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Laicidad del Estado, laicidad del Evangelio

CastilloLas recientes declaraciones, que el papa Francisco ha hecho al diario francés La Croix, han dado pie a un nuevo motivo de sorpresa (y en no pocos casos, de escándalo) para muchos católicos, chapados a la antigua, que dan la impresión de estar todavía anclados en el “Antiguo Régimen”. No en el de Franco, sino en el de los monarcas absolutos, previos a la Ilustración. Y algunos hasta tienen el atrevimiento de acusar al papa Francisco de ignorante en temas de historia.

A quienes se rasgan las vestiduras por lo que ha dicho el papa en su entrevista a La Croix, les vendría bien recordar que no es lo mismo “laicidad” que “laicismo”. El “laicismo” consiste en independizarse “de toda influencia eclesiástica o religiosa”. Lo que, en la práctica, equivale a rechazar a Dios y cuanto se refiere a Dios, la Iglesia, la religión, etc. La “laicidad” no es negación o rechazo, sino independencia de la religión o de lo religioso. Un Estado laico no persigue ni margina el hecho religioso. Simplemente lo respeta. Y permite que los ciudadanos vivan y expresen en público sus creencias, con tal que las distintas confesiones respeten las normas de convivencia que emanan de la Constitución del Estado.

Pues bien, hecha esta aclaración semántica, es importante aclarar dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, no es lo mismo hablar de la “religión” que hablar de “Dios”. La religión es el medio o camino para relacionarse con Dios. De forma que la religión es el “medio”, Dios es el “término”. Teniendo en cuenta que el medio, la religión, es siempre un hecho humano, un fenómeno cultural, una realidad histórica y de este mundo. Mientras que Dios es el Trascendente. Que no es, ni puede ser, inmanente, cultural, histórico o mundano. Es verdad que los seres humanos, ya que no podemos ver a Dios, ni tenemos acceso directo a él, nos “lo representamos”, en cada momento histórico, en cada pueblo y en cada cultura, según los valores o criterios determinantes de esa cultura. Es más, se sabe con seguridad que “Dios es un producto tardío en la historia de la religión” (G. Van der Leeuw, E. B. Taylor, Walter Burkert…), que, durante muchos miles de años, no pasó de ser un fenómeno consistente en una notable variedad de rituales, relacionados con la caza, el ciclo vital y la muerte (Ina Wunn, con abundante bibliografía).

Y, en segundo lugar, antes que de la “laicidad del Estado”, tenemos que hablar de la “laicidad del Evangelio”. ¿Por qué? Porque, en realidad, la vida pública de Jesús fue una serie ininterrumpida de continuos conflictos con los sacerdotes, con los doctores de la Ley, con los observantes fariseos, con el templo, con las observancias, normas y rituales religiosos, de forma que todo terminó en el enfrentamiento supremo y decisivo, que llevó a Jesús al tribunal religioso, a la condena a muerte y a la ejecución violenta en la cruz. Lo que nos lleva inevitablemente a la pregunta inquietante y peligrosa: ¿el Evangelio es un libro de religión o es la historia de un conflicto mortal con la religión de los rituales, del templo y de los sacerdotes? La respuesta más razonable a esta pregunta es decir que el Evangelio, antes que un “libro de religión”, es un “proyecto de vida”. Un proyecto centrado en la honradez, la honestidad, la bondad y la misericordia sin limitación alguna.

Por esto se puede afirmar que Jesús sacó la religión del templo. Y la puso en la vida, en la existencia humana, en la tarea incansable por humanizar este mundo, esta vida, la relación de cada cual con los demás. Para así contagiar felicidad, progreso, bienestar, igualdad y dignidad para todos. Si Dios y la religión no nos sirven para ser y comportarnos lo mejor posible unos con otros, sea cual sea la cultura y las tradiciones en las que cada cual ha nacido y se ha educado, entonces ¿para qué nos sirve Dios y de qué nos sirve la religión? ¡Es evidente que este proyecto se hace realidad más y mejor en una sociedad laica y en un Estado no confesional, que en una sociedad y un Estado que, desde una determinada confesión religiosa, actúa como un “sistema excluyente!, que inevitablemente divide, separa y confronta a la gente, constituyéndose en un factor de fanatismo y de violencia.

38 comentarios

  • Isidoro García

    Amigo Josela. De ir de adelante hacia atrás o de atrás hacia adelante hay mucha diferencia.

    Delante, en nuestro presente, y más en un presente, cada vez más cercano al futuro, tenemos el firme cimiento de la Ciencia, que nos da unas “seguridades”, que aunque siempre serán mejorables en el futuro, ya son suficientemente firmes, para entenderlo todo e interpretarlo todo mucho mejor.

    Y atrás, en la antigüedad, tenemos un panorama de referencias muy jugoso y aprovechable, pero repleto de tergiversaciones, errores más o menos interesados, y de subjetividades personales, mezclado con mensajes de sabiduría y verdad.

    Claro que el Jesús histórico es fundamental, y más para un cristiano que cree que Jesús, por su sabiduría y calidad personal ha sido proclamado como Jefe de la humanidad, el “Cristo”, por quien tiene autoridad para ello, el “Padre”.

    Por eso cuando digo que hay que dejar al Jesús histórico en paz, debería haber dicho hay que dejar en paz a las lecturas literales y acríticas del Jesús histórico, y reinterpretarlas con discernimiento, prudencia, saber, y algo de valentía y arrojo, pues en este proceso, va a haber mucha oposición y descalificaciones por parte de las personas sin suficiente visión cósmica de la jugada, y sin una visión dinámica del devenir de la historia.

    Al Jesús histórico, hay que tratarlo como a las bombas de mano: con mucho cuidadito.

    Y respecto al ¿qué más da?, referente a las circunstancias históricas personales de Jesús, habrá que hacer un esfuerzo muy fuerte, como apuntaba Castillo en su reciente libro, de humanizar, y “desendiosar” a Jesús. Y Jesús, como humano que fue, como todos, tuvo que vivir y lidiar con las circunstancias históricas que le tocaron, circunstancias, que nosotros no podemos juzgar desde las nuestras.

  • josela

    Mira por dónde, Isidoro, que los  sustanciosos comentarios que haces, a mí, personalmente, me hacen subrayar más y más en el interés por el “Jesús histórico”. Estoy completamente de acuerdo sobre lo que sugieres de las “subjetividades”…que  se trasvasan, se inyectan y se enzarzan en nuestras visiones de Jesús..incluyendo las subjetividades  subconscientes de poder,  ideologías e inculturaciones que puede haber debajo, vgr. de las decisiones del Concilio de Efeso, Calcedonia, etc…incluyendo las agendas secretas del Emperador Constantino….¡¡¡porque a  Jesús que no aparece identificándose con su Padre:(” Voy a mi Padre y a vuestro Padre”..”El padre es mayor que yo”..”El estar a la izquierda o a la  derecha en el Reino no es asunto mío, sino del Padre”),   le proyectemos una serie de esencias y substancias…dando la impresión de que sabemos de El más que El mismo, cuando ya nos había planteado y “tú..tú, quién dices que soy yo”..no, quien dice el concilio de Nicea, sino tú…”nos plantea la “sospecha” de las “subjetividades” que apuntas.. Yo sí le diría a Jesús:” Tú representas el rostro humano de Dios” y de cercanía” filial” en tí y contigo con el Padre…”Eso de”que hay que ir de adelante hacia atrás y no de atrás hacia adelante” ..bueno, sí y no, diría yo en mi pobre parecer..y éso de “¿qué más da”?, a mí sí me da..pero será cosa personal……

  • Isidoro García

    Amigo Josela: Cuando decía eso de que “dejemos al Jesús histórico en paz”, a lo que me refería es a que cuando no sabemos con una mínima seguridad cuál fue la figura histórica de Jesús, toda interpretación que hagamos no deja de ser una proyección subjetiva y personal de nuestro superyó ideal.

    No sabemos cómo fue Jesús en la historia, pero tenemos la idea de que fué lo máximo en bondad, en sabiduría, y en perfección moral. Entonces sacamos nuestros conceptos personales de bondad, sabiduría y perfección moral, les damos magnitud máxima y se los proyectamos a nuestra idea de Jesús.

    Toda esta reflexión parte de un postulado previo, que es como una barrera que nos separa a unos de otros sobre Jesús: que no conocemos bien la figura histórica de Jesús. Yo escribí este comentario, después de leer, unos comentarios de Piñero, que puse enlace y lo vuelvo a poner, en su blog de Religión digital, http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php/2016/05/05/roma-no-crucificaba-a-blasfemos-jesus-de

    En estos comentarios Piñero hace un estudio exhaustivo, (que recoge el de otros muchos teólogos anteriores), demostrando, que en los evangelios, a pesar de la enorme labor eliminatoria de todo vestigio anti romano en Jesús, muy posiblemente estuvo involucrado en un incidente armado que fue lo que desencadenó su ejecución (INRI).

    Sobre este tema del conocimiento histórico de Jesús, no olvidemos que como dice Piñero, citando a R. Armengol: “Igualmente opino que es sensata la observación de que “los evangelistas no fueron historiadores sino hombres de fe, teólogos que según manifiestan los exegetas actuales, atribuyeron a Jesús algunos dichos o concepciones que hoy en día casi nadie considera hechos históricos que se puedan a asignar al maestro de Nazaret. 

      Debe recordarse que los evangelios fueron escritos bastantes años después que las cartas de San Pablo y los evangelistas, sobre todo, Marcos y Juan fueron muy influenciados por la teología de Pablo en lo relativo a la soteriología, la salvación de las almas””. 

    Curiosamente el compañero Gonzalo Haya, en su comentario de 20 mayo 2016 at 10:37 am, por un lado dice: “(…) soy consciente de que es muy difícil determinar cuál fue el pensamiento de Jesús”.

    Y continúa con una idea lúcida y sabia: “¿Cada uno interpretamos un Jesús según el estadio de nuestra evolución espiritual y cultural? Ciertamente, y eso les sucedió a los cuatro evangelistas (y muchísimo más a los otros autores del Nuevo Testamento);…”

    Y continúa autocontradiciéndose: “… pero eso no quita que se pueda llegar a una comprensión suficientemente fundamentada del Jesús de Galilea”.

    Pone el dedo en la llaga de la cuestión: “Cada uno interpretamos un Jesús según el estadio de nuestra evolución espiritual y cultural”, que es una idea iluminadora de como realmente recreamos a Jesús histórico, según nuestra propia mirada cultural.

    Para que esto se produzca debe haber previamente una falta de documentación histórica, un vacío de la realidad jesuánica, que lo justifique. Si en su tiempo se hubiera rodado un documental histórico sobre Jesús, y Jesús hubiera escrito y publicado un libro, como los actuales, se podría enjuiciar su figura mejor o peor, pero tendríamos una idea clara de Jesús. (Napoleón, podrá gustar o no gustar, pero nadie se le ocurre decir que fue un químico famoso, o una bailarina de cabaret).

