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Carta abierta a Manuel Ossa

        Querido Manuel: 

        Hace unos días publiqué en ATRIO tu artículo Fe cristiana y cambio de paradigmas. Más que participar en el hilo de comentarios que ha abierto esta publicación, quisiera explicarte con más detalle el grado de sintonía que sigo sintiendo con lo que expones allí. Sintonía, más que con las formulaciones conceptuales que allí expresas –alguna tan luminosa como esa de “Dios no existe, acontece”–, con el estado en que se encuentra actualmente la perenne búsqueda a la que te refieres desde el principio de tu ya larga vida.

        Quizá mi sintonía es muy especial porque nuestras vidas, distanciadas en el espacio, coincidieron con gran exactitud en el tiempo vivido: los dos hemos llegado a los 91 años lúcidos, tras un recorrido parecido en las vivencias de cuna, en la vocación religiosa que marcó nuestra juventud y en las decisiones personales tomadas en plena adultez que variaron tanto, aun permaneciendo nuestra búsqueda interior, con la permanencia en nosotros de una fe personal tan desnuda como firme, tras atravesar tantas noches oscuras y afrontando la crítica racional. 

        Tú empiezas tu artículo con unos versos de San Juan de la Cruz como resumen de tu búsqueda. El cántico espiritual, sobre todo en la versión de Amancio Prada, me ha acompañado largos periodos de mi vida, cuando hacía tantos viajes por carretera y pasaba tanto tiempo en semáforos y atascos de mi ciudad. Pero hace poco, en la espera de una visita médica, me encontré con una de las plegarias de Marcel Légaut, que seguramente había leído varias veces pero que solo ahora la he hecho mía. Te la ofrezco para ver si sintonizamos hoy con ella para expresar lo mismo que quería trasmitirnos el frailecico Juan de Yepes. 

 Dios,
Pregunta unida al hombre
que adquiere conciencia de sí;
Pregunta afín al misterio
que el hombre es en sí;
Pregunta que nace del vacío de la “ausencia”
que crece si se ahonda en él; 

cuando el hombre sabe mantenerse ahí,
se abre sobre sí; 

Pregunta nacida del silencio de la “espera”,
que se nutre de ella, que muere con ella
cuando el hombre se reniega; 

Pregunta que no soporta
ninguna respuesta verdadera
pero que sin cesar sugiere alguna
cuando permanece viva; 

Base misteriosa de unión entre los hombres
cuando cada uno se encara con ella en el secreto;
raíz de discordia entre ellos
cuando cada uno le da respuesta fuera del silencio. 

                Marcel Légaut, de Plegarias de hombre, IV. 

 

        Basándome en ella, como explicando cada estrofa para articular el discurso –práctica muy carmelitana para camuflar la cantidad de erotismo que contenía su poesía– quiero exponerte algo de lo que pienso y que me ha hecho revivir tu artículo-manifiesto que hice mío 

 

Dios, pregunta unida al hombre que adquiere conciencia de sí 

        Se han hecho tantas teorías sobre el origen de la religión que parece extraño, o incluso un postureo, que algunas personas sigan en serio preguntándose sobre el supuesto creador inteligente de todo el inmenso Universo en evolución. Pero es que la pregunta no nace solo al ver las estrellas o el inmenso mar con sus tempestades o el fuego escupido por los volcanes. Tampoco está el origen de la religión en la manera como se ha utilizado el concepto de Dios (Aton, Teos o Alá) para formar sociedades disciplinadas. Ni es solo herencia cultural de los ancestros.  O mero espejismo al recibir impulsos bioenergéticos de ocultos algoritmos o  

        Dios es, antes que nada, pregunta de la persona que, desde niño, o en algún momento histórico o por progresivo ahondamiento de su conocimiento interior, se ha planteado el “¿Quién soy yo?” como una cuestión fundamental a su vida de humano. Tengo no solo recuerdos, que podrían haber sido manipulados posteriormente por el ego, sino escritos fehacientes de que antes incluso de la adolescencia, antes de estudiar filosofía o gnoseología, antes de leer a Tomás o Agustín o Descartes, la pregunta sobre quién o qué era la realidad que me envolvía y quién era yo mismo existía en mí. Y que la búsqueda a la pregunta no me ha sido impuesta ni apagada por las respuestas recibidas que no supieron “decirme lo que quiero”. Esa permanente búsqueda interior, insatisfecha a pesar de todos los sermones, clases seguidas y libros leídos en el largo proceso de la Ratio studiorum de los jesuitas que compartimos en centros de máxima excelencia, se mantuvo e incrementó a medida que encontramos que la pregunta nos enfrentaba cara a cara con el misterio que nacía y se ahondaba dentro de uno.  

