Sobre este proceso sinodal, cumbre de la reforma propuesta por Francisco a la Iglesia católica e incluso a las personas no creyentes que estén interesadas en un impulso de libertad, igualdad y fraternidad en el mundo de hoy, tenemos que volver en ATRIO una y otra vez. Hoy, el Director de La Civiltà Catòlica, Antonio Spadaro, muy unido a Francisco, nos explica el sentido profundo de esta propuesta. AD.
La apertura del Sínodo sobre la sinodalidad el 9 de octubre de 2021 invita a preguntarse qué significa ser Iglesia hoy y su significado en la historia. Esta pregunta está también en la base del camino sinodal que está emprendiendo la Iglesia italiana y de los que están en marcha o inician en Alemania, Australia e Irlanda.
Aquellos que han seguido las Asambleas del Sínodo de los Obispos en los últimos años ciertamente han visto cuánta diversidad da forma a la vida de la Iglesia Católica. Si alguna vez una determinada latinitas o romanitas constituyó y marcó la educación de los obispos -que, entre otras cosas, entendían al menos un poco de italiano-, hoy la diversidad emerge con fuerza en todos los niveles: mentalidad, lengua, abordaje de los temas. Lejos de ser un problema, es un recurso ya que la comunión eclesial se realiza a través de la vida real de los pueblos y las culturas. En un mundo fracturado como el nuestro, es una profecía.
No debemos ver la Iglesia como un juego de Lego con ladrillos que encajan perfectamente. Ese sería un mago mecanicista de la comunión. Mejor pensamos en ello como una relación sinfónica, de diferentes notas que juntas dan vida a una composición. Si tuviéramos que llevar la imagen más allá, diría que no es una sinfonía donde las partes ya están escritas y asignadas, sino más bien un concierto de jazz, donde se sigue la inspiración compartida en el momento.
Aquellos que han tenido la experiencia de los recientes Sínodos de Obispos habrán percibido las tensiones que surgieron dentro de la Asamblea, pero también el clima espiritual en el que estaban, en su mayor parte, inmersos. El Papa ha insistido mucho en el hecho de que el Sínodo no es una asamblea parlamentaria donde la gente discute y vota para decidir los asuntos por mayoría. La figura principal, en realidad, es el Espíritu Santo, que “mueve y atrae”, como escribe san Ignacio en sus Ejercicios espirituales . El Sínodo es una experiencia de discernimiento espiritual en busca de la voluntad de Dios para la Iglesia.
Que esta visión del Sínodo es también una visión de la Iglesia no debe cuestionarse. Hay una eclesiología, madurada a lo largo de los años gracias al Concilio Vaticano II, que se desarrolla hoy.
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Para ello, es necesario escuchar atentamente. Escuchar a Dios, en la oración, en la liturgia, en los ejercicios espirituales; escuchar a las comunidades eclesiales en sus intercambios y debates sobre experiencias (porque es sobre las experiencias donde se puede hacer el discernimiento y no sobre las ideas); escuchando al mundo, porque Dios está siempre presente allí inspirando, moviendo, conmoviendo. Tenemos la oportunidad de convertirnos en “una Iglesia que no se separa de la vida”, dijo Francisco, saludando a los participantes al comienzo del camino sinodal (9 de octubre).
El pontífice lo resumió entonces de esta manera: “Habéis venido por muchos caminos diferentes y desde distintas Iglesias, cada una con sus propias preguntas y esperanzas. Estoy seguro de que el Espíritu nos guiará y nos dará la gracia de avanzar juntos, de escucharnos y de embarcarnos en un discernimiento de los tiempos que vivimos, en solidaridad con las luchas y aspiraciones de toda la humanidad ”. Poner a la Iglesia en estado sinodal es ponerla inquieta, incómoda y tensa porque la agita el soplo divino, al que ciertamente no le gustan las zonas seguras ni las áreas protegidas: sopla donde quiere.
La peor forma de hacer un sínodo entonces sería tomar el modelo de conferencias, congresos, “semanas de reflexión”, e imaginar que de esta manera todo podría proceder de manera ordenada, incluso cosméticamente. Otra tentación es la excesiva preocupación por la “máquina sinodal”, para que todo funcione según lo planeado.
Si no hay sensación de vértigo, si uno no experimenta el terremoto, si no hay una duda metódica, no una duda escéptica, la experiencia de una sorpresa incómoda, entonces quizás no haya un sínodo. Si el Espíritu Santo está en acción, dijo Francisco una vez, entonces “patea la mesa”. La imagen tiene éxito porque es una referencia implícita a Mateo 21:12, cuando Jesús “volcó las mesas” de los cambistas.
Para hacer un sínodo tenemos que expulsar a los comerciantes y vuelcan sus mesas. ¿No sentimos hoy la necesidad de una patada del Espíritu, aunque solo sea para despertarnos de nuestro letargo? Pero, ¿quiénes son los “mercaderes del templo” hoy? Solo la reflexión en oración puede ayudarnos a identificarlos. Porque no son pecadores, no son los “distantes”, los incrédulos, ni los que profesan ser anticlericalistas. Al contrario, en ocasiones nos ayudan a comprender mejor el precioso tesoro que guardamos en nuestras pobres vasijas de barro. Los comerciantes siempre están cerca del templo, porque allí hacen negocios, allí venden formación, organización, estructuras, certezas pastorales. Los comerciantes inspiran la inmovilidad de las viejas soluciones para los nuevos problemas, es decir, la solución segura de segunda mano, que siempre es un “parche”, como la define el pontífice. Los comerciantes se enorgullecen de estar “al servicio” de los religiosos.
Hacer un sínodo implica ser humilde, concentrarse en los pensamientos, pasar del “yo” al “nosotros”, abrirse. Llama la atención en este sentido, por ejemplo, lo que el Relator General del Sínodo, Cardenal Jean-Claude Hollerich, afirmó en su saludo el 9 de octubre durante la inauguración: “Debo confesar que todavía no tengo idea de qué tipo de instrumento escribir. Las páginas están vacías, depende de ti llenarlas “. Es necesario vivir el tiempo sinodal con paciencia y expectación, abriendo bien los ojos y los oídos. “Ephphatha, es decir: ‘¡Ábrete!’” ( Marcos 7, 34) es la palabra clave del Sínodo.
Roland Barthes, distinguido lingüista y semiólogo, entendió que los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola sirven para crear un lenguaje de interlocución con Dios compuesto por escuchar y hablar. Es necesario comprender que el Sínodo, a su manera, comparte esta naturaleza lingüística, del creador del lenguaje. Por eso es importante el método, es decir, el camino y las reglas del viaje, especialmente en función de la participación plena.
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En definitiva, la dinámica que se desarrolla en el Sínodo puede describirse como una “puesta en juego”. Por ejemplo, jugar al fútbol no solo significa patear una pelota, sino también correr tras ella, involucrarse con las situaciones que ocurren en el campo. De hecho, “el juego logra su propósito solo si el jugador se sumerge totalmente en él”, como escribe Gadamer en su famoso ensayo, Verdad y método. El foco del juego, entonces, no son los jugadores, sino el juego en sí, que cobra vida a través de los jugadores. Este es, en definitiva, el espíritu del Sínodo: finalmente ponerse de verdad en el juego siguiendo la dinámica animada por el Espíritu.
