Por lo general, dislocarse el cerebro está peor visto que dislocarse una pierna. Pero los hombres somos tan necesariamente locos, que sería otra especie de locura el pretender no serlo.
La esquizofrenia es la madre de todas las locuras; ella alberga el resto de las enfermedades mentales; de ellas, la paranoia es más dolorosa por lo destructivo de su relación.
Se está loco porque la longitud de onda del emisor rebota en la longitud de onda del receptor. Locura es diálogo para besugos.
También se está loco por creerse superior a los superiores a uno e igual a los iguales.
El más tarumba deviene para sí mismo la divina garza envuelta en huevo. Todo soldado lleva en su mochila el bastón de mariscal.
Quien está loco y lo sabe está menos loco.
Quien cree que está loco y no lo está, al menos para sí está loco.
Loco es el otro, y el más loco el que más lo cree.
El loco se pone el mundo por montera al creer que los locos son los demás.
Todo loco necesita un espejo. Nietzsche, el gran demente, nos dio la pauta al final de su trágica existencia.
La locura aumenta con la envida comparativa. A Francisco le gritaban pazzo por su renuncia a la herencia de su hacendado padre; a Galileo le encerraron los “sabios”.
Locura del pueblo: Antes Barrabás que Jesucristo.
El poder enloquece. A mayor poder, mayor distorsión de la realidad.
La impotencia del no poder también enloquece, es la no entrada en la realidad.
El tonto es listo por la licenciatura, el listo es sabio por el doctorado, el omnisciente por el doctorado honoris causa. Ninguno por sí mismo.
Cada loco se reserva para sí el principio de inocencia; los demás deben demostrarla en los tribunales.
El loco es el único animal que instala la trampa, pone la carnaza, y mete en ella la pata.
No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás, ni a un loco carente de humor por ningún sitio.
Sabiduría y locura son una misma puerta giratoria, entras loco y sales cuerdo, entras cuerdo y sales loco, a veces te atrancas.
A veces estamos locos en casa y cuerdos fuera.
Locuras de juventud, memeces de vejez.
Quien piensa que el gozne o quicio de la puerta de la entera humanidad es él, está más desquiciado que la entera humanidad.
Quien supone que las puertas están para ser derribadas, es un loco peligroso porque abrirá las puertas de la desolación.
Quien defiende que una puerta únicamente está para abrir a otra puerta ha leído demasiado a Kafka.
Dime cómo usas las puertas, y te diré quién eres.
Todo animal rebañego llama locos a quienes van en sentido contrario al suyo. Nosotros somos más, luego ellos son menos.
Dos locos amigos se sienten cuerdos: la sabiduría es para ellos una locura compartida, dos enamorados trastornados por el mismo bebedizo.
Cuando uno es menos loco que otro, el menos loco es arrastrado por el que lo es más. Todos queremos ser el perro de arriba.
Se creen más cuerdos quienes “concordan” o concuerdan cuerdamente en la cordada de ascenso, aunque vayan sin brújula y desnortados. Van todos, luego van.
Cuando dos disputan, uno de los dos está peor que el otro.
Sería imprescindible diseñar un mapa de las dos locuras, la ajena y la propia.
Ninguna locura es semejante a otra. Hay zonas más locas que otras incluso en nosotros mismos.
El necio llama loco al sabio, al que odia.
Si te pasas de sabio estás listo.
El vulgo respaldado en su infalible omnisciencia grita: ¡el pueblo unido jamás será vencido, no nos moverán, etc! Ya les moverán para que no se muevan…
El sabio es un loco sublime. Pero Grullo: dos sabios, dos locos sublimes.
Un rebaño de sabios es un rebaño.
Locos egregios han sido los que han tenido razón veinticuatro horas antes que el común de la gente.
Solo los locos egregios son sabios, pues se salen de la grey (e/gregios).
¿Vale más sabio solo que mal acompañado? Un sabio sin compañía no es todavía un sabio.
A más sabiduría mayor dolor, mayor cansancio, mayor desgajamiento.
Los sabios no son de este mundo, porque en este mundo reina la conjura de los necios.
¿Un millón de moscas comiendo mierda nunca se equivoca?
