Actualmente se produce en todo el mundo un aumento creciente del conservadurismo y de fenómenos fundamentalistas que se manifiestan por la homofobia, xenofobia, antifeminismo, racismo y todo tipo de discriminaciones.
El fundamentalista está convencido de que su verdad es la única y todo lo demás son desviaciones o está fuera de la verdad. Esto es recurrente en los programas televisivos de las distintas iglesias pentecostales, incluyendo a sectores de la Iglesia Católica, pero también en el pensamiento único de sectores políticos. Piensan que sólo la verdad, la de ellos tiene derecho. El error hay que combatirlo. Este es el origen de los conflictos religiosos y políticos. El fascismo empieza con este modo cerrado de ver las cosas.
¿Cómo vamos a hace frente a ese tipo de radicalismo? Hay muchas formas y creo que una de ellas consiste en rescatar el concepto bueno de relativismo, palabra que muchos no quieren oír. Pero en él hay mucha verdad.
Debe ser pensado en dos direcciones: En primer lugar, lo relativo quiere expresar el hecho de que todos estamos de alguna forma relacionados. En la perspectiva de la física cuántica, la encíclica del Papa Francisco insiste sobre cómo cuidar de la Casa Común: «todo está íntimamente relacionado; todas las criaturas existen y dependen unas de otras» (n.137; 86). Por esta interrelación todos somos portadores de la misma humanidad. Somos una especie entre tantas, una familia.
En segundo lugar es importante comprender que cada uno es diferente y tiene valor por sí mismo, pero está siempre en relación con otros y sus modos de ser. De aquí que sea importante relativizar todos los modos de ser; ninguno de ellos es absoluto hasta el punto de invalidar los demás. Se impone también una actitud de respeto y de acogida de la diferencia porque, por el simple hecho de estar ahí, goza del derecho de existir y de coexistir.
Es decir, nuestro modo de ser, de habitar el mundo, de pensar, de valorar y de comer no es absoluto. Hay otras mil formas diferentes de ser humanos, desde la forma de los esquimales siberianos, pasando por los yanomamis de Brasil, hasta llegar a los habitantes de las comunidades de la periferia y a los de las sofisticadas Alphavilles, donde viven las élites opulentas y temerosas. Lo mismo vale para las diferencias de cultura, de lengua, de religión, de ética y de ocio.
Debemos ampliar la comprensión de lo humano mucho más allá de nuestra concreción. Vivimos en la fase de la geosociedad, sociedad mundial, una, múltiple y diferente.
Todas estas manifestaciones humanas son portadoras de valor y de verdad. Pero son un valor y una verdad relativos, es decir, relacionados unos con los otros, interrelacionados, ya que ninguno de ellos, tomado en sí mismo, es absoluto.
¿Entonces no hay verdad absoluta? ¿Vale el “everything goes” de algunos posmodernos? ¿Vale todo? No vale todo. Todo vale en la medida en que mantiene relación con los otros, respetándolos en su diferencia y no perjudicándolos.
Cada uno es portador de verdad pero nadie puede tener el monopolio de ella, ni una religión, ni una filosofía, ni un partido político, ni una ciencia. Todos, de alguna forma, participan de la verdad, pero pueden crecer hacia una comprensión más plena de la verdad, en la medida en que se relacionan.
Bien decía el poeta español Antonio Machado: «No tu verdad. La verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela». Si la buscamos juntos, en el diálogo y en la relacionalidad recíproca, entonces va desapareciendo mi verdad para dar lugar a nuestra Verdad, comulgada por todos.
La ilusión de Occidente, de Estados Unidos y de Europa, es imaginar que la única ventana que da acceso a la verdad, a la religión verdadera, a la auténtica cultura y al saber crítico es su modo de ver y de vivir. Las demás ventanas solo muestran paisajes deformados.
