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Sobre el evangelio de Lucas, 9

Un niño salido de madre I

10. Nacimiento de Juan. 

El texto referido a la estancia de María en casa de Isabel y Zacarías (Lc 1, 39-56) concluyó sin noticias sobre el parto de la anciana Isabel. Tal acontecimiento no encajaba con la enseñanza expuesta ahí por Lucas. El último dato de dicho relato solo dio cuenta del regreso a casa de la jovencita de Nazaret. El nacimiento de Juan el Bautista y lo ocurrido en los días posteriores fue tratado por el autor de este evangelio en una nueva escena construida con dos partes bien diferenciadas. La primera dice lo siguiente:

“A Isabel se le cumplió el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo. Sus vecinos y parientes se enteraron de lo bueno que había sido el Señor con ella y compartían su alegría.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño y empezaron a llamarlo Zacarías, por el nombre de su padre.
Pero la madre intervino diciendo:
– ¡No!, se va a llamar Juan.
Le replicaron:
– Ninguno de tus parientes se llama así.
Y por señas le preguntaban al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan», y todos quedaron sorprendidos. En el acto se le soltó la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Toda la vecindad quedó sobrecogida, corrió la noticia de estos hechos por toda la sierra de Judea y todos los que los oían los conservaban en la memoria, preguntándose:
– ¿Qué irá a ser este niño?
Porque la fuerza del Señor lo acompañaba”
(Lc 1,57-66).

 

10.1. Lucas insiste con este nuevo relato en dar prioridad a su enseñanza

El evangelista ha seleccionado para elaborar su guion las circunstancias y los hechos idóneos cara a dar agilidad y desenvoltura a su pedagogía. El carácter narrativo distingue esta sección del himno de Zacarías (vv. 67-79) al que precede. El nacimiento del Bautista aparece en portada, pero sin enmarcar en un ambiente concreto ni hacer mención de algunas de las circunstancias y acciones humanas habituales en un momento tan jubiloso como ese. El acontecimiento se cuenta de sopetón y de manera desacostumbradamente escueta: “A Isabel se le cumplió el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo”. Lucas se limita a fijar en su escrito la evidencia histórica del nacimiento de Juan. Los sucesos sobrevenidos a partir de dicho dato quedan fuera del realismo; solo tendrán utilidad para ser usados como soportes de la pedagogía social seguida por el evangelista.
10.2. Los primeros personajes en salir a escena pertenecen al círculo más cercano de la pareja

formada por Zacarías e Isabel: “Sus vecinos y parientes…”. Resulta lógico. Es habitualmente ese colectivo el primero en conocer la feliz noticia de un alumbramiento (“…se enteraron…”). La manera de decirlo tiene el sello de Lucas. Desde el primer momento coloca su enseñanza en primer plano. Los vecinos y parientes son conocedores de la esterilidad vivida tanto tiempo, hasta la ancianidad, por Isabel… ¡y por el pueblo!  Y, además, reconocen en forma implícita que ha sucedido lo que se tenía por imposible: una puerta abierta a la Salvación, prueba evidente que identifica a quien está detrás de este glorioso momento: “…se enteraron de lo bueno que había sido el Señor con ella…”. La última nota dando cuenta de la reacción de ese grupo (“…y compartían su alegría”) le sirve a Lucas para corroborar cómo empiezan a cumplirse las palabras del mensajero Gabriel respecto al jubilo despertado por el nacimiento del inesperado niño: “Será para ti (Isabel) una grandísima alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento”.

 

10.3. De nuevo Lucas saca partido de un evento, esta vez legal y social, para imponer su enseñanza

El acontecimiento está solo enunciado. Y de forma tan concisa como hizo con el nacimiento: “A los ocho días fueron a circuncidar al niño…”. El dato temporal (“ocho días”) responde a la estricta legalidad según se recoge en el Levítico: “El octavo día circuncidarán al hijo” (Lev 12,3), que se justifica por terminar el período establecido también por ley como de impureza de la madre (Lev 12, 2). La normativa divina fijada por medio de Moisés (“El Señor habló a Moisés”; Lev 12,1) aumentaba el tiempo de impureza de la madre a dos semanas ¡en caso de haber dado a luz una hija! (Lev 12,5). La circuncisión era un signo de pertenencia al pueblo descendiente de Abrahán y huella indeleble del pacto hecho por Dios con este patriarca (Gén 17,9ss.). El niño Juan quedaba así identificado de forma legal como miembro del pueblo de Israel.