Voy a dar unos últimos toques a lo que expuse anteriormente y ya lo dejaré.
Decía ayer que la intelección humana no es cuestión de patrones encasillados sino de estructura la cual esta es la que nos permite hablar de la universalidad del conocimiento.
En la estructura pues del conocimiento siempre existe aquel momento en el que se da una superación, un salto cualitativo entre sus intrínsecos niveles algo que va más allá de un mero cambio de significado lingüístico.
Así las distintas culturas respecto del conocimiento se constituyen mediante esbozos de experiencia obtenida ciertamente por intelección, pero por intelección a nivel racional, y, por tanto, en el ámbito de la intelección profunda, y esto es fundamental entenderlo así porque es a ese nivel de conocimiento donde las diferentes culturas pueden hallar puntos de encuentro de ahí mi discrepancia con la razón utilitarista de los cajones de ferretero que bien puede ocurrir que nunca se hallen en disposición de movilidad, de cambio.
Ahora bien, no se vaya a pensar como así ha sucedido en la historia que al ser distintas las culturas y consecuentemente también distinta sus valoraciones, construcciones o creaciones, surjan de ahí preferencias conceptuales, esto ha venido sucediendo precisamente por situar la percepción en primera línea del conocimiento y es entonces cuando como a la experiencia se la ha identificado como percepción sensible (un estudio exhaustivo sobre la percepción lo llevo a cabo Merleau Ponty en el siglo pasado) se piensa entonces que experiencia es formalmente sensibilidad, pero experiencia no se identifica con sentir, no se trata de dejarnos llevar por el sentir, sino de dejarnos llevar por lo que este sentir nos sugiere, son las dos caras de las “categorías“, y estas a menos que queramos falsear la verdad no las podemos extrapolar…
Bien, pues lo voy a dejar aquí.
Con todos mis respetos a todos y todas. De verdad existe todavía una pugna entre ciencia y religión? Pues yo creía que era una fase superada.
Ma ciencia existe, gracias a Dios, pero ni un solo dogma de fe en ciencia. Porque si no, pues no sería ciencia. Sería fe. Además, anda que no hay interés en
demostrar que algo de lo que dijo uno de los grandes y no llegó a demostrar. O justo al contrario. Demostrar que un grande se ha equivocado.
Y luego están Los Grandes. Que los hay.
Y personas en la sombra que son mucho más grandes que los grandes, pero la vida es como es…
Y luego están los visionarios. Lo de la teoría de cuerdas que ha citado Antonio, eso para mí es el sumun de, pues de todo. Hasta el mismísimo Sheldon se la dejó. Y según la serie le costó una depresión. Te tronchas.
Y todo esto qué tiene que ver con las creencias religiosas, me refiero a Dios y esas cosas?. A ver si un científico no puede tener una idea personal acerca de lo que es o no es Dios. Pues como todos, como todas…
Ahora, si tu religión de dice que tienes que creer que es el sol el que da vueltas alrededor de la tierra…pues…la gente como que duda un poco y dice, pues bueno…
No creo que haya una pugna entre ciencia y religión. Al menos eso espero.
Yo creo Antonio, que la gente moderna, no debemos caer en la dialéctica religión-ciencia, porque es como decidir a quien quieres más si a papá o a mamá.
Nosotros debemos ser conscientes, de que no hay mas que una Realidad, (como muy bien reitera M. Luisa), y por ello, toda contradicción entre religión y ciencia, es aparente: hay que solventarla.
Decía el mentado por ti Teilhard, en una carta de 28-4-1926, (hace casi 100 años):
“En materia de “conversiones”, el cristianismo está en un verdadero atolladero. Visiblemente, no será por los caminos actuales como se establecerá el reino de Dios, sino mediante algún renacimiento, alguna “revelación”, que (una vez más en la historia de la Humanidad), se difundirá en la masa humana como el agua y como el fuego.
Esto es lo que hay que desear y preparar. A mí me parece (…) que la chispa surgirá de la conjunción que más pronto o más tarde, se llevará a cabo en las conciencias, entre Dios y el mundo, pasando este último a ser sagrado y absoluto en Aquel, al término de un largo esfuerzo creador”.
Para ello, Teilhard no lo dice, pero parece claro que necesitamos un nuevo Pablo, que debe ser alguien científico y creyente. La situación actual, aunque parezca mentira es muy similar a la que se encontró Pablo, en el inicio de su misión.
Pablo estaba a caballo entre dos mundos culturales muy diversos: el judío y el helenístico, y era una persona ideal para hacer de puente entre ambos.
Actualmente también hay dos mundos culturales muy diversos y separados: el mundo moderno, y el mundo cristiano tradicional que se sostiene sobre las filosofías grecorromanas de su origen, con pequeñas modificaciones.
De ahí la gran dificultad de que cale el mensaje: se habla en griego a personas que solo saben inglés, (y muchos de nosotros, ni eso siquiera bien).
Pablo, tras sus apariciones, y siguiendo el encargo específico que se le hizo en ellas, “arranca el Cristo universal, del marco mesiánico de las esperanzas de Israel”, (Puente Ojea).
Sigue Puente Ojea: “El kerigma estaba formulado en lenguaje y categorías apenas comprensibles para los gentiles, y Pablo estaba resuelto a mediar en la transmisión de ese mensaje a un mundo cultural diferente, la sociedad grecorromana, descargándolo del lastre ideológico judío y traduciéndolo a un lenguaje universal”.
En estos momentos es claro que se precisa que el Espíritu suscite otro Pablo, para realizar una tarea paralela a la que él hizo. Si él tradujo del hebreo al grecorromano, ahora hay que traducir del grecorromano al moderno.
Pero seamos realistas. Una traducción así no se hace con los pies atados y respetando las reglas del antiguo mundo. Exige una labor creativa enorme, (ayudado y guiado, por supuesto, por el Espíritu), para recrear las cosas: y no se hace una tortilla sin romper huevos.
La labor de los teólogos, (casi todos clérigos en ejercicio), que intentan realizar esa nueva misión, (aspirando a ser émulos del rey Arturo, sacando la espada “Excalibur”, clavada de la piedra), exige un nivel alto de “ruptura” con lo anterior.
La mariposa es el mismo gusano anterior, pero tiene poco que ver exteriormente con él: los gusanos no la reconocerían como uno de los suyos, (metáfora dicha sin ánimo peyorativo alguno).
Pablo, tuvo problemas entre los suyos, (era y fue hasta el final, un judío de raza), y fue apaleado y expulsado de varias sinagogas.
Y entre los “nuevos”, también tuvo problemillas con los de Jerusalén. Santiago el nuevo Jefe, lo ignora, y solo a golpes de donativos recibidos, aguanta. Pedro, en su débil situación de “líder” de la Comunidad, destronado por el “nepotismo” tradicional judío, del que Jesús no supo o no pudo abstraerse, tenía muy poca fuerza, y trataba de navegar entre las dos aguas, impotente e indeciso.
