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La Ley, el discurso y el Ruido: un ciclo milenario se cierra…

Tenía preparado para publicación este artículo el sábado anterior, día 10 de febrero. Un problema técnico, el sucesivo cambio en los contratos de hosting y una leve indisposición mía, no me han permitido publicarlo hasta hoy. Va dedicado aquí a quienes siguen buscando el sentido profundo desde su propio interior, no desde doctrinas y teorías ajenas. Con quienes me gustaría seguir dialogando en ATRIO esta última etapa de mi vida. AD.

        Desde mi puesto de control de atrio, he empezado 2024, tras aquel editorial de Despedirse para renacer, con bastante calma y esperanza. Como decía, a falta de una institución que lo potencie y asegure, Atrio continuará sin mayores pretensiones, mientras se vea que es un lugar para el encuentro de personas que buscan sentido a lo real y no pretenden polemizar desde un yo hinchado. Así va siendo por ahora y a tantos y tantas agradezco su empeño en que vaya siendo así.

        No me voy a prodigar escribiendo, pues dedico bastante tiempo a mis lecturas y meditaciones preferidas, esperando que de estas pueda salir algo clarificador para ir compartiéndolo aquí. Hoy, por ejemplo, en mi calmada y continuada lectura del libro de Alexander Grothendieck La llave de los sueños o diálogo con el buen Dios  (el PDF enlazado está disponible en la web  https://agrothendieck.github.io/ creada por Mateo Carmona, que recomiendo vivamente. También pueden verse los textos de Grothendieck ya publicados en ATRIO: https://www.atrio.org/category/grothendieck/ ) he llegado a la página 470 (el libro tiene 950 páginas) y me he encontrado con este texto que ofrezco hoy a los lectores de Atrio, pues puede resumir el atrevimiento de la fe personal depurada que queremos sea dominante en Atrio. Mantengo el texto íntrgro y exacto al original, resaltado algunas palabras con negrita para permitir un vistazo rápido, aunque este tipo de textos deben leerse detenidamente.

Espero que una cosa (entre muchas otras) que va a distinguir la espiritualidad de la nueva Era a punto de eclosionar de la “espiritualidad arcaica” de la Era que termina, es que incluso al hablar de cosas espirituales (o mejor dicho, ¡sobre todo en ese caso!) nos empeñaremos en llamar al pan, pan, y al vino, vino. Y lo poco que he podido entrever aquí y allá, un poco al azar, de la literatura llamada “piadosa” o “espiritual”, me parece que es como unos gigantescos “establos de Augías” que jamás hubieran sido limpiados, y que por eso tuvieran imperiosa necesidad de una seria limpieza. Lo profundo y lo superficial, lo auténtico y lo falso, el atrevimiento de la fe y el confort del conformismo, lo sublime y lo cursi, el desnudo rigor de la pasión por la verdad y la grasosa complacencia simulando humildad, y hasta la descarada mentira envuelta en unción y apología o la sanción de todos los abusos de las corrupciones de todos los crímenes, cuando los supuestos “intereses de la religión” (que carga con todo…) e incluso los de Dios mismo (que deja hablar…) están en juego – todo eso se codea y se mezcla tan inextricablemente, bajo la tierna mirada de las “autoridades” espirituales (desde el momento en que la pureza de la doctrina y de la fe está a salvo…), que en tal Estercolero aureolado de tradición, con el prestigio de lo inefable y de los valores eternos, raros son ¡ay! los que osan fiarse de sus propias luces para distinguir la paja del grano, o aunque sólo sea lo mejor de lo peor o lo excelente de lo mediocre.

Al que no le ha sido dado saber discernir uno de otro, o al consumidor gordo o distraído que no se preocupa de nada, incluso lo mejor, cuando así se confunde con lo peor, le produce los mismos efectos: un mismo lavado de cerebro eufórico y débil, efectos de “opio del pueblo” que a lo largo de siglos y de milenios los popes y los papas y los déspotas de todo pelaje han usado y abusado con profusión.

Por lo que he podido ver, ese lavado “espiritual” sólo se distingue, por sus efectos sobre lo mental y lo espiritual en el hombre, del lavado “ideológico” por las palabras nacionalistas o políticas reiteradas sin cesar, con el refuerzo también de toda una literatura edificante servilmente tallada a medida. Ambos testimonian un mismo espíritu, que inspira el mismo tipo de discurso: el “discurso edificante” que ignora al hombre para manejar las masas, que ignora y desprecia las facultades para tirar de los hilos de reflejos bien comprobados. Es el espíritu de rebaño dirigiéndose al rebaño, para cultivar en él la mentalidad de rebaño.

Y henos aquí que inopinadamente hemos vuelto al Moralizador: el discurso edificante es su discurso. E incluso “el mejor”, en cuanto se apodera de él para rumiarlo a su manera, se transforma como por milagro en un blablá insípido. Al principio, es verdad, ese discurso fue musculoso, y en verdad la espada no estaba lejos para apoyar lo que se dice. Pero las espadas más flamantes y pulidas se oxidan con el tiempo y terminan por deshacerse, y las palabras pierden su filo y se vuelven flácidos. ¡El desgaste de los Tiempos! Incluso el socialismo puro y duro, igual que los demás ismos, terminan por volverse flácidos – no escapan a ello igual que no escaparon las religiones, a las que suplantaron por un tiempo. Y en nuestros días son pocos a los que ese discurso, sea cual sea su color, no deja fríos, ¡de tanto que la especie humana ha sido atiborrada y sobre–atiborrada con él! El discurso fulgurante de la Ley se desgastó y se convirtió en el discurso edificante del predicador, que a su vez se desgastó…

Sin embargo, quien fue rebaño, rebaño se queda, ¡aunque sea un rebaño atiborrado! Y en su larga historia, jamás el hombre ha sido tan aprisionado y vaciado de sí mismo y rellenado y amasado, desmenuzado y dispersado a los cuatro vientos por tantos discursos tantas frases tantas palabras sonidos tachín–tachín notas fonemas que se abaten sobre él lo bombardean lo trituran lo proyectan lo dispersan bajo la incesante tromba de ruido de ruido de ruido – por la TV los periódicos los anuncios los transistores la radio las revistas los vídeos la publicidad las publicaciones los libros último grito las últimas noticias declaraciones conferencias entrevistas sensacionales confidencias con publicidad extra…

Es la delicuescencia final de la Era de la Moral: después del tiempo de la Ley, hubo el tiempo del discurso edificante, que ahora se hunde en la apoteosis final del Ruido, consumición sin parar de día de noche de discurso–ruido y de ruido–ruido, discurso por el discurso y de ruido por el ruido…

Así el rígido orden de la Ley, antaño puesto como fundamento eterno e inmutable, se disgrega ante nuestros ojos y termina en ese Caos de Ruido. He aquí que llega el tiempo en que un ciclo milenario se completa y se cierra, y en que bajo el empuje de Dios y por un salto vital en nosotros, hombres llamados por el Hombre, un orden distinto se dispone a nacer del caos.

