Se estrena hoy como autor en ATRIO, Pascual Pérez Ocaña. Bien formado en filosofía y teología es profesionalmente abogado con Madrid, con prestigioso gabinete. Pero era amgo personal de José Mª Castillo y amigo también de Teilhard de Chardin y de su mentor principal en España, Leandro Sequeiros, quien nos ha puesto en contacto. Sobre las dos cristologías de Castillo y Teilhard ha hecho una bella síntesis comparada. En realidad son complementarias, como lo es el evangelio de Marcos y las cartas paulinas a los cristianos de Éfeso, Galacia o Filipos. ¿Y complementarias con los nuevos paradigmas de la ciencia en el siglo XXI? Yo opino que sí. AD.
Soy pesimista debido a mi inteligencia, pero soy optimista debido a mi voluntad. (Antonio Gramsci)
Creer en la trascendencia del género humano es, esencialmente, una actitud vital. Una forma de enfrentarse al hecho de vivir. Probablemente desde que nuestros ancestros se irguieron y levantaron la vista, nuestra especie es religiosa. Como dice Eudald Carbonell co-director de la excavación de Atapuerca, “las creencias no fosilizan“. Pero si lo han hecho algunos ritos de enterramiento. El Homo heidelbergensis, que ya presenta características tribales, hace 200.000 años, seguramente, daba un tratamiento ritual a los muertos. Parece demostrado que fueron los rituales de enterramiento el cemento sobre el que se fue configurando la identidad humana y un sentimiento de pertenencia decisivo en la creación de colectividades.
En cualquier caso, con la aparición del Homo sapiens la religión forma parte de la vida del género humano y tiene su propia historia, desde el politeísmo del neolítico hasta las religiones de nuestra sociedad global.
En una síntesis muy simple podemos agrupar en dos las manifestaciones religiosas de nuestro tiempo. De una parte, las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e 2 islamismo) que tienen en común, entre otras muchas cosas, ser monoteístas y una caracterización personal y masculina de Dios y, de otra parte, la espiritualidad oriental que se expresa en las religiones dhármicas. El Dharma es una referencia nuclear, con significados muy diversos, que está presente en el budismo, el jainismo, el hinduismo y otras, pero alejada de una caracterización personal de Dios. Aludo a estas dos grandes tendencias, pero el pluralismo religioso es numerosísimo.
Lo que me interesa destacar es que, en la sociedad actual, el fenómeno religioso ya no atiende tanto a la pretensión de única verdad predicada por las religiones estructuralmente organizadas. El subjetivismo religioso va imponiéndose gradualmente a los sistemas religiosos tradicionales cuya crisis es cada vez más evidente. Las creencias religiosas ya no se fundamentan tanto en el andamiaje dogmático y la estructura jerárquica de las religiones tradicionales. Creo que, aunque el individuo siga personalmente unido a las manifestaciones litúrgicas de su credo, la vivencia íntima del sujeto es lo esencial.
Desde esta perspectiva y desde mi pertenencia a la cultura y civilización cristiana, trato aquí de reflexionar para conciliar dos miradas del cristianismo: la mirada horizontal del teólogo José María Castillo y la mirada ascendente del científico Pierre Teilhard de Chardin.
Creo que dos precisas citas de ambos pueden expresar el marco conceptual de estas reflexiones:
José María Castillo: “a Dios lo encontramos en nuestra inmanencia, en lo laico, en lo secular, en lo civil, en lo humano…La experiencia de los místicos y de tantas personas que, desde la soledad, desde el sufrimiento o desde el encuentro con los otros, han encontrado sentido a sus vidas, es elocuente en este sentido.” (La humanidad de Dios. Discurso doctor honoris causa por la Universidad de Granada).
Teilhard de Chardin: “Llegará el día en que después de aprovechar el espacio, los vientos, las mareas y la gravedad; aprovecharemos para Dios las energías del amor. Y ese día por segunda vez en la historia del mundo, habremos descubierto el fuego.” (Pekín febrero de 1934).
Aunque diferentes, se trata de dos miradas a la materia y dentro de ella a lo humano, que buscan a Dios en la realidad de lo existente, en la intimidad de lo que expresan los fenómenos, en lo que puede palparse y en lo que puede intuirse a partir de la experiencia y de la ciencia como expresión de la fe en la trascendencia del género humano.
Inmediata, histórica y pegada a nuestra vida la mirada de J. M. Castillo, que renuncia a elucubrar sobre la trascendencia y centra su fe en una tarea. La tarea del amor expresada históricamente en la vida de Jesús de Nazaret.
Inmediata, en progresión evolutiva y proyectada hacia el futuro, la mirada de Teilhard, que, partiendo también del amor como la mayor y más potente energía – energía radial – cree que esa “tarea” impulsa a la humanidad hacia la trascendencia, que la atrae en la persona del Cristo Cósmico.
La mirada horizontal de José María Castillo. Jesús de Nazaret
J.M. Castillo, aunque ingresó en el Noviciado de la Compañía de Jesús en 1946, lo abandonó por motivos de salud, que después debió restablecer muy adecuadamente, falleció el pasado 12 de noviembre con 94 años. Se ordenó sacerdote secular en 1954 e ingresó de nuevo en la Compañía de Jesús en 1956. En 1962 hizo el doctorado en Teología, en la Universidad Gregoriana. Fue formador espiritual de estudiantes jesuitas en Córdoba y profesor de Teología dogmática en la Facultad de Teología de Granada, desde 1968.
La teología de Castillo ha sido un referente en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado. Pero, sobre todo, en los años 80 su contacto con América Latina se desarrolla ampliamente y se interesa por la teología de la liberación, en obras como: Teología para comunidades (1990), Los pobres y la teología. ¿Qué queda de la teología de la liberación? (1997). Su interés se desplaza en torno a la cristología y al tratado sobre Dios, la humanidad de Dios, la humanidad de Jesús y la laicidad del evangelio.
La jerarquía episcopal española le acusa de falta de ortodoxia en su doctrina y en 1988, se le retiró la venia docendi y fue destituido como profesor de la Facultad de Teología de Granada. A partir de entonces, entre otras muchas actividades, impartió cursos en la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» de El Salvador, sustituyendo a los jesuitas asesinados en 1989.
En 2007 abandonó la Compañía de Jesús, tras veinticinco años luchando con la censura eclesiástica.
Dice J. M. Castillo: “Dios es el Trascendente y es, por ello, incomunicable. A Dios no se le puede conocer. Está fuera del ámbito de nuestra capacidad de conocimiento. Solo dedicándonos a la tarea que Él nos impone puede indirectamente conocérsele. En el cristianismo Dios se da a conocer con un nombre y una tarea. El nombre se expresa en una oración gramatical que tiene sujeto y verbo, pero no tiene predicado. Jesús de Nazaret, en sus enfrentamientos con los representantes de la estructura jerárquica de la religión, utilizó la expresión yo soy y se identificó con Dios. Pero fue, precisamente, la conducta que tuvo Jesús, anteponiendo la liberación de los que sufren a las leyes y rituales de la Religión lo que le llevó a la cruz.” (La humanidad de Dios)
La mirada de J. M. Castillo encuentra a Dios en un hombre: Jesús de Nazaret. Es una mirada plena y exclusiva a nuestra inmanencia, a lo humano, “en el amor humano, en el respeto a los demás, en la cercanía a todo lo verdaderamente humano que hay en la vida” encuentra a Dios. Achaca a la teología tradicional haber considerado a Jesús, exclusivamente, en su naturaleza divina, olvidando su humanidad y, por ende, la humanidad de Dios, única cualidad que nos permite considerarlo revelado. Esta mirada plenamente horizontal de J.M. Castillo, sitúa a Dios por medio de Jesús, precisamente, en todas aquellas acciones que persiguen liberar del sufrimiento a los oprimidos por cualquier causa. Es por medio de un hombre, Jesús de Nazaret, como Dios entra en nuestra inmanencia. Se trata de lo que la teología cristiana conceptúa como el misterio de la encarnación: Dios se hace humano a través de un hombre: Jesus de Nazaret.
La existencia histórica de Jesús de Nazaret ha sido y es objeto de discusión, aunque parece que en la historiografía actual es muy mayoritario el criterio que sostiene la realidad de su existencia frente al mitismo, corriente esta que le describe como un mito creado y sostenido por la tradición. Baste decir que testimonios de fuentes no cristianas (Flavio Josefo, Publio Cornelio Tácito, Plinio el joven, Suetonio etc.), parecen acreditarla.
