Este es un artículo, fuera de la serie, que Salvador Santos nos regala. AD.
1. Un antiguo y repetido interrogante: ¿Existe o no existe Dios?
A lo largo de los siglos, un considerable número de personas se ha planteado interrogantes acerca de la existencia o inexistencia de Dios. La cuestión sigue hoy vigente… ¡y candente! Está a la orden del día. Las discusiones proliferan en cualquier lugar por más que resulten infructuosas. Y se hilan interminables con idéntico final. Siempre acaban sin que haya manera de llegar al más mínimo consenso.
Quienes defienden a machamartillo la existencia de Dios utilizan como argumentos a favor de esta idea: el orden universal, el equilibrio natural, los valores extraordinarios del pensamiento y la inteligencia del ser humano, sus ansias de infinitud, su religiosidad, espiritualidades, idearios, principios tradicionales y hasta los avances aún inexplicados de la física. Son frecuentes en esta posición todo tipo de cabriolas mentales, alejadas deliberadamente del espacio donde se ponen de manifiesto sus debilidades: el suelo. Y, llegado el caso, si se ven desfallecer los razonamientos, cabe ponerse a resguardo en el escondite algo elevado de la creencia, al que se denomina desacertadamente con la palabra ‘fe’.
Por su parte, aquellos que tienen metido entre ceja y ceja que Dios no existe atornillan su base argumental a un consistente pavimento. Y de ahí no se mueven. Desde tal plataforma, echan mano a datos científicos para conseguir tirar por tierra la concepción de un universo fruto de la acción o decisión de un ser divino. Y señalan a la evolución como la clave de interpretación de toda la realidad existente, incluyendo el pensamiento, la inteligencia y la creatividad humana. Las explicaciones no se despegan de suelo firme. Los razonamientos anclados en él quedan al abrigo de la valla alzada con solidez por las comprobaciones científicas. Y se amparan tras ese cerco. Los incondicionales de la hipotética inexistencia de Dios, al tratar ese asunto, suelen renunciar, por tanto, a transitar por otros territorios al margen del control de la ciencia.
La discusión entre unos y otros se demuestra inacabable. La actitud común habitual consiste en cerrarse en banda, mantenerse a toda costa en cada postura defendida y por nada del mundo dar el brazo a torcer. Eso ocurre hasta con aquellos que a lo largo de su vida han cambiado radicalmente de posición. Sostienen su nueva idea con la misma tenacidad con que antes respaldaron la opuesta.
Pero hay algo que une a todos los participantes en este cansino debate: se desenvuelven exclusivamente en el terreno de las teorías. ¡Y de ahí no salen! Es lástima, porque en ese campo, las ideas y argumentos de ambos posicionamientos sobre la cuestión de Dios se topan con un grueso muro que marca límites insalvables e impide avanzar y alcanzar cualquier resultado: Tanto la existencia como la no existencia de Dios resultan indemostrables.
¿Qué cabe pensar, entonces? ¿De qué manera superar el cauce de la discusión? ¿Hay alguna otra vía que permita rebasar el atranque y progresar en busca de conclusiones? ¿Por dónde tirar? ¿Qué método seguir?
Desconocemos si Jesús de Nazaret se planteó alguna vez cualquier interrogante respecto a la existencia o inexistencia de Dios. Sabemos, sin embargo, lo que hizo y cuáles fueron los resultados de lo que hizo. El conocimiento de esa praxis con sus antecedentes y circunstancias sí tiene posibilidad de ayudar a seguir una novedosa vía por donde encauzar la cuestión hacia posiciones abiertas al diálogo e incluso al consenso.
2. Uso del término ‘Padre’ referido a Dios
La abundante presencia en el NT del término griego πατήρ (‘padre’), por encima de 400 veces, resulta significativa. En especial, destaca el siguiendo dato: más de la mitad de esa cifra, unas 250, ese vocablo está referido a Dios. Los evangelios lo pusieron en boca de Jesús en casi ciento cincuenta ocasiones. Su reparto, sin embargo, es desigual. El texto más cercano a los hechos, el de Marcos (año 41, en mi criterio), lo recogió en solo 3 momentos muy determinados (Mc 11,25; 13,32 y 14, 36); Lucas amplió la cifra hasta 8; Mateo, a 35 y Juan alcanzó los 100. Tales diferencias en el uso del vocablo, junto al registro de su creciente utilización a medida que esos textos se distanciaban en el tiempo, indica la progresiva admisión del término ‘padre’ (πατήρ) para describir el avance y consolidación en las comunidades de adheridos al Proyecto de una EXPERIENCIA ÚNICA.
3. Un hijo sin padre, Jesús, descubre ser Hijo de un Padre exclusivo
Jesús de Nazaret, sin un padre reconocido, no tuvo desde sus primeros años ese particular y familiar modelo, el padre (ὁ πατήρ), al que imitar. Fue un hijo sin padre. Debido a ello, las leyes provenientes del Dios del AT le dejaban igualmente al margen de ser considerado hijo de Abraham. Fue infravalorado y rechazado, por tanto, como hijo legítimo del pueblo, y descartado también para pertenecer a la anhelada futura sociedad del Reinado de Dios.
Durante todo el tiempo de residencia en su aldea vivió rodeado de desprecio, una inclemente realidad que le abrió camino, sin embargo, a descubrir su auténtica filiación y su coherente tarea en la vida. Fue a partir de incorporarse al movimiento del Bautista, una vez mostrada su opción a favor de la justicia (su Bautismo), cuando descubrió que bastaba la condición humana para poseer la más alta dignidad y merecer ser acogido con un amor universal. De ese modo, ¡encontró el mejor modelo a quien parecerse! Se trataba de un hallazgo que marcó uno de los grandes, aunque también más desconocidos, momentos de la historia. Con su compromiso, había descubierto su verdadera filiación, la vinculada a quien le aceptaba incondicionalmente como hijo, queriéndolo con un amor sin límites: el Padre. Ese Padre sobrepasaba con creces a la figura paterna que durante toda su vida Jesús de Nazaret habría deseado tener. Marcos formuló así la percepción que tuvo Jesús de su hallazgo:
“…Hubo una voz del cielo:
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- Tú eres mi hijo, el amado, en ti he puesto mi favor” (Mc 1,11).
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Conviene no pasar por alto un detalle. El evangelista no utilizó, como se esperaría, el verbo ἀκούω (‘oir’, ‘escuchar’); escribió: ἐγένετο = “hubo” para subrayar el momento de dicha experiencia. El genitivo τῶν οὐρανῶν (“de los cielos”) no es indicativo de lugar, sino sustitutivo del nombre de Dios. El texto da cuenta del descubrimiento del Galileo al sentirse HIJO, querido por un padre único e inigualable.
4. El triunfo del ser humano: Ser Hijo de ese Padre
Ser hijo de ese Padre significaba alcanzar la plena realización. Un nivel que superaba con mucho lo declarado en el Génesis: la pasiva concepción de un ser hecho por Dios a su imagen. El descubrimiento de la condición de hijo había sido, en cambio, un logro obtenido gracias a una dinámica humana: la aceptación de la hermandad de otros hijos y una actividad coherente con esa doble condición filial y fraterna: el amor leal. Ese movimiento decidido representaba el ascenso al máximo nivel de la condición humana. Con la experiencia de verse elevado en lo más alto de esa escala, Jesús, un campesino, aldeano de Nazaret, el que fuera mirado por encima del hombro por sus convecinos y subestimado por haber nacido de padre desconocido, no tuvo reparo alguno en salir al escenario de la historia anunciando la llegada del Reinado de Dios. Su experiencia llegó a ser de tal calibre que se vio impulsado a proclamar la noticia más alentadora para quienes habían perdido ya toda esperanza de vivir con la dignidad correspondiente a ser humanos, la que Isaías había descrito siglos antes en forma poética, pero dando en el clavo:
“Mirad, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva:
de lo pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento” (Is 65,17).