Hoy en día Pablo, hubiese sido excomulgado, expulsado y atacado con fuerza, por el batallón teológico orgánico, o peor aún ignorado y colocado en el limbo del desprecio.
Pero “tal vez ocurren los cambios de era, por la explosión incontenida de centenares de sueños, que no soportaron más su prisión…”, (Hnos. Cervantes).
Y necesitamos una religión que de consuelo y descanso a los humanos. Los críticos de la religión hablan cómodamente sentados en un taburete de cuatro patas: juventud, salud, economía sin apuros y un nivel de felicidad razonable. Cuando les falle alguna pata del taburete, se darán de bruces con el suelo de la realidad humana.
¿Quiénes somos nadie para criticar el deseo de todos de aligerar la carga que arrastramos penosamente por la vida?.
De las cosas más “divinas” que dijo Jesús, fue en Mateo 11, 28: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. (Cada vez que lo leo siento ganas de llorar de agradecimiento).
Hola Isidoro,
con esa precisión se entiende mucho mejor lo que dices. O yo lo entiendo mejor.
Lo que ocurre es que independientemente del diálogo que tienes con Maria Luisa, que es muy interesante; lo que a mi me preocupa (y aproveché vuestro diálogo para meter la pullita) es que mientras la religión (y en esto son iguales todas las religiones, lamentablemente) no descienda a la arena de la discusión con la ciencia en un plano de comprensión mutua (y no me refiero a comprensión como tolerancia o misericordia, sino a comprensión como conocimiento) seguiremos haciendo el ridículo en un lenguaje para sordos.
Cuando uno habla con un ateo cientificista (incluso de los más preparados) o con una persona que desprestigia a quienes tenemos conciencia religiosa por oposición a la ciencia, éstos suelen hacer trampa y en ocasiones lo hacen conscientemente (como es el caso del famoso Richard Dawkings).
Esas trampas son una, que utilizan “hipotéticos descubrimientos científicos” que los religiosos no conocemos o dominamos para establecer conclusiones categóricas que no podemos discutir por falta de preparación y que por lo tanto pueden usar a su antojo, con presuposición de verdad.
Un ejemplo claro es la tan manida del surgimiento del universo como una fluctuación cuántica de la nada, cuando la nada es nada y lo que se ha postulado es el surgimiento como una fluctuación del vacío cuántico, que es muy parecido a la nada pero no es la nada, y este detalle derrumba toda su teoría.
Y la otra trampa que es la que más se usa actualmente es pretender que la ciencia establece premisas absolutas y verdaderas, es decir categóricas (que es el paso del Pisuerga por Valladolid que yo usé para meterme donde no me llaman) y eso es más falso que un diputado honesto.
La ciencia nunca es categórica, y para ser ciencia debe ser así.
Pero es que, además, en los últimos tiempos se está difundiendo la confianza de los científicos en teorías dizque científicas que se dan por categóricas cuando ni siquiera son científicas, como por ejemplo la “Teoría del Todo”, la “Teoría de Cuerdas”, etc… que son entramados matemáticos para tratar de dar explicación a una realidad que se resiste a ser conocida completamente (en caso de que la realidad exista, que está por ver) y que jamás se podrán demostrar científicamente porque no es posible experimentarlos.
Lo que pasa es que el ateísmo cientificista y junto a él el resto de ateísmos “modelnos” que se empeñan en un materialismno militante (cuando hace ya más de 70 años que Planck declaró que la materia no existe) no se van bajar a dialogar con nosotros. Debemos ser nosotros quienes nos elevemos en su propio conocimiento para ponernos a su altura y no dejarnos entrampar.
Por eso, saber que existen esos científicos creyentes, capaces, preparados y en perfecta disposición para discutir con la ciencia (Lemaitre que fue el que postuló el Big Bang, Teilard de Chardin y su evolucionismo y hoy en dia, gente como Anthony Flew o el profesor Alfonseca en España) las cosas que importan me tranquiliza.
Pero luego ves cosas como la conversación (está en youtube) de Dawkings con el cardenal Pell y se te caen los palos del sombrajo.
Y se acabó el ladrillo
…en el tercer párrafo quería decir “no se trata de subconsciente sino de subjetividad… disculpas!
No te preocupes Isidoro con el tiempo me voy curtiendo, además no veo nada incorrecto en tu comentario de ayer únicamente sobresale el noble ardor con el que defiendes siempre tus posicionamientos, es más para defender el mío , ya de entrada, usaré tu propia expresión pues yo tampoco sé como hacerte comprender que la intelección siendo, en efecto, un hecho no lleva en ella envuelta ninguna acción por parte de la inteligencia. Es cierto que así se entendió desde los inicios de la filosofía hasta bien entrada la modernidad sobre todo como consecuencia del neokantismo, pero en la actualidad esto ya no es así pues la no-dualidad tantas veces traída aquí tiene su comienzo justo ahí en la intelección.
En la filosofía posterior, es decir, en la fenomenología, Husserl hace intervenir en la intelección ese momento primario del “darse cuenta” ciertamente en la intelección hay un darse cuenta, sin embargo, este darse cuenta no es como él le atribuyó un dato de conciencia (de ahí el despliegue posterior de la psicología) desde el cual emitir un juicio, sino que en primera instancia este darse cuenta no trata de algo que “es” sino de algo que “está” que está ahí y en la unidad de estos dos momentos consiste la intelección humana. No cabe ahí todavía ninguna determinación intencional sobre las cosas, y, por tanto, no es cuestión de patrones sino de estructura intelectiva y es en ella en esa estructura donde la percepción tiene naturalmente su momento pero posterior a este acto primario y unitario.
La intelección como acto no es formalmente intencional, es en primera instancia un físico estar, lo cual es por lo que me imagino que es eso lo que a los psicólogos les estorba llamándolo el subconsciente sino de subjetividad …
Bien, llevo desde las cinco de la mañana intentando mediante borradores exponer mi punto de vista de una forma explicativa más o menos clara y resumida en lo que pueda. Pienso que vale la pena este esfuerzo si queremos valorar lo que verdaderamente supone el no-dualismo para el conocimiento de la realidad, pero de momento lo he de dejar aquí…
Un saludo cordial, amigo!
Releyendo lo anterior, con la premura en la contestación, (que no es recomendable), quizás he estado un poco seco, y no se me interprete bien.
Respecto a Antonio, reconozco que no se filosofía, y por ello, es muy posible que esté equivocado. Hablo como le gusta a Antonio, llanamente, con palabras normales el que no es especialista en la materia.
Y cuando digo que la investigación científica genera cambios en nuestro catálogo de “categorías”, me refiero a que, una categoría es una etiqueta que ponemos a una clase de cosas o fenómenos, con similar naturaleza: “Primate”, “artrópodo”, “nubes en la atmósfera”, etc.
Entonces la investigación científica, descubre seres o fenómenos nuevos, o cambia la naturaleza de algunos que no conocíamos bien, con lo que hay que cambiarlos de categoría.