Me interesa destacar aquí que Jesus de Nazaret les ofrece a sus contemporáneos cambiar el yugo de la religión judía – los 613 preceptos de la Torá – por un “yugo más llevadero y una carga más ligera” (Mateo 11,25-30). Reduce 613 preceptos a uno solo: el amor. Ese amor – solidaridad por llamarlo de forma más aceptable para todos – fue impulsado por Jesús de Nazaret, sorprendentemente, en una época en la que el hombre hacía gala de una enorme crueldad. Porque es razonable y comprensible hablar de solidaridad en la sociedad del siglo XXI, tras el cepillado que la garlopa de la evolución ha ido realizando sobre ella, pero en el siglo I, bajo el mandato de Tiberio, hacía falta mucha locura para situar el amor (la solidaridad) como centro y fundamento de la acción humana, como la “tarea” a que se refiere J.M. Castillo,
Y es importante entender que el amor de que habla Jesus es el amor plenamente humano. Dice J.M. Castillo: “nuestra relación con Dios es tan simple y complicada, ambas cosas a la vez, que seguramente muchos de los que nos consideramos creyentes, en realidad, posiblemente somos ateos. Y a la inversa, muchos de los que aseguran que son ateos, en realidad y seguramente, son creyentes” (Religión Digital, 2-4-2022) . Esta expresión alude al subjetivismo de la relación del individuo con Dios a que, inicialmente, hice referencia y tiene un sólido fundamento en el cristianismo. Porque ¿dónde están esos que – según J.M. Castillo – se creen ateos y son creyentes, aunque no lo sepan?
Pues, seguramente, una gran mayoría de ellos están entre todas aquellas personas que, en lo que ampliamente podemos denominar el voluntariado, han orientado su existencia, total o parcialmente, hacia la solidaridad. Entre las organizaciones que conforman el voluntariado solidario las hay confesionales, pero muchas de ellas – acaso la mayoría – no se han instituido pensando en Dios, sino en sus semejantes.
Pese a las dificultades que entraña medir a escala global, en todos sus aspectos, el voluntariado solidario puede afirmarse que en el mundo hay más de mil millones de voluntarios cuyo esfuerzo equivale al de 109 millones de trabajadores a tiempo completo. En España, el voluntariado experimentó en 2022 un incremento de casi dos puntos con respecto al año anterior. Actualmente, el 8,2% de la población, es decir 3,3 millones de personas actúan como voluntarios.
Creo que el incremento en el mundo del voluntariado altruista obedece al resultado que, de forma progresiva, va alcanzando el amor, como principio de la acción humana, en la conciencia colectiva. Y, en este sentido, ha sido históricamente muy trascendente – más allá del cristianismo – la trascendencia histórica del mensaje del galileo, porque como dice J. M. Castillo: Jesús de Nazaret no es propiedad del cristianismo. Ni es pertenencia exclusiva de los cristianos o de la Iglesia. De ahí que, a mi manera de ver, ha sido el cristianismo, ha sido la Iglesia, la que se ha apropiado de Jesús y lo ha presentado como el centro y el contenido fundamental de una religión determinada, la religión cristiana. En realidad, lo que tendría que haber hecho la Iglesia es tener la libertad, el coraje y la honestidad de presentar a Jesús como la realización plena de lo más profundamente humano, de lo plenamente humano, de lo mínimamente humano, de aquello que, por encima de culturas, tradiciones, costumbres y creencias religiosas, constituye el logro de los anhelos de humanidad y de ultimidad que todos llevamos inscritos en lo más básico de nuestro ser.
Y si consideramos, con un optimismo plenamente humano, que la solidaridad – el amor que propuso como centro de su vida Jesus de Nazaret – es el fundamento único para el progreso de la humanidad, podemos creer también que la evolución de esta mirada horizontal descrita por J.M. Castillo, que no es otra cosa que la energía radial, a que después me referiré, será, sin duda, el cimiento sobre el que ha de producirse la mirada ascendente de Teilhard de Chardin, que preconiza el encuentro de la humanidad con el Cristo Cósmico.
Teilhard de Chardin. El Cristo Cósmico.
Pierre Teilhard de Chardin, francés, nacido en la región de la Auvernia (1 de mayo de 1881 – 10 de abril 1955), cuarto hijo de una numerosa familia y sobrino nieto de Voltaire, por parte de su madre, hizo sus primeros estudios en un Colegio regido por la Compañía de Jesús en Mongré (Villefranche-sur[1]Saône). Con 18 años ingresó en el Noviciado jesuita de Aix[1]en-Provence y en 1911 se ordenó sacerdote. No obstante, su vida estuvo siempre unida a la Geología y a la Paleontología. Trabajó en el Museo Nacional de Historia Natural de París donde conoció al paleontólogo Marcellin Boule. Participó con Henri Breuil en excavaciones de la Cueva de El Castillo de Puente Viesgo de Cantabria. En la primera guerra mundial (1914 – 1918), fue movilizado, como camillero y por su actuación obtuvo la Medalla al Mérito Militar y la Legión de honor. En China participó, junto con Breuil, en el descubrimiento del llamado hombre de Pekín, pariente del Pithecanthropus u Hombre de Java. En general puede decirse que su actividad científica fue intensísima. En 1951 ingresó en la Academia de las Ciencias de Francia. Sus diferencias con la jerarquía católica son conocidas desde que un artículo sobre el pecado original le enfrentó con la Santa Sede.
En 1951 se instaló en Nueva York, donde murió el 10 de abril de 1955, día de la Pascua de Resurrección. Parece ser que Teilhard había expresado a unos amigos: Mi deseo sería morir el Día de la Resurrección. Lo consiguió.
De su biografía y, concretamente de su infancia, merece la pena destacar la doble influencia que en él tuvieron sus padres. De tal manera, que su inclinación por la naturaleza y en definitiva por la ciencia le fue inducida por su padre y su orientación religiosa por su madre. Él mismo, en el ensayo “El corazón de la materia” (Le Coeur de la matière), menciona ambas influencias:
“No tenía ciertamente más de seis o siete años cuando comencé a sentirme atraído por la Materia…me recogía 10 en la contemplación, la posesión y la existencia saboreada de mi «Dios de Hierro». De Hierro, digo bien. E incluso continúo viendo, con singular agudeza, mi colección de «ídolos». En el campo, una pieza de arado que yo escondía cuidadosamente en un rincón del patio…
Era preciso que cayera sobre mí una chispa para hacer brotar el fuego. Pues bien, esa chispa mediante la cual «mi Universo», aún sólo semi-personalizado, acabaría de centrarse y amorizarse, fue indudablemente a través de mi madre, a partir de la corriente mística cristiana, como iluminó y encendió mi alma de niño”. (El Corazón de la materia. Teilhard de Chardin. Editorial SAL YTERRAE págs. 19 y 45. 11).
Teilhard escribió el ensayo El Corazón de la materia (Le coeur de la matière) en 1950, próxima ya su muerte con un contenido, en cierto modo autobiográfico y expresivo de su profunda vida interior.
Pese a la influencia religiosa de su madre, es la materia la que llama poderosamente su atención desde niño y asume, inicialmente, la concepción tradicional que opone la materia al espíritu y el cuerpo al alma, como realidades heterogéneas. Teilhard fue Geólogo, según él mismo dice, porque necesitaba satisfacer una insaciable necesidad de mantenerse unido a una especie de raíz, o de matriz universal de los seres. Posteriormente, la aceptación incondicional de la Evolución como forma de explicar el Universo disipó ese dualismo como la niebla ante el sol naciente. Materia y Espíritu, no dos cosas, sino dos estados, dos rostros de una misma Trama cósmica. Esta concepción de la materia y el espíritu como dos estados de una misma trama cósmica, modificó la idea de Plenitud, que le acompañó desde su infancia, al descubrir como un germen salido de no se sabe dónde, la idea de Evolución.