La presencia de esa sociedad definitiva sorprendía por su deslumbrante novedad. Un colectivo de mujeres y hombres destacando por su incipiente e inaudita fraternidad quedaba a la vista de todos. Su efecto liberador fue comprobable por su eficacia y fecundidad. Aquella primera célula social hacía renacer las esperanzas de conquistar una plena autonomía, dando fin al lamentable estado de desolación padecido por la gran mayoría del pueblo.
Significaba:
- Hallar luz en una vida a oscuras,
- emprender con agilidad una nueva andadura,
- recuperar la dignidad de los excluidos,
- apertura de puertas y ventanas a los sumidos en el silencio,
- dar vida a quienes se les había arrebatado y
- lograr que los pobres dejaran de serlo:
Jesús prescindió de teorías para responder a las dudas del Bautista. Y se fue directamente a los hechos:
“Id a contarle a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
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- Ciegos ven y cojos andan, leprosos quedan limpios y sordos oyen, muertos resucitan y pobres reciben la Buena Noticia” (Mt 11, 5).
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Con tal actividad en correspondencia con el anuncio de la Buena Noticia, una gran parte del pueblo fue percibiendo en el Galileo todos los rasgos de un líder con categoría para ser aceptado como Mesías o Cristo, título que él nunca se atribuyó. El Mesías o Cristo (‘ungido’, ese es el significado de los término hebreo y griego), descrito por el AT y esperado por la gente, tenía un perfil que Jesús rechazó de plano. Él se autodenominó simplemente “UN HOMBRE”, ese es el sentido de la expresión de tinte semítico: “hijo de hombre”. Dicha manera de identificarse fue fruto de su experiencia: Ser humano significa ser hijo. El triunfo del ser humano consistía, según el Galileo, en ser Hijo del Padre. Tal categoría le concedía plena autoridad. Y actuó en consecuencia, conforme a dicho criterio.
5. La condición de hijos se descubre con la fraternidad
El grupo de seguidores coincidía, por el contrario, con las tradicionales ideas mesiánicas del AT. Hacían, pues, oídos sordos a la propuesta de aquél a quien tenían por Maestro. Ellos pretendían aprovechar la atracción que el Galileo generaba en la gente. Perseguían hacerse con la gran potencia que representaban las masas para derrotar al imperio dominante mediante una violenta rebelión nacional. De ese modo, conseguirían salir por fin de la esclavitud y convertir a la nación en un imperio hegemónico. El AT avalaba con sus promesas divinas dicha operación.
Pero a pesar de contar con todas esas bazas a su favor, Jesús se opuso con energía a tales planes y optó por ser consecuente con su experiencia, la de comprenderse un ser humano, hijo del mejor Padre. De manera que entendió el reinado de Dios, como la sociedad donde imperaba la libertad, pero no el poder. La seña identificativa habría de ser la fraternidad. El amor leal entre los integrantes de las comunidades y extendido al universo humano hacía parecerse a quien exclusivamente podía tener nivel y valía como prototipo a imitar, el único capaz de desplegar un amor de tal magnitud y garantizar la victoria final del ser humano: el Padre.
6. El Padre, la casa y la familia
El sentido del término ‘padre’ no queda limitado a la realidad de un ser, se explaya en una forzosa dirección hasta desembocar en otro u otros seres: sus ‘hijos’. Cada uno de esos dos vocablos, ‘padre’ e ‘hijos’, se entiende únicamente refiriéndose entre sí. Constituyen un conjunto. Representan una pluralidad. La vinculación entre las personas aludidas por ellos posee un carácter especial. Se produce normalmente a través de una corriente mutua de afecto, intimidad y comunicación.
El compuesto padre-hijos habla de familia. Llamar a Dios con el apelativo: Padre supone declarar que el Templo ha sido un amaño. El lugar del Padre está a distancia del Templo. Es la casa. El espacio sagrado ha demostrado estar vacío. Ha sido sustituido definitivamente por el profano. En esa dimensión, en la de la familia humana, hay que buscar al Padre. La búsqueda del Padre pasa por la práctica del amor leal y no por las teorías o las creencias. Él, el Padre, está al tanto de todos los escondites de la casa. Y capta en silencio hasta lo más recóndito de los hijos. Nadie conoce a sus hijos mejor que el Padre. Y nadie conoce mejor al Padre que sus hijos. Jesús adquirió esa experiencia y unas decenas de años más tarde iría siendo reconocida por las comunidades de adheridos a su Proyecto:
“Al Hijo lo conoce solo el Padre y al Padre lo conoce solo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11,27).
En la sección donde Mateo expone el Programa de Jesús (Mt 4,25 – 8,1) encontramos el término ‘Padre’ referido a Dios en diecisiete ocasiones. Todas ellas tienen en común que es el Galileo quien habla y el colectivo de adheridos a su Proyecto el destinatario de su explicación. Ellos son la familia de hermanos, los hijos con un mismo Padre al que reconocen por su parecido con Él. Y el amor leal que predomina en la comunidad demuestra su afinidad con el Amor sin fin que distingue al Padre. El designio del Padre no persigue la devoción, sino la fraternidad. La fraternidad es lo que el padre más excelente espera de sus hijos.
7. La fraternidad supera la muerte y da inicio a la vida
La fraternidad supuso en las primeras comunidades la constatación de que la muerte había sido ya superada por la vida:
“Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos” (I Jn 3,14).
La vida es el objetivo del Proyecto. El mensaje de Jesús transmitido por los evangelios no trata de doctrinas ni teorías. Muestran, con una pedagogía a su alcance, la praxis y experiencia de esa vida disfrutada por los primeros colectivos de adheridos al Programa de Jesús:
“Sí, os aseguro que quien escuche mi mensaje, y así da fe al que me envió, posee vida definitiva y no está sujeto a juicio: ya ha pasado de la muerte a la vida” (Jn 5,24).
Esa vida que disfrutaban fue conseguida por los integrantes de dichos colectivos a partir de su libertad y opción por el Proyecto. Nada que ver con la burda imitación de la vida propuesta por el sistema injusto. La realidad y calidad de esa existencia inigualable condujo a esas células de sociedad alternativa a comprender su procedencia. Solo podía tener su origen en alguien a quien, como dador de vida, le correspondía ser llamado: el Padre. Fue el nombre idóneo, el más apropiado en aquella cultura. Las repetidas menciones del Padre no fueron fruto de una creencia, sino resultado de una experiencia, la de LA FRATERNIDAD.
8. Al Padre, dador de vida, se llega a través de la experiencia
La fraternidad destacó en las primeras comunidades como la más sobresaliente de sus características. Los integrantes de dichos colectivos no se consideraron hijos por deducción, a partir de creer en Dios como Padre. El camino se recorrió a la inversa. Desde la experiencia de la fraternidad se pudo reconocer al Padre. El reconocimiento se produjo al comprobar que ellos actuaban asemejándose a quién únicamente podía ser su modelo.