Simplemente eso. Cuando una hipótesis está equivocada, cambiamos el grupo de categorías correspondiente.
Amiga M. Luisa: No sé como hacerte comprender, que “los modos como las cosas se nos hacen presentes en la intelección”, son a través de un “juicio o proceso de percepción”, que bien pude ser erróneo, pero no por ello dejará ser un juicio personal sobre qué es, qué naturaleza tiene esa cosa o fenómeno. Y una vez realizado ese “juicio”, o llevado acabo dicho proceso de percepción, almacenamos lo percibido en la “categoría” correspondiente, (en los cajones de ferretero del alma, que técnicamenre se denominan patrones).
(Pero esta es solo mi opinión. Pero Ray Kurzweil, (Como crear una mente), sostiene que la estructura según la cual se organiza el cerebro, al igual que la estructura según la cual se organiza el mundo fuera de él, es jerárquica. Esto se traduce en la existencia de 300 millones de reconocedores de patrones dentro del neocórtex humano dedicados al reconocimiento de los diferentes patrones de información que componen la realidad.
El reconocimiento de los patrones se realiza por niveles según su grado de complejidad. A mayor complejidad de los patrones, más alto el nivel de los reconocedores de patrones en el neocórtex. Lo importante en este proceso es que el algoritmo utilizado por el cerebro para el reconocimiento de los patrones es único”).
Y respecto a Antonio, yo creo que se ha hecho un lío, con lo del imperativo categórico, que yo, (que no se filosofía), creo que se refiere a que es una o unas categorías determinadas de conductas o acciones humanas, que instintivamente sentimos interiormente, que son deseables o por el contrario indeseables. Yo creo que fue una anticipación de Kant, de los arquetipos sapienciales de Jung.
No, servidora con mi observación posicionando las categorías en su lugar lo que pretendía era evitar precisamente cualquier postura categórica como la que ha prevalecido justo en la historia de los dogmas.
Las categorías, repito, se refieren a los modos como las cosas se nos hacen presentes en la intelección no son juicios nuestros que de ellas nos podamos hacer clasificándolas en cajones (de ferretero) encerrándolas dogmáticamente.
Por lo demás, claro que las categorías no son las mismas en la física de Newton que en la de Einstein y estas a su vez con las de la física cuántica, pero no lo son precisamente porque el objeto de estudio de la ciencia, es decir: la realidad es abierta y, por tanto, en sí misma problemática en el sentido de que siempre se trata de irla verificando categorialmente, valga la expresión, pero nunca categóricamente.
Es francamente llamativo lo que llegamos a “presuponer” con las palabras que empleamos incluso cuando las emplean personas tan preparadas y precisas como los que escriben y comentan aquí,
¿Qué quiero decir? Pues que partiendo de que lo más probable es que sea yo el equivocado y que no haya interpretado bien las palabras de Maria Luisa e Isidoro pero hablan de descubrimientos científicos y de categorías… ¡¡Cuando cualquier descubrimiento científico es lo que queramos que sea menos categórico!!!
EL problema, tal y como yo lo veo, aparece cuando le queremos dar a la Ciencia (así con mayúsculas) una consideración que no tiene.
Cuando hablamos de religión, buscamos imperativos categóricos (no estoy seguro de haber empleado bien este concepto) es decir “mandamientos autónomos (no dependientes de ninguna religión ni ideología) y autosuficientes, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones.”
Pero la ciencia no puede darnos esos imperativos categóricos poprque para que una conclusión científica sea propia de la ciencia debe ser falsable, es decir que debe ser posible encontrar una manera de demostrar (o no) su falsedad y además debe ser abierta, es decir que debe ser consciente que la ampliación del espectro donde se emplee ese descubrimiento puede desautorizar ese descubrimiento científico.
Pongamos el caso de la gravedad que descubrió un señor muy religioso llamado Newton. Todos pensamos en ella de una manera “categórica”. La gravedad no solo existe sino que no hay manera de evitarla y siempre cumple la formula newtoniana ¿No?
Pues no. Cuando nos vamos a grandes distancias y enormes velocidades, las gravedad de Newton no funciona y llega D. Alberto Einstein y descubre la Relatividad General y deja claro que la gravedad newtoniana no era más que un caso particular (aunque muy general para nosotros) de la relatividad general.
¿Resuelto el tema? Pues no porque a pesar de que D. Alberto piensa que Dios no juega a los dados, D. Neils Bohr le tira de las orejas y le dice “deje usted de decirle a Dios lo que tiene que hacer” porque resulta que a distancias muy muy muy pequeñas la gravedad y la relatividad general no funcionan y allí funciona la mecánica cuántica que es más rara que un perro verde con pintas rojas y que ya nos ve diciendo que no lo vamos a poder saber todo. Y uno dice ¿Y a quién le importa lo que pasa a esa escala? Pues a muchos porque esas mismas leyes son las que regían al principio del universo y por cierto… ¿Porqué rigen esas leyes y no otras?
Por eso me hice ingeniero. Nosotros usamos conceptos más sencillos: funciona o no funciona y ante la duda… sobredimensiona y pasa la factura.
Esto no es más que un ejemplo de la trampa en la que caemos muchas veces las personas religiosas cuando nos contraponen con la ciencia.
La ciencia tampoco va a dar todas las respuestas a todas as preguntas. De hecho, por su propia esencia, la ciencia nos proporcionará más preguntas que respuestas.
Yo reivindico la maravillosa posibilidad de vivir anclados en la incertidumbre.
El miedo a la incertidumbre es lo que convierte a los hombres y mujeres en fanáticos.
Si nos acostumbráramos a vivir sin la certeza de que tal o cual concepto religioso, dogma o categoría nunca serán categóricos y que no vamos a saber con certeza si Dios existe o si desea esto o aquello y nos limitamos a vivir y a hacerlo como nuestro corazón y nuestra experiencia de Dios nos dicten, creo que viviríamos más felices.
Ciertamente, Isidoro, en varias ocasiones y no con poca sorpresa en todas ellas, habré leído eso que dices sobre los “cajones de ferretero” algo que me hace quedar siempre muy pensativa buscando la manera de como si en tal exposición pasa como desapercibido lo que ha venido a significar el racionalismo puro y duro ¿cómo, entonces, de qué manera puede visibilizarse tal error?
Fíjate que en el punto donde me hablas de Ken Wilber donde se lee “Muchas, aunque no todas, las cosas que anteriormente considerábamos como datos universales, se han revelado como cosas históricamente construidas, y en consecuencia varían de una cultura a otra, (Ken Wilber)”.
Cómo no pensar ahí que hayan sido precisamente estos cajones mentales establecidos la causa de no haber visto con anterioridad lo que con posterioridad revela la historia, a saber, que los valores construidos en ella corren a cuenta de las cosas y esto precisamente nos muestra que las categorías conciernen a las cosas tomadas evidentemente en sí mismas como reales y, por tanto, abiertas a esa construcción.
Y es por esto que en mi opinión como cada cultura tiene sus propios valores el problema no solo es lingüístico y semántico sino también de ámbito y de contexto.
