Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

diciembre 2018
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31  
7446 Artículos. - 113037 Comentarios.

¡Erguíos, alzad la cabeza!

        ¡Feliz Navidad a toda la familia atriera!

        Para algunos evolucionistas, entre los que hay que mencionar a Faustino Cordón, persona muy cercana para mí, con su ensayo científico Cocinar hizo al hombre, sostienen que el mono, en su proceso evolutivo al homínido, descendió del árbol a la sabana, bien por falta de comida, bien por explorar otros territorios. Este descenso a la llanura implicó cambios profundos en su conducta y en su propio ser. Uno de ellos es que para liberarse de otros depredadores tiene que erguirse para ver lo que hay a su alrdedor y en el horizonte y así tomar las medidas defensivas oportunas.

Otro cambio está en sus costumbres alimenticias, además de hierbas escasas en la sabana ha de alimentarse de la caza y esto conlleva un cambio radical en el aspecto culinario. La posición, pues, más llamativa del homo sapiens es el estar erguido, con la cabeza alta para otear el horizonte y tomar conciencia de lo que acontece a su alrededor; una realidad que con frecuencia, tal vez demasiada, se hace insoportable y que, de algún modo, obliga al ser humano a mostrarse cabizbajo y mirar al suelo.

        No creo que E. Cioran tenga razón cuando afirma que “el ser no es más que una pretensión de la nada”. Es dejarse llevar por las posiciones nihilistas de F. Nietzsche ; o por la actitud que se suele tomar con frecuencia ante el sufrimiento o por las cosas que vienen mal dadas. Esta actitud de conformarse con lo que dolorosamente nos viene encima se agudiza tal vez en nuestras sociedades más desarrolladas y de mejor calidad de vida; miramos al suelo, agachamos la cabeza por el inmeso sufrimiento que tenemos sobre los hombros tanto indivdual como social y eclesialmente. Pero en Lc 21,28 se nos dice “erguíos, alzad vuestra cabeza, porque se acerca vuestra liberación”.

        Cuando el holocausto nazi, posiblemente la mayor tragedia humana llevada a cabo por el hombre, no desapareció el horizonte humano abierto a la esperanza, por más que TW. Adorno, filósofo de la Escuela de Frankfurt, dijo, aunque luego rectificó, que “despues de Auschwitz no se podía hacer poesía”. Ante esta inmensa tragedia del holocausto más de un judío se preguntaba dónde estaba Dios en ese momento, el Dios que había prometido alianza perpetua para con Israel. Según el midrás de Rabí Levi Isaac la voz de Auschwitz ordena al judío que debe pelear con Dios: “¿Has abandonado la alianza?¡Pues nosotros no la abandonaremos! ¿Has destruido todos los motivos para la esperanza? ¡Pues nostros obedeceremos el mandamiento de tener esperanza que Tú mismo has dado”. De ahí que el mandamiento judío 614, formulado en 1967, prohíbe a todo judío auténtico “facilitar a Hitler una nueva victoria, esta vez póstuma”.

        Pero la respuesta a esta pregunta sin posible respuesta está en erguir la cabeza y confiar más en ese Dios que calla, en medio de esa noche oscura de la sinrazón. Después de ese ataque brutal a la esperanza viene el mayor tratado que se ha hecho nunca sobre la esperanza de la mano de E. Bloch, El principio esperanza. Desde esta perspectiva, a mi modo de ver, se puede aceptar como explicación del hecho trágico aquello de K. Marx de que “la violencia es la partera de la historia”.

        Cuando esos hombres y mujeres con sus hijos se lanzan al Mar Mediterráneo en pateras, huyendo de la guerra o del hambre o de la máxima pobreza; cuando esos miles de hispanos de Centro América se ponen en camino para llegar, después de cientos de kilómetros andados, a la frontera de EEUU en búsqueda de una vida más digna es porque han tomado la decisión de erguirse y alzar la cabeza para otear un horizonte nuevo cargado de esperanza y hasta de utopía.

        Cuando en nuestra sociedad española se nos presenta como un mal irremediable la violencia de género, la respuesta social no se ha hecho esperar llenando plazas y calles para, primero, solidarizarse con las víctimas y, segundo, exigir respuestas legales apropiadas para este mal que, sin duda, se puede erradicar.

        Cuando en la Iglesia, en particular la española,  la pederastia se ha ocultado en un profundo silencio, ha llegado la respuesta inequívoca de las víctimas y de las comunidades eclesiales, a pesar de que el modus operandi de la jerarquía es de silenciar el problema o de defenderse que son inventos de personas que quieren dañar a la Iglesia. También se abren portillos de esperanza dentro del hermetismo de la Iglesia para abordar los problemas y los tems candentes que las comunidades cristians plantean en su día a día de vivencia de la fe.

