Antonio Cánovas del Castillo, impulsor de la abdicación de Isabel II en favor de su hijo Alfonso y partidario de este como candidato a la Corona de España, votó en blanco el 16 de noviembre de 1870 en la circunstancia de elegir Rey para España. ¿Porqué? Porque quería y no quería. Percibía que en ese momento Alfonso no podía salir elegido y temía el fracaso de votarle.
Poco antes Isabel II, ante la disyuntiva de abdicar o no, también quería y no quería. Decía querer abdicar en Alfonso, pero manifestaba que habría que esperar a su mayoría de edad y/o a que el régimen de los Borbones volviese a implantarse en España, es decir, al triunfo de la Restauración. “El camino emprendido por Isabel fue una vía intermedia entre la inmediata abdicación y la resistencia“, dice Jorge Vilches. Finalmente, Isabel II abdicó el 25 de Junio de 1870. (NOTA 1)
El 11 de junio de 1870 el General Prim. en su discurso ante las Cortes Constituyentes dando cuenta de sus gestiones para buscar Rey para España, decía: “(…) Todos estamos de acuerdo, Sres. Diputados, en la conveniencia de salir de la interinidad (…) pero yo observo que cada cual pretende salir de la interinidad con la condición de que los demás acepten su solución (…)
La consideración de estos hechos me sugiere algunas comparaciones con la realidad política de estos primeros meses de 2016. Y me hace recordar un trabalenguas de mi niñez que comenzaba así: “Quiero y no quiero querer // a quien no queriendo quiero (…)” Y así estamos, esperando Gobierno (o nuevas elecciones) que todos quieren y no quieren, según sople el viento. (NOTA 2)
SINGULAR BÚSQUEDA DE UN REY
Acontecimiento de singular importancia resulto ser, en 1870, el proceso de búsqueda de un rey para ponerlo al frente de la Monarquía española a tenor del artículo 33 de la Constitución de 1869: “La forma de Gobierno de la Nación española es la Monarquía”. Teníamos la “forma”, la Monarquía, pero nos faltaba el “contenido”: el nombre del Rey.
Hubo, como es sabido, varias candidaturas. Algunos se postulaban a la Corona, y no fuero oídos, a otros se les ofreció y la rechazaron. Finalmente, uno, que inicialmente no quería, fue convencido y asumió la responsabilidad. Lo hizo, pienso, con lealdad institucional, respeto a las leyes y el desapego suficiente para, llegado el momento, abdicar en nombre propio y el de sus descendientes. Se llamaba Amadeo. Pero antes de llegar a la solución la búsqueda fue intensa, inquietante y con dramáticos daños colaterales.
El Duque de Montpensier, Antonio María de Orleans, esposo de María Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, suspiraba por el trono ya desde los inicios de la revolución de septiembre de 1868, que contribuyó a instigar y financiar. Era el candidato que tenía el más claro apoyo de la Unión Liberal. Además de su carácter de “Borbón consorte”, contribuyó a torcer su candidatura el duelo en el que dio muerte al Infante Enrique de Borbón (12-03-1870). Solo pasados los años, después de la Restauración borbónica en Alfonso XII, lograría el Duque de Montpensier colmar parcialmente sus anhelos al ver casada con este Rey a su hija María de las Mercedes.
Pero, amén de otros inconvenientes surgidos, a los Borbones les había puesto veto el General Prim desde el primer momento de la revolución de 1868, ratificando su negativa en las Cortes Constituyentes del 22 de febrero de 1869; En esa ocasión expresó Prim, entonces Ministro de Guerra, la famosa triple negativa a los Borbones: “jamás, jamás, jamás“. Estas palabras fueron ratificadas por Prim cuando el 11 de junio de 1870 (Gaceta 12-06-1870) dio cuenta a la Cortes de las gestiones que estaba realizando para encontrar Rey. En esa circunstancia replicó a los que lo acusaban de querer mantener la indefinida interinidad del Gobierno e incluso de que lo hacía para propiciar la restauración de Alfonso de Borbón. Negó Prim ambas acusaciones y para que no hubiera dudas volvió a ratificar ante el Congreso las palabras de negativa a los borbones expresadas anteriormente:
«Dichas queden, pues, dando nuevas seguridades de que lo que aquí espontáneamente dije un día, de que las palabras jamás, jamás, jamás, que salieron de mi pecho como expresión de mi íntima y sincera convicción, hoy las repito con más fervor; si cabe: la restauración de D. Alfonso, ¡JAMÁS!, ¡JAMÁS!, ¡JAMÁS! (Aplausos)».