Te leo: Cada vez que se hace un descubrimiento científico, se realiza una modificación, más o menos fuerte en el conjunto de “categorías”, y de rebote se añade una palabra nueva al lenguaje, que la define.
Esto, por mi parte lo diría de otra manera: Esa modificación que exige la ciencia no es que se lleve a cabo a merced del conjunto de categorías según tu interpretación, es que a mi modo de ver como las categorías no son adjetivaciones de las cosas, sino dimensiones de ellas, hace que en virtud de esta magnitud se vayan propiamente las cosas verificando en el hacer científico mismo, lo cual obliga, por tanto, a nuevas conceptuaciones, pero no se quedan en ser meras conceptuaciones sino que como el aporte novedoso que contienen es real y no categorialmente intencional, va más allá de una mera significación, la trasciende formalmente.
Bien, seguro que la cuestión tendría más seguimiento, pero de momento no dispongo de más tiempo
Gracias, amigo, por tu interés.
Amiga M. Luisa, es curioso como se pueden tener ideas tan distintas sobre las cosas.
Dices sobre las categorías, que “no conciernen a la mente, no se fundan en su estructura lógica, las categorías, contrariamente, conciernen a la realidad, es decir, a los modos como lo real de las cosas se actualizan en la intelección”.
La idea que yo tengo de las categorías, es que claro que conciernen a la realidad, pero sobre todo a la forma de calificar y clasificar dicha realidad: son los cajones de ferretero, donde ordenamos nuestras existencias mentales y cognitivas.
Y entonces, según esta definición, dependen sobre todo de la estructura mental que tengamos, y del orden y claridad con que tengamos estructurada nuestra cosmovisión.
Como ejemplo, Borges se burlaba de dichas clasificaciones, y las parodia:
“Hay una curiosa clasificación según una supuesta enciclopedia china según la cual los animales se dividen en: Pertenecientes a un amo. Embalsamados. Amaestrados. Lechones. Sirenas. Fabulosos. Perros sueltos. Que se agitan como locos. Innumerables. Dibujados con un pincel finísimo. Que acaban de romper el jarrón. Y los que de lejos parecen moscas”.
Y esa estructura de categorías es fundamental en la percepción, porque cuando percibimos algo para lo que no tenemos categoría, o la tenemos defectuosa, entonces, no lo percibimos, (disonancia cognitiva), o lo percibimos erróneamente, y todo con muy buena voluntad, (que eso siempre se da por sentado).
Y esa estructura de categorías, depende mucho del mundo cultural en el que vivamos, y del zeigeist dominante.
Por ejemplo, los inuits, disponen en su lenguaje de casi diez palabras distintas para describir y categorizar distintos tipos de nieve, y por ejemplo los sumerios, tenían también varias clases de palabras para distinguir las clases de residuos bituminosos, (asfaltos, etc.).
Muchas, aunque no todas, las cosas que anteriormente considerábamos como datos universales, se han revelado como cosas históricamente construidas, y en consecuencia varían de una cultura a otra, (Ken Wilber).
Cada vez que se hace un descubrimiento científico, se realiza una modificación, mas o menos fuerte en el conjunto de “categorías”, y de rebote se añade una palabra nueva al lenguaje, que la define.
A lo largo de la historia, muchas palabras, han ido cambiando de significado. Y eso en relativamente poco tiempo. Por ejemplo, “invención”, que inicialmente significaba descubrimiento, (“Invención de la Santa Cruz”), y hoy significa sobre todo, descubrimiento de algo nuevo.
Exactamente igual pasa con “creación”, que antiguamente tenía un concepto sobre todo de organización, civilización, pasar de algo salvaje, natural, a algo diseñado y construido. Y hoy en día, creación significa creación de algo que no existía antes.
Y ese cambio de significado, repercute en por ejemplo “preexistente”, porque no es lo mismo ser prexistente a la creación” del Universo, que ser “preexistente”, al inicio de la nueva era civilizatoria.
La semántica, cambia con la cultura, y por eso, muchas palabras griegas del siglo I o II, tienen otro significado. Y eso tiene una importancia crucial en lo referente a comprender e interpretar con lenguaje actual, formulaciones simbólicas, escritas hace muchos siglos, y en otros idiomas.
(Yo no soy experto, y sería bueno, que algún experto en idiomas clásicos nos iluminara un poco, sobre el cambio de sentido en el idioma actual, de muchas palabras antiguas, que se han conservado).
… Una plenitud que no consistía en ningún añadido de nociones abstractas sino de dimensiones reales que descubría en su quehacer vital y, por tanto, la revolución venía dada no por una epistemología religiosa porque entre otras cosas su propuesta no tenía nada de religiosa, sino que su revolución estaba en los hechos, dada por sus acciones mismas…
Mi reflexión la basaré no en el artículo porque con tanta variedad de ellos y mi poco tiempo a veces no los puedo leer íntegramente como en este caso y, por tanto, me dirigiré directamente hacia algo que ya se ha comentado, pero que en mi opinión puede ser motivo de gran confusión.
Para todos estos temas que en los últimos tiempos nos vienen ocupando como el del no-teísmo, ahora también el propio del patriarcado machista y este mismo el del presente artículo que con el problema de la sinodalidad, se nos dice, que es fundamental enfrentarnos de ante mano con lo que ha venido a significar la Iglesia a lo largo de la historia, todos ellos en su conjunto nos sitúan, ni que decir tiene, en un nuevo paradigma que no es otro que el propio en el que estamos, sin embargo, no logramos reconocerlo.
Y aquí comienza mi reflexión.
Para ello nos es del todo imprescindible cambiar el sentido clásico de las categorías al uso, y digo esto porque al ir leyendo algún comentario me ha aparecido la interpretación de este concepto de categoría de igual forma a como las interpretaba Aristóteles y esto la verdad no nos llevará a ninguna parte, a ninguna novedad, en fin a ningún reconocimiento de las posibilidades que tenemos a nuestro alcance para cambiar las cosas
El punto esencial
Las categorías no conciernen a la mente, no se fundan en su estructura lógica, las categorías, contrariamente, conciernen a la realidad, es decir, a los modos como lo real de las cosas se actualizan en la intelección.
Ahora lo crucial.
La razón por la cual Jesús no cambió ni una letra de la ley de Moisés fue simple y llanamente porque su praxis fue congénere a la ley, pero ojo!, entendiendo ley como aquella fuerza impuesta por la realidad misma de las cosas no como un débito que hay que cumplir sino como una interna implementación que nos lleve a la plenitud de ellas…
Amigo Antonio, prácticamente estamos de acuerdo. A propósito de tu comentario, me ha inspirado este, en el que quería matizar algún detalle, y una cosa, va a otra y así se acaba enrollando uno. (Perdón).
Respecto a la frase que dices: “Sin una revisión de la filosofía y antropología cristiana, lo cuál inevitablemente lleva a una revisión de los dogmas”, yo lo matizaría lo de “revisión”, por “reinterpretación”.
Los dogmas son “símbolos”, que necesitan ser interpretados con las categorías mentales del momento. Por eso Jesús pudo decir, (según Mateo, creo), que no iba a cambiar ni una letra de la Ley de Moisés, a pesar de la revolución epistemológica que proponía en lo religioso.