        Y llegó la vida a su madurez en la pletórica segunda mitad del siglo pasado y la necesidad de tomar decisiones bien libres para recrearnos como personas y cristianos. Ambos nos abrimos al amor y a la vida, aun cambiando de arriba abajo el personaje que al que se había ido agarrando nuestro ser. Tú te encontraste acompañado por otra comunidad cristiana (de la que el jesuita Fabro nunca quiso separarse, aunque quedó en minoría y en la que surgieron profetas como Bonhöffer). Yo me encontré con Marcel Légaut y otros aprendices con él a ser discípulos de Jesús, pero manteniéndose en la misma Iglesia y sin crear fanatismo de salvadores. Y así estamos llegando a cumplimiento de ser, emocionados por cómo acontece Dios en nuestro encuentro mediático, manteniendo nuestra honda fe con formas abiertas. 

        El haber mantenido viva la pregunta y la búsqueda de Dios no ha frenado para nada nuestra autonomía de seres libres y creadores de continua novedad. Al final de la vida yo me atrevo a decir que todo ha sido un don y una creación persona. En leguaje oriental diría que todo ha sido yin y yang, recibido y creado por mí, con doble inseparable actitud: pasiva y activa. ¿No afirmarías tú lo mismo de tu vida o de la de personas que has conocido de cerca, como Roger Lenaers?  

        Es verdad es que, caminando al borde del precipicio, en noche oscura, hemos sentido la tentación de matar la pregunta esencial de nuestra vida, porque muchos consideraban ridículo que siguiéramos esclavos de un constructo humano y un nombre (Teos, Dios) creados hace más de cinco milenios por humanos ignorantes y atemorizados. Pero suprimir la pregunta ante el gran silencio de la espera hubiera sido renegarnos como hombres.  

        Otras veces nos decían que por qué seguíamos preguntando y renovando cuando ya unos textos, una tradición o una institución nos daban respuesta verdadera a la pregunta. Pero, siendo fieles a nosotros mismos, no podemos menos que mantener viva la pregunta, porque siempre se nos sugiere alguna nueva respuesta y entendimiento de todo lo anteriormente concebido. 

 

Base misteriosa de unión entre los hombres 

        Lo que creo que también es coincidente en ambos itinerarios es que la meditación interior sobre la pregunta, sobre Dios, no podía reducirse a fomentar en el ombligo del individuo elevados estados de consciencia que nos unen directamente con el Todo, prescindiendo de las relaciones interpersonales en que necesariamente vivimos como personas. Los pobres o las víctimas no son solo objetos de nuestra compasión. Son llamadas y exigencia de hacer otro mundo donde no haya explotación ni guerras. La pregunta a las puertas de Rafah (el Auschwitz de hoy) no pude ser sobre cómo Él permite esto sino sobre qué podemos hacer para evitar esas muertes y esas hambrunas.  

        Tú lo expresas y vives muy bien al decir que Dios acontece cuando hay solidaridad y fraternidad humana. Pero esa misteriosa unión entre los hombres puede también convertirse en discordia entre ellos. ¡Cuánta guerra entre religiones e incluso confesiones cristianas! ATRIO nació en parte por el terrible atentado a las Torres Gemelas y las guerras sucesivas contra Afganistán e Irak proclamadas por Bush (el Netanhayo de 2001) como cruzada inspirada por Dios contra el mal absoluto. ¿Cabe mayor absurdo? 

        Y yo me pregunto también: ¿qué podemos hacer dos nonagenarios como nosotros dos, desde nuestros dos lejanos observatorios (que regalo tan inmenso haber podido llegar a la vejez con Internet) y pequeñas comunidades para adelantar una situación mundial (global e intergeneracional) de mayor fe, justicia y paz. En definitiva, de amor sincero a lo Jesús de Nazaret, que creo que tiene valor universal. 

 

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25 comentarios

  • M. Luisa

    Retomo mi breve comentario anterior que lo fue  por causa de una avería en el ordenador, lo cual una vez restablecida y antes de darle continuidad  he podido leer las bonitas experiencias que de su vida nos comparte  Rodrigo  y lo próximas y familiares que  han sido también para la mía.   Decía en mi comentario anterior  que Dios acontece no cuando hay solidaridad, sino trabajando por ella, ¿vemos acaso que haya solidaridad? ¿O bien las guerras existentes lo contradicen?  A lo mejor sí que la hay de boquilla, pero ¿realmente se vive hoy la solidaridad?  Trabajándola,  en gerundio, es decir, probándola,  es cómo pienso que en la solidaridad o en cualquier otro valor se hace presente este acontecer del que hablamos.

