En la Asociación GUNE de Zumaia (Gipuzkoa), desde hace 11 años, organizamos cada mes una tertulia animada por algún invitado en torno a las cuestiones más diversas de la vida en nuestra sociedad, en este hogar común de la Tierra, siempre en relación con eso que llamamos “espiritualidad”, que es como decir la “vida con alma”, con o sin religión, en cualquier caso más allá de la religión.
Este año damos la voz a jóvenes de diferentes ámbitos sociales y culturales. Hace quince días invitamos a Mikel Artola, joven filólogo (“amante del verbo”), que dedica sus mejores energías a fomentar el bertsolarismo y a iniciar en él a niños y jóvenes. Le habíamos propuesto como tema: “¿Cómo ves la espiritualidad en el actual bertsolarismo?”. “No sé muy bien qué se entiende por espiritualidad –empezó más o menos–. Sería ‘eso’ que motivaba lo mejor, lo más humano de mis abuelos, que para ellos estaba ligado a la fe cristiana. Hoy, para la inmensa mayoría, no tiene nada que ver con creencias cristianas u otras, pero son cada vez más los que desean vivir ‘eso’, lo profundo de la vida. Yo también lo quiero y lo busco. Y creo que es ‘eso’ lo que buscan tantas y tantos jóvenes que acuden a escuchar a los bertsolaris”.
Un/una bertsolari es un improvisador de versos en vasco, arte hermanada con el sean-nós gaélico, el trovo andaluz, la payada del Cono Sur americano y el repentismo cubano. Pero se debe advertir que los “versos” que improvisa cantando el bertsolari no son propiamente versos, a saber, fragmentos o pies de una estrofa, sino estrofas formadas de varios versos con medida y rima. El arte del bertsolari es una de las que más admiro, junto con la de un organista, capaz de ver y de tocar cuatro melodías a la vez con las dos manos y los dos pies. En el órgano todo el cuerpo toca. En el verso, todo el cuerpo crea, habla, canta.
Es como si un soplo mágico inspirara al bertsolari desde más allá de dentro y fuera. El soplo alado que alienta en todos los seres. El soplo invisible, inasible, que se revela en el canto del petirrojo, y en todo organista y bailarín, poeta, pintor o escultor inspirado. En cualquier albañil o periodista, agricultor, educador o político “espiritual”, en cualquiera, culto o analfabeto, que se deje iluminar por la luz de su ser. Simplemente. No se trata, pues, de las facultades, físicas o psíquicas, innatas o adquiridas, que alguien pueda poseer para un arte u oficio cualquiera, que le capacitan para unas prestaciones más o menos sorprendentes. Se trata de que alguien se libere de las trabas interiores que le sujetan y se deje inspirar por su aliento profundo, su ser verdadero.
Vuelvo al bertsolari inspirado. Le traen de un cuarto aislado en un polideportivo repleto de gente. Sube al estrado, y el moderador le formula sin preámbulos un tema que desconoce. Por ejemplo: “Todo iba bien hasta que se ha encendido la luz”. Y con eso, sin más, debe improvisar tres estrofas cantadas con métrica exacta y rima consonante precisa. En pocos segundos, debe decidir de cuántos versos constará cada estroba y de cuántas sílabas cada verso, la rima de cada estrofa, la melodía adecuada, un relato o un argumento que engarce las tres estrofas; y, lo primero de todo, el verso final de la última estrofa que revelará la clave del relato o del argumento de todo el conjunto. Imposible. Sí, parece imposible, pero se da, cuando uno deja que el viento sople.
Hace dos años, en el campeonato de bertsolaris de Gipuzkoa –se debate si el auténtico bertsolarismo es compatible con un campeonato, si bien todos están de acuerdo en que el buen bertsolari nunca compite por ganar–, le pusieron el mencionado tema a Maialen Lujanbio, y ella improvisó tres poemas de siete pies cada uno. Sublimes en el fondo y la forma. Mikel Artola nos los hizo escuchar de nuevo como por primera vez. Junto a mí, Irati, bertsolari aprendiz de 16 años, escuchaba emocionada e iba recitando, rezando diría, las estrofas de Maialen Lujanbio que sabía de memoria. Venían del soplo vital profundo. No se trata de perfección, sino de verdad.
Mirad a Maialen, vino a decir Mikel. Antes de subir al estrado, como todo bertsolari, se sentiría insegura: ¿Llegaré a soltar las riendas para que acudan a mí las ideas, las palabras, las metáforas, las rimas, el ritmo? Mirad ahora su cuerpo relajado, mirad sus ojos, en posición meditativa. Está en su ser verdadero, libre del deseo de ganar, del miedo a perder, del impulso de competir. Libre del ego propio y ajeno. Está presente, sin más. Deja que el verso fluya del fondo. El verso se canta en ella.
