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La I.A. no sabe matemáticas

Es mucho peor que eso, ni siquiera es inteligente y mucho menos artificial, ya que si el sustantivo desaparece también lo hace el adjetivo.

Lo primero que tenemos que preguntarnos es: ¿Qué entendemos por inteligencia?: Si llegamos a mostrar que no cumple con esta primera condición entonces nos evitaremos la molestia de preguntarnos por cualquier otra que haga referencia a ella.

Este acto ya en sí muestra lo que es la inteligencia. Nos muestra el principio por el que ella misma se rige: “La pregunta”. En el ser humano la inteligencia parte siempre de una pregunta. Es el único ser de la naturaleza que, para conocer, para saber y saberse que “és” y “está” en la realidad, es capaz de preguntar y preguntarse. La “pregunta”, así, a secas, es el primer acto intencional del ser humano para poder salir de su indigencia ante la cual se asombra y precisa de una respuesta. La pregunta es a lo que Zubiri llamaba como formalidad de la realidad.

Todo conocer, que no saber, surge en su estado primordial en forma de asombro. El conocimiento, antes que palabra es asombro. Antes que razones son sinrazones y es por ello que nos deja como vulgarmente se dice: “boquiabiertos”. Gesto que es la antesala evolutiva de la palabra que se expresará primariamente en forma de pregunta. La pregunta abre espacios de realidad en la realidad.

Hoy día parece que hayamos perdido la capacidad de asombrarnos. De tanto saber, que no de conocer, ya no hay nada que nos asombre. Damos por hecho que ya tenemos la realidad y el conocimiento de ella en nuestras manos, y que todo nuevo conocer es cuestión de imaginación, de tiempo y de esfuerzo sobre lo que percibimos como real. La ciencia y la técnica han ocupado el lugar del asombro, y a la vez han desbancado al antiguo mito que nos sacaba del todo asombro, pero sin que percibamos que estos son nuestros nuevos mitos.

Nuestras nuevas esperanzas se fundamentan en que la ciencia y la técnica nos rescatarán de nuestro sentimiento de indigencia permanente. En este punto solo quiero mencionar de pasada un tema fundamental en la existencia del ser humano, que es el del papel que ambas desempeñan en su futuro, dejando el tema abierto para otra reflexión: “¿Realmente la ciencia y la técnica son determinantes o son coyunturales y circunstanciales en la búsqueda del sentido de su existencia?”. Como digo de momento dejo aquí planteada la pregunta.

Hemos olvidado y despreciado el proceso a través del cual el hombre primitivo intentaba acceder al conocimiento de sí y de su realidad, hasta el punto de menospreciarlo. Este olvido en sí ya es una actitud acientífica, pues la ciencia siempre busca la causa primera sobre la que todo saber y conocer se fundamenta, y la busca no por mera curiosidad, precisamente la busca porque intuye que en ella reside el sentido último de su existencia, sacándole definitivamente de su indigencia.

El ser humano desde sus inicios se encuentra sometido a una estimulación múltiple, por lo que su percepción de la realidad oscila en un doble plano cognitivo entre lo singular y lo universal, entre lo sensorial y lo conceptual, y en definitiva entre lo concreto y lo abstracto. Dos mundos completamente distintos que si no sabemos diferenciarlos acabarán distorsionando nuestra capacidad intelectiva, la inteligencia.

El pensamiento abstracto puro por sí solo no puede conocer realidades y la pura sensorialidad tampoco, ya que ésta ni siquiera llega a la categoría de percepción humana. En el ser humano no hay percepción sin abstracción.

Todo conocimiento se sustenta en un trasfondo “mental” que es el mundo de las “ideas”, mundo que se abstrae de toda realidad sensorial y también se sustenta en un fondo “imaginativo” que es el mundo de lo sensible y concreto, de lo que está presente e invade nuestros sentidos. Si no tenemos claro esto que ya Platón antepuso a todo principio de conocimiento, tendremos una deficiente capacidad para discernir, intelegir y en definitiva poder estar en realidad y captar la realidad.

Con la idea, establecemos un plus sobre la realidad sensitiva, la “cosa”, a través de lo que denominamos por entendimiento agente, accediendo al mundo creativo de la abstracción en una praxis relacional con nuestros congéneres, con la naturaleza y con el mundo, creando así sistemas generalizadores y preconceptuales. Esta forma de proceder nos evidencia una situación pocas veces tenida en cuenta: La vida humana nunca y menos ahora, ha consistido y consiste en una relación orgánica entre realidades, sino en un ser fronterizo, un ser entre lo particular y lo universal, entre lo fáctico y lo sistémico, entre lo posible y lo real. Nuestro estar en realidad es siempre un estar haciendo realidad en la realidad. Ni el ser humano ni la realidad están acabadas frente a frente. ¡Excitante realidad ¡

Los sistemas de significado, los valores existenciales, las creencias, pertenecen más al mundo de lo que no se percibe orgánicamente, al mundo de lo posible, de lo real futuro, de lo universal y de lo sistémico. Sin ellos el ser humano no habría aparecido. Habría permanecido en el mundo de las sensaciones, de las necesidades, de los deseos elementales y en definitiva persiguiendo rastros que le lleven a satisfacer su necesidad existencial. Su realidad principal era su alimento, no precisaba saber la realidad de las cosas.

Este salto a la abstracción en el ser humano es de suma importancia, ya Platón lo remarcó como principio para razonar, para hacer filosofía, para llegar a la verdad de la realidad, hasta tal punto que hizo grabar en el frontispicio de la “Academia” donde impartía sus enseñanzas una frase que venía a decir: Quien no sepa geometría que se abstenga de entrar, pues no es posible aprender filosofía sin la capacidad de dar el salto de las cosas concretas a los universales, a las formas puras, a las esencias.

No debemos de confundir inteligencia con habilidad. La primera es innata, la segunda es adquirida en una praxis relacional, social y cultural.

La inteligencia humana comienza cuando ante sí experimenta un vació existencial, un vacío de realidad, un vacío de motivación y de inducción pulsional a la acción, es decir cuando no encuentra una sucesión automática de opciones útiles fisiológicamente sugeridas, careciendo de sustento sobre el que apoyarse racionalmente y existencialmente según sean las circunstancias en las que se encuentre. No le queda otro mundo que el de la abstracción y si este no fuese innato, el ser humano se quedaría en naturaleza pura sin poder salir de ella, sería una especie más de la naturaleza sin necesidad de preguntarse nada ni de asombrarse por nada. La llamada I.A no habría surgido. No le hacía falta.

Desde el momento en que un grupo de humanos dio el salto de la sensación al significado y se despojó de la facticidad sensorial de una presencia, de una imagen, que invadía toda su realidad y entró en un proceso de generación de significantes y creencias, la realidad tomó otro camino muy distinto al de la mera cosa en sí.

Una característica psicológica del ser humano ya desde sus estadios primordiales es la del antropomorfismo, la de atribuir a la realidad con la que convive de cualidades humanas y en especial a la más próxima a la suya propia, a la vida animal.

Antropomorfizar es el modo pulsional instintivo que de forma inconsciente le mueve a dotar de sentido a toda la naturaleza, a toda su realidad circundante. Es un instinto integrador natural, consustancial de su ser en el mundo, de su modo de existir, de su modo de ser y estar. Así por ejemplo llegará a amar las cosas más insólitas que nadie pueda imaginar y lo mismo podemos decir de cualquier otra pulsión humana, emocional o racional.

Esta pulsión le lleva a moverse en un espacio existencial límite entre su naturaleza y la naturaleza a la que quiere dotar de sentido. Un equilibrio inestable entre dos realidades distintas, en las que su libre voluntad acabará teniendo la última palabra para decidir a cuál de las dos se adhiere.

En esta dinámica, la llamada I.A, es un intento de antropomorfizar la realidad no humana, dotándola de palabra sintética, palabra que emerge de la interacción artificial entre una naturaleza inorgánica (su hardware) y unas reglas de conducta lógico racionales en forma de órdenes estimulares (su software, impulsos eléctricos) carentes de significado y significante para el propio hardware y software. Todo es inorgánico sin posibilidad de autopercepción. Todo es automatismo puro y duro bajo una apariencia humana ficticia.

La llamada I.A, no solamente no sabe hacerse preguntas (no las necesita), tampoco sabe ni puede hacer demostraciones que amplíen el campo de la realidad. No voy a seguir enumerando sus carencias, solo me limitaré a expresar lo que ella misma dice de sí a través de la última versión que conozco del modelo de I.A desarrollado por OpenAI, el llamado modelo ChatGPT: “Mi propósito es el de ayudar a generar textos similares a los realizados por el ser humano en función de unos datos de entrada que recibo. Mis respuestas además están limitadas a la información que me facilitaron cuando me crearon, siguiendo un algoritmo de aprendizaje automático. Tampoco tengo conciencia ni intencionalidad, ni voluntad, ni…” A esto podríamos añadirle la imposibilidad de algoritmizar la libertad.

Aquí en este punto volvemos a tener que preguntarnos sobre el papel que la ciencia y la técnica juegan en el futuro del ser humano, en ese futuro que busca su sentido existencial que le libere de la radical indigencia y sinsentido de su muerte. No en vano ésta fue su primer gran asombro. ¿Esta ciencia y esta técnica que han externalizado la inteligencia, serán capaces de rescatarle de su indigencia?

Dejo aquí el tema abierto para que quien tenga interés en este asunto comparta “desde sí mismo” lo que cree al respecto.

La I.A, no sabe matemáticas no solo porque no sepa geometría, ni porque no sepa que sabe, sino porque simplemente no es inteligente, al no poder abstraerse de la realidad. Realidad enlatada.

La abstracción en la persona es una invitación innata a un salir constantemente de su propia realidad, es la pulsión inconsciente de su libertad, que le hace ser realidad singular, concreta, única e irrepetible en la naturaleza. Aspecto ya tratado en otras reflexiones, aquí en Atrio.

Esta pulsión innata al ser humano, le lleva a maltraer en su existencia, le desquicia y le deja continuamente en la más pura indigencia, en tanto no sea capaz de descifrar su secreto, secreto indescifrable para su mera razón, pero a disposición de su libre voluntad, no descansará.

¿Que no lo entiende?, le invito a que lo piense.

58 comentarios

  • M. Luisa

    Para mí sí que estás en una contradicción, Román, y de las que se vienen arrastrando  desde lejos. Es el racionalismo rampante que se profesa aquí todavía por algunos, el que no te la deja ver. Tal fenómeno influye mucho para que escaseen, o, mejor dicho, de un plumazo hayan desaparecido los artículos sobre el Posteísmo que tanto interés despertó en su día. Por ejemplo, los encabezados por  Villamajor, Arregui, entre otros,  lejos todos ellos de fundamentarse en Descartes.

     

    Bien, lo dejaré aquí. Gracias

     

    • Román Díaz Ayala

      Amiga mía , me estás  dando  la razón.  El debate sobre el posteismo no puede prosperar  por artificioso. Ya me pronuncié  largamente cuando tocaba.

      • M. Luisa

        Ah! así cerraste tu mismo el debate? Muy democrático!  El aporte de los debates,  ver si realmente a balido o no la pena mantenerlos   está, por mínima que sea en la conclusión. Por eso es por lo que el estatus de los debates en general es el de mantenerse casi siempre abiertos.  Sin embargo, vas tú y cierras el del por  Posteísmo  y lo  impediste  porque  tu vista de lince lo calificó de artificioso, ¿no? Espero que A. Duato de alguna razón

        • Román Díaz Ayala

          Antes de que de un mal entendido surja un problema, por favor,  que yo me haya desentendido del tema no significa  que tenga algún arte o parte en quienes  promovían  este debate. Jamás  he pedido  ni siquiera insinuado que algún tema sea inconveniente, al menos en Atrio.

          • M. Luisa

            ¡Hombre, Román, el malentendido me lo has puesto en bandeja! A ver si pica: amiga mía me estás dando la razón. ¡Ya ves que no te la he dado! Ahora cambias el discurso, te desentiendes, pero antes lo sentenciaste. Mejor dejarlo aquí, amigo mío.

          • Román Díaz Ayala

            De verdad que no quiero malos entendidos. No le demos más  vueltas. Atrio es círculo muy particular de personas opinadoras que escogen a su gusto los temas propuestos por sus redactores. Siempre he considerado  que el tema del posteismo tal como fue presentado, promovido y sometido  a debate y discusión  era artificioso  y por lo mismo estéril.Y si me apuras, una vía muerta, otra más, de quienes  se cierran a la trascendencia  divina. De ahí mi primera  acotación. Pero ya sabes que solo es una cuestión  de opinión,  si no esto no sería  Atrio.

  • Antonio Llaguno

    Cómo complemento a este estupendo debate comenzado por Mariano, démonos cuenta de que ha sido empezar en ATRIO a debatir este tema y dimitir el responsable de IA de Google.

    Mariano eres grande

  • M. Luisa

    Amigo Román, dices que los puntos de partida son cruciales, completamente de acuerdo. Sin embargo,  el asunto que se ventila aquí y más si queremos replicar fuertemente  a quienes ven a la IA sustituidora de la inteligencia humana, el punto de partida más que atender a la pregunta ¿Qué entendemos por inteligencia? Pongámosla  a ejercitar y ella misma nos lo dirá.  Su acto, el que ejecuta la inteligencia humana, es el que la faculta, por lo que con simultaneidad (respectividad)  nos lo da a conocer como su acto propio. No la faculta, por ejemplo, una asimilación de  “datos” informantes de ella que por integración  produzca ese acto,  como se pensó  en el siglo pasado, consecuencia del racionalismo.  De ahí que  para afrontar el problema actual  de la IA y desligarlo de la inteligencia humana, nada más impropio que empezar sacando del cajón de las categorías conceptos teológicos.

     

    El enfrentamiento ha de ser filosófico,     requiriendo primero una filosofía de la inteligencia que esté a la altura de los tiempos y, por tanto,  una concepción distinta de la tradicional.

     

    Si como decía al principio,  el acto es la que la faculta  empecemos  no por unir aquello que la tradición desde los orígenes desunió    – acto de sentir, por un lado, y acto de inteligir por otro-   sino partiendo de un momento estructural anterior al mismo   donde  ambos momentos constituyen un solo acto.