Pensando así se condenan a un fundamentalismo visceral que los hizo, en otro tiempo, organizar masacres al imponer su religión en América Latina y en África, y hoy haciendo guerras con gran mortandad de civiles para imponer la democracia en Iraq, Afganistán, Siria y en todo el Norte de África. Aquí se da también el fundamentalismo de tipo occidental.
Debemos hacer el buen uso del relativismo, inspirados, por ejemplo, en las artes culinarias. Hay una sola culinaria, la que prepara los alimentos humanos, pero se concreta en muchas formas y en las distintas cocinas: la minera, la nordestina, la japonesa, la china, la mejicana y otras.
Nadie puede decir que sólo una es la verdadera y sabrosa, por ejemplo, la minera o la francesa, y que las otras no lo son. Todas son sabrosas a su manera y todas muestran la extraordinaria versatilidad del arte culinario.
¿Por qué con la verdad debería ser diferente? La base del fundamentalismo es esa arrogancia de que su modo de ser, su idea, su religión y su forma de gobierno es la mejor y la única válida en el mundo.
*Leonardo Boff es filósofo, teólogo, profesor emérito de Ética de la UERJ y escritor.
Traducción de Mª José Gavito Milano
No te preocupes Santiago por este pequeño error de grafía, a tod@s nos ocurre al escribir, a mí la primera. En cuanto a las objeciones que me asaltan al leer tus últimos comentarios las aparcaré para en otras ocasiones, pues estoy segura que volverán a hacerse sitio en otros planteamientos y desde otras perspectivas. Un saludo
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Y desde aquí agradecerle a Iñaki sus palabras – Ah! Por cierto, no Iñaky, como por error me salió el otro día-
A mi no me cansas , M Luisa. Al contrario, creo que voy acabar siendo zubiriano. Se agradecen tus esfuerzos por utilizar un lenguaje inteligible incluso para quien hemos entrado en contacto, solo de pasada, con la filosofia.
Juro que escribi genuinidad correctamente pero el ordenador lo corrigio mal. Es posible? Si no, sin duda es mi error. Vale. SH
Por eso, mas alla de la sustancia es lo real de la sustantividad que es encontrar la genuinodad de los actos humanos. Ellos nunca pueden ser triviales porque no es igual cazar animales que asesinar a un ser humano premeditadamente por muy respectivamente reales que sean mis acciones. Las anadiduras no son triviales sino inherentes al acto humano en si, ya que siempre somos responsables, si estamos conscientes,de nuestros actos.
Con todos mis respetos, esta es mi opinion.
Santiago Hernandez
Pero la genuina funcion de la razon humana es dilucidar la verdad que conduce al bien que se identifica con las obras buenas ya que nuestro ultimo bien es la felicidad suprema donde no existe vestigio alguno de maldad
No tenía intención de seguir cansando a los lectores, sin embargo, Santiago, permíteme que te diga, con humildad y respeto que tu interpretación zubiriana hay que cogerla con pinzas.
Sólo dos consideraciones. La primera, dices:
“El hecho, en la filosofía zubiriana, que los actos morales sean respectivos a la sustantividad humana que es suficiente en sí misma en su personeidad, no lo hacen ser triviales, relativos e irresponsables…puesto que el ser humano sigue siendo racional además de respectivo…”
Pero si es, precisamente, la connotación racional que se le añade a lo que ya de moral, a este nivel, son los actos humanos lo que los convierte en algo trivial.
Tienes que darte cuenta en que ya no procede considerar la naturaleza humana en términos de sustancia, sino otorgarle a la persona plena sustantividad. Y entonces, naturalmente, no sólo esta conceptuación no anula lo racional del acto moral sino que le confiere a la razón su genuina función, su riguroso estatuto. Ni que decir tiene que tú lo ves así porque concibes, como digo, la naturaleza humana en términos de sustancia y entonces sí que no hay otra alternativa que recurrir a las añadiduras. “Debes hacer esto” “no hagas aquello”, en fin conviertes la acción moral en una mera deontología.
