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Reflexiones espirituales en Cuaresma

Estamos a mitad de Cuaresma y va empezar el Ramadán. Dos periodos de trabajo interior, de cambio de mente (metanoia, penitencia), de oración (adoración, deseos profundos) y de ayuno (fortalecer voluntad y abstenerse de lo superfluo) que son convocados por las dos mayores agrupaciones de creyentes del mundo.

Tradiciones ambas nacidas de idénticas fuentes (la biblia) y costumbres (mayor o menos influencia del ciclo solar o lunar para medir el tiempo) ambas permanecen vivas en sus intuiciones religiosas originales (fe en Dios y fraternidad humana), aunque han cometido tremendos errores y crímenes en la historia, sobre todo al confundir el espíritu con la letra y protagonizar cruzadas y yihads, teóricamente en nombre de Dios pero, en verdad, por la ambición de poder de sus papas y ayatolás que se presentaban como representantes indiscutibles de Dios en la tierra.

Hace cinco años, aproveché la cuaresma para presentar en ATRIO una serie de reflexiones espirituales, la única serie de ese tipo que he publicado en los veintitres años que llevo moderando este blog. Me gustaría mucho volver a ofrecer aquí mis reflexiones espirituales (síntesis de vivencias íntimas de fe, integradas en la visión global de la realidad que ordena todo los datos percibidos por los sentidos y sensores con los repensamientos propios y ajenos). Pero “stoy trabajando en ello... Entretanto creo que puede valer ahora invitaros seguir eso que escribí y muchos de vosotras y vosotros comentasteis:

REFLEXIONES PARA LA CUARESMA DE 2019

Mis reflexiones de entonces seguían el esquema del texto original de los ejercicios de Ignacio de Loyola, actualizados con la experiencia de toda mi vida y del acompañamiento en el llegar a ser discípulo de Jesús que ha significado desde 1973 la lectura y contacto con Marcel Légaut. Es verdad que desde marzo de 2019 aquí he vivido acontecimientos que han ido enriqueciendo mis conocmiento del mundo y de mí mismo. Señalo estos:

  • el 1 de junio de ese año 2019 tuve la primera noticia de Alexander Grothendieck cuyos textos han multiplicado mi aprecio por el camino de Légaut, ya que él lo eligió como hermano mayor y maestro desde mitad de junio de 1987, provenientes cada uno de itinerarios tan diferentes: un ambiente cristiano burgué desde la infancia uno y un ambiente anarquista revolucionrio ateo el otro. Encontrados ambos en el atrio de salida y entrada al templo.
  • en 2020 se declaró la pandemia global de la COVID, con la consecuencias de confinamiento y vulnerabilidad humana global que influyó en todos nosostros.
  • en 2022 me invitaron buenos amigos a firmar un documento sobre el NO-TEÍSMO, pero yo deciiné la invitación, abriendo si embargo en ATRIO un debate público que duró casi dos años,  costándome críticas de alejarme de los nuevos paradigmas científicos modernos.
  • ese mismo año comenzó una invasión de Rusia a Ucrania, cuyas consecuencia, junto a otros conflictos mundiales, sobre todo el de Israel y Palestina están causando una enormidad de vítcimas como nunca la habido en número y en despliegue mediático.

Pero necesito procesar más en mi interior con todos estos datos para poder ofrecer una nueva serie ordenada de reflexiones, si tengo vida y salud para hacerlo. Si no, otros lo harán aquí o en otro medio.  No pasa nada si se me acaba el tiempo útil para ello.

Entretanto os indico por dónde empezaban mis reflexiones cuaresmale de 2019:

Principio y fundamento: el sentido de la propia vida (15-3-2019)

 

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24 comentarios

  • Isidoro García

    Amigo Antonio, lo que nos pones de A.G. es oro puro. Y como yo soy ambicioso, lo asumo, y lo copio entre los materiales que atesoro sobre el tema.

    • Isidoro García

      Pero discrepo de Juan Antonio, de que deduce del párrafo, que Alexander hubiera “experimentado algo inefable, que esclarece y sobrepasa”.
            La experiencia de A.G. de oír a su espíritu, es normal y universal, si uno está atento a su “voz”. (Otra cosa es que hubiera tenido experiencias mas “extraordinarias”).
           Quizás peque de vanidoso, pero si me parece oro puro, es porque estoy de acuerdo con ello, de cabo a rabo. De hecho, y perdona mi inmodestia, es lo mismo que estoy repitiendo yo desde hace uno o dos años.
             Y no es ninguna inmodestia, porque A.G., tú, J.A. y yo y cualquiera que esté un poco atento, escuchamos la misma voz que está dentro de nosotros: nuestro espíritu personal, que es un fractal reducido, del gran Espíritu Cósmico que rige el Universo, también llamado eclesialmente como Espíritu Santo, que es la mano de Dios, en nuestro Universo. (A. G. y vosotros lo llamáis “Dios”, y yo lo llamo “Inteligencia del Universo”, pero en principio solo es cuestión de nombres).
                Y digo en principio, porque los nombres de las cosas, son etiquetas, que no son neutrales e inertes, sino que condicionan nuestra interpretación del fenómeno.
          Y sucede lo mismo con la palabra “voz”. El fenómeno espiritual no es una voz, (mas que en casos muy especiales y raros). Es como si fuera una voz interior. Y el equívoco de la palabra tiene mucha importancia porque claro, no es lo mismo ir la voz de “Dios”, que la de un mecanismo neuronal, que el Universo, nos ha proporcionado para un correcto desarrollo de nuestra naturaleza humana. (Universo, regido por el Espíritu -la Suma Inteligencia del Universo = Sofía, que a su vez es la obra directa de Dios).
          Es el mismo tema que la dialéctica del no-teísmo. Muchos piensan que solo es una discusión bizantina de teólogos, sin más repercusión. Pero no es así, porque al meter a Dios en persona en nuestra relación , todo se absolutiza, como no podía ser de otra manera, y eso, nos lleva a las lecturas literales y sin dar cabida alguna a la libre interpretación del humano.
           Porque esa es otra. ¿Cómo hablar de libertad, si Dios nos dice al oído algo directamente?. Esa libertad es absurda.
          Por eso se podría hablar de libertad humana, si realmente, el espíritu, no habla directamente, sino solo aporta una perspectiva, un orden, un esquema a nuestras creencias y conocimientos.
          Ya he citado múltiples veces el Evangelio de Juan (16,13), donde hay una frase enigmática que dice Jesús: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa, pero no hablará por su cuenta, sino que hablará de lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir”.
            Por eso la llamada voz de Dios, es solo una adaptación de nuestras ideas, a los arquetipos de sabiduría que están dentro de él. Una adaptación que muchas veces o no la oímos bien, o no la interpretamos bien, y sobre todo, que es tergiversada por n nuestros errores cognitivos, en creencias y conocimientos culturales.
          Porque nuestras creencias religiosas, tergiversan dicha “voz”. La espiritualidad no tiene nada que ver con la religión. De hecho Jesús, tuvo una religión, el judaísmo, y en sus palabras se deduce que pretende trascenderla hacia algo superior: la comunicación directa con Dios, sin intermediarios religiosos.
          Porque si oímos en la voz de Dios algo diferente a lo enseñado en la religión, no descartamos esa voz, considerándola una tentación demoníaca.
           Y por todo ello, cada uno que oye la “voz de Dios”, interpreta algo distinto de los demás. Así es nuestra naturaleza humana. Pero con una dirección general común: la tendencia instintiva hacia la Verdad, la Bondad, y la Armonía con el Universo, (la trascendencia), los valores superiores del ser humano de los que hablaba Maslow.
       