Aunque Teilhard no acierta a situar cronológicamente su descubrimiento de la Evolución, si la relaciona con la lectura de L’Évolution créatrice de Henri Bergson y alude a su pasión por la Materia, la Vida y la Energía como los elementos que le hacen abandonar la idea de un Cosmos estático por un Cosmos plenamente evolutivo que ya impregnará todo su pensamiento: La Cosmogénesis de Teilhard describe un proceso de creación continua a través del cual el cristianismo lleva la Evolución a cotas superiores de la mera evolución fisiológica. Es Dios quien dirige una Creación en marcha hacia estadios progresivamente más complejos que acrecientan una consciencia colectiva de la humanidad. Una primera fase en la evolución da lugar a la biosfera, cuya culminación puede situarse en la eclosión de la vida y una segunda fase que se caracteriza por la aparición de la consciencia en el hombre: El hombre no solo conoce, sino que es consciente en el mismo acto de su conocer. Esta característica le pone a otro nivel que los animales y de esta manera aparece una nueva envoltura sobre la Tierra, a la que Teilhard llama la “noosfera”. (Una-vision-planetaria-sg-TC-Agustin-Udias-sj.pdf ( www.amigosteilhardportugal.pt )
La noosfera (νοος: espíritu, mente), está constituida por una memoria colectiva que tiene un espacio virtual propio fuera de la mente biológica del ser humano. En el concepto que Teilhard denomina “Planetariedad humana (existencia y contornos de una Noosfera)” concurren ya elementos de la llamada “tesis de la mente extendida” (Clark y Chalmers 1998), según la cual algunos procesos cognitivos “no deben seguir siendo entendidos como constreñidos por los límites físicos del cerebro. Por el contrario, estos procesos emergen, se desarrollan y se extienden a lo largo de redes interactivas que integran y sincronizan funcional y estratégicamente el cerebro, el cuerpo y el mundo físico y social”. (Teilhard: Mirada al futuro (1945-1955) Leandro Sequeiros. Bubok, Granada, febrero 2023. Páginas 181. 13). Asombra que Teilhard, nacido a finales del siglo XIX, pudiese intuir la noosfera humana como capa pensante, conscientemente reflexiva, distinguiendo una primera etapa de hominización de la especie biológica humana y una segunda etapa de humanización hacia la consciencia reflexiva de nuestra especie como evolución ascendente. El permanente desarrollo científico y tecnológico nos encaminan hacía una super-humanidad.
Teilhard expresa este proceso interior muy gráficamente en “El Corazón de la materia”: “la primera etapa me hizo acceder a la noción de Planetariedad humana, (existencia y contornos de una Noosfera)”. La segunda me descubrió más explícitamente, la transformación crítica en el nivel de la Reflexión. Y la tercera me condujo a identificar, por efecto de la convergencia psico física (o Planetización) una deriva acelerada de la Noosfera hacia estados ultra-humanos”.
Una cerebralización nueva, planetaria, emerge a través de la red de comunicaciones que – como una malla – envuelve toda la tierra: internet, redes sociales…Esto, que hoy no se discute, Teilhard lo describió así en 1939: una película de pensamiento que envuelve la Tierra, formada por comunicaciones humanas.
Internet puede concebirse como el origen de la Noosfera.
Es cierto que la superficialidad invade la red y que su contenido parece estar más destinado a la satisfacción individual manipulada por las corporaciones y el discurso del odio. Pero esto puede cambiar. También en Internet hay contenidos que tienden a colaborar en el proceso de humanización, de fortalecimiento de la consciencia, de la solidaridad voluntaria y del amor, en definitiva. El cambio es posible. Nos lo hace ver el diálogo entre el maestro y el discípulo en el libro «Las ciudades invisibles» de Italo Calvino, cuando el discípulo le pregunta «Maestro, ¿cómo puedo sobrevivir en este infierno?», éste le responde: «Busca en el infierno lo que no es el infierno, y ayúdalo a crecer». (Débora Nunes, Vicente Aguiar y Marcos Arruda: Las redes sociales y la evolución de la conciencia (pressenza.com))
Teilhard llama “energía radial” al amor. Esta energía es “la fuerza arrastradora de todo el proceso de evolución desde las primeras síntesis de la materia inanimada, y es la responsable de la evolución, hacia sistemas de complejidad mayor, integrando elementos en unidades cada vez más complejas” (Ricard Casadesús: http://quaerentibus.org/assets/q08_el-amor-como-fuerza-conductora….pdf. )
En definitiva, la Evolución traspasa la barrera físico-biológica y se localiza en el campo de la consciencia, que dirige al género humano hacia una Superhumanidad a través del “Progreso” que Teilhard define como una Fuerza, la más peligrosa de todas las fuerzas. “El Progreso no es lo que piensa la gente, ni lo que le irrita por no verlo llegar nunca. El Progreso no es la dulzura, ni el bienestar, ni la paz. No es el descanso. No es ni siquiera, de manera directa, la virtud. El Progreso es esencialmente una Fuerza, la más peligrosa de todas las fuerzas. Es la Conciencia de todo cuanto es y de todo lo que puede ser. Aunque se levante un clamor indignado, aunque se hieran todos 9 10 14 los prejuicios, hay que decirlo, porque es la verdad: Ser más es, antes que nada, saber más”11 . ¡Que decidida la apuesta del cristianismo de Teilhard por la ciencia!
Estas dos miradas del cristianismo, la de J.M. Castillo y la de Teilhard de Chardin completan, a mi juicio, la actitud vital del cristiano del Siglo XXI. No estoy capacitado para profundizar críticamente en el Programa de investigación científica de Teilhard ni en su desarrollo, me interesa solo, en cuanto representa una transición de la humanidad hacia un ultrahumano colectivo como término de la historia temporal, hacia la que converge.( Citado por Leandro Sequeiros Mirada al futuro (1945-1955) Leandro Sequeiros. Bubok, Granada, febrero 2 Página 201)
12 Y, en este sentido encuentro en Agustin Udías, experto en la espiritualidad teilhardiana la plena conciliación de ambas miradas. Udías se refiere al cristianismo de Teilhard “como la religión del porvenir, la única capaz de realizar la coincidencia del “Dios hacia-adelante” con el “Dios del hacia arriba”.( Teilhard: Mirada al futuro (1945-1955) Leandro Sequeiros Bubok, Granada, febrero 2023: 13 “El pensamiento cristológico y la evolución en Teilhard de Chardin”. Pensamiento, Universidad Comillas, vol. 63 (2007), núm. 238 pp. 583-604 (Página 11))
El Dios hacia-adelante es el Dios de la inmanencia, es Jesus de Nazaret, aquel al que puede conocérsele por medio de la “tarea” que el mismo practicó y aconsejó practicar. En definitiva, es el Dios de la vida en su permanente evolución, que dirige a la humanidad al Dios del hacia-arriba: el Cristo Cósmico
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“Sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser”. William Shakespeare
El día 7 de Abril de 1955, tres días antes de su muerte, sobre la mesa de su despachó, Teilhard dejó una cuartilla autógrafa, la última página de su diario.
En ella se encuentra escrita una poliecuación que tiene la fuerza de un testamento y figura encabezada con estas palabras:
Para comprender bien lo de “Cristogénesis”, habría que reflexiona sobre una de las 95 tesis de Matthew Fox, que dice:
“Los Cristianos deben distinguir entre Jesús, (una figura histórica), y Cristo, (la experiencia de Dios-en-todo)”.
En este sentido Jesús, sería la personificación mas concreta y sensible, de esa experiencia de Dios-en-todo, que se manifiesta y revela en el Universo.
Esta Cristogénesis, la última fase del proceso evolutivo del Universo, posiblemente se ha desarrollado múltiples veces a lo largo y ancho del inmenso Universo, y concretamente en nuestro caso del ser humano = ser inteligente surgido en el Planeta Tierra-Sol, se está empezando a desarrollar.
Y el pistoletazo inicial de ese proceso aquí y ahora, posiblemente lo dio Jesús, con su anuncio del inicio de la venida del “Reino de Dios”, que parecería ser, una organización social, en la que no existan ni el dolor, ni el sufrimiento, ni la enfermedad, ni la decrepitud, ni la muerte.
Jesús, en su vida, fue un ejemplo del camino futuro a seguir respecto al “Reino”. Expandió el conocimiento, a través de proponer una nueva perspectiva mas lúcida, curó enfermos, y hasta “simbólicamente”, resucitó a Lázaro, y por fin trascendió su propia muerte, en una resucitación mitad simbólica y mitad “paranormal”, (cuerpo “sutil o espiritual”, que hoy casi definiríamos como holográfico-tecnológico).