Hubo oferta al Duque de Génova, sobrino de Víctor Manuel, rey de Italia, pero era menor de edad y no se obtuvo, la “venia” de su familia. La candidatura de Fernando de Coburgo Gotha, ex rey consorte, viudo de la Reina María II de Portugal, candidato de los Progresistas (M. Fdez. Almagro pág. 61) podría facilitar la ansiada “Unión Ibérica” que algunos querían y otros (en especial los portugueses) temían. Falló también esta candidatura después de diversas gestiones, pero al rechazar la oferta dice el Conde de Romanones (pág. 16) que tuvo el detalle de sugerir el nombre de un posible candidato: su yerno Leopoldo de Hohenzollern. (NOTA 3)
Aunque Tuñón de Lara modifica y completa la versión sobre el origen de la oferta indicando que fue Bismark el que sugirió el nombre de Leopoldo. Y esto mismo sospecharon muy enojados los franceses, cuando se supo de la candidatura, sin que Prim llegase a despejar en tiempo y forma de manera clara y terminante las dudas sobre el origen de ella, pues los embajadores en Prusia y Francia veían en según cual fuese el origen, la magnitud del riesgo y de la ofensa. Decidió Prim, sin consultar ni al Regente, Serrano, ni a sus Ministros, tantear las posibilidades de Leopoldo.
Iniciada la búsqueda de un Rey para la Corona española. todos los Gobiernos europeos se interesaron por el resultado, al punto que el emperador de Francia, Napoleón III, preocupado por evitar la candidatura de Leopoldo de Hohenzollern, llegó a escribir a Fernando de Coburgo para que la aceptase. En todo este “baile” de candidatos había lógicamente otros pretendientes, entre los que cabe señalar a Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II y al anciano General, de 77 años, Baldomero Espartero, que declinó la oferta. No menos destacable, por significar el afán de perpetuación del personaje y quizá añadir indicios a las sospechas de su participación en el asesinato de Prim, es la candidatura del general Francisco Serrano Domínguez, a la sazón Regente de España. Dice el Conde de Romanones (pág. 23):
«La candidatura de Espartero despertó la ambición del general Serrano, que a la sazón desempeñaba la regencia. Posible es que fuera su bella esposa quien más desease ocupar el trono».
TRÁGICA CANDIDATURA
De trágico hemos de tildar el resultado de la finalmente frustrada candidatura de Leopoldo de Hohenzollern en tanto fue la disculpa (casus belli) que dio lugar a la guerra franco-prusiana de 1870-1871, con terribles y sorprendentes consecuencias. Leopoldo renunció por presiones varias; la más importante quizá la de su padre, el príncipe Carlos Antonio de Hohenzollern pero también las de Gran Bretaña, y los enviados del General Serrano, con ignorancia de Prim que, por el contrario, buscaba la aceptación de Leopoldo. Serrano, a fin de evitar las complicaciones internacionales sobrevenidas con esta candidatura, había prometido a Napoleón III gestionar urgentemente la renuncia de Leopoldo. (M.F. Almagro, pág. 74)
LAS CORTES ELIGEN REY
Después de la azarosa búsqueda de un Rey para España y vista la existencia de una candidatura segura como la de Amadeo de Saboya, se reunieron las Cortes el 16 de noviembre de 1870 para elegir entre los candidatos, con el siguiente resultado en las votaciones.