    También he podido leer a Alice K. Thompson a quien saludo desde aquí, y a quien además coincido con ella, pues no han sido pocas las veces en las que  he considerado insuficiente  este enfoque lineal que se sigue defendiendo aún en Atrio. Al respecto, mantuve aquí con  el  abuelo de Alicia, Javier Thompson,  algún que otro intercambio de pareceres  acerca del utillaje noológico  que Zubiri dejó para hacer filosofía hoy  a la altura de los tiempos, una superación  de la epistemología ontológica.  Una filosofía no del ser sino del estar. No se trata de ir a un fuera buscando  sentido, sino saberlo encontrar en la realidad en la que se está como lo indican las propias experiencias aquí contadas. Además,  en un  mundo repleto de  “sistemas” por todas partes, en biología,  en neurología, en sociología, etc., etc., no opera el dentro y el afuera sino  la estructura unitaria de todo el sistema en cuestión. En este caso el  nuestro que se actualiza, nos dice lo que en realidad somos,   cuando nos enfrentamos con la realidad en su acontecer…

  • carmen

    Es que tuve la sensación de que quizás no era una carta para hacer comentarios, sino para leer lo que tú piensas , has sentido y sientes. Lo pensé después, al entrar por la tarde y leer otros comentarios. A lo mejor no era el momento.

    Sé lo que piensas, quizás mucho mejor de lo que te imaginas. Te leo con muchísima atención. Creo que tienes que estar satisfecho de cómo has gobernando tú propia vida. Es que, no lo puedo evitar, llevo una maestra dentro. Y siempre pienso que a mis críos, que ya no son  solo mis críos, sino que englobó a todos los niños y adolescentes en mi cabeza, los veo tan solicos en este asunto, para mí tan importante en la vida de una persona, que, uf. Soy muy pesada.

    Creo que las cosas en el mundo mundial podrían ser de otra manera. Hay un montonazo de gente buena y un montoncico de gente que no parece tan buena. Creo que los adultos tenemos la obligación de mostrarles eso que dice esa frase tan manida: un mundo mejor es posible.Y, creo, pienso, opino que la santa madre iglesia, podría ir a unas cuantas sesiones de terapia familiar, cambiar algunas ideas, y , es posible, a lo mejor, eso podría ayudar. Pero si la dimensión espiritual que le trasmitimos a los niños y adolescentes, es la contenida en el catecismo, cuántos seguirán indagando, preguntándose el por qué?

    Ay, Dios, soy muy pesada.Cuidate mucho y no me hagas  caso. Soy un pelín extraña.Un abrazo fuerte.

    • oscar varela

      Uso ‘Responder’ – Gracias!
      ¡Buenos días!
       
      Manuel Osa (individuo ‘singular’) habla de su ‘itinerario’ personal en el ‘plural’ de una ‘COMUNIDAD’.
       
      Este es un aspecto tan importante como imprescindible de toda ‘Búsqueda’.
      Quede para otra oportunidad el considerarlo.
       
      El otro aspecto de primordial magnitud es el ‘MODO NARRATIVO’ en el que Ossa se fue percibiendo a sí mismo.
       
      Habla de un ‘itinerario observado’ por el que fue transcurriendo su vida hasta llegar a donde AHORA ‘se encuentra’.
       
      Notemos que ‘se encuentra’ él consigo mismo, con un ‘camino recorrido’ por él mismo.
      Y al ‘narrar-se’ ese ‘itinerario suyo’ le busca su SENTIDO, el de EL, el de su YO personal.
       
      Dentro de esta lógica ubico la profundidad de hecho por Antonio Duato y Rodrigo Olvera; narrar ‘itinerarios personales’; los cuales no tienen otro ni mejor estilo que el ‘modo narrativo’ de la AUTOBIOGRAFÍA, que al decir de José Ortega y Gasset -en su última maduración lingüística-, es EL CULMEN DE LA RAZÓN HISTÓRICA
      …………………………
      Cfr. Revista de Occidente – Nº 3 – 1981 – Medio siglo de filosofía – José Ortega y Gasset
      Páginas inéditas de Ortega que reproducen el borrador del manuscrito de un ensayo que, a solicitud de una revista brasileña (en la que iban a publicarse una serie de estudios acerca de los primeros cincuenta años del siglo XX), escribió el filósofo en fecha que puede situarse en 1951. Algunos pasajes del ensayo acogen o parafrasean expresiones o conceptos que figuran en su libro póstumo La idea de principio en Leibniz (nueva edición revisada, con anejos inéditos, Alianza Editorial, Madrid, 1979).
       
       
      [En Sobre la razón histórica (5 Lecciones) -Lisboa 1944- Ortega expuso su Filosofía no como una Teoría ‘hecha’ sino la que él y sus alumnos, en el Ahora comunitario de su Lección ‘estaban haciendo’ ahí en esa Aula.]

  • carmen

    Hola Antonio.