Como dice Pannenberg, la clave del cristianismo, es que la manifestación de Jesucristo tiene un carácter anticipador de la plena manifestación de Dios al final de los tiempos.
Por eso, Él fue el ejemplo del camino a recorrer para los humanos que le seguirían, pero esta vez de forma real y universal.
Y ese Reino de Dios, debemos construirlo los mismos humanos, (mediante la Cristogénesis teilhardiana), llevando hasta el límite, el uso de la inteligencia, a través de sus corolarios, la creatividad y el conocimiento y la tecnología.
Por eso lejos de denostar la tecnología, fruto del conocimiento, y por tanto de la inteligencia, deberíamos considerar dicha tecnología, como el camino práctico hacia ese Reino de Dios.
(Es claro que todo en esta vida, si se hace mal, o ciegamente, trae problemas y entraña ciertos peligros que hay que pulir y resolver).
La Cristogénesis, es el proyecto evolutivo en el que estamos inmersos, y que 2.000 años después de su “inicio”, se está acelerando últimamente, y anuncia un final bastante cercano, (¿200-500 años?).
Según esta Cristogénesis, la actual especie humana, “homo sapiens sapiens”, desaparecerá, dejando su sitio, a nuestros herederos, el “homo deus” de Harari, que conjugarán al tiempo, un alto desarrollo de sus potencialidades individuales, con una alta capacidad de interconexión, que dará lugar al desarrollo pleno de la Noosfera.
Y entonces por fin, el ser humano será lo que en realidad es: plenamente humano. Y será bueno y sabio.
No llegaremos a ello, solo siguiendo solo un camino moral, sino por un camino fundamentalmente cognitivo y tecnológico, que cuando se vaya depurando de los excesos y desviaciones inevitables de todo principio, nos rehará en humanos, y por tanto buenos y sabios.
TEILHARD DE CHARDIN: Nace 01/05/1881; Fallece 10/04/1955
ORTEGA Y GASSET: Nace 09/05/1883; Fallece 18/10/1955
ALBERT EINSTEIN: Nace 14/03/1879; Fallece 18/04/1955
……………………….
¿Fracaso de la Ciencia – FÍSICA?
1- Lo que no ha fracasado de la física es la física.
– Lo que ha fracasado de ella es la retórica y la orla de petulancia,
– de irracionales y arbitrarios añadidos que suscitó,
– lo que hace muchos años llamaba yo «el terrorismo de los laboratorios».
– He combatido lo que denominé el utopismo científico.
(ver El tema de nuestro tiempo: «El sentido histórico de la teoría de Einstein»
«No se comprende que la ciencia, cuyo único placer es conseguir una imagen certera de las cosas, pueda alimentarse de ilusiones.»
2- Sobre mi pensamiento ejerció suma influencia un detalle.
– Leía yo una conferencia del fisiólogo Loeb sobre los tropismos.
– Es el tropismo un concepto con que se ha intentado describir y aclarar la ley que rige los movimientos elementales de los infusorios.
– Este concepto sirve para comprender algunos de esos fenómenos.
– Pero al final de su conferencia Loeb agrega:
«Llegará el tiempo en que lo que hoy llamamos actos morales del hombre se expliquen sencillamente como tropismos.»
3- Esta audacia me inquietó sobremanera,
– porque me abrió los ojos sobre otros muchos juicios de la ciencia moderna
– que, menos ostentosamente, comenten la misma falta.
«De modo –pensaba yo– que un concepto como el tropismo, capaz apenas de penetrar el secreto de fenómenos tan sencillos como los brincos de los infusorios, puede bastar, en un vago futuro, para explicar cosa tan misteriosa y compleja como los actos éticos del hombre.»
– ¿Qué sentido tiene esto?
4- La ciencia ha de resolver hoy sus problemas
– no transferirnos a las calendas griegas.
– Si sus métodos actuales no bastan para dominar hoy los enigmas del Universo,
– lo discreto es sustituirlos por otros más eficaces.
– Pero la ciencia usada está llena de problemas
– que se dejan intactos por ser incompatible con los métodos.
– ¡Como si fuesen aquellos los obligados a supeditarse a estos, y no al revés!
– La ciencia está repleta de ucronismos, de calendas griegas.
5- Cuando salimos de esta beatería científica
– que rinde idolátrico culto a los métodos preestablecidos
– y nos asomamos al pensamiento de Einstein,
– llega a nosotros como un fresco viento de mañana.
– La actitud de Einstein es completamente distinta de la tradicional.
– Con ademán de joven atleta le vemos avanzar recto a los problemas y,
– usando del medio más a mano, cogerlos por los cuernos.
– De lo que parecía defecto y limitación en la ciencia
– hace él una virtud y una táctica eficaz.
…………………………………………
(José Ortega y Gasset OCT8 pág. 86)
1- “La constitución de la FÍSICA es, sin duda,
– el hecho más importante de la historia sensu stricto humana.
– Inclusive los que creen que el hombre tiene además una historia sobrehumana,
– no tienen más remedio que reconocerlo.
2- No se trata de una ponderación motivada por el entusiasmo
que suscita el espectáculo de una destreza casi prodigiosa
(en este caso, de una destreza intelectual).
– No se trata de la gracia espectacular que se nos hace manifiesta
– cuando vemos funcionar la mente soberana de los insignes hombres
– que han ido creando la FÍSICA.
– La FÍSICA no es solo un número de circo, no es solo acrobacia.
– Es un menester esencial del hombre.
3- Se trataría de esto:
– el hombre es un animal inadaptado, es decir,
– que existe en un elemento extraño a él, hostil a su condición: este mundo.
– En estas circunstancias, su destino implica,
(no exclusiva, pero sí muy principalmente),
– el intento por su parte de adaptar este mundo a sus exigencias constitutivas,
– esas exigencias precisamente que hacen de él un inadaptado.
4- Tiene, pues, que esforzarse en transformar este mundo que le es extraño,
– que no es el suyo, que no coincide con él,
– en otro afín donde se cumplan sus deseos
(el hombre es un sistema de deseos imposibles en este mundo);
– en suma, del que pueda decir que es su mundo.
5- La idea de un mundo coincidente con el hombre es lo que se llama FELICIDAD.
– El hombre es el ente infeliz, y por lo mismo, su destino es la felicidad.
– Por eso, todo lo que el hombre hace, lo hace para ser feliz.
– Ahora bien;
– el único instrumento que el hombre tiene para transformar este mundo
– es la TÉCNICA,
– y la FÍSICA es la posibilidad de una TÉCNICA infinita.
6- LA FÍSICA es, pues, el órgano de la felicidad,
– y por ello la instauración de LA FÍSICA
– es el hecho más importante de la historia humana.
– Por lo mismo, radicalmente PELIGROSO.
– La capacidad de constituir un mundo es inseparable
– de la capacidad para destruirlo.”
…………………………………………………….
Qué gran luz nos aporta PABLO cuando expone que Cristo, el crucificado y resucitado es la NUEVA LUZ. La cruz como símbolo universal, recordado por Pablo, la verticalidad debe mantener la horizontalidad. En su cruce, está CRISTO: LA PROFUNDIDAD DE LA HUMANIDAD, encarnada en cada ser viviente humano, dotado del habla, que le permite sensitivar este MISTERIO DE LOS MUNDOS…Si no hay CRUZ, NO HAY EVOLUCIÓN INTEGRAL.
Desconfiemos de lo definitivo, apartémonos de quienes pretenden poseer un punto de vista exacto sobre algo, sea lo que sea. (Emile Cioran)
Ese “apartémonos” suena bastante “definitivo”, ¿no crees?
¿Qué tan exacto es el punto de vista respecto de desconfiar de lo definitivo? ¿Admite matices? ¿Habrá excepciones?
¿Cómo íntegras está frase de Emile Cioran con tu frase (cito textual con mayúsculas para énfasis mío) “En DEFINITIVA, la Evolución traspasa la barrera físico-biológica y se localiza en …”?
😉
Un abrazo. Ojalá no te tomes a mal mis preguntas.
Por supuesto que no me tomo a mal tus preguntas, Rodrigo.
Todo lo contrario.
Me gusta ese aforismo de Emile Cioran. Suelo tenerlo mentalmente en cuenta cuando debato sobre asuntos de mi profesión. Es demasiado relativista. Lo sé. Pero se me ocurrió ponerlo cuando observé que mi artículo despertaba las ganas de debatir.