Escrito el 2 de septiembre de 1987 y publicado al final de la NOTA V titulada Clichés de espiritualidad (pp. 428-474) del libro citado.

 

Primeros comentarios de AD

  1. Hay que considerar quién es escribe esta diatriba y contra quienes. Alexander es hijo de anarquistas apátridas, víctimas de la represión zarista y de la nazi después. Matemático genial, a los 44 años, tras 20 años en la cúspide mundial de la creación matemática, abandona la direción, en 1970, de un Instituto creado por el gobierno francés para él, al enterarse que está subvencionado por el ejército francés. Se entrega unos años al activismo pacifista y ecologista, después a la espiritualidad oriental y budismo. Finalmente a la escucha de su yo interior profundo en sueños y flashes conscientes. Un poco antes de empezar este libro (noviembre 1986) descubre que quien definía como El Soñador es el mismo día a quien él, como deísta, atribuía el origen de la creación, sin que pudiera establecerse una relación personal con él. Desde entonces lo sabe (más que cree por testimonio de otros) presente en su alma o psique, e invitándole a ser libre cocreador con Él. Se interesa por otros iniciadores de religiones y por místicos cristianos también. Lee obras de Teresa de Ávila, por quien siente simpatía pero mucha discrepancia. Y tambiés las obras de otro matemático francés, Marcel Légaut, que le impresiona por la manera auténtica de ser sguidor de Jesús. Desde junio de 1987 Alexander convierte a Légaut en su hermano espiritual con el que modifica el esquema pensado para su libro, añadiendo conceptos propios de Légaut: misión personal, fe en sí mismo, pobreza radical de ser, distinción entre fe y creencias…
  2. En esta su diatriba contra “popes y papas” que dirigen su rebaño de fieles, haciendo a seguidores un rebaño que sigan sus dogmas y mandamientos para fines de poder propio, incluye a otros maestros espirituales convertidos en gurús maestros de secta (Krisnamurti, iniciador de su interés por oriente) o a otras ideologías políticas o cientificistas.
  3. La aceptación de la supremacía de Dios, principio trascendente de toda actividad cn el macrocosmo (dimensión 10^24) como en el microcosmo del ser humano (dimensión 10^-24), no es humillante despendencia, sino realidad pura y dura de la única manera de hacer grande al homo: el reconociento de que todo ser humano tiene su grandeza y poder creador no en sí mismo sino en lo que recibe de Dios. La libertad humana no se vulnera sino que se hace posible con ese reconocimiento, base y esencia de toda verdadera religión.
  4. Y no me extiendo más. Me gustaría que todos vosotros continuarais estos coemntarios. Me dirijo sobre todo a antiguos y nuevos -¿cómo te va, José?- atrieros.

25 comentarios

  • carmen

    Y, entonces, María Magdalena tendría Razón.Una mujer. No podría ser de otra forma.Y ya. Me callo.

  • carmen

    Ostrassss lo que se me está ocurriendo.

    • carmen

      Y si nadie mintió?

      Y si fue su necesidad personal la que hizo ver otra vez a Jesús? Y luego eso se contara, se contara, se contara… hasta que lo recogiese un evangelista…?

      Porque no crean ustedes que la imagen que se queda en la cabeza después de la muerte de alguien es la peor de la peor. Todo lo contrario. La recuerdas en todo su esplendor. Eso es así. Así que haya muerto destruida. Quizás por ello sea tan importante saber qué ha sucedido con una persona desaparecida. Para que tú cabeza la pueda recuperar en su esplendor. Por supuesto, me lo estoy inventando.

      Y si todo hubiese empezado así?

      Porque creo que sería una persona difícil de olvidar. Y además, ese sentimiento de culpa,al  pensar : a la hora de la verdad, te he dejado solo .

      No debió ser fácil. No. Porque aún estando hasta el fin del fin, te quedas fatal…

      Se imaginan?

      Sí. Tengo imaginación, si. Pero no soy la única.

      Entonces habría que replantearse la resurrección y eso traería consigo todo un replanteamiento de, pues de todo.

      No?

  • ana rodrigo

    He tardado en decidirme a comentar este artículo dado que hay personas muy preparadas en atrio para que afronten este tema de una forma más científica de lo que yo soy capaz de hacer. Tampoco sé demasiado sobre A.G. y no he leído ninguno de sus libros. 

    Pero es que para mí este tema es apasionante, como dice Isidoro, no como “magníficos coleccionistas de huesos viejos, en cajones de ferretero o de museo antropológico”, sino siguiendo por el camino instintivo de respondernos a preguntas, al mismo tiempo que personales, también lo son universales.

    Los sueños fueron revelaciones divinas en el AT,-Moisés, profetas- y en el NT (cuatro veces a José, esposo de María o el a los reyes magos), y eso ha tenido consecuencias severas a lo largo de la historia, pasando de sueños a convertirse en verdades absolutas, dogmas de fe. El más sorprendente fue el anuncio a José de que su mujer estaba embarazada por obra del Espíritu Santo, con todo lo que ha supuesto para la mujer según sea virgen (las religiosas de categoría “moral” superior) o no lo sean, o que a las mujeres se nos ofrezca en la Iglesia, como modelo de mujer, una virgen-madre y madre de Dios…. Y que nos conformemos con eso y no aspiremos más…

    Se me plantea una duda cuando habláis de espíritu o del alma como si fuese diferente a la mente. Según mi criterio, la mente es el origen de toda actividad consciente en la vida de un ser humano, pensamiento, decisiones, emociones, conducta, creencias, etc. y todo lo que diferencia al homo de otras especies vivas. 

    Pienso que a  Alexander Grothendieck, le pasó lo que suele pasar a cualquier ser humano, que vivimos etapas de toda índole y en todas las direcciones, hacia el vacío, la felicidad, el ateísmo, la fe religiosa, la depresión, el entusiasmo, y así sucesivamente.