La segunda, dices:
“ya que la respectividad se refiere a la vinculación de las cosas entre sí…y el ser humano posee, además, la capacidad de decidir sobre la moralidad de una acción”.
No, no, no!!, la respectividad no se refiere a la vinculación de las cosas entre sí. Ciertamente entre ellas “están” vinculadas pero con sólo esta vinculación no las hace “ser” respectivas. La respectividad concierne a lo real de las cosas, a su operatividad funcional, es decir, no a su momento objetivo sino a su momento de realidad intrínseca, al dinamismo de su ser.
Entender su filosofía requiere esfuerzo y dedicación pero compensa porque ayuda a comprender los muchos problemas que hoy se ciernen sobre la iglesia.
Y para terminar, Santiago, no es suficiente y sobre todo no se le hace justicia con que se le conceda a la filosofía zubiriana compatibilidad con el cristianismo porque ya en la actualidad, la indagación que se hace de su pensamiento está puesta con vistas a una ética universal.
Saludos.
El hecho, en la filosofía zubiriana, que los actos morales sean respectivos a la sustantividad humana que es suficiente en sí misma en su personeidad, no lo hacen ser triviales, relativos e irresponsables…puesto que el ser humano sigue siendo racional además de respectivo…ya que la respectividad se refiere a la vinculación de las cosas entre sí…y el ser humano posee, además, la capacidad de decidir sobre la moralidad de una acción. No se trata pues de quitarle a Zubiri el mérito sobre su profundo estudio sobre la esencia, al contrario, sino concederle a su filosofía su compatibilidad con el cristianismo, particularmente sobre su moral, ya que es sobre el acceso al bien y la felicidad, y el rechazo del mal moral, la base de la doctrina de Jesús basada en el Evangelio….Por lo tanto, cualquier filosofía que se refiera al ser, de alguna manera, ha de abordar el tema sobre los actos humanos y sobre la libertad, inherente a la misma persona del ser humano…
Por otro lado, agradezco el esfuerzo al tener la amabilidad de responder a mi elemental comentario.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Para no herir susceptibilidades, pues no era mi intención, hay un párrafo que lo quería escribir en plural para generalizar pero me ha salido así “Y la mejor prueba de que Zubiri no anula la escolástica es que habiéndola superado hay quien (quienes) todavía no se resiste/n a abandonarla y aquí ( este aquí no se refiere a este foro, sino al ambiente religioso en general) sigue intoxicando todavía!”
No se trata, Santiago, de que Zubiri diera por nula la escolástica, sino que hizo algo mejor que fue superarla. Cómo la iba a anular si en su empeño para desentrañar los escollos filosóficos del pensamiento occidental retrocedió hasta el mismo Aristóteles para investigar punto por punto desde allí la interpretación que de su pensamiento hizo la escolástica.
Su trabajo, por tanto, consiste no en ampliarla, como te leo, sino en rectificarla y superarla, como decía, mediante una interpretación más adecuada al pensamiento griego del cual ella partía.
Por eso, como Zubiri además de sus conceptos creados expresamente para su filosofía, usa también algunos provenientes de la escolástica eso dio pie a que sin miramiento alguno muchos lo encasillasen en esta línea. Un error monumental! Zubiri lo que elabora no es más escolástica sino una concepción novedosa del pensamiento griego, es decir, de todo aquello valioso que la escolástica dejó de lado. Y la mejor prueba de que Zubiri no anula la escolástica es que habiéndola superado hay quien todavía no se resiste a abandonarla, y aquí sigue intoxicando todavía!
Tampoco me sirve que se diga que la actualizara fenomenologicamente, porque Zubiri en su pensamiento y filosofía madura fue más allá de la fenomenología husserliana.
Por otro lado, su filosofía, ciertamente, trata de la realidad, es el elemento central de su pensamiento pero lo que nunca he leído en su extensa Obra es que pretendiera explicarla. Eso nunca!