Por otra parte, yo no puedo contestar a tus primeras cuatro preguntas, porque el aforismo es literal y solo Cioran podría hacerlo.
Y en relación con tu cuarta pregunta, no hay una frase mía que yo deba integrar con el aforismo de Cioran. Si bien lo observas, mi artículo apenas contiene afirmaciones propias. Se trata de unir, con citas precisas de ambos, las cristologías de Castillo y Teilhard. Que “la Evolución traspasa la barrera físico-biológica y se localiza en el campo de la consciencia, que dirige al género humano hacia una Superhumanidad” no lo digo yo. Lo dice Teilhard.
Un abrazo
Hola!
1- Heidegger afirma que –desde ya– el hombre HABITA,
– está en el universo, en la tierra, ante el cielo, entre los mortales y hacia los dioses.
– CONSTRUYE, a fin de que su habitar llegue a ser un CONTEMPLAR
[un cuidar de ese universo, un abrirse a él y hacer que sea lo que es]
– Toda esta faena dedicada al Universo es, en última instancia, «PENSAR», meditar.
2- Para aceptar semejante doctrina encuentro dentro de mí algunos estorbos
– porque, originariamente, el hombre se encuentra, sí, en la tierra, pero no habita en ella.
– Es precisamente lo que le diferencia de los demás seres—mineral, vegetal y animal.
La relación básica del hombre con la Tierra es bastante paradójica.
– No se han encontrado diferencias anatómicas ni fisiológicas
– que separen al hombre de los animales superiores en forma que resulte clara.
– Sin embargo, EL PADRE TEILHARD, un jesuita francés,
– tuvo la feliz idea de descubrir un rasgo puramente zoológico que distingue a uno de otro:
– el hecho de que mientras todos los demás animales habitan particulares regiones del globo,
– solo el hombre habita en todas.
3- Este carácter radicalmente ecuménico del hombre es extrañísimo.
Es un hecho, pero, como todo hecho, es equívoco y requiere ser oprimido por el análisis.
– Y entonces se descubre esto que EL PADRE TEILHARD, sorprendentemente, no advierte.
– Cada especie zoológica o vegetal encuentra en la Tierra un espacio con condiciones determinadas donde, sin más, puede habitar.
– Los biólogos le llaman su «habitat».
– El hecho de que el hombre habite donde quiera, su planetaria ubicuidad, significa
– que carece propiamente de «habitat», de un espacio donde, sin más, pueda habitar.
– Y, en efecto, la Tierra es para el hombre originariamente inhabitable.
– Para poder subsistir intercala entre todo lugar terrestre y su persona creaciones técnicas,
– construcciones que deforman, reforman y conforman la Tierra,
– de suerte que resulte más o menos, habitable.
4- EL HABITAR, pues, no precede en el hombre al construir.
– El habitar no le es dado, desde luego, sino que se lo fabrica él,
– porque en el mundo, en la Tierra, no está previsto el hombre,
– y este es el síntoma más claro de que no es un animal, de que no pertenece a este mundo.
– El hombre es un intruso en la llamada naturaleza.
– Viene de fuera de ella, incompatible con ella, esencialmente inadaptado a todo milieu.
– Por eso, CONSTRUYE.
– Y como en cualquier lugar del planeta puede Construir,
– es capaz, a posteriori, de HABITAR en todas partes.
5- Pronto va a haber grandes ciudades marineras.
– No hay razón para que los mares estén deshabitados y en ellos el hombre sea solo ser transeúnte.
– Y habrá ciudades flotantes en el aire, habrá ciudades intersiderales.
– El hombre no está adscrito a ningún espacio determinado y es, en rigor, heterogéneo a todo espacio.
– Solo la técnica, solo el CONSTRUIR asimila el espacio al hombre, lo humaniza.
6- Pero todo esto, entiéndase, relativamente.
– A pesar de todos los progresos técnicos, no puede decirse,
– hablando con rigor, que el hombre «habite».
. Lo así llamado es deficiente, aproximativo y, como todo en el hombre, utópico.
– De aquí, que, a mi juicio, ni el hombre construye porque ya habita,
– ni el modo de estar y ser el hombre en la tierra es un habitar.
– Me parece más bien que es todo lo contrario
– su estar en la tierra es malestar y, por lo mismo, un radical deseo de bienestar.
– El ser básico del hombre es subsistente infelicidad.
– Es el único ser constitutivamente infeliz
– y lo es porque está en un ámbito de existencia -el mundo-
– que le es extraño y, últimamente, hostil.
………………………………………….
Hola, Oscar!
Esta tarde me ha pasado una cosa muy curiosa que me gustaría exponer a todos.
Dentro de mi lentitud ya senil para navegar por Internet, he querido buscar la referencia al escrito exacta al texto de Ortega Gasset donde ya citaba a Teilhard. Mi método consiste en poner una de las frases de tu resumen y buscarla entre comillas en google. Esto te permite ir a la referencia exacta de las Obras Completa de don José y poder leer a veces (aunque sea en gogglebooks, como en este caso: En torno al coloquio de Dormstadt 1951). Eso aparte. ¡Lo que nos ahorrarías de búsqueda si pusieras referencias a los textos de Ortega con cuya prosa y claridad siempre disfruto y a veces coincido con sus ideas no sacadas de contexto, pues muy distinto lo que escribe en los primeros años de siglo o en su madurez, como en esta ocasión en que fue invitado a ese coloquio por un Congreso de Arquitectos!
Pero vamos a lo que me ha pasado hoy. En una de las búsquedas Google me ha llevado a un artículo de Juan Herrero del Pozo en el que hablaba de los temas que no suscita el artículo de pascual: Jesús, Cristo cósmico y Dios. El artículo de Juan Luis en 2013 fue comentado por varios atrieros clásicos, entre ellos Mª Luisa y tú.
Yo quiero invitar a todos a leer o releer el post de Juan Luis que parece recién colgado en Atrio:
Solo quiero reproducir aquí un texto lleno de actualidad:
Trascurrido el tiempo desde mi conversión del año 85 fui cayendo en la cuenta de que mi lamento “¡qué tarde, Señor, te conocí!” se dirigía a Dios en general. Jesús no era interlocutor aunque su parábola sobre el carácter absoluto del tesoro escondido hubiera preparado el terreno. Jesús fungía como referente en mi enfoque de la espiritualidad: yo creía como Jesús más que en Jesús.
Podéis leer más de lo que esta web guarda del pensamiento de Juan Luis que no consta en libros en papel. Pero ahí quedará si cada persona que nos visita asume la responsabilidad de dar a ATRIO los medios para que no desaparezca y se vaya apagando como otros blogs sin viabilidad…
Ok, Antonio. Gracias!
A continuación del “Coloquio” venía lo más sabroso:
el ver cómo Ortega le enmienda la plana a Heidegger
en lo que, precisamente, se le reconoce ser su fuerte:
“El recurso a la Etimología”;
y más aún tratándose de la noción fundamental de la filosofía:
la noción de “SER”.
¿Lo vemos?
……………….
1- Heidegger fue seducido hacia este camino errado
– por una etimología atendida sin suficiente cautela.
-[Bauen—buan— y wohnen significan ambas «soy», es decir, vivo].
– En ellas actúa la misma raíz indogermánica que da en latín una de las formas del verbo ser -fui-
– que aparece referida, sobre todo, al ser de la planta, con el sentido de crecimiento orgánico
– y más en general con el de curso normal de una existencia; en griego fysis.
– En latín, tal vez por haber quedado como elemento del verbo ser,
– su significación fue trasladada a otra raíz –nascor, natura.
2- Pero es sobremanera improbable
– que el auténtico etymon de esas dos palabras bauen y wohnen significase «soy».
– Ser es idea demasiado abstracta para que se comience con ella
– y no nació referida al hombre, sino precisamente a las demás cosas que le rodean.
– Tan es así que en casi todas las lenguas el verbo ser tiene un curioso carácter de artificiosa elaboración
– que hace, sin más, patente su carácter de producto reciente.
– Fue fabricado con palabras de raíces diferentes y que tenían significados mucho menos abstractos.
– Así en español ser, viene de sedere = estar sentado.