    Una cosa es el coeficiente intelectual para las matemáticas, como es el caso, o en Marie Curie en las ciencias físicas o química, etc., etc., y otra cosa muy distinta son las experiencias religiosas, donde, creo que no se dirimen en el coeficiente intelectual, sino en otras esferas de la mente humana. Estoy de acuerdo con lo que dice Isidoro;  Por todo eso, yo creo que a A. G. hay que leerlo no racionalmente como una fuente de elementos cognitivos, sino más bien espiritualmente, como un oráculo, al que hay que leer, y dejar fluir la traducción del espíritu.”

    No sé si habré dicho alguna tontería, pero es lo que yo pienso. 

  • carmen

    Gracias. Gracias. Gracias.Un abrazo Muy fuerte.

  • carmen

    Mónica.Una pregunta.Cuando murió mi madre, tenía 27 años y estaba embarazada de mi primer hijo. Fue algo muy fuerte, como se dice ahora.  Los cuatro últimos años sufrió un alzheimer devastador. Y me quedé a mi vez, devastada . Normal.

    Y sin embargo notaba como si estuviera cerca. No lo sé explicar. Ya no lo está. Eso fue un trastorno? Es muy difícil de explicar. Era como si me protegiese, pero con una sensación como de presencia extraña. Es que no lo sé explicar.Ya no. Y sin embargo quiero creer que sigue protegiéndome. Eso ya es otra historia que entra dentro de lo que yo quiero creer. Y, pues lo creo. No lo sé. Lo creo. Es diferente.

    Pregunto por esa sensación de que estaba , no como una persona normal, no, en absoluto, una especie de presencia extraña. Ya te digo, no lo sé explicar.Trastorno? Porque, desde luego, tocada me quedé. Muchísimo. Eso suele pasar cuando pierdes a alguien. Se llama duelo, creo. Pero no me refiero al duelo. He pasado muchos, y nunca me sucedió nada igual.Si tienes tiempo y te apetece y puedes responder…pues estupendo.Gracias 

    • Mónica

      Carmen,  El dolor es la forma en que una persona responde a la pérdida después de la muerte de un ser querido, es posible que sienta tristeza, rabia, vacío, confusión y muchas otras emociones. cada persona puede actuar de maneras diferentes a las que normalmente lo haría. El duelo es un proceso, por lo que es posible que con el tiempo sientas cosas diferentes. No hay una forma incorrecta de experimentar dolor. Es posible que no se pueda pensar en nada excepto la pérdida o en la persona que murió. También es posible que se vea o escuche cosas que otras personas no ven ni escuchan, alucinaciones, no es el caso.

      Cuando fallece un ser querido, sentir su presencia es mucho más frecuente de lo que la mayoría de las personas podría suponer. Al percibir a quien ya no está más con nosotros, solemos reaccionar negando lo que notamos y no hablando más de ello, por temor a que los demás nos tachen de locos. Incluso suele existir temor de estar perdiendo la razón. Sin embargo, esta sensación es bastante común entre los dolientes. Es por ello que las personas se sienten bastante aliviadas cuando este tema se aborda con naturalidad, porque les ofrece la oportunidad de compartir su experiencia y de descubrir que no son los únicos que viven esto.

      Sentir la presencia del fallecido significa un instante de reencuentro, de alivio, de sentirse reconfortados, y muchos lo interpretan como una muestra de evidencia de que continúan estando presentes entre nosotros: aunque no podamos verlos ni tocarlos, sí podemos sentirlos. Pero es importante saber que esto es solo una sensación, una etapa propia del proceso de duelo. Y además en las circunstancias en la que lo viviste.

       

  • Isidoro García

    1.     Alexander Grothendieck, como otros muchos, fue un buscador de la Verdad. Y una cosa que caracteriza a todo buscador de la Verdad, es una poderosa vocación de coherencia, de encontrar una especie de Teoría de Todo, que consiga explicarlo todo: es el poderoso instinto sabio, (e insensato), de encontrar el conocimiento del gran orden universal, “conectando” con él.

    • Isidoro García

      Ese motor de los buscadores, ese instinto espiritual, es el sublimado de los tres grandes valores instintivos de la sabiduría: Encontrar y conectar con el Conocimiento de todo, impregnarse de la Bondad que todo lo rige, y disfrutar de la Belleza telúrica del Universo.

      Y para conseguir esa meta tan inconscientemente ansiada, todos tenemos una imperiosa vocación de sentido que nos aporte el tan ansiado significado.

      Y primero, nos posee una poderosa sensación de que existe un hilo-guía conductor que determina nuestra vida y la vida de todo el mundo: la intuición de que existe la posibilidad de encontrar un sentido claro y determinante de todo lo concerniente al Universo, y concretamente a lo humano.

      Eso es lo que caracteriza a los verdaderos creadores de hipótesis. Son sintetizadores y soñadores, y desgraciadamente muchas veces delirantes.

      Y en segundo lugar, la poderosa sensación de que lo podemos encontrar. Y la única vía eficaz de encontrar esa guía cósmica, es utilizar fundamentalmente el espíritu personal, que no deja de ser nuestra guía se viajes del Cosmos, que tenemos instalada desde la última mutación.

      Creer que solamente necesitamos utilizar la razón, es un gran error. Claro que para lanzarse a la gran aventura, del conocimiento del Todo, hay que disponer de armas, métodos y herramientas, para reunificar toda la información disponible, y encontrar la síntesis soñada. Y para encontrar la “síntesis” hay que utilizar el espíritu.

      Los que no sienten ese instinto tan poderoso, que posee al que lo siente, o no son capaces de utilizar los instrumentos internos válidos para “sintetizar”, se quedan en analistas y eruditos, y se dedican al acopio de información informe, incluso son buenos razonadores, definidores, clasificadores y taxonomistas. Son magníficos coleccionistas de huesos viejos, en cajones de ferretero o de museo antropológico.

      Eso les produce mucha incertidumbre, y caos, y les pone muy nerviosos, paliando sus neurosis con una incansable e infinita fiebre coleccionista de datos.

       

      2.    Todo esto viene a cuento de Alexander Grothendieck, y de su maestro Freud.

      Freud, que era un gran buscador del Todo, se encontró necesitado de encontrar un método “científico”, en un momento de la psiquiatría, en que se analizaba, pero faltaban hipótesis globales, para llegar a penetrar la mente de sus pacientes.

      Para poder llegar a sanarlos, y llegar a conocer sus subconscientes, necesitaba encontrar un método, y lo encontró, a base de “la asociación libre”, y en la interpretación de los sueños, en los que puso sus esperanzas.