 

10.4. La circuncisión da pie al tema central de esta sección:

el nombre del recién nacido: “…y empezaron a llamarlo Zacarías”. Aunque ambas cuestiones no tienen relación entre sí, la aparente asociación con que el texto las presenta parece indicar lo contrario, que el nombre se daba en el momento de la circuncisión. La deliberada indeterminación de Lucas al presentar los hechos revela su empeño en dejar a un lado el rigor histórico para poder ganar terreno con su pedagogía. Los anónimos personajes incorporados a la acción intervienen, al hilo de mencionar la circuncisión del bebé, dándole el mismo nombre que el de su padre: “…a llamarlo Zacarías, por el nombre de su padre”. Tal vez el evangelista desconocía la costumbre de poner al primogénito el nombre del abuelo. Sea como fuere, lo que interesaba a Lucas era recalcar la idea de parientes y vecinos de que ese nuevo niño actuaría en continuidad con la tradición. El nombre, cualquier nombre, además de representar en aquella cultura el cometido existencial de esa persona, tiene, como en cualquier otra cultura, un marcado carácter social. Señala la propia identidad en relación con el resto de personas de su ciclo vital. Llamar al chiquillo Zacarías significaba en definitiva atarlo a las costumbres y las prácticas de siempre, una forma de actuar cumplidora de la Ley, leal a la religión, seguidora incansable de la santidad y el culto y distinguida por su decrepitud y esterilidad.

10.5. Isabel no aceptará el nombre que clasifica a su hijo como continuador de las arcaicas maneras de vivir

Ella tiene experiencia sobrada sobre la vejez y la inutilidad. Ese niño de pocos días, de acuerdo a lo indicado por el mensajero Gabriel (Lc 1, 13ss.), abrirá nuevos caminos. Isabel, su madre, saldrá, pues, apresurada, reaccionando con contundencia. Y, al igual que María, se encargará, en contra del uso tradicional, de asignar nombre a su retoño: “Pero la madre intervino diciendo: – ¡No!, se va a llamar Juan!” (‘Yahvé ha mostrado su favor’). El nombre de ese niño confirma su futura tarea de hacer caducar la práctica tradicional en connivencia con la injusticia, estableciendo un puente al momento definitivo de la Salvación.

El nombre Juan no encaja en los hábitos sociales ordinarios, seguidos sin rechistar por el pueblo desde mucho tiempo atrás. Para los obsesionados con la inmovilidad, dicho nombre desentonaba y despegaba al niño de la línea familiar marcada por su padre. Y, por si fuera poco, provocaba desconfianza al haber salido de labios de su madre, ¡de una mujer! El pueblo estaba tan apegado a sus costumbres que manifestaron su oposición a ese nombre utilizando como argumento que carecía de arraigo familiar: “Le replicaron: – Ninguno de tus parientes se llama así”. Y, no se conformaron con tal razonamiento; del argumento pasaron a la acción poniendo en duda la decisión de Isabel e intentando desautorizarla. Acudirán, por tanto, al padre para obtener de su autoridad el verdadero nombre del niño.

 

10.6. Los vecinos de Judá continúan erre que erre queriendo conservar las normas tradicionales

Emplearán todos los medios para hacer decir a Zacarías lo que ellos quieren oír: “Y por señas le preguntaron al padre cómo quería que se llamase”.  La forma especial de preguntarle (“por señas”) suele pasar desapercibida. Según indicaba Lucas ¡de manera reiterada! en el relato del anuncio de la llegada de la Salvación dirigido a Zacarías, este se quedaría sin habla: “Pues mira, TE QUEDARÁS MUDO y NO PODRÁS HABLAR hasta el día que eso suceda, por no haber dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento” (Lc 1,20). Llama la atención que el evangelista haya escrito ahora que le preguntaran haciéndole señas, forma necesaria para con un sordo, pero no con quien solo está impedido para hablar. Este dato apunta a considerar la mudez de Zacarías no como un castigo, sino como una consecuencia de su negativa a dar crédito (cerrar los oídos) a la inmediata irrupción de la Salvación. En definitiva, la gente hacía uso de gestos y muecas buscando por parte del sacerdote una declaración a favor de la continuidad de la tradición.

