Dejemos a un lado, por un momento, las cuestiones políticas y ocupémonos de un tema de gran relevancia existencial y espiritual. Se trata de la noche oscura que la recién canonizada Madre Teresa de Calcuta vivió y sufrió desde 1948 hasta su muerte en 1997. Tenemos los testimonios recogidos por el postulador de su causa, el canadiense Brian Kolodiejchuk en el libro Come Be My Light (Ven, sé mi luz).
Como es sabido, la Madre Teresa vivía en Calcuta recogiendo moribundos de las calles para que muriesen humanamente dentro de una casa y rodeados de personas. Lo hacía con extremo cariño y completa abnegación. Todo indicaba que lo hacía a partir de una profunda experiencia de Dios.
Cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos enteramos de su profundo desamparo interior, verdadera noche sin estrellas y sin esperanza de un sol naciente. Esa pasión dolorosa duró casi 50 años. Ya en agosto de 1959 escribía a uno de sus directores espirituales: «En mi propia alma siento un dolor terrible. Siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios y que Él verdaderamente no existe».
En otra ocasión escribió: «Hay tanta contradición en mi alma: un profundo anhelo de Dios, tan profundo que me hace daño; un sufrimiento continuo y con él el sentimiento de no ser querida por Dios, rechazada, vacía, sin fe, sin amor, sin cuidado; el cielo no significa nada para mí, me parece un lugar vacío».
Sabemos que muchos místicos testimonian esta experiencia de oscuridad. Lo constatamos en san Juan de la Cruz, en santa Teresa de Ávila, en santa Teresa de Lisieux, entre otros. Esta última, tan dulce, expresión de la mística de las cosas cotidianas, escribió en su Diario de un Alma: «No creo en la vida eterna; me parece que después de esta vida mortal, no existe nada: todo desapareció para mi, solo me queda el amor».
Es conocida la noche oscura de san Juan de la Cruz, tan bien expresada en su poema “La noche oscura”. Él distingue dos noches oscuras: una, la noche de los sentidos por la cual el alma vive sin consuelos espirituales y en una tremenda sequedad interior. La otra es la noche del espíritu “oscura y terrible” en la cual el alma ya no consigue creer en Dios, llega a dudar de su existencia y se siente condenada al infierno.
Especialmente la modernidad, centrada en si misma y perdida dentro del inmenso aparato tecnológico que creó, vive también esta ausencia de Dios que Nietzsche calificó como «la muerte de Dios». No es que Dios haya muerto, porque entonces no sería Dios. Es que nosotros lo matamos, es decir, Él ya no es un centro de referencia y de sentido. Vivimos errantes, solos y sin esperanza.
Dietrich Bonhöffer, teólogo mártir del nazismo, captó esta experiencia, aconsejándonos vivir «como si Dios no existiese» (etsi Deus non daretur), pero viviendo el amor, el servicio a los demás y cultivando la solidaridad y el cuidado esencial.
Sospechamos que Jesús conoció esta noche terrible. En el Huerto de los Olivos se sintió tan solo y angustiado que llegó a sudar sangre, expresión suprema de pavor. En lo alto de la cruz, grita al cielo: ”Padre, ¿por qué me has abandonado?” No obstante esa ausencia de Dios, se entrega confiadamente: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. Se despojó de todo. La respuesta vino en forma de resurrección como la plenitud de la vida.
La noche oscura de Madre Teresa al punto de decir: «Dios verdaderamente no existe» nos deja un interrogante teológico. Descompone todas nuestras representaciones de Dios. “A Dios nadie lo ha visto jamás” dicen las Escrituras. Es «nuestro saber no sabiendo, toda ciencia transcendiendo» al decir de San Juan de la Cruz. Creer en Dios no es adherir a un dogma o doctrina. Creer es una actitud y un modo de ser; es adherirse a una esperanza que es “la convicción de las realidades que no se ven” (Hebreos 11,1), porque lo invisible es parte de lo visible. Creer es una apuesta, según dice Pascal, que conoció también su noche oscura.