La creencia y la experiencia, como la teoría y la praxis, se sitúan en diferentes planos. La creencia se soporta sobre teorías, idearios, dogmas…; la experiencia está basada y se nutre en la praxis. La creencia no sustenta la realidad, fue la experiencia de la realidad la que capacitó a aquellas primeras comunidades para extraer sus conclusiones y hablar sobre ellas.
La fraternidad como realidad social no surgió entonces como consecuencia de creer en Dios. Se consolidó a partir de haber optado por el Proyecto. La práctica del amor leal permite alcanzar la máxima condición humana, la de personas libres e iguales, cuya vida ha superado una muerte generada por la esclavitud a que somete el orden injusto. Quienes experimentaron esa vida estuvieron convencidos de que solo podía provenir de un Padre exclusivo, el de extrema generosidad y ternura, con el que todo se convierte en ganancia.
La plenitud humana conseguida mediante la fraternidad deshacía en pedazos la equivocada creencia en un dios esquizofrénico: amoroso y revanchista a la vez. Demostraba al mismo tiempo cómo satisfacer la profunda y universal aspiración de una calidad de vida capaz de derrotar a la muerte. Jesús había extendido sin medida los límites del horizonte humano. Lo hizo exponiendo a consideración, con la realidad social de su Proyecto, la experiencia del amor y la lealtad. Y el amor leal manifestó a todas luces la dimensión y categoría de esa vida, inmenso regalo de aquél a quien el Galileo llamó: el Padre.
9. La indispensable experiencia de la fraternidad
Entretanto los patriarcas del sistema injusto van ocasionando estragos allá por donde pasan, las discusiones sobre la existencia o no existencia de Dios dan de lado al avance de ese destrozo y entretienen al personal con un debate lisiado e improductivo.
La sociedad enferma, escuela de arrogancia y desencuentros, fomenta el alejamiento, la división y la indiferencia. Su dolencia va de mal en peor y, a decir de los científicos, ha llevado al planeta a un estado lamentablemente crítico. Los científicos, carentes de medios para arreglar tamaño desatino, sí orientan a la solución y la reclaman con extrema urgencia. La tarea corresponde a los humanos, a quienes apuestan por la humanidad. Y el tratamiento exige unión y unidad. Para ello, disponemos de una eficaz herramienta: el diálogo. El diálogo aproxima, une y apasiona. Resulta imprescindible como terapia contra la grave infección social. Pero se necesita un diálogo cuyo recorrido traspase el terreno de las ideas y desemboque en andadura y soluciones prácticas consensuadas.
La fraternidad es punto de encuentro donde el amor leal hace impensable el enfrentamiento y dispone toda la cancha a la experiencia de una vida que, al correr de los años, ha parecido siempre inviable. El Galileo percibió la fraternidad como solución definitiva a iniciar desde las bajuras. Lo vio con tal claridad que se jugó el tipo poniéndola sobre el tablero con un pequeño grupo inicial de mujeres y hombres. Hoy resulta prioritario e indispensable que los colectivos de adheridos a su Proyecto muestren ser la sociedad alternativa, la que revela nuestra condición de HIJOS con idéntico origen y destino.
Amigo Oscar: Gracias por tu atención, y tus sugerencias, que valoro. Casi siempre haces pensar, aunque a veces sea para matizar ciertas afirmaciones, que a mí me parece que generalizan (o afirman) demasiado. (Esta respuesta quiere ser un amable coloquio contigo, no un duelo.) Respondo, pues: –Si doy la impresión de “maestro” es un error mío, que asumo y trataré de corregir, porque estoy convencido de que no soy capaz de serlo. Me contento con ser un alumno que quiere aprender y madurar; pero un alumno que intenta discernir, con libertad interior, sin dependencias sociales o emocionales… Por eso estoy -mejor, quiero estar- siempre dispuesto a revisar, porque mis “verdades” -y en general las “verdades” humanas- son provisionales y relativas… Y en esto coincido con la nota de Antonio Llaguno: Todos, todos tenemos que revisarnos…
–La contraposición que haces entre el s. I y el XXI se puede extender a los s, V-IV (a.C.) (con Leucipo y Demócrito por una parte y Sócrates-Platón-Aristóteles, sin excluir a Confucio, por otra) y a los siglos XVIII y XIX de nuestra era. Nuestras “verdades” siguen un proceso madurativo que, para entenderlo, hay que situarlo dentro del paradigma evolutivo. Si prescindimos de él, resulta más difícil entender y explicar el presente…, que sigue siendo -en sus ideas y valores- provisional, de valor relativo, pues será superado -y esperemos que mejorado-. (Al escribir esto, no hablo, no quiero hablar como un maestro, sino como un alumno que algo sí ha aprendido…, pienso.)
–En este paradigma evolutivo, lo eterno y lo histórico se pueden articular y hasta abrazar, como sugieres. Como tú sabes mejor que yo, tal vez Ortega nos enseñe algo en este tema
–¿Dios como signo de interrogación del s. XXI? Con una visión más completa y comprehensiva de nuestro tiempo (siglos XX-XXI) necesitamos escuchar a Max Planck, Einstein, Sröedinger, Dirac, Rubia, Collins etc., para quienes Dios -o lo Absoluto- es más que un interrogante… Por eso, no podemos generalizar… El Misterio es más que simple poesía… (Aunque la poesía a veces profundice más que la misma filosofía y que la historia.) (Amigo Oscar: Insisto en que este comentario no es más que un amable coloquio que quiero compartir en primer lugar contigo… Hablando y discrepando tal vez nos iluminemos algo el camino. Un cordial abrazo.)
Gracias Juan!
Abrazo!
Juan
Recuerdo hace años que en la clausura de un curso de catequistas (Importante porque fueron 2 años enteros de asistencia, 2 tardes por semana) que estaba un enviado del Sr. Arzobispo de Madrid en la ceremonia (Reconozco que estaba yo más interesado en la tortilla de patatas y la empanada que venía detrás del discurso del Sr. Vicario de Rouco Varela) que uno de los compañeros más brillantes de aquella “promoción” le agradeció, en el turno de ruegos y preguntas, uno de los profesores, diciéndole: “Gracias, Andrés, porque nos has permitido ver la evolución del pensamiento de la Iglesia en los últimos 2000 años”
El enviado del Sr. Arzobispo, se movió como un resorte y nos espetó: “El pensamiento de la Iglesia es inmutable. Ni ha cambiado en 2000 años ni puede cambiar”
A lo que este alumno aventajado le contestó: “Ya, pero no ha dejado de hacerlo a lo largo de su historia”
El Sr. Vicario, insistió en su teoría y los demás nos fuimos a dar cuenta de la empanada de rigor y la tortilla. Ellos dos siguieron “dialogando”.
Cuando vi a mi compañero ya libre de las asechanzas del Vicario de Rouco, me acerqué y le pregunté: “¿Qué te ha dicho?”
Su respuesta fue demoledora. Le había dicho: “No quieras entender lo que no está a tu alcance. Simplemente obedece y sé un buen cristiano”
Mi compañero me respondió: “En fin, yo prefiero ser un mal cristiano y tratar de entender”
Luego trato de hacerse cura pero el seminario no era para él, le gustan demasiado las señoras y ahora es cartero en Valladolid.