    Por eso decía “dejemos al Jesús histórico en paz”.

    Mi opinión teológica es que en esa “interpretación de Jesús según nuestra evolución espiritual y cultural”, que señala Haya, hay que ir de delante hacia atrás, y no de atrás hacia adelante.

    En vez de reinterpretar unos documentos inciertos y equívocos, los que creemos en Jesús, y no tenemos ninguna duda de su grandeza humana y de su gran papel en la historia cósmica de la humanidad, debemos proceder basándonos en terrenos firmes y ciertos: la Ciencia.

    Hoy día sabemos, como dice Ervin Laszlo: “Se ha dicho que la ciencia moderna ha destronado al hombre, confinandole en un pequeño planeta de un corriente sistema solar en un rincón de la galaxia. Pero la hipótesis evolucionaria vuelve a entronizar al hombre: no mira dónde estamos, sino quiénes somos”. 

    Sabemos que Jesús fue en la historia humana un personaje capital, pero también sabemos, (no queremos negar la evidencia, como avestruces), que por los designios superiores, no se nos ha dejado pruebas irrefutables de nada, y que somos nosotros los que tenemos que redescubrir a Jesús, con nuestro propio esfuerzo.

    Si como dice Lazslo, ya sabemos quiénes somos y donde estamos, tenemos que resituar a Jesús en la historia de la Humanidad, independientemente del papel anecdótico que le haya tocado jugar en su estancia en la vida biológica, papel igual de anecdótico al de todos los demás.

    En el calderoniano “Gran Teatro del Mundo”, a unos les toca ser Rey, y a otros ser mendigos, a unos ser un líder revolucionario anti romano en la Judea del s. I,  y a otros ser un Gandhi pacifista en la India del s. XX. ¿Qué más da?. Lo importante es que cada uno en sus circunstancias históricas y sociales, culturales, y de salud, cumpla lo mejor posible parte en la misión general de llevar a la Humanidad hacia la metamorfosis soñada, alcanzando un ideal de perfección y una sociedad justa, amable y feliz.

  • josela

    Se me hace fundamental y básico el diferenciar “laicidad y laicismo”, como lo detalla Castillo.Se agradece. Que el Papa lo haya audido, se agradece.  La “secularización” y el ” secularismo”, serían palabras análogas.  La “secularización” defenderia la autonomía y a libertad de las realidades temporales, el secularismo se situaría al nivel de la laicidad.El secularismo sería absolutizar la razón en su versión de observación y experimentación y cerrarse a  toda otra  ventana posible de experimentar ninguna  verdad. Mientras no se separen la religión y la política y no se continúe  permanentemente en discernir, en cada tiempo, su posible contagio, estamos ante el riesgo del fundamentalismo y de las ideologías más bastardas, contaminantes y manipuladoras. “A Dios, lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Desde ese punto de vista en la misma Iglesia se han dado contagios peligrosos…Y en el mundo musulmán ésto es pan de cada día. Se me hace que, para ellos, el Islám es religión, política, vida, todo a la vez sin distinción de continuidad. Y al que no está de acuerdo, fuera.No aceptan la dignidad de la libertad de conciencia personal. En Occidente harán como que se integran con la boquila…Pero ideológicamente no pueden integrarse, a juzgar por los presupuestos que uno, desde fuera, lo vislumbra.¿ La solución?…Mañana.Mientras no se acepte la libertad de conciencia y la separación de ámbitos, y se exija todo ello desde las autoridades internacionales, no hay nada que hacer¡¡¡¡Estaremos jugado al gato y al ratón..palabras..palabras..¡¡¡

    En alguna participación he leido  la frase de…”la acción de Cristo, sus órdenes mandadas e incoadas por El mismo”…Eso hay que verificar diferenciando las “mismísinas palabras de Jesús y sus correlatos analógicos posteriores en  la vía de la in culturación¡¡¡ Se me hace que Jesus da vida,  no precisamente órdenes.¡¡ Jesús, situado en el paradigma de su tiemo, sería laico. Y por otro lado, respiraría una sabiduría existencial de  espiritualidad total. En otro momento leo otro comentario  que dice, más o menos:” …aunque la teología cristiana lo niegue, el paso del tiempo provoca estragos en los evangelios, especialmente en la faceta moral..” Estoy completamente de acuerdo, especialmente al no diferenciar en particular en S.Pablo, lo  evangélico y lo que es inculturación, y como tal una teología paulina, como puede haber otras teologías…En otro comentario leo”..Dejemos al Jesus histórico en paz..” Yo no comulgo con esa idea. Estamos llamados a una continua necesidad de hermeneútica, de desmitologización  y de relativización de los paradigmas de inculturación de cada época. Por un lado, habrá que inculturarse y por el otro, relativizar y situar esa inculturación en su contexto..en permanente juego de dialécticas. Pero hay que dejar a Jesús que sea Jesús..A cada  creyente, se me hace, que no deja de interpelarnos cada día:¿”Quién dices que soy yo”..?..Hoy le podré dar una respuesta y, a lo mejor,mañana otra. Por ahí caminaría, se ne hace, la dignidad de la libertad de conciencia y de la fe existencial.

     

  • Jorge

    Me viene bien Isidoro esa distinción que haces de la espiritualidad laica de una parte y de otra la espiritualidad religiosa, aunque son ámbitos separados (pues no toda espiritualidad tiene que tener raíz religiosa), se pueden complementar. Incluso le añadiría un tercer ámbito, la espiritualidad de la trascendencia, pues en ésta tampoco tiene necesariamente que apoyarse o derivar de lo religioso y menos ser dependiente de una religión concreta. Y los tres ámbitos pueden complementarse y converger entre sí.
     
    Sobre la espiritualidad religiosa y la espiritualidad de la trascendencia hay una línea abierta por JM Arregi sobre la espiritualidad del siglo XXI. Si quieres y te apetece la continuamos allí. Aquí mejor tratar sobre la espiritualidad laica.
     
    Hablé hace unos días de que si se entiende la espiritualidad (laica) como fuerza, energía, ánimo, empuje,…  para hacer lo que hacemos, propuse que esa fuerza proviene de la fe y la esperanza que ponemos en ello, sea lo que sea. Entiendo que propones que no vale cualquier cosa en la que pongamos la fe, sino que esa cosa tiene que estar en relación con la sabiduría. Supongo que es mejor que la fe y la esperanza estén embebidas y conformadas con la sabiduría (laica), pues de ello es probable que surja un mayor vigor en la espiritualidad. Pero en mi opinión no necesariamente, quiero decir, que no niego la posibilidad de tener una gran fuerza espiritual en personas que no han alcanzado un alto grado de sabiduría. Sin embargo, lo contrario me parece más probable, es decir, las que tienen alto grado de sabiduría tienen por lo general un mayor vigor espiritual.
     
     
    Pienso que la sabiduría es algo distinto al conocimiento científico, más bien se relaciona con la filosofía (filo-Sofía). Claro que si la filosofía se dedica a construir sistemas conceptuales o racionales alejados del “saber vivir”, escaso vigor le proporcionará a la espiritualidad. Pienso que la sabiduría está en relación directa con el “saber vivir”, y existe mucha filosofía que lo toma como objetivo con muy diversas escuelas, algunas con muchos siglos de historia.

  • Isidoro García

    Vuelve el tema sobre la espiritualidad especialmente la llamada espiritualidad laica. Gonzalo habla de “El laico (…) siente y defiende una ética (espiritualidad)”.

    Y Asún constata que “se está degradando mucho la palabra espiritualidad,  haciéndola permanecer en una concepción dual,  perdiendo su esencia y su raíz,  la que hace vivir el día a día, con sus luces y sus sombras,… ”.

    Yo particularmente, soy partidario de reducir el término “espiritualidad”, a lo referente al “espíritu”, que para mí es un concepto fundamentalmente religioso  y por ello objeto de fe.

    Pero comúnmente se habla de espiritualidad, como lo referente a la actividad mental, en su faceta más elevada, y por ello para entendernos podríamos diferenciar entre espiritualidad mistérica o religiosa, y espiritualidad civil o laica.

    ¿A qué se suele llamar como espiritualidad laica?. Para no añadir un ladrillo más en el muro de la confusión reinante, podríamos decir que es algo como la tradicional “Búsqueda de la sabiduría”. O sea, el entender para luego atender.

    Esta definición tiene dos ventajas. La primera que es algo de finalidad eminentemente práctica, para vivir mejor, (atender). Decía Goethe: “Si nos aventuramos en el conocimiento y en la ciencia, lo hacemos tan sólo para regresar mejor equipados para la vida”.

    Y la segunda, que reitera su finalidad fundamentalmente cognitiva, (entender), aunque en los diferentes métodos de conseguir entender es en lo que se distinguen las diversas evoluciones que ha tenido la espiritualidad-filosabiduría.

    Profetizaba Simone Weil:

     “Hoy es precisa la espiritualidad que el momento presente exige, una espiritualidad nueva, también sin precedentes. Será un afloramiento, una creación, algo casi análogo a una nueva revelación del universo y del destino humano. 

          Será como dejar al descubierto una amplia porción de verdad y de belleza ocultas hasta ese momento por una densa capa de polvo… Una espiritualidad nueva es una creación prodigiosa”.

    Es la creación prodigiosa de la contínua búsqueda de la sabiduría, donde nuestros guías son los científicos y los sabios. Y posteriormente cuando se estudia en profundidad, se comprueba que es perfectamente coherente y no contradictoria con muchas de las enseñanzas y las revelaciones religiosas: de la espiritualidad trascendente.

    Solo que hay que saber reinterpretarlas con una nueva mirada. El reestudio, la nueva hermenéutica de las espiritualidades religiosas, a la luz de la ciencia moderna, es una labor apasionante, pues confirma muchas de las  intuiciones que siempre la humanidad ha tenido, y es la gran labor de la espiritualidad del siglo XXI.

    “La mística es la gran ciencia y el gran arte, el único capaz de sintetizar las riquezas acumuladas por las demás formas de la actividad humana”. (Teilhard de Chardin, 1923)

     

     

     

  • Román Díaz Ayala

    Jorge,

    Celebro que no hayas dado por agotado el tema y termines apuntalando lo que es una opción política  para España.

    La laicidad nació y tomó forma dentro de la filosofía política y de ahí empezó a tomar parte de las Teorías del Estado hasta convertise en un valor democrático en los ordenamientos jurídicos de la Europa Occidental. También entró en nuestra actual Constitución de 1978, aunque nó sin dificultades, pero algunos obstáculos fueron allanado por el entonces Cardenal Tarancón, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, en ese breve período en que el progresismo hacía presencia activa entre los obispos. Nuestro Constitución está llena de eufemismos jurídicos tal como llamar “no confesional a lo laical, o nacionalidades a lo que debíó ser llamado naciones.