“Cantar un verso se parece a la vida”, concluyó Mikel, con sus 30 años recién cumplidos. Me conmovió. Cantar un verso es una metáfora de la vida. Como tocar el órgano, danzar, tener un hijo, conducir un camión, dirigir una empresa o un partido político. Todo puede convertirse en expresión del Espíritu o del Alma de la vida con una condición: liberarse del ego personal y social con su fiebre mortal posesiva, la rivalidad, el antiespíritu del competir y ganar que lleva a nuestra especie a su perdición. Despertar la conciencia de lo que somos y dejarnos llevar, sin competir. Solo entonces, del “tronco de Jesé”, brotará una nueva civilización, una humanidad con alma
Pero aquí nadie habla del dios religión. Desde luego mi persona no.
Repe…!
El ser es bello, aunque no todos estén de acuerdo. Por eso la poesía solo es poesía cuando se acerca al ser. Y el único ser al que podemos alcanzar, acercarnos, es nuestro propio ser. “In interiore homini habitat veritas” que decía San Agustín. Al final, toda poesía habla de eso tan escurridizo y tan profundo y tan nuestro como es el amor. Los místicos lo saben… “El beso es bonito”
Hola!
Conversando con un nieto (15 años)
que se metió en una Banda musical de Rock
me comentaba que le dan más importancia al Verso que a la Música.
Esto se emparenta con la moda actual del Rap.
Conversando con los Directores y Compositores de la Banda rockera,
les pregunté si tenía relación con el Tango-CANCIÓN,
donde el Relato dramático de la vida copa el Escenario,
y me dijo que es así;
que el RAP cuenta con MÉTRICA y RIMA
las cosas de la vida.
Diferentes épocas y geografías el ser humano sintió la necesidad de la improvisación poética expresada con música.
Encontramos este arte entre los pastores griegos, los trovadores provenzales, los romancistas españoles y los aborígenes americanos, que siguen improvisando hasta hoy a raíz de un suceso que les causa profunda emoción. Una revelación, un descubrimiento relacionado con el hombre o la naturaleza se registra en pueblos como los mapuches del sur argentino o los kadiwéu de Brasil. También se da el caso de improvisaciones bilingües, frecuentes entre los payadores de Santiago del Estero, según Ricardo Rojas.
El payador del Río de la Plata viene de lejos, de muchos confines. El origen de la denominación es objeto de diversas hipótesis: el campesino español ha sido llamado “payo” en Castilla y “payés” en Cataluña. Pago es la aldea, paguiar, andar de pago en pago, y payador equivale a “paguiador”. Los trovadores provenzales se llamaban “preyadores”, los que ruegan a sus damas, voz similar a payadores. En idioma quichua “paclla” quiere decir campesino y en Chile se usa el término “pallador” que se supone derivado de aquél.
De gauderios a gauchos
El testimonio de un viajero entre 1771 y 1773 describe a los habitantes de las llanuras rioplatenses, que llevan una guitarrita para acompañar las coplas “que sacan de su cabeza y que regularmente ruedan sobre amores”.
También detalla a los improvisadores en la provincia de Tucumán, “que al son de la mal encordada y destemplada guitarrilla cantan y se echan unos a otros sus coplas, que más parecen pullas”.
Concolocorvo muestra la extensión de estas modalidades, aunque se presume que los improvisadores habrían actuado por lo menos desde un siglo antes, porque cuando son observados ya tienen características propias.
La mención del instrumento musical coincide con los apuntes del natural pintados casi un siglo después por el ingeniero Carlos Enrique Pellegrini (1800-1875) en sus escenas de bailes campesinos.
Los payadores eran presentados con pequeñas guitarras, llamadas así para simplificar, que serían en realidad charangos, vihuelas o tiples; el charango tiene una caja sonora hecha con el caparazón del quirquincho, animal sobreviviente de antiguas especies autóctonas americanas.
No se trataría entonces de guitarras españolas, sino de “sus similares de cuerdas, adaptadas a las condiciones industriales o sociales del ambiente gauchesco”, opina Ricardo Rojas.
Posteriormente se difunde el uso de la guitarra española entre los payadores, y como todo cambia, los improvisadores de hoy no frecuentan el tema de los amores, aunque sí las pullas; en todo caso, lo hacen en forma burlona y traviesa.