Y así nos va
Gracias, Antonio, por tu atención. Comparto esa historia -muy ilustradora y reiterada- que cuentas. Yo también prefiero entender y saber valorar bien los cambios inevitables, muy humanos -algunos muy poco evangélicos-, a fin de poder ser mejor cristiano. Jesús demostró ser más flexible, mucho más flexible, que ese señor delegado que citas. El problema es que desde hace siglos en la Iglesia hay muchos delegados -y “jefes”, no servidores- que escuchan solo a los que les parece que la obediencia (y la sumisión ciega) es más importante que la libertad del amor, del amor auténtico, que no admite “sábados”. Sábados que deforman y ciegan… y guían mal. Pero eso no lo admiten (¿acaso muchos ni lo perciben?). Su mundo religioso estructural, y en parte también doctrinal, es inmutable. De ahí que de hecho sacralicen tanto o más las decisiones y las doctrinas humanas eclesiásticas que el mismo Evangelio.
Nuestro guía debe ser el Jesús del Evangelio más, mucho más que las palabras de los hombres constituidos en jerarquía sagrada, que escuchan poco, por muy bien intencionados que sean… Los hombres fallan-fallamos inevitablemente, y no siempre entienden-entendemos bien. Esto no debe sorprendernos. Los apóstoles -ni siquiera Pedro- no entendían bien desde un principio el Mensaje del Reino. Ni después de las apariciones de Jesús tras su muerte. En Hechos se advierte bien. Muchos seguidores -“servidores” jerarcas- después, quizá necesitados de seguridad más que de esa fe que mueve montañas (de obstáculos), trataron de identitificar (o al menos revestir) el amor con la “virtud” infalible -pues “nunca se equivoca”- de la obediencia… El poder es así: quiere súbditos, no libres que piensen y pongan el amor evangélico sobre las normas humanas “consagradas”… Poco conscientes (al parecer) de que es el amor el que debe unirnos, no la obediencia. En suma, el poder y su “tradición” quiere “sábados” inmutables… En la Iglesia se han creado muchos “sábados”, que deben revisarse. Jesús nos dio ejemplo, aunque por ello los jefes le acusaron de transgredir la Ley, y de blasfemo… (o de hereje.) De nuevo, gracias, Antonio.
Es que, Salvador, es que… Ufbfffff.
Me siento tan impotente. Parece que soy una anticlerical de los años treinta, y nada más lejos de la realidad. Creo que el clero es la víctima primera y necesaria para perpetuar el Poder religioso. Lo que me saca de quicio es cualquier tipo de Poder. No lo resisto. Intento que no se ejerza poder alguno sobre mi cabeza, aunque sobre mi vida sea inevitable, como sobre la de todos.
Está claro , para mí, que la institución de la iglesia católica y, supongo que todas, es una institución de Poder. Guste o no. Y, necesita una red.
Hoy ha salido en la prensa de Murcia, que el Papa ha recibido con todos los honores al presidente o como se llame, al dueño, diría, de la UCAM. Solamente hay que preguntar en la ciudad acerca de este señor. Murcia es muy pequeñica . Esta universidad católica crece como la espuma. Y aquí me quedo.
No, contra la iglesia no se puede. Es inútil. Quizás Jesús de Nazaret o de Galilea tenía razón. Cada uno desde su lugar hacer lo que su sentido de la justicia le dicte. Pero claro, primero hay que llegar a esa idea de justicia que estoy segura que todos llevamos dentro. Y precisamente por esto, lo que intentaba trasmitir es universal y eterno. Pero no nos dejan llegar. Te meten por enmedio al mismísimo Dios y sus normas. Y saben lo que quiere, saben cómo tenemos que comportarnos, de quién nos tenemos que enamorar, cómo tenemos que organizar nuestra vida y también nuestra muerte, saben…y a los primeros que convencen es a sus sacerdotes. Puedo entonces decir que son colaboradores necesarios? Necesarios por supuesto. Colaboradores? Me parece injusto. No. No soy anticlerical. Soy visceralmente contraria a todo tipo de poder. Por eso muchas veces me identifico más con Juan el que bautizaba.
Y Dios? Dios nada tiene que ver es esto. Pero lo dices y es que te tachan de atea radical y si hace falta de demonia. Uuuuuufffffff.
En fin. Esto es lo que hay. Como dicen ahora los jóvenes.
Gracias.
‘Dios es Padre’ (Siglo I) VERSUS ‘Dios es un Signo de interrogación’ (Siglo XXI)
¿Cuál es la VERDAD de tales pensamientos?
1- Hemos de representamos las variaciones del pensar
– no como un cambio en la verdad de ayer, que la convierta en error para hoy,
– sino como un cambio de orientación en el hombre que le lleva a ver ante sí otras verdades distintas de las de ayer.
2- No las verdades, sino el hombre es el que cambia
– y porque cambia va corriendo la serie de aquéllas,
– va seleccionando de ese orbe trasmundano las que le son afines
– y cegándose para todas las demás.
3- Este el -a priori fundamental de la historia.
– No es fácil de definir el hombre;
– el margen de sus diferencias es enorme;
– cuanto más grande sea y menos estrecha la noción del hombre con que el historiador inicie su trabajo, más profunda y precisa será su obra.
4- Hombre es Kant y hombre es el pigmeo de Nueva Guinea.
Sin embargo, un ingrediente mínimo de comunidad tendrá que existir entre los puntos extremos de la variación humana.
– Los antiguos y medievales tenían su definición mínima del hombre,
(en rigor y para nuestra vergüenza, no superada): es el animal racional.
– Coincidimos con ella, la pena es que para nosotros se ha hecho no poco problemático saber claramente qué es ser animal y qué ser racional.
– Por eso preferimos decir, para los efectos de la historia, que
– hombre es todo ser viviente que piensa con sentido
– y que por eso podemos nosotros entenderlo.
– El supuesto mínimo de la historia es que el sujeto de quien habla pueda ser entendido.
5- Ahora bien, no se puede entender sino lo que posee alguna dimensión de verdad.
– Un error absoluto no nos lo parecería porque ni siquiera lo entenderíamos.
– El supuesto profundo de la historia es todo lo contrario de un radical relativismo.
– Cuando va a estudiar al hombre primitivo supone que su cultura tenía sentido y verdad
– y si la tenía la sigue teniendo.
– ¿Cuál, si a primera vista nos parece tan absurdo cuanto aquellas criaturas hacen y piensan?
– La historia es precisamente la segunda vista que logra encontrar la razón de la aparente sinrazón.
6- Según esto, la historia no cumple con su misión constitutiva,
– si no llega a entender el hombre de una época,
– sea ésta la que sea, incluso la más primitiva.
– Pero no puede entenderlo si el hombre mismo de esa época no lleva una vida con sentido,
– por tanto, si lo que piensa y luce no tiene una estructura racional.
– De este modo queda comprometida la historia a justificar todos los tiempos
– a dar un sentido plenario a cada posición relativa del hombre
– y así descubrirnos la verdad eterna que cada tiempo ha vivido,
– supera radicalmente cuanto en el relativismo hay de incompatible
– con la fe en un destino trasrelativo y como eterno en el hombre.
7- La curiosidad por lo eterno e invariable que es la filosofía y
– la curiosidad por lo voluble y cambiante que es la historia,
– por vez primera, se podrán articular y abrazar.
…………………..