    En cuanto al término laico para uso exclusivo de una clase dentro de la Iglesia Católica y así hacer una diferenciación con el clero, también fue otro tecnicismo que tiene mucho que ver con la Acción Católica y los movimientos apostólicos que fueron parejo con Doctrina Social de la Iglesia, dirigida a “los laicos”

    Con el auge de los movimientos apostólicos (JEC, JOC. y en España también la HOAC) se creó doctrina sobre el laicado que cristalizó en los años previos al Concilio y que tomó carta de naturaleza en el mismo, pero que al mismo tiempo, al ahondar en la doctrina, hizo innecesarios tales movimientos apostólicos. Piénsese que en aquel entonces eran concebidos como ” un brazo del episcopado”, y emancipados doctrinalmente de tal tutela ya no eran operativos para los obispos.

  • mª pilar

    Totalmente de acuerdo en:

    Que… El/los estados,  no pueden ni deben estar sometidos a ninguna ley o mandato religioso de ningún orden.

    Cada persona de manera íntima, puede tener una mirada concreta en estos temas, y solo se debe reflejar en su manera de actuar; eso quiere decir, que tiene que ser honesta, justa, y siempre al servicio del pueblo que ayuda a gobernar.

    La fe o creencias, es una cuestión totalmente personal.

    Pero… ¡Estamos tan lejos de esa realidad!

    Las religiones han estado interfiriendo e incluso gobernando en los/ 0 al menos en algunos estados… y la historia nos muestra, las barbaridades que se han llegado a consolidar.

    Hoy en la SER, durante un momento de su programación, han tocado el festival de Cans, y han citado algunos comportamientos de la iglesia católica no hace tanto tiempo… y es aberrante.

    Es sano, necesario y urgente, separar estas dos  instituciones totalmente por el bien de la humanidad.

    mª pilar

     

  • Jorge

    Continuando mi intervención de ayer debo aclarar el doble significado que tiene para mí el término “laico”. Laico es todo miembro de la Iglesia bautizado, que no ha recibido órdenes ni ha hecho votos, es decir, el que no pertenece al clero, pero puede manifestarse como una persona religiosa y activa dentro de la Iglesia. Sin embargo, cuando se habla de Estado laico o sociedad laica, en este contexto “laico/a” significa un Estado o sociedad no-confesional, es decir, no-religioso/a, estrictamente independientes de cualquier religión. Y esta independencia de las religiones con respecto al Estado, y del Estado con respecto a ellas, para mí es lo mejor, lo éticamente correcto.
     
    Las religiones que se ocupan del Estado como ha ocurrido en todas las grandes religiones, el judaísmo, el cristianismo, el islam, pero también las orientales, que apuntan a una teocracia uniformada y conformada bajo una ley divina, son totalitarismos que cercenan las libertades y los derechos de las personas que viven bajo su yugo. El Estado que se ocupa de la religión ejerce su poder en ella imponiendo sus criterios (como Constantino, y tantos y tantos otros…) perdiendo su necesaria independencia. Ni la religión puede meterse en asuntos de Estado, ni el Estado puede intervenir en asuntos religiosos, a menos que una religión actúe contra las leyes del Estado colocándose en la ilegalidad. Y los que vulneran la ley son llevados a los tribunales con toda justicia.
     
     
    El Estado puede promulgar leyes que se consideran contrarias a los criterios de una religión determinada. Por ejemplo, las leyes sobre el matrimonio homosexual, o las del aborto,…., sobre las que la jerarquía eclesiástica se ha manifestado radicalmente en contra. Por supuesto que puede manifestar lo que le dé la gana, está en su derecho, pero lo que no puede hacer es intentar saltarse los mecanismos democráticos imponiendo sus criterios particulares al Estado, por un supuesto poder sobre el mismo. Puede promover todas las campañas de disidencia que quiera, pero lo que no puede hacer es actuar contra las leyes del Estado, a menos que asuma su posición de ilegalidad por su objeción de conciencia y la posibilidad de ser llevados a los tribunales de justicia por trasgredir las leyes del Estado. Si una religión quiere modificar las leyes de un Estado democrático no le queda otro recurso que la vía parlamentaria. Formar grupos de opinión en los partidos políticos favorables a sus criterios, que sean suficientes para que en una ponencia  puedan ganarla en una votación parlamentaria. Si quieren mantenerse en la legalidad tienen que respetar, cumplir y hacer cumplir el resultado de la mayoría.
     
     
     
    Por la historia religiosa de España quiero un Estado laico y laicista como Francia. Es cierto que un laicismo radical de Estado cercena las libertades y derechos de los ciudadanos en materia religiosa. Tal vez lo mejor sería el Estado pluralista religioso que apoye y proteja todo tipo de religión con iguales derechos, con todas sus manifestaciones públicas que llenarían de colorido la sociedad, en sus múltiples y diversas expresiones culturales y cultuales, fiestas, artes…. Sin embargo, en España la sociedad escasamente puede considerarse pluralista en sentido religioso. En cuanto a religiones es abrumadoramente mayoritaria la religión católica. Si el Estado en lugar de promover el laicismo declarase una política abierta a la pluralidad religiosa, en realidad lo que estaría haciendo sería facilitar y promover el dominio y privilegio de una sola religión, la católica.

  • Asun Poudereux

     
    Sigo con gusto vuestros comentarios, y siento que todavía es muy fuerte el referente religioso, meollo de todo debate y discusión, que se resiste a aceptar los cambios sociales ya consumados, pero que sabe ser remanente influyente y “mutante”, como en el caso que nos ocupa, en el que  sitúa fuera de él al laico,  la laicidad y, por supuesto, el laicismo, induciéndonos a permanecer en un dualismo constante: El ser humano por una parte y la institución y el estado por otra, y por encima de todo lo que se cruce,  con sus leyes y sus normas.
     
    ¿Recordáis aquello que se decía de la monarquía, que era designio de Dios? Ahora se magnifica la ley, la constitución, la institución como elementos sagrados que piden por encima de cualquier otra cosa, sea razonable, solidaria, y calificada de antisistema, nuestra veneración.   
     
    Si partimos de los conceptos y ahí nos quedamos, no da para reflexionar mucho más, pues la religión nos separa en lugar de unirnos en lo que sobra y entorpece a la formación y desarrollo del ser humano de modo integrador, y, nos hará retomar nuevo,  tarde o temprano, el tema en unos meses como si nada se hubiera esclarecido en este momento. Es con lo que cuentan los ecos mediáticos de los que se sirve todo poder conservador  y reacio a los cambios de apertura y crecimiento en consciencia.  Que se hable de ellos,  suscitando controversias,  y mientras sea así,  se irá prolongando en el tiempo, confundiéndose en ser una  necesidad  perentoria e  interdependiente en este país.
     
    Ni el Estado ni la Iglesia española están preparados para ser lo suficientemente lúcidos, por tanto generosos, para dar el paso decisivo en el que se deje de privilegiar a las instituciones, religiosas y no religiosas, magnificadas con el tan pervertido “sin ánimo de lucro”,  a las élites, a las grandes empresas, a los partidos y demás colaboradores y consentidores de todo lo que ha venido corrompiendo y acaeciendo en la mal llamada democracia española, que se ha venido olvidando en qué consiste el bien común en todos los aspectos.
     
    Sí, también, se está degradando mucho la palabra espiritualidad,  haciéndola permanecer en una concepción dual,  perdiendo su esencia y su raíz,  la que hace vivir el día a día, con sus luces y sus sombras, en toda su realidad, cercano a los demás,  de modo sencillo, partiéndose, repartiéndose  y  compartiendo sin levantar obstáculos ni fronteras, y en donde hay espacio ilimitado para la dignidad de toda persona.
     
    Convendréis conmigo que es, este modo de ser y vivir, la base de la educación en consciencia en apertura a los demás reconociéndolos en uno mismo/a. Por lo que parece sería más acertado en una sociedad autónoma e independiente de lo religioso,  hablar de educar en interioridad, es decir, un espacio sin límite de inmersión y silencio, una práctica educativa de sumergirse en el interior sin interferencias, para descubrirse en lo que ya se es y somos, en toda su riqueza, bondad y potencialidad, distinta, múltiple y diversa,  en despliegue continuo de  consciencia,  reconociéndonos en cualquier otra persona, como, por ejemplo, nos muestra Jesús en el Evangelio y tantas otras experiencias universales de personas buenas y sabias,  en las que confluye el interser, y se hace realidad el intersomos, en la vida diaria de acogida, apoyo  y cuidado.
     

  • Gonzalo Haya

    En cada comentario encuentro observaciones que comparto y otras que me gustaría precisar, pero todo esto nos enredaría mucho. Creo que en el fondo el concepto de laico corresponde a una situación social que está evolucionando, y que todavía no ha logrado establecer una terminología adecuada, y menos aún comprendida y aceptada igualmente por todos. Quizás la cuestión radica en la distinción entre espiritualidad y religión. El laico prescinde (y desconfía, aunque no lo ataca) del entramado religioso, pero siente y defiende una ética (espiritualidad). Nuestra cultura occidental -al menos la élite cultural- está superando la etapa de las religiones (o está evolucionando hacia expresiones más libres y flexibles). Jesús mantuvo la espiritualidad de su pueblo (profecías y salmos, “en el principio no fue así”) pero se emancipó de su entramado religioso (el sábado, los alimentos impuros, la impureza legal de pecadores o paganos; Marcos insinúa que la maldición de la higuera simboliza la maldición del templo, aunque Mateo y otros discípulos parecen más conciliadores con el judaísmo). Por eso creo que lo que sabemos de Jesús puede servirnos de modelo en el momento actual de nuestra cultura para adoptar una actitud respecto a la religión. Una actitud que en el imaginario colectivo (sin mucha precisión) corresponde al término de “laico”.

  • Jorge

    Supongo que yo tengo la condición de laico en la Iglesia porque no pertenezco al clero, (¿dudas sobre el significado de laico?¿significa no religioso?).
    Dadas las relaciones históricas en España Iglesia-Estado, considero necesaria la discriminación positiva de laicismo, dados los privilegios que mantiene la Iglesia en España. Sin embargo, es una cuestión de derechos que tiene cualquier colectivo formalmente instituido, de expresión, reunión y manifestación pública, que están recogidos en la Constitución y que por tanto no pueden negarse. La cuestión entonces parece radicar, cuando un derecho se transforma en privilegio que discrimina a otros colectivos con iguales derechos.
     
