Estamos terminando el tiempo de cuaresma y llega la celebración de la Semana Santa o Semana Mayor. En efecto, conmemorar la muerte y resurrección de Jesús es la razón y sentido de nuestra fe. De ahí que sea necesario que en la liturgia de esos días se vuelva a leer todo el relato de la pasión, de manera que no olvidemos el origen de la fe que profesamos. Lamentablemente, la historia de Jesús es un relato tan conocido, tan presentado en el cine, en la catequesis, en las predicaciones, pero -de una manera literal- que resulta difícil liberarnos de la historia un fantástica o desencarnada que nos han transmitido para entender la hondura de lo vivido por Jesús, el compromiso a fondo de Dios con la humanidad, a través de las palabras y hechos de Jesús.
Jesús no fue un hacedor de milagros en sentido mágico, con poderes sobrenaturales para curar enfermedades, calmar las aguas, expulsar demonios o multiplicar los panes. Jesús fue un hacedor de signos que desconcertaban a sus contemporáneos o los interpelaban. Jesús acoge a los enfermos y les dice que su enfermedad no es castigo de Dios como decían en aquella sociedad y, por tal razón, no tenían que vivir escondidos, excluidos o injuriados. Jesús les dice que ellos pueden y deben estar con los demás: les da la mano, los levanta, los conforta, es decir, les devuelve la dignidad que su entorno social les negaba por estar enfermos.
Jesús no hizo gestos extraordinarios como calmar las aguas o multiplicar los panes en el sentido literal de la palabra. Si así lo hubiera hecho ¿por qué todos los que lo vieron no quedaban convencidos de sus poderes extraordinarios? ¿por qué no estaban en los días de la pasión defendiéndolo y liberándolo de la muerte? Jesús fue un hacedor de solidaridad, de comunión, de ayuda, de benevolencia, de dar desde lo poco que se tiene cinco panes y dos peces- para que nadie pase necesidad. Además, Jesús hizo de la comida -que para el pueblo judío era central como presencia de Dios entre ellos- el lugar donde Dios está con los “últimos” aquellos que la sociedad desprecia y nunca invita a compartir la mesa. En el tiempo de Jesús eran los pobres, publicanos, mujeres, niños, enfermos, etc. En nuestro tiempo siguen siendo los pobres, los migrantes, los de diferente etnia o religión, los de la diversidad sexual, las mujeres en muchos niveles y, tantos otros, que en cada realidad podrían nombrarse.
Jesús no fue un exorcista que sacaba demonios de las personas. Jesús fue un predicador que, con la autoridad de su Palabra y su coherencia de vida, liberaba a sus contemporáneos de tantos males psíquicos y emocionales que hacen que las personas tengan manifestaciones corporales extravagantes, agresivas, violentas. “Hasta los demonios se le someten”, decían sus discípulos, porque comprendían, con el actuar de Jesús, que no hay mal que no pueda ser vencido con el bien.
Algunos dirán que estamos quitándole la divinidad a Jesús con las afirmaciones anteriores. Pero no es así. Los estudios bíblicos actuales nos han ayudado a comprender la Sagrada Escritura y, por ende, la persona de Jesús, entendiendo el contexto en Él que vivió, la forma cómo se interpretaban las situaciones, las creencias, valores y actitudes de aquellos tiempos. Y, por supuesto, los géneros literarios en que se escribió la Biblia, géneros que permiten expresar la convicción fundamental de nuestra fe: ese Jesús que se hizo ser humano no en apariencia- sino realmente, por la manera cómo amó y se comprometió con los suyos es, efectivamente, “Hijo de Dios”. Esta confesión de fe, fue la que hicieron sus discípulos y discípulas, convencidos de que la muerte no había vencido el amor de Dios transparentado en Jesús, por el contrario, había resucitado y seguía vivo en los primeros seguidores, quienes se sentían llenos del Espíritu de Jesús.
Las preguntas para esta Semana Santa que llega podrían ir por ese camino: ¿hemos entendido el actuar de Jesús? ¿comprendemos que Dios no mandó a su Hijo para que cumpliera una historia predeterminada sino para que viviera entre nosotros y nos enseñará como amar y servir en el mundo creado por Él? ¿seremos capaces de vivir como Jesús vivió? ¿amar como Él amó? ¿servir como Él sirvió?
Ojalá no volvamos a repetir la liturgia que, año tras año celebramos, sin una conversión de la propia vida. Jesús no necesita inciensos, ornamentos, velas, sermones, representaciones teatrales o coros clásicos que el pueblo no puede seguir. Todo esto bien empleado puede ayudar, pero es accesorio de cara a lo esencial. Lo que urge es ponernos en el camino de Jesús -eso es convertirse, no confesarse de los mismos pecados de siempre- y seguirle. ¿Por dónde caminaría hoy Jesús? ¿Qué milagros haría y con quién compartiría la presencia de Dios? Los pobres siguen siendo el camino privilegiado, es decir, trabajar por la justicia social. El cuidado de la casa común es innegociable. La reforma eclesial no puede postergarse más. Y, así, cada persona en su realidad concreta puede nombrar esas urgencias de su propio contexto a las que hoy Jesús respondería y, por lo tanto, las urgencias a las que hoy debemos responder nosotros. Tal vez habría que ir menos al templo para contemplar más la realidad buscando que la fe que profesamos y el evangelio que comunicamos llegue a la vida concreta de las personas. Solo con obras así, podemos testimoniar que el triduo pascual no es un rito vacío sino una fuente de vida y compromiso inagotable.