Simone Weil, la judía que en la última guerra se convirtió al cristianismo pero no quiso bautizarse en solidaridad con sus hermanos condenados a las cámaras de gas, nos da una pista de comprensión: «Si quieres saber si alguien cree en Dios, no te fijes en cómo habla de Dios sino en cómo habla del mundo», si habla en forma de solidaridad, de amor y de compasión. Dios no puede ser encontrado fuera de estos valores. Quien los vive está en dirección a Él y junto a Él aunque niegue a Dios.
La Madre Teresa de Calcuta amando a los moribundos estaba en comunión con el Dios escondido. Ahora que ya se transfiguró vivirá la presencia de Dios cara a cara en el amor y en la comunión.
Leonardo Boff es teólogo y articulista del JB online.
Traducción de Mª José Gavito Milano
Gracias por vuestra continuada aportacion… y por vuestra asidua lectura que tambien agradezco. Y a pesar de la machaconeria que no es exclusiva de mi persona, sino tambien de la repeticion continua del contenido e intencionionalidad de los argumentos que se esgrimen por los que suelen escribir por aqui, pienso que a pesar de mis pobres maneras didacticas que no consiguen “aclarar” a algunos, sin embargo creo funcionar como un “catalizador” capaz de provocar una “reaccion” como se ve por el interes y diligencia mostrado por mis comentarios. No considero a nadie “relativamente superficial” de los que escriben por aqui sino lo contrario con una profunda capacidad de omprension.
Por otro lado, es cierto que santo es SOLO Dios. Nosotros nunca podremos llegar al grado infinito de perfeccion que posee en si la divinidad. Pero el nos llama a “sed perfectos como el Padre celestial es perfecto”, existe pues una llamada en el mismo Evangelio para nosotros.
Nuestra Iglesia es carismatica porque posee una caracteristica especial por la cual es capaz de transmirnos la gracia por si misma y que proviene directamente de Cristo Jesus. Es vivencia y doctrina la vez puesto que no existe contradiccion entre la praxis la razon por la que actuamos. Somos seres pensantes y no podemos actuar sin saber lo que hacemos, a pesar de nuestro limitado conocimiento.
cordiales saludos. Santiago Hernandez
Muy ilustrativo este amplio diálogo entre Santiago y M. Luisa.
El clásico y machacónamente repetitivo discurso de Santiago puede estar muy bien para gente de mi edad, con una preparación relativamente superficial. Sin embargo, lo realmente interesante está en las puntualizaciones de M. Luisa que acaban poniendo cada cosa en su sitio y, a mi al menos , me clarifican mucho el tema. Se agradece el esfuerzo didáctico.
De todos modos, sigo creyento que en el mundo mundial, dentro y fuera del cristianismo, hay muy buena gente. ¡Faltaba más!. ¿Santos?. Pues no deben de serlo tanto puesto que la propia Iglesia Católica, que yo sepa madre de este concepto, repite una y otra vez eso de…solo Tu eres santo, refiriéndose al nazareno, el hombre de Galilea.. Acláramelo, amigo Santiago.
Lo verdaderamente sorprendente para mí, Santiago, es observar cómo tratas el tema del carisma en la iglesia, sí, sí “en” la iglesia no “de” la iglesia porque si, precisamente, como tu dices ha podido llegar intacto hasta nosotros en el siglo XXI no ha sido gracias a la persistencia del mensaje sacramental y por tanto como dices, sagrado de Jesús sino a la inversa. Antes de convertirlo en mensaje sacramental y en palabra, el mensaje de Jesús es vivencia, experiencia que se vive. Sólo comprendido así es por lo que luego puedes decir “(…)Y tocarnos a nosotros mismos de manera directa” Pero otra vez, permíteme que insista, nos vuelves a haces trampa en este punto, porque el carácter carismático de algo se fundamente no en lo que se dice sino en aquello que por su cualidad intrínseca al hacerse nos empuja a tener que decirlo. El carisma responde a esta unidad que engloba el hacer y el decir, pero en este orden. En cambio es una constante observar a lo largo de tu comentario la inversión de estos términos. Para ti lo primero es la predicación doctrinal y luego ya se verá cómo se vincula con el “cuerpo” de la verdad. Este concepto, como sabrás, atribuido a san Irineo no ha tenido demasiada fortuna en la historia de la teología. Es cuerpo no solamente en el sentido de que haya una implicación “lógica”de unos dogmas con otros, sino de que forma un cuerpo orgánico, donde la vulneración o la iluminación de un punto de ese cuerpo repercute inexorablemente sobre todos los demás puntos. El carácter somático, orgánico, es el fundamento, como ya he expresado más arriba, del carácter carismático de la fe.