  • Santiago

    Gracias Antonio D por tu sinceridad exponiendo tu trayecto vital y espiritual donde aparece la pregunta y búsqueda existencial como universal e  innata a nuestra humanidad. Es una gracia tu persistencia y perseverancia en la “búsqueda”,  ya que Dios obra no solo en “la acción” sino en el deseo de “querer”…Y hablando de conversión, la mía fue el súbito encuentro con la Misericordia cuya impresión me dejó “marcado” para toda la vida.Enhorabuena  por tu artículo y por todo..

    Un saludo cordialS

    antiago Hernández  

  • M. Luisa

    Desde el móvil poco puedo decir pues otra vez estoy sin ordenador pero al menos vaya mi agradecimiento por estas experiencias que en sintonía comparto. Sólo como reflexión personal , no es pienso cuando hay solidaridad que Dios acontece sino trabajando por ella.

  • Rodrigo Olvera

    Comparto un par de postales de mi itinerario

    • Rodrigo Olvera

      TRES POSTALES DE MI  ITINERARIO
      En resonancia con Manuel Ossa y Antonio Duato,  a quienes agradezco tanto bien recibido de leer sus vivencias que nos comparten.

      POSTAL 1. Tengo 4 años de edad, vivo en San Juan del Río que es un pequeño pueblo del Bajío mexicano. Mi padre se formó varios años con los lasallistas, llegó a hacer votos temporales pero no los definitivos; la única formación religiosa de mi madre hasta esa fecha eran las “historias de santos” y relatos de los evangelios. Mi hermana, que es dos años mayor, a tan pequeña edad sufre ya de muchos escrúpulos fomentados por las monjitas con quienes estudió el catecismo, quienes básicamente te decían mil formas de por qué eres una persona tan mal que se irá al infierno. Estamos en misa y veo que mi hermana se acerca a mi padre y le dice que no sabe si puede comulgar porque no sabe si está en pecado mortal por algo que hizo. Escucho que mi padre le responde que la iglesia enseña que para que una conducta sea pecado mortal se requieren tres elementos: que la conducta sea una materia grave, que la persona sepa que la conducta es materia grave, y que la persona decida intencionalmente realizar la conducta sabiendo que es materia grave. Sigue mi padre explicando a mi hermana que si no se dan los tres elementos juntos, no hay pecado mortal, y termina “el sólo hecho de que tengas duda de si fue o no pecado mortal, deja claro que no lo es”.
      El regalo que me dio mi padre al escucharle responder así a mi hermana me ha acompañado en todo mi itinerario personal. Primero, porque me puso un ejemplo de cómo responder con empatía, amor y conocimiento a la duda y sufrimiento espiritual de otra persona. Segundo, porque me abrió los ojos a tan corta edad mía hacia la realidad de que muchas personas (en este caso, las monjitas del catecismo en San Juan del Río en los años 70 del siglo pasado) hacen afirmaciones religiosas que no corresponden a la enseñanza de  su propia religión, por lo que es conveniente que yo escuche, pregunte, investigue y llegue mis propias conclusiones. Y, tercero, porque  esa respuesta de mi padre me liberó de los escrúpulos, de la imagen de un dios inflexible y neurótico que no puede tener un poco de comprensión  de las circunstancias de las personas.

      POSTAL 2. Tengo 11 años de edad, sigo viviendo en San Juan del Río. Cuento un chiste sobre Jesús, es un chiste muy inocente y hasta ingenuo. Alguien – creo que una tía, pero no recuerdo con precisión- me regaña diciendo que burlarse de Dios es un pecado muy grave, es un insulto del que debo confesarme inmediatamente para no correr el riesgo de morir en pecado mortal. Le respondo que Dios debe ser mejor persona que yo, y que si yo soy capaz de no tomarme a mí mismo tan en serio y hasta reírme de mí mismo, seguramente Dios tiene mejor sentido del humor y hasta se ha de estar riendo con mi chiste.
      Esta vivencia también ha sido muy significativa en mi itinerario personal. Con el tiempo, y con unas convicciones personales diferentes a cuando tenía 11 años, reformulé la idea: “Si Dios existe, y si existe como un Dios personal, debe ser mejor persona que las personas humanas”. Desde los 11 años, a partir de esta vivencia, ése es uno de mis principales criterios para evaluar cualquier idea o abstracción que se afirme sobre Dios o sobre la voluntad de Dios: “si la afirmación implica que Dios es peor persona que cualquier hijo de vecina, no es aceptable como verdadera para mí”. Mi  experiencia entonces fue notar que más o menos el 90% de los sermones que escuchaba en las misas me resultaban inaceptables, porque implicaban la imagen de un dios neurótico, narcisista, machista, sin regulación de emociones ni sentido del humor, irascible, antidemocrático, autoritario y prácticamente un “asesino perdonavidas a cambio de tu sumisión incondicional”.  Años después, por ejemplo, esta manera de ver se tradujo en que cuando alguien afirmaba que “la iglesia no es una democracia”, mi respuesta era “mucho menos una monarquía; si la humanidad ya ha logrado superar el modelo de monarquía absoluta, el cuerpo de Jesús no puede sino ser algo mejor que la democracia, no algo peor que ella”.