    Por ejemplo, si se piensa que la enseñanza y adoctrinamiento religioso (cosa que me opongo por razones éticas), debe estar presente en los planes educativos, tendrían que estar presentes “todas” las confesiones religiosas, y también las anti-religiosas, lo contrario sería un privilegio y no ejercer un derecho. La discriminación positiva de laicismo consiste en suprimir ese privilegio. La financiación pública de una sola confesión religiosa es también un privilegio y no un derecho por las mismas razones. La manifestación pública de determinada religión, como procesiones y demás, junto a la exhibición de sus símbolos propios, si excluye el mismo derecho a las demás, no es un derecho sino privilegio. Por laicismo siendo católico apoyo la supresión de ese derecho. No el derecho a manifestar públicamente sus ideas, doctrina, ética,…… como un grupo de opinión entre los demás colectivos, sino de sus símbolos, ritos o culto.
     
     
    Además si hay templos cristianos tienen que haber también mezquitas, sinagogas, santuarios,….., que es el lugar propio de expresión del culto religioso sea cual sea. Éste es el respeto debido a las religiones por parte del Estado, mantener y proteger el derecho a la libertad religiosa y sus lugares de culto. Pero los ciudadanos no tienen porqué soportar obligadamente el culto de otras confesiones religiosas en sus manifestaciones públicas y mucho menos colaborar con sus impuestos al Estado en la financiación de una religión que no es la suya, o no tiene ninguna.

  • M.Luisa

    Suscribo este aspecto que sobre la laicidad  destaca el amigo Román. Pero entonces donde debe  inscribirse, a mi modo de ver,   el problema de la cual parte la laicidad es  ya desde aquel punto  controvertido que en su primer escrito D. José María se preguntaba   de si primero habría de ser la teología dogmática de Pablo o el anuncio evangélico. Pienso, entonces, que la laicidad vendría a ser consecuencia de aquella equivoca originaria  inversión de prioridades y  que, a la vez, se daría   el hecho de estar asumiendo    que en correspondencia a todo ello,  la prioridad de lo gratuitamente manifestado en la Buena Noticia no llevaba a construcción alguna doctrinal sino sencillamente a una experiencia que por ser humana venía a ser  laica y universal.

    Prueba de ello  tendríamos por parte del laicismo  otra experiencia humana que mostraría la negatividad de aquella primigenia  inversión de prioridades. Porque si  se admite  históricamente que  entre el significado de laicidad y el de laicismo  hay un mientras tanto,  entonces,   el laicismo con razón habría  venido mostrándose  en la historia de forma   antagónica y reaccionaria  con respecto a la religión.

  • Román Díaz Ayala

    Me remito al último comentario de Isidoro, porque observo que existe todavía un asunto al que no hemos prestado todavía su debida atención sobre el valor de la laicidad.

    La relación que hace de los hechos referidos a “nuestro momento histórico” se ajusta con bastante precisión a lo que analistas y estudiosos, no importa en qué campo militan o qué posturas toman, en plena coincidencia  han vinido en llamar el proceso de secularización de las sociedades modernas. Otra cosa sería la valoración que hace de tales datos y los juicios que emite en la búsqueda de las alternativas a seguir donde cada cual tiene ya sus alforjas llenas.

    Tal proceso de secularización es un fenómeno que se da en las sociedades europeas occidentales y se puede dar con el devenir del tiempo en los países de religión musulmana, pero ambas civilizaciones juntas, religiones con la creencia en el Dios único que se nos revela, ocupan menos de un tercio de la humanidad (Más de 7 mil millones en total) A las religiones les queda por delante un largo futuro, incluso dentro del cristianismo occidental que como base civilizatoria se reinventa así mismo.

    ¿Cuál es la dificultad, entonces? Que somos una religión profética y por lo tanto portadora de un mensaje. Eso de ser “una religión de masas” Es una contaminación cultural que nos ha costado muchísimos siglos de angustias, por “nuestras durezas de corazón” en la interpretación del misterio de Cristo.

    Visto así, la laicidad a la que ha llegado nuestra sociedad actual occidental es una bendición de Dios y un valor muy positivo a tener en cuenta, pues nos despoja de nuestras soberbias moral e intelectual. No es por la superioridad de una doctrina, ni por el magisterio de la Verdad, sino por el testimonio de una vida transformada tras el conocimiento de Cristo, es  como Dios quiere nuestra misión.

    “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea, se condenará”.  (Marcos 16,15)

  • Santiago

    CREO que se ha ido aclarando el verdadero sentido del término laico…y tomándome un poco de la variedad de vuestros comentarios considero que en sentido moderno, actualmente, el laicismo se puede interpretar como el respeto a la libertad de conciencia que en este sentido, y por lo que nos concierne, va mas allá de una estricta interpretación literal de la ley teocrática que regía en Israel en tiempos de Cristo. Por eso, en Jesús trascendía esta errónea exégesis superficial…Por otro lado, laico actualmente no significa una postura decididamente contra la religión…puedo ser laico y al mismo tiempo religioso…El laicismo de Jesús era, por decirlo así, “sui generis, un laicismo trascendentalmente universal que se extendía, por tanto, a TODOS…

    Por otro lado, coincido con Gonzalo que, existían suficientes “fundamentos” para lograr una interpretación del Jesús en la historia y en su su mensaje. DE hecho los Evangelistas y las Cartas Apostólicas dan testimonio de que ellos preservaron fielmente la enseñanza de Jesus a través de la costumbre del discipulado TALMID, donde el discípulo era el fiel reproductor de la vida y las enseñanzas del Maestro, tal y como hoy en día se realiza todavía en las escuelas rabínicas judaicas mas ortodoxas…PORQUE no solamente los discípulos mas íntimos tocaron, oyeron a Jesús en vida sino que después de resucitado palparon sus “manos y sus pies”, comieron y hablaron con El, y fueron instruídos en las cosas del “Reino” durante 40 días después del fenómeno de la Resurrección, base de la Iglesia primitiva del siglo I. Y finalmente dieron sus vidas confesando la misma FE del Evangelio que Jesús predicó durante su vida pública

    Fue, pues, Jesús mismo El que deseó esa participación de sus discípulos en su misión porque no solamente los “envió” como el Padre lo había enviado a El, sino que les ordenó bautizar con una fórmula triuna, a celebrar el Memorial de su Pasión, y además les concedió el don del Espíritu Santo para poder “perdonar pecados”, confirmar en la fe, expulsar demonios, curar enfermedades corporales y espirituales y continuar este ministerio sacramental, a través de ellos, hasta “la consumación de los siglos”.¿No es todo esta “acción” de Cristo, “sus órdenes”, mandadas e incoadas por El mismo?.  ES por eso que quien recibió “órdenes” participa efectivamente  de este “mandato” de Jesús, y este llamado es parte de su eterno sacerdocio..Jesús pues envió al mundo a sus discípulos (Juan 17,18) y los confirmó y los condujo a la “verdad completa” (Juan 16, 13) por medio del Espíritu Santo.

    Jesus es el sacerdote de la Nueva Alianza porque sacerdote es el que ofrece sacrificios y dones a Dios por los pecados, pero NO en el sentido del A.T., en el sentido tribal del levítico, sino que Jesús sacerdote del Novus Ordo, ya que el mismo sacerdote es el oferente y el ofrecido, es a la vez sacerdote y víctima voluntaria de amor, que es “propiciatoria” por nuestros “pecados y transgresiones”

    Cordiales saludos    Santiago Hernández

  • Isidoro García

    Lleva mucha razón Ana de que una mayoría de la sociedad, pasa de la religión, e incluso en la derecha española, mas de su mitad, (yo creo que 2/3), son laicistas, y eso se agudiza en los más jóvenes que son el futuro.

    Por eso el cristianismo, está en una tesitura, en que ante esta situación general, en el mundo moderno, o se enrocan en un integrismo sentimental y un literalismo evangélico tradicional, o se suman a la corriente racionalista y laicista, y prácticamente se disuelven en un humanismo laico, quedando reducido su cristianismo a algo testimonial, sentimental, y con algo de ritualidad social, (BBC =bodas, bautizos y comuniones).

    Otra alternativa, que es la de Francisco, es centrarse en las sociedades premodernas, que es donde aun tiene un buen mercado para su mercancía sacramental, primando la sentimentalidad sobre la racionalidad. (Hasta diría que siendo egoístas, no le interesaría a la Iglesia de Francisco, la inculturización y el progreso cultural de los pobres: sería su suicidio).

    Pero hay otra alternativa, intermedia, y es la de asumir la modernidad científica plena y sinceramente, al tiempo que se refunda el cristianismo.

    Escribe Rogeli Armengol en su libro “El mal y la conciencia moral”, una cosa que venía a cuento de la pasada polémica, aquí en Atrio, entre el cristianismo evangélico y el cristianismo paulino. Escribe Armengol:

    “La ideología teológica y moral de las iglesias cristianas contiene al menos tres capas, tres ideologías superpuestas no siempre acordes entre sí. Primero, la ideología originaria de Jesús, (según los evangelistas), segundo, la del Apóstol Pablo, que en parte se opone a la de Jesús y en tercer lugar la ideología creada, al menos desde el Concilio de Nicea en 325, por el magisterio de las iglesias cristianas a lo largo de su historia”.

    Se nos olvidó aquí en Atrio, ese factor “Tradición”, de la teología destilada los primeros siglos hasta Calcedonia, (451).

    Entonces esta refundación necesaria del cristianismo, consistiría, en releerlo todo, y adaptarlo todo mediante una reformulación del símbolo, de forma que sea compatible con la Modernidad actual.

    Se puede hacer, pero hay que entrar a saco, sin ataduras, y como os decía en algún momento, no es necesario dejar caer ningún dogma, simplemente reformularlos de una forma coherente con toda nuestra cosmovisión moderna.

    Este camino se hará en este siglo queramos o no, y todos los parches para evitarlo, son solo soplar contra el viento.

     «Siempre he considerado que la misión del escritor es prever con holgada anticipación lo que va a ser problema, años más tarde, para sus lectores y proporcionarles a tiempo, es decir, antes de que el debate surja, ideas claras sobre la cuestión, de modo que entren en el fragor de la contienda con el ánimo sereno de quien, en principio, ya la tiene resuelta». (Ortega y Gasset)

     

  • ana rodrigo

    Tienes razón, Román, en España hay bastante preocupación porque la Iglesia y la religión no se metan en cuestiones de derechos civiles adquiridos, así como hay una hipersensibilidad en la población creyente de que no se toque esa tradición de los derechos que la Iglesia ha adquirido, unos por el Concordato con el Vaticano, y otros porque “siempre ha sido así”.

    Cuando colisionan ambos intereses se arma mucho ruido en la calle y en determinada prensa. Estoy pensando en la asignatura de la educación para la Ciudadanía, asignatura totalmente inocua y muy necesaria para la educación, pero que los colegios religiosos consiguieron adaptarla a sus criterios y, por otra parte, la eliminación de la misma fue la primera decisión del gobierno de Rajoy a los pocos días de acceder al poder. No digamos de leyes como el aborto o los matrimonios homosexuales que quedaban en manos de ministros cuyas creencias religiosas las quería imponer como leyes civiles.