     

    De estas dos tesis, la primera es de “integración” respaldada neurológicamente  por  Sherrington hasta el siglo pasado. La segunda ya no es de integración (de datos) sino  de formalización de contenidos más acorde con la neurología actual.

     

    ¡Bienvenido de nuevo Román, un saludo!

    • Román Díaz Ayala

      Como camino a método  para abordar  el tema de la I.A. puede ser válido lo que señalas en el comentario.  Sucede que otros intervinientes enfocan el asunto siguiendo al presentador e introductor  del tema con la interrogante de qué  se entiende por inteligencia y nosotros nos preguntamos  en qué  consiste  la inteligencia  humana, a qué  obedece su existencia, cuáles  son sus manifestaciones  atributivas que la hacen única. Y para ello tenemos que acudir a las fuentes de nuestro conocimiento.

      • M. Luisa

        Te iba a responder, Román, pero voy justa de tiempo. Si acaso y por supuesto si te interesa, lee mi primer comentario a Mariano con fecha   23 abril, 7:28  y creo que podrás obtener la respuesta.

        • Román Díaz Ayala

          Lo he tenido en cuenta. La pregunta  corresponde  al lenguaje, nuestra social  naturaleza  se manifiesta en ello, pero parte de un acto de consciencia.Descartes con su cogito ergo sum nos da una pista. Pensadores actuales con sus discursos pretender oscurecer esa primerísima instancia de que somos almas(espiritus) vivientes (Génesis)

          • M. Luisa

            Hola Román, según lo que dices, henos, pues de nuevo envueltos en aquel mismo  callejón  sin salida  en el que Atrio se encontraba en vida de J.L. Herrero  y que tanto bregó  para abrirle paso!

             

            Otra vez a la casilla de salida.  El ejemplo ha de venir, dices,  de Descartes con su “cogito ergo sum”. A los nuevos pensadores ni caso no sea  que borren esta pista que ha dado tanto rendimiento y  seguridad, sobre todo en Occidente. Pero te olvidas  de la filosofía  analítica de principios del siglo XX, la cual los filósofos no continentales, ya sabes, no los voy a nombrar, la vertieron, precisamente, sobre   el lenguaje. Y, aun así, con las incógnitas y dudas que este ofrecía y sigue ofreciendo, la referida pregunta ¿Qué se entiende por inteligencia?, sigue teniendo, según tú, una correspondencia vigente en el lenguaje. ¿No crees que con este inmovilismo quien sale ganando es la IA?

        • Román Díaz Ayala

          No veo el porqué, Luisa, pues Descartes buscaba un fundamento  filosófico  a partir del ser humano y desprendido  de la Escolástica,  que siendo una filosofía auxiliar y mediadora de la Teología  tenía un fundamento  en un universo creado.Los rumbos que haya tenido el pensamiento a partir de entonces  y hasta ahora es cosa de la filosofía que tuvo varias rutas y escogió unas rutas en lugar de otras, admitiendo unas y desestimando otras. Y lo digo sin que con ello afirme que existe una filosofía perenne. Me imagino que quienes llegaron  a eso del círculo  vicioso empezaron en su juventud con la Escolástica. De ahí  lo de volver al punto de partida sin resolver las contradicciones en sus pensamientos. De ahí  también  que hacemos concesiones a la IA existe un abismo. La fé cristiana no es un  ente  de razón  aunque sea plenamente razonable y pueda ser por tanto razonada.

          La fé está  en otro orden de cosas, de nuestro espíritu ( asunto del hondón del Alma donde Dios se nos revela por su Espíritu)

          Ya ves, no puedo tropezar con ninguna contradicción.

  • Santiago

    Muchas gracias Mariano por tener la amabilidad de responder con cortesía a los lectores de tu excelente artículo.
    Y ahora en atención a mi amigo Antonio Ll y para atenuar las herejías de mi viejo amigo de Atrio Isidoro G y para celebrar la aparición de mi coterráneo Román Díaz expreso  por este medio mi opinión sobre algunos puntos de este tema, por supuesto, sin ánimo de disgustar u ofender a nadie..

    Y es que Dios nos creó por amor para que seamos felices y que podamos glorificarlo con nuestra vida…Y es por eso que no podemos prescindir del Amor relacional de Dios porque todo se hizo en atención al Hijo, Jesucristo, el Dios hecho hombre por nuestra salvación. Jesús se proclamó Dios ante el  pueblo judío y especialmente ante Caifás que lo llevó a la muerte por  “la blasfemia” inusual ¿Proclamarse Dios un judío en sus cabales? y ésta ha sido la causa de la controversia sobre Cristo por 21 siglos: Su divinidad, la piedra de choque del mundo y aquí lo estamos reviviendo..

    Y es que nadie puede ir al Padre “sino a través del Hijo” porque sin El y sin Su gracia “nada podemos hacer” en el orden sobrenatural..ya que a nada tenemos derecho ni en el orden natural, ni en el sobrenatural, porque sólo Dios es esencia y nosotros solamente existimos por “participación” en la eterna existencia divina..

    Es por eso que necesitamos la gracia habitual y la actual. La habitual o santificarte es “creada” por Dios al amarnos para permanecer en Su amistad  y la gracia actual es necesaria también para poder acceder a la gracia santificarte y quedarnos en ella evitando el mal moral del pecado

    Dios por tanto nos da a todos la gracia suficiente -al menos remotamente- para poder arrepentirnos de nuestras faltas y aceptar la inhabitación de la gracia habitual en nosotros. Sin la gracia no podremos permanecer en el amor de Dios por mucho tiempo..sin aceptarla y actuar para mantenerla… Es necesaria nuestra cooperación a la gracia..

    Es por eso que necesitamos de la práctica: de la oración, de los sacramentos, de la lectura de la Escritura etcque nos conduzcan a la única Verdad que reside en Cristo, la Segunda Persona de la Trinidad hecho hombre en un desborde de Amor por nuestra eterna salvación

    Si, estoy por la “gratuidad” del Amor divino de “cuya plenitud todos hemos recibido”

    Un saludo cordial

    Santiago Hernandez

     

    • Antonio Llaguno

      ¿Ves Santiago?

      Cuando leo, con interés, tu explicación de lo que es “La Gracia”, siempre se me viene una pregunta: ¿De dónde saca Santiago esto? ¿No habrá una explicación más sencilla?

      Es decir que me gustaría una razón evidente, algo que fuera incontestable, por lo simple. Siempre he pensado que lo importante de Dios tiene que estar al alcance de cualquier mente. Incluso de la mía.

      Si soy capaz de poner en orden mis pensamientos sobre el tema (Cosa que no tengo nada claro que sea capaz de hacer) te diré cómo lo veo yo.

      Aunque a nadie importe más que a mi, para mi es muy importante.

      Un abrazo y gracias

      • Santiago

        Gracias a ti por seguir por aquí y es muy bueno lo que planteas, amigo Antonio Ll. porque el estado del ser humano es el de “búsqueda” y es que así te veo yo a ti y me veo yo a mi..

        Buscamos porque ya sabemos que existe, de otra manera seria un absurdo, aunque sin poder abarcar la verdad totalmente..y es que para nuestra capacidad humana la verdad la vamos recogiendo -en esta vida- en fragmentos..Y en esa búsqueda vamos llegando a conocer más y más aunque aquí solamente vemos “como en espejo” sin poder penetrar la Realidad en su totalidad.

        Es en la otra vida en la que desaparecerá esta “incompleta visión” de la penumbra de la fe en que vivimos, una fe oscilante y vacilante por nuestra limitado intelecto  y es entonces cuando veremos “cara a cara”, y comprenderemos en su totalidad.

        Hasta entonces nos quedamos con la Revelación históricamente cierta que completó Jesús de Nazaret, el Mesías prometido del AT y que es atemporal e inmutable en su esencia y para todos los tiempos.

        La coherencia de nuestra fe católica y su riqueza cultural,histórica y teológica supera cualquier otra, ….pero para adquirir cierta solidez debemos empezar por los clásicos que es la Sacra Escritura puesto que el AT se lee y completa en el NT ya que TODO fue hecho en atención a Jesucristo, el Hijo divino que voluntariamente se ofreció a salvarnos..De ahí es donde  parte todo, …y seguimos con los Padres Apostólicos como Papías de Hierapolis, Ireneo de Lyon, Ignacio de Antioquía, Clemente Romano etc que constituyen la BASE intelectual y espiritual de la fe.. Ahí se encuentra toda la doctrina explicada por la Iglesia, como el Pueblo de Dios, y que se encuentra estrictamente sujeta a esta misma Revelación, sin poder separarse de su contenido sustancial

        Porque así como tú no podrías escribir tan bien, sin haber estudiado bien “las letras”, la literatura en general y en especial, así tampoco podremos acceder a nuestra fe sin conocer el fundamento de ella  por medio del intelecto que se nos otorgó para llegar a buscar y conocer la Verdad. Por eso, la búsqueda no cesará hasta que dejemos este mundo…Entonces la iluminación será total.

        Disculpa la extensión de mi comentario que fue contraria a mi intención primaria pues hubiera querido ser más breve.

        Un abrazo

        Santiago Hermández

         

  • Isidoro García

    Amigo Román, ¡qué alegría saber de ti!. Mira por donde, mis tonterías, sirven para algo útil. Tus comentarios, me han hecho reflexionar un poco sobre el pasado y el presente de Atrio: una especie de meta-comentario. (El tema de fondo lo dejo para mañana).

     

    Siempre he pensado que las veleidades que algunos tenemos en Atrio, sobre una visión del cristianismo, heterodoxa y poco tradicional, molestaban a tu acendrada experiencia espiritual, centrada en la Iglesia. Y que eran una especie de altavoz del error. Y que eran la causa de tu distanciamiento.

    Y a lo peor llevas razón. Y quiero justificar-(me), que Atrio, sea un espejo del mundo real de la “polis”: un verdadero microcosmos en el mundo virtual, de la pluralidad actual de las personas.

    Yo siento un poco que Atrio, es como un carro de dos bueyes; con uno creyente, eclesial, y otro, “moderno” y escéptico. Y ese carro debe plantearse los problemas de la humanidad.

    Al buey eclesial, le molestan los tirones erráticos y dispersos del otro buey, y al escéptico, paralelamente, los tirones eclesiales, que no le interesan nada.

    Jesús se dirigió a los judíos, e incluso hay indicios evangélicos, de que no le interesaban nada los “otros” pueblos. Pero el Espíritu que guio a sus seguidores, después de la marcha de Jesús, acabó redirigiendo su mensaje hacia los greco-romanos, y con ellos al mundo entero. Y se universalizó el mensaje, se catoliquizó.

    ¿Cómo lo consiguió el Espíritu, a través de Pablo?. Pues haciendo un esfuerzo de discernimiento, y comprendiendo qué era lo esencial de la “revelación”, (que era entonces la Ley judía), y qué lo accesorio y mudable en función de la cultura del momento. Y eso causó rechazos y nerviosismos.

    Jesús, consiguió realizar la conciliación de la gran contradicción entre salvar la Ley judía, y superarla, cosa que linealmente es un imposible. Añadió una dimensión más a la ecuación, y así saltó los muros del laberinto-cárcel de la “letra” de la Ley.

    ¿No será este el momento, en que es necesario añadir otra dimensión más a la ecuación, y volver a saltar los muros del laberinto de la “letra” de la Tradición?.

    Y ahora es el Espíritu, el que lo tiene que suscitar. Y yo creo que lo hace.

     

    Tú ya sabes Román, que yo conocía Villarroel, a través de mi hermana, y hace un año o así, me enseñó su libro, “Mis confesiones”, una autobiografía espiritual, casi póstuma al final de su vida.

    Interesantísima, como todas las autobiografías, y muy recomendable, (especialmente para los “cotillas” que nos gustan mucho las interioridades y vicisitudes de los demás. El que tiene poca vida propia, vive a través de los demás).

    Pensé en comprármelo, pero como es de difícil adquisición, se lo requisé, (con su permiso), y lo tengo en un sitio de honor de mi pequeña biblioteca.

    A mí Chus Villarroel, me “resuena”, porque se ve que intenta el difícil papel de la síntesis, (que algunos identifican con el sincretismo, que es la síntesis mal realizada).

    Toda síntesis es necesaria y precisa en estos tiempos tan fragmentados y dispersos, aunque claro es, que es preciso, como todo, hacerla bien.

    Hay personas vocacionadas en la defensa de trincheras, y otros en la exploración y en las fronteras. Y Villarroel, era así, y por ello “arruinó su carrera eclesial” de un buen filósofo dominico, y prior con 150 monjes a su cargo.

    En su Autobiografía espiritual, narra como en 1977, sintió en su interior una voz, que le dijo: “El don de todos los dones es el Espíritu santo”. Y abandonó la espiritualidad de la retribución, (jesuítica- tradicional), y comprendió la de la gratuidad, que empezó a concretizar.

    A mí, modestamente, y salvando las muchísimas distancias, me pasó lo mismo. También por esa época, (unos 5-7 años antes), me invadió una poderosísima sensación, de que por ahí, no iba a ninguna parte, (con la práctica religiosa tradicional), y tuve una “experiencia” de mi “daimon”, que en principio “solo” me marcaba unas pocas líneas rojas doctrinales, que no debía cruzar. E iban en la misma dirección básica.

    Lo que pasa es que estaba saliendo al mundo, del amor, del trabajo, de la familia, de las letras a pagar,… y tardé veinte años, en iniciar lentamente la búsqueda.

    (Estoy convencido, de que todos tenemos en nuestra vida, una o varias caídas del caballo, en diferente formatos, y circunstancias, pero todas en el mismo sentido. No es una cosa de “elegidos”, todos llevamos nuestro “espíritu” dentro).

    Por eso me interesó tanto la vida de Villarroel, con el que contacté por un mero conjunto de “casualidades”.

    Lo que pasa es que por mis premisas científicas, yo no creo que sea el Espíritu santo en persona, el que nos interfiere. Sería tan raro, como si cuando vas a hablar algo de la Telefónica, te contestara el mismo Pallete en persona. (Eso, aunque alguno lo niegue, es darse demasiada importancia).

    Pero es lo mismo hablar con el Espíritu, que con un artefacto o artilugio instalado en nuestra mente, por el mismo Espíritu, a través de la evolución emergente.

    Por eso yo, todo lo que dice Villarroel, u otro espiritual teísta, lo asimilo y traduzco, en mi interior, pues solo es pasar de causa directa a indirecta.