      Y esa es la razón de su gran atractivo, y esa fue una de las razones primeras de su gran éxito. Se apoyó en ese gran instinto universal de encontrar un hilo de Ariadna, para salir del laberinto cognitivo. Posteriormente se vió, que la interpretación de los sueños, era mucho mas problemática y menos significativa de lo que se deseaba, y se puso muy en tela de juicio su verdadera importancia.

      Cada buscador de la Verdad, en su camino, se dota de un pequeño cajón de instrumentos de bricolaje para conseguir el trabajo. Y de lo acertado o no de esa elección de instrumentos, dependen en gran medida sus avances.

      A.G. cometió el error, (en mi opinión muy subjetiva), de confiar demasiado en la significatividad de los sueños. Alexander, creyó encontrar en sus sueños, la fuente de su autoconocimiento, y el de su familia. Y hasta en algunos casos creyó oír en ellos “la voz de Dios”.

      Hay un aforismo judío que dice que “los sueños obedecen a la boca”. Esto significa, que en realidad el efecto positivo o negativo de los sueños, está en la interpretación que hace uno de ellos. Serían algo así como que el sueño es algo como un “pretexto” para que sobre él se genere una intuición interpretativa.

      (Algo similar puede decirse de la revelación formal escrita religiosa, que quizás en realidad sean escritos oraculares, como el I Ching, o el Tarot auténticos, en los que donde está la verdadera “revelación” está en la interpretación intuitiva del hermeneuta conectado con su espíritu).

      Quizás por eso el Talmud dice que el sueño es la decimosexta parte de una profecía. Porque el judaísmo ortodoxo era muy escéptico a conceder cualquier autoridad cognitiva a los fenómenos sobrenaturales, aunque acepta su realidad.

      Jung, al que A. G. no conocía bien, aclara este punto de los sueños:

      “La experiencia me ha mostrado que un conocimiento escaso de la psicología onírica es suficiente para conducir a una sobrevaloración del inconsciente, con lo que se debilita el poder de la decisión consciente. 

              El inconsciente funciona satisfactoriamente, sólo cuando la mente consciente cumple su tarea hasta el límite. Un sueño puede quizás suplir lo que hay de carencia, o puede ayudarnos a seguir cuando nuestros mejores esfuerzos han fallado”. 

       

      3. Desgraciadamente, en la mente inconsciente, además de los instintos superiores humanos, que denominamos el “espíritu”, también existe todo el enorme conglomerado de emociones, y de elementos cognitivos reprimidos por el superego, o ideal del yo cultural del momento, (la famosa “sombra junguiana”).

      Y además el “espíritu” personal, viene escrito en imágenes, que hay que traducir a palabras inteligibles, con los elementos cognitivos de la razón y también con nuestras emociones. Y somos víctimas de múltiples sesgos mentales y obsesiones, y nuestras interpretaciones, y hasta nuestras percepciones, (que siempre hemos creído objetivas), son subjetivas e idiosincráticas.

       

      4.    Leo que Tomas Merton dijo que “El místico, (simplemente el practicante de la espiritualidad, o sea el que está atento al flujo de intuiciones de su “espíritu”), o es revolucionario, o no es nada”. Es muy posible.

      Pero sin negar el aspecto político-social de la frase, yo creo que mas bien tiene un carácter más amplio. Porque el que sigue el dictado de su espíritu, inevitablemente, entra en lo que se suele llamar, “pensamiento disruptivo” o lateral.

      O sea, se sale de la línea que marca el zeigeist de la sociedad general, se convierte en alguien raro, en un “perro verde”, en alguien extravagante.

      Y en esa extravagancia se cae fácilmente en el delirio y la “locura”. La espiritualidad no deja de ser un proceso psicótico, que cuando es incontrolado es patológico.

      La práctica obsesiva y a tiempo completo de la espiritualidad, que es lo que era la mística religiosa tradicional profesional, del que está todo el día duro que te pego, acaba con el equilibrio de ncualquiera, especialmente si tenemos alguna laña en nuestra mente. ¿Y quién no tiene alguna o más de alguna?.

            “Si tu corazón es un volcán, ¿cómo esperas que broten las flores?”. (Khalil Gibran).

      Por todo eso, yo creo que a A. G. hay que leerlo no racionalmente como una fuente de elementos cognitivos, sino más bien espiritualmente, como un oráculo, al que hay que leer, y dejar fluir la traducción del espíritu.

      No como un ensayo, sino como una poesía sabia.

       

  • Mónica

    No había leído este articulo tuyo Antonio. La referencia a Alexander Grothendieck me trae recuerdos. Tuve un profesor que no me lo puso muy bien, decía que de ser un luminoso exponente de la razón humana a caer en un irracional y oscuro misticismo sin ningún valor. Me decía que se había convertido en un  extraño ecologista místico, que utilizaba la “clave de los sueños” para demostrar la existencia de Dios y las matemáticas para predecir el surgimiento de una Nueva Era de la que dio la fecha exacta, hundido voluntariamente en el anonimato de una remota aldea de los Pirineos donde ayunaba hasta casi matarse de hambre, le producía no compasión, sino desprecio… yo quise leer algo suyo  pero no lo encontré. Ahora xon el regalo que nos haces, intentaré leerlo, aunque con el poco tiempo que tengo …, gracias Antonio.

    • Antonio Duato

      Es la primera vez que oigo que un profesor de matemáticas hable de Grothendieck. Esa versión que te trasmitió el profesor, Monica, era la versión corriente en la comunidad de matemáticos. AG fue un gran matemático hasta que en 1970, a los 42 años, renunció a ser director de IHEs-Instituto de Altos Estudios Científicos de París, al enterarse que el ministerio de defensa francés aportaba subvención al instituto esperando que sus avances en topología algebraica ayudarían al desarrollo de tecnología bélica. Se hizo activista por la paz y la ecología en un grupo nacido en Canadá que se llamaba SOBREVIVIR-Survivre. La búsqueda de sentido le llevó a superar esta etapa activista para dedicarse a la meditación y al budismo. Después a profundizar en su interior, desvelando lo que surgía de su inconsciente, principalmente en sueños. En plena reclusión, entre 1985 y 1989 escribió sus dos grandes obras: Cosechas y siembras, publicado en papel hace poco en Gallimard. Y nuestro La llave de los sueños o Diálogo con el buen Dios, que pronto se publicará oficialmente pero del que disponemos ya el texto que referido en mi artículo.