           Yo, me he empeñado, en la difícil tarea de conciliar la Realidad misteriosa, con la Ciencia, porque creo que como nos insiste muy bien el maestro Sequeiros, tal conciliación no solo es posible, sino que es necesaria hacerla en estos tiempos modernos.
          Porque ya sabes que Dios actúa en nosotros, según naturaleza, a través de las Leyes del Universo que ha dictado.
           Entonces, lógicamente, como toda actividad mental humana, se tiene que realizar, o en la mente, o a través de ella, intento encontrar en la mente, el dispositivo, que tiene que ser algún sistema neuronal, que todos tenemos genéticamente, que sea la fuente de esa fenomenología espiritual, que todos creyentes y no creyentes, sabemos que realizamos.
          Ya el Evangelio de Tomás, lo señala: “El que la carne haya llegado a ser, gracias al espíritu es un prodigio; pero el que el espíritu haya llegado a ser, gracias al cuerpo, (la materia), es prodigio de prodigios”.
       
       
              Solo quiero acabar con una defensa de Jung, un poco minusvalorado por muchos.
           A partir de Freud, (aunque ya hubo otros menos famosos, que le antecedieron en el tema), cuando se empezó a estudiar “científicamente” el tema del mundo mental subconsciente, después de 2.500 años de monopolio cultural racionalista.
             Y luego llega Jung, que al inconsciente personal freudiano, (con aquellos asuntos reprimidos por la conciencia, u olvidados temporalmente), le unió todo un mundo de instintos comportamentales sabios superiores, que se heredan genéticamente, para facilitar la supervivencia y el éxito de nuestra compleja vida de seres inteligentes, y lo llamó Inconsciente Colectivo.
           Jung, se quedó muy corto, y se equivocó en algunos aspectos. No hay que olvidar, que cuando Jung habló del Inconsciente colectivo, todavía reinaba implacablemente el darwinismo clásico, y por otra parte todavía no había empezado el gran despegue de la genética. (Murió en el 1955).
               (En una carta escrita cerca del final de su vida, C. G. Jung lamentó haber fracasado en su tarea más importante de “…abrir los ojos de la gente al hecho de que el hombre tiene alma, (“espíritu”), y que hay un gran tesoro enterrado en el campo…”.

      • Isidoro García

             “Sólo el orgullo titánico de nuestra cultura, nos puede llevar a pensar que uno está aquí para arreglar el mundo.
              Lo que sí está al alcance de cada cual, (y lo que habitualmente no se hace, porque con tanta responsabilidad social, no queda tiempo para nada), es ocuparse un poco del propio espíritu.
            Un espíritu, del que Henry Corbin, dice que es -en la doble posibilidad de la expresión- el rostro que Dios ofrece a cada hombre: es decir, el rostro que el hombre ve en Dios y el rostro que Dios ha concedido al hombre.
               De ahí se deriva que el espíritu es, pues, nuestra realidad más profunda y, a la vez, la única posibilidad de conocer la realidad en su profundidad.
           Por algún motivo, estamos escindidos de nuestro propio espíritu, y es preciso volver a recuperar la unidad perdida.
               En la medida en que se produce esa unidad, se produce la transfiguración, aparece una nueva dimensión de la realidad, una dimensión de luz, el mundo se “reencarna”, aparece, literalmente, un mundo nuevo, del que la ciencia, por cierto, no sabe absolutamente nada.
               Y ese mundo es mucho más real que el que comúnmente se considera “mundo real”. Pero el espíritu hay que buscarlo, hay que cultivarlo, de lo contrario muere por inanición”. (Agustín López)

        • Isidoro García

          En la presentación de su libro “Juan de la Cruz. Silencio y creatividad”, Rosa Rossi, señala como “artistas y escritores en el s. XX, como Franz Kafka o Samuel Beckett, estuvieron empeñados al igual que Juan, en una puesta en cuestión radical del nexo entre creación y espiritualidad”.

          Y asimismo, Rossi, apunta como la espiritualidad es una dinámica psicológica universal, no exclusivamente reducida a lo religioso, y cita al filósofo Manuel Sacristán:

           “Basta ser hombre, para emprender la marcha hacia el fondo del alma, esa marcha que Heráclito inició, veinte siglos antes que el maestro Eckhart, y dos mil doscientos años antes que san Juan de la Cruz”. 

          Esta nueva mirada sobre la espiritualidad desde el laicismo y la secularización, sitúa la espiritualidad como un extraordinario instrumento creativo, y muy útil y necesario para la humanidad, como instrumento cognitivo para poder resolver lo mejor posible, los problemas de la humanidad.

          Esa es la razón de que la evolución emergente que rige el Universo, nos dotara de este instrumento psicológico, no por aleatoriedad darwiniana, sino como lúcida previsión de la Inteligencia del Universo, de que la inteligencia del ser humano, aunque mísera y pobre, con su desarrollo, por su uso iterativo a lo largo de milenios, le iba a generar unos grandes problemas, de los que precisaba de este instrumento, para poder afrontarlos con creatividad e ingenio.

          La espiritualidad religiosa, ya cristiana u otras mas desarrolladas, epistemológicamente, como el zen, por motivos ideológicos, centran toda su actividad en lograr un conocimiento directo y experiencial de Dios, que es inútil, dado la inefabilidad de Dios, y si rara vez se consigue es deslumbradora y emocional.

          (Caso muy didáctico fué la expeiencia del Rio Cardoner de San Ignacio, pues yo creo que fué el germen del inicio del  utilizar la espiritualidad para resolver problemas humanos, propio de los jesuítas, y su insitencia en el “discernimiento”).

          El zen, que es menos religioso, ha desarrollado mucho su metodología, pero dejando en un segundo lugar la “utilidad” general para el ser humano de sus intuiciones – “satoris”.

          (Siempre me he preguntado, de la utilidad práctica de estar sentado meditando, larguísimas tandas de meses enteros, 18 horas al día, y que sus practicantes, no hubieran resuelto ni intentado ningún problema filosófico o tecnológico, a excepción de algunos filósofos japoneses, obscuros y densos.

          Es verdad que mediante la espiritualidad se generó el taoísmo, lúcida cisión de la vida. Pero una vez pasados los cuatro genios, que lo desarrollaron, los demás han estado dando vueltas y vueltas sobre lo mismo, como ha pasado en el cristianismo y en todas las religiones).

          Por eso, en este siglo XXI, camino ya del s. XXII, debemos definitivamente colocar la espiritualidad, como una rama importante de la epistemología del saber, de búsqueda y encuentro de la Verdad.

      • Juan A. Vinagre

        Amigo Isidoro: No quiero dejar sin respuesta -siempre agradecida- tu referencia a mi comentario. Lo que me da ocasión para precisar un poco mejor las palabras en torno a que A. G. hubiera “experimentado algo inefable…”  No se trata de una afirmación sino de una sospecha de una experiencia íntima de Dios por parte de A. G.

        -Estoy de acuerdo con algunas reflexiones que haces. Por ej., con la afirmación de que “el espíritu es nuestra realidad más profunda”. Pero en otras ocasiones no soy capaz de coincidir contigo. Por ej., si ese espíritu, nuestra realidad más profunda, al final se queda diluido en el océano de una inteligencia cósmica… El pensamiento indú -¿y en parte también Spinoza?, no preciso más- concibe la persona como una ilusión, que se diluye en el mar de un espíritu universal, colectivo. Si te he entendido bien -y no estoy seguro de ello-, a veces, a veces me parece que tu pensamiento combina una perspectiva indú con una cristiana más abierta.  Y esto lo veo como algo normal: Cada uno y cada una busca y piensa y concluye -aunque sea provisionalmente- desde sus experiencias… Por eso, la diversidad de perspectivas puede enriquecernos y/o ayudarnos a purificar ideas. La diversidad es así: enriquece y relativiza…

        -Pero una cosa muy importante nos une: Somos buscadores de sentido… Y en esa búsqueda de sentido -¡la gran epopeya humana!- podemos encontrarnos como personas. Para mí este tipo de encuentros personales y solidarios son la mejor vía que lleva a la realización y maduración como seres humanos, que un día lograrán el grado de verdaderos SAPIENS.

