Hoy es, desde 2014, el Día Mundial del Cerebro en es calendario recordatorio que ofrece la ONU. Este año el tema recomendado es Salud cerebral y discapacidad. Y comenta en ATRIO esta efémerides nuestro colaborador Leandro Sequeiro, Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta). AD.
En este día de reflexión con ocasión de la convocatoria para elecciones generales el domingo 23 de julio, creo que no es propaganda electoral comentar que hoy, 22 de julio, celebramos el día Mundial del Cerebro. Y el uso de nuestras capacidades mentales (intelectuales y emocionales) son muy importantes en un día de reflexión como el de hoy. Porque participar con nuestro voto en la elección de aquellas concepciones del mundo que pensamos más pueden ayudar a construir una sociedad igualitaria y armoniosa con la naturaleza, implica un esfuerzo intelectual y también emocional. A la hora de votar es necesario apartar pulsiones de odio y de resentimiento.
El cerebro es más que un simple procesador de textos. Es mucho más potente que los ordenadores cuánticos porque tiene capacidad de sentir. Y por ello es necesario cuidarlo para que no se desconfigure. Este año, la World Federation of Neurology (WFN), Federación Mundial de Neurología, dedica el Día Mundial del Cerebro a concienciar sobre la importancia de la salud del cerebro, educar sobre la prevención de las enfermedades neurológicas (que a todos nos pueden afectar) y apostar por el acceso equitativo a los recursos, tratamiento y rehabilitación de los pacientes neurológicos, tanto cognitivos como de salud emocional.
«El cerebro humano consta de 100.000 millones de neuronas que son capaces de realizar más de 10 billones de conexiones (sinapsis) gracias a las cuales podemos hablar, leer, escribir, pensar, aprender, sentir, respirar, comer o movernos. Sin nuestro cerebro, que es el órgano más complejo del ser humano, perderíamos nuestra esencia como seres humanos, por lo que las enfermedades neurológicas tienen un fortísimo impacto en nuestra salud general y prevenirlas debe ser una prioridad», ha señalado el Dr. José Miguel Láinez, presidente de la Sociedad Española de Neurología. Las enfermedades neurológicas (cognitivas y emocionales) son altamente prevalentes: una de cada tres personas, en el mundo, parece algún tipo de trastorno neurológico. Pero además también son la primera causa de discapacidad y la segunda causa de mortalidad.
Así como el corazón suele identificarse como la sede de los sentimientos, el cerebro (erróneamente) suele considerarse por muchos solamente como la sede del pensamiento racional. Pero en el cerebro está todo lo que somos. De este órgano complejísimo emerge lo que somos y lo que queremos ser en la vida. Cada vez se da más importancia al cultivo de una mente sana libre de malformaciones como el odio o el resentimiento. Fomentar actitudes positivas y constructivas para saber vivir en un mundo multicultural, es esencial.
Las emociones impactan en la actividad cerebral directamente. Concretamente el sistema límbico, es una de las partes del cerebro encargadas de procesar las emociones. Esta red de neuronas encargadas de procesar emociones, es complementada por otras partes del cerebro como son el hipotálamo y el hipocampo. El hipotálamo es el encargado de liberar todas las hormonas necesarias para sentir emociones mientras que el hipocampo controla los procesos mentales relacionados con la memoria, y con el recuerdo de situaciones que nos generan emoción de forma que podamos recordar estas situaciones. Con lo cual nos permite recordar y memorizar las experiencias más trascendentales de nuestra existencia, aquellas que influirán más tarde en nuestro modo de actuación.
La amígdala también forma parte de este proceso y del sistema límbico, pues está vinculada a la respuesta emocional que despiertan las situaciones experimentadas. La amígdala es, pues, el principal núcleo de control de las emociones y sentimientos en el cerebro, controlando asimismo las respuestas de satisfacción o miedo. Es una estructura compleja, siendo una estructura con forma de almendra situada en el sistema límbico del cerebro. Por otra parte, la corteza orbitofrontal, la cual envía ordenes emocionales hacia el lóbulo frontal, es la encargada de la planificación de nuestras acciones una vez recibimos un impulso emocional. Sin embargo, este no es su papel más importante, sino que también asume la responsabilidad de detener los impulsos irracionales de los que el ser humanos a veces se arrepiente.
Las emociones responden rápidamente ante aquellas situaciones que atentan contra nuestra integridad y también influyen de forma muy importante en la motivación y el aprendizaje, toma de decisiones, cognición, conducta y adaptación. Proporcionan una respuesta fisiológica y conductual coordinada con un mismo organismo, como la postura o expresiones faciales, liberación de hormonas, aumento del ritmo cardiaco.
Estas emociones en ocasiones nos llevan a situaciones complejas, nos vemos desbordados por emociones que no sabemos cómo manejar. Es necesario encontrar el equilibrio entre mente racional (lóbulo frontal) y mente emocional (sistema límbico), para ello es necesario conocer nuestras emociones, respuestas fisiológicas y el funcionamiento en general, de forma que podamos controlar y utilizar estas emociones en ocasiones desbordadas a nuestro favor.
Las personas que desarrollan trastornos emocionales no pueden o no logran regular sus emociones. Las situaciones de estrés continuado y sin una buen gestión o expresión emocional va creando con el tiempo cada vez más angustia, hasta llegar a situaciones donde todo escapa a su control. Por tanto, debemos tenerlo claro: las emociones que no regulamos hoy nos desbordarán mañana, y si esta situación se vuelve crónica pueden aparecer condiciones como la ansiedad generalizada y la depresión.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), las enfermedades neurológicas afectan a más de 7 millones de personas en España y también lideran los rankings de incidencia, mortalidad y/o discapacidad. Se estima que hasta un 90% de los casos de ictus, un 40% de los casos de demencia, o un 35% de los casos de epilepsia se pueden prevenir con hábitos de vida cerebro-saludables. Por esa razón, La Sociedad Española de Neurología llama a la unión de políticos, administraciones y la sociedad en general para llevar a cabo medidas que garanticen la cobertura sanitaria universal y el acceso a la atención médica.
Aunque ahora me gustaría fijarme más en los últimos artículos publicados, no me resisto en este hacer una última puntualización sin que por ello se piense que busco de nuevo otro enfrentamiento. Todo lo contrario lo que intentaré es que si de veras lo que se pretende aquí es crear un espacio de encuentro, en él hay que evitar que las cuestiones tratadas vayan quedando deshilachadas al albur de interpretaciones varias. Dicho esto a merced de lo que representó para mí el coraje de Rodrigo de llevar a cabo la introspección hecha sobre el talante de J. M: Valderas, me infundió fuerzas para no decaer y de nuevo pudiera volver a insistir sobre el término “funcionalidad”. Como es sabido, en filosofía cada autor genera nuevos términos. Neologismos, que en ellos compendien el sentido de la idea en la que se está trabajando,. Pues bien, si me remito al curso que realicé en la Fundación Zubiri en el año 2008 y buscando en mi archivo de estudios (ya ve Valderas, una no quiero ser menos) tal término, Zubiri lo utiliza para dar cuenta del dinamismo de lo real que sobrepasa cualquier efecto de relación causal. Por eso en mi último comentario el término en cuestión se hace comprensible, sobre todo en los contextos donde las realidades son de base estructural como en la mayoría de las ciencias y, por tanto, su dinamismo interno, decía, no es causal sino funcional. La funcionalidad dentro de la estructura es la expresión de la actividad respectiva de los elementos que la constituyen. Es más que relación, es dinamismo interno. De ahí que en mi primer comentario refiriéndome a la estructura cerebral no me detuve en el término “relación” el cual, si bien puede ser conveniente y válido para el estudio de la psicología, es totalmente insuficiente para la comprensión de la mente humana.
Doña María Luisa,
Zubiri es muy quien para crear conceptos, términos e imágenes. Puede montar su obra filosófica sobre los momentos del ser suaristas. Puede incluso atreverse con un oxímoron tras otro, como inteligencia sentiente. Puede, a la manera de cierta filosofía alemana del entorno husserliano, extraer deducciones etimológicas de particular atractivo, como a propósito de la religión, religación y demás. Puede salir de su ámbito de especialidad, la historia de la filosofía, para ahondar en física (partículas virtuales y la nueva física), en neurología (encefalización). Pero cuando ahonda en esas cuestiones no hay científico que se reconozca en su exposición. Pienso en la época estelar de la física de comienzos de los veinte-treinta, cuando Zubiri escribe el ensayo, en sus artículos en la Revista de Occidente sobre el origen del hombre y sus precursores primates. Temas por otro lado en que no suelen reparar curiosamente los zubirianos.
Aquí he dejado escrito que doña Carmen Castro, su mujer, me pidió el número extra del Cerebro, porque estaba muy interesado. El, monográfico es un resumen excelente del estado de la neurociencia en ese momento. Pero no está destinado a técnicos especialistas en la materia, a los que se da por descontado que conocen la situación de sun materia.
En la relación cuerpo-mente, cerebro-mente, no sale del dualismo cartesiano, aunque lo vela con ese andamiaje de estructuras, realidades, momentos y relaciones que, para muchos, en los que me incluyo no es más que un esfuerzo por armar una nueva metafísica con pies de barro. El problema mente-cerebro es un problema biológico y filosófico a un tiempo. Pero no pueden mezclarse los conceptos científicos, parametrizados, con los conceptos filosóficos, de contornos etéreos en la mayoría de las ocasiones. El tema inquietaba sobremanera a Laín, quien buscaba apoyo en Zubiri. Laín llevó a Zubiri a su discípulo Diego Gracia, que terminó siendo el albaceas zubiriano. Procedía del campo de la psiquiatria e historia de la medicina para terminar como un reputado experto en bioética.
Pero no se ha avanzado, palabrería o fuegos de artificio aparte, ni un átomo.
Muy rápido ha sido en responderme Don José María, pero me temo que usted es uno de tantos que tras una prejuiciosa lectura de su pensamiento fueron ciegos para ver lo que de nuevo presentaba su filosofía. Zubiri antes de morir fue consciente de las correcciones que su obra requería. De ello, Diego Gracia da constancia en su libro “ El poder de lo real” en el cual adelanta, mediante autores que sí supieron interpretarla, alguna de esas revisiones. Como primicia le diré que su noología ha dado pie en la actualidad a un grupo de jóvenes, entre ellos filósofos, físicos, matemáticos, químicos, psicólogos etc., de varios países que, utilizándola como herramienta, desarrollan un nuevo hacer filosófico llamado Reología, confluencia entre filosofía y ciencia.
La verdad no sé por qué le explico todo esto si me aparece usted mientras escribo como viéndolo con la mosca detrás la oreja. En cualquier caso déjeme para terminar hacerle otra puntualización. El concepto de inteligencia sentiente no creo que se base en oxímoron alguno, pues, pues en él los términos que lo engloban no se oponen como si se tratara de dos facultades, cada una por su lado: una que siente y otra que intelige, lo cual esto sí que ha sido lo propio del dualismo clásico. Con respecto al concepto de religación le incluyo el punto de vista de Pedro Rubal el cual hago también mío.
La filosofía y la antropología del filósofo Xavier Zubiri generan aportaciones de interés a la idea moderna de secularización. La idea zubiriana de religación (vínculo con lo real) matiza la idea de religión; y señala distinciones entre ambos conceptos. Lo que verdaderamente estaría en crisis en los tiempos modernos son las instituciones religiosas, y no la capacidad humana de religación; un acto que precisa de una creatividad libre en la orientación de la vida.
La reología está bien donde está, en la física. La complejidad está bien donde está, en la teoria de sistemas (físicos en última instancia, aunque con la termodinámica de los sistemas abiertos puede incluir la teoría de la información y la termodinámica de los procesos irreversibles). Lo demás es confusión de planos. Querer dar por método científico la mera especulación sobre ficciones más o menos irracionales.
Sobre la secularización que a usted le ha despertado el texto ese tiene una larga historia desde los Griegos y lo irracional. Sí, Zubiri era muy dado a la elaboración creativa jugando con la etimología de las palabras. Piense en sus disquisiciones sobre persona, personeidad, personalidad, etcétera.
La mezcolanza ni es ciencia ni es filosofía. Es mezcolanza y, en mi opinión, obscuridad terminológica.
No, está confundido, la investigación de esta nueva filosofía llamada Reología, no tiene nada que ver con la ciencia que estudia los flujos y la deformación de la materia. «Reología», en filosofía, es un neologismo híbrido formado entre el griego λóγος y el latín reus. Reus (apresado) es «lo acusado», aquello que está poseído y vinculado por la res (la cosa)
Ya me iba a retirar, pues suelo madrugar mucho, pero he querido al menos adelantar esta pequeña nota para de entrada ya deshacer equívocos. Muy buenas noches
Cuando leí el titular de este artículo, me vino a la mente otro más amplio que hace años se escuchaba con frecuencia. Se trataba de la llamada “Salud para todos en el año 2000”. Aquella era una estrategia de la Atención Primaria en Salud que no parece haber alcanzado sus objetivos y se quedó en “parches superpuestos”, entre otras cuestiones porque dejó de lado la Salud Comunitaria como algo más amplio y colaborativo. Dado que no pertenezco a ningún colectivo de los distintos profesionales de la salud, no me atrevería a establecer relaciones y categorías de análisis, más allá de lo que me comentaría en una tertulia de café. Pero como ciudadana y usuaria de los servicios públicos de salud si puedo compartir mi opinión, en este caso, derivada de algo que un amigo mío describía como el “Hemos visto, hemos oído” desde donde me es posible alternar una información correcta, con una opinión personal sobre eso que he visto u oído./
El artículo que nos ofrece Leandro Sequeiros para conmemorar el Día Mundial del Cerebro, justo el día destinado a la reflexión previa a las elecciones, ya me basta para ver la “cordura y el sentido” de sus expresiones. Hacer una llamada a los responsables políticos sobre la necesidad de mantener y mejorar los servicios de Salud Mental me parece que era una oportunidad para ese día, sobre todo porque posibilitaba la opción personal de comparar y valorar, sobre lo que distintas opciones políticas parecen ofrecer en torno a la salud en general y a la salud mental en particular. Tampoco pasaría por alto el dato de que las enfermedades neurológicas afectan a más de 7 millones de personas en España, como señalan desde la Sociedad Española de Neurología (SEN), como tampoco pasaría por alto la afirmación sobre las emociones al señalar que éstas impactan en la actividad cerebral.
Como anotaba arriba, no está a mi alcance categorizar sobre expresiones médicas, pero si puedo narrar algún programa de los que he tenido una noticia próxima. Se trata de programas específicos de salud mental, coordinados por profesionales de diferentes áreas clínicas. He de anotar que soy consciente de que las políticas sanitarias de las diferentes comunidades autónomas de España son, en algunos casos, más que diferentes. Y también que los modelos de gestión, aún a pesar de existir marcos legales similares, no son todos iguales e incluso entre los propios departamentos de salud de una misma comunidad autónoma. Anotado este detalle, citaré algún proyecto desarrollado en un departamento de salud de la Comunidad Valenciana que, en estos momentos no sé si se mantienen todavía, pero en su día, cuando se pusieron en marcha, hicieron mucho bien. Es de suponer que algunos de ellos ya no funcionarán igual, vistos los recortes. Hace un par de meses pregunté en mi centro de Atención Primaria por la Enfermera Gestora de Casos –una figura de enlace entre los servicios de Atención Primaria y los hospitalarios, que en su día me ayudó muchísimo en el cuidado y atención de mi anciana madre- y en el centro me dijeron que la plaza se había quedado vacante y no la habían cubierto, ni parecía haber visos de que fueran a contratar a alguien. ¡Una pena!
Bien, pues voy a esas experiencias que quería compartir. Este equipo de profesionales, todos ellos especialistas ubicados en la estructura hospitalaria –se entiende que todos han cursado su carrera y los psicólogos clínicos han pasado por su etapa formativa PIR en un hospital, por tanto, son tan especialistas como el patólogo o patóloga –en adelante permítaseme utilizar solo la forma masculina por economía de texto y por evitar poner la indebida @ inclusiva-, el neurólogo, el cardiólogo o cualquier otro profesional- desarrollaron unos programas de intervención multidisciplinar para pacientes con cáncer de mama, para infartados cardiológicos, para enfermedad inflamatoria intestinal o para pacientes dializados, sin olvidar a los participantes del programa de obesidad infantil. En todos estos programas, los pacientes eran tratados por sus equipos médicos especialistas, pero también por los psicólogos de la Unidad de Psicología Clínica que, dentro de un modelo de intervención multidisciplinar, invitaban a los pacientes a participar en programas que les ayudaban a afrontar su enfermedad y a superar, en muchos casos, temores, incertidumbres y malestar emocional, a través de actividades creativas y de acompañamiento. Y para ello, no dudaban en coordinarse, si así lo estimaban, con profesionales de distintas disciplinas como por ejemplo algunos de la Facultad de Bellas Artes.
A su vez, hay que añadir que las áreas de gestión clínica agrupaban a distintas especialidades hospitalarias y que podrían variar según los centros hospitalarios, pero en todo caso, para este tipo de programas los psicólogos clínicos compartían su actividad dentro de estas unidades funcionales con digestólogos, especialistas en medicina física y fisioterapeutas, cirujanos o cualquier otro especialista cuya intervención se considerase necesaria para completar el equipo.
De otro lado, pero siempre dentro de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental –en la que se incluían psiquiatras y psicólogos clínicos- los psiquiatras organizaban sesiones clínicas conjuntas con los médicos de Atención Primaria para plantear las primeras atenciones médicas a los pacientes con síntomas depresivos, de manera que desde Primaria se pudiera iniciar un seguimiento más cercano e integral de la persona.
Para todos estos programas se necesitan recursos humanos y materiales. El paciente de cáncer necesitará un diagnóstico certero, tal vez una intervención quirúrgica y seguramente un tratamiento farmacológico muy caro. Pero es posible que vaya a necesitar ayuda para sobrellevar algunas de las fases psicológicas, por las que tal vez tendrá que pasar e incluso también su familiar más próximo, aquella persona que asuma la función de cuidadora principal, puede que precise ayuda. Cierto es que, si los procesos de enfermar fueran como antiguamente, que las personas morían y en muchas ocasiones no sabían de ni la causa, y así estas ayudas serían innecesarias. Pero hoy gran número de enfermedades se han convertido en crónicas y para muchas personas esa cronicidad, ese nunca acabar, puede convertirse en algo más que cansancio y es cuando necesitan a los profesionales de Salud Mental. Por fortuna, cuando alguien muy cansado decide consultar en Internet las formas de suicidio, una de las primeras páginas que les aparecen en pantalla suele ser la del Teléfono de la Esperanza, y cuando llaman para preguntar cómo quitarse de en medio, para evitar su malestar psicológico, alguien tras escucharles les suele contestar: espera a mañana, deja pasar un poco de tiempo. Y entonces tienen la oportunidad de ser derivados a uno de los servicios de atención psicológica de esta organización, atendida por voluntarios.
Pero no solo con voluntarios puede mantenerse el sistema. Se necesitan recursos y hay que pedírselos a quienes administran los bienes públicos: a los políticos. De eso creo que iba la llamada de Sequeiros. En todo caso, como le pedía Antonio Duato a Mónica, las cifras reales nos podrían dar una mejor visión para demandar lo que es justo y necesario.
Agradezco a todas las personas que han aportado luz a este tema, tan candente en nuestro país, sobre todo después de la pandemia.
Un saludo afectuoso.
1.- Hace algunos ayeres, comenté que la intervenciones de José María en ATRIO frecuentemente recurrían a medias verdades y algunas mentiras. José María lo negó, por supuesto. Así que intervención a intervención suya, empecé a señalar las mentiras descaradas y las medias verdades. Después de unas semanas, José María indignado dió el portazo diciendo que abandonaba ATRIO. Después de algún tiempo, empezó a intervenir esporádicamente, afirmando que no es que regresara sino que excepcionalmente se veía obligado a intervenir en esa ocasión (una mentira más, si intervenía fue porque libremente eligió hacerlo sólo que quería salvar la cara por desdecirse de su anuncio de no volver a intervenir). Así estuvo un tiempo, hasta que finalmente ya empezó a intervenir sin la cansina mentira de que se veía “obligado” a hacerlo.
2.- Hay varias personas que en las últimas semanas le reclaman su tono de soberbia y agresividad verbal, sus insultos y groserías. Entiendo que le reclamen. A mí esa parte también me incomodaba, hasta que volví a leer a Alfred Adler, quien hábilmente argumentó que detrás de todo complejo de superioridad hay una sobrecompensación buscando enmascarar un profundo sentimiento de inferioridad. No pretendo saber cuál sea la forma concreta en el caso de José María, aunque por su recurrente impulso a mencionar que conoció o se relacionó con gente que sí ha hecho aportaciones científicas (y no sólo divulgación de ciencia) puedo sospechar algo. Pero recordar éso -que Adler sintetizaba en una frase que puede traducirse como “una regla simple para tratar con quienes son difíciles de soportar es recordar que esa persona se está esforzando por reafirmar su superioridad; y hay que tratar con ella desde esa perspectiva” – hace que más que enojo le tenga conmiseración.
3.- No, no me enoja de José María ese intento infantil y fallido de pretender ser superior. Lo que sí me molesta es su recurrente deshonestidad intelectual, ese patrón de usar medias verdades y algunas mentiras descaradas. En su reciente ataque contra María Luisa, vuelve a incurrir en ello. Pontifica José María que en neurología no existe funcionalidad sino función. Y mira por donde, una rápida revisión en Google Scholar (que ni siquiera es el mejor buscador de publicaciones académicas) da una lista grande de publicaciones científicas que hacen referencia a lo que mentirosamente José María afirma que no existe. Pongo sólo algunos ejemplos.
** D’Errico, M., Parlanti, E., Pascucci, B., Filomeni, G., Mastroberardino, P. G., & Dogliotti, E. (2021). The interplay between mitochondrial functionality and genome integrity in the prevention of human neurologic diseases. Archives of Biochemistry and Biophysics, 710, 108977.
** Barzilai, A. (2013). The interrelations between malfunctioning DNA damage response (DDR) and the functionality of the neuro-glio-vascular unit. DNA repair, 12(8), 543-557.
** Hameed, N. U., Ma, Y., Zhen, Z., Wu, S., Feng, R., Li, W., … & Chen, Z. (2021). Impact of a pandemic on surgical neuro-oncology—maintaining functionality in the early phase of crisis. BMC surgery, 21(1), 1-11.
** Northoff, G., & Tumati, S. (2019). “Average is good, extremes are bad”–Non-linear inverted U-shaped relationship between neural mechanisms and functionality of mental features. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 104, 11-25.
** Cacciotti, I., Ceci, C., Bianco, A., & Pistritto, G. (2017). Neuro-differentiated Ntera2 cancer stem cells encapsulated in alginate beads: First evidence of biological functionality. Materials Science and Engineering: C, 81, 32-38.
** Foley, J. F., & Brandes, D. W. (2009). Redefining functionality and treatment efficacy in multiple sclerosis. Neurology, 72(23 Supplement 5), S1-S11.
** Yan, Y., & Gopstein, D. (2018, October). Rough Sets: Visually Discerning Neurological Functionality During Thought Processes. In Foundations of Intelligent Systems: 24th International Symposium, ISMIS 2018, Limassol, Cyprus, October 29–31, 2018, Proceedings (Vol. 11177, p. 32). Springer.
Vendrá probablemente ahora, como acostumbra, la marometa “intelectual” de José María para no asumir responsabilidad alguna. Qué triste ver a alguien que alguna vez tuvo cierto reconocimiento como divulgador científico caer tanto ahora. En fin. Elijo hacer esta publicación (no mentiré diciendo que me veo obligado) porque dentro de lo normalmente éticamente bajo que es el nivel de “debate” de José María, el ataque contra María Luisa me pareció particularmente ruin, al negar la existencia de un concepto que es frecuentemente usado en las publicaciones académicas de los últimos 10 años.
Es de pésimo traductor verter el término inglés “functionality” por funcionalidad, cuando el significado real es el de función. En biología no hay funcionalidades, sino función. Los mexicanos son especialmente proclives a esos fallos. Ocurre lo mismo con “evidence”, que no es evidencia, sino “prueba experimental” o “pruebas” a secas. Era proverbial a este respecto la facilidad con que el FCE (Fondo de Cultura Económica) caía en esos lapsus. En concreto había un libro, no lo tengo a mano, que traducía “translation” por traslación cuando quería decir el original “traducción”.
Sí, no soporte la mezcolanza de conceptos y términos. Alguna vez he acudido al ejemplo de Sokal.
Gracias Rodrigo, tu intervención aquí se le esperaba, no podía faltar, pero no lo digo por cuanto concierne a mi defensa sino por cuánto pones en claro los subterfugios empleados por Valderas durante este largotiempo.
Ayer no me quise poner fuerte en la validez del concepto de funcionalidad para evitar que se pensara que me estaba refiriendo a una categoría de mera formalidad, lo cual la cosa se hubiera complicado aún todavía más. No obstante, yo sí entiendo tal concepto, sobre todo en los contextos donde las realidades son de base estructural y, por tanto, su dinamismo interno no es causal sino funcional. Ayer me fallaron las fuerzas y hoy aun con este pequeño añadido la explicación queda todavía del todo insuficiente.
Gracias, Rodrigo, un fuerte abrazo!
Con todos mis respetos.
El señor que ha escrito el artículo estoy segura de que lo ha hecho llenito de buenas intenciones, para calmar el grado de , digamos agresividad que estas últimas elecciones nos ha invadido a todos un poco. A mí la primera.
Las elecciones han pasado. Y ahora quien pueda formar gobierno, que lo haga. Profesionales son . Nosotros y nosotras ya hemos votado.
Mónica llena de buena voluntad también, toca un tema interesante. Al menos para mí lo es. Y para muchas personas. Doy fe.
Y qué estamos haciendo en este foro? Trasladando un poco esa agresividad que nos ha despertado las dichosa elecciones al tema , nada menos, que el de Salud Mental. No es un poco absurdo?
Deberíamos de reflexionar todos. Mira que ha habido discusiones aquí, me gusta la discusión y no me asusta, pero la crispación sí me preocupa. Hay que tener cuidado , porque el ambiente en general, no únicamente en este foro, se está como crispando un poco. Y eso no interesa a nadie. Eso creo, pienso, opino…
No quisiera dejar pasar el día sin antes manifestar mi unánime desaliento con Mónica por cómo ha derivado el debate. Espero también como ella que el tema nos sea propicio poder continuarlo. Pero ahora, si se me permite, sí que me gustaría resaltar un punto surgido en nuestra breve conversación, el cual siempre que aquí nos ha salido al paso, ha devenido para algunos atrieros incomprensible, y ahora con el fragor de las discusiones ni se ha podido apreciar tampoco. ¿Recuerdan que respondiendo a Mónica en mi primer comentario le decía aquello de que la filosofía no solo se ocupa del “por qué” de las cosas, sino también del “como”? Pues bien, en este segundo aspecto es cuando a la filosofía le es imprescindible las ciencias y en este caso la neurológica. Con todo, el punto que quiero señalar dicho pronto y mal es que el “como” es aquella parte de la explicación en que, no es que el sistema límbico y el sistema cortical estén en relación, no, no, sino que están uno respecto del otro que en el cómo de su funcionalidad forman un único sistema. Es la llamada trascendencia mental….lo dejo ahí! Feliz descanso!
Chúpate esa. De entrada, en neurología, como en cualquier otra ciencia biológica no existe funcionalidad, sino función, mecanismo de acción. Lo de trascendencia mental en un contexto cortical o límbico es de traca. Las sinapsis convertidas en eidos. ¿Hay quién dé más?
Sin tener en cuenta su grosero modo de expresarse, le admito lo de mecanismo de acción… estoy muy cansada por lo que ya he avisado de que mi último coletazo en esta sección sería breve, rápido y maltrecho o ¿pensaba usted que desarrollaría todo un TRATADO?
Le adjunto por si le interesa este enlace https://www.youtube.com/watch?v=743P5Il28WM
No, José María.
Es imposible que nadie de más que tú
Señor Llaguno, su franqueza obliga a responderle. De hecho suelo reflexionar sobre lo que escribe, por si tiene razón. Supongo que entenderá que en más de una ocasión me he sentido tentado a ser radical en mis respuestas a los que aquí intervienen y enviarlos al guano. Pero sería igualarme a los que aquí, en Cataluña, o en el País Vasco, el sanchismo en general, siendo verdugos (de la integridad nacional, de la igualdad de los ciudadanos, del derecho a aprender, de la igualdad de impuestos, etcétera) se hacen las víctimas. A mí cuando alguien me dice que miento y no lo prueba, lo desprecio. En más de una ocasión he recurrido al “errata corrige” en las publicaciones. Desde joven me estimulan los ataques gratuitos, mendaces y vengativos. No soy masoquista, sencillamente es como en el juego de barcos: “Hundido”! He tenido la inmensa suerte de verlos venir desde mi niñez (sufrí bulliyng por ser el mamoncete del curso). No me alteran. Y me produce carcajadas ruidosas ver cómo interpretan psicoanalíticamente tu conducta. No citaré las lecturas apresuradas de esos textos, para que el cura vasco pueda decir que lo ignoro, la profesora que cambio el texto y el mexicano que es media verdad. Pero me he distraído. Gracias por tu comentario.
José María
yo, que no solo sufrí bulliying en el cole, en mi caso por ser el gordito y el paleto al venir de mi Cuenca querida, sino que durante 8 años fui arbitro también, lo cual crea costra ante las ofensas, créeme, te daré un consejo.
Hay que ser muy atrevido para darte un consejo porque tienes pinta (Discúlpame si me equivoco) de ser como mi ex cuñada, que si le dabas un consejo y salía mal (O no lo seguía) es que le habías aconsejado basura y si salía bien es que se le había ocurrido a ella.
Hay una cosa que no logro entender y es tu insistencia en seguir por un camino que sabes que no vamos a transitar. Hay una alternativa a despreciar a quien te insulta y es ignorarlo. Y este es mi consejo: seguro que vivirás mejor los días que te queden (Que espero sean muchos) ignorando a quien se te opone que despreciándolo, porque el que desprecia se pone por encima del despreciado, lo juzga o incluso lo pre-juzga, y no hay nada más aburrido para personas inteligentes (Y aquí no hay una sola persona que no lo sea) que lidiar con quien se pone en esa posición.
Es como (Este ejemplo quizás solo lo compartamos tú y yo) cuando se pone uno a hablar con un radical de izquierda y sale con la superioridad moral de las izquierdas sobre las derechas; a mi me aburre sobremanera y con lo que yo disfruto con una buena discusión, me pongo en stand by.
No eres superior a nadie, ni siquiera a este pobre Ingeniero Técnico que no fue capaz ni siquiera de terminar una ingeniería superior. Tu conocimiento no te hace sabio, porque la sabiduría es el empleo correcto del conocimiento para el bien común.
Lo demás es erudición y si de erudición se trata, es mucho más cómoda la wikipedia.
Es una lástima que nos hayamos quedado por las ramas con un debate estéril sobre entendimientos, conocimientos y demás zarandajas, en donde nos han dejado claro que algunas no sabemos interpretar el texto de un mensaje, a pesar nuestra preparación intelectual y profesional que cada una tenemos; y en mi caso la dudas sobre mis conocimientos, que parecen ser muy escasos en comparación a los que tiene quien así lo ha manifestado. Una lástima porque no hemos podido debatir sobre el tema del artículo, “salud cerebral para todos”. Aunque es un tema para varios hilos de debate. Y se han quedado temas también que Eloy planteaba en un mensaje sobre la salud e higiene públicas, los recursos y dotaciones económicos que se destinan, los centros y el personal en salud mental. Y es que tenemos un grave problema por más que pidamos que se acometan políticas y medidas que impliquen una mayor inversión en recursos y materiales tecnológicos y profesionales para asegurar el acceso a una atención en salud mental universal y pública, esto no llega a las diferentes administraciones. No existe ni prevención, ni se educa a la población tampoco. Entre los profesionales de atención primaria, que están desbordados, no se les prepara mínimamente para atender trastornos mentales, por simples que puedan ser, ante la imposibilidad de derivar a los pacientes a los servicios de salud mental, que en la mayoría de los casos están saturados, se prescribe medicación. La consecuencia es que somos el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas, un fármaco que suele recetarse por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular, que produce adición y a medio plazo trastornos superiores a los que se quieren curar. La medicación ayuda a corto plazo como complemento a las terapias, pero no cura. El abandono terapéutico a pacientes de salud mental es evidente. Tampoco existen equipos multidisciplinares para abordar cada caso personalizado y adaptado a las necesidades de cada persona.La salud mental da para mucho, se pueden abordar temas de forma divulgativa, científica, humanista, etc … Quizá si le parece a Antonio Duato podríamos tratarlos en otros hilos.
Magnífica iniiciativa, Monica, Y me agradería que ya has caido por aquí y ha sido un buen nncuentro para todos, te preocupes tú de hacer un texto (o buscarlo de otro lugar) que exponga el problema en todas las comunidades del estado, con las cifras lo más fiables posible y los recursos nacesarios para la atención médica y psicológica que no sean mera medicación de ansiolíticos o somníferos que tapan los síntomas y aumentan el problema.
Está claro que nuestro proyecto se centra en difundir la cultura del encuentro no solo para quienes perticipamos en estos foros, sino para buscar juntos la manera de ayudar más a tantas personas que, como decía Isidoro en un reciente comentario que todos deberíamos leer (ver https://www.atrio.org/2023/06/la-nueva-fundacion-atrio-lugar-de-encuentro-ale/#comment-383379 ) sufren el desconcierto personal provocado por la agresividad actual de los medios que nos llegan.
Plantearse la salud mental de los demás no debe solo obtener el resultado de hacer pergeñar buenas políticas para instituciones sino de aumentar nuestra salud. Partimos de la creencia de que todos necesitamos lugares de encuentro en que seamos escuchados siempre con respeto. Y que nos muestren itinerarios de encontrar sentido a nuestras vidas.
No señora Rodrigo, no señor Calleja. La alusión de la señora Rodrigo era a la omisión de un nombre, voluntaria añadía yo, por un cargo. Era de cajón que se trataba de plastificar, explicitar, el referente: la dirección de un hospital psiquiátrico, más determinante que cualquier referencia nominal. La referencia al hospital de Ciempozuelos, de larga tradición en enfermedades mentales, dejaba fuera de toda duda la contraposición entre un psicólogo (Morgado) y un psiquiatra (director de Ciempozuelos). Eso es lo que dice el texto. Lo demás son desvaríos de ustedes que evidencian un estado de ánimo un tanto mejorable y una falta de preparación en el tema asimismo mejorable. Lo siento. Mientras no me borren una coma, no habrá quien me haga decir lo que no digo, ni sentirme amenazado en mis planteamientos. Si llamo a Sánchez responsable directo de la muerte de decenas de miles de conciudadanos, lo digo porque es el responsable de la falta de epis, de la carencia de respiradores, de mentir sobre un supuesto consejo científico, de permitir una manifestación letal cuando la experiencia de Italia llamaba a las puertas y las autoridades médicas europeas avisaron. A ese responsable directo se le puede llamar homicida, asesino porque tenía conciencia de lo que estaba sucediendo. En ningún artículo del credo, en ningún canon de Trento está escrito que al Papa lo elige el Espiritu Santo. Y por supuesto los escritos de este Pontífice son susceptibles de crítica, de implacable crítica. Las lecturas te dan eso: armamentario para entender, para cribar, para enjuiciar. Y por lo que se ve, estamos en un país muy falto de lecturas.
Ten cuidado, José María.
Tengo para mi que Dios, que es quién de verdad juzga, será tan implacable como nosotros lo seamos con nuestro prójimo.
Aunque eso no está en ningún canon de Trento, por lo que seguramente no tiene ningún valor.
“Ya tu sabes” (Léase esta última frase a ritmo de reageton y con acento colombiano)
Muchas gracias Ana y Antonio. Soy nueva en Atrio y cuando lo descubrí me gustó la forma de debatir sobre distintos temas, en muchos de ellos reconozco mi ignorancia, pero me gusta aprender.
Sobre salud mental creo que algo conozco, llevo mas de treinta años dedicándome a la neuropsiquiatría, a los trastornos psiquiátricos causados por patologías del sistema nervioso, no únicamente a desórdenes mentales que son más especialidad de la psiquiatría. Neurología y psiquiatría son dos ramas de la medicina con un foco de trabajo común, el cerebro humano. Los especialista en las enfermedades del cerebro tenemos un campo muy amplio y muy variado. Las neurociencias son una de las áreas más dinámicas de la investigación biomédica, en salud mental, estudia al sistema nervioso desde múltiples perspectivas; desde la medicina, la biología, la farmacia, la filosofía, la psicología … Los psicólogos, y la psicología en España, realizan una labor fundamental en problemas de salud mental, en mi campo los neuropsicólogos son imprescindibles en cuanto a la evaluación y rehabilitación en pacientes con enfermedades neurológicas, tienen conocimientos en neuroanatomía y neuroimagen. Se puede estar en desacuerdo con personas como Punset sobre sus conocimientos, pero en mi opinión era un gran divulgador científico. Antonio Damasio e Ignacio Morgano, pues ambos son dos personalidades en su campo, la neurología y la psicología. Y sí, después de más de un siglo de investigación neurocientífica, las enfermedades psiquiátricas no solamente están entre las peor comprendidas sino también de las más difíciles de tratar, pero como en toda la medicina, se han hecho y se están haciendo grandes avances, y sí, los médicos tenemos una gran impotencia cuando no conseguimos no solo no curar, sino mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. Un trato más humanizado muchas veces cura más que cualquier medicina. En mi hospital hace varios años, y en general en todo el ámbito del Servicio Vasco de Salud, se realizó un proyecto de humanización de la asistencia sanitaria, un enfoque integral que reconoce al paciente más allá de su condición clínica, es una forma de relacionarse con el paciente utilizando un diálogo más atento y cercano, sin perder la profesionalidad, que ha dado buenos resultados para todos. Vamos avanzando y aprendiendo, siempre enfocados a mejorar la salud de la población en general.
M Luisa, no soy más que una lectura apasionada por la filosofía, pasión que me trasmitió mi padre, profesor de instituto, que no pudo realizar su docencia libremente por las continuas sanciones y expedientes durante el franquismo, le gustaba mucho Zubiri. Yo, desde mi ignorancia, creo que, ahora que el auge de las neurociencias y de la inteligenca artificial intentan sustituir los métodos tradicionales de la filosofía por el método de la tecnologización de la inteligencia, la noología de Zubiri ofrece una fecunda alternativa a esa neurofilosofía cientificista y reduccionista,
Querida Mónica, yo estoy muy contenta de que escribas en atrio, me encanta leerte y espero que te sientas cómoda. Un abrazo.
Sobre los puntos y aparte, no te preocupes, es que se ha estropeado el sistema. Yo pongo una serie de espacios cuando necesito poner punto y aparte, y, el paciente de Antonio Duato, lo arregla.
Muchas gracias Ana, a mi también me gusta como escribes, veo que tienes conocimientos que yo no tengo y así puedo aprender. Un abrazo.
Querida Mónica, me alegra saber lo que me dices que a tu padre le gustaba leer a Zubiri. Por mi parte sí que he de decir que acudí a su pensamiento cuando vinieron a mí las dificultades de la vida, no optando por las explicaciones psicológicas, sino por la radicalidad que ofrece hoy la filosofía contemporánea. Por eso ayer me permití, sin que ello sirva de precedente, aludir a su noología para mostrar que el sentimiento trasciende toda emoción sin eliminarla al contrario, asignándoles a las emociones el papel funcional que desempeñan en el interior de nuestra mente. Un abrazo!
Gracias Mónica por el enlace que me enviaste, fíjate que un día, hace de esto mucho tiempo, me topé en Barcelona con Eduardo Punset. Yo, por aquellas fechas, me encontraba leyendo a D. Goleman sobre la inteligencia emocional y sin desaprovechar la ocasión me las arreglé para poder robarle alguna que otra opinión al respecto. Por otro lado, también, como muy bien sabrás, las revisiones más recientes sobre neurología las aporta A, Damasio que, por cierto, a su vez, según algún neurólogo, se las inspiró Spinoza. Sea como sea Damasio insiste mucho en esta combinación unitaria de emoción y razón. Hasta el punto, dice de que cuando se concibe la razón como carente de ascendencia biológica, es bastante fácil pasar por alto el papel que las emociones desempeñas en el funcionamiento de la razón. Lo cual resulta fácil también no advertir que nuestras decisiones presuntamente racionales acaso sean manejadas por las emociones que queremos mantener a raya (esto es un dato que nos deja Damasio) pero filosóficamente es la distinción que hace X. Zubiri en su noología entre inteligencia “sentiente” e inteligencia sensible…. Esta última no podrá ser nunca fundamento de razón alguna…Un saludo y feliz domingo!
No acierto a entender si quien dice dedicarse a las enfermedades mentales en es te hilo es psiquiatra. Más parece psicóloga a la española. Para entendernos, más parece seguidora de Morgado que del director del Psiquiátrico de Ciempozuelos, por no citar a nadie, sino el ejercicio de la profesión. Tienen en España los psicólogos una explicable afición a la base neurológica de la que carecen, pese a cursar biopsicología, donde se explicas las funciones del sistema nervioso central.
Alguien ha citado nada menos que a Punset, que no sólo carecía de formación neuropsiquiátrica, sino que basaba todas sus exposiciones en escolios mal interpretados de los eneurólogos de nuestro tiempo, en particular del portugués Damasio, quien por cierto no es que se inspirase en Spinoza, sino que quería contraponer la psicología de éste (portugués como él) con el dualismo cartesiano.
La cuestión de las enfermedades mentales es una cuestión harto misteriosa, como lo es su terapia. Para nuestra desgracia, apenas si hemos avanzado algo, pese a los trabajos de toda una legión de neurólogos, con Gazzaniga al frente. Resulta hilarante ver cómo se pontifica en un medio en el que hasta Patricia Churchland, por citar una eminencia en la divulgación, o el mismo Francis Crick en la investigación reconocieron su impotencia.
El “ilustre” y, según él, a juzgar por cómo se manifiesta, el único ilustrado en atrio, el señor José María Valderas dice: “No acierto a entender si quien dice dedicarse a las enfermedades mentales en es te hilo es psiquiatra. Más parece psicóloga a la española. Para entendernos, más parece seguidora de Morgado que del director del Psiquiátrico de Ciempozuelos, por no citar a nadie, sino el ejercicio de la profesión.”
Yo tampoco entiendo que este señor, no sólo venga a lucir sus conocimientos en ATRIO, sino también a despreciar la profesionalidad de cualquier participante en este portal donde todo el mundo aporta lo que sabe y lo que puede, sin cuestionar ni desacreditar a nadie, aunque cobardemente diga “por no citar a nadie”. Solamente hay una participante que ha manifestado su profesión de siquiatra y neuróloga. Y si el señor Valderas se refiere a otra persona, que diga a quién en vez de ” por no citar a nadie,“.
Que tire la piedra con descalificaciones, y esconda la mano, es muy feo y en atrio creo que l@s participantes jugamos limpio.
Este comentario de Ana me hace caer en la cuenta que el anterior juicio de José María no se refería en general al la falta de rigor científico de los psiquietras que provienen de la psicología, no de la medicina, y del poco o nulo valor que tenían los programas de Punset, sino a la capacidad especial de una concreta persona para opinar sobre temas de psiquiatria y neorología. Solo Mónica con mucha discreción ha aludido a su trabajo profesional en esos temas.
Y esa actitud de José María es intolerable del todo. Eso es desautorizar y ofender a una persona que solo hace unos días ha empezado a intervenir en estos foros. Y yo defiendo con fuerza que ATRIO es un Lugar de Encuentro de personas no Lugar de Pavoneo. No rechazamos, José María, tus opiniones personales pero sí la manera como las expones sin pruebas y con descalificaciones.
Yo añado que no voy a tolerar más que taches de ignorante y desastroso al señor papa actual, quien supongo que creerás que ha sido elegido por el Espíritu Santo, para estar en la Sede de Pedro. O que sin más trates al señor presidente del gobierno español de traidor y asesino. ¿Seguirás tildando de lo mismo a un posible presidente de PP si sale elegido por votos de nacionalistas o no deroga inmediatamente la ley del aborto?
Señora Rodrigo, no ha entendido ni palabra de lo que he escrito. Pero, sí habla de cobardías. Tenía en la punta de la pluma los nombres de la psiquiatría clásica de diferentes escuelas, de López Ibor y Vallejo Nájera o Ubeda Purkiss a Castilla del Pino o, anterior, el experimentador de las checas de Barcelona, Mira.
Porque usted no sólo no lo entiende sino que, al parecer no ha buceado en neurociencia, le diré, y valga esto también para el señor Duato, que fundé hace veintiún años la revista Mente y Cerebro, que tengo más de una docena de artículos sobre métodos, fundamentos y fronteras de la neurociencia. Que el libro “La Conciencia”, que me publicó National Geographic, se ha traducido al italiano y al francés.
Lo siento profundamente. Pero conviene leer.
Señor Valderas, me recuerda a alguno de mis alumnos o alumnas de secundaria cuando decían “señorita, que yo no he dicho eso”. Usted escribió:” “No acierto a entender si quien dice dedicarse a las enfermedades mentales en es te hilo es psiquiatra.” Deje de minusvalorar o despreciar a toda aquella persona que considera inferior a usted porque solamente usted es el “listo de la clase”. Usted sabe de muchas cosas, pero “si no os hacéis como niños…” (Mat. !8,3). Le puedo asegurar que se camina por la vida mejor entre iguales… que desde las alturas imaginarias. Le deseo un buen día.
Siempre el mismo truco, Valderas. Usted dijo lo dijo y ahora nos cuenta lo que quiso decir pero no dijo. Lo reconoce, “tenía en la punta de la pluma los nombres…”, pero no los nombró y el texto ya no se refería a ellos. Y ahora, como siempre, lo quiere arreglar citando sus méritos científicos en la materia… y eso no tiene nada que ver con el texto en discusión. Nada, es el truco de siempre. Dijo lo dijo y no lo quiere reconocer. Siempre igual.
Estoy convencido de que usted sufre en las piruetas que nos ofrece y que nosotros debemos tomarlo con más comprensión y retranca.
Lo voy entendiendo. Un saludo.
José María,
conviene leer, efectivamente, y conviene también, en ocasiones, medirse.
No conozco a Mónica, ni tengo “la más menor idea” de a que se dedica o como se gana las lentejas; pero sólo por tener el detalle de leer ATRIO y de querer dejar su opinión, me merece un respeto altísimo.
Yo mismo he tenido que aprender a medirme en ocasiones y he tenido que pedir perdón por calificar de forma irrespetuosa a algun@s compis “atrier@s” y por eso me siento autorizado a decirte que no tienes más razón por tener docenas de libros leídos, décadas de experiencia acumulada o decenas de títulos, convenientemente enmarcados, que decoran las paredes de tu despacho o biblioteca.
La razón la tienes cuando consigues enganchar y convencer a uno solo de estos pobres ignorantes que cometemos la ofensa de tratar de opinar sobre algo en que, obviamente, sólo tú en esta pequeña parte del planeta tienes derecho a establecer la doctrina y a verdad verdadera.
Me llama la atención el hecho de que sueles argumentar siempre tu capacidad y erudición, apoyándote en todos tus estudios, libros leídos, conocidos y experiencia. Hace poco, leí una dizque biografía de Diógenes el Cínico, y me gustó la respuesta que le dio a Alejandro (No la conocida, sino la segunda vez) que cuando vio a Diógenes buscando ente distintos huesos humanos y Alejandro le preguntó: “¿Qué haces?”, Diógenes contestó, “Estoy buscando los huesos de tu padre pero no consigo diferenciarlos de los de un esclavo”, lo que yo interpreto como que de alguna manera el más pobre y el más rico se igualan en la muerte lo cual quiere decir que eran iguales en vida.
Lo mismo que pasa con la riqueza, pasa con la erudición, el conocimiento o la sabiduría, acabamos siendo todos iguales… salvo que uno, como hizo Diógenes, sin publicar un solo escrito (Y mucho menos en Scientific American) deje discípulos a quienes convenció por su pensamiento y ejemplo y no por lo mucho que había leído.
No te lo tomes a mal, no pretendo juzgarte; es sólo que Mónica me cae bien e independientemente de que sea psicóloga, psiquiatra o levantadora popular de piedras (Que los vascos se dedican a lo que les da la gana y más aún si son de Bilbao), del tema sabe mucho más que yo y me apetece conocer lo que piensa.
A fin de cuentas es de eso de lo que va ATRIO.
Un saludo
¡Vaya bonito despertar! Como siempre, Valderas, buscando tres pies al gato y no solo eso sino también mostrándose tan despreciativo desafiando la buena recepción que a Mónica le ha dedicado Atrio. Con lo dicho y comentado hasta aquí nadie ha dado a entender que en neurología todo esté dado y bendecido. Debería usted andar con más cuidado en no echar tierra por encima nada más al comenzar el debate, pues ya es mucho el esfuerzo que hay que hacer para mantenerlo estable en su proceso. Ah! Y otra cosa, los comentarios no dan para pontificar, a menos que, como hace usted, se pretenda dogmatizar las opiniones vertidas en ellos.
Sr. Valderas, yo creo que Ana sí entendió el fondo de su mensaje, y molesta y desagrada esa actitud hacia personas que con respeto emiten su opinión. Menciona a profesionales de salud mental que, sin duda, aportaron sus conocimientos, pero, como en todo los ámbitos y sobre todo en la investigación, se avanza, y lo que ayer era novedoso ahora no lo es, y sí conviene leer pero de forma más actualizada. Nadie tenemos respuesta para todo, lo raro sería que sí la tuviéramos. La humildad implica reconocer los propias limitaciones. Todos debemos de aprender y el aprendizaje requiere la humildad para reconocer que hay algo por aprender.
Señora Mónica, citaba nombres de psiquiatras de la posguerra para que el lector entendiera a qué sector me estaba refiriendo, por la denominación de las clínicas que siguen sus discípulos o alumnos. Es como si hablando de neurociencia citara a Pío del Rio Hortega y silenciara a Llinás. Llinás es conocido en un sector muy elitista en tanto que Del Rio Hortega tiene un hospital dedicado en Valladolid. Supongo que conoce el volumen extra sobre el Cerebro publicado en Investigación y Ciencia. Lo menciono porque habrá visto que hemos dedicado decenas de años a trabajos sobre los avances. En Mente y cerebro habrá visto cómo se han ido divulgando, desde la creación de la revista, los logros de los centros principales de España dedicados a la materia (Instituto Ramón y Cajal, Universidad de Alicante, Universidad de Salamanca, etcétera). Sobre neuroquímica fue un hito los artículos de nieto Sampedro. Y para no cansarle más le referiré el “descubrimiento” del que hoy es el principal asesor del presidente de Estados Unidos en asuntos de manipulación cerebral.
Es descorazonador tener que exponer todo esto para poner de manifiesto que se ha entendido mal un texto. JUsted también, por lo visto.
Para decir “no me expresé bien”, no hace falta nuevamente hacer exhibición de tanto conocimiento y tratar de tont@s a quienes le hemos leído
Usted que manifiesta ser buen católico, mire cómo Jesús de Nazaret, para comunicar a los seres humanos una gran mensaje humano y espiritual, asequible a tod@s l@s limpi@s de corazón, lo hizo desde su humanidad, su humildad y su proximidad a l@s más vulnerables que hasta murió como un delincuente. La SABIDURÍA es otra cosa.
Que no, que no. No me he expresado bien.
Me cogió el aire enseguida. Lo llamaba mi psiquiatra el loco. Genial. Sabía que lo que me pasaba entraba dentro de lo normal. Un divorcio. Psiquiatra.
Me aguantó un año y medio o por ahí y me dio el alta. Y Me dijo: cuídese mucho. Después de una experiencia dura …Nos hicimos amigos. Me explicaba un montón de cosas al final. Superinteresante. Hasta que me fui Murió al principio de todo esto del COVID. Pobrecico. Guardo un recuerdo estupendo. Porque sencillamente me cogió el aire. Era muy intuitivo. Y con un psicoanalista al que me mandó mi hermana en pleno jaleo. Bueno. No tengo palabras suficientes de agradecimiento. En un mes me puso delante de un espejo. No sé cómo lo hizo. Algunas pruebas de esas que hacen eran muy interesantes. Solamente un mes . Como me gusta hablar le preguntaba cosas y leí un montón, cosas de Freud y de Jung . Un montón. A Freud sencillamente lo veneraba.
A mí me gusta mucho Carl Rogers. Porque creo que la solución la tiene que encontrar uno mismo. O quizás el camino para solucionar los problemas. Para mí que a este psicoanalista también le gusta. Porque sencillamente, ya te digo, me puso frente a un espejo.
Mi experiencia con todo esto fue estupenda. De verdad. Tuve mucha suerte. No todo el mundo la tiene.
Gracias por tu interés.
Hola, Mónica, ante todo bienvenida a este Atrio ámbito donde tus aportaciones sin duda alguna serán objeto de agradecimiento. No obstante, déjame añadir algo respecto a esta afirmación tuya que también comparto, según la cual dices que la filosofía se pregunta por el “por qué” de las cosas, pero sin ninguna duda también por el “como” y en este sentido a la filosofía les son imprescindibles las ciencias. Por supuesto que desde el punto de vista psiquiátrico la relación mente-cerebro no le concierne para nada a la filosofía, aunque con respecto al “cómo” anteriormente aludido sí que de alguna manera le concierne. Desde luego no puestos en relación unitaria, mente-cerebro, pero sí considerando esta relación no como tal sino a modo de unidad estructurada. Un saludo
Muchas gracias M Luisa. Entiendo que la psiquiatría junto a la filosofía y la psicología, que comparten la misma raíz, estudian a los seres humanos. Y en la relación cerebro mente la filosofía, a través de la neurofilosofía, tiene mucho importancia en la comprensión de las aplicaciones filosóficas en los descubrimientos de la neurociencia y en salud mental. En los procesos neurobiológicos y en relación a los procesos mentales, como la toma de decisiones, la resolución de problemas. Antonio Damasio se pregunta cómo el cerebro creó al hombre. ¿ Cómo pudo el cerebro generar emociones, sentimientos ideas y el yo ?, y de cómo el enigma fundamental hoy no es la mente sino la conciencia.
>https://youtu.be/nTxghoCs074
Espero seguir debatiendo sobre este mundo tan maravilloso como el cerebro y esa relación con la filosofía, gracias y un saludo.
Gracias, Mónica.
Cuando me separé hace trece años, pues imagínate, después de 35 años casada una noche cogí mi bolso con una tarjeta de crédito dentro y me fui de casa. No sabes la que se armó. Estaba casada con el hombre ideal. Y para mí lo fue, sin duda, si no, pues está claro que no me hubiese casado con él. Pero las personas evolucionamos con el tiempo. La sociedad también. Y me fui .Psiquiatra al canto. Notaba que mucho caso pues no me hacía. Un hombre sabio . Me dijo en la primera visita, cuando creí que me moría, me dijo: si lo sabe hacer, saldrá reforzada. Por lo visto vio que el proceso iba más o menos normal y , bueno, al cabo del año era divertido. Recuerdo que un día se puso a hablar de Alfonso 13 y de ahí hacia atrás hasta isabel segunda . Él sabrá de qué había hablado con él matrimonio que salió antes de su despacho. Por lo visto se quedó enganchado al tema. Dios, como empiece con el gobierno de esta señora, no salgo de aquí . Y con toda mi cachaza le dije: se encuentra bien? Le puedo ayudar?. Qué risa y qué risa .Él sabía que lo mío era exógeno. Algo leí. Tengo una licenciatura en educación especial. Y sí . Una cosa son los problemas cuando te desbordan, que hay muchas situaciones que te superan. Y otra cosa son los enfermos mentales. Otra historia.No se debe de banalizar con estas cosas. No va de madurez ni cosas de esas. El asunto es muuuucho más complejo.
Aquí estoy, no me atrevo a acceder a información de cómo va esto del recuento. Nos jugamos mucho . Así que a las diez me enteraré. No aguanto eso que llaman noche electoral de infarto. Tengo 70 años y me quiero cuidar. Tampoco creo que el asunto de hoy sea como para únicamente tratarlo en la barra de un bar. No sé. Es mi opinión.
Gracias a Antonio Duato por haberme publicado todos los comentarios.Y gracias a ti , Mónica..
Hasta la próxima.
Carmen, siento que hayas tenido una mala experiencia con el profesional de salud mental al que acudiste. Yo entiendo que un profesional que se dedica a tratar a una persona que acude con problemas de salud, tiene que tener una actitud genuinamente solidaria con sus pacientes y no con sus enfermedades , y este es uno de los rasgos de carácter más importantes del psiquiatra. Acoger, dar confianza. En mi campo que no es únicamente el de la psiquiatría, sino también la neurología, procuro tener una actitud de cercanía con la persona que acude a la consulta, bastante tiene ya con su problema como para producirle más inquietud, pero somos seres humanos con nuestros problemas y malos días. Pero estamos para ayudar, y quien tenga un problema se salud mental, debe de acudir con toda confianza y seguridad, como cuando tiene un catarro y acude a su médico de familia, estamos para eso, dejemos los prejuicios del que dirán cuando acudimos al psiquiatra o al psicólogo.
Desgraciadamente yo no soy especialista en salud mental. (Como dice Ana, en mi próxima vida seré psicólogo o psiquiatra).
Pero como muy interesado en el tema, hay que distinguir en dos tipos de “enfermedades mentales”, o trastornos de la personalidad.
Unos son aquellos que posiblemente tienen un origen interno, ya sea orgánico, o genético, o episódico o traumático negativo, que todos ellos son materia de la psiquiatría y neurología.
Y aquellos problemas mentales que son ocasionados por la vivencia en una sociedad tóxica que nos transmite una cultura que nos enferma.
Y en esta última parte, es donde los no especialistas terapéuticos, podemos intentar hacer algo, desde el campo de las ideas.
Porque una cosa fundamental, ya lo decían los griegos, es conocerse a sí mismos. Por eso podemos preguntarnos, como Scott Lilienfeld, si ¿Puede la psicología, (y la antropología en general -añado yo), salvar el mundo?.
Muchos autores lo corroboran: “Nuestra comprensión de las estructuras y sistemas constitutivos del interior de la cultura humana, mejorarán sin duda nuestra capacidad de influir en la salud global de nuestra sociedad”. (Carter Phipps).
Y el psiquiatra Pablo Malo, añade: “Vamos por la vida pensando que accedemos a los procesos subyacentes que motivan nuestras acciones, o sea que tenemos capacidad de introspección, pero en realidad vamos por la vida confabulando, inventando historias que rellenen los huecos que necesitamos rellenar. Vamos por ahí creyendo y contando cosas, que en realidad no sabemos”.
Porque como decía J. F. Kennedy: “El gran enemigo de la verdad, con frecuencia no es la mentira -deliberada, artificial y deshonesta’- sino el mito tradicional, que es persistente, persuasivo e irreal.
Con demasiada frecuencia nos aferramos a los clichés de nuestros antepasados. Sometemos todos los hechos a un conjunto de interpretaciones pre-fabricadas.
La creencia en esos mitos culturales nos da la comodidad de la opinión, sin la incomodidad del pensamiento”.
Muchas de las creencias que nos enseñan, nos enferman: por eso es precisa una reestructuración cognitiva. Porque el que siembra errores, recoge catástrofes.
Los”problemas mentales que son ocasionados por la vivencia en una sociedad tóxica…”, son una de las diversas causas que producen un trastorno mental, no propiciamente un enfermedad mental, trastornos como la ansiedad y la depresión, que sí que pueden estar producidos o potenciados por eventos vitales estresantes, incluido el trauma, el abuso sexual y físico, el abandono y la enfermedad.
Y ojo, los trastornos mentales no son enfermedades.
Las enfermedades mentales también tienen un sustrato u origen biológico u orgánico. Se originan en cambios netamente orgánicos o biológicos por alteraciones que se presentan en ciertas sustancias cerebrales, las cuales regulan nuestro comportamiento y nuestras emociones; estas sustancias son llamadas neurotransmisores. Cabe mencionar que varias de estas sustancias están involucradas en cada una de las enfermedades mentales. Una persona que sufre una enfermedad mental no puede controlar sus síntomas por sí sola debido a que su origen es algo orgánico y que no obedece a su voluntad de querer tenerla o no. De manera que tenemos que entender que las enfermedades mentales son como cualquier otra enfermedad que se nos presenta a nivel físico, ya que debido a su origen orgánico, las enfermedades mentales son también físicas.
Gracias, Mónica, por estas aclaraciones muy importantes sobre trastornos y enfermedades mentales.
Yo, que he vivido desde niño atendiendo a mi interior, que ya de mayor, para aclararme, leí mucho a Freud, pero sobre todo a Frankl y Fromm, soy consciente de todas esas complejas relaciones entre cerebro (o cuerpo entero, como dice Isorna) y mente (en sentido amplio, no solo racional).
En mi vejez, sigo planteándome cada día las sospechas de si soy un mero producto de mi genética y de mis circunstancias, pero, siguiendo a dos matemáticos maestros de espiritualidad (Légaut y Grothendieck), sigue reforzándose la FE en mí mismo (Fe, no autoestima) y en el infinito misterio que está en mí, al que yo sigo llamando Dios y otros lo podrán vivir de otra manera.
En este día, en que desvelarán unas cifras de votos que van a condicionar nuestro futuro unos años, me estoy preparando a asimilar el acontecimiento que nos caerá encima, para sacar las profundas mociones a nuestro actuar futuro. pero sin perder esperanza en cualquier caso.
Los profesionales de salud mental: neurólogos, psiquiatras y psicólogos, estamos para ayudar, yo entiendo a mi profesión como una vocación de servicio. No debemos tener ningún reparo en preguntar, en acudir a los profesionales de salud mental cuando tenemos algún trastorno mental, eliminemos el estigma social que hemos sufrido durante muchos años. Gracias a Atrio por tratar estos temas.
Me alegra mucho, y agradezco de modo especial, la intervención y aclaraciones que nos ofrece Mónica . Me alegra también mucho el comprobar que en ATRIO podemos tener un intercambio fructífero sobre la salud mental . Lo cual quiere decir que no se trata sólo de hablar de la salud mental como “problema”, sino de modo positivo y propositivo de la saluda mental como realidad a conocer, a tratar y a cuidar, como hacemos con la salud mental en general.
Se trata, pues, ahora, no sólo de seguir conversando sobre el mejor conocimiento de los procesos físicos, químicos y psíquicos que condicionan esa realidad de la salud mental sino también conocer y ampliar el conocimiento de los caminos de solución actuales, lo actual no es sólo una tarea individual y familiar sino también una fundamental tarea social; como lo es la cuestión de la salud e higiene públicas , que debe ser atendida con medios financieros, materiales y de personal, suficientes.
¿Cuantos centros hay en España de CRPS y de CRL? ¿ Es lógico que la visita al psiquiatra sea cada tres meses, o más por falta de medios personales ¿ cuál sería la cadencia de vistas deseables, según cada circunstancia? ¿ qué relación debe haber, y con qué habitualidad, entre los CRPS , los CRL y los psiquiatras del servicio público de salud? Estás y otras preguntas, planteadas y debatidas públicamente, ayudarán a formular caminos prácticos de solución.
Desde mi ignorancia técnica, me gustaría matizar que la salud de todo o parte del cuerpo, no es un órgano concreto, sino de la totalidad de la persona. Cuando hay una enfermedad de cualquier tipo, lo que tenemos enfrente no es un cerebro enfermo o una pierna enferma, sino una persona enferma.
Dicho esto cabe preguntarse qué remedos, qué soluciones de curación total o paliativas tenemos a nuestro alcance. Actualmente, además de la medicación farmacéutica, en su caso, en el campo de la salud mental, se incide en los procesos de transformación y de inserción de la persona
Dentro de los procesos de transformación cabe destacar la existencia de centros de rehabilitación psíquico social (CRPS) y de centros de inserción laboral ( CRL) . La difusión del conocimiento y del ámbito de aplicación de ambos procesos es fundamental e imprescindible.
La ciudadanía en general y el personal médico y sanitario de modo muy especial , deben ser educados en el conocimiento del funcionamiento institucional. Los médicos de familia muy específicamente deben conocer estos procesos y sus soportes institucionales (CRPS y CRL) tanto más que cuando hay una persona con un problema de salud mental, su ambiente familiar y social, son elementos importantes en el proceso de salud en el proceso de salud de todos ellos: persona afectada, familia y ambiente.A partir de la realidad institucional existente, todos debemos implicarnos en dos puntos importantes:
1) El mantenimiento, ampliación y mejora continua de las instituciones y procesos existentes.
2) La adecuada financiación pública para dichas instituciones y procesos
3) La toma de conciencia de la sociedad en general, de gobiernos, instituciones sociales, empresas y familias para arropar e impulsar el cumplimiento de los fines de las indicadas instituciones y procesos de salud mental.
No es suficiente acudir a una manifestación o poner una pancarta, aunque también sea nrecesario, sino que es preciso profundizar en el funcionamiento de dichos procesos.
¿La sociedad (todos nosotros, instituciones y empresas, sindicatos etc. ) ofrece trabajos dignos y apropiados a las personas con problemas de salud mental?
¿Se ofrecen suficientes y apropiados trabajos para las necesidades existentes?
¿Cómo seguir y controlar de cerca y para cada persona los procesos de rehabilitación e inserción laboral?
Por ejemplo, hace unos días tuve conocimiento de que a una persona con un problema de salud mental se le ofreció un trabajo de una hora al día una vez al la semana. ¿Es ese trabajo adecuado para esa persona? ¿No hay posibilidad de transformarlo en un trabajo más continuo y adecuado? ¿Debe aceptarlo la persona interesada? ¿Qué tienen que decir de este caso las instituciones citadas y seguidoras del proceso? Esas preguntas son para toda la sociedad, para cada uno de nosotros.
En un trastorno mental la medicación es necesario en casos agudos o mientras hacen efecto las terapias cognitivo conductuales. Sí, un enfermo mental debe de estar integrado en su entorno laboral, dentro de sus posibilidades, recordemos que es un enfermo, con sus limitaciones, con características distintas pero como cualquier otra persona enferma. Cuando tienen una rutina, toman su medicación diariamente y disfrutan de su tiempo libre, los ingresos por descompensaciones psiquiátricas disminuyen o desaparecen en la mayor parte de los casos, esto ocurre gracias a la tranquilidad que les genera vivir en lugar donde están a gusto y donde sienten que pueden ser independientes, asumen la enfermedad y disfrutan de la vida.
Perdón por mi atrevimiento al meterme a hablar de lo que mi formación académica es nula. Me dais envidia quienes tenéis unos, siempre deseados por mí, conocimientos neurológicos, siquiátricos o sicológicos. Me he pasado la vida diciendo que en la próxima “reencarnación” (jaja), estudiaría alguna de estas especialidades.
Mi analfabetismo en estas materias, sí me permite ponerme en el lugar de cualquier ser humano que no tenga conocimiento académico alguno sobre la materia, que somos la inmensísima mayoría.
La supervivencia nos espabila para aprovechar lo mejor posible lo que el cerebro nos puede aportar. La vida es nuestra mejor maestra, en el caso de que seamos alumnos y alumnas aplicad@s.
Sin perder de vista que nuestro cerebro, es decir, nosotr@s mismos, porque, como dice Leandro, el cerebro lo es todo, depende de las condiciones, lugares, culturas, religiones, etc., donde hayamos nacido, crecido y educado. Y aquí ya se trata de suerte o de mala suerte, porque condiciona mucho nuestra salud cerebral y mental y emocional. Por eso yo agradezco que se traten estos temas y poder ir aprendiendo hasta el último suspiro.
Gracias.
Esta frase tiene también su intención: Así como el corazón suele identificarse como la sede de los sentimientos, el cerebro (erróneamente) suele considerarse por muchos solamente como la sede del pensamiento racional. Pero en el cerebro está todo lo que somos. De este órgano complejísimo emerge lo que somos y lo que queremos ser en la vida. Cada vez se da más importancia al cultivo de una mente sana libre de malformaciones como el odio o el resentimiento. Fomentar actitudes positivas y constructivas para saber vivir en un mundo multicultural, es esencial.
No, el odio o el resentimiento no es una malformación, en una sensación, quizá lo pueda ser moral, no cerebral. La filosofía tiene que ver mucho con nuestro mundo científico, con las neurociencias, la filosofía se pregunta sobre el por qué de las cosas, sobre la existencia humana, sobre el comportamiento humano, pero carece del conocimiento sobre la relación mente-cerebro que concierne de forma directa a la psiquiatría, la necesidad de considerar la experiencia mental subjetiva junto a los aspectos objetivos de la función cerebral, por los que debemos explican la enfermedad mental desde un origen biológico y desde una perspectiva psicológica.
Cada ser humano tiene una “manera de pensar o de ver las cosas”, una concepción del mundo, del ser humano y de nosotros mismos, pero no más valiosa que otra que tenga distintos planteamientos, pero ni su carencia o su abundancia tiene que ver con la salud mental.
Esta frase está puesta con intención en esta jornada de elecciones: ¿cuáles son los motivos reales para votar a tal o cual grupo politico? ” Porque participar con nuestro voto en la elección de aquellas concepciones del mundo que pensamos más pueden ayudar a construir una sociedad igualitaria y armoniosa con la naturaleza, implica un esfuerzo intelectual y también emocional. A la hora de votar es necesario apartar pulsiones de odio y de resentimiento.
Ante el desalentador panorama de todos los trastornos neurológicos, emocionales y desequilibrantes que arrastramos todos, (en mayor o menor medida, pero sin que nadie se libre de su “pedrada” personal), a mí me asombra y me obnubila, el terrible reduccionismo que campea en nuestros diálogos, tomando como postulado básico universal, que todos los dialogantes, están mentalmente en perfecto estado de revista.
Mucho más cuerdo sería, el tener siempre delante la idea de que estamos todos en un gigantesco manicomio mundial, donde las luchas de egos, las ideas delirantes, los excesos de adrenalina y testosterona, los ataques de ira, los “síndromes de Napoleón”, y los complejos e inseguridades de autoestima de todo tipo, reinan, y nos convierten en meros muñecos de trapo, agitados por los acontecimientos, lanzando patadas y mordiscos a troche y moche.
Es lo mismo, con otras palabras de la famosa expresión de Marco Aurelio, de que todos al levantarse de la cama cada día, nos vamos a encontrar tipos raros de todo pelaje, empezando cuando uno se mira al espejo para lavarse la cara.
Hasta que la ultramoderna tecnología, no nos estandarice un poco, sanándonos el máximo número posible, de lañas mentales, esto es una casa de locos, y habrá que tener paciencia y sobre todo mucha comprensión.
La única solución posible, y que yo creo que la tecnología acabará posibilitándonos, es anclar nuestras mentes, a una percha-tipo común, acercándonos e incorporándonos paulatinamente a la gran mente Global humana.
Somos como esas plantitas que crecen solas y aisladas, y víctimas de los vientos y del sol, crecen retorciéndose y desviándose, sin llegar a su máxima altura potencial. Necesitamos anclarnos a una guía o tutor, que nos dirija hacia arriba.
La noosfera de Teilhard, la Mente global humana, que constituya la mente de la especie, que pueda hablar un día con otras similares, no puede permitir, tanta diversidad patológica y errática, que al final esteriliza y paraliza, ante tanto barullo, ruido y confusión.
En nuestras tristes condiciones, antes de ponernos a pensar, y menos aún a decidir, necesitamos sanarnos un poco, y encontrar un mínimo de paz y serenidad interior.
O la tecnología neurotrónica nos arregla o acabaremos como especie fallida. ¿Cuándo se ha visto que un loco, se cure solo?.