Un libro sobre mis aportaciones a ATRIO
Leandro Sequeiros, catedrático jubilado de Paleontología y de Teología, Presidente de la+ Asociación Intercultural ASINJA, ha reunido en ediciones Bubok[Papel. 8,11 €, PDF: gratis] 19 de las 63 artículos que hasta el momento ha publicado en ATRIO. Leandro y yo nos encontramos en Iglesia Viva, donde colaboró con una serie magnífica de análisis sobre El nuevo ateísmo científico entre 2102 y 2013. Después, en 2021, vuelve a escribir en ATRIO y la relación se estrecha, hasta el punto en que, cuando se trataba de institucionalizar ATRIO en una fundación, se planteó un acuerdo formal entre entre ella y Atrio, con un documento que estba ya preparado. Solo deseo que su colaboración subsista y que él siga considerando esta actividad como integrada en su misión personal. Hoy reproducimos la presentación que de este libro digital hace é, junto con el Contenido (enlazando los 19 artículos escogido por él a nuestra web, con los comentarios) y el principio del primero de ellos. ¡Gracias, Leandro! AD.
PRESENTACIÓN
El 6 de agosto de 2021 es la fecha de mi primera colaboración (tal vez, tardía) en la revista digital “Atrio” que impulsa desde sus inicios mi amigo Antonio Duato y un grupo de entusiastas activistas interdisciplinares. Según el índice de la revista “Atrio” han sido 63 colaboraciones. De ellas he elegido una selección que tienen más relación con CIENCIAS Y CREENCIAS. Creo que es una aportación interesante para muchos de los amigos de ASINJA. Tengo muy claro que estos textos expresan lo que desde hace medio siglo es mi MISIÓN en la Compañía: [“Presencia (física o virtual) activa y participante trabajando en red (con jesuitas y laicos) en aquellos espacios de frontera en los que hay conflictos de racionalidades y se tienden puentes interdisciplinares entre las cosmovisiones científicas y las tradiciones espirituales y/o religiosas, ente la ciencia y la religión (y su estructura racional en la Teología), el cambio cultural y la justicia ambiental y global
CONTENIDOS
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- Otro punto de vista sobre teísmo …. 7
- Panenteísmo: recuperación de un paradigma de cómo Dios actúa en el mundo …. 25
- ¿Tienen algo que decir los intelectuales cristianos críticos en la sociedad moderna? ….. 29
- No confundir a los Intelectuales, los expertos y a los tertulianos en los atrios del saber…. 52
- Saber más, para creer mejor ….71
- El Instituto Fe y Secularidad (1967-2002): a los veinte años de su “hibernación”….95
- La “edad de oro” del Instituto Fe y Secularidad de Madrid (de 1972 a 1992)… 114
- Panenteísmo de nuevo para una Fe razonable …. 139
- Teología de la ciencia: una tarea necesaria… 145
- ¿Hay pruebas científicas de la existencia de Dios?… 161
- ¿Dédalo o Ícaro? ….173
- De la cultura de la secularización a la cultura de la postsecularización …. 187
- Atrévete a ser dueño de tu vida desde la propia racionalidad…. 201
- ATRIO, en la frontera de un cambio de paradigma… 207
- ATRIO y formación permanente …. 219
- Para poder tender puentes entre ciencia y religión …. 229
- Robustecer la sociedad civil …. 247
- El homo co-creator según Philip Hefner …. 251
- Cuando la verdad no importa ….259
Otro punto de vista
Con un gran respeto a las razones a favor del NO-Teismo, aporto mi punto de vista. Tampoco me satisface el teísmo. Y no solo del que se habla en estas páginas sino de otros teísmos que aparecen en la filosofía y en la teología.
Personalmente, postulo el panenteísmo, como más coherente con las ciencias de la naturaleza. Y de este tema se acaba de publicar un libro muy interesante:
Philip Clayton y Arthur Peacocke (editores) En él vivimos, nos movemos y existimos. Reflexiones panenteístas sobre la presencia de Dios en el mundo tal como lo describe la ciencia. Sal Terrae, Santander, 2021, Universidad P Comillas Colección Ciencia y Religión, número 27, 332 páginas. ISBN: 978-84-293-3033-5. (Traducción del original en inglés de 2004 por José Manuel Lozano-Gotor), 332 páginas. ISBN: 978-84-293-3033-5.