    Pero sigo pensando que estas diatribas las plantean instituciones, como los colegios religiosos, las familias y determinadas instancias ejecutivas, pero a la gente joven le preocupan muy poco, más bien es la generación que empuja por poner a cada cual en su sitio, la religión en el suyo y los poderes del estado en el suyo. Diríamos que crean tendencia hacia lo que debe ser.

  • Román Díaz Ayala

    Bien aclarado, pero la preocupación por la laicidad sí esta muy presente en el ámbito político y social aquí en España, y de suyo forma parte de los programas políticos con el que concurren  por segunda votación en estas elecciones muchos de los partidos políticos. Unos porque consideran que la iglesia no ha respetado, ni ofrece señales de hacerlo la no confesionalidad de la Constitución y otros, porque consideran que el principio de laicidad no está suficientemente explícito en la Constitución, con el reconocimiento que hace  de la Religión Católica,. Los años 2004 y 2.005 (Gobernaba el PSOE con Zapatero de Presidente) fueron de una beligerancia extrema de la Conferencia Episcopal a causa de las leyes por las libertades individuales. EL PP de Mariano Rajoy tuvo sus idas y venidas a vueltas con la Ley del Aborto.

    Por supuesto que entonces aquí estoy usando laicidad en términos jurídicos políticos en la primera acepción de la RAE.

    Decir que Jesús era laico sigue siendo una figura retórica  para rellenar consideraciones teológicas actuales.

  • ana rodrigo

     
    Creo que este tema tema o bien se puede simplificar en dos renglones, o bien se puede entrar en alguna explicación más compleja. Y, todo, como se ha dicho anteriormente utilizando la misma terminología aplicada a los mismos conceptos.
     
    Si consultamos el RAE nos dice sobre la palabra laico:
     
    1. adj. Que no tiene órdenes clericales.
     
    2. adj. Independiente de cualquier organización o confesión religiosa.
     
    Teniendo esto en cuenta, la cuestión se terminaría en lo ya tan repetido: Jesús no fue clérigo ni quiso saber nada de ello, por tanto fue laico. Sin embargo no se puede decir que por eso fuese un laico en el sentido moderno ya que no era independiente de la religión judía aunque promoviese determinados e importantes cambios y hasta por alguno de ellos le asesinaran. Pero era un hombre religioso. Esto tiene utilidad en el sentido teológico.
     
     En la sociedad católica occidental habitualmente se ha utilizado el término laico en el primer sentido de la definición que nos propone el RAE, sobre todo en uso interno dentro de la Iglesia.
     
    Últimamente, en este mismo ámbito eclesial, ya se aplica a la sociedad en su conjunto, o al estado, con la segunda de las acepciones del RAE.
     
    Pero esta preocupación por la laicidad en la sociedad sigue estando en la Iglesia más que en la sociedad.
     
    También es conveniente observar que esta terminología no es algo estático teniendo en cuenta la enorme dinámica social del momento histórico que vivimos.
     
    Hablamos de una sociedad en tránsito desde conceptos clásicos de religión-no religión, a otra sociedad en la que la religión importa poco o nada a generaciones enteras que viven inmersas en un mundo autónomo, ni clerical ni anticlerical, sencillamente indiferente, siempre y cuando la religión no le pise su terreno.
     
    Así pues ¿en qué sentido pedimos una Iglesia laica y una sociedad laica? Yo creo que para mis hijas o sobrinos o familiares jóvenes este discurso, debate o preocupación le deben parecer discusiones bizantinas.
     
     
     

  • Román Díaz Ayala

    Gracias por el aviso, Oscar,

    quizás algunas otras personas se animen a tomar posturas, El comentario de isidoro que tú citas va muy en su línea y que adivino se aproxima muy mucho a lo que tu sostienes. Que manifieste Isidoro que a Jesús no se le puede colgar lo de “laico” porque Jesús y los Evangelios están por el establecimiento de un Reino Teocrático  se hacían misas en la Cibeles como demostración de la prevalencia de  para un punto de vista muy perspicaz, y tambien que nos introduzca estableciendo que andamos en la búsqueda de la laicidad como un bien deseado.

    que quiera comparar la ética actual considerando que es de más valor que la del Evangelio, que vuelva al latiguillo ahora tan común de que Jesús y Pablo tenían doctrinas distintas, pues, ésa es su postura que conocemos y que respetamos, lo cual no quiere decir que estemos de acuerdo.  Aunque estemos también de acuerdo que “hasta hace cinco años” se oficiaban misas públicas en la Cibeles como demostración de dominio sobre la sociedad civil, no quiere decir que hayamos estando comulgando con el confesionalismo. Entiendo también, desde su perspectiva, que considerado el Evangelio de Jesús como una doctrina realizada “con moral de guerra” dadas las especiales circunstancias de la Palestina del siglo I, y que suprimida,  de su horizonte espiritual la presencia de un Dios Creador y Benevolente, busque y encuentre otros fundamentos para una ética pública y privada.

  • oscar varela

    Hola!

    Luego de la interesante propuesta comprensiva de Isidoro pensé que los tiros iban a ir por ese lado; que sería “más-laico”.

    Pero pareciera que al Cumpa Román -como a don Castillo- le parece mejor “panquequear” inseguros textos con-sagrados.

    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • Román Díaz Ayala

    Eloy, partamos de la base de que un mismo vocablo puede ser utilizado para explicar dos cosas muy distintas, aceptemos tambien que de un mismo vocablo y señalando una de las dos cosas, esta misma cosa tenga a su vez distintas acepciones (que es pero que no es porque yo quiero decir algo también distinto)

    Aclaremos conceptos: que

    Jesús haya sido laico en el ámbito de su religión sólo queremos decir que no era sacerdote, ni pertenecía a la tribu de Leví, la tribu sacerdotal.

    que,

    siguiendo en el ámbito “de la religión católica” existe un clero y un laicado. Según la teología católica el sacerdocio “católico” es participación del sacerdocio de Cristo. Y el clero está formado por sacerdotes y además por personas que mediante unos votos hacen profesión religiosa aunque no lleguen al sacerdocio., pero reciben ordenes ( hay órdenes mayores y órdenes menores) Resulta una copia de la Tribu de Leví.(Sólo hombres, pues se excluyen las mujeres) Las mujeres pueden profesar también pero pertenecen al ¨´ámbito de los religiosos. Hombres y mujeres están unidos por una reglas, unos votos y una comunidad, pero sin recibir órdenes, no son del clero, pero gozan del estado de perfección En los “estados de perfección” que es como así se llaman, existen categorías como podrás observar.

    La base o categoría más baja está el pueblo llano, o sea los laicos y laicas. Luego el estamento religioso y arriba el clero con su jerarquía.

    El mundo occidental entró hace algunos siglos en un proceso de secularismo, es decir, de apartamiento de la religión que obedecía a una nueva concepción del mundo y del ser humano, radicalmente opuesta a la tradición de la Cristiandad Medieval A la sociedad resultante se la denominó laica donde la realidad de Dios pasó a ser una smple hipótesis explicativa porque el humano moderno apoyándose en la ciencia y en la razón busca sentido a la existencia humana dentro del contexto de este mundo, y no en lo sobrenatural.

    La sociedad laica es secular y profana teniendo al ser humano por su centro y su base. Claro que tiene una ética y no carece de valores, pues busca la plena realización del ser humano pero dentro de este mundo.

    ¿Qué está pasando ahora?

    Que está existiendo un nuevo despertar de la espiritualidad, que no se ve como un producto de la religión, sino como una dimensión del ser humano en sí, una apertura a “la trascendencia”, pero no entendida tal como el ámbito de las realidades divinas, sino como un mundo inexplorado porque la razón no ha respondido a todas las preguntas últimas del ser humano. A esas nuevas corrientes se apuntan personas que militando en la religión, creen sinceramente que tal religión no llenaba estas inquietudes y ahora la califican como “mala”, un mal efecto de las búsquedas humanas, especialmente las religiones históricas y organizadas a las que acusa de males tales como el dogmatismo, o de haber elaborado estructuras injustas.

    El  movimiento hacia el Jesús histórico tiene mucho de esto. No podemos extrañarnos de que existan intentos de homologar a Jesús con el  de laicidad actual en la aceptación de sus valores.

     

  • Román Díaz Ayala

    Creo que Gonzalo acaba de darnos una pista  para dar con la clave del asunto. ¿en qué sentido podemos decir que Jesús fue laico? él hace dos indicaciones: primero que Jesús muestra unas actitudes de independencia con respeto al estamento religioso aunque no creo que hasta el extremo de oponerse a la religión del pueblo a quien acompañaba en sus manifestaciones y era asiduo de la sinagoga y el Templo. Al fin y al cabo la religión de Israel era la religión de Su Padre y el era el profeta que habría de venir para enseñarnos todas las cosas. Era respetuoso con la Ley, se consideraba su íntérprete autorizado. Exigía lo mismo: “Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”(Mateo 5,20-48) “¿Por qué transgredís  el mandamiento de Dios por vuestra tradición?” (Mateo 15,3) y cita frecneutemente Las Escrituras: “Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, pues enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.” ( Salmo 78, 36 . Isaías 29,13)

    “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan, pero no imtéis su conducta, porque dicen y no hacen” (Mateo 23,3)

    Entonces, podemos seguir insistiendo; ¿en qué sentido Jesús “es” laico? Pues en que el sacerdocio ministerial de la Iglesia Católica es una mera copia del lévítico, y así mismo “la clerecía” carece de fundamento evangélico. Tal “sacramento” de hombres a los que se le impone el celibato es producto de una tradición teológica sin base novotestamentaria. El salmo 16,5, “Yahvé es la parte de mi herencia y de mi copa, tú aseguras mi suerte: me ha tocado un lote precioso, me encanta mi heredad”, es patrimonio de todo el Pueblo de Dios.

    Creo que José María Castillo se quedó a medio camino de lo que quería  decir.

  • ELOY

    Gracias Gonzalo por tu aportación.

    Me parece no solo claro sino también muy válido tu punto de vista, que en general comparto.

    De tu comentario quisiera comentar dos ideas:

    Primera:

    << Si para tratar de un tema tuviéramos que esperar a tener “claros y bien definidos” todos los hechos y conceptos, entonces tendríamos que permanecer callados sobre todos los temas importantes. >>

    Totalmente de acuerdo.

    Además esta idea me ayuda a “reconciliarme” conmigo mismo y, aceptando mis carencias atreverme a opinar. en tantos temas de los que se muy poco.

    Segunda.