Quien dice no padecer algún desorden de carácter es un pedante, antítesis del sabio.
El sabio no pertenece al genérico homo sapiens, cada sabio es un ángel que agota su especie.
¡Pobre del perfecto! Sabio es una cosa, perfecto es otra. Lo perfecto es lo concluido. Lo concluido no aprende. Luego lo que no aprende no es sabio. Hegel decía que ni Dios escapa a esta lógica, aun siendo el que más aprende. Estos filósofos locos…
No está tan clara la relación entre desmesura y locura. Lo único que no es una locura es el amor porque cuando es bueno nadie lo puede medir, y cuando es malo tampoco.
Nada hay tan bueno que no pueda enloquecer: el amor es la prueba. Si no hay locura no hay amor, esa desmesura que por nada puede ser medida.
Locura es el sueño de quien está despierto, y por eso también locura es el fruto de la sabiduría que ama.
Nadie hay tan loco del que no pueda aprender algo el cuerdo, ni tan cuerdo que de él no pueda aprender algo el loco.
Y hasta aquí un individuo tan loco que rechaza toda inmunidad si ella es de rebaño; que a pesar de sus filias y fobias está empeñado en mejorar la especie humana en su propia persona; que sigue perdiendo tiempo y dinero cada vez que escribe un artículo como este; que desea fervientemente que exista un ser que nos ame desde siempre y para siempre, porque entonces, aunque su locura no muera, vivirá amada. Así que, ¡loquitos y loquitos de todos los países, únanse!
Un tanto para Carlos porque en realidad dicen que de “tontos y locos todos tenemos un poco”. Por eso hacer este discurso comparativo y apologético tan prolijo de la “locura” no es negativo pues en ello hay mucha realidad humana.
Mucho màs si la psiquiatría no habla usualmente de la normalidad absoluta en la especie humana sino de cierto equilibrio funcional. ..El loco que posee “insight” sobre su disturbio es capaz todavía de poner medios para mejorar y lograr un equilibrio. Ese que teme enloquecer es el que va a resistir mejor su desvarío.
Por otro lado, a pesar del vuelco psiquiátrico del frío análisis psicoanalítico hacia el encuentro espiritual del fundamento humano en la moderna psicoterapia, existe una base orgánico-genètica en las psicopatías profundas.El desequilibrio entronca con el origen del ser humano que se remonta a la prehistoria. No podemos aspirar a ser perfectos mentalmente debido a nuestro origen histórico pero si podemos compensar nuestras deficiencias mentales. Los fármacos modernos modifican el comportamiento de manera que alejan del pánico, de la manía, del hundimiento depresivo y de la disociación de la personalidad. Existen sustratos químicos modificables que ayudan para lograr una compensación funcional. Millones de esquizofrénicos que logran trabajar con los fármacos y con las técnicas de sus terapeutas pueden llevar y llevan una vida productiva y relativamente pacífica y feliz.
De acuerdo con Javier en que debemos gastar más dinero en la salud mental pública. Esto beneficiaría mucho el bienestar de nuestra sociedad y disminuirían muchos de los graves delitos que vemos a diario en las fuentes informativos. Es un problema mundial urgente.