En el libro “Conversaciones con Dios” de Neale Donald Walsch, en una supuesta conversación con Dios el autor pregunta: ¿A quién, cómo y cuando habla Dios? Y Dios responde: Yo hablo a todos los seres humanos siempre, ayer y hoy…La cuestión no es a quien hablo o cómo hablo, la cuestión es quien me escucha y como me escucha… al comunicarme con los seres humanos, no uso las palabras de uno u otro idioma; utilizo el sentimiento de cada ser humano, utilizo su pensamiento, su experiencia, sus ideas. Rara vez utilizo las palabras; porque las palabras no son tan fiables en la comunicación; se presta a equívocos y malas interpretaciones.
Mucha tinta y verbo ya ha corrido debajo del puente de la existencia o no existencia de Dios: Teólogos, filósofos y científicos se han enfrentado todo el tiempo en furibundas batallas de debates; unos queriendo demostrar la existencia de Dios, otros queriendo demostrar las no existencia de Dios.
Amigos, como cristiano de a pie de calle, yo no quiero demostrar que si existe o no existe Dios; yo quiero vivir a Dios, porque presiento a Dios, intuyo a Dios, experimento su Divinidad. Quiero vivirlo día a día lo que Cristo nos habla de su ABBA
Yo creo que hay lógica es entendible en lo que dice Dios o Donald Walsch: Dios habla a nuestro sentimiento, a nuestro pensamiento, a nuestra experiencia, a nuestras ideas. A todos los seres humanos: seamos asiático, europeos o americanos…la cuestión es quienes escuchamos y cómo escuchamos esa comunicación de Dios.
Es que nunca he entendido eso de la fe. Lo he preguntado aquí mil veces. Qué es la fe? Creer en Dios? En qué Dios? En el que me dicen que tengo que creer? Y si mi cabeza no me deja? Me invento uno para decir creo en Dios? Y si alguien me pregunta, en qué Dios? Qué le contesto? En el mío? Y si me sigue preguntando, cómo es, qué es? Dime algo, a lo mejor me gusta. Qué le contesto?
Es un poco absurdo todo. Dios podrá ser o no ser, pero nunca lo vamos a saber. Y ante eso he decidido si me preguntan, encogerme de hombros y decir, no sé. Cuidado, no sería una postura agnóstica, sería una postura honesta. No es lo mismo. A lo mejor no me explico bien.
Lo que tengo, creo, creo, creo, que tengo cada día más claro es que el intríngulis del tema está en echar una mano al de al lado. Bueno, y esas cosas que dice Salvador Santos que quiso meter en la cabeza Jesús a los que le escuchaban y lo seguían y tal. Eso sí se puede decir. Pero claro, primero hay que saber interpretar los pasajes fundamentales de los evangelios. Por eso creo que estos textos de Salvador son una joya.
Claro, habrá montones de cristianos que no estén en esta línea. Y que sigan pensando de otra manera. Pues estupendo.
Estos años en Atrio me han servido para hacerme otra pregunta diferente a la que siempre me he hecho. Soy cristiana? Ahora he cambiado la pregunta. En qué Dios creo? Y he dado con la respuesta. No sé. Tampoco me importa demasiado.
Espero que todos ustedes encuentren SU respuesta.
Hola Carmen
Respecto a tus preguntas sobre la fe, se publicaron en ATRIO hace unos diez años tres artículos titulados: Cinco fotografías de la fe. Dicho título adelantaba que la fe no solo se ve, sino que se puede fotografiar. Y se analizan cinco relatos donde Jesús habla de la fe.
Las religiones han convenido en afirmar que la fe es aceptación de lo indemostrable. La lleva así a lo más oculto de la individualidad, allí donde ellas alimentan su poder porque multitudes de incautos aceptan temerosos los idearios religiosos. Para Jesús, sin embargo, la fe es adhesión a su Proyecto. Es, pues, andadura conjunta con otros. De manera que lo contrario a la fe no es la incredulidad. El miedo que paraliza es lo opuesto a la fe.
Convendrá preguntarse: ¿Por qué Jesús solía comer con descreídos, mientras los religiosos se quedaban a la puerta criticándolo?
Un beso
Respecto al tema teísmo-ateísmo, vuelvo a una reflexión, muy resumida, aunque por resumir demasiado deje cabos sueltos… Siempre en mi opinión, en este tema intervienen factores humanos que es preciso tener en cuenta y analizar, a fin de discernir mejor:
1. La historia en general, y la propia de cada uno-una, que sigue un proceso evolutivo-madurativo… En ese proceso inicialmente (y aún hoy) nos vemos dentro de un misterio, que nos rebasa, pese a que la ciencia despeja incógnitas… Por eso nos hacemos preguntas, formulamos hipótesis, dudamos, cuestionamos etc. de modo que den sentido profundo -no frívolo- a la vida. Somos seres en busca de sentido…
2. Para ello, utilizamos la razón, la escucha, el intercambio de visiones, de interpretaciones y creencias. Y así, “armados” en estas condiciones, dudamos, negamos, afirmamos o seguimos preguntando y buscando…, muchos conscientes de los propios límites para entender… (Otros parece que no dudan, solo afirman o niegan, siguiendo su razón -acaso sobrevalorada-, pese a que tanto se equivoca…)
3. Pero en la búsqueda de sentido -y en la fe- no solo interviene la razón que busca; también intervienen algunos “rasgos de personalidad”: La sobre-valoración personal del yo, la sobrevaloración de la razón por necesidades de ese yo que no admite la inseguridad, las emociones, la rigidez, el fanatismo (a favor o en contra), las racionalizaciones para justificar las limitaciones de ese ego (o superego y su afán de poder…) etc., de modo que se formulan cuasi dogmas apriorísticos indemostrables, que más bien llevan a creer en la NADA, SIN DUDA ALGUNA, poco conscientes, según parece, de que sus fundamentos racionales están insuficientemente fundados. Poco conscientes de que en caso de duda, lo más razonable es la postura agnóstica, que deja siempre una puerta abierta…
4. Otro factor humano es la experiencia científica, muchas veces mal utilizada (por unos y otros), que da pistas… en un sentido u otro. Unos admiten el azar, pero otros lo ven imposible, por ejemplo respecto a la vida, el ADN… Tanto que el antiguo adaliz del ateísmo, el filósofo de la ciencia, A. Flew, una vez analizado el ADN, afirmó que al azar -ni con tiempo infinito-, se puede construir “ni un solo soneto de Shakespeare”. El estudio del ADN, como a Collins, los hizo creyentes en un Absoluto. Si queremos utilizar la ciencia para “controlar” lo Absoluto (aunque sea como hipótesis) vamos por mal camino, errados. Esa no es conducta inteligente. Lo Absoluto, si existe, tiene que ser Trascendente, y las antenas humanas de la razón no lo pueden alcanzar. Como mucho solo vislumbrar. Solamente si ese Absoluto -que también es Inmanente- viene a nosotros, podemos advertirlo, pero en el “intimior”… y en condiciones de sana e inteligente humildad… Por eso los que son como niños ven mejor… En suma, permítanme que lo reitere: La afirmación de la existencia de Dios no es ni puede ser la conclusión de un brillante silogismo ni de una investigación experimental, por muy brillante que sea. Dios no es una variable experimental. La razón y la investigación, como mucho, solo dan pistas… Es la vivencia de lo Absoluto la que convence de veras, porque es más clara que la luz del mediodía… En este caso, la duda es imposible.