Entre los días 6 y 8 de diciembre del año 2001 se reunieron en el recinto del castillo de Windsor un nutrido grupo interdisciplinar de expertos para celebrar un simposio auspiciado por la Fundación John Templeton: cómo explicar la acción de Dios en el mundo. El presente volumen traducido del inglés, se organiza en 19 capítulos correspondientes a las intervenciones de todos los participantes en el simposio, así como por el doctor en Teología Michael W. Brierley, que realizó su tesis doctoral sobre el panenteísmo a quien se encomendó que aportara una visión de conjunto.
La filosofía, la ciencia y la teología panenteístas no están demasiado extendidas entre nosotros. Y con frecuencia, mucha gente confunde panteísmo y panenteísmo. De un modo muy simple se puede decir que para el panteísmo, TODAS las cosas son Dios; mientras que el panenteísmo sostiene que Dios ESTÁ en todas las cosas, pero estas no son Dios. Entre nosotros, el panenteísmo se ha divulgado en ciertos ambientes gracias a las obras de Pierre Teilhard de Chardin que en esto prolonga la espiritualidad de la Contemplación para Alcanzar Amor de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
Para los lectores de “Atrio” puede resultar de interés este comentario del libro centrado en el primer capítulo. Su autor es el doctor Michael William Brierley y lo titula “Nombrar una revolución silenciosa. El giro panenteísta de la teología moderna”. Este capítulo es un extracto de la tesis doctoral que estoy redactando (en 2001) en la Universidad de Birmingham.
Michael W. Brierley (nacido en 1973), graduado en Teología e Historia en Oxford y Cambrige, se doctoró en Teología en la Universidad de Birmingham en 2001 con una tesis sobre el auge del panenteísmo en la teología británica del siglo XX. En la actualidad es canónigo y maestro de ceremonias en la catedral de Worcester. Autor del artículo “The Potential of Panentheism for Dialogue Between Science and Religion” en la Oxford Handbook of Religion and Science (2009).
[Continúa…]
Amigo y muy valorado Isidoro: Antes de nada, el deseo de unas buenas fiestas de Navidad y de Año Nuevo para ti y para todos. He leído tu comentario con interés y me parece que en el fondo, en el fondo, coincidimos -o casi-. No obstante, permíteme que adjunte al tuyo mi parecer -siempre revisable- que en algunos aspectos tal vez se complementan.
-El Cristo cósmico, a mi juicio, tiene sus raíces -y más que raíces- en Pablo. Nicea y siguientes concilios antiguos desarrollan el pensamiento de Pablo (y a veces lo amplían siguiendo la lógica de Aristóteles.) Constantino fue un pacífico e inteligente estimulador de encuentros y unanimidades. (Lo que él pensaba interiormente quizá solo él lo sabía. Con Arrio fue más bien comprensivo.)-Nuestro concepto de Dios -y en parte de la teología- depende mucho de sus circunstancias históricas y culturales. Circunstancias históricas y culturales que inevitablemente conllevan límites y errores. Errores que en temas religiosos tardan más en concienciarse y revisarse, debido al paradigma estático que los consagró…) Pero revisar no equivale necesariamente a negar sino a purificar y mejorar… esencias.
-Jesús anticuado: Él y la esencia de su Mensaje no pasan. Pasan las -o algunas- interpretaciones o “añadiduras” que parece se encuentran en los Evangelios, y que de alguna manera “manchan” páginas del Evangelio. Pero ni Él ni la ESENCIA de su doctrina pasan. Más bien son una cuestión aún pendiente, pendiente también de purificación.-Un hombre nuevo, un nuevo HOMO…? Es posible, y en algunos aspectos necesario. Es preciso un homo con criterios más éticos y solidarios, más humilde e inteligente, más amigo de ser que de figurar. En suma, más humano-hermano. Y en lo posible, libre de ídolos…
-Las religiones: Deben convertirse a los principios básicos -esos que no pasan-, del Evangelio (y no se excluyan algunos principios de otras religiones o éticas.) Las jerarquías no deben tener lugar en las religiones.
-Esto es lo que quería añadir, amigo Isidoro, compaginando con lo que dices. Soy de tu parecer: Jung también debe revisarse, sin negar sus valores. En su tiempo Jung dio pasos adelante. Un abrazo.