un cordial saludo
LO verdaderamente sorprendente es que el carisma de la Iglesia, no solo el de la jerárquica sino el de la laical, o sea en lo que se refiere a TODO el Pueblo de Dios, haya podido llegar intacta hasta nosotros en el siglo XXI y tocarnos a nosotros mismos de manera directa. Esta persistencia del mensaje sacramental y por tanto sagrado de Jesús, a pesar de todas las crisis y tribulaciones sufridas por este Pueblo, es lo que constituye la verdadera inerrancia eterna de la LA PALABRA. Cualquier otra organización humana no hubiera podido subsistir los siglos, en medio de tantos ataques internos y externos, como ocurre actualmente y ha venido ocurriendo desde el siglo I en la Iglesia de Jesucristo…
Pero la FE de la Iglesia fue recibida como un don del Pueblo de Dios…No es,pues, de nuestra exclusiva creación, sino que fue predicada por el mismo Jesús durante su vida pública y entregada a sus discípulos…Nadie tiene derecho exclusivo a la fe…sino que es aceptada como una gracia de Jesús que quiso dárnosla a los que quisimos recibirla…Por el bautismo, ya sea de deseo, o de sangre, o de agua recibimos esa FE inicial…y participamos del carisma y de la participación de la misma vida de Cristo…Sin embargo, Jesús “estableció los Doce” y a ellos fue que, en Su nombre, les dijo que “predicaran el Evangelio a todas las gentes”, “bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”, “enseñándoles a guardar cuantas cosas os ordené” y “sabed que estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos” (Marcos 15,15-18; Mateo 28, 19-20; Lucas 24, 44-49).
Por el bautismo los laicos podemos acceder al ministerio de Cristo y participar activamente en el, por el sacerdocio común, sin embargo, sólo a los Doce les entregó el poder de perdonar pecados, expulsar demonios y curar enfermedades, consagrar su Cuerpo y Sangre, y transmitir esta misión que ha de durar “hasta la consumación de los siglos”, por medio del sacerdocio ministerial…
El hecho que exista integrismo o progresismo en la Iglesia no ha de extrañarnos en absoluto…La Iglesia solamente recibió la PALABRA y es su misión transmitirla lo mas íntegramente posible para la salvación del mundo…En la Iglesia han coexistido desde siempre todas las opiniones y todas las posiciones y opiniones, mientras se salvaguardara la FE de la Iglesia..que data de la PREDICACIÓN de la PALABRA por el mismo Jesus de Nazaret..Y así junto a Gregorio VII y Nicolas II que fueron papas reformistas también existieron Pío X y Pío XII que fueron conservadores y junto a León XIII, Juan XXIII y Paulo VI progresistas, tuvimos a Juan Pablo II y a Benedicto XVI conservadores…y actualmente tenemos un reformista en el Papa Francisco..
Esta tensión dialéctica se vivió en la Iglesia desde el principio…Ya Pablo se dirigía a las diferentes Iglesias del siglo I para recordar que la unidad de la Iglesia reside en Cristo…El es el Mediador y el que se ofrece por nosotros continuamente al Padre…Debajo de nuestras miserias siempre está presente Jesús de Nazaret…El sigue dirigiendo los fallos de los miembros de su Iglesia, sin forzar nuestra libertad, hacia la meta final que es la felicidad en El mismo…Sólo debemos confiar…El amor de Cristo venció ya la maldad de Su crucifixión y nos rescató de la muerte eterna…El dirigirá a TODO el Pueblo de Dios hacia Su misericordia final…Sólo nos pide cooperar a la luz que El mismo nos ofrece cada día…por medio de esa misma Iglesia, que es su Pueblo..
Un saludo cordial de Santiago Hernández.
Hombre, Santiago!! decir que el discernimiento sobre la santidad es de la iglesia, es decir una obviedad …claro me vas a recordar que te refieres a la iglesia como pueblo de Dios, sin embargo podemos preguntarnos, ¿No se cuida, acaso, la jerarquía de esta iglesia bajo excusas artificiosas de mantener subordinado este pueblo a su voluntad?