A favor de Amadeo, 191; Republica Federal, 60; Duque de Montpensier, 27; Espartero, 8: República Unitaria, 2; Príncipe Alfonso: 2; Duquesa de Montpensier 1; 19 en blanco, siguiendo las orientaciones de Cánovas. (Tuñón, página 216) (NOTA 4)
El procedimiento había sido establecido por Ley de 10 de junio de 1870, (Gaceta 11-06-1870). De acuerdo con su artículo 3º no podría levantarse la sesión hasta que se produjese la elección de Rey, salvo el caso de haberse verificado el número de votaciones previstas en el artículo 7º de la propia Ley, sin haber obtenido la mayoría de votos necesaria. El artículo 7º requería para la elección que el candidato obtuviese, al menos, la mitad más uno de los votos. El número de votaciones podía ser hasta cuatro y si con ello ningún candidato hubiese obtenido la mayoría requerida, lo declararía así el Presidente y se daría por concluido el acto.
«Si en la segunda votación hubieran obtenido votos más de dos candidatos, sin haber alcanzado ninguno la mayoría necesaria, se procederá a la votación tercera, solo entre los candidatos que hubiesen alcanzado mayor número de votos en aquella. // Si de este tercer escrutinio resultare empate, se repetirá la votación entre los mismos candidatos».
AMADEO ASUME SU RESPONSABILIDAD
Amadeo de Saboya, Duque de Aosta, que, en una primera oferta, aunque presionado por su padre, no había aceptado el trono de España, lo asumió finalmente no solo ante las presiones de este sino ante la perspectiva del bien de Italia y de evitar la guerra, que desde la candidatura de Leopoldo de Hohenzollern amenazaba a Europa. Dice al respecto el Conde de Romanones (pág. 39) que estas fueron las palabras que dijo Amadeo a su padre Víctor Manuel, rey de Italia, al aceptar finalmente la corona española:
«¿A qué queréis que vaya a Madrid? ¿A regir los destinos de un país dividido, trabajado en mil partidos? Esta tarea, ardua para todos lo será doblemente para mí, pues ajeno por completo al difícil arte de gobernar, no seré yo ciertamente quien gobierne, sino que me impondrán su voluntad los que me hayan elegido. Estas razones, bastante poderosas, debieran decidirme hoy mismo a poner en manos de Vuestra Majestad la formal renuncia de la Corona de España; pero invocáis el interés de Italia y, ante este sagrado nombre me doblego».
Tenía entonces Amadeo 25 años, había nacido en Turín el 30 de mayo de 1845, era el tercer hijo de Víctor Manuel, primer rey de Italia desde 1861, y estaba casado desde el 30 de mayo de 1867 con María Victoria dal Pozzo della Cisterna nacida en París el 9 de agosto de 1847.
AMADEO LLEGA A ESPAÑA
Amadeo de Saboya salió del puerto de La Spezia rumbo a España, en la fragata “Numancia”, el 25 de diciembre de 1870, acompañado de su séquito español e italiano, pero sin su esposa María Victoria dal Pozzo della Cisterna, que estaba delicada de salud después del nacimiento, el 24 de noviembre de 1870, de su segundo hijo, Vittorio Emanuele. Antes de embarcar, Amadeo hubo de viajar desde Turín, donde tenía su casa familiar, a Florencia para despedirse de su padre.. (NOTA 5)
La “Numancia” arribó al puerto español de Cartagena el día 30 de diciembre de 1870, es decir el mismo día en que el general Prim moriría, horas más tarde, como consecuencia del atentado sufrido en la Calle del Turco de Madrid (hoy Marqués de Cubas) el día 27 anterior. De ahí la conocida frase puesta en boca de Prim en los últimos momentos de su vida: “El Rey llega y yo me voy” .
Acudió a Cartagena a recibir al nuevo Rey, por expresa indicación de Prim, ya mortalmente herido, el Almirante Topete, partidario de Montpensier y que no había, lógicamente, votado a Amadeo. .
