1. Los evangelios no son un libro…, y punto
Los evangelios no son biografías de Jesús. Las grandes diferencias entre ellos lo confirman. El mismo nombre por el que se les conoce desde el siglo II: ‘Evangelio’ (Εὐαγγέλιον = ’Buena Noticia’) indica que su contenido está referido al mensaje; un magnífico anuncio, según transmite Isaías, de paz y de triunfo:
“¡Qué hermosos son los montes
los pies del heraldo que anuncia la paz,
que trae la BUENA NUEVA, que pregona la victoria!
Que dice a Sión: Tu Dios es rey” (Is 52,7).
El desarrollo de la Buena Noticia fue adaptado por cada uno de los autores de esos textos a las diferentes comunidades a las que iban dirigidos y a las circunstancias y el tiempo vividos por dichos colectivos.
Los apuntes temporales frecuentes en la narración: “al día siguiente”; “a los tres días”; “era de noche”… no son aportaciones de detalle a acciones con valor histórico; suelen ser nexos que unen con algún sentido los relatos o indicaciones simbólicas alusivas por ejemplo: a situaciones confusas (“noche”, “atardecer”); a momentos marcados por la rigidez legal (“era sábado”); a un tiempo de maduración (“a los cuarenta días”). Otro tanto ocurre con las localizaciones geográficas, con personajes, ejemplos, salidas o entradas de determinados lugares, inmuebles, medios, anuncios, discursos…
2. Cuentan la pujante búsqueda de la “vida definitiva”
Hay, sin embargo, huellas inequívocas de hechos pertenecientes a la historia de Jesús avaladas por una fuerte coincidencia de los cuatro evangelios. Una de ellas es la salida del Galileo de su aldea natal motivada por la llegada a Nazaret del eco de la voz del Bautista. A Jesús, habiendo alcanzado ya la madurez, le atrajo sobremanera el movimiento laico impulsado por Juan, el hombre que decidió lanzar su proclama al margen de las instituciones judías. El coraje y el empeño indesmayable del Bautista por conseguir implantar de una vez por todas la justicia en el pueblo le cautivó hasta el punto de tomar la decisión de agarrar los pocos bártulos de que disponía y largarse de la aldea para agregarse a su movimiento.
Tras el encarcelamiento de Juan, Marcos presenta a Jesús, independiente ya de los círculos del Bautista, dirigiéndose hacia Galilea e iniciando su andadura con la proclamación a todo trapo de la llegada de la Buena Noticia:
“Cuando entregaron a Juan llegó Jesús a Galilea y se puso a proclamar la Buena Noticia de parte de Dios” (Mc 1,14).
Pero inmediatamente antes de dicho apunte, el autor de este evangelio incluye un brevísimo relato que, al haberse interpretado como un conjunto de hechos históricos, ha desbordado la imaginación y ha sido origen de infundadas e incluso perniciosas creencias. El texto se lee así:
“Inmediatamente el Espíritu lo empujó al desierto. Estuvo en el desierto cuarenta días, tentado por Satanás; estaba entre las fieras y los ángeles le prestaban servicio” (Mc 1,12-13).
Para entender a fondo el sentido de esta narración no cabe otra opción que sumergirse en el significado de sus términos.
Está muy extendido el error de considerar y emplear el término ‘espíritu’ como alusivo a una realidad distinta e incluso contraria a la materia. Ni en hebreo ni en griego este término tiene en su origen semejante sentido. ‘Espíritu’ significa ‘viento’ y se habla de él referido al aliento del ser humano. El viento o aliento que porta en su interior es signo de su fuerza y su energía vital. Poseer aliento (‘espíritu’) equivale a tener vida. Un ser muerto carece de aliento. En los evangelios ‘espíritu’ nunca se identifica con ‘alma’. Por ‘espíritu’ se entiende la interioridad del ser humano de donde arranca la voluntad; ‘espíritu’ se diferencia de ‘corazón’ o lugar de donde salen los sentimientos y emociones.
Desde su concepción de que la vida ha sido promovida por Dios, el libro del Génesis comienza informando de la acción creadora a partir de que la singular energía vital (‘espíritu’) divina gravitaba sobre las aguas primordiales:
“Y el aliento de Dios (πνεῦμα θεοῦ) se cernía sobre la faz de las aguas” (Gén 1,2)
A ese vigor creativo se refiere Marcos con su afirmación: “El Espíritu lo empujó al desierto”. Daba a entender, así, que el Galileo, rebosante de esa única energía vital, se sintió alentado a distanciarse del orden marcado por los principios, leyes, dogmas, ritos e ideas propias de la estructura socio-religiosa que regía la vida de la gente de su entorno. Su Proyecto le incitaba y apremiaba a situarse fuera de las coordenadas ideológicas imperantes en la sociedad de su tiempo. El texto recuerda la salida de Israel de la esclavitud en Egipto y su adentramiento en el desierto donde se constituyó como pueblo.
3. El Desierto: Escenario de la disputa
Al hablar de desierto, Marcos no alude a un lugar geográfico. El desierto tiene aquí sentido figurado. Indica el posicionamiento apartado de un sistema generador de esclavitud y muerte. El Galileo se sintió con una energía especial capaz de situarse a distancia de una estructura social dominada por la injusticia. El dato citado por el evangelista: “Estuvo en el desierto cuarenta días” evoca los cuarenta años que pasó Israel en el desierto, un tiempo cargado de ilusión, penalidades, cavilaciones, intentos de regresar a la esclavitud, traiciones y decisión final de conquistar el futuro. El número cuarenta representa un conjunto completo indicativo de una realidad llegada a su madurez. Cuarenta años equivale a una generación. Al precisar la cifra de cuarenta días en el desierto, Marcos alude a todo el tiempo que duró su actividad. Durante toda su vida, el Galileo se mantuvo en una actitud separada de los criterios nacidos del poder y reinantes en la sociedad de su tiempo.