El problema con los dogmas, es que la modernidad, (y ya no digamos el cientificismo) está intoxicada de racionalismo, (y los que somos de “ciencias” más aún). Y no es que la razón sea mala, todo lo contrario, sino que debe ser la fiel y eficiente criada, de la señora de la casa, que es nuestra sabiduría inconsciente, que está expresada en símbolos, que es la que nos guiará a un correcto conocimiento de la realidad.
Por eso la crítica moderna de toda religión, consiste en desmontar los símbolos, (dogmas), reprimirlos por irracionales, y eliminarlos.
Una religión absolutamente laica, es posible, pero pierde su carácter de religión. Es un humanismo, muy válido. Religión o espiritualidad, (y especialmente la del no-teísta), es lo que nos religa con nuestro interior.
Decía Einstein: “Si quieres que tus hijos sean inteligentes, léelos cuentos de hadas. Si quieres que sean aún más inteligentes, léelos más cuentos de hadas”. ¿Estaba loco Einstein?.
Los cuentos de hadas, y la mitología en general, contienen vía imágenes, (que es el formato contenedor de información, similar del inconsciente, al relato de la conciencia), la organización de la realidad. Gracias a la mitología, conectamos y activamos los arquetipos de sabiduría ancestral, (filosofía perenne), que todos llevamos dentro.
La activación de esos arquetipos, es lo que constituye la “imaginación transcendental”, (Bachelard), que sería la verdadera fuente de la razón, del arte y de la espiritualidad en el ser humano. Esa imaginación transcendental es llamada “unus mundus” por Jung.
Einstein no decía que los niños al leer cuentos de hadas vayan a saber más, sino que formarán los patrones interpretativos, (cajones de las “categorías”), bien organizados, para poder entender y comprender mas acertadamente, lo que aprendan en el colegio.
Porque aprender de verdad no es saber cosas y cosas. Eso es información. Y ya tenemos demasiada. Necesitamos clasificar esa información adecuadamente, en conocimiento, y discernir los conocimientos realmente importantes en nuestra existencia, que es la sabiduría.
Y la sabiduría salva. Salva del error, y de la ignorancia, y del sufrimiento que ellos causan. Y por eso la religión salva.
Todo lo anterior, viene a cuento, de que los dogmas, los símbolos, no solo hay que mantenerlos, sino fomentarlos, como vía absolutamente necesaria de acercamiento a la sabiduría.
Una religión sin dogmas, sin activar la fuente interior de sabiduría, necesita perentoriamente, el teísmo para que un Dios exterior nos salve o no, de forma siempre arbitraria, y vienen los debates de si por la fe o por las obras, disquisiciones absurdas sobre la lógica de un Dios, (del que muchos hablan como si acabarán de merendar con Él).
Lo de menos es el significado que le otorguemos concretamente a cada símbolo, (como en los antiguos Concilios históricos, cada uno que los interprete como quiera).
Lo importante es que comprendamos que sin símbolos, no activamos nuestros arquetipos. El racionalismo, se arranca la venda de los mitos-símbolos de los ojos, pero avanza con los ojos cerrados: el acierto es casi imposible.
En realidad, esa imaginación trascendental, que se activa con los mitos y símbolos, es algo similar a esas gafas futuras de Apple, que vista la realidad a través de ellas, te facilita en los cristales, toda la información necesaria para que comprendamos perfectamente lo que vemos, (los cascos de los aviadores de combate, ya lo tienen bien incorporado hace mucho tiempo).
Se me olvidó una cosita.
No solo los científicos ateos ganarán por goleada en ese caso sino que lo que sea que tenga el sínodo que decir será completamente irrelevante.
Amigo Isidoro, quizás por que en este caso, somos ambos ingenieros, es decir, personas que utilizamos ciencia en nuestra vida profesional (aunque no seamos “generadores de ciencia”) tenemos la misma inquietud.
Sin una revisión de la filosofía y antropología cristiana, lo cuál inevitablemente lleva a una revisión de los dogmas, la doctrina cristiana no será creíble en un mundo que ya ha adelantado a la Iglesia Católica en cuanto a conocimiento de si mismo.
¿Qué quiero decir?
Mantener algunos de los dogmas cristianos y de las directrices que guían el comportamiento de los cristianos con el nivel de conocimiento y de educación (son cosas distintas) que tenía el “público” del siglo I al XIX era muy fácil pero hoy en día un crío que termine secundaria, tiene un mejor conocimiento de la realidad sobre el mundo que el propio Tomás de Aquino.
Lo mejor de todo y Mnez. Gordo, asiduo de este foro es un gran experto en ello, es que hasta donde es legítimo esperar que la Ciencia puede entrar a discernir, la figura de un Dios como el cristiano, una vez despojado de sus ropajes supersticiosos y de sus adherencias mundanas, en especial las que se derivan de la lucha por el poder, es perfectamente compatible con el conocimiento científico actual.
Lo que echo mucho de menos, es que en los debates de la Iglesia con el mundo, los agentes del catolicismo oficial siguen tratándonos como si fuéramos los mismos analfabestias a los que predicaban los compis dominicos de Tomás de Aquino y claro, los científicos ateos, les desmontan los argumentos con la facilidad con que Messi le mete un gol al Escalerillas CF.
Para Carmen:
Querida Carmen, creo que ante todo eres un gran corazón y después lo que tenemos en la cabeza cada cual varia en función de que nos ha llegado del exterior.
He aprendido a no luchar, simplemente a compartirme, a sacar mis opiniones y quizá les resuene a según quien, efectivamente somos grillos, pero cada cual con su canto.
Encuanto al mirar al Sol en las horas seguras y con un método determinado. Si buscas en Google poniendo las palabras Sun Gazing te aparecerá abundante información de que es. Y es una modalidad de yoga procedente de la India. Sin hacer esto que te recomiendo A. Duato ya determino que era un disparate mío. Pero no es un disparate ni mío. Además llevo año, desde 2010 aproximadamente que hago esta practica y te digo que veo mejor no peor. Las letras del móvil las veía con dificultad, y ahora no… uso gafas en contadas ocasiones y solo para leer, pero tengo 74 años…
Un cordial saludo
Creo que Isidoro acierta – casi siempre lo hace, me recelo – en considerar que sin inteligencia para conjugar el corpus cosmológico y las hipótesis más cercanas a la validación factible hoy (que puede no ser la de mañana) en física y energética con el corpus básico de la tradición cristiana y de su concepcion del ser humano y su destino final, la Santa Iglesia será un lugar semi desierto en el que solo estarán con comodidad intelectual y moral quienes hayan hecho esa síntesis, la vivan íntimamente y la comuniquen con paciencia y lenguaje inteligible a quienes se lo pidan al ver su praxis cotidiana. Pocos desde luego. Pero serán. Confío en que Algún Nabucodonosor electo papa, le diga al jefe de sus eunucos que encuentre a algunos Daniel, Ananias, Azarías y Misael, sabios, bien parecidos y alimentados con legumbres y agua, y se encarguen como Tomas el aquinate de hacer la nueva síntesis junto a Hildegarda, a Clara, a Teresa de Cepeda y Ahumada, a Cecilia que murió de amor y a Juana Ines De la Cruz y puedan llegar a lograrlo para que todo el mundo entienda que la La Luz inmarcesible del Señor del Universo sigue siéndolo y ciega si se mira fijamente. Salvo que se le ame con todo el corazón, con toda el alma y con todo el ser.