Las Comunidades Cristianas Populares de Granada lamentan que el Sr. arzobispo de Granada haya adelantado el cierre del centro nocturno Madre de Dios, para atender a personas sin hogar.https://www.granadahoy.com/granada/centro-nocturno-sin-hogar-Granada-graves-trifulcas_0_1888012631.htmlAunque las procesiones se hayan suspendido por la lluvia, los cristos siguen mojándose en las calles de Granada, bajo el frío y la indiferencia de las instituciones públicas y de la iglesia granadina.Pedimos que la iglesia granadina ofrezca edificios, conventos, pisos, que la misma posee para programas de inserción e integración de estas personasNo se trata de caridad, sino de “derechos y dignidad” para las personas que viven en situación de calle.Al mismo tiempo exigimos a las instituciones públicas, especialmente al ayuntamiento de Granada, principal responsable de perpetuar estas situaciones, que garantice los derechos humanos para estas personas poniendo en funcionamiento los más urgente posible:- Un Albergue de alta tolerancia con capacidad suficiente para las necesidades de Granada- Viviendas para alquilar en régimen de Housing First, avalados por el Ayuntamiento o cualquier otra fórmula.- Educadoras/es de calle a través del Coaspsh que, de modo particular, puedan detectar, acompañar y derivar situaciones de problemas de salud mental.La calle no es un hogar. La calle mata. Derecho a la vivienda. CCP de Granada. 28 de Marzo, de 2024. Día del amor fraterno.
Es un gran problema el que tienen las personas, sin techo, sin familia y sin trabajo. Se encuentran por toda la ciudad (las ciudades, yo hablo de Granada), los ves allí donde hay algún cobijo que les proteja de la lluvia, el frío lo combaten a base de cartones y en algún colchón que han encontrado al lado de los contenedores de basura; pero por la mañana llegan los camiones de la basura y le arrebatan todos todo, incluidos sus enseres personales. Eso lo veo yo todos los días en una zona donde hay nos salientes de balcones, debajo de los cuales se protegen dos o tres sin techo cuando los dejan.
Todos los viernes, a la hora que entran los concejales y las concejalas, además de la alcaldesa, al pleno del ayuntamiento, nos reunimos (yo voy siempre que mis fuerzas me lo permiten) con carteles y hablando con la alcaldesa y la concejala encargada de temas sociales u otros que nos quieres escuchar, ayer una amiga de CCP muy activa en estas cuestiones habló en Canal Sur y en la cadena DER-radio Granada, pero no hacen nada, incluido el arzobispado, como se dice en el escrito enviado ayer a la prensa. En la puerta del ayuntamiento también hay personas que padecen el problema y piden trabajo, piden una segunda oportunidad, expresan los problemas de salud que tienen debido a la situación que viven, etc. Y, a pesar de todo, nadie hace nada. Eso sí, la gente cofrade se pasa llorando todos los días porque no pueden procesionar -por la lluvia- sus imágenes, con todo su escandaloso boato de todo lo que supone competir por ver quién hace ostentación de mayor riqueza: metales preciosos, piedras preciosas, flores, vestimentas, inmensos mantos de las vírgenes, estandartes bordados con hilo de oro y plata…… (uno con el águila franquista y el nombre de Franco junto a la fecha del 18 de Julio).
En fin, desde el punto de vista evangélico, un absurdo, pues si el Jesús histórico pudiese manifestarse, cogería nuevamente el látigo y echaría del templo, de las catedrales y de las calles, a toda esta gente y sus riquezas, cargaditas a tope de mentira con respecto a lo que dicen representar. Jesús murió, desnudo, abandonado de sus seguidores, no de sus seguidoras (Mc.15,40: “Había también unas mujeres observando aquello de lejos, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el pequeño y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea le seguían: y, además otras muchas mujeres que habían subido con él a Jerusalén“)
Sin yo juzgar los sentimientos de fervor y devoción de las personas que así lo manifiestan, la Iglesia Institución debería poner límites en algún sentido porque esto va a más y no hay quien lo pare.
Yo me pregunto si es ésta la manera de dar a conocer lo que fue la vida de Jesús y su mensaje, no sólo su muerte, muerte cruel, terrible e injusta, como la de tantos millones de víctimas que han sido cruelmente asesinados por luchar por causas justas, unos siguiendo el ejemplo de Jesús y otros y otras muchas por defender los derechos de las personas. Ha habido y hay muchos cristos maltratados y asesinados en este momento, pongamos por caso a los niños, niñas, personas mayores, mujeres y hombres de Gaza que, escuchando ayer a la portavoz de la ONU en su “anatomía de un genocidio”, cualquier persona con un mínimo de sentido del sufrimiento, se nos rompe el alma. Así que en un noticiario, transmitiendo y retransmitiendo la semana santa española al lado de lo que está ocurriendo en nuestro mundo y en nuestro entorno más próximo, nos entra la duda de si la parte del cerebro que nos da la posibilidad de pensar y sentir, tiene algo de humano colectivamente, eso que llamamos tradición, identidad o cultura popular, semana santa.
https://www.pagina12.com.ar/humor/rep/724836
Para reflexión tomo el siguiente texto del articulo:
Tal vez habría que ir menos al templo para contemplar más la realidad buscando que la fe que profesamos y el evangelio que comunicamos llegue a la vida concreta de las personas. Solo con obras así, podemos testimoniar que el triduo pascual no es un rito vacío sino una fuente de vida y compromiso inagotable.