4. “La Contra” resiste y reacciona
Marcos agrega que durante ese período estuvo “tentado por Satanás”. El término ‘satanás’ es una transliteración del griego σατανᾶς, y este a su vez del hebreo ‘satán’ (שטן), un nombre común que significa ‘adversario’. ‘Satanás’ no es nombre de un ser con personalidad propia. El AT lo emplea originariamente referido a personas que intervienen como enemigos:
“También suscitó el Señor como adversario (literalmente: “como satán”) de Salomón a Rezón… …y se estableció allí y llegó a ser rey de Damasco. Fue adversario (lit.: “Fue satán”) de Israel durante todo el reinado de Salomón” (I Re 11,23.25)
5. “La Contra”: variedades del Mentiroso
Más tarde se aplicó a quien interviene en un juicio como oponente y acusador. De ahí llegó a representar en el drama teatral de Job a un personaje celeste que ejercía la función de acusador. En todos los casos en que se menciona aquí (Job 1,6.7.8.9.12; 2,1.2.3.4.6.7), el texto hebreo describe al personaje de la obra reducido a su función como inculpador: “el satán” (“el acusador”). La versión griega de los LXX tradujo el vocablo hebreo ‘satán’ con el término normalmente empleado en el NT: διάβολος (‘calumniador’, ‘acusador’), del verbo griego διαβάλλω (‘calumniar’, ‘acusar’, ‘denigrar’), transliterado a nuestra lengua: ‘diablo’. En el último libro del Antiguo Testamento se hablará de ese acusador como el enemigo mortal del ser humano:
“…pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo” (Sab 2,24).
En nuestro texto de Marcos, el evangelista presenta a Satanás interviniendo como fuerza opositora al Galileo. Actúa inmediatamente antes de que este lance al aire su pregón anunciando la Buena Noticia. Su táctica persigue hacerle desistir de sus planes de poner en marcha una vía alternativa contraria al poder establecido. Ese movimiento se describe con el participio pasivo griego πειραζόμενος (“puesto a prueba”) del verbo πειράζω (‘poner a prueba’; ‘tratar de engañar’; ‘tantear’; ‘tentar’). El mencionado Satanás no tiene identidad personal. Sí, en cambio, ejerce una función representativa. Pero ¿a quién representa? ¿Quién se esconde tras su ser de ficción? ¿Cuál es su verdadero rostro? Se impone el rastreo de indicios a lo largo de todo el texto de Marcos.
Marcos transmite con estos escasos elementos simbólicos que mientras Jesús no dejó de reflexionar sobre la manera de trazar la ruta a la libertad, la justicia y la vida, diferentes adversarios harán todo lo que tengan a su alcance para que no aguante su presión seductora. Tendrán como meta llevarle al redil institucional. La forma de pensar y de actuar de ese hombre salido de Nazaret suponía un auténtico peligro para la estructura de poder. Convenía alejarlo de esa postura fuera como fuera. Para lograrlo, incluso algunas fuerzas políticas antagónicas llegaron a un acuerdo para acabar con la amenaza que él representaba. Según Marcos, Jesús tuvo el descarado atrevimiento de conceder el sitio central al ser humano que la estructura socio-religiosa mantenía permanentemente anquilosado:
“Le dijo al hombre del brazo atrofiado:
– Levántate y ponte en medio” (Mc 3,3).
6. El Mentiroso, ¡tergiversa hasta matar!
A la vista de tan imprudente osadía, portavoces del rigorismo religioso y nacionalista se confabularon junto a partidarios del poder vinculado al imperio dominante para acertar con el procedimiento que hiciera desaparecer del mapa al Galileo:
“Al salir, los fariseos, junto con los herodianos, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él” (Mc 3,6).
El paso dado por Jesús constituyendo la sociedad alternativa: los Doce (Mc 3, 13ss.) fue la gota que colmó el vaso. Su operación había traspasado todos los límites y no podía ser aceptada de ninguna de las maneras. Del poder central acuden raudos los máximos representantes de la ideología oficial. Emplean métodos propagandísticos para desacreditarle ante el pueblo. Sembrar el miedo es una fórmula que dominan. Difunden la idea de que la liberación que el Galileo lleva a cabo procede de una perniciosa energía (δαιμόνιον = ‘espíritu maligno’, ‘demonio’) que hace esclavos:
“Los letrados que habían bajado de Jerusalén iban diciendo:
– …Expulsa los demonios con poder del jefe de los demonios” (Mc 3, 22).
7. Jesús le da la cara
Presentándose como adalides de la libertad, intentan meter en la cabeza de la gente que las actuaciones de Jesús demuestran que él interviene como adversario (‘Satanás’) del pueblo. Lo identifican como el enemigo que simula estar por la libertad. El Galileo les descubrirá la burda contradicción de sus argumentos. La libertad es siempre favorable al ser humano; nunca va en su contra:
“¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?” (Mc 3, 23).
La esclavitud del pueblo está producida por su auténtico ADVERSARIO, Satanás, el sistema de poder al que estos delegados representan. Jesús llama a continuación en este mismo relato “el Fuerte” a esa robusta estructura. El dato ofrecido por Jesús para observar y someter a análisis es que si él se muestra capaz de liberar del Fuerte demuestra la debilidad del Fuerte y ser más fuerte que él:
“Pero no, nadie puede meterse en la casa del Fuerte y saquear sus bienes si primero no ata al Fuerte; entonces podrá saquear su casa” (Mc 3, 27).
El evangelio de Juan hablará de ese farsante y criminal sistema personificado en sus máximos representantes. El Galileo echa en cara a los dirigentes judíos que son portadores de los genes mentirosos y homicidas propios del Enemigo del pueblo:
“Vosotros procedéis de ese padre que es el Enemigo (διάβολος), y queréis realizar los designios de vuestro padre. Él ha sido homicida desde el principio y nunca ha estado en la verdad, porque en él no hay verdad; cuando expone la mentira le sale de dentro, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Jn 8, 44).
Al Galileo le atacaron desde todos los frentes salidos del poder; el ideológico, el político, el religioso y el económico. Él no se escondió; no rehuyó su encuentro con ellos, se mantuvo firme en su programa y les plantó cara. Marcos lo expresará en un formato extractado:
“estaba entre las fieras”.
La mención de las fieras recuerda el sueño de Daniel (Dn 7) donde las cuatro fieras representan a los imperios dominadores del mundo y de la vida.
8. Mensajeros para el mensaje
El autor de este evangelio concluirá su relato certificando que, en medio de la hostilidad a la que se enfrentó el Galileo, hubo quienes le prestaron su favor. Se refiere a personas que se mantuvieron junto a él, cooperaron con su ayuda y supieron trasladar a la gente la alegría del mensaje. Para identificarlos utilizará el término griego ἄγγελος (“mensajero”; “ángel”):
“…y los ángeles le prestaban servicio”.
Podemos identificar a algunos de esos mensajeros:
En primer lugar, quien le abrió camino: el Bautista, a quien presenta Marcos acudiendo a textos del AT:
“Mira, envío mi MENSAJERO delante de ti;
Él preparará tu camino” (Mc1, 2).
En segundo, mujeres anónimas del grupo de seguidor, de quienes Lucas aporta algunos nombres y dice de ellas:
“…y otras muchas que le ayudaban con sus bienes” (Lc 8,3).
