Los diez mandamientos tienen una larguísima tradición desde su primera formulación en que no eran diez ni mandamientos sino las palabras de la Alianza reveladas a Moisés.
En su primera redacción en Ex 34, la intención fundamental es convertir una muchedumbre recién salida de la esclavitud en un pueblo libre bajo el dominio del Dios que les ha librado. Pero este Dios es alguien a quien nadie va a poder ver ni siquiera a través de sus imágenes. No será una tarea fácil para quienes han vivido en Egipto y conocido las esculturas -a veces monumentales- y las pinturas de los dioses.
De ahí la prohibición de hacerlas y todas las líneas rojas que se trazan para el encuentro siempre peligroso con los pueblos circundantes.
Por otra parte, junto a grandes novedades como la institución del sábado, ese día de descanso incluso para los esclavos, hay concesiones inevitables a la cultura machista: se manda no codiciar la mujer del prójimo pero ni se piensa que la mujer pueda codiciar a un marido ajeno.
A lo largo de los siglos se va llegando a la formulación que se contenía en el catecismo de Ripalda de 1591. Todavía se mantenía la prohibición de desear la mujer ajena y las formulaciones no son mandatos sino expresadas en infinitivo: no matar, no hurtar, no levantar falso testimonio… En tiempos de Moisés se trataba de no cometer adulterio, ahora se habla de no fornicar.
Finalmente llegamos al día de hoy en que de nuevo se toma la forma imperativa y se habla de no cometer acciones ni tener pensamientos y deseos impuros.
Pero dicho todo esto, hay que hacer notar que se trata de cosas que no hay que hacer, salvo en el primer mandamientos (amar a Dios sobre todas las cosas) que salvo para los místicos nunca ha significado nada práctico y santificar las fiestas, es decir, acudir a la misa dominical.
Todo esto ha traído como consecuencia que el pueblo fiel ha estado formado por personas creyentes en Dios, buenos ciudadanos que acudían a misa los domingos.
En un artículo reciente, la benedictina norteamericana Joan Chittister hacía notar que en la Iglesia que declina “no contaba tanto la obligación de dar la vida por los demás”. Cierto que en todas las generaciones había figuras egregias que descubrían ese mandamiento nuevo y lo llevaban adelante hasta a veces cumplirlo literalmente. No era el caso de los creyentes normales.
Se puede argumentar que una corporación tan enorme sólo puede mantenerse unida con un programa de mínimos. En caso contrario cundirán las deserciones, como le ocurrió a Jesús con su discurso del pan de vida. Sin embargo, quizá lleguen unos tiempos en que el programa de los creyentes, el núcleo de la catequesis sea ese mandamiento nuevo –y tan nuevo– de amarse unos a otros poniendo en juego la vida. Trozos de vida, de tiempo, de dinero, de dedicación, de empatía, de acogida, de consuelo.
Quizá se pueda soñar en una Iglesia de buenos ciudadanos -que cumplen, por tanto los mandamientos- pero que son a la vez militantes, transmisores del amor y la entrega de Jesús.
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Pero, entonces, los diez mandamientos que conocemos, quién los escribió? O debo de decir los redactó?
Me he quedado sorprendida. Buena señal. La capacidad de sorprenderte lo encuentro algo muy positivo. Santiago, no sé por qué siempre he pensado que usted vive por la zona donde ha habido este desastre. Parecía la película El día de Mañana, la he visto como diez veces. Pero no era una película. Tremendo.
Están usted y su familia bien? Si tiene un ratito, me contesta, por fa.
En hebreo, mandamientos es mitzvot y son más de 600 en la Ley (el llamado Pentateuco en las biblias cristianas) En hebreo, el contenido de las Tablas del Pacto (Luchot HaBrit) se nombra como Las diez Palabras (en hebreo antiguo Asereth ha-D’bharim) o los Diez Asuntos (en hebreo rabínico Asereth ha-Dibroth). Hay una diferencia significativa entre mandamientos (regulación ética de la vida ritual y cotidiana) y lo Diez Asuntos (condiciones del Pacto entre Yavhé y el pueblo). Haber perdido el significado de esta diferencia ha llevado a que se interpreten los mal llamados “diez mandamientos” en clave legaloide.
Veamos el ejemplo más claro.
El primer Asunto del Pacto no es “amarás a Dios sobre todas las cosas” (como reformulan ciertas tradiciones cristianas, a partir del pasaje evangélico e donde Jesús resume toda la Ley y los Profetas en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo). El primer asunto es “Yo soy Yavhé tu Dios, el que te sacó de Egipto”. Ahí no hay mandamiento alguno (ni de hacer ni de no hacer), es una Palabra o Asunto de hecho que pone el fundamento del Pacto.
El segundo Asunto tiene tres mandamientos (1 no hacer imágenes, 2 no inclinarse ante imágenes, y 3 no servir a imágenes; puede verse como una progresión, pero son tres mandamientos), pero nuevamente incluye un hecho fundante de tal Asunto y del Pacto completo: Yo soy un dios fuerte y celoso, duro hasta el extremo con quienes me aborrecen y misericordioso hasta el extremo con quienes me aman. Puede parecer intrascendente esta distinción entre Asuntos constitutivos del Pacto y Mandamientos. Quizá pueda tener mayores consecuencias
Abrazos y esperanzas
Rodrigo
P.D. Por cierto, a veces dice más lo que no se dice. Me llama la atención que Carlos menciona que hay sólo dos excepciones a mandamientos de no hacer, que los refiere de una manera en que no existen tal como los menciona -amar a Dios y santificar las fiestas, ambas reformulaciones cristianas muy posteriores- pero omite el quinto Asunto, fundamental en la lógica del Pacto: honra a tu padre y a tu madre.
Perdón, creo que no he entendido bien. Por lo visto el programa de mínimos son los mandamientos.No. No me refiero a eso. No.Sorry.
Y , solamente una cosa. No he codiciado jamás a un varón. En absoluto. O salta la chispa entre los dos, o no salta. Porque para mí, el varón no es un objeto.Ni la mujer. A mí no me lo tiene que decir ningún mandamiento. A otros y otras, no sé. Supongo que es cuestión de vocabulario, pero, uf. No.
Con ánimo de llevarte la contraria,ni el programa de mínimos se cumple(no mentirás,no codiciarás los bienes ajenos,no robarás, qué es robar…etc). En cuanto a dar la vida por lo demás. Dar la vida : dependiendo del contexto y del desarrollo y el grado de conflictividad del país donde vivas,diremos la vida,el tiempo,la salud,entendiendo la salud como un concepto genérico incluyendo aquí la posibilidad de que te tomen como un tipo raro o desubicado. Más raro que era Jesús….
Pues sí.Programa de mínimos. Mil veces lo he pensado y alguna vez escrito aquí.
Pero mínimos no excluyentes.No sé por qué no se puede llegar a hacer. No lo entiendo.Lo que hace falta es voluntad de hacerlo. La hay?