        Sin duda, el creyente tiene un plus para erguirse y alzar la cabeza, porque sabe que su liberación está cerca; es lo que nos viene a decir este tiempo litúrgico de Adviento, un canto a la esperanza y a la utopía. El pesismismo y la inacción no tienen cabida en el ser humano y mucho menos en el creyente. Las calamidades tanto sociales como eclesiales de esos profetas apocalípticos, demasiados a mi entender, no pueden defraudar ni erradicar el vigor de la esperanza. La Navidad, como significado religioso, es sinónimo de esperanza y motor de cambio en nuestras vidas, pues tenemos esta invitación que no puede rechazarse: “Erguíos, alzad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación” (Lc 21,28).

10 comentarios

  • Antonio Rejas

    En efecto, parece que no existen motivos para la esperanza y la realidad es que existen muchos seres humanos carentes de ella, al menos, en su versión cristiana. Esta esperanza es como el motor que nos impulsa a seguir caminando con la vista puesta en el final, confiado en que estará lleno de muy gratas sorpresas, imposibles de imaginar por la mente humana y que no ojo vió ni oído oyó (Corintios 2,9).

    La virtud de la esperanza no es equivalente al optimismo humano que puede ser permanente, pero también variable en función del estado de ánimo. Dice Francisco que “la esperanza es Jesús en persona, es su fuerza de liberar y volver a hacer nueva cada vida”.

    Dice el artículo que “El pesimismo y la inación no tienen cabida en el ser humano y mucho menos en el creyente”. No lo veo claro que sea así. Percibo que esas dos características se dan en el ser humano, incluso creyente. En los no creyentes, las vicisitudes de la vida pueden llevar a tal situación. Pero los creyentes debemos tener como sostén a Jesús, base fundamental de nuestra esperanza capaz de superar esas vicisitudes por muy negativas que sean porque la esperanza cristiana nunca defrauda. Pablo nos dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús. Y siendo así, constituye el antídoto contra todas esas situaciones extremadamente negativas denunciadas en los párrafos finales del artículo.

  • Asun Poudereux

    Muchas gracias, Sr. Gil de Zuñiga y al equipo Atrio por animar a la esperanza en esta celebración navideña. Sí, Feliz Navidad nos deseamos todos.

    Me gustaría saber dónde se sitúan las creencias de un creyente en este último párrafo. ¿Cuál es su espacio?

    Puede parecer la mera necesidad de creer para sostenerse en la esperanza y ser animado, empujado a su vez  por ella.

    Pero qué es primero y base de todo, la confianza en y desde lo que se nos es dado dentro y fuera, viviendo y despertando en consciencia-conciencia¿?

    O más bien el hecho de creer que atraviesa  de lado a lado el pensamiento, y está lleno de palabras inoculadas, selladas¿?

    Y en esta probabilidad de creer lo que otros dicen de creer, qué pasaría si eso no se diera previamente.¿?

    Gracias por su atención.

  • Rodrigo Olvera

    Una pequeña precisión

     

    El mensaje del género apocalíptico no es profetizar calamidades. El mensaje es el triunfo futuro sobre las calamidades (presentes). Es básicamente un género de aliento y esperanza. La predicación clerical cristiana lo corrompió, como un género de introyección de miedo para mayor control de los súbditos. Así, invirtió su potencial liberador a un potencial necropolítico.

    • M.Luisa

      Completamente de acuerdo contigo ,querido Rodrigo! el loguicismo de la predicación se llevó por delante la aprehensión sensible de la acción humana como acto primordial para nuestro conocimiento , es decir, se llevó por delante toda la eticidad de Jesús, y con ella la praxis de la verdad real.

      A partir de la predicación clerical la verdad real se tornó en la verdad de un juício (prejuicio) Aquí radica toda la perversión histórica posterior. La introyección de creencias producida por la predicación entra sólo yendo el sujeto con la cabeza baja y Jesús lo que de antemano nos enseñó es ir siempre erguidos con la cabeza alta.

      Tiempo atrás y en varias ocasiones vengo proponiendo la necesidad de concebir el cristianismo no como religión de salvación sino de misión realizadora. Haber invertido ese orden es lo que hizo poner en primer término el pecado, la razón de ser del clericalismo….

      Por si el laburo navideño no me permite entrar en unos días, a tod@s los cumpas atrier@s os deseo ¡¡Feliz Navidad!! y esperanzas para el Año próximo!!