“Casi siempre hay una dama/ -bonita generalmente-/ que apenas me hago presente/ con un ademán me llama./ Pondera mi voz, mi fama,/ mi repertorio tan vasto,/ y al fin, desquitando el gasto/ de sus elogios bonitos,/ me encaja tres numeritos/ de la rifa del canasto”, escribe el oriental Abel Soria en un compuesto titulado “Lindo oficio el de cantor”. Allí narra sus aventuras y desventuras: “La industria no crece nada/ no hay cosechas abundantes/ y asigún los comerciantes/ la bocha viene cuadrada/ Pal´ que no está en la pomada/ cantar es un buen oficio,/ pues todo tiempo es propicio/ y hay fiestas continuamente,/ pero, desgraciadamente,/ todas son a beneficio”.
Los payadores, además de improvisar, escriben versos meditados, los compuestos, que a veces son letras de canciones; primero se editaron en hojas sueltas, después en folletos y finalmente en cassettes y CD.
La improvisación se presenta en forma individual en contrapunto cuando se cruzan dos payadores, o en rueda, cuando varios cantores alternan sus improvisaciones.
El primer payador cuyo nombre se registra, entre tantos desconocidos, es el de un soldado que lucha contra las invasiones inglesas en 1806-1807 y en las campañas de la Independencia después de 1810, acompañando a Belgrano y San Martín. Se trata de Simón Méndez, llamado Guasquita, “famoso tocador de guitarra y mejor cantor de contrapunto”.
Un capitán que viene con la expedición inglesa también observa en Buenos Aires la costumbre de improvisar: “Al pedírsele a cualquiera que toque la guitarra/ siempre la adaptará a estrofas improvisadas y convenientes, con gran facilidad”.
Por otra parte, los payadores actuales suelen evocar hechos históricos con datos de la tradición oral. Hoy como ayer, el arte de la improvisación cautiva y sorprende por su fresca espontaneidad, su relación con el pasado y el presente inmediato, y su comunicación directa con el público.
Versos según los tiempos
La historia de los payadores remonta sus comienzos a principios del siglo pasado. El primer payador cuyo nombre se registra es un soldado que lucha contra las invasiones inglesas en 1806-1807: Simón Méndez, apodado Guasquita.
Los contrastes de las payadas se muestran en épocas de paz, donde los payadores cantaron las alegrías y penas cotidianas; en tiempos de guerra, sus versos animaron las ideas patrióticas.
En el Río de la Plata, la forma poética preferida por los payadores fue el romance, composición breve con versos de ocho sílabas, una modalidad popular proveniente de España y extendida con muchas variantes en América.
En la literatura, el “género gauchesco” adopta ese estilo con el precursor Juan Baltazar Maciel, que celebra en un romancillo en 1777 el triunfo de Pedro de Cevallos, primer virrey del Río de la Plata, contra los portugueses que habían ocupado la Banda Oriental.
Esa obra comienza de esta manera: “Aquí me pongo a cantar/ debajo de aquestas talas…”.
Casi un siglo después, en 1872, el Martín Fierro, de José Hernández, máxima expresión del estilo payadoresco, tiene un comienzo similar: “Aquí me pongo a cantar/ al compás de la vigüela…”.
Esta forma de iniciar el canto tiene sus raíces en la tradición oral y es patrimonio del cancionero popular de toda América latina.
Es cierto, tocayo!
Dios se ha quedado en ese pasado.
El contenido de tu Comentario, también
¿La prueba?
Pues que los Trascendentales son 5 (no 4)
Te faltó “lo Uno”
Y resulta que hoy nos parece
que lo Trascendente es MÚLTIPLE
Ha muerto ayer en Chicago, un rapero, un bertsolari americano, a los 21 años, Juice WRLD, Jared Anthony Higgins, aparentementede un ataque cardiaco ya que se ha ordenado la realización de autopsia. Su álbum reciente “Lucid Dreams” había tenido 6 millones de compradores. Canta tengo éstos sueños lúcidos donde no puedo cambiar nada…..hiciste que me doliera el corazón (no puedo recuperar el amor que te di)..todavía veo tus sombras en mi cuarto. En Legends, un tubes difundido en Internet había anunciado refiriéndose a los raperos de su generación “nosotros no llegaremos a los 21”. En Le poète, Alfred de Musset, avisa : “Un desconocido vestido de negro que se te parece como un hermano”.
Porque me faltó en la calle/ A un anciano le pegué/Porque me faltó en la calle/ Volví la cabeza y vi/ Que el anciano era mi padre.