Mira, te voy a poner un ejemplo reciente. Como es costumbre en todas partes, aquí en Barcelona también hace poco se produjo un relevo de arzobispo, en el que después de algún hecho conflictivo se logró, al final, que el sucesor de entonces actual Martínez Sistax no fuera Cañizares sino que se accedió que lo fuera J.J. Omella, quien a su llegada mostró su carta de presentación como una exaltación al diálogo, a la pluralidad, etc., etc.
Pues bien, hace escasamente una semana, Juan José Tamayo, teólogo por tod@s conocido aquí en Atrio, en un articulo del País, explicaba de Omella, entre otras cosas, que éste le había prohibido a principios de año la entrada a una iglesia de la ciudad para dar una conferencia sobre la “violencia y las religiones”.
No te parece, así de pronto, Santiago que este proceder es hacer valer una voluntad opresora por encima de la voluntad de que el pueblo (de Dios) conozca la historia de la iglesia?
Explicaba, también en su artículo, Tamayo que ahora, más recientemente, Omella impuso al frente de unas parroquias situadas a las afueras de Barcelona unos sacerdotes pertenecientes a la asociación conservadora de Clérigos Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado corazón, ¡toma ya! Formados en el seminario de Toledo (todo aquello, me lo conozco muy bien, he pisado el terreno) la tendencia integrista de todas las congregaciones en aquella zona de España es inconfundible.
Entonces, qué me dices ahí también Santiago? de esta imposición a unas parroquias, como las referidas, formadas por comunidades “de diáspora”, pluralistas, ecuménicas, proféticas, igualitarias (no patriarcales) como dice el propio Tamayo en su artículo, encarnadas en el barrio y solidarias con los colectivos marginados?
Qué me dices ahí, Santiago?
Yo te lo diré! Si en estos subterfugios tan a la descarada no se impone un radical desafío, al final lo que ocurre es que a través de ir forzando la realidad las conciencias se hacen más manipulables, con lo cual y por lo que concierne a este hilo puedes decir sin miedo a equivocarte que las canonizaciones de la iglesia católica están aseguradas.
Sin duda queridos amigos es dificil definir la santidad y mas aun hoy en que todo tiende a relativizarse y a tergiversarse y subjetivizarse. Es claro que el mas proximo a nosotros siempre actuara como el “abogado del diablo” porque es testigo hasta de nuestras minimas faltas y defectos. Asi el adagio dice que “no hay santidad para el servidor y ayuda de camara”. Pero la santidad se ve en el conjunto de una vida que tiende hacia el supremo bien del amor a Dios y al projimo, y existen testigos que dan fe de la dedicacion de esta vida, capaz de sobreponerse a la maldad humana y superarse en el camino de la caridad evangelica, que esta por encima del average estadistico de los seres humanos.
Es por eso que el discernimiento sobre la santidad es el de la Iglesia. La canonizacion es realizada, en realidad, por y para el beneficio del Pueblo de Dios. El Papa aprueba lo que ya existe en el consenso de la mayoria. Sin embargo, pueden existir discrepancias en los criterios para discernir este grado de amor de los que se proponen para la veneracion publica. El bien siempre se conocera por sus consecuencias. El principio y definicion del bien y el amor no cambian. Pero cambian las circunstancias y las epocas. Lo que en un tiempo parecia dudoso, despues pudo afirmarse como un bien real para la fe evangelica de la Iglesia de Cristo. De ahi las discrepancias cronologicas de las canonizaciones donde debe existir un consenso mayoritario antes de proceder a ellas. Cuando veiamos a la Madre Teresa de Calcuta y la oiamos por los medios de informacion intuiamos y percibiiamos claramente el carisma de su santidad aparte de su entrega total a los “mas pobres entre los pobres” . Asi cuentan del carisma de Francisco de Asis, de Martin de Porres, de Don Bosco, de Teresa de Lisieux, de Rita de Cascia etc. …pero en otros santos este discernimiento es mas dificil, especialmente cuando existen otros intereses contrarios al espiritu del Evangelio que son dificiles de distinguir..