Y, por último y de manera especial, la que, según el cuarto evangelio, trasladó a los discípulos el mensaje que anunciaba la victoria de la vida:
“María fue anunciando a los discípulos:
– He visto al Señor en persona, y me ha dicho esto y esto” (Jn 20,17).
9. Mateo ampliará el relato
Con estos pocos mimbres del escueto texto de Marcos compuso Mateo un elaborado relato en el que exponía con cierto detalle cómo llevó a cabo el embaucador global su irresistible seducción.
Hola!
DEL VACÍO y LA BRONCA de EL HOMBRE (a la Base de todo Proyecto nuevo)
Presionados, sus sentimientos se filtran en hilos semejantes a ideas finísimas que van, de uno a otro descontentamiento, diseñando imágenes móviles, indiscernibles todavía. Es una rebeldía incongrua; es el desacuerdo de un hombre impotente para especificar la molestia que le irrita. Es una disconformidad consigo mismo que se traduce en amores y en odios revueltos, que se inervan mutuamente, es una vorágine donde todo se confunde y precipita enloquecido. El hombre mira, palpa, observa. Ve lo dicho y lo hecho, ve la flagrante contradicción y se detiene bloqueado por tenuidades inconcretables. Todos mienten y él no sabe por qué. Él es un creyente que busca una creencia y hasta repudia su religión, porque miente.
Él ve que la iglesia no es lo que ha sido, y que su escolástica es sillería de su falsedad. Mira sus ministros mofletudos y regordetes, sus criptas enchapadas en oro, su idolatría vergonzante y ensalzada y siente que más templo que el templo es su café; pero no habla. No puede hablar: su boca está macizada por la ironía que le sigue. Él calla, siempre calla, aunque no admite nada que le llegue de afuera. Está cerrado: está en él. No puede abrirse: es demasiado torrentoso. Se desborda, inunda todos los márgenes de la vida, convulsiona todas las ideas con sus sentimientos desmelenados, enloquecidos en un frenesí que se supera siempre.
Él hurga, rastrea, escruta. ¿Qué es la soberbia de ese hombre que hasta hoy estuvo a su lado? ¿Qué maleficios oculta esa inmensidad vacía, esa inhumanidad implacable que él mismo apoya, ese estado rígido y enemigo de él que lo sostiene en sus lomos como una cariátide silenciosa? ¿Cómo humanizar esa hercúlea construcción, darle su pulso, su amor, su tono? Hay algo que lo vence en la tiniebla del pleno día, y le compele a inmerjirse en sí mismo, una vez más; a esconderse en el cubil desde donde espía el mundo por una rendija, a cubierto, en su recogimiento estremecido.
Pero él no se apacigua. Su sentimiento es un bólido que zanja el espacio sin medida. En todo está remirando, atisbando, clasificando en sí mismo, graduando de nuevo los patrones, midiendo. Ya duda de todo: los hechos hormiguean entre las verdades bamboleantes. Ya ni en las esencias cree. Todo es ficticio. ¡Dos y dos pueden no ser cuatro! También la matemática le usurpa un lugar en la vida. Es un sentimiento más oscuro que los otros, más escurridizo y flebe. Pero ya algo en él conexiona un número a un adjetivo arrogante, a un adjetivo que lo destroza sin objeción, despiadadamente. Ya todo en él es titubeante, dudoso, controvertible. El mundo es una selva de mentiras en que se extravía, y avanza al tuntún. Está solo y perdido con la pureza de su verdad en el corazón.
En el correr de los ríos subterráneos el hombre se anega. Su sentimiento se exacerba en la búsqueda humana. Quiere sentir a todos los hombres, ser cada vez más grande, comprender cada vez mayor número de humanidad. Es inconmensurable en su sentimiento. Es lo que ha sido siempre en la espera de ser. El deseo brota a torrentes. Es tromba desatada que nace en su centro, en el centro mismo de esta tierra y es lo ínsito, lo inmanente, la flor de la pampa, su sonrisa, es el espíritu mismo de esta tierra…
Es un hombre sencillo que, entre otros hombres, va caminando por la calle Corrientes. Un hombre tranquilo, de cultura escasa, de modales algo bruscos pero afables, de indumentaria chirle. Es un porteño cualquiera. Ya cruzó la calle Florida. Está pasando Maipú… entra a un café de la calle Esmeralda. Allí está con un camarada en el fortín de la amistad. Allí está seguro y habla de cosas pueriles. Habla y se ríe. Está contento. Fuera del reducto amistoso, la vida dañina ralea la dignidad y el número de los hombres, pero allí dentro es inofensiva. El hombre habla sin apuro, como si la eternidad fuera suya. Su lenguaje es por ahora la única rehumanización de sus desvelos inconscientes.
En el lenguaje, el hombre incoa el proceso de rehumanización de la vida entera. Su lenguaje ya es impreciso, indeterminable, monótono por fuera, afiebrado por dentro, como un hombre cualquiera. Su lenguaje es ya una música cuyas notas son pocas palabras que se amalgaman, se enmiendan o someten mutuamente, como líneas melódicas de una sinfonía, aliadas a gamas infinitamente cambiantes de miradas, de voces y de gestos, entrelazados con pausas en que la cordialidad crepita y chisporrotea con el goce de una lumbre hogareña. Ya hay algo nuevo en ese amasijo informe de la amistad. Por primera vez, el hombre está junto al hombre.
…………….
(del Capítulo “La rehumanización de la vida” en el Libro “El hombre que está solo y espera” – Una biblia porteña – 1931 -Raúl Scabrini Ortiz)
Hola Salvador!
Esto del MANDINGA lo tienen
1- MARCOS 1,12-13, enunciado (sin más agregados):
“Inmediatamente el Espíritu lo empujó al desierto. Estuvo en el desierto cuarenta días, tentado por Satanás; estaba entre las fieras y los ángeles le prestaban servicio”
2- MATEO 3,13-4,11, copiado y ampliado
3- LUCAS 3,21-4,13, copiado y ampliado
¿Qué pasó con JUAN que no lo tiene registrado?
………………………………..
NOTA impertinente:
Pasar DE los Sinópticos A Juan es como pasar
DE lo caliente A lo frío
DE el Fogón A la Heladera
DE el Drama A el Teorema
DE la Calle A el Campus universitario
¿Hay algo de esto?
De Marcos a Juan pasaron unos seis decenios. La comunidad autora del cuarto evangelio no necesitaba la pedagogía usada por los sinópticos para conocer la identidad y actividad engañosa del embaucador global. Lo tenían claro.