Querido Leandro, también yo, y con gran respeto a las razones a favor del No-Teísmo y del panenteísmo, que según dices de este último, son más coherentes con las ciencias de la naturaleza, quiero también aportar mi propio posicionamiento.
Recordarás, que en mi reflexión del pasado 7, de mayo, “Una ojeada a la justicia”, en la que me manifestabas que, con tu posición personal como geólogo y científico interdisciplinar, ubicabas tu visión del mundo y supongo que también de su creador en ese “lugar epistemológico”, propio de la razón científica, frente a mi posicionamiento en una fenomenología personalista. Mi respuesta, como recordarás, fue que no hay razón epistemológica que sea capaz de trascenderse, poniendo el ejemplo de T. de Chardin tratando de conciliar ciencia y fe en el acto creador.
Creo, que con tu artículo de ahora, podremos tener ocasión de plantear nuestras visiones en este nuevo ámbito del panenteísmo, frente a mi fenomenología personalista, comunitaria y cristocéntrica, y posiblemente con T. de Chardin mediando entre ellas.
Para no hacer mi respuesta excesivamente larga, solo haré una pequeña síntesis de lo que muy posiblemente expanda en un futuro artículo al respecto, y además después de haber intentado digerir todo lo que acompaña a tu artículo. Tu artículo ofrece una reflexión valiosa sobre las posibles integraciones entre ciencia y religión a través del panenteísmo. No obstante, al contrastarlo con mi concepción del personalismo comunitario de Mounier, enclavado en una concepción cristocéntrica, encuentro interrogantes sobre la concepción de la trascendencia y la relación personal con Dios. Mientras el panenteísmo busca una síntesis amplia, el personalismo, enfatizan la singularidad de la persona y la relación específica con un Dios trascendente y encarnado.
Además, mientras que el panenteísmo parece enfatizar una visión holística que resalta la interconexión y la cooperación cósmica, la fenomenología personalista, pone el énfasis en la relación personal con Dios a través de Cristo, entendiendo la libertad y la responsabilidad como realidades profundamente enraizadas en el amor y la gracia divina, y además situándolas en el contexto de la historia de la salvación.El panenteísmo comparte ciertos puntos con la visión personalista y cristiana de Dios, como la idea de que Dios está presente en el mundo y que todo lo creado está en relación con Él. Sin embargo, a mi entender, la diferencia clave radica en la encarnación de Cristo y la centralidad de la salvación. Mientras que el panenteísmo ve el universo como parte de Dios y tiende a despersonalizar a Dios, el personalismo afirma que Dios trasciende radicalmente al mundo, pero se hace accesible de forma personal e histórica en Cristo.
Aquí y a mi modo de ver y saber, Teilhard de Chardin es un caso único, ya que, aunque incorpora ideas panenteístas, las integra dentro de un marco cristocéntrico, lo que le diferencia de otros panenteístas clásicos. Su visión, aunque controvertida, busca mantener la tensión entre la trascendencia y la inmanencia de Dios desde una perspectiva evolutiva profundamente cristiana.
Todo esto lo digo fuera de todo fundamentalismo y con sumo respecto al resto de posicionamientos.
Agradezco también, el acierto de AD al traer y resaltar este artículo aquí en Atrio.
Añado también: Gracias Antonio D. y Leandro Sequeiros. Hoy mismo encargo estos libros.
Gracias Antonio…
Utilizo el responder. Gracias.
El cristianismo eclesial, tiene tres grandes frentes de batalla dialéctica.
El primero es la existencia de Dios. El segundo el estatus cósmico de Jesús de Galilea. Y el tercero, es la autoridad totalitaria de la dirección de la Iglesia, en la vida de todo ser humano.
En los tres frentes sufren fuertemente la erosión del tiempo, y su enorme avance de las ciencias. Pero en unos mas que en otros.
En el primero, el de Dios, resiste bastante bien, y cada vez lo tiene mas fácil, pues la constatación de la cuasi infinita complejidad del Universo, hace que parezca bastante razonable pensar que el Universo, debería haber sido ideado e implementado por alguna Superinteligencia extraordinaria, a la que perfectamente podemos denominar como “Dios”.