Debido al interes mundial por todo lo relacionado con las canonizaciones de la Iglesia Catolica dudo mucho que estas se acaben. Siempre existiran porque, si no es la Iglesia official, el Pueblo de Dios, no solamente reconocera el valor de la belleza en el mundo, sino el de la bondad de la caridad de Cristo en muchos de sus fieles que se decidieron entrar por “la puerta estrecha” siguiendo de cerca al Cordero, plasmando en sus vidas el mensaje y la doctrina de Jesus de Nazaret, la unica capaz de salvar al mundo del caos espiritual en el que se esta sumergiendo, en una hecatombe total
un saludo cordial. Santiago Hernandez
Lo de la devoción popular…en el siglo I, la historia del santoral, etc., me parece muy bien, pero….la vox populi que a mi me llega en pleno siglo XXI suena un poco distinto. Lo que oigo es algo así como, dicho de la manera más fina posible, que entre los que comemos y descomemos no hay santos. ¿Será que en la era de las nuevas tecnologias y del desmadre de la información, no queda espacio ni siquiera para los secretillos más piadosos?.
En efecto, Santiago, se produjo recientemente la beatificación de Mons. Oscar Romero, pero a mí que se me da fatal memorizar las fechas creo que fue dentro del actual papado y ya sabemos cómo se inició Francisco en él. Irrumpió ya de inmediato dando a conocer su intención de corregir ciertos errores cometidos por sus antecesores más recientes. Por lo que si ayer me fijé en el binomio Teresa-Romero, qué me dices, ahora si me fijo en el de Escribá-Romero? Mons. Oscar Romero fue un olvidado por los dos papas que antecedieron a Francisco, cosa muy natural si tenemos en cuenta las intenciones ideológicas de ambos con respecto a la teología de la Liberación.
Si el lema del papa Francisco se percibió como una “vuelta al Evangelio” lo primero que nos viene a mano es que en esa vuelta vaya en ella envuelta la esencia de aquella teología, y por tanto en coherencia lo que se le imponía a Francisco era hacer justicia cuanto antes a uno de sus principales promotores.
Por otra parte, lo que me dan a entender los comentarios hasta aquí leídos no es nada parecido a una voluntad cuya intención fuera la de ir retrospectivamente a los orígenes que motivaron la razón de ser de las canonizaciones, sino todo lo contrario lo que interpreto al leer los distintos comentarios precedentes es algo así como un despertar que nos impulsa a preguntemos, si realmente tienen hoy algún sentido las canonizaciones.
Un saludo
La canonización en la Iglesia surge simplemente de la devoción popular…que “veía” y reconocía a los virtuosos en la fe y por la fe…desde el siglo I hasta hoy, en realidad no existe pura verticalidad en el asunto, a pesar de que el proceso de canonización es un proceso eclesiástico donde existe el factor humano, con todos los pros y cons que esto significa…como pasa en cualquier otra actividad donde exista personas humanas…
Al principio del cristianismo los santos era aclamados vox populi…Pronto, en el siglo III San Cipriano de Cartago recomendó que se observara la máxima diligencia en la investigación de los que se decía habían muerto por la fe, tanto los mártires como los confesores…
Progresivamente los obispos otorgaron a los mártires y confesores honor eclesiástico público localmente..Y asi Ulrico de Augsburgo fué el primer santo venerado en esta forma “episcopal”..hacia finales del siglo X. Sin embargo, debido a las indiscreciones del fervor popular como al descuido de muchos obispos en averiguar a fondo las vidas de los que se proponían para ser honrados, FUE que los Papas se reservaron restringir la autoridad episcopal en este punto y decretaron que los propuestos para la veneración debían ser examinados en concilios generales. Alejandro III (1198-81) prohibió la veneración de los santos, sin la autoridad de la Iglesia Romana. Y en 1634 el Papa Urbano VII reservó a la Sede Apostólica su inmemorial derecho sobre la declaración de beatificación y canonización…
A pesar de todos los defectos que significa todo proceso donde intervenimos los humanos, particularmente lo que se refieren a la investigación, el “proceso” para la causa de los santos en la Iglesia Católica a través de los siglos, ha sido, y es uno de los más rigurosos y complejos de toda institución, particularmente comparándolos con los procesos de cualquier organización secular…Precisamente es notable que una institución doblemente milenaria pueda ofrecer semejante documentación y diligencia para discernir mejor la coherencia de sus miembros ya fallecidos para el bien de los fieles militantes.