      Abrazos!

  • Yo pienso que hubo un día, alguien de nuestra especie dejó de andar con cuatro apoyos, y se irguió sobre sus pies, y contempló un mundo distinto, una visión ortoscópica de su realidad nueva. ¡¡¡El mundo había cambiado!!!. Y pienso también que, ¿cuantos años o siglos pasaron hasta  que nuestro equipamiento óseo entró a formar parte de nuestro genoma?. Pero no sólo eso, sino que a la vez, los brazos y ese instrumento tan maravilloso, las manos, quedaron libres para hacer ¡¡tantas cosas!!! que hicieron evolucionar nuestro cerebro a medida que nuevas funciones iban siendo descubiertas con ellas….. Y luego, me detengo en el corazón que bombea 7 mil litros de sangre al día, ¡¡¡7 toneladas!!!.Se dice pronto. Y mirar al cielo, a las estrellas….En fin….

  • oscar varela

    Hola!
    Dice Renan:
    1- Tener glorias comunes en el pasado,
                – haber hecho juntos grandes cosas,
    2- una voluntad común en el presente;
    3- querer hacer otras más;
     
    * He aquí las condiciones esenciales para ser un pueblo…
                – en el pasa­do, una herencia de glorias y remordimientos;
                – en el porvenir, un mismo programa que realizar…
     
    * La existencia de una nación es un plebiscito cotidiano.
    …………………………
    * Esa idea de que la nación consiste en un plebiscito cotidiano
                – opera sobre nos­otros como una liberación.
                – Sangre, lengua y pasado comunes
                            – son principios estáticos, fatales, rígidos, inertes; son prisiones.
                – Si la nación consistiese en eso y en nada más, la nación sería
                            – una cosa situada a nuestra espalda,
                            – con lo cual no tendríamos nada que hacer.
                            – algo que se es,
                            – pero no algo que se hace.
    …………………………
    * Quiérase o no, la vida humana es constante ocupación con algo futuro.
                – Desde el instante actual nos ocupamos del que sobreviene.
                – vivir es siempre, siempre, sin pausa ni descanso, hacer.
                – todo hacer significa realizar un futuro.
     
    * Inclusive cuando nos entregamos a recordar,
                – hacemos MEMORIA
                            – en este segundo para lograr algo en el inmediato,
                            – aunque no sea más que el placer de revivir el pasado.
                – nada tiene sentido para el hombre sino en función del porvenir.
                – nos parece deseable un porvenir,
                            – en el cual nuestra nación continúe existiendo.
                            – nos movilizamos en su defensa;
                                       – no por la sangre, ni el idio­ma, ni el común pasado,
                                       -l defender la nación defendemos nuestro mañana,
                                       – no nuestro ayer.
    …………………………
    * El ser humano tiene irremediablemente una consti­tución futurista;
                – vive ante todo en el futuro y del futuro.
    * Se olvida que el hombre es un ente de dos pisos:
                – por un lado es lo que es;
                – por otro tiene ideas sobre sí mismo
                            – que coinciden más o menos con su auténtica realidad.
    * Nuestras ideas, preferencias, deseos,
                – no pueden anular nuestro verdadero ser,
                – pero sí complicarlo y modularlo.
    …………………………
    * El antiguo y el europeo están igualmente pre­ocupados del porvenir;
                – pero aquél somete el futuro al régimen del pa­sado,
                – nosotros dejamos mayor autonomía
                            – al porvenir,
                            – a lo nuevo como tal.
    * Este antagonismo, no en el ser, sino en el preferir,
                – jus­tifica que califiquemos
                            – al europeo de futurista y
                            – al antiguo de arcai­zante.
    * Es revelador que apenas el europeo despierta y toma posesión de sí,
                – empieza a llamar a su vida «época moderna».
                – «moder­no» quiere decir lo nuevo,
                – lo que niega el uso antiguo.
    …………………………
    * Ya a fines del siglo XIV se empieza a subrayar la modernidad,
                – en las cuestiones que más interesaban al tiempo, por ejemplo,
                – se habla de devotio moderna,
                                   – una especie de vanguardismo en la «mís­tica teología»
    …………………………

  • oscar varela

    Hola!

    1- Yo me yergo,

    2- levanto la cabeza, y

    3- veo que esa cabeza no es del “EQUIPO ATRIO”

    Gracias!

  • Mª Pilar

    ¡Gracias por esta profunda reflexión!

    Vamos a ello.

    mª pilar

  • Santiago Moreno Porqueras

    Gracias por tu reflexion.Felicidades