      POSTAL 3. Tengo 18 años de edad, vivo en la ciudad de Querétaro y estudio la licenciatura. Paseo por los estantes de la biblioteca de la Universidad para hacer un trabajo de investigación y me llama la atención el título de  un libro: “La herejía vaticana”. Lo empiezo y termino en una hora. Es un convincente – para mí- argumento en contra del dogma de la infabilidad papal, no sólo por la inconsistencia interna del dogma sino por las manipulaciones históricas y políticas durante el desarrollo del Concilio Vaticano I que aprobó tal dogma.  No voy a entrar a si el dogma es correcto o no. Lo fundamental de esta postal es que al final del libro se menciona que el Concilio Vaticano  I proclamó anatema a cualquier persona que no crea el dogma  aprobado. Bueno, yo no lo creo; por tanto – puesto que ese canon sigue vigente- para la iglesia católica soy anatema.
      Visto en retrospectiva, este “insight” resultó muy liberador para mí. En los siguientes años vi a muchas amistades, y a muchas otras personas a las que no conocía personalmente, sufrir el conflicto interno entre
      a) reconocer que ciertos elementos de vivencia de ser integrante de la iglesia católica entraban en conflicto irremediable con su camino personal, y
      b) su decisión de mantenerse dentro de la iglesia católica.
      Saberme anatema en automático por no creer el dogma de la infabilidad me libró de ese  conflicto; ya no había conflicto porque independientemente de si quisiera o no mantenerme adentro, institucionalmente estoy fuera. Ya está.  Conflicto resuelto. A partir de entonces, tengo la libertad de reconocer y tomar lo bueno de las ideas pero sobretodo de las personas que forman el catolicismo; y tengo la libertad de seguir el camino coherente con mi ser. Ojo, no digo que mi camino sea mejor; no hago menos a quienes eligen mantenerse adentro de la iglesia católica con todo y la tensión interior que les representa.

      Mi itinerario personal, por supuesto, no se reduce a estas tres postales. Mi camino, definitivamente, no es mejor que otros; tan sólo es el que ha sido mejor para mí hasta ahora, 7 de junio de 2024. Ha valido la pena recorrerlo, aunque sigo abierto a nuevos giros, hondonadas, valles y montañas; siempre atento a la belleza, a la esperanza y a tratar de aportar un grano de maíz para la mesa común de la Humanidad.

      Abrazos y esperanzas

  • Roman Díaz Ayala

    Cuando una persona se pronuncia de una manera tan hondamente testimonial y a corazón abierto, cualquiera otro comentario es algo así como un balbuceo. Antonio nos resulta mucho más cercano, íntimo, que Manuel Ossa. Ya costaba algún trabajo comentar al segundo, que fue el primero en tiempo, sin irnos por las ramas.Los paralelismos son evidentes y al mismo tiempo dan el perfil de lo que fue aquella generación de clérigos, a quienes les pilló el Concilio  ya formados mentalmente en los grandes sistemas filosóficos y teológicos y que para la pastoral y para conducirse por casa tenían mucho del catecismo y poco de la Biblia, un poco más en los religiosos con los carismas de sus fundadores. Se notaba una ausencia tan grande de la mística, reservada para un pequeño círculo de estudiosos, que un teólogo lanzó la frase de que el siglo XXI  será un siglo de místicos o no será.

    El concilio nos atrajo a una mística que teníamos poco experimentada anunciando el crepúsculo para la Iglesia de sus viejos sistemas filosóficos y nos invitaba a entrar en una época provista con un lenguaje nuevo. Los jovencísimos de entonces entrábamos estrenando zapatos nuevos para recorrer las andaduras que se nos ofrecían. pero a los maduros y formados los tomó con el paso cambiado y sin saber qué calzar.

    La nueva cultura secular había ido deconstruyendo la intervención de Dios en el mundo con métodos filosóficos y científicos, pero la imagen de Dios y su vivencia era algo más profundo que anida en el corazón humano. Y de ahí el conflicto, la búsqueda a ciegas, la lucha por la reconciliación de alma y corazón, de espíritu y mente.

    El proceso de secularización se hizo imparable para la sociedad europea toda. Detrás del telón de hierro lo fue por imposiciones dese arriba, en la Europa de las libertades tal proceso fue “dejando hueco para las religiones privatizadas o sustitutas” (Norman Birnbaum).No resulta nada extraño  que tenga que haber una reinterpretación de todo el cristianismo. 

  • Javiierpelaez

    Antonio que bien tienes la cabeza a los 90 años.Joder yo firmaba.Y no lo digo para desmerecer lo que has escrito,es que en mi familia la tendencia a perder la chola es tremenda aunque hay excepciones. No lo leas este comentario como edadista.