Sin embargo, siempre existen defectos de forma y de fondo en cualquier investigación pero a pesar de éstas la canonización fue instituída por la misma Iglesia para evitar los abusos de la mera devoción popular….Por otro lado, la historia del santoral está llena de magníficos ejemplos en todas las esferas de la sociedad humana…pues ha habido santos de todas las clases sociales y de todos los matices personales que se pueden pensar y que abarcan todos lo siglos de la cristiandad.
Por cierto, Mons. Oscar Romero fué declarado mártir de la Iglesia el 3 de Febrero de 2015 y fue beatificado el 23 de Mayo del 2015 en la Plaza Salvador del Mundo.
Un saludo cordial Santiago Hernández
Las frecuentes canonizaciones en la religión católica forman parte del grosor de aquellas actuaciones en las que se pretende sean captadas simplemente por la receptividad emocional independientemente y al margen de todo razonamiento posterior.
Y esto siendo desolador es posible precisamente por esta gratificación tan cómoda como es el acceso a Dios por la “vertical” ¿Quien se resiste a ello si los propios afectados por esta “experiencia” no son capaces de discernir la situación injusta de discriminación hegemónica ? Por qué Teresa sí y no Romero? Pues porque suben al pedestal el modelo ideológico que intencionadamente debe forjar el pensamiento que debe regir, con lo cual no nos movemos todavía en un mundo religioso meramente emocional.
La religión crea un Dios a imagen y semejanza nuestra y luego trata de violentar la realidad para introducirla dentro de este marco. Esta es la razón por la cual cuando la experiencia humana (ahora sí hablo de experiencia) no puede ya interpretarse adecuadamente dentro de este ámbito ficticio religioso anterior, aquel marco preferencial comienza a morir. Acojámonos, pues, a esta agonía si queremos encontrar a todo ello un hálito de esperanza
Hablando de canonizaciones, siempre me llama la atención la contradición que se da, a mi modesto modo de ver y entender, en la jerarquía de la iglesia Católica. Por una parte se repite una y otra vez, en la celebración católica básica (la Misa) y a lo largo y ancho de la aldea global, lo de…solo Tu eres Santo, solo Tu Señor, solo tú Altísimo…… Siendo esto así, ¿no parece un poco paradójico que el Vaticano no deje de sacar santos de la chistera, un día si y otro también?. Si además, en los criterios de canonización parecen predominar componentes puramente humanos, de objetividad dudosa, normal que más de uno esté con la mosca detrás de la oreja.
Personalmente, no me afectaría lo más mínimo, si la iglesia, subiera a sus altares de forma gratuita a toda persona que durante su vida, ha hecho realidad el Proyecto de vida de Jesús (en nuestro caso).
Pero resulta que, para conseguir que Roma beatifique, canonice etc… a los santos que cada grupo o congregación ansía… tiene que recorrer un largo camino de grandes pagos, trabajos sin fin, buscar personas afines que puedan magnificar (en muchos casos falseando la realidad) la figura del “santo” que quieren subir a sus altares.
Y pregunto:
¿Es que en esta iglesia, no han existido a lo largo de la historia, mujeres y hombres que no sean religiosas/os, o de grupos pequeños, sencillos, que hayan llevado una vida realmente ejemplar en todos los sentidos?
Y: ¿Cómo un grupo pequeño, una comunidad sencilla, puede conseguir esa ardua y “costosísima” tarea para que la persona ejemplar, que ha llenado sus vidas y las de cuantas personas han gozado de su vivir santo, pueda ser reconocida como tal?
Cuando la iglesia poder… suba a sus altares a cuantas personas formen el grupo de “plenitud” sin cobrar absolutamente nada… podré mirar tal comportamiento como digno.
Mientras, es una triste demostración de poder económico que puede con todo, hasta ocultar cualquier mácula de la persona en cuestión.