        En suma, que los encuentros personales abiertos y solidarios, son más importantes que las meras aproximaciones en ideas… Éstas sí que se diluyen con mucha frecuencia…

        -Termino con esta nota en torno a la Realidad misteriosa y la Ciencia: No me parece tan difícil que ambas se encuentren -a mi juicio, es inevitable que se encuentren-, siempre que la Ciencia sepa reconocer sus límites -y señalar funciones- ante el Misterio que trasciende. Esto es lo que quería comentar contigo, Isidoro.  Espero no haber  regado fuera de tiesto. Ojalá que en la búsqueda -y por distintos caminos- nos encontremos, pero no diluidos…

        -Hace poco leí el interesante libro de J. L. San Miguel: “CONSCIENCIA. El hilo conductor del Universo.”

  • Antonio Duato

    Gracias a quienes habéis publicado algún comentario en esta entrada y/o habéis leido mis textos de ahora o de hace cino años, aunque comprendo que el tema “Cuaresma” y “Ejercicios espirituales” de San Ignacio provocan una reacción alérgica de rechazo. Yo soy el primero a quien ha costado trabajo transmutar mucho las fórmulas con que se nos han presentado esas dos instituciones, para encontrar el sentido profundo que contienen: cambio de mente y profundización interior

    Todo lo que expresa Isidoro no me sorprende. Esas mismas diatribas contra cómo se nos ha presentado el ayuno y la pentencia las comparto y más. Lo que ya no sé es si ese “espíritu” que él dice que tenemos heredado del espíritu cósmico actúa en nosotros a modo de instinto que guía nuestro obrar por encima de la aparente libertad o es una invitación personal a obrar libre y creadoramente. 

    Tampoco creo que todo el esfuerzo de unas personas como Marcel Légaut y Alexander Grothendieck, mis hermanos y compañeros de búsqueda en esta última etapa de mi vida, se deberían suplir por la ciencia psicológica de Freud y Jung, que explian todo lo que pasa en el interior de las personas movido por el inconsciente, que ellos explican desde la ciencia, no desde la fe (en el concepto de Teos, una imaginación personificada de hace más de tres mil años,), justificando y tranquilizando a quienes, por ir con los paradigmas modernos de la ciencia, han renunciado a plantear su existencia en diálogo-contienda con su Creador.

    Yo no sé tal vez argumentar racionalmente ni usar citas breves de autores. Por eso me excuso si solo sé mostrar textos más largos con los que coincido plenamente. Por ejemplo este que he encontrado en Grothendieck:

    Final del apartado 36. Dios habla en voz muy baja (28-29 de junio 1987) y de todo el capítulo III del libro La llave de los sueños o Diálogo con el Buen Dios, titulado Viaje a Memphis (1), pp.132-134, en que AG describe todo el itinerario por el que desde su niñez y su difícil historia familiar le ha ido conduciendo Dios al encuentro con Él a finales de 1986.

     

    Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Pero los elegidos, me parece, son los que oyen, escuchan y siguen la llamada. Dios elige cuándo y cómo llama – ¿y hay alguien que no haya sido llamado? Pero no es Él quien escoge a los “elegidos”. Es cada uno de nosotros, cuando la voz llama, quien escoge en el ruido o en el silencio, si hace callar la voz o si la sigue.

    Nos gusta imaginar a Dios dictando Sus mandamientos con la voz del trueno, para que sean grabados, inmutables, en tablas de granito. En verdad, Dios habla en voz baja, y al oído de uno sólo. No ordena ni impone, sino sugiere y anima. Y lo que Él dice es locura para todos los que nos rodean, igual que para nosotros que somos su dócil imagen. Nada a nuestro alrededor ni en nosotros, salvo esa única voz, nos incita a prestarle atención, y todo nos disuade de hacerlo. Por eso es tan raro que escuchemos y más raro aún que hagamos caso. Y seguramente por eso hay tan pocos elegidos.

    Esa voz imperceptible es como un viento suave que pasa por la hierba, y cuando ha pasado parece que no ha pasado nada, todo sigue siendo igual. Los mismos profetas, los místicos, los santos primero lo rechazaron, como una vana quimera o como un sueño loco, antes de atreverse a reconocerlo y de apostar su vida a esa fe temeraria, esa fe loca, desafiando toda “sabiduría”. Si hoy en día a algunos nos parecen grandes, ellos que fueron modelados con el mismo barro que nosotros, es porque se atrevieron, ellos, a ser ellos mismos osando dar crédito al viento que sopla y que pasa, subiendo de las profundidades. Su fe es la que los hace grandes, restituyéndoles ellos mismos a sí mismos. No la fe en un “credo” compartido por todos o pregonado por un afanoso grupo de defensores. Sino la fe en la realidad y el sentido de algo delicado e imperceptible que pasa como la brisa y nos deja solos ante nosotros mismos como si jamás hubiera estado.

    Ésa es, la verdadera “fe en Dios”. Aunque nunca se hubiera pronunciado Su nombre, sin 132 embargo es ella. Es la fe en esa voz baja que nos habla de lo que es, de lo que fue, de lo que será y lo que podría ser y que aguarda – voz de verdad, voz de lo que vemos… Somos y llegamos a ser nosotros mismos solamente cuando escuchamos esa voz, y tenemos fe en ella. Es ella la que actúa en el hombre y le hace avanzar y le anima en el camino de su devenir.

    Esa fe no es más que la fe en nosotros mismos. No en el que nos imaginamos o quisiéramos ser, sino en el que somos en lo más íntimo y en lo más profundo – en aquél que está en camino y al que esa voz llama.

    No obstante a veces la voz se hace potente y clara, habla con fuerza – no la del trueno, sino con la fuerza misma que yace en nosotros, ignorada, y que de repente ella revela. Así es ella en el sueño mensajero, hecho para sacudirnos un sopor (quizás mortal…). Pero esas insospechadas fuerzas se despliegan en vano – pues ¿dónde está el metro certificado que las medirá con su rasero (para que comprobemos que dan la talla…), dónde la balanza que las pesará (y nos da luz verde para admirar…), dónde el cronómetro que les pondrá coto (para limitar los daños…)? Después de todo no son más que sueños, ¿no es cierto? ¿Quién sería tan loco como para escuchar un sueño, e incluso hasta seguirlo?

    Incluso cuando, por algo extraordinario, Él levanta la voz, diríase que Dios hace todo lo que puede para, sobre todo, no presionarnos por muy poquito que sea para que Le escuchemos, ¡mientras que todo nos empuja a taparnos los oídos! Es casi como si Dios mismo participara en la puja: “Oh, sabéis, sobre todo no hay que preocuparse ni sentirse obligado, si Yo te hablo es como si Yo me hablara a mí mismo mascullando algo. Después de todo Yo no soy un personaje importante como Untal que habla en la radio y Untalotro que concede una entrevista y otro Untal más que acaba de publicar un libro muy leído o Éste que afirma con aire perentorio mirando a su alrededor o Aquella de voz aterciopelada que te acaricia como un guante… Ante todo no quisiera hacerles la competencia y por otra parte Yo tengo mucha paciencia y muchísimo tiempo, así que no hay prisa para escucharme, si no es en esta vida será en la siguiente o la de después o dentro de diez mil años, tenemos todo el tiempo…”

    Con todo eso, ¡es milagroso que el Sin-importancia, el Todo-Paciente, el Insensato, el Ignorado, sea escuchado alguna vez! Sólo puede culparse a Sí mismo, el Señor de toda vida al que gusta tanto esconderse y rodearSe de misterio y hablar la lengua de los sueños y del viento, cuando Él no está en silencio. El mundo entero atruena y ordena y decreta y determina, y  promete y amenaza y fulmina y excomulga y machaca sin piedad cuando no masacra sin vergüenza, en nombre de todos los dioses y todas las sacrosantas Iglesias, de todos los reyes “de derecho divino” y todas las Santas Sedes y todos los Santos Padres y todas las altivas patrias, y (last but not least) en nombre de la Ciencia ¡sí Señor! y del Progreso y del Nivel de vida y de la Academia y del Honor del Espíritu Humano, ¡ya lo creo!