NOTAS
NOTA 1. Jorge Vilches, “ISABEL II. Imágenes de una reina“, Editorial Síntesis. S.A. Madrid 2007. Página 287.
NOTA 2. El texto completo del trabalenguas es el siguiente: “Quiero y no quiero querer // a quien no queriendo quiero. // He querido sin querer // y estoy sin querer queriendo. // Si, porque te quiero, // quieres que te quiera mas, // te quiero más que me quieres, // ¿qué más quieres? // ¿quieres más? “
NOTA 3 Leopoldo de Hohenzollern estaba casado con Antonia María, hija de Fernando de Coburgo. Véase, Conde de Romanones, “Amadeo de Saboya. El Rey Efímero. España y los Orígenes de la Guerra Franco prusiana de 1870“; (el subtitulo está en el interior) Espasa Calpe S.A. Madrid 1935; manejo la edición de 1965 en la misma editorial. Son esclarecedores de los recelos suscitados por la candidatura de Leopoldo, los mensajes intercambiados por los embajadores de España en diversas capitales de Europa con el Ministro Sagasta, algunos de cuyos fragmentos se incorporan Apéndice a esta biografía de Amadeo. .
Véase también, Melchor Fernández Almagro, “Historia Política de la España Contemporánea (1868-1885)” citado, páginas 61 a 77, y Manuel Tuñón de Lara, “La España del siglo XIX”, citado, páginas 214 a 217. Carmen Gallardo, “La Reina de las Lavanderas“, versión novelada de la vida de María Victoria dal Pozzo, esposa de Amadeo de Saboya.
Es significativo el relato de Tuñón sobre las complicaciones de las candidaturas (páginas 214 y 215):
«Ruiz Zorrilla, en un folleto publicado en 1874 (“A mis amigos y a mis adversarios”) reveló la existencia de una entrevista entre Napoleón III y Prim, en la que el primero señaló que solo le disgustarían dos soluciones en la cuestión española: “Montpensier y la República”. (…) Luego Napoleón III, bajo la influencia de su esposa, únicamente deseaba la restauración de la dinastía en la persona del Príncipe Alfonso. Vino entonces la candidatura de Hohenzollern, tan del gusto de Prim y Sagasta, que habría de servir de pretexto a la guerra franco-prusiana de 1870 (…) // Fracasada la gestión de D. Francisco de Portugal, enemigo Prim de la candidatura de Espartero y Serrano (insinuada esta última por Olozaga), voces inspiradas indirectamente por Bismark sugirieron a Prim la candidatura Hohenzollern. (…) El secreto de la gestión nunca fue efectivo. Ya en mayo de 1869, un artículo del periódico francés Le jounal des Debats había hecho alusión a la candidatura alemana. La Corte inglesa, por su parte, se inclinaba por la candidatura de Montpensier (….). // El 6 de julio de 1870 hizo pública Prim la candidatura Hohenzollern. Napoleón III y sus ministros Ollivier y Gramont lo consideraron como el mayor de los agravios. Olózaga, embajador en París, estaba consternado, en tanto que Rascón se dejaba manejar por Bismark y, a sugerencia de este le anticipaba la suposición de que “España haría la guerra a Francia, aunque esta no la hostilizara”, en caso de conflicto franco-prusiano. (…) Pero tanto Bismark como Napoleón III habían encontrado ya el “casus belli”, el pretexto para la guerra. Antes de que esta estallase, Hohenzollern había renunciado a su candidatura, más bajo la presión de Inglaterra que por el criterio de Prim. Pero Napoleón III no se dio por satisfecho y exigió una garantía de renuncia explícita y definitiva por parte de Prusia. Este fue el incidente de Ems entre el embajador francés Benedetti y el rey de Prusia, del que se aprovechó Bismark, para dar a la publicidad el famoso telegrama de Ems. Prusia recogió el guante y el 19 de julio Benedetti entregaba la declaración de guerra al gabinete de Berlín».