    No hay tantas diferencias. Más aún, no hay ninguna. Solo tenemos que poner el traductor automático para entendernos.

    Pero cada uno, debemos ponernos en el terreno mental y cultural, que nos haga sentirnos personalmente cómodos y coherentes, pues así y todo con la ayuda del espíritu-Espíritu, el vivir una vida buena, es asunto complejo y complicado.

    Para andar por andurriales y terrenos difíciles, hay que ir muy ligero de equipaje, y con las menores ataduras posibles en los pies.

    Seguirá…

    • Román Díaz Ayala

      No pude imaginar que  de manera tan directa entrase en lo que llamas “un meta-comentario”, lo subliminal que se desprende de una relación  como la nuestra dentro de mi anterior comentario. Es que no he sabido valorar adecuadamente tu sensibilidad. Encierra lo que es Atrio y puede continuar siendo  como lugar de encuentro. Entiendo que quieras dejar para más tarde, mañana, el tema de fondo donde la libertad  es el atributo más característico ( y atrayente) de la inteligencia humana.

      Como estudiante en Salamanca y Alemania y luego como profesor en Salamanca de filosofía moderna y adherido a los movimientos más actuales entiendo que ese substrato de su pensamiento, el del Padre Chus, te resulte tan asequible y cercano. Lo dejó todo por la predicación, algo que se le hacía muy cuesta-arriba siendo dominico, habiendo ejercido siempre la docencia. No sabía de ése su nuevo libro “Confesiones”, porque jamás se auto-publicitaba en sus  predicaciones revestidas de valor litúrgico (homilías) y de seminarios ( retiros espirituales)

      Volviendo a lo primero, no podemos hacer de Atrio un caleidoscopio de miradas subjetivas, sino una visión globalizante para todas las miradas haciendo de ello un credo y del diálogo su fuerza cohesionadora. Para ello tenemos que estar siempre en un estadio de buena voluntad, sin nobles sentimientos y empatía sólo funcionan los egos encumbrados. Y eso es algo mucho más que la persona de Antonio Duato, igual que una mano o una cabeza no son otra cosas que partes de un solo cuerpo.

      En cuanto a lo segundo, en tu mención de Jesús, de Pablo, de los judíos, no tienes para nada en cuenta el universalismo judío, presente en tiempos de Jesús y con su tradición ante y post-exílica y que la Biblia Hebrea es una visión universalista de la historia humana.  El tema es demasiado amplio para ser tratado como parte de un simple comentario.

      lo dejamos aquí.

       

       

  • mariano alvarez

    Respondo a Isidoro:

    Apreciado amigo Isidoro, tu herejías no me hieren, son patrimonio exclusivo de quien las profesa, es más estoy incapacitado para emitir juicio alguno al respecto.

    Veo que eres persona instruida y que argumentos no te faltan a favor de lo que dices; pero ya sabes eso de que las palabras se las lleva el viento y de que obras son amores y no buenas razones.

    Al final, la cuestión aquí tratada se dirimirá en el ámbito de los amores y no de las razones y ahí espero vernos.

    Gracias por tu franqueza que es nobleza de espíritu y que valoro mucho más que tus razones.

    Un fuerte abrazo Isidoro.

    • Isidoro García

      Muchas gracias por tu constante amabilidad conmigo, más meritoria, después del torpe inicio de mis relaciones contigo, del que, (créelo), me siento muy arrepentido. Estoy en deuda contigo, y tu actitud ha sido una buena lección, que espero aprender, (aunque ya sabes que la cabra tira al monte).

      Ya sabemos que lo importante es lo que se hace y no lo que se dice, pero aquí estamos en un sitio especialmente dedicado a “decir”, porque aquí lo que hacen las personas que nos puedan leer, es eso: leernos.

      Por eso, a mí que soy tan poco discreto y pertinente muchas veces, me molesta que en un sitio de “buscadores” como este, a veces se nos vaya la olla.

      Porque pienso, que ya puedes decir maravillas por tu boca, (que tampoco lo hacemos), que si luego tienes un momento de debilidad humana, has contaminado y ensuciado a las “verdades” mayores o menores, que puedas haber ido aprendiendo en el camino. Y eso es servir mal a la Verdad.

      Y tampoco es justo. Salvando naturalmente las muchas distancias, recuerdo mucho a Séneca, el estoico, del que ha quedado en la historia, (manejada por cristianos), como un corrupto y un cómplice de Nerón, cuando en realidad, además fue un eminente intelectual de su época, y faro ético social y personal, en su época, tan falta de referentes.

      La única ventaja de los “débiles” morales, es que como sufrimos tan cercana la debilidad del ser humano, somos mas tendentes a la comprensión y a la tolerancia, pues somos los primeros que “pecamos”, y sabemos lo que es “la tentación”.

      Y en este sentido a mí muchas referencias de Jesús sobre el tema, me emocionan y resuenan muy dentro. Especialmente el “Perdónales, Padre, por que no saben por qué lo hacen”. (Ahora con la psicología, ya lo vamos empezando a saber).

      (Por cosas como esas, aunque no creo que Jesús sea “Dios” trinitario, creo que Jesús, es el mayor sabio de la historia humana, digno de ser nombrado el humano predilecto de “Dios”.

      (El final de este comentario, no es una contestación directa al amigo Mariano, sino solo una divagación sobre el tema, al estilo de ramitos de cerezas, engarzadas una en otra.

      La divagación mental es un abrir el grifo de la mente subconsciente, y dejar que fluya el agua que no sabíamos que estaba dentro).

       

       

       

  • mariano alvarez

    Respondo a M. Luisa:

    M. Luisa, como ya te he expresado anteriormente, me encantaría con el debido tiempo poder departir pausadamente contigo sobre la realidad. Después de estar pensando si te remitía alguna de mis otras reflexiones al respecto, súbitamente me ha venido a la mente algo que posiblemente le está vetado a la I.A, pues desborda a toda racionalidad y sin embargo en mi opinión zanja radicalmente la cuestión sobre la realidad de la realidad. No me viene de mi vena racionalista, me viene de mi inconsciente romántico que me da muchas y mas sabrosas experiencias de la realidad que mi consciente racionalista.

    Si tú me preguntas qué es la realidad te diré: ¡La realidad eres tú!, (espero te guste la metáfora)

    Aquí dejo zanjada la cuestión, pero te espero en mi próxima reflexión, siempre y cuando nuestro redactor de Atrio lo considere oportuno.

    Un abrazo M. Luisa.

     

  • M. Luisa

    Discúlpame, Mariano, ayer lo tuve que dejar y esto que me faltaba poco. Me preguntas cuál es mi punto de apoyo: te contesto, mi punto de apoyo es la Realidad, poca cosa!

     

    Por supuesto, depurada de sus anteriores concepciones  históricas. Una de ellas,  por ejemplo,  es esta en la que se dice apriorísticamente que el espíritu y la materia forman una única realidad de la cual  opiné ya en mi anterior comentario. Otra que acabo de leer por aquí  es entendida como que la realidad es aquello que a nosotros nos gustaría que fuese, idealismo puro. Aquí es donde la IA se le abre un espacio  acomodaticio para implantarse.

     

    En cambio, le es del todo imposible a la IA inmiscuirse   en el interior de la realidad entendida como estructura, por eso puse aquel ejemplo en el que dentro de la estructura gramatical resaltaba la importancia de diferenciar  el carácter significado en ella  de su carácter  sintáctico o estructural.  Esto transportado a lo que aquí nos interesa, es decir, en la estructura de la realidad, si el primero es lineal y  los pasos (algoritmos) causalmente están determinados,  en el segundo no.

     

    Cuando aquí se dice muchas veces aquello de que el todo no es la suma de las partes,   se está, aunque se ignore, poniendo un pie fuera de la sustancia, pues en ella sí son  sumatorios sus elementos. El mundo no es un compuesto de sustancias previas que luego se ajustan  unas a otras  en una relación intelectual.  En el mundo,  como primero está  el campo (contexto sintáctico), recuérdese el ejemplo ya mencionado, ahora   ese campo   referencial al Universo  es físico y es en él donde se encuentran las cosas reales  respectivas  unas a otras físicamente antes de ser lógicamente relacionadas por pasos algorítmicos. En fin, el Universo sería profundamente “dinamismo en sí mismo”

     

    Como siempre un placer, Mariano

     

    . Así el campo es un proceso que sigue sus propias leyes y así da

    lugar al cambio. “El dinamismo sería procesualidad”, no simplemente cambio.

     

    • M. Luisa

      …Ahora al insertar mi comentario me doy cuenta  de que se me ha colado del borrador el último párrafo  que no quería seleccionar, pues ya de alguna manera estaba  desarrollado en el comentario mismo…cosas de la IA?

  • Isidoro García

    (Advierto a los lectores de que a continuación voy a proferir toda una larga ristra de herejías, que pueden herir la sensibilidad religiosa de algún lector).

    (Y por otra parte es el clásico rollo de fin de semana. Avisados estáis)

     

    Hace dos días el amigo Antonio LL. hizo una llamada pública a abordar el tema de la “Gracia y el Libre Albedrío (Mezclado con el Pecado Original, que está en el origen de la discusión)”. Y yo sin ser “docto”. También lo considero importante.

    Tanto es así, que el eje de mi pensamiento actual, (no se cual será dentro de un tiempo), es la relación entre el Espíritu, y el espíritu personal.

    Y este comentario no va a tratar el tema directamente, sino que voy a revolotear alrededor de él.

     

    La realidad es que el cristianismo, tiene todo ese tema de la Gracia, muy en penumbra. Se nota que el cristianismo es una ideología con múltiples capas cognitivas, como en la cebolla, acumuladas a lo largo de los cuatro siglos de su crecimiento y cristalización. El cristianismo no es unitario, sino de aluvión.

    Hoy, todo cristiano da por sentado que Jesús es Dios trinitario, pero se olvida, que trescientos años después de la muerte de Jesús, todavía se estaba suscitando el debate arriano, que generó dos Iglesias paralelas, con parroquias separadas en cada localidad, y con dos obispos distintos en cada diócesis.

    Este debate, trataba sobre la naturaleza de Jesús, como Hijo de Dios, (título que en principio, podía considerarse solo como “hijo predilecto de Dios”, que era el título normal del Mesías de Israel, cargo por el que murió Jesús.

    Puede parecer que esta controversia es solo una mera cuestión teológica, pero en realidad, en la práctica, ha sido fundamental en el curso de la evolución eclesial del Cristianismo.

    De considerar a Jesús, solo como el más sabio, pero un humano más, y elegido para liderar la Humanidad, a considerarlo nada menos que Dios en persona, va todo un mundo de consecuencias inesperadas.

    Que el referente de una Iglesia, no sea un profeta humano admirable, sino el mismo Dios, genera inevitablemente, una hipertrofia de un culto “divino”, que algunos podrían considerar idolátrico, (judíos e islámicos).

    Todo esto, viene a cuento de que la Iglesia, el tema de la “Gracia”, o ayuda de Dios hacia el proceso de maduración humana, en vez de enfocarlo a través del Espíritu de Dios, que por definición es el encargado de esa misión, lo canaliza a través del culto crístico, mediante la espiritualidad sacramental, siempre centrado en Jesús el Cristo.

    La espiritualidad trinitaria, fruto de la hipertrofia del culto a la personalidad de Jesús, (el referente del cristianismo, que no el fundador de Iglesia alguna), señala al mismo Jesús, como la personalización de la fuente de la hipotética ayuda divina al humano.

    Lo cual es un caso clarísimo de ninguneo e invisibilización al Espíritu de Dios, que ha quedado marginado, y sin trabajo alguno, justo cuando la naturaleza del Espíritu es justo, el canalizar la acción divina. Todo un contrasentido del mayor calibre.

    Yo no se si existe el Espíritu, como ente, como persona o como individualidad, o solo es una conceptualización de un oficio, como sería por ejemplo, el funcionario público, como canal de actuación del Estado. Pero si existe, tiene que estar contento.

    Y la culpa no la tiene Jesús, que también tiene que estar “contento”, y que al fin y al cabo, no ha hecho nada, sino sus enloquecidos fans. Me recuerda al famoso “si me queréis, irse” de la Lola Flores, cuando sus muchos fans estaban arruinando la boda de su hija.

    En realidad, es muy lógico y normal que la Iglesia, lleve a sus miembros hacia Jesús, pero para que a través de Jesús, les lleve al Espíritu, y a través de este, a “Dios-padre”.

    Pero este ninguneo al Espíritu, quizás también esconda, unos propósitos espurios. Como señalaba el mismo Llaguno, muchas veces conviene  preguntarse: “a quien beneficia”.

    Y en este caso, claramente beneficia a la autoridad y mando de la clerecía, el “aparato” orgánico, que con el monopolio de la administración de los sacramentos, enfocados en Jesús, evita la “anarquía” y el posible desmadre, de tantos posibles “iluminados” por el Espíritu, como sucedió abundantemente en los primeros tiempos del cristianismo.

    Por eso, después del anuncio de la llegada del Espíritu, en forma de lenguas de fuego, ese tema cayó en un completo silencio. (No pudieron borrar los rastros descritos de los Hechos, pero no importa).

     

    Todo este debate indirecto sobre la Gracia, me lleva a la Renovación Carismática, que como ya sabeis, son una rama del catolicismo, que intenta recolocar de nuevo al Espíritu, y su Gracia, en la espiritualidad católica. En este tema el añorado amigo Román, es especialista. Pero como nos tiene abandonados… me obliga a desbarrar.

    El dominico Chus Villarroel, fallecido el pasado octubre fue un gran teórico explicador de la Gratitud de la Gracia de Dios: «No son nuestras obras, ni nuestros méritos o sacrificios los que nos otorgan la salvación, sino la gratuidad de Dios».

    En el fondo la teología de la Gratuidad, es una teología sobre el Espíritu Santo, el gran desconocido en el catolicismo, una clara víctima de la trinitarización del cristianismo, fruto de las figuras retóricas de Jesús, reflejadas en los evangelios.

    El “Espíritu Santo”, o Gran Paráclito, (que buscaba el amigo Pascual Pont, en sus grandes trabajos teóricos), no es el nombre de una persona, sino el nombre de una función, o de un cargo cósmico: es llamar a algo o alguien, por su oficio. Técnicamente es una prosopopeya.