5. Ojo, pues, a no infravalorar a Dios y ponerlo al servicio de la razón -sobrevalorada-, como si Dios o lo Absoluto fuera -reitero- una variable experimental… Ojo a las suficiencias humanas, que se creen capaces de demostrar o de negar lo Absoluto. Ojo a científicos, como Dawkins, que afirman que ser científico y creyente son incompatibles. (Aquí parece que está muy presente el factor humano y sus suficiencias… y los fanatismos, que también caben en un científico, en el ser humano que es.) No lo olvidemos: Dios es trascendente, es “totaliter aliter”, no reducible a esquemas humanos. Por eso lo hemos -también los creyentes- deformado tanto. Quien mejor lo ha definido a nivel práctico, no teórico, fue Jesús de Nazaret, al describirlo como Padre-Madre, como el Padre del hijo pródigo. (Solo como una nota final: En la vida podemos hablar, afirmar o negar de todo…, pero si afirmamos o negamos o cuestionamos, que sea con fundamento serio y bien fundado… Afirmar que la existencia histórica de Jesús -del Jesús hombre que pasó por la tierra-, es una cuestión discutida es muy poco, nada razonable…, sin fundamento histórico. A veces las emociones o intereses -el factor humano- son muy atrevidos…)
Poco conscientes de que en caso de duda, lo más razonable es……dice Juan Antonio y a mi me ha recordado a don Fausto Ángulo Díaz, burgalés, cantor por oposición decla. Apílala de SM el rey don Alfonso XIII, capellán del Carmelo de Ponzano, a la espalda decla casa donde se instaló mis padres cuando se vinieron de La Unión a Madrid, que cuando ensayaba con los monaguillos lo oficios de aquellos oficios de tinieblas, nos explicaba con su hermosa voz de bajo que “en caso de duda: gfenuflexión y no pisar al compañero”. Sabio consejo que practicado con moderación sirve de mucho en el camino de la vida y en la búsqueda del rostro De Dios y su luz.Cordial saludo
Hola Juan!
Gracias por el esfuerzo que haces
para que salgamos de nuestro corruptible ‘Yo’;
pero, con tanto ‘¡ojo!, ¡ojo!, ¡ojo!’
tirado ‘al voleo’
¿nos estás tomando por estúpidos?
Por favor, Oscar, no vayas tan lejos ni te sientas ofendido. No te considero un “estúpido” sino una persona inteligente, aunque a veces puedas equivocarte y acaso pasarte, como yo, como casi todos… En ese “ojo” de alerta me incluyo… Tengo para mí que nuestras “verdades” son apreciaciones subjetivas con un valor relativo, en general. Apreciaciones relativas que siempre pueden revisarse. Puedo discrepar de opiniones, pero no de las personas, para mí siempre muy respetables. Un abrazo
Tal vez tengas razón, Juan, pero …
¿sería mucho pedirte que dejes de hacer “el Maestro Ciruela”?
Me parece una gran propuesta… para todos, Sr. Varela, para todos
Al ‘RESPONDER’ de salvador santos 29 octubre 2022, 9:01 am
Ok, Salvador!
Ad 1 (“ese es uno de los trabajos de la exégesis”)
“Eso es lo que estoy haciendo desde hace muchos años”
Andando ‘a la apurada’, tal vez confundas ‘Praxis’ con ‘Acción’ más que con ‘Quehacer’.
‘Pensar’, ‘Conocer’, ‘Theorizar’ son eminentes ‘QUEHACERES’.
‘ESCRIBIR’ es lo que ‘haces’;
– fíjate que ‘Escribir’ no es mera ‘Acción’;
sino ‘Hacer inteligente’ (intencional y significativo)
Eso es ‘PRAXIS’ … también.
ATRIO son “ESCRITOS” – “Decires y Opiniones”
¿por qué negarle la categoría de ‘PRAXIS’?
Son ‘VISTAS’ (que eso quiere decir ‘Theoría’)
Son ‘IDEOMAS’; superlativamente si están insufladas en un ‘DRAOMA’,
como es tu Asunto: comprensión de una Vida humana (el Galileo)
Desde esta perspectiva mía es que te dije
-‘¿A qué pegarse un tiro en los pies?’
……………………………..
Ad2 (“¿Por qué no hacerlo con lo que fue significando la Palabra ‘DIOS’?”)
“¿Quién la hace?”
Yo (profusamente acá en ATRIO –sin presiones ni apuros)
[también yo hago ‘jovialmente’ lo que puedo],
y “LOS NADIES” (presionados por ‘lobbies’ con ‘Cátedras tituladas’).
Chau!
el DIOS PRIMI-GENIO y ABSOLUTO que no muestra las Cartas ni su Rostro.Si, Oscar, es que no hay otro. Por eso es terrible cosa vivir con el Dios vivo. Esa realidad que tú describes nos es dada y hay que vivir con ella. Pienso y creo que eso es caminar en la presencia del Dios primigenio y Absoluto. El santo evangelio según Salvador Santos ayuda a soportar al Eterno. Por eso no creo – nunca lo he creído – que la renovación decla , de las, iglesias pueda venir de reformar los dogmas o las teorías. Solo caminando sin respuestas a esa cuestión por el sendero que describe como programa Salvador, creo posible tener luz, consuelo y alegria de vivir. Abrazo
Precisamente porque la familia ha cambiado con el transcurso del tiempo. Porque las costumbres son otras. Porque nuestro concepto del mundo mundial, incluyendo el universo, es diferente, porque el Concepto de Dios no es estático, porque muchas personas del mundo occidental no cree en los milagros, porque Dios nadie sabe lo que es y lo tengo comprobado en toda las personas que me rodean y les he preguntado, pero, qué es Dios? Y no me han sabido contestar a la cuarta pregunta, por mil cosas más, no nos queda otra que ser conscientes de que construir una sociedad más justa, donde todos nos sintamos, al menos, menos culpables, tenemos que entender que no depende de un Dios, ni padre, ni hijo, ni espíritu Santo, ni tampoco de madre. Depende de todos los seres humanos, de cada uno de nosotros, de nosotras, sin excepción. Y dejar de meter a Dios por enmedio. Dios juega en otra liga. No digo ni que exista ni que no exista. La verdad, a veces estoy segura de que es una realidad y casi siento algo que me envuelve y otras veces me invade la convicción de que , o sea, imposible.
Pero esto nada , pero nada tiene que ver con lo que entiendo que dice Jesús de Nazaret o de dónde sea. Nada. Es asunto nuestro.
Y eso pienso.
Espero que no lea Atrio el señor cardenal alemán que ha hecho unas declaraciones en España alucinantes, arropado por el insigne Munilla y Lorca Planes. Le puede dar algo de la indignación de pensar cómo una murciana, es decir, de Murcia y mujer , para más inri, se atreve a decir semejante cosas.
Y no se vale echar a los demás la responsabilidad de nuestras frustraciones personales. No se vale decir, aaayy, nos estamos acercando a Armagedon, ya oigo las trompeeeetassss. Vale, pues espabila y empieza a hacer lo que esté en tu mano.
No sé. Ventajas de no tener ligada mi vida a Dios. Y eso que tengo experiencia de recibir ayuda externa. Le pregunté hace poco a un señor psicólogo del que me fío, si hay alguna especie de teoría que pueda ligeramente mantener que en toda la especie humana hay como una especie de conexión. La respuesta fue espectacular. Somos rizomas.
En fin.
Me voy a dormir. Buenas noches.