Pero como en los otros dos frentes, la Iglesia lo tiene mucho mas complicado, utilizando tácticas de prestidigitador, las inteligencias eclesiales intentan poner el foco, en este primer punto de Dios, con el soterrado propósito, de que si acertaran en este primer frente de Dios, este primer éxito, arrastraría también el de los otros dos.
Pero eso en realidad es una trampa al solitario.
Porque en el segundo frente de la fe, el del estatus de Jesús, el paso del tiempo juega bastante más en contra del estatus del Cristo Cósmico, planteado 300 años después de la muerte de Jesús, (325), bajo la hégira de Constantino, que inició el proceso de divinización trinitaria de Jesús.
Eso se planteó, cuando se pensaba que el Universo entero, era el planeta Tierra, con dos grandes luminarias en el cielo, y muchos puntitos brillantes, para adornarlo. Y dentro de ese Universo, estábamos nosotros como los únicos seres inteligentes del Universo.
Hoy día ya sabemos de las miríadas de millones de planetas y estrellas que existen, (y lo que todavía no sabemos). Y el hecho de que un miembro de la Divinidad se encarnara en un homo sapiens sapiens, de este rinconcito del Universo, parece cada vez mas exótico y hasta diría estrambótico.
¿Qué pasará si dentro de unos años, se produce un nuevo salto evolutivo, y aparece un nuevo ser humano, mas desarrollado?. ¿Quedará Jesús anticuado?. ¿O se encarnará de nuevo en un humano nuevo?.
¿O no habrá mas saltos evolutivos en los próximos cinco mil millones de años, que durará el Sol?. (No olvidemos que el último salto evolutivo, el nuestro, se produjo solo hace 200, ó 250 mil años).
Jesús, por las huellas que ha dejado en los escritos evangélicos, fue un humano de altísima calidad humana e intelectual, como mínimo del nivel de Sócrates y Platón. Pero eso a algunos “fans”, ¡¡¡les parece poco!!!.
Creo que ya es hora de releer a Teilhard de Chardin, a la luz de la ciencia moderna. Indudablemente tuvo un indiscutible genio imaginativo-teológico extraordinario, para hacer compatible la ciencia moderna, (de su época), con la teología tradicional, pero se ha quedado un poco obsoleto, como Julio Verne, pensando que iríamos a la luna de un cañonazo. Y eso no es óbice de su genio.
Hay que tener en cuenta, que con la progresión exponencial del conocimiento en estos últimos setenta años, hoy día es posible que se sepa 10 veces mejor el mundo, que en 1955. Y lo mismo pasa con Jung. A los genios del pasado, hay que venerarlos pero abandonarlos, si no queremos sufrir el terrible abrazo de la momia, que a tantos ha petrificado.
Las Iglesias, y en general las religiones, han triunfado basadas en las necesidades emocionales del ser humano, de pertenencia y relacionabilidad, y en un instinto profundo e inconsciente hacia la “trascendencia”, que es una emoción ya estudiada por la Psicología moderna.
Por ello en la conversión religiosa hay muy poco de racionalidad, y un todo de emocionalidad.
Y por eso las Iglesias son como los partidos políticos, tienen un suelo fijo, en los adeptos convertidos, que votarán ese partido aunque caigan chuzos de punta.
La Iglesia acostumbrada a su dominio político-cultural, que culminó con Constantino, está acostumbrada a disponer de unos catecúmenos cada vez mas dóciles y facilones, empezando por los niños.
Durante muchos siglos ha sido el descubridor de la hegemonía gramsciana. (“Hegemonía es un conjunto de ideas dominantes presentes en la sociedad, a las que la gente da un consentimiento aparentemente natural. La hegemonía manda, no por poder coercitivo económico o político, sino a través de un discurso, o a través de significados con el que logra un consenso libre y cómplice”.
Y ello ha llevado a que la teología cada vez, ha tendido a enseñar propuestas teológicas mas raras, excéntricas, extravagantes, y pintorescas, aptas solo para catecúmenos bien convencidos, y que solo pueden ser bien entendidas, si se realizan 2 ó 3 cambios sucesivos de perspectiva simbólica.
Pero esos tiempos han cambiado, y ya casi solo funciona con los niños, y eso hasta que cumplen 20 años, y la mitad hacen lo que quieren. (No todos los hijos siguen ideológicamente el camino de sus padres, ni mucho menos).