      Fue en 1990 cuando parece que tuvo una crisis psiquiatra, causa o efecto de un llamamiento hecho en cartas personales a la comunidad matemática mundial en que parece que ponía en guardia sobre un evento apocalíptico a los pocos años, no sé si coincidiendo con el cambio de siglo. ¡Sus colegas ya tenían la prueba definitiva de su locura!

      Alexander superó la crisis, pero se retiró más aún, sin que nadie conociera su dirección ni se carteara más con colegas como hasta entonces. Y vivió 24 años más (hasta 2014), escribiendo mucho y dejando todo ordenado en carpetas que hoy están en la Biblioteca Estatal de Francia. ¿Qué habrá allí? Había manifestado el propósito de ahondar en la física cuántica y en la realidad del mal coexistiendo con el bien. Entretanto vamos siendo muchos los que creemos que el final de la vida de matemático no fue una etapa de locura sino de cordura y profundidad espiritual.

      Seguiremos publicando…

      • Mónica

        Antonio, el contexto es distinto, no era un profesor de matemáticas, era en la carrera. El profesor en cuestión, hacía referencia a pacientes que padecen cierta forma de epilepsia, que afecta al lóbulo temporal, experimenta un marcado fervor religioso antes de padecer el ataque, y  afirmaban haber sentido una iluminación repentina durante los ataques. Grothendieck aunque no fue sido diagnosticado de ningún tipo de epilepsia, sus estados mentales, ya fuesen inducidos, propiciados por traumas de su niñez, o producidos por una peculiar fisiología, muestran claramente cierto desequilibrio; un tipo de trastorno cognitivo marcado por cambios de personalidad, hiperreligiosidad, sensación de presencia externa, y hasta mandatos divinos (aunque sea en sueños). Estos delirios paranoides –o lo que sean– desaparecen, con una correcta medicación, las voces dejan de oírse. Por eso estudiábamos, los desarreglos que llevaron a Alexandre Grothendieck al éxtasis divino, que pudieran  ser los mismos que lo llevaron en su día a la lucidez matemática.

        Y me interesa el caso de una manera profesional. Gracias por recordármelo.

        • Antonio Duato

          Hola, Mónica!
          Más interesante aún que llegara el recuerdo de Grothendieck a una clase de psiquiatría. No sé si el diagnóstico sería definitivo y sin conocer, como yo estoy haciendo, sus escritos, de los que iré dejándoos retazos por si os animáis a seguirlos.

          Sí que sé que muchos psicoanalistas de escuela han hecho dign´sticos semejantes sobre Santa Teresa. Y en el mundo de la matemáticas se ha resumido la enorme aportación de Contor a ese neurótico ramalazo místico del final de su vida. Y tantos ejemplos.

          Lo que me preocupa es que se intente curar toda experiencia extraordinaria de vivencia espiritual con pastillas. Lo comprendo, porque es más barato que horas de análisis en que se le permita a la persona sacar todo lo posible lo bueno y malo que oculta su inconsciente.

          Permíteme una experiencia personal. A pesar de que afectan mucho todo lo que me pasa, con ansiedades y estrés, llevo muchos años sin tomarme ninguna pastilla, ni de esas ayudas al sueño que se pactan a casi todos los ancianos. Prefiero una noche de insomnio, recordando y pensando, que una pastilla. Y, sin embargo, en 1970, cuando tenía 38 años, con muchos problemas interiores (y un poco de dinero heredado, pues sin él es inútil intentarlo) solicité cita al mejor psicoanalista de Madrid. No tenía tiempo disponible el doctor José Rallo. Pero, rodeado de profesionales del tema, e interesado mucho en él, no dejé desde entonces de ir autoanalizándome lo más posible. Y hasto ahora, en que siempre dudo de mis experiencias e insigths más íntimos y las sigo analizando fondo para distinguir lo que es conocimeiento espiritual o delirio.

          La verdad es nunca he tenido sueños proféticos o iluminaciones extraordinarias. Solo, como Marcel Légaut, mociones íntimas cotidianas, ligeros susurros procedentes del Quien trasciende todo.

          • Mónica

            Antonio, mi interés radica en la maravillosa capacidad de algunas personas con determinadas patologías mentales con una  mente maravillosa capaz de crear, de percibir lo que comúnmente se nos escapa, como el el lóbulo temporal y lóbulo frontal, que son los que se encargan de la memoria y la atención se desarrolla y actúa. Yo no soy partidaria de pastillas de forma generalizada, que sí  son necesarias en muchos casos, en enfermedades mentales. pues  actúan para aliviar síntomas concretos pero que no curan.

            Existen pensamientos disparatados, carentes de sentido común, pero que el sujeto los vive como reales. Es frecuente que estos razonamientos estén basados en alucinaciones o pseudoalucinaciones,  es decir, en percepciones alteradas de la realidad. El aparato psíquico del paciente actúa sobre una figura mesiánica o deidad, se siente portador de un mensaje divino. Es el caso de muchos grandes místicos, aunque no voy a entra en mayores valoraciones.

            Ramón y Cajal descubrió a los doce años “Don Quijote” desagradándole un héroe metido en tristes reveses y un final infeliz. Esta primera impresión cambió radicalmente a lo largo de su vida de manera que en sus textos de pensamiento son frecuentes las citas cervantinas. En 1905, un año antes de recibir el Premio Nobel de Medicina y Fisiología, leyó un discurso en el Colegio de Médicos de San Carlos titulado “Psicología del Quijote y el Quijotismo” donde considera a Don Alonso Quijano “un ideal de humanidad, de magnanimidad y de justicia” y advierte que estos ideales deben estar siempre presentes en el verdadero científico.

            Antonio creo que tu tienes una capacidad maravillosa, por experiencia y conocimientos, envidiables y que me gustaría tener. Tus percepciones espirituales están derivadas de sacar las capacidades o dones espirituales que todos tenemos, y tu llegaste a ese conocimiento.

            Un abrazo.

             

  • carmen

    Hola , Antonio Duato.

    • carmen

      Pues allá voy.

      Anoche eché un vistazo a los comentarios de Atrio que dijiste. No los leí todos, claro, pero una idea me hice.

      Automáticamente mi cabeza volvió a Lamiarrita. Un blog en el que entré todavía no sé cómo. Mi sorpresa no tenía límites. Cómo si de repente te dijeran que el Sol es una estrella doble. Alucinada por completo. Absolutamente.