En cuanto a la llamada filosofía primera fuera ésta lo fuese nunca se podría decir de ella que es una “teoría” primordial del ser. Antonio Gonzalez, de la fundación Zubiri, sostiene en su tesis doctoral que la filosofía primera de Zubiri consiste en el análisis de los actos de aprehensión como momento decisivo del hecho integral de la acción humana. Una descripción estructural de los actos humanos, lejos de cualquier parecido con teoría alguna.
Por otro lado, cómo se puede decir habiendo asumido lo que significa el concepto de sustantividad y su dar de sí en la filosofía zubiriana, que esta característica ¿?, leo, no anula la responsabilidad de los actos morales… cuando la cuestión se ha de considerar a la inversa…los actos morales lo son por ser respectivos a la sustantividad humana que es autosuficiente y plena, por tanto, los actos morales propiamente humanos no necesitan de añadidura ninguna. No confundamos ni tampoco reduzcamos a nuestro gusto y capricho una filosofía cuyo esfuerzo y tesón ha valido toda una vida.
Lo que sigue, Iñaky, me quedó fuera de la selección en el borrador y decía algo así en la introducción.
Ni que decir tiene que el ejemplo al que te refieres de si alguien roba comida para subsistir, dices – diría mejor sobrevivir – claro que no se podría considerar a esto un acto malo y menos aun, malo de carácter moral. Espero no haberme olvidado nada!
Hola Iñaki, quiero aprovechar ahora que las circunstancias me lo permiten para dar, en la medida que me sea posible, una respuesta a tu pregunta de anteayer en la que, por su formulación enseguida me di cuenta de que no estaba en sintonía con aquel “poseerse” concepto al cual me ceñí para terminar así, a modo de rúbrica, mi comentario.
Recurrí a ello en el sentido de que el poseerse sería como la condición previa a toda acción moral. Y es que el ámbito de “lo moral” es más amplio que lo debido como moralidad del bien.
De ahí que lo propio es hablar de “lo moral” y no de “la moral”. Es la dimensión moral de la realidad humana lo directamente primario y no la moral como deber.
Y es desde este punto de vista que el otro día me vi en la necesidad de establecer aquella diferencia según la cual el significado conceptual del vocablo “subsistencia” cambia radicalmente considerado desde la escolástica o tomándolo preñado ya de ciencia a la luz de la postmodernidad.
Desde esta última perspectiva, la realidad subsistente de la persona es aquel carácter según el cual la persona se toma en propiedad, es ella misma, es autónoma, es plena sustantividad. Y es, por tanto, a ese momento de la persona al que le compete establecer la relación entre el hecho moral y los actos humanos.
Gracias por tu paciencia, un saludo!
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Supongo que a lo dicho, el amigo Santiago tendrá algo que decir, sin embargo le agradecería que se esperase un poco y me diera tiempo a replicar criticamente su comentario de ayer.
La filosofía zubiriana no anuló la escolástica, al contrario, la actualizó fenomenológicamente…Zubiri desglosa mucho mas ampliamente la escolástica y la elabora tratando de explicar la totalidad de la realidad…El repasa, actualiza, y completa la filosofía perenne con erudicción filológica, científica y humanística…Zubiri observa y describe, sin definir, ni deducir silogismos…Pero la filosofía primera es una teoría primordial del ser, del ente, de la realidad…pero el ser pende constitutivamente de la realidad..No es una ilusión sino nuestra misma existencia.