3- Tal vez aquí tengamos un buen ejemplo del proceso semántico
– que al buscar nosotros el sentido etimológico de una palabra, tenemos que rehacer, en sentido inverso, caminando hacia atrás. Porque es muy posible que sedere no signifique el simple hecho de estar sentado o asentado, sino que ese sentido concreto fuese entendido a la vez, con todo el sentido abstracto de ser, quiero decir, que el hombre de aquel tiempo pensaba que solo se es plenamente cuando se está sentado o asentado, que todas las demás situaciones representan solo formas deficientes de ser. Tal caso daría lugar a que pareciese Heidegger estar en lo cierto cuando identifica habitar —wohnen—y ser. Pero lo dicho implica precisamente lo contrario, a saber: que el hombre tiene conciencia de que su «ser o estar en la Tierra» no es siempre ni constitutivamente habitar —wohnen—, sino que el habitar es una situación privilegiada y deseada a que algunas veces, más o menos aproximadamente se llega y que, lograda, es la forma más plena de ser.
4- Sería un error creer que este recurrir a la etimología es solo un primor, una folie, o un juego
– que se añade al puro análisis filosófico. Pero no es así. Cuando se busca alguna claridad sobre la estructura esencial de la vida humana resulta que —aunque parezca increíble— los filósofos nos sirven de muy poco. Esa realidad radical que es para el propio filósofo su vida radical —porque en ella tiene que presentarse o, al menos, anunciarse todas las demás realidades—, no ha sido nunca tema de la filosofía. Los filósofos se la han saltado, la han dejado a su espalda inadvertida.
– Pero el hombre cualquiera, que es el que crea las lenguas, se ha dado cuenta de esa realidad. Forzado por su propio sentir, ha dirigido a ella miradas oblicuas y lo que ha visto lo ha depositado en vocablos y si sabemos penetrar su hondo sentido, que es siempre el más antiguo, nos aparecen súbitamente estremecidos por la visión aguda y honda que en ellos pervive de uno u otro lado de nuestra existencia.
– La etimología se convierte, de este modo, en un método de investigación.
5- Pero es de manejo difícil y yo he creído sorprender en Heidegger una manera errónea de tratar las etimologías.
– En efecto, cuando se busca el más antiguo y esencial sentido de una palabra, no basta con atender a ella aislada y por sí. Las palabras no existen, no funcionan aisladas, sino que forman conjuntos consistentes en todas las palabras que se refieren a una región de la realidad vital.
– Porque nuestra vida consiste en la articulación de muchos pequeños mundos o comarcas:
– hay el mundo de la religión y
– el mundo del saber, y
– el mundo del negocio y
– del arte, y
del amor, etc.
– En estas comarcas están repartidas y como localizadas todas las cosas con las cuales tenemos que habérnoslas. Y nuestra vida no es más que un hacer inexorable con las cosas.
[Por eso en la vida propiamente no hay «cosas». Solo en la abstracción científica existen cosas, es decir, realidades que no tienen que hacer con nosotros, sino estar ahí, por sí independientes de nosotros.]
– Pero para nosotros toda cosa es algo con lo que tenemos que tener algún trato u ocupación y con lo cual hemos de ocuparnos necesariamente más pronto o más tarde. Son «asuntos», es decir, algo que se ha de hacer —un faciendum—. Por esto la palabra friega para las cosas era pragmata (asuntos) —de prattein— hacer, actuar.
6- Debemos, pues, contemplar nuestra vida como una articulación de campos pragmáticos.
– Ahora bien, a cada campo pragmático corresponde un campo lingüístico, una galaxia o vía láctea de palabras, las cuales dicen algo, sobre todo gran asunto humano.
– Dentro de esa galaxia están íntimamente ligadas, y sus significaciones son influidas unas por otras, de suerte que el sentido más importante se halla, por decirlo así, difuso en el conjunto.
– Pero, desde luego, conviene formular el resultado metódico de esta breve consideración que es lo que echo de menos en Heidegger: a saber, que el auténtico sentido etimológico de una palabra no se puede descubrir si la consideramos aislada. Es preciso sumergirla en la galaxia a que pertenece y prestar atención a la significación general, a veces sutilísima, que como una atmósfera impregna la galaxia.
7- Heidegger ha atendido solo a bauen y wohnen
-y ha encontrado que ambos etimológicamente se unen en el vocablo buan—ich bin (yo soy). Con lo cual resultaría que el ser del hombre en la Tierra es tranquilamente habitar —wohnen—. No tanto construye para habitar cuanto habita para construir.
8- Muy distinta idea llega a nosotros si ampliamos el horizonte verbal y advertimos que
– bauen, wohnen y buan no están aislados, sino que la misma raíz auna las palabras
– gewinnen —esforzarse por algo—,
– wunsch —también aspirar a algo que nos falta, que no tenemos todavía—, y
– wahn.
– Si consultan ustedes el Kluge-Golze, encontrarán que
– wahn significa «lo inseguro, lo esperado»;
-así, pues, algo que todavía no está ahí;
– y aún más: «esperanza y esfuerzo», exactamente como gewinnen.
9- Esto nos revela que wohnen —habitar— y Sein —ser—, es decir, buan,
– no pueden tener ese sentido de algo logrado, tranquilo y positivo, sino, al contrario,
– llevan en su fondo la idea de que el ser del hombre es esfuerzo, insatisfacción, anhelo de algo que no se tiene, quejumbre de algo esencial que falta, esperanza de que se logre.
10- Ahora adquiere mayor precisión mi fórmula antecedente;
– que la tierra es para el hombre inhabitable.
– Y ahora entrevemos que cuando el hombre dice que wohnt (habita)
– ha de entenderse con un valor aproximativo y deficiente.
– El auténtico y pleno wohnen es una ilusión, un deseo, una Bedurfnis (necesidad),
– no un logro, una realidad, una delición.
– El hombre ha aspirado siempre a wohnen, pero no lo ha conseguido nunca del todo.
– Sin habitar no llega a ser.
– Por esta causa se esfuerza en ello y produce edificios, caminos, puentes y utensilios.
……………………….
https://www.ihu.unisinos.br/635027-por-um-novo-humanismo-planetario-artigo-de-edgar-morin
Yo no se muy bien en detalle, porqué a la Iglesia Católica no le gustaba nada Teilhard, y casi estoy seguro que los motivos que expondrían, no serían los auténticos, los profundos. (Eso pasa siempre, nos asusta tanto la realidad, que hasta para combatirla, la negamos y la disfrazamos de otra cosa).
Porque las ideas de Teilhard, del que no cabe duda de su buena intención eclesial, le llevaron a “descubrir” uno de los grandes talones de Aquiles, de la antropología cristiana tradicional, que es el del famoso “libre albedrío”, y por ende la capacidad del ser humano de pecar, y por ende la necesidad de “redención divina”: todo un torpedo bajo la línea de flotación dogmática.
El científico Teilhard, imbuído por el evolucionismo que se inició en su época, empezó a pensar, (que es relacionar conceptos), con la convicción, de que todo está relacionado, y no hay flecos sueltos, ni mundos inconexos, dentro del Universo.
E intuyó que esa gran dinámica evolutiva biológica, que era el trasunto biológico de la gran dinámica geológica de la materia inanimada, debía tener una tercera etapa en una evolución de la inteligencia, que corroboró en sus investigaciones de los precursores del ser humano moderno.
Pero intuyó algo más, que ahora nos parece fácil, pero que en la época de visión tradicional del ser humano era estática, era algo desconocido.
Intuyó que esa dinámica evolutiva general en el Universo, tenía que ser causada por una gran fuerza transformadora, que estaba llevando a cabo una creación continua del Universo.
Igual que Newton, descubrió para la Ciencia, la Ley de la gravedad, Teilhard, descubrió para la Ciencia, la “Gracia”.
Teilhard la llama, “energía radial” = amor. Esta energía es “la fuerza arrastradora de todo el proceso de evolución desde las primeras síntesis de la materia inanimada, y es la responsable de la evolución, hacia sistemas de complejidad mayor, integrando elementos en unidades cada vez más complejas” (Ricard Casadesús).
Y esta gran fuerza es el motor de lo que comúnmente llamamos “progreso”. “El Progreso es esencialmente una Fuerza, la más peligrosa de todas las fuerzas. Es la Conciencia de todo cuanto es, y de todo lo que puede ser”.