Juan solo utiliza una vez el término ‘Satanás’. Lo hace asociándolo al traidor Judas (Jn 13,27). Y usó tres veces el vocablo griego ‘diábolos’ traducido como ‘enemigo’, dos de ellas también en relación con Judas (6,70; 8,44). En la tercera identifica a ese enemigo como criminal y padre (el que engendra) la Mentira. La comunidad autora del cuarto evangelio prescinde de escenografías y personajes simbólicos para referirse al embaucador global. Lo identificará a las claras: “EL ORDEN ESTE”.
Es cierto que el lenguaje de Juan difiere del usado por los sinópticos. No es lo mismo llamar a alguien: insulso, desaborido, indiferente, desagradable… que decirle: “Os parecéis a aquellos niños que juegan en la calle y se dicen unos a otros: Cantamos canciones de bodas y no os alegráis, lamentaciones y no…”. El lenguaje con ejemplos está próximo a la poesía, es evocador, anima a la imaginación, hace descubrir la riqueza de lo que se transmite con imágenes que permanecen grabadas en el oyente. El lenguaje abstracto es más sobrio, frío y seco. Puede decirse que uno es de enseñanza primaria y secundaria y el otro universitario. Aunque tanto uno como otro expresen una misma realidad; en este caso, idéntico Proyecto.
Gracias!
1- por ampliar el campo de comprensión.
2- leo al final:
“Aunque tanto uno como otro
[el lenguaje de Juan (que) difiere del usado por los sinópticos]
expresen una misma realidad.”
2.a) si en solo 60 pirulos difirió lo que difirió
¡qué, cuáles y CUÁNTAS diferencias podemos colegir
después de pasar 35 veces más ese conjunto de pirulos!
2.b) pero, aun cuando fuera ese solo período de tiempo (60),
pienso que la realidad significada (Mensaje = Proyecto) NO PERMANECE IDÉNTICA.
¿Por qué?
2.c) por un principio filosófico (muy desatendido y ninguneado) que es:
“toda ‘diferencia específica’ (que da lugar a la ‘Especie’)
modifica –a su vez- al Género”
Traducido a este Asunto:
“todo Mensaje (Proyecto) al modificar a c/cual y su conjunto comunitario,
modifica –a su vez- al Mensaje mismo (Proyecto).
3- agréguese (para N/Tempo) que no solo hay 1900 años de distancia,
sino además el (auténtico) diferente Tiempo cultural (=circunstancia).
……………………………
Estos son solo “agregaditos” míos, para que no se pierdan de vista
al pensar lo que pensamos.
Gracias y Abrazo!
———————–
PS.: Tardé en Responder porque acá en Argentina es el “DÍA DEL PADRE”;
y me era infaltable el ¡ASADITO EN FAMILIA”! por muy carito que esté.
Hola!
2. la pujante búsqueda …
a)
– SALIÓ de su aldea natal motivado por la voz del Bautista,
– por conseguir la justicia en el pueblo,
b)
– Tras el encarcelamiento de Juan,
“Inmediatamente el Espíritu lo EMPUJÓ al desierto.” (Mc 1,12).
………………………..
Me pregunto:
– “Y al ‘viento-espíritu’ ¿QUIÉN LO EMPUJA?
Me respondo (aleccionado por la Meteorología):
– “Lo empuja LA DES-IGUALDAD” (alias LA IN-JUSTICIA)
(metáfora de La DES-IGUALDAD de presiones barométricas)
………………………..
Por estas cositas pregunto a Salvador:
Antes que el famoso ESPÍRITU (radicado en el DIAFRAGMA)
¿no radica LA SALIDA en una BRONCA
– subyacente y previa;
– que le da dirección y sentido?
Pienso que la vitalidad de “cada cual” consiste
ANTES en el SENTIMIENTO (radicado en LAS TRIPAS)
Notas:
1- expresión “se me revuelven las tripas”; lugar donde sentimos vómitos.
2- creo que el hebreo siente el “mal-estar” (estar-mal) en esa víscera.
Hola
El viento se mueve porque se ha producido previamente un vacío que necesita rellenarse. El vacío es antes, el viento, después.
La bronca que se montó a la vuelta de Jesús a su aldea (Mc 6,1-6) deja entrever el vacío que sus paisanos le habían hecho antes de haber decidido él salir de allí. El vacío llegó al punto de quedarse soltero.
En ese relato el pronombre ‘este’ se escribe en forma despectiva tres veces (‘tres’ equivale a un total desprecio) (vv. 2.3). Para más información: https://www.atrio.org/2012/10/leyendo-a-marcos-22/.
El texto de Marcos dice que sus paisanos “se escandalizaban de él”. Escandalizar, genera distancia equivale a romper. La ruptura origina un gran vacío. El abucheo y la bronca que le montaron en Nazaret fueron un signo inequívoco del vacío y la injusticia que había sufrido durante muchos años.
El vacío que dejó el encarcelamiento del Bautista, originó también su salida al escenario de la historia anunciando la llegada del vendaval de la Buena Noticia.
La vida demuestra serlo cuando no se está quieta.
Abrazos
JESÚS
(SALIÓ porque) sus paisanos le habían hecho el vacío. Ok!
Se trata, entonces, de un caso de DISCRIMINACIÓN (ALDEO-NACIONAL)
Lo suyo, en cambio, fue hacerse cargo de lo inverso: INCLUSIÓN (GLOBAL).
NOTAS del parece ser que (posteriormente) …
1- … eso de catequizar conquistando, solo fueron “daños colaterales”
2- … la “laicidad” de su Tiempo no le alcanzó para ser “a-teo” en serio.
Hola!
(Título) “La IRRESISTIBLE seducción …”
… ¡¡¡ta ta ta tan!!!
… suspenso …
… ¡¡¡ta ta ta tan!!!
¿¿¿REISITIRÁ???
Vea el próximo capítulo de …
Va acá el Texto anunciado:
“Nosotros hemos heredado de Grecia la idea del conocimiento, pero no hemos heredado, por lo menos con suficiente integridad, esa creencia en el ser, en la natura rerum que la respalda, y de aquí la constante inseguridad que ha padecido en Occidente la ocupación de conocer.