El incidente de Ems se produjo (después de saberse que Leopoldo Hohenzollern había renunciado a optar al trono de España), cuando el embajador francés, en nombre de su gobierno, presentó, además de forma incorrecta, ante el Rey de Prusia la exigencia de que renunciase de forma definitiva y para siempre a apoyar la candidatura de Leopoldo para la corona de España.
NOTA 4. Algo distintos, aunque con el mismo total de 310, son los datos que da el Conde de Romanones (págs. 40 y 41): A favor de Amadeo de Saboya, 191; Duque de Montpensier, 28; Espartero. 8; Republica Federal 60; Duquesa de Montpensier, 1; Príncipe Alfonso de Borbón 2; y en blanco 20 votos. Por consiguiente, no considera los 2 votos a favor de la Republica unitaria y suma uno a Montpensier y otro a los votos en blanco. La Gazeta de Madrid del 17-11-1870, dice que el total de votantes fueron 311, (contra el dato de 310 que dan Tuñón y el Conde de Romanones) porque hay que sumar 1 voto a la República, sin adjetivación ( voto de Sánchez Ruano).
NOTA 5. Víctor Manuel fue rey de Italia desde poco después de que el 18 de febrero de 1861 su autoridad fuese reconocida en una reunión celebrada en Turín por los diputados de todos los estados italianos. El 20 de Septiembre de 1870, las tropas italianas de los bersaglieri entraron en Roma, debiendo el Papa recluirse en el Vaticano, Víctor Manuel fue excomulgado en esa fecha por el Papa Pio IX. Antes de partir para España Amadeo pidió la bendición del Papa que se la dio y le contestó en una carta según parece manuscrita.
Leo en un artículo de Antonio Elorza en EL PAÍS, titulado “Entre Escila y Caribdis” una mención a Cánovas que confirma el negativo criterio sobre alguna de sus actuaciones ya señalado.
Dice:
<< (…) Lo importante es que la alternativa democrática ha fracasado. La cuesta abajo arrastra al propio PP, un partido conservador necesario para el país, cuya imagen en el debate se redujo a la ira de Rajoy y a las salidas extemporáneas de su jabalí particular, por usar la calificación de la Segunda República. Rajoy tiene antecedentes históricos: lo fue Cánovas que arrastró a España hacia el desastre del 98, por sostenella y no enmendalla, mereciendo la calificación de “hombre más nefasto de España” que le asignó la regente María Cristina.(..)>>
Enlace::
http://elpais.com/elpais/2016/03/07/opinion/1457369439_552044.html
Hola amigo Eduardo.
Gracias por tu amabilidad de ahora y de siempre
Tú, profesor de Historia de la Filosofía, profesor de alemán, emigrante tantos años en Alemania, que sabes de la vida y del dolor, que tantas muestras de acción cívica has dado en la Asociación de Vecinos, sí que eres maestro en muchas cosas.
Así que soy yo el que espero las lecciones de tu magisterio y gracias porque tu comentario me anima de modo especial a seguir en esta tarea de intentar desentrañar el Camino de la República.
Un abrazo. Eloy
¡Enhorabuena por este nuevo capítulo!
Os veo a todos muy impuestos en historia, por eso mi admiración es desde la pura óptica de un profano, que conoce muy superficialmente el devenir histórico de este periodo.
No sabía que Cánovas se había visto confrontado con ese dilema, pero sobre todo, desconocía toda la trastienda de esa elección de Amadeo de Saboya. Siempre me había quedado en el anecdotismo de las palabras de desencanto que se le atribuyen.
Asimismo el hecho de haber participado en un duelo le había cerrado las puertas al duque de Montpensier.
Cuando regrese a Madrid, someteré al maestro Eloy, a mis elementales preguntas. Una por ejemplo, todo lo que rodeó el asesinato de Prim, un personaje que siempre ha suscitado mi interés.