    Por lo demás coincido básicamente con la idea que Dios acontece en determinados contextos de solidaridad. Yo no tengo una conciencia de ser religioso desde niño. Yo me convertí en la adolescencia que estaba metido en cosas de voluntariado con marginados. Es verdad que el ego o el yo reconstruye el pasado y en parte se lo inventa,pero yo aproximadamente tengo esa idea de mi conversión en la adolescencia. Tb es verdad que uno está en permanente conversiòn . Bello lo que escribes.

    Bello y lúcido.  

  • ELOY

     Muy oportuno e interesante tu planteamiento, Antonio. Gracias.  

  • carmen

    Perdón.A lo mejor no he entendido bien la finalidad de la carta. Si ha sido improcedente mi comentario. Lo siento.

    • Antonio Duato

      No, Carmen, no han sido improcedentes tus comentarios. En el primero dices e esencia: “esa pregunta se la hacen todas las personas, sean o no religiosas”. Claro. Pero el problema es que eseguida se les dice: a todas esas preguntas hay que responder con lo que dice el catecsm. Allí tiene todas respuestas. No se te ocurra seguir dudando y haciéndate nuevas preguntas que por ese camino vas a perder el don sagrado de la fe. En cambio Manuel y yo no dejamos de hacernos prguntas, de seguir preguntándose por el sentido último, de seguir buscando a Dios no quedaando satischas ni por la letra escritura o de los dogmas. Auque tampoco pr los nuevos dogmas de una ciencia presuntuosa que dice que eso de Dios lo tiene casi resuelto.

      Pero ptro día continuaremos. Que tengo mucho que hacer y eso, sí, voy más lento con tofo…

      • Antonio Llaguno

        En este sentido, me permito recomendaros este artículo del profesor Manuel alfonseca sobre los naturalismos y materialsmos y su relación con la religión.

        Alfonseca, en cuestiones religiosas, es bastante tradi, pero en cuanto al conflicto (inexistente en mi opinión) ciencia-fe es muy bueno.

        • Isidoro García

          Amigo Antonio LL., he leído los tres posts de Alfonseca, y están bien.

          Pero el naturalismo religioso, según Philip Hefner, es una variedad de naturalismo que implica un conjunto de creencias y actitudes de que hay aspectos religiosos de este mundo que pueden ser apreciados dentro de un marco naturalista”.

          En el marco de la Ciencia, como en el religioso o en filosófico, hay múltiples variantes, y por eso no se pueden hacer aseveraciones generales, contra una línea general, aduciendo ideas de una parte del mismo. Y esto vale también, para la descalificación general de la Ciencia, que hace días hacía Antonio D. respecto a la religión.

          Hay que comprender que los científicos es una clase muy amplia, y existe la parte concreta de la Ciencia, y la parte de su Filosofía. La que es muy desconocida por muchos científicos.

          Por eso Ortega decía: «La mayor parte de los hombres de ciencia se han dedicado a ella por terror a enfrentarse con su vida. No son cabezas claras; de aquí su notoria torpeza ante cualquier situación concreta».

          (Pero en auxilio de Ortega diré, que lo mismo que dice de los científicos, se puede decir de todas las demás profesiones, y especialmente las religiosas, teólogos, y creyentes en general.

          La realidad es que andamos todos muy desquiciados, deslumbrados y perplejos ante la “incertidumbre” en nuestras vidas, y nos aferramos como náufragos, a cualquier leño que flote en el agua).

           

          El naturalismo religioso, no elimina a “Dios”, solo lo saca de escena, para situarlo detrás de bastidores. En este escenario del Universo, no estamos mas que los actores, aunque todo está dirigido tras bambalinas por “Algo” o “Alguien”.

          El cientifismo darwinista solo acepta el azar en nuestra evolución, pero no comprende que el Universo, es como una gran jugada aleatoria de dados, que se juega encima de una mesa inclinada siguiendo las Leyes constitutivas del Universo, o del gran Algoritmo, (“el Gran Espíritu”).

          Por eso es aleatorio pero al tiempo está determinado por la inclinación de la mesa. Y no solo por la inclinación, sino por una serie de protuberancias, líneas rojas, atractores y repulsores, que condicionan totalmente la aleatoriedad de la jugada. El Universo es una mesa de dados supertrucada.

          Y en este escenario actuamos los “actores”, y hacemos “lo que podemos”, pero sin ninguna interferencia directa del director. Por eso para ser actor hay que tener un cierto nivel, y aprender a moverse en escenario.

  • ana rodrigo

    A mí me pasa que ante una reflexión tan personal y tan personalizada, debo callar, manifestarte mi respeto y agradecer tu sinceridad.

