομαι (‘traer hacia sí’, ‘arrancar al peligro’, ‘proteger’, ‘librar’) en imperativo y seguido de pronombre de primera persona plural: ῥῦσαι ἡμᾶς (“líbranos”). La petición y el deseo salen de la comunidad que vive de acuerdo al Programa de Jesús, el que “el Malo” pretende aniquilar.

         Al “Malo” se le identifica y se le reconoce por su posición contraria al Proyecto. Marcos le llamará: “el Adversario” (Satanás=’adversario; Mc 3, 23), contrario a la libertad. También dirá de él que es “el Fuerte”, cuya debilidad fue descubierta por el Galileo (Mc 3, 27). El cuarto evangelio afirmará que es “el Enemigo” (διάβολος=’acusador’, ‘detractor’, ‘calumniador’), criminal y generador de la falsedad (Jn 8,44). Se trata del poderoso embaucador global, el sistema que ha ordenado la sociedad humana bajo el régimen del poder como única posibilidad de organización. (https://www.atrio.org/2021/06/la-irresistible-seduccion-del-poderoso-embaucador-global-1/; https://www.atrio.org/2021/06/la-irresistible-seduccion-del-poderoso-embaucador-global-2/; https://www.atrio.org/2021/06/la-irresistible-seduccion-del-poderoso-embaucador-global-y-3/).

20.2. Algunas identidades del Malo

         El orden establecido, incansable sembrador de tristezas, tratará por todos los medios de impedir la andadura de la sociedad alternativa o reinado de Dios. Mateo lo identificó como el agente perseguidor de quienes mantienen su lealtad al Programa de Jesús, esa gente feliz, a pesar de su acoso:

“Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad,
porque esos tienen a Dios por rey”. (Mt 5,10).

 

21. En resumen:

         Con el Padre nuestro, Jesús enseñó al grupo de adheridos a su Proyecto a expresar sus deseos, los que habrían de marcar la trayectoria de su lealtad. Les aportó este modelo de comunicación con el Padre como una fórmula cuyo contenido queda enmarcado en la vida ordinaria de su comunidad. No se trataba de aprender una plegaria para ser repetida en momentos de exigencia religiosa. El Galileo propuso a los suyos que los deseos manifestados en las peticiones del Padre nuestro se identificaran con los objetivos en los que ellos empeñaran la vida. Dichos objetivos han de ser reflejo del dinamismo propio de los integrantes de la sociedad alternativa. De entrada, son universales:

  • Que la humanidad reconozca a Dios como “el Padre”, lo que supone la conquista de la fraternidad.
  • Que sea aceptada su sola Soberanía, “su reinado”, el que establece la libertad y la igualdad, excluyendo todo dominio y sometimiento.
  •  Que se vaya realizando aquí y ahora “su designio”, el inigualable plan que guía a la plenitud humana.

         La fraternidad asentada tras el reconocimiento de “el Padre”, la puesta en marcha de “su reinado” y la andadura conforme a “su designio” dan razón de ser a una sociedad alternativa que muestra su praxis y su experiencia como: “sal de la Tierra” y “luz del mundo”.

         Y reclama para ella vivir YA:

  • El esperado banquete definitivo, celebración de la fraternidad universal: “el pan del mañana” y
  • la indescriptible alegría de acogerse al beneficio de la Amnistía más generosa: “el perdón de las deudas”

         con la confianza y apoyo del Padre para:

  • “no ceder a la tentación” de ser desleales a su andadura,
  • sino reafirmarse en el compromiso a seguir esa ruta como mejor procedimiento para “librarse del Malo”.

         La fidelidad será el escudo que proteja a la comunidad de los embates del “Malo”. Acogerse al “Bueno”, “el Padre”, será la manera de superar cualquier prueba. Ese es el deseo que pone broche a las siete peticiones del “Padre nuestro”.

7 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
    En el Cap. anterior (n°18) del 18-octubre-2022
    Salvador Santos responde a Carmen:
     
    -“Los evangelios
    -no me cansaré de repetirlo-
    describen en un formato pedagógico
    la praxis de unas personas adheridas al Proyecto de Jesús.”-
     
    ¡De acuerdo! … PERO
    ¿Cuál es el ‘PERO’?
     
    El ‘PERO’ es el de la Validez en la historia real.
     
    Está más que a la vista que la tal
    praxis de adhesión al Proyecto de Jesús.”-
    (si nos atenemos al postulado de un “JESÚS AUTÉNTICO”;
    del que se pregona –irresponsablemente-, ‘VOLVER A ÉL’)
    no ha cuajado más que en una infinitésima cantidad de ‘adherentes’;
    y esto en 2000 años.
     
    ¿Podemos ser tan ciegos de, siquiera, preguntarnos
    por la validez del tal ‘Proyecto’ en la historia de las Sociedades?
    ¿Qué es lo rescatable y lo erróneo,
    como ocurre con todo ensayo de la vida humana?
     