    Y en ese clamor de todos los poderes y todos los apetitos y todas las violencias, Sólo Uno se calla – y Él ve, y espera. Y cuando por ventura Él habla es en voz tan baja que jamás nadie escucha, como dando a entender a la vez que murmura: oh Yo, sabéis, verdaderamente no merece la pena escucharMe. Además en ese jaleo os cansaría…

    Los caminos de Dios, lo reconozco, son insondables. Tan insondables que no podemos extrañarnos de que el hombre se pierda en ellos e incluso pierda el rastro de Dios y hasta Su recuerdo. Las religiones que, sin duda, Él ha inspirado, se contradicen y se exterminan unas a otras, y los pueblos que antes se proclamaban hijos de una misma Iglesia, no han dejado de masacrarse a placer unos a otros, a lo largo de siglos y al son de los mismos himnos fúnebres celebrando el mismo Nombre, los sacerdotes con casulla en compañía de poetas laureados cantando piadosamente amén “por los que piadosamente han muerto por la patria…”.

    En nuestros días el buen Dios está pasado de moda, pero el macabro circo gira tan deprisa como nunca: los sacerdotes y los poetas siguen haciendo su tarea de sepultureros, bajo el báculo alerta de los generales los reyes los presidentes los papas, mientras que la Ciencia (alias el Honor del Espíritu Humano), siempre tan sublime y tan desinteresada, facilita los grandiosos e impecables medios de las perfeccionadas Megamasacres electrónicas químicas biológicas atómicas y de neutrones para los osarios de hoy y de mañana.

    Sólo Dios se calla. Y cuando Él habla, es en voz tan baja que jamás nadie Le escucha


     

    • Juan A. Vinagre

      -Es admirable esa cita de Grothendieck, que no conocía, y que recuerda  algunas observaciones de S. Weill. Grothendieck habla así porque ha experimentado algo inefable, que esclarece y sobrepasa. Dios no se encuentra en el ruido ni en la ostentación, incluso ni en la ostentación científica, filosófica o teológica.  Dios se encuentra en la humildad del céfiro, y sale al camino de quien le busca humilde y consciente de lo que es SER TRASCENDENTE E INMANENTE, que todo lo llena.  Dios es AMOR HUMILDE, y respeta mucho la libertad humana… Por eso no se le ve en el ruido o en la ostentación. Por eso a veces parece desconcertante.

      -Las explicaciones de Jung o de Freud tuvieron su valor (relativo) en su tiempo. Hoy están bastante superados, sobre todo Freud, aunque algunas de sus observaciones merezcan cierto respeto intelectual.

      -CODA, como diría Alberto: Termino diciendo que no pensaba participar con más comentarios en unos días, pero la lectura del tema se me “impuso”. Grothendieck en esta ocasión afina mucho… La acción de Dios Padre no se pone límites, traspasa fronteras, incluso las que los hombres llamamos espirituales…

  • Antonio Llaguno

    • Antonio Llaguno

      Hace algunos años, en la parroquia por donde yo me dejaba caer entonces (San Martin de Porres, dominicos, frente al antiguo poblado dirigido de Caño Roto, donde regentan un albergue de personas sin hogar), Andrés, el párroco, nos encargó a algunos de los agentes de pastoral de la misma que preparáramos una de las charlas cuaresmales que se daban en la misa de cada uno de los viernes de cuaresma.

      Creo recordar que me tocó la 2ª semana y les propuse un ejercicio (Que copié con ligeras modificaciones, como la del chiste final, de una dinámica que había aprendido antes de mi amigo Álvaro Ginel SDB).

      Les dije que si miraban mi figura de entonces (Pesaba más de 130 Kg) no me iban a creer si les hablaba de ayuno o de abstinencia por lo que les propuse que al salir de misa tomaran del parque de al lado una piedra. Cada uno la que quisiera. Mas grande, más pequeña, más cómoda de portar, más incómoda. Cada uno la que le pareciera bien y que le pusieran de nombre a la piedra “Cuaresma” y la llevaran durante toda la cuaresma en el bolsillo porque era una “máquina de convertirnos en seres felices”.

      Cada paso que dieran notarían la piedra en su bolsillo, unos más, otros menos y que la piedra debería servir para que, como la iban a notar todo el tiempo (Y si les dices que van a notarla, más la notarán), cada vez que se sintieran desgraciados y notaran la piedra en el bolsillo, debían reflexionar “¿Qué puedo yo cambiar en mi vida (Yo. No el resto) para dejar de ser desgraciado? y que cada vez que se sintieran felices y notaran la piedra, debían preguntarse ¿Que debo hacer yo para que esto se repita en mi vida? (Y en especial pensando en como nuestros actos para l@s demás condicionaban  esa sensación)

      Además les imprimí un chiste que metí en un sobre y se lo di a cada feligrés que quiso cogerlo.

      Le emplacé a que en la Vigilia Pascual, antes del chocolate con churros que nos comíamos despues de la eucaristía, nos juntáramos en el parque de al lado y tirásemos la piedra lo más lejos posible en forma de catarsis colectiva y que en ese momento podían leer el chiste que les había entregado.

      Y ¿Que decía el chiste? (Aviso spoilers)

      Pues decía que en cuierta ocasión se juntaron Jesús y los discípulos y Jesús les conminó a hacer penitencia: “Que cada uno coja una piedra y la subamos al Monte Tabor”.

      Cada uno cogió la piedra que le dio la gana y Pedro, cogío un peñasco enorme y pesado mientras que Judas cogía una chinita pequeña. Al llegar a la cima, Jesús les dijo: “Ahora y como compensación por tanta penitencia, que cada piedra se convierta en empanada y cenemos todos”.

      Judas, le miraba diciendo, “Oye que yo con esto no ceno” y Jesús le dijo: “Haber tomado una piedra mayor. No le permito a Pedro que te de parte de la suya (Cosa que plugo mucho a Pedro que se quedó sonriendo)”

      Al día siguiente, Jesús les dijo lo mismo y cada uno cogió un piedra. Pedro volvió a coger una piedra muy grande y Judas esta vez, tomo una más grande todavía que la de Pedro.

      Al llegar a la cima, todos llegaron en buena hora menos Judas que apurado por el peso de la Piedra enorme, llegó el último, media hora más tarde que el penúltimo.

      Cuando llegó Judas, empezo a decir “Maestro, la empanada” y Jesús le dijo: “Pero Judas, ya vi ayer lo que pasó con la penitencia y hoy, para evitar que te quedaras con hambre, hemos traido merienda. Lástima que creo que Pedro se la ha comido entera”

      Mis compis de parroquia, se rieron de buena gana del chiste pero yo les dije. Esto es la cuaresma. Uno no tiene porqué encontrar en Pascua lo que buscaba en la Cuaresma sino lo que de verdad necesite.

      Está claro que Judas (Al igual que el que suscribe) necesitaba una buena dieta ese año.