¿Cómo llegó el griego a esa fe en el ser, a esa creencia en la Naturaleza? He aquí un problema de altísimo rango y, aunque parezca inverosímil, nunca planteado ni perseguido. Al revés; como para el griego esa creencia no era cuestión, no lo era tampoco su secuela: que el conocer —es decir, la captura del ser— constituía una función natural, congènita del hombre. Nosotros nos hemos quedado con esta última opinión, a la que se había amputado la fe en que se funda. Pero hoy se adelanta a nosotros por su propio pie el problema: ¿por qué es el hombre griego quien se encontró instalado en esa «gran fe» naturalista, en esa creencia de que hay «ser de las cosas» supuesto del hacer que es —sensu strictisimo— conocer?
El persa, el asirio, el hebreo no fueron “Conocedores”, porque creían que la realidad era Dios. Dios, un auténtico Dios, no tiene ser, consistencia estable y fija: es pura y absoluta voluntad, ilimitado albedrío. Quien cree de verdad y no con apaños y compromisos y aguando el vino de esa radical fe —que lo que hay es Dios y que, por tanto, todo lo demás que parece que hay no lo hay en rigor, sino que es sólo resultado de la indómita voluntad de Dios—no puede, claro está, creer que las cosas tienen un ser, una consistencia propia, esto es, no sólo que existan, sino que al existir consistan en ser fijamente de un modo determinado.
Ahora bien: a ese auténtico creyente en Dios no se le puede ocurrir que con su intelecto pueda conseguir nada de las cosas, asegurarse en ellas y frente a ellas, sino que se sabe inexorablemente atenido a la voluntad de Dios, única, decisiva realidad. Todo lo que va a pasarle, a él y a los suyos, a su pueblo, depende del albedrío divino, de los decretos inescrutables e ineluctables de Dios. Si este hombre se siente en grave duda respecto a un orden de su vida hará algo, no se quedará quieto. Pero ¿qué hará? ¿Razonar, esto es, analizar, comparar, inferir, probar, concluir? En modo alguno: lo primero que hace es orar, dirigir una plegaria a Dios para que le ilumine, le ponga en lo cierto. Orar es una forma y técnica del pensamiento. No hay, para él, otra manera de acertar que impetrar de Dios la revelación de sus decretos, y si Él se digna otorgársela, eligiéndole entre los demás, comunicarla a éstos, eliminando todas sus ideas propias, haciéndose órgano de Dios, boca del Altísimo.
Su decir no será nada parecido al logos del razonador, no será el descubrimiento del ser latente, que está ahí desde siempre y por siempre, no será alétheia, sino que será decir él hoy lo que Dios ha decidido, decretado que sea mañana; su decir será pre-decir desde Dios, será profetizar. Y como la voluntad de Dios es incontrastable, su predecir será un humilde y radical confiar en esa secreta voz divina que es, a la vez, libre y segura, decisión y promesa; su decir será no un logos de la verdad, sino un amén que significa —no como el logos de la verdad, A es B— sino «así será». La realidad para este hombre no tiene presente de indicativo, es, sino sólo futuro: será. Las cosas están en constante creación: son lo que Dios en cada momento quiera. Amen, ’emunah, es la palabra que significa «verdad» para el hebreo.
El contraste entre la alétheia del griego y la ’emunah del hebreo es extremo y produce en nosotros un choque de ideas que favorece la comprensión del carácter meramente histórico propio del conocimiento. Pero una vez lograda puede aprovecharse esa contraposición para aclarar diferencias menos acusadas. Por otro lado, nos permite mirar por dentro, con una intimidad hasta ahora no conseguida, otras formas pretéritas del Pensamiento que han quedado siempre inasequibles para el hombre moderno, como es el pensamiento religioso, la mitología, la magia, la «sapiencia» o «experiencia de la vida».
CON ESTO HEMOS CONSEGUIDO MUCHAS COSAS DE GRAN CALIBRE.
– UNA, quitar al conocimiento el carácter de realidad absoluta a que absolutamente está el hombre adscrito, y convertirla en pura magnitud histórica. El conocimiento no es una operación «natural» y, a fuer de ello, inexcusable del hombre, sino una «forma de vida» puramente histórica a que llegó —que inventó— en vista de ciertas experiencias y de que saldrá en vista de otras.
– OTRA es que así deja el conocimiento de ser una utopía y es visto en la concreción y relatividad constitutiva de su efectivo ser. Al perder su aspecto utópico y aparecer en su concreta realidad podemos, de verdad, hacer su historia —esto es, aclarar por qué llegó a ella el hombre, por qué se embarcó en la precisa ocupación de conocer, cómo en Grecia adquiere esa ocupación la plenitud de su sentido, esto es, cómo sólo el griego creyó de verdad y sin limitaciones que era posible conocer.
Partiendo de esta forma plenaria y más pura que el conocimiento tuvo en Grecia, podemos perseguir en la historia subsiguiente hasta nuestros días.
Quien crea que la situación actual de la inteligencia se puede afrontar con una reforma de las nociones recibidas menos radical, padece una ilusión. Y no se trata de vagos problemas. Desde ahora, por ejemplo, puede pronosticarse que tan pronto como, tras el fragor de las batallas, vuelva la ciencia física, la ciencia ejemplar de Occidente, a concentrarse en reflexión sobre sí misma, surgirá de ella una teoría del «conocimiento» físico en que el conocer aparecerá definido como una faena apenas similar a cuanto en el pasado se ha denominado así.
De esta manera, y merced a las precedentes dislocaciones, queda libre nuestra vista para contemplar el Pensamiento liberado de su adscripción a formas particulares de sí mismo. Podemos sorprenderlo actuando bajo ellas, creándolas en el pasado, superando siempre la de ayer con la de mañana. Esta liberación frente a toda figura del pasado nos permitirá palpar, no sin estremecimiento, lo que aún no está ahí, el germinante porvenir de la inteligencia humana.
La caracterización del conocimiento como magnitud histórica que los párrafos antecedentes expresan, no es ni siquiera esquemática. Pretende valer sólo como un paradigma en que, con motivo del caso particular que es el Conocimiento, se intenta una operación de trascendencia general que desde hace años informa mi labor filosófica bajo el título de «razón histórica». Se trata, en efecto, de llevar a sus últimas y radicales consecuencias la advertencia de que la realidad específicamente humana —la vida del hombre— tiene una consistencia histórica. Esto nos obliga a «desnaturalizar» todos los conceptos referentes al fenómeno integral de la vida humana y someterlos a una radical «historización». Nada de lo que el hombre ha sido, es o será, lo ha sido, lo es ni lo será de una vez para siempre, sino que ha llegado a serlo un buen día y otro buen día dejará de serlo.
Gracias de nuevo Óscar.
Las dos entradas últimas son para mi personilla…un gran alivio…un nuevo camino hacia una interpretación libre de “beatitudes” que atan la mente y la llevan a vivir en un futuro ¿irreal? que ata la capacidad de pensar, buscar, salir hacia esa “fuerza interior” que hace capaz al ser humano para crecer para: ¡Ser!