      Ahí ponía: escriba un comentario. Y, como soy tonta, ingenua y no sabía nada de este mundo dentro de la iglesia, pues no paraba de preguntar. Y, esto? Qué dice? Cómo dice? Y esto por qué? Por supuesto, nadie contestaba, porque era muy sencillo: no se admitían comentarios. Me enteré aaaños después. Alguien me lo dijo. Pero el mío sí salía publicado. Me acostumbré al silencio como respuesta, pero por ello no iba a dejar de preguntar, al principio, y después me atrevía hasta opinar. Cosas raras de esas que suceden.

      Vosotros, mientras, estabais en Atrio.

      Bueno. Leo los comentarios del libro. Y me quedo absolutamente sorprendida. Mi lectura fue otra. Y únicamente me suscitaba preguntas. Por qué? Cómo? Qué es esto? Me encantó. A raíz de aquel ella lectura empezaron a encajar las dos o tres primeras piezas en mi desconcertada cabeza, acostumbrada a no tener respuestas.

      Leí un montón de artículos de personas  que no conocía. Descubrí otro mundo dentro de la iglesia.

      Mi pregunta ha sido siempre la misma. Por qué no me enteré? Pero esa fase la he superado.

      Si viviese José Luis Ochoa, en este momento me haría con su correo y le preguntaría. Hoy, día 23 de Febrero de 2024, cree que alcanzó algunos de sus objetivos propuestos cuando en el 2006 abrió el blog? Qué esperaba?

      Bueno, este señor murió hace años. Nunca se pudo enterar de mí agradecimiento eterno , porque es cierto que entré por casualidad, pero descubrí un mundo absolutamente desconocido para mí. Porque ni mu, claro. Quién me va a contestar? Aunque, ya te digo, seguí. Te acostumbras al silencio y ya está. Por eso digo millones de veces que el silencio es silencio y nada más. Como dice Poe en su poema El Cuervo.

      Así que te hago a ti la pregunta. Qué objetivos que tenías al principio, has conseguido? No me refiero a satisfacción personal. Supongo que ese está conseguido al ciento por uno. No. Eso está clarísimo.  Tampoco a crecimiento personal ni esas cosas.Me refiero, por ejemplo, a esta pregunta. Crees que La icar, como la llamáis , supongo que es la iglesia católica, apostólica y Romana, está mejor que en el 2006? Ha merecido la pena la lucha?

      Creo que está clarísimo que si no tengo respuesta no me voy a sorprender. Es el medio en el que vivo.

      Un abrazo.

  • Ana PIERA ORTS

    Gracias, Antonio, por ofrecernos este fragmento de Grothendieck. Este hombre representa para mí todos los oxímorones posibles. Pues, casi siempre, sus lecturas son a la vez, complejas y claras. A menudo me suelen sumir en un estado de pesar grande, porque la veracidad que destilan sus palabras, me hace pensar que yo nunca le alcanzaré, entre otras cosas por el tipo de aislamiento que buscó para sí, y en el que fue descubriendo y desarrollando todo aquello que brotaba de su interior, y ello me pena. Sin embargo, me llena de una profunda esperanza, en el ser que todos somos, y por tanto creo sinceramente que yo quepo en ese “todos” y que efectivamente muchos podemos hacer un recorrido personal

    Cierto es que su recorrido personal pasó por experiencias reflexivas profundas. La mirada hacia su interior, acompañada por una búsqueda entre distintos autores, con marcado sentido de espiritualidad, me parece desbordante, y ante mis ojos se me presenta como un ser humano que fue capaz de sostenerse a sí mismo, algo que siempre exigirá una gran fuerza interior.

    No sé qué pensaría hoy Grothendieck, si tras las guerras y persecuciones de las que fue testigo en su tiempo, viese hoy las tremendas guerras tan próximas, y las que parece que olvidamos a veces, por la lejanía, pero que no dejan de generar gran sufrimiento a miles y miles de seres humanos. Porque en esos espacios de muerte, veo muy costoso el viaje interior. Me hace dudar la frase que ha resaltado AD: “He aquí que llega el tiempo en que un ciclo milenario se completa y se cierra, y en que bajo el empuje de Dios y por un salto vital en nosotros, hombres llamados por el Hombre, un orden distinto se dispone a nacer del caos.” Hoy, al menos, no alcanzo a ver ese ese orden distinto. Pero pongo todo mi empeño en creer que es posible. Para ello, debo creer que yo sería capaz de sostenerme a mí misma, en un recorrido de búsqueda interior que, sin ser el que recorrió Grothendieck, bien puede ser el mío y con la esperanza de llegar al mismo puerto que él. Aunque él tuvo unos sueños que yo todavía no he tenido. Y, tal vez de un modo ingenuo por mi parte, a mí me cabe la esperanza, a diferencia de Grothendieck, que entre los “estercoleros” en los que se desenvuelve al menos mi cotidianidad, es posible encontrar a personas que osan fiarse de sus propias luces, aunque necesiten de la otredad para compartir “eso” que no se ve. Eso que Légaut llama “fermento” que es el impulso que no vemos pero que está presente en la levadura que todos llevamos inserta. El primer paso será abrir los ojos hacia fuera, pero también hacia dentro.

  • Antonio Llaguno

    • Antonio Llaguno

      Antonio.

      Uno de los momentos en que has cambiado mi forma de pensar y ver la vida, ocurrió cuando, en un artículo que escribiste sobre Grotendieck, me mostraste un pensador que descubría en su interior la voz de Dios y se sentía “llamado” por Él y con “auctoritas” para proclamarla a los 4 vientos.

      Esa es una cualidad de Grotendieck que siento muy cercana y que me ayuda a decir lo que sea que “siento” que es verdad, independientemente de que el interlocutor de turno, formalmente esté más preparado que yo.

      Eso no significa que no respete el conocimiento y la autoridad formal, pero me da mucha más libertad para creer a mi manera. Sin imposociones ni a otros ni de otros a mi.

      Lo que pasa es que, como le decía a Isidoro en otro comentario, me siento un privilegiado al “poder” pansar así.

      Y he puesto entre comillas la palabra “poder” podrque mucha gente no tiene esa posibilidad.

      Por razones familiares que no vienen al caso, este fin de semana me he visto en la circunstanca de ponerme en contacto con algunas iglesias evangélicas de Centroamérica, y lo que proponen como doctrina y práxis religiosa y me he quedado escandalizado.

      Su propuesta está plagada de dogmas absurdos, de interpetaciones interesadas, de criterios impensables ara un ciudadano europeo medianamente culto (Ni siquiera apara alguien con firmación universitaria) y están teniendo un éxito enorme entre la gente menos culta y menos alfabetizada de Centroamérica que por desgracia aún es mucha.