Una Fuerza, o Energía cósmica, que actúa como una especie de “Viento cósmico”, que lo impulsa todo, y que se diversifica en múltiples energías específicas para cada situación.
De esta forma, el Universo, está entreverado de todo un gran entramado de leyes y de atractores y retractores, que regulan y esculpen, la gran energía motor del despliegue del Universo, que podemos llamar, de diferentes formas.
(Yo a veces me lo imagino como esas cámaras acorazadas de las películas, repleta de haces de luz láser anti-ladrones, que se entrecruzan, y que si las tocas, salta la alarma).
Y en ese gran entramado, todos los elementos el Universo, “en él vivimos, nos movemos y existimos”.
Un integrante de esa gran energía cósmica que rige el Orden Cósmico, en el ser humano, es la energía vital. Y por eso, sus fuentes están en la sintonización, armonía e integración en las leyes del Cosmos.
Esta “energía vital”, ha sido intuida por algunos intelectuales y recibe distintos nombres, el “conatus” de Spinoza, la “voluntad” de Schopenhauer, la libido de Jung, el “elan” vital de Bergson…
Esa gran energía vital, en el ser humano, radica según Francisco Traver, en “los arquetipos que despliegan su enorme drang, (impulso-energía-potencia psicológica), su enorme capacidad de animarlo todo, de iluminar y/o de oscurecer la voluntad”.
Total, que este panorama del Cosmos, nos pinta una situación en la que navegamos dentro de fuertes corrientes, de impulsos cuasi irresistibles, y lo que es peor, casi invisibles para nosotros. Lo que evidentemente deteriora seriamente nuestro supuesto “libre albedrío”, que si no queda totalmente anulado, si queda seriamente debilitado.
Navegar contra corriente o contra el fuerte viento, es muy difícil y cansado, y a la larga es una tarea ímproba e inútil, y por eso para “sobrevivir”, necesitamos variar el rumbo, y adaptarnos a esa fuerte energía vital.
Esto cambia bastante nuestra idea del reino de Dios, anunciado por Jesús. Jesús no nos instó a traer el Reino de Dios, sino que nos anunció que vendría, y que deberíamos adaptarnos a él.
Porque si no nos adaptamos, acabamos “pereciendo”, convirtiéndonos en disfuncionales, y acumulando problemas, contradicciones y sufrimientos que son evitables.
Por ello, la futura evolución del ser humano, se dará indefectiblemente, con nuestra anuencia o sin ella. El Universo, tiene marcado un telos, una dirección, y dispone de todo un gran entramado para dirigirla.
Y los elementos que no puedan adaptarse a dicha dinámica, desaparecerán, y se reanudará, con aquellos elementos, que por suerte o habilidad inteligente, sí se adapten.
Comprendo que los muy “humanistas”, pondrán el grito en el cielo. Pero creo que ninguno de nosotros hemos hecho nada para tener la inmensa suerte de vivir la experiencia de la vida, (con sus gozos y sus sombras), y por tanto no tenemos derecho a quejarnos de nada. Todo en el Universo, es “gracia”.
Un padre maduro, a un niño pequeño, le quiere mucho, y le enseña, pero no negocia con él, las cuestiones básicas, de la comida, y las costumbres convenientes.
Parece un planteamiento muy fatalista y determinista, pero es que el Universo es un puro determinismo.
La real identidad de Jesús se ha de centrar en Su Persona divina que posee 2 naturalezas perfectamente sincrónicas: una divina y una humana. Éste es el misterio de Cristo revelado por El mismo en el Evangelio: “El Padre y Yo somos uno” …”Antes que Abraham existiese, existo Yo”El Hijo Unigénito de Dios asume la naturaleza humana de Jesús de manera que lo humano de Jesús se convierte en la actividad de la Persona divina y viceversa. Nuestra atracción hacia Jesús se basa en Su humanidad. Cristo nos amó “hasta el extremo” de hacerse “como uno de nosotros” y finalmente …de acceder a morir por nosotros…ES esta humanidad divinizada y proclamada en el Evangelio a través de los siglos, la fuente de toda controversia y la razón de la actualidad de Cristo….en un “ser humano” que, sin que fuera un demente, se autodenominó el verdadero Hijo de Dios, consustancial al Padre, y es posteriormente condenado a muerte por “hacerse Dios” (Juan 5:18) Es por eso que en el cristianismo no puede existir una dicotomía entre las 2 naturalezas de Cristo, ni una horizontalidad ni tampoco una vía progresiva y ascendente, porque solo existe una sola Persona que constituye la UNIDAD de la fe en Jesucristo.Un saludo cordialSantiago Hernández
El calendario es el que me ha sugerido estas sencillas reflexiones. Porque la Navidad nos alcanza a todos, creyentes y no creyentes. Y creo que, muy especialmente a los cristianos, estas fechas nos hacen sentir la humanidad de Dios. Yo no estoy en total desacuerdo contigo, Santiago. De hecho, solo estoy en desacuerdo con esto que dices: “en el cristianismo no puede existir una dicotomía entre las 2 naturalezas de Cristo, ni una horizontalidad ni tampoco una vía progresiva y ascendente”. Creo que nada impide hacer abstracción de la naturaleza divina de Jesús, considerando su aspecto plenamente humano.
De hecho, la naturaleza divina de Jesús pertenece a la esfera trascendente y, en cuanto tal, nos lleva irremediablemente al concepto de DIOS. Concepto que no deja de ser un producto de nuestra mente, de nuestra inmanencia. En Jesús hombre, en cambio, podemos ver la humanidad de Dios, que se expresa en el amor humano, la solidaridad. La tarea, en definitiva, a que se refiere José María Castillo, como única forma de conocerle indirectamente.
Conozco la enorme diferencia que existe entre el pensamiento de J. M. Castillo y Teilhard, pero me ha parecido posible y quizá sugerente, trazar esa línea de conexión entre ambos. Saludos
Cuando hablo de la imposibilidad de una dicotomía me refiero a la UNIDAD de naturalezas de Cristo en una sola Persona..la “persona completa” no es sólo naturaleza sino su íntima esencia, sus características fundamentales. (Y así no podremos separar de nosotros “el alma del cuerpo” mientras vivimos puesto que constituye una UNIDAD)
En ese sentido es que Cristo es trascendente por la UNIDAD de naturalezas y por eso es el Dios que se hace hombre como nosotros sin dejar de ser Dios…
Pero Dios no es un mero producto “imaginario” inmanente de la mente puesto que la sola razón responde adecuadamente a la realidad del Cosmos que no pudo pensarse a sí mismo, ni darse la existencia sino que requirió y requiere de una información externa para poder existir…una dependencia necesaria en un Creador inmanente y eterno…
Cristo, pues, no es el que evoluciona…Es inmutable en cuanto a Su esencia y a Su Persona..Es cósmico porque abarca todo el Universo y toda Realidad…
Es por tanto el Cosmos junto con la vida que posee dentro, lo que cambia, lo que puede crecer, lo que evoluciona, lo que recibe información externa y lo que se dirige hacia su último fin que es el Amor de Cristo que nos lleva a la participación de Su misma vida divina..por toda la eternidad..
Yo también coincido contigo en mucho de lo que escribes a pesar de los diferentes matices.
Un saludo cordial y un abrazo amigo Pascual. Disculpa mi retraso.
Santiago Hernández
Decir que el internet es el origen de la noosfera es poner la carreta delate de los caballos. Tanto el concepto como la teoría de la noosfera fueron desarrollos intelectuales de Vernadski y se refieren a una tercera fase de la historia de la Tierra caracterizada por la aparición de seres inteligentes. ¿Vamos a ahora a decir que el internet es el origen de los seres inteligentes en la Tierra? Incluso en la reinterpretación de la noosfera de Teilhard, la noosfera es el espacio en el que se da el nacimiento de la psiquis. ¿Vamos ahora a decir que el internet es el origen de seres con pisquismo? Un poco
Este artículo me parece excelente. Pero comparar, y lo digo con todo respecto, la noosfera con el Internet, me parece un terrorífico absurdo, semejante a sostener que Gandhi es un defensor de la guerra preventiva o Hitler del antirracismo. Sólo entiendo esta “boutade” desde la terrible postura acrítica con las nuevas tecnologías, una suerte de fetichismo tecnológico que se nos ha instalado, como si no hubiese habido una nómina de pensadores (Heidegger, Ortega, Silóniz, Fromm, Illich, Bergoglio, Pigem, Hawking, Harari…) que nos vienen avisando de lo que se avecina, como voces clamando en el desierto. Me parece muucho más lúcido identificar la noosfera con el redescubrimiento de la subconsciente colectivo (Jung), de la teoría de Gaia (Lovelock), de las redes morfogenéticas (Sheldrake), de la teoría de que toda materia está viva (Bateson) o de las estructuras disipativas (Prigogine). Veo con muuucho dolor que la tardanza en asumir el desastre de este fetichismo recnológico y el sufrimiento innecesario que genera, se parece a la tardanza en asumir, en su momento, y hoy todavía, al machismo y al desastre ecológico. Feliz día a todas.Nacho.