    Te mando un abrazo muy grande. Porque, si todo lo que manifiestas, te ha llevado a ser la buena persona que eres, todo ha valido la pena. Los caminos de la vida (hay quien dice los “de Dios) son inescrutables y cada cual camina por el suyo, sin olvidar que lo importante no es el camino, sino el objetivo que persigue. Y éste sí es un tema en más fácil de objetivar  en una reflexión compartida.

  • Antonio Llaguno

    Me encanta leeros cuando reflexionais sobre este tema.

    En especial me ha parecido muy interesante la noción de que desde niño, antes de ser instruido y por lo tanto condicionado por nadie, ya te preguntabas por Dios.Y es que nos esforzamos por encontrar una causa externa para la fe y probablemente buscamos donde no debemos.

    La causa está dentro.

  • Juan A. Vinagre

    Comparto tu reflexión, tus convicciones, tus vivencias y tus esperanzas, AD.  Somos más que materia caduca, efímera…  En nosotros -en todas y todos los humanos- hay algo espiritual que nos define mejor que la materia. Y esta realidad no es un sueño ni una ilusión. ¡SOMOS MÁS QUE MATERIA! Nuestro pensamiento, nuestro yo con consciencia de sí y que se autoafirma -aunque muchas se equivoque- es más que neuronas… Algo de nosotros, como -por ejemplo- el pensamiento o el yo personal autoconsciente representan un salto cualitativo…, que no debemos marginar…Es verdad que podemos sugestionarnos, pero también es cierto que podemos cegarnos y no ver o ver poco, solo a corto plazo, únicamente lo inmediato. Esta es una de nuestras limitaciones y flaquezas, de nuestros riesgos, que necesitamos comprender y reconocer y aceptar…  Somos más que materia, insisto. Nuestros orígenes se hallan en ámbitos de energía inmaterial… Por eso las cosas -y las personas- no siempre saben decirnos lo que, en nuestro profundo interior, queremos…De ahí que (a mi juicio) necesitemos tener la “casa  sosegada” para ver y entender mejor… Entonces la soledad puede ser sonora… En la oscuridad-soledad se pueden intuir… y hasta producir encuentros.

    Y pasando a otro tema, adjunto: ¿Las palabras de Francisco de Asís -“Dios mío y todas las cosas”-, en el fondo no manifiestan un concepto “pan-enteísta”, que sabe ver más lejos y al tiempo más cerca, más en profundidad? (Perdón porque diga esto, pero creo que al hablar así no levito, sino que pienso que lo que digo es muy razonable. La razón no puede probarlo todo, pero ayuda a creer.) No podemos esperar o exigir demasiado de la razón encarnada, encarnada.

  • carmen

    Pues diría que lo.primero en que se tendría que llegar a un acuerdo es en si la Biblia es Palabra de Dios, o es palabra de Hombres. Y digo Hombre en sentido de varón. A las mujeres, que nos registren.Porque claro. Si es   Palabra de Dios, está todo dicho, no?

    O quizás únicamente aquellos trozos qué  gustan a cada uno Es Palabras de Dios?Realmente, uf. Si entiendo algo, que me maten. Así que, seguiré a lo mío.. pero claro, entró, leo y… fatal. Lo mejor es abandonar y dejar todo esto a personas sabias. Ellas saben. Los que somos como niños… Pues seguramente es que tenemos un retraso cognitivo.  Y, claro, mejor que no se nos tenga en cuenta.

  • Isidoro García

        El problema humano sobre “Dios”, es un problema metodológico o epistemológico. Es un problema de “interfaz”. 

    Porque ante cualquier investigación hay que contar con los instrumentos que tenemos para realizarla.

    • Isidoro García

           Lo primero, hay que aclarar la falacia o autoengaño de que si se siente “nostalgia” de Dios, es porque inevitablemente este existe.
          Dicha nostalgia de Dios es algo como una sed o hambre, que existe, porque tenemos ese instinto interior, y se siente tanto haya comida o bebida, o no los haya delante de nosotros.
          Todo es debido la insólita soberbia y orgullo humanos, que no reconoce la “triste” realidad de que nuestra mente es muy, pero que muy deficiente, y que por ello, querer hablar de “Dios”, es como si un niño de primaria se pone a inventar la bomba atómica.
          Nos comparamos con los monos, y así nos consolamos, y nos enorgullecemos. (Aunque yo he visto en documentales, a un mono resolviendo un problema técnico de acceso a comida, que yo no lo conseguía resolver).
       
          Lo que si es evidente es que mucha gente siente una sed de trascendencia, que nos ha vendo en la última adquisición evolutiva de nuestro cerebro: el “espíritu”. Todos la tenemos, pero en unos está solo latente, y en otros está mas desarrollada.
       