    << Jesús fue un laico por su independencia respecto a la religión tradicional de su pueblo pero, precisamente por su profundo humanismo, se sintió enviado de Dios para promover una sociedad más justa y fraternal. Será opinable si eso responde al concepto de laico, pero creo que responde a lo que hoy se espera de un laico socialmente responsable.>>

    Pregunto:

    1 ) ¿ Podemos generalizar el concepto de “laico” a todo el o la que promueve una sociedad más justa y fraternal ?

    2) ¿El concepto de “laico” equivale a “ciudadano”  socialmente responsable?.

    Yo contrapondría el concepto de “laico” al de “eclesiástico”.

    Y en ese sentido, como tu señalas, Jesús sería “laico”.

    Pero la parte final de tu comentario no la veo, porque la “exigencia” que actualmente se puede hacer a un “laico” socialmente responsable es la que se puede y debe hacer a cualquier ciudadano, sea “laico” o “eclesiástico”. ¿O no?.

    Un saludo.

     

     

     

     

  • Gonzalo Haya

    En los comentarios a este artículo de Castillo observo, como dice Román, una gran confusión debida al significado que cada uno atribuye a las palabras que se manejan, porque esos conceptos están evolucionando en la sociedad. Por mi parte estoy de acuerdo con el pensamiento central que expone Catillo, aunque no con algunas de sus expresiones. Creo que podemos hablar de un Jesús laico, y es importante hacerlo, pero soy consciente de que es muy difícil determinar cuál fue el pensamiento de Jesús. ¿Cada uno interpretamos un Jesús según el estadio de nuestra evolución espiritual y cultural? Ciertamente, y eso les sucedió a los cuatro evangelistas (y muchísimo más a los otros autores del Nuevo Testamento); pero eso no quita que se pueda llegar a una comprensión suficientemente fundamentada del Jesús de Galilea. Si para tratar de un tema tuviéramos que esperar a tener “claros y bien definidos” todos los hechos y conceptos, entonces tendríamos que permanecer callados sobre todos los temas importantes. Jesús fue un laico por su independencia respecto a la religión tradicional de su pueblo pero, precisamente por su profundo humanismo, se sintió enviado de Dios para promover una sociedad más justa y fraternal. Será opinable si eso responde al concepto de laico, pero creo que responde a lo que hoy se espera de un laico socialmente responsable.

  • Santiago

    PERO Dios no es una mera abstracción psicológica hecha a través de la historia. El mero hecho de poder pensar en El como ser trascendente es un don de la razón humana que trasciende ya que somos nosotros los únicos seres con ese privilegio  ya que El “puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas (Rom. 1, 20) (Conc. Vatican II Constitución sobre la divina Revelación citando  No 6, pag 128 BAC citando al Vat. I)

    Es por eso que Dios en su libertad “eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Si mismo, y sus divinos designios a través de la historia” (V.II, L. Gent. No 9) y “últimamente, en estos mismos días nos ha hablado por su Hijo” (Hebr. 1,1-2). Es por eso, que el enfrentamiento de Jesús con los “doctores de la Ley” no es un rechazo a la religión infundida por Yahvé a su pueblo Israel, ya que El no vino a “destruir la Ley ni a los profetas” sino a completarla, a definirla y a darle el verdadero sentido del amor del Padre…Jesus afirma que no vino a cambiar ni una sola “letra” de la Ley….Quiso, pues, darle el sentido del amor profundo que Dios sintió por sus seres creados y que ciertos miembros del judaísmo habían deformado hasta convertirlo en apariencias de la bondad de Dios.

    El Evangelio no es simplemente “un proyecto de vida”…porque Jesús es la verdadera Revelación de Dios..El que ES,… está también en  Cristo Jesús…El es la el camino y la verdad….Esta verdad ESTÁ afirmada en la Iglesia con la venida del Espíritu Santo para que no pueda caer en el error confundir cual es el verdadero camino del Amor…Por eso fue necesario que EL “se fuera” para que el Paráclito viniera a nosotros a preservarnos del camino del mal y del error esencial…Es el mismo Jesús quien vive “en” la Iglesia…y que se encuentra por encima de toda laicidad y de toda falsa religión ya que El es capaz de abarcarlo todo en Su misma misericordia..

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

  • Santiago

    PERO Dios no es una mera abstracción psicológica hecha a través de la historia. El mero hecho de poder pensar en El como ser trascendente es un don de la razón humana que trasciende ya que somos nosotros los únicos seres con ese privilegio  ya que El “puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas (Rom. 1, 20) (Conc. Vatican II Constitución sobre la divina Revelación citando  No 6, pag 128 BAC citando al Vat. I)

    Es por eso que Dios en su libertad “eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Si mismo, y sus divinos designios a través de la historia” (V.II, L. Gent. No 9) y “últimamente, en estos mismos días nos ha hablado por su Hijo” (Hebr. 1,1-2). Es por eso, que el enfrentamiento de Jesús con los “doctores de la Ley” no es un rechazo a la religión infundida por Yahvé a su pueblo Israel, ya que El no vino a “destruir la Ley ni a los profetas” sino a completarla, a definirla y a darle el verdadero sentido del amor del Padre…Jesus afirma que no vino a cambiar ni una sola “letra” de la Ley….Quiso, pues, darle el sentido del amor profundo que Dios sintió por sus seres creados y que ciertos miembros del judaísmo habían deformado hasta convertirlo en apariencias de la bondad de Dios.

    El Evangelio no es simplemente “un proyecto de vida”…porque Jesús es la verdadera Revelación de Dios..El que ES,… está también en  Cristo Jesús…El es la el camino y la verdad….Esta verdad ESTÁ afirmada en la Iglesia con la venida del Espíritu Santo para que no pueda caer en el error confundir cual es el verdadero camino del Amor…Por eso fue necesario que EL “se fuera” para que el Paráclito viniera a nosotros a preservarnos del camino del mal y del error esencial…Es el mismo Jesús quien vive “en” la Iglesia…y que se encuentra por encima de toda laicidad y de toda falsa religión ya que El es capaz de abarcarlo todo en Su misma misericordia..

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

  • Santiago

    PERO Dios no es una mera abstracción psicológica hecha a través de la historia. El mero hecho de poder pensar en El como ser trascendente es un don de la razón humana que trasciende ya que somos nosotros los únicos seres con ese privilegio  ya que El “puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas (Rom. 1, 20) (Conc. Vatican II Constitución sobre la divina Revelación citando  No 6, pag 128 BAC citando al Vat. I)

    Es por eso que Dios en su libertad “eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Si mismo, y sus divinos designios a través de la historia” (V.II, L. Gent. No 9) y “últimamente, en estos mismos días nos ha hablado por su Hijo” (Hebr. 1,1-2). Es por eso, que el enfrentamiento de Jesús con los “doctores de la Ley” no es un rechazo a la religión infundida por Yahvé a su pueblo Israel, ya que El no vino a “destruir la Ley ni a los profetas” sino a completarla, a definirla y a darle el verdadero sentido del amor del Padre…Jesus afirma que no vino a cambiar ni una sola “letra” de la Ley….Quiso, pues, darle el sentido del amor profundo que Dios sintió por sus seres creados y que ciertos miembros del judaísmo habían deformado hasta convertirlo en apariencias de la bondad de Dios.

    El Evangelio no es simplemente “un proyecto de vida”…porque Jesús es la verdadera Revelación de Dios..El que ES,… está también en  Cristo Jesús…El es la el camino y la verdad….Esta verdad ESTÁ afirmada en la Iglesia con la venida del Espíritu Santo para que no pueda caer en el error confundir cual es el verdadero camino del Amor…Por eso fue necesario que EL “se fuera” para que el Paráclito viniera a nosotros a preservarnos del camino del mal y del error esencial…Es el mismo Jesús quien vive “en” la Iglesia…y que se encuentra por encima de toda laicidad y de toda falsa religión ya que El es capaz de abarcarlo todo en Su misma misericordia..

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

  • Santiago

    PERO Dios no es una mera abstracción psicológica hecha a través de la historia. El mero hecho de poder pensar en El como ser trascendente es un don de la razón humana que trasciende ya que somos nosotros los únicos seres con ese privilegio  ya que El “puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas (Rom. 1, 20) (Conc. Vatican II Constitución sobre la divina Revelación citando  No 6, pag 128 BAC citando al Vat. I)

    Es por eso que Dios en su libertad “eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Si mismo, y sus divinos designios a través de la historia” (V.II, L. Gent. No 9) y “últimamente, en estos mismos días nos ha hablado por su Hijo” (Hebr. 1,1-2). Es por eso, que el enfrentamiento de Jesús con los “doctores de la Ley” no es un rechazo a la religión infundida por Yahvé a su pueblo Israel, ya que El no vino a “destruir la Ley ni a los profetas” sino a completarla, a definirla y a darle el verdadero sentido del amor del Padre…Jesus afirma que no vino a cambiar ni una sola “letra” de la Ley….Quiso, pues, darle el sentido del amor profundo que Dios sintió por sus seres creados y que ciertos miembros del judaísmo habían deformado hasta convertirlo en apariencias de la bondad de Dios.

    El Evangelio no es simplemente “un proyecto de vida”…porque Jesús es la verdadera Revelación de Dios..El que ES,… está también en  Cristo Jesús…El es la el camino y la verdad….Esta verdad ESTÁ afirmada en la Iglesia con la venida del Espíritu Santo para que no pueda caer en el error confundir cual es el verdadero camino del Amor…Por eso fue necesario que EL “se fuera” para que el Paráclito viniera a nosotros a preservarnos del camino del mal y del error esencial…Es el mismo Jesús quien vive “en” la Iglesia…y que se encuentra por encima de toda laicidad y de toda falsa religión ya que El es capaz de abarcarlo todo en Su misma misericordia..

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

  • Santiago

    PERO Dios no es una mera abstracción psicológica hecha a través de la historia. El mero hecho de poder pensar en El como ser trascendente es un don de la razón humana que trasciende ya que somos nosotros los únicos seres con ese privilegio  ya que El “puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas (Rom. 1, 20) (Conc. Vatican II Constitución sobre la divina Revelación citando  No 6, pag 128 BAC citando al Vat. I)

    Es por eso que Dios en su libertad “eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Si mismo, y sus divinos designios a través de la historia” (V.II, L. Gent. No 9) y “últimamente, en estos mismos días nos ha hablado por su Hijo” (Hebr. 1,1-2). Es por eso, que el enfrentamiento de Jesús con los “doctores de la Ley” no es un rechazo a la religión infundida por Yahvé a su pueblo Israel, ya que El no vino a “destruir la Ley ni a los profetas” sino a completarla, a definirla y a darle el verdadero sentido del amor del Padre…Jesus afirma que no vino a cambiar ni una sola “letra” de la Ley….Quiso, pues, darle el sentido del amor profundo que Dios sintió por sus seres creados y que ciertos miembros del judaísmo habían deformado hasta convertirlo en apariencias de la bondad de Dios.