“-Dadme cretinos optimistas -decía un político a Juan de Mairena-, porque ya estoy hasta los pelos del pesimismo de nuestros sabios. Sin optimismo no vamos a ninguna parte.
-¿Y qué diría usted de un optimismo con sentido común?
-¡Ah, sería miel sobre hojuelas! Pero ya sabe usted lo difícil que es eso, amigo Mairena”.
Isidoro, eso mismo se podría haber dicho cuando las primeras feministas, y los primeros ecologistas.
¿Optimismo? A buena hora, pero por Dios, no se confunda con los mundos de yupi.
¿Optimismo? Si, pero no a costa de la lucidez.
¿Optimismo? El tema no es tanto el debate optimismo-pesimismo, sino lucidez-despiste y aceptación acrítica-pensamiento crítico.
Ya ves:
-Si criticas al capitalismo eres “progre”
-Si criticas a la religión eres lúcido
-Si criticas la desigualdad eres humanista
-Si criticas al machismo eres sensible.
-…
-Pero como toques el fundamentalismo tecnológico estás en contra del progreso (como con el ecologismo hasta hace sólo 10 años).
¿Técnica del avestruz? Para los ciegos, cobardes y conformistas.
Amigo Nacho, ¿de verdad crees que es posible parar el desarrollo tecnológico?. Eso es solo un sueño “ludita”, de tapar el sol con el dedo gordo de la mano.
Y eso por dos razones. La primera que sería ir contra uno de los instintos más poderosos que caracterizan al ser humano: el de la creatividad y el afán por el conocimiento.
Y cuando se intenta ir contra natura, la cosa nunca acaba bien. No se puede escupir hacia arriba, ni mear contra el viento, eso lo saben todos los navegantes.
Y la segunda, y más práctica, es que quizás se podría intentar en un mundo centralizado, y con un mando único.
Pero en un mundo multipolar, si no lo haces tú, lo va a hacer el vecino, que además como las tecnologías pueden casi todas ser utilizadas militarmente, puede ser muy peligroso darle esa ventaja.
Esto lo estamos viendo actualmente con el desarrollo de la I.A. que si no lo haces tú, lo hace el vecino. Lo único que se puede hacer es intentar regularlo como sea, pero sin cercenar el progreso.
Vamos a toda pastilla, a altas velocidades, y con los frenos en mal estado. No podemos frenar de golpe, y si lo pudiéramos hacer, volcaríamos en alguna curva.
Entonces no queda otra que ponerse al volante con mil ojos en la carretera, e ir dando volantazos suaves, no demasiado bruscos, para intentar no salirse de la carretera.
(Esto me recuerda, que hace tiempo, -no se si sigue ahora- acondicionaron la fuerte bajada de un puerto, con altos ribazos en los laterales, para los casos de camiones que se les calentaban los frenos, y que iban bajando, a toda pastilla, rozando en los ribazos, procurando llegar abajo, sin volcar).
La vida, es peligro. Y sin ningún peligro, no hay vida. Es como guardar un pajarito fuertemente en la mano, para que no se escape: que lo aplastas.
Isidoro:
-DICES: ¿De verdad crees que es posible parar el desarrollo tecnológico?
-RESPONDO: No te has enterado de mi postura. Hasta en Atrio he escrito que la ecotecnología no pretende parar el desarrollo, sino volverlo contingente y complementario, y no como ahora es, necesario y sustitutivo. Esa pregunta es tan absurda, dicho con todo respecto, como presuponer que el que lucha contra el alcoholismo quiere imponer la abstemia, o el que contra la gula imponer la desnutrición.
-DICES: .”..sería ir contra uno de los instintos más poderosos que caracterizan al ser humano: el de la creatividad y el afán por el conocimiento”.
-RESPONDO: TODO LO CONTRARIO: Precisamente, uno de los efectos perniciosos para luchar contra este fundamentalismo tecnocrático es que el uso compulsivo que genera hace que la gente no sea creativa (¿para qué, si la máquina hace el poema o la canción por ti y te ahorra el esfuerzo) ni busque el conocimiento (¿cómo, si la curiosidad necesaria para ello no se genera ante la posibilidad de darle a un botoncito que te lo da hecho).
-DICES: “Y cuando se intenta ir contra natura, la cosa nunca acaba bien”
-RESPONDO: Precisamente, La AI y sus efectos ya reales están llevando a la humanidad a una senda totalmente contra natura, en cuanto que va diluyendo la corporeidad, la cognitividad, la emocionalidad y la instintividad. A lo mejor a disolución de estas cuatro dimensiones constitutivamente humanas te parecen poco contra natura. A mí no, desde luego.
-DICES: “…Pero en un mundo multipolar, si no lo haces tú, lo va a hacer el vecino, que además como las tecnologías pueden casi todas ser utilizadas militarmente, puede ser muy peligroso darle esa ventaja.”
-RESPONDO: Ese es el epítome del absurdo: para combatir la “ultratecnologización deshumanizadora” (el término es mío) del enemigo utilizo m propia “ultratecnologización deshumanizadora”. Casi sería mejor que me conquiste e enemigo a tener que robotizarme para evitarlo.
-DICES: Lo único que se puede hacer es intentar regularlo como sea, pero sin cercenar el progreso.
-RESPONDO: Pretender que la ley puede detener todo lo que se nos echa encima, es pretender que Hamás (pongamos por caso) pueda defenderse del ataque israelí con una cajita de tirachinas. ¿Progreso? Si el progreso es el avance crítico, pasivo y resignado a nuestra extinción, más a m favor. La tecnología no ha evitado, sino aumentado, la desigualdad, la guerra y el colapso ecológico que, mire usted, si que forman parte del verdadero progreso.
-DICES: Vamos a toda pastilla, a altas velocidades, y con los frenos en mal estado. No podemos frenar de golpe, y si lo pudiéramos hacer, volcaríamos en alguna curva.
-RESPONDO: Precisamente. Ante esta velocidad de vértigo, tú propones de facto aumentar la velocidad de vértigo, con lo cual, el chocazo (y por tanto el sufrimiento innecesario) serán mayor. Eso es apagar el fuego con gasolina.
-DICES: La vida, es peligro. Y sin ningún peligro, no hay vida
-RESPONDO: ¿Hablas en serio? Por Dios, Isidoro, si la vida es riesgo, aumentemos el arsenal nuclear y juguemos a los petardeiros, hagamos de conductor suicida en la autopista o juguémonos al póker nuestra hipoteca. Una cosa es asumir el riesgo inherente a la vida, y otra muuy distinta es se suicida y ciego. ¿Sin peligro no hay vida? La que extinga la vida será, precisamente, el no afrontar el peligro de tanto fetichismo, y no querer ver a dónde nos está llevando.
Isidoro, no te tragues los cantos de sirena de este fundamentalismo tecnológico. No se trata de ser tecnófobo, sino aplicar a la tecnología el pensamiento crítico. ¿Tan difícil es, carajo?
Hace 500 años, la humanidad se quiso tragar los cantos de sirena de la modernidad. No se trataba de ser “modernistófobo”, sino de aplicar a la modernidad el pensamiento critico. ¿Tan difícil era, carajo? Resultado: el colonialismo, la I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial, el que cada día mueran de hambre 100.000 personas, el mundo al borde de una guerra nuclear varias veces, el inminente colapso ecológico. ..Todo eso evitable con un poquillo de pensamiento crítico…lo cua parece mucho pedir.
Se repite la historia. Va a ser verdad que la humanidad es el único animal que propieza dos veces con la misma piedra. Y tres. Y cuatro. Y cinco…
Con mucho dolor y profunda decepción.
Nacho.