A pesar de que la sustantividad es “intrínseca, funcional y plena”, esta es un carácter de la realidad y la personeidad no es mas que esta conciencia de mi realidad personal, humana por la que yo me poseo…Esta característica propiamente humana no anula la responsabilidad de los actos morales…aunque “nos conservemos, adaptemos y nos mantengamos”…yo sigo siendo consciente de que intrínsecamente hay ciertos actos que no son relativos per se, sino que son desordenados en ciertas condiciones..,independientes de las circunstancias o accidentes, que solo pueden ser agravantes o atenuantes, sin suprimir el acto moral voluntario…
Por eso, la moral simplemente natural tampoco puede ser relativa puesto que intenta regular la conducta humana en nuestra libertad, al establecer principios que han de ser externos, expresados en normas, porque los criterios meramente subjetivos impiden la regulación normativa de esta conducta y el orden social se disloca totalmente de su principal objeto, que es el bien, al que todos tendemos…Alejándonos cada vez mas de estos principios extrínsecos, estamos contemplando actualmente el deterioro moral y social del mundo, cuando un sinnúmero de magistrados y jueces de la Ley emplean esta moral relativista con el objeto de legislar en los problemas legales que se confrontan cada día…
un saludo cordial Santiago Hernández
Querido Iñaki ya iba a cerrar el ordenador porque mi hija duerme en esa habitación y lo que me preguntas requiere tiempo. Estos días he estado sola y por eso he abusado de espacio explayándome a mis anchas y me había propuesto ahora contenerme un poco más.
Estaba apunto de terminar mi comentario anterior justo antes de tocar la cuestión de la moral pero como Santiago la enlazaba con el tema principal he querido tan sólo rozarla…
No te preocupes que así que pueda te atenderé…
A ver si he entendido bien la última frase, M.Luisa.
Los actos morales deben de considerarse en el poseerse. Este posserse sería, para la realidad humana, algo así como el derecho a subsistir. Por ejemplo, si me estoy muriendo de hambre robar comida para subsistir, en un momento dado y sin alternativa, no podría considerarse como un acto moral malo.
No tengo la menor duda de que cuando alguien, en términos de necesidad y de inter – dependencia cree estar definiendo el concepto de “respectividad” de la misma manera como lo expusimos tanto Antonio D. como yo misma, se equivoca.
Decir que somos relativos y respectivos por nuestra inter-dependencia y porque necesitamos de “otro” para venir a la existencia y mantenernos continuamente en ella, (subsistir, subsistencia) es tener todavía en la mente, con respecto a la realidad humana, la idea clásica de sustancia, algo propio todavía de la escolástica.
Pero con esta consideración lo primero que salta a la vista es que la escolática es incompatible con la física cuántica. Esto de entrada pero es que además aquello por lo cual se subsiste no está en el orden del “qué” sino en el orden del “quién”, es decir no desde la sustancialidad, la cual al actuar una sustancia con otra produciría un tipo de relación causal, a modo de añadidura extrínseca como decía ayer, sino desde la sustantividad cuya relación es sistemática, intrínseca, funcional y plena.
Desde la misma base de algo el sistematismo implica ya respectividad. Sólo por poner un ejemplo, la sensibilidad y la inteligencia como notas características del ser humano, en su funcionalidad, ambas ya son respectivas una de la otra.
Conservarse, adaptarse, mantenerse es lo propio de un organismo material, pero para la realidad humana subsistir es poseerse.
Y es en este poseerse desde donde deben considerarse los actos morales.
NO EXISTE DUDA, en mi opinión personal, que el relativismo y el respectivismo llegan a ser válidos en cuanto a la Ciencia se refiere, incluyendo la física cuántica, y de una manera ontólogica somos también nosotros relativos y respectivos por nuestra inter-dependencia, y porque necesitamos de “otro” para venir a la existencia y mantenernos continuamente en ella. No somos pues absolutos sino, todo lo contrario, relativos y respectivos…Todo lo hemos recibido primordialmente…
Pero los actos humanos morales no son relativos…ni lo pueden ser, ya que se basan en principios que no cambian…Podrán cambiar nuestras circunstancias y los accidentes, pero el principio de moralidad en la base permanece el mismo. Siempre será malo y desordenado defraudar al inocente, el crimen premeditado y la vil calumnia con grave daño de nuestro hermano. Las consecuencias de estos actos individuales no es la obra de la comunidad, ni de la nación, sino que se debe a nosotros mismos individualmente. Por eso, somos nosotros los responsables del fraude, del crimen, de la mentira calumniosa…Por eso, en este sentido nuestras acciones voluntarias no son ni relativas, ni contingentes de otros intereses a favor del mal y de parte del desorden, aunque queramos justificarlas negando su existencia y nuestra responsabilidad, y aunque lo intentemos una y otra vez, racionalizándolos para tranquilizar nuestras conciencias.