    ¡Uno se sorprende con la ‘ternura’ con que tragamos tales sapos!
    Más aun viendo a los mismos
    Quejarse por la ‘desertificación’ religioso’ de las Iglesias
     
    Gracias!

    • salvador santos

      Hola Oscar
       
      Voy a tus dos preguntas.
       
      El de Jesús fue un Proyecto humano y social que no quedó agazapado en teorías. Salir a la calle presentando esos rasgos representaba un grave peligro para las autoridades. Y lo declararon inválido. Y el pueblo, manejado como de costumbre por tales autoridades, siguió la pauta marcada desde arriba.
       
      El resto de sociedades también ha declarado la invalidez de ese Proyecto por idénticas razones. Esos sistemas -llamarlos sociedades me parece de incautos- se han distinguido por la dominación y el sometimiento de los pueblos. Lo humano y lo social les ha importado un pimiento. La historia de esos sistemas asociales ha llegado hasta aquí, adonde nos encontramos hoy. Sus resultados están a la vista.
       
      Incluso muchas sociedades incipientes, las de a dos, han seguido esa misma pauta.
       
      Cabe preguntarse: ¿dónde está el problema? ¿dónde la invalidez? ¿Desde qué foco hacer un diagnóstico?
       
      Respecto a lo rescatable y lo erróneo de ese Proyecto habrá que determinarlo desde la praxis. Alejados de esa vida: sentados ante una mesa y frente a un ordenador será harto difícil dar en el clavo.
       
      Abrazos  

  • Antonio Llaguno

    Muchas gracias , Salvador

    Ya tenía ganas de que llegara

  • carmen

    Absolutamente genial.

    Qué pena todo.

    Y, es que no se pide nada a Dios, sigo pensando igual. Salvo su , no sé qué palabra poner, a cualquiera se puede dar otra vuelta de tuerca. Así que me iré a la más sencilla y no da problemas, se pide su Bendición para poder hacer aquello que depende de nosotros y nosotras, porque también había discípulas, cómo no iba a haber si era un sector de población absolutamente machacado?

    Porque depende de nosotros. De nosotras. No depende de Dios el construir un mundo mejor. Lo que sucede es que el término Reino de Dios es absolutamente confuso . Si además lo mezclamos con la resurrección gracias a la cual serán los buenos felices porque así lo ha dicho el hijo de Dios… quién puede entender el padre nuestro?

    No creo que los judíos, a los que iba dirigido ese , lo que sea, ese discurso, se atreviesen a pensar en Dios con una forma humana. Vamos. Así me lo diga …

    No es un complemento a la oración de petición. En absoluto. Es todo un proyecto humano. No es una petición como la oración de petición que entendemos ahora y hace décadas que ya se cuestiona. Es que nunca existió la oración de petición tal y como la entendemos ahora. Es que es un sinsentido. Pero claro…dilo en Roma, si eres guapo, o guapa.

    Uuuuuufffffff.

    Gracias.

  • salvador santos

    Gracias a ti, Ana
     
    Poner las cosas en su sitio (la Paz) es tarea nuestra. Somos nosotros quienes las hemos descolocado.
     
    Te mando un abrazo

  • ana rodrigo

    En primer lugar, darte las gracias, Salvador, por el trabajo serio y minucioso que te tomas para ofrecernos algo de luz cuando hay cosas que nos nublan la visión.

    Yo llevo bastantes años que no entiendo la oración de petición, porque parece que, si nos dirigimos a Dios, éste se hace el sordo.

    Acabo de escuchar la sesión final del Congreso por la paz en Roma (gracias, Antonio, por recordárnoslo), y, sin dejar de ser emocionante, al ver tanta gente de todas las religiones orar a Dios por la paz, yo no dejaba de preguntarme ¿por qué Dios no escucha tanta sinceridad, tanta honestidad y tanta fe mientras la tierra a lo largo de la historia se cubre de sangre y de sufrimiento?

    Después de ver esta sesión, leo tu escrito y resalto en negrita esta frase tuya “las peticiones de la comunidad en el Padre nuestro responden a sus más intensos deseos. Y la sinceridad de los deseos se avala con el trabajo por conseguirlos” Eso es, la necesidad de los deseos se avala con el trabajo para conseguirlos. Me ha encantado esta idea complementaria a la oración de petición. Gracias

  • Antonio Duato

    El retraso en aparecer hoy martes la acostumbrada entrega de Salvador Santos se ha debido a un fallo atribuible exclusivamente al moderador, que ha sido felizmente subsanado con la publicación antes de la hora de comer en España.

    Aprovecho para recordar que es muy interesante la celebración del Congreso sobre la paz global que ha organizado la Comunidad de Sant’Egidio y que culminará esta tarde, a las 16:30, con la oración interreligiosa en el Coliseo de Roma, a la que se unirá el papa Francisco.