    El Evangelio no es simplemente “un proyecto de vida”…porque Jesús es la verdadera Revelación de Dios..El que ES,… está también en  Cristo Jesús…El es la el camino y la verdad….Esta verdad ESTÁ afirmada en la Iglesia con la venida del Espíritu Santo para que no pueda caer en el error confundir cual es el verdadero camino del Amor…Por eso fue necesario que EL “se fuera” para que el Paráclito viniera a nosotros a preservarnos del camino del mal y del error esencial…Es el mismo Jesús quien vive “en” la Iglesia…y que se encuentra por encima de toda laicidad y de toda falsa religión ya que El es capaz de abarcarlo todo en Su misma misericordia..

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

  • Santiago

    PERO Dios no es una mera abstracción psicológica hecha a través de la historia. El mero hecho de poder pensar en El como ser trascendente es un don de la razón humana que trasciende ya que somos nosotros los únicos seres con ese privilegio  ya que El “puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas (Rom. 1, 20) (Conc. Vatican II Constitución sobre la divina Revelación citando  No 6, pag 128 BAC citando al Vat. I)

    Es por eso que Dios en su libertad “eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Si mismo, y sus divinos designios a través de la historia” (V.II, L. Gent. No 9) y “últimamente, en estos mismos días nos ha hablado por su Hijo” (Hebr. 1,1-2). Es por eso, que el enfrentamiento de Jesús con los “doctores de la Ley” no es un rechazo a la religión infundida por Yahvé a su pueblo Israel, ya que El no vino a “destruir la Ley ni a los profetas” sino a completarla, a definirla y a darle el verdadero sentido del amor del Padre…Jesus afirma que no vino a cambiar ni una sola “letra” de la Ley….Quiso, pues, darle el sentido del amor profundo que Dios sintió por sus seres creados y que ciertos miembros del judaísmo habían deformado hasta convertirlo en apariencias de la bondad de Dios.

    El Evangelio no es simplemente “un proyecto de vida”…porque Jesús es la verdadera Revelación de Dios..El que ES,… está también en  Cristo Jesús…El es la el camino y la verdad….Esta verdad ESTÁ afirmada en la Iglesia con la venida del Espíritu Santo para que no pueda caer en el error confundir cual es el verdadero camino del Amor…Por eso fue necesario que EL “se fuera” para que el Paráclito viniera a nosotros a preservarnos del camino del mal y del error esencial…Es el mismo Jesús quien vive “en” la Iglesia…y que se encuentra por encima de toda laicidad y de toda falsa religión ya que El es capaz de abarcarlo todo en Su misma misericordia..

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

  • Isidoro García

    El tema de la laicidad, que plantea Castillo, es un tema que tiene un trasfondo, que permanece oculto, pero cuya contemplación en primera fila, arroja luz a esas recientes  “ansias” de laicidad.

    Esas ansias de laicidad, le hacen a Castillo desvariar hablando de laicidad del evangelio, cuando el mensaje básico de la Buena Nueva es la inminencia de la llegada de un Estado teocrático, con la intervención directa de Dios y de sus ángeles. ¿Laicidad?. ¿Dónde?

    Pero ¿qué es lo que lleva a Castillo, a esa defensa de la laicidad, y que ha llevado al Papa Francisco a defender la laicidad del espacio público?.

    Ayer casualmente estuve leyendo unas entradas, (11), en el blog de Antonio Piñero, comentando el reciente libro de Rogeli Armengol, “El mal y la conciencia moral”, en la que entre otras cosas, analiza la moral del Jesús evangélico.

    http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php/2016/04/28/p383815#more383815

    Piñero en un análisis exhaustivo (fruto de sus muchos saberes, libros y lecturas), expone cómo el Jesús de los evangelios es una persona de actuación moral mucho más compleja, que la figura “gandhiana”, y pacifista que posteriormente se le ha querido dar.

    Incluso en las versiones de unos evangelistas, que pretendieron ante todo evitar connotaciones antirromanas en Jesús, no pudieron tapar una realidad histórica tan compleja, que acabó dando lugar a una terrible guerra de independencia que duró cuatro años.

    En palabras de Piñero, Armengol en su libro realiza “una búsqueda de una ética universal que no se basa propiamente en la ética religiosa de Jesús, sino en razonamientos autónomos humanos”.

    Porque Armengol, aunque no esté de acuerdo con Piñero, en muchas de sus apreciaciones de un Jesús filozelote, sí que opina en un párrafo de la p. 17 de su libro:

    “El Maestro del Evangelio, como le llamaba Kant, fue un profeta que quiso reformar la teología y la ética judía y las hizo más humanas al acercarse siempre, en nombre de un Dios amoroso, a los pobres, desvalidos y dolidos. Luego Pablo, quizá sin proponérselo, fundó una nueva religión”.

    En resumen, aunque la teología tradicional cristiana lo niegue, el paso del tiempo, está provocando estragos en los evangelios, especialmente en su faceta moral.

    Por dos razones. La primera porque en muchos casos la moral evangélica es una moral de “guerra”, de una sociedad que estaba en puertas de una inminente revolución teocrática, en la que Dios en persona iba a tomar las riendas de la actuación política y militar.

    Y la segunda, porque aún olvidando la moral escatológica del acontecimiento mesiánico, dos mil años de cultura han producido unos avances morales en la cultura moderna, que ha sobrepasado en muchos términos, la moral dudosa y equívoca de un Jesús evangélico, hombre sabio, en la sociedad judía de hace dos mil años.

    Hoy la Iglesia, ya no tiene argumentos para fundamentar el comportamiento humano deseable, en unos evangelios, donde se habla de un Dios que amenaza una y otra vez a los que no sean de los suyos, con fuegos eternos.

    Además la moral evangélica revienta por todas sus costuras: moral sexual, papel de la mujer, esclavitud, endemoniados por doquier, con la correspondiente demonización del mal, etc. En resumen una moral de hace dos mil años, que aunque supusiera cierto avance respecto a su época, es inasumible en los tiempos modernos y democráticos.

    La Iglesia se resiste a aceptar estos planteamientos teóricos, pues una vez más, pone sus defensas donde no son necesarias como ha hecho tantas veces en el pasado, con el geocentrismo, la democracia, la evolución, la nueva psicología, etc.

    No quiere aceptar que el “precio” de una supuesta “Encarnación” en un momento histórico concreto, (hace 2.000 años), hace precisa una relativización de todo lo que se dijo y se escribió en esa época, que ya necesariamente ha quedado obsoleto.

    Pero aunque en teoría no se cede, el desfase práctico es tan profundo y palpable, que no se puede aguantar más, si no quieren verse reducidos a una secta marginal, sin influencia alguna en el mundo moderno.

    Y de ahí vienen ahora esas proclamas de la conveniencia de la laicidad de la sociedad, aceptando indirectamente y con la boca pequeña, que la Moral universal se base en la Ciencia y no en el Catecísmo. Y esto cuando solo hace cinco años, se hacían misas cada año en la plaza de Cibeles, cortando el tráfico y lo que fuera, para “marcar paquete” en la sociedad española.

    En resumen, bien está lo que bien acaba. Pero empecemos por reconocer todos, que la moral universal, tiene que venir apoyada en los conocimientos que tenemos, en una concepción del hombre, basada en la psicología moderna, y no en las filosofías griegas, y además apoyando el proceso de desarrollo de la especie humana en el ámbito evolutivo en el que estamos embarcados dentro del proceso general de Evolución del Universo.

    Para ello hay que reinterpretar las supuestas palabras de Jesús, a la luz de la Ciencia actual, y no al revés. Hay que reconocer la realidad, y repensar el cristianismo más allá de los detalles históricos del supuesto Jesús descrito en unos evangelios escritos por humanos.

    El peligro, es que unos y otros,  prefieren negar la mayor, y hacer una “lectura” parcial e interesada, negando incluso las evidencias evangélicas y proyectando a un Jesús ideal, según la visión actual de cada uno.

    Unos los conservadores, lo ven a su modo tradicional, y los progresistas, lo ven al suyo, proyectando una imagen irreal, en función de su ideal personal, de un Jesús sindicalista, revolucionario, un Ché Guevara de su época, que haría piquetes antidesahucio en Judea.

    Tan irreal es una visión como la otra. Dejemos al Jesús histórico en paz, (en muchos aspectos contradictorio y hasta escandaloso), y repensemos, qué habría dicho y cómo habría actuado Jesús en la época actual con los conocimientos actuales.

    (Recomiendo leer las 11 entradas de Piñero sobre el tema, son muy esclarecededores).

     

     

     

     

  • Román Díaz Ayala

    Yo observo que el mundo se ha vuelto extraordinariamente complejo, y no solamente en las formas de relación, sino incluso también en el lenguaje, y Atrio es un reflejo de lo mismo.

    La facilidad de comunicación, el soporte utilizado y su extensión hace que personas que antes se relacionaban en círculos más reducidos utilizaran un mismo lenguaje y código para interrelacionarse. Así los médicos utilizaban su jerga en el ámbito de sus colegas y en los círculos academicos no había demasiada necesidad de ir aclarando conceptos pues se manejaban en cógigos  muy convenidos, cada profesión tenía más o menos su círculo de interés.

    Luego está el handicap de que en los círculos académicos donde se cultiva el pensamiento ( filosofía, teologia…) cada estudioso crea su propio lenguaje, casi siempre con elementos prestados pero imponiéndoles a los conceptos sus acentos personales.

    Todos esos ejemplos los podemos observar en Atrio, ahora que aquí añadimos un nuevo elemento y es lo limitado del círculo de las personas comentaristas, que imponiendo nuestros talantes personales y nuestras subjetividades no logramos enriquecer los trabajos en la medida en que casi siempre merecen y artículos extraordinarios apenas reciben comentarios. Y un segundo elemento, que casi todos nosotros/as estamos o hemos venido de posicionamientos religiosos y vamos dejando nuestras improntas, que parece teñir de confesionalismo lo que no es, ni debería parecerlo.

    El trabajo de J.M. Castillo es un ejemplo típico que admite las dos vertientes. De ahí la necesidad de aclarar conceptos.

    Con la Red ha llegado la democratización de la cultura y de las relaciones, personas teólogas hablan de física cuántica con científicas, historiadoras  discuten de religión con ex sacerdotes, etc. Luego estamos quienes por razones de edad y sobrados de tiempo nos introducimos en tales círculos con nuestros propios bagajes culturales. Todo esto conlleva una necesidad constante de clarificar el lenguaje y los conceptos reflejando nuestras inquietudes.

  • ELOY

     
    Sigo con tu comentario Román.
     
    PRIMERO
     
    Respecto a los términos “laico” , “laicismo”, “laicidad”, “laicado” y “laicizar”,  pienso que habrá que estar muchas veces atentos al contexto para comprender el significado en que son utilizados.
     