      Feliz Pascua a todos cuando llegue (Porque llegará)

      • ana rodrigo

        Llaguno, qué buena la moraleja. Coincido en que, si dividimos el tiempo en apartados especializados en “ser felices” (en Navidad, a lo loco), en “ser penitentes” (cuaresma), en ser reflexivos (Ejercicios espirituales), en “ser caritativos” (especialmente en Navidad, dando las sobras), etc., la vida se convierte en compartimentos estancos y vamos por la vida a tropezones, mientras el ser cada momento un continuum, da más sentido a la vida. Cierto es que los seres humanos, necesitamos que de vez en cuando veamos algunas señales en el camino para no perdernos, echarle un vistazo a la brújula siempre a mano.

  • Isidoro García

        ¡Ay la Cuaresma, y el ayuno y el “sacrificio”!. ¡Qué absurdeces nos han hecho tragar, con tanto lavado de cerebro, y todavía hay mucha gente inteligente y “crítica”, que sigue en el tema!.

    • Isidoro García

      Su planteamiento es el siguiente: el ser humano vive en Jauja, feliz y contento, y dado a sus placeres, y entonces, si quiere acercarse y ser grato a su Dios, debe bajar el nivel de sus “disfrutes”, y ofrecerle a su Dios, una vida sacrificada.

      Ahora no es pidiendo sacrificar animales, que disfrutarán sus sacerdotes, sino sacrificando nuestro bienestar, y pasando hambre y sed sin necesidad. Y si se pone uno un alambre con púas en la pierna, bien apretadito, ya vas para santo.

      ¡Pero, almas de cántaro, en que mundo vivís!. Acaso no miráis a vuestro alrededor, y no veis que estamos rodeados de gente que sufre de una forma o de otra, y para los que la muerte y la decrepitud, es en realidad un descanso.

      Incluso las personas que aparentemente disfrutan de dinero y placeres, ¿no comprendéis, que son en realidad unos pobres insensatos, gente alienada y esquiciada, sin norte, ni guía, en una ciega carrera sempiterna, que no les conduce a nada, como un burro de noria?.

      Dios no necesita nada de nosotros, y si queremos ofrecerle algo que le agrade, no es nuestro dolor y nuestro sufrimiento, sino el que vea que hacemos honor a la naturaleza inteligente que nos ha dado, (a través del Universo), y que vea que al menos nos enteramos de cual es nuestra verdadera situación, que es el primer paso para mejorar la condición de nuestra especie.

      ¡No hagamos caso de los insensatos, que encima nos quieren hacer sentir culpables de nuestra triste y mísera condición, con tal de seguir manteniendo un relato absurdo, incoherente, y directamente masoquista, propio de una tribu ancestral, y salirse con la suya, y manteniendo su estatus de portavoces de Dios!.

      ¡¡¡Por Dios, que vamos camino del siglo XXII!!!

      • Isidoro García

        Continuación teológico-psicológica.

        El ayuno y en general la ascesis sacrificial, se basa en una dialéctica errónea. La de que el camino de la auto-realización se basa en una batalla entre el cuerpo, y el “alma”. La “salvación” del alma, se basaría así, primero, en una lucha contra las emociones instintivas corporales, y el sometimiento de dichas emociones, sería vital para el fortalecimiento del “alma”.

        Pero en realidad la gran batalla interna perenne en el ser humano, no es esa, sino la batalla entre el ego y el espíritu.

         

        El Ev. Tomás, log. 14 dice así, en su primer párrafo: “Díjoles Jesús: «Si ayunáis, os engendraréis pecados; y si hacéis oración, se os condenará; y si dais limosnas, haréis mal a vuestros espíritus. (…)

                        Pues lo que entra en vuestra boca no os manchará, mas lo que sale de vuestra boca, eso sí que os manchará». 

        Este primer párrafo, es muy desconcertante. ¿Cómo puede decir Jesús esa frase?. En el fondo lo que está diciendo, quizás se pueda interpretar como que la ascética clásica moralista que ha enseñado la Iglesia como Camino de perfección, siendo buena en sí, puede tener unos efectos muy negativos para la persona.

        Pues son argumentos que engendran en el ego, inflación espiritual, orgullo de sentirse “buenos”, con lo que a la larga lo que en sí podía ser positivo, puede volverse muy negativo.

        Por eso dice Jesús: “Lo que entra en vuestra boca no os manchará, (la comida), mas lo que sale de vuestra boca, (por la boca de vuestra mente-alma: la autosatisfacción y el orgullo), eso sí que os manchará». 

         

        ¿Cuál es el camino?. Quizás desconfiar de la “voluntad”, de forzar el comportamiento adoptado por el ego, mediante el “superego”: la conciencia moral del ser humano.

        Según Freud, el “superego”, tiene dos componentes, y estos dos componentes, son “el “Yo ideal” y el Ideal del Yo”.

         El Yo ideal representa a lo imaginario en el principio del placer, (es ideal en tanto en cuanto coincide con mis deseos, incluyendo a cómo me imagino los deseos de los demás). Es el componente manejado por el ego.

        El Ideal del Yo sin embargo es algo impuesto que procede de un lugar ajeno al principio del placer, y que contiene censura por parte de alguna instancia extrapsíquica. (Francisco Traver).

        (Esa instancia extra-psíquica de los psicólogos, es la manera que tienen de llamar al “espíritu”, que en cierta manera es algo “extra- humano”).

        Por eso el superego o la conciencia moral tradicional es el campo de batalla entre ego y espíritu. Y por eso hay dos clases de “voluntad”: la clásica y tradicional, que es forzar la conducta humana hacia el ideal del comportamiento que tiene nuestro “Yo ideal” egoico.

        Y por otro lado, “la voluntad según Schopenhauer es el sustrato íntimo intangible, que da cohesión a la totalidad de las cosas y los seres del mundo.  Desde la ley de la gravedad, hasta el eterno devorarse sin sentido de unas especies a otras en el que consiste la vida animal, “todo es voluntad”. (Google)

        No olvidemos que el “espíritu” personal humano, es una fuente instintiva del comportamiento superior del ser humano, y por lo tanto es un instinto más en el humano, que debemos seguir para ser verdaderamente “humanos”, controlando y moderando los instintos inferiores.

        En ese sentido la voluntad espiritual, es la decisión de someterse a dichos instintos superiores, a pesar de la oposición del ego, que, con el pretexto de reprimir ciertos instintos inferiores),  intenta reprimir todo instinto, (incluidos los superiores), y sustituirlos por su ideal cultural, que le proporciona la cultura vigente, con sus religiones y su zeigeist puntual.

        Esa es la verdadera batalla dentro del ser humano, y explicaría muy bien, la frase de Jesús, según Tomás. Sería la decisión de ser humanos, y no aspirar luciferinamente a ser ángeles, cosa que no somos.

        Como decía un judío, que no recuerdo ahora: A mí en el futuro, no me juzgarán por no haber sido Moisés, sino por no haber sido yo mismo.

  • oscar varela

    AYUNO

    • oscar varela

      Crónica en la Fundación “Isla Maciel” – Avellaneda – Padre Paco (español):
      El comedor de la fundación es un lugar amplio que supo ser desde el año 1928 hasta 1987 el Club Social y Deportivo La Pandilla, con bar para jugar a las cartas o a los dados, tomando Amargo Obrero, cancha de bochas para pasar las tardes y hasta un potrerito decente para jugar al fútbol. Hasta este diciembre era un lugar donde llegaron a comer mil doscientos vecinos organizados por la fundación que preside el Padre Paco.
       
      1- “En el barrio había diez comedores, pero cerraron y la gente busca alimentarse en la Fundación Isla Maciel. En Navidad dieron pollo y muchas familias tomaron mate cocido y lo guardaron para usarlo de a poco.”
       