Saludos cordiales
Santiago Hernández
A mi de joven me gustaba este tipo de cosas: todo eso de la santidad es una forma de locura,o el loco de San Francisco de Asís… Después de haber visto algunas cosas en mi familia(un primo esquizofrénico que se suicidó,un amigo…en fin) y después de írseme seriamente la cebolla en algún momento…todas estas cosas no las veo con prevención (como las veía en otros momentos),pero creo,sin ser yo un purista del lenguaje ni creer que el lenguaje puede ser modificado arbitrariamente sin tener en cuenta el uso que hace la gente de él,que a veces usar de términos ,no sé…Ayer oía a Santiago Agrelo decir que no le gustaba leer en la prensa reunión “tumultuosa” de inmigrantes,decía que entiende que se refiere a “numerosa”(más preciso),pero que tumultuosa tiene connotaciones….No dudo yo que loco en el lenguaje ordinario se refiere a pesona que se sale de las normas o de las convenciones…Y salirse de las normas puede ser bueno…De hecho Jesús las rompió bastante frecuentemente…Tampoco dudo que algunas dolencias psíquicas o psiquiátricas tienen su origen en las deficiencias de la sociedad que vivimos(de hecho ya se hablaba alguien que la nueva revolución vendrá por el malestar psíquico que producen las sociedades occidentales),tb es cierto que la lucha por cambiar las cosas tb puede quebrarte,luego tb está la sensibilidad,la genética y lo que te metas,en el caso de las psicosis tóxicas…Yo ya no uso con tanta alegría los términos loco….Vamos yo no haría una apología de la locura,tenemos que luchar por una sociedad en que haya la mejor salud mental posible y efectivamente para eso tenemos que estar un poco “locos” en el sentido de romper muchas normas y el primer tabú que tenemos que romper es la estigmatización de la falta de salud mental…Si ese era el objetivo del artículo,yo estoy de acuerdo… Claro que para todo esto tenemos que tener una sanidad pública que este a la altura en gasto público por habitante en salud mental igual a otras patologías…Y eso estamos muy,muy lejos…
Querida amiga Ana:
Miñl gracias por tu respuesta. No creas que soy tan sabio. Un gran abrazo, y disculpa
Carlos,
Estimado Carlos, me dirijo a ti personalmente, dado que la que única que se ha atrevido a hacer un comentario en el que, de forma muy explícita, manifesté mi discrepancia con tu escrito.
No voy a iniciar contigo, dado tu nivel intelectual y de conocimientos, un diálogo que inmediatamente se convertiría en un diálogo desigual, puesto que, de partida este desnivel, convertiría a una de las partes, que sería yo, en “besugo”, puesto que nunca aspiro a ocupar un puesto, aunque sea a nivel intelectual, de ponerme en un sitio que no es el mío. Especialmente cuando la longitud de onda del emisor y la receptora, que soy yo, no se aproximan si empujándolas. Con la cantidad de registros que tenemos a nivel individual, siento, que hayas tropezado con el más dispar, que es el mío.
Dices: “los hombres somos tan necesariamente locos, que sería otra especie de locura el pretender no serlo.” Deduzco, que la cordura quedaría excluida en su totalidad.
También dices: “Locura es diálogo para besugos.”
A continuación haces un catálogo de tipos de locura, que excluye -el catálogo- otro tipo de registros del ser humano, compatibles con los distintos grados de locura que cada cual tenemos.
La apostilla que haces, la entiendo menos por las contradicciones que yo observo, por ejemplo: “Quien afirme que es deseable la locura es masoquista, y por ende carente de cordura.
También en ciertas locuras (o que lo parecen) hay una excelsitud, una grandeza y una honradez, que las generaciones posteriores reconocen.” Claro que estas frases requerirían un tratado para poder matizar lo que se dice, pero no es éste el lugar.
Resumiendo, es muy posible que dadas mis limitaciones personales, he programado mi vida en la alternativa de convivir mis debilidades con la grandeza potencial y, en ocasiones, de una cierta altura moral y humanística que me permite que el que el árbol no me impida ver el bosque.
Los catálogos de valores como la solidaridad, la ternura, la lucha por una superación constante, perseguir el horizonte de un mundo mejor, la bondad, la cordura, la heroicidad y generosidad de millones y millones de personas, me quitan el miedo y me estimulan más que ver tanta miseria como la que también nos acecha permanentemente. No le tengo miedo a plantarle cara a la realidad porque en mi ya larga vida no he hecho otra cosa que superar retos y arrimar el hombro en aquello donde me sentía útil, por aquello de que “un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero.”
Te pido mil perdones, por no haber comprendido tus ideas. Entra dentro de mis limitaciones, especialmente cuando tengo delante alguien con un nivel de conocimiento y de conocimientos tal inmenso como el tuyo.
Un abrazo cordial.
los hombres somos tan necesariamente locos, que sería otra especie de locura el pretender no serlo.
Se está loco porque la longitud de onda del emisor rebota en la longitud de onda del receptor. Locura es diálogo para besugos.