 

10.7. Lucas echa mano del formalismo para dar cuenta, teatralizando,

de la respuesta de Zacarías a la demanda de la gente: “Él pidió una tablilla…”. Cuando para un mudo, las señas, ¡ahora sí!, son su manera habitual de comunicarse, el evangelista obvia ese método e introduce un formato escrito tratando de dar seriedad al tema y resolverlo con carácter concluyente. Aunque una tablilla no se tenía a mano con facilidad, Lucas deja a un lado el realismo con tal de atribuir a Zacarías su decidida intención de despejar dudas respecto al nombre: “…y escribió: <<Su nombre es Juan>>”. La pronta y unánime reacción de la gente demuestra su decepción ante la inesperada respuesta del sacerdote. Causó sorpresa y desencanto ver cómo un hombre destacado de la religión y el culto se desvinculaba de las costumbres tradicionales seguidas por el pueblo elegido: “…y todos quedaron sorprendidos”.

10.8. Pero esta decisión de Zacarías entrañaba romper con su pasado estéril,

para aceptar el Proyecto Salvador anunciado por el mensajero Gabriel. De manera que el fin de su sordera abrió todo el cauce a facilitar su comunicación: “En el acto se le soltó la lengua…”. El texto no habla de acción sobrenatural, sino de resultado de un cambio de postura. No hay milagro, se trata de consecuencia. De manera que las primeras palabras de Zacarías son un reconocimiento de quien demuestra estar permanentemente a favor de la libertad. Todo acontecimiento conducente a la Salvación cuenta con su respaldo: “…y empezó a hablar bendiciendo a Dios”.

El hecho de llamar Juan al hijo implicaba una ruptura con el pasado. Algo insólito estaba ocurriendo: La decadencia había abierto paso a la fertilidad. El nombre Juan significaba el abandono de un circuito, que había dado prueba de no llevar a ninguna parte, para iniciar una ruta desconocida por todos. Avisaba de un salto innovador. Pero lo nuevo estremece; la anquilosada fidelidad a la tradición ha dado siempre la espalda al futuro. No es extraña la afirmación de Lucas: “Toda la vecindad estaba sobrecogida”.

 

10.9. El nombre del niño advierte de su importante papel histórico

Su tarea de adulto tendrá como objetivo echar definitivamente el cerrojo a un ciclo socio-religioso cuarteado por tanto tiempo de función improductiva. Él actuará como heraldo, instando a prepararse para consentir y dar adhesión al Proyecto de Liberación. La noticia acerca de ese nombre alarma. Atemoriza pensar que pueda hacer vacilar la seguridad de una ideología basada en la Ley Sagrada; que resquebraje las antiguas creencias y saque a la luz la esterilidad de la forma de vida del pueblo. Juan será considerado un niño salido de madre. El hecho tuvo repercusión en toda Judea, la depositaria de la pureza institucional: “…corrió la noticia de estos hechos por toda la sierra de Judea”.

Ese nombre, Juan, impuesto con desobediencia a la vía tradicional, calaba hondo. No fue un suceso pasajero. Quienes lo conocían quedaron inquietos pensando en los cambios que acontecerían a partir de las actuaciones de ese niño al llegar a la edad adulta. Y la intranquilidad alcanzó una dimensión social: “…y todos los que los oían los conservaban en la memoria preguntándose: -¿Qué irá a ser este niño?”.

 

10.10. Lucas, conocedor de la completa historia del incombustible Juan,

concluyó esta primera parte narrativa, incorporándose al texto como narrador para dejar constancia de la energía vital con la que El Bautista logró poner patas arriba la falsa seguridad de los líderes políticos, sociales, económicos y religiosos de su tiempo, preparando a la gente ante la gran oportunidad de la Liberación a punto de aparecer:

“Porque la fuerza del Señor lo acompañaba”.

 

 

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