      2- “La gente come salteado y los adultos no comen”
       
      3- “Todos los días llegan mensajes. ‘Padre, no tengo garrafa. No tengo nada. ¿Tiene algo? ¿Un fideo?’ Y siempre falta o comida, o garrafa, o una birome para la escuela de los chicos. La gente come salteado, y eso ya no es una metáfora. Hay familias donde comen una vez al día, y no todos los de la familia: los adultos no comen.”
       
      En la cocina
       
      4- Una de las dos cocineras que quedaron habla con pena mientras corta cuatro papas, pero su mirada no denota tristeza sino enojo:
      – “Hay que estirar lo poco que hay. La gente te pregunta en la calle cuándo va a haber comida. En el barrio había diez comedores, pero cerraron y esa gente viene para acá. Este gobierno nos quiere muertos”.
       
      5- La segunda cocinera invita a ver y muestra:
      – “Aquí está, media olla chica. Las otras están vacías. Estamos cocinando 6 kilos de harina, antes hacíamos un montón, no alcanzaban los hornos grandes, ahora un horno y gracias, ahora media olla, y antes las ollas no daban abasto, ahora están vacías, y esto vacío. Todo está vacío”.
      – Y mira la mesa larga y sola. Y mira a su compañera cortar las pocas papas que deberán estirarse. Y hace silencio.
       
      6- Las mujeres se preocupan distinto.
      – Las mujeres que saben el hambre en los ojos de sus hijos tienen –como nadie– derecho a la furia.
      – “Y esto recién comienza. El pan a dos mil ochocientos. ¿Cómo hacen los que tienen chicos? La garrafa a catorce mil pesos. Lo que se hace acá es para el hogar infantil, que es lo poco que mantenemos a como se puede. Veo a los que vienen a la reja. Sabemos que ahí comienza un peregrinaje por comida dando lástima ¿Cuánto creen que va a durar esto así? El Presidente dice que es un hombre que reza, pero alguien que reza no puede ser tan malo”.
      – Y sus ojos encuentran a los del Padre Paco, duros y también furiosos. Y este silencio apenas es rozado por el cuchillo en las papas.
       
      La bronca de no poder
       
      7- “Yo sigo con mucha bronca. No lo puedo evitar porque dijimos que esto pasaría. Lo avisamos tanto… Y acá estamos. Desde diciembre sin comida para la gente.”
      – El cura carga sus tintas con datos y razones:
      “Se cayó el Plan Alimentar Comunidad, que tenía dos modalidades, secos y menú completo con frescos. Hoy nos deben eso desde diciembre. Mirá, en Navidad el gobierno no nos dio nada. Igual entregamos por hábito un pollo y algo de ensalada por familia. Hubo gente que en Navidad tomó mate cocido y pan y se guardó el pollo para Año Nuevo. Entregamos casi quinientos pollos. Eso te mata, porque no son números, son seres humanos a los que sin el Estado no los podemos ayudar. Nosotros no tenemos cómo generar recursos. Cáritas ayuda, los otros curas también, pero no damos abasto”.
       
      8- La fundación Isla Maciel no sólo da de comer.
      – Tienen casas de abrigo, la casa de los niños, y esa tarea no puede parar y “anoche nos enteramos de que se termina el plan Potenciar Trabajo, pero la mayoría de las mujeres que cocinan en estos comedores cobra su sueldo del Potenciar Trabajo y cocina en comedores comunitarios. Ahora no sabemos cómo va a ser, porque éstos primero cierran la canilla y después van viendo”.
      – Y entonces se enoja mucho más.
      “La persona que cocina tiene que tener un ingreso porque tiene que poder comer y comprar papel higiénico. Ahora no tenemos casi comida y ni para eso tendremos cocineras, porque nosotros no estamos en capacidad de pagar sueldos. Hasta acá todo fue una cadena virtuosa. Esto va a explotar porque no tienen ni idea.”
       
      Algunas cifras
       
      9- En este comedor llegaron a comer
      – mil doscientos vecinos por día durante el gobierno de Mauricio Macri. Durante la gestión de Alberto Fernández la cifra bajó hasta trescientos cincuenta. Desde diciembre volvió a crecer “y ahora hay que decirles que no hay comida“, dice Paco.
      – “Hay hasta familias que no tienen con qué cocinar porque no tienen ni comida ni garrafa, así que recorren para conseguir alimentos. No sabemos cuánto se va poder sostener esto.”
       
      10- Y sigue Paco:
      – “Apenas estamos asegurando la comida para la casa de abrigo, la casa del niño y un centro educativo. No sabemos cuánto lo vamos a poder sostener. Son ochenta raciones y dependemos de algunos donantes solidarios. Algunos donan siempre, otros cuando pueden. Tenemos donantes particulares. Vienen de la solidaridad. Gente que cree en formas de hacer sociedad, comunidad”.
       
      – “No nos avisaron el fin del convenio”, dice. “Queríamos conversar con el Ministerio de Capital Humano para renovar el convenio, pero nada, un día no mandaron la comida y listo. Este gobierno, este Estado, odia y descree de las organizaciones sociales. Ahora bien, para ellos nosotros somos una organización social, y lo dicen en términos insultantes y peyorativos.
      – Pero para ellos está bien dar alimentos. Por eso se juntaron con los evangélicos de extrema derecha y les dieron un montón de millones a ACIERA para que repartan. Pero no quieren nada que tenga que ver con organizaciones barriales que crean conciencia. Por eso las saltean. El Programa Alimentar Comunidad te daba una tarjeta para que compraras, en regla y como corresponde, los alimentos frescos para completar la comida. Ahora esta gente dijo que lo va a hacer y no lo hicieron y nadie sabe adónde fueron esos millones, y encima la ministra salió un día y solo dijo que haga fila el pobre que les va a dar comida de a uno. Eso ya es una barbaridad, y para colmo nunca más apareció”.
       
      Nos jodieron a todos
       
      11- Ahora el silencio agitado mira la sala enorme y vacía,
      – tanto que hasta la respiración hace eco entre las sillas amontonadas y listas para nadie. Los vasos y los platos apilados y huérfanos de todo, como quienes se acercan a la reja y reciben la respuesta fatal: no hay comida.
      – Pero el cura no se rinde.
      – “Yo frente al dolor intento dar una respuesta, pero cuando alguien pide algo que no podemos dar y no podemos responderle, no pierdo ocasión de decirle la verdad, disculpame. Yo no sé quiénes fueron los que votaron a Milei, dijimos que esto iba a pasar y lamentablemente lo estamos pasando y no tengo cómo responder’. Voy buscar dar respuesta, claro que sí, pero tengo mucha bronca. Entiendo todas las explicaciones, pero nosotros advertimos con mucha claridad lo que iba a venir y bueno, hubo mucha gente que lo votó e hizo que no sólo se jodieran ellos mismos, sino que nos jodieron la vida a todos.”
       
      12- Ya no queda más por decir sin repetir lo mismo cada vez en voz más alta
      – tratando desesperadamente de que se entienda mientras la mirada recorre el salón. Allí fueron a dar las cosas que se pudieron rescatar del incendio de la semana pasada en el otro comedor, también en Isla Maciel.
       
      Aquí solo quedan tres pianos, cinco heladeras vacías, unas imágenes del Gauchito Gil y de la Virgen María que conviven en armonía junto con un Cristo y el escudo del Club Social y Deportivo La Pandilla con su blasón de cuatro bastones rojos. Una pizarra de cuentas tan incompleta como ahora innecesaria, una pelota de básquet trabada entre dos carteles y dos cocineras en una mesa larguísima.
      Y un montón de ollas apiladas. Vacías.
      ……………………………………….