Gracias de corazón.
Hola Salvador!
Este Artículo “LA IRRESISTIBLE SEDUCCIÓN DEL PODEROSO EMBAUCADOR GLOBAL”
sobre un Texto de Mateo (y Lucas) estimo que tendrá 3 Entregas (en Atrio).
Considero esta Entrega “I” como un Preámbulo o Introducción general, lo cual nos ha permitido “divagar” sobre algunos “supuestos” u “ocultamientos” que -a mi parecer-, hemos ido extrayendo a la superficie acerca de los “requisitos” exigidos a la Ciencia de la Hermenéutica.
Ahora quiero hacer un nuevo agregado de exhumación, en consonancia,
pero que va más allá del señalado en el #8 del anterior Comentario: NO SE PUEDE HACER HISTORIA SI NO SE POSEE LA TÉCNICA SUPERIOR, QUE ES UNA TEORÍA GENERAL DE LAS REALIDADES HUMANAS, LO QUE LLAMO UNA HISTORIOLOGIA;
Para lo cual comparto Ideas pensadas y escritas en 1923 para el Diario La Nación de Buenos Aires –usadas para un Artículo de la Revista “Logos” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 4° trimestre 1941-
NOTA: Cabe notar que: 100 años después, el señor José Arregui nos anoticia que está arribando a parecida conjetura –posiblemente acompañado de los otros 5 Mosqueteros-, de que “otro Modelo [de conocimiento] es posible”, al Comentar en el ítem 4 de su Post -en respuesta a Gonzalo Haya (GH):
“Echo mucho en falta esa teología, esa nueva manera de hablar de Dios.” Su sinceridad es bienvenida, pero estoy convencido que no tiene (ni tienen) las herramientas adecuadas para tal operativo. (por eso solo lo menciono acá, como de paso).
………………………..
Hola Salvador!
Lo prometido recién y más abajo (“destilo” de Autor conocido):
1- Dice Amos:
«Y Jehová me tomó de tras el rebaño y me dijo:
– Ve y profetiza contra mi pueblo Israel.»
– Pero Israel, el pueblo de Jehová, es el pueblo mismo de Amos.
– ¿Es, señores, que todo auténtico profeta tiene que ser profeta contra? ¿Contra qué? ¿Contra quién?
– La palabra bíblica es precisa: contra su pueblo, mas ¿qué significa esta paradoja?
2- La erudición, es decir,
– el papeleo en los archivos, la publicación de documentos, la edición de textos antiguos escrupulosamente repristinados es imprescindible para la historia, pero no es aún historia
– porque esta consiste precisamente en entender las realidades humanas a que esos documentos aluden y que esos mismos documentos SON.
3- Aprovecho la ocasión que se me ofrece para presentarles un ejemplo muy preciso y muy simple, por lo mismo luminoso, de cómo eso que dije es verdad.
– Me refiero a la traducción de la brevísima frase en que Jehová lanza a Amos en su carrera de profeta.
– Desde hace muchos años en cursos públicos yo traduzco, como he hecho, esas palabras:
– «Ve y profetiza CONTRA mi pueblo»;
– la última vez hace cuatro años en unas lecciones dadas en la Universidad de Lisboa sobre la inteligencia y el intelectual.
– Lo había aprendido en una observación que hace al paso uno de los más grandes hebraístas contemporáneos, Rudolf Kittel.
4- Por supuesto yo no soy hebraísta, como, en rigor, no soy casi nada más que un señor que casi dice a ustedes cosas que casi tienen sentido. Lo cual ya es bastante, ¡ya es bastante!
– Pues bien, ninguno de los traductores del Antiguo Testamento ha solido traducirlas así, a pesar de que sabían admirablemente la lengua hebrea y aquella en que traducían.
– ¿A qué se debe este error en sus versiones?
– Muy sencillo: A QUE NO ENTENDÍAN LA REALIDAD HUMANA A QUE AQUELLAS PALABRAS SE REFIEREN—LO QUE ES SER PROFETA, SER INTELECTUAL.
– Como yo sí la conocía, apenas tropecé con una breve alusión lingüística que me lo permitía, acerté, no obstante mi ignorancia erudita, a traducirla bien.
5- Ya los Setenta lo traducen mal
—no entienden qué sea eso de profetizar, en cuanto esencialmente profetizar CONTRA,
– y emplean una vaga preposición epi,
– que lo mismo significa a que sobre, pero nunca contra.
6- La traducción latina Vulgata sigue a los Setenta y traduce en este versículo:
– «profetiza A Israel», y en el siguiente:
– «profetiza SOBRE Israel».
– A esta sigue estrictamente la más popular versión española: la del P. Scio.
– La protestante de Cipriano de Valera tampoco entiende el primer versículo en que habla Jehová, pero al menos, en el siguiente, donde se refieren palabras de Amasias traduce ya:
– «No profetices CONTRA Israel.»
– A este sigue, quiero decir con este coincide la reciente traducción española de Nácar-Colunga.
7- Pero he aquí que, por fin, forzados como Kittel por el hecho estrictamente lingüístico y ateniéndose a él
-, la recentísima versión castellana —se publicó hace pocos meses— del jesuíta P. Bover y del señor Cantera traduce ya correctamente:
– «Ve y profetiza CONTRA mi pueblo.»
8- Sirva este ejemplo, clarísimo por su propia sencillez y nimiedad de cómo
– NO SE PUEDE HACER HISTORIA SI NO SE POSEE LA TÉCNICA SUPERIOR, QUE ES UNA TEORÍA GENERAL DE LAS REALIDADES HUMANAS, LO QUE LLAMO UNA HISTORIOLOGIA.
9- Pero queda expreso que yo ahora he dejado para el porvenir
– la explicación de por qué el profeta es, por esencia, profeta contra su pueblo.
10- Ahora solo me importa afirmar, a cuenta de esas precisas explicaciones futuras,
– cuan estúpido parece suponer que el intelectual es quien deshace la fe compacta y común tradicional de un pueblo,
– por la sencilla advertencia de que la intelectualidad misma,
– esto es, la inteligencia en el sentido estricto de razón y racionalismo,
– nace en un pueblo precisamente porque ese pueblo ha perdido ANTES la fe,
– y no disponiendo de medio mejor,
– algunos acuden a reparar el daño con lo único que les queda, con lo único que tienen y con que cuentan:
– con su pobre razón.
– Así nació la filosofía en Grecia en torno al año 500 antes de Cristo.