Y aunque los seres humanos no puedan ser clasificados entre malos y buenos absolutamente, ya que aunque tendemos al bien, muchas veces hacemos el mal….los actos humanos no son una ilusión o imaginación de la mente, ni una fantasía nuestra, y su responsabilidad, por ende, no depende enteramente de nuestra educación, ni de los demás….ni mucho menos son relativos, como si diera lo mismo hacer el bien que el mal y viceversa….ya que las consecuencias de ellos, sea el mal o el bien, han sido realizadas con el consentimiento perfecto de nuestra voluntad, aun reconociendo los atenuantes y agravantes que puede ocurrir en aquélla particular ocasión u ocasiones..Las consecuencias que se derivan de mis acciones y dañen a la persona humana, física o espiritualmente, ya sean graves o leves, siempre son desordenadas…ya que jamás podemos utilizar una mala acción para obtener ningún bien, aunque nosotros pensemos de diferente manera…y algunos veces nos parezca lo contrario…
Es por eso que en el Evangelio no existe relativismo, ni compromiso alguno con respecto al mal, y al mismo tiempo es optimista con los que “creen y esperan” en El…Jesús, pues, no solo expulsa a los “vendedores del Templo”, sino que dice que “todo el que obra el mal, odia la luz y no viene a la luz” ya que El no ha venido a abolir la Ley, sino a perfeccionarla…y recomienda “guardar los mandamientos de la Ley”…ya que desea que “entremos por la puerta estrecha” aunque su “yugo es suave y su carga ligera”. Jesús es misericordioso y “perdona los pecados” Pero afirma que “no todo el que dice Señor, Señor,” entrará en su Reino, sino solo el que “hace la voluntad de Mi Padre”
El Señor fustiga las obras malas de los fariseos, combate la hipocresía, la avaricia, la impenitencia, habla del mal como “la cizaña que crece con la espiga”, habla sobre el número de los que se salvan, de los pecados en general, del escándalo “de los pequeños”, recomienda a la adúltera no volver a pecar, llama a Zaqueo a la conversión ya que defraudaba al prójimo, habla del castigo de los fariseos y del juicio final, y de que “no todos estáis limpios”, y que es mejor entrar “en la vida” con un solo un ojo, si con eso evitamos el “pecado” que el mal moral “por excelencia”
Jesús NO es un fundamentalista, todo lo contrario, un reformador del amor que se encuentra encerrado en la Ley de Dios, un revolucionario del amor…y eso ES el carisma que cedió Jesús a los que se atreven a seguirle…No es, pues, un relativista…sino que pone la realidad del MAL en su propia perspectiva, en la perspectiva real de todos los tiempos…y al mismo tiempo NOS ofrece una esperanza de salvación, en medio de la zozobra humana y de la desesperación y la soledad de nuestra existencia humana….Nos lleva, pues, por el camino de la VERDAD…porque El es la suma verdad, en SI MISMO….Y El ES, de acuerdo a su doctrina, la solución al problema de nuestra propia existencia…
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Hola!
Varias y variadas cositas con-catenadas:
1- Machado:
«No tu verdad. La verdad.
Y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela».
a) ¿“guardarla”?; dónde? , para que no moleste?
b) ¿Otra vez con “LA” Verdad?
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2- “filosofía” occidental (europea):
Un “callejón sin salida” (Holzwege)
Un quedar p’atrás en una história más veloz que va p’alante.
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3- La Verdad “limpita”:
Si las cosas que acá nos dice Boff son tan claritas y distintas
¿no cabría preguntarse por qué en la realidad no son así?
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4- Reacción de M. Luisa:
Un intento de distinguir para entender, ok!
¿Dónde queda el “drama” que es la vida cotidiana?