  • Juan A. Vinagre

    ¿Cuaresma? Cuando pienso en la cuaresma tradicional, la que presentaban e invitaban a vivir -cuando yo era monaguillo-, unida a penitencia y ayuno… (ayuno del que se liberaban los que recurrían -y pagaban- la dispensa -, que no podían pagar los pobres). Por eso la palabra “cuaresma” no me trae buenos recuerdos. Presentaban un mensaje cristiano demasiado viejotestamentario, centrado en acciones y cumplimientos externos… Es verdad que también se hacían referencias a una mejora espiritual, pero en mi mente de monaguillo quedaba la penitencia física como algo fundamental, como víctimas del pecado. Cuaresma era un tiempo triste, de penitencia, de expiación…

    Más tarde interpreté la “cuaresma” con un sentido más evangélico, como el momento de repensar, de evaluar, de cambiar el modo de pensar, de renacer con valores nuevos encarnados, o más limpios y fortalecidos. (Esto es, en mi interpretación, la “metánoia”) Pero, dada nuestra “pasta” frágil y con tendencia a lo fácil, no basta el cambio de mente; es necesaria la oración que da vigor. Sin la oración, la mente vuelve a mirar atrás, a lo fácil. La carne es débil.

    Y como consecuencia de una “metánoia” y de la oración humilde y frecuente, surge la necesidad del ayuno, pero un ayuno no de la carne sino de la mente y de los atractivos que distraen y entibian… y se convierten en ídolos. Es decir, un ayuno del consumismo que distrae y consume, que carcome por dentro…  Otro ayuno es el desprendimiento de nuestros prejuicios o fanatismos, que nos alejan de los demás y levanta fronteras…  Este ayuno es la gran, la auténtica cruzada que debe derribar fronteras mentales y nos lleve a pensar -y a renacer- de una manera nueva, más humana, sin cercas…  Más fraterna, sin etnias, sin privilegios… (Esta necesidad de ayuno se percibe hoy -por poner solo un ejemplo- en las luchas-cruzadas hebreo-yihadistas del oriente medio… (Gaza y afines)

    -Termino: hay ciertos “demonios” que solo se vencen con una oración humilde que cambie corazones ultras o fanáticos.(Y no me resisto a eludir a ese otro demonio de privilegio de los ultras hebreos que mandan a otros a la guerra, pero ellos -y sus hijos- se excluyen, y ocupan tierras, y se dedican preferentemente a estudiar la Torá etc. y  a  procrear…  Así crecerán en votos que los sostendrá en el poder, en el PODER…, incluso utilizando perversamente el nombre de Dios.) ¡Éste es el gran demonio, que tanto se resiste al cambio! Y que merece un látigo…, como sugirió Jesús de Nazaret, Jesús de Galilea.

  • oscar varela

    ¡Buen día!

    • oscar varela

      LAS ERMITAS DE CÓRDOBA (OCT1) – 1904-
       
      1- Si al acercarse el verano con sus ardores buscamos un lugar um­broso o una playa oreada,
      – ¿por qué no hemos de buscar también sanatorios de silencio y
      – casas de baños de soledad cuando algo dentro de nosotros nos demanda aislamiento?
      – Visitemos, por ejemplo, las ermitas de Córdoba,
      – que son una fábrica de soledad como no hay otra.
       
      2- En la cima de un monte se hallan las blancas celdas
      – rodeadas de arbustos y árboles severos y de flores que traen a la memoria la flora extática del Beato Angé­lico; fornidos bardales que siguen las quebraduras del terreno ciñen la frente del monte; su recinto se llama el Desierto.
      – El aroma de Córdoba, balsámico y pertinaz, es aquí más intenso, y plantas bra­vas le influyen algún dejo punzante, enérgico, tónico que acelera la sangre en las venas, despierta las más hondas ideas, sacude al mís­tico bufón que vagabundea por el cuerpo del hombre, y no obstante, unge los nervios de castidad y de templanza.
       
      3- Un cenobita con sayal del color de la tierra abre un portón; entramos.
      – Dos hileras de cipreses ensimismados con su follaje re­cio, de un verde casi negro, conducen a la iglesuca y al aposento del capellán.
      – En la sacristía se ven dos cuadros que figuran una antí­tesis dolorosa.
      – Es uno la imagen horrenda de una pobre ánima del purgatorio ardiendo en llamas de ocre;
      – en un rincón del lienzo está escrito: Alma en pena.
      – En el otro cuadro se lee: Alma en gracia; re­presenta una mujer tan bella, con unos ojos tan azules, unos cabe­llos tan augustos y dorados y unos labios tan deleitosos, que a no hallarnos a tamaña altura sobre el nivel del mar y de los instintos, alguna inquietud nos sobrecogería.
       
      4- Luego conviene dejarse ir, lasa la voluntad, por el campo austero que se abre en derredor.
      – Las ermitas están desparramadas en la cima, ocultas en la espesura.
      – Cada una tiene su huerto, largo de algunos pasos, ceñido por blanca tapia
      – que se recata entre las chaparras y las higueras. Cada una tiene un ciprés y una espadaña.
      – A poco de estar en semejante lugar somos transportados a la mansa región de las ideas generales.
      – Las pasiones y las querencias de la carne no concluyen nunca, en verdad;
      – tal vez sigan inquietando nuestros cuerpos bajo la tierra;
      – pero aquí se intelectualizan, se con­vierten en conceptos puros y son más llevaderas.
      – Siempre es menos dolorosa una teoría que un amor.
       
      5- Va muriendo la tarde.
      – El silencio es sorprendente: para los que de ordinario vivimos en medio del estruendo ciudadano,
      – un ins­tante de silencio nos suena a algo cristalino que se rompe. Sobre la frente, el cielo.
      – Córdoba, en lo hondo, prolonga su añejo sopor en brazos del Guadalquivir;
      – el color blanco azulado del caserío favo­rece la blancura, la discreción del paisaje lejano.
      – Por el contrario, cuanto hay en el recinto de las ermitas tiene esa crispación audaz
      – que ha de hallarse en el rostro del místico al punto de saltar de la oración al éxtasis.
       
      6- Se siente caer en torno la llovizna bienhechora del silencio, y
      – elevarse de entre los árboles humaredas de paz.
      – Respíranse emana­ciones de supremo idealismo, y al cortar una flor salvaje,
      – nos pa­rece desglosar una palabra de San Juan de la Cruz o de Novalis,
      – y mezclo estos dos nombres porque aquí se está de tal manera por encima de todo,
      – que la ortodoxia y la heterodoxia se entrevén ape­nas, como dos mulas negras
      – que cruzan ahora, allá abajo, por un camino de plata.
      – El espíritu queda proyectado hacia las últimas preguntas:
      – ¿Qué es la vida?
      – ¿Qué es la muerte?
      – ¿Qué es la felicidad?
       
      7- El rumor casi humano de una campana parladora surge de una espadaña y
      – se esparce en halos armoniosos:
      – es un son blando y aca­riciador que pasa refrescando el cerebro y produciendo suave angustia,
      – como si una mano de mujer se posara en nuestro pecho y lo opri­miera.
      – Hay en las quietudes de los campos sonidos que despiertan en nosotros
      – cúmulos de sensaciones tan agudas y deliciosamente complicadas,
      – que quisiéramos tener mil oídos y mil orejas para escu­char con todos ellos aquella nota única.
       
      8- Otra ermita contesta con su campana;
      – después, la capilla, más grave, da su voz; más tarde, y lejos, habla otra nerviosamente,
      – y luego otra y otra, dulces, tranquilas, ritmosas, balbucientes;
      – cada una desarrolla bajo el cielo benigno del atardecer el sereno tapiz de meditaciones
      – que ha urdido sobre su soledad el eterno cenobiarca que las tañe.
       
      9- Estos monjes tienen muertas sus viejas lenguas puri­ficadas, y
      – dejan a las campanas que conversen en su lugar.
      – Doscien­tos cincuenta y tres tañidos debe dar al día cada ermita.
      – ¡Ah!, la voz de las campanas de las celdas es una música teológica
      – que echa sobre el pensamiento paños blancos de sosiego.
       