Sigue publicando maestro, en estas colaboraciones reconstruyo nexos y matices que no había encontrado o no había entendido en su profundidad en maestros como Tuñón de Lara.
Hola amigo Román.
Dices, entre otras cosas:
“El mérito de Cánovas fue utilizar un nuevo lenguaje muy revolucionario en las formas, pero que ocultaba una nueva forma de absolutismo, pues incluso se cerraban las vías para “un cambio tranquilo“.
Entiendo que donde dices “mérito” has querido decir “característica” , pues como tú mismo señalas el utilizar “un nuevo lenguaje muy revolucionario en las formas, pero que ocultaba una nueva forma de absolutismo , no merece ser calificado como mérito, entendido este como algo positivo.
Quizá sí podría calificarse como extraña y maliciosa habilidad de engañar y de mentir. Y hemos visto que “taimadamente” propició la abstención en la votación de candidato en Las Cortes del 16 de noviembre de 1870,`para no desvelar sus cartas y su jugada, no votando la Candidatura de Alfonso de Borbón, que era su candidato real y ocultando así ante las Cortes y ante el nuevo Rey sus verdaderas intenciones, porque sabía que la candidatura de Alfonso no prosperaría y sí la de Amadeo.
Yo, sin hacer comparaciones miméticas, sí me pregunto si algo en parte similar a ese taimado comportamiento de Cánovas está sucediendo actualmente en nuestro Parlamento, concretamente en el Congreso. Y es sólo una pregunta.
Por otra parte no me extraña que Cánovas sea, como nos dices, el gran adalid del Partido Popular, él fue el cerebro de la Restauración borbónica, en la persona de Alfonso, el valedor del sistema de la “alternancia” en el poder y el más preclaro representante de la política conservadora del momento, lo cual no empece, según he leído, para que se le califique como un político brillante dentro del grupo de los conservadores.
Así parece indicarlo esta descripción que de Cánovas se hace en Wikipedia:
“Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 8 de febrero de 1828-Mondragón, 8 de agosto de 1897) fue un político e historiador español, presidente del Consejo de Ministros durante la mayor parte del último cuarto del siglo XIX.
Fue una de las figuras más influyentes de la política española de la segunda mitad del siglo XIX, al ser el mayor artífice del sistema político de la Restauración borbónica, convirtiéndose en el máximo dirigente del Partido Conservador. Es considerado como uno de los más brillantes políticos conservadores de la historia contemporánea española y criticado por crear una falsa apariencia de democracia mediante el «turno de partidos», por suspender la libertad de cátedra en España o por su postura favorable al esclavismo. Fue asesinado por el anarquista Michele Angiolillo.
Se denomina «canovismo» a la corriente política que tiene por fondo la implantación de una democracia no revolucionaria y tradicional al modelo británico. Esta, sustentada en la monarquía, creía en el bipartidismo y la alternancia del poder“.
Sin embargo, en esta fase de nuestro relato , sí me parece interesante preguntarnos por Amadeo y por el juego de los partidos que lo trajeron al “trono de San Fernando”, decían, y que más bien intentaron atarlo a la rueda de cuchillos de Santa Catalina. Hasta que decidió dejarlo y volverse a su casa en Italia.
Hermoso juego ése de comparar el pasado con el presente, siempre que se respeten sus respectivas “vividuras”, caso contrario haríamos tesis en favor de nuestros posibles planteamientos. La historiografía busca afanosamente aclarar lo enredado y brumoso de nuestro pasado, especialmente las épocas de profundas crisis. Decía Américo Castro que “era necesario explicar en forma plausible la peculiar situación de nuestro pueblo dentro de la vida y de la cultura de Occidente, su crónico descontento, sus luchas fratricidas, el ciego estallido de sus furias…” (Los españoles, cómo llegaron a serlo, segunda parte).