Querido Luis.
Eres un verso libre aquí. En otros lugares no. Las personas que aquí escriben son parte de La Iglesia. Y la Iglesia es como es. Y ya está.
No se puede luchar contra Ella. Tiene que ser Ella misma la que encuentre soluciónes a sus problemas. Ella misma.
iCervantes o la sabiduría popular, acuñó o hemos acuñado la frase: con La Iglesia hemos topado. Pues por algo será.
Cuando entré aquí hace años me gustó lo que una noche dijo Román, o tal vez fue otra persona, ya no sé, algo así como que somos grillos en una noche de verano, cada cual con su canto. Lo encontré precioso. Pero se ha declarado una guerra brutal entre las dos facciones de La Iglesia. Los grillos ya no podemos cantar. Siempre encontrarán una manera u otra de acallarnos. Si no directamente ,insinuando o diciendo abiertamente que no damos la talla. Que este es un, no sé exactamente qué es, pero un lugar serio. Solamente hay cabida para los que se consideran un poquito como el aceite en un vaso de agua.
A mí me gusta ser Agua.
No lo pases mal. No somos perricos verdes, somos grillos en una noche de verano.
Cuando miro el sol al atardecer, recuerdo aquello que dijiste de mirar el sol, te dije que te mandaría la factura del oculista. Siempre sonrío cuando recuerdo aquello.
No lo pases mal.
No merece la pena.
Un abrazo.
Buen intento, Luis, pero no nos centramos. Lo de contracultural te ha dado pie a tus substanciosos comentarios, que no por repetitivos dejen de ser dignos de tener en cuenta. pareces olvidar que yo hablaba de lo “eclesialmente” contracultural. En otras palabras, que yo hablaba de algo que es ajeno a lo puramente de Iglesia, que no por ello tenga que se contracultural en otros ámbitos, es más, que pueda ser moneda corriente en la cultura general, un valor admitido. Me he sentido autorizado a pronunciarme en tales términos porque encuentro luminoso cuando el autor Antonio Spadaro afirma que la Eclesiología ha madurado después del Concilio. Y ello, a pesar de todos esos cantos rodados del catolicismo teológico.
¿Que no eres autodidacta?, bien, lo acepto. ¿Que encuentras algún referente en algún teólogo, incluso de formación y trayectoria clerical? . ¡Por supuesto! De eso es de lo que estoy hablando, de quienes se sitúan en la marginalidad “eclesial”.
confío haber sabido responder a las dificultades que planteas. Me reitero en que no dispongo actualmente de suficiente tiempo libre como para mantener un diálogo. Si me ausento, te ruego que no lo tomes como una descortesía.
Roman:
Te facilito el trabajo… Como ve a Jesús hoy un exsacerdote católico. Enrique Martinez Lozano.
https://www.edesclee.com/img/cms/pdfs/9788433023704.pdf
Roman:
Una nota suelta si que veo lo soy en ATRIO. Pero formo parte de una corriente de pensamiento acorde de, por ejemplo, la gente que aparece si abres el enlace que te pongo. Me siento identificado con los intervinientes en este Portal. Algo que no me ocurre con ATRIO. Ni yo mismo se porque intervengo en este Portal ATRIO.
Quizá sea por el habito de años. Pero donde me siento como en casa es en sitios como los del enlace, o foros del Zen.
Reitero. Busca en la Web “Jesús Transpersonal” y tira del hilo. Veras que no estoy solo con mi pensamiento.
Sabes que Gnosis es lo que aparece en la Wikipedia: “Gnosis, en el gnosticismo, conocimiento o percepción de la naturaleza real de la humanidad como divina.”
Yo busco la Gnosis o Conocimiento, doquiera se halle. Y afortunadamente, no estoy solo.
https://www.espiritualidadpamplona-irunea.org/
Luis: en cuanto a lo primero tienes razón. Es cosecha del papa actual lo de hablar de una Iglesia “de salida” en contrapartida a una Iglesia auto-referenciada”. Habla de las periferias, tanto las sociales en primer lugar ( opción por los pobres ) como la de quienes se han auto-marginado frente los desafíos de los cambios globales. (No se rata tan sólo de un nuevo paradigma civilizatorio occidental, sino en términos de nuestra “aldea global”, ¿Te recuerda algo aquello de la “alianza de civilizaciones”?)
Y en cuanto a lo demás, ya sabes que es tu opinión muy particular, aunque algunos matices tengan la aprobación de una parte de quienes concurren aquí en Atrio, pero partiendo de diferentes postulados.
Roman:
El mismo Papa parece que invita a los no creyentes también…a la reflexión sinodal.
Respecto a la marginalidad o no. Según se mire.
Marginal creo que es una fe modulada por el credo de Nicea, el del emperador Constantino… Petrificada en el tiempo y muy atrás del conocimiento de las Ciencias Humanas. Marginal llamas al pensamiento puntero que sacará de la pútrida charca a los creyentes, victimas de los “tradicionalistas”.
El autor omite en su relación de sínodos regionales la actual Asamblea Eclesial Latinoamericana que supongo se estará celebrando, en una de sus fases, los días del 21 al 28 de noviembre, en México. No sé si el calendario se ha visto alterado.
Por otro lado: muy bien apunta …”que esta visión del Sínodo es también una visión de la Iglesia no debe cuestionarse. Hay una eclesiología, madurada a lo largo de los años gracias al Concilio Vaticano II que se desarrolla hoy.” (por supuesto, el subrayado es mío)
Hago resaltar este enunciado, porque ahí debería ser el fondo de cualquier debate, de cualquier ejercicio de reflexión. Dentro de la eclesiología y no fuera, ni de forma marginal, como, por ejemplo el debate sobre el no teísmo, propio de un grupo selecto, pero muy marginal y hasta eclesialmente contracultural.
Igual que el ego es un constructo mental que se identifica con los datos de una parte de vida humana desarrollándose en el mundo, y que carece de identidad real, que lo importante es esa vida que es fractal del Misterio, y que es mucho mas que el ego.
Las Iglesias cristianas carecen de identidad real. Son un constructo a partir de una falsedad, un Jesús histórico que no es tal. Si partimos de una falsedad, todo lo que se construya a partir de ahí, es una falsedad. Que tiene un núcleo de verdad como explicaré, pero se le da una interpretación milagrera.
Mas bien pronto que tarde, las Iglesias cristianas están llamadas al naufragio. En el catolicismo europeo etc. esto es mas que evidente.
Tras el naufragio de la nave de Pedro, veo no obstante al arquetipo transpersonal Jesús flotando en el agua sobre su cruz.