Queridas amigas: Sinceramente agradezco y aplaudo su discrepancia valiosa. Evidentemente, ha habido un desacuerdo: el escritor ha emitido en una dirección de onda, y el lector ha recibido el mensaje en otra banda sonora. Por eso me permito esta apostilla con la mejor voluntad.
a) La gente no es que niegue el sufrimiento, que reconoce aunque le deprima.
Lo que no desea es tener noticia de ello, mirar a otro lado.
b) Nada hay más realista que la finitud, todo se acaba, lo bueno y lo malo y lo regular, porque el mundo es finito, caduco, contingente.
Lo que no se acepta son las consecuencias de la finitud, una de las cuales es el sufrimiento.
c) El sufrimiento produce miedo racional, pero también miedo irracional. El miedo irracional causa pánico generalizado.
Quien comprende la situación debe reconocerla y luchar por rectificar las emociones enloquecidas diciendo la verdad, por lo menos para no aumentar el alud de pesimismo.
d) El instinto de “normalidad” resulta incapaz de frenar el caos, que las mentalidades apanicadas, contribuyen a incrementar.
El realismo de la aceptación no es el pesimismo del abandono, sino su antítesis: insta a luchar con dignidad tratando de sanar lo insano hasta donde se pueda, y después descansar, no antes.
e) La persona desmoralizada, en lugar de plantar cara a la realidad del mal, llama pesimista al cirujano.
Sólo gracias a la intervención razonable es posible alumbrar la esperanza en la sanación.
f) La persona enloquecida por el miedo a la locura vive acobardada, disminuida.
Todos estamos obligados, estemos como estemos mientras estamos, a hacer lo que podamos. Algo que el miedo a lo locura dificulta, porque despotencia.
g) Quien afirme que todos estamos esquizofrénicos se parece mucho a un esquizofrénico.
Lo que digo es que, unos más y otros menos, todos tenemos un poco o un mucho de locos, eso sí.
h) Quien afirme que es deseable la locura es masoquista, y por ende carente de cordura.
También en ciertas locuras (o que lo parecen) hay una excelsitud, una grandeza y una honradez, que las generaciones posteriores reconocen.
Por lo demás, les ruego tengan piedad con mi locura, que quiere ser todo, menos ofensiva. Mil gracias.
Me uno a tu locura, Carlos. Pero sólo de vez en cuando,jajaja
Darse cuenta que nos ronda, ya es algo. Ana defiende sus experiencias. Y no lo tienes fácil pues es y ha sido una gran luchadora.
Abrazo a los dos
Gracias, Asun, otro abrazo para ti.
En medio de un mundo con tantas calamidades, ya sean producidas por la Naturaleza, ya lo sean por los propios seres humanos que nos auto-denominamos racionales, yo me suelo consolar creyendo que, a pesar de lo que acabo de decir, lo que predomina en el común de los mortales es la cordura, y ¡cuánta desolación me produce este escrito!.
Cuando conoces personas diagnosticadas médicamente como esquizofrénicas, y ves el sufrimiento de las propias víctimas de esta enfermedad tan cruel, y el sufrimiento de su familia ante la impotencia de no encontrar remedio para que estas personas no sufran, me rechina en mis pobres neuronas un escrito como éste, donde da la impresión, si es que yo no he perdido la cabeza y he leído bien, de que la cordura no existe y de que en mayor o menor grado, todas las personas estamos locas.
Pienso que ya tenemos bastante con los telediarios y las crónicas de la realidad mundial, como para que, a nivel individual y personal, nos consideremos loc@s, esquizofrénicas o paranoicas. Sencillamente no me ha gustado este artículo.
Tampoco me gusta la situación mundial, pero contrapongo la inmensidad de “Lunas” que abrazan a un desesperado joven empatizando con su dolor y transmitiéndole amor y solidaridad.
Pido perdón si no he interpretado bien la intención del autor de este artículo, quizá porque yo sea una de esas locas que pueblan la superficie terrestre. Pero la absoluta negatividad me deprime.
Ana, los compartimentos estancos como algo generalizado no son un consuelo. Te comprendo y me uno a tu sentir.
Un abrazo lleno de cordura y cariño.