Todas las personas… o así se nos ha enseñado; tenemos causas por las que “pedir perdón” y como nos repiten hasta la saciedad, hasta después de morir, hay que purgar tanto mal como cada día chacemos:
¿Cómo podemos presentar a algunas de ellas como dignas merecedoras de estar en sus altares para “venerarlos y pedir sus favores”?
¡Ah! Es que Dios, se ha vuelto sordo, y ya no nos puede mirar, sino es a través de esas personas que han conseguido el favor… y están como ejemplo y ayuda, para los pobres que caminamos arrastrados por la tierra.
¿Que hacemos, en que lugar ponemos a “Dios” con estas acciones?
Para pensar.
mª pilar
¡¡Esta es mi lucha!! Honorio, esto es de lo que vengo batallando desde hace un montón de años, de esta verticalidad indecente!! La vivo muy de cerca, pero con algo más añadido…y si no fuera porque cada vez se me hace más clara su procedencia mi salud no podría resistir sus embates.
Nos resulta bastante cómodo y gratificante movernos en la esfera del encuentro del ser humano con Dios “por la vertical”, es decir sin buscarle a través del encuentro con los hermanos…
Yo creo que convendría dejar un poco de lado esa búsqueda, y caminar con dolor y esfuerzo por el del respeto sagrado y el amor generoso a los hermanos.
Yo insisto en que el problema de las canonizaciones de la Iglesia o del Vaticano debe ser criticado, que la canonización de la Madre Teresa de Calcuta y de los “mártires”(?) dee nuestra guerra de 1936, frente al olvido en que se tiene a Monseñor Romero y a Ignacio Ellacuría, son un claro indicio de que seguimos en una interpretación un tanto alienante y deshumanizada de la religiosidad.
Más o menos se dice esto mismo en los comentarios que he leído aquí. “Más o menos”, aunque de paso pongamos un poco de sordina a esa autocrítica que deberíamos hacernos como creyentes…¿en qué Dios? ¿en qué Iglesia?
Sin embargo, la crisis de La Noche de la FE, que experimentaron Teresa de Ávila, Juan de la Cruz y Teresa de Calcuta entre otros muchos santos de la Iglesia, NO es en realidad una crisis de la FE…sino una purificación de esta misma FE…que ya no es sensible y no experimenta ninguna consolación divina…sino que entra en un “estado de pura aridez espiritual”..No es que ellos y ellas no crean en Dios, sino que “ellos creen” que han perdido la FE y que su vida como destino final está irremediablemente perdida.
.Juan de la Cruz define esta purificación solamente en las “almas adelantadas”, y forma parte ya, NO de la oración activa de los principiantes…sino de la contemplación pasiva de las almas “heroicas”…Por eso NO se trata simplemente de los que han perdido la FE, como aparentemente se podría pensar, sino que son seres humanos en un grado avanzado de oración y que tienden ya a la unión con Dios…por la práctica continua de la caridad con Dios y con el prójimo en grado notable…Esta Noche del Espíritu no es la noche “ordinaria” de los que vamos luchando cada día con nuestras “oscuridades”…Sino que se refiere a los que han emprendido el camino del amor, siguiendo muy de cerca al Jesús del Evangelio, y como las dos Madres Teresas, y Teresita de Lisieux dieron sus vidas por la imitación de Cristo…y ES así que “su noche” ES semejante a la de Jesús cuando en la Cruz clamó en su lengua aramea: “Eloí, Eloí, lama sabkhthaní, que traducido es, “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me desamparaste” (Marcos 15,34).