    En el Diccionario de Uso del español de María Moliner (abreviado) veo los siguientes significados:
     
    Laicado: Situación de lego; Conjunto de los fieles legos.
     
    Laicalizar: Laicizar.
     
    Laicismo : (nombre: laicista) Cualidad de laico; ausencia de influencia religiosa o eclesiástica en alguna institución; particularmente en el Estado. Doctrina favorable a esa ausencia de influencia.
     
    Laicizar: (nombre: laicización) Hacer laica una institución.
     
    Laico – a : (nombre laicidad) No eclesiástico; Lego. Se aplica a lo que es independiente de cualquier credo religioso o poder eclesiástico; “un estado laico”. especialmente a la enseñanza en que se prescinde de la instrucción religiosa.
     
    SEGUNDO
     
    Hay  otro término el diccionario que puede resultar equivalente a “laico” o que se acerca al concepto de “laico”, pero perteneciente a la Iglesia, que creo que es el que tú defines o describes: “seglar”.
     
    Según el citado Diccionario de maría Moliner “seglar” se define así: “Aplicado a personas, a su traje, vida, etc. , no eclesiástico”    
     
    TERCERO
     
    =================
     
    Creo recordar que “Iglesia Viva” y/o en “Pastoral Misionera” algún o algunos artículos dedicados a este asunto de la definición de lo laico , el laicado, la laicidad etc. Pero no los tengo a mano y no sé como localizarlo.
     
    CUARTO
     
    En cuanto a tu último comentario que creo te centras, como uno de los problemas históricos sin resolver, y según tus propias palabras, en  ” el papel de una institución: la Iglesia Católica Española, su poder y dominio unas veces sobre las instituciones del Estado y otras sobre el conjunto de sus fieles.”
     
    Sobre tus apreciaciones así planteadas no tengo , en esta circunstancia nada que   añadir.  
     
    Mi planteamiento de “temas laicos” en ATRIO es fundamentalmente otro: me refiero a tratar en ATRIO temas que en sí y “prima facie” nada tienen que ver con lo religioso o lo eclesiástico (digamos que “neutros”), pero en los que subyacen elementos o  factores que deben ser conocidos y considerados desde valores de justicia, de ética, de solidaridad, de apreciación de la verdad, de condicionamiento de la realidad y del bienestar de las personas, de democracia real, etc.
     
    QUINTO
     
    No obstante lo dicho, sí que es verdad que abordando los temas del siglo XIX y muy especialmente los relacionados con la “Primera República“, nos vamos a encontrar con “el papel” que ha jugado o ha pretendido la organización eclesiástica, o eclesial, la estructura de la Iglesia Jerárquica, (que yo siempre he diferenciado de la Iglesia Universal, conjunto de los católicos y/o cristianos)
     
    En este sentido recuerdo que el librito (162 páginas) “La Primera República” de Francisco Martí Gilabert (Editado por Rialp)  el capítulo VII lleva el título “La República y la Iglesia”.
     
    Quizá podamos volver a hablar de todo ello  si con la benevolencia de  Antonio Duato y la paciencia y comprensión de los lectores de ATRIO, podemos adentrarnos, sin prisa, pero sin pausa, en el análisis de LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA.
    Muchas gracias de nuevo Román y gracias a ATRIO que nos da ocasión de tener este intercambio de “impresiones” y/o de “opiniones

  • ELOY

    Hola Román gracias, muy sinceras y de corazón por tu comentario.

    No entiendo bien el planteamiento dual (esto no obsta a lo otro) que parece desprenderse de tus palabras finales. Dices:

    ” Y que conste que sigo esperando tus próximas entregas porque el camino a la República ni siquiera puede terminar con la II (1931)?

    Es decir, pudiera deducirse que haces una enmienda o aclaración a mi comentario y quieres afirmar al final que esa enmienda o aclaración no obsta a seguir esperando más artículos sobre la República.

    Pero no quisiera “liarme” en estas aclaraciones.

    Yo creo que (no se si de forma poco clara o explicita)  he intentado plantear o me he referido (recordando lo que entendí se dijo en la última reunión de ATOCHA sobre ética) a tres inquietudes:

    1) ¿Deben abordarse en ATRIO temas no especifica o explícitamente religiosos o eclesiales?.

    Manifiesto que si.

    Y de hecho así sucede con muchos temas de ámbito social y político especialmente de España, de Europa o de América Hispana, fundamentalmente.

    2) ¿Como deben abordarse dichos temas o que especificidad deben tener para poder ocupar un lugar en Atrio?.

    En cuanto a esto (sin hacer de ello una “tesis”) he apuntado como veo yo la forma de abordar los temas “laicos” ( en mi lenguaje: no explícitamente religiosos ni eclesiásticos)  y que valor tienen o pueden tener en un “portal, como este.

    3) Acudiendo a un caso concreto he preguntado (en voz alta) lo que cada día me cuestiono sobre el interés para los lectores y la Administración de ATRIO del “republicanismo” no solo en su faceta conceptual sino también en su realidad histórica en España, toda vez que vemos frecuentemente expresiones de representantes políticos apelado a la República y refiriéndose al Rey , no como Jefe del Estado sino como “ciudadano Felipe de Borbón”.

    (Seguiré)

  • Román Díaz Ayala

    Eloy, estarás de acuerdo conmigo en que en nuestra España tenemos muchos problemas históricos sin resolver. Son históricos, porque  aparte de recurrentes parece que se hacen conflictivos tras cada cambio de época. La sociología tiene acuñada la frase de “la España inacabada”.

    Uno de ellos es el papel de una institución: la Iglesia Católica Española, su poder y dominio unas veces sobre las instituciones del Estado y otras sobre el conjunto de sus fieles. El tema de la laicidad es por tanto muy candente. ¿Que tratamiento jurídico y político tiene la religión católica en las instituciones del Estado?

    En estos últimos años a la Iglesia Católica se la ha estado viendo por algunos sectores como un cuerpo extraño trabajando contra la democracia ( la voluntad popular) en lo político  y contra sus leyes (lectura intersada del “aconfesionalismo” constitucional)

    No me extraña que quiera encender todos los farolillos rojos aquí en Atrio. ¿No será posible que ya estemos en otras realidades y hayamos superado el antagonismo histórico Progreso contra Religión? ¿O eso es sólo un espejismo? ¿Hasta dónde tienen que verse reducidas las manifestaciones de parte, de aquellas personas que confiesan sus creencias religiosas, para que aquí en Atrio, fluya en diálogo libre y constructivo?

    Y que conste que sigo esperando tus próximas entregas porque el camino a la República ni siquiera puede terminar con la II (1931)?

  • Román Díaz Ayala

    No sé por donde empezar, si entrar a enjuiciar lo que aquí nos propone Castillo o  si continuar con la valiente reflexión de Eloy que merece un tratamiento muy especial.

    Como quiera que si no desenredamos los aparentes malentedidos de Castillo en un primer lugar lo de Eloy tendría mucha mayor dificultad de ser expuesto con claridad, dejemoslo entonces para una segunda ocasión.

    Aquí me parece que nuestro entrañable José María hace un juego de palabras con lo de la laicidad y el Evangelio. No podemos estar saltando de la connotación dada a un vocablo a otras so pena de confundir al personal.

    Laicidad y Laicismo vienen de “laico” que en sus dos acepciones significa lo que presciende de la religión o que es ajeno a una connotación religiosa y laico es la persona cristiana “lega”, que no tiene órdenes clericales en una clara diferenciación entre el clero religioso y la multitud de los fieles. Ser laico tiene una profunda significación teológica, porque laico o laica es toda persona cristiana que vive en íntima comunión con los demás fieles cristianos y con sus pastores. (Teología del Pueblo de Dios que se hizo oficial en el Concilio Vaticano II) Mientras en el Occidente Cristianos hemos estado poniendo al laicado al servicio de la Jerarquía, del Concilio salió una diferente teología eclesial que he venido defendiendo todos estos años.

    Efectivamente Jesús era “laico” en el sentido veterotestamentario porque no pertenecía a la tribu de Leví llamada al sacerdocio y al servicio del Templo, pero sí poseía un sacerdocio al cual nos incorporó mediante el Misterio Pascual (Epístola a los Hebreos)y así Pedro: “Vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabranzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz… Así que en sentido extricto: el Evangelio no es laico, y si no existe ya un templo material como lugar donde rendir culto a Dios, sí sigue existiendo un Templo Espiritual anunciado por los profetas y cumplido en Cristo Jesús.

    Y si es verdad que debemos diferenciar entre laicidad y laicismo apuntado correctamente por el autor, no siempre nos ponemos de acuerdo en el concepto preciso de laicidad, ni en centroeuropa ni en otros rincones del mundo.

     

  • ELOY

    Me sugiere este artículo la cuestión de la laicidad de los temas a tratar en ATRIO.

    Cuestión a la que Honorio Cadarso ha dedicado varios comentarios.

    Entiendo que es desde el tratamiento de esos temas laicos desde una perspectiva de valores, cristianos y/o universales ( y en todo caso respetando la veracidad de los hechos y el respeto a las personas) desde donde cabe defender la necesidad de hablar de realidades históricas y sociales.

    A veces no son temas de pura actualidad, del momento,  cuestión a la que tan proclives están “los medios”,  pero son fundamentales para la fundamentación de un pensamiento que nos ayude a comprender y vivir la realidad.

    Y sobre todo a descubrir “valores” de trascendencia en el actuar humano más allá de cualquier confesión o concepción religiosa o agnóstica concreta.

    Por ejemplo,

    ¿En que medida el tratamiento que se ha dado en ATRIO a la cuestión del “Camino de la República” (tema histórico y laico) nos puede permitir elaborar, estructurar o consolidar criterios de valoración, entendimiento  e incluso actuación práctica (la Historia como maestra de vida) en la vida actual?.

    El fácil “pronto” o “intuición” personal e inmediata en la valoración de los acontecimientos de cada día ( y muy mediáticos y actuales) puede ser enormemente enriquecido por su ubicación en un relato histórico que nos ayude a descubrir y comprender en que medida los elementos fundamentales, el meollo, de ese acontecimiento actual se ha producido ya – o no – en el pasado – y cual fue el enfoque ideológico y práctico que se le ha dado.

    Si este comentario es entendido como un planteamiento personal “pro domo sua”, es decir por interés de defender el citado “Camino de la República”, diré más bien que es el planteamiento de mis propias dudas, inquietudes y afanes que me llevan a sentarme todos los días ante el ordenador o con un libro en las manos para intentar hacer presente en ATRIO una opción de un “relato laico” que no se hasta que punto interesa o tiene interés para los lectores y la Administración de ATRIO.

    Un cordial saludo a todos. Eloy