– Hace mucho escribí:
– “que, desde este punto de vista, la razón, y especialmente la filosofía, es el entablillado que se pone a una fe quebrada”.
¡¡¡Gracias Oscar!!!
Óscar, me parece muy interesante tu comentario. Es verdad que puede ser muy subjetivo y colocar en el texto la idea ya preconcebida del comentarista; por es necesario apuntalarla primero con el contexto histórico y luego adaptarla al contexto ac tual, a los signos de los tiempos, al eco que suscita en nuestra conciencia. En otras palabras, primero qué nos quiso decir el autor, y luego qué nos dice a nosotros ahora. Gracias por todas tus intervenciones, siempre interesantes, aunque no siempre coincidamos del todo. Un abrazo
En la aclaración, Salvador nos dice que: La Buena Noticia es el proyecto de sociedad alternativa o reinado de Dios. Esto para mí es fundamental pues aquí no se habla de reino ( como sí en Lucas y Mateo) sino de reinado, es decir, de una realidad proyectiva que está en construcción que solo ha sido notificada y que hay que llevarla a cabo, desarrollarla en el tiempo, en fin, realizarla.
Me viene a la memoria, ahora que estoy escribiendo esto lo que días atrás leí sobre aquello de las dos orejas, me pareció una referencia muy pedagógica y, a nivel individual muy oportuna. Es decir, como un precedente a eso que luego tras un análisis global se descubre ese carácter de Sociedad Alternativa que alberga el evangelio.
Pienso sin embargo, que para que se dé esta última habrá antes que producirse la primera alternativa, pero no veo en las citas expuestas esta oportunidad, ya que si bien en la de Lucas le falta el componente espiritual en el de Mateo le falta el componente físico.
Hola Mª Luisa
Esos textos de Mateo y Lucas transmiten un único mensaje. Hay radica la cuestión: Cómo el mismo mensaje se transmite con diferentes enunciados por razones del entorno, personas, circunstancias, lenguaje…
A mi juicio, lo primero que hay que hacer es traducir a nuestra lengua el texto original. Esa es la base para empezar a entenderlo.
Un abrazo
Gracias Salvador por tu observación, quizá es que no me expliqué bien ayer, por eso antes de leerte me encontraba ya trabajando en una pequeña aclaración y es que también yo coincido contigo en que ambos textos, el de Lucas y Mateo transmiten un único mensaje. Lo que desde mi punto de vista tomé en cuenta fue lo que significó para la praxis no que se expresaran de forma distinta, sino que en ella ambos hablaran del término “reino” por igual, cosa que predicarlo venía muy bien a la iglesia como herencia recibida de la filosofía griega.
Te transcribo las pocas líneas aclaratorias en las que, como te decía, me encontraba ayer trabajando cuando te leí: “Siguiendo mi reflexión anterior, ¿cómo interpretarla? Teniendo en cuenta esto que nos dice Salvador de que estos textos de hace 20 siglos, con un trasfondo semítico y escritos en griego, exigen ser analizados y explicados con un lenguaje comprensible, es por lo que considero importante hacer esta diferenciación entre estos dos términos “Reino” y “reinado” Con todo, ya me corregirás, pero hablar de reinado en lugar de reino, ese cambio ¿no debe ser fruto de la exégesis?
En definitiva lo que quiero decir no difiere en absoluto de lo que ya expresé en otro comentario al comienzo de este ciclo de sesiones en el cual decía: que malamente se opta por lo utópico “reino” en lugar de construir la utopía “reinado”.
Un abrazo!
Hola Mª Luisa
La palabra griega basileía posee varios significados. En los evangelios se traduce según el contexto por: ‘reino’, ‘reinado’ o ‘realeza’.
El problema con la expresión ‘reino de Dios’ es que se ha repetido hasta la vomitera que se trata de una realidad perteneciente al más allá.
Por ahora, solo un dato: En la primera bienaventuranza, tanto en Mateo como en Lucas, EL VERBO ESTÁ EN PRESENTE, mientras en las demás (salvo en la última de Mateo en que también esa misma expresión; Mt 5,10) el verbo se escribe en futuro. ¿por qué eso no se explica?
Un abrazo
En la décimo octava línea del primer párrafo de mi comentario de abajo debe decir “veracidad” en vez de “vermicidas” Vale. SH
La claridad de las palabras de Jesús son diáfanas. Los 4 únicos Evangelios aceptados en el “consenso” o “sensu fidelíum” de la Iglesia con el núcleo central de Los Doce, fueron escritos para reforzar la verdadera predicación “oral” que se refería a una sola Persona y a UNA sola FE que es apostólica pues proviene de los testigos “oculares”. Los Apóstoles transmitieron lo que “oyeron, palparon y presenciaron “de visu” como primerísima fuente o fuente Q. Por tanto, la enseñanza de Cristo no estuvo “sujeta” a las exigencias “de la época”, ni fue adaptada al oído de los oyentes , sino que fue “recibida” por los fieles y aceptada o rechazada. Las 4 versiones evangélicas reflejan sólo las diferencias de matices personales que prueban su veracidad puesto que un “hecho cierto” se expresa de forma diferente por cada narrador sin alterar la esencia genuina de la verdad. La uniformidad sería una prueba en contra de la vermicidas y autenticidad.. Pero los mártires evangelistas murieron en defensa y por la defensa de la verdad que valientemente exponían públicamente y fueron corroborados por los testigos presenciales de la vida de Cristo que vivieron TODO el siglo I y según Quadratus entroncaron con el siglo II.
El “hecho crucial” en determinar al poder del corrupto Sanedrín de entregar a Jesús a Pilato para Su crucifixión, fue Su proclamación como Hijo de Dios verdadero, el real Mesías anunciado por los profetas.
Es cuando Caifás lleno de ira se “rasga sus vestiduras” a la respuesta de Cristo de que El era -en verdad- el Hijo de Dios, no adoptado sino Unigénito, co-igual al Padre en Su Naturaleza. (Marcos 14: 61-64)
Pero los “judíos” lo entendieron bien a Jesús pues le decían “No te apedreamos por obra alguna buena tuya, sino por la blasfemia y porque TU, siendo hombre, Te haces Dios” (Juan 10, 33)
Por eso el pecado de los fariseos eran contra la VERDAD que era Cristo ya que los milagros públicos de Cristo eran atribuidos por ellos a Beelzebul, principe de los demonios, negándose a reconocer el poder sobrenatural de Jesús:
”Entonces le fue presentado (a Jesús) un endemoniado ciego y mudo y lo curó…Mas los fariseos dijeron: Este no lanza los demonios sino en virtud de Beelzebul..Y si Satanás lanza a Satanás se dividió contra si mismo; ¿Cómo pues se mantendrá su reino? Y si Yo lanzo a los demonios en virtud de Beelzebul ¿en virtud de quien los lanzan vuestros hijos? (Mateo 12:22-27 y Marcos 3:22-27)
Pero aquí Satanás con su “reino” aparece como un personaje real que posee un poder que se opone diametralmente a la obra de Jesús que era actual y real.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Hola!