Este sentimiento de desamparo en grado extremo es el que, según Juan de la Cruz, expresan los que experimentan esta NOCHE del alma…Para el Doctor Místico “de las nadas”, la causa de la noche del espíritu NO es por carencia de fe, sino, todo lo contrario, por un exceso de intensidad por parte de la luz infusa de la contemplación. Es el exceso de esta luz la que atormenta y ciega el alma, al mismo tiempo QUE le muestra al descubierto las más pequeñas imperfecciones de las que se ve completamente llena. ESTE contraste entre la grandeza inefable de Dios, y la sentina de imperfecciones y miserias que el alma descubre en si misma, le hacen concebir la idea de que jamás será posible la unión de tanta luz con tantas tinieblas y que está, por tanto, irremisiblemente condenada a vivir eternamente apartada de Dios. Está situación que al alma le parece evidentísima y sin remedio posible, la sumerge en un estado de angustia y de tortura tan espantosas que se asemeja mucho a la pena de daño del infierno que consiste en la separación definitiva de Dios (ver San Juan de la Cruz, Noche Oscura, II,5,5) y (Santa Teresa de Ávila, en su VIDA , 19,2; 20,28)
La verificación de la Noche Oscura del Espíritu que expresan en sus escritos estos hermanos nuestros en la FE, particularmente y recientemente la Madre Teresa de Calcuta, y que según ellos Dios es el único capaz de sostenerlos para no caer en la desesperación suma, pertenece totalmente a los estados anímicos que describen los místicos experimentales..y forman parte de los últimos grados de la oración contemplativa…-“porque habiéndose purificado plenamente en ellas de sus flaquezas, imperfecciones y miserias, no les queda ya sino esperar que la muerte rompa los lazos que la retienen todavía en este mundo, para penetrar en los resplandores eternos de la visión de la gloria” (J.de la C., Noche oscura, 20,5; cf.6,6)
Un saludo cordial Santiago Hernández
¡Gracias Oscar!
Hermosa canción, preciso su estilo respecto a Dios.
En ella esta resumida toda la fuerza del:
¡Misterio de la Vida!
Abrazo entrañable.
pili-mª pilar
Las creencias conceptuales tienen una base débil e inestable; nuestros conceptos son interpretaciones de la realidad, incluidos nuestros conceptos sobre el mundo físico. En cambio tenemos una certeza ética; la certeza de la justicia, de la compasión, del amor. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Madre Teresa de Calcuta, una mujer hija de su época y de su condición, que expresaba (muy en concreto) todas las contradicciones que lleva consigo el “Dios” establecido y creado por el hombre, pero que su impulso escondido de encuentro, solidaridad y amor compasivo, era más fuerte y auténtico que lo impuesto teóricamente por la religión.
¿Quiénes somos nosotros para juzgar sus “debilidades” y limitaciones, en sí o en no, desde lo supuestamente correcto y “sumamente perfecto” ?
Agradezco que un hombre haya hecho esta exposición sencilla sobre ella, en la que no por casualidad confluye con lo vivido, en profunda coherencia, por otras personas en distintos ambientes.
Hola!
Leo del final:
– “La Madre Teresa de Calcuta amando a los moribundos estaba en comunión con el Dios escondido”-
……………….
¿Qué es eso de “Dios escondido”?
…………………….
Un curita de Buenos Aires, “piola” –Alejandro Mayol- por la década de los ’60 lo cantaba así para el piberío; como jugando a “La Escondida”, que en Argentina el que Busca, cuando Encuentra grita:
¡PIEDRA LIBRE!
Nuestro Dios es un Dios escondido,
y el profeta Isaías lo afirmó,
pues detrás de las cosas de este mundo
un buen día nuestro Padre se ocultó. Desde entonces, la clave de la vida,
el modo de calmar la picazón,
es ponerse a jugar a la escondida
y gritarle ¡piedra libre! a nuestro Dios.
¡Piedra libre, piedra libre
para Dios, que oculto está
detrás del amor de madre
que jamás se agotará! ¡Piedra libre, piedra libre
para Dios, que oculto está
tras el rostro de un chiquillo
que inocencia irradiará!
Nuestro Dios tiene buenos escondites.
Para hallarlo, preciso es arriesgar,
alejarse sin miedo de la piedra
y lanzarse a esta aventura sin igual.
Si deseas de un vez quemar las naves,
un secreto te quisiera revelar,
y es que apenas te decides a buscarlo,
a quien buscas lo has encontrado ya.
¡Piedra libre, piedra libre
para Dios, que oculto está
tras los pobres de la tierra
cuya voz su voz será.
¡Piedra libre, piedra libre
para Dios, que oculto está
asomado a tu silencio,
esperando una señal.
Nuestro Dios sigue con su eterno juego
de mostrarse a cada hombre a media luz,
donde algunos perciben solo sombras
otros pescan la silueta de una cruz. Este mundo, con sus bichos y personas,
con su canto, su alegría y su dolor,
es el gran escenario del encuentro,
el abrazo para siempre del Señor.
……………….