Carmen, aprovecho tu entrada para decir que estaré fuera de casa y no podré responder hasta bien entrada la tarde a cualquier cuestión que se me plantee.
Abrazos
Hola!
Muy, muy poco -y ese ‘poco’ muy, muy distinto-,
es lo que puede parecerse la ‘vida familiar‘
de HOY a la cotidiana de aquellos ‘pueblitos’ de 2000 años atrás.
Empezando por la “expectativa de vida”
y siguiendo por lo que se nos antoje.
Hoy, el pibe – la piba:
– llega de la Facu
– abre la heladera; da un
-‘¡Hola vieja! -¡Hola viejo!’
y se va a estudiar (¿’teoría”? -si no le cambiaron el nombre)
a su habitación …
… unas horitas después:
– ¡Chau vieja! ¡chau viejo! ¡Acuéstense! Vuelvo tarde.
………………………
Y esto por solo tocar las ‘Figuritas-simbólicas’:
(Padre-Madre-Hermanes-Familia);
porque entrar a parlar sobre ‘Dios’ y su ‘Reinado’
es -por estos lares-, ser un kamikaze, o casi.
Gracias, de todos modos!
Ese es uno de los trabajos de la exégesis: recorrer la gran distancia entre culturas en el largo trecho de tantos siglos para explicar con palabras entendibles en nuestro tiempo el valor y actualidad de lo que en aquella cultura se explicó con expresiones tan distintas.
A mi juicio merece la pena hacer esa tarea. Porque o Jesús se pasó de rosca pensando que su Proyecto era universal y válido para todo tiempo o es que no le hemos entendido todavía. Yo estoy por lo segundo.
Gracias a ti, Oscar.
Un abrazo
Te leo:
“Ese es uno de los trabajos de la exégesis: recorrer la gran distancia entre culturas en el largo trecho de tantos siglos para explicar con palabras entendibles en nuestro tiempo el valor y actualidad de lo que en aquella cultura se explicó con expresiones tan distintas.”
Pues si “ese es uno de los trabajos de la exégesis” ¡hagámoslo!
¿Por qué no hacerlo con lo que fue significando la Palabra ‘DIOS’
en las ‘Agrupaciones’ humanas en la Historia?
Pues bien ¿Por qué no darse cuenta que el Problema radical de cualquier vida humana
(en el tiempo y lugar que sea) es que NO ESTÁ SEGURO de lo que tiene que hacer para seguir viviendo ‘de pie’ (dignamente); tiene que OBLIGADAMENTE que ELEGIR (el ser humano es “ELECTOR” a rajatabla, sin embustes ni lloriqueos.
Él sabe que ‘le puede ir BIEN o le puede ir MAL’;
es su AVENTURA vital,
es su LOTERÍA
es su SUERTE ‘BUENA’ o ‘MALA’
se la juega en su DECISIÓN
Frente a él está EL AZAR
el DIOS PRIMI-GENIO y ABSOLUTO que no muestra las Cartas ni su Rostro.
Todos los ‘Dioses’ subsiguientes son ORTOPÉDICOS
para no quebrarnos en el intento de seguir viviendo.
…
¿Cómo que es ‘infructuoso‘ el pensar tal Asunto?
Gracias!
Hola Oscar
Voy a la cuestión que planteas:
1. Pues si “ese es uno de los trabajos de la exégesis” ¡hagámoslo!
2. ¿Por qué no hacerlo con lo que fue significando la Palabra ‘DIOS’
en las ‘Agrupaciones’ humanas en la Historia?
1. Eso es lo que estoy haciendo desde hace muchos años. Aquellas primeras comunidades dejaron atrás una vida dirigida por leyes divinas y creencias en un dios esquizofrénico y se embarcaron en la utopía de la fraternidad. En esa aventura descubrieron la grandeza de ser humanos con un mismo origen y destino.
2. No niego la importancia de hacer esta exégesis que indicas. ¿Quién la hace? Esa no es mi tarea. Bastante tengo con hacer la que estoy haciendo. Me queda poco ojo y lo dedico a ella por razçon de asumir la responsabilidad de dar lo que tengo y no me pertenece.
A mi juicio la humanidad reclama soluciones prácticas a su cada vez mayor desamparo. Por ahí veo yo dónde emplear tiempo y recursos.
Siempre te estaré agradecido, Oscar.
Un abrazo
Madre mía, Salvador. Has batido tu propio récord.
Creo, creo, me parece que empiezo a entender esa denominación de Padre. Es , me parece, porque todos somos iguales. Y eso lleva a decir que tenemos un Padre común, en el sentido de parecernos a ese Dios que él imagina que tiene que ser. Que desea que sea. Pero no se queda ahí, sino en desarrollar a tope la fraternidad. Porque nadie es mejor que nadie. Ni peor que nadie . Somos hermanos y tenemos que estar bien avenidos , no tenemos otra si queremos mejorar la sociedad. La familia humana. Porque todo repercute en todos. Luego tú podrás entender a Dios como Padre o no, pero lo que no puedes hacer es dejar de comportarte como hermano. Porque perteneces a la gran familia humana. En realidad llega al concepto de un padre común partiendo de que todos somos hermanos. Es así? Es un giro de un montón de grados
Y Si es así, es una revolución en toda regla. Y peligrosa. Porque como convenza a ver quién puede con esto.
Y esa insistencia en amor leal? Leal en todos los aspectos y sentidos que pueda tener el amor? Las relaciones humanas de todo tipo? Es decir, no dejarse comprar de ninguna manera? Esa es la base del Reino de Dios, como lo llamaba Jesús? La lealtad a ese proyecto nuevo?
Soy lenta, lo sé. Pero es que el término Reino de Dios todo lo lía. Y la palabra Padre, también. Porque vivo dos mil años después. Mi concepto de padre es otro y el término Reino de Dios, cuando lo oigo inevitablemente pienso: de qué Dios? Del cristiano? Luego para ser cristianos otros conceptos diferentes de Dios no se valen? Pues entonces estamos como al principio. Exclusión a tope de media humanidad. Luego no sería un proyecto inclusivo. Desde luego, a mí no me incluye. Porque sé quién es mi padre y no sé qué es Dios. No creo que esto tenga la más mínima importancia para eso que tú llamas el proyecto. Lo importe es, insisto, comportarte como hermano.
Y eso he entendido.
Y, desde luego, coincido contigo en que ni la existencia ni la no existencia de Dios se podrá nunca demostrar científicamente. Ni falta que hace. Es suficiente con que no nos hagan aceptar cosas inaceptables para las cabezas del tiempo en el que vivimos. Suficiente. Porque las cabezas cambian. Eso va por otro lado diferente . Y no tengo una sola palabra para intentar expresarlo. A lo mejor se crean con el tiempo.
No sé.
Gracias. Un abrazo fuerte y descansa esa cabeza.
Por ahí va la cosa, Carmen. La fraternidad es, a mi juicio, la gran revolución.
Desde las hormigas a los elefantes, los animales tienen sentido de especie. ¿Tenemos los humanos ese sentido? ¿Seremos capaces de entender la importancia de construir la humanidad, aunque sea a pequeña escala? Si hablamos de la utopía como un sueño humano, ¿por qué no empezamos a hacer realidad ese sueño? ¿No cabe hacerlo independientemente de que algunos piensen que Dios no existe mientras otrosopinen lo contrario? ¿De no poner en marcha esa utopía cómo tener esa experiencia?