         En la Biblia, en los pocos contactos directos de Dios con el humano, se le aconsejaba a este no mirarle directamente. Es como ante una inmensa luz, que si la miras de frente, te deslumbra, y no ves nada. Se ve más, si miras menos.
         Por eso yo creo que para intentar hacerse una idea de Dios, hay que bajar el tiro de la mirada, y en vez de mirar a los ojos hay que mirarle a los pies, o al extremo del faldón.
           La filosofía, y la teología que se creen todopoderosos, como nuestra “gran” razón, mira a Dios directamente a los ojos, mientras que la Ciencia, más humile, mira a sus pies, a sus huellas, y con ello se sabe menos, pero lo poco que se sabe es mas fiable, y mucho menos delirante.
             Porque hay que decirlo claro: toda la teología, y la mitad de la filosofía, son un puro delirio: ideas formalmente muy bien estructuradas, pero totalmente en el aire, sin sustento alguno. Solo apoyadas en nuestra “hibris”.
       
          A Dios hay que acercarse desde la humildad del naturalismo. La única idea base y lúcida de la teología, es el postulado, (aseveración-base supuesta e indemostrable) de que Dios actúa en el humano, siempre según la naturaleza, o sea según las Leyes del Universo.
          Y armados con ese instrumento, hay que psicologizar la religión: si Dios actúa en nosotros según la naturaleza, las leyes de la psicología son la forma de explicar la supuesta acción de Dios en el humano, en nuestra mente.
           Por eso todo intento de modernizar y adaptar la religión al ser humano moderno, no pasa solo por cambiar la idea de Dios que tenemos, (teísta personal, o no-teísta, que no deja de ser solo una abstracción), sino que hay que retraducir psicológicamente, los supuestos mensajes revelados por Dios al humano.
           Un ejemplo. Todo cambia radicalmente, si los “mandamiento” de Dios, se consideran órdenes, o mas racionalmente, consejos de vida enseñados y sugeridos.
             Dios no es el B.O.E. Cuando nosotros les damos una “orden” a un niño pequeño, en realidad no les damos una “orden”, sino un consejo de lo que les conviene seguir. Y por eso si desobedecen no lo consideramos un desafío personal, sino un error, que hay que comprender y tratar de corregir. A los niños hay que fomentarles su maduración humana.
          Con esa consideración psicológica de la relación “Dios”-humano, no cabe el castigo, ni el premio a la obediencia. No tienen sentido alguno. Lo que pasa es que a los niños, se les habla como a niños, y por eso es absurdo tomarse al pie de la letra las conversaciones con niños. (“Venid, benditos de mi Padre,…”).
           Y con esta perspectiva, la moral, deja de ser una colección de leyes, y se transforma en un manual de buenas costumbres humanas deseables. Y basada dicha moral, no en un “capricho” de Dios, sino en una perspectiva humana acertada de la Realidad.
       
           Está pendiente, una lectura psicológica moderna y profunda de los evangelios. (Yo al menos no la conozco).

  • carmen

    Pero esa pregunta se la hacen muchísimas personas. Antes, ahora y siempre. 

    • carmen

      No creo que sea nada extraña. El ser humano, por lo que he leído, siempre se ha preguntado las mismas cosas. Quizás formuladas de diferente manera.

      Y, claro, no todo el mundo tiene acceso a deteeminadas lecturas, ni tiempo para dedicar a pensar porque el trabajo lo absorbe. Y, como las explicaciones que recibe , a estas alturas ya no le sirven porque su cabeza no les deja aceptarlas, abandona. Sencillamente, abandona.

      Ese es el problema. Justo ese. Habrá que buscar otras formas de enfocar estás preguntas, y, sobre todo, encontrar alguna dirección que nos permita a las personas de a pie, no tirar la toalla y decir: todo esto son paparruchas, como diría el protagonista de El Cuento de Navidad.

      Me alegro un montonazo de que personas como ustedes dos y bastantes más, hayan encontrado su camino de reflexión y , a lo mejor, hasta respuesta.

      Pero, y nosotros? No importamos?

      Creo que justo eso es lo que pretenden esas personas que están luchando contra viento y marea para construir un nuevo paradigma. Algo que no nos aleje de todas estas preguntas que muchos ya consideran absurdas, sino que nos acerque a pensar sobre ellas. Otra vez. De nuevo.

      Porque la dimensión religiosa, o como le quieran llamar, es algo presente en nuestra especie. Forma parte de nuestro ADN. No sé la razón, pero así es. Posiblemente para hacer frente a la idea de la muerte. No sé.

      Y, eso creo.

      Posiblemente sea una idea de esas románticas, aniñadas y absurdas que se me ocurren . No sé.

      Un abrazo.

  • Rodrigo Olvera

    Gracias Antonio por regresar la atención a la vivencia que nos comparte Manuel. Como sabes,  cada vez más paso de discusiones sobre ideas abstractas, y más me embelesan las vivencias que se comparten.