      10- Cerca de nosotros chirrían los goznes de una puerta.
      – De ella sale un ermitaño con su bordón de coro;
      – comienza a andar por una vereda entre los setos espinosos, y se dirige a la capilla.
      – Es un viejo cetrino y alto que al caminar cojea.
      – A seguida, otros solitarios abandonan sus huertos con un bordón igual en sus manos oscuras.
      – Y es una imagen exótica de otros países y tiempos la que ofrecen estos peregrinos de barbas abundosas, haciendo vía aquí y allá por toda la extensión quebrada del Desierto;
      – ahora aparecen destacándose en el cielo como si llega­ran de la Tebaida en una nube de oro,
      – y a poco se hunden en un barranco y vuelven a aparecer indecisamente entre los árboles,
      – bo­rrándose sobre la tierra del mismo tono caliente que sus hábitos.
       
      11- ¿Quiénes son estos hombres?
      – Son, en su mayor parte, campesinos toscos que, heridos por un súbito fervor, ascienden a este monte,
      – y aquí se olvidan de sí mismos por espacio de algunos años y aun todo el resto de sus días.
      – No hacen votos solemnes de vida monás­tica. ¿Para qué?
      – ¿A qué dar a su aislamiento el matiz sombrío de una acción irremediable?
      – Visten el sayal, cubren su cabeza con esa extraña monterilla de judío,
      – se ciñen los lomos con un rosario he­cho de huesos de aceitunas o una ancha correa,
      – dejan crecer sus barbas y enjaulan en una de estas celdillas toda la casa de fieras de sus instintos.
      – Conforme pasa el tiempo, van despojándose de ellos y arrojándolos delante de sí
      – con la ingenuidad, con la len­titud, con la sencillez con que se tiran piedrecillas en un agua muerta.
       
      12- En Constantinopla, donde tanto escasea, hay una Sociedad de bebedores de agua;
      – quienes la forman reparten sus simpatías entre aguas de diversas estirpes,
      – y unos prefieren la del Éufrates, porque son biliosos,
      – y otros las del Danubio, porque son linfáticos;
      – o las del Nilo, por afición arqueológica.
      – ¿Qué secretos no sabrán del agua cuando hacen del bebería un arte?
       
      – De análoga manera, los ermita­ños, bebedores de soledad, son grandes entendidos en sosiego.
      – Acaso no mediten mucho, como los catadores sabios no acostumbran a beber demasiadamente.
      – Alguno de entre ellos ha vivido en todos los lugares apartados y quietos de la tierra;
      – en cada uno ha gustado la soledad ambiente, y por último se ha fijado aquí,
      – por juzgarla la más útil para su vida interior.
      A mis soledades voy;
      de mis soledades vengo…

      decía Lope de Vega.
       
      13- Estos hombres-islas saben más y se están quedos,
      – dejando que las soledades vayan y vengan al través de su espíritu,
      – llevándose en aluvión la escoria de las pasiones.
      – Y así, estos hombres llegan a tener sus almas tan pulidas como cantos rodados,
      – o más bien como huesos enterrados en cal.
      ………………………………………………

      • Juan A. Vinagre

        Amigo Óscar: Además de un cordial saludo y de los mejores deseos para tu tierra, te envío esta nota porque esta vez me has sorprendido con tu vena poética.  En lo que dices y recuerdas o mencionas también hay poesía.

  • Rodrigo Olvera

    Deja te comparto tí, y a la comunidad atriera, lo siguiente: Hoy tuve la primer sesión de una materia que estaré impartiendo durante todo marzo en una maestría de Derecho Laboral. Tenía ya algunos años en que no colaboraba con el sistema de educación formal universitario. La materia se imparte a distancia por medios electrónicos, lo que siempre es distinto a clases presenciales.  El grupo está compuesto por 16 personas. Después de dar la bienvenida, propuse hacer una ronda de presentación. Si bien el grupo ya se conoce, por ir  ya a la mitad de su maestría, yo soy el nuevo, “como perro en barrio ajeno” bromeé.  Para hace la presentación de una manera a la clásica “digan su nombre  y su lugar de trabajo” les propuse una pregunta: “¿cómo llegué hoy aquí?”, así de amplia, para que cada quien la respondiera  como quisiera.  La  mayoría de las personas respondieron recapitulando su trayectoria estudiantil y profesional, especialmente las decisiones que fueron configurando esa trayectoria. Algunas personas respondieron expresando  sus intereses y valores. Unas más contaron la influencia de una persona a la que admiran (un maestro en la escuela, o un abogado en el foro). A cada persona le hacía yo un comentario, sobre algo que percibía de quienes eran como personas a partir de lo que comentaron (me parece por lo que nos contaste que has sido una mujer muy valiente para adaptarte a circunstancias difíciles; veo que tienes una vocación para poner tus conocimientos al servicio de las personas, etc.). En cada uno de mis comentarios buscaba yo que sintieran que realmente les escuché, y que se sintieran alentadas para trabajar con entusiasmo. El ejercicio, la ronda de presentación, duró dos horas. Yo sé que es completamente inusual; y que hay la posibilidad de que algunas personas se inconformen por “perder así el tiempo”. Expresamente mencioné éso, tanto lo inusual de dedicar tanto tiempo a la presentación del grupo, como lo entendible y legítimo que es pensar que fue demasiado. Entonces hice dos preguntas más: “¿para tí valió o no la pena dedicar tanto tiempo a este ejercicio? y ¿para qué crees que hice así el ejercicio?” Las respuestas fueron muy interesantes.  Todas las personas excepto una consideraron que valió mucho la pena. Algunas cayeron en cuenta de aspectos de su vida personal que no habían reflexionado, como el construir nuevos sueños profesionales cuando perdieron su sueño inicial; otras agradecieron el ejercicio, porque al ser clases virtuales realmente nunca han tenido la oportunidad de crear vínculos como grupo y el ejercicio les dió ese sentido de pertenencia al conocer un poquito la vida de las demás personas; un joven dijo que cuando propuse la presentación le dió flojera “todos los profesores hacen lo mismo” pero que fue tan diferente que no sólo le gustó sino que le recordó el por qué se inscribió a la maestría y éso le sirvió porque había decidido darse de baja pero el ejercicio le motivó a continuar. Una abogada dijo que ella sí pensaba que fue demasiado tiempo, porque ella no sabe de derecho laboral y por éso quería entrar cuanto antes al contenido de la materia.  Al explicar yo el para qué hice ese ejercicio así, les compartí tres objetivos míos:a) facilitarme la vinculación y conexión con el grupo,b) identificar qué tanto hay que abordar los conceptos básicos y que tanto puedo abordar la profundización de los conceptos, al ser un grupo con diferencias significativas en el nivel de formación previa a la maestría; yc) que vivimos en una sociedad que nos presiona tanto a correr, producir, acelerarnos, que tenemos pocos espacios para pausar un poco, bajar el paso y poder reflexionar; y que éso es algo que también me interese  ofrecerles en mi materia: espacio para detenerse a pensar.  Creo que tuvimos una muy buena primer sesión; el grupo cerró el día con mucha motivación. Habrá gente que piense que este “rollo” que acabo de decir no tiene que ver con reflexiones espirituales. Habrá gente que piense que algún punto de conexión puede haber con este hilo. por lo pronto, agradezco la experiencia espiritual que es para mi dialogar contigo.  Abrazos y esperanzas

    • ana rodrigo

      Gracias, Rodrigo, por compartir tu interesante experiencia. Estoy de acuerdo contigo en que todo lo que humaniza, es espiritual. Enhorabuena y mucha suerte. Un abrazo.

  • Rodrigo Olvera

    Hola Antonio