      Y si rascas un poco, se nota que en un país como USA, en teoría primer mundo y primera potencia mundial, el cristianismo que se ofrece es ese. Indigno de una inteligencia no ya culta isno incluso mediocre (Y que Dios me perdone por ser tan presuntuoso).

      Acabé el domingo un tanto deprimido porque pienso que la tarea de mostrar el rostro de un Dios completamente compatible con el conocimiento del mundo actual es ímproba. Es imposible competir con quién les promete toda suerte de “milagros” y les exime de la responsabilidad de construir el Reino (Siempre que paguen el diezmo al pastor de turno, of course)

      En fin, que testimonios como el tuyo son muy necesarios en un mundo donde el problema mas grande que tiene la religión es que se está convirtiendo o bien en una suerte de “magia potagia” o en un reducto de “inteectuales que no comunican”

      Un abrazo.

       

  • Isidoro García

    No puede ser mas claro y contundente A. G. denunciando el rebañismo, y la reducción al estado infantiloide y hasta de “zombi”, al que tiene sometida la Iglesia jerárquica, a sus fieles, lo que tiene un pase, con personas que no han tenido oportunidad de formarse, (los “carboneros”), (o no les gusta reflexionar), pero es sangrante y repudiable con personas inteligentes y con conocimientos suficientes de la realidad.      Y criticando el enorme ruido que la banalización de las redes sociales produce, y que frena constantemente el flujo de la intuición del pensamiento crítico, hipnotizados con el blablablá.  Hay dos clases de personas: platónicos y aristotélicos, o dicho de forma más llana, intuitivos imaginativos, y amarrateguis racionalistas, o más bien razonadores.    En el mundo de la cultura, la verdadera división de los polos conservador-progresista, no coincide muchas veces con la que rige corrientemente en la política, que es mucho más reduccionista. (Por eso hay muchos progresistas políticos que son unos carcamales culturales, y viceversa).     El conservador en general se asocia mucho con el pesimista. Es el que ve dificultades por doquier, y prefiere no arriesgar. El “progresista” es el optimista, que ante dos hipótesis discutibles, elige la más “bonita”, la más sugerente, la más imaginativa.          “Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”. (Antoine de Saint-Exupéry, (El principito).        Esta “infantilización” de la mente, (bien entendida), como ideal, que incluso propuso Jesús, (de una forma equívoca y muy mal comprendida por la gente), consiste, en tener fácil acceso a nuestra mente subconsciente, de tal manera que afloren con facilidad, esos conocimientos “naturales”, de nuestra psique profunda, (arquetipos sabios de Jung), en los que tenemos almacenada la verdad”, sin nosotros saberlo.         Pero desgraciadamente, esa sabiduría cósmica interna, aislada, no funciona. Pues está instalada en forma arquetípica, es decir, que sirve para proporcionar la perspectiva adecuada, pero no otorga, ideas directamente.      Porque el inconsciente habla en imágenes, que luego la razón, tiene que traducir a lenguaje. Y esa traducción se hace en función de la cosmovisión racional, (los conocimientos científicos, y las creencias personales), de cada individuo.     (Imaginemos que tenemos una lámina con un cuadro figurativo, y pedimos a una serie de personas que expresen qué significa. Cada persona lo expresará de forma diferente. Es un poco como el test de Rorschach).     El “espíritu” es un poco el sazonador de los alimentos que la cultura echa en la cazuela. Porque si exigimos a la razón, además de la labor de proporcionar los alimentos, el de cocinarlos y condimentarlos, no lo hace bien: no es su labor.     Total, que todo el rollo del “espíritu” y su dinámica práctica, no es una cosa teórica de filosofías baratas. Es un concepto fundamental para lograr la lucidez necesaria que precisamos para afrontar los gravísimos problemas que nos asolan actualmente y en el futuro.      Solo con la razón, si no activamos en el mayor grado posible la creatividad y la flexibilidad de pensamiento, no vamos muy lejos. Y eso solo se consigue mediante el uso inteligente del “espíritu” personal.      El teólogo Eduardo Hoornaert, escribe sobre que Spinoza, presenta tres vías intelectuales de llegar al conocimiento.     La mas elemental es la que llama la “imaginatio”, un estadio en el que la persona está pegada a las impresiones, imaginaciones, conmociones y afectos que le llegan del exterior. Un estadio en el que la inmensa mayoría de las personas permanece toda su vida.         La imaginación es una parte necesaria del proceso de conocimiento, pero sólo ofrece un conocimiento desordenado y confuso.       Por ello Spinoza, considera que es necesario llegar a un estadio intelectual superior, que él denomina “ratio”.    La ratio, permite formular las cosas con mayor claridad. Pero no detiene ahí el proceso. Porque  además de la conquista de la ratio, una persona verdaderamente interesada en proseguir intelectualmente, busca alcanzar el tercer estadio, el de la “scientia intuitiva”, que consiste en “intuir a Dios”, es decir, la naturaleza infinita en la que vivimos y nos movemos, (el Universo-mío). La intuición es el conocimiento que proviene de una experiencia mística, (Ética, Parte III).      Y esta tercera vía intuitiva,  que yo considero como una “revelación interior y personal”, del “espíritu”, escuchando e interpretando adecuadamente la sabiduría cósmica que contiene en su interior.     O sea que todo esto del “espíritu” y su carácter de dispositivo universal, en todas las mentes inconscientes, no es una idea de Jung, (Jung solo le dio carta de naturaleza científico-psicológica), sino que ya Spinoza, lo intuyó, mirando en su interior.              Hace unos años, se puso de moda una novela de Susana Tamaro, que decía: 

           “Cuando frente a ti se abran muchos caminos y no sepas cuales tomar, no elijas uno al azar, siéntate y espera… Respira profundo, quédate quieto, en silencio, y escucha a tu corazón. Cuando te hable levántate y marcha hacia donde el corazón te lleve”.