La aventura española de América y Asia ( Las Filipinas) iniciada por Isabel y Fernando (Castilla y Aragón) siguió al conglomerado de entidades políticas de la dinastía de los Austria, y así hasta el siglo XVIII (año 1700). Los borbones comenzaron, a su vez, a poner las bases, para bien o para mal, del Estado Moderno hasta que los esfuerzos por la modernidad nos vinieron de la mano del liberalismo en el siglo XIX que estamos estudiando.
Eloy nos presenta la personalidad de Antonio Cánovas del Castillo, que si bien aparece en las sombras (fue Prim quien se batió el cobre por encontrar un soberano no borbónico, eludir las simpatías por el sistema republicano y conseguir la elección de Amadeo de Saboya; un rey constitucionalista).
Con el asesinato de Prim, el rey se encontró huérfano de apoyos, y por tanto la via constitucionalista abocada al fracaso. La restauración en la persona de Isabel II, o mejor, de Alfonso XII como mal menor, ganaba posibilidades y adeptos. Esto ocurría especialmente por el fracaso del breve período republicano.
Y en Europa sólo existían dos modelos, o el regreso a lo anterior.
Fracasadas las dos experiencias, volvieron los fantasmas del pasado.
El mérito de Cánovas fue utilizar un nuevo lenguaje muy revolucionario en las formas, pero que ocultaba una nueva forma de absolutismo, pues incluso se cerraban las vias para “un cambio tranquilo”.
Manuel Fraga Iribarne creó la Fundación Cánovas de Castillo de su “Alianza Popular”, que ya de por sí encierra cómo concibía su “entrada en democracia”. Esta Fundación José María Aznar la intregó en su fundación “FAES” (¿El ideario de Cánovas también?) en 1997.
Hola amigo Rodrigo
Es verdad lo que dices ya que cada uno ve la realidad según el color del cristal con que mira ( lo cual nos es aplicable a todos, aunque no seamos conscientes de ello).
Y también que , como sabes, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Por otra parte, curiosamente, creo que la línea del periódico EL PAÍS estos días no coincide precisamente con esa apreciación del autor del artículo, resultado de un análisis científico,
La solvencia del autor del artículo no parece estar en discusión. De él dice Wikipedia dice lo siguiente:
“José Juan Toharia Cortés (Madrid, 28 de octubre de 1942) es un sociólogo y catedrático español. Actualmente es presidente de Metroscopia, uno de los más influyentes institutos privados de investigación de la opinión pública en España.
Doctor en Derecho por la Universidad Complutense y PhD en Sociología por la Universidad de Yale. Catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid desde 1980, fue el primer director de la Escuela de Periodismo UAM-El País y miembro fundador de Cuadernos para el Diálogo, a cuyo consejo de redacción perteneció hasta la desaparición de la publicación. En 2004 fundó Metroscopia, firma que preside en la actualidad. Autor de diversas publicaciones, fundamentalmente en el área de la sociología jurídica, ha sido consultor de Naciones Unidas en materias electorales y judiciales.”
Quizá el dato sea la manipulación de encuestas para formar opinión pública. Pero que otra cosa se puede esperar del derechista Grupo Prisa? La misma manipulación han hecho en Argentina y en México.
“LA MITAD DE LOS DEL NO QUIEREN EL SÍ”
Este es el título del artículo de José Juan Toharia que publica hoy EL PAÍS y del que no me resisto a dar cuenta porque me parece que encaja muy bien con el planteamiento que se hace al comienzo de este “post”, sobre el momento de indecisión ( querer y no querer ) que vivimos en el campo de la política parlamentaria en España.
Comienza el artículo diciendo lo siguiente:
“Quizá el dato más relevante del sondeo de Metroscopia publicado el jueves en este diario sea que la mitad de los votantes de PP (50%) y de Podemos (56%) piensan que sus respectivas formaciones deben dar vía libre al pacto PSOE-Ciudadanos absteniéndose o, incluso, votando a favor en el debate de investidura . (…)
Enlace:
http://politica.elpais.com/politica/2016/02/25/actualidad/1456424698_984140.html