Gotas de sangre sudé/ Cuando vi que era mi padre/ Cuando vi que era mi padre, A un an/ A un anciano le pegué…
el verso improvisado y espiritual no es exclusiva de ninguna civilización o pueblo particular, sino de todo ser humano. En las orillas del Ebro, de Miranda del Ebro para abajo, el “bertso” se vuelve jota. Algunos parecer que no le conocen, o no lo reconocedn…
Porque los niños, los jóvenes hablaban de dios como hacedor de milagros y solucionador de problemas y esta chica hablaba de espiritualidad. No es lo mismo.
Vasco
Me ha hecho usted recordar a mí amiga, profesora de lengua y también amante del verbo. Murió hace unos meses, el mismo día que cumplió 62 años. Le encanta el trovo. Todos los años llevaba a sus críos a un, no sé cómo llamarlo, una exhibición de trovistas. A veces la acompañaba. Es algo alucinante.
Entiendo perfectamente lo que le dijo ese joven. Eso es lo que hay. Buscan , pues como todos, pero los que nos decían a nosotros ya no les vale a ellos. Por eso dicen que no creen . Y en cierto. La palabra creer ha perdido su significado. Al menos eso pienso.
Un día, en una de mis clases de ciudadanía en las que se liaban unos debates superinteresantes, salió el tema d Dios. Era un tema relativamente recurrente. Opiniones para todos los gustos. Desde la negación absoluta a la fe absoluta. De repente, una niña levanta la mano para pedir la palabra y le contesta a un compañero que había dicho que eso de dios era un invento y que no sé qué de la ciencia. Le dijo: no has entendido nada. Dios está en todo lo bonito. Cuando un niño que me gusta me da un beso, ahí está Dios, porque es bonito. Y siguió hablando.
Se hizo un silencio absoluto.
Después me enteré que su padre era pastor luterano.
Pues eso. Dios está en todo lo bonito. Y en el trovo murciano y en el vaso, también.
Buen día.
Hola Carmen, lo de la respuesta de de la niña que Dios esta en todo lo bonito me hizo pensar en lo que los filósofos llamaban los transcendentales: le bueno, lo bonito, lo verdadero y lo existente (el ser). Son como las cuatro columnas que dan sentido a todo lo que es vida.En ellas se puede ver a Dios. Buen dia
Esa es la verdadera esencia de nuestra vida. ¡Gracias!
O… debería de ser.
Abrazo entrañable.
Es cierto, tocayo!
Dios se ha quedado en ese pasado.
El contenido de tu Comentario, también
¿La prueba?
Pues q
A mi tocayo: Dios no se preocupa tanto que se lo llame Dios o no, sino que actuemos conforme a su voluntad y a su semejanza. Jesus nos dijo quien me ve, ve a mi Padre. Así, sin mencionar una sola vez el nombre de Dios, nos invita a seguir su ejemplo y su mensaje, declarandose el Camino, la Verdad y la Vida .En el juicio final (Mt.25) no pregunta si creemos en Dios, tampoco si hemos obedecido al derecho canónico de la Iglesia católica. Nada de eso: él va a lo esencial y a lo divino que se encuentran en cada ser humano.Todo lo que hacemos a cada uno de estos seres humanos es lo mismo que si lo hiciéramos a él mismo.Vale por lo bueno como por lo malo.
Pa’mí, tocayo, que hacés dos cosas
1- manejás a Dios sabiendo de qué se preocupa y no se preocupa
2- me andás “sermoneando” como si estuvieras en templo clerical.
Te lo digo pa’ que no andés gastando saliva ni tinta al cuete.
Por otro lado: yo te dije algo
y vos lo andás esquivando
escapando por la tangente de Dios
y demás gatopardos
¿no te parece?
Pues si. Dios está en todo lo bonito.
La belleza no está en el sufrimiento en sí mismo, sino en ayudar a paliarlo.
En fin.
No creo que Óscar F.sea de muchos sermones. Un sermón es otra cosa. Uf.
Nadie sabe lo que Es Dios, pero algunos creemos saber dónde Está. O nos gustaría que estuviese. No sé.
Si para Oscar, Varela, Dios ha quedado en el pasado y para Oscar, Fortín, Dios no se preocupa de cómo se le designe, ambos a dos, y ad invicem, platican del Eterno.
Así es, Alberto (tocayo también)
Yo platico del Eterno, “que pasó”;
No hay por qué negarlo;
lo Ubico en “su” Sitio.
Para quien tiene “sentido histórico”
Dios-Religión es el “Anacronismo” contemporáneo.
Pero aquí nadie habla del dios religión. Desde luego mi persona no.
Carmen ¡Muy hermoso el decir de la niña!
Abrazo entrañable.