ADVERTENCIA del Punto 1. LOS EVANGELIOS NO SON UN LIBRO…, Y PUNTO
donde leo (y resalto en mayúsculas y negritas):
– “El DESARROLLO de la Buena Noticia fue ADAPTADO por cada uno de los autores de esos textos a las diferentes comunidades a las que iban dirigidos y a las circunstancias y el tiempo vividos por dichos colectivos.”-
……………………………….
a) Por DESARROLLO (de la Buena Noticia) se entiende el tiempo DESPUÉS de Jesús.
b) Por ADAPTADO ¿qué se ha de entender?
Tanto ellos (los contemporáneos y generaciones subsiguientes de Jesús),
como nosotros (“Nuestro Tiempo”)
¿no estamos en el intríngulis de lo que esa palabrita (ADAPTADO) nos interpela?
¿no es lo que se plantean los 6 Mosqueteros del Libro “DESPUES DE DIOS” (otro modelo es posible)?
Como aclaración:
La Buena Noticia es el proyecto de sociedad alternativa o reinado de Dios.
Su desarrollo es la manera que tuvo Jesús de ponerlo en marcha con su enseñanza y su actividad.
Los evangelios explican ese desarrollo (enseñanza y praxis) con una forma de decir particular de cada autor para hacerlo comprensible a sus destinatarios.
Hoy, estos textos de hace 20 siglos, con un trasfondo semítico y escritos en griego, exigen ser analizados y explicados con un lenguaje comprensible a quienes se dirija.
Un ejemplo siguiendo una traducción tradicional:
“Él levantó sus ojos sobre los discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” (Lc 6,20).
“Viendo a la muchedumbre, subió a un monte, y, cuando se hubo sentado, se le acercaron los discípulos, y abriendo Él su boca, les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres de espiritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,1-3).
Me permito hacer unas preguntas: ¿Qué fue lo que dijo exactamente Jesús? ¿Por qué está escrito de diferente manera? ¿Cuáles fueron las circunstancias? ¿Qué explicación comprensible tienen estas palabras? ¿Hay coincidencia en el sentido entre Mateo y Lucas? ¿Puede alguien hacer un análisis riguroso de los textos originales y ayudarnos a entender? ¿Podría decirnos qué importancia tienen hpoy esas declaraciones? ¿Y qué sentido práctico? ¿En qué praxis serían traducibles en la actualidad?
Abrazos
Hola Salvador!
1- Ok! Queda claro:
– las cosas que nos pasan y hacemos los humanos
– se “ex-plican” CONTÁNDOLAS …
… y las “ex-plicaciones” necesitan im-plicaciones que NO SE CUENTAN,
p.e.; las circuntancias, que “por sabidas se callan”.
2- Textos traducidos (Lc 6,20 y Mt 5,1-3):
– que nos llenan de preguntas …
… “difíciles” –en más o en menos- para quienes no estemos “en el ajo” (circunstancia).
Hola Oscar
Mis preguntas no contradicen tus afirmaciones. Van en tu misma línea argumental.
Parten del ejemplo de la diferencia entre Mateo y Lucas en la ADAPTACIÓN de un mismo mensaje. Las preguntas basadas en esos dos textos no están dirigidas a ti, sino a quienes persisten en hacer una lectura literal siguiendo además antiguas traducciones al español. Por eso he transcrito esas citas recogiéndolas de esas versiones.
He puesto ese ejemplo porque ha sido y es muy corriente afirmar que la primera bienaventuranza de Mateo no está referida a los pobres, sino a “los pobres de espíritu”. ¿Y la de Lucas? La de Lucas suelen olvidarla quienes leen de ese modo la de Mateo.
Un abrazo
Gracias Salvador!
No lo dudé.
Te pongo (“de inmediato y aparte-arriba”)
el Comentario que lo certifica.
Abrazo!
¡¡¡Huauuuu!!!
Esto si llena de gozo, a los espíritus que en todos los tiempos lo han comprendido así.
El bien como el mal, son capacidades que cada ser humano decide como utilizar a lo largo de la historia de nuestra humanidad; porque siempre han existido personas de luz, que no se han dejado vencer por el mal; ni siquiera en momentos de tremenda esclavitud de las libertades, que el ser humano necesita para poder optar.
El bien: Nos hace libres, claros, sin dobleces, cada persona que pase a nuestro lado, verá que no hay doblez en nuestro compromiso personal.
El mal: Crea en nuestro entorno, oscuridad, engaño, doble sentido, dureza de corazón, injusticias, para llevar a cabo nuestros más bajos deseos; así, seremos tiniebla.
Es un gozo comprobar con que claridad y sencillez, reflejas la condición humana, ante la vida cotidiana.
No hay que trabajar para un futuro...que nadie sabe como será…lo importante es, trabajar aquí y ahora, todo lo demás…vendrá si tiene que venir..:
¡Por añadidura!
Es aquí donde hay que hacer posible que las personas:
¡Vivan!
Dignamente, justamente, valoradas por lo que son…no por lo que quienes embabucan…hacen creer, y mientras es to no suceda, este mundo no caminará por senderos de luz, justicia, amor, servicio, donación personal a una causa justa que nos libera de tantas ataduras absurdas.
La vida no es sencilla ni fácil, pero podemos hacerla justa, capaz de crear ha nuestro alrededor, un entorno de luz, para conseguir…que las personas…se levanten y luchen por un mundo mejor.
¡¡¡Gracias Salvador!!!
Haces posible la comprensión y la verdadera acción que los textos poseen en si mismos, si les damos su verdadero sentido; es para mí, un gran gozo compartir esta tu mirada e intentar vivirla cada día.
Un abrazo entrañable.
Es algo verdaderamente reconfortante leer tus comentarios Salvador. Encajan tan bien dentro de lo que uno puede suponer que quiso decir el Galileo que yo me alegro de haberte leído. Sé que no solo es lo que quisiera leer, es, que parece como si estuviera esperando leer algo así.Gracias, gracias, gracias……
Es una satisfacción leer una interpretación tan original y actualizada de este breve relato de Marcos.