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4- La “otra” verdad (que es “el otro”):
¿no son también un “peligro” para mí?
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5- Nuestra verdad (ampliación del círculo vicioso):
No “la mía” ni “la tuya”: la de “NOSOTROS”
¿por qué el vocablo compuesto de NOS y OTROS?
¿qué pito toca ese “otros” al “nos” ya accedido?
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¡Voy todavía! – Óscar.
Bueno y oportuno el texto de Boff y excelente comentario de Luisa, con esa aportación zubiriana a considerar la esencial respectividad del ser humano. Es curioso cómo el lenguaje filosófico toma inspiración en la ciencia, pero creando neologismos, muy útiles si explican como en este caso la justa y necesaria relatividad que no inventó Einstein sino que está ya en la teología más clásica de la Trinidad.
Pero hoy me he acordado de este texto al escuchar un largo mensaje de Francisco a un Encuentro interamericano sobre la misericordia. No tiene desperdicio. Y muestra cómo la lucha de este hombre es contra con los fundamentalismos de quienes se consideran justos y sabios. A los curas les dice: “Tratar pero no maltratar a las personas”. Quien quiera podrá:
Ayer con lágrimas en los ojos leí este artículo… acababa de atender una llamada telefónica cuyo objeto, de quien estaba al otro lado de la misma, era el de trasladarme, precisamente, su indignación o tal vez sólo su tristeza por un hecho reciente de fanatismo.
Seguí leyendo pero… es tan obvio lo que dicen estas líneas y tantas veces repetidas que no parece sólo yendo por ahí se pudiera lograr salir fuera de donde incansablemente trabajan los tentáculos del fanatismo.
Dice bien Boff que hay que rescatar el concepto “bueno” de relativismo. Lo de bueno, pienso que lo dirá por lo que de malo tenía el relativismo en la intolerancia de Ratzinger que tanta mella causó en su papado. Menos mal que también Boff reconoce que tal palabra muchos no quieren oir…puedo de ello dar fe!
Hay un concepto entre muchos de los enrevesados que tiene la Obra del pensador X.Zubiri, el de “respectividad” que no ha sido comprendido suficientemente ni por muchos de los estudiosos de su filosofía. Y pienso que se debería recurrir a él si se quiere abordar el fenómeno del fanatismo desde la raíz.
Lo respectivo es anterior a toda relación. Si la relación se ha entendido siempre en términos de causa-efecto como movimiento externo será porque aquella condición que la hace posible es algo interno respectivo a todo ser humano antes de actuar.
En el concepto filosófico de respectividad van en él ya contenidos elementos extraídos de la física cuántica. No obstante, pienso, que anteriormente el concepto de respectividad en su filosofía se identificaba en ciencia con el de relatividad.
Desde esta perspectiva cuántica, pues, cada ser humano en su diversidad lo es respecto de los otros, pero no consiste en una alteridad que sea simple diferencia o contraposición física a modo como decía antes de acción- reacción y sin que ésta se produzca en previa decisión de una de las partes. Este ha sido el esquema clásico, el esquema de las sustancias aristotélicas separadas unas de las otras que al relacionarse esta relación adopta un carácter meramente extrínseco, es decir una forma de relacionarse en superficialidad. Este modelo es el que ha prevalecido en la filosofía occidental.
En cambio, en la ciencia moderna no existen entidades individuales, cosas, objetos, que después interactúen unos sobre los otros, sino lo que es primigenio en el mundo de la naturaleza son los campos, los campos de fuerza y de energía y lo que se encuentra dentro del campo son elementos constitutivos del campo, de manera que estos elementos están ya siempre en relación, pero no consecutiva sino constitutivamente respectivos unos de otros, por lo que no se puede explicar dicha relación sin hacer referencia al campo y desde el campo.
Es desde ahí, pienso, dónde se debería encontrar una salida a la lacra del fanatismo.
Me agrada leerle. Muy de acuerdo con la mayoría de sus puntos de vista.