    El Espíritu, es la actuación de “Dios”, en el Universo, y por tanto también en cada uno de sus integrantes. Por eso, es razonable que a veces se hable del Universo como “Dios”, igual que se dice “un Picasso” a un cuadro de Picasso. No es panteísmo, es otra forma de hablar.

    Es muy importante, pararse un tiempo a entender bien al Espíritu, y su chispa en nosotros, el “espíritu personal”, porque si no nos paramos a leer el libro de instrucciones, no sacaremos partido y utilidad, a la maravilla con que hemos sido dotados.

     

    El Padre Villarroel, por lo poco que he leído de él, no le gustaba la clásica espiritualidad jesuita, del esfuerzo y la voluntad, que se impuso en Trento, como reacción hacia la polémica luterana, (doctrina que exageraba las ideas de san Agustín acerca de la influencia de la gracia divina para obrar el bien, con mengua de la libertad humana).

    Villarroel intentó, con su teología de la gratuidad católica de la Gracia, una teología intermedia entre la de la extrema de Lutero, y la teología de la retribución, jesuítica, del mérito, de ganarse el cielo uno mismo, los sacrificios, y en general con la fuerza de voluntad, (bastante relacionada con Pelagio).

    A mí personalmente, como en casi todos los intentos de situarse en el medio acríticamente, me parece una postura un poco forzada y artificial.

    Yo creo que aquí la clave está en la naturaleza psicológica de la fuerza de “voluntad”.

    Desde una perspectiva reduccionistamente racionalista, que ignora el mundo de la psicología profunda del subconsciente, se considera la “voluntad”, como un ejercicio de la mente racional, de determinación de conseguir unos valores, o unas virtudes deseadas. Y eso tiene mérito personal.

    Pero claro, la cuestión es que se obvia totalmente, la acción del “Espíritu”, a través del “espíritu” personal de cada uno.

    Porque la cuestión a resolver en la fuerza de “voluntad”, es, ¿por qué unos la tienen y otros no?. Los que creemos en el “espíritu”, pensamos que es porque te viene esa “fuerza” del mismo, mediante unas convicciones y una energía misteriosa, que te hace “fácil” lo difícil.

    Que en el fondo es lo mismo que la Gracia de los teístas, que creen que Cristo-Dios les habla desde el Sagrario.  Son formas de llamar distinto, al mismo fenómeno.

    Lo que pasa, es que la acción del “espíritu” personal, es gratuita, pero hay que saber escucharlo, entenderlo, e interpretarlo sin interferencias culturales que se opongan al mismo, con lo cual es algo gratuito, pero que cuesta un esfuerzo.

    Es como coger agua pura de un manantial. El agua es gratis, pero hay que saber que existen manantiales, saber donde hay uno, agenciarse un buen cántaro, cargar con él hasta el manantial, llenarlo con el agua, y volver cargados con él a casa.

    Ahora, que cuando has probado el agua, y saciada la sed, ya te cuesta todo mucho menos.

    • Román Díaz Ayala

      Los puntos de partida son cruciales ante cualquier asunto tanto desde la experiencia como desde el pensamiento. Incluso cuando partimos de una pregunta; ¿Qué entendemos por inteligencia?, una persona como yo y otras muchas podemos alegar que partimos de tres fuentes del conocimiento muy diferenciadas, tales como  la filosofía, las ciencias del hombre, actualmente ayudadas por la tecnología y por la revelación divina. Estas tres nos acercan a saber explicarnos mejor qué es el ser humano, qué o en qué consiste  su inteligencia diferenciada de otras formas de inteligencias y que nos ayuda a poder aventurarnos a otras disquisiciones, como por ejemplo la gracia y el libre albedrío. Hago un uso de la Revelación  como fuente en un ámbito de autoridad no inferior a las otras fuentes.

      Opino que en una primerísima instancia el hacernos pregunta ocupe ese lugar, sino el acto  en sí mismo de consciencia, lo que responde casi intuitivamente a quién soy yo como alguien único y diferenciado de todas las demás cosas a las que vamos conociendo por su nombre., pues nuestro pensar se hace lenguaje. Y así podemos llamar inteligencia, otras formas de inteligencias en la vida animal sin atribuirle esa instancia de la consciencia propia del humano. Y asimismo podemos llamar inteligencia a todos aquellos dispositivos programados para plantearse y resolver problemas que imiten los procesos cognoscitivos humanos.

      Para la filosofía desnuda de  todo ropaje que no sea el propio de la razón humana, el ser humano es en sí mismo un misterio, salvo cuando en el filosofar se introducen categorías teológicas, igual que en la ciencias introducimos categorías  propias de escuelas filosóficas que desvirtúan el buen hacer científico. La ciencia trabaja con lo que es, lo palpable de algún modo y medible, la filosofa construye pensamientos, y la teología es en muchísimos casos un constructo humano, teodiceas que se alimentan de la tradición de una cultura dada, una civilización concreta o una especulación filosófica. Desde ese punto de vista, sin la experiencia salvadora, de unos hechos históricos registrables en un pueblo singular y asimismo en un hombre singular, en su persona y su obra,  Jesús, y añadiendo la experiencia personal  y por lo tanto testimonial del creyente que se expresa rendido a la autoridad divina, es decir, que sin nada, o faltándole algo de eso, estaría también en un mero constructo humano propio de las filosofías y las teologías.

      La Salvación no es un proceso de maduración humano, no es el esfuerzo por alcanzar la perfección dentro de la especie, sino algo que se recibe por pura iniciativa divina. Lo llamamos gracia. Lamento que no hayas alcanzado a comprender el valor teológico de la “gratuidad”, que no es un término luterano. De hecho Jesús Villarroel, que también estudió en Alemania y predicaba la gratuidad una vez que se hizo carismático encontraba serias dificultades en sus predicaciones en Alemania, porque el vocablo “gratuidad” era ajeno al idioma, no había equivalente en la teología de la Reforma.

      Ha existido siempre la tentación de ganarse o llegar a la realización del Reino de Dios mediante el esfuerzo individual o colectivo, según muy diversas teologías en la historia de la Iglesia. En todo ello se esconde la sobrevaloración del ser humano o su naturaleza por sobre la divina.

      • ana rodrigo

        Querido Román, me alegro verte, te echaba de menos. Espero que estés bien.

        Un abrazo

        • Román Díaz Ayala

          Gracias, Ana. Antonio D te puede dar razón de mí.

          Ahora sigo con el tema:

          La gratuidad es connatural a la Teología y el Magisterio Católicos. José M. González  Ruíz escribía en 1966 un hermoso capítulo con el título: II- El Dios bíblico es gratuito donde explicaba por qué la persona cristiana no puede ser atea frente a ese otro humanismo (“un humanismo que se declara ateo por creer que la vocación prometeica del hombre es incompatible con el reconocimiento de un Dios como ser superior”) Chus Villarroel habría comentado que vivimos en “el don”, y que hace suya la frase : “El “pecado de Adán” no es el pecado de Prometeo; su desobediencia no consiste en ser técnico y sabio, sino en haber roto, en su aventura de hombre, el vínculo vital con lo divino: por eso la primera expresión de ese pecado es el crimen de Caín, el pacado contra el hermano y no el pecado contra la naturaleza, el pecado contra el amor y no el pecado contra la existencia animal y sin historia”

          Chus Villarroel   utiliza el término gratuidad para explicar cómo la gracia funciona en nosotros( Estamos encerrado en el pecado. “O Alguien nos saca de ahí gratuitamente o estamos condenados”) Esa valoración funcional de la gratuidad es la que se te escapa en tus reflexiones.

  • M. Luisa

    Buenos días, Mariano,  de nuevo aquí para tratar de responder a lo que me comentas en tu  último comentario.  Déjame decirte, no obstante,  que por mi parte hay muchas cosas  de las que se hablan aquí, que las rehusaría de entrada, por ejemplo  se habla del libre albedrío en vez de hablar de la libertad y de otros tantos conceptos   más acordes con los tiempos, y de  momento, no me ha dado por retirarme. Sigo aquí leyéndoos y escuchándoos.

     

    Bien, al tocar este punto doy por hecho  que con mi comentario de ayer ya viste que en él no hay ningún indicio de pretender  sobrepasar la razón algo que me sería del todo imperdonable.

     

    Transcribo el párrafo donde  das a   entender que de lo que estoy hablando es de la realidad “en sí”

    (…)pero soy consciente de que muchos lectores irían retirándose en ese trayecto que sobrepasa a la razón en busca del fondo último de la realidad.

    Seguro que no lo harían aquellos que por experiencia propia están conformes con la frase expuesta. ¿Por qué? Porque la razón no sobrepasa nada, solo cumple su función, a saber,  ir en búsqueda (marcha pensante) de la realidad sentida previamente, que para una razón humana es del todo insuficiente. La razón no tiene la pretensión  de hallar la realidad última sino su fondo último.

    Por esto es tan importante una “noología” a la altura de los tiempos.

    Bien, antes de seguir más adelante cuando encuentre otro momento, quería dejar bien claro este punto…

     

  • mariano alvarez

    Respondo a Antonio Llaguno:

    Acabo de ver lo que le dices a Santiago sobre el tema de la gracia. Con tu pregunta vuelves a reforzar los argumentos de mi reflexión sobre la I.A, al igual que lo hiciste con tu aportación de la duda y que en este caso las juntas en una nueva pregunt : “Estaría bien que alguno de los más doctos en la materia escribierais algo sobre la Gracia y el Libre Albedrío (Mezclado con el Pecado Original, que está en el origen de la discusión) y ahí si que me metería en el debate aún a riesgo de meter la pata a fondo. Es un asunto que me interesa y me parece capital.” .Evidentemente tu pregunta surge desde la duda, desde tu duda existencial al darle un carácter de capitalidad, pues pregunta y dudad es el dinamismo de la vida. Yo al menos, sin ser docto en la materia, te tomo la palabra y espero que sean muchos más los que lo hagan, sean o no sean doctos.

    Tu pregunta cae de lleno en en la razón de ser de “Atrio”, pues el ámbito de la “Fe”, no se sostiene sin el de la “Gracia”.

    Gracias nuevamente Antonio.

     

     

  • mariano alvarez

    Respondo a M. Luisa:

    Me gusta tu talente crítico M. Luisa, refleja un espíritu joven y combativo incluso consigo mismo. No se detiene, busca, busca y busca siempre más…, ánsias propias de un espíritu joven con ganas de saber y vivir. Eres mi mejor argumento contra la I:A.

    El tema que tu introduces sobrepasa el ámbito de mi artículo, pero está bien traído como efecto colateral al mismo, pero soy consciente de que muchos lectores irían retirándose en ese trayecto que sobrepasa a la razón en busca del fondo último de la realidad.

    Como ya te comenté, nuestro diálogo sobre este tema daría para mucho que hablar…. Prefiero darte un marco de referencia con el que me muevo al respecto, por si te resulta atractivo para tus reflexiones:

    -El espíritu y la materia forman una única realidad – El Creador de esta realidad es trascendente a la realidad creada- La realidad “en sí” trasciende a toda racionalidad creada, es decir no es cognoscible porque su principio de realidad no reside en ella. ( Este último punto ya ha sido tratado en otra reflexión mía “Realidad y sentido”)

    Esto me lleva a afirmar que la relación que hay entre creer y saber es la misma que hay entre fe y ciencia, y aquí ya entramos en una dialéctica existencial del sentido, del sentido de finalidad que trasciende y contiene al principio de causalidad.

    Dadme un punto de apoyo y moveré la Tierra, cual es el tuyo, el mío ya te lo he expuesto.

    Tanto el tuyo como el mío, como los de cualquier otro lo son por voluntad propia.

    Solemos hablar mucho sobre la razón y olvidamos el poder de la voluntad que siempre está por encima de las razones.

    Gracias nuevamente M. Luisa.

     

    • M. Luisa

      Mariano,  he leído tu respuesta,  pero para no perder el hilo de mis reflexiones anteriores  seguiré  un poco con lo ya dicho y luego, quizás mañana pasaría a comentar esta última respuesta tuya. Solamente déjame adelantar algo que me parece de suma importancia y es  que nunca me he referido a la realidad “en sí” idealismo puro.

       

      Esta única realidad que dices forman el espíritu y la materia no tiene nada que ver con la unidad metafísica de la que hablaba en mi anterior comentario, pues  la diferencia está en que no es lo mismo unificar lógicamente  que hallar la unidad fundamental  que nos viene  del fondo.  Pero voy a lo que te decía, a  ahondar un poco en el último párrafo de mi anterior comentario en donde se lee:   “El trans es lo real de las cosas ya dadas. Es lo que las hace respectivas antes de que nuestra lógica unificadora, (la que tu propones) las relacione, situándonos en  disposición de percibirlas en su unicidad.  Entender esto es crucial para percatarse  que se está en un error  cuando se dice que   nuestro lenguaje  no ha alcanzado todavía el ámbito de la metarrealidad etc…” Es que no la puede  alcanzar porque la metarrealidad no existe. Lo que ha de hacerse es una adecuación del lenguaje. Si hasta ahora lo más importante de él ha sido su función significativa, ahora, en el problema que nos ocupa,  toma el relevo la  sintáctica.  La función sintáctica es la que lo tendrá que regir o dirigir. Pongo un ejemplo. Dentro de una oración las palabras no cobran su sentido por lo que significan  sino con respecto al lugar que en ella  ocupan. Por tanto la unidad de la realidad de la cual hablamos no es construcción lógica, sino constructo estructural. Ya sé que ahora con esto me dirás que todavía añado más motivos  para que ciertos lectores tomen  la retirada,  pero es que tal planteamiento no es una improvisación, viene expuesto y gracias a ti que me das la oportunidad,  después de años de estar mareando la perdiz. Esto no lo digo yo.  Lo decía yo sí, el otro día, pero recordando a un insigne atriero de los grandes.  Mi propuesta ofrece una alternativa a tantos años de estar metidos en un callejón sin salida, nada  que ver con ningún efecto colateral. Las reflexiones traídas aquí son frescas y de  fundamental ayuda para que  la razón impura atravesada de sensibilidad vaya en búsqueda del fondo último de la realidad …

       

  • mariano alvarez

    Mi querido Isidoro, ya sin eufemismos y sin metáforas. Valoro enormemente tu sinceridad  que me hace sentir empatía por tu persona. No es corriente tropezarse en la vida con personas que se manifiesten en cuanto a sus creencias en el modo tan claro y llano como tú lo haces, eso refleja nobleza de espíritu por encima de las razones o sinrazones que te asistan. Rasgo que hoy día no suele abundar.