Esta vez me toca hacer preguntas.
Un beso, Carmen
Magnífica exposición, apreciado Salvador, partiendo siempre de esto que dices: “…le correspondía ser llamado: el Padre. Fue el nombre idóneo, el más apropiado en aquella cultura”, cultura cien por cien patriarcal en la que, además de otras razones, el único que llevaba la futura vida en su semen era el padre, mientras que la mujer era el sujeto pasivo y receptivo de esa vida y la llevaba a cabo con su gestación. Es una ignorancia que ha perdurado durante siglos. Por eso las mujeres no han pintado nada en la sociedad nada más que para ser madres, ni siquiera ahora en algunas sociedades en las que los hijos y las hijas son propiedad del padre.
Mientras muchas de las atribuciones paternas y adjudicadas a Dios-Padre, siempre han pertenecido a la madre, como la ternura, la ocupación y preocupación, el cuidado, la entrega cotidiana a l@s hij@s y un sin fin de cuestiones que tod@s hemos vivido de nuestras madres aun teniendo unos padres magníficos, hablo por el mío. Incluso a María la madre de Jesús no se la llama por su nombre, sino que quedó convertida en virgen para los siglos por arte de “magia”.
Por lo demás, la praxis de Jesús fue la fraternidad-sororidad con hombres y mujeres cuando lo necesitaron. Y su madre estuvo a su lado hasta en la cruz, como todas las madres lo han hecho y lo siguen haciendo en los momentos más difíciles.
Mientras su madre estaba allí con Él en la cruz, Jesús decía “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”?, ¡qué fuerte! Por su parte, Jesús se preocupaba de que su madre estuviese cuidada por alguien que estaba allí con él. seguramente una mujer (aunque la iconografía tradicional siempre pone a Juan con ellas) Pero Mateo, 27,55, sólo habla de que estaban allí muchas mujeres y menciona a algunas. Lo mismo dice Marcos, 15,40 que sólo habla de muchas mujeres. También Lucas en 23,27-28. Solamente Juan habla del discípulo predilecto en Jn. 19, 26-27. Si hay algún error en mis citas, me lo decís, lo he mirado sobre la marcha y es lo que he visto.
Ahora estoy pensando en dos conocidas mías con hijos con gravísimos ¡¡!! problemas de discapacidad y abandonadas por los maridos y padres de las criaturas por su situación de sus hijos, madres que dejan el trabajo fuera del hogar para cuidar a sus hijos o hijas dependientes. Lo que no quiere decir que todos los padres sean iguales, pero supongo que me entendéis lo que quiero decir. Eso espero.
Yo misma, yo sola (mil perdones por hablar de mí, además del mi pudor personal) he conseguido hacer hablar a una sorda, mi hija, en el momento actual con autonomía plena, con su carrera universitaria y su buen trabajo, mientras mi ex, su padre se desentendió, la dejó en mis manos. También abandonó y dejó en mis manos a otras dos hijas biológicas suyas, (esto es muy difícil que lo haga una madre, aunque haya alguna), formando una maravillosa familia, porque es el amor el que nos hace familia.
Quizá ahora podáis entender porqué, reducir a Dios sólo a padre, me cuesta trabajo, si no es con una exégesis constante cuando digo Padre (también digo Madre) nuestro.
Gracias, una vez más Salvador.
Hola!
El #1. Un antiguo y repetido interrogante: ¿Existe o no existe Dios?
es un alegato en contra de la “teoría” enfrentándola a la “praxis”.
Pero ¿no es, acaso, la “exégesis” una ‘teoría’?
¿A qué, entonces, pegarse un tiro en los pies?
………………………
¿Por qué calificar de ‘infructuosa’ la tarea de ‘SALIR DE LA DUDA’?
Jesús se ‘descubrió’ Hijo de un DIOS-Padre previa DUDA ante un DIOS-Patrón;
pero NO DUDÓ de DIOS, de un ‘Reinado Teocrático’.
Jesús DUDÓ ‘hasta por ahí nomás’.
Hola Oscar
Respondo con brevedad a tus tres cuestiones con un apunte previo y otro final:
No hago un alegato contra la teoría ni la enfrento con la praxis. Hablo de encontrar un consenso práctico a las discusiones teóricas que no logran un acuerdo porque el tema que tratan es indemostrable.
A tus interrogantes:
1. ¿No es, acaso, la “exégesis” una ‘teoría’?
NO.
2. ¿A qué, entonces, pegarse un tiro en los pies?
No hay, por tanto, tiro alguno.
3. ¿Por qué calificar de ‘infructuosa’ la tarea de ‘SALIR DE LA DUDA’?
Solo califico de infructuosa la discusión que NO PUEDE SALIR DE LA DUDA.
Jesús habló de un reinado sin poder (no TEO-CRÁTICO). El artículo lo afirma explícitamente.
Un abrazo
Gracias Salvador!
Antoine de Saint Exupery dice que
‘La palabras se sacan la lengua’
¿Cómo lograr dialogar para entenderse, entonces?
A mi juicio, aceptando el error de pensar que el diálogo consiste en ganarle al otro en un debate.
¡¡¡¡Qué bueno!!!!
Lo he leído varias veces de tanto que me ha gustado.
Me queda una duda, Salvador. Tú partes del punto de entender a Jesús de Nazareth como un “hijo sin padre” y yo no se de donde deduces eso, porque no creo que lo deduzcas de una tradición sobre la maternidad virginal de María (Siempre he pensado que esa tradición obedecía a otras razones) o en caso de aceptar ese suceso, la tradición y el Evangelio dicen que Jesús vivió con sus padres (En el pasaje del niño perdido y hallado en el templo, Lucas menciona dos veces a “sus padres” y ya tenía 12 años) por lo que no veo tan claro que el se considerara un “huérfano” y que fuera o se considerara marginado por ello.
¿Podrías explicármelo?
Hola Antonio
Tienes una primera explicación en este enlace:
https://www.atrio.org/2012/10/leyendo-a-marcos22/.
También se habla del tema en estos artículos:
https://www.atrio.org/2012/02/el-bautista-y-jesus-esos-dos-tipos-tan-raros-i/; https://www.atrio.org/2012/03/el-bautista-y-jesus-esos-dos-tipos-tan-raros-ii/.
Te aporto otros datos:
1. El primer evangelio, el de Marcos, escrito a mi juicio aproximadamente en el 41 (hay unos artículos en ATRIO explicando esta datación; se titulan: Una fecha para Marcos), no menciona el nombre de José. Y cuando habla de su familia se refiere a su madre y sus hermanos, pero no a su padre. Lo hace además marcando distancias entre la familia y Jesús.
2. Los relatos de la infancia aparecen aproximadamente cuatro décadas después de Marcos. Solo escriben sobre ello Mateo y Lucas, y con grandes diferencias entre ellos. Juan tampoco se interesó por esta cuestión. Son relatos imaginados y elaborados con intención de transmitir un mensaje entendible por las comunidades a quienes estaban dirigidos.
3. Datos concretos sobre la infancia, como la fecha de nacimiento de Jesús, nunca interesaron hasta que el a finales del siglo IV, el imperio dominante decretó como única religión al cristianismo e instituyó como conmemoración del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. Esa festividad sustituía a la antigua del Sol Invictus, que celebraba la llegada del nuevo sol y el declive de la oscuridad.
Un abrazo, Antonio