           A mí, en aquellos momentos, me pareció una cursilada, y una efusión sentimental un poco babosilla. Pero gracias a Dios, parece que voy madurando y aprendiendo algo en la vida, y hoy, creo que aunque sentimentaloide, expresa una lección trascendental en la vida:     No estamos solos y huérfanos ante la dura vida. Tenemos a nuestra disposición una guía interior, que nos resitúa ante el Universo, como la aguja magnética, que siempre apunta al norte.         Nuestro “corazón”, que es el sinónimo simplista de nuestra mente inconsciente, dispone de una brújula, no de una veleta.      Esas son unas muy buenas noticias. Pero desgraciadamente también existen las malas.     Y una de las “malas noticias”, en este tema de “la voz” del corazón, o mas exactamente del “espíritu”, es que no nos habla directamente, diciéndonos claramente lo que tenemos que hacer.     Desgraciadamente no funciona así de sencillo. Generalmente la “voz” del espíritu, asiente o rechaza aquellas ideas que nos presenta la razón, o nos vienen a través de lecturas culturales.      Por eso, como dice Pablo D ’Ors, “los grandes dones son los que más nos hacen trabajar”.     Para contar con la voz del espíritu, primero hay que estar atentos a ella. Pero además es necesario que le presentemos ideas, a las que se adhiere o rechaza, y esta presentación tiene que venir con el  esfuerzo cultural.        Hay que pensar y leer mucho, pero no para acumular conocimientos, sino para ir comprobando continuamente, lo que resuena o rechina en nuestro espíritu.       Y luego, eso sí, cuando ese espíritu, habla, seguir su opinión, aunque esté en contra de otras ideas o creencias culturales. Caiga quien caiga. Y aquí es donde Alexander Grothendieck es muy duro, con los que o no escuchan, o están ovejizados y no se atreven a seguir su guía, aún a riesgo de equivocarse.

  • Juan A. Vinagre

    Espero no alejarme del hilo de las reflexiones de Antonio, de Eloy y de Javier. Y lo haré brevemente: En general cada vez somos más conscientes  de que necesitamos un “lavado espiritual” a fondo. Un lavado que ablande la rigidez de interpretaciones de tiempos casi idos -por fortuna-; rigidez encarnada en mentes fanatizadas y apegadas a la letra, a las tradiciones y costumbres “sacralizadas”. ¿Pero esa defensa de tal “rigidez” no hace pensar que -consciente o inconscientemente- está utilizando una mampara para encubrir ideas y creencias más bien flácidas?  (Hay algunos tradicionalismos excesivos que no parecen rígidos -incluso parecen llenos de buena voluntad-, aunque están más cerca de la Tradición que del Evangelio. Y esto parece que no lo ven.)

    -Los nuevos tiempos, en los que estamos entrando, ¿no están sugiriendo un nuevo paradigma -social y religioso-, que nos invite a renacer? A renacer cada día, empezando por uno mismo. El Mensaje evangélico, muy poco “teórico” y sobre todo práctico (la conducta de Jesús también es una parábola-lección muy importante del mensaje evangélico); el Mensaje evangélico, digo,  tan creativo e innovador, que en algunos aspectos importantes no pudo entenderse en su tiempo por demasiado nuevo para entonces, ¿no propone la necesidad de cambiar de modo de pensar y por tanto de renacer?  Aunque a bastantes les cueste entenderlo -ahí están los opositores a Francisco-, la Iglesia y la Religión del futuro serán muy distintas de las actuales. Y con ello no quiero decir más que esto: La Iglesia y la Religión del futuro serán más evangélicas (con todo lo que esta palabra conlleva: pocos ritos, menos derecho canónico, menos enseñanzas teóricas, más testimonio y mucho, mucho más compromiso social solidario.)

  • ELOY

    No sé si tiene que ver estrictamente con el tema de este hilo, pero entiendo que puede encajar aquí el libro de María Zambrano “Hacia un saber sobre el alma“. Copio:  

    Hay dos maneras de reaccionar ante los pensamientos que son trozos o partes de otro pensamiento más radical, todavía desconocido; una es permanecer insensible ante la verdad a que apuntan; otra, darse cuenta, por una sensibilidad nacida de la necesidad que tenemos de esa verdad, de que está allí, y no poder, sin embargo, encontrarla. Es el conocimiento que da la sed para pegarnos a la roca baja la cual mana el agua, sin poder deshacerla para que salga a la superficie.

    En cambio, cuando vivimos en contacto con un pensamiento último, revelador, tenemos ante todo un horizonte donde sentirnos encajados y un instrumento técnico para situar y colocar ordenadamente los problemas, los pensamientos; el camino ordena el paisaje y permite moverse hacia una dirección

    Tal sentimos desde lo que nos ofrece la Razón en su nuevo sentido- Camino cauce de vida.

    En este camino sentimos necesario un saber sobre el alma, un orden de nuestro interior. Hacia ello tienden los escritos póstumos de Max Sheler, “Ordo Amoris y Muerte y Supervivencia”. Su planteamiento arranca de Pascal y de Spinoza, por un lado; de Nietzsche, por otro. De Pascal de la frase repetida y aprovechada hasta para hacerle decir lo contrario: “Hay razones del corazón que la razón no conoce“, el Spinoza del “Amor Dei intelectualis” y el Nietzsche que pedía un más allá del hombre. Y como eje de todo, la idea cristiana del hombre como un ser que muere y ama, que muere con la muerte y se salva con el amor.

    Max Scheler reclama enérgicamente un orden del corazón, un orden del alma, que el racionalismo, más que la razón, desconocen.

    NOTAS: 1 – El destacado de textos con “negrita” es mío.
    2– Fuente María Zambrano: “Hacia un saber del alma”. Alianza Editorial. Sexta impresión 2008, páginas 23 y 24.  

  • Javiierpelaez

    Quién no se ha sentido así alguna vez ,despotricando contra lo divino y humano. Tan actual,el ruido. Ahora vivimos enmedio del ruido amplificado. En bastantes terrenos,pero hay q vivir enmedio de él a no ser q te vayas a un convenio. Teorizar sí,pero pasando x la realidad…

    Es cierto q vivimos en la era del “yo amplificado”,incluso del “,yo completamente interconectado ,pero perfectamente solo”(Bauman). Tb del “yo impotente” tenemos más capacidad de opinar en las redes ,pero influir en las cosas verdaderamente relevantes poca tenemos…Por ejemplo,la capacidad de influir de algunas redes en la prensa escrita o en los políticos es muy grande,pero creo q más bien en lo superficial….Vamos q se ponga de moda un hastagh q se llama #MegustalaFruta da cuenta del borreguismo ambiente,como dice el autor Digo eso pero tb podría decir de otras tendencias. Vamos a lo q iba nuestra capacidad de influir en la realidad es ínfima aunq tenemos todas las posibilidades de opinar. Esto genera altísimas dosis de malestar psíquico…Ya q el “yo impotente” mire a Dios ya lo veo más difícil…

    Si estoy de acuerdo con lo q dice q la experiencia religiosa auténtica te hace más crítico,crítico implacable hasta con uno mismo q es básicamente x donde uno tiene q empezar.