Según pienso Jesús es un mito arquetípico de un estadio de consciencia que está mas allá de la razón egóica. Los gnósticos cristianos lo veían como un referente de ese estado de consciencia a alcanzar.
Así es como veo se le puede “alargar la vida” a, repito, el mito arquetípico Jesús.
Los sabios griegos de la antigüedad tenían un nivel de consciencia superior a la media de su tiempo, la gnosis que practicaban los aupaba consciencialmente por encima de sus contemporáneos preracionales, pero de forma general en Occidente fue cuando la Ilustración cuando el nivel de consciencia racional se instauró, y fue cuando este 0ccidente comenzó a “renegar de Jesucristo”. Pero los ilustrados renegaban de un Jesús al que se adoraba preracionalmente envuelto en un culto preracional. Un Jesús mas sabio que ellos como muestran los evangelios sobre todo los hallados de Nag Hammadi, no lo hubiesen rechazado.
Tiraron el niño, junto con el agua sucia de la bañera… Ellos no eran preracionales, pero tenían como techo la razón egoica. Hoy comenzamos a trascender esa mera razón para explorar la transracionalidad, y por este motivo podemos ver la bondad del mito Jesús, e incorporarlo a este milenio que comenzamos.
Hoy… ya no da mas de si una divinización de un hombre histórico Jesús. La “Iglesia de Pedro” no esta edificada sobre roca alguna, está edificada sobre arena. Sobre un mito preracional que hoy no nos vale… salvo como digo. Como referente a emular.
Hoy el Jesús milagrero al que se le piden favores, servirá todavía a un sector de la población, pero la dinámica de la evolución consciencial tiene tendencia inequívoca a que ese sector sea cada vez mas reducido.
Resumiendo: o desempolvan el modo de ver a Jesús de los cristianos gnósticos o se quedaran en nada…
(Rechinar de dientes de algunos Torquemada… “Recordad las crueldades” decía Voltaire…)
(Algo similar a este comentario, pero mas extenso, es lo que pienso enviar al Vaticano, como una botella con mensaje dentro se envía al mar… )
Me ha gustado el artículo de Spadaro cuando dice ” “Los comerciantes siempre están cerca del templo, porque allí hacen negocios, allí venden formación, organización, estructuras, certezas pastorales.”
Y me ha gustado el comentario de Isidoro cuando dice: “Y estos nodos se componen de ideas dogmáticas, (símbolos de la fe), de ideas antropológicas sobre el humano y sobre el mundo, y de ideas organizativas internas.”
“Hay que modificar el traje de hace veinte años a las nuevas medidas de hoy”
Lo que ocurre o ha ocurrido, son dos cosas, una, que el Espíritu Santo se ha descuidado demasiado durante veinte siglos hasta dejar que la Iglesia se haya convertido en en una empresa de compraventa, o, dos, quienes debería haberlo escuchado, se han puesto tapones en los oídos durante otros tantos siglos.
Por ejemplo, si la praxis y el mensaje de Jesús sobre la igualdad de las mujeres es tan claro, y, si Jesús nunca quiso pertenecer al sacerdocio, ¿será posible que se parta de cero para hacer una exégesis leal al evangelio, o va a pesar más la tradición, obra de los hombres-varones? Necesitan una buena dosis de exégesis y de feminismo como lo entendió Jesús en medio de una sociedad machista y patriarcal.
Otro problema es que el clero son juez y parte, y van a ser los filtros por los que pasen todas las aportaciones del pueblo.
Si hay algo peor que estar en medio de un gran cambio, es no ser conscientes de ello. Eso produce un fenómeno de zombificación, de estar muerto pero no saberlo, y lógicamente, todo se llena de incoherencias.
Las culturas evolucionan continuamente, pero en los últimos tiempos, dicha evolución se ha convertido en vertiginosa, y está dejando en fuera de juego a mucha gente, que sufren el malestar consiguiente, pero a veces no son conscientes de la causa.
Y el cristianismo religioso no es ajeno a este vertiginoso proceso.
El artículo de Spadaro, es un canto a la atenta escucha del Espíritu, y a estar abiertos a recibir, sin sobresaltarnos demasiado, la “patada en la mesa” recolocadora, esa colleja molesta, pero que quizás produzca un nuevo “cableado” en nuestro mundo religioso: una nueva “conversión”.
Pero ¿qué es lo que debemos recablear?.
La Iglesia es un sistema, compuesto de nodos, (nudos), y relaciones internas entre nodos. Y estos nodos se componen de ideas dogmáticas, (símbolos de la fe), de ideas antropológicas sobre el humano y sobre el mundo, y de ideas organizativas internas.
El campo dogmático, (a pesar de tantas voces discordantes), es la esencia, el esqueleto, el kerigma del cristianismo, y no debe ser modificado, sin perder la naturaleza, la esencia del mensaje de Jesús.
Lo que le ha dejado fuera de juego a la Iglesia, y amenaza con su marginalización social, cultural, y estadística, es su desfase respecto a la moderna antropología, con una nueva comprensión del sr humano.
Dice el jesuita Javier Montserrat: “Conocer con mayor precisión cómo es realmente el universo creado por Dios, lleva a la necesidad de emprender una nueva hermenéutica o interpretación del cristianismo en la moderna Era de la Ciencia.
La ciencia obliga a pasar de la imagen de un universo antiguo en que Dios se impone teocéntrica y teocráticamente, a un universo en que Dios se oculta para crear la libertad y la dignidad de un hombre, que construye creativamente su historia.
La nueva imagen del hombre en la ciencia, ¿es compatible, con la imagen del hombre en la fe cristiana?”.
El kerigma jesuánico-cristiano, es el que hay que reinterpretar y aplicar al nuevo concepto del humano, para encarnarlo, y que le sea de utilidad. (Hay que modificar el traje de hace veinte años a las nuevas medidas de hoy). “El sábado está hecho para el hombre, no el hombre para el sábado”.
El campo organizativo interior, es algo necesario pero secundario, pues viene determinado por la una buena gestión organizativa, de un caudal ideológico previo.
La Iglesia Católica si se ha caracterizado por algo, ha sido por la acumulación de inteligencia. Dispuso del monopolio de la inteligencia humana durante muchos siglos, y aunque ese monopolio ha disminuido mucho, en los últimos siglos, su magnífica estructura organizativa, le hace disponer de un enorme capital de inteligencia organizativa: Un magnífico instrumento, necesitado de una mejor causa.
Pero mucho me temo que no vayan por ahí los tiros, y todo se reduzca a una nueva reforma organizativa.
Y no olvidemos que la organización siempre está al servicio de las ideas a las que tiene que servir. Lo contrario es solo tecnocracia, que siempre es reduccionista y miope.
Pero la frase de Spadaro, “es sobre las experiencias donde se puede hacer el discernimiento y no sobre las ideas”, ya es muy sospechosa.
Si el Vaticano II, fue el aggiornamiento parcial de la pastoral, la estructura organizativa, este Sínodo, debe ser el aggiornamiento de la filosofía y antropología cristiana.
Recordaba hace poco, que hay que hacer lo que hay que hacer, aunque sea mal, antes que hacer bien, lo que no hay que hacer.