    Por encima del sincretismo espiritualista, materialista, evolutivo, cientifista, cristiano y varias cosas más.., que evidencias en tu exposición, está tu decisión contra la que no tengo nada que objetar, porque es la expresión de tu sagrada libertad, o si prefieres de tu sagrado algoritmo, aunque evidentemente no las comparto.

    Te reitero mi sincero aprecio.

     

     

     

     

     

  • Isidoro García

    Algoritmo, según la RAE, es un conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema”.

    En resumen, un algoritmo, es un modo de actuación, y por ello en seres inteligentes, se supone que será un modo inteligente y eficaz de actuar.

    Y aquí se plantea la duda: ¿Somos lo que hacemos, o hacemos lo que somos?.

    La sabiduría oriental de las Upanishad, lo explica muy clarito.

    “Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa.

    Tal como es tu deseo, es tu voluntad.

    Tal como es tu voluntad, son tus actos.

    Tal como son tus actos, es tu destino.

    Brihadaranyaka Upanishad IV.4.5.

    Y ese “profundo deseo que impulsa tu voluntad y tus actos”, que es inconsciente y oculto para nuestra conciencia, es un algoritmo integrante dentro del Gran Algoritmo del Universo, y  es la columna vertebral de nuestra naturaleza humana.

    Y se nos presenta y actúa, a través del “espíritu” personal, y cuando le escuchamos e interpretamos bien, estamos en sintonía con el Padre Universo.

    Lo malo, es que ese “profundo deseo”, específico de los humanos inteligentes, se mezcla en nuestra mente, con los “profundos deseos” atávicos, del humano-cocodrilo y del humano-primate, que arrastramos filogenéticamente como restos de nuestra evolución, y que se radican en nuestros paleocerebros reptiliano, y límbico.

    Y por eso pasa lo que pasa.

    Pero si ya supone una gran dificultad nuestro desconocimiento de las motivaciones inconscientes y profundas, de nuestros actos, el problema se agrava más aún, cuando nos negamos a aceptar que haya motivaciones inconscientes, porque nos “estropea” el bonito mito del “pleno libre albedrío”, que nos han inculcado en el cristianismo tradicional paulino, para justificar el pecado, y con él, la supuesta “redención” de Cristo.

    Y quiero remarcar que este planteamiento no es anticristiano, sino antipaulino, y por consiguiente anti eclesial-tradicional.

    Muy posiblemente Jesús, nos ha redimido, pero no con su muerte, por nuestros pecados, sino muy posiblemente, demostrando a “Quien decide”, que la especie humana de la que él era un miembro más, tenía posibilidades de llegar a evolucionar y entrar en la gran comunidad de Inteligencia del Universo.

    Todo en el Universo, actúa, siguiendo un modo determinado, (las Leyes del Universo), y la vida, por ejemplo, es todo un conjunto de algoritmos para realizar eficazmente lo que llamamos “vida”.

    Y la vida inteligente con mayor razón aún, pues cada vez realizamos acciones mas sofisticadas y mas evolucionadas.

     

    Por otra parte el amigo Mariano me pregunta: “¿Cuál es tu esperanza en la vida, tu esperanza propia en la que tú personalmente participarás, o te contentas con que sean otro los que la disfruten?. 

    Y es una pregunta muy personal, pero la quiero contestar, poque me niego a aceptar el muro, entre personas materialistas e incrédulas, y personas “espirituales” y religiosas.

    Esa división, que en la práctica existe normalmente, no tiene sentido alguno, cuando afrontamos las cosas complejamente y en profundidad. Es una más de las falsas contradicciones, que hay que superar.

    Lo primero, es que lo que queramos cualquiera de nosotros, es fútil, para lo que “puede ser la realidad”. Lo que nos gustaría que fuera, vale para la carta a los reyes Magos de los niños, pero a partir d ellos siete años, ya se impone que los Reyes, son los padres.

    Particularmente, yo no espero nada, y si lo hay, pues mucho mejor. Pero de lo que teóricamente, a través de muchas doctrinas tradicionales se puede deducir, es que no sería nada raro, que el Universo, que está diseñado, guiado y dirigido, por una Gran Inteligencia, (el “Espíritu Santo” – la mano de “Dios”), dentro del despliegue del Universo, tuviera una gigantesca “nube” informática, en la que estuvieran instaladas todas las inteligencias del Universo, (no solo las humanas).

    Decían Emerson: Yacemos en el seno de una inteligencia inmensa”. Y Einstein: «Un Espíritu se manifiesta en las leyes del Universo. La veneración por esta fuerza que está más allá de lo que podemos comprender, es mi religión”.

    Es la gran Conciencia Cósmica, de la que hablábamos hace unos días, y concuerda con la Noosfera de Teilhard, y el Cuerpo Místico de Cristo, o la Comunión de los santos.

    Sería esa afirmación de Pablo, Hechos, 17-28: “Porque en Él vivimos, nos movemos y existimos, así, como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: «Porque también nosotros somos linaje suyo».

    Quizás gracias a la auténtica “redención” de Jesús, somos considerados del linaje de la Inteligencia, y por tanto, quizás, podamos aspirar a un trato especial por parte de nuestro Padre del Universo.

    Pero si no fuera así, o solo fuera para personas, especialmente evolucionadas y auto realizadas, no me importaría que lo disfrutaran nuestros hijos y biznietos, que realmente hayan conseguido vivir en armonía y conexión con el Padre-Universo.

    • Antonio Llaguno

      Tengo que reconocer , Isidoro que la misma sensación que tú tienes con el debate sobre la IA me ocurre a mi con otro tipo de debates por lo que entiendo tu hastío, pero teniendo en cuenta que la palabra “algoritmo” la emplea una sola vez Mariano (Y para ponerla en boca del ChatGPT ese) y yo varias veces, me he sentido aludido.

      No obstante, trataré de no ser demasiado vehemente, que éste es un lugar de encuentro.

      Uno de los problemas con los que yo me doy de bruces en este tipo de debates y muy en especial, con personas que se posicionan en posturas de pensamiento oriental u orientalista es algo que yo llamo (sin acritud ninguna) “perversión del lenguaje”.

      Cuando yo empleo la palabra algoritmo (Y cuando lo hace ChatGPT) me refiero a una herramienta exclusivamente matemática. Por eso Mariano (Creo) recurre a la expresión de Platón en relación a quienes no sabían geometría.

      Sin esa exclusividad, si extendemos como tú haces el término “algoritmo” a un “modo de actuación”, no estamos hablando de la misma cosa y tus conclusiones, aunque sean retórica, lógica y dialécticamente impecables no sirven para discutir, rebatir o debatir lo que hemos dicho sobre los algoritmos tanto el ChatGPT como yo.

      Si además extendemos esa “perversión de lenguaje” a más palabras (Como el término “inteligente” por ejemplo), pues cada vez estaremos más alejados en el asunto sobre el que reflexionar y acabaremos hablando de asuntos diferentes por lo que el debate será irrelevante o lo que es lo mismo será una solución de monólogos sin posibilidad de diálogo.

      Me pasa mucho con los creyentes en meditaciones y religiones orientales con el término “energía”. Vosotros llamáis energía a una cosa y yo, terriblemente encorsetado ingeniero, simple y exclusivamente a la capacidad de una cosa para realizar un trabajo (Es solo un ejemplo. Valdría también para la palabra “Fuerza”).

      Cuando tu extiendes el término y declaras que el ser humano es un algoritmo integrante de ese Gran Algoritmo del Universo (sic) ya sencillamente constato que no hablamos de lo mismo porque ni siquiera empleamos el mismo significado para el verbo “ser”, aunque aquí la culpa sea de lo tremendamente hermoso y polisémico que es el idioma español.

      Me pasa lo mismo con la critica del sentimiento del ser humano respecto a ser “El Centro del Universo”. Prescindiendo de la coherencia de usar la palabra “Centro” con un significado geométrico, en un Universo casi infinito en las tres dimensiones, llamamos “Centro” a cosas diferentes. Yo creo firmemente en que el Ser Humano, quizás no sea el centro de Universo (Geométricamente hablando) pero sí es el centro de su Universo y que si eliminamos esa relatividad en que la condición del Universo depende del observador y lo pensamos en términos objetivos, esa condición pasa a ser irrelevante.

      O lo que es lo mismo, si la Humanidad acabara con el planeta (Cosa totalmente posible), el Universo seguirá ahí por supuesto  pero ¿A quién importaría? ¿Al habitante del planeta JP34 de la Galaxia de Andrómeda? Pues cuando ese habitante se ponga en contacto con la Humanidad será relevante para mi que el Universo permanezca, mientras tanto me ocupa muy poco que siga ahí.

      Es decir que mientras seamos la única especie viva inteligente conocida, seremos el centro del Universo. Cuando conozcamos otra especie inteligente dejaremos de ser el centro, pero como diría el sabio Abraracurcix, jefe del poblado galo, eso no va a suceder mañana.

      No obstante, sí me gustaría, hacer una acotación sobre lo que denominas “el mito del pleno libre albedrío” y que con ese, según tú, mito; la “catolicidad” justifica su concepto de pecado.

      Uno que es lector compulsivo de libros de “Ciencia Friccion”, está muy acostumbrado a las distopías tipo Matrix o “Días lejanos” en que se nos presenta un mundo en el que el ser humano no es consciente de la realidad o vive engañado por la realidad de forma que no es libre y por lo tanto tampoco responsable de sus actos.

      Yo tiendo a prescindir de ese tipo de novelas (No he conseguido siquiera ver una de las películas de Matrix entera) porque no soy capaz de imaginarme un ser humano que no posea libre albedrío (Otra cosa es que otro ser humano lo esclavice, que es posible, pero no con la aquiescencia del esclavo).

      No puedo imaginarlo y además me niego a pensar en la existencia de un Dios que no nos haya creado sujetos de libre albedrío. Un Dios creador de un  ser humano de naturaleza esclava, como el que plantea Calvino y su predestinación radical sería, en mi opinión, un Dios despreciable ante cuya supuesta “Salvación” habría que revelarse como criaturas.

      Obviamente no tengo ninguna prueba de que Dios, si existe, sea como yo creo que es (Por eso es un acto de fe), pero tu tampoco las tienes sobre esos “algoritmos” atávicos del humano-cocodrilo o humano-primate que planteas como realidades demostradas y de los que no conozco ninguna justificación científica.

      Y eso sin entrar en lo que entendemos por pecado, que seguramente son también cosas distintas.

      Por eso es tan difícil para las mentes cuadriculadas como la mía entender el resto de tu razonamiento. Hablamos idiomas distintos (Aunque ambos nos expresemos en español), extraemos conclusiones que no pueden converger porque transitan por razonamientos con reglas del juego diferentes y eso nos lleva a ver la realidad (Si es que existe algo llamado realidad) de formas incompatibles.

      Somos como el viejo cuento árabe de unos cuantos ciegos describiendo un elefante. En función de la parte del elefante que toque cada ciego, el elefante será, para él de una forma u otra pero aunque cada ciego sea muy honesto y esté diciendo la verdad, ninguno estará describiendo al elefante en su completitud.

      Por ultimo una referencia a la “Redención”.

      La redención como resultado de la expiación del pecado, es en mi modesta opinión uno de los mayores insultos a la inteligencia que la Iglesia Católica romana lleva vendiendo desde Pablo de Tarso.

      En mi opinión, Dios, si es que existe, no necesita ninguna expiación (Y ya ni hablamos de los “Actos de reparación” o las “mortificaciones” que tanto gustan al bunker eclesial-clerical) del pecado. No es un sádico vengativo que necesite el dolor de su criatura para dignarse concederle una eternidad aburridísima llena de servil adoración y pleitesía.

      Llevas toda la razón, a mi  juicio, en que la Iglesia Católica Romana nos ha tratado de vender un mito insostenible.

      Otra cosa es que de esa manipulación de la IC se deduzca que Jesús sea otro tipo de “algoritmo” que nos haga progresar hacia la “conciencia cósmica del Universo”. Necesitaría más pruebas para eso puesto que no soy capaz de que mi fe, que debe ser muy pobre, lo acepte sin evidencias.

      Todo esto dicho con el aprecio que sabes que te tengo y asegurando que como mínimo me llevas a pensar por caminos que nunca me hubiera planteado transitar y que aunque no formen parte, al final, de mi pensamiento definitivo (O no), si que me hacen plantearme preguntas no previstas y la pregunta, dice Mariano, que nos convierte en seres  inteligentes, luego deduzco que haces que crezca la mucha o poca inteligencia que yo tenga.

      Gracias por ello

      • Santiago

        Antonio Ll perdona que entre en tu diálogo puesto que quisiera darte mi opinión además de solidarizarme con la pérdida de parte de tu propiedad (yo se porque he estado “ahí”) pero las pérdidas “materiales” siempre son menores que la vida del cuerpo y del espíritu..Lo puramente “cosa” física es recuperable..Por eso, ¡ánimo! que hay mucho que hacer, lograr, aprender, mejorar, amigo Antonio Ll.

        Por otro lado, somos el centro del Universo para nosotros..Evidentemente no todo es subjetivo y debemos traspasar nuestra subjetividad que nos reduce mucho y abrirnos a el conocimiento que se encuentra por encima nuestro que es trascendente..porque el “nuestro” es limitado..

        Si la naturaleza de Dios es libertad total, no es ilógico que esa prerrogativa nos fuera otorgada…Para Dios el hacernos “robots” sería como una repetición del reino irracional…Dios quiso elevar lo irracional a lo que es razón pensante y voluntad actuante para nuestra gloria y para Su gloria al mismo tiempo..

        Que algunos o muchos “usaran mal” el don de poder decidir no impedía a Dios el darlo puesto que siempre está Su “gracia suficiente”  a todos para salvarnos..Aceptando la gracia usaremos bien de este regalo

        No, no existía necesidad de una cruenta Redención..Bastaba quizás la misma Encarnación o una palabra o un gesto de compromiso ante la pregunta de Caifás a Jesús -(“Eres Tú el Hijo de Dios”)- para redimirnos…

        Pero solamente el amor infinito y desbordado de Dios que,consideró que sólo el Amor dado  “hasta el extremo” podría movernos a convertirnos a El…y la Encarnación quizás no fuera suficiente.

        .Por eso, en el Huerto el Señor “esperó a los enemigos, y recibió al traidor, y afrontó a los soldados”…y después, porque quiso y porque amó, alargó Sus manos a las ataduras y Su cuello a los que le prendían, y Se entregó..a la malicia de Sus enemigos..

        No existe nada que Jesús no hiciera o hiciese libremente por  amor a nosotros. La Redención fue sacrificio de entrega libre para nuestra salvación..El mérito de Cristo fue y permanece infinito en Su Persona para siempre a favor nuestro

        Un abrazo

        Santiago Hernández

         

         

         

         

        • Antonio Llaguno

          Santiago,

          puedes estar seguro de que en cualquiera de mis diálogos siempre serás bienvenido aunque no siempre estemos de acuerdo. Pero éste es de Mariano, aunque estoy seguro de que no tendrá problema.

          Estoy bastante de acuerdo en lo que dices aunque me resulta muy incómodo el concepto de “Gracia”. Tengo que reconocer que nunca me ha resultado creíble, en especial por la manía que le tengo a Agustín de Hipona y el cariño cómplice que tengo por Pelagio, su archienemigo (Para mi es el gran hereje, y a mi el adjetivo “hereje” me parece un elogio, de la historia y el pretexto más utilizado por la Iglesia para “vendernos la moto”).

          No obstante no es ese el asunto del que trata el artículo de Mariano y quiero ser respetuoso con él.

          Estaría bien que alguno de los más doctos en la materia escribierais algo sobre la Gracia y el Libre Albedrío (Mezclado con el Pecado Original, que está en el origen de la discusión) y ahí si que me metería en el debate aún a riesgo de meter la pata a fondo. Es un asunto que me interesa y me parece capital.

          • Santiago

            Muchas gracias Antonio Ll. por tu interés y tu comentario. Desde aquí pido disculpas a Mariano por intervenir ex-abrupto en el diálogo que a el pertenecía aunque como tú, pienso en su benevolencia y que solamente me interesó lo que comunicabais en vuestro intercambio.

            Yo tampoco nunca he objetado a que escriban en mis comentarios aunque sea el mío y sea mi turno porque sólo es una opinión más. Pero comprendo lo que dices y te doy la razón. Pero también se que estamos entre amigos..

            Por otro lado a mi también me interesa el debate sobre la “gracia y la libertad”, tema importante y apasionante teológicamente hablando.
            Ahora carezco del tiempo necesario..A ver si lo abordamos en otra ocasión.
            Desde aquí mis respetos para Mariano y para ti

            Saludos cordiales

            Santiago Hernández

  • mariano alvarez

    Respondo a Isidoro García:

    A mí, el debate de la Inteligencia Artificial me da mucha pereza.

    El debate se plantea, en general, (esto de la I.A. solo es un caso particular), entre los antropocentristas, que no salen de mirarse el ombligo, y los universalistas, que miramos el Universo, y nosotros dentro de él.

    ¿Pero con qué otras cosas funcionamos nosotros, y el Universo entero, sino con algoritmos?.

    Un algoritmo es el destilado de la Inteligencia. Hasta tal punto, que podríamos considerar a “Dios” metafóricamente como el Supremo Algoritmo. ¿Y qué otra cosa son sino algoritmos, las leyes generales del Universo?.”

    Mi querido algoritmo Isidoro, siento un gran placer el poder dialogar por primera vez en mi vida con un algoritmo humano y no con un robot metálico que me produce dentera. Contigo sí me atrevo a compartir mis interioridades y es por ello que estoy sumamente interesado en conocer las tuyas. En ti, algoritmo humanizado, mes siento más próximo a mi. Por favor no escatimes en palabra humanas, palabras que superan a los signos algorítmicos de las matemáticas, a lo que te quiero preguntar y que a mí me ocasiona un gran desasosiego: Dime, ¿Qué sentido tiene para tí la muerte?. ¿Hay algo tras ella ?. ¿Nuestras vidas personales actuales se pierden en el tiempo o son recuperables?. ¿Qué es eso de la responsabilidad?. ¿En qué se diferencian los mitos de nuestro antecesores con los mitos nuestros actuales? y sobretodo :¿Cuál es tu esperanza en la vida, tu esperanza propia en la que tú personalmente participarás o te contentas con que sean otro los que la disfruten?.

    Perdona creo que me he pasado, toma el calificativo de algoritmo humano con el que me he dirigido a tí como metafórico, al igual que tu lo has hecho con “Dios”, pero me asombra tu certeza y tu confianza ciega en ese algoritmo universal producto de la inteligencia humana.

    No desprecio en absoluto todo lo que dices. No se si debajo de todo ello subyace algo indecible y sublime. Con esto último me quiero quedar, pero me quedo con la dudad, que como muy bien ha apuntado Antonio Llaguno está siempre implícita en toda pregunta, pregunta cosa inalgoritmizabe.

    Aunque a algunos tus comentarios les resulte improcedentes, te garantizo que a mi no. En el ser persona todo cuenta, pues toda palabra que sale de su boca responde de ella pero también los demás somos corresponsables. No somos individualidades estancas. Somos realidad relacional hasta el tuétano de nuestros huesos y hay coincido con tu universalismo, pero fuera de todo algoritmo  y mucho menos artificial.

    Gracias Isidoro.

     

  • Antonio Duato

    Hola!

    Estoy tentado de quedarme aquí toda la mañana, participando en este coloquio donde parecque todos os escucháis y luego respondéis con autenticidad, no con pose. ¡Este es mi ATRIO en el que me voy a esforzar en que no pereca sino que sea lugar de encuentro de personas que escuchan, admiran, se interrogan en lo profundo y después escriben desde el fondo con autenticidad!

    Pero tengo que hacer otras cosas estas mañana, precisamente para ATRIO. Y la principal, concretamente, editar y publicar unos mensajes que recibí ayer de Honorio Cadarso quien desde su residencia de asistidos escribe con letra casi ilegibles mensajes a los atrieros llenos de auténtica verdad.

  • Isidoro García

    A mí, el debate de la Inteligencia Artificial me da mucha pereza. Porque me recuerda la imagen ridícula, de aquellos antiguos que vieron de lejos y por primera vez, venir hacia ellos cuesta arriba un tren renqueante, (como eran al principio), y estaban en medio de la vía, diciendo: “No, si seguro que no llega hasta aquí, ese tren no tiene fuerza. ¡Ya no saben que inventar!”.

    Y por otra parte, los contrarios a la I.A. son contradictorios. Por una parte meten miedo, sobre los muchos peligros que va a tiene para la humanidad, y por otra parte, dicen que la I.A. no es inteligente. ¿De qué tenemos miedo, si la I.A. del próximo futuro, no va a ser inteligente?.

    De todas formas, el debate no se trata de una diferencia entre optimistas y catastrofistas pesimistas. Va más allá.

    El debate se plantea, en general, (esto de la I.A. solo es un caso particular), entre los antropocentristas, que no salen de mirarse el ombligo, y los universalistas, que miramos el Universo, y nosotros dentro de él.

    Todo es relativo, según la perspectiva con que la miremos. Pero como decía alguien, si quieres saber qué eres, ponte a mear al lado de las Cataratas del Niágara: mira un chorro, mira el otro, y llora.

    Primero la Tierra era el centro del único sistema solar que había en el Universo, luego ya pasamos a girar alrededor del Sol, pero las estrellas eran unos puntitos en el cielo.

    Luego ya tuvimos que admitir que el Sol era una estrella más en el Universo que era la Vía Láctea. Luego que la Vía Láctea era una más de los billones y billones de otras Galaxias. Ahora, ya pensamos que quizás el Universo nuestro, puede ser uno más entre millones de Universos más.

    Hasta hace poco, (hasta 1995), se pensaba que el sistema solar con planetas sólidos, era único y exclusivo de nuestro sistema solar. Ahora ya sabemos que en el Universo, habrá millones y millones de planetas, que pueden albergar vida y quizás vida inteligente.

    Hasta hace muy poco se pensaba, que el surgimiento de la vida, y su evolución inteligente, era algo tan aleatoriamente complicado, que seguro que éramos los únicos seres vivos del Universo. Hoy ya se han encontrado proteínas y moléculas precursoras de la vida, en asteroides llegados del espacio.

    ¿Hasta cuando vamos a seguir pensando que somos algo excepcional en el Universo?. ¿Cuántas tortas más en la cara, tendremos que recibir, para que se nos bajen los humos?.

    Y claro, si somos lo más de lo más, ¿cómo va a haber pronto una máquina, que llegue a pensar y a realizar TODAS las actividades mentales del humano, mejor y más eficientemente que él?.

    Es que las máquinas solo funcionan con algoritmos. ¿Pero con qué otras cosas funcionamos nosotros, y el Universo entero, sino con algoritmos?.

    Un algoritmo es el destilado de la Inteligencia. Hasta tal punto, que podríamos considerar a “Dios” metafóricamente como el Supremo Algoritmo. ¿Y qué otra cosa son sino algoritmos, las leyes generales del Universo?.

    Ya, pero si funcionamos con algoritmos, entonces no somos libres, y no disponemos del sagrado “libre albedrío”.

    “Somos libres” porque queremos unas cosas, y otras no. ¿pero por qué queremos unas cosas sí, y otras no?.

     

    En resumen, que lo de la I.A., (sin dejar de reconocer, que como toda novedad, tendrá grandes beneficios y algunos problemas colaterales que habrá que resolver), es una cura de humildad, para el ser humano.

    Cuando se inventó la carretilla, seguro que habría algún forzudo, que les recriminaba a los que la usaban de flojos, de debiluchos y de “maricomplejines”, por no llevar las cosas a peso, como los “hombres” de verdad.

    Pues yo, cada vez que voy a la compra, me doy cuenta, que el carrito de la compra es uno de los mayores inventos de la humanidad, y no me siento acomplejado en absoluto. Otros quizás sí.

    Somos débiles corporalmente, pero lo suficientemente listos, para intentar trabajar lo más cómodos posibles, usando el carrito.

  • mariano alvarez

    Respondo a M. Luisa:

    Contigo me pasa lo mismo que con Antonio Llaguno,  nuestra conversación se extendería también ad infinitum, el pensamiento metafísico no tiene límite y las palabras muchas veces entorpecen y emborronan lo que queremos decir con ellas. La metafísica demanda un lenguaje metafísico y todavía no lo hemos alcanzado, máxime cuando éste ya nos obliga a desprendernos de concepto de realidad, concepto clásico para que entremos en el ámbito de la metarrealidad, del metarrealismo.

    Donde no puedo coincidir contigo es en la afirmación de que ” lo primero no es la libertad sino la realidad”. si así fuese la libertad estaría condicionada a la realidad, y la libertad por principio no puede estar condicionada por nada, dejaría de ser el principio de toda realidad. Sería un contrasentido.

    Lo que si creo entender es en el sentido que tu lo dices, pues supongo que tu expresión se sitúa en el de la praxis humana, praxis que demanda un principio de realidad. Esto ya entra en ese diálogo que te he citado al principio y que también sería muy estimulante.

    Gracias nuevamente por tu aportación que también evidencia y confirma la tesis de mi artículo sobre la no I de la I.A

    • M. Luisa

      Hola Mariano, me dices que  “la metafísica demanda un lenguaje metafísico y todavía no lo hemos alcanzado, máxime cuando éste ya nos obliga a desprendernos de concepto de realidad, concepto clásico para que entremos en el ámbito de la metarrealidad, del metarrealismo”. 

       

      Ahí sí que veo nos distanciamos, Mariano. A lo que estamos obligados es a desprendernos de la idea de sustancia  y la de haber sometido la realidad a ella. Es la realidad, por tanto, la que nos está pidiendo-exigiendo,   una nueva perspectiva conceptual de ella. Conforme os leo estos días, que no me han dado para más, veo que todos tenéis una idea de realidad clásica, es decir, escindida de la mente, independiente del observador. Ahora bien, esta acepción típica de la filosofía y también, por cierto,  de la ciencia hasta  Einstein  no se corresponde con nuestra experiencia.

       

      Contrariamente, nuestra experiencia   de la realidad  la tenemos  precisamente por estar ya metidos en ella. No por estar ajenos a ella y luego ver por un esfuerzo teórico  de la razón, de la filosofía, de la ciencia  etc., llegamos a lo que es la realidad. Esta idea de realidad no está a la altura de los tiempos, ha vivido  de una idea de razón  que no es la humana y permítaseme aquí añadir que es precisamente la no superación de esta idea por lo que a la IA se le abre un espacio donde colarse.

       

      Volviendo a esta unidad metafísica entre realidad y mente  es la que forzará  a ese cambio de lenguaje que tú Mariano exiges. Lo costoso es verlo a la inversa    pues ¿cómo va a desprenderse el lenguaje de la función judicativa  con  que se le ha privilegiado, sobre todo   en Occidente, para definir la realidad?.

       

      Naturalmente, Mariano, visto así el problema   cabe  hablar de  metarrealidad, pero si nos atenemos a lo que en tantas ocasiones vengo expresando  que  el prefijo “meta”  no hace referencia a ningún ámbito que estuviera más allá, entonces ese  trans  se encuentra en  la naturaleza física misma, atravesándola.  Esa comprensión nueva de la partícula “trans”   rompe con el concepto clásico de realidad. El trans es lo real de las cosas ya dadas. Es lo que las hace respectivas antes de que el logos las relacione, situándonos en  disposición de percibirlas en su unicidad.  Entender esto es crucial para ver que se está en un error  cuando se dice que   nuestro lenguaje  no ha alcanzado todavía el ámbito de la metarrealidad   pues tal concepto no es indicador de nada… bueno esto es lo que ha dado de sí  mi tiempo esta mañana, ya seguiré en otro momento porque me queda mucho en el tintero…

       

  • mariano alvarez

    Respondo a A. Llaguno:

    Antonio, estoy seguro que si tu y yo nos sentáramos frente a frente para hablar sobre este tema o sobre cualquier otro, nuestro diálogo estaría plagado de preguntas y contrapreguntas. Estas serían el propio dinamismo de la discusión y además estaría acompañada por multitud de respuestas erróneas y si tuviésemos de espectadores a dos sujetos (robots) con la última versión de la I.A, se echarían las manos a la cabeza. Como bien dices en ellos no cabe la duda, porque la dudad siempre abre el espacio de la pregunta a la finalidad con la que se hace la pregunta y la finalidad está supeditada a la libertad con que toda persona fija el fin que persigue con la pregunta, fin que puede cambiar de un momento a otro. Por eso podemos afirmar que la persona siendo siempre la misma nunca es lo mismo. En el robot la I.A siempre es cuadriculada, eso sí con infinitas cuadrículas todas ellas cuadriculadas. Esto que tú has sacado de la “duda” ya es en sí un síntoma ineludible de lo que es la inteligencia, por lo que también es una herida de muerte para la I.A. La duda reafirma la pregunta al igual que subyace en el asombro que siempre nos enfrenta a un vacío racional y experimental. Aquí también habría que preguntarle a la I.A cual es su algoritmo de aprendizaje. El hombre aprende de los errores muchas veces pagándolo muy caro, con su propia vida. Esta la llamada I:A dispuesta a morir para aprender, porque la muerte es la principal causa de todas las preguntas……

    En tu comentario has utilizado palabras como: Razonar, analizar y conocer contraponiéndolas como modos distintos en la persona y la I.A. Esta forma de hablar que nos es muy común  a todos, es un antropomorfismo, pero lo utilizamos metafóricamente ya que ni la inteligencia ni estos conceptos en término correctos se pueden atribuir a la llamada I.A pues como cito al principio en mi reflexión si el sustantivo (la inteligencia) desaparece no le puede caber ninguno tipo de atributos.

    Muchas gracias por tus acertados comentarios, que seguro podíamos continuar para pasmo de los dos espectadores que te he citado.

     

     

  • Antonio Llaguno

    Asuntos personales (Alguno muy desagradable como el robo de mi ordenador y mis equipos informáticos. Ahora mismo escribo desde el fijo del trabajo y fuera de él, no me queda más que el teléfono móvil)  me han tenido alejado de ATRIO unos días, pero es un placer regresar leyendo este magnífico artículo que, en este caso, me ha resultado tan claro de entender que parece de filosofía básica.

    Nunca había leído una reflexión sobre la IA planteada en estos términos, y he leído unas cuantas pues es un tema que me interesa y mucho.

    El plantear como línea roja de lo que es inteligencia y no es inteligencia la “Pregunta” me parece una idea brillante (Yo añadiría la duda, que no es lo mismo. Al igual que una máquina no se pregunta por si misma nada, tampoco duda de nada por si misma)… que nunca tendría una “Inteligencia Artificial”.

    Y esto me lleva a plantar la reflexión un punto de marcha más allá. Si la IA no puede preguntarse (O no puede dudar) solo podrá establecer conclusiones. Nunca será creativa. Nunca podrá innovar.

    Podrá establecer mejores conclusiones que las que establezcamos nosotros, en especial cuando la velocidad de cálculo (Que no de pensamiento) sea determinante, pero nunca será creativa.

    Podrá mejorar nuestras creaciones, pero nunca crear.

    Y la capacidad de crear, es algo innato que nos distingue del resto de los seres conocidos. Y no solo nos distingue de ellos sino que es lo que determina que el Homo Sapiens Sapiens esté en condiciones (Perdónenme los ecologistas fanáticos por la aberración, en su concepto del mundo, que voy a decir) de mejorar, dominar e incluso destruir la creación, pero también de establecer los criterios morales que nos llevan a no hacerlo a pesar de disponer de la posibilidad de hacerlo.

    La moral, la ética, es algo que las máquinas no podrán crear por si mismas nunca; de ahí la famosa reflexión de Isaac Asimov con la conclusión del establecimiento de las 3 leyes de la robótica.

    Por otra parte, la IA podrá hacer aritmética de forma más eficaz que un ser humano, pero ¿Podrá sacar las conclusiones necesarias como para hacer esa aritmética aplicable al mundo?

    Cuando era profesor en la Escuela de Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid (Embajadores) asistí a un curso básico sobre Técnicas de Enseñanza donde se nos explicó que un alumno (En especial un alumno de disciplinas tecnológicas) pasar por 4 estados de adquisición del conocimiento, del más básico al más complejo: La retentiva o memoria, el análisis, la síntesis y la creación, es decir el acto en que a partir de los 3 primeros pasos se es capaz de establecer algo que no existía antes de esa reflexión.

    Cada nivel que se aumenta en ese camino es más difícil de ser transitado por la IA, sobre todo porque el ser humano no precisa de algoritmos para pensar. La IA no es nada sin sus algoritmos y si no es nada sin sus algoritmos difícilmente podrá pasar al campo de la síntesis que requiere poder discriminar entre lo que es fundamental y lo que es accesorio.

    ¿Cómo podemos crear un algoritmo sobre una premisa que no sabemos como será? Eso requeriría que la máquina creara sus propios algoritmos fruto de una reflexión creadora y eso está por ver que pueda ser hecho por una máquina.

    Pongo un ejemplo. Si estudiamos una de esas teorías físicas complejísimas con las que se nos bombardea últimamente (La Teoría de la Gravedad Cuántica, La de Cuerdas, etc…) nos damos de bruces con las  famosas singularidades. Ante una singularidad física, la matemática pasa a no tener respuesta y por lo tanto pasa a no tener nada que decir (El concepto de infinito propiamente dicho es difícilmente manejable cuando pasamos de la matemática a la física) y además, sabemos matemáticamente que no podemos conocer la completitud de la realidad (Teoremas de Gödel) luego la IA no puede reflexionar sobre algo que los seres humanos reflexionan todos los días.

    Es como las antiguas calculadoras (Que tiempos) en las que cuando se salía el cálculo de su rango aparecía la famosa “E” de error, que es mas bien una “E” de “Estoy limitada”.

    Y es que el razonamiento humano es difuso mientras que el razonamiento artificial es concreto (Aunque la enorme velocidad de cálculo aparente esa “inconcretitud”, pero no es más que una apariencia). Las matemáticas (Y por tanto las máquinas) pueden analizar las ecuaciones y resolverlas con enorme precisión, pero, a día de hoy, no pueden ni plantear las ecuaciones (La Pregunta) ni establecer las conclusiones (Creación), y sin ese punto de partida solo son una herramienta. Formidable, sí; pero herramienta.

    Por último dos apuntes más (Disculpadme el ladrillo pero llevaba más de una semana sin intervenir 😉 . me parece realmente optimista esa conclusión que sacan algunas personas de que algo que no es conocido será conocido algún día gracias a la ciencia. No tiene justificación ninguna. Es un debate muy interesante pero sin salida (EMMO) y después me encanta que Nacho nos plantee esa afirmación de Harari; es un lugar común que asegura mucha gente. Pero es una afirmación sin fundamento y es, además, una profecía tramposa puesto que el Sr. Harari no estará allí para averiguar si acertó o no.

    Reflexionemos en cuantas profecías famosas no se han cumplido y que hoy se ven como afirmaciones absurdas (¡¡¡Milenarismooooo!!!)

    Lo mismo soy yo quién se equivoca y la trans humanidad inteligente artificial acaba dominando el planeta. ¿Qui lo sa? pero estoy seguro de que yo no andaré caminando sobre él cuando ocurra… si es que ocurre

    • Nacho Dueñas

      Llaguno, la afirmación de Harari tiene muuucho fundamento, y en ese sentido otros sabios han abundado, tales como Hawking, Fromm, Pigem, Arregi, Boff.

      Y de modo más ambiguo y amplio, gente desde Heiddegger, Ortega, Silone, Joy, Bergoglio y otros más.

      Sugiero la lectura de Pigem: Pandemia y posverdad. La vida, la conciencia y la Cuarta Revolución Industrial.

      También en su momento se incomprendió a las primeras feministas y ecologistas. Hoy, mal y tarde, se les da la razón.

      Invito al pensamiento crítico al respecto: o transformamos este “fundamentalismo tecnocrático” en una eco-tecnología o, sencillamente, nos extinguimos.

      Un saludo.

      • Nacho,

        nada más lejos de mi intención que enmendar la plana a Harari; entre otras cosas porque ¿Quién soy yo para contradecir al “intelectual más influyente y leído del mundo”; recomendado por iconos como Obama o Macron?

        Lo que pasa es que más que su capacidad predictiva. El mismo afirma en una entrevista donde le preguntaron sobre el futuro de la UE, que no es un profeta, que solo es un historiador y que simplemente analiza hechos y los compara con el pasado, para así aprender para el futuro.

        Lo que me interesa de Harari es su capacidad para prevenir con la vista puesta en la Historia, las malas circunstancias del futuro.

        En ese sentido, en la entrevista en el Daily Telegraph donde afirmó lo que señalas es mucho más interesante que la cita la reflexión que le lleva a ella. Al menos en mi opinión.

        En ella no parece preocupado de que la IA vaya a sustituir al ser humano como persona (Que es de lo que va la interesante reflexión de Mariano) sino en qué tal y como pasó con la Revolución Industrial y previamente con otras revoluciones (Agraria, la aparición del bronce, paso del bronce  al hierro, Revolución Francesa, etc ..) los estados deben adelantarse a las consecuencias, primero fomentando la innovación y adaptación de sus estructuras al futuro que viene y en segundo, pero no menos importante, regulando e interviniendo el mercado para que no sea una revolución que acabe con el planeta y sea ética y responsable.

        Harari no advierte contra la “maldad de la IA, es demasiado listo como para ello, sino contra la maldad de quienes la generen o creen, porque ellos, que sí son personas y tienen intereses, van a tratar de que la IA sea una inteligencia servil a sus intereses.

        No nos previene contra Matrix, sino contra el Gran Hermano de Orwell, pero sin cara y cuerpo sino camuflado tras un ordenador.

        En ese sentido, estoy plenamente de acuerdo con él.

        Todo esto cobra aún más interés si nos damos cuenta de quién era el oponente de Harari en esa entrevista/debate: Ni más ni menos que Mark Zuckelberg, creador de Facebook y dueño de META.

        Blanco y en botella

        • Nacho Dueñas

          Aviso a navegantes:

          Corto y pego: “Los principales creadores de la IA alertan sobre el “peligro de extinción” que supone esta tecnología para la humanidad. Una carta abierta firmada por los líderes de OpenAI, Google DeepMind y Anthropic la compara con la pandemia o una guerra nuclear” (Fuente: https://twitter.com/el_pais/status/1663631951733874690)

          Quien lo quiere ver, lo ha advertido; quien no lo quiere ver, mira para otro lado o banaliza el asunto. Y a las pocas personas que venimos avisando de que esto no es un juguetito, y que nos puede extinguir, y que es comparable con otras amenazas para la humanidad, se nos ha tachado de ingenuos, temerosos, etc.

          Ahora que lo que venimos diciendo (el peligro de extinción por culpa de nuestra ceguera frente a la tecnología) lo reconocen sus propios creadores (“a confesión de parte, relevo de prueba”), ¿seguiremos jugando a los cacharritos o negando lo obvio?

          Señores, esto no es un juego, o despertamos y cogemos el toro por los cuernos, o sencillamente, adiós a la humanidad.

          Por algo, algunas, venimos avisando de la urgencia de una ecotecnología que supere este fundamentalismo tecnocrático.

  • M. Luisa

    Tómese mi entrada no para alterar el hilo de   la conversación, sino como reflexión mía, considerando lo que de ella voy   extrayendo.  No hay negatividad ninguna hablar de lo individual de la persona.  Que, por supuesto,  no es lo mismo que hablar de la persona como individuo. Al contrario, la individual constitución de la persona   está dada precisamente por su carácter mismo de realidad  y es en esta constitución donde la libertad se fundamenta.

     

    Primero no es la libertad, sino la realidad, lo cual significa que la libertad es un momento estructural de su constitución.  Sin esta consideración previa  de su unicidad  es cuando la persona   puede ser vista como individuo y, por tanto, desde esta perspectiva  sujeta  al arbitraje de sus cualidades cuando estas  le son   propias realmente. En esta apropiación, en este acto de apropiación,  es cuando la realidad personal cobra integridad, puede decidir por sí misma…

  • mariano alvarez

    Respondo a Santiago:

    Santiago, tu comentario también amplía y mejora lo que intento compartir. Tu último párrafo en el que dices: “Por otro lado la experiencia consciente no equivale a 100% actividad neurológica. Las neuronas son instrumentos de la conciencia que no reside en ellas aunque si podemos medir la consecuencia de su actividad por medio de ellas. La mente es una unidad de trabajo altamente coordinada que se encuentra en el YO personal el que es capaz de decidir por si mismo”. Me recuerda el símil del pianista y el piano en el que muchas veces desde un instrumento deficiente se pueden sacar las más bellas notas si el pianista es un virtuoso, pero no a la inversa.

    Así también como tú me acabas de arrancar esta expresión que espero te suene bien: La libertad es el espacio para el amor y el amor es la máxima expresión de la belleza.

    Gracias Santiago.

  • Santiago

    Muy interesante e informativo el presente artículo y muy valiosos los comentarios a el.

    Hay que considerar que somos nosotros los humanos, seres pensantes y racionales, los que lograron “armar” la IA y le proporcionaron los “medios” para poder “actuar”..

    Tenemos que pensar que también habrá un limite a lo que nos parece ilimitado en teoría y un control a lo que pueda mostrarse como incontrolable en el momento actual.

    Esta diferencia fundamental con la IA  no solo abarca la abstracción sino a la conceptualización y la conciencia de una realidad humana en la que amamos, sufrimos y podemos decidir.
    Esta conciencia surgió dentro de la evolución del sistema nervioso de los primates pero no necesariamente como consecuencia exclusiva de esta evolución.

    Y es precisamente la ausencia de actividad consciente de la IA la que nos  señala que la diferencia con nosotros los humanos es de naturaleza cualitativa. Como que es conciencia y libertad lo que nos define como personas muy diferentes características de la que posee la IA

    La IA carece pues de conciencia y libertad por lo que somos nosotros los que  podemos decidir ya que ella no puede especular conscientemente y este resultado no está determinado. Así las decisiones humanas no son mecánicas ni determinadas por un proceso científico sino que escapan las matemáticas.

    La IA pueden simular la conciencia que nosotros le ordenamos pero por supuesto no poseen la capacidad consciente “en sí misma”.

    Por otro lado la experiencia consciente no equivale a 100% actividad neurologica. Las neuronas son instrumentos de la conciencia que no reside en ellas aunque si podemos medir la consecuencia de su actividad por medio de ellas. La mente es una unidad de trabajo altamente coordinada que se encuentra en el YO personal el que es capaz de decidir por si mismo.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

     

  • mariano alvarez

    Respondo a Ana Piera Orts:

    Querida Ana agradezco y valoro enormemente tus cálidos comentarios. Sondeas muy bien las intimidades y por eso dices que: “Cuando Álvarez señala que “en el ser humano no hay percepción sin abstracción” me hace dudar, porque tengo la impresión de que sí existen percepciones que no necesariamente pasan al territorio de la abstracción. Pero esto, naturalmente, es una impresión que me surge de mi cerebro digestivo y eso no lo podría argumentar con un discurso elaborado y sí con expresiones de mi rostro y gestualidad.”

    Permíteme que intente mostrarte que no explicarte el por qué la percepción humana precisa de su capacidad abstractiva. Lo que llamamos realidad en el hombre siempre reside en su singularidad. En él hay una realidad en la medida que esa realidad es percibida por él, aunque la palabra más ajustad es la de “metabolizada”. El receptor de la realidad es quien modula el carácter de realidad a la realidad. En la persona hablar de abstracción no tiene nada que ver con el concepto racional del mismo. La singularidad de la persona no reside en un trasfondo racional y lógico, reside en su libertad que está por encima de sus razón causal y lógica algoritmizable. La libertad es precisamente su singularidad que está ligada a su voluntad y esa libertad se ejerce en el ámbito de la abstracción, precisamente porque ella (la libertad), es fundamento, es lo primero y lo último. Esto que te estoy diciendo, es lo que tu misma expresa al decir que que no lo puedes expresar con palabra y sí con expresiones corporales, gestuales. Por eso también cito en mi escrito que la abstracción en la persona es la pulsión inconsciente de su libertad. La realidad lo es en la medida que tiene una finalidad y ésta reside en la libre voluntad de la persona.

    La libertad es la singularidad del ser persona y  le viene como “don” y no de un dinamismo inmanente y evolutivo. Le viene de Quien es la libertad absoluta y simplemente por eso, no es algoritmizable ni razonable. La Libertad, ya en mayúscula, desbanca a toda razón. La libertad en la persona, que no es libertad absoluta sólo es libertad par recibirla o negarla, tiene un límite, el de su voluntad. ¡Cuantas cosa más podría añadir…. !. De momento lo dejo aquí, aunque te adelanto que gracias a tus sugerencias y a cosas que he percibido en tí, he acabado de redactar otra reflexión bajo el título de “Esperanza, nombre de mujer”, y espero pueda aparecer en Atrio en un futuro próximo, para clarificar en la medida de lo posible este tema de la realidad y la persona.

    Gracia Ana.

     

     

     

  • Ana PIERA ORTS

    Sin ser lo mío la precipitación, hoy al leer la aportación de Mariano Álvarez, en la que nos sitúa de nuevo en ese espacio en el que el ser humano manifiesta su asombro, me he visto lanzada a la precipitación. Necesitaba expresar la alegría de leerle, al comprobar cómo maneja epistémicamente distintos aspectos de la realidad; eso que él escribe como “espacios de realidad en la realidad”.
    Casi cada uno de sus párrafos me han sugerido alguna idea con la que enlazarlos. Y así, se me iba configurando un tejido lleno de añadidos con distintas telas y puntadas. Me ha funcionado como un disparador reflexivo. Pero era necesario dejar este tejido, para volver al texto de Álvarez. Él nos guía, a través de un recorrido cognitivo, desde la pregunta como primer acto intencional del ser humano para salir de su indigencia, hasta el territorio de la abstracción.
    En algunos casos, no siempre naturalmente, yo diría que la antropomorfización, a la que somos tan dados, tiene que ver más con el uso del lenguaje, que acaba siendo limitado frente a ciertas inmensidades ante las que el ser humano se percibe ínfimo, y tal vez también a un modo de facilitación para el entendimiento, al servirnos de algo conocido y muy próximo, a modo de ejemplo. Porque efectivamente la inteligencia es al ser vivo, como la madre es a los hijos o el agua es al líquido. Tal vez por eso escuchamos expresiones como madre naturaleza, sociedad líquida o inteligencia artificial. Con los nombres y adjetivos somos capaces de mucho y muy bello, aunque luego sea necesario aclarar lo que queríamos decir con cada sustantivo, cada adjetivo y cada expresión de sentido. Yo misma he utilizado aquí la imagen de una gran tela, para expresar cómo enlazaba mis ideas a partir de las que me sugería el texto.
    En esta ocasión el ejercicio de Mariano Álvarez, siempre en su bucle explicativo, me ha ido adentrando por el camino estimulativo de sus palabras, hasta hacerme pensar en lo que todavía no había caído en la cuenta.
    Solo anotaría un detalle relativo al ámbito del percibir. Cuando Álvarez señala que “en el ser humano no hay percepción sin abstracción” me hace dudar, porque tengo la impresión de que sí existen percepciones que no necesariamente pasan al territorio de la abstracción. Pero esto, naturalmente, es una impresión que me surge de mi cerebro digestivo y eso no lo podría argumentar con un discurso elaborado y sí con expresiones de mi rostro y gestualidad.
    Agradezco sinceramente el ejercicio que hace Álvarez para acercarnos, con su elaborado argumentario, al hecho de la imposibilidad de algoritmizar la libertad. Precisamente hace unos días departía con un joven ingeniero de telecomunicaciones y me insistía en que debía aceptar que, tarde o temprano, se dispondría de un algoritmo que podría empatizar con los seres humanos. Espero que les cueste lo suyo -le dije-, aunque ya soy consciente de que diseñan moda de alta costura, para vestir en los espacios de metaverso, con su realidad alternativa. Una realidad alternativa en que la se esperara que llegue a ser tan inmersiva que, incluso el lenguaje corporal forme parte de estas interacciones virtuales.
    Pero estoy segura de que el efecto de los abrazos virtuales, nunca superarán en calor, acogida y amor, a los que yo he recibido hasta hoy. Y, gracias a Álvarez, podré decir que la inteligencia artificial será otra cosa, pero no es artificial porque no es inteligencia.

  • Nacho Dueñas

    “En dos generaciones la Inteligencia artificial habrá superado a la inteligencia humana” (Harari).

    ¿Alguien se ha parado a pensar en las consecuencias de esto?

    Pues nada, barra libre y a seguir jugando con los cacharritos.

    “Lejos de nosotros, señor, la funesta manía de pensar” (Ministros de Fernando VII)

  • mariano alvarez

    Respondo a M. Luisa:

    Como siempre es un placer para mi responderte. Con tus comentarios despiertas mis neuronas lo que me resulta placentero  y estimulante, ya que me haces profundizar en lo que no digo pero sí pienso y al hacerlo yo mismo disfruto con los nuevos pensamiento porque el pensamiento es la antesala de la palabra y por tanto de toda pregunta y detrás del pensamiento también hay algo y detrás de ese algo también hay otro algo mas y así sucesivamente entramos en un razonamiento metafísico.

    La razón metafísica nunca toca fondo, porque su fondo es la verdad y la verdad es el sustrato de la realidad. Verdad y realidad están en una relación asintótica, es decir: Por mucho que queramos, nuestra razón siempre se acercará a la verdad de la realidad sin poder llegar a tocarla, es decir a poseerla, sea la que sea, física o no física (espiritual). Esta incapacidad de posesión es a lo que me refiero cuando digo que la persona es un ser indigente, que no posee en si su “sí”.

    Por mi experiencia profesional he tenido que navegar con mucha frecuencia por el ámbito de la metafísica y permíteme que comparta contigo tres ejemplos: El primero en las matemáticas con el concepto de límite que es el fundamento de todo el análisis matemático y que dio lugar al cálculo diferencia que es la técnica matemática que permite al físico y al ingeniero adentrarse en el mudo de la inframateria. El primero (el matemático), le abre la puerta a la razón en su dimensión abstracta, inmaterial de las ideas y a  los segundos (el físico y el ingeniero) les presenta sensitivamente la realidad pensada, pero ambas razones sujetas al concepto de límite, concepto que tiene como límite otro concepto llamado infinito y por último en el ámbito filosófico y antropológico solo cito la expresión de J Guitton: “todos tenemos el infinito en el hueco de nuestra mano” y al que yo añado que también en nuestra razón.

    Se que esto nos daría a ti y a mi sobre lo que mucho dialogar, lo que me satisfaría mucho.

    Agradezco tu comentario, disfruto con lo que me haces decir que al primero que se lo digo es a mí mismo.

     

     

    • M. Luisa

      Gracias Mariano por compartirme esta experiencia profesional tuya que  a pesar de mi poca simpatía  por las matemáticas, entiendo que en los tres ejemplos, la noción  de límite no cae  del lado de la razón, sino que se lo impondrá  según sea el campo de investigación que estudie. La idea de la razón limitada nos retrotrae a la idea  de la razón pura, en cambio, en su impureza la razón misma no puede más que ir profundizando y verificando hasta allí donde la realidad en su obertura le lleve…

  • M. Luisa

     Hola Mariano, gusto en leerte! Casi, casi coincido contigo en todo, así en lo tocante a la IA nada a objetar. Claro en el resto tampoco, lo explicas espléndidamente. Solo si me permites, ya que citas a Zubiri, he  terminado recientemente   un curso sobre el porvenir de su legado filosófico   conducido por un joven doctor en metafísica.  Probablemente,  sería él  quien no estuviera de acuerdo con eso de que la pregunta es lo primero del acto cognitivo humano y su coincidencia con el concepto de “formalidad de realidad”.    Por mi parte no tengo ningún problema, me gusta leerte y como te entiendo puedo prescindir de todo  rigor interpretativo. No obstante, déjame que me plantee esta misma cuestión ¿Lo  primero es la pregunta?   La pregunta  ha caído siempre  en el ámbito del ser por esto las religiones han tenido siempre a punto las respuestas. 

     

    Naturalmente que la pregunta ocupa un lugar importantísimo en la estructura del conocimiento, pero siempre en un segundo momento de esta. ¿Qué será esto que estoy sintiendo?  Aquí no hay todavía ningún acto intencional, hay, por supuesto asombro sí y obertura a la realidad en la que se está, lo cual quiere decir que el ser humano no está tampoco en la pura indigencia, está en medio  de cosas (cosmos) que siente como reales y en cuanto reales estará en condiciones  de construir un mundo plenamente humano.  Este sentir como reales las cosas  es donde  antes de cualquier definición  cobra  sentido físico el  tecnicismo conceptual de “formalidad de realidad”.  De modo experimental  queda el contenido de las cosas en nuestra sensibilidad, en primera persona, mostrándonos su fuero interno el “de suyo” ahí sí estoy de acuerdo contigo.

     

    Si no fuera porque cuesta tanto salir de este laberinto  en que ya en tiempos de Juan Luis Herrero  del Pozo   se decía en Atrio  estar metidos  en un callejón sin salida, te aseguro que no tendría tantos miramientos…

     

    Un placer!  

  • mariano alvarez

    Respondo a Ana Rodrigo:

    Por supuesto que lo has entendido y además te sugiero que no te cortes en opinar no ya sobre mis torpes escritos, sino sobre cualquier otro, ya que con ello modulas tu propia visión de la realidad al exponerte públicamente y la del que la escribe para que también aprenda a saber comunicarse. Este es un ejercicio de salud mental “muy saludable”, siempre que se haga desde la propia sinceridad.

    El que tiene miedo a decir tonterías se perjudica, pues al no decirlas se queda con ellas, y esto si que es perjudicial para su salud mental y existencial.

    La I.A es incapaz de algoritmizar cualquier creencia, porque sería una creencia enlatada, desligada de la propia realidad humana. Las creencias están ligadas a la vida en un poder creativo constantemente aunque nos parezca que son fijas, estáticas, tienen los segundos contados. La vida rompe con toda artificialidad y por eso la ciencia y la técnica siempre están intentado superarse. Intento vano para mi, ya que no apuntan al ser, apunta al estar y al tener conceptos muy distintos.

    Con tu comentario no solo no has dicho ninguna tontería has ampliado el espacio de comprensión del mismo. Te lo agradezco.

     

     

  • ana rodrigo

    A ver si he entendido algo de este magnífico artículo. La IA “ni siente ni padece” como se suele decir, la mueven los datos previamente preexistentes que los humanos han “sembrado” en el espacio y en el tiempo y que, cual puzle gigante le da infinitas posibilidades de crear con lo ya existente de aportación humana. Pero no hay un sujeto propiamente dicho y autónomo detrás de una manifestación aparentemente emocional. Si esto fuese así, según lo que yo he entendido (que no creo que sea suficiente), nada artificial puede sustituir a la realidad humana, siempre viva y siempre activa conscientemente en su esencia, como un ser vivo capacitado para pensar, sentir y actuar a voluntad del propio sujeto.

    De lo que yo concluyo que la IA a efectos técnicos está demostrando ser muy útil, pero a efectos propia y exclusivamente humanos sería como un cuerpo sin “alma”.

    Creo que, como todas as cosas, bien utilizado su potencial, pueda ser muy útil instrumentalmente, al mismo tiempo que, mal utilizada, puede crear muchos problemas dada su “ceguera” emocional.

    Por ejemplo, algo tan abstracto como las creencias, pueden automatizarse porque unos algoritmos así lo han dispuesto, pero la pregunta sobre la trascendencia, tan antigua como la humanidad, seguiría en el mismo punto de partida, por la sencilla razón de que la razón humana no ha encontrado la respuesta y la ha sustituido por la necesidad de que exista algo o alguien a quien nadie ha visto, los dioses y las diosas. Para eso ha convertido un concepto en un ser personal, Dios, cada cultura y cada época el suyo.

    Perdón, Mariano, si he dicho alguna tontería fuera de lugar, pues yo no estoy muy ducha en cuestiones filosóficas. He utilizado mis parámetros mentales acordes con mis limitaciones. Pero sí tengo claro, que sin emociones, nada es humano aunque sea creación humana como la IA.

    No suelo comentar tus escritos, Mariano, porque me veo muy limitada a la hora de hacerlo, ya que me voy “apañando” con mi